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MIGUEL PÉREZ DELABORDA


FRANCISCO JOSÉ SOLER GIL
CLAUDIA E. VANNEY
(Editores)

¿QUIÉNES SOMOS?
CUESTIONES EN TORNO AL SER HUMANO

EUNSA
EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A.
PAMPLONA
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JAVIER BERNÁCER MARÍA'

¿SOMOS NUESTRO CEREBRO?


egún se enseña en las facultades de Filosofia, esta comenzó ante la admiración
que el orden de la naturaleza causaba en los pensadores. Tras unos pocos siglos
de búsqueda de los componentes fundamentales del mundo natural, cambió ra
dicalmente el foco de interés gracias al mensaje que un filósofo recibiódel oráculo de
Delfos: «Conócete a ti mismo». Sócrates se tomómuy en serio este mandato, y comenzó
a plantearse los dos términos del mismo: ;(1) Qué conozco y qué no conozco de (2) mí?
Estapregunta es la que ha marcado las principales corrientes filosóficas hasta el día de
hoy, y de hecho los grandes puntos de inflexión en la historia de la filosofía, como el
cartesiano o el kantiano, se han dado por replanteamientos de esta pregunta.
Aparte de la filosofia,es legítimo que nos hagamos esta pregunta desde otros cam
pos del saber. ¿Quién soy yo? O, mejor dicho, saliendo de nosotros mismos: ¿quién
es el ser humano? Precisamente Descartes, al plantearse esta pregunta al abrigo de su
estufa, empezóa desbrozar el conocimientode sí mismo para acabar quedándose con
una máxima: «Pienso, luego soy». El filósofo francés identificó lo más propio con el
pensamiento. Independientemente de lo acertado de la respuesta, es indudable que cada
uno de nosotros acabaríamos relacionando nuestro yo con nuestra actividad mental:
pensamientos, deseos, inquietudes, certezas o, probablemente, con el conjunto de ellos.
La mente es estudiada por los psicólogos y los filósofos de la mente. Pero, además, hay
una disciplina científica que estudia lo que ocurre en el sistema nervioso -cerebro y
demás- ante determinados procesos psicológicos: la neurociencia.
En dos párrafos hemos visto cuál es la pregunta que ha movido a los filósofos a
través de la historia, y que el neurocientífico tiene derecho a sentirse comprometido con
clla. Entonces, :qué dice el neurocientífico acerca de «quién soy yo»? Lo primero que
sencillos que tienen respuestas
Se cncuentra es que en la naturaleza hay animales mnuy
conductuales muy simples: así, un gusano tiene apenas unos cientos de neuronas -las
células principales del sistema nervioso-y da para poco mås que para acercarse a las
cOsasbeneficiosas yalejarse de las perjudiciales. Elratón, sin embargo, tiene un cerebro
1. Licenciado en Biología (2001) y en Bioquimica (2003) por la Universidad de Navarra.
doctor en Neurociencias (2006) por la Universidad Autónomade Madrid, y máster en Fi.
losofia (2015) por la Universidad de Navarra. Investigador en el grupo «Mente-Cerebroy
del Instituto Culturay Sociedad (|CS, Universidad de Navarra), y profesor asociado de la
Facultad de Educación y Psicologia de la Universidad de Navarra.
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Javier Bernácer María

bien formado yes capazde tener conduCtas máscomplejas, comodefender su territorio


de los congéneres rivales y compartirlocon los suyos. Los primates no humanos tienen
un cerebro mucho más complejo, y son capaces de claborar respuestas aún más com
plicadas, como cnfadarse cuando se les estádando un rato desigual con respecto a sus
compañeros. En el cercbro hunano se dan dos cambios significativos: aparecen más
pliegues vmás profundos -permitiendo asíquc quepan más neuronas en mcnos espa
cio-,vse desarrollacspecialmente la parteprefrontal -la zona del cerebro quc qucdapor
cncima de los ojos-. Estose relaciona con todos aquellos«poderes psíquicos» que cd scr
humano pucde cjercer yel resto de animals no, como un complcjo lenguaje simbólico,
la capacidad de abstracción 0, volviendo aSócrates, conocerse a sí mismo.
Por lo tanto, lo más evidente que encuentra el neurocientífico es que el cerebro del
ser hunano es mucho más complejo que el de los animales no humanos. ;Y cómo estu
dia cl neurocientifico el cerebro humano? Resulta dificil responder a estapregunta en un
párrafo, pero se puede intentar: lo estudia indirectamente. Las técnicas de neuroimagen
más consolidadas hoy día, aqucllas que muestran fotos de cerebros en blancoy negro
con manchas rojas, no muestran zonas activas, sino regiones cerebrales que están signi
ficativamente -en términos puramente estadísticos- másbañadas en sangre oxigenada,
al hacer unatarea concreta, que cuando hacen una tarea control'. El oxígeno en sangre
es una medida indirecta de actividad, porque suponemos y así se ha comprobado en
animales- que las neuronas más activas necesitan un mayor aporte de oxígeno. Hay
situaciones excepcionales en que se puede registrar directamente la actividad nerviosa del
cerebro humano, introduciendo unos finos receptores en su interior. Obviamente esto se
hace en casos muy concretos: pacientes que necesitan una operación intracraneal como
terapia, y quedan su consentimiento para participar en proyectos de investigación. Esto
tiene la gran ventaja delregistro directo de la actividad, pero el gran inconveniente de
quedar restringido a muestras muy limitadas de sujetos -pacientes-, que probablemente
no sean representativos de la población general. Por lotanto, lo más frecuente es pedir a
nuestros voluntarios que hagan una tarea muy concreta, en unas condiciones altamente
determinadas, y observar indirectamente qué está pasando en sus cerebros cuando la
llevan a cabo.
Estos estudios funcionales se complementan Con investigaciones anatómicas en te
jido nervioso post mortem, y con experimentosen animales en los que sí podemos tener
un registrodirecto de la actividad nerviosa. Las primeras tienen cada vez un carácter
más funcional, y se utilizan para conocer la distribución de determinadas neuronas en

2. Por ejemplo, si estamos interesados en qué regiones cerebrales «están especialmente


activas» al ver la foto de un euro (tarea de interés), presentaríamos al sujeto una foto de
un euro y, después, una foto de un circulo de las mismas dimensiones y colores, pero
que no seaun euro (tarea control). Entonces,compararíamos la señal entre las dos con
diciones.
Somos nuestro cerebro?
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ciertos núcleos cerebrales, la abundancia de neurotransmisores concretos en diversas


áreas del cerebro, o la afectación de todas cllas en diversas patologías. Los segundos
permitenanalizar con más detalle la actividad nerviosa ante determinadas situaciones,
como aprender a encontrar la salida de un laberinto, oante la inyección de una droga.
Además, pueden complementarse con estudios con trazadores, que permiten inycctar
una sustancia coloreada en cierto núcleo cerebral, dejar quc lo absorban las neuronas
de ese núcleo y, con el transcurso de los días, ver a qué otro núcleo se ha transportado.
Deesta manera puede profundizarse en la densa red de conexiones, masiva y al mismo
tienmpo selectiva, que configura el cerebro del animal. El objetivo final de los estudios
enanimales es tratar de transferir los resultados al ser humano; así, si se comprucba que
el hipocampo está relacionado con el aprendizaje espacial en el ratón, se asume que en el
ser humano el proceso será similar. Estas técnicas más o menos tradicionales -de hasta
más deun siglo de antigüedad- se van mejorando por el progreso general de la técnica y
la increíble imaginación de los investigadores. Hoy día es posible controlar las neuronas
que se desee con luz, gracias a la introducción del gen de un alga en las células nerviosas
de un roedor. O también se puede hacer transparente un trozo de tejido cerebral -jo
incluso un cerebro entero de ratón!, incluyendo material humano post mortem, para
claridad.
después teñir nuestras neuronas de interés y poder visualizarlas con mayor
limitado al estudio del cerebro
Por lo tanto, el mensaje es que tenemos un acceso
las últimas décadas. Las
humano, a pesar de los prodigiosos avances llevados a cabo en
limitaciones, por lo que
principales instituciones financiadoras son conscientes de estas
fundaron hace unos años la
tanto la administración Obama como la Unión Europea
BRAIN Initiative y el Human Brain Project, respectivamente. Estos colosales proyectos,
impulso definitivo al es
financiados con miles de millones de euros, pretenden dar el
cerebro para poder desentrañar los secretos que guardan los 86.000 millones
tudio del pretensiones es poder reproducir un
de neuronas que lo pueblan. Una de las grandes implantarle -o que emerja de
cerebro humano de manera artificial para así, por qué no,
él- una mente humana.
texto: la relación entre la mente y el
Acabamos de topar con el problema clavede este
generalización sea injusta, creo que es acertadodecir que la visión
Cerebro. Aunque la es un producto del cerebro: las neuronas se
Predominante en neurociencia es que la mente
descargas eléctricas a otras neuronas, músculos y glándulas, y de
dCtivan, transmiten sus cuenta que se
pensamientos. Es una postura razonable, teniendo en
ahí surgen nuestros cerebrales asociadas a problemas mentales, y que el con
conocen algunas alteraciones conocido, conllevan
sustancias, cuvo efecto sobre el sistema nervioso es
sumo de ciertas

el impulso nervio
través de las Cuales las neuronas transmiten
guímicas a
J. Las sustancias
glándulas o músculos.
SO a otras neuronas, es conocida como
optogenética.
introducida en 2006,
+ Estatécnica, CLARITY.
técnica se denomina
D. De hecho, esta
Javier Bernácer María
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también cambios en la actividad psicológica. La conclusión es que solo existe una cosa
nuestro cerebro.
lo fisico, ylo mentales un subproducto. Por lo tanto, somos
Sin embargo, el neurocientifico tiene qucser críticocon su propa d1sCiplina y con e!
alcance de sus experimentos. Tiene que ser, ante todo, científico. Si sus experimentos no
denuestran con total certeza una relación causal entre la mente y el cerebro -es deci.
que la actividad cerebral es la causa de la mente-, no debería dejarse llevar por el entt.
siasmo y afirmar tal cosa, o pronosticar que burlaremos a la muerte al poder descargar
nuestra conciencia en un dispositivo externo y eternizar nuestro yo. La primera reacción
crítica ante esta actitud es sencilla, pues se basa en los párrafos leídos anteriormente
no existe una manera adecuada de medir directamente la actividad cerebral humana
en circunstancias normales. Hoy por hoy solo podemos hablar de correlatos neurales, es
decir, de la actividad cerebral que se asocia o correlaciona con cierta actividad psicológi
ca: podemos decir, por ejemplo, que un aumento en la actividad del núcleo acumbens
aparece asociado a la sensación positiva al predecir una recompensa, pero no que dicho
núcleo hagaque nos sintamos felices. Estas son las reglas del lenguaje científico, basado
en las evidencias.
Pero hay, además, una segunda crítica algo más profunda y todavía biológica que
invita a responder negativamente a la pregunta de si somos nuestro cerebro: nuestro
sistema nervioso va más allá de nuestro cerebro. Para empezar, el cerebro estárecibiendo
la información que procede de los sentidos, y que no envían el estímulo -la imagen, el
sonido, la textura, etcétera- tal cual estáen el exterior, sino que la están codificando al
lenguaje común de las neuronas: el impulso nervioso. Los receptores, por lo tanto, em
piezan a dar forma a una información procedente del exterior que terminarápor alcan
zar elcerebro, yque se asociará con una percepción consciente. Es fundamental tener en
cuentaalgo: la continuidad entreel cerebro y el restode nuestro cuerpo. Nuestro orga
nismo tiene un desarrollo común, orquestado, sincrónico y único desde el momento de
la concepción hasta que se detiene por completo. No tiene sentido asignar al cerebro el
papel de único portador del yo, pues sin su relación con el resto del cuerpo sería un trozo
de materia orgánica desorientado y aislado incluso de sí mismo. Somos
nuestro cerebro;
al igual que somoS nuestras manos, nuestro hígado y las yemas de
nuestros dedos. ;Y que
sucedeanteun trasplante o unaextirpación? lanto nuestro
que son inseparables, se adaptarán a la nueva situación para
cuerpocomo nuestra
intentar seguir siendo fu
cionales. Pero se puede ir todavía más lejos en esta interpretación holística: hay autores
de renombre, tanto filósofos como
científicos, que defienden la extended
nuestra mente no se asocia únicamnente a nuestra mind mev
objetos con los que interactuamos. El ejemplo queactividad corporal,magistral:
sino tambie.
si resulta
suele ponerse es
convincente asumir que nuestros ojos o nuestras manos
de nuestra actividad mental, al participan en la conrigue
relacionarnos con el medio, por asignarel mis
mo papel al bastón del ciego? El qué no
que le transmite su bastón invidente conoce su entorno por medio dela vibración
sobre la superficie; por lo tanto, no es eXtravagancia
afirmar que la mente del ciego se extiende una
hasta el bastón.
Somos nuestro cerebro?
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Demos un último paso antes de concluir: si nuestro cerebro nunca está, ha estado
ni estará aislado del resto de nuestro cuerpo en ningún momento, cabe decir lo
mismo
de nosotros mismos con respecto al medio que nos rodea. Tanto nuestros cuerpos como
nuestras mentes -que, ins1sto, son inseparables y tienen una interrelación includible- se
encuentran embebidas en un entono deobjetos, estímulos y, sobre todo, personas. A
la hora de responder a la pregunta de quiénes somos no podemos olvidar que somos
seres relacionales, y que nuestro cuerpo-mente tiene también una interrelación ineludi
ble con los otros. Así, el último elemento que participa en la configuración de nucstro
voes, precisamente, el otro. El constante dinamismo de nuestro sustrato orgánico y de
SU
actividad psicológica asociada no deja de alimentarse de nuestra reciprocidad con cl
entorno, y sobretodo con aquellos semejantes a nosotros: las demás personas.
En conclusión: somos nuestro cerebro, de la misma mnanera que somos el restO de
nuestro cuerpo, la actividad mental que se relaciona íntimamente con él, y que nos pone
en contacto con nuestro entorno. Por ello, las cuestiones importantes que afectan a nues
tro yo -libertad, responsabilidad, dignidad, etc.-. han de ser tratadas de modo global,
interdisciplinar y, sobre todo,con humildad, rigor y sentido común.

PARA SEGUIR LEYENDO

Studies 18/7-8 (2011) 196-221.


T. Fuchs, «The brain: A mediating organ», Journal of Consciousness
organs as a marker of mental disorders», Frontiers in
F. Güell yJ. Bernacer, «Anatomical constitution of sense
Behavioral Neurosciences 9 (2015) 59.
persona: aproximación interdisciplinar desde la filosofia yla neu
J. A. Lombo y J.M. Giménez-Amaya, La unidad de la
rociencia, EUNSA, Pamplona 2013.
mind», Analysis 58/1 (1998) 7-19.
A.Clark y D. Chalmers, «The extended

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