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🌺Capítulo 2
- Vittorio... lo siento...
- Tranquila, no digas nada.. déjame curarte...- le dijo, suavemente la tomó en sus brazos
y una por una, en silencio, sanó sus heridas.
Luego la mantuvo presionada contra su pecho y una vez que se tranquilizó le preguntó
- Mi padre descubrió el collar que me diste... yo no pude darle una explicación de por
qué tenía algo así... Y él se molestó mucho...
Con cada palabra de ella el Diablo sentía que se le oprimía el corazón, pero no podía
hacer más que abrazarla y consolarla
- Está bien... lo entiendo... pero para mi tú eres mi tesoro, y eres irremplazable... Así que
por favor no pienses en recuperar ese collar... no te arriesgues.
- Está bien...
A Vittorio le encantaba verla sonreír pero al mismo tiempo le despertaba una sensación
de tristeza, sentía que ella fingía fortaleza todo el tiempo, que no se permitía mostrar
debilidad y fue cuando decidió preguntarle por una actitud que ella tenía en algunas
ocasiones y para la cual no encontraba razón - Zafira...
- ¿Sí?
- Eh?
- He notado que sólo cantas en ocasiones en las que deberías estar triste... tengo un
sospecha... pero no me digas qué...
- Ya te diste cuenta... - le dijo con una mirada resignada - Así es, canto para no llorar...
- ¿Por qué?...
- Mi madre me lo enseñó... es una forma que tenemos las mujeres del Clan para
hacernos fuertes... no podemos mostrar debilidad... de lo contrario sólo se aprovecharán
de nosotras... debemos ser duras como rocas...
- ¿Y tú te sientes así?...
- ¿Cómo?
- Es tan claro para mi que tienes una personalidad dulce y amable... tu debes ser quien
sientes que eres y no lo que te digan que debes ser... reír si lo deseas de verdad, llorar
también... ¿quieres hacerlo?
- ¿Qué cosa?
- Llorar... ¿No quieres llorar?
- Porque cuando no aceptas tus emociones sólo te haces daño a ti mismo, sé de lo que
hablo, y hasta que no las abrazas no terminas de ver por completo la realidad que te
rodea...
Zafira se deshizo en llanto en los brazos de Vittorio, por primera vez en años volvía a
llorar, no lo habia hecho desde que su madre murió.
Aquel Diablo con su amabilidad la hacia sentir en paz, podía ser ella misma en aquella
pequeña libertad que él le brindaba - Deja salir el dolor... para que cuando cantes sea
porque estás feliz... tu dulce voz merece cantar con alegría... - le dijo mientras acariciaba
su cabeza.
Cuando finalmente se calmó, Zafira lo miro a los ojos, le agradeció - Gracias Vittorio...
definitivamente eres muy especial para mi... - y le dio otro tierno beso mientras sostenía
su rostro.
Y al tocarlo, sin querer, con sus dedos rozó su parche - Lo siento, no era mi intención...-
se disculpó.
- Nunca te pregunté por qué llevas ese parche... no quería ser indiscreta...
- No es lo que piensas, no lo he perdido... sólo uso este parche porque en este ojo cargo
el poder de mi ancestro y no puedo controlarlo... entonces lo cubro para contenerlo...
- Sí.
- No, a mi modo de ver es peor que la muerte... por qué cuando se vuelven de piedra sus
almas quedan atrapadas en ella, a menos que la roca se rompa permanecerán atrapados
en ella por siempre...
- Ya veo... ¿Y eso? - preguntó observando el libro que Vittorio traía con él.
El Diablo se puso serio - Zafira, eres preciada para mi... - comenzó a impacientarse -
estoy enamorado de ti... deseo que te que quedes conmigo...
Él la rodeó con sus fuertes brazos, la joven no tenía forma de evitarlo - Por favor Zafira,
se honesta... ¿Tú no sientes nada por mi?... - le preguntó.
- Me gustas mucho... eres especial para mi... siempre estoy pensando en ti... te
extraño... yo también me siento enamorada de ti...
Zafira estaba nerviosa, sentía el corazón retumbar pero aún así se dejó llevar y
correspondió con igual pasión aquel beso.
Al fin ambos habían declarado sus sentimientos, ya no tenían que reprimirse.
El Diablo estaba lleno de deseo por ella, era la primera vez que se sentía así, la suavidad
de sus labios lo poseía.
Ambos se encontraban perdidos el uno en el otro hasta que una voz a lo lejos los
interrumpió
- ¡Zafira! ¡¿Qué rayos haces aquí?! ¿Perdiste la cabeza? ¿Por qué te expones a ti misma
de esta forma? ¿No has pensado que si un comerciante de esclavos te ve podría llevarte
a si sin más? - la reprendió.
- Sí... lo lamento...
- Vamos - terminó aquel hombre y empezó a caminar esperando que ella lo siguiese por
detrás.
Vittorio no hacía más que apretar los dientes, tragarse su rabia, estuvo tan cerca de
convencerla. Moría de ganas de atacarlo y llevarse a la joven con él, pero se contuvo al
observar que Zafira volteó a verlo como pidiéndole que no hiciese nada, marchándose
así con un gesto de resignación en su rostro, nuevamente sus ojos se apagaron.
El Diablo estaba entre la espada y la pared, temía que si actuaba en contra de aquel
miserable hombre Zafira lo odiase por eso, ya que aún estaba anulada por su padre,
podía soportar cualquier cosa menos que ella lo rechazase.
Y así la vio una vez más regresar a aquel mundo cruel del que era prisionera.
El Diablo ya no sabía como actuar, temía caer preso de sus emociones y accionar de
manera desmedida, necesitaba un consejo y el único que sintió que podría entenderlo
era su hermano Noré.
Así que pasadas unas horas fue a visitarlo de mañana a su casa en el mundo humano
- Claro, ven - le dijo y ambos tomaron asiento en el jardín - ¿Y bien? ¿Qué sucede? -
- Después de mucho pensar, me di cuenta que lo que me pasa con Zafira no me ocurre
con ninguna otra mujer, ni siquiera con Anaciel...
- ¿Ah no?...
- No... lo que sentía por Anaciel creo que era más un enamoramiento, admiración por su
belleza y forma de ser...
- ¿Podrías no ser tan honesto? No sé si quiero saber lo que piensas sobre mi mujer ...-
dijo algo nervioso Noré.
- ¿Mestiza? Ya puedo imaginarlo... los mestizos cargan un destino miserable entre los
propios humanos, y más si son mujeres hermosas.
- Sí, es maltratada constantemente por su padre adoptivo... ese tipo hace que me hierva
la sangre... planea entregarla en matrimonio con un desconocido sólo por dinero, quiero
sacarla de allí, pero su cabeza está dominada por ese hombre... me preocupa que me
odie si acciono contra él... la quiero tanto que no podría soportar su rechazo...
- Entiendo.
- No sé que harás, pero por favor Vittorio recuerda que no puedes tomar una vida
humana... - le advirtió preocupado.
- Tranquilo, lo sé...
- Si necesitas ayuda para algo puedes contar conmigo, aún estoy en deuda contigo.
- Está bien.
- Gracias Noré...
- No me agradezcas, espero que las cosas salgan bien y poder conocer algún día a la
mujer que te hace felíz.
- Yo también lo espero...
Las palabras de su hermano eran el último empujón que Vittorio necesitaba para dar el
siguiente paso, ya tenía algo en mente pero el apoyo de Noré lo ayudaba a sentirse
respaldado para llevarlo a cabo.
- Claro...
- Sigues pensando... ¿Qué Anaciel es hermosa?
Noré no pudo refutarlo, no sabía si sentirse orgulloso o celoso de que él pensara así
sobre su esposa.
En ese momento llegó Anaciel y los encontró en el jardín
Él no dijo nada y sólo miro con picardía a Vittorio, este con un gesto de resignación
comentó sarcástico
- No - dijo orgulloso.
- No es nada Anaciel, sabes que en cuanto te veo deseo tocarte, eres tan hermosa que
no lo resisto - se excusó mientras le daba un beso.
No quería ahondar más en el tema ya que era consciente de que ella nunca se dio
cuenta de los sentimientos de Vittorio, y ahora que él se había interesado en otra mujer
no valía la pena ni siquiera mencionarlo.
- ¡¿De verdad?! ¡Qué alegría! Es tan noble que merece tener a alguien que lo haga feliz.
- Sí...
Él estaba en lo cierto, Vittorio siempre fue el más centrado de los dos, pero temía que si
las cosas se extralimitaban todo acabase en un desastre.
Pasaron los días y el joven Diablo sólo podía ver a Zafira de lejos desde la arboleda,
oculto de la vista de la gente del Clan, ya que ella después de aquella noche no volvió a
salir de la aldea.
Desde allí era testigo de la indiferencia y el destrato que sufría de parte de los habitantes
del lugar y eso sólo alimentaba el fuego de su resentimiento hacia ellos.
Ya había elaborado un plan en su cabeza, sólo necesitaba saber el día en que aquel
hombre vendría por ella.
Una mañana, mientras espiaba de lejos, fue sorprendido por Rustem que, curioso de su
comportamiento, lo siguió a escondidas
- ¡Vittorio!
- ¿No es obvio? Te seguí, actuas muy misterioso últimamente, ¿Qué haces aquí?
- Vaya!... ¡mira esa belleza! - terminó por decir Rustem y Vittorio, celoso, lo golpeó -
¡Que demonios te pasa! Estás loco Vittorio?! Casi me arrancas la cabeza con ese
golpe...- le reprochó.
- No me digas que...
- Ya veo...
- Al menos parece no tener marcas esta vez... ese desgraciado seguro no la a tocado
sólo para que cuando vengan a buscarla no demuestre un aspecto lamentable... -
comentó de forma tranquila pero podía percibirse rabia en sus palabras.
- No imaginas cuanto...
- De hecho si hay algo... ahora que estás aquí representas una segunda opción para mi...
- Ya que se te da bien hablar con los humanos necesito que vayas con esas mujeres y les
pidas que te dejen hablar con el padre de Zafira, que estás interesado en tomarla como
esposa... si lo que esos infelices quieren es dinero puedo dárselos...
Era la primera vez que Rustem veía así a su hermano, le preocupaba lo que pudiese
hacer así que decidió ayudarlo
Al tiempo regreso
- Ese tipo en verdad es desagradable, no sólo tuve que hablar con él si no que también
con todos los viejos de ese dichoso "Consejo".
- ¿Y que dijeron?
- Se negaron, dijeron que ya habían dado su palabra y que no podían quedar mal con el
"Señor Travis", pues ya habían aceptado parte de la dote que ofreció... Y que ya era
tarde pues esta misma noche vendrá por ella...
- Entiendo... gracias Rustem, ¿Dijiste que esta noche vendrán por ella?.
- Tendré que volver al plan original, en cuanto la saquen de aquí se la arrebataré a ese
tipo...- terminó por decir lleno de determinación.
La noche llegó y efectivamente un lujoso carruaje entró a la aldea, era evidente que se
trataba de ese tal Señor Travis.
Rustem una vez más se había ofrecido a ayudar a Vittorio pero este amablemente lo
rechazó diciendo que se encargaría sólo del resto.
Esperó a que aquel carruaje se distanciara de la aldea, el Diablo se paró sólo en el medio
del camino, sin ocultar su verdadera apariencia e interceptó el vehículo.
Con una violencia moderada se deshizo de los guardias y al abrir la puerta del coche se
indignó aún más con la situación pues era evidente que aquel hombre había intentado
propasarse con ella, echo que enfureció aún más a Vittorio y lo golpeó controlandose a
sí mismo.
Tomó a una perpleja Zafira en sus brazos y se la llevó en medio de la noche
- Vittorio... ¿Qué haces aquí?... - preguntó ella aún sin terminar de entender la situación.
- ¡Al demonio el maldito Clan! - gritó el Diablo visiblemente molesto - Deja de pensar en
ellos Zafira, he venido a salvarte de todos esto, incluso de ti misma si es necesario... no
me importa si me odias, si ya no quieres quedarte conmigo, pero al menos déjame
sacarte de aquí... déjame llevarte a un lugar donde puedas ser libre... tu mereces ser
feliz... abre los ojos por favor...
El Diablo la llevó hasta una cabaña que había preparado a las afueras del pueblo, estaba
bastante alejado de todo. Ese sería su refugio hasta que ella decidiese que hacer por
propia voluntad.
Al llegar la joven se sorprendió
- ¿Y este lugar Vittorio? - preguntó maravillada por lo acogedora que era la cabaña.
- Es para ti... la preparé para que te quedes aquí el tiempo que quieras, es tuya...
- ¿De verdad?
Vittorio sonrió amable - Yo haré sólo lo que tú desees... si quieres que me vaya me iré, si
quieres que me quedé también lo haré...
- De acuerdo...
Como ya era muy tarde ambos se disponían a descansar, Vittorio se había sentado en la
punta de la cama pero aún no podía desaparecer del todo el gesto de molestia en su
rostro, Zafira lo notó y preguntó
- Sí, no voy a negarlo... pero no contigo Zafira, estoy enojado con la situación... jamás
toleraré que te hagan daño de nuevo... te amo, eres preciada para mi...
- Porque quiero poder elegir con quien tener mi primera vez ... quiero hacerlo con
alguien a quien en verdad deseo... Y ese eres tú...
- Por favor Vittorio... déjame ser tuya... - insistió ella y lo besó con suavidad.
- Buenos días... - él la miro y notó cierta emoción en sus ojos - ¿Qué ocurre? ¿Estás
bien?
- Sí... es que me haces tan feliz... que aún necesito tocarte para saber que eres real... -
dijo y una lágrima rodó por su mejilla.
- Zafira...
- Te lo pido...
- Entonces así será... - dijo por último y permanecieron un tiempo un más en la cama.
Luego del desayuno Vittorio recibió un mensaje del infierno y debía presentarse de
inmediato a cumplir una obligación, no podía eludirla
- Zafira, debo ausentarme unas hora, por favor esperame... sé que es terrible para ti lo
que te pido pero no salgas de aquí, cuando regrese buscaré un lugar aún más seguro
para que puedas vivir... - le pidió.
- Está bien Vittorio, prometo que me quedaré aquí, te esperaré hasta regreses... - le
aseguró con una dulce sonrisa.
Podía percibir algo diferente al verla, por primera vez la sentía completamente sincera, y
aquello lo satisfacía enormemente.
Se fue de prisa para así acabar rápido y volver a su lado. Zafira quedó sola en aquella
acogedora casa, se sentía ansiosa pero a la vez tranquila, Vittorio era tan atento que
hasta había dejado unos libros para que se entretuviese.
Las horas pasaron, el Diablo cumplió con eficiencia, como siempre, su trabajo y regresó
al mundo humano pero en este ya había empezado a caer la tarde.
Se sentía dichoso de saber que Zafira lo esperaba, que había decidido quedarse con él y
se aseguraría de que no deseara irse.
Pero al llegar a la cabaña la cruel realidad humana una vez más lo golpeó...
La puerta estaba abierta, con señales de haber sido forzada, el lugar era un desastre y no
había señales de la joven, de ella sólo quedó un pañuelo blanco llevaba atado a su pelo
pero ahora se encontraba manchado aparentemente con su propia sangre...
Todo parecía indicar que una vez más se la habían arrebatado y aquello sólo incrementó
la sed de sangre en los ojos del Diablo...
Continuará...
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