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Hechos y cifras: liderazgo y participación política

Presencia de mujeres en los parlamentos


 Solo un 24,3 % de parlamentarios nacionales e mujeres en febrero de 2019, lo que significa que la proporción
de mujeres parlamentarias ha aumentado muy lentamente desde 1995, cuando se situaba en un 11,3 % [1].
 En junio 2019, 11 mujeres son Jefas de Estado y 12 son Jefas de Gobierno [2].
 Ruanda es el país con mayor número de parlamentarias; un 61,3 % de los escaños de la cámara baja están
ocupados por mujeres [3].
 A escala mundial, en febrero de 2019 había 27 Estados donde las mujeres representan menos del 10 % del
total del parlamento en cámaras únicas o bajas, incluidas tres cámaras sin presencia femenina [4].
Diferencias entre regiones
 Siguen existiendo diferencias importantes en los porcentajes promedio de parlamentarias según las regiones.
En febrero de 2019 se registraban los siguientes porcentajes (cámaras únicas, bajas y altas combinadas): países
nórdicos, 42,5 %; Américas, 30.6 %; Europa (incluidos los países nórdicos), 28.7%; Europa (excluidos los países
nórdicos), 27.2 %; África subsahariana, 23,9 %; Asia, 19,8 %; países árabes, 19 %; y la región del Pacífico, 16.3 %[5].
Otras esferas de gobierno
 En enero de 2019, solo el 20.7 % de los cargos ministeriales estaban ocupados por mujeres. Las cinco carteras
más comunes que ocupan las mujeres son: asuntos sociales seguidas de otras de carácter social como
familia/infancia/juventud/mayores/discapacidad/; medio ambiente/recursos naturales/energía; trabajo/formación
vocacional; y comercio/industria , y [6].
 En 103 países y áreas con datos relevantes, la representación de las mujeres en los órganos locales electos
deliberativos varió desde menos del 1% hasta cerca de la paridad, con un 50%, con una media del 26% [7].
 La representación de las mujeres en los gobiernos locales puede suponer una gran diferencia. Una
investigación sobre los panchayats (consejos locales) de la India puso de relieve que el número de proyectos de
abastecimiento de agua potable en zonas en los que dichos consejos están dirigidos por mujeres era un 62 % mayor
que en el caso de aquellas cuyos consejos están dirigidos por hombres. En Noruega se encontró una relación de
causalidad directa entre la presencia de mujeres en los consejos municipales y la cobertura del cuidado infantil [8].
Aumento de la participación
 En febrero de 2019, solo 3 países tenían un 50 % o más de mujeres en el Parlamento, ya sea en la cámara única
o baja: Ruanda con el 61,3 %, Cuba con el 53.2% y Bolivia con el 53,1 %. No obstante, un número más elevado de
países ha alcanzado el 30 % o más de representación femenina. [9] En febrero de 2019, 50 cámaras únicas o bajas
estaban compuestas en un 30 % o más por mujeres. Esto incluye 22 países de Europa, 12 del África subsahariana y 12
de América Latina y el Caribe, 2 en el Pacifico, y 1 en Asia así como en Estados Árabes. Además, algunos países han
aplicado algún tipo de cuota de paridad (cuotas establecidas por ley o escaños reservados) y han abierto así un
espacio para la participación política de las mujeres en los parlamentos nacionales [10]. El equilibrio de género en la
participación política y la toma de decisiones es un objetivo acordado internacionalmente en la Declaración y la
Plataforma de Acción de Beijing [11].
 Hay cada vez más pruebas fehacientes de que el liderazgo de las mujeres en los procesos políticos y de toma
de decisiones mejora dichos procesos [12]. Las mujeres demuestran liderazgo político trabajando
independientemente de su afiliación política en los grupos parlamentarios de mujeres, incluso en los ambientes
políticos más reacios, y defendiendo cuestiones relativas a la igualdad de género, como la lucha contra la violencia de
género, las licencias parentales y el cuidado de los hijos, las pensiones, las leyes sobre igualdad de género y las
reformas electorales [13].
Reglas y normas mundiales
 La resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la participación de la mujer en la política
(A/RES/66/130) de 2011 destaca la importancia crucial de dicha participación en todos los contextos. La resolución
llama a los Estados Miembros de las Naciones Unidas a adoptar una serie de medidas, incluidas las siguientes:
 Examinar los diferentes efectos de sus sistemas electorales en la participación política de la mujer y su
representación en los órganos electivos y ajustar y reformar esos sistemas, según proceda;
 Alentar encarecidamente a los partidos políticos a que supriman todos los obstáculos que discriminen, directa
o indirectamente, contra la participación de la mujer; a que desarrollen su capacidad para analizar las cuestiones
desde una perspectiva de género y a que adopten las políticas necesarias a fin de promover la capacidad de la mujer
para participar plenamente en todos los niveles de decisión dentro de los propios partidos;
 Promover la conciencia y el reconocimiento de la importancia de la participación de la mujer en el proceso
político a nivel comunitario, local, nacional e internacional;
 Investigar las denuncias de actos de violencia, agresión o acoso perpetrados contra mujeres electas para
desempeñar cargos públicos y candidatas a ocupar cargos políticos; crear un entorno de tolerancia cero ante esos
delitos y, para asegurar que los responsables rindan cuentas de sus actos; adoptar todas las medidas necesarias para
enjuiciarlos; y
 Alentar una mayor participación de las mujeres susceptibles de ser marginadas, en particular las mujeres
indígenas, las mujeres con discapacidad, las mujeres del medio rural y las mujeres pertenecientes a minorías étnicas,
culturales o religiosas, en los procesos de adopción de decisiones a todos los niveles; y afrontar y eliminar los
obstáculos que encuentran las mujeres marginadas para acceder a la política y la adopción de decisiones a todos los
niveles, así como para participar en ellas.
La resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la participación de la mujer en la política
(A/RES/58/142) de 2003 llama a los Estados Miembros a vigilar el progreso de la representación de la mujer;
asegurarse de que las medidas para conciliar la vida familiar y el trabajo profesional se apliquen por igual a las
mujeres y a los hombres; establecer mecanismos y programas de capacitación que alienten a la mujer a participar en
el proceso electoral y la preparen mejor para emitir su voto con conocimiento de causa, en elecciones libres y
limpias; promover la participación de los jóvenes, en particular las mujeres, en las organizaciones de la sociedad civil;
y establecer programas para educar y capacitar a las mujeres y a las niñas en la utilización de los medios de
comunicación y las tecnologías de la información y la comunicación.
La resolución 1990/15 del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas insta a los gobiernos, partidos políticos,
sindicatos y otros grupos representativos a adoptar un porcentaje de al menos un 30 por ciento de mujeres en
cargos directivos, con el objetivo de lograr la igualdad de representación.
La Plataforma de Acción de Beijing reafirma el contenido de la resolución 1990/15 e insta a aumentar la
representación de las mujeres en el Objetivo Estratégico 2.
La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer incluye compromisos en
relación con la vida política y pública (artículo 7), así como sobre la representación (artículo 8).
Movimientos de mujeres
En el ámbito nacional y mundial, los movimientos de mujeres han impulsado la acción a favor de la igualdad de
género. En países y localidades, los defensores y defensoras de los intereses de las mujeres suelen conocer mejor las
deficiencias a las que se enfrentan mujeres y niñas, y saben bien qué medidas se deben adoptar para promover sus
derechos. Al presionar a favor del cambio y la rendición de cuentas, desarrollan aptitudes de liderazgo; a su vez,
algunas utilizan estas aptitudes para introducirse en el entorno político y transformarlo.
Nuestras soluciones
Los grupos de la sociedad civil son socios fundamentales en la ejecución de los programas de ONU Mujeres en todas
las áreas de trabajo de nuestra organización. También colaboramos con los movimientos de mujeres con el fin de
ayudarles a aumentar su eficacia, a través de iniciativas como el intercambio de conocimientos sobre los derechos de
las mujeres y de prácticas exitosas de defensa de sus intereses. Prestamos apoyo para potenciar la comunicación y el
liderazgo, entre otras habilidades, para influir en los procesos políticos y de gobernanza, incluidos los relacionados
con las elecciones.
Otras medidas de asistencia alientan a los grupos de la sociedad civil a mejorar su funcionamiento interno, de modo
que puedan sentar bases sólidas para la defensa constante de los intereses de las mujeres y lograr mejores
resultados.
En Albania, ONU Mujeres ayudó a movilizar a las organizaciones de base de mujeres y de la sociedad civil para
elaborar tarjetas de puntuación comunitarias. Cerca de 2.000 personas en siete regiones —el 90 por ciento de las
cuales eran mujeres— participaron en la evaluación del desempeño de sus respectivas comunidades en cuanto a la
participación de las mujeres en la toma de decisiones públicas, la erradicación de la violencia de género, el progreso
del bienestar económico de las mujeres y la prestación de servicios sociales. Por lo general se registraron
puntuaciones bajas (en promedio entre 1 y 2 en una escala de cinco puntos), lo que refleja los escasos avances
logrados hasta el momento en la eliminación de la discriminación de género, un problema generalizado.
Con las pruebas en la mano, las mujeres se involucraron en las elecciones municipales de 2011, anunciando que no
acudirían a votar a menos que los candidatos se comprometieran a actuar para dar respuesta a sus preocupaciones.
En la ciudad de Shkodra se reunieron individualmente con cada candidato a la alcaldía, y el nuevo alcalde electo
firmó el Acuerdo sobre igualdad entre los géneros. Este acuerdo, que está basado en los principales resultados de la
tarjeta de puntuación, guiará los futuros planes y decisiones de los consejos municipales, estableciendo
compromisos específicos para ampliar las opciones laborales de las mujeres y mejorar los servicios prestados a los/as
sobrevivientes de la violencia doméstica, entre otras cuestiones. En Elbasan, la difusión de los resultados a los
medios de comunicación provocó una reacción inmediata de los partidos políticos, cuyas plataformas electorales
reflejaron a partir de entonces las peticiones de las mujeres. El alcalde recién electo también firmó un compromiso
con el que daba respuesta a los resultados de la tarjeta de puntuación a través de la planificación local
Los parlamentos y la gobernanza local
El porcentaje de mujeres en las cámaras legislativas nacionales se ha convertido en una medida estándar de los
logros de un país para determinar la participación de las mujeres en la política. A nivel mundial, la media ha
aumentado lentamente, sin embargo aún está lejos de reflejar el porcentaje que representan las mujeres en el
conjunto de la sociedad. También se observa amplias diferencias entre los órganos locales de gobierno. Estas
discrepancias suponen una violación directa de los derechos políticos de las mujeres y pueden limitar sus derechos
en otras esferas, sobre todo si se tiene en cuenta el papel central que desempeñan los parlamentos nacionales y los
órganos locales en la formulación, aplicación y supervisión de las leyes y los presupuestos.
Nuestras soluciones
ONU Mujeres alienta a los parlamentos a aumentar el número de mujeres líderes y representantes. Hacemos un
llamado para que las leyes y los presupuestos fomenten la igualdad de género y al mismo tiempo ayuden a los
legisladores a conocer mejor el valor de la igualdad de género y adquieran las aptitudes necesarias para promoverla.
Nuestras estrategias incluyen diálogos de políticas que permitan aportar información a las agendas legislativas; en
algunos países reunimos a las líderes de todo el espectro político con el fin de presionar conjuntamente en favor de
las prioridades de género.
Las asociaciones mundiales, como la Unión Interparlamentaria, son importantes aliados para intensificar la
colaboración con los líderes parlamentarios más destacados y adaptar nuestro trabajo a las peculiaridades de las
cámaras legislativas de los diferentes países.
 En El Salvador, ONU Mujeres ayudó a movilizar a través de su Fondo para la Igualdad de Género a mujeres
pertenecientes a 22 organizaciones de defensa de sus derechos, al Parlamento y al Tribunal Supremo con objeto de
elaborar una ley que aumente la sensibilidad de las instituciones públicas a la perspectiva de género. Dicha ley, que
fue aprobada, obliga a integrar las consideraciones específicas de género en todas las políticas públicas, entre otras
medidas. El éxito del Grupo de Mujeres Parlamentarias en la defensa de la aprobación del proyecto de ley le permitió
obtener reconocimiento oficial, lo que a su vez le dio derecho a estar representado en todas las comisiones
legislativas y lo convirtió en el primer grupo parlamentario que opera entre distintos partidos. La ayuda financiera
proporcionada a la iniciativa SUMA en el estado de Michoacán, México, contribuyó a incrementar la proporción de
mujeres en los gobiernos municipales del 5 al 12 por ciento, y al mismo tiempo permitió mejorar las aptitudes de
liderazgo de miles de mujeres.
 En Moldova, pese a que el porcentaje de consejeras de distrito y alcaldesas continúa por debajo del 20 por
ciento, este hecho no ha sido suficiente como para obligar a las agendas políticas a trabajar en favor de las mujeres.
Ya que la unión hace la fuerza, ONU Mujeres, en colaboración con el PNUD, alentó a las funcionarias públicas a
reunirse y crear la red de mujeres alcaldesas y consejeras locales, organización que a su vez se integra en el Congreso
de Autoridades Locales de Moldova, la mayor asociación de autoridades públicas locales del país.
Inicialmente, la red dirigió su atención a la incorporación de la perspectiva de género en el Congreso, que
posteriormente asumió la igualdad de género como prioridad estratégica. El Congreso aumentó considerablemente
su presupuesto destinado a facilitar el trabajo de las alcaldesas y consejeras, asignando fondos para un coordinador
de red a tiempo completo, la celebración de reuniones periódicas y la difusión en los medios de comunicación, así
como para llevar a cabo visitas de estudio de manera que las líderes puedan aprender unas de otras.
Las constituciones y la reforma jurídica
Las constituciones nacionales son guías fundamentales para organizar las estructuras de gobernabilidad y establecer
principios jurídicos acordados. Con el tiempo, las reformas o la reescritura crean oportunidades para que los países
integren o amplíen las disposiciones sobre la igualdad de género en sus constituciones. Esto está en consonancia con
la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que llama a los Estados
firmantes a incorporar el principio de la igualdad de género en sus constituciones. Además, los Estados deben
adoptar medidas oportunas para reflejar este principio en todos los aspectos de sus sistemas jurídicos, incluso
mediante la modificación de las leyes que sean discriminatorias, la aprobación de leyes que promuevan la igualdad
de género y el empoderamiento de las mujeres, y la garantía de que las prácticas jurídicas defenderán los derechos
de la mujer.
Nuestras soluciones
Un aspecto muy importante del trabajo que realiza ONU Mujeres en el terreno constitucional y de reforma jurídica
consiste en ayudar a los socios nacionales a integrar los principios de igualdad de género. También contribuimos a
crear consenso en torno a la aplicación de las reformas, de modo que se hagan realidad en beneficio de las mujeres.
En Marruecos, con la ayuda de ONU Mujeres, el Movimiento para la Paridad se convirtió en un poderoso medio a
través del cual las mujeres pudieron hacer oír sus voces durante la reforma constitucional. Como resultado, la nueva
Constitución consagra la igualdad de género y abre la puerta a la elaboración de una nueva ley que permitirá duplicar
el número de escaños parlamentarios reservados a mujeres. En las últimas elecciones nacionales, las plataformas de
todos los partidos políticos incluyeron compromisos relativos a la igualdad de género y la proporción de mujeres
parlamentarias aumentó del 10 al 17 por ciento.
En Montenegro, ONU Mujeres apoyó al Departamento de Igualdad de Género en la defensa de la modificación de la
Ley del trabajo con el fin de que incluyera el principio de mismo salario por el mismo trabajo. La modificación de la
Ley de funcionarios públicos obliga a que todos los empleados y las empleadas de la administración pública reciban
capacitación en materia de igualdad de género.
La ex República Yugoslava de Macedonia modificó su Ley de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, de
modo que ahora obliga a las instituciones estatales a incorporar el principio de igualdad de oportunidades en sus
planes y presupuestos estratégicos, así como a hacer un seguimiento de su impacto sobre las mujeres y los hombres,
incluyendo a través de la recopilación de datos desglosados por sexo.
Elecciones
Las elecciones locales y nacionales pueden estimular la participación de las mujeres en la política de diversas
maneras, aunque puede ser necesario adoptar medidas específicas para superar las barreras que genera la
discriminación de género. Por ejemplo, las mujeres candidatas pueden enfrentarse a carencias de capacidades o
recursos que les impidan competir de un modo eficaz. Si las casillas de votación están ubicadas en zonas remotas o
poco seguras, las votantes pueden mostrarse reacias a acudir a ellas. En ocasiones, los órganos de gestión electoral
no son conscientes de los obstáculos que dificultan la participación de las mujeres por falta de conocimientos,
aptitudes o datos necesarios para analizarlos y corregirlos.
Nuestras soluciones
ONU Mujeres trabaja en el diseño de medidas de apoyo a la participación política de las mujeres en todo el ciclo
electoral, incluso a través de esfuerzos coordinados con otros socios del sistema de las Naciones Unidas. Uno de los
elementos más importantes de ese esfuerzo es la adopción y aplicación de medidas temporales de carácter especial
o de cuotas, un mecanismo que permite aumentar eficazmente el número de mujeres que participan en la vida
política.
Promovemos la elaboración de reglamentos electorales a nivel nacional de manera informada y aportamos datos en
ese sentido. Estos reglamentos deberían garantizar que las mujeres dispongan de oportunidades justas para
defender sus candidaturas e inscribirse para votar, y que estén protegidas frente a cualquier tipo de violencia
relacionada con las elecciones.
Entre otras actividades, impartimos capacitación a mujeres para que se conviertan en buenas candidatas y líderes
políticas. Nuestra acción con los partidos políticos fomenta una mayor sensibilidad hacia las cuestiones de género,
por ejemplo, a través de la elaboración de prácticas y reglamentos internos dirigidos a promover el liderazgo de las
mujeres.
En un momento crucial de la transición política de Egipto, ONU Mujeres ayudó a crear la primera Asociación de
Feministas Egipcias, compuesta por 500 organizaciones de mujeres que defienden sus intereses con una sola voz, así
como la Coalición Egipcia para la Educación Cívica y la Participación de la Mujer, que actúa como organización de
control electoral. Más de 500.000 personas de 27 provincias han firmado una Carta Nacional que subraya las
aspiraciones de las mujeres de cara al futuro de su país. En colaboración con ONU Mujeres, el Gobierno está llevando
a cabo la iniciativa “Ciudadanía de las mujeres”, que consiste en expedir documentos de identidad para 2 millones de
mujeres que los necesitan para votar y acceder a servicios públicos.
Luego de que la constitución de Kenya, promulgada en 2010, garantizara la igualdad de género y la adopción de
medidas positivas en favor de las mujeres, ONU Mujeres apoyó una auditoría de género de un proyecto de ley de
partidos políticos con la intención de ver si los principios constitucionales se trasladaban a la práctica.
Posteriormente, la Comisión Electoral Independiente Provisional adoptó las recomendaciones formuladas con el fin
de que el proyecto de ley fuera más sensible al género. Cuando se convirtió en ley, estableció que el registro de los
partidos políticos depende de que no tengan un porcentaje superior a dos tercios de ninguno de los sexos en sus
órganos de gobierno. Otra de las disposiciones de la ley exige cubrir los escaños que queden vacantes en la cámara
legislativa con personas del mismo sexo.
En colaboración con las líderes gubernamentales y de la sociedad civil de Colombia, ONU Mujeres ayudó con éxito a
defender la aprobación de una cuota del 30 por ciento para mujeres candidatas en las elecciones nacionales. Con el
fin de involucrar al conjunto de la población, se organizó una campaña publicitaria que llevó a los hogares el mensaje
de que “La democracia sin mujeres está incompleta”.
Liderazgo y participación política
El liderazgo y la participación política de las mujeres están en peligro, tanto en el ámbito local como mundial. Las
mujeres tienen poca representación no sólo como votantes, también en los puestos directivos, ya sea en cargos
electos, en la administración pública, el sector privado o el mundo académico. Esta realidad contrasta con su
indudable capacidad como líderes y agentes de cambio, y su derecho a participar por igual en la gobernanza
democrática.
Las mujeres se enfrentan a dos tipos de obstáculos a la hora de participar en la vida política. Las barreras
estructurales creadas por leyes e instituciones discriminatorias siguen limitando las opciones que tienen las mujeres
para votar o presentarse a elecciones. Las brechas relativas a las capacidades implican que las mujeres tienen menor
probabilidad que los hombres de contar con la educación, los contactos y los recursos necesarios para convertirse en
líderes eficaces.
Como señala la resolución sobre la participación de la mujer en la política aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 2011, “las mujeres siguen estando marginadas en gran medida de la esfera política en todo el
mundo, a menudo como resultado de leyes, prácticas, actitudes y estereotipos de género discriminatorios, bajos
niveles de educación, falta de acceso a servicios de atención sanitaria, y debido a que la pobreza las afecta de
manera desproporcionada”.
Algunas mujeres han conseguido superar estos obstáculos, y han sido muy elogiadas por ello, a menudo influyendo
positivamente en la sociedad en su conjunto. No obstante, en términos generales, hay que seguir trabajando para
lograr la igualdad de oportunidades para todas y todos.
Nuestras soluciones
Los programas de ONU Mujeres sobre liderazgo y participación se basan en un amplio historial de compromisos
sobre la representación de las mujeres en instrumentos internacionales. La Convención sobre la Eliminación de
Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer defiende el derecho de las mujeres a participar en la vida
pública, mientras que la Plataforma de Acción de Beijing insta a eliminar los obstáculos para la participación
igualitaria. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio miden los avances hacia la igualdad de género; uno de los
indicadores que utilizan para ello es el porcentaje de mujeres que ocupan escaños parlamentarios.
Para alcanzar estos fines, ofrecemos capacitación para ayudar a las candidatas políticas a desarrollar sus
capacidades, e impartimos formación cívica y electoral relacionada con la igualdad de género. Respaldamos a los
defensores y las defensoras de la igualdad de género en sus llamados a los partidos políticos, los gobiernos y otros
actores para que cumplan con sus obligaciones de fomentar el empoderamiento de las mujeres. Otras iniciativas
alientan a los hombres y las mujeres jóvenes a participar en actividades de promoción para lograr que los
responsables de formular políticas públicas den la máxima prioridad a las medidas de igualdad de género.
ONU Mujeres promueve la adopción de nuevas leyes y la introducción de reformas constitucionales para garantizar
un acceso equitativo de las mujeres a las esferas políticas, como votantes, candidatas, representantes electas y
funcionarias públicas. Colaboramos con los equipos de las Naciones Unidas en los países y trabajamos con la
sociedad civil en programas de gestión electoral para impulsar que en las elecciones se respeten los derechos de las
mujeres, incluido el derecho a votar y a defender sus candidaturas electorales sin sufrir violencia.
Medios de comunicación
Los medios de comunicación son importantes canales para transmitir información en una sociedad. Sus mensajes
pueden alterar o fortalecer las costumbres y el comportamiento social, y movilizar a los ciudadanos para adoptar
medidas progresistas. Lo ideal sería que los medios de comunicación se caracterizaran por su veracidad e
imparcialidad, pero en realidad su cobertura informativa no suele ser muy precisa, incluso en lo referente a las
mujeres y a sus perspectivas. Las mujeres que se dedican a la política, por ejemplo, pueden no aparecer mucho en las
noticias, ya sea antes de las elecciones o después de ellas. De hecho, es posible que sólo se presente a las mujeres
como víctimas o celebridades.
Nuestras soluciones
Medios de comunicación, por ejemplo, a través de la organización de talleres o la elaboración de materiales
especiales que les permitan adoptar un estilo informativo sensible al género. Creemos que el número de mujeres
que trabajan en los medios de comunicación tiene que aumentar, inclusive en los puestos directivos. El apoyo que
brindamos a los defensores y las defensoras de los intereses de las mujeres les ayuda a desarrollar aptitudes de
comunicación y poder así trabajar eficazmente con los periodistas.
En América Latina, ONU Mujeres y el Instituto Internacional de Democracia y Asistencia Electoral llevó a cabo el
primer estudio regional sobre las diferencias en la cobertura de los candidatos masculinos y femeninos en los 30 días
previos a las elecciones. El informe Ojos que no ven: Cobertura mediática y género en las elecciones
latinoamericanas recopiló datos comparables correspondientes a cinco países con los que demostró empíricamente
que las mujeres reciben en muchos casos una atención menor y/o sesgada, y que se sigue ignorando en gran medida
las cuestiones relacionadas con la igualdad de género en las campañas electorales. Las pruebas y conclusiones del
estudio son la base de un manual de vigilancia de los medios de comunicación, titulado Mirando con lentes de
género la cobertura electoral, una herramienta muy persuasiva cuando se trata de convencer a las/os periodistas a
realizar una cobertura informativa más equilibrada.
Gracias a una colaboración entre ONU Mujeres y el PNUD, se fundó la primera red latinoamericana de profesionales
indígenas de los medios de comunicación en Ecuador. Esta red está dedicada al fomento de la participación política
de los pueblos indígenas excluidos, especialmente las mujeres y los jóvenes.
ONU Mujeres en Indonesia genera conciencia sobre la igualdad de género a través de la radio
En Indonesia, un programa radial de debate sobre igualdad de género respondió las preguntas de los oyentes. Foto:
ONU Mujeres. El 8 y 10 de marzo de 2016, el organismo de las Naciones Unidas para la mujer (ONU Mujeres) en
Indonesia, en asociación con dos estaciones de radio (Woman Radio 94.3 FM y RRI Pro 3 88.8 FM) emitió un
programa radial de debate sobre igualdad de género para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.
Se invitó a los oyentes a realizar preguntas a través de Twitter, mensajes de texto y por teléfono. Las preguntas de los
oyentes abordaron cuestiones como los estereotipos de género en el lugar de trabajo, las diferencias salariales, los
desafíos que enfrentan las mujeres como líderes y la igualdad de género en el hogar. Las mujeres de Indonesia
también participaron de la campaña de Google Doodle #onedayiwill para promover el Día Internacional de la Mujer.
Indonesia, un cambio político para la mujer
Sahanan pensó que no tenía ninguna posibilidad de ganar las elecciones parlamentarias del Parlamento Provincial de
Lampung en Indonesia. Tina Chadarsi quien luchaba por un puesto parlamentario por el distrito en Gunung Kidul,
Yogyakarta tuvo las mismas dudas. Ambas debían competir contra varios candidatos de otros 12 partidos políticos.
“Siendo un ama de casa, no tenía muchas esperanzas de ser elegida”, comenta Sahanan.
La representación de la mujer aumentó un 22 % en las provincias y produjo un impacto sobre los parlamentos de las
nueve provincias donde se desarrolló el proyecto SWARGA. A partir de 2013, en Indonesia, los partidos políticos
deben contar con al menos un 30 % de mujeres en la lista de candidatos parlamentarios.
Más de 200 000 personas vieron los anuncios públicos que promovían la elección de mujeres parlamentarias, 6600
personas asistieron a eventos de concientización pública organizados por el SWARGA en siete provincias.
Las mujeres conforman más de la mitad de la población de Indonesia, pero su participación e influencia en la política
y el gobierno es escasa. Asimismo, están infrarrepresentadas en el parlamento de Indonesia en todos los niveles
nacional, regional, provincial y distrital.
Aunque la cantidad de mujeres haya disminuido levemente a nivel nacional (de 18 % a 17 %), esta pequeña baja se
ha visto eclipsada por un aumento del 22 % del número de mujeres que habitan en alguna de las nueve provincias
que recibirán el respaldo del PNUD a través del proyecto SWARGA (Strengthening Women’s Participation and
Representation in Indonesia, Fortaleciendo la Participación y la Representación de la Mujer en Indonesia).
Financiado por la Embajada de Noruega e implementado en colaboración con el Ministerio de Empoderamiento de la
Mujer y de la Protección Infantil, el proyecto SWARGA tiene una duración de cuatro años (2011-2015) y busca
fortalecer las capacidades y el conocimiento de la mujer en el ámbito de la política así como aumentar su
representación y participación pública en las instituciones políticas y gubernamentales.
Como la mayoría de los países del Sudeste Asiático, Indonesia es un país muy patriarcal, donde la política se
considera tradicionalmente parte del "mundo masculino". A pesar de que han pasado años desde que el sistema
político de Indonesia abrió sus puertas a las mujeres y de que no existen leyes que prohíban la participación de la
mujer en el proceso político, el porcentaje de mujeres electas aún no refleja la demografía del país. Incluso cuando
son elegidas, los partidos políticos suelen asignar a las parlamentarias las problemáticas de la mujer y pocas veces les
permiten encargarse de problemas de defensa o seguridad.
Los parlamentos de Indonesia solo pueden responder adecuadamente a las necesidades de la mujer cuando están
integrados por mujeres. Tal como expresó la Administradora del PNUD, Helen Clark: "Cuando las mujeres son
ignoradas, sus necesidades no se tienen en cuenta. Por el contrario, cuando gran cantidad de mujeres se hacen cargo
de la toma de decisiones, los problemas que se habían pasado por alto se convierten en prioritarios".
La campaña pública del SWARGA incluyó algunas personalidades reconocidas, como el ex presidente B.J. Habibie,
quien participó en anuncios de servicio público incentivando la elección de la mujer.
Las candidatas calificadas, como Sahanan y Chadarsi, también se vieron beneficiadas con las capacitaciones
respaldadas por el proyecto SWARGA. Alrededor de 500 candidatas parlamentarias de nueve provincias participaron
en un programa de capacitación de tres días, cuyo objetivo consistía en aumentar las capacidades y los
conocimientos de la mujer en los asuntos políticos.
“Pensé que nunca me darían un lugar en el parlamento provincial de Lampung confiesa Sahanan, pero después de
participar en la capacitación, supe que lo lograría si implementaba mis nuevos conocimientos. Me dijeron que las
mujeres tienen las mismas oportunidades de ocupar una banca en el parlamento, sin importar quién seas”.
Chadarsi confirma que la capacitación le permitió adquirir mayor confianza: “La capacitación me demostró que los
jóvenes, en especial las mujeres, pueden tener éxito en la política”.
Ambas mujeres ganaron sus respectivas elecciones.
Sriani Hadju, otra beneficiaria del proyecto, atribuye su elección en el Parlamento Provincial de Gorontalo a los votos
de las mujeres. Considera que los módulos de capacitación la ayudaron a atraer votantes mujeres, basando su
campaña en los problemas de igualdad de género.
“Es necesario compartir información acerca de la importancia de la participación activa de la mujer en los procesos
de toma de decisiones”, explica Hadju.
En los próximos años, el proyecto SWARGA continuará respaldando a estas mujeres recientemente electas,
ofreciendo nuevas capacitaciones acerca de cómo elaborar e implementar presupuestos efectivos y del proceso
legislativo del parlamento. Asimismo, se ofrecerán capacitaciones sobre los problemas clave de desarrollo en
Indonesia, como la descentralización, las comunicaciones y la igualdad de género. En abril, el proyecto comenzará
una nueva etapa de capacitación avanzada, con casos de estudio centrados en problemas presupuestarios.
En Indonesia, cada vez más mujeres son elegidas por los votantes. Por ello, es necesaria la realización de esfuerzos
como el SWARGA para que este incipiente cambio pueda adquirir mayor envergadura.
Los hechos sobre la igualdad de género y los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Más de dos años después de la adopción de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, sabemos que la igualdad
de género es fundamental para cumplir las promesas de sostenibilidad, paz y progreso humano. ¿Cuánto hemos
avanzado en la transformación de la Agenda 2030 en resultados concretos para mujeres y niñas? ¿Qué se necesita
aun para cerrar las brechas entre la retórica y la realidad?
Si bien entre 2000 y 2015 se produjeron avances a nivel mundial con relación a la igualdad entre los géneros gracias a
los Objetivos de Desarrollo del Milenio (incluida la igualdad de acceso a la enseñanza primaria), las mujeres y las
niñas siguen sufriendo la discriminación y la violencia en todos los lugares del mundo.

La igualdad entre los géneros no es solo un derecho humano fundamental, sino la base necesaria para conseguir un
mundo pacífico, próspero y sostenible. Lamentablemente, en la actualidad, 1 de cada 5 mujeres y niñas entre 15 y 49
años de edad afirmaron haber experimentado violencia física o sexual, o ambas, en manos de su pareja en los 12
meses anteriores a ser preguntadas sobre este asunto. Además, 49 países no tienen leyes que protejan a las mujeres
de la violencia doméstica. Asimimso, aunque se ha avanzado a la hora de proteger a las mujeres y niñas de prácticas
nocivas como el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina (MGF), que ha disminuido en un 30% en la
última década, aún queda mucho trabajo por hacer para acabar con esas prácticas.

Si se facilita la igualdad a las mujeres y niñas en el acceso a la educación, a la atención médica, a un trabajo decente,


y una representación en los procesos de adopción de decisiones políticas y económicas, se estarán impulsando las
economías sostenibles y las sociedades y la humanidad en su conjunto se beneficiarán al mismo tiempo.

Estableciendo nuevos marcos legales sobre la igualdad de las mujeres en el lugar de trabajo y la erradicación de las
prácticas nocivas sobre las mujeres es crucial para acabar con la discriminación basada en el género que prevalece en
muchos países del mundo.

Mujeres marchan en Indonesia por la igualdad y la justicia en medio de ataques legislativos a sus derechos y
libertades
Los derechos de la mujer son derechos humanos.
Participantes de la marcha de las mujeres de 2018 en Jakarta. Foto de Women's March, se reproduce con
autorización.
Miles de personas se unieron a la Marcha de las Mujeres en más de una docena de ciudades de Indonesia para pedir
justicia y protección de los derechos de las mujeres. Estas marchas simultáneas tuvieron lugar el 3 de marzo de 2018,
unos días antes del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer
La Marcha de las Mujeres constaba de ocho reclamos dirigidos al Gobierno nacional:
 Abolición de leyes y políticas discriminatorias que perpetúan la violencia de género.
 Aprobación de leyes y políticas que protejan a las mujeres, niños, indígenas, discapacitados y minorías de
género de la discriminación y violencia sexual.
 Justicia más accesible y rehabilitación para las víctimas de violencia de género.
 Alto a la intromisión del estado y de la sociedad en el cuerpo y la sexualidad de las personas.
 Abolición del estigma y la discriminación de las personas por su género, sexualidad o estado de salud.
 Abolición de las prácticas violentas en los juzgados, las escuelas y los ámbitos laborales.
 Poner fin a la privación económica y financiera de las mujeres, en especial, de las trabajadoras de fábricas,
mujeres del colectivo trans, trabajadoras sexuales y empleadas domésticas.
Una sociedad más proactiva para abolir prácticas injustas y la cultura de violencia que existe en varias instituciones.
Entre los problemas que motivaron las manifestaciones, uno fue la aprobación de anexos al Código Penal de
Indonesia (RKHUP), que convertiría las críticas a los miembros de la Cámara de Representantes en delitos. Los
participantes también denunciaron la aprobación de medidas legislativas que declaran ilegal el adulterio, así como
compartir información sobre anticoncepción y educación sexual.
La mayor parte de la población de Indonesia es musulmana y se jacta de promover una visión moderada del Islam,
que celebra la diversidad de creencias en pos de construir una sociedad armoniosa. Sin embargo, en los últimos años,
clérigos más rígidos abogaron por una interpretación estricta de las enseñanzas islámicas y la aplicación en muchos
de los aspectos gubernamentales.
La Marcha de las Mujeres en Indonesia se organizó por primera vez en 2017, para movilizar a las personas de todos
los sectores a poner fin la influencia del patriarcado en todos los aspectos de la sociedad. Los participantes citaron la
persistencia de los conceptos feudales como el viejo pensamiento javanés de que las mujeres solo sirven para
“macak, masak, manak” (verse lindas para su marido, cocinar para su familia y dar a luz).
Los manifestantes hicieron un llamado a la unidad y al apoyo público por los derechos de las mujeres y compartieron
la marcha en las redes sociales mediante la etiqueta #LawanBersama (Luchemos Juntos):
Indonesia y Ecuador
Una delegación del Parlamento de Indonesia conversó con representantes de la legislatura ecuatoriana con la
finalidad de intercambiar experiencias sobre la paridad y la equidad de género en la política.
"Vemos con interés lo que sucede en este país, en el que tres mujeres manejan el Parlamento, pues en Indonesia en
los papeles se dice que se permite el 30 por ciento de mujeres electas, pero en la realidad solo alcanza el 1,5%", dijo
Kresna Dewanta Phrosakh, miembro del Parlamento de Indonesia, informó la Asamblea Nacional de Ecuador en un
comunicado.
En el encuentro, la titular de la Comisión de Desarrollo Económico del Legislativo, Soledad Buendía, explicó a sus
pares indonesios que la Constitución y la ley ecuatorianas establecen la participación equitativa entre varones y
mujeres y se asegura que exista secuencialidad y alternancia para garantizar la paridad.
"Nosotras nos sentimos orgullosas de la participación de las mujeres en el Parlamento ecuatoriano; es la primera vez
en la historia de Ecuador y es un ejemplo para la región que tres mujeres dirijan un parlamento", comentó la
asambleísta oficialista.
El Parlamento ecuatoriano tiene al frente a tres mujeres afines al partido gobernante Alianza País: Gabriela
Rivadeneira, quien lo preside, y las vicepresidentas Rossana Alvarado y Marcela Aguiñaga.
Comunista encabeza el primer ministerio de igualdad de género de Chile
Según Buendía, con una representación de 42%, el Parlamento de Ecuador es la entidad regional de este tipo con
mayor participación de mujeres. También cabe señalar que otros países como Bolivia, Nicaragua y México han
alcanzado la paridad en sus congresos o presentan índices de participación femenina cercanos al 40%
La legisladora resaltó que las mujeres al interior del Legislativo ecuatoriano tienen a su cargo, además, la presidencia
de varias comisiones legislativas, como la de Relaciones Internacionales y Desarrollo Económico.
"En el bloque de Alianza País la mayoría somos mujeres, lo que implica cambios normativos importantes, en donde
los derechos de las mujeres y las minorías están transversalizados", agregó la funcionaria.
Relaciones bilaterales
Por su parte, Masinton Pasaribu, jefe de la delegación indonesia, aseguró que también ven con interés el
establecimiento de relaciones comerciales, políticas, turísticas, económicas y culturales con Ecuador.
"Tenemos excelentes relaciones, pero hay temas que podemos impulsarlos aún más entre los parlamentos. Nos
interesa intercambiar experiencias porque vemos que hay temas en donde ustedes han dado pasos importantes,
especialmente en materia de legislación", manifestó Pasaribu.
La delegación solicitó, además, la creación de una Embajada de Ecuador en Indonesia, ya que al momento solo existe
un consulado "que no surte los mismos efectos que una representación diplomática con mayor peso", destaca la
nota oficial.
Para Buendía son "fundamentales los acuerdos comerciales, económicos y políticos entre los pueblos", por lo que
invitó a que Indonesia invierta en Ecuador.
"Tenemos oportunidades para inversión. Existe seguridad jurídica, incentivos y oportunidades en varios sectores que
pueden ser de interés, vamos a enviar a la Cancillería el correspondiente pedido de una embajada en su país, para
que eso se concrete", añadió la legisladora ecuatoriana.
La Ley Orgánica del Servicio Público de Ecuador garantiza la paridad entre hombres y mujeres en las candidaturas y
en los nombramientos de servidores públicos, mientras el Código de la Democracia exige la paridad de género y la
participación alternada y secuencial de hombres y mujeres en listas electorales
Mujeres candidatas parlamentarias en Indonesia buscan récord histórico
490 mujeres políticas se beneficiaron de la capacitación en el marco del proyecto del PNUD "Fortalecimiento de la
participación y representación de las mujeres en la gobernanza en Indonesia" (SWARGA). Foto del PNUD
A medida que se inició el conteo de votos en la tercera democracia más grande del mundo, la poco conocida
empresaria indonesia Freeda Mustikasari casi puede saborear la historia.
Las autoridades indonesias han hecho una intensa campaña para aumentar el número de mujeres políticas en el
parlamento a un máximo histórico. Mustikasari es una de las miles de candidatas legislativas que participaron en las
recientes elecciones del 9 de abril.
También es una de las 490 mujeres políticas que se beneficiaron de la capacitación bajo el proyecto 'Fortalecimiento
de la participación y representación de las mujeres en la gobernanza en Indonesia (SWARGA) del PNUD. El proyecto
se implementa conjuntamente con el Ministerio de Empoderamiento de la Mujer y Protección del Niño.
Reflejos
Alrededor del 18 por ciento de los parlamentarios elegidos en las elecciones legislativas de 2009 eran mujeres. Esta
cifra es inferior al objetivo de la ley electoral nacional del 30 por ciento
Las autoridades indonesias han hecho una intensa campaña para aumentar el número de mujeres políticas en el
parlamento a un máximo histórico.
El `` Fortalecimiento de la participación y representación de las mujeres en la gobernanza en Indonesia '' (SWARGA)
del PNUD se implementa conjuntamente con el Ministerio de Empoderamiento de las Mujeres y Protección del Niño
Apoyado por la Real Embajada de Noruega, el proyecto capacita a mujeres políticas en varios módulos; desde
habilidades de presentación hasta un conocimiento profundo sobre cuestiones sociopolíticas y fundamentales para
mejorar la posición de las mujeres dentro de la nación archipelágica
"Me siento mucho más seguro", dijo Freeda, quien corrió para representar al distrito de Jogjakarta.
Apoyado por la Real Embajada de Noruega, el proyecto capacita a mujeres políticas en varios módulos; desde
habilidades de presentación hasta un conocimiento profundo sobre temas sociopolíticos de suma importancia para
mejorar la posición de las mujeres dentro de la nación archipelágica.
La capacitación se realizó en nueve provincias indonesias unos meses antes del día de la votación.
“Puede ser desmotivador participar en elecciones con los titulares, especialmente cuando se trata de política
monetaria. Esta capacitación me ha inspirado a seguir siendo proactiva y segura de mí misma en mi candidatura ”,
dijo Freeda.
Aproximadamente el 18 por ciento de los parlamentarios elegidos en las elecciones legislativas de 2009 eran
mujeres. Esta cifra es inferior al objetivo de la ley electoral nacional del 30 por ciento. Según esta ley, los 12 partidos
políticos en disputa deben cumplir con la cuota.
Si bien todos los partidos que compiten cumplen con una cuota de género en su lista de candidatos legislativos,
algunos analistas dicen que muchas candidatas necesitan apoyo adicional para mejorar sus posibilidades de ganar,
especialmente las corredoras primerizas.
La ministra de Empoderamiento de las Mujeres y Protección de la Infancia, Linda Gumelar, dijo que las elecciones
anteriores de 2009 no generaron suficientes votos para que las mujeres políticas tengan una fuerte influencia.
“Ellos (las legisladoras) se concentran en varias comisiones (grupos de trabajo) dentro del parlamento. Como
resultado, no tienen una influencia significativa ”, dijo Gumelar en una conferencia de prensa.
"Todavía hay muchos problemas críticos relacionados con las condiciones de las mujeres (en Indonesia), tales como
condiciones de trabajo inadecuadas y protección infantil que deben abordarse", agregó.
Otra candidata, una activista social bien experimentada, Agnes Dwi Rusnyati, también comparte puntos de vista
similares.
“Todavía hay muchos desafíos relacionados con los problemas de las mujeres en Indonesia. Las mujeres comprenden
mejor las preocupaciones que enfrentan otras mujeres; por lo tanto, se les debe dar un espacio (en el parlamento)
para que puedan influir en la forma de las regulaciones y las políticas nacionales que afectarán a las mujeres ".
Agnes, de 39 años, decidió postularse para el parlamento después de trabajar extensamente con organizaciones de
mujeres. Ella ha pedido un mayor acceso a los servicios de salud y empleos para las mujeres en su circunscripción de
Jogjakarta. Si tiene éxito, también tiene como objetivo desarrollar aún más la industria del turismo y quiere utilizar la
cultura como vehículo para el diálogo interreligioso.
Esta plataforma política bien redondeada está en línea con lo que apunta el proyecto.
"El Ministerio (de Empoderamiento de las Mujeres y Protección de la Infancia) ha brindado su fuerte apoyo a
SWARGA, ya que están comprometidos a garantizar que las candidatas legislativas estén bien informadas sobre los
problemas electorales y tengan las habilidades necesarias para ganar las elecciones", dijo el Gerente del Proyecto
SWARGA del PNUD Pheni Kalid.
Los resultados oficiales de las elecciones legislativas no estarán disponibles hasta el 7 de mayo. No obstante, la
ministra ha expresado su confianza en que más mujeres políticas ocuparán los escaños parlamentarios más adelante
en 2014.
Independientemente de si un número histórico de mujeres legisladoras llegan al poder, mirando hacia el futuro, el
PNUD y el Ministerio se comprometen a apoyar a las legisladoras para que representen mejor los intereses de sus
electores, incluido el de las mujeres.
LATINOAMÉRICA: LEYES CONTRA LA VIOLENCIA POLÍTICA HACIA LA MUJER, EL PRÓXIMO PASO A LA PARIDAD

Uno de los puntos focales, que es reconocido como primordial para construir sociedades más justas y
erradicar la violencia basada en género (VBG), es el empoderamiento de lideresas que logren incluir la
perspectiva de género en y desde el ámbito político. La construcción de la llamada paridad democrática no
solo constituye un paso esencial en el camino hacia la igualdad, sino que es en sí misma un factor que
permite diagnosticar la salud de las instituciones de poder.

Es importante recordar que la política ha sido tradicionalmente un asunto de hombres. Las características
que acompañan a quienes la ejercen, y algunas de sus prácticas más generalizadas (que incluyen la
violencia) no son consideradas “femeninas”, por lo tanto el poderío masculino solía ser absoluto e
incuestionable. La comprensión de que se trata de un espacio imprescindible para el impulso de planes de
gobierno inclusivos y la erradicación de prácticas que convalidan los prejuicios tradicionales y sostienen el
patriarcado, ha impulsado acciones desde diversos organismos multilaterales, como la Organización de
Estados Americanos,  el Mecanismo de Seguimiento a la Convención de Belem Do Pará (MESECVI), la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y ONU Mujeres, entre otros, dirigidas a
establecer compromisos reales para avanzar en esta área.

De los conceptos a la declaración

El acoso político es definido por ONU Mujeres como el “acto o conjunto de actos de presión, persecución,
hostigamiento, amenazas, cometidos por una persona o grupo de personas, directamente o a través de
terceros, en contra de mujeres candidatas, electas, designadas o en ejercicio de la función político – pública
o en contra de sus familias, con el propósito de acortar, suspender, impedir o restringir las funciones
inherentes a su cargo, para inducirla u obligarla a que realice, en contra de su voluntad, una acción o
incurra en una omisión en el cumplimiento de sus funciones o en el ejercicio de sus derechos”.

En cuanto a la violencia política, la misma organización señala que se trata de “acciones, conductas y/o
agresiones físicas, psicológicas, sexuales cometidas por una persona o grupo de personas, directamente o a
través de terceros, en contra de las mujeres candidatas, electas, designadas o en ejercicio de la función
político – pública, o en contra de su familia, para acortar, suspender, impedir o restringir el ejercicio de su
cargo o para inducirla u obligarla a que realice, en contra de su voluntad, una acción o incurra en una
omisión, en el cumplimiento de sus funciones o en el ejercicio de sus derechos”.

En el análisis que se realiza sobre las diferencias entre la violencia política contra hombres y la ejercida
contra las mujeres, las organizaciones han identificado que la segunda tiene una doble finalidad: castigar a
la mujer por intentar ocupar un espacio de hombres y restringir su participación y, por ende, su
posibilidad de tomar decisiones que afecten a la sociedad en general. Como en todas las esferas, la
violencia ejercida contra las mujeres en el ámbito político tiene consecuencias diferenciadas.
En cuanto a sus manifestaciones, mencionaremos algunas de las que señala el Informe “Participación
Política de las Mujeres y relación con violencias basadas en género” (ONU Mujeres, 2016), fundamentados
en los hallazgos realizados por el Tribunal Electoral de México (2000):

A. Como precandidatas y candidatas:


 Mal uso del presupuesto de los partidos políticos dirigido a la capacitación a mujeres;
 Simulación de elecciones primarias para eludir la cuota de paridad;
 Agresiones y amenazas durante la campaña;
 Trato discriminatorio de los medios de comunicación.

B. Como legisladoras y autoridades municipales electas:


 Substituciones arbitrarias;
 Presión para que renuncien a favor de sus suplentes.

C. Como legisladoras y autoridades municipales en el ejercicio de sus funciones:


 Mayor exigencia que a los varones;
 Intimidación, amenazas, violencia física contra su persona o la de su familia incluido el 
asesinato y la violación sexual;
 Ocultamiento de información;
 Retención de pagos, limitaciones presupuestales indebidas.

D. En el ámbito personal:
 Difamación, desprestigio, burlas, descalificación y calumnias:
 Doble jornada de trabajo: como servidoras públicas y como responsables de la familia;
 Censura por parte de otras mujeres por “desentenderse de sus familias”.

Prácticas similares han sido documentadas en Costa Rica, El Salvador, Ecuador, Bolivia y Colombia. 

Al constatar este tipo de manifestaciones discriminatorias, los países latinoamericanos suscribieron el


Acuerdo de Quito, durante la Décima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe en
2007, y acordaron “Adoptar medidas legislativas y reformas institucionales para prevenir, sancionar y
erradicar el acoso político y administrativo contra las mujeres que acceden a los puestos de decisión por vía
electoral o por designación, tanto en el nivel nacional como local, así como en los partidos y movimientos
políticos”.

Pocos de los firmantes han cumplido este compromiso: Costa Rica, Ecuador, México y Perú abrieron
espacios para discutir leyes contra el acoso y la violencia política. Solo Bolivia aprobó una ley sobre el
tema.

El siguiente paso fue la adopción de la Declaración sobre la Violencia y el Acoso Políticos contra las Mujeres
durante la VI Conferencia de Estados Parte de la Convención de Belén Do Pará en 2013. En esta
Declaración, los Estados acuerdan:

 Impulsar la adopción de normas, programas y medidas en todos los ámbitos desde un


enfoque transformador; generar evidencia empírica; alentar a partidos políticos y medios de comunicación
para actuar frente a este problema;
 Definir la violencia política: está basada en el género y tiene como objeto o resultado
menoscabar o anular los derechos políticos de las mujeres;
 Tomar en cuenta la “Ley contra el acoso y violencia política hacia las mujeres” de Bolivia,
pionera en el mundo, así como avances en otros Estados de la región;

Legislando para lograr la paridad

Uno de los compromisos del MECSEVI fue presentar un Modelo Interamericano para Prevenir, Erradicar y
Sancionar la Violencia Política contra las Mujeres, lo cual hizo en 2017. La Ley Modelo es el resultado del
seguimiento que efectuó el Comité de Expertas del MECSEVI de la Declaración mencionada anteriormente.
En su prólogo menciona como fundamentos tanto artículos de la Convención de Belén Do Pará como de la
Convención Internacional para Erradicar todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). Está
conformada por 49 artículos divididos en V Capítulos, y tres Disposiciones Finales.

El Capítulo I contiene Disposiciones Generales,  donde se señala el objeto de la Ley, lo que se debe
entender por Derechos Políticos, las acciones que pueden considerarse como violencia política contra las
mujeres y los ámbitos donde puede ocurrir. El artículo 3 define la violencia política contra mujer como
“cualquier acción, conducta u omisión, realizada de forma directa o a través de terceros que, basada en su
género, cause daño o sufrimiento a una o a varias mujeres, y que tenga por objeto o por resultado
menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de sus derechos políticos”.

El Capítulo II se refiere a la Responsabilidad que tienen los órganos competentes, como los rectores
electorales, partidos políticos e incluso medios de comunicación, en la aplicación de la Ley. El Capítulo III
señala las Garantías de Protección, y establece las Medidas de Protección en su artículo 37, como: a)
Restringir el acceso de los agresores a los lugares en los que normalmente se encuentra la víctima; b)
Otorgar escoltas a la mujer víctima de violencia y a sus familiares cuando se requiera y c) Realizar análisis
de riesgos y un plan de seguridad, entre otras.

Los dos Capítulos finales, IV y V, establecen las Sanciones y las Medidas de reparación respectivamente.

Es importante mencionar que son considerados delitos, de acuerdo al artículo 43, las siguientes conductas:

1. a) (Femicidio/feminicidio) Causen, o puedan causar, la muerte violenta de mujeres en razón


de su participación o actividad política;
2. b) Agredan físicamente a una o varias mujeres con objeto o resultado de menoscabar o anular
sus derechos políticos;
3. c) Agredan sexualmente a una o varias mujeres o produzcan el aborto, con objeto o resultado
de menoscabar o anular sus derechos políticos;
4. d) Realicen proposiciones, tocamientos, acercamientos o invitaciones no deseadas, de
naturaleza sexual, que influyan en las aspiraciones políticas de la mujer y/o en las condiciones o el
ambiente donde la mujer desarrolla su actividad política y pública;
5. e) Amenacen, asusten o intimiden en cualquier forma a una o varias mujeres y/o a sus
familias, y que tengan por objeto o resultado anular sus derechos políticos, incluyendo la renuncia al cargo
o función que ejercen o postulan;
6. f) Restrinjan o anulen el derecho al voto libre y secreto de las mujeres;
7. g) Difamen, calumnien, injurien o realicen cualquier expresión que denigre a las mujeres en
ejercicio de sus funciones políticas, con base en estereotipos de género, con el objetivo o el resultado de
menoscabar su imagen pública y/o limitar o anular sus derechos políticos.

Hay Estados, como Venezuela, donde la Violencia Política contra las mujeres  no está tipificada como delito.
Esto significa que las organizaciones que trabajan en pro de la defensa de los derechos humanos de las
mujeres debemos hacer la tarea de difundir el contenido de esta Ley Modelo e impulsar acciones que
obliguen a los Estados Partes de la Convención a honrar sus compromisos.

“(…) la paridad es una condición determinante de la democracia y una meta para erradicar la exclusión
estructural de las mujeres en la sociedad”, Declaración de la  XI Conferencia Regional sobre la Mujer de
América Latina y el Caribe.

El argumento económico en favor de empoderar a las mujeres or Christine Lagarde, Directora Gerente del
FMI Cumbre de Líderes del APEC, Perú

Estoy encantada de regresar a Lima, la ciudad que organizó con gran éxito las Reuniones Anuales del FMI y
el Banco Mundial el año pasado.

Me complace también tener la oportunidad de dirigirme a los encargados de la formulación de políticas y a


los líderes de la comunidad empresarial de una región tan dinámica como el APEC —hogar del 40% de la
población mundial y origen de un 60% del producto económico mundial.

En particular, me complace hablar de un tema que me es tan cercano: el empoderamiento de las mujeres.

Isabel Allende, la renombrada novelista chilena, dijo una vez: “Si una mujer está empoderada, sus hijos y su
familia van a estar mejor. Si las familias prosperan, el pueblo prospera, y al final también lo hace todo el
país”.

En las últimas décadas, mujeres de todo el mundo han logrado sobrepasar las barreras del nivel de
educación, la participación económica e, incluso, la representación política. Según el último Informe sobre
la brecha mundial de género (Global Gender Gap Report) del Foro Económico Mundial, América Latina es la
región donde los progresos, en términos absolutos, han sido mayores en los últimos diez años, seguida de
Asia y la región del Pacífico. Por tanto, en algunos aspectos, el APEC va a la cabeza.

Y, aun así, estos avances importantes no han sido suficientes para cerrar la brecha de género. A nivel
mundial, solo 55% de las mujeres tienen la oportunidad de participar en la fuerza laboral, frente a 80% de
los hombres. Las mujeres siguen ganando aproximadamente la mitad que los hombres por la misma clase
de trabajo, y representan únicamente 20% de los parlamentarios de todo el mundo [1] .

Es evidente que, en muchos lugares, la igualdad de género sigue siendo un objetivo difícil de alcanzar. El
argumento ético en favor de la equidad de género es claro. Como también lo es el económico.

Ahora que los países en todo el mundo luchan por alcanzar un crecimiento más rápido de sus economías y
reducir la desigualdad, aprovechar el enorme potencial de las mujeres puede suponer un punto de
inflexión. Incluso me atrevería a ir más allá: no hay que pensárselo dos veces.

La labor realizada por el FMI demuestra claramente que empoderar a las mujeres tiene efectivamente un
irrefutable sentido económico. Y todos —gobiernos, sector privado e instituciones financieras
internacionales— tienen un importante cometido.

1. ¿Por qué supone el empoderamiento de las mujeres un punto de inflexión?

En reiteradas ocasiones he manifestado que el crecimiento mundial ha sido demasiado bajo durante
demasiado tiempo, y que además ha beneficiado a demasiado pocos. Algunos países afrontan transiciones,
como el ajuste a la reducción de los precios del petróleo; otros se enfrentan a la fuerza inmutable del
envejecimiento de la población y sus repercusiones sobre la fuerza laboral y el crecimiento de la
productividad.

Las mujeres pueden ser la solución a estos problemas, básicamente por tres razones.

Primera razón: el empoderamiento de las mujeres puede impulsar el crecimiento y reducir la desigualdad.
Si queremos que todo el mundo tenga un pedazo más grande de la torta, la torta tiene que crecer.

Los estudios que hemos llevado a cabo muestran que el incremento de la participación de la mujer en la
fuerza laboral puede tener beneficios macroeconómicos significativos. Por ejemplo, si los países de
América Latina aumentasen la participación laboral femenina hasta el nivel medio de los países nórdicos
(que ronda el 60%), el PIB per cápita podría ser hasta un 10% más alto

La inclusión de género no solo respalda el crecimiento, sino que también es capaz de reducir la desigualdad
del ingreso. Una vez más, nuestros estudios demuestran que pasar de un contexto de desigualdad de
género perfecta a uno de igualdad de género perfecta equivale a reducir la desigualdad del ingreso de los
niveles de Venezuela a los de Suecia [3] .

Así, una vez más, aprovechar el potencial de las mujeres no solo aumentará el tamaño de la torta, sino que
hará que su reparto sea más equitativo.

La segunda razón por la cual el empoderamiento de las mujeres supone un punto de inflexión es que puede
contribuir a mitigar los efectos demográficos.

Muchos países avanzados, y algunos de los emergentes también, tienen dificultades para elevar el
potencial de crecimiento debido al envejecimiento de la población y la reducción de la fuerza laboral. Las
mujeres pueden formar parte de la solución.

En Japón, por ejemplo, un incremento de la participación de la mujer en la fuerza laboral que la situase en
los niveles del norte de Europa podría impulsar el crecimiento del PIB en hasta 0,4 puntos porcentuales
durante los años de transición [4] . Como las tasas de crecimiento de Japón se situarán en torno al 0,5%
este año y el próximo, los beneficios económicos pueden ser enormes.

Las consecuencias de dar empleo a un mayor número de mujeres muy calificadas sobre el crecimiento de la
productividad en general podrían ser incluso más significativas: hasta 0,4 puntos porcentuales anuales en
Canadá [5] .

Por tanto, el acceso de un mayor número de mujeres a la fuerza de trabajo ampliaría la reserva de talento
del mercado laboral, impulsando la productividad y el crecimiento.

La tercera razón por la cual, en mi opinión, este es el punto de inflexión: una mayor participación
económica de la mujer respalda la diversificación.

La caída de los precios del petróleo ha afectado especialmente a muchos países exportadores de materias
primas. Es el caso de varios países del APEC, y de América Latina en general. Estos países afrontan ahora la
ardua tarea de diversificar su economía para generar nuevos factores impulsores del crecimiento.
En este cometido, la inclusión de las mujeres puede ser de utilidad. En los países de bajo ingreso y en
desarrollo, pasar de la desigualdad de género perfecta a la igualdad perfecta equivale a pasar de una
economía muy poco diversificada a otra con una diversificación de las exportaciones normal [6] .

¿Cómo? Cerrar las brechas de género en educación amplía la reserva de capital humano, que es
fundamental para la adopción e innovación tecnológicas. Cerrar las brechas de participación laboral
incrementa también la capacidad de un país de crear y ejecutar ideas, algo esencial para la diversificación.

En resumidas cuentas: las mujeres son la solución a muchos de los problemas que afrontan hoy en día
países de todo el mundo. Pueden cambiar las reglas del juego económico. La pregunta que debemos
formularnos es clara: ¿Cómo podemos hacer para que más mujeres participen en la economía?

2. Cómo llegar al objetivo: El papel de cada uno

Los factores impulsores —y las trabas— son complejos y polifacéticos. Para reducir las brechas de género
es necesario acordar un programa integral y contar con el compromiso de los gobiernos, el sector privado y
las instituciones internacionales para con la equidad de género.

i) Gobiernos

Los gobiernos disponen de varias vías para demostrar su capacidad de liderazgo.

La política fiscal constituye un buen punto de partida, porque sabemos que su diseño puede ayudar a
alcanzar los objetivos de igualdad de género.

Por ejemplo, las reformas fiscales que comportan una reducción de los impuestos sobre el ingreso
secundario de una familia, que casi siempre es el de una mujer, pueden alentar a más mujeres a
incorporarse al mercado laboral.

Canadá lo puso en práctica en la década de 1990, a través de una mejora de los incentivos de los ingresos
secundarios, introduciendo recortes tributarios y prestaciones para las familias con hijos. Actualmente, la
tasa de participación laboral femenina de Canadá está por encima del 80% y supera la de Estados Unidos,
del 74% [7] .

También son importantes las políticas de respaldo a las familias, especialmente en los países de América
Latina que han avanzado a pasos agigantados en la participación de las mujeres jóvenes en la fuerza
laboral. Una vez que llegan a la edad fértil, es fundamental que existan políticas encaminadas a mantener
su compromiso con el mercado de trabajo, y disponemos de muchos ejemplos de políticas que han
funcionado.

En México, los servicios de guardería gratuitos o subvencionados prestados a través del programa Estancias
Infantiles han contribuido a aumentar la probabilidad de que la madre tenga un trabajo. En Chile, el
aumento del número de horas que los niños pasan en la escuela, a través del programa Jornada Escolar
Completa, permite que las madres dispongan de más tiempo para trabajar más horas [8] .

Asimismo, los gobiernos pueden dar el ejemplo y ofrecer condiciones igualitarias a las mujeres. En más de
100 países existe por lo menos una traba jurídica que entorpece la participación económica de las mujeres.
En algunos países, las mujeres no tienen derecho a firmar contratos, abrir una cuenta corriente o
emprender acciones legales sin el consentimiento de su marido.
En este sentido, el caso de Perú representa un éxito notable. A partir de mediados de la década de 1990,
Perú modificó las leyes que limitaban los derechos jurídicos de las mujeres. Una década más tarde, la
participación de las mujeres en la fuerza laboral se había incrementado en 15 puntos porcentuales [9] .

Hemos observado resultados positivos similares también en otras regiones. Por ejemplo, luego de que
Namibia reforzara los derechos jurídicos de las mujeres, entre ellos, la capacidad para firmar contratos,
ejercer una profesión y abrir una cuenta de banco sin necesidad del permiso de su marido, la participación
de la mujer en la fuerza laboral aumentó 10 puntos porcentuales.

Así pues, pequeños cambios jurídicos pueden marcar la diferencia.

ii) El sector privado, Las empresas también pueden marcar la diferencia.

Uno de los ámbitos que reclama mayores avances es el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad
y consejos de administración. Según nuestros estudios, añadir una mujer a la alta gerencia o al consejo de
administración sin variar el número de miembros se asocia a un incremento del rendimiento de los activos
de 8-13 puntos básicos. En resumidas cuentas: ampliar el número de mujeres con cargos de
responsabilidad es bueno. No obstante, en abril de 2015, de cada 100 miembros de consejos de
administración de grandes empresas que cotizan en bolsa en Europa solo 23 eran mujeres, y únicamente el
4% de los directores ejecutivos de estas compañías eran mujeres.

Empoderar a las mujeres es, además, una buena práctica empresarial. ¿Qué quiero decir con eso?

Según un estudio llevado a cabo recientemente por Google, una de las características que comparten sus
equipos de éxito es la capacidad de crear zonas de "seguridad psicológica", es decir, espacios en los que
todos sus miembros se expresan más o menos en la misma proporción y sin miedo a ser avergonzados
[11] . Dicho de otra forma: los equipos que dan la palabra a todos sus miembros, incluidas las mujeres —
que suelen ser más tímidas y no se atreven a hablar—, logran aprovechar la diversidad de opiniones en
beneficio de una mejora de los resultados empresariales [12] .

Para fomentar la equidad de género, además de dar voz, las empresas pueden asegurar que exista paridad
salarial por idénticos puestos de trabajo y ampliar el acceso a la licencia por maternidad.

El sector financiero también puede aportar su grano de arena a la inclusión financiera de las mujeres,
ámbito en el cual el Perú ha registrado avances encomiables. En 2014, cerca del 90% de las empresas
tenían acceso a una cuenta corriente. Sin embargo, el nivel de acceso de las mujeres se situaba solo en el
22%, así que claramente puede hacerse mucho más para que aumente el número de mujeres que se
incorporan a la red financiera, también en el sector informal.

iii) Instituciones financieras internacionales

Las instituciones financieras internacionales también tienen su cometido.

Para empezar, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres están ahora entre las 17
prioridades de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para alcanzar el
crecimiento inclusivo en 2030.
Sin embargo, para lograr este objetivo habrá que mejorar los datos y la investigación para comprender
mejor los factores impulsores del empoderamiento de las mujeres y seguir su evolución. Es aquí donde
entran en juego instituciones como el FMI.

En los últimos años, hemos intensificado el estudio de temas de género. Muchos de los ejemplos a los que
me he referido anteriormente se basan en este conjunto cada vez mayor de estudios. E iremos todavía más
allá: pondremos en práctica estas conclusiones a través de nuestra labor de supervisión y nuestros
programas.

Por ejemplo, hemos comenzado a incorporar objetivos de igualdad de género a las Consultas anuales del
Artículo IV, donde la participación económica de las mujeres puede tener repercusiones importantes.
Asimismo, hemos completado el análisis de 13 países, lo cual nos permitirá ofrecer recomendaciones de
política "a medida" en materia de equidad de género.

Por otro lado, hemos incluido el objetivo de incrementar la participación económica de las mujeres en un
programa respaldado por el FMI en Jordania. Y lo mismo estamos haciendo con el programa que
anunciamos recientemente para Egipto, centrado en mejorar la seguridad de las mujeres en el transporte.

Queda muchísimo por hacer, pero la labor de promoción de la equidad de género definitivamente ha
comenzado.

Conclusiones

En las dos últimas décadas, los países del APEC han avanzado notablemente hacia la mejora de la
participación económica de las mujeres y se encuentran ahora en buenas condiciones para liderar el
camino a seguir.

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