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LA ARTICULACIÓN COXOFEMORAL
(articulación de la cadera)
En la guía Nº 11, se recordó que la articulación coxofemoral es una enartrosis cotiloidea,
del tipo de las diatrosis. La gran cavidad acetabular (acetábulo) está recubierto por
cartílago de casi 3 mm de espesor, sobre una superficie semilunar. En este sitio es donde
el acetábulo recibe la mayor presión. El fondo del acetábulo ( fovea acetabuli) ó fosa del
ligamento redondo en su fondo tiene tejido fibroadiposo a manera de almohadilla y da
inserción al ligamento redondo. Si bien este ligamento ayuda a soportar tracciones sobre
el miembro hasta 50kg, se considera que es un resto ó vestigio embriológico.
Por su parte, la cabeza femoral también tiene una cubierta de cartílago de cerca de 2 mm
de espesor, excepto en la fosita digital, sitio opuesto al de la fóvea acetabuli, en donde se
inserta el ligamento redondo. Es importante señalar, que el ligamento redondo no tiene
importancia en la coaptación articular. Para arrancar la cabeza femoral del acetábulo, es
necesario aplicar una gran tracción, mientras su cápsula se encuentre íntegra. De manera
que ambas superficies articulares se mantienen unidas, no solo por la presencia de la
cápsula articular, sino por la existencia de presión negativa (efecto de vacío)
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deduce que tanto los ligamentos anteriores (Ligamento en N de Bertin) como el ligamento
posterior ó isquiofemoral, limitan la extensión ó retroflexión del muslo.
Las fracturas de la cadera son una patología importante en la tercera edad, casi todas
asociadas a la osteoporosis ó descalcificación natural de los huesos. A nivel de la epífisis
femoral superior, la arquitectura ósea medular se organiza formando laminillas de
resistencia, para protegerse de las fuerzas y tensiones que se soportan en la articulación.
Existe una línea de refuerzo entre el cuello y la cabeza femoral, otra entre el trocánter
mayor y la cabeza femoral y la tercera, entre ambos trocánteres. El área triangular que
queda entre las laminillas de resistencia, resulta en una zona de debilidad (Espacio de
Ward), y es allí precisamente en el cuello femoral, en donde se producen la mayoría de las
fracturas de cadera.
Se estima que en la población añosa pueden ocurrir cerca de 300.000 fracturas de cadera
por año. En esta edad, el pronóstico puede no ser favorable por muchas razones: a) la
cirugía de la fractura de cadera es una operación mayor, que no todos los ancianos
pueden soportar, b) impone largos períodos de inmovilización en la cama, lo cual implica
un aumento del riesgo de neumonías, diversas infecciones y mala alimentación, y c) la
inmovilización es un importante factor de riesgo de tromboembolismo pulmonar (la
circulación en las venas de los miembros inferiores y la pelvis, se enlentece y tiende a
formar coágulos dentro de las venas. El desprendimiento de estos coágulos ó trombos, es
llevado a través de la vena cava inferior a la aurícula derecha del corazón, de allí al
ventrículo derecho y a través de la arteria pulmonar, son llevados a la red vascular del
pulmón, en donde obstruyen rápidamente el circuito menor. Esto produce hipoxia severa y
muerte súbita en muchos casos). El panorama global de una fractura de cadera que pueda
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ocurrir en un anciano indica que 10 a 20% tienen probabilidades de morir dentro del año
de sufrida la fractura, y menos de 50% de los pacientes fracturados, pueden retornar a
sus actividades habituales.