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CATÉTERES URINARIOS:

Los catéteres urinarios se pueden emplear para drenar la vejiga; sin


embargo, con frecuencia, es la última opción debido a las posibles
complicaciones de su uso prolongado. Las complicaciones del uso
de catéteres pueden abarcar:

 Cálculos vesicales
 Infecciones de la sangre (septicemia)
 Sangre en la orina (hematuria)
 Ruptura de la piel
 Lesión uretral
 Infecciones renales o de las vías urinarias

También puede desarrollarse un cáncer de vejiga después de usar


catéteres por muchos años.

El médico puede recomendar el uso de un catéter durante un


período corto o largo. Estos últimos se denominan sondas
permanentes.

Los catéteres vienen en una gran variedad de tamaños, materiales


(látex, silicona, teflón) y tipos (catéter de Foley, catéter recto, catéter
o sonda con punta acodada). Por ejemplo, un catéter de Foley es
una sonda suave de plástico o caucho que se inserta dentro de la
vejiga para drenar la orina.

Los expertos recomiendan que se utilicen en lo posible los catéteres


más pequeños. Algunas personas pueden necesitar catéteres más
grandes para controlar los escapes de orina alrededor de éstos o si
la orina está espesa y sanguinolenta o contiene gran cantidad de
sedimentos.

Es importante tener presente que con los catéteres grandes se


corren más riesgos de lesionar la uretra. Algunas personas han
desarrollado alergias o sensibilidad al látex con el uso de catéteres
de este material a largo plazo; por lo tanto, estas personas deben
utilizar catéteres de silicona o de teflón.
CATÉTERES URETRALES A LARGO PLAZO
(PERMANENTES):
Los catéteres que permanecen fijos durante un tiempo pueden estar
conectados a una bolsa de drenaje para recoger la orina. Existen
dos tipos de bolsas de drenaje.

Una es la bolsa en la pierna, que es un dispositivo de drenaje más


pequeño que se adhiere a la pierna mediante bandas elásticas. La
bolsa en la pierna generalmente se usa durante el día, ya que se
ajusta discretamente bajo los pantalones o faldas y se vacía
fácilmente en el inodoro.

El otro tipo de bolsa es un dispositivo de drenaje más grande


(drenaje hacia abajo) que puede usarse durante la noche. Este
dispositivo generalmente se cuelga de la cama o se coloca en el
piso.

CÓMO CUIDAR EL CATÉTER:


Si el catéter está obstruido, produce dolor o está infectado, puede
requerir un reemplazo inmediato.

Para cuidar del catéter permanente, se debe limpiar el área uretral


(donde el catéter sale del cuerpo) y el catéter mismo con agua y
jabón todos los días. Asimismo, limpiar por completo el área
después de todas las deposiciones para prevenir infecciones. Los
expertos ya no recomiendan el uso de ungüentos antimicrobianos
alrededor del catéter, ya que no han demostrado que realmente
reduzcan las infecciones.

Se debe incrementar la ingesta de líquidos para reducir el riesgo de


desarrollar complicaciones, a menos que la persona tenga una
afección médica que prohíba la ingestión de grandes cantidades de
líquidos. Este asunto se debe discutir con el médico.

La bolsa de drenaje debe permanecer siempre a un nivel más abajo


que la vejiga para prevenir un reflujo de la orina hacia este órgano.
El dispositivo de drenaje se debe vaciar por lo menos cada 8 horas
o cuando esté lleno.

Debe tenerse el cuidado de evitar que la válvula de salida se


infecte. Se recomienda lavarse las manos antes y después de
manipular el dispositivo de drenaje. No se debe permitir que la
válvula de salida entre en contacto con algo y, si resulta
evidentemente sucia, debe lavarse con agua y jabón.

ETIMOLOGIA
LITIASIS. La palabra litiasis que designa al proceso patológico de
formación de cálculos en vías urinarias o en la vesícula biliar nos
llega de la literatura médica del latín tardío lithiasis, donde fue
tomado del griego λιθίασις, voz que desde el s. V a.C. es empleada
por Hipócrates con el mismo significado.

LITIASIS RENAL

Litiasis urinaria es una masa sólida compuestas de pequeños


cristales y localizada en el aparato urinario (riñones, uréter, vejiga
urinaria o uretra). Se pueden presentar uno o más cálculos al
mismo tiempo alojados en el riñón o en el uréter. Son
acumulaciones similares a piedras que se forman a partir de sales
minerales. Sin embargo, estas piedras urinarias (o cálculos) son
clasificadas con mayor precisión de acuerdo a dónde se descubren
primero en: los riñones, los uréteres (conductos renales), o la vejiga.
Los que se localizan en los riñones se denominan: cálculos renales,
piedras en el riñón, cálculos en el riñón, litiasis renal o nefrolitiasis.

DIAGNOSTICOS

El diagnóstico de la litiasis renal (piedras o cálculos renales)


se realiza por los síntomas clínicos y el análisis de la orina. La
situación, tamaño y repercusión del cálculo  se valoran con
ecografía renal, radiografías simples de abdomen y urografía
con contraste endovenoso. La composición de los cálculos
expulsados se realiza mediante análisis específicos.
Los principales constituyentes de los cálculos son diversas
sustancias orgánicas o inorgánicas. El oxalato cálcico es el
más frecuente, ya que aparece en el 65% de los cálculos.

Según la composición de los cálculos y de otros factores debe


realizarse un estudio metabólico-mineral para descartar la
reaparición de los cálculos o la presencia de enfermedades
asociadas con ellos.

CUIDADOS DE ENFERMERIA LITIASIS VESICULAR Y RENAL


Cuidados Pre quirúrgicos:

 Informar al paciente y al familiar acerca de la cirugía

 Informar al paciente y al familiar de la duración


estimada de la operación.

 Evaluar la ansiedad del paciente relacionado con la


cirugía.

 Control de signos vitales.

 Verificar (anestesia, dieta, preparación intestinal,


pruebas de laboratorio,eliminación de orina,
preparación de la piel, acceso venoso).

 Describir medicación preoperatoria, los efectos de la


misma del paciente.

 Instruir al paciente sobre la técnica de sujetar su


incisión, tos y respiraciónprofunda.

 Fomentar la deambulación y los cuidados pulmonares


después del procedimientoquirúrgico.

 Asegurarse que el paciente no recibe nada vía oral


 Explicarle el procedimiento al paciente

 Hidratación adecuada para la excreción de orina en el


transoperatorio

 Colar la orina en busca de cálculos (litiasis renal)

 Toma laboratorios PO, CH, pruebas cruzadas,


pruebas de función renal,hemoclasificacion. (litiasis
renal)

 Enviar al paciente en bata, con Rx, HC, exámenes de


laboratorio

HIPERTOFIA DE PROSTATA
La próstata es una pequeña glándula que existe sólo en los
varones. Su tamaño en el adulto es similar al de una castaña y su
peso normal es de aproximadamente 25 gr.

La próstata se encuentra situada justo debajo de la


vejiga, rodeando la zona de la uretra que se halla localizada a dicho
nivel. Este segmento de uretra recibe el nombre de uretra prostática
y es en esta zona donde se vierten los espermatozoides
provenientes del testículo.

La próstata produce un líquido que forma parte del semen. Este


líquido constituye el 15% del total del semen que se expulsa
durante la eyaculación. No se conoce completamente su función,
pero se cree que sirve para aportar sustancias nutrientes a los
espermatozoides provenientes de los testículos.

A partir de los cuarenta años, por mecanismos posiblemente


hormonales, suele haber un aumento de esta glándula. Este
crecimiento se denomina hipertrofia o hiperplasia prostática
benigna. También recibe el nombre de adenoma prostático

DIAGNOSTICO
Cuando la presencia de los síntomas mencionados hacen
sospechar la enfermedad de Hipertrofia de próstata, el médico
responsable debe realizar un tacto de la próstata introduciendo un
dedo a través del ano del paciente. Esto permite identificar si la
próstata está aumentada de tamaño o no y realizar una valoración
de su consistencia para descartar o alertar sobre un posible
problema canceroso. Mediante técnicas de imágenes médicas
como la ecografía abdominal o transrectal se completa el estudio al
permitir visualizar la próstata en su totalidad y poder medir
exactamente su tamaño, así como detectar la presencia de
imágenes anómalas que sugieran la presencia de lesiones
cancerosas asociadas.

A través de un análisis de sangre se puede conocer la función de


los riñones y valorar el antígeno específico prostático (PSA),
sustancia producida por la próstata que debe encontrarse dentro de
unos límites en la sangre, en relación con la edad y el tamaño
prostático, para ser considerada normal. Si se encuentra por encima
de estos límites se deberán realizar más estudios antes de
comenzar ningún tratamiento, para comprobar si existe o no una
patología más grave (cáncer de próstata).

Así mismo, en caso de sospecharse la coexistencia de una


infección urinaria (fiebre, escozor al orinar, orina turbia...), un simple
análisis de orina servirá para confirmar o no su presencia y la
necesidad de instaurar un tratamiento antibiótico para su curación

Tratamiento
Tratamiento farmacológico
Desde hace muchos años se vienen utilizando diversos extractos de
plantas para el tratamiento de la hiperplasia prostática benigna. De
hecho, es el tratamiento más difundido en España, aunque los
resultados en cuanto a la mejora de los síntomas son de lo más
dispares.

Actualmente se cuenta con diversos fármacos de efectividad


demostrada: los inhibidores de la enzima 5-alfa-reductasa y los
fármacos alfa-bloqueantes selectivos.

Los inhibidores de la enzima 5-alfa-reductasa logran reducir el


volumen de la próstata hasta en un 30% en dos terceras partes de
los pacientes. Para comprobar su eficacia debe mantenerse el
tratamiento durante al menos 6 meses y, si es efectivo, con
frecuencia se mantiene la mejoría de los síntomas hasta 4 años
después.

Con otro mecanismo de acción, los fármacos alfa-bloqueantes


selectivos han demostrado también su capacidad de mejorar los
síntomas obstructivos urinarios en alrededor del 60% de los
pacientes. Actúan relajando las fibras musculares lisas de la salida
de la vejiga, la uretra prostática y la misma próstata. Como efecto
secundario derivado de su acción a nivel del organismo en general,
reducen también las cifras de tensión arterial, por lo que son de
gran utilidad en pacientes con hipertrofia prostática benigna que
además son hipertensos.

Tratamiento quirúrgico
Para los casos que no respondan al tratamiento con fármacos o que
presenten complicaciones asociadas al crecimiento prostático como
infecciones de orina de repetición, piedras en la vejiga, retención de
orina o deterioro de la función de los riñones. En general, el
tratamiento quirúrgico produce la mejoría más importante que se
puede conseguir en el tratamiento de esta enfermedad, pero
presenta un mayor número de complicaciones que cualquiera de los
tratamientos con medicamentos, sobre todo en personas mayores.
Por esto, en la decisión del tratamiento a seguir, influyen varios
factores que han de ser sopesados tanto por el médico como por el
propio paciente.
De un modo simple, se puede decir que existen dos procedimientos
quirúrgicos: la resección transuretral de próstata y la
adenomectomía prostática abierta.

La resección transuretral prostática (RTU) es la operación realizada


más frecuentemente. Se realiza sin necesidad de abrir el abdomen
para acceder a la glándula desde el exterior. Consiste en introducir
un instrumento a través de la uretra que permite cortar desde dentro
y mediante energía eléctrica o láser parte de la próstata crecida.
Con esta técnica los síntomas mejoran en un 70-80% de los
pacientes, aunque el principal problema es la posibilidad de re-
crecimiento del tejido prostático residual, con reaparición de las
molestias.
La adenomectomía prostática abierta se realiza en los casos de
próstata muy voluminosa. Exige realizar un corte con bisturí en el
bajo abdomen para acceder directamente a la próstata y extirparla.
Al ser una técnica más agresiva, las posibilidades de
complicaciones quirúrgicas son teóricamente mayores.

Circuncisión

La circuncisión es un procedimiento habitual en el que se extrae


quirúrgicamente la piel que recubre la punta del pene. Usualmente
se realiza a los niños recién nacidos antes de que salgan del
hospital y, a menudo, dentro de los 2 primeros días de vida. En la
religión judía, se realiza durante una ceremonia especial cuando el
bebé tiene 8 días de vida.

Los varones nacen con un pliegue de piel, llamado prepucio, que


cubre la cabeza (glande) del pene. Durante la circuncisión, se
extrae el prepucio para dejar expuesta la cabeza del pene.
Normalmente, la intervención produce una pequeña hemorragia y
no requiere de puntos de sutura. Puede colocarse un vendaje
protector sobre la herida, que en general sana por sí sola en el
lapso de una semana a 10 días

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