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UNIDAD VIII: DEONTOLOGÍA DE LA PROFESIÓN DOCENTE

1. Obligaciones del educador consigo mismo

El Ministerio de Educación y Justicia de la Nación, considera que los futuros


docentes-alumnos de los Institutos de Profesorado para la Enseñanza
Preprimaria, Primaria y Media deben:
a. Adquirir la formación ético-profesional requerida, en sus
dimensiones individual y social.
b. Desarrollar y afianzar conductas y actitudes relativas a la función
social y a la vocación de servicio inherente al ejercicio de su
profesión;
c. Contar con un espacio para la reflexión, el estudio e integración
de conocimientos teóricos-prácticos sobre el fundamento de las
acciones vinculadas al ejercicio de la profesión docente,
d. Conocer y comprender la responsabilidad administrativa para su
correcto cumplimiento;
e. Adherir a los valores de la cultura nacional, la defensa del estado
de derecho y la convivencia democrática, así como a la armonía
entre los pueblos” (Resolución ministerial nº 564 del 20 de marzo
de 1986)

La educación tiene como fin, y como fruto, tanto la perfección del


individuo como el bienestar de la comunidad nacional e internacional.
El docente es responsable no sólo de todo lo que dice y hace en sus
clases, sino de todo lo que él es, de su comportamiento moral. En función de
esta influencia que su comportamiento moral tiene en sus educandos, el
educador-docente debe organizar las demás manifestaciones de su conducta:
- El equilibrio psicofísico, es decir la igualdad de las dos balanzas,
la psíquica y la física de nuestra personalidad. El equilibro
psicofísico supone firme dominio de la función volitiva sobre los
sentimientos, sobre las emociones, sobre las palabras, los
gestos y los movimientos del cuerpo en general.
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- El decoro, es la manifestación corporal de la idiosincrasia interna


de la persona, de su espíritu: el cuidado que pone cada uno en
el aseo personal, en su forma de vestir, que denota sobriedad y
buen gusto y adecuación a las circunstancias de lugar y tiempo,
sus gestos, tonalidades de su voz y el vocabulario que usa.
- La perseverancia en el obrar, es decir, en el obrar
virtuosamente, es uno de los escollos con que tropieza la vida
moral del ser humano.
- La cosmovisión, es la visión de la inteligencia acerca del origen y
sentido de todo el universo, una interpretación de naturaleza
filosófica, que explique racionalmente el porqué de este mundo
en que vivimos, el porqué de la existencia del ser humano, el
para qué de todo lo que hacemos, etc.
- La actualización y el perfeccionamiento, acerca de los
conocimientos y métodos científicos y pedagógicos modernos, el
análisis y correspondiente crítica de los fundamentos en que eso
métodos se apoyan. Hay que salvar los sanos principios
filosóficos de la educación y eliminar los erróneos, y actualizar
los instrumentos y técnicas, siguiendo el cambio de los tiempos,
en la medida en que se juzga que ayudan a perfeccionar y
agilizar la acción educadora, sin desmedro de la finalidad a que
apunta la educación del hombre. El maestro educador tiene la
obligación de estar informado de los principales movimientos
que obedecen a determinadas concepciones filosóficas sobre la
educación, debe indagar qué antropología sustenta la
divulgación de los métodos y técnicas que se proponen para
innovar la educación de la niñez y de la juventud.

2. Obligaciones del educador en relación con los educandos

El respeto al niño y al adolescente es la base ética de la educación. Si el


educador quiere educar no puede demostrar ni odio ni desprecio ni
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subestimación a sus alumnos, por el contrario debe tener amor, respeto,


aprecio y estima por lo que valen como personas, aunque tengan poca
capacidad para el estudio y se muestren rebeldes a la acción educadora. Es
importante que la educación sea personalizada, el educador debe identificar a
cada alumno por su nombre.
Supuesta la identificación de los alumnos, el educador debe seguir a cada
alumno en cuanto a los siguientes ítems.
- Grado de docilidad o de rebeldía par ajustarse a las directivas de
los que lo educan.
- Grado de atención en las clases.
- Participación activa en las clases.
- Inquietudes manifestadas acerca de los temas dados en clase, o
de otros de carácter cultural.
- Relación de compañerismo con los otros alumnos.
- Índice de servicialidad para con sus compañeros y de
colaboración respecto de la marcha de la institución.
- Aplicación general al estudio.
- Rendimiento escolar por materias.
- Prolijidad en sus tareas escolares.
- Asistencia y puntualidad durante el curso escolar.
- Higiene y aseo personal.
- Actitudes varoniles o femeninas, de acuerdo con su sexo.
- Preocupación por los problemas sociales del país, y de la ciudad
o del pueblo en que se vive.
- Relación con sus padres y hermanos.
- Sentimientos religiosos y morales.
- Temperamento y carácter.
- Asignaturas por las cuales siente preferencia o especial
dificultad.
- Defectos físicos que se manifiestan.
Es necesario que el educador dedique a cada alumno oportunamente y
con medida, el tiempo que necesitare, sin perjuicio de la marcha general de la
clase y sin acepción de personas.
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El educador no debe negar su propio credo aunque sea distinto del


credo de la mayoría de sus alumnos. Tampoco debe convertirse en
propagandista de su fe. El educador debe ser intransigente contra toda
discriminación, religiosa, racial, etc.

3. Obligaciones del educador en relación con sus colegas

Los educadores son colegas dentro de la escuela que los aúna para educar
a la niñez o a la juventud. La actitud laboriosa, el sentido comunitario, la acción
creadora de todos y de cada uno deben coincidir no sólo en el fin que se
proponen, sino también en los métodos operativos que emplean.

La actitud creativa nace espontáneamente, y no en todos los educadores;


pero sí debe haber en todos una inquietud creativa, un afán de buscar y
ensayar cosas nuevas que ayuden a mejorar el proceso educativo, a motivar el
interés de los alumnos. El cumplimiento de los objetivos señalados en las
planificaciones anuales constituye de por sí un alto valor ético.
Esta solidaridad entre todos los colegas, esta comunicación abierta,
espontánea, sincera para obtener logros comunes, no para escalar posiciones
egoístas, son la mejor forma de hacer feliz la convivencia humana, de hacerla
fecunda para los propios educadores y, al mismo tiempo, para los educandos.
Para conseguir una enseñanza integrada, una educación coherente, los
educadores necesitan una permanente solidaridad.

4. Obligaciones del educador en relación con la familia

Los educadores al ser “delegados” por los padres en la educación de sus


hijos, deben mantener una estrecha y cordial relación con la familia de los
alumnos para colaborar con ella en los pedidos que les haga, concernientes al
desarrollo de su hijo, y para que ella colabore con los educadores en el mismo
sentido.
Cuando la familia comunica al educador datos, antecedentes del niño con el
fin de favorecer la marcha del proceso educativo, el educador debe confrontar
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con los resultados de las experiencias realizadas en la escuela y los resultados


de esas confrontaciones los comunicará y comentará con los padres o tutores.
Los educadores están moralmente obligados a difundir, favorecer y apoyar
las iniciativas de la Cooperadora, conscientes de que, de ese modo, el trabajo
compartido por la familia y la escuela, es decir, por los padres y los
educadores, redundará en bien de los alumnos.

5. Obligaciones del educador en relación con la comunidad nacional


Los educadores deben formar al educando para que sea un digno
miembro de la sociedad en que vive, para que sepa actuar como integrante de
la comunidad política, como gobernado o como gobernante. Las responsables
de la cosa pública se forman en las escuelas: funcionarios públicos de hoy
fueron alumnos de ayer; electores de hoy pasaron por las aulas de nuestras
escuelas primarias y secundarias.
Las bases éticas sobre las que se apoyan los actos de gobierno y los
comicios en que libremente se eligen los ciudadanos que gobernarán al país,
se echan en los años de la niñez y de la adolescencia; y son sus principales
responsables los educadores: identificados con los valores esenciales de la
nacionalidad, pero sin tomar posiciones extremistas; con la tradición y la
herencia cultural, pero sin cerrarse a los adelantos de los tiempos nuevos, con
el legado de nuestras gestas históricas, de la cosmovisión occidental y
cristiana que nos legaron nuestros mayores, ellos deben inculcar en sus
alumnos un acendrado patriotismo, ese patriotismo que consiste sobre todo en
defender a la Patria, no solo de los enemigos exteriores, sino también de los
enemigos interiores que amenazan su libertad, socavan su economía y
corrompen el ejercicio de la función pública.
En la escuela debe inculcarse la conciencia política sobre las bases
éticas; la conciencia social, sobre bases tradicionalmente cristianas.
El instrumento legal que resume todas las obligaciones y derechos de
los docentes en lo que hace a la esencia y al ejercicio de su profesión, es el
Estatuto del Docente, Ley 14.473 y normas reglamentarias, sancionado el 22
de septiembre de 1958. Ningún docente debe desconocer la Ley que señala
sus deberes y asegura el goce de sus derechos, con riesgo de incurrir en una
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manifiesta ignorancia privativa, que implica muchas veces una verdadera


culpabilidad ética, aunque no siempre jurídica.

6. Perfil del educador


En las jornadas Pedagógicas Nacionales, realizadas en Concepción del
Uruguay del 7 al 9 de noviembre de 1985 con participación de delegados de
todas las regiones del país, el Tema 3º se dedicó a la elaboración de un Perfil
Docente. Se transcribirá las conclusiones más relevantes:
- Ciudadano apto para vivir en democracia.
- Modificador de su medio.
- Revitalizador de los valores culturales de la Nación y de la
región.
- Personalidad equilibrada, axiológicamente esclarecida y
comprometida.
- Responsable, inquieto intelectualmente, creativo y crítico de la
realidad.
- Abierto a la riqueza de otras culturas y a las distintas ideologías
políticas y religiosas.
- Promotor de todo lo que aporte cultura a sus educandos.

Para lograr el perfil del educador se proponen estrategias que faciliten el


trabajo: en primer lugar una formación ética que baje del plano teórico a las
acciones de las tareas educativas; en segundo lugar la realización de
actividades libres y opcionales; en tercer lugar la planificación de proyectos de
carácter cooperativo; en cuarto lugar mejorar las metodologías del aprendizaje.

7. Rol profesional docente


El rol del docente debe tener como primordial objetivo el logro del hombre
total en la persona del educando, el hombre que pueda desarrollarse en un
sistema social que combine los anhelos de cada individuo con los intereses
generales de toda la comunidad.
La base del rol docente es la armónica formación humana, su equilibrada
personalidad. El profesional docente desempeñará correctamente su rol si
está:
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- Capacitado para la búsqueda, selección y jerarquización de los


contenidos esenciales de las áreas informativas y formativas.
- Instrumentado para investigar.
- Abierto al trabajo interdisciplinario.
- Preparado para la conducción grupal.
- En permanente actualización, sobre todo en lo referente a las
técnicas pedagógicas.
- Atento a los peligros de la rutina y de la improvisación.
Su formación comprende el equilibrio psicofísico, el acopio organizado y
racionalizado de todos los conocimientos científicos inherentes a las
asignaturas que ha de enseñar y el dominio de las técnicas pedagógicas
adecuadas a los niveles de edad de los educandos.
El educador es fundamentalmente un formador de hombres: de esto
debe responder a su propia conciencia y a la sociedad; ésta ha de ser su meta
constante.

8. El docente y la educación permanente


Los nuevos enfoques de las modernas políticas educativas insisten en la
necesidad de proseguir con la educación de los ciudadanos aun después de
terminados los estudios. Esta modalidad, que se denomina “educación
permanente”, abarca, por lo menos en teoría, toda la vida del individuo y puede
ser tanto sistemática como asistemática.
Educación permanente: El perfeccionamiento integral y sin solución de
continuidad de la persona humana desde su nacimiento hasta su muerte.
(Seminario de educación permanente, organizado por el ministerio de
Educación y Cultura en 1970, Bs. As.)
El campo de la educación ha crecido en extensión con esta nueva
modalidad de la Educación Permanente, con la cual se consigue alcanzar una
de las metas más deseadas de la postura ética: que todo el hombre se cultive,
se eduque y se perfeccione de acuerdo con las posibilidades de su propia
naturaleza.

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