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El concepto de hepatopatía crónica (HC) hace referencia a una patología crónica y de larga
evolución del hígado que provoca que funcione inadecuadamente o que deje de funcionar, y que
tiene diferentes causas (virus, alcohol, enfermedades genéticas).
CIRROSIS HEPATICA
La cirrosis es una enfermedad crónica difusa e irreversible del hígado, caracterizada por la
presencia de fibrosis y por la formación de nódulos de regeneración, que conducen a una
alteración de la arquitectura vascular, así como de la funcionalidad hepática. Representa el estadio
final de numerosas enfermedades que afectan al hígado.
Son tres los mecanismos involucrados en el desarrollo de la cirrosis hepática: 1. Muerte celular. 2.
Deposición de matriz extracelular aberrante (fi brosis). 3. Reorganización vascular.
Epidemiología: Se estima que la cirrosis se halla detrás de 800.000 muertes anuales en todo el
mundo. En los varones la prevalencia es dos veces mayor que en las mujeres y es más frecuete a
partir de los 50 año.
Etiología: Las causas más frecuentes de cirrosis hepática son las hepatitis virales crónicas, el
consumo de alcohol, la esteatohepatitis no alcohólica, enfermedades autoinmunes y trastornos
genéticos, la enfermedad de Wilson y la hemocromatosis. Otras causas menos frecuentes de
cirrosis hepática incluyen medicamentos, como metrotexate, amiodarone, alfa metildopa o
hipervitaminosis A.
Alcohol: El alcohol es el causante del 65% de las cirrosis. La cirrosis alcohólica se observa
fundamentalmente en pacientes con un consumo excesivo y prolongado de alcohol. Se
han comunicado cifras de consumo que oscilan entre 40 y 80 g/día, aunque en mujeres
con un consumo menor puede originarse también una cirrosis.
El principal problema que conlleva la cirrosis alcohólica es su irreversibilidad, con
independencia de que el enfermo abandone el alcohol. No obstante, no todos los
individuos que abusan del alcohol de forma crónica desarrollan irremediablemente una
cirrosis, ya que su incidencia sólo se ha demostrado en el 15% de las necropsias realizadas
en alcohólicos.
Virus hepatotropos: Entre los virus causantes de cirrosis, los más significativos son los virus
C y B de la hepatitis, acompañados o no este último por el virus delta.
Manifestaciones clínicas:
La cirrosis hepática puede permanecer asintomática por periodos variables, incluso pasar
desapercibida y constituirse en un hallazgo durante la autopsia.
Los cuatro elementos que más destacan en las manifestaciones clínicas son: la ictericia, la
ascitis, las hemorragias gastrointestinales y la encefalopatía hepática.
En etapas tempranas de la cirrosis hepática los síntomas gastrointestinales son
importantes, en especial en aquellos casos que se relacionan con la ingesta de alcohol.
Existen náuseas, vómito, anorexia, debilidad y pérdida de peso.
El dolor abdominal en el paciente cirrótico puede deberse a tensión producida sobre la
cápsula de Glisson, mismo que quizá se asocie con un proceso necroinfl amatorio, o bien,
con esteatosis. En forma particular, en el paciente alcohólico, el dolor abdominal debe
llamar la atención sobre la posibilidad de pancreatitis.
En la exploración física puede encontrarse: hipocratismo digital, eritema palmar,
contracción de Dupuytren, crecimiento de las glándulas parótidas, telangiectasias
manifestaciones de neuropatía periférica, ictericia, fiebre, ginecomastia, pérdida de vello
axilar y pubiano, atrofia gonadal, equimosis y epistaxis; presión arterial baja.
En la exploración del hígado, que es muy importante en el enfermo cirrótico, debe insistirse, en
particular, en documentar los siguientes aspectos: 1. Consistencia del hígado, que en la cirrosis
hepática es por lo general, firme; 2. Características del borde hepático, que en la cirrosis hepática
es, con frecuencia, irregular; 3. Presencia o no de dolor a la palpación, hecho que no ocurre en la
cirrosis hepática no complicada; 4. Tamaño del hígado, En la cirrosis hepática el hígado disminuye
de tamaño; sin embargo, en presencia de alcoholismo puede aumentar debido a esteatosis.
Ascitis: La ascitis es un signo clínico que se define como la aparición de líquido libre en la
cavidad peritoneal. Es la complicación más común y temprana de la cirrosis. Su aparición
marca el inicio de la fase descompensada en la mayoría de los pacientes cirróticos.
Clínicamente, tiene lugar un aumento del perímetro abdominal, especialmente cuando es
superior a cinco litros, disnea por elevación excesiva del diafragma, herniaciones, derrame
pleural y edemas en los miembros inferiores.
Es frecuente que el paciente cirrótico con ascitis desarrolle una peritonitis bacteriana
espontánea, lo que ensombrece el pronóstico del paciente cirrótico.
Pruebas hematológicas
Pruebas bioquímicas: cuyos resultados más significativos incluyen bilirrubina elevada,
transaminasas moderadamente elevadas o incluso normales, y fosfatasa alcalina
significativamente elevada
Pruebas serológicas, especialmente determinación de autoanticuerpos no órgano-
específicos; es frecuente encontrar hipergammaglobulinemia policlonal.
HIPERTENSIÓN PORTAL
Patogénesis: Tal y como ocurre en cualquier sistema vascular, por analogía hidráulica, la presión
venosa portal sigue la ley de Ohm que describe como un fluido se desplaza en el interior de un
conducto cuando la presión en el inicio es superior a la presión a la existente al final de este,
moviéndose desde una zona de mayor a menor presión. Así, el flujo (Q) depende directamente del
gradiente de presión entre esos dos puntos (ΔP) e inversamente de la resistencia (R). Ésta última
dependerá de la dimensión del conducto y de la naturaleza del fluido, midiendo las fuerzas de
fricción entre las propias moléculas del fluido, y entre éstas y las moléculas de la pared del
conducto (ΔP: Q X R).
En todas las etiologías de la HP lo primero que acontece es un aumento de las resistencias al flujo
sanguíneo portal, seguido de un incremento de dicho flujo. Dependiendo del sitio donde se
incrementa dicha resistencia es donde se encuentra la base de la clasificación clásica de la HP2.
Manifestaciones clínicas: Los principales signos clínicos que sugieren la presencia de hipertensión
portal son: esplenomegalia, circulación colateral a nivel de la pared abdominal, ascitis, edemas de
extremidades inferiores, y presencia de más de 5 arañas vasculares. Pueden coexistir hipotensión
y taquicardia que indican la existencia de circulación hiperdinámica. Excepto la presencia de
ascitis, ninguno de estos signos es suficientemente sensible y específico para el diagnóstico no
invasivo de CSPH, y ninguno lo es para la presencia de varices.
Tratamiento:
Terapia farmacológica
Β-bloqueantes no cardioselectivos: Estos incluyen el propranolol, el nadolol, que son los fármacos
más empleados, y más recientemente el carvedilol, que se diferencia de los anteriores por tener
además actividad vasodilatadora por ser anti-alfa-adrenérgico y aumentar la liberación de óxido
nítrico.
El efecto beneficioso del propranolol y nadolol se limita al periodo de administración, por lo que
una vez iniciado el tratamiento, este debe mantenerse indefinidamente. La interrupción del
tratamiento hace que se pierda cualquier protección, y aumenta el riesgo de sangrado.
Los procedimientos de derivación portosistémica son muy eficaces para reducir la presión portal.
Transyugular intrahepatic portosystemic shunt (TIPS) son un procedimiento realizado por un
radiólogo intervencionista a través de la vena yugular interna y que consiste en la creación de un
shunt intrahepático artificial entre la vena porta y la vena suprahepática. Con la llegada de los
TIPS, los procedimientos quirúrgicos derivativos portocava, mesocava y/o esplenorrenales han
quedad obsoletos y relegados a casos muy determinados sobre todo de pacientes no cirróticos.
ENCEFALOPATIA HEPATICA:
La encefalopatía hepática (EH) es una complicación grave de la cirrosis hepática caracterizada por
múltiples manifestaciones neuropsiquiátricas. La EH suele estar desencadenada por un factor
precipitante o presentarse en pacientes con grave función hepática. Se considera que el aumento
del amoníaco en sangre con una alteración de la permeabilidad de la barrera hematoencefálica y
su metabolismo a glutamina en los astrocitos es el principal mecanismo fisiopatológico de la EH.
Epidemiologia: Se estima que las formas clínicas de EH ocurren en 30 a 45% de los pacientes con
cirrosis hepática, y en 10 a 50% de los pacientes con derivación portosistémica transyugular
intrahepática (TIPS, del inglés transyugular intrahepatic portosystemic shunts). Se ha reportado
que la EH mínima afecta de 20 a 60% de los pacientes con enfermedad hepática,4 tal rango puede
ser muy variable debido a que es una condición que el médico debe sospechar aunque el paciente
parezca normal.
Clasificación:
El término encefalopatía aguda era interpretado por algunos como encefalopatía de la insufi
ciencia hepática aguda, mientras que para otros significaba la presencia de un episodio reversible
en pacientes con cirrosis. El término encefalopatía crónica fue utilizado para describir a pacientes
con episodios recurrentes de encefalopatía, así como a sujetos con anormalidades continuas en el
estado mental.
Debido a estos problemas que complicaban la interpretación de los resultados en los estudios, se
realizó una nomenclatura estándar que resolvió tales problemas y normalizó la realización de los
estudios clínicos y ensayos terapéuticos en encefalopatía hepática
El espectro de presentación es muy amplio, puede iniciar con ligeros cambios cognitivos como
disminución de la memoria y de la habilidad para concentrarse, confusión leve. Al inicio es muy
frecuente que se presente inversión del sueño y el paciente entonces refi ere estar somnoliento en
el día y tener insomnio por las noches. Si se permite su evolución, los cambios se vuelven más
evidentes demostrando incoherencia al hablar o habla confusa, marcados cambios de
personalidad, comportamiento inapropiado, desorientación.
Diagnóstico: Existen varios métodos diagnósticos. Hasta la fecha, no existe un estándar de oro
para el diagnóstico, pero se prefi eren las pruebas que se pueden realizar junto al paciente porque
son costo-efectivas, aunque en muchas ocasiones y a pesar del esfuerzo en la clínica, se tiene que
recurrir a los estudios de imagen y neurofisiología, si bien no todas las instituciones disponen de
ellos.
El interrogatorio proporciona pistas para sospechar la causa del episodio, por ejemplo, si existe
enfermedad hepática previa, descartar uso de medicamentos y la forma en la que se instalaron los
síntomas
En el examen físico se buscan estigmas de hepatopatía crónica u otros hallazgos que ayuden en el
diagnóstico o indiquen emergencia. Durante el examen neurológico se buscan asterixis (se
encuentra en la EH grados II-III, está ausente en la etapa I y desaparece en la IV), hiperreflexia,
hipertonicidad muscular, temblores o signos de focalización, aunque la EH, a diferencia de otras
encefalopatías metabólicas, no demuestra cambios localizados, pero puede guiar en el diagnóstico
diferencial.
Tratamiento del Episodio Agudo El objetivo del tratamiento agudo será restablecer el estado
mental del paciente, para lo cual se deben cumplir ciertos principios: 1. Corregir o remover el
factor precipitante. 2. Minimizar la síntesis/absorción del amonio/ amoníaco y 3. Valoración para
trasplante hepático
Medicamentos:
Atb utilizado en la actualida: Rifaximina (Es eficaz en el tratamiento de la EH mínima,74 así como
del episodio agudo de la EH y la prevención de la recurrencia de la misma.) La rifaximina se
administra en dosis de 400 mg 3 veces al día o 550 mg 2 veces al día, vía oral durante 7-14 días,
según la respuesta clínica
Laxantes: Lactulosa. La dosis de la lactulosa usualmente utilizada es de 16,7 gramos en sobres de
25 mL, administrada vía oral cada 12 horas inicialmente, titulando hasta lograr 2-3 deposiciones
blandas al día y continuar con la dosis individualizada para lograr este objetivo