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SANTA SOFIA( )

Descripción.- El templo Santa Sofia, es un edificio de color rojo oscuro con forma de basílica y planta de cruz
con 3 altares.Está construida en la colina más alta de la ciudad a finales de siglo V bajo el reinado del Emperador
Bizantino Justiniano. En el Siglo XIV la iglesia dio su nombre a la ciudad, que durante la dominación Turca se
convirtió en mezquita hasta que en el siglo XIX dos terremotos le causaron grandes destrozos y fue abandonada.
Ante la iglesia, durante el siglo XVI, fue quemado el joyero Georgi (proclamado santo, San Georgi Nuevo) y no
muy lejos en el año 1873 fue ahorcado el Apóstol de la libertad al que más tarde se le levantaría un monumento.
Los trabajos de restauración empezaron después de 1900. En su interior podemos encontrar antiguos frescos
con motivos naturales como flores, arboles y pájaros. Al lado del muro de la iglesia se encuentra el monumento
del soldado Desconocido y cerca está la tumba del Poeta Nacionalista y escritor Ivan Vazov. Según los
científicos, La Iglesia “Santa Sofia”, es una de las obras de valía más relucientes de la arquitectura
del Cristianismo Temprano en La Península Balcánica.

Arquitectura.- Es el ejemplo más grandioso y paradigmático de la arquitectura bizantina cuyo nombre significa
«Santa Sabiduría». Fue mandada edificar por el emperador Justiniano y se construyó en un tiempo récord: entre
el 532 y el 537. Hay que señalar que con este emperador el imperio bizantino vivió su primera edad de oro:
recobró territorios que habían pertenecido al imperio romano (como Italia), recopiló las leyes (Código de
Justiniano) y llevó a cabo un vasto programa constructivo. La celeridad con que se llevó a cabo la construcción
de Santa Sofía se debió tanto a la disponibilidad de recursos económicos suficientes, como al sistema
constructivo utilizado (ladrillo, entre los materiales) y al empeño personal del basileus (emperador). Al parecer, el
propio emperador dormía allí para vigilar la marcha de las obras, y según una leyenda popular un ángel
asesoraba al emperador en cuestiones técnicas de construcción. Según la tradición Justiniano dijo al ver
terminada la obra: «Salomón, te he vencido», haciendo referencia a la construcción del Templo de Jerusalén por
este rey hebreo. Los arquitectos fueron Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, quieres eran a la vez geómetras,
matemáticos y científicos. La planta se inscribe en un rectángulo en cuyo centro aparecen cuatro grandes pilares
que sostienen a la alta cúpula central sobre cuatro pechinas. En dos lados opuestos de la cúpula central se
sitúan una serie de semicúpulas y ábsides, que van descendiendo en altura y que actúan soportando y
conduciendo el peso de la central, de forma que se puede prescindir del tambor y crear un espacio interior
diáfano y que parece dilatarse. El peso también está aligerado por la utilización de materiales no muy pesados:
ladrillo y tejas porosas de Paros. En los otros dos costados se ubican dos tribunas desde donde se puede
observar el ceremonial litúrgico. Delante existe un atrio.

La altura de la cúpula central es de 55 metros, logro que supera a los 43,20 metros del Panteón romano y que
solo será igualado con la revolución técnica que supuso lar arquitectura gótica seis siglos más tarde. En el
interior la decoración es muy lujosa (en contraste con el sobrio exterior y a semejanza de las posteriores
construcciones islámicas). Las cuarenta ventanas presentes en la cúpula dotan al interior de una gran
luminosidad que contribuye a la sensación de ligereza -de poca pesadez- que percibimos. La decoración a base
de mosaicosrefuerza esta sensación. La cúpula, por otra parte, tiene un claro simbolismo: representa al cielo,
al Universo; mientras que la sala de oración es una imagen de la Tierra. El origen de estas construcciones
centralizadas las encontramos en los martyria de Tierra Santa, a los que ya nos hemos referido. A partir de la
caída de Constantinopla en poder de los turcos se transformó en mezquita, y gran parte de su decoración
musivaria desapareció, añadiéndosele caligrafías árabes en el siglo XIX. Su trascendencia fue enorme y no solo
en el oriente cristiano, sino que se extendió a occidente y también a las mezquitas del Oriente Próximo. Así pues
la mayoría de las iglesias de la zona cristiana ortodoxa (Rusia, Grecia, Bulgaria, Rumanía) presentan una clara
influencia de Santa Sofía con su estructura de planta central y cúpulas entre las que sobresale la central. Otras
iglesias con las mismas características y construidas en Constantinopla durante el periodo de Justiniano fueron
las de los Santos Sergio y Baco, la de Santa Irene y la de los Santos Apóstoles.
Construcción

El emperador bizantino Constantino, en el año 360, hizo construir en el centro de la ciudad, en el lugar donde hoy
en día se encuentra Santa Sofía, una gran iglesia con el nombre de " Megale Ekklesia". Sobre las ruinas de esta
construcción de madera, que se quemó completamente durante un incendio el 20 de junio del 404, fue construida
una nueva iglesia más grande y resistente entre los años 404-406 por el arquitecto Rufinos y fue inaugurada para
el culto el 10 de octubre del 416. El emperador bizantino Teodosio fue el mecenas de esta segunda iglesia, que
constaba de tres naves en forma basílica. Este edificio, del que pueden verse todavía los restos de su base, las
escaleras y un friso decorado con relieves de ovejas justo delante del museo, fue prácticamente destruido por los
opositores del emperador durante la insurrección de Nika (victoria) que empezó en enero del año 532. El
emperador Justiniano, que recuperó su trono después de la insurrección de Nika, entre los años 532-537, mandó
construir la iglesia que se visita hoy en día.

Características

La iglesia es de planta cuadrada de 79,30 m. x 69,50 m., con una gran cúpula central que mide 31 m de diámetro
y 55 m de altura. La cúpula de Santa Sofía es de tal grandiosidad que sólo tiene su antecedente en el panteón de
Agripa (Roma). Tiene un gran anillo de ventanas y está apoyada en cuatro pechinas, las cuales a su vez posan
sobre cuatro pilares, que al estar en el exterior del edificio parece como si la cúpula se sostuviera en el aire. La
cúpula ya mencionada tuvo que ser reconstruida en el año 558, y al ser nuevamente levantada se emplearon
trozos de ánfora porosas para que su peso fuera menor. Además se le incorporó un tambor cilíndrico con una
serie de ventanas alrededor del gran casquete esférico, que ilumina el interior de la iglesia. En la parte exterior se
extiende un gran atrio de cinco pórticos, donde se conservan algunas columnas clásicas constantinianas y un
gran recipiente con agua vendita para la purificación de los fieles. Después del atrio hay dos nártex o vestíbulos
que mediante nueve puertas nos comunican a la iglesia. Tiene una nave central y dos naves laterales, y un
ábside interior semicircular. La diferencia de altura de las naves fue aprovechada para levantar un segundo piso
o matronio (gineceo). El espacio esta dividido en dos partes: la naos donde se colocaban los fieles, y la bema o
presbítero, para los clérigos. Ambas estancias están separadas por la iconostasis, reja o cancel que cerraban
con velos en el momento de la consagración. Próximas al ábside encontramos dos salas: la prótesis, donde se
guardaban las especies, y el diacónicon, donde se revestía el sacerdote.

En lo que se refiere al espacio exterior, en esta obra es posible apreciar una construcción sólida y bien definida
por sus líneas matrices en donde su detalle no es tan importante como en su interior. En la fachada oeste, se
encuentra el atrio y la entrada principal, el cual consta de dos galerías, y posee dos plantas. Es de destacar que
todas las aberturas en el exterior poseen arcos de medio punto. La construcción se eleva suavemente hasta
entrar en contacto con una bóveda de cañón que ayuda en la descarga del peso de la semicúpula oeste. En la
fachada norte y sur, se pueden observar los grandes contrafuertes que ayudan en la descarga de los grandes
pesos de las cúpulas. Entre estos contrafuertes se pueden observar ventanales con arcos de medio punto y al
igual que en la fachada este, la construcción se eleva bruscamente. En la fachada este se puede observar el
espacio que ocupa el ábside. Su mayor característica son las líneas duras, sin mucha expresión, que definen su
geometría. En la estructura de Santa Sofía, lo interesante es su ambivalente condición, donde coexisten dos
tendencias de clara tradición: por un lado, la tendencia basilical con su sentido dinámico y su ritmo longitudinal, y
por otro, la tendencia centralista con el espacio estático de la cúpula. Si la primera predomina, la cúpula no
podría tener el énfasis que tiene y quedaría relegada a una función secundaria; si predominara la segunda, el
efecto estático sería mayor y en torno a la cúpula el espacio se ordenaría, anulando todo dinamismo y evitando
la aparición de un eje longitudinal de simetría.

En Santa Sofía, en cambio, coexiste el eje longitudinal de simetría, de una latente estructura basilical, con el
espacio centralizado de la cúpula. Es decir, coexisten, hasta cierto punto, la cúpula del Panteón romano y las
naves de una basílica constantiniana. El efecto de reposo y de movimiento se complementan en esta solución
bipolar donde la cúpula se alarga en las grandes exedras de los ábsides hasta adquirir una impresión de espacio
oval. Las exedras absidiales se expanden a su vez en otras exedras menores que tienen su antecedente en las
exedras de San Sergio y San Baco, cuyo origen romano es clarísimo. Sin embargo, en Santa Sofía se ha perdido
el orden adintelado que como residuo clásico quedaba en San Sergio para ser sustituido por un sistema más
bizantino de columna y arco. El interior presenta un aspecto totalmente contrapuesto a su exterior: amplio,
despejado y ligero. Un recinto cupular gigantesco, cuadrado, forma el centro del edificio; sobre cuatro anchas
arcadas de pilares flota la cúpula lisa, inmersa en una luz sobrenatural gracias a las cuarenta ventanas que se
abren en su arranque. Al este y al oeste su enorme empuje se distribuye sobre medias cúpulas de diámetros
iguales (33 m), sustentadas por pilares dispuestos octogonalmente Por la parte del ábside y el atrio se
contrarrestan los grandes empujes de las semicúpula mediante dos grandes exedras o cuartos de esfera, que a
su vez lo están por otras más pequeñas.

En el eje norte – sur, la fuerza es absorbida por cuatro inmensos contrafuertes dispuestos por parejas, con
columnas de color verde antiguo, pórfido rojo y mármol blanco. Las formas complicadas de sus recintos y
bóvedas ofrecen perspectivas extraordinariamente ricas, la amplitud, la abundancia de luz y la armonía del
recinto principal, se contrastan con las tremendas tensiones de los bovedajes y de los verticales pilares. La
decoración policroma ayuda en Santa Sofía como en toda la arquitectura bizantina, a desmaterializar el
organismo arquitectónico, dándole un sentido de irrealidad y una mágica apariencia que siempre ha dominado a
la religiosidad oriental. Estas características ayudan a exaltar lo maravilloso del fenómeno espacial y lumínico.
Además con la ingeniosa manera de emplear los recursos constructivos y de ocultar el sistema de contrarrestos,
la decoración arquitectónica de revestimiento colabora con la impresión buscada. Esta decoración no recalca las
líneas matrices y expresivas de la arquitectura como en Occidente, sino que las diluye en una deslumbrante
vibración de superficie que cubre por igual todo el ámbito. En Santa Sofía, como en los demás interiores
bizantinos, lo que se trata de provocar en el espectador es la impresión de la presencia de la Divinidad,
provocando asombro, y llevándolo por igual hacia el encantamiento y al temor ante la majestad divina.

de revestimiento era también un legado de Roma, donde las grandes salas termales, una vez llevada a cabo la
construcción masiva, se decoraban con mármoles policromos en busca de un acabado que asombre por su lujo y
magnificencia, sin otra intención que la de significar la grandeza de una civilización. Esta decoración de
revestimiento en Oriente se transforma en un carácter totalmente diferente, dejando de ser espejo de una
civilización para convertirse en auxiliar de un culto.Los bizantinos tuvieron la audacia de liberar el mosaico
elevándolo de su humilde condición de suelo pisadero a la majestad casi celestial de los ábsides y las cúpulas.
La temática alcanzó también la misma elevación en cuanto a rango. Ya no eran simples dibujos geométricos,
símbolos y alegorías de la vida cotidiana, sino que se trataba de las escenas más sublimes de la religión, las
figuras más monumentales y apocalípticas, fragmentos bíblicos, y relatos hagiográficos. La luz en los interiores
bizantinos con su tenebrosidad, con los centenares de lámparas que cuelgan formando una especie de techo
centellante, provocaba infinitos reflejos en la superficie colorida de los grandes mosaicos haciéndolos brillar,
como si realmente se miraran los ojos deCristo, de los apóstoles o de los profetas. La iglesia de Santa Sofía
constituye la cumbre absoluta de un arte clásico en el que han alcanzado su punto culminante dos corrientes o
tradiciones artísticas distintas: de un lado, las tradiciones arquitectónicas y decorativas del arte
clásico(helenístico y romano), y de otro, el estilo de los edificios abovedados del arte paleocristiano y del Asia
Menor; al mismo tiempo, en el sistema de la distribución de espacio y paredes se establecen las bases de
la arquitectura medieval.
Su nombre deriva del griego que significa santa sabiduría. Es la obra maestra de la arquitectura
bizantina. Diseñada bajo el reinado de Justiniano I por Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, el
edificio original fue completado en menos de seis años (532–37 AD). Combina
una basílicalongitudinal con un edificio centralizado de una manera completamente original, con una
gran cúpula central (reconstruida en 563) apoyada en pechinas y en semicúpulas a cada lado. Su
planta es casi un cuadrado. Hay tres pasillos separados por columnas con galerías sobre ellas y
grandiosos pilares de mármol que se elevan para soportar la cúpula. Los muros sobre las galerías,
así como la base de la cúpula, están perforados por ventanas, cuya luz disimula los soportes, dando
la impresión que el techo flotara en el aire.

Concepto
Hagia Sphia debe su nombre a la palabra “Hagia” que en griego significa divina y “Sophia”, sabiduría.
“Divina Sabiduría” es uno de los atributos de Jesucristo y esta iglesia estaba dedicada a dicho
atributo. En Santa Sofía se funde la lógica de la teología griega, la escala ambiciosa de Roma, la
tradición del abovedamiento del cercano Oriente y el misticismo del Cristianismo Oriental, creando un
monumento que rememora toda la tradición de la antigüedad y la afirmación positiva del triunfo de la
fe del Cristianismo.

Esta basílica encierra un concepto simbólico del espacio, Panteón, la Iglesia como reino de Dios y la
cúpula como Universo.

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