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Cómo Se Adoptan Las Decisiones en Las Sociedades y en La Eirl
Cómo Se Adoptan Las Decisiones en Las Sociedades y en La Eirl
SOCIEDADES Y EN LA EIRL?
Tomado de Actualidad Empresarial / 346
Publicado 11/11/2019
DERECHO EMPRESARIAL
INFORME ESPECIAL
Así, es posible optar por constituir una sociedad o una EIRL. Este último caso solo es
aplicable a los casos en que el empresario es una sola persona natural. Por ello, en el
caso de un grupo de personas naturales o jurídicas, la alternativa es la constitución de una
sociedad.
Pues bien, habiendo tomado la decisión de formar una EIRL o una sociedad, lo que debe
quedar claro es que esta organización es, jurídicamente, una persona o sujeto distinto al
titular o socios que la han constituido.
Esta separación legal, entre la persona jurídica y los socios o titular que la constituyen,
genera un fenómeno importante: la toma de decisiones en la persona jurídica.
Esto se genera porque al ser un sujeto distinto, la persona jurídica toma sus decisiones en
forma separada de las decisiones que puede tomar su titular o sus socios; es decir,
formalmente, el hecho de que el titular o los socios, como personas naturales, tomen
decisiones, no implica que tales decisiones se consideren emanadas de la persona
jurídica.
Así, a diferencia de lo que se cree comúnmente, no basta con que el titular o los socios de
una persona jurídica decidan realizar una operación o repartir utilidades, sino que dicha
decisión debe ser adoptada con las formalidades que la Ley General de Sociedades o la
Ley de la EIRL, según sea el caso, determine.
Debido a la importancia de este tema, para la validez de las decisiones empresariales,
describiremos los procedimientos que deben seguirse para la adopción de acuerdos o
toma de decisiones en las sociedades y en la EIRL.
2. Marco legal
La Ley N.º 26887, Ley General de Sociedades, regula el funcionamiento de la junta
general de accionistas a partir de su artículo 111 hasta el artículo 151. En el caso del
directorio y la gerencia, debemos tomar en cuenta las disposiciones de la Ley a partir de
su artículo 153.
En el caso de las EIRL, debemos atender a las formalidades señaladas en el Decreto Ley
N.º 21621.
Hay que apuntar que en este informe nos centraremos en la sociedad anónima, pero se
debe tener presente que muchas de las reglas aplicables al funcionamiento de la junta
general de accionistas también aplican para las junta de socios de otras formas
societarias.
Tal como lo indica el artículo 111, la junta general de accionistas es el órgano de más alto
nivel en la sociedad anónima y está compuesto por todos los accionistas.
Ahora bien, en las sociedades anónimas es posible que existan acciones con y sin
derecho a voto, en cuyo caso, en las reuniones de la junta general de accionista, no
participan los titulares de acciones sin derecho a voto, con la excepción de los casos en
los que la ley requiere de juntas especiales para tomar determinados acuerdos, como la
modificación de los derechos de una clase de acciones.
En todo caso, los acuerdos de la junta general de accionistas se adoptan por mayorías,
considerando para el cómputo el porcentaje de participación de cada accionista en el
capital social.
Los votos no se computan por personas sino por capitales. Esta es una de las diferencias
con otros tipos societarios como la sociedad colectiva, en la que los votos sí se computan
por personas, es decir, cada socio tiene un voto y todos los votos tienen el mismo valor.
En las sociedades anónimas el peso del voto de cada socio depende de la cantidad de
acciones que posee y del porcentaje que ellas representen en el capital social, y esta regla
se aplica debido al carácter capitalista de las sociedades anónimas.
Debe tomarse en cuenta que los acuerdos adoptados por la junta general de accionistas
son obligatorios para todos los accionistas, incluso para aquellos que hubieran votado en
contra o para los que no asistieron a la reunión en la cual se adoptó.
4.1. Convocatoria
Si seguimos un orden secuencial en la forma en que debe realizarse una reunión de la
junta general de accionistas, lo primero que debemos efectuar es la convocatoria.
Es importante cumplir con las formalidades que la ley establece para la convocatoria pues
si se comete una irregularidad, se invalidaría la junta y los acuerdos adoptados en ella.
La junta general se reúne obligatoriamente cuando menos una vez al año dentro de los
tres meses siguientes a la terminación del ejercicio económico.
Además de los asuntos señalados por el artículo 114, la junta general de accionistas
también debe pronunciarse por competencia sobre los asuntos indicados en el artículo
115:
2. Modificar el estatuto;
4. Emitir obligaciones;
Además de la junta obligatoria anual dispuesta por la ley, es obligatorio convocar a la junta
en las oportunidades que lo señale el estatuto, cuando lo acuerde el directorio y cuando lo
soliciten accionistas que representen por lo menos el veinte por ciento del capital.
Ahora bien, ¿Quién convoca a la junta? La ley dispone que dicha facultad le corresponde
al directorio. Sin embargo, como ya hemos mencionado, cuando se trate de una sociedad
anónima cerrada sin directorio, dicha facultad le corresponde al gerente.
Si se trata de una sociedad con domicilio fuera de las provincias de Lima o el Callao, la
convocatoria se publica en el diario local encargado de los avisos judiciales.
Es importante además del medio por el cual se difunde la convocatoria, establecer cuando
se debe comunicar. A tal efecto, la ley dispone que cuando se trate de la convocatoria a la
junta obligatoria anual y las juntas señaladas en el estatuto, la convocatoria debe
realizarse con una anticipación no menor de diez días a la fecha de celebración. Si se trata
de otras juntas distintas, la convocatoria debe realizarse con no menos de tres días de
anticipación, aunque el estatuto puede señalar plazos mayores.
El aviso de convocatoria debe contener el lugar, día y hora de celebración, así como el
listado de temas o agenda a tratar. La importancia de la agenda indicada en la
convocatoria radica en que los socios tienen derecho a conocer con antelación los asuntos
que serán sometidos a su votación, pues deben informarse para tomar un acuerdo en el
sentido que consideren conveniente. La agenda es de tal importancia que la ley dispone la
imposibilidad de que la junta se pronuncie sobre asuntos no contenidos en la agenda.
No en todos los casos es necesario realizar una convocatoria. Existe una excepción
prevista por la ley en su artículo 120, que es la denominada junta universal. Se dice que la
junta es universal porque están presentes en ella los accionistas que representan el cien
por ciento de las acciones con derecho a voto. Si se cumple dicha condición, los socios
deben estar de acuerdo en llevar a cabo la junta sin convocatoria previa y con los asuntos
a tratarse en ella.
4.3. Quorum
Es común que las sociedades cometan confusiones cuando deben computar el quorum
para instalar la junta y cuando deben computar los porcentajes para establecer las
mayorías necesarias para la adopción de un acuerdo.
Por ello, es preciso señalar en este punto que el quorum y los porcentajes de votación
para determinar las mayorías en la adopción de un acuerdo son dos figuras
completamente distintas.
Volviendo entonces a la figura del quorum, es necesario indicar que este se computa al
inicio de la sesión. Se debe formular una lista de los asistentes, considerando su
porcentaje de acciones, para así establecer cuantas acciones están presentes en la junta.
En las juntas generales convocadas para tratar asuntos que, conforme a ley o al
estatuto, requieren concurrencias distintas, cuando un accionista así lo señale
expresamente y deje constancia al momento de formularse la lista de asistentes, sus
acciones no serán computadas para establecer el quorum requerido para tratar alguno
o algunos de los asuntos a que se refiere el artículo 126.
En todo caso podrá llevarse a cabo la junta, aun cuando las acciones representadas en
ella pertenezcan a un solo titular.
Para que la junta general adopte válidamente acuerdos relacionados con los asuntos
mencionados en los incisos 2, 3, 4, 5 y 7 del artículo 115, es necesaria en primera
convocatoria, cuando menos, la concurrencia de dos tercios de las acciones suscritas
con derecho a voto.
De la misma manera que con el quorum, existe una mayoría simple y una mayoría
calificada, en función del tipo de acuerdo.
Así, la mayoría simple corresponde al cincuenta por ciento más una acción del total de
acciones presentes en la junta. Sin embargo, cuando se debaten los asuntos
comprendidos en el artículo 126 de la Ley, es decir, aquellos que requerían quorum
calificado, se deben aprobar por mayoría calificada, que corresponde al cincuenta por
ciento más una acción del total de acciones de la sociedad, no solo de las presentes en la
junta.
Es posible que el estatuto fije porcentajes de votación mayores a los señalados por la Ley,
pero no porcentajes menores.
Como excepción, la ley dispone en su artículo 128 que los acuerdos que requieran ser
adoptados en cumplimiento de una disposición legal de carácter imperativo, no requieren
del quorum ni del porcentaje de votación calificado.
Las actas deben señalar el lugar, fecha y hora en que se realizó la junta, si se celebró en
primera o segunda convocatoria, el nombre de los accionistas presentes, el número y
clase de acciones, quiénes actuaron como presidente y secretario, la indicación de como
se hizo la convocatoria o si se trata de junta universal, la forma y resultado de las
votaciones y los acuerdos adoptados.
Para la adopción de acuerdos en este órgano, son de aplicación las reglas establecidas en
los artículos 167, 168 y 169 de la Ley General de Sociedades. Estos artículos regulan
mecanismos de funcionamiento para el directorio similares a los previstos para la junta
general de accionistas, en términos de convocatoria, quorum y votación, para la adopción
de acuerdos.
Pero existe un punto fundamental que diferencia la forma cómo se toman acuerdos a nivel
de la junta general de accionistas y la forma cómo se adoptan en el directorio. Y es el
cómputo del voto.
En el directorio ocurre lo contrario. Los votos se computan por personas, de forma tal que
cada director tiene un voto. Esta situación no varía si los directores son, además,
accionistas, pues su participación en el directorio es por su calidad de directores y no de
accionistas.
Para la adopción de los acuerdos, se requiere de un quorum de la mitad más uno de los
miembros del directorio y de votos que representen la mayoría absoluta de los directores
presentes en la sesión.
Por ello, en términos sencillos, los gerentes deciden y ejecutan sus decisiones sin requerir
de ninguna formalidad.
Así, el titular de la EIRL, quien es el órgano máximo de decisión, toma sus decisiones
también a través de formalidades que garanticen su autenticidad y ejecución.
Esto difiere de la idea común de que el titular de la EIRL no debe tomar decisiones
formales y asentarlas en un libro de actas, tal como lo hace la junta general de accionistas
de una sociedad anónima. En realidad, el artículo 40 del Decreto Ley N.º 21621 dispone
que las decisiones del titular se asientan en un libro de actas legalizado ante notario:
“Artículo 40.- Las decisiones del Titular referidas al artículo anterior y las demás que
considere conveniente dejar constancia escrita, deben constar en un libro de actas
legalizado conforme a Ley. En cada acta se indicarán el lugar, fecha en que se sentó el
acta, así como la indicación clara del sentido de la decisión adoptada, y llevará la firma
del Titular. El acta tiene fuerza legal desde su suscripción. En un mismo libro se deben
asentar las actas de las decisiones del Titular y las de la Gerencia”.
Por ello, las EIRL deben llevar este libro de actas en el que se anotan las decisiones del
titular, como el aumento de capital de la empresa, la designación del gerente, el
otorgamiento de poderes o la modificación del estatuto.
Normalmente, y como ocurre en las sociedades, el gerente toma sus decisiones y las
ejecuta, sin requerir de un acta o registro en el libro de actas. Una de las pocas
excepciones que podemos encontrar a esta situación, se da cuando el gerente requiere
delegar sus facultades en otra persona, en cuyo caso, esa delegación sí debe quedar
asentada en el libro de actas.
9. Conclusiones
Estas son las principales formalidades o requisitos que deben tomar en cuenta para la
adopción de acuerdos en las sociedades y en las EIRL.