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DONES Y

MINISTERIOS
SIM 2021
SAMUEL ANDRADE
Z
SIM 2021
DONES Y MINISTERIOS
IBE N°40
SAMUEL ANDRADE
EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO, LOS MINISTERIOS
Y LOS DONES

Por Edgardo Muñoz


Desde principios del siglo XX en el Nuevo Continente, la iglesia Evangélica,
experimentó un crecimiento notable. Se multiplicó casi exponencialmente el
número de miembros, creció la cantidad de templos y hasta los mismos
evangélicos dejaron de practicar su fe de una manera discreta e
imperceptible, sino que manifestaban con total apertura su relación con
Cristo y la predicación del Evangelio.
Antes, la evangelización iba acompañada de obra social y evangelismo de
presencia. Se esperaba que los incrédulos llegasen a los templos y se
adhirieran a la fe de una manera poco impactante.
La predicación del Evangelio rara vez quedaba en manos de individuos
fervientes y parecía que la fe evangélica era patrimonio de las culturas de
determinadas latitudes.
Pero los años 1900 fueron testigos de verdaderos fenómenos que cambiaron
la fachada de la iglesia Evangélica. Cada vez más personas se atrevían a
predicar, sin que hubiese un programa que las organizara y enviara. Su tarea
era, más bien espontánea.
Las iglesias se lanzaban a publicar la Palabra de Dios con eventos que tenían
cierto impacto social. La comunidad reaccionaba frente a esta predicación
agresiva, primeramente con hostilidad y vandalismos, y luego con asombro
por el “cambio de personalidad” de la iglesia y sus miembros.
Sin dudas, la denominación que estuvo en el epicentro de toda esta
revolución ha sido la Pentecostal, que asumió la directiva en este énfasis y
afectó al resto del mundo evangélico para bien.
La acción del Espíritu Santo tuvo sus brotes en Estados Unidos, en Topeka,
Kansas, cuando Charles Parham, ministro metodista y director de un instituto
bíblico, protagonizó un verdadero mover del Espíritu Santo con todo tipo de
manifestaciones, incluyendo el hablar en lenguas.
Desde los orígenes del cristianismo post apostólico hasta el siglo XIX se citan
evidencias del mover pentecostal. Este estaba asociado al énfasis sobre la
conversión real, la búsqueda de Dios y una vida de santidad. Desde los años
1700 hasta principios del siglo XX, los movimientos de santidad creaban una
conciencia de necesidad de búsqueda de Dios y tenían sus exponentes que

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causaban un enorme impacto en sus contemporáneos.
Pero Parham dio forma doctrinal a la experiencia de una manera sencilla y se
dedicó a predicar sobre este mover que se caracterizaba con el hablar en
nuevas lenguas. Uno de los que contagió este fervor fue William Seymour,
hijo de esclavos emancipados y ministro bautista, que recibió la experiencia
pentecostal que inició un verdadero estallido de avivamiento en aquel lugar y
afectó otros.
Cuando el movimiento adquirió trascendencia, personas de diferentes
estados de EE. UU. y de otros continentes viajaron hacia la famosa calle
Azusa, Los Ángeles, California, donde recibían el toque de Dios y lo
trasladaban a diferentes partes del mundo.
El pentecostalismo, con toda certeza, estuvo a la vanguardia del crecimiento
de la población evangélica gracias a las manifestaciones que el poder del
Espíritu Santo realizaba. Pero en sus comienzos debió enfrentar una fuerte
oposición de las iglesias históricas, que no consideraban en su teología un
lugar para la experiencia pentecostal.
Aunque las batallas y ataques que mutuamente se lanzaban desde los
púlpitos las iglesias pentecostales y las históricas, las hacía parecer acérrimas
enemigas, los resultados muestran que todo estaba dentro de un plan de
protección de Dios.
Como el hablar en lenguas era “la experiencia pentecostal”, no había fuertes
fundamentos bíblicos para justificar todo lo que ocurría. En las reuniones de
principios del siglo XX se observaban desórdenes, excesos y hasta escándalos
protagonizados por sus líderes. ¿Cómo separar lo precioso de lo vil? ¿Cómo
transformar el sucio carbón en diamante? Hacía falta una teología
pentecostal que regulase los excesos y diese forma a lo que hasta ese
entonces era un movimiento.
Los ataques y resistencia de las iglesias históricas, basados en una prejuiciada
hermenéutica de las Escrituras, llevaron a que los pentecostales, que al fin y
al cabo seguían honrando la Palabra de Dios, buscasen justificar en la Biblia lo
que creían y experimentaban con tanta convicción. Así se gestó la teología
pentecostal.
Hoy podemos decir que el pentecostalismo dejó de ser un movimiento sin
forma, doctrina ni organización. En una centuria, la iglesia pentecostal dejó
de ser el refugio de creyentes excéntricos provenientes de diferentes
confesiones protestantes. Ya posee líderes autóctonos de varias
generaciones. El pentecostalismo es ya una denominación representada por
varias organizaciones que cuentan con diferentes énfasis ministeriales. Pero

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además, podemos afirmar que el pentecostalismo cuenta con una teología
bíblica de aceptada erudición, y adeptos de diferentes niveles intelectuales,
culturales y sociales.
Así como el hierro aguza al hierro, las antiguas denominaciones fueron, en su
resistencia al pentecostalismo, el instrumento de Dios para depurar un gran
potencial que, de otra manera, se hubiera transformado en secta.
El péndulo llegó a su mayor extremo, y ahora la cristiandad ya no se divide
entre pentecostalismo y anti- pentecostalismo, sino en pentecostalismo, neo
pentecostalismo, carismatismo y no pentecostalismo.
En esta nueva configuración de la cristiandad, necesitamos mantener la
pureza de nuestra raza, no por desprecio a otras, sino para proveer al gran
Cuerpo de Cristo aquello de lo que Dios nos dotó. Por esta razón tenemos el
deber de cuidar nuestro ADN porque, de no hacerlo, Dios nos relevará de
nuestra posición y pondrá a otros para nuestra vergüenza.
Si en una aldea habitan, un panadero, un zapatero y un carnicero. Los
aldeanos estarán bien provistos de estos servicios. Imaginemos que el
zapatero dice: “¿Por qué las personas visitan al panadero cada día, y a mí
sólo me buscan una vez cada tres meses? ¡Cómo quisiera tener mayor
contacto con las personas! ¡Me haré panadero!” Seguramente, el ex zapatero
contará con más visitas y más frecuentes, se hará más conocido por las
personas y tendrá una interacción más aceptable para sus aspiraciones. Pero
la triste realidad es que habrá robado al pueblo un servicio. Esta aldea ya no
tendrá más zapatero y se alterará la vida de sus habitantes para mal.
Aplicando este ejemplo a nuestro tema, si los pentecostales, por tener más
aceptación entre los que no lo son, o tal vez, por ser “un poco más naturales
o normales”, modificamos nuestro ADN, estaremos robando al Pueblo de
Dios aquello de lo que Dios nos dotó para la edificación de la iglesia.
¿Qué haremos, entonces, con los talentos que puso en nuestras manos? ¿Los
enterraremos por miedo a las críticas o a los excesos? No seamos siervos
malos y negligentes, sino defendamos la verdad que Dios nos depositó para
bendecir al mundo y extender la Palabra de Dios hasta la pronta venida de
Cristo.
Hablemos, entonces, de nuestra teología pentecostal.

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1. PRELIMINARES: Dos conceptos contrapuestos en el dejarse usar por el
Espíritu Santo

1.1. Ser médiums: El médium es aquel que en el espiritismo se pone


pasivo y permite la incorporación de un “espíritu” que se manifiesta e
impone sus deseos sin que el médium participe con su voluntad.

1.2. Ser cooperadores: Cooperar significa “operar, trabajar junto a


otro”. Da la idea de personas que se complementan y trabajan en
armonía.

2. UN MEDIUM

2.1. Pierde conciencia del mundo que lo rodea. Cae en trance y


pierde el conocimiento del espacio y del tiempo. Al despertar
pregunta qué pasó.

2.2. Entra en trance y se enajena. De ninguna manera es él mismo


sino que la “entidad” que se apodera ocupa toda la conciencia del ser
del médium. No es responsable de sus hechos.

2.3. Se pone absolutamente pasivo. Carece de toda responsabilidad,


es como si entregara su cuerpo y su mente para ser ocupados y
cualquier manifestación se deberá pura y exclusivamente al “espíritu”
que se incorporó.

2.4. No tiene control de nada. No puede medir sus acciones y dichos,


pues no son de él. Puede tirar una mesa, una silla, derramar cualquier
recipiente con líquido que tenga por delante, y hasta lastimar a otros
o a sí mismo sin darse cuenta como para poder impedirlo.

2.5. Su mente queda anulada. Es lo más semejante a haberse


quedado dormido o desmayado. No existe injerencia alguna de su
mente sobre lo que está haciendo.

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2.6. En especial su voluntad. Como pierde su conciencia, carece de
deseos y por lo tanto no puede ejecutarlos ni se plantea la ejecución
de aquellos.

2.7. Al despertar del trance se pregunta qué ha pasado. Se


sorprende, necesita que le cuenten, no registra lo ocurrido ni recuerda
lo que hizo.

3. UN COOPERADOR

3.1. No se pierde su conciencia. Cuando uno trabaja a la par de otro,


mantiene su noción de identidad, espacio y tiempo.

3.2. No entra en ningún trance. La persona necesita concentrar su


atención y cuidar o administrar debidamente. Necesita interactuar de
una manera consciente con la otra parte.

3.3. No se pone pasivo. Por el contrario, se mantiene alerta, activo y


es consciente de la parte que le toca.

3.4. Mantiene el control de su ser. Mide las consecuencias, toma


decisiones, calcula el alcance y puede interrumpir su cooperación
cuando quiera.

3.5. Su mente conserva las funciones activas. Hay memoria,


razonamiento, sentimientos y voluntad. No existe obnubilación. A lo
sumo puede distorsionarse levemente la percepción por alguna carga
emotiva, pero como parte de la actividad mental.

3.6. Puede ejercer su voluntad. Puede decidir el cómo, el dónde y el


cuándo.

4. LOS CREYENTES SOMOS COOPERADORES DEL ESPÍRITU SANTO

4.1. Dios quiere que conservemos la conciencia y la voluntad. Si el


Espíritu Santo irrumpiera y nos hiciera caer en un trance, entonces las
recomendaciones bíblicas no tendrían razón de ser. Dios nos da

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instrucciones de cómo debemos utilizar las herramientas que puso a
nuestra disposición.

4.2. Debemos decidir volvernos sus instrumentos. La orden de


entregar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, sugiere que nosotros
podemos decidir si queremos cooperar con Dios o no.

4.3. Debemos decidir el cuando cómo y dónde el ser usados por él.
La decisión se encuentra en nuestras manos y de esta manera Dios
trabaja. Para dar una orden que se cumpla sin opciones, están los
ángeles. En nuestro caso se trata de un aprendizaje voluntario el saber
sincronizarnos con Dios.

4.4. Somos administradores. Debemos ser buenos administradores


de la multiforme gracia de Dios. Una predicación básicamente posee
la esencia de lo que Dios quiere que transmitamos, pero es nuestro
deber presentarla de tal manera que se la aproveche al máximo y se
entienda.

4.5. En la Biblia hay instrucciones que apelan a la voluntad. Si Dios


nos usara en contra de nuestra voluntad, es decir, si en lugar de
cooperadores fuésemos médiums, entonces nuestra Biblia se debería
reducir a un tercio de su contenido. Cada consejo, cada orden, cada
sugerencia, cada instrucción y cada enseñanza son dadas en la Palabra
para que voluntariamente nos decidamos por cumplirla.

5. ¿POR QUÉ COOPERADORES?

5.1. Dios respeta el libre albedrío o voluntad. Para cumplir su santa


voluntad de manera mecánica y perfecta están sus ángeles. Nuestro
Padre Celestial espera que nuestra libre voluntad coincida con su
perfecta voluntad, y esto se logra sometiéndonos voluntariamente al
Espíritu Santo.

5.2. Debemos someternos a su voluntad. Por eso dice Romanos 12.1


que ofrezcamos nuestros cuerpos en sacrificio vivo, que es nuestro

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“culto racional”. Los mandatos y consejos bíblicos siempre pueden
obedecerse o rechazarse. El consejo de no apagar el Espíritu (1Ts 5.19)
hace referencia a la posibilidad de no someterse a la voluntad divina.

5.3. Aprender a depender de su Palabra. Ante la aparente ausencia


de Dios en el Edén, había quedado su Palabra en las memorias de
Adán y Eva. Cuando el diablo les insinuó que comiesen del fruto
prohibido, ellos tenían el recuerdo de lo que Dios había hablado, pero
sus sentimientos se independizaron de su fe. Entonces prevaleció lo
que les pareció en lugar de optar por la dependencia de la Palabra.

5.4. Aprender a reconocer su voz. Jesús habló que las ovejas


conocían su voz (Jn 10.1-5). La tarea de conocer la voz del Señor es
todo un aprendizaje, producto de la comunicación fluida con Cristo, en
la oración y en su Palabra. Pero en la vida cotidiana, habrá centenares
de situaciones en las que se necesita la guía del Señor, y su voz se oirá
en nuestros corazones al igual que la voz de los hombres, nuestra
propia carne y hasta la del diablo. Allí necesitaremos hacer valer
nuestro ejercicio espiritual.

5.5. Ser sensibles a su voluntad. Jesús dijo a los de Laodicea que


“estaba a la puerta y llamaba” (Ap 3.20). Él no es impertinente, sino
que espera nuestra cooperación, nuestra parte. Balaam había
consultado a Dios sobre el permiso para maldecir al pueblo de Israel.
Dios tuvo una sola Palabra, pero Balaam porfió y Dios ya no insistió
más y lo dejó tras su propio capricho (Nm 22.1-40)

5.6. Para regularnos mutuamente entre todos los miembros del


cuerpo de Cristo. Como somos un cuerpo, un organismo, nos
necesitamos mutuamente. Cada miembro del cuerpo de Cristo ejerce
su tarea de tal manera que nos ayudamos y nos limitamos
mutuamente para que la acción de Dios, a través del cuerpo esté
controlada.

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6. EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU

6.1. Es la primera experiencia sobrenatural en la que el humano


coopera con Dios. Si bien la conversión es sobrenatural, porque se
nace del Espíritu, el bautismo es el contacto con lo milagroso por
primera vez, esta es la idea de bautismo: el iniciarse.

6.2. Se rompe un dique que permite el permanente fluir posterior.


Cuando se abre un canal, al costado de un río, se cava este canal hasta
la salida al mar. Luego, se dinamita el terraplén que separaba al río del
canal. A partir de ese momento, el río comienza a circular caudaloso
por el canal hasta el mar. Desde ese momento el fluir es continuo,
pero todo comenzó con la explosión que rompió ese dique.

6.3. Se descubre un mundo nuevo. Cuando el creyente recibe el


bautismo en el Espíritu Santo, descubre una nueva dimensión que no
quiere dejar por nada.

6.3.1. Como aprender a flotar y nadar. Por años podemos luchar para
flotar, y todo nos parece imposible hasta que llega el momento, y
desde allí hay un paso muy corto para desplazarse por el agua con
toda facilidad.

6.3.2. Como aprender el equilibrio en una bicicleta. Cuando se aprende


el arte de guardar el equilibrio, todo deja de ser un esfuerzo y se
descubre esta nueva dimensión que nos permite deslizarnos sobre
dos ruedas sin inconvenientes.

6.4. Desde ese momento uno aprende a servir en otra dimensión y


con confianza. Al descubrir este nuevo mundo nos manejamos con
mayor destreza en el servicio a Dios. Hay menos estrés, dejamos de
medir cuidadosamente nuestras acciones en el servicio y las
realizamos con una naturalidad (o sobrenaturalidad) bien marcada.

6.5. Es cuando el heredero deja de ser niño (Ga. 4-1-6). No hay


diferencia entre un niño y un esclavo. Ambos reciben órdenes y

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prohibiciones. Cuando el heredero deja de ser niño, comienza a
desarrollar un criterio propio (pero heredado) y adquiere autoridad en
lo que hace. Ya no se preocupa por la aprobación o desaprobación que
sus mayores le proporcionan, sino que se maneja con la confianza que
requiere su autoridad.

6.6. Uno deja de comportarse como el empleado, sujeto a un


protocolo y tiene comportamiento de dueño. Cuando realizamos un
trámite, y surge un imprevisto que sale de lo habitual, el empleado
carece de autoridad para tomar una decisión, porque no conoce todos
los intereses de la empresa en la que trabaja. Entonces debe dirigirse
a su jefe o a otro superior, que sí saben la totalidad de la política de la
empresa. Ante el bautismo en el espíritu, recibimos un ascenso que
nos permite comportarnos como el dueño, con todo denuedo o
confianza, porque “el Dueño” tiene el control de nuestro interior.

6.7. Es la puerta de acceso al ministerio y los dones. Frente a este


cambio de jerarquía, en lo que hace a la operatoria, tomamos
conciencia de nuestra posición en el cuerpo de Cristo y ampliamos
nuestro servicio en cantidad y calidad. Además comenzamos a echar
mano a los recursos divinos para realizar una tarea divina.

6.8. Se manifiesta con la evidencia inicial, externa y uniforme del


hablar en lenguas. Debemos destacar estos cuatro elementos:

6.8.1. Evidencia: Una clara muestra, una prueba que, al someterse a


juicio resulta innegable.

6.8.2. Inicial: El bautismo comienza con el hablar en lenguas. Aunque


podría haber excepciones, siempre se romperá el dique con las
lenguas, aunque después habrá otras manifestaciones.

6.8.3. Externa. Si se tratase de una experiencia interna, sería muy


subjetiva y poco reconocida por los demás. Habría que confiar en
lo que dice alguien que asegura estar lleno del Espíritu Santo. Pero

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Hechos de los Apóstoles menciona el fenómeno de una forma
totalmente objetiva y mensurable.

6.8.4. Uniforme. Si una enfermedad no tuviese síntomas


determinados, y en cada persona estos se manifestaran de formas
distintas, probablemente nunca se advertiría esa enfermedad.
Lucas pudo afirmar que los seis casos que menciona eran
bautismos en el Espíritu Santo, porque la evidencia era igual en
cada uno de ellos.

6.9. Siempre es posterior al nuevo nacimiento (regeneración).


Afirmar que la llenura es simultánea con la conversión, es abrir la
puerta a la enseñanza de que el bautismo viene siempre con la
conversión, aunque no haya evidencia del hablar en lenguas. Aún
podría creerse que si no hay lenguas, entonces no hay salvación, cosa
que sería peor todavía.

6.10. Se encuentra normado por el libro de los Hechos. Los que niegan
la doctrina pentecostal aseveran que no se puede extraer doctrina del
libro de los Hechos, porque en él simplemente se registran las
acciones y experiencias de los hombres. Es verdad que el hecho de
que una acción esté registrada en la Biblia no signifique que Dios la
aprueba. Pero la teología evangélica cita innumerables textos en los
que los hombres hacen y dicen. Hechos de los Apóstoles, no
solamente registra los hechos de los hombres, sino los de Dios, y los
casos de bautismo que se citan de manera repetida muestran la forma
en la que Dios actúa.

7. ¿POR QUÉ LAS LENGUAS Y NO OTRO DON?

7.1. Porque la lengua es el miembro más difícil de controlar. Stg 3.1-


12 comenta lo difícil que es controlar un miembro tan pequeño. Que
este miembro tan pequeño hable de parte de Dios, y separado de la
mente, significa que el Espíritu Santo ha tomado el control.

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7.2. Porque es la manifestación más absurda e incoherente al
sentido de la lógica. Cuando una persona habla en lenguas, parece, a
los oídos de un incrédulo, un verdadero loco. No es de extrañar que a
nuestra propia creencia suene muy loco hablar una jerigonza
inentendible aún a nosotros mismos. Cuando somos capaces de
quebrar nuestras creencias frente al actuar de Dios, hemos ingresado
a la dimensión espiritual del servicio.

7.3. Porque es la manifestación más inofensiva en caso de alguna


equivocación. Cualquier otra manifestación podría ser nociva si se la
mal administra. Si profetizamos mal, si damos una palabra de nuestra
intuición en lugar de una palabra de ciencia, si le decimos que se
levante a un muerto a quien Dios no quiere levantar, o cosas
semejantes, causaríamos un enorme daño y terminaríamos anulados
por temor a una equivocación. Pero el hablar en lenguas no puede
causar un gran mal, si se administrase (en su primera vez)
equivocadamente.

7.4. Porque se puede producir en cualquier ocasión. Se puede hablar


en lenguas en la iglesia o en la casa, durante el horario de culto o
entre algunos creyentes reunidos de manera espontánea. Cualquier
otro don requiere de ciertas condiciones, pero el hablar en lenguas
está a disposición en cualquier lugar y durante las 24 horas del día.

7.5. Porque posee un provecho personal de edificación al hablante.


Pablo afirma en 1Co 14 que el que habla en lenguas se edifica a sí
mismo. Es una comunicación con Dios muy especial, hay un
intercambio entre Dios y el hablante en el que pasan cosas que
humanamente no podemos entender. Aún el hablar con Dios con
gemidos indecibles (Ro 8.26) es de un beneficio importante para el
creyente, que le permite crecer, y así desarrollar mejor lo que Dios
puso en sus manos.

8. Los seis casos de Hechos. La Biblia menciona seis casos en los que se hace
presente el Bautismo en el Espíritu Santo. Las palabras que se utilizan para

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cada caso van encadenándose de tal manera que se advierte que se trata
de la misma acción en cada caso. No se menciona el término “Bautismo”
en estos casos, pero no está mal llamarlo así. Resulta interesante que el
modelo: JERUSALÉN, JUDEA, SAMARIA Y HASTA LO ÚLTIMO DE LA TIERRA
se presenta aún en la recepción del Espíritu Santo en estos 6 casos.

8.1. El día de Pentecostés (Hch. 2.1-12). En esta ocasión Lucas


describe lo ocurrido en el día de Pentecostés. Este primer relato de la
experiencia deja en relevancia los elementos o síntomas del bautismo,
que sirven de indicadores para reconocer la misma acción en los
sucesivos eventos.

8.2. El segundo Pentecostés (Hch. 4.29-31). Algunos llaman a este


evento la “renovación”, pero si la promesa era para todos (Hch. 2:39),
y sólo 120 la habían recibido, era de esperar que la multitud que se
convirtió en Jerusalén tuviese esta bendición. Cuando Pedro y Juan
regresaron de la detención en el Concilio, regresaron “a los suyos”,
término que refiere, no a los doce, sino a todos los creyentes. Una vez
que oraron el lugar “gr, topos” en el que estaban orando comenzó a
temblar. La idea del vocablo topos es la de un lugar espacioso, algo así
como una zona. Unos versículos más adelante (5:12) indica que se
reunían todos en el pórtico de Salomón, que era un espacio capaz de
albergar a un gran número de personas y se encontraba del lado
oriental del templo. En conclusión, los que tuvieron esa experiencia de
la llenura formaban un grupo numeroso.

8.3. En Samaria (Hch. 8.14-19). Cuando Pedro supervisaba a los


creyentes de esa zona y donde Simón el mago quiso comprar la
capacidad de orar para que otros sean llenos.

8.4. La conversión de Pablo (Hch. 9.17-19). Ananías va a verlo en


Damasco y allí sería lleno del Espíritu Santo.

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8.5. En la casa de Cornelio (Hch. 10.44-48). Mientras Pedro predicaba
a estos gentiles, el Espíritu Santo los llenó tal como ocurrió en
Jerusalén en los 120 judíos.

8.6. En Éfeso (Hch. 19.1-7). Cuando pablo llega a ese lugar se


encuentra con que no sabían nada de Jesús ni del Espíritu Santo, por
lo que Pablo los guía a Cristo y les impone las manos para que reciban.

9. El día de Pentecostés (Hch. 2.1-12) (palabras usadas para el bautismo)

9.1. Fueron llenos (Hch. 2:4) (verbo: ἐπλήσθησαν = epléscesan) da la


idea de estar completos o controlados por, suena igual que llenos de
miedo, llenos de ira, etc.

9.2. Promesa (Hch. 2.33,39)

9.3. Derramamiento (Hch. 2.17-18,33) (verbo: ἐκχεῶ = ekjeo) da la


idea de sacar de adentro hacia fuera, esparcir)

9.4. Don (Hch. 2.38) (δωρεὰν = doorean) regalo dádiva

10.El segundo pentecostés (Hch. 4.29-31) (palabras usadas para el


bautismo)

10.1. Fueron llenos (Hch. 4:31) (verbo: ἐπλήσθησαν = epléscesan) da


la idea de estar completos o controlados por, suena igual que llenos
de miedo, llenos de ira, etc.

11.En Samaria (Hch. 8.14-19) (palabras usadas para el bautismo)

11.1. Recibir (Hch. 8.15, 17, 19) (λαμβάνω = lambanoo) recibir,


tomar, obtener, adquirir.

11.2. Don (Hch. 8.20) (δωρεὰν = doorean) regalo dádiva

12.La conversión de Pablo (Hch. 9.17-19) (palabras usadas para el


bautismo)

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12.1. Ser lleno Hch. 9:17 (verbo πίμπλημι = pimplemi) Ser lleno,
empapado

13.En la casa de Cornelio (Hch. 10.44-48) (palabras usadas para el


bautismo)

13.1. Caer (Hch. 10.44) (ἐπιπίπτω = epipiptoo) significa echarse sobre,


“se echó sobre el cuello”, caer visiblemente, “cayó el temor”

13.2. Derramar (Hch. 10.45) (verbo: ἐκχέω = ekjeo) da la idea de sacar


de adentro hacia fuera, esparcir)

13.3. Don (Hch. 10.45) (δωρεάν = doorean) regalo dádiva,


gratuitamente, de balde

14.En Éfeso (Hch. 19.1-7) (palabras usadas para el bautismo)

14.1. Recibir (Hch. 19.2) (λαμβάνω = lambanoo) recibir, tomar,


obtener, agarrar

14.2. Vino (Hch. 19.6) (ἔρχομαι = erjomai) venir, llegar, regresar,


aparecer, ir, salir, traerse, acompañar, entrar, encender, acudir

15.OTROS PASAJES FUERA DE HECHOS

15.1. Lucas 24.49 (ἐνδύω = endúo) Vestir, investir, revestir. Habla de


algo visible. El mejor vestido que el padre puso sobre el hijo pródigo.

16.EL ESPÍRITU EN LA REGENERACIÓN Cuando se habla de REGENERACIÓN


se refiere al nuevo nacimiento.

16.1. Produce comunión con Dios. Es un cambio de relación con Dios


en el que se pasa de la muerte espiritual a la vida espiritual.

16.1.1. Espíritu de adopción. Unos puede decir abba Padre lo que


indica un trato de confianza y cercanía.

16.1.2. Ingreso a la familia de Dios. Podemos sentirnos hermanos


unos de los otros e hijos de Dios.

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16.1.3. El nacimiento de la naturaleza espiritual. A partir de ese
momento es posible no pecar. Se pueden satisfacer las normas de
Dios porque se tiene al Espíritu de Dios

16.2. Produce el carácter de Dios. El carácter de Cristo es una de las


más claras evidencias de tener al Espíritu Santo.

16.2.1. El nacimiento de la naturaleza espiritual. Ahora podemos


escoger si satisfacemos a la carne o al Espíritu. El Espíritu nos dio
vida, por lo que podemos ANDAR en el Espíritu (Gá 5.25)

16.2.2. El fruto del Espíritu, no se trata de los frutos, sino del


fruto, que es una metáfora de CONSECUENCIA.

16.2.2.1. Amor

16.2.2.2. Gozo

16.2.2.3. Paz

16.2.2.4. Mansedumbre

16.2.2.5. Templanza

16.2.2.6. Fe

16.2.2.7. Benignidad

16.2.2.8. Bondad

16.2.2.9. Paciencia

16.2.2.10. Esperanza. No es mencionada la esperanza en


Gálatas, pero sin dudas, es consecuencia del Espíritu Santo en
el creyente.

16.2.2.11. Generosidad. Tampoco la generosidad se encuentra


en la lista, pero, ¿Quién podría dudar que el Espíritu Santo
cambia el corazón de las personas y las hace sentir
suficientemente ricas como para dar?

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16.2.2.12. Y muchas otras consecuencias que son producto de
andar en el Espíritu. Es importante comprender que Pablo no
hace una “lista cerrada” del fruto, sino que menciona unos
pocos, apenas nueve, aspectos de la consecuencia del Espíritu
de Cristo en el creyente. Es sólo una muestra de todo lo que
podría lograr el creyente que anda en el Espíritu. Tal concepto
nos es muy útil para entender que difícilmente Pablo dé
“listas cerradas” sin mencionar un número. Por lo tanto,
cuando se vean los dones, y de la misma manera que con el
fruto, debemos entender que los que menciona no son un
número fijo y cerrado que no contempla otras posibilidades.

17.EL ESPÍRITU SANTO EN EL BAUTISMO

17.1. Produce la comunión corporativa. El creyente comienza a sentir


en su corazón una “música celestial” que le permite moverse al
compás de Dios y del resto del Cuerpo de Cristo. Podríamos reunir a
los mejores jugadores de fútbol en un solo equipo, pero fracasarían si
se enfrentan a un equipo de un pueblito por una sola razón: Falta de
entrenamiento. En el caso del Cuerpo de Cristo, el Espíritu Santo
permite que el creyente actúe sincronizadamente con el resto de la
iglesia en su tarea espiritual. En otras palabras es la puerta de acceso
al ministerio.

17.1.1. Nuevas lenguas. Las nuevas lenguas son la evidencia


externa, visible y uniforme de que el Espíritu Santo tomó el
control.

17.1.2. Dones espirituales. Los dones espirituales, como


herramientas para desarrollo del ministerio, son consecuencia de
estar controlados absolutamente por el Espíritu Santo.

17.2. Nos permite dar testimonio. No estamos hablando del buen


testimonio, que es la conducta, sino el ser testigos de Cristo.
“…recibiréis poder… y me seréis testigos…”. El Espíritu Santo nos

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 18


permite disfrutar de la persona de Cristo en nuestro interior. Es como
si nos transforma en envases de Cristo o “cristitos”. De esta manera
podemos testificar de Jesús con poder.

17.2.1. Dones espirituales. El ejercicio de los dones espirituales no


solamente sirve al funcionamiento del Cuerpo de Cristo, sino que
potencian la predicación del Evangelio a través de las señales.

17.2.2. Prodigios y milagros. Los prodigios y milagros son el sello


de Dios que valida el mensaje que se ha predicado. Para algunas
personas es difícil ver el poder de Dios en el nuevo nacimiento,
pero sí pueden advertirlo en las señales poderosas.

18.EL NUEVO NACIMIENTO Y EL BAUTISMO

18.1. Nuevo nacimiento. El nuevo nacimiento o regeneración es el


momento en que el pecador recibe a Cristo en su corazón y se
transforma en una nueva criatura. Esta es la obra que El Espíritu Santo
realiza en la conversión. Una persona que se convierte, recibe el
Espíritu Santo y experimenta las siguientes gracias:

18.1.1. Inicio de la vida espiritual. Sin Cristo, estábamos muertos


en nuestros pecados, pero al nacer de nuevo nuestra área
espiritual cobra vida, la vida de Cristo y renace nuestra comunión
con Dios gracias a la labor del Espíritu Santo.

18.1.2. Salvación. Esta es otra tarea de la tercera persona de la


Trinidad en el momento de aceptar a Cristo. Salvación del pecado,
porque nos da poder para vencer al pecado y salvación de la
muerte eterna gracias a la vida que el Espíritu nos da.

18.1.3. Relaciones interpersonales. En la regeneración, el Espíritu


Santo gracias al fruto que produce en el creyente, permite que las
personas se relacionen entre sí sin inconvenientes ni peleas. Es
interesante observar cómo se recomponen las relaciones

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 19


matrimoniales, familiares y de amistad cuando uno de los
integrantes se convierte.

18.1.4. Incorporación a la iglesia. Cuando la Biblia nos dice que en


un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, y que
somos miembros de la familia de Dios, se refiere a la acción en la
que, a través del Espíritu Santo, formamos parte del Cuerpo de
Cristo.

18.1.5. Conducta y carácter. La transformación que el Espíritu de


Dios realiza, permite que el carácter de Cristo se apodere del
individuo. No se pueden negar los cambios que el Espíritu hace en
las personas que rinden su vida al Señor.

18.2. Bautismo en el Espíritu Santo

18.2.1. Inicio de una vida de poder. A partir del bautismo, la


persona ingresa a una dimensión distinta, donde experimenta el
poder de Dios y aprende a valerse de él.

18.2.2. Servicio. A diferencia de lo que hace el Espíritu en la


conversión, el bautismo capacita para el servicio a Dios. Uno
puede servir a Dios con las herramientas de Dios

18.2.3. Relación corporativa. Ya no se trata de un sentido de


pertenencia, sino un aprender a sincronizarnos en la coordinación
de los ministerios.

18.2.4. Incorporación al ministerio. El bautismo en el Espíritu sirve


para que el creyente se incorpore a los diferentes ministerios de la
iglesia, pero a nivel espiritual. Va mucho más allá que los cargos.

18.2.5. Acción. Mientras que el Espíritu, en la conversión trabaja


en el “ser”, en el bautismo trabaja en el “hacer”. El bautismo no
cambia el carácter de las personas, muchos que aún no lo han
recibido experimentaron cambios importantes. Lo que cambia es
la manera de actuar en el servicio.

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 20


19.UN MODELO NEOTESTAMENTARIO SOBRE EL BAUTISMO. El bautismo en
el Espíritu Santo, por lo general llega en un momento de euforia. Es decir,
que normalmente se produce en un ambiente de fe. La misma iglesia
experimenta diferentes tiempos en el mover del Espíritu, que debe saber
reconocer para explotarlos y moverse al compás de Dios. Hay tres tiempos
que se suelen dar en todo descubrimiento. El primer tiempo cuenta con
asombro y descontrol. El segundo tiempo requiere la interpretación
teológica de los fenómenos. Recordemos que la Biblia tiene que tener una
respuesta a lo que Dios hace. El último tiempo tiene que ver con la
administración adecuada de lo recibido. Normalmente esto se observa en
la iglesia y la misma debería vivir estas fases cíclicamente a manera de
espiral ascendente.

19.1. EXPLOSIÓN. La explosión es el momento de asombro y caos.

19.2. EXPLICACIÓN. La explicación es el momento de la interpretación


teológica del mover de Dios

19.3. APLICACIÓN. La aplicación es la fase de la perfección, donde se


incorpora lo experimentado a la vida normal de la iglesia.

20.EXPLOSIÓN

20.1. Ocurrió en el día de Pentecostés. Cuando descendió el Espíritu


hubo como un temblor, un viento recio, lenguas como de fuego y el
asombro de la gente.

20.2. Desorden. Cuando hablamos de desorden, no nos referimos al


desorden absoluto, sino al desorden de acuerdo a los parámetros
humanos de lo que es ordenado. Siempre tenemos que estar
dispuestos a que ocurra esto. Ya habrá tiempo para ordenar. Ninguna
explosión es ordenada.

20.3. Un poco de pérdida de control. Es muy difícil predecir las


consecuencias e imponer el criterio humano. Se trata de algo

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 21


desconocido que no se sabe cómo dominar, porque no se sabe cómo
funciona.

20.4. Confusión. No se sabe precisamente lo que está pasando. No se


sabe qué hacer con lo que está pasando.

20.5. Excesos. Así como falta el control, hay reacciones humanas de


todo tipo, de acuerdo a las diferentes personalidades. Algunas de
estas reacciones pueden ser desmedidas.

20.6. Malas interpretaciones. Así como pensaron que estaban ebrios


los 120, en nuestros días se interpretan erróneamente las
manifestaciones de Dios. Cualquiera que no conoce a Dios pensaría
que perdieron la razón los que experimentan la explosión.

20.7. Llama la atención y atrae. Las personas se agolparon alrededor


de la casa, luego de la explosión que ocurrió en Pentecostés. Cuando
Pedro hizo su discurso, se convirtieron como unos 3000, señal de que
la caída del Espíritu Santo había llamado la atención de los
transeúntes.

20.8. Liberación de poder. No podemos ignorar la evidencia más


importante de una explosión, que es la liberación de poder. Cada vez
que nos encontramos con un bautismo en el Espíritu Santo, vemos
cara a cara el tremendo poder de Dios.

21.EXPLICACIÓN

21.1. Pedro se encargó de darla. Frente a todo lo ocurrido, nadie


entendía nada, en especial los incrédulos. Pero Pedro le dio la
interpretación teológica. Nada de lo que sucede bajo el poder de Dios
tendría sentido si no se le encuentra una respuesta en la Biblia.

21.2. Corrige lo erróneo. Frente a las malas interpretaciones, como


por ejemplo, que estaban ebrios, apela a la razón (que apenas eran las
9 de la mañana, hora en la que los borrachos están durmiendo y

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 22


difícilmente haya alguna fiesta) y explica con la Biblia la razón de lo
que se vio y oyó.

21.3. Explica lo que ocurre. En la descripción de lo que ocurre cita la


profecía de Joel y da a entender que hay un propósito de Dios en lo
que sucede.

21.4. Le encuentra sentido teológico. El sentido teológico está en que


había una promesa de que este fenómeno estaba dentro de los planes
de Dios para habitar dentro de cada vida y abre las puertas para que
cada uno de los oyentes pueda beneficiarse de este don. Al darle
sentido teológico le otorga carácter doctrinal, y por lo tanto repetible
invariablemente, a través de las generaciones.

21.5. Los pastores y maestros se encargan. Pedro predicó, pero


también enseñó. Luego que en una iglesia o individuo hay una
explosión, Dios se encarga de habilitar a los pastores y/o a los
maestros para que expliquen lo que pasa de tal manera que las cosas
ocurran dentro de un cauce y no se vuelvan a desbordar, ni
teológicamente ni prácticamente.

22.APLICACIÓN

22.1. Se da en los otros cinco casos. Esto no ocurre durante el día de


Pentecostés, sino que hace falta un tiempo para que sedimente todo
lo acontecido y lo enseñado. Inmediatamente se comienza a practicar
y a tener una expectativa. Las sucesivas explosiones serán más
controladas y cuando se sabe cómo funciona un mecanismo, uno se
puede beneficiar del mismo, porque lo puede administrar mejor.

22.2. Se ve en Romanos 12. Esta porción habla de los dones


espirituales y los ministerios, además de detallar cómo funciona el
Cuerpo de Cristo. La explicación que Pablo da en la epístola permite
que los creyentes se manejen con mayor libertad y confianza en el uso
de las nuevas facultades espirituales.

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 23


22.3. También en 1 Corintios 12 – 14. Estos tres capítulos ofrecen un
extenso panorama de la actividad espiritual. El 12 abre el abanico de
los dones, los ministerios y las operaciones, como para tener un
corazón dispuesto a la variedad de Dios, pero al mismo tiempo celoso
de no cometer errores fatales. El capítulo 13 enfatiza que si no hay
una consecuencia del Espíritu Santo en el interior, se desaprovechará
toda manifestación poderosa. Ejercer el poder de Dios sin su amor, es
tan fatal como ejercer la medicina sobre pacientes a los que no se
valora ni respeta. El capítulo 14 explica la necesidad de un orden
determinado para optimizar los recursos divinos, es decir
administrarlos para el máximo aprovechamiento. Los excesos y las
malas interpretaciones ocurridas en Pentecostés, deben reducirse lo
más posible para evitar mayores daños colaterales.

22.4. Se incorpora lo aprendido de tal manera que no queda como un


fenómeno, sino como un descubrimiento que permite el avance de la
iglesia. Una vez obtenida la aplicación, la iglesia se elevó un nivel más
hasta la próxima explosión, que puede darse en la misma o en cada
individuo. Por eso debemos estar dispuestos a que haya cada tanto
explosiones que nos dejan perplejos. Ya tendremos tiempo de ordenar
el desparramo y aprovechar mejor las próximas explosiones.

23.EL MINISTERIO

23.1. Griego: διακονία (diaconía)= servicio. Cuando hablamos de


ministerio, no nos referimos al cargo oficial de alguna persona en
eminencia, sino a lo que cada creyente, miembro del Cuerpo de Cristo,
realiza para Dios.

23.2. Hay diversidad de ministerios: “Y hay diversidad de ministerios,


pero el Señor es el mismo.” 1 Co. 12:5. Erróneamente, y para perjuicio
de la iglesia, algunos maestros de pretendido renombre enfatizan que
sólo hay cinco ministerios que son: APÓSTOLES, PROFETAS,
EVANGELISTAS, PASTORES Y MAESTROS. Acto seguido jerarquizan a
los apóstoles por sobre los otros ministros, e inmediatamente ofrecen

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 24


sus servicios apostólicos. Es una realidad que hubo, hay y habrá
apóstoles, más allá del nombre que se les dé, pero no son de mayor
jerarquía que los otros. Ya explicaremos las funciones de cada uno de
ellos, pero nos limitaremos a decir que Pablo menciona a estos cinco
tipos distintos de ministros, porque en ese orden aparecen en la
constitución de una iglesia. Pero cuando se utiliza la palabra
diversidad se deja bien en claro que se trata de un número elevado e
impreciso de ministerios. De haber un número concreto, Pablo un
hubiese dudado en decirlo, como cuando habla de la fe, la esperanza
y el amor y luego dice “estos tres”.

23.3. El ministerio es la actividad propia de cada miembro “…de quien


todo el cuerpo, …coyunturas que se ayudan mutuamente, según la
actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir
edificándose en amor.” Ef. 4:16. Si aplicamos la metáfora del Cuerpo
de Cristo adecuadamente, obtendremos que hay tantos miembros,
como creyentes en el mundo. Y cada creyente posee sus
particularidades en el servicio. Al igual que las huellas dactilares, no
existen en el mundo dos personas que tengan exactamente el mismo
ministerio.

23.4. El ministerio no posee rótulos. Si alguien me preguntara cuál es


mi ministerio, tal vez podría decirle: pastor, o maestro. Pero al
entender que me pregunta cuál es mi servicio en el Cuerpo de Cristo,
le debo describir mi tarea, porque mi pastorado es distinto al del
vecino.

23.5. Los cargos no son otra cosa que el reconocimiento oficial de un


ministerio. Si limitamos la idea del ministerio a un cargo determinado,
o responsabilidad, o privilegio, estamos afirmando que un vasto
número de creyentes carece de ministerio. Con frecuencia
relacionamos al ministerio con las actividades de plataforma o púlpito,
que son claramente visibles y están expuestas a la congregación, pero

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 25


existen innumerables ministerios que pasan desapercibidos, aún por
los mismos pastores.

23.6. Una persona posee sólo un ministerio que es el conjunto de


actividades que realiza habitualmente a favor del cuerpo de Cristo. No
pocas veces cometemos el error de pensar que una persona que
desarrolla múltiples tareas, en especial si son reconocidas
oficialmente, posee varios ministerios. Retornando a la idea de lo que
es el servicio, una persona posee un solo servicio que es la sumatoria
de todo lo que realiza habitualmente dentro del Cuerpo de Cristo.

23.7. El ministerio no es otra cosa que el lugar en el cuerpo en el que


Dios nos puso. El lugar que ocupamos en el Cuerpo de Cristo es
nuestro ministerio. Todos los creyentes tenemos ministerio… cada
creyente posee un solo ministerio, aunque se componga de
actividades variadas que van cambiando su énfasis cada tanto.

23.8. Algunos ministerios poseen carácter de liderazgo. Los


ministerios más fáciles de reconocer son aquellos que ejercen algún
liderazgo sobre las personas, pero no son los únicos, ni los más
espirituales o importantes.

23.9. Algunos ministerios están más relacionados con lo material que


con lo espiritual, sin ser por eso menos espirituales. Los siete
diáconos que seleccionaron en el tiempo de los Hechos debían estar
llenos del Espíritu Santo y su tarea consistía en sentarse a la mesa y
entregar en manos de las viudas el subsidio previsto por la iglesia.

23.10. Hay otros ministerios que pasan inadvertidos a los ojos de los
hombres. Pero ejercen influencia en la iglesia. A veces, la tarea tiene
implicancias tan espirituales que ni la misma persona ignora la
magnitud de lo que está haciendo, pero su sola presencia ejerce una
diferencia.

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 26


24.LOS DONES

24.1. Son herramientas para el buen ejercicio del ministerio. Cuando


hablamos de herramientas, nos referimos a todo instrumento que
facilita una tarea. Esto nos lleva a la conclusión de que los dones
nunca deben ser un fin en sí mismos, sino un medio e gracia para
cumplir con el ministerio con la excelencia que Dios espera.

24.2. No son cosas, sino el producto del Espíritu Santo manifestado en


nosotros. No podemos pedirlos como si Dios nos los diera, uno por
aquí y otro por allí. Si tenemos al Espíritu Santo, allí están los dones,
sean cuales fueren.

24.3. Tenemos el potencial para todos los dones. Así como en la


electricidad está el potencial para iluminar, ventilar, calentar,
refrigerar, mover, almacenar, etc., todo depende del artefacto que se
conecte, el Espíritu Santo capacita para realizar cualquier tarea
poderosa, todo depende del ministerio de quien lo posee.

24.4. La Biblia no menciona una lista de dones, sino que describe lo


que el Espíritu Santo hace para ayudar. La palabra variedad, como en
el caso de los ministerios, refiere la idea de una gran cantidad de
dones, y de número indeterminado. Alguien sugirió la idea atractiva y
pegadiza de que los dones son nueve, según una de las epístolas, al
igual que los frutos de Gálatas. Pero, como dijimos, no son los frutos
sino el fruto y no se trata de una lista cerrada, sino de ejemplos
parciales. Lo mismo ocurre con los dones. Además, en 1 Co 12
menciona algunos que no se encuentran en Ro 12, mientras que en
esta última carta menciona otros que no se hallan en 1 Co 12. En todo
caso habría que componer una lista entre ambas cartas, pero el resto
del Nuevo Testamento tiene otros dones, y en el Antiguo Testamento
podemos advertir más cantidad de herramientas proporcionadas por
Dios para cumplir la santa tarea.

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 27


24.5. En todo caso los dones que se mencionan forman parte de una
innumerable cantidad de manifestaciones. Así como el soplido del
músico siempre será el mismo, pero según el instrumento saldrá un
sonido distinto, el Espíritu santo hará siempre cosas nuevas de
acuerdo a la clase de instrumento que somos en la Iglesia del Señor.

24.6. Cuando Pablo menciona procurar los dones mejores, se refiere a


buscar el uso de los dones más apropiados para nuestro ministerio.
Entendiendo que tenemos el potencial para todos los dones, está en
nosotros valernos de los que son más apropiados para nuestro
ministerio. No es que haya dones mejores que los otros, sino dones
(herramientas) más específicos para la función que Dios nos ha
encomendado. Si tomásemos como ejemplo la variedad de oficios y
profesiones que hay en una sociedad y lo comparásemos a los
ministerios innumerables que la iglesia posee, el equipamiento
equivale a los dones. Imaginemos que tenemos un depósito
gigantesco de herramientas para todo tipo de actividades (técnicas,
agropecuarias, sanitarias, etc.). Un cirujano usará varias de esas
herramientas cotidianamente, pero a otras, tal vez, las utilice de
manera esporádica. Finalmente habrá herramientas que jamás tocará
en su vida de cirujano. Así será con un electricista, un albañil, un
jardinero o un ingeniero. Hay ministerios que usarán determinadas
capacidades sobrenaturales, otras se utilizarán de manera alternada y
finalmente habrá dones cuya utilización es innecesaria, y por lo tanto
imprescindible.

24.7. La gracia de Dios es multiforme. Cuando Pedro habla de la


multiforme gracia de Dios, utiliza el término poykilos, que significa
multicolor (1Pe. 4.10). A veces se utiliza el término para el arco iris. Si
observamos detenidamente al arco iris, veremos que hay diferencia
entre un color y otro, pero la transición entre los mismos es muy difícil
de detectar. No importa el rótulo que le pongamos a un don. Lo
importante es saber que se trata de una capacidad dada por Dios,
como herramienta para ejercer mejor nuestro ministerio. Jamás Pablo

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 28


tuvo la idea de decir: “hay un don llamado; profecía”. Simplemente, el
apóstol abría un abanico de capacidades que se pueden desarrollar
bajo el poder del Espíritu Santo.

25.Las actividades espirituales. La Primera carta a los Corintios 12, comienza


diciendo que no ignoremos los dones espirituales. El griego, se omite la
palabra dones y se produce una elipsis. Literalmente dice: “no queremos
que ignoren acerca de los espirituales”. La idea es sobreentender que se
refiere a todas las actividades de origen espiritual, sean dones, ministerios
o tareas esporádicas (operaciones). Reuniendo las menciones más
evidentes de lo que el Espíritu Santo puede hacer, elaboramos esta lista
incompleta.

25.1. Palabra de sabiduría. No es “sabiduría” sino “palabra de


sabiduría”, de lo que presumimos que no se trata de que la tercera
persona hace de un individuo un sabiondo, sino que en momentos
donde se requiere una decisión sabia, Dios provee la palabra
adecuada. Esto se nota en la decisión que había que tomar acerca de
los gentiles que se integraban a la iglesia, cuando finalmente surgió
esta palabra que tranquilizó a los gentiles para que tuviesen que
circuncidarse, sino que se abstuviesen de realizar sacrificios a los
ídolos, de fornicación y de animales ahorcados. La palabra de
sabiduría se orienta más bien a la toma de decisiones oportunas a
determinados problemas. Hay una sabiduría que reside en el creyente,
como dádiva de Dios, pero el don va más allá.

25.2. Palabra de ciencia. Otra vez no se trata de que un cristiano se


vuelve científico, sino de una palabra de CONOCIMIENTO. El Espíritu
de Dios nos permite conocer lo que humanamente no se podría
conocer. Tiene que ver con las revelaciones, es decir, correr el velo
para ver lo que está detrás.

25.3. Fe. La fe es patrimonio de todo creyente, pero hay una fe


sobrenatural. Fe y confianza están íntimamente relacionadas. Nunca
podríamos mover un dedo, hablando ministerialmente, sin saber que

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 29


Dios, en realidad así lo quiere. Hay personas que creen
unilateralmente que Dios hará esto o aquello, pero terminan
decepcionadas, porque no ocurrió lo que esperaban. La razón es que
creyeron de Dios lo que él no quería hacer. Esto es lo que separa la fe
de la ilusión. El don de fe, nos permite actuar al compás de Dios, es
tener su feedback, escuchar en nuestro interior su “sí, quiero”. El don
de fe nos permite realizar proezas en nombre de Cristo.

25.4. Dones de sanidades. Los dones de sanidades, se refieren tanto a


quien las ejecuta en el nombre de Cristo, como el que las recibe. Es
una creencia común que todos los creyentes deberían estar sanos, y
que el don de sanidad es para ejecutarlo sobre los que se enferman en
la iglesia. Es difícil compatibilizar esta idea con la realidad de que
todos, tarde o temprano, y si el Señor no viene antes, nos
enfermaremos de alguna manera y nos moriremos. El propósito del
Señor no es que seamos eternos en esta tierra. Mt 9.1-8 cita un
incidente que puede poner el don de sanidades, y aún el de milagros,
en su correcta dimensión. Cuando Jesús dijo perdonar los pecados del
paralítico, los religiosos se escandalizaron, pensando que el Señor
había usurpado la atribución divina de perdonar pecados. Para
demostrar que tenía la facultad de hacerlo, realizó una tarea que
también era propia de Dios: sanar al paralítico. Tomando como base
este principio, tenemos que los dones de sanidades se manifiestan
muy especialmente cuando se predica el Evangelio. Nosotros sabemos
que estamos en la verdad, pero los que escuchan no tienen manera de
saberlo, porque también escuchan a otros mensajes que parecen muy
elocuentes. Lo que valida al mensaje de Dios es el milagro de Dios. Por
eso en las campañas se ven las sanidades con mucha más frecuencia
que en una reunión habitual de la iglesia.

25.5. Hacer milagros. Los milagros son acciones que alteran las leyes
de la naturaleza. El Señor realizó muchísimos milagros tales como,
levantar muertos, calmar tormentas, multiplicar alimentos o guiar a
un cardumen hacia una red. Los milagros también están íntimamente

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 30


relacionados con la predicación del Evangelio y poseen como único
objetivo la gloria de Cristo y nunca la satisfacción de intereses egoístas
de los humanos.

25.6. Profecía. Profecía significa, hablar de parte de otro. Por lo tanto,


profetizar significa ser portavoz de Dios. Pablo indica que la profecía
posee tres propósitos que son: consolar, edificar y exhortar (1Co
14.3). Consolar significa confortar, fortalecer, ayudar a mantenerse en
pie a pesar del infortunio. Edificar, tiene que ver con aprender más de
Cristo, conocer más a Jesús, crecer en la fe. Exhortar significa pararse
al lado, ayudar a rectificar los pasos mientras se está al lado. El
elemento predictivo está relacionado exclusivamente con estas tres
funciones y no siempre es necesario. En los profetas del Antiguo
Testamento, lo predictivo ocupa un mínimo lugar. Nunca
identifiquemos la profecía como sinónimo de predicción, porque de
esta manera menospreciaremos muchas profecías. La profecía no
tiene formatos y puede ser dada de un individuo a otro en privado o
ante un público, o de un individuo a varios. Como ocurre en el
momento que se está predicando. Cada predicación es una profecía. Si
hay predicción y esta no se cumple, se sabe que se trató de una
presunción. Pero el hecho que se cumpla no garantiza que sea
indiscutidamente de Dios. (Dt. 13.1-3, 18.20-22) La iglesia tiene el
deber de juzgar las profecías y no creerlas ciegamente (1Co 14.29)

25.7. Discernimiento de espíritus. No significa que se sepa el nombre


de cada espíritu, esto es irrelevante. Espíritu puede significar un ser
inmaterial, un ánimo, una intención o un carácter. El discernimiento
de espíritus apunta, más bien a descubrir las motivaciones o
intenciones de los hombres, y así proteger a la iglesia de impostores.

25.8. Diversos géneros de lenguas. Al parecer hay dos tipos de


lenguas: las de origen terreno y las que no poseen equivalente en la
tierra. Este don es para edificación de cada individuo, por lo que está
al alcance de todos. Nosotros podemos decir el cómo el dónde y el

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 31


cuándo hablar en lenguas. Pero si no hay intérprete debemos hacerlo
de tal manera que no perturbemos el culto. Por eso no hay que
impedirlo, pero sí lograr su mayor rendimiento.

25.9. Interpretación de lenguas. Si las lenguas fueran humanas o


terrenas, cualquiera que las conoce podría traducirlas. La iglesia está
llena de historias verídicas de personas que hablaron en un idioma
que pudieron entender los visitantes, y así lograr la conversión. Las
lenguas angélicas o sin equivalente humano no se pueden traducir
sino se pueden interpretar, bajo el poder del Espíritu Santo. La lengua
se emite como un toque de trompeta que hace que los demás bajen
su tono de voz en la oración y estén expectantes. Luego, el que
interpreta recibe de Dios el mensaje, que no tiene relación en
extensión con lo que tardó el mensaje de lenguas. Dios da la lengua al
hablante, pero ni el intérprete, ni el hablante mismo comprenden lo
que se dice. Entonces el intérprete habla lo que Dios le da.

25.10. Apóstoles. La palabra apóstol se traduce literalmente pionero.


Había muchos más que los doce y todavía los hay, y son los que
fundan una obra. Jesús tomó ese término de los militares. Cuando
enviaban a un contingente a colonizar un lugar, estos llevaban el
nombre de apóstoles. Cuando un militar iba al mando de un barco con
un grupo de soldados, también recibía este nombre. Jesús los envió
antes que a otros, para iniciar la iglesia, pero los demás apóstoles van
adelante para iniciar una iglesia. En la literatura patrística se habla que
los apóstoles estaban de paso por una aldea en la que había
creyentes, y no debían pedir dinero ni quedarse más de la cuenta.
Solamente debían recibir su sustento y provisiones para continuar el
camino hacia su punto misionero.

25.11. Evangelistas. Los evangelistas son aquellos que ganan a más


personas para Cristo que lo que habitualmente ganaría cualquier
creyente. Tienen una facultad especial de persuadir.

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 32


25.12. Pastores. Son los que dan de comer al rebaño, los que edifican,
los que guían y encaminan. También los que corrigen. Dios dota de
una manera especial a los que guían a la grey.

25.13. Maestros. No se trata de expertos en la educación. Ni un doctor


en materia de educación podría transmitir las verdades espirituales
que sólo espiritualmente se han de discernir. Cuando alguien tiene la
propiedad de enseñar las cosas del Espíritu de tal manera que los
demás aprendan, éste tiene el don.

25.14. Los que ayudan. Los que ayudan podría relacionarse a ser un
brazo de Dios para los creyentes que requieren auxilio más bien
material en diversas circunstancias.

25.15. Los que administran. No se trata solamente de administrar


dinero, sino también otro tipo de recursos. Puede ser tiempo, cosas,
personas, capacidades, la misma iglesia del Señor.

25.16. Servicio. El servicio está relacionado con la ayuda, pero pareciera


más vinculado con el servicio en la obra de Dios, o el servicio a los
santos. Si tenemos en cuenta a los primeros servidores, los 7
diáconos, podríamos decir que se trata de facilitar la tarea de los que
sirven a Dios.

25.17. Exhortación. Exhortar significa pararse al lado (del gr.


Paraklesis). Sirve para corregir, para animar, para encaminar, para
fortalecer.

25.18. Repartir. Transmite la idea de desprenderse con facilidad de los


propios bienes para bendecir a otros. El Espíritu Santo da una
sensación de riqueza y plenitud, que pareciera que todo sobra y se
puede dar. Este don va acompañado de la provisión que Dios da para
seguirlo desarrollando.

25.19. Presidir. Los que presiden tienen la capacidad de coordinar los


otros ministerios. Siempre tiene que haber un moderador que

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 33


equilibre las decisiones y evite que haya conflictos en la iglesia del
Señor.

25.20. Hacer misericordia o consolar. Hay personas que se apiadan


fácilmente de los necesitados. Siempre organizan algún medio para
ayudar a los que sufren. Algunos, con su sola y silenciosa presencia
hacen sentir reconfortados y aliviados a los que sufren.

25.21. Continencia o celibato. Algunos ministerios requieren que el que


ministra carezca de compromisos familiares que condenarían a la
familia al abandono. A veces no es necesario ser soltero, sino un
casado en períodos de ausencia de su hogar por razones ministeriales,
o encarcelamiento.

25.22. Martirio. No es el último don que se ejerce, sino la capacidad de


enfrentar situaciones riesgosas por el ejercicio del ministerio. Es el
estar dispuesto a sacrificarse por la causa del Señor.

25.23. Hospitalidad. La idea del vocablo que se traduce como


hospitalidad, es la de hacer sentir a los extranjeros como en su casa.
Es necesario para albergar misioneros, pero también para hacer sentir
bien a los que visitan la iglesia y ayudar a incorporarlos a la vida de la
misma. Es un poco lo que hizo Bernabé con Saulo, cuando lo introdujo
a los apóstoles.

25.24. Y la lista sigue… No podemos limitarnos a lo que leemos


explícitamente, sino que tenemos que aceptar que el Espíritu Santo
nos dará la herramienta más apropiada para la tarea que estamos
realizando para la gloria de Cristo. Simplemente debemos lanzarnos
en fe a realizar proezas en el Señor. De esta manera estaremos
utilizando herramientas específicas para la obra de Dios, y la
desarrollaremos con eficacia para progreso del Evangelio de
Jesucristo.

Bautismo en el Espíritu Santo, Dones y Ministerios. Edgardo Muñoz 34

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