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Trabajo de las Fortalezas:

Perdón, Gratitud, Compasión y Espiritualidad


INTRODUCCION

El presente trabajo tiene como objetivo profundizar en uno de los temas


analizados durante el curso: “Trabajo de fortalezas: perdón, gratitud, compasión y
espiritualidad”. El esquema que he seguido en cada punto, ha sido analizar las fortalezas
y sacar las conclusiones.

Uno de los temas centrales de la psicología positiva, es el estudio de las


fortalezas personales y podemos encontrar sus antecedentes en las numerosas teorías e
investigaciones que la psicología de la personalidad viene aportando desde hace varias
décadas. La investigación en torno a este tema se ha situado en lo que se conoce como
“teorías de rasgos”, entendidas estas, como patrones de conducta, pensamientos y
emociones relativamente estables, que hacen que nos comportemos de un modo más o
menos persistente ante una gran diversidad de situaciones.

Cuando la Psicología Positiva estaba en sus comienzos y un grupo de


investigadores, liderado por Peterson y Seligman en 1999, se propusieron crear un
catálogo de las fortalezas humanas. Este equipo de académicos estaba muy interesado
en encontrar un listado de rasgos positivos universales, que pudieran ser válidos para
todas las personas independientemente de su entorno social y cultural. Para ello,
comenzaron analizando las tradiciones religiosas, filosóficas y culturales más
representativas. Además, se analizaron otras fuentes que aportaron información muy
relevante. Seligman se refiere al “buen carácter” como formado por un conjunto de
rasgos positivos que él denomina “fortalezas” y Park y Peterson concretan más
exactamente cuáles son las notas distintivas del buen carácter.

Como resultado de todo este trabajo, se encontró una sorprendente convergencia


a lo largo de las diversas tradiciones, culturas y épocas estudiadas: aunque existen
muchos matices y discrepancias en torno a lo que constituye el buen carácter, estos
autores hallaron un conjunto de seis rasgos positivos deseables de amplia aceptación
universal, que denominaron virtudes. Estas virtudes son muy generales y abstractas, de
modo que, con el fin de hacerlas lo más operativas posible, se han concretado a través
de una serie de fortalezas personales, en total se han identificado 24, de modo que cada
una de las seis virtudes se expresa y se identifica en la práctica mediante las fortalezas
personales que la caracterizan.

2
Es importante destacar una distinción muy importante entre “fortalezas” y
“talentos” o “habilidades”: lo que caracteriza a las fortalezas es el papel fundamental
que juegan en ellas el esfuerzo y la voluntad, frente a los talentos y las habilidades, que
tienen un carácter más innato y heredable. Los talentos y las habilidades son más
estables y menos voluntarios que las fortalezas1.

Por eso, la diferencia entre capacidad y fortaleza, aunque comparten muchas


características tienen un claro elemento diferenciador: solo las fortalezas son rasgos
morales. Esto implica que las primeras son automáticas, mientras que las segundas
implican la participación del componente de la voluntad2.

A continuación, se profundizará el perdón, la gratitud, la compasión y la relación


de todas ellas con la espiritualidad para el desarrollo de estas fortalezas.

EL PERDON

El perdón es un constructo considerado hasta tiempos recientes como un valor


moral o religioso, pero que se ha revelado en la investigación psicológica como una
tendencia disposicional o una actitud concreta ante ofensas. Esta dimensión actitudinal
le confiere unas características propias para la cognición y la acción, ya que permite
eliminar el resentimiento y la venganza por agravios que se puedan experimentar, así
como los perjuicios que estos sentimientos causan tanto en el bienestar individual como
en el social.

El perdón reduce la afectividad negativa y además se relaciona con una mejora


de la salud tanto física como psicológica. Desde el punto de vista del análisis existencial
de Frankl, que considera al perdón un valor de actitud, y de la corriente positiva de
Seligman, que lo considera una fortaleza, se sitúa el perdón o reescritura de las
experiencias personales, como clave para alcanzar el sentido o lograr el bienestar. Como
afirma el padre de la psicología positiva, no puedes dañar al culpable no perdonándole,
pero puedes liberarte del dolor mediante el perdón, lo que conlleva claramente el
componente de la voluntad. Enright y Fitzgibbons señalan que el mecanismo del perdón
lleva implícita la eliminación de lo negativo y sustituirlo por lo positivo, pero

1
Cap.4, Las fortalezas personales
-https://www.educacion.navarra.es/documents/27590/203401/Aulas+felices+4+y+5.pdf/3af9a84c-
95df-45fd-a8aa-40a04e82e9c4
2
CIP (Cognición Instruccional Positiva) - 4: Reescribiendo las experiencias personales; Luz Mª Fernández
Mateos, Mª Aranzazu Garzón Azañón y Antonio Sánchez Cabaco

3
integrando además de las dimensiones emocionales, también las cognitivas y
conductuales.

Perdonar no es olvidar sino cambiar las etiquetas que llevan los recuerdos. El
perdón comparte con el resto de las fortalezas la característica de la intencionalidad o
voluntariedad, y, por tanto, la dependencia del sistema de valores que sostienen el
armazón moral de cada individuo3.

El perdón tiene dos dimensiones: una positiva y otra negativa. Perdón es la


reescritura de las experiencias que mantiene intacto el recuerdo para modificar la carga
emocional asociada a él o incluso transformarlos en sentimientos positivos. Es un
elemento positivo y terapéutico en el presente y, por lo tanto, también en la memoria de
los sucesos de nuestra propia vida y en la planificación del futuro. Los estudios
evidencian que se es más feliz perdonando y un requisito para pedir perdón es la
sinceridad4.

La capacidad de perdón es considerada como un constructo que está en la


dimensión interpersonal. Se correlaciona con diferentes variables religiosas y de
espiritualidad. Así se relaciona con un bienestar espiritual y religioso. En las personas
religiosas se incrementa cuando hay un crecimiento postraumático, y también la oración
incrementa el perdón5.

LA GRATITUD

Las investigaciones psicológicas realizadas en torno a las emociones, han


demostrado que la gratitud es una experiencia afectiva muy común. Ante el hecho de
recibir un obsequio o un beneficio, una típica reacción emotiva es la gratitud.

La gratitud representa la más amplia actitud hacia la vida en general, por parte
de los seres humanos. Implica el ver la vida en su totalidad como un “regalo”, como
algo que regocija. Es también como una chispa que ilumine cambios positivos en el
individuo, las familias y las organizaciones. Es una noción ampliamente promovida por
diferentes religiones.

3
CIP-4: Reescribiendo las experiencias personales; Luz Mª Fernández Mateos, Mª Aranzazu Garzón
Azañón y Antonio Sánchez Cabaco
4
JD Urchaga; Perdón, Gratitud, pptx.
5
La religiosidad como fortaleza humana, José David Urchaga-Litago, Universidad Pontificia de Salamanca;
Consuelo Morán-Astorga, Universidad de León; María José Fínez-Silva, Universidad de León.

4
Demostrar gratitud como una emoción básica y necesaria, promueve la
estabilidad social ya que orienta a los sujetos a responder “al otro” con buenas
intenciones y deseos hacia él. La definición de gratitud hace hincapié en el
reconocimiento de un beneficio gracias a otra persona.

Los estudios recientes indican que probablemente la gratitud promueve el


bienestar al aumentar la afectividad positiva, reducir la negativa, incrementar la
satisfacción con la vida, y quizás también conlleve cambios autonómicos relacionados
con la promoción de la salud física y el bienestar. También promovería cambios
positivos en las conductas sociales de las personas, a raíz del efecto de reciprocidad, que
influenciarían positivamente el ámbito del bienestar relacional/social6.

La gratitud es una de las claves para la felicidad. sentirse agradecido genera


grandes beneficios, así como un efecto multiplicador en otras áreas de nuestra vida, el
ser agradecido fortalece el sistema inmunológico, además de beneficios psicológicos,
sociales y laborales. Estar agradecido tiene varios beneficios: evitar sentirse solo y
aislado, construir vínculos con los demás y mejorar las relaciones sociales, favorece el
incremento de emociones positivas como el optimismo y la felicidad, ayuda a afrontar el
estrés y los eventos traumáticos etc.7

La gratitud es una emoción positiva que las personas experimentan cuando una
persona percibe que alguien intencionalmente le ha dado algo que es percibido como
valioso, se percibe que la intención era buena. Son varios los estudios que demuestran
que las personas religiosas realizan oraciones de gratitud hacia Dios, y que dichas
oraciones correlacionan con aspectos tales como un menor estrés, y mayor
agradecimiento personal, y también tienden a ser más agradecidas con los demás8.

Se analizó que se puede hacer dos tipos de ejercicios con la gratitud:

1) Contar bendiciones

Ej. Apuntar las cosas buenas y muy sencillas que te han pasado todos los días.

2) La carta de gratitud

6
Páez, D. (2008). Cuaderno de Prácticas de Psicología Social y Salud: Fichas Técnicas sobre Bienestar y
Valoración Psico-Social de la Salud Mental. Manuscrito no publicado. San Sebastián: Universidad del País
Vasco.
7
De las diapositivas hecho por JD Urchaga Litago (ISCR-PAMPLONA) y Mª Nieves Barahona (UCAV)
8
La religiosidad como fortaleza humana, José David Urchaga-Litago, Universidad Pontificia de
Salamanca; Consuelo Morán-Astorga, Universidad de León; María José Fínez-Silva, Universidad de León.

5
Ej. Escribir dando gracias a la persona que en su momento no se hizo.

LA COMPASION

La compasión está muy unida con la empatía y el altruismo. La empatía es sentir


lo que el otro siente. Empatizarse y ponerse en el lugar del otro es ser altruista. Los
actos que brindan consuelo y compasión engendran buena voluntad, forman vínculos
sociales y traen alegría a la vida de la gente.

Gran parte de las interacciones diarias con nuestros semejantes son empáticas
porque eso forma parte de nuestra naturaleza: la empatía es el cauce por el que nos
vinculamos, creamos el tejido social y hacemos que progrese la civilización. La
extraordinaria evolución de la compasión o conciencia empática es el argumento callado
que subyace en la historia humana.

Podemos colocarnos en el lugar de la persona que nos está sonriendo para


entender su sentido, y también ante quien sufre para comprender el dolor que expresa su
rostro o alguno de sus gestos. La diferencia entre las personas se da en la reacción hacia
esta experiencia de compasión, ya que el dolor y el sufrimiento de la otra persona me
recuerdan mis miedos, inseguridades y sufrimientos que no quiero recordar. Así, puedo
cerrarme al dolor del otro para reprimir mi dolor y olvidar mis miedos e inseguridades,
o puedo permitirme sentir compasión y tomar contacto con mis dolores, mis
sufrimientos y miedos.

Podemos comprender entonces que es preciso tener mucha fuerza y valor para
enfrentar mis dolores más profundos. Permanecer en la compasión no revela debilidad o
sentimentalismo inoperante por parte de una persona, todo lo contrario, es señal de su
fuerza emocional y espiritual9.

Es fácil confundir compasión con empatía. La empatía es la capacidad de


ponerse en el lugar del otro, es la habilidad de entender y respetar su pensamiento,
sentimiento y conducta. Ser empático significa comprender intelectualmente el
sufrimiento ajeno. La compasión se diferencia de la empatía porque, además de
entender el sufrimiento percibido, despierta un impulso de llevar a cabo una acción que
atienda a dicho sufrimiento con sabiduría. La acción compasiva puede ir a neutralizar la

9
Altruismo, empatía y compasión - https://www.blancaetxazarreta.com/2016/08/03/altruismo-empatia-
compasion-psicologo-vitoria/

6
causa del sufrimiento, pero su motivación principal es acompañar en el dolor con coraje
y fortaleza mientras esté presente10.

LA ESPIRITUALIDAD

La espiritualidad no incluye necesariamente lo sagrado ni una religión


establecida, pero lo religioso sí que incluye como una dimensión fundamental lo
espiritual. Así para Freud la religiosidad estaría asociada a infantilismo, ya que Dios
sería una ilusión como consecuencia de una proyección de la figura paterna; mientras
que, para Jung, la religiosidad, más bien la espiritualidad, sería una dimensión
fundamental en el desarrollo y madurez psicológico, de tal forma que muchas de las
enfermedades psicológicas tendrían un origen por ser una crisis espiritual, o de no haber
desarrollado esa dimensión psicológica. Ambos autores mostraban ejemplos que
defendían sus postulados.

Son varios los estudios que demuestran que la religiosidad y la espiritualidad


tienen incidencia positiva en las diferentes dimensiones del ser humano (biológicas,
psicológicas y relacionales). La psicología positiva tiene como características propias
una metodología empírica cuantitativa (también típica del conductismo y de la
psicofisiología) y como objeto de estudio las dimensiones positivas del ser humano. Así
sus temas típicos de investigación son las emociones positivas, las virtudes, las
fortalezas personales o el bienestar personal, cuestiones que en parte ya estaban
presentes en la psicología humanista. Son varias las propuestas que desde la piscología
positiva se han dado sobre estos resultados, y básicamente llegan a la conclusión de
considerar a la espiritualidad, y en este sentido también a la religiosidad, como una
fortaleza personal.

Múltiples investigaciones demuestran que la religiosidad es un factor de la salud


física y psicológica. Las personas religiosas presentan menos depresión, ansiedad,
estrés, suicidio, y menores hábitos no saludables como el consumo de alcohol y de otras
sustancias psicoactivas. También presentan menores tasas de morbilidad y mortalidad,
presentando mejores y más rápidas recuperaciones en enfermedades físicas (tales como
cirugía cardiaca o intervenciones de cadera), en adicciones (alcohol y otras sustancias),
o en estrés postraumático. Estas evidencias se pueden relacionan con diferentes
fortalezas psicológicas que la religiosidad promueve, de forma especial con el perdón, la
10
La compasión: una herramienta básica en nuestras relaciones -
https://psicologiaymente.com/psicologia/compasion

7
gratitud, la espiritualidad, la justicia, la esperanza, la humanidad y el fortalecimiento de
relaciones interpersonales.

El estudio clásico de Allport relacionaba religiosidad y prejuicio, y encontró


unos resultados que no apoyaban totalmente ninguna de las posibles predicciones de
Jung ni de Freud, ya que la relación que observó no fue lineal, sino curva, de tal forma
que las personas con menos perjuicios eran las que asistían muy ocasionalmente a misa
o, por el contrario, las que iban mucho a los oficios religiosos (por ejemplo a diario),
mientras que los que lo hacían semanalmente eran los que tenían más perjuicios.

A Allport hay que reconocerle otra gran aportación, y es situar la religiosidad


como una actitud personal que puede formar parte del “propium” psíquico de la
persona. Al ser una actitud la religiosidad incluye las dimensiones cognitivas
(pensamientos, credos, dogmas, etc.), afectiva (emociones, seguridad, temor,
experiencias religiosas, éxtasis, etc.), conductual (prácticas, ritos, etc.) y
fisiológica/neuropsicológica. La religiosidad, además de su dimensión personal
(actitud), también incluye la relacional/social. Por lo tanto, la religiosidad puede en una
dimensión psicológica abarcar diferentes aspectos, y además varía en las personas según
su nivel de “apropiación”.

En la psicología positiva, y tomando como referencia a Seligman, hay cinco


elementos que favorecen el bienestar: las emociones positivas, las relaciones
interpersonales, la entrega, el sentido vital, y los logros alcanzados. Se demuestra que
estos elementos también están directamente relacionados con una mejor salud física y
mental. Además, se propone 24 virtudes que a modo de fortalezas personales serían las
que ayudarían a superar las dificultades y retos de la vida y lograr un bienestar. Estas
fortalezas las agrupa en seis categorías: Sabiduría y conocimiento (amor por el
conocimiento, curiosidad, juicio, ingenio, inteligencia social y perspectiva), Justicia
(civismo, imparcialidad y liderazgo), Valor (perseverancia, valentía e integridad),
Humanidad y Amor (bondad y amor), Templanza (prudencia, autocontrol y humildad) y
Trascendencia (disfrute de la belleza, esperanza, sentido del humor, entusiasmo,
gratitud, perdón y espiritualidad). Tal y como se puede observar se propone
explícitamente la espiritualidad como una fortaleza. Por eso es difícil dudar de que las
religiones, en general, y en particular las cristianas, favorezcan la Justicia, el Valor, la

8
Humanidad y el Amor, la Templanza, y otras fortalezas de la Trascendencia, tales como
la esperanza, la gratitud o el perdón11.

CONCLUSIONES

Viktor Frankl decía que la dificultad está en lo futuro, no en lo pasado. La


fortaleza consiste en con qué recursos puedo superar la dificultad de la vida. Por eso,
una relación buena es una fortaleza para superar las situaciones.

Al ver la relación que existe entre las fortalezas y la espiritualidad vimos que la
espiritualidad es una parte de la religión, pero la religión es mucho más. Las personas
cuanto más religiosas les va mejor y la religión en general fomenta afectos positivos y
cuestiones positivas. Una persona religiosa lo es en todas las dimensiones de su vida, va
de menos a más, y afecta a su vida pública y privada. Por eso, la religiosidad es una
dimensión humana y es muy buena porque nos ayuda a dar sentido a las cosas.

La religiosidad abarca todo: la forma de pensar, sentir etc. También como se ha


visto anteriormente a nivel biológico tienen menos probabilidad de enfermarse, se
recupera pronto, tiene una vida de siete veces más, le sobrevienen menos ideas de
suicido, consumen menos alcohol etc. A nivel psicológico tiene mayor capacidad de
perdonar, ayudan más, afrontan mejor la vejez etc. A nivel interpersonal reciben más
apoyo social, son más amables, agradables, generosos, se sienten satisfechos, se dan
menos rupturas familiares etc.

La religión favorece la patología decía Freud. Sin embargo, la religión es sana y


es universal, pero muchos no creen en esto. Por eso, la religiosidad es tan potente que
puede ser muy bueno o muy malo. Un ejemplo de lo bueno puede ser los que ayudan a
la humanidad, por ejemplo, la Madre Teresa de Calcuta, Gandhi etc. y en lo opuesto que
puede ser muy malo están los grupos terroristas que también luchan por su supuesta
creencia religiosa.

Analizamos que frente a la gratitud el perdón es una virtud muy complicado.


Ante un objeto que me hace daño normalmente hay dos posibilidades: huir o vengarse,
porque nos suele marcar más un suceso negativo que positivo. Así el cerebro reconoce
un hecho malo para que no te vuelva a pasar lo mismo.

11
La religiosidad como fortaleza humana, José David Urchaga-Litago, Universidad Pontificia de
Salamanca; Consuelo Morán-Astorga, Universidad de León; María José Fínez-Silva, Universidad de León.

9
Por otra parte, vimos que perdonar no es olvidar sino es cambiar el sentimiento
de odio, reinterpretar lo ocurrido, no mirar al pasado sino al futuro. Aquí uno tiene que
renarrar lo sucedido y cuando perdona vuelve a tener un compañero. Por eso, una cosa
es pedir perdón y otra cosa es que te perdone.

Como todas las demás fortalezas, la capacidad de perdonar se aumenta con la


edad y el que tiene capacidad de perdonarse a sí mismo, puede perdonar a los demás.
Estas personas se sienten más satisfacción con la vida. Por una parte, fomentar hábitos
saludables es fomentar el perdón; es ver el ahora de otra perspectiva. Cuando
perdonamos estamos ayudando desinteresadamente. Por eso para perdonar hace falta
mucha madurez. Las fortalezas nos ayudan a encontrar sentido. Entenderlas y encontrar
cuales son las nuestras, pueden hacer que saquemos lo mejor de nosotros y nos sirvan de
apoyo en los problemas puntuales del día a día.

El exceso en cualquier fortaleza que se posea no disminuye la satisfacción vital


de la persona, sino más bien al revés: cuanto más se posee una fortaleza, más
satisfacción en la vida se manifiesta. Cada fortaleza comprende un grupo de rasgos
relacionados. Aunque no son idénticos entre sí, presentan una semejanza familiar. No
obstante, hay que ser realistas y tener en cuenta que es prácticamente imposible que
alguien pueda desarrollar todas las fortalezas: siempre destacara más en una o en unas
pocas12. La finalidad principal es conocer nuestras fortalezas y ser conscientes de ellas,
porque de su puesta en práctica cada día dependerá en buena medida nuestra felicidad13.

12
Cap.4, Las fortalezas personales
-https://www.educacion.navarra.es/documents/27590/203401/Aulas+felices+4+y+5.pdf/3af9a84c-
95df-45fd-a8aa-40a04e82e9c4
13
Las 24 fortalezas personales de Martín Seligman - http://martinseligman.blogspot.com/2011/10/las-
24-fortalezas-personales-de-martin.html

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