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Las pasiones del conocimiento-Thullier

Hoy en día la ciencia, acompañada de la técnica, ocupa un lugar de gran importancia dentro de
la sociedad. Incluso ha llegado a dominar aspectos relacionados con lo espiritual, como las
preguntas a cerca que es el hombre, su origen, su meta en el mundo. Las respuestas que son
brindadas por la institución científica han adquirido fuerza en la sociedad moderna, a tal punto
de que la ciencia se convirtió en el saber dominante, y se han desvalorizado los aspectos
referidos a lo religioso filosófico, etc, considerándolos inferiores o seudoconocimientos. La
consecuencia de esto es clara: el hombre comienza a considerar la ciencia como una fuente
incuestionable de conocimiento, ocupando el mismo lugar de saber absoluto que tuvo la
Iglesia en otros tiempos.

Lo cierto es que la ciencia se conforma como la única disciplina que puede llevarnos a una
comprensión objetiva y concreta de la realidad. Esto se evidencia en el hecho de que, si bien
las teorías planteadas no son definitivas, entre fallos, aciertos y perfeccionamientos el
progreso es evidente. Pero aún a pesar de sus métodos y resultados existen razones para
pensar que sería absurdo considerar que la ciencia conduce puramente a certezas; si esto
fuese así, todo lo que la humanidad quiera llevar a cabo debería hacerse según los criterios de
la ciencia, es decir, esta disciplina tendría que intervenir en asuntos religiosos y filosóficos aún
más que estas propias disciplinas. No es que haya una mas creíble o que tenga más razón, pero
en lo que respecta a su contenido, ninguna más que la propia lo tratará de manera más
precisa: no hay mejor forma de referirse a la actividad filosófica que desde la filosofía, ni de
conocer mas sobre los valores espirituales que desde la religión. Lo que sucede no es que las
ideas que vienen de estas disciplinas no son correctas, pero el lugar que ocupan hace que no
sean tenidas en cuenta. Por otra parte, si la ciencia se apropiara de los mismos planteos, la
sociedad no los cuestionaría. El público debería implementar distinciones acerca de la
veracidad de un conocimiento que vayan más allá del lugar del que este proviene, pero el
sistema de enseñanza mismo se forma a partir de esta idea de verdad absoluta de la ciencia,
por lo tanto, la propia educación es la que le otorga su lugar de privilegio. Es sumamente
necesario comenzar a formarse a partir de una perspectiva que nos brinde herramientas que
nos permitan pensar nuestra propia concepción del mundo desde una postura crítica.

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