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INSTITUTO DE CIENCIAS AGROFORESTALES Y VIDA SILVESTRE

“ICAVIS”

NOMBRE:
OSMAR ABELINO GARCÍA QUIX

CÁTEDRA:
SOCIALES

CATEDRÁTICO:
KELLY IZAGUIRRE

GRADO:
QUINTO BACHILLERATO EN DASONOMIA

FECHA:
01/07/2020
Introducción
En el sentido más amplio y más simple, discriminación significa distinguir, separar,
diferenciar. En el plano social, la discriminación expresa marginación y segregación con
consecuencias negativas, debido a alguna característica específica de una persona o de
un grupo. Quien la ejerce parte generalmente de un sentimiento arbitrario de superioridad
mezclado con menosprecio, odio, temor o ignorancia. Quien la sufre es sujeto de una
injusticia ante una condición involuntaria que no puede cambiarse y que le causa una
pena inmerecida (CNDH, 1999). La discriminación ha estado presente a lo largo de toda
la existencia humana y la historia muestra que en acontecimientos importantes y
dramáticos tiene un papel protagónico. En nuestros días la discriminación persiste; todo
indica que va a seguir existiendo, y que solamente cambiará de forma e intensidad. En
este sentido, se deben fijar límites con el objetivo de minimizarla o de que no rebase el
nivel de lo tolerable.
Discriminación o exclusión por edad
La discriminación por edad es tratar a alguien injustamente basándose en la edad de la
persona. Si tratamos a una persona injustamente o de un modo menos favorable en
comparación con otras personas, sobre la base de su edad, entonces estamos ejerciendo
la discriminación por edad. Es, por tanto, una conducta injusta contra un grupo humano
determinado. Por lo general se discrimina a ciertas minorías apoyándose en el escaso
número de sus componentes, que no son admitidas en términos de igualdad, pero ¿cómo
se puede seguir discriminando a un grupo de población tan numeroso como es el de las
personas mayores?, y ¿qué pasará en Europa con indicadores de envejecimiento
imparables dado el constante aumento en la esperanza de vida y el descenso en la
natalidad? ¿Podremos seguir discriminando a una cuarta parte de la población europea?
Discriminar, puede identificarse (referido a las personas mayores), con crueldad,
indiferencia, frialdad, rechazo, falta de interés... es decir, una serie de conceptos
negativos que atentan contra la dignidad de la persona. De hecho, el mayor temor que
presentan las personas mayores no atiende tanto al hecho de envejecer como tal, sino
más bien a la exclusión social, discriminación, maltrato y soledad profunda a la que se
enfrentan.

Recordamos que el lema que adoptó la Organización de las Naciones Unidas con motivo
del Año Internacional de las Personas de Edad en 1999, fue el de «Una sociedad para
todas las edades». Por entonces, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, a modo de
prólogo de ese año, definía una sociedad para todas las edades como aquella que no
caricaturiza a las personas mayores como pacientes o pensionados, sino como agentes y
beneficiarios del desarrollo. Es decir, agentes activos y protagonistas de las relaciones
sociales, de la sociedad y de su propia biografía.

La discriminación por edad es la gran olvidada en la lucha por la igualdad y, sin embargo,
la realidad de la discriminación por edad en España y en Europa reviste una especial
gravedad por sus efectos y por su extensión, tal y como se desprende del Eurobarómetro
especial sobre discriminación en la UE que señala la edad como la segunda causa de
discriminación más fuerte a la que se enfrenta la sociedad europea, sólo superada por la
discriminación por género que sufren habitualmente las mujeres, con especial relevancia
las mujeres mayores.
La discriminación por edad es un mal en ascenso en nuestra sociedad. El extinto
Ministerio de Igualdad señalaba que más del 40% de las personas mayores de 65 años
sufrían discriminación por edad. En cierta medida ha calado en la sociedad la idea de que,
al menos en teoría, no se puede ni debe discriminar a nadie por su sexo, orientación
sexual, raza, ideología y religión; y, sin embargo, no ha calado de la misma manera la
idea de que la edad es y puede ser un factor de discriminación igual de execrable que los
factores mencionados. El principal obstáculo a la igualdad entre todas las edades es que
esta discriminación no se reconoce entre los propios ciudadanos. Es un problema de
convivencia generacional que impregna la vida cotidiana. Reconociendo la complejidad de
la realidad social, una manera de entender la vida a partir de la propia experiencia es
precisamente «esa experiencia», la que las generaciones actuales marginan no
incorporándola tanto a la vida política como social y familiar. Porque envejecer no significa
necesariamente que la persona se deslice inevitablemente hacia el deterioro físico y
mental, hacia la soledad, hacia el abandono, hacia la no participación en la vida socio-
política de la comunidad en la que vive.

Envejecer significa estar más próximo al cenit, al apogeo de nuestras experiencias y de


nuestra biografía, pero no de nuestras capacidades y de nuestra preparación y formación
que aún puede seguir acrecentándose y desarrollándose en cooperación con nuestro
entorno. Por ello es necesario incorporar a las personas mayores capacitadas, junto a los
demás miembros de la sociedad, en la difícil tarea de construir y definir el futuro de todos
en un mundo cambiante. Las personas mayores quieren ser sujetos y no objetos de sus
vidas, participando en igualdad en la construcción de una sociedad más justa. De todo
ello tratamos en el X Curso de Gerontología Social que se celebra en la Universidad de La
Rioja desde ayer y hasta el día 25 en la esperanza de cambiar nuestra asentada
naturalidad con la que aceptamos la discriminación por edad, principalmente para con las
personas mayores.
Conclusión
El problema de la discriminación es sumamente complejo. Esta investigación permite
construir bases para profundizar en el tema y proponer los pasos a seguir. La parte
envejecida de la población es la más heterogénea en comparación con todos los grupos
de edad y conviene tomar en cuenta esta variabilidad en el diseño de futuras encuestas.
Asimismo, deben incorporarse otros temas claramente discriminatorios hacia las personas
envejecidas, como son los efectos en la creciente informalidad del empleo, la falta de
cobertura de la seguridad social, el efecto de la desigualdad, los sistemas de pensiones,
la ineficiencia de las cuentas individuales para el retiro y la atención a la salud.
 
Bibliografía

Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo. (s.f.). EEOC. Obtenido de


https://www.eeoc.gov/es/discriminacion-por-edad#:~:text=Email%20Print
%20Share-,Discriminaci%C3%B3n%20por%20Edad,tienen%2040%20a
%C3%B1os%20o%20m%C3%A1s.

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