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La doctrina de los estatutos surgió en Italia durante la Edad Media para resolver conflictos entre las leyes de diferentes territorios. Los juristas italianos como Bartolo desarrollaron esta teoría, distinguiendo entre las reglas sobre procedimiento (ley del juez) y sustantivas (ley aplicable). Más tarde, la teoría se expandió a Francia y otros lugares, influyendo en el desarrollo del derecho internacional privado moderno.
La doctrina de los estatutos surgió en Italia durante la Edad Media para resolver conflictos entre las leyes de diferentes territorios. Los juristas italianos como Bartolo desarrollaron esta teoría, distinguiendo entre las reglas sobre procedimiento (ley del juez) y sustantivas (ley aplicable). Más tarde, la teoría se expandió a Francia y otros lugares, influyendo en el desarrollo del derecho internacional privado moderno.
La doctrina de los estatutos surgió en Italia durante la Edad Media para resolver conflictos entre las leyes de diferentes territorios. Los juristas italianos como Bartolo desarrollaron esta teoría, distinguiendo entre las reglas sobre procedimiento (ley del juez) y sustantivas (ley aplicable). Más tarde, la teoría se expandió a Francia y otros lugares, influyendo en el desarrollo del derecho internacional privado moderno.
Los problemas propios del Derecho Internacional Privado empezaron a
plantearse naturalmente en el momento mismo en que se entablaron relaciones entre individuos pertenecientes a Estados o territorios diversos. Desde entonces debió sentirse la necesidad de resolver, por medio de reglas jurídicas, los conflictos que necesariamente habían de suscitarse. Sin embargo, los pueblos de la antigüedad no conocieron el Derecho Internacional Privado, ni como ciencia para resolver los conflictos legislativos ni como normas para regular la condición jurídica de los extranjeros. El extranjero no gozaba de ningún derecho y era considerado como un enemigo. Este fue el régimen que imperó en todos los pueblos del oriente, en Asiría y Caldea, en la India, en la China, Egipto y Palestina. Solamente en Grecia, siglos más tarde, vino a mejorarse un tanto la situación legal del extranjero. En Roma existió junto al Jus Civile privativo de los ciudadanos romanos, el Jus Gentium aplicable a los peregrinos, y que comprendía los principios comunes a todos los pueblos civilizados. Por esta circunstancia algunos autores tratan de situar en Roma las primeras manifestaciones del Derecho Internacional Privado. Después de las invasiones de los Bárbaros durante. Toda la primera parte de la Edad Media, dominó el principio internacional que se conoce con el nombre de principio de la “personalidad del derecho”, el cual podemos enunciarlo de la manera siguiente: “Cualesquiera que fuese el lugar de su residencia, el individuo está sometido de su nación, pudiendo invocarlo en su beneficio en cualquier territorio”. Este principio no es más que el principio de la extraterritorialidad de la ley y quiere decir, en síntesis, que la ley personal sigue al individuo a donde quiera que vaya, como la sombra al cuerpo, como la enfermedad al enfermo. Por consiguiente, la ley se aplica en función de la persona, independientemente del lugar en que se encuentre. Por ejemplo, contrataban dos personas de distinta nacionalidad, y no se sabía que legislación aplicar; contraían matrimonio personas de diferente nacionalidad y se producía la misma dificultad. De este modo el principio de la personalidad del derecho fue provocando graves dificultades en su aplicación. En la segunda parte de la Edad Media, los pueblos nómadas bárbaros se transformaban en sedentarios, adviene el feudalismo y con él el principio de la personalidad es reemplazado por el principio opuesto de la territorialidad. El Feudalismo concibió, en material de conflicto de leyes, un sistema jurídico exactamente opuesto al de la personalidad del derecho; el sistema de la territorialidad de las leyes. Según este principio el derecho se aplica sobre un territorio determinado, haciendo abstracción de la persona, excluyendo la aplicación de cualquier ley extraña. Desde entonces los que determina el derecho es el hecho de pertenecer a una determinada comunidad o asociación local. El derecho se aplica, no en función de la persona, sino en función del territorio. Compréndase fácilmente que semejante sistema no podía ser aplicado de una manera general y absoluta. Es imposible, en efecto, desconocer que, en razón de su misma naturaleza, determinados derechos deben seguir a la persona fuera del territorio, como ocurre por ejemplo con el estado civil y la capacidad jurídica, que deben tener un carácter estable y permanente. Los juristas de la época se dieron cuenta de ello, llegando al convencimiento de que el principio de la territorialidad no podía ser aplicado en forma absoluta. Con el objeto de conciliar los principios, esto es, el de la personalidad de las leyes establecidas por los bárbaros, y el de la territorialidad de las mismas, aplicado en forma exagerada por el feudalismo medieval, nació la llamada “Teoría de los Estatutos”. La teoría de los Estatutos no fue, como pudiera creerse una sola doctrina, sino más bien un conjunto de ellas, que los juristas de distintos países elaboraron a partir de la primera mitad del siglo XIII hasta fines del siglo XVIII, para resolver los conflictos que podían suscitarse entre las costumbres de un mismo país, o entre las leyes nacionales de distintos países. Cabe hacer notar que la doctrina de los autores de Derecho Internacional Privado considera la Teoría de los Estatutos como un conjunto de reglas propuestas por diversos autores que quisieron resolver primero conflictos ínter locales y más tarde conflictos internacionales. Además como veremos más adelante, autores de una misma escuela sentaron principios de solución diferentes, como lo revelan D’Argentré y Dumoulín en la escuela francesa del siglo XVI. Nacida la doctrina o teoría estatutaria en Italia, pasó después de Francia, luego a Holanda y finalmente a suelo francés mediante distintas escuelas en las que hubo disidencias. La Escuela italiana en ausencia de normas legales que le permitiera solucionar los conflictos de leyes, dirigió su pensamiento en busca de principios destinados a ese propósito, para ese efectos comentando o glosando los textos romanos, por ellos los primeros juristas pertenecientes esta escuela recibieron el nombre de “Glosadores”. Las glosas más importantes fueron la de Magíster Aldricus y la Glosa de Accursio. Posteriormente, en el siglo XIV aparecieron otros juristas denominados “Post Glosadores”, quienes fueron los verdaderos expositores de la “Escuela Estatutaria Italia”. Entre ellos, los más notables fueron: Bártolo de Sasso Ferrato (1314-1357), y cuyos escritos, podemos afirmar constituyen el verdadero asiento científico del Derecho Internacional Privado. Respecto a esta doctrina, a menudo pasa como su fundador el jurista Bártolo, pero en realidad solo fue uno de sus sostenedores más destacados, no su creador, pues hubo algunos juristas anteriores a él que ya habían formulado algunos de los principios fundamentales de esta escuela. Respecto a esta doctrina, a menudo pasa como su fundador el jurista Bártolo, pero en realidad solo fue uno de sus sostenedores más destacados, no su creador, pues hubo algunos juristas anteriores a él que ya habían formulado algunos de los principios fundamentales de esta escuela. Bártolo fue, sin embargo, el genial sistematizador de una obra que no había encontrado, hasta ese momento, su debida unidad y ambientación. La Escuela Estatutaria Italiana se caracteriza: a) Por tener un carácter fundamentalmente romanista ya que la base de apoyo de sus soluciones era el Derecho Romano. b) Por tratar de establecer un justo equilibrio entre la territorialidad y la extraterritorialidad, al aceptar la aplicación extraterritorial de los estatutos. c) Finalmente, esta escuela se caracterizó por el método esencialmente analítico empleado para formular sus principios. La imposibilidad de resolver mediante unas cuantas normas de carácter general las dificultades que planteaba dicha rama del derecho; por cuya razón optaron por el sistema de dividir y subdividir “las diversas materias”, elaborado para cada una de ellas una regla “especial”. Cabe aquí distinguir que las materias son de diferentes contenidos, pero uno otorga las reglas que determina el juez sobre el procedimiento a seguir lo que obliga que el juez no puede aplicar sino su propia ley, (as ordinandam litim) y la otra determina el derecho sustantivo objeto de aplicación, es decir, decide que se conciba la aplicación de una ley extranjera (addesidedam Litem). Esta distinción entre ambas. Reglas enunciadas por primera vez por Jacobo Balduinus, alrededor del año 1235, es consagrada definitivamente por Bártolo. Lo anterior da lugar a que la atención de los Postglosadores se hayan visto atraída, en primer término por el problema del procedimiento, porque, en la práctica, es la acción judicial la que da ocasión de formular las reglas del derecho; el juez conoce el procedimiento a seguir antes de saber como dirimirá la cuestión de fondo. En relación a los delitos, la aplicación a ellos de la ley del lugar en que se cometieron, parece ser una noción tanto ó más antigua que la noción de una ley del contrato. Respecto a la convención generadora de obligaciones jurídicas que denominamos contratos la mayoría de los autores afirma que éstos debían regirse por ser la del lugar de su celebración. Fueron, pues los precursores de la regla “Locus Regit Actum”, de universal aplicación en la actualidad. Bartolo hizo distinción entre los efectos directos, inmediatos o naturales del contrato, y los efectos directos, accidentales o consecuencias del mismo. Entiende por efectos directos todo aquello que emana naturalmente del contrato, como por ejemplo la entrega de la cosa vendida y del precio en la compraventa , los que se rigen por la ley del lugar en el que se ha celebrado (LEX LOCI CONTRATUS); y, por efectos indirectos o consecuencias del contrato todo aquello que no es inherente a él, es decir que no es de su esencia sino que sobreviene accidentalmente o sea, lo que se deriva de circunstancias especiales y contingentes, como por ejemplo, la mora de deudas. Estas consecuencias determinan que sea la Ley del Tribunal que conoce de la cuestión la que defina su régimen, esto es, lo que en Derecho Internacional Privado se llama lex fori (LEY DEL FORO). Entre los principios perimetrales de los contratos que actualmente la ley es la limitante de sus alcances, se encuentra el de la autonomía de la voluntad. Siendo la voluntad de las partes en principio, soberana para determinar la ley aplicable a los contratos, hay que atenerse ante todo a la intención de las partes. Las partes son por regla general, libres para fijar la ley que debe regir las cláusulas, efectos y consecuencias de los contratos que celebren y que fue el abogado parisino Charles Dumoulin (1500-1566) que a pesar de su nacionalidad francesa perteneció también a la Escuela Estatutaria Italiana, quien por primera vez formuló dicho principio. La Escuela estatutaria Italiana en lo referente a la nociones de estatuto real y estatuto personal, no fue muy determinante en su perfeccionamiento, ya que dichas nociones que hoy en día constituyen la base de la doctrina y que ocupan el primer lugar dentro de la exposición doctrinaria fueron las menos elaboradas por la mencionada escuela, y lo fueron en último lugar. La LEX REI SITAE, esto es la relación de los bienes con la ley de la situación, fue mencionada por primera vez por Jacques de Revigni alrededor de 1270. Dentro de este marco doctrinario, empieza a elaborarse la noción de estatuto personal por oposición al estatuto real; encontrando en Roque Curtido una indicación sobre la razón de ser del estatuto personal. De acuerdo a este autor, ciertas leyes deben seguir a los sujetos como la sombra al cuerpo, incluso fuera del territorio, porque en caso contrario, es decir, si fuera de la ciudad tuviera permitido el contravenirlo, el estatuto llegaría a ser fácilmente ilusorio El Derecho Internacional Privado fue fundado por la Escuela Italiana de la edad media, enunciando las grandes categorías de conexión que, desde entonces no han sido abandonadas por la doctrina y las legislaciones. Sin embargo, esta escuela poco o nada dijo acerca del problema fundamental de las calificaciones. La Escuela Estatutaria Francesa, cuyo principal exponente fue Bertrand D’Argentré – esto acontece porque al admitir el imperio de una soberanía extraña aceptando la autoridad de costumbres o leyes ajenas hubiera sido equivalente a romper la significación anímica del Feudalismo y dio como resultado el choque de dos legislaciones antagónicas. Esto motivo que la Escuela Francesa estableciera como principio fundamental, como regla general. El de la territorialidad de las leyes. La escuela estatutaria francesa: 1ª. Todos los estatutos o leyes se agrupan en dos categorías: estatutos reales y estatutos personales. Son reales los que tienen por objeto las cosas. Los personales son aquellos que tienen por objeto las cosas. Los personales son aquellos que tienen por objeto las personas. 2ª. El principio general es el que los estatutos son estrictos y absolutamente reales o territoriales; sólo excepcionalmente son personales o extraterritoriales.3ª. La personalidad excepcional de los estatutos descansa en una idea de justicia. La Escuela Francesa presenta como principal defecto de su doctrina el haber desconocido lo que ya había sido observado por los italianos: que la ley real y la ley personal no son las únicas categorías de conexión. En efecto, no todas las relaciones de derecho se refieren a los bienes o a las personas, pues hay algunas que queda fuera de esta clasificación, como por ejemplo, los estatutos referentes a la forma extrínseca de los actos, a las obligaciones, a las sucesiones, a la competencia judicial, a los efectos de las sentencias extranjeras, etc.; por ello, el gran error de esta doctrina, fue la clasificación bipartita y puramente artificial de los estatutos, que trata de incluir a todas las leyes en dos compartimientos exclusivos. La teoría tiene sus méritos: La causa de su éxito radica, en primer lugar en haber sostenido que la aplicación por parte del juez de su propia ley nacional debe ser lo normal; y la aplicación de leyes extranjeras, la excepción. El mérito de la alusión al problema de las calificaciones. La Escuela Estatutaria Holandesa o Escuela de la Cortesía Internacional: Sus principales representantes fueron sin lugar a dudas Pablo Voet (1619-1714), autor de “DE STATUTISET MOBILUM ET IMMOBILILIUM NATURA”; Juan Voet, su hijo (1647-1714). Para los holandeses, todos los estatutos eran territoriales. Encontraron pues por primera vez con que los conflictos de leyes no eran ya necesariamente internos o interprovinciales, sino que empezaban a producirse en un plano internacional No era posible aplicar el principio de territorialidad absoluto de los estatutos porque la aplicación exclusiva de la ley territorial ofrecía graves inconvenientes en lo referente al Estado y capacidad de las personas. Entonces esta doctrina consistió en aplicar, en estas materias, estatutos personales extraños o sea, la ley personal de los extranjeros. Y ante la interrogante del porque de la aplicación de una ley extranjera, respondieron que ello no obedecía a razones jurídicas, sino que era sólo una consecuencia del principio de la “Cortesía Internacional” ó “Comitas gentium”. Esta Escuela como una consecuencia de la Independencia y soberanía de los Estados, una territorialidad absoluta de los estatutos, pero éstos, para salvar los inconvenientes que su aplicación rígida podría producir en lo referente al Estado y capacidad de las personas, han admitido una limitación “por cortesía internacional” permitiendo que tal capacidad y estado se gobiernen por la ley natural de cada individuo. Al aceptar por consideraciones de utilidad y conveniencia reciproca, no por una obligación cuyo cumplimiento puede ser exigido, ni por un deber de necesidad, los estados se han dejado guiar por las consideraciones antes indicadas ó admitir la aplicación de leyes extranjeras. La Escuela Estatutaria Francesa que ninguna doctrina se excluía de críticas y la Holandesa es afectada al ser criticada por haber ignorado o por haberse percatado, de que existe la posibilidad de conciliar la aplicación de leyes extranjeras con el respecto debido a la soberanía territorial de cada Estado”. Se le señala, además, que el principio de la cortesía internacional constituye un concepto carente de toda juridicidad, vago e incierto. Sin embargo, hay que admitir que esta doctrina ofrece una significación real, que consiste en haber destacado el carácter nacional de las reglas de conflictos de leyes. Ella pone de manifiesto la independencia absoluta del soberano territorial.
El Sistema Angloamericano
La doctrina angloamericana es la obra de Joseph Story, aparecida en Boston
en 1834 con el título de “Comentarios sobre los Conflictos de Leyes” y en la cual se crea la denominación de Derecho Internacional Privado aplicada a esta rama del derecho. La obra trata de las soluciones para los casos de conflictos entre leyes foráneas y las propias en materia de contratos, matrimonios, divorcios y sucesiones; son soluciones concebidas como principios generales y con una formulación un tanto imprecisa. La obra es de una gran extensión, debido a que su autor se propuso examinar revisar y criticar en cada punto concreto las opiniones de los Juristas que le han precedido, especialmente los estatutarios holandeses y franceses de los siglos XVII y XVIII, de quienes dice que “sus distinciones teóricas solo servían para provocar discusiones inútiles”. Story basa su método en la exposición de decisiones judiciales inglesas y americanas y en citas de escritores europeos. Su concepción es eminentemente territorialista y solo admite la aplicación excepcional de la ley extranjera con base en la Comity. Story parte del análisis del artículo 4 del Restatement on the law of the conflicts of law, en el cual se dispone que en el interior de sus fronteras cada Estado puede ejercer su poder, reconociéndose sus efectos en el extranjero, salvo que el ejercicio de semejante autoridad sea contrario a los principios jurisdiccionales del Common Law o a una institución que tenga rango constitucional o haya sido establecida por un convenio internacional. El principio de la territorialidad absoluta aparece mitigado por la Comity, que permite en determinados casos la aplicación de una ley distinta a la foral. Para proteger derechos legítimamente adquiridos y para cumplir con los fines fundamentales del Derecho, en especial el valor justicia, es necesario acudir a formulas de solución indicadas por el propio ordenamiento, pero referidas a sistemas extranjeros .La recurrencia a estas formulas se fundamenta en la Comity (comitas gentium), entendida como un principio de cortesía internacional que viene impuesto por la necesidad moral que tiene cada Estado de hacer justicia. En consecuencia: condicionada por un deber de justicia internacional, la Comity supone el reconocimiento de las leyes extranjeras en función de reciprocidad. Encierra, así, tres ideas fundamentales: deber internacional de Justicia y reciprocidad La razón última o esencial de la Comity estriba en la función de reciprocidad fundamentada en la necesidad de hacer justicia .En ese sentido Story difería de la original concepción estatutaria de la Teoría de la Cortesía como razón de la aplicación del derecho extranjero .Story concibió la Comity en base a tres conceptos esenciales: la justicia internacional como fin especifico de la excepcional aplicación del derecho extranjero ;la reciprocidad internacional a objeto de que la justicia internacional pueda lograrse en todos los países ; y la cortesía internacional para que dicha reciprocidad pueda hacerse efectiva ,es decir, la cortesía para Story cumpliría un papel de elemento operativo necesario para el alcance real de los fines. Las leyes de un país no tienen en si mismas ninguna potestad,”propio vigore”, sino dentro del territorio del Estado que las dicta. Obligan exclusivamente a los súbditos de ese País y a los extranjeros que se encuentra dentro de los límites territoriales. Ninguna otra Nación y ningún otro individuo está obligado a obedecer estas leyes JOSEPH STORY, desciende al establecimiento de las soluciones particulares a los conflictos de leyes, guiado por dos ideas centrales: a) la clasificación de los casos a resolver en función del tipo de institución jurídica existente en cada ordenamiento (capacidad personal, matrimonio, contrato, testamento, etc) ; b) la utilización de un método empírico o casuístico que consistía en la recopilación de gran número de sentencias americanas e inglesas para extraer de ellas, mediante un análisis exhaustivo de cada una, las conclusiones que consideraba importantes y útiles para resolver los casos particulares. De esta manera ratificó varios criterios coincidentes con el contenido de determinadas sentencias, criticó el fundamento de otros y estableció su propio criterio respecto de determinadas hipótesis. La capacidad personal se rige por la ley del domicilio. Se exceptúa la capacidad para contraer matrimonio, que está regida por la ley del lugar de celebración. En materia de bienes debe distinguirse el bien “uti singuli” (considerado individualmente) y el bien “uti universiti” (considerado como parte de una comunidad). Si se trata de bienes “uti singuli”, los muebles se rigen por la ley del domicilio del propietario y los inmuebles por la ley de su situación (lex rei sitae). En lo que respecta a las universidades, cabe distinguir entre sucesiones mobiliarias regidas por la ley del último domicilio del causante y sucesiones inmobiliarias, sometidas a la ley de la situación de los bienes que la constituyen. La influencia del pensamiento de Story se hizo sentir, además de Inglaterra y los Estados Unidos, en países alejados de las concepciones jurídicas anglosajonas. En todas las cuestiones relativas a un patrimonio, la jurisprudencia anglo- americana divide ese patrimonio según la clase de los bienes, y si se trata de inmuebles, sobre todo, de inmuebles sitos en Inglaterra o en los Estados Unidos, hay una regla de hierro que niega a las leyes extranjeras todo efecto en cuanto al suelo nacional La práctica absoluta y excluyente del principio de la territorialidad. Se somete a la ley estatal del régimen de las personas, los bienes y los actos situados dentro del territorio, cualesquiera que sean su naturaleza y características. La aplicación excepcional de la ley extranjera. Esta excepcionalidad surge en atención a primordiales consideraciones de justicia que aconsejan la aplicación de formulas de solución extraídas de ordenamientos jurídicos extranjeros. La especial concepción de la COMITY. El sistema anglo-americano tomó la fundamentación propuesta por los estatuarios holandeses para permitir la aplicación del Derecho extranjero; sin embargo, el concepto de la COMITAS estaba referido a considerarla como cortesía Internacional, es decir, como cortesía entre Naciones, y no como concesión graciosa de los jueces. La adopción del sistema domiciliario en materia de estatuto personal y la distinción de corte estatutario en la regulación de los bienes. La preeminencia de la jurisprudencia como fuente del Derecho y de la Ciencia de los conflictos de leyes. El sistema anglo-americano de Derecho Internacional privado se construye sobre casos jurisprudenciales, a los cuales se aplica en sus análisis el método inductivo para llegar a la formulación de principios y criterios de carácter general. Las leyes solo tienen imperio en el territorio del propio Estado y sobre todos los súbditos, no teniendo ningún efecto fuera; son súbditos de un Estado todos los que se encuentran en el territorio de manera puramente temporal o transitorio, los jueces obran por razón de cortesía al aplicar leyes extrañas, que no pueden imponerse por fuerza ni por derecho, sino dentro de su propio territorio Las reglas que han de seguirse son las que aconsejan en interés mutuo y la utilidad, la comprensión de los inconvenientes que resultarían de una tesis contraria y en fin una especie de obligación moral de hacer justicia para que en cambio nos sea hecha justicia. Recurren a la cortesía internacional que expresa una idea de amabilidad o amistad internacional y una esperanza puramente utilitaria de reciprocidad.