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de Lima
Lima es una de las ciudades latinoamericanas con más patrimonio edificado y, al mismo
tiempo, una de las que más edificios patrimoniales ha perdido, ya sea a causa de
desastres naturales, por el abandono de sus habitantes o por una mal entendida idea de
modernidad. Uno de los edificios más valiosos del centro histórico de Lima fue el
conjunto monumental compuesto por la iglesia y el monasterio de Santa Teresa,
desaparecidos lamentablemente por un ensanche vial en el siglo XX.
El Monasterio Real de Santa Ana de Lima – más conocido como Santa Teresa- fue el
segundo cenobio de la orden carmelita en la ciudad de los Reyes, cuya fundación fue
promovida por el Virrey Pedro Fernández de Castro, Conde de Lemos desde 1672 (1) y
autorizada por el Consejo de Indias por Real Cédula del 14 de diciembre de 1674 (2).
Dicha fundación fue posible gracias a los auspicios del inquisidor Don Juan de la
Cantera, y a la donación de una cierta cantidad de pesos hecha por Don Juan (o José)
Suárez (3). Cuenta Mugaburu en su diario que la primera piedra de la iglesia se colocó
el 12 de diciembre de 1683 (4), y que el monasterio se estrenó el 21 de diciembre de
1686 (5), día en que salieron cuatro monjas del convento del Carmen Alto a la clausura
de la nueva fundación. La iglesia y el monasterio se encontraban en el barrio de la
Chacarilla, ubicado al sur de la ciudad, en el cruce de las calles de Santa Teresa o Juan
Valiente (actual cuadra 5 del jirón Puno) y Pileta de Santa Teresa (actual cuadra 7 de la
Avenida Abancay). El plano escenográfico de Lima elaborado por Pedro Nolasco Mere
(1686), contemporáneo de la construcción del monasterio, nos muestra de manera
aproximada su aspecto inicial. En la esquina de las calles mencionadas había un
pequeño atrio en el cual estaba la puerta principal de la iglesia, que era de una sola nave
con una pequeña espadaña en uno de sus extremos. Junto a la iglesia se puede apreciar
un patio o claustro rodeado de habitaciones.
La portada principal era la mayor joya de la iglesia de Santa Teresa (9). Constaba de
una calle y tres cuerpos, y se organizaba verticalmente en base a la superposición de tres
elementos cuyo ancho disminuía en orden ascendente: la puerta de la iglesia, la
hornacina con el santo titular, y la ventana del coro. Su profundo carácter barroco se
evidenciaba en la interrelación de los tres cuerpos que la componían mediante distintos
recursos arquitectónicos. Las pilastras corintias del primer cuerpo sobrepasaban la altura
del arco rebajado de la puerta, de tal manera que los trozos de entablamento sobre ellas
quedaban a los lados de la hornacina del segundo cuerpo. La diferencia en ancho entre
los dos cuerpos se salvaba mediante el recurso de unos roleos asentados sobre el
entablamento. Asimismo, la ventana oval del tercer cuerpo se integraba con el segundo
a través de una cornisa abierta, entre cuyos brazos se ubicaba dicho vano. Notable era la
proyección volumétrica de los cuerpos superiores de la portada, que se adelantaban
notoriamente respecto del primer cuerpo y del muro sobre el que asentaban.
Al interior del monasterio lo más valioso era el hermoso claustro principal. Se elevaba
en dos niveles de edificación, el primero de arquería de ladrillo y el segundo con
estructura adintelada de madera. Los arcos de ladrillo del primer cuerpo tenían un perfil
ligeramente trilobulado y tanto éstos como los pilares de sección cuadrada que los
soportaban se encontraban adornados con almohadillado. En las enjutas de los arcos
unas pequeñas pilastras sostenidas por ménsulas soportaban el entablamento - con el
friso también almohadillado- , el cual se quebraba en saliente sobre el eje de las
pilastrillas. Hay que resaltar el detalle de los pilares esquineros, perforados por óculos y
adornados con veneras. Alineadas con los ejes de las pilastras mencionadas se
encontraban las columnas de madera del segundo cuerpo, las cuales asentaban sobre
altas bases – también de madera e integrados con una balaustrada- y ostentaban
capiteles corintios y zapatas talladas que sostenían el entablamento.
""Lima Triumphante
Notas ___________
3 Tanto Manuel A. Fuentes como José Córdova y Urrutia dan la fecha errónea de 21 de
diciembre de 1696 para la inauguración del monasterio.
4 “Domingo doce de diciembre de 1683 se pusso la primera piedra donde a de zer el
altar mayor de la yglessia nueba que se aze de monjas de S. Theressa donde se pusieron
las monedas que se acostumbran governando toda la christiandad nuestro Rey y Señor
Don Carlos Segundo y por Virrey destos Reynos el Sr.Duque de la Palatta y Arzobispo
de Lima el Excelentisimo Señor Don Melchor de Liñán y Sisneros Virrey que fue
destos Reynos del Piru se allaron pressentes al poner la dicha piedra y toda la noblessa
de la ciudad y sea para honrra y gloria de Dios Nuestro Señor y su Santísima Madre .”
MUGABURU, Josephe / MUGABURU, Francisco: “Diario de Lima (1640-1694)
Crónica de la Época Colonial. Tomo II”. Lima: Imprenta y Librería Sanmarti y Ca.,
1918.
8 Para las características de las pequeñas iglesias limeñas ver SAN CRISTOBAL,
Antonio: “Arquitectura firme del siglo XVIII en Lima”. Lima: INIFAUA – UNI, 2009.
9 El historiador de arte Harold Wethey se refería a ella de esta manera: "La obra
maestra de este siglo era la fachada de Santa Teresa. Fue destruida en 1946, junto con su
adorable claustro, para ensanchar una calle. No hace falta decir que semejante
indiferencia hacia el inapreciable legado del pasado es lamentable, especialmente en el
caso de una obra que era la personificacón del encanto de su época. Típicas eran las
graciosas torres, las pilastras con capitel de volutas y el flujo cadencioso y melodioso de
sus molduras. Única era la composición particular de ellas e impecables su escala y
fantasía creadora. Los cuerpos disminuían en altura y anchura a partir del ancho arco y
pilastras del vano de ingreso, hacia las curvas rococó de la gran ventana ubicada en la
parte superior. Las volutas y curvas estaban entrelazadas por repetición hacia una
unidad de ritmo caligráfico. No menos efectivo en la belleza pintoresca de Santa Teresa
era el juego de sombras sobre los muros y hornacinas, como la quietud interrumpida por
música suave." (La traducción es mía).