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Solución.

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Kant
Immanuel Kant nació en 1724 y murió en 1804, filósofo alemán, considerado por muchos
como el pensador más influyente de la era moderna. Nacido en Königsberg (ahora,
Kaliningrado, Rusia) el 22 de abril de 1724, Kant se educó en el Collegium Fredericianum
y en la Universidad de Königsberg.
Su existencia transcurrió prácticamente por entero en su ciudad natal, de la que no llegó a
alejarse más que un centenar de kilómetros cuando residió por unos meses en Arnsdorf
como preceptor, actividad a la cual se dedicó para ganarse el sustento luego de la muerte
de su padre, en 1746. Tras doctorarse en la Universidad de Königsberg a los treinta y un
años, ejerció en ella la docencia y en 1770, después de fracasar dos veces en el intento
de obtener una cátedra y de haber rechazado ofrecimientos de otras universidades, fue
nombrado por último profesor ordinario de lógica y metafísica.
La vida que llevó ha pasado a la historia como paradigma de existencia metódica y
rutinaria. Es conocida su costumbre de dar un paseo vespertino a diario, a la misma hora
y con idéntico recorrido, hasta el punto de que llegó a convertirse en una especie de señal
horaria para sus conciudadanos; se cuenta que la única excepción se produjo el día en
que la lectura de Emilio o De la educación, de Jean-Jacques Rousseau, lo absorbió tanto
como para hacerle olvidar su paseo, hecho que suscitó la alarma de sus conocidos.
Filosofía de Kant
En el pensamiento de Kant suele distinguirse un período inicial, denominado precrítico,
caracterizado por su apego a la metafísica racionalista de Wolff y su interés por la física
de Newton. En 1770, tras la obtención de la cátedra, se abrió un lapso de diez años de
silencio durante los que acometió la tarea de construir su nueva filosofía crítica, después
de que el contacto con el empirismo escéptico de David Hume le permitiera, según sus
propias palabras, «despertar del sueño dogmático».

En 1781 se abrió el segundo período en la obra kantiana, al aparecer finalmente la Crítica


de la razón pura, en la que trata de fundamentar el conocimiento humano y fijar asimismo
sus límites; el giro copernicano que pretendía imprimir a la filosofía consistía en concebir
el conocimiento como trascendental, es decir, estructurado a partir de una serie de
principios a priori impuestos por el sujeto que permiten ordenar la experiencia procedente
de los sentidos; resultado de la intervención del entendimiento humano son los
fenómenos, mientras que la cosa en sí (el nóumeno) es por definición incognoscible.

Pregunta fundamental en su Crítica es la posibilidad de establecer juicios sintéticos (es


decir, que añadan información, a diferencia de los analíticos) y a priori (con valor
universal, no contingente), cuya posiblidad para las matemáticas y la física alcanzó a
demostrar, pero no para la metafísica, pues ésta no aplica las estructuras trascendentales
a la experiencia, de modo que sus conclusiones quedan sin fundamento; así, el filósofo
puede demostrar a la vez la existencia y la no existencia de Dios, o de la libertad, con
razones válidas por igual.

Hegel
Georg Wilhelm Friedrich Hegel, más conocido simplemente como Hegel, nació en el seno
de una familia de la pequeña burguesía el 27 de agosto de 1770, en Stuttgart, Prusia,
actual Alemania.
Hegel se formó en un seminario protestante en la ciudad de Tübingen, en donde
conocería, como compañeros de estudio a Friedrich Schelling y a Friedrich Hölderlin. Más
tarde estudiaría en la universidad y, en 1793, se doctoraría.
A partir de entonces pasó a trabajar como preceptor privado en Berna y, más tarde, en
Frankfurt. En esta época, todavía joven y sin haber marcado todavía el carácter de su
pensamiento filosófico escribió de forma fragmentaria.
La actividad pedagógica que ejerció en Nüremberg está recopilada bajo el título de
“Propedéutica filosófica”. Sin embargo, y pese a estar interesado en la pedagogía, Hegel
se centró a su mayor obra, la Ciencia de la lógica, publicada en tres tomos entre 1812 y
1816.
Más tarde se le invitaría a trabajar en la Universidad de Heidelberg, para poder ejercer la
cátedra de filosofía. Allí publicaría su exposición completa de su sistema filosófico en
“Enciclopedia de las ciencias filosóficas” (1817).
Desde 1818 hasta la fecha de su muerte, Georg Wilhelm Friedrich Hegel enseñaría en la
ciudad de Berlín, en la que había ejercido su cátedra el famoso Johann Gottlieb Fichte. Su
última gran obra, Filosofía del derecho, se publicó en 1821. Falleció el 14 de noviembre
de 1831, a causa de una epidemia de cólera. Tenía 61 años de edad.
Filosofía de Hegel
En el lenguaje hegeliano, la palabra idea hace referencia a la totalidad de las categorías
racionales. En el mundo real, la idea se encuentra fragmentada en la accidentalidad. Sin
embargo, al hablar de lo real, es preciso hacer una diferenciación entre la naturaleza y el
espíritu.
El espíritu está representado por el ser humano y sus actividades, y es el ente que es
capaz de realizarse como absoluto. El espíritu es superior a la naturaleza, una afirmación
que Hegel usa para argumentar en contra del materialismo y también las descripciones
románticas de la naturaleza, muy inspiradas en creencias panteístas.
Hegel rechaza el empirismo y el mecanicismo, y toma una visión muy exagerada del
espíritu, tanto que llega a perspectivas incluso animistas. Para él, en la naturaleza los
elementos se encontraban dispuestos en grados sucesivos, yendo desde lo mecánico,
pasando por lo físico y llegando a los organismos, con mayor o menor complejidad.

Solución.2
El método trascendental, creado por Kant en el siglo XVIII, no trata de indagar cuál es el
origen de nuestro saber, como ocurría con el empirismo y el racionalismo clásicos, sino de
fundamentarlo, de dar razón de él.

Solución.3
Solución.4
A priori
El deber ser proviene de la razón práctica (a priori), es decir, de la facultad que nos ofrece
un conocimiento práctico universal sobre lo que todos deben hacer.
A posteriori
Las medidas preventivas se toman a priori, mientras que las correctivas (cuando ya se ha
producido el problema) se toman a posteriori
Solución.5
Las categorías no son aplicables fuera de la experiencia, más allá de lo dado en el
espacio y en el tiempo. Ahora bien, la idea misma de algo que aparece implica,
correlativamente, la idea de algo que no aparece, la idea de algo en sí.
Ya hemos recorrido el territorio del entendimiento puro y observado atentamente cada
parte del mismo; y no sólo lo hemos hecho así, sino que además hemos medido el terreno
y fijado en él su puesto a cada cosa. Ese territorio empero es una isla, a la cual la
naturaleza misma ha asignado límites invariables. Es la tierra de la verdad (nombre
encantador), rodeada por un inmenso y tempestuoso mar, albergue propio de la ilusión,
en donde los negros nubarrones y los bancos de hielo, deshaciéndose, fingen nuevas
tierras y engañan sin cesar con renovadas esperanzas al marino, ansioso de
descubrimientos, precipitándolo en locas empresas, que nunca puede ni abandonar ni
llevar a buen término. Pero antes de aventurarnos en ese mar, para reconocerlo en toda
su extensión y asegurarnos de si hay alguna esperanza que tener, bueno será que demos
una última ojeada al mapa de la tierra que vamos a abandonar. Preguntémonos, pues,
primero, si no podríamos contentarnos en todo caso con lo que esa tierra contiene, o aun
si acaso no tendremos por fuerza que hacerlo, por no haber en ninguna otra parte suelo
para construir. Veamos luego con qué títulos poseemos esa tierra y podemos
mantenernos seguros en ella contra pretensiones enemigas. Estas cuestiones han sido ya
suficientemente contestadas en el curso de la analítica; pero una revista sucinta de sus
soluciones, puede robustecer la convicción, reuniendo en un solo punto los diversos
momentos en que fueron expuestas.

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