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Nombre del estudiante: Heidi Paola Hernández López

Nombre del trabajo: Cirrosis Hepática

Fecha de entrega: 10/09/2021

Campus: Villahermosa

Carrera /Prepa: Lic. Medicina

Semestre/Cuatrimestre: Tercer semestre

Nombre del maestro: Jesús Antonio Cruz Maldonado

Materia: Sistema Gastrointestinal


PATOLOGÍA ABDOMINAL: CIRROSIS HEPÁTICA

¿QUÉ ES?

La cirrosis es una enfermedad crónica difusa e irreversible del hígado,


caracterizada por la presencia de fibrosis y por la formación de nódulos de
regeneración, que conducen a una alteración de la arquitectura vascular, así como
de la funcionalidad hepática. Representa el estadio final de numerosas
enfermedades que afectan al hígado.

CAUSA DE LA PATOLOGÍA

La cirrosis se desarrolla según el siguiente mecanismo patogénico: con


independencia del agente etiológico, se produce una inflamación de la íntima
endotelial, seguida de estasis en las venas centrales y en las sinusoides; si estos
cambios se extienden a las vénulas portales, se genera un cuadro de isquemia
acinar. Estas alteraciones conducen a la apoptosis, a la atrofia e hiperplasia
nodular regenerativa y, por último, a una fibrosis (figs. 1 y 2).
EPIDEMIOLOGÍA
En México, en 2005, la cirrosis hepática era la tercera causa más común de
mortalidad en hombres y la séptima en mujeres. Se ha descrito que la mortalidad
por cirrosis hepática varía entre 11.6 a 47.4 por 100 000 habitantes,
encontrándose la mayor mortalidad en el área central del país. Las causas más
frecuentes de cirrosis hepática son las hepatitis virales crónicas, el consumo de
alcohol, la esteatohepatitis no alcohólica, enfermedades autoinmunes y trastornos
genéticos, como la deficiencia de alfa-1 antitripsina, la enfermedad de Wilson y la
hemocromatosis. La seroprevalencia de las hepatitis en adultos mayores de 20
años en México, según datos de la Encuesta Nacional de Salud, es de 1.6% para
hepatitis C, 0.2% para HbsAg y 4.1% para anti HVB.

SINTOMATOLOGÍA

De hecho, es habitual que la cirrosis curse con un período asintomático u


oligosintomático, cuya duración es variable y suele conocerse como fase
compensada de la enfermedad, siendo típica la aparición de dispepsia, astenia o
hiperpirexia. En esta fase puede existir hipertensión portal y varices esofágicas.

Algunos de los otros síntomas pueden incluir:

 Ascitis: Es un signo clínico que se define como la aparición de líquido libre


en la cavidad peritoneal.
 Síndrome hepatorrenal: Se ha diagnosticado en el 10% de los pacientes
con cirrosis avanzada y ascitis.
 Varices esofágicas: La aparición de varices esofágicas es inherente a la
presencia de cirrosis hepática e hipertensión portal.
 Ictericia: Es una decoloración amarilla de la piel y la esclerótica de los ojos.
 Prurito
 Peritonitis bacteriana espontánea: La peritonitis bacteriana espontánea es
la infección bacteriana del líquido ascítico sin que exista un foco infeccioso
intraabdominal, como un absceso o una perforación.
¿DÓNDE SE LOCALIZA?

El borde hepático normal es un reborde firme, regular, con una superficie lisa. Si
no se palpa el borde hepático, se repite la maniobra después de colocar de nuevo
la mano derecha más cerca del borde costal. El crecimiento del hígado se debe a
congestión vascular, hepatitis, neoplasia o cirrosis.

¿CÓMO SE EXPLORA?
En la exploración física puede encontrarse: hipocratismo digital, eritema palmar,
contracción de Dupuytren, crecimiento de las glándulas parótidas, telangiectasias
manifestaciones de neuropatía periférica, ictericia, fiebre, ginecomastia, pérdida de
vello axilar y pubiano, atrofia gonadal, manifestaciones de diátesis hemorrágica
como púrpura, equimosis y epistaxis; presión arterial baja; puede existir
hepatomegalia nodular o no palparse el hígado, que se encuentre disminuido en
tamaño a la percusión, ascitis, red venosa colateral en el abdomen, distensión
abdominal, esplenomegalia, edema en miembros inferiores, hemorroides y/o
hiperreflexia.
En la exploración del hígado, que es muy importante en el enfermo cirrótico, debe
insistirse, en particular, en documentar los siguientes aspectos:

1. Consistencia del hígado, que en la cirrosis hepática es por lo general, firme;


2. Características del borde hepático, que en la cirrosis hepática es, con
frecuencia, irregular;
3. Presencia o no de dolor a la palpación, hecho que no ocurre en la cirrosis
hepática no complicada;
4. Tamaño del hígado. En condiciones normales, por percusión, el hígado
mide entre 7 y 10 cm en su diámetro vertical, por la palpación no rebasa el
reborde costal derecho. En la cirrosis hepática el hígado disminuye de
tamaño; sin embargo, en presencia de alcoholismo puede aumentar debido
a esteatosis. La palpación del hígado se dificulta en presencia de ascitis

La severidad de la cirrosis hepática se establece de acuerdo con dos


clasificaciones, la de Child Pughy la de Meld, que se basa en los logaritmos
naturales de las concentraciones de bilirrubina y creatinina (en miligramos por
decilitro) y el INR.

DIAGNÓSTICO
Actualmente la cirrosis hepática puede diagnosticarse atendiendo a una serie de
hallazgos clínicos, resultados analíticos y ecográficos. No obstante, el diagnóstico
de certeza pasa por el examen histológico del hígado previa biopsia.

La ecografía abdominal y la elastometría son dos pruebas complementarias muy


usadas actualmente dada su escasa invasividad:

 La ecografía abdominal tiene el inconveniente de que existe una


considerable variabilidad entre diferentes observadores.
 La elastometría es una técnica que mide la rigidez hepática, que depende
del grado de fibrosis hepática existente.

Las pruebas de laboratorio, pueden tener utilidad diagnóstica las siguientes:

 Pruebas hematológicas
 Pruebas bioquímicas
 Pruebas serológicas

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Debe hacerse diagnóstico diferencial con las siguientes entidades clínicas:


pericarditis, insuficiencia cardiaca, infiltración neoplásica masiva del hígado y
síndrome de Budd-Chiari

TRATAMIENTO

El éxito del trasplante hepático y los avances en el tratamiento endoscópico y


radiológico de la hipertensión portal han mejorado la longevidad y calidad de vida
de los pacientes con cirrosis.

El desarrollo de tratamiento antiviral posibilitó curar muchos pacientes con


hepatitis B y C.

Para poder eliminar la fibrosis hepática se debe tratar de acabar con la causa
primaria, ya sea viral, metabólica, inducida por fármacos o autoinmunitaria. Los
tratamientos actuales se limitan a erradicar el virus de hepatitis con interferón,
ribavirina y lamivudina, pero también está el trasplante hepático, con supervivencia
de hasta 75% a cinco años.
REFERENCIAS

Méndez-Sánchez N, & Fernández Rivero J, & Aguilar Olivos N (2018). Cirrosis


hepática. Méndez-Sánchez N(Ed.), Gastroenterología, 3e. McGraw Hill.
https://accessmedicina.mhmedical.com/content.aspx?
bookid=2369&sectionid=184728900

Kershenobich D, & Gutiérrez Reyes G (2015). Cirrosis hepática. Torres E, &


Francis J, & Sahagún F, & Stalnikowitz D(Eds.), Gastroenterología. McGraw Hill.
https://accessmedicina.mhmedical.com/content.aspx?
bookid=1475&sectionid=101524748

Ayala, G. A. (2012, 1 julio). Cirrosis hepática. Actualización | Farmacia Profesional.


ELSEVIER. https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-articulo-
cirrosis-hepatica-actualizacion-X0213932412502272

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