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INTRODUCCIÓN
Las siguientes líneas, escritas por un neófito en medicina, sólo pretenden demostrar el
grado de aprovechamiento de la materia impartida por el doctor Manzanares y las
doctoras Martínez Gacio y Galvá Borrás.
Sé, porque así me lo enseñó el doctor Manzanares, que, entre las muchas funciones del
cerebro debemos destacar la integración de todo movimiento y su coordinación. Su
estudio nos lleva a considerar cuestiones sobre su evolución, su panorámica, su
estructura y su disección por áreas para el posterior análisis de las mismas. Cabe
destacar el cerebelo como especial monitor de todos los movimientos, especialmente,
automáticos
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Naturalmente que todas estas reflexiones están sólo referidas al cerebro humano. Según
una narración novelística del escritor Eduardo Mendoza, que pone en boca de un
extraterrestre la opinión que le merece el ser humano, no hay por menos que sonreír al
describirle como un ente individualizado de 1,70 mts. de estatura, 57 centímetros de
estructura craneal y dos ojos, significando la carencia de rabo y la adición de las
orejas al cráneo. Culmina el examen con la inocencia del ser humano por ser este
adefesio y la dispensa porque tuvo “mala suerte” en la evolución.
Para el ser humano, esto no deja de ser un pasaje cómico, ya que la evolución sólo ha
servido para, a través de millones de años, cincelar, por así decirlo, la zona craneana del
hombre. No en vano la humanidad considera y resalta la perfección del cuerpo humano.
Así que partiendo de esa base, de considerar el cuerpo como una perfecta maquinaria,
hemos de prestar la máxima atención a su fuerza motriz, es decir, a su cerebro.
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cerebral. Anomalías o enfermedades en extremidades ú órganos pueden ser
solucionables, pero los elementos que encierra un cerebro enfermo son muchos y muy
variables y con tantas connotaciones que dificultan su descubrimiento y posterior
solución. Tenemos un caso reciente y muy significativo, por la personalidad que lo
padeció. Los amnésicos almacenan rastros de memoria, pero no pueden acceder a ellos.
El estudio del cerebro, hasta hace, relativamente, pocos años, estaba relegado a
limitados campos de la ciencia. Algunos psicólogos, neurólogos y psigmaticos han
intentado entender cómo funciona el cerebro de una persona normal, y su relación con
la propia mente. El cerebro toma decisiones, anticipa el futuro, actúa en una sociedad
compleja, está capacitado para emitir un juicio ético, conocimiento de uno mismo y del
otro y controla su propia existencia.
“El cerebro tiene el tamaño de un coco, la forma de una nuez, el color del hígado y la
consistencia de la mantequilla fría”. Este dicho de Rita Carter, la famosa antropóloga,
me da pie para añadir que este “coco” se divide en dos mitades llamadas hemisferios;
hemisferio izquierdo y hemisferio derecho, comunicados a través de fibras.
En efecto, el cerebro humano es la unión de dos mentes y cada una de ellas se retrata en
su gemela. Si al principio de la vida se malograse uno de los dos hemisferios, el otro
podría asumir sus funciones mentales por su conexión interfibral ya que la información
que recibe uno la trasmite al otro de inmediato. No ocurriría así de separarse totalmente,
es decir, si no funcionase la banda de fibras que les ayuda a mantenerse en constante
diálogo. En este caso, si se trata de un cerebro adulto, cada uno de los hemisferios
procesa su propia información.
El texto de Rita Carter fija un porcentaje entre el 5% y el 8% los individuos que usan,
preferentemente, la mano izquierda. Yo me atrevería a elevar este porcentaje en la
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actualidad porque, aún cuando los conocimientos y estudios científicos hacen coincidir
la diestra con la dominación del hemisferio izquierdo, es bien sabido, sobre todo por los
que hemos pasado los quince lustros, que tiempo atrás era fuertemente reprimido el uso
de la mano izquierda desde la infancia. Hace ya varios años que dejó de usarse esta
práctica disciplinaria, y los individuos se manifiestan según sus órdenes cerebrales.
Los principales motivos, que, según algunos autores, inducían a los adultos a estos
comportamientos, parece que fuesen de índole religiosa o socioeducativa, y ello me
lleva a la siguiente reflexión:
¿Está la Religión reñida con la Ciencia? ¿Pueden ó no ser compatibles? Decía Pasteur
que un poco de Ciencia aleja de Dios, pero mucha le devuelve a Él. En su libro "Dios y
la Ciencia", Jean Ghitton, un escritor del siglo pasado se plantea el sentido de la vida y
la muerte, llegando a considerar este pensamiento como la única cuestión que se
enfrenta al animal pensante, desde su origen. Y para iluminar el camino de las tinieblas,
dice, este animal pensante no tiene mas que dos caminos: uno se llama Religión y el
otro Ciencia. Hay dos cortos párrafos en este libro que suenan como sendos
aldabonazos: Existimos a través de algo cuya naturaleza y asombrosas propiedades son
difíciles de captar, pero se asemeja más al espíritu que a la materia tradicional. En su
otro párrafo Guitton augura grandes cambios en siglo XX, y pronostica que, un
verdadero diálogo entre Dios y la Ciencia, puede por fin comenzar. Otro científico,
Peirce, asevera, en varios de sus libros que no existe contradicción entre Religión y
Ciencia y califica esta última como una actividad ganada por el deseo de aprender. Por
lo tanto, dice Peirce, la Religión debería estar animada por un espíritu científico y
moderar su pose de infalibilidad y así, por el contrario, cree que la Ciencia debería
considerar su mecanicismo. Concluye, con la categórica afirmación de que ambas,
Religión y Ciencia no solo no sed divergen sino que se complementan, con las
consideraciones anotadas.
Si no recuerdo mal creo que fue Santo Tomás de Aquino el primero que quiso conciliar
la fe cristiana con la filosofía. Quiso entablar una armonía entre las creencias y la
sabiduría, entre la Fe y el Saber.
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Para poner fin a esta reflexión, creo que, efectivamente, la fusión es posible siempre que
ambas se desprendan, estoy de acuerdo con Peirce, de convencionalismos que podría
hacerla inviable
Un famoso neurólogo inglés, del siglo XIX, Hugling Jakson, sitúa el lenguaje en
hemisferio izquierdo, considerándolo líder y dominante. Precisamente en esa parte
situamos el área de broca llamada así por el nombre de su descubridor, Pau Broca,
cirujano francés, hacia 1868. Es bien cierto que las consecuencias son distintas al
dañarse uno u otro lado cerebral. Y, que duda cabe, repasando los estudios de estos
científicos, se puede llegar a entender, de una manera razonable, las diferencias sexuales
y su connotación con el lenguaje, todo a través del proceso natural evolutivo.
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Sólo a modo de curiosidad, cito la rareza de algunas especies, tales como los moluscos,
que tienen situado el cerebro en el intestino, y, parece que le sirve de control en la
admisión de alimentos. De hecho, varias familias de genes dirigen el desarrollo de
cerebro e intestinos. En el dibujo el cerebro de un pulpo
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La distribución de los recursos necesarios de supervivencia en el tiempo y en el espacio
hace imprescindible el trabajo del cerebro. Naturalmente los organismos inmóviles no
necesitan sistema nervioso. El cerebro recibe información de los sentidos, evalúa,
almacena y genera respuestas que los músculos se encargan de ejecutar. Así que, en un
amplio sentido, el cerebro es un amortiguador de las variables ambientales, tema
estudiado en profundidad, cuando de la evolución cerebral se trata.
Al tratar este tema, sentí curiosidad por saber porqué cuando alguien duerme se dice que
está en los brazos de Morfeo. Para ello acudí a la Mitología y esto es lo que leí: Una
leyenda griega describe a Morfeo como hijo de Hipnos (Dios del dormir) y nieto de Nix
(Diosa de la noche). Morfeo producía el sueño con los humanos y Fantaseo é Icelo lo
hacían con animales y objetos inanimados respectivamente. Esta leyenda sitúa a la
familia en el valle de la oscuridad, donde crecían plantas que, al consumirse, producían
ganas de dormir. Pero bueno, esto no deja de ser una leyenda, y como tal debemos
tomarla.
Lo que sí es cierto es que para determinar todos los conceptos medicinales hay que
remontarse a los griegos, sobre todo en lo que se refiere al sistema nervioso. Un
científico griego de la antigüedad que también ejerció en Roma y respondía al nombre
de Galeno mantenía ciertas teorías, algunas equivocadas para los humanos ya que se
originaban debido a su práctica con animales. Alguna primitiva afirmación se mantuvo
durante mucho tiempo, y no fue hasta 1713 que Newton señaló las vibraciones
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transmitidas desde el cerebro a través de los nervios como causa de las contracciones de
los músculos.
A partir de entonces fueron varios los científicos que realizaron estudios y experimentos
mas o menos acertados: Galvani, Volta, Dubois, Reymond, Fritsch, Hitarg, Richard
No obstante para determinar todos los conceptos medicinales hay que remontarse a los
griegos, sobre todo en lo que se refiere al sistema nervioso. A veces nos referimos al
médico como el galeno, y ello tiene explicación ya que un antiguo médico griego, que
también ejerció en Roma, respondía, precisamente, al nombre de Galeno.
Las múltiples funciones del cerebro incluyen dar cabida a una función tan necesaria
como es la MENTE: sentir, recordar, comprender, crear…… La mente humana es
inmensamente rica y compleja y su funcionamiento, en muchos aspectos no ha dejado
de ser un enigma para la CIENCIA.
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Steven Mithen, catedrático de arqueología de la universidad de Reading, afirma que la
mente del individuo evolucionó a través de un proceso de fluidez cognitiva creciente y
relaciona este proceso con la inteligencia humana.
Capítulo aparte merecen los trastornos cerebrales que son de índole y comportamientos
distintos y de los que he tenido ocasión de documentarme leyendo a Frank Tallis, que,
en su libro Trastorno obsesivo compulsivo, hace un revelador análisis de los diferentes
comportamientos de un cerebro enfermo. Para continuar con el tema y finalizar este
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trabajo, resumiré algunas de las impresiones del doctor López-Ibor cuando fue
entrevistado hace unos años:
En los procesos de cognición de los bipolares, si se su curación, hay vuelta atrás, cosa
que no se puede hacer con otro tipo de enfermedad mental, por ejemplo, la asociada al
parkinson. Algunas lesiones cerebrales como los traumatismos craneoencefálicos
pueden desembocar en trastornos bipolares, por lo que recomienda completar el
diagnóstico con un electroencefalograma.
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N. A. La entrevista al doctor López-Ibor es muy extensa y recoge párrafos de gran
interés, pero, como he dicho, doy aquí por finalizado este trabajo, que someto al
examen del profesor D. Carlos Martínez Manzanares, para su aprobación, rectificación
o rechazo.
Aún en este último caso, siempre habré ganado experiencia, cultura é inquietud por
saber, bagaje que se adquiere al realizar cualquier trabajo universitario.
Referencias bibliográficas
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