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EL GOZO DE LA RESURRECCION

Cada fecha en la historia – incluyendo tu cumpleaños – está relacionada con la resurrección


de Jesucristo. Cada vez que escribes una fecha, estás usando a Cristo como la base. Cuando
decimos 2014... 2015... 2016, ¿desde dónde? Desde el nacimiento, la muerte y la
resurrección de Jesucristo. Incluso los ateos se refieren a Cristo cada vez que escriban una
fecha.

La resurrección de Jesús logró muchas cosas diferentes. Dividió la historia A.C. y D.C. Pero
lo primero que hizo, fue validar la identidad de Jesús. Probó que Él era quien decía ser. A lo
largo de la historia, mucha gente afirmó ser Dios. Pero Jesús dijo: Voy a probarlo, permitiendo
que me maten, que muera en la Cruz y luego voy a regresar vivo a los tres días y voy a
caminar alrededor de Jerusalén por cuarenta días.

¿Te lo imaginas caminando por la calle? Tú lo pusiste en la Cruz, ¡y está de regreso! ¡Sería
algo extraño!

Jesús también probó, por medio de la resurrección, que hay vida después de la muerte. Esa
muerte no es el fin de la historia.

Lo que quiero que veamos es el hecho de que Jesús nos dio un modelo en su muerte, su
sepultura y su resurrección. Él nos dio un modelo de cómo manejar los momentos difíciles de
la vida.

La Biblia dice esto. 1 Pedro 2:21 “Pues para esto fuisteis llamados; porque también
Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas.”

En otras palabras, a través de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús, Él te dejó el


ejemplo de lo que debes hacer en los peores días de tu vida.

Déjame explicarte. La muerte, sepultura y resurrección de Jesús ocurrió en tres días.

 El viernes fue el día de dolor, sufrimiento y agonía.


 El sábado fue el día de la pérdida, dolor, confusión y miseria.
 El domingo fue el día de alegría, celebración y victoria.

En tu vida vas a pasar por esos tres días y una y otra vez. Ahorita algunos de ustedes están
en el día del dolor. Ahorita algunos de ustedes están en el día de confusión y duda.
Esperanzadamente llegarás al día de la alegría. Pero muy seguido vas a ir a través de estos
tres días.

Cuando lo hagas, te vas a hacer tres preguntas fundamentales. ¿Qué hago en mis días de
dolor? ¿Cómo paso a través de mis días de dudas y confusión? ¿Cómo llego a mis días de
victoria y de gozo? Te voy a enseñar lo que Jesús hizo en los peores días de Su vida, para
que sepas qué hacer en los peores días de tu vida. Y no sabes cuándo van a llegar.

Eso es lo que vamos a ver hoy.

I. VIERNES: EL DIA DE DOLOR Y SUFRIMIENTO

El viernes fue el día del dolor. Y Jesús experimentó el dolor en su máximo nivel.

La Biblia nos dice que fue azotado, que estaba herido, que fue escupido, que fue maltratado,
que le pusieron una corona de espinas en el cráneo, que fue azotado.

¿Qué es ser azotado? Flagelación es diferente a una paliza. Es un largo látigo con una
especie de gato-con-nueve colas al final del mismo. Se atan trocitos de hueso, piedra y vidrio
al final para que cada vez que golpean, arrancan la espalda. Así nueve veces, cuarenta
latigazos, puedes imaginarte el número de heridas que le fueron causadas a Jesús antes de ir
a la cruz.
Luego se lo llevaron y sin dormir, sin comida, sin agua, estuvo despierto toda la noche y lo
llevaron y clavaron a una cruz, que es una de las peores formas de tortura que te puedas
imaginar. La muerte de la crucifixión es muerte por asfixia. Por eso, a menudo les rompían los
huesos de las piernas, para que no pudieran soportar más y no pudieran seguir respirando.

Jesús experimentó el máximo dolor físico.

Pero también vivió el máximo dolor emocional. Porque la muerte en la Cruz fue una
muerte por humillación. ¿Te gustaría ser desnudado y clavado a una cruz y luego dejar que la
gente te viera morir? Fue una muerte de humillación, una muerte de degradación, una muerte
de vergüenza. Pasó por el dolor del rechazo. Pasó por el dolor de la traición. Y muchos de
ustedes saben el dolor que eso provoca.

Pero luego hubo otro nivel de dolor que ninguno de nosotros ha experimentado a ese grado.
Ese es el dolor espiritual.

Jesús murió en la Cruz por todos los pecados de la humanidad, lo que significa que llevó la
culpabilidad de cada crimen de maldad y todo pecado a lo largo de la historia, toda esa culpa
sobre Él en un momento. ¿Te gustaría cargar con la culpabilidad de cada asesinato, cada
violación, todos los abusos, el Holocausto, cada genocidio, cada cosa mala, cada
inhumanidad al hombre? – Él tomó toda esa culpa para sí mismo. Y Él pasó por el infierno de
la separación de Dios cuando él clamó en la Cruz: “¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué me has
desamparado?"

Así que nunca hemos experimentado esa clase intensa de dolor físico, mental y espiritual
combinados.

Una cosa de la que puedes estar seguro acerca de Jesús es esta: Él entiende el dolor. Y Él
entiende cada dolor por el que pasas y se compadece.
La Biblia dice en Hebreos 4:15, “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda
compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según
nuestra semejanza, pero sin pecado”.

Entonces, ¿qué haces en tus días de dolor? Haces las dos cosas que Jesús hizo en el
último día de su vida.

1. ACÉRCATE A LOS AMIGOS

Llamó a sus amigos más cercanos y les dijo, sólo necesito que se queden conmigo. No
necesito sermones, no necesito discursos, no necesito consejos. Sólo tienen que estar
conmigo.

Este es el ministerio de la presencia. Él dijo, necesito ir a orar. Y va a Su lugar de oración


favorito. Era llamado el Huerto de Getsemaní. Así que lleva a Sus once hombres más
cercanos – Judas había muerto. Estas personas han pasado tres años y medio con Él. Son
sus amigos más íntimos. Y Él dice, en mis días de profunda necesidad, en mi hora de dolor
más grande, sólo necesito que mis amigos pasen un tiempo conmigo.

Nota que la Biblia dice en Mateo 26:36 DHH, “Luego fue Jesús con sus discípulos a un
lugar llamado Getsemaní, y les dijo:

—Siéntense aquí, mientras yo voy allí a orar.

37 Y se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse muy triste y
angustiado. 38 Les dijo:

—Siento en mi alma una tristeza de muerte. Quédense ustedes aquí, y permanezcan


despiertos conmigo.”

Ese pasaje de la Biblia nos habla de dos hechos sorprendentes. Incluso el Hijo de Dios
necesita amigos en medio del dolor.

Esto es exactamente lo contrario de lo que haces normalmente.


 Cuando tú estás sufriendo, te aíslas. Te alejas de las relaciones.
 Cuando tienes dolor físico, -cuando tienes un dolor crónico, -cuando tienes un dolor
emocional, -cuando tienes un dolor mental, -cuando has tenido un fracaso, -cuando has
tenido una herida enorme, -cuando estás avergonzado, te empiezas a aislar.

¡Eso es una tontería! Es un error que te alejes de tus amigos en tu dolor. Dios nunca quiso
que fueras por la vida solo. Él quería que ellos compartieran contigo tu dolor. Y Él quería que
tú compartas su dolor con ellos, cuando ellos están sufriendo. No te aísles.
Él les dice exactamente cómo se siente y dice "mi corazón está tan abrumado y destrozado
por la tristeza, que ya siento que me estoy muriendo".

Dios dice, no quiero que reprimas tu dolor. No quiero que suprimas el dolor. Quiero que
expreses tu dolor a tus amigos y quiero que me confieses Tu dolor. Tienes que sacarlo.

Gálatas 6:2 "Lleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo.”

La Biblia dice que Dios me ordena estar ahí para ti, cuando estás sufriendo. Y a ti se te
ordena estar ahí para mí, cuando yo estoy sufriendo.

Así que empiezas a reunirte con amigos. Cómo Jesús lo hizo.

Los amigos pueden estar allí y comprender la profundidad de tu dolor, pero no entienden la
profundidad real de tu dolor como Dios. Y los amigos tienen otras cosas que tienen que hacer.
Los amigos se cansan; Dios nunca se cansa.
El hecho es que los amigos de Jesús en el Huerto de Getsemaní, esa noche, en su hora de
necesidad más profunda, se quedaron dormidos.

Por lo menos, estuvieron allí. Pero los amigos no pueden estar allí todo el tiempo. Pero Dios
nunca se cansa. Así que la segunda cosa que tienes que hacer cuando estás en el viernes de
la vida, los días de dolor, es:

2. ACÉRCATE A DIOS

Te acercas a Dios. No sólo te acercas a tus amigos. También te acercas a Dios.

¿Cómo haces eso? Lo haces orando. Esto es otra cosa que Jesús hizo justo antes de que se
enfrentara al peor dolor de su vida. Fue y oró.

La Biblia dice esto en Marcos 14:35-36, “En seguida Jesús se fue un poco más adelante,
se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y pidió a Dios que, de ser posible, no le
llegara ese momento. 36 En su oración decía: «Abbá, Padre, para ti todo es posible:
líbrame de este trago amargo; pero que no se haga lo que yo quiero, sino lo que
quieres tú.»”

Él está diciendo Abba. Abba es la primera palabra que aprende cada niño del Medio Oriente.
Cualquier bebé puede aprender a decir Abba. Significa papá.

Y Jesús está diciendo que cuando estés en tu peor día de dolor y necesites hablar con Dios,
no uses un lenguaje elegante. No digas, Oh, Tú, el más justo, omnipotente, creador del
universo que estás… ni uses todos estos grandes términos teológicos. Tú dices, ¡Papi!
¡Ayúdame! Eso es lo que haces. Ven a Dios y dile, ¡papá! Ayúdame. Porque tu Padre
Celestial te ama. Así que Jesús ora, Abba, Papá, Padre.
Y aquí está lo que Él ora, “«Abba, Padre —clamó—, todo es posible para ti. Te pido que
quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no
la mía».”
Escucha con atención. Este es un patrón. Jesús oró tres cosas en su día de dolor más
profundo. Cuando estás orando a Dios y tu corazón se rompe y no sabes hacia dónde voltear.
Haces la oración de Getsemaní.

 ¡Yo sé que Dios puede hacer cualquier cosa! Primero, afirmas el poder de Dios. Si
creaste el universo, puedes hacer cualquier cosa. Sé que Tú puedes hacer cualquier
cosa. Afirmas el poder de Dios.

 ¡No quiero este dolor! Segundo, expresas tu deseo. Dices, No quiero este dolor. Dices,
¿Está bien quejarse con Dios? Por supuesto que es normal quejarte con Dios. David lo
hizo todo el tiempo en el libro de los Salmos. Se llaman los Salmos de lamento. Jesús lo
hizo. Si está bien que Jesús lo haga, ciertamente está bien que tú lo hagas.

 ¡Lo que más quiero es la voluntad de Dios! Lo tercero es darle Tu confianza. Quiero tu
voluntad, no la mía. Sé que me amas. Sé que sabes lo que es mejor para mí. Sé que tú
sabes lo que me hará feliz más de lo que yo lo sé. Así que yo quiero tu voluntad y no la
mía.

Mientras Jesús terminaba de orar, aparecen soldados y lo arrestan. Lo llevan a través de seis
juicios simulados falsos. Todos ellos eran ilegales. Tres judíos, tres juicios Romanos. Todos
fueron en la noche, lo cual era ilegal. Eran sólo engaños. Luego lo torturaron, todas las clases
de tortura. Luego lo clavaron a una cruz y Él muere y lo pusieron en el suelo.

II. SABADO: EL DIA DE LAS EMOCIONES CONFUSAS

Ahora vamos al segundo día. Están los días de dolor y sufrimiento. Los sábados son los días
de duda y confusión. Imagínate cómo se sintieron los discípulos cuando vieron al Mesías, al
Hijo de Dios, crucificado por los romanos, bajado y puesto en una tumba y habiendo sellado la
tumba. Todos dicen, ¿qué sucedió? Ellos están pensando, sabemos que Jesús podría
haberse bajado de esa cruz en cualquier momento porque
 lo vimos hacer todos los milagros en los últimos tres años y medio.
 Lo vimos sanar a los enfermos.
 Lo vimos dar vista a los ciegos.
 Lo vimos resucitar a los muertos.
 Lo vimos caminar sobre el agua.
 Lo vimos calmar las tormentas.
 Si Él creó el universo, Dios puede hacer lo que quiera en el universo.

No fueron los clavos los que mantuvieron a Jesús en la cruz. Fue amor. Fue Su amor por ti.
Es lo que Él vino a hacer. Él dijo, "Por esta razón he venido al mundo".

Pero imagínate la confusión. Hay un profundo dolor. Este Mesías que se supone que derrocó
al Imperio Romano y que liberó a Israel, ahora los romanos lo han matado y Él está muerto en
la tumba. ¿Eh? ¿Qué pasó? Es un día de confusión masiva. Eso son los días de la vida
cuando dices, ¿Por qué sucedió eso? Dolor profundo. Gran pérdida. Desilusión. Duda.

La Biblia dice que todos ellos se dispersaron. - Fuimos cobardes. Nos fuimos sin permiso.
Lo dejamos solo. Lo abandonamos. Desertamos. Todos están avergonzados. Pedro había
dicho, Señor yo nunca podré negarte. Y esa noche lo niega tres veces.

Hay probablemente algunos temores mezclados. Dicen, Espera un minuto – mataron a Jesús.
¿Ahora vienen por nosotros? ¿Los romanos van a venir por nosotros ahora? Somos Su
familia. Somos Sus seguidores más cercanos. Ellos mataron a Jesús. ¿Van a matarnos? Así
que tienen miedo.

Por supuesto que hay confusión. ¿Qué hacemos ahora?

Cuando estás en esos días de la vida, estás en el limbo. Has estado allí muchas veces. ¿Qué
sucedió?
 Aceptaste un nuevo trabajo o empezaste un nuevo negocio y tenías mucha esperanza en
que va a ser muy bueno y grandioso y puedes incluso haber sentido como si Dios te
hubiera llevado a iniciar ese negocio, o ese trabajo. Después no funcionó y te despidieron.
 O la empresa va en pique y tú estás en bancarrota y dices, Ahora ¿qué se supone que
voy a hacer?
 O en un matrimonio con la mayor de las esperanzas y estás pensando, ¡esto va a ser el
paraíso en la tierra! Y comienzas a vivir en tormento del matrimonio. ¿Cuál es mi identidad
ahora? ¿Qué hago ahora?

Hay mil maneras en que atraviesas los días de la duda.


 Los días de confusión.
 Los días de pérdida y dolor.
 Jesús les había advertido que esto iba a suceder. La Biblia dice en Mateo 26:31,
“Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche;
porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas.”

Y eso es exactamente lo que sucedió. Cada uno de los discípulos se fue sin permiso –
Estuvieron ausentes. Todos desertaron.

¿Nunca has abandonado a Dios a causa del dolor? Tal vez estabas orando para que
pasara algo y no sucedió así, y te alejaste de la iglesia. Hace muchos años.

O quizás pensabas que debería suceder de esta manera y terminó siendo una enorme
decepción. Y has perdido la fe. Y te alejaste. O te escapaste de Dios.

¿O has permitido alguna vez que el dolor te aleje de Dios en vez de que te acerque a Dios?
Es hora de venir a casa. Es hora de volver a casa.

Nunca he dudado de la existencia de Dios. Sé que Dios existe y sé que Él me ama. Pero
sí dudé de Su sabiduría.
Déjame darte un ejemplo de esto. Mis hijos nunca han dudado de que tienen un padre. Ellos
nunca dudaron de que yo fuera su padre. Y mis hijos nunca han dudado que los amo. Ellos
saben que los amo.

Pero a menudo han dudado de mi sabiduría.


Eso está bien en el día del caos. Y en el día del conflicto y en el día de la confusión. A veces
pasas por eso. David hace esto a través del libro de los Salmos. Él dice, No sé qué está
pasando en mi vida. ¿Cómo hago para atravesar por los días de confusión y pérdida?

 Recuerda las Promesas de Dios

Necesitas recordar las promesas de Dios. Nunca dudes en la oscuridad de lo que Dios te ha
mostrado en la luz.

Antes de que Jesús fuera crucificado, Él les dio a Sus discípulos una enorme promesa para
que se aferraran a ella en los días de sábados obscuros. Juan 16:16, “Dentro de poco,
ustedes ya no me verán, pero un poco más tarde me volverán a ver”.

Verso 22: “Así también, ustedes se afligen ahora; pero yo volveré a verlos, y entonces
su corazón se llenará de alegría, una alegría que nadie les podrá quitar”.

No puedes verlo en los días de dolor. Y no puedes verlo en el día de confusión. Pero todo es
parte del plan. Y es un buen plan.

En este libro, la Biblia, hay más de siete mil promesas de Dios para ti. ¿Lo sabías? Y ni
siquiera las conoces. Si aún no las conoces, no puedes reclamarlas. Si no puede
reclamarlas, son como cheques que te han sido enviados y se están amontonando en
tu buzón de correo. Y no los puede utilizar.

¿Cómo sabes cuando no conoces las promesas de Dios? Es muy sencillo. Hay una señal de
advertencia y es muy común. Cuando no conoces las promesas de Dios, ¿sabes lo que
haces? Se llama preocupación.

¿Alguno de ustedes está familiarizado con esta palabra? Porque, cuando no sabes que Dios
ha garantizado cuidarte durante tu vida, parece que todo depende de ti. Y te preocupas. Y te
estresas. Y tienes ataques de pánico. Y te enfadas. Y tienes ansiedad. Y te presionas y
estresas más en el camino. Estás preocupado porque no sabes lo que está cubierto en el
manual del propietario.

 Hace uno días tuvimos un leve choque con nuestro vehiculo, pero traíamos aseguranza.
Eso quitó de mi la preocupación.

Una vez que sabes lo que está cubierto en la póliza ¿qué haces al respecto? ¿Sigues
preocupando? ¡No! Se te olvida. La razón por la qué te preocupas es que no sabes lo que tu
póliza cubre.
Hay siete mil promesas. La manera en que pasas los días de confusión y duda, es que tú te
aferras a las promesas de Dios. Recuerda: En la oscuridad nunca dudes de lo que Dios te dijo
en la luz.

Cuando no recuerdas las promesas de Dios, te preocupas.

Algunos de ustedes tal vez recientemente han sufrido un importante desastre personal. Tal
vez en el trabajo. Tal vez en tu matrimonio. Quizás en tu salud. Es un desastre personal. Y
parece que todo se ha convertido en cenizas en tu vida. No hay nada más que dar. "He
puesto todo este trabajo en ello. No tengo nada más que dar."

Si esa es la manera en que te sientes, Dios tiene una promesa para ti. Es una de las siete mil.
Es Isaías 61:3 RVC, Dios promete esto, “El espíritu de Dios el Señor está sobre mí. Sí, el
Señor me ha ungido; me ha enviado …a alegrar a los afligidos de Sión; a ponerles una
diadema en lugar de ceniza, perfume de gozo en lugar de tristeza, un manto de alegría
en lugar de un espíritu angustiado. Y se les llamará robles de justicia plantados por el
Señor, para gloria suya.” Esa es una buena promesa para aferrarnos a ella cuando estamos
en los días más oscuros de nuestra vida.

III. DOMINGO: EL DIA DEL GOZO

El día de la resurrección es un día glorioso, cuando pasas por dolor y luego por confusión
viene el día del gozo.

¿Cómo llegas a esos días de gozo? Dependiendo del poder de Jesús

Dependes del poder de Jesús. No puedes llegar allí por ti mismo. Se necesita mucho más que
el esfuerzo propio. Cuando tu vida se ha convertido en cenizas, cuando tu vida se ha
derrumbado. Necesitas reconocer: Tú no te puedes resucitar a ti mismo. Necesitas a un
Salvador. Dios tiene que hacerlo por ti. Por eso se llama salvación.

Si hay alguna otra manera en que pudieras entrar en el cielo sin que alguien tuviera que pagar
por tus pecados, ¿no crees que Dios hubiera elegido la manera más sencilla, en lugar de
dejar que Su hijo sufriera una muerte humillante en la cruz? No había otra manera.

Jesús lo dijo así en Juan 11:25-26, “Jesús le dijo: —YO SOY la resurrección y la vida. El
que cree en mí vivirá aun después de haber muerto. Todo el que vive en mí y cree en mí
jamás morirá.”

Lo que dice el versículo, es que la muerte no es el fin de la historia. Y eso me da mucha


esperanza.

Jesús dice, Yo soy la resurrección y la vida. Observa las palabras, Yo soy. Jesús no dijo "Yo
lo señalo, Yo lo enseño, Yo muestro el camino." Él dice, Yo soy.
 Lo que te digo es que la respuesta a todos tus problemas,
 la respuesta para salir de los días de dolor y a través de los días de caos y confusión y el
día de la alegría,
 la respuesta no es un principio; es una persona. Es Jesucristo.

No necesitas una religión. No necesitas un ritual. No necesitas reglas. No necesitas un


reglamento. Lo que necesitas es una relación con Jesucristo.

Es por eso que Pablo dice, Quiero conocer a Cristo. \

Filipenses 3:10, “Quiero conocer a Cristo, y experimentar el gran poder que lo levantó
de los muertos. ¡Quiero sufrir con él y participar de su muerte.”

Quiero conocer a Cristo y el poder de Su resurrección porque eso es lo que más importa.

Oración:

Si nunca has aceptado la gracia de Dios en tu vida. Te invito a seguirme en esa oración.

Dios y Rey, conoces cada dolor que he tenido en mi vida. Y conoces la confusión y las dudas
que he tenido en mi vida. Y Dios, Tú sabes que he pasado gran parte de mi vida en los
viernes y el sábados. Quiero llegar al domingo. Quiero vivir en el gozo y la victoria. Gracias
Dios. Gracias por enviar a Jesús a pagar por todas las cosas que he hecho mal, a morir en la
Cruz por mí. No entiendo todo. No sé cómo funciona todo. Pero sé que te necesito en mi
vida.

Tanto como sé, te lo pido humildemente, Jesús, que pongas tu amor en mi vida. Que entres
en mi vida y me hagas la persona que quieres que sea. Quiero aprender a amarte y a confiar
en ti. Quiero conocer Tu presencia. Quiero vivir por tus promesas y quiero confiar en tu poder
en lugar del mío, para pasar través de mis días más difíciles. Humildemente te pido esto en el
nombre de Jesús. Amén.

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