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Estudio de caso: el fraude del Banco

Barings
Una historia de prestigio

El banco Barings, uno de los más antiguos de Gran Bretaña y del mundo, fue
creado en 1792. En su historia, había financiado las guerras napoleónicas para
la Corona británica y la compra de Louisiana por los norteamericanos.
Asimismo, contaba con clientes como la reina Isabel II.

En 1980, Barings era considerado como uno de los modelos de gestión


comercial en Europa. Su reconocimiento como entidad financiera llegó a ser tal
que la administración decidió expandir sus operaciones en Asia, el Pacífico y
América Latina.

A pesar de su prestigio, el banco Barings se declaró en insolvencia el 26 de


febrero de 1995, debido a operaciones realizadas por Nick Leeson, uno de
sus funcionarios, desde la pequeña oficina del banco en Singapur, el Barings
Securities Singapore (BSS), que había abierto sus puertas en 1987.

El ascenso de un joven prodigio

Nick Leeson había empezado su carrera como empleado de Coutts &


Company y años más tarde pasó a Morgan Stanley, donde aprendió sobre el
mundo de las inversiones financieras. Con apenas 22 años, Lesson comenzó a
trabajar en el Banco Barings el 10 de julio de 1989.

En 1992, Leeson fue enviado al BSS como gerente general de las operaciones
en el mercado de futuros. Para poder desarrollar la negociación de acciones en
la bolsa de Singapur, debía contratar personal para el área de back office, la
unidad encargada de la liquidación, documentación, soporte y registro contable
de operaciones con derivados. Sin embargo, las orientaciones que había
recibido el joven gerente indicaban que debía restringirse la cantidad y el
salario de los funcionarios a su cargo. Por lo tanto, Lesson acabó contratando
profesionales jóvenes e inexpertos.

Más tarde, obtuvo autorización para hacer trading personalmente, algo que no
formaba parte de las funciones de un gerente general. A su vez, como jefe de
operaciones se aseguraba de que la contabilidad fuera exacta.
El comienzo de la caída

El 17 de julio de 1992, con el objeto de cubrir la falla de una de sus


funcionarias, que había comprado por error veinte contratos de títulos futuros
del Japan Governamental Bond, Leeson abrió la cuenta 88888 para hacerle
seguimiento al error. A partir de entonces la cuenta pasó a ser usada para
esconder transacciones no autorizadas. En ella se realizaron decenas de
operaciones del mismo tipo entre septiembre y diciembre del mismo año.

Cuando esas transacciones negativas comenzaron a crecer, Leeson empezó a


realizar operaciones en el mercado de opciones para cubrir las pérdidas. En
julio de 1993, Leeson había revertido temporalmente su posición de pérdida y
había obtenido ganancias astronómicas. Sin embargo, al continuar efectuando
operaciones no autorizadas sin ninguna supervisión, llegó a acumular pérdidas
por más de un millón de libras, pero Leeson disimulaba sus márgenes diarios
pidiendo transferencias a la sede de Barings en Londres, situación que no
resultó sospechosa para la administración del banco.

Una inadecuada gestión y un mal manejo de riesgo

El hecho de que los pedidos de Leeson fueran aceptados se debía a varias


razones. La falta de controles sobre la oficina de Singapur, el desinterés de los
supervisores por revisar el registro de las operaciones y por los reportes de los
auditores internos, la cantidad de clientes con grandes volúmenes de
transacciones y las posiciones positivas que Leeson reportaba como ganancias
facilitaban que los pedidos de transferencias fueran aceptados sin muchos
obstáculos.

Este escenario se vio favorecido también por la falta de controles. Leeson


apenas se reportaba directamente a cuatro personas: al gerente regional de
operaciones de Barings en el sur de Asia, al gerente global de futuros y
opciones con sede en Tokio, y a dos ejecutivos del Barings Securities Limited
de Londres. En ese sentido, la administración falló al no restringir a un trader
que generaba ganancias desproporcionadas desde una pequeña área del
banco.  

En julio de 1994, se hizo una auditoría interna en el Baring Futures Singapore


(BFS). Aunque no se identificó ninguna anormalidad acerca de operaciones no
autorizadas, sí se advirtió en el informe final que Leeson ejercía la doble
función de trader y encargado del back office, lo cual le permitía efectuar
transacciones para luego ajustarlas según sus propias instrucciones, pero esta
señal de alerta fue ignorada por los administradores de Barings.

En enero de 1995, Leeson ejecutó una operación esperando que el mercado


japonés no cambiara hasta el día siguiente. Sin embargo, no contó con que los
mercados asiáticos se desplomarían por el terremoto de la ciudad nipona de
Kobe. Leeson intentó recuperar las pérdidas por medio de diversas
operaciones arriesgadas, lo cual terminó creando un hueco más grande.

Un mes después aconteció la única auditoría externa por la que pasó el BFS,
hecha por la empresa Coopers & Lybrand. Para no ser detectado por la firma
auditora, Leeson falsificó varios documentos, entre ellos extractos bancarios y
un informe preliminar positivo sobre el estado de las acciones. Hasta ese
momento, la situación financiera del banco habría podido recuperarse, pues las
pérdidas acumulaban 200 millones de libras, y el capital accionario del banco
llegaba a 500 millones. No obstante, durante las tres semanas siguientes a la
auditoría, las pérdidas se triplicaron y aumentaron a 600 millones de libras.

Leeson huyó a Kuala Lumpur cuando la situación se volvió insostenible, y los


auditores del banco finalmente descubrieron el fraude por medio de una nota
que el propio Leeson le había enviado a la administración. Así, el Banco
Barings se declaró insolvente el 26 de febrero de 1995 y fue comprado por el
banco holandés ING por la suma simbólica de 1 libra.

Cuando el fraude de Nick Lesson fue descubierto en 1995, los bancos


aseguraron que ya sabían como este corredor de bolsa había conseguido
burlar la institución financiera y afirmaron que se habían cerrado los vacíos que
existían en el sistema del banco. Sin embargo, para Leeson pocas cosas han
cambiado desde aquel entonces y asegura que algunos casos de riesgo
operativo son idénticos al suyo. Y es que, a su juicio, "no se han cerrado los
agujeros que existen en el sistema de los bancos para que esto sea posible. Yo
creo que, si uno mira lo que intentan hacer los bancos, verá que solo se
concentran en hacer dinero, no en protegerlo".

A pesar de que continuamente se tratan de mejorar los sistemas que utilizan


los corredores de bolsa, Nick Leeson asegura que "no se pone demasiada
atención en las áreas que se encargan del manejo de riesgo o en el
departamento de quejas, que son las áreas donde se puede controlar el
dinero". De esta manera, la caída del Banco Barings demuestra cuán
importante es saber cómo identificar, manejar y controlar el riesgo antes de que
los eventos ocurran.

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