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Causas de la Guerra de Cuba

La Guerra de Cuba se presentó a causa de varios factores políticos, sociales y


económicos. La mala gestión española sobre Cuba propició un creciente
descontento por parte de la población, quienes se veían sometidos a abusos
en los cuales no podían defenderse al no tener voz ni voto tanto en la política
como en la reclamación de derechos. Estas circunstancias fueron
despertando un desprecio creciente hacia el dominio español.
En Cuba se había estado gestando un sentimiento patriótico, el cual deseaba
cada vez más independizarse de la corona española y de esta manera
administrar la isla como un país libre e independiente. En medio de este
ambiente de independencia, Estados Unidos, que buscaba intereses políticos
y territoriales en Cuba, decide dar apoyo al proceso separatista dirigido por
cabecillas militares y políticos, quienes se apoyaron en la sociedad civil.
Por otra parte, España no había administrado de forma apropiada los
recursos de la isla. Aunque se producía grandes cantidades de azúcar, tabaco
y otros rubros alimenticios, los beneficios económicos solo favorecían a una
pequeña parte de la población conformada por burgueses españoles y
criollos adeptos a la corona española.
Igualmente, la isla no estaba provista de artículos de manufactura, lo que no
propiciaba el progreso y desarrollo de las ciudades de Cuba. Estas
circunstancias acrecentaron el sentimiento independista, que en guerras
pasadas había quedado plasmado en la población cubana sedienta de
libertad. Además, este proceso al recibir apoyo de Estados Unidos, hizo que
los cubanos no se sintieran solos en su proceso de independencia.
Causas y consecuencias de la guerra hipano cubana americana
Este conflicto se enmarca en un periodo en el que los grandes países
europeos se disputaban aquellos territorios que deseaban convertir en sus
colonias, ya fuera por ser ricos en materias primas, por abrir nuevos
mercados y absorber la sobreproducción industrial, para enviar a aquella
población que no tendría oportunidades de prosperar en sus países de origen
o por la idea que imperaba por aquel entonces de la misión civilizadora de los
territorios no desarrollados por parte de las grandes potencias.
Así, en la Conferencia de Berlín de 1884 las potencias europeas decidieron
repartirse sus áreas de expansión en el continente africano, con el fin de no
llegar a la guerra entre ellas. Otros acuerdos similares delimitaron zonas de
influencia en Asia y especialmente en China, donde se llegó a diseñar un plan
para desmembrar el país, que no pudo llevarse a cabo al desatarse la Primera
Guerra Mundial.
Sin embargo, los acuerdos no acabaron por eliminar completamente las
fricciones entre las potencias. A finales del siglo XIX, se sucedieron las
disputas por determinados puertos y fronteras cuya delimitación no estaba
clara, sobre todo en África. Ejemplos de esto son el incidente de Fachoda
entre franceses y británicos, las disputas germano-portuguesas por el puerto
mozambiqueño de Kionga, el ultimátum lanzado por los ingleses contra la
expansión portuguesa en Zambia y la polémica desatada entre franceses,
británicos, alemanes y españoles por el dominio de Marruecos.
Los Estados Unidos, que no participaron en el reparto de África ni de Asia y
que desde principios del siglo XIX estaban llevando a cabo una política
expansionista, fijaron su área de expansión inicial en la región del Caribe y, en
menor medida, en el Pacífico, donde su influencia ya se había dejado sentir
en Hawái y Japón. Tanto en una zona como en otra se encontraban valiosas
colonias españolas (Cuba y Puerto Rico en el Caribe, Filipinas, las Carolinas y
las Marianas y las Palaos en el Pacífico), que resultaron ser presas fáciles,
debido a la fuerte crisis política que sacudía su metrópoli desde el final del
reinado de Isabel II. En el caso de Cuba, su fuerte valor económico, agrícola y
estratégico ya había provocado numerosas ofertas de compra de la isla por
parte de varios presidentes estadounidenses (John Quincy Adams, James
Polk, James Buchanan y Ulysses S. Grant), que el gobierno español siempre
rechazó. Cuba no solo era una cuestión de prestigio para España, sino que se
trataba de uno de sus territorios más ricos y el tráfico comercial de su capital,
La Habana, era comparable al que registraba en la misma época Barcelona.
A esto se añade el nacimiento del sentimiento nacional en Cuba, que desde la
Revolución de 1868 había ido ganando adeptos, el nacimiento de una
burguesía local y las limitaciones políticas y comerciales impuestas por
España que no permitía el libre intercambio de productos,
fundamentalmente azúcar de caña, con los EE. UU. y otras potencias. Los
beneficios de la burguesía industrial y comercial de Cuba se veían seriamente
afectados por la legislación española. Las presiones de la burguesía textil
catalana habían llevado a la promulgación de la Ley de Relaciones
Comerciales con las Antillas (1882) y el Arancel Cánovas (1891),12 que
garantizaban el monopolio del textil barcelonés gravando los productos
extranjeros con aranceles de entre el 40 y 46 %, y obligando a absorber los
excedentes de producción.1314 La extensión de estos privilegios en el
mercado cubano asentó la industrialización de la región catalana durante la
crisis del sector en la década de 1880, anulando sus problemas de
competitividad,15 a costa de los intereses de la industria cubana, lo que fue
un estímulo esencial de la revuelta.16
consecuencias
Mediante los acuerdos de París del 10 de diciembre de 1898, se concuerda la
futura independencia de Cuba, que se concretará en 1902, y España cede
Filipinas, Puerto Rico y Guam.31 Las restantes posesiones españolas en
Oceanía (islas Marianas, Carolinas y Palaos), incapaces de ser defendidas
debido a su lejanía y la destrucción de buena parte de la flota española,
fueron vendidas a Alemania en 1899 por 25 millones de pesetas, por el
tratado germano-español.
Al terminar la guerra surgió una polémica interna en los Estados Unidos al
respecto del destino de las colonias recientemente adquiridas. Hubo quien
sostuvo el argumento de preparar a las naciones subdesarrolladas para la
democracia y quienes defendían el principio de autodeterminación nacional
que figura en la Declaración de Independencia estadounidense. En Filipinas,
los insurgentes que habían peleado contra el colonialismo español pronto
empezaron a luchar contra las tropas de Estados Unidos en una guerra que
duró tres años y provocó la muerte de un millón de filipinos. Muchos
intelectuales, como el filósofo William James y el presidente de la
Universidad Harvard, Charles Eliot, un conocido opositor al imperialismo
estadounidense, denunciaron estas acciones como traición de los valores
estadounidenses. 32
Pese a las críticas de los antiimperialistas, Estados Unidos comenzó a gravitar
cada vez con más fuerza en toda el área del Caribe. El presidente Theodore
Roosevelt propuso construir un canal interoceánico en Centroamérica, y en
1903 ofreció al gobierno colombiano comprar una franja de tierra de lo que
hoy es Panamá. Al mismo tiempo que Colombia rechazaba la oferta de
Roosevelt, se desató una rebelión en el área designada para la ubicación del
canal. Roosevelt apoyó la revuelta y rápidamente emancipación de Panamá
frente a Colombia. Unos días después, el francés Philippe-Jean Bunau-Varilla,
quien viajó a Washington como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario
de la naciente República de Panamá, vendió a Estados Unidos la zona del
canal. En 1914, el canal de Panamá se abrió al tráfico marítimo.
Las tropas estadounidenses abandonaron Cuba en 1902, pero se exigió a la
nueva república que otorgara bases navales a Estados Unidos. Asimismo se
prohibió a Cuba suscribir tratados que pudieran atraerla a la órbita de otra
potencia extranjera. También se garantizó la capacidad de intervención de
Estados Unidos en el nuevo estado a través de la Enmienda Platt, vigente
hasta 1934. A Filipinas se le concedió un autogobierno limitado en 1907
Traspaso Colonial de Puerto rico
La importancia de Puerto Rico en el plano militar más que en el económico,
en la concepción defensiva de Estados Unidos ante un eventual ataque
europeo, fue determinante en la política de dominación norteamericana
sobre la isla.
Puerto Rico fue absorbido por Estados Unidos no por previa secesión y
posterior anexión, ni ocupado parcialmente por vía de alguna “enmienda”
como el caso cubano, sino por la figura de “Estado Libre Asociado”, forma
intermedia que encontraron los yanquis para su total dominación sobre esta
hermana antillana.
Al igual que en Cuba, en Puerto Rico se venía luchando por la independencia,
adquiriendo gran virulencia esa resistencia en 1868. En dicho año se produjo
la revolución por la liberación nacional conocida como el “estallido de Lares”,
uno de cuyos inspiradores e impulsores fue Ramón Emeterio Betancés, quien
junto a Eugenio María de Hostos fueron los adalides de la lucha patriótica en
esos años. Si bien el estallido de Lares fue derrotado, las condiciones creadas
llevaron a que España se viera obligada a abolir la esclavitud en marzo de
1873.
En 1898, en el marco de la guerra contra España por la independencia,
Estados Unidos se introduce, para su propio provecho. Con el pretexto de la
voladura del “Maine” ya comentada, bombardean la capital portorriqueña
desde una escuadra al mando del almirante Sampson. En el mes de julio de
dicho año las tropas yanquis toman posesión territorial y emiten una
proclama dirigida al pueblo por medio de la cual le aseguran que venían “no
para hacer la guerra sino para traer las bendiciones de la libertad”. En agosto
se llega al armisticio previo al Tratado de París y en octubre de 1898 se
efectúa la ceremonia oficial de transferencia de soberanía por medio de la
cual el presidente de los EE.UU. nombra un Gobernador Militar para la isla. A
partir de allí la economía puertorriqueña pasó a depender de Norteamérica.
El artículo II del Tratado de Paz entre España y Estados Unidos de América,
firmado en París el 10 de diciembre de 1898, determinaba que España cedía
a EE.UU. “la isla de Puerto Rico y las demás que están ahora bajo su
soberanía en las Indias Occidentales…”. A partir de allí, Puerto Rico, como
colonia de los EE.UU., sirvió como punta de lanza en el sistema defensivo-
ofensivo militar del imperialismo en la cuenca del Caribe. La isla se
transforma en centro de adiestramiento de la Marina, Ejército y Aviación
Naval yanquis.

En 1900 el Senado de los EE.UU. aprueba una ley denominada “Ley Orgánica
Foraker” por el nombre del Senador Joseph Foraker que la propuso, por
medio de la cual, y en medio de una oleada de resistencia popular en Puerto
Rico, se reemplazaba la intervención militar por un gobierno civil; pero dicho
gobierno sería restringido y dependería del de los Estados Unidos. La
dominación económica y política norteamericana se evidencia en los
artículos de dicha ley:
Art. 2. (Derechos sobre importaciones extranjeras)
A partir de la fecha de la aprobación de esta Ley, las mismas tarifas y
derechos de aduana serán impuestos, cobrados y pagados sobre todo
artículo importado en Puerto Rico, de puertos no pertenecientes a los
Estados Unidos, que la ley dispone sean cobrados sobre artículos de
procedencia extranjera importados en los Estados Unidos… Disponiéndose
además, que todo libro y folleto impreso en idioma inglés será admitido libre
de derechos en Puerto Rico cuando se importe de los Estados Unidos.
Art. 3. (Intercambio de mercancías con los Estados Unidos)
A partir de la fecha…, toda mercancía que entre en los Estados Unidos,
procedente de Puerto Rico, y entre en Puerto Rico, procedente de los
Estados Unidos, será admitida en los respectivos puertos de entrada, al
pagarse un quince por ciento de los derechos arancelarios que devengan sus
similares procedentes de países extranjeros…”
La Enmienda Platt
Fue un apéndice agregado a la Constitución de Cuba en el período de la
primera ocupación militar estadounidense en la isla (1899-1902) y que
respondía a los intereses de los Estados Unidos. La Enmienda Platt (o Tratado
Permanente) fue derogada el 29 de mayo de 1934.
l desenlace de la Guerra Hispano-Estadounidense, entre España, Estados
Unidos y Cuba, conllevó la obtención por parte de los estadounidenses de
varias colonias españolas. Entre ellas se encontraba la isla de Cuba, que
cambió de manos después de la firma del Tratado de París, el 10 de
diciembre de 1898.
Para iniciar la guerra, los estadounidenses aprobaron en el Congreso y el
Senado la Resolución Conjunta. Es entonces cuando, con ayuda de los
insurrectos, desembarcan y realizan un bloqueo naval a la isla. Con el apoyo
de los mambises ocupan militarmente el país.
La Enmienda Platt se aprueba bajo el chantaje de los Estados Unidos de no
desocupar militarmente la isla hasta que no se aprobara. Para ganarse a la
opinión pública, producen una intensa campaña propagandística, en la cual
hablaban de la incapacidad de los cubanos para terminar la guerra y critican
el método de la Reconcentración, llevado a cabo por España. Tras esto, el
fundador de la Cruz Roja pidió permiso para auxiliar a las víctimas de la
Reconcentración, siéndole negada la autorización.
Los Estados Unidos aprueban la Resolución Conjunta el 19 de abril de 1898.
Era una verdadera declaración de guerra a España, en la cual no se
reconocían las intenciones representativas del pueblo cubano. La guerra
tiene un carácter multilateral porque no se desarrolla solamente en el plano
militar sino que también existe la guerra diplomática, psicológica, económica
y propagandística. El 28 de febrero de 1901, el senador estadounidense
Orville H. Platt propone enmendar la Ley de Gastos del Ejército, incluyendo
en esta una cláusula que regulara las relaciones entre el nuevo estado
independiente cubano y los Estados Unidos.
Esta Enmienda recibe el apoyo del legislativo estadounidense y de la
presidencia, tras lo cual el gobernador militar de Cuba entrega la Resolución
a la Convención Constituyente.

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