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-- Josue 6 - La conquista de Jerico

CAPITULO 6
TEMA: La conquista de Jerico: Victoria a travez de la fe
TEXTO AUREO: 1 Juan 5.4
CONTEXTO: Hebreos 11.30
FECHA: 9 de Mayo del 2010

INTRODUCCION
Este capitulo es una leccion de el poder de la fe. "La fe es la victoria que vence al mundo" 1 Jn.5:4. Nos enseña
como es que una persona puede conquistar, ser victoriosa a traves de su vida. Jerico fue tomada con la ayuda
directa de Dios, para infundir confianza a los Israelitas en iniciar la conquista de pueblos mas poderosos.
Espiritualmente es análogo la mundo que debe vencer el creyente si ha de aspirar a una vida de victoria. La
ciudad debia ser tomada en fe y obediencia a la Palabra de Dios, y no en base a la sabiduria humana o a calculos
humanos sagaces. EI milagro del derrumbamiento de los muros fue un milagro de fe (Heb. 11 :30). De un punto
de vista militar era ridiculo, andar alrededor de la ciudad una vez por seis dias y la septimo siete veces. EI andar
por fe y no por vista (2 Co. 5:7), nunca resulta sensato para el mundano.

Jerico, es un tipo del mundo. EI poder que vence al mundo-siempre es, como en este caso, "La Fe". No hay poder humano y sagacidad
que la pueda lograr. Jerico parecia impregnable, imposible conquistar, una ciudad fortificada con doble muros, unos 20 pies de
anchura y 25 pies de altura. La ciudad se consideraba una gran fortaleza, daba un retrato de poder, con fuerzas del enemigo que el
pueblo de Dios tendria que confrontar para conquistar la tierra prometida.
Rahab y su caso fueron salvados allí queda un lugar en el muro que no fue .tocado, la caso de Rahab, protegida por la sangre, el
cordon de grana. Su fe fue recompensada y do un retrato de nuestro salvacion por la sangre del Cordero de Dios.
La maldicion sobre Jerico, 26-27. Jerico significa "fragancia"- los deleites del mundo que son maldicion, mientras que Jerusalen es
"bendicion". Notemos, que el hombre de Lucas 10:30-35 ( El buen samaritano), descendia de Jerusalen (bendicion), e iba a Jerico
(maldicion). Asi es el hombre cuando es dejado a sus propios deseos, busca su Jerico. La maldicion sobre Jerico se cumplio cuando en
los dias del Rey Ahab, bajo Hiel de Bethel, emprendio una nueva fundicion de la ciudad y continuo con la obra aunque al echar el
cimiento perdió a suprimogenito, y al poner las puertas, a su hijo menor (1 Reyes 16:34)
DESARROLLO
Las instrucciones divinas a seguir (6.1-19)
6.1
-Jericó en nuestros días es la moderna Tell es-Sultan, se encuentra en el territorio de la palestina
-Jericó es una de las ciudades más antiguas del mundo entero
-Se cree que el nombre Jericó significa dios luna, es decir fue edificada en honor al dios luna
-Tambien significa fragancia (del mundo) en contraste Jerusalem es bendicion
-En la parabola del buen samaritano (Lc la.30-35) el descendia de Jerusalem (bendicion) e iba a Jerico (maldicion)
-Los habitantes sin duda estaban aterrorizados (Josue 5.1) pero el temor a Dios solo es el principio (Pr 1.7) no salva
-La ciudad se protegió porque sabían que la guerra era inminente, por eso cerraron les entradas de la ciudad
-En algunas partes los muros median 25 ft de alto y 20 ft de ancho, se consideraba esta ciudad invencible
6.2-5
-Dios dice Josué que la victoria era segura, el enemigo ya estaba en sus manos, pero debían obedecer sus instrucciones
-Las ordenes no hacian ningun sentido pero las murallas caerian por fe (Heb 11.30)
-La primera instrucción era que el ejercito marchara alrededor de la ciudad por 6 días, que era de alrededor de 600 m
-Seis es el numero que representa la manifestación de la maldad, también es un símbolo de el hombre sin Jesús
-El propósito de esta marcha quizás era de un aviso, danto tiempo a que Jericó se rindiera, por su maldad seria destruida
-La segunda instrucción era que 7 sacerdotes llevaran 7 bocinas delante del arca
-El arca era la representación de la presencia de Dios e iba delante de los Israelitas, porque Dios era el que pelearia
-Dios el que pelea por nosotros, él es quien nos venga por eso va delante (Romanos 12.19)
-La tercera instrucción era que los sacerdotes tenían que marchar en el día 7, por 7 veces y tocar las trompetas
-7 es el numero que representa lo completo y de la perfección espiritual. En apocalipsis se menciona más de 50 veces
-El numero 7 se menciona por primera vez en Genesis 2.2-3
-Vemos como aquí los números nos indican la lucha del bien contra el mal, de Dios contra el pecado
-No podemos escapar de las consecuencias de nuestro pecado, la justicia divina nos alcanzara (Gálatas 6.7)
-Usaron las mismas trompetas que usaban en sus festividades, para recordar que la victoria venia de Dios (Num la.9)
-La cuarta instrucción era que el pueblo debía de dar un gran grito
-Esta extraña estrategia militar era para probar la fe que los Israelitas tenían en Dios, porque iba en contra de lo común
-Nuestra vida es por fe y nuestras estrategias de guerra son diferentes a las del mundo (1 Jn 5.4)
-Las armas del cristiano deben de ser espirituales (2 Corintios la.4)
-La quinta orden era que cada guerrero debía de atacar la ciudad de frente después de que cayeran los muros
-La gente de Jericó ya estaba atemorizada por el poder de Dios, al ver caer los números quizás ya no se sostuvieron
6.6-7
-Josué nuevamente dio las órdenes de Dios fielmente a su pueblo
6.8-14
-Ahora vemos al pueblo ejecutando las órdenes de Josué que venían de Dios fielmente
-Para que las cosas funcionen debemos de obedecer la línea de órdenes establecida por Dios
-Al frente iban los guerreros, luego los sacerdotes con el arca y después el pueblo en total silencio
-La marcha se repetía cada día sin aparente resultados, era muestra de confianza y obediencia del pueblo (Salmo 37.7)
-Esta marcha también nos habla de la paciencia del pueblo de Israel
6.15-16
-Nuevamente el numero 7 hace su aparición indicando que era tiempo de la victoria
-Después de la orden de Josué el pueblo grito con un clamor impresionante y los muros fueron derivados por Dios
-Para ver el poder de Dios obrando debemos primero clamar a él (Jeremías 33.3)
6.17-19
-Esa ciudad de perdición era maldita ante Dios, solo la prostituta y su familia debía de ser preservados
-Ellos no debía de contaminarse con lo que se encontraba en la ciudad porque estaba sucio
-Josué pidió que algunas cosas se consagraran a Dios, es decir seria dedicadas o santificadas para su uso
-La consagración incluía matar a todos los ciudadanos de Jericó para prevenir un contagio con ellos (Deut 20.16-18)
La caida de la ciudad (6.20-21)
6.20-21
-El ejército santo siguió las instrucciones perfectamente y con su tremendo grito cayeron los muros de Jericó.
-Grandes terremotos sacuden el valle del Jordán en un promedio de cuatro veces por siglo
-Las excavaciones en Jericó han revelado clara evidencia de un derrumbe de al menos un muro de ladrillo de lodo.
-Esto da credibilidad al evento épico sin detrimento de la maravilla que Dios lo predijo y ejecutó en el momento preciso.
-Toda cosa tenía que ser destruido solo Rahab y su familia seria perdonada, gracias al cordon de grana
-La orden de Dios parece muy radical, pero él ve el futuro y sabia que después ocasionarían mucho daño a su gente
-A veces tenemos que tomar este tipo de decisiones radicales, jugamos con tigres bebes que crecerán y nos mataran
Rahab recordada (6.22-25)
6.22-25
-Finalmente el plan divino se cumplió y Rahab vivió y Jericó pereció
-Dios cumplió su promesa incluso con una prostituta cananea
-A Rahab y su familia se les coloco primero afuera del campamento por eso eran impuros ceremonialmente (Lv 13.46)
-Ella llego a ser limpia y estar en la descendencia de Jesucristo (Mateo 1.5)
La maldicion de Jerico (6.26-27)
6.26
-El profeta Josué pronunció una maldición sobre cualquier persona que tratara de reconstruir la ciudad
-Esta maldición se cumplió 500 años más tarde con la muerte de los hijos de Hiel de Bet-el (1 R 16.34)
-Dios no olvida tarde o temprano llega la bendición o la maldición
Josué 6 – La caída de Jericó
A. La obediencia antes de la caída de la ciudad de Jericó.
1. (Josué 6:1-5) Instrucciones para la batalla.

Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía. Mas
Jehová dijo a Josué: “Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.
Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto
haréis durante seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y
al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen
prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran
voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.”
a. Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel: Jericó misma estaba en
alerta máxima; desde la perspectiva humana, esta sería una batalla difícil, quizás imposible. Sin embargo
desde la perspectiva de Dios, la batalla ya se había terminado, porque Él le puede decir a Josué Yo he(verbo
en pasado) entregado en tu mano a Jericó.
i. Hasta este punto todo ha sido más o menos preliminar y preparativo. Ahora la tarea real delante de
ellos debe ser enfrentada y embestida. Los cananeos deben ser despojados si es que Israel ocupa lo que
Dios les prometió.
ii. Jericó no era una ciudad excepcionalmente grande; pero era importante, una fortaleza formidable. Si
Israel pudiera derrotar Jericó, ellos podrían derrotar cualquier otra cosa que se les enfrentara en
Canaán. De nuevo vemos la sabiduría de Dios como opuesta a la sabiduría humana, Israel se enfrenta a
su rival más difícil primeramente.
b. Rodearéis, pues, la ciudad: El método de guerra era uno que no tenía absolutamente nada de sentido de
acuerdo con la inteligencia militar. Este requería total dependencia en Dios.
i. Requería una gran fe de parte de Josué, porque tenía que explicar a la nación en este plan y guiarla
en el.
ii. Requería una gran fe de los ancianos y de la nación, porque tenían que seguir a Josué en este plan.
c. Y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante: Este era
un plan para la victoria en el cual sería claramente la obra del Señor. No obstante, Dios les dio algo que
hacer, para que Israel pudiera trabajar en sociedad con Dios.
i. Obviamente, era algo que Dios pudo haber hecho sin la ayuda de Israel, pero Él quería que ellos
fueran parte de Su obra – así como Él quiere que seamos parte de Su obra hoy en día.
2. (Josué 6:6-7) Josué les dice a los sacerdotes y al pueblo.

Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes, les dijo: “Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes
lleven bocinas de cuerno de carnero delante del arca de Jehová.” Y dijo al pueblo: “Pasad, y rodead la
ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de Jehová.”
a. Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes: Josué tuvo que decirles a los sacerdotes, porque lo que
se les pidió era inusual. Normalmente, los sacerdotes y el arca del pacto no iban con Israel a la batalla.
b. Llevad el arca del pacto: El arca sería importante en esta victoria, como lo fue en el cruce del río Jordán.
Israel tenía que mantener sus corazones y mentes en el Señor, quien estaba presente con ellos, en vez de poner
sus corazones y mentes de la dificultad de la tarea delante de ellos.
c. Y dijo al pueblo: Josué tuvo que decirle al pueblo, porque lo que se les pidió era inusual. Esta manera no se
acostumbraba para conquistar una ciudad fortificada con paredes.
3. (Josué 6:8-14) La marcha de los primeros seis días.

Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de
carnero, pasaron delante del arca de Jehová, y tocaron las bocinas; y el arca del pacto de Jehová los
seguía. Y los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia iba
tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente. Y Josué mandó al pueblo, diciendo: “Vosotros
no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad;
entonces gritaréis.” Así que él hizo que el arca de Jehová diera una vuelta alrededor de la ciudad, y
volvieron luego al campamento, y allí pasaron la noche. Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes
tomaron el arca de Jehová. Y los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, fueron
delante del arca de Jehová, andando siempre y tocando las bocinas; y los hombres armados iban delante
de ellos, y la retaguardia iba tras el arca de Jehová, mientras las bocinas tocaban continuamente. Así
dieron otra vuelta a la ciudad el segundo día, y volvieron al campamento; y de esta manera hicieron
durante seis días.
a. Y así que Josué hubo hablado al pueblo: Josué no piensa en hacer lo que el Señor le dijo que hiciera. A
menudo, nuestras demoras para obedecer a Dios muestran que realmente no le creemos.
b. Así que él hizo que el arca de Jehová diera una vuelta alrededor de la ciudad: Jericó no era una ciudad
grande, ellos podían marchar alrededor de ella fácilmente en un día. Mientras el pueblo de Jericó vio a los
israelitas marchando alrededor de su ciudad, ellos probablemente sintieron tanto asombro como terror.
c. Esto necesitó valentíade parte de Israel para hacerlo; Israel estaba libre para atacar durante este tiempo, y pudo
haber sido fácil para el pueblo de Jericó atacarlos desde una posición alta de los muros.
d. Esto necesitó resistencia de parte de Israel para hacerlo; la marcha fue por seis días, y ellos tuvieron que
persistir en algo que no parecía tener mucho sentido.
e. En esto, la impotencia de Israel fue revelada; durante seis días de marcha silenciosa, ellos tenían una buena
vista de los muros que parecían impenetrables – ellos sabían que esta era una batalla más grande de lo que eran
ellos.
4. (Josué 6:15-16) La marcha del séptimo día.

Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete
veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces. Y cuando los sacerdotes tocaron las
bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad.
a. Al séptimo día: Esta marcha se dio en un lapso de tiempo de siete días, lo que significa que Israel tuvo que
marchar en un Sábado; pero esta sería una obra de la soberana gracia y poder de Dios, no de las obras humanas.
b. Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad La orden fue dada al pueblo de gritar. Después de días de
silencio, esto viene como un reconocimiento de que Dios les había dado lo que prometió. Jehová os ha
entregado la ciudad.
8. (Josué 6:17-19) Las órdenes de destruir la ciudad y de salvar a Rahab son dadas.

“Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera
vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos. Pero
vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema
el campamento de Israel, y lo turbéis. Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean
consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová.”
a. Solamente Rahab la ramera vivirá: Josué tiene cuidado de cuidar a Rahab. Su fe en el Dios viviente
encontraría apoyo del pueblo de Dios.
b. Josué tuvo que ordenarle al pueblo de Israel de guardarse del anatema. Con esto el se refiere a los ídolos y
cosas asociadas con la adoración depravada y demoniaca del pueblo de Canaán.
i. El juicio severo que es traído contra Jericó, y toda Canaán no vino porque ellos estaban en el camino del
pueblo de Dios. Vino porque esta era gente que estaban en completa rebelión contra Dios y ligados a lo oculto,
tal y como los artefactos recuperados de este periodo lo muestran.
c. Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová: Todos los
objetos de valor son de Dios; Jericó es la "primicia" de la ciudad de Canaán, así que los objetos de valor están
apartados para el tesoro de Jehová.
B. La toma de la ciudad de Jericó.
1. (Josué 6:20-21) Los muros se derrumban y la ciudad es destruida.

Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído
el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad,
cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron. Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad
había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.
a. Y el muro se derrumbó: No se nos dice que Israel sabía que esto sería el resultado de su marcha obediente y
del grito final. Ellos pudieron haber estado tan sorprendidos como el pueblo de Jericó estuvo por la forma en que
Dios decidió entregar a Jericó en sus manos.
b. Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había: ¿Por qué a Israel le fue ordenado que
practicaran tal destrucción total? Porque los mayores pecados de los cananeos eran espirituales: Cuando entres a
la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea
hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni
sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es
abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa
estas naciones de delante de ti. Perfecto serás delante de Jehová tu Dios. Porque estas naciones que vas a
heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová tu Dios.(Deuteronomio 18:9-14)
i. Tal juicio parece duro para nosotros, porque es duro – y nosotros debemos reconocer, que en ocasiones únicas,
Dios mandó que tal juicio pasara. Podía pasar ya sea mediante un ejército que Él uso (como en este caso), o a
través de juicio directamente traído por Él (tal como el caso de Sodoma y Gomorra, Génesis 19:24-25).
c. Israel tomó la ciudad: Ellos tomaron, después que Dios había dado (Josué 6:2). Era claro que Dios dio, pero
que Israel tuvo que tomar por fe obediente y persistente.
i. Así es con cada victoria en la vida cristiana – Dios nos la da en Jesucristo; pero debemos tomarla de Él por fe
obediente y persistente.
2. (Josué 6:22-25) Terminando la batalla.

Mas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: “Entrad en casa de la mujer ramera, y
haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis.” Y los espías entraron y sacaron
a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo; y también sacaron a toda su
parentela, y los pusieron fuera del campamento de Israel. Y consumieron con fuego la ciudad, y todo lo
que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de la casa de Jehová la plata y el oro, y los utensilios de
bronce y de hierro. Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella
tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había
enviado a reconocer a Jericó.
a. Y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis: Rahab y su casa fueron
salvos. Ellos acoplan su fe en el Dios de Israel con un deseo de seguir a través de lo que los mensajeros de Dios
les dijeron que hicieran: quedarse en la casa con el cordón de grana colgado de la ventana (Josué 2:17-19).
b. Y consumieron con fuego la ciudad, y todo lo que en ella había… Mas Josué salvó la vida a Rahab la
ramera: En esto, vemos un contraste entre juicio y salvación. Todo Jericó escuchó acerca del Dios de Israel
(Josué 2:8-11), pero solo Rahab respondió positivamente en fe hacia Dios con ese conocimiento.
c. Y habitó ella entre los israelitas hasta hoy: Esto muestra que Josué fue escrito en el tiempo de Josué; esta no
fue la fantástica reconstrucción de un escritor imaginativo trabajando siglos después de que pasó.
3. (Josué 6:26-27) Josué maldice al hombre que reedifique Jericó.

En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: “Maldito delante de Jehová el hombre que se
levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su
hijo menor asiente sus puertas.” Estaba, pues, Jehová con Josué, y su nombre se divulgó por toda la tierra.
a. Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó: Esto se
cumplió en 1 Reyes 16:34, que dice: En su tiempo Hiel de Bet-el reedificó a Jericó. A precio de la vida de
Abiram su primogénito echó el cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas,
conforme a la palabra que Jehová había hablado por Josué hijo de Nun.
b. Esto completa la historia de la victoria de Israel en Jericó. Podemos aprender de las cosas que marcaron su
victoria.
§ Fe: Josué e Israel creían en el plan de batalla.
§ Obediencia: Josué e Israel siguieron el plan de batalla exactamente.
§ Valor: Israel siguió el plan de batalla a pesar del peligro.
§ Resistencia: Israel siguió el plan de batalla por un periodo de tiempo, aun cuando parecía que nada estaba
pasando.
§ Israel no se apoyó en confabulaciones carnales ni métodos del mundo; su confianza estaba en el Señor, no en
ingenuidad humana.
ra de hoy
julio 7, 2020 1:39 PM
Josué 6: Toma de Jericó
Jos 6:1 Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.
La ciudad de Jericó, construida miles de años antes de que naciera Josué, era una de las ciudades más antiguas
del mundo. En algunas partes tenía muros fortificados que medían hasta 7.50 m de alto y 6 m de ancho. Los
soldados que montaban guardia encima de los muros podían observar muchos kilómetros a la redonda. Jericó era
un símbolo de poder y fuerza militar, y los cananeos la consideraban invencible.
Israel atacaría esta ciudad primero, y su destrucción haría que cundiera el pánico en Canaán. Los cananeos vieron
al Dios de Israel como un dios de la naturaleza porque dividió el Jordán y como un dios de la guerra porque
derrotó a Sehón y a Og. Pero los cananeos no lo consideraban un «dios de fortaleza» que podía conquistar una
ciudad amurallada. La derrota de Jericó demostró que el Dios de Israel no sólo era superior a los dioses de los
cananeos, sino que también era invencible.
Jos 6:2 Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.
Jericó : Una de las más antiguas ciudades del mundo. Las murallas de esta ciudad fortificada abarcaban alrededor
de cuatro hectáreas de terreno; por lo que mucha gente vivía en los alrededores. Los habitantes de Jericó se
refugiaron tras las murallas, temiendo luchar con Israel .
Jos 6:3 Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto
haréis durante seis días.
Jos 6:4 Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis
siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.
Jos 6:5 Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el
pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia
adelante.
¿Por qué le dio el Señor a Josué todas estas instrucciones complicadas para la batalla? Hay varias respuestas
posibles:
(1) Dios quería asegurar que fuera claro e innegable que la batalla dependería de El, y no de las armas o destrezas
de Israel. Por eso los sacerdotes que llevaban el arca iban delante de los israelitas a la batalla, y no los soldados.
(2) El método de Dios de tomar la ciudad aumentó el terror que ya se sentía en Jericó
(3) Esta extraña maniobra militar fue una prueba de la fe de los israelitas y su disposición a seguir a Dios
plenamente. El sonar de las trompetas tenía un significado especial. Ellos habían recibido instrucciones de usar
en la batalla las mismas trompetas que usaban en sus festividades religiosas. Esto era para recordarles que su
victoria vendría del Señor, no de su poderío militar.
Jos 6:6 Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes, les dijo: Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes
lleven bocinas de cuerno de carnero delante del arca de Jehová.
Jos 6:7 Y dijo al pueblo: Pasad, y rodead la ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de Jehová.
Jos 6:8 Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de
carnero, pasaron delante del arca de Jehová, y tocaron las bocinas; y el arca del pacto de Jehová los seguía.
Se narra la toma de Jericó. El texto de la versión de los LXX difiere mucho del texto hebreo; los exegetas, o bien
se esfuerzan por combinar ambos textos, o se pronuncian por uno o por otro. Aun en el supuesto de adoptar el
texto más corto de los LXX, no se eliminan todas las incoherencias de la narración. La solución más obvia
consiste en distinguir entre el texto que se cree primitivo y las adiciones posteriores. Con ello la narración fluye
de manera lógica y desaparecen o se atenúan las dificultades. Es imposible, por ejemplo, armonizar. Schulz,
seguido en parte por Gelin, considera como texto primitivo. El P. Fernández admite dos recensiones, una larga y
otra breve, de las cuales considera como auténtica la última. Según Ubach, dos escribas testigos de los hechos
escribieron cada uno independientemente sus impresiones, haciendo uno hincapié en unas circunstancias y otro
en otras. El relato es una combinación de una doble táctica: una marcha en silencio alrededor de la ciudad
durante siete días hasta el estentóreo grito de guerra, y una procesión con el arca, al son de las trompetas
sagradas, símbolo de la cooperación divina en la empresa 13. Defiende Abel que el redactor final ha querido
unificar dos situaciones sucesivas. Baldi opta por la fusión de dos relatos o tradiciones paralelas dispuestas
psicológicamente de manera distinta. En una tradición se dio más importancia al valor del ejército judío; en otra,
de origen sacerdotal, se puso de relieve la cooperación religiosa. El redactor último trató de conservar estos dos
aspectos de la misma tradición fundiéndolos en un solo relato. Expliqúese como se quiera, lo cierto es que el
texto se presenta con todas las características de una composición literaria heterogénea.
Jos 6:9 Y los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia iba tras el
arca, mientras las bocinas sonaban continuamente.
Jos 6:10 Y Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de
vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis.
El silenciamiento de la incredulidad
Muchos pasajes en la Palabra de Dios nos instruyen a «esperar en Dios», a estar quietos y callados en su
presencia Moisés,; Josafat; David. En este versículo, Josué manda a los hijos de Israel que mantengan silencio
mientras caminan alrededor de la ciudad de Jericó. No cabe duda de que Josué guardaba el recuerdo de que los
40 años de castigo en el desierto se debieron a la murmuración incrédula del pueblo. En esa ocasión, los espías
regresaron con un reporte motivado por lo que la gente ve cuando no está inspirada por el Espíritu Santo. Su
destino quedó sellado cuando pusieron en duda la capacidad de su pueblo para tomar la tierra prometida.
Con estas lecciones históricas en mente, la directriz de Josué sobre mantenerse en silencio constituye una
advertencia para nosotros. Cuando confrontes grandes retos, no permitas que tus labios pronuncien palabras
incrédulas. No te atrevas a pronunciar palabras desmoralizadoras. ¡Las palabras pueden atar y desatar, de ahí la
orden de guardar silencio! Tras escuchar el grito triunfal, se verá la salvación del Señor.
No podemos decidir lo que vemos o escuchamos, pero la renuncia a manifestar duda o temor inclinará nuestros
corazones hacia lo que Dios puede hacer.
Jos 6:11 Así que él hizo que el arca de Jehová diera una vuelta alrededor de la ciudad, y volvieron luego al
campamento, y allí pasaron la noche.
Jos 6:12 Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová.
Jos 6:13 Y los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, fueron delante del arca de
Jehová, andando siempre y tocando las bocinas; y los hombres armados iban delante de ellos, y la retaguardia iba
tras el arca de Jehová, mientras las bocinas tocaban continuamente.
Jos 6:14 Así dieron otra vuelta a la ciudad el segundo día, y volvieron al campamento; y de esta manera hicieron
durante seis días.
Por miedo a los hijos de Israel, la ciudad de Jericó tenía las puertas cerradas; pero Yahvé prometió ponerla en
manos de Josué. Era Jericó una plaza fuerte cana-nea edificada sobre un altozano elíptico de 307 por 161 metros,
dominando la llanura de su nombre. La descripción del ataque de la ciudad por los israelitas es bien conocida.
Pero, como hemos apuntado más arriba, cabe distinguir entre el relato primitivo y las adiciones posteriores de
carácter religioso referentes a los sacerdotes, arca de la alianza y trompetas sagradas. Los soldados de Josué
combatieron contra Jericó y la tomaron. En ciertos ambientes pareció que el relato primitivo era demasiado
pagano, por darse excesiva importancia a las causas puramente humanas que contribuyeron a la conquista de la
ciudad, por lo cual se le añadieron elementos procedentes de ambientes sacerdotales. El relato primitivo, según
Noth, era más o menos el siguiente: . Yahvé dijo a Josué: “Mira, he puesto en tus manos a Jericó. Todos los
hombres de guerra rodearán la ciudad, dando una vuelta en derredor suyo. Así haréis por seis días. Al séptimo
día daréis siete vueltas en derredor de la ciudad. Cuando toque el cuerno., todo el pueblo se pondrá a gritar
fuertemente, y las murallas de la ciudad se derrumbarán. Entonces subirá el pueblo, cada uno enfrente de sí.”
Dijo Josué al pueblo: “Marchad y dad la vuelta a la ciudad.” y se hizo conforme a la orden dada por Josué al
pueblo. Josué dio al pueblo la siguiente orden: “No gritéis ni hagáis oír vuestra voz, ni salga de vuestra boca una
palabra hasta el día en que yo os diga: “Gritad. Entonces gritaréis.” Al día siguiente se levantó Josué bien de
mañanax y se hizo el giro de la ciudad, regresando al campamento. Esto mismo hicieron por seis días. Al día
séptimo se levantaron al alba, dieron siete vueltas en torno a la ciudad. A la séptima. dijo Josué al pueblo:
“Gritad, porque Yahvé os entrega la ciudad.” Entonces todo el pueblo se puso a gritar clamorosamente, y las
murallas de la ciudad se derrumbaron y cada uno subió a la ciudad frente de sí.
Jos 6:15 Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete
veces;
La estrategia no convencional sugerida por Dios incluía caminar en silencio y esperar. Esta peculiar marcha,
repetida día tras día, sin aparentes resultados, constituía una prueba de obediencia y confianza de parte del
pueblo. También evidenciaba el poder de los símbolos utilizados en el culto de Jehová, como se demuestra con el
desfile del arca y el continuo toque de trompetas, solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces.
El número siete simbolizaba la perfección y la obra poderosa de Dios. Se le menciona por primera vez en la
historia de la creación.
Jos 6:16 Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová
os ha entregado la ciudad.
Jos 6:17 Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera
vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos.
Jos 6:18 Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis
anatema el campamento de Israel, y lo turbéis.
Jos 6:19 Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en
el tesoro de Jehová.
Los primeros frutos de la cosecha debían ser apartados para Dios. Así también el botín de Jericó, el primer fruto
de la conquista (guardaos del anatema).
Jos 6:20 Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo
oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad,
cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.
Jos 6:21 Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos,
hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos.
Destruyeron : La civilización cananea estaba tan corrompida que coexistir con ella habría representado una seria
amenaza para la supervivencia y el bienestar espiritual del pueblo hebreo. Aquí Israel es el instrumento de Dios
para enjuiciar a aquellos que han rehusado honrar al Señor.
¿Por qué exigió Dios que los israelitas destruyeran a casi todos y todas las cosas en Jericó? Dios estaba aplicando
un severo castigo a los cananeos por su maldad. Este juicio, o proscripción, regularmente requería que todo se
destruyera. A causa de sus costumbres perversas y su gran idolatría, los cananeos constituían una fortaleza de
rebelión contra Dios. Era necesario arrancar aquella amenaza a la vida recta que Dios requería. Si no, afectaría a
todo Israel como un cáncer (como lo fue en la triste historia del libro de Jueces). Sólo se salvaron unas cuantas
personas y algunos artículos en Jericó, pero esto fue un caso especial. Rahab y su casa se salvaron porque tuvo fe
en Dios y ayudó a los espías israelitas. Se conservaron la plata, el oro y los artículos de bronce y hierro, no para
enriquecer a la gente, sino para embellecer el tabernáculo y los servicios del mismo.
El propósito de Dios en todo esto fue mantener sin contaminación la fe y religión del pueblo. No quería que el
botín recordara a Israel las costumbres de los cananeos.
Dios desea la pureza en todos nosotros de igual manera. Quiere que arreglemos nuestra conducta cuando
comenzamos una nueva vida con El. No debemos permitir que el deseo de ganancias personales nos distraiga de
nuestro propósito espiritual. También debemos rechazar cualquier objeto que nos recuerde una vida de rebelión
contra Dios.
Jos 6:22 Mas Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra: Entrad en casa de la mujer ramera, y
haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis.
Jos 6:23 Y los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo;
y también sacaron a toda su parentela, y los pusieron fuera del campamento de Israel.
Jos 6:24 Y consumieron con fuego la ciudad, y todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de la
casa de Jehová la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro.
¿Cuál fue la causa que provocó el desmoronamiento de las murallas de Jericó? ¿Se produjo este fenómeno, o el
texto sugiere o permite otra interpretación? No es de creer que el griterío (teruah) de la multitud y el sonido de
las trompetas fueran tan ensordecedores que derribaran las murallas. Algunos suponen que ayudó Dios a los
sitiadores provocando a su debido tiempo un terremoto que derribó las murallas. Hizo Dios lo que no pudieron
lograr los israelitas con su griterío y sus trompetas. Es muy posible que el autor sagrado, llevado totalmente de la
idea de poner de relieve la intervención de Dios en la expugnación de la tierra de Canaán, no haya dicho todo lo
que aconteció junto a los muros de la ciudad clave para entrar en Palestina. Es sintomático a este respecto lo que
dice Josué en su discurso de despedida de que las gentes de Jericó combatieron contra vosotros, lo que debe
interpretarse en el sentido de que fueron necesarios varios combates para conquistar la ciudad, y de que, de no
intervenir Dios abiertamente en favor de los israelitas, nunca hubieran éstos penetrado en ella.
El ensañamiento de los israelitas al exterminar todo ser viviente de la ciudad se rige por las leyes del herem o del
anatema, comunes a los pueblos del antiguo Próximo Oriente. Con el anatema (herem) de destrucción, Jericó
debía ser arrasada completamente. Dios manda que las ciudades idolátricas sean destruidas con todos sus
habitantes, animales domésticos y bienes. La misma suerte debían seguir los pueblos enemigos de Israel.
Únicamente se exceptúan de este anatema en nuestro texto el oro y la plata y todos los objetos de bronce y de
hierro, que se destinaban al tesoro de Yahvé, siendo estos objetos conceptuados como anatema de oblación.
Habla el texto del tesoro de la casa de Yahvé porque el autor del relato tiene en su mente la idea del templo.
Jos 6:25 Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó
ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a
Jericó.
Según lo prometido, Dios no sólo protegió a Rahab y a su familia cuando se derrumbaron las murallas, sino
también durante el saqueo (2.12-21). Rahab fue la tatarabuela del rey David.
Jos 6:26 En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se
levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo
menor asiente sus puertas.
Jos 6:27 Estaba, pues, Jehová con Josué, y su nombre se divulgó por toda la tierra.
La maldición invocaba la ira de Dios contra alguien. Esta maldición se cumplió 500 años más tarde con la muerte
de Abiram, hijo de Hiel de Bet-el.
Esta maldición se cumplió cuando un hombre llamado Hiel reedificó a Jericó y por lo tanto murieron su
primogénito y su hijo menor.
Los espías cumplieron la promesa hecha a Rahab, salvando a ella y a toda la familia. En un principio la mujer
ocupó un lugar “fuera del campamento de Israel”, pero más tarde “habitó en medio de Israel hasta hoy,”
figurando en la genealogía de Jesucristo. Josué maldice al que intente reedificar de nuevo la ciudad de Jericó. La
imprecación de Josué cumplióse con Hiél, en el siglo IX. Parece que el texto alude a la costumbre cananea de
sacrificar un niño en la fundación de una ciudad, costumbre que imitaron algunos israelitas. Dios condenaba este
infanticidio.
Las Excavaciones de Jericó.
Grandes esperanzas pusieron exegetas e historiadores en las excavaciones de Tell el-Sultán para conocer las
modalidades de la toma de Jericó por parte de los israelitas, aportando con ello luz al texto oscuro, enigmático y
complejo de la Biblia. Las primeras fueron llevadas a cabo por los alemanes E. Sellin, E. Langenegger y G.
Watzinger, durante los años 1907-1913, cuyos resultados fueron publicados en 1913. Algunas de las
conclusiones de los citados excavadores fueron censuradas, por lo que se pensó en reanudar las excavaciones con
mejor base científica. La tarea fue confiada a J. Garstang, bajo los auspicios de Palestíne Exploration Fund,
siendo excavado el Tell desde 1930-1936. El mérito principal de Garstang consiste en haber trazado la evolución
histórica de la ciudad. La primera ciudad (precananea), fundada hacia el año 3000 antes de Cristo, se hallaba en
la parte septentrional de Tell. La primera ciudad cananea fue edificada sobre las ruinas de la anterior hacia los
años 2100 ocupando la parte mas alta del Tell en una extensión aproximada de dos hectáreas. Sus murallas eran
de ladrillo con bloques ¿e piedra en los fundamentos. La segunda ciudad cananea surgió entre 1900 y 1600, y
puede considerarse como ampliación de la limera; ocupa una extensión de dos a cinco hectáreas. Una sólida
muralla protegida con una rampa o glacis envolvía la ciudad. Es ésta la ciudad más próspera de todas por
coincidir con la época de los hicsos, a juzgar por un escarabajo egipcio de la XIII dinastía encontrado en el lugar.
Por circunstancias desconocidas, la ciudad fue destruida y abatidas sus murallas hacia el año 1580. Otra vez fue
reedificada, protegiéndola con un muro hacia el año 1500. Las nuevas edificaciones desaparecieron por efectos
de un cataclismo, sobre cuya fecha discuten los arqueólogos. Garstang lo fija entre los años 1400 y 1385; W. F.
Albright, entre 1360 y 1320. El gran arqueólogo H. Vincent, basándose en algunos restos, vajilla y cerámica
ilustrada, señala la fecha de la destrucción de esta ciudad en la segunda mitad del siglo xm, y más concretamente
en 1250. Esta última hipótesis tiene en su favor el registro de las ciudades conquistadas por Ramsés II,
encontrado en los muros de un templo de Amarah, en la orilla izquierda del Nilo. Entre los nombres de las
ciudades asiáticas conquistadas por el monarca figura la de Jericó16. Estas divergencias profundas entre
arqueólogos tocante a la fecha de la destrucción de Jericó movieron a la British School of Archaeology y a la
American Schools of Oriental Research a emprender nuevas excavaciones, que dirigió la señorita K. Kenyon. Su
finalidad principal era zanjar definitivamente las discusiones en torno a la fecha de la destrucción de Jericó
(ciudad D). Las excavaciones empezaron en 1952. ¡Cuál no fue la sorpresa al comprobar que la. ciudad de Jericó
de Josué se volatilizaba bajo los golpes de los picos de los obreros especializados! ¡Ningún resto de la ciudad
bíblica se encontró en Tell el-Sultán! El doble muro (muro D) atribuido por Garstang al Bronce reciente, y, por lo
mismo, identificado con el que fue destruido en tiempos de Josué, no es más que una parte del complejo sistema
defensivo, reconstruido y retocado varias veces durante el tercer milenio (Bronce antiguo y medio). Ningún
rastro de cerámica en toda el área excavada del Bronce reciente, o sea, de los tiempos de Josué. Los excavadores
de Tell el-Sultán han perdido toda esperanza de encontrar la Jericó de Josué a causa de haber desaparecido las
edificaciones de la superficie o por la erosión o por obra de los hombres. A tenor de los resultados de las
exploraciones arqueológicas, hacia el año 1200, fecha de la conquista de Canaán, no existía Jericó, o al menos no
quedan vestigios arqueológicos de la misma.
La Arqueología y el texto Sagrado.
La comprobación de que la ciudad del Bronce reciente (ciudad D) fue destruida por un cataclismo o por el fuego
produjo en el ánimo de J. Garstang la más grande satisfacción. Para concordar los resultados arqueológicos con
el texto bíblico, colocó Garstang la fecha del éxodo en tiempos de Amenofis II (1447-1442), y la conquista de
Jericó hacia el año 1400. Pero, como vimos en la introducción, la sentencia más corriente hoy día fija la
penetración de Josué en Palestina hacia el año 1200. Por lo mismo, las cenizas encontradas por Garstang
corresponden a una destrucción de la ciudad en tiempos anteriores al incendio provocado por los soldados
israelitas. Con el fin de solventar estas dificultades se recurrió a la hipótesis de varios éxodos de israelitas de
Egipto. Cabe otra, que ha señalado la señorita Kenyon, según la cual, sobre los restos de la ciudad de 1900-1600
a.C. pudo levantarse otra más reciente, que ha desaparecido, víctima de la erosión, sin dejar huellas sobre el Tell.
Puestos a enjuiciar toda la cuestión, cabe admitir que el v.20 puede interpretarse en el sentido de que las varias
vueltas del ejército israelita en torno a Jericó, con las consiguientes amenazas para los que se negaran a
entregarla, impresionaron y descorazonaron a los defensores de tal manera, que la resistencia de la guarnición se
derrumbó (wattippol hahomah), entrando los israelitas en la ciudad. El término homah significa muro, pero se
emplea también en el sentido de guarnición, protección: Nos protegían de día y de noche todo el tiempo. En este
texto, un criado de Abigail confiesa que las gentes de David eran para ellos un valladar, una protección. Con esta
explicación se comprende que la casa de Rahab quedara en pie, lo que no habría sucedido en el caso de haberse
derrumbado los muros. Con ella se armonizan los datos de la arqueología con los de la Biblia. Al presentarse
Josué ante Jericó, encontró a los cananeos atrincherados detrás de las imponentes ruinas de una ciudad que fue
destruida antes por causas desconocidas hasta el presente. El ejército israelita luchó, venciendo la resistencia
cananea. Según 24:11, ante Jericó hubo fuertes combates, hasta que la suerte se inclinó por los israelitas.
Algunos autores ven en el relato de la conquista de Jericó huellas de un estilo épico. Escribe Delorme que toda la
narración tiende a destacar la importancia de esta victoria y atribuirla a Yahvé. En el relato se hace uso del
énfasis, se recorta la participación de los valores humanos en el éxito de la empresa, se citan cosas insólitas y
maravillosas. Nunca sabremos ciertamente cuáles fueron los pormenores de la toma de Jericó ni cuál fue la mente
del autor sagrado respecto de los mismos. Pero, si los pormenores son oscuros, está patente, en cambio, que la
toma de la ciudad abrió a los judíos las puertas de Canaán. Si Dios no hubiera luchado junto a los israelitas,
difícilmente hubieran cedido las defensas de la ciudad, ni su guarnición se hubiese rendido.
Toma de Jericó
Las instrucciones divinas
De nuevo, cada evento comienza con la palabra de Jehová a Josué, manteniendo de esta manera el hecho de que
la toma de Canaán es y será un acto divino. él es quien entrega, quien ordena y quien dirige en forma soberana la
historia de este pueblo.
Las fuerzas militares de Jericó estaban preparadas para el combate. Era una situación especial, tipo “toque de
queda”; nadie podía entrar ni salir. Era la manera de prepararse para un combate, la forma lógica y humanamente
previsible ante estas circunstancias: esperar la iniciativa del que llegaba.
Esta lógica militar no es un obstáculo para Jehová y sus propósitos. Las palabras a Josué son de aliento y de
ánimo para que confíe en las promesas del Dios que los sacó de Egipto y obra extraordinariamente a través de su
historia.
La táctica que se recomienda contrasta con las ofensivas que cualquiera puede esperar en estos casos:
Humanamente hablando, la estrategia habría sido ir de frente con los guerreros. Aquí, en la táctica que el ángel
describe, los sacerdotes y los combatientes (“los hombres de guerra”) rodearán a Jericó durante siete días,
número simbólico que implica la perfección del acto divino.
El “muro”x no se refiere necesariamente a la totalidad del que rodeaba la ciudad, sino al que estaba seguro en
frente, visualmente a la llegada de los viajeros. Aunque los hallazgos arqueológicos no ofrecen resultados
satisfactorios acerca de la fecha y la manera en que fue destruida la ciudad, tampoco ofrecen elementos para una
refutación del hecho. Lo cierto es que la ciudad fue destruida y que ese enemigo potencial que era el rey y la
ciudad se desvanecieron, siendo sobrepasados por la presencia de los hebreos.
Salvación en medio del juicio
El juicio de Dios sobre la ciudad, entendida ésta como el sistema tributario de expoliación de los habitantes de la
tierra, es un hecho que no se puede empequeñecer con explicaciones racionales sobre la caída de la ciudad. La
destrucción de esta ciudad fue un hecho portentoso de Jehová al cumplirse los siete días. La participación de los
sacerdotes que llevaban el arca recuerdan el paso milagroso del Jordán. Todo el proceso se convirtió en un paso
más de la victoria que Jehová había prometido a Josué y al pueblo.
Las instrucciones de Josué son llevadas a cabo con éxito porque responden al plan de Jehová y no meramente a
una táctica militar.
Hay una correlación constante entre la palabra de Jehová que es atendida y puesta en práctica con los resultados
esperados de tal evento. Quizá esta obediencia estricta a las instrucciones de Dios suene hoy un poco incómoda,
pero lo cierto es que escasea sensibilidad y decisión para atender la voz de Dios cuando este habla en su Palabra
clara y llanamente acerca de sus propósitos con su pueblo.
El hecho más destacado en este pasaje es el juicio divino contra la ciudad. Es congruente con su propósito de
crear un pueblo nuevo; también lo es en el sentido espiritual, porque declara anatema todo lo que había en la
ciudad como los ídolos y la infraestructura del sistema religioso que el uso de los metales implicaba.
Expresa claridad acerca del juicio contra la acumulación de esas riquezas quizá para usos religiosos que
finalmente beneficiaban a los reyes. Ese tesoro no va a pasar ahora a manos de Josué ni de los sacerdotes; por el
contrario, el pueblo de Jehová no debe reproducir ese sistema tributario que había permitido la recolección de
todos estos materiales en la ciudad. Estos elementos harán parte del “tesoro de Jehová”. Él es el dueño de la tierra
y va a repartir a las tribus equitativamente, aunque en realidad seguirá siendo el poseedor. En cuanto al botín que
la captura de la ciudad produciría, el entregar los elementos a Jehová garantizará que ninguna familia o tribu se
arrogue derechos o privilegios que puedan atentar contra la unidad del pueblo que se está construyendo. El tesoro
de Jehová es el tesoro para todo un pueblo, mientras que el tesoro de un grupo no siempre garantizaba que otros
grupos disfrutaran de él. Es importante notar cómo la unidad del pueblo se va forjando en torno a Jehová. Si esto
significaba algún sacrificio para algunas tribus importantes en Israel, era con el fin de que en última instancia
toda la comunidad de la fe en Jehová fuese bendecida por su presencia.
En medio del juicio, hay salvación. Rajab fue partícipe de las bendiciones de Jehová porque participó de la fe en
él. Este hecho muestra que el juicio de Jehová no era un simple e indiscriminado genocidio; la salvación de
Rajab es un símbolo del interés que Dios tiene por los que no eran éticamente hebreos.
Cualquier intento de utilizar estos hechos para afirmar nacionalismos baratos queda desvanecido por la evidencia
que el texto ofrece al enfatizar que Josué siempre estuvo pendiente de la vida de Rajab y su familia. La opción de
Jehová por un pueblo no fue excluyente. Realmente tenía por objeto el ser inclusiva y manifestada a toda la
humanidad.
Es interesante que el texto mencione la profesión de Rajab, “…preservó la vida a la prostituta Rajab…” No
parece ser algo dicho en forma peyorativa sino que sirve como una muestra de la inclusividad que el pueblo
hebreo practicó durante la toma de la tierra prometida. Hay una enseñanza para el pueblo de Dios al mencionar a
este personaje, mujer y prostituta, incluida en la salvación que Jehová hizo en esta ocasión, preconizando las
palabras del apóstol Pablo.
Dos aspectos pueden enfatizarse: Por un lado, la gracia de Dios ha actuado en toda la historia. Si bien se habla de
dos pactos, esto no implica que en el primero Dios fuera intransigente y feroz. La verdad es todo lo contrario, y
el juicio divino no excluye la bondad y la misericordia. Tampoco el llamado pacto de gracia significa una gracia
barata sin juicio y condenación para los que no creen.
Además, por el otro lado, está la enseñanza que encierra el acto salvífico de que fue objeto Rajab y su familia. Es
necesario aprender a aceptar a otros como Dios los acepta, no importando su origen social o económico, su
trayectoria pasada, pues si Dios los acepta es porque quiere restaurarlos a una vida plena, y darles parte en el
proyecto de un nuevo pueblo recreado para una nueva tierra y cielos nuevos. La discriminación no puede ser una
característica del pueblo de Dios. Esos prejuicios no deben hacer parte de la tarea misionera que se le ha
encargado. El escritor bíblico subraya que Rajab había habitado entre los israelitas “hasta el día de hoy”.
Evidentemente fue aceptada y asimilada en el nuevo pueblo que ocupó la tierra de Canaán. No se debe confundir
la radicalidad que Jehová exigió al pueblo, en el sentido de ser fieles solamente a él y en la destrucción posterior
de santuarios o la prohibición de cualquier reconstrucciónx, con caer en la discriminación social, étnica o de otro
tipo. Lamentablemente esta fue la actitud asumida posteriormente por parte del pueblo de Israel. La historia del
pueblo escogido no puede confundirse con la historia de una nación en términos exclusivistas, sino de un pueblo
que integró a otros en la medida en que participaron de la fe en Jehová como único Dios al cual debían rendir
culto y mantener la obediencia.

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