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UNIVERSIDAD PRIVADA DEL ESTADO DE

MÉXICO

ODONTOLOGÍA

MATERIA: OPERATORIA VI

NOMBRE: INGRID MONTSERRAT REYES GIRÓN

5 “B”

PROFESOR: OMAR CERVANTES RODRÍGUEZ

TEMA: CIRROSIS HEPÁTICA


CIRROSIS HEPÁTICA
La cirrosis hepática suele asociarse al consumo de
alcohol; sin embargo, la etiología de esta
enfermedad es muy variada, así como pueden ser
también las complicaciones que se puede generar
si no es diagnosticada a tiempo, con
consecuencias para la calidad de vida y la
supervivencia del paciente.
La cirrosis es una enfermedad crónica difusa e
irreversible del hígado, se caracterizada por la
presencia de fibrosis y por la formación de nódulos
de regeneración, que conducen a una alteración de
la arquitectura vascular, así como de la
funcionalidad hepática. Representa el estadio final de numerosas enfermedades que afectan
al hígado.
Con independencia de la etiología del daño hepático, los mecanismos celulares que
conducen a la cirrosis son comunes. La célula estrellada o peri sinusoidal ha sido implicada
en el inicio y mantenimiento de los cambios fibróticos que conducen finalmente a la cirrosis.
Como consecuencia de esos cambios histológicos que sufre el hígado, aparecen dos
síntomas (insuficiencia hepatocelular e hipertensión portal) o manifestaciones clínicas de la
cirrosis.

ETOLOGÍA
El 90% de la cirrosis tiene su origen en el consumo de alcohol y en las hepatitis virales. Pero
son varios los agentes capaces de dar lugar a una lesión del hígado que finalmente
desemboque en una cirrosis como los siguientes:
 Alcohol:
La cirrosis hepatica se observa fundamentalmente en pacientes con un consumo
excesivo y prolongado de alcohol. No guarda
relación con el tipo de bebida, sino con su
graduación alcohólica: las dosis de mayor riesgo
se sitúan por encima de los 80 g de alcohol/ día
durante al menos 5 años y de forma continuada.
Al no aparecer síntomas de intoxicación alcohólica
o de abstinencia, el paciente puede mantener un
elevado consumo alcohólico durante mucho
tiempo, retrasando obviamente el diagnóstico.

La presencia de la enfermedad de Dupuytren y la hipertrofia paratiroidea son


indicativas de un excesivo consumo de alcohol.

 Hemocromatosis
En la hemocromatosis hereditaria se produce una sobrecarga hepática de hierro en
forma de hemosiderina, que ocasiona la muerte del hepatocito e incrementa la
síntesis de colágeno.

 Enfermedad de Wilson:
Es una patología hereditaria de carácter autosómico recesivo, caracterizada por
afectar a la ceruloplasmina, proteína que se encarga del transporte de cobre en el
plasma; este fallo en la proteína transportadora origina la acumulación del mineral en
diversos órganos, entre ellos el hígado, produciendo una cirrosis macro nodular.

 Cirrosis autoinmune_
De origen autoinmune se produce una inflamación hepatocelular de patogenia
desconocida, que si no es tratada correctamente genera una cirrosis. Afecta
fundamentalmente a mujeres y suele acompañarse de otras manifestaciones
autoinmunes. En la analítica suele aparecer hipogammaglobulinemia y
autoanticuerpos. Es la denominada cirrosis biliar primaria.
Otros agentes etiológicos capaces de generar una cirrosis incluyen:
 Colestasis prolongadas, intra o extrahepáticas.
 Obstrucción del flujo de las venas
suprahepáticas.
 Toxinas y agentes terapéuticos.
 Bypass intestinales.
 Cirrosis de los niños indios.
 Infecciones.
 Afectación granulomatosa del hígado.

SIGNOS Y SÍNTOMAS
La cirrosis curse de forma asintomática, en cuyo caso
el diagnóstico tiene lugar de modo totalmente casual, ya sea en un chequeo médico o por
hallazgos hematológicos a los que se unen pruebas de imagen.
De hecho, es habitual que la cirrosis curse con un período asintomático u oligosintomático,
cuya duración es variable y suele conocerse como fase compensada de la enfermedad,
siendo típica la aparición de dispepsia, astenia o hiperpirexia. En esta fase puede existir
hipertensión portal y varices esofágicas.

DIAGNÓSTICO
Se puede diagnosticar con una serie de hallazgos clínicos, resultados analíticos y
ecográficos. No obstante, el diagnóstico de certeza pasa por el examen histológico del
hígado previa biopsia. Para ello están los siguientes:
• Ecografía abdominal
• Elastometría ( técnica que mide la rigidez hepática, que depende del grado de fibrosis
hepática existente).
En lo referente a pruebas de laboratorio, pueden tener utilidad diagnóstica las siguientes:
• Pruebas hematológicas, con resultado de anemia, leucopenia y trombopenia, así como
alargamiento del tiempo de protrombina
• Pruebas bioquímicas, cuyos resultados más significativos incluyen bilirrubina elevada,
transaminasas moderadamente elevadas o incluso normales, y fosfatasa alcalina
significativamente elevada en cirrosis de origen colestático o hepatocarcinoma.
• Pruebas serológicas, especialmente determinación de autoanticuerpos no órgano-
específicos.
TRATAMIENTO
La posibilidad de efectuar una terapia específica sobre la etiología de la cirrosis es limitada,
ya que es relativamente frecuente que la enfermedad se diagnostique cuando ya está
avanzada.
En el caso de la cirrosis alcohólica, es importante que el paciente abandone el alcohol,
aunque desgraciadamente ello no supone la remisión de la enfermedad; una situación
similar se presenta también para las cirrosis de origen vírico.
El efecto de las terapias específicas tales como las sangrías (hemocromatosis), los
antivirales (hepatitis B y C en etapas tempranas previas al desarrollo de cirrosis), la D-
penicilamina para quelar el cobre (enfermedad de Wilson), los inmunosupresores (cirrosis de
origen autoinmune) y el ácido ursodesoxicólico (cirrosis debidas a una colestasis), es
bastante limitado, estando incluso contraindicado en la cirrosis vírica una vez que se tiene la
confirmación diagnóstica mediante biopsia.
Se aconseja reposo y una dieta para pacientes con hepatopatía:
 Ingesta de proteína animal: 0,5 g/Kg de peso.
 Restricción de sodio en función de los electrolitos presentes en orina.
 Restricción de la ingesta líquida a 1.200 ml/día.
Es importante evitar los estados de desnutrición, pudiendo valorarse la introducción de
complejos vitamínicos en caso de que existan estados carenciales, fundamentalmente de
vitaminas B, C, K y ácido fólico. Los hepatoprotectores no son necesarios.
En cualquier caso, la terapia definitiva de la cirrosis es el trasplante de hígado. Actualmente
la supervivencia de los pacientes trasplantados al cabo de 5 años se sitúa en el 80%. Sin
embargo, no hay que olvidar que el riesgo quirúrgico en el paciente cirrótico, y
especialmente la cirugía abdominal necesaria
para el trasplante, es elevado, lo que hace que la
cirugía deba reservarse para situaciones en las
que su no realización conlleve un riesgo mortal
para el enfermo.
Es fundamental, por tanto, optimizar el
tratamiento de los pacientes con cirrosis, tanto
para mejorar su calidad de vida como para prevenir las complicaciones más graves y
minimizar los riesgos del trasplante hepático.
EN ODONTOLOGIA:
El manejo odontológico del paciente cirrótico es de gran importancia ya que posee una serie
particularidades, que es preciso conocer para minimizar las posibles complicaciones en el
manejo y tratamiento bucodental de los pacientes con hepatopatía. Estas complicaciones
vienen marcadas principalmente por las alteraciones en la hemostasia, en el metabolismo de
drogas y fármacos y en la mayor predisposición a padecer infecciones que tienen estos
pacientes.
Sus manifestaciones orales en pacientes con cirrosis son tales como la aparición de
hemorragias, petequias, hematomas, ictericia de las mucosas, sangrado gingival, glositis y
sialoadenitis, puede ser concomitante a la aparición de otros signos y síntomas de disfunción
hepática y su detección podría indicar una descompensación de la cirrosis. Por otra parte, el
tratamiento con diuréticos ocasiona una disminución en la cantidad de saliva o hiposialia,
con el consiguiente riesgo de aparición de caries, inflamación gingival y candidiasis.
Además, hay indicios de que en la cirrosis puede existir retraso en la cicatrización y en la
formación de hueso esponjoso tras exodoncias simples o quirúrgicas. En cuanto al
diagnóstico diferencial de neoplasias orales, se debe incluir el carcinoma oral de células
escamosas, el cual ha sido relacionado con la cirrosis alcohólica, y la posibilidad de
metástasis orales de una hepatocarcinoma, pues el riesgo de aparición de este tipo de tumor
es alto en pacientes con cirrosis.

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