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1- Introducción
Hay ciertas actitudes o vicios que habitan en la sociedad, los cuales son el
origen de la mala distribución de las riquezas, de las desigualdades sociales y de
la indiferencia al prójimo.
a) Colocamos como primer vicio a la avaricia, porque ella es la raíz de
todos los males3, como dice San Juan Crisóstomo 4 en su Homilía Nº11. ¿Por qué
es la raíz de todos los males? Porque ella produce enemistades, guerras, pleitos,
injurias, homicidios, robos.
En su Homilía Nº65, dice que la avaricia embota los ojos y los oídos. Por
eso no deja pensar y esclaviza.
Juan Casiano (Padre de Oriente del s. IV), dirá que la avaricia se origina en
la falta de fe, y se relaciona con el amor al dinero. Este deseo secuestra a la
persona y la aparta de todo lo que tiene, de todo lo que es, para llevarla a tener
2
Una característica propia de los Padres, era el uso amplio, sistemático y abundante de la Palabra de Dios en
todos sus temas de reflexión.
3
Cfr. 1Tim 6,10.
4
Nacido en Antioquía en el 344. Ordenado sacerdote por su obispo Flaviano, desempeñó su tarea de
predicador por medio de sus famosas Homilías, entre los años 386 al 397. En el 397 fue Patriarca de
Constantinopla. De los Padres Griegos es considerado uno de los más grandes luchadores sociales de su
tiempo. Su espíritu social lo impulsó a expresar de manera sencilla y elocuente, la esencia social del
Evangelio. Se apoyaba en estos principios para expresar el mensaje social: la caridad, la misericordia y la
solidaridad. Cfr. SIERRA BRAVO, El mensaje social de los Padres de la Iglesia, 202.
3
riquezas que no le son necesarias. Produce irritación por no tener lo que desea y
disconformidad por el lugar donde vive o donde trabaja 5.
Según San Basilio, en su Homilía contra los ricos Nº5, la avaricia puede
llegar a producir grandes males. Dice que, “el mar conoce sus lindes, y la noche
no traspasa los términos fijados. Pero el avaro no respeta el tiempo, más bien
imita la violencia del fuego: todo lo invade y lo devora”. Basilio compara la acción
del avaro con los ríos que salen de pequeñas fuentes. Si se les agregan afluentes,
aumentan poco a poco su caudal, y llegan a ser tan enormes que, con la violencia
de su curso, arrastran todo lo que se les ponga adelante. De esta forma, los que
llegan a cierta grandeza de poder, adquieren mayor fuerza para hacer más maldad
todavía. Es decir que la avaricia, provoca en el hombre ansias de poder
desmedidas.
San Juan Crisóstomo dirá también que los retoños de la avaricia son la
envidia, el odio, el rencor, la mentira, el engaño 6. Con todo esto, este Padre afirma
que no está en contra de los ricos, sino del mal uso de las riquezas. Y este mal
uso, produce los vicios antes señalados.
b) La vanagloria y la soberbia: la vanagloria es muy sutil y no se lo
reconoce fácilmente7. Según Casiano, este deseo aparece en muchas ocasiones
como si fuera una virtud. Su ropaje hace creer que se va por un buen camino. Lo
más difícil de combatir, no es el elogio de los demás que aumenta la autoestima y
el deseo de ser superiores a los otros, sino los pensamientos de autoelogio que
provienen del corazón. Y la vanagloria es la puerta hacia la soberbia, que es el
vicio más difícil de combatir.
Casiano hace algunas comparaciones para entender mejor de qué se trata
la soberbia. Dice que el soberbio se asemeja a un árbol que posee muchos frutos;
las ramas que sostienen esos frutos se quiebran por el peso de los mismos y
quedan inutilizados. Es decir que una persona puede tener muchas virtudes
(frutos) pero si no reconoce que las mismas proceden de Dios y no de sus fuerzas,
termina perdiéndolas (ramas que se quiebran) 8.
También lo compara con un árbol sin raíces que no soporta el ímpetu del
viento. Si el árbol (virtudes, obras buenas, deseos buenos, etc) no está enraizado
en Dios, cualquier viento (tentación) lo sacude y lo arrastra. Es decir, si tiene como
fundamento sus proyectos, sus capacidades, sus fuerzas, en cualquier momento,
puede derrumbarse todo lo que logró, porque su casa (su interior) está cimentada
sobre arena9 (sus limitaciones).
5
Cfr. JUAN CASIANO, Carta al Obispo Castor en Filocalia I, Lumen, Bs.As., 1998, 134-137.
6
Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Discurso V Sobre las Bienaventuranzas.
7
Cfr. JUAN CASIANO, Id., 149-150.
8
Cfr. EVAGRIO PONTICO, Sobre los ocho espíritus malvados, 88.
9
Cfr. Mt 7, 26-27.
4
2.2 La inhumanidad
Según San Ambrosio, el orgullo lleva a que el hombre se olvide de la
condición humana, despojando de lo necesario a los que menos tienen 10.
Por su parte, San Juan Crisóstomo dice que muchas veces se estima más a
los animales que a los hombres; se prefiere alimentar a un perro que a un hombre
que tiene hambre11. En otras homilías compara la inhumanidad con la acción que
realizan las fieras salvajes. Muchas veces el hombre se convierte en una fiera
salvaje cuando utiliza sus manos para despedazar a otro hombre (a su presa) y
para socorrerlo. El hombre es inhumano cuando es duro y cruel con sus
semejantes12.
San Basilio añade que la inhumanidad se produce cuando se busca
afanosamente la manera de no repartir a cada uno lo que necesita, y de
almacenarlo todo y privar a todos del menor provecho. Es como una casa
guardiana de interés propio y de avaricia, la cual hay que desmantelarla para
sacar de la cárcel la riqueza prisionera13.
Finalmente, agregamos las reflexiones de San Gregorio Niseno, quien
también habla de la crueldad como una falta de sentido social. Esto se da cuando
el hombre necesitado de pan y carente de lo necesario, no es socorrido de buena
gana por el que tiene más. La opulencia de unos, produce la miseria de muchos.
El hombre insaciable no admite a nadie que participe de sus riquezas. Apoderarse
de todo y excluir a los hermanos es una tiranía que lleva a la inhumanidad 14.
10
Cfr. SAN AMBROSIO, Homilía sobre Lc 8,14 en Diccionario Social de los Padres de la Iglesia, 168.
11
Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre el evangelio de Juan, Nº 47, en Diccionario sobre los Padres de
la Iglesia, 167.
12
Cfr. Id., Homilía sobre 1Corintios, NºIX,4, en Diccionario sobre los Padres de la Iglesia, 283-284.
13
Cfr. SAN BASILIO, Homilía Destruam 2 y 6, en Diccionario sobre los Padres de la Iglesia, 166.
14
Cfr. SAN GREGORIO NISENO, Sobre los pobres que han de ser amados, Discurso I, en Diccionario sobre los
Padres de la Iglesia, 185-186.
15
Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía LXI, en El mensaje social de los Padres, 259.
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Si bien son muchas las riquezas sociales que mencionan y reflexionan los
Padres en su tiempo, rescatamos sólo algunas que pueden ser más significativas
o que engloben otros temas relacionados con las mismas.
retoños todos del tener más. Termina esta reflexión con una imagen: “¿qué puede
haber más bienaventurado que vivir de forma que no fueran los cerrojos y las
puertas los que respondieran a la seguridad de nuestra vida, sino que nos
aseguráramos unos a otros?”20.
Vemos que la solidaridad implica una relación concreta con el prójimo. Por
eso San Juan Crisóstomo muestra lo que ocurre con la relación con el prójimo por
medio de esta imagen. “Si quieres ver cómo en la actividad acontece lo mismo, no
tienes más que cortar un dedo y verás cómo quedan los otros inactivos y no
cumplen como antes su función. Así sucede cuando nos alzamos contra nuestro
prójimo”. El que hace la guerra a los demás, se hace una guerra contra sí mismo,
porque el daño no termina en su prójimo, sino que repercute en no pequeña
medida sobre él. Por eso, manda cuidar de nosotros mismos y de nuestro
prójimo21.
3.3 Dignidad humana: esta riqueza está relacionada con la semejanza del
hombre con Dios. San Gregorio Niseno dice que, al asemejarnos a Dios, somos
artífices de esa semejanza. Esto se da de una manera dinámica porque no somos
como estatuas inertes, sino que, con nuestras obras reproducimos la imagen de
Dios y de esa forma se convierten en alabanzas al Creador 22.
Agrega que el hombre se hace semejante a Dios cuando ama a sus
hermanos, perdona de corazón al enemigo, aborrece el mal y practica la justicia.
Se hace semejante a Dios cuando practica la bondad 23.
Para San Juan Crisóstomo, ser imagen de y semejanza de Dios, quiere
decir hacerse cargo del dominio sobre la tierra que recibió desde su creación.
Implica vivir la misericordia, la mansedumbre, la humildad, la paz, la justicia, el
amor sincero con todos24.
Y San Gregorio Nacianceno relaciona la dignidad humana con el
conocimiento de Dios y de los que sufren. El hombre debe conocer y buscar a
Dios, y lo encuentra en los que sufren. La actitud de compadecerse del que sufre
es la gloria del hombre25.
20
Cfr. SAN GREGORIO NISENO, Sobre las bienaventuranzas V, en Diccionario social de los Padres de la
Iglesia, 357.
21
Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía 30 sobre 1Corintios, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia,
358.
22
Cfr. SAN GREGORIO NISENO, Sobre la creación del hombre, Discurso I, en Diccionario social de los Padres
de la Iglesia, 126.
23
Cfr. Ibid., 127.
24
Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía Nº 7 al pueblo de Antioquía; Homilía Nº1 Sobre el hombre
enriquecido, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 127-128.
25
Cfr.SAN GREGORIO NACIANCENO, Discurso Nº 14 sobre el amor a los pobres, en Diccionario social de los
Padres de la Iglesia, 128.
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4- El orden social
4.1 La Familia: de los Padres que hablan de este tema, rescatamos sólo a
San Agustín porque es quien expresa más reflexiones. Dice que la familia surge
de la unión natural del hombre y de la mujer, y es parte importante en la sociedad
humana26. Es decir que la primera sociedad es la familia 27.
San Agustín relaciona el tema de la familia con la propiedad, por eso
agrega que, para vivir en familia es necesario una casa y un bien familiar 28. La
casa del hombre debe ser principio o germen de la ciudad. La paz en la familia es
la paz de la ciudad29.
Dice también que en primer lugar, el hombre debe cuidar de los suyos,
siguiendo la carta de San Pablo (ITim 5,8): “Quien no cuida de los suyos, reniega
de la fe y es pero que un infiel”. La paz surge de las familias, es decir de la
concordia ordenada entre los que viven juntos. Y en esa paz, los que mandan (los
padres a los hijos) cumplen una tarea de servicio, porque no mandan por ambición
de dominio, sino por el deber de mirar por ellos; ni por orgullo de reinar sino por
misericordia de atenderles30.
4.2 Trabajo: los Padres no miran al trabajo en sí mismo sino en relación con
otro tema. Por ejemplo: con el derecho de los trabajadores, con la solidaridad, con
la justicia. De esa forma, San Jerónimo habla del trabajo en relación a la apertura
solidaria con los más necesitados. Por eso dice que el que tiene un oficio honesto
no debe remediar sólo sus necesidades, sino también las del pobre. Es decir, con
su esfuerzo, se sustenta y también reparte su ganancia con los que no poseen
nada31.
Muy parecido es lo que dice San Juan Crisóstomo, quien guiado por Hch
20,35 (“Mayor dicha es dar que recibir”), añade que, con el trabajo manual, no sólo
26
Cfr. SAN AGUSTÍN, Epístola 30 a Hilario, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 145.
27
Cfr., Id., Del bien del matrimonio 1,1, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 145.
28
Cfr. Id., Epístola 157 a Hilario, en El mensaje social de los Padres de la Iglesia, 446.
29
Cfr. Id., Ciudad de Dios, Libro XIX, Cap XVI, 644.
30
Cfr. Ibid., Libro XX, Cap XIV, 642.
31
Cfr. SAN JERÓNIMO, Comentario a Efesios 2,4, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 368.
8
se echan los malos pensamientos de nuestro espíritu, sino que también con él se
puede socorrer al necesitado32.
San Ambrosio lo relaciona con la religión. Por eso dice que somos obreros
de Dios y de El esperamos el premio a nuestros trabajos 33. También dice que
somos asalariados de Cristo, quien nos ha dado trabajo en su viña y nos tiene
preparado el salario en el cielo34.
4.3 El culto: para algunos Padres, el culto a Dios se relaciona ampliamente
con las obras de misericordia. Uno de ellos es San Jerónimo para quien el culto a
Dios parte de visitar a los enfermos, dar de comer a los que tienen hambre, recibir
en la casa a los que no tienen hogar, apoyar a los que se han entregado
totalmente a Dios, como es el caso de los monjes y vírgenes 35.
San Justino defiende con su Apología, el estilo de vida de los cristianos de
los primeros tiempos, quienes eran mal entendidos en su hablar y en su actuar.
Menciona que los cristianos siguen a Cristo, socorriendo a los huérfanos y a las
viudas, a los que por enfermedad o por otra causa están necesitados, a los que
están en las cárceles, a los forasteros 36. Es decir, la cristiandad, que alaba y da
culto a Dios, viven en comunidad, compartiendo sus bienes y ayudando al
necesitado, siguiendo los consejos de Cristo.
5- Conclusión
Aunque sólo se han tocado algunos temas, vemos que fueron muchos los
aportes que, en su época, los Padres ofrecieron como respuesta a los
cuestionamientos sociales.
Quedaría mucho por reflexionar, pero a grandes rasgos tenemos un
panorama sintético y claro del papel protagónico de la Iglesia en la sociedad.
Con este trabajo no intentamos agotar la reflexión, pero sí introducimos
algunas preguntas para seguir meditando:
Todos estos pensamientos de los Padres ¿han quedado desactualizados o
siguen en vigencia? ¿De qué manera?
¿Podría decirse que hay un redescubrir de la Patrística en el ámbito social
que puede fortalecer hoy el camino de la Doctrina Social de la Iglesia?
¿Podríamos mirar nuestra realidad social desde la mirada de los Padres?
32
Cfr. SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía 1,5 sobre Priscila, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia,
367.
33
Cfr. SAN AMBROSIO, Epístola 19, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 366.
34
Cfr., Id., Comentario a Tobías 91, Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 366.
35
Cfr. SAN JERÓNIMO, Epístola 130, en Diccionario social de los Padres de la Iglesia, 109-110.
36
Cfr. SAN JUSTINO, Apología I, LXVII 1, 258.
9