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Especial de fin de semana para hacer menos pesada la cuarentena

El Angel que bailaba con el Diablo: Vittorio 😈💛

🌺Capítulo 1

Luego de la visita a Anaciel, Vittorio había tomado una decisión determinante, debía
arrancarse aquel sentimiento prohibido que sentía por ella. El verla junto a su hermano e
hijos terminó por convencerlo de que no tenía ningún derecho a intervenir en esa
felicidad.
Rustem, que estaba al tanto de la situación emocional de su hermano, quería ayudarlo a
salir de la misma, y para ello no tuvo mejor idea que convencerlo de ir juntos al mundo
humano en busca de distracción.
Aunque no fue una tarea fácil, debió insistirle mucho antes de que este cediese.
Así que una noche fueron a un pueblo humano - Aún no entiendo por que terminé aquí
contigo... - dijo serio Vittorio.
- Vamos, no seas amargado, ya verás que nos divertiremos. Mira todas esas muchachas
hermosas, ¡este lugar es ideal! - respondió Rustem emocionado.
El Diablo más joven estaba en lo cierto, aquel lugar era habitado por muchas mujeres
hermosas que enseguida notaron la presencia de aquel par de hermanos tan atractivos
en sus apariencias humanas, y por ende estaban dispuestas a hacerles compañía.
Rustem era todo un galán con ellas, su sonrisa seductora actuaba como un imán con las
misma, pero Vittorio definitivamente destacaba, su cabello rubio, atractivo porte y aquel
parche que llevaba le daban un aire de misterio que robaba el suspiro de las jóvenes.
El Diablo más joven se desenvolvía con total naturalidad entre ellas, su personalidad y
sentido del humor lo ayudaban, pero el príncipe de la Pereza no se sentía cómodo en
aquella situación, tener que salir a caza de una mujer no era lo que tenía en mente,
aunque varias señoritas insistían para ser sus acompañantes él decidió desistir de la
situación e irse por ahí sólo.
Se despidió de Rustem y partió con rumbo desconocido, transitando las calles del
animado pueblo. Continuó caminando hasta salir del mismo y dio con un hermoso valle
en cuyo centro había un gran lago.
A Vittorio le gustaba subirse a lugares altos, así que fue hasta la arboleda del lugar y
subió a la copa de un inmenso árbol, desde allí podía admirar todo el paisaje - En
verdad el mundo humano tiene lugares increíbles...- se dijo a si mismo mientras se
sentaba en una gruesa rama acomodando su espalda contra el tronco.
Ahora sí se sentía en paz, definitivamente no podía seguirle el ritmo a Rustem, cuando
la situación lo presionaba aliviaba sus tensiones tocando la flauta, por ende siempre la
llevaba con él.
Era algo que se le daba muy bien, hacer música era una habilidad innata en todos los
Diablos, aunque a veces desconocida por ellos mismos.
Así, bajo la luz de la luna, en aquella fría noche y rodeado del paisaje, Vittorio
acompañó esa postal tocando hermosas melodías que lo relajaban.

Las horas siguieron pasando y ya más tranquilo se preguntó - ¿Qué rayos hago aquí?...-,
reflexionando tal vez que aquel mundo no era para él y que se estaba pricipitando al
seguirle el juego a su hermano.
Pero cuando estaba a punto de marcharse escuchó una voz a lo lejos que interrumpió el
silencio de la noche, parecía acercarse de a poco, sonaba a una mujer que cantaba
dulcemente en voz baja.
Inevitablemente aquello llamó la atención del Diablo, ¿qué hacía una mujer sola a esas
horas de la noche en aquel lugar?, se preguntaba. Debido a la arboleda no pudo verla
bien si no hasta que esta se paró frente al lago. Vittorio sólo podía apreciarla de
espaldas, llevaba un vestido blanco con mangas y su cabello era largo y negro, se trataba
de una joven.
Pero la situación se volvió aún más extraña cuando la muchacha se quitó la ropa y
lentamente entró al lago completamente desnuda.
Vittorio estaba sorprendido, la noche era fría y el agua en ese momento debía estar
helada, definitivamente no era algo saludable para un humano promedio.
Ella se sumergió, nadó por un momento y luego se quedó con su cuerpo bajo el agua un
largo rato, dejando sólo su rostro fuera para poder respirar.
Cuando finalmente decidió salir del lago el Diablo pudo apreciar lo hermosa que era,
dejando ver su delicada figura, piel morena y ojos azules. El reflejo de la luz de luna
parecía dibujar las curvas de su cuerpo, tenía una belleza enigmática.
Secó un poco su cabello, se colocó el vestido y se fue caminando con un andar lento
mientras nuevamente entonaba en voz baja una canción.

Vittorio no salía de su asombró, ¿qué es lo que acababa de ver?, todo había sido tan
extraño. Pero estaba seguro que no se trataba de un espíritu, era una mujer real.
Al día siguiente, Rustem fue hasta el reino de la Pereza para indagar sobre su paradero -
¿En dónde estuviste Vittorio? -
- Por ahí... sabes que no me siento cómodo en los lugares concurridos, además... las
mujeres humanas tienen actitudes extrañas... - comentó de manera general pero en
realidad se refería particularmente a aquella joven.
- ¿Extrañas?, mmm... para mi son divertidas y muy hermosas! Ja, ja, definitivamente me
encantan -
- Bien por ti -
- Oh, vamos! Ya que lo de ayer no fue bien para ti ¿no te gustaría intentarlo de nuevo
esta noche? -
- Tengo cosas que hacer aquí, este lugar no se atiende sólo... -
- Está bien, pero si cambias de opinión avisame - terminó por decir Rustem y se marchó
con un gesto de saludo.

Las horas pasaron y cuando Vittorio acabo con sus obligaciones notó que no había
podido dejar de pensar del todo en lo de la noche anterior. Aquella situación despertó
su curiosidad y si había algo que aprendió de todo lo acontecido con Noré y Anaciel es
que ya no reprimiría lo que quisiese hacer así que simplemente partió hacia aquel valle
sin siquiera tener la certeza de que ella estaría ahí, pero al llegar nuevamente la
encontró.
Allí estaba, en ese lago helado una vez más, al verla Vittorio sentía una opresión en el
pecho, sus particulares rasgos lo atraían. Aquel hermoso color de piel complementado
con esos enigmáticos ojos azules lo dejaban sin aliento. Quería hablarle pero no sabía
como presentarse ante ella, lo único que tenía en claro es que si lo hacía sería en su
forma de Diablo, a Vittorio no le gustaban los disfraces y su personalidad frontal lo
llevaban a ser directo con lo que quería.
Ahora podía entender lo que sentía su hermano Noré cuando le hablaba sobre Anaciel y
que no encontraba la manera de acercarse a ella sin que se asustase.
Así permaneció escondido, observándola en la oscuridad de los árboles, decidió que
aquella noche no le hablaría, necesitaba un poco más de tiempo para pensar una buena
manera de presentarse.
Después de todo era algo más que obvio que los humanos le temiesen a los demonios.
Cuando ella finalmente salió del agua Vittorio pudo notar una mancha oscura en su
pierna izquierda, parecía un fuerte golpe, su sospecha se confirmó en el momento en
que, luego de vestirse, se marchó caminando de forma irregular y muy lenta.
Parecía dolerle, pero extrañamente ella una vez más comenzó a cantar en voz baja. Y
así se fue, perdiéndose en el camino de regreso mientras su voz se desvanecia en el
trayecto.

Cada vez le era más intrigante, le parecía tan bella pero a la vez le despertaba un
profundo sentimiento de trsiteza, quería saber más sobre ella.

La noche siguiente regreso a aquel valle lleno de determinación, había planeado


acercase de forma amable y con paciencia si era necesario, ganarse su confianza de a
poco. La esperó desde temprano, con cierta ansiedad en su corazón, pero las horas
pasaron y ella finalmente aquella noche no llegó.
Sin rendirse, decidió regresar al día siguiente pero tampoco apareció, y así varios días
más, aunque la esperaba hasta casi el amanacer no había señales de ella.
¿Será que sólo había estado de paso por el lugar y ya no regresaría más? Se preguntaba
el Diablo.
Vittorio sentía que había dejado pasar su valiosa oportunidad esa noche que la vio por
ultima vez y se reprochaba a si mismo por ello.
A punto de bajar los brazos decidió intentarlo una vez más al día siguiente y para su
sorpresa la encontró...

Ella ya estaba en el agua, una extraña sensación de alivio invadió al Diablo,


definitivamente no dejaría pasar la posibilidad de acercarse. Así que espero paciente a
que la joven saliese de la misma y una vez que ya estuviese vestida le hablaría. En un
momento vio que ella se sumergió bajo el agua pero demoraba un poco salir a la
superficie.
Pensó que tal vez estaba nadando por debajo de la misma pero el tiempo siguió
corriendo y la muchacha no aparecía - No puede ser...- murmuró preocupado, se quitó
el saco y rápidamente se introdujo en el lago para buscarla.
Efectivamente la joven se había desvanecido debajo del agua pero gracias al rápido
actuar de Vittorio logró sacarla de allí aún con vida.
La tomó en sus brazos, podía sentir lo helada que estaba, y además apreciar que en esta
ocasión traía encima más moretones que en aquella noche que la vio por última vez,
incluso uno en su mejilla izquierda.
Al salir del lago la abrigó con su saco y, manteniéndola abrazada, tomó asiento contra
una gran árbol buscando darle calor con uno de los muchos hechizos de los que había
aprendido. Una vez que recuperó su temperatura la dejó recostada contra el tronco
mientras él regresó la orilla para buscar su ropa.
Y al volver a su lado notó que ella lentamente comenzaba a abrir sus ojos, se inclinó
frente a la joven y la misma, aún no del todo consciente, preguntó

- ¿Quién... eres?...

- Soy Vittorio... - respondió.

La muchacha pudo divisar que de su cabeza nacían cuernos - Tienes... cuernos?...


¿Qué... eres?... - continuó.

- Sí, soy un Diablo...

- Un... Diablo?... Eres... real?... o acaso... estoy muerta?...

- Soy real, pero tu casi mueres allí...


Ya más despierta ella respondió - ¿Casi?... ojala me hubieses dejado morir...

- ¿Era eso?... ¿Buscabas suicidarte?

- No... pero si era mi destino lo hubiera aceptado...

- Entonces... ¿Deseas morir pero no quieres quitarte tu misma la vida?... suena un poco
contradictorio, ¿no crees? -

- Es que me da miedo...

- Si tienes miedo de hacerlo es porque en verdad no deseas morir...

- No le tengo miedo a la muerte... le temo a sentir dolor cuando esta llegue... ya no


quiero sentir más dolor, me duele el cuerpo... me pesa el alma...

Vittorio se sentó a su lado, era evidente que llevaba una vida sufrida, la joven lo admiró
en silencio, el Diablo lo notó y preguntó - ¿Te doy miedo?...

- No... más bien me parece irreal pero...- estiró su brazo y tímidamente tocó con la
punta de sus dedos el rostro Vittorio - eres real...- terminó ella.

El joven Diablo se sorprendió, aquellos ojos azules lo cautivaban, eran profundos y ni


siquiera parecían parpadear

- ¿Dices que eres un Diablo?... - preguntó ella nuevamente.

- Sí, lo soy...

- Entonces... ¿tú podrías llevarte mi alma?... - le pidió.


Vittorio una vez más se impactó pero amablemente respondió - Lo siento pero te has
cruzado con el ser equivocado... no soy cualquier demonio, soy un guardián del infierno,
tengo prohibido tomar una vida humana... custodio las almas, no las arrebato...

- Comprendo...

- ¿Cómo te llamas?...

- Zafira.

- ¿Zafira?, ¿es por tus ojos?...

- ¿Cómo dices?

- Por la joya de zafiro, es azul igual que tus ojos...

- No sé a qué se debe, mi madre me puso ese nombre... pero tampoco sé que es un


zafiro.

Mediante un hechizo y con un movimiento de sus manos Vittorio hizo aparecer una
pequeña roca y se la entregó - Esto es un zafiro...- le dijo.

La joven se maravilló, por un breve instante sus ojos se iluminaron - Que hermoso...
¿Cómo hiciste eso? - preguntó entusiasmada.

- Soy un Diablo, la magia forma parte de nosotros...

- Es increíble... Así que esto es un zafiro, es muy bello, gracias por mostrarmelo...- le
agradeció y se lo devolvió.

Vittorio amablemente la detuvo - Puedes quedártelo... te lo obsequio.

- ¿De verdad?... pero yo no tengo nada que darte a cambio...


- No es necesario que me des nada, por eso se le llama obsequio...

- Ya veo...

- ¿Por qué vienes aquí?... ¿No sabes que bañarse en agua tan fría es peligroso para los
humanos?

La joven quedó en un penoso silencio por un momento y tímidamente respondió -


Porque es la única forma que encontré para aliviar mi cuerpo.. el frío del agua me calma
el dolor...

- ¿Entonces te bañas en esta agua helada solo para calmar el dolor de tus heridas?...

- Sí...

Vittorio posó su mano sobre el golpe que llevaba en su rostro - Si es por eso yo puedo
ayudarte... - le dijo y mediante un hechizo hizo desaparecer aquella marca.

La muchacha quedó impactada, sintió como el dolor desapareció de su mejilla.

- Si lo deseas puedo sanarte... Así que no es necesario que arriesgues tu vida en ese lago
helado...

- De verdad... ya no me duele...- comentó impresionada - eres muy amable... - le dijo


mirándolo directo a los ojos.

Inmediatamente pudieron sentir una conexión especial entre ambos, algo que no se
define con palabras, si no atraves de miradas silenciosas.
La noche iba desapareciendo comenzando a dejar paso al amanecer, la joven lo notó y
abruptamente se puso de pie
- Oh! Ya va a amanecer, debo regresar a mi hogar... - dijo mientras tomaba su ropa y se
iba detrás de otro árbol para vestirse.

Al terminar le regreso su saco a Vittorio


- Muchas gracias... fuiste muy amable conmigo...
- No fue nada... puedes llevarte el saco, aún hace frío.

- No, no, te lo agradezco pero no podría volver a casa con la ropa de un hombre...-
sonrió tímidamente.

- Comprendo... - respondió él y al tomar el saco también tocó su mano - Escucha... se lo


que sea que te este sucediendo... puedo ayudarte... aunque no quieras decirlo... puedo
sanarte en silencio... si me lo pides te esperaré aquí...

- Muchas gracias... pero no puedo prometer regresar... a veces no puedo hacerlo... -


respondió conmovida pero misteriosa - Adiós Vittorio...- se despidió y se fue caminando
despacio, aún adolorida, entonando en voz baja una canción.

- Adiós Zafira...- suspiró Vittorio.

El joven Diablo quedó con una extraña sensación en su pecho, recordó aquel primer
encuentro con Anaciel pero si tenía que compararlo este había sido diferente, más
intenso, especial...
Tal vez porque implícitamente se podia percibir que había algo recíproco entre los dos.

La noche siguiente Vittorio regresó al valle pero ella no apareció, recordó sus palabras,
aquello de que "a veces no puedo hacerlo". Deseaba saber a qué se refería, que ocurría
en su vida, pero la única que podía aclararselo era ella misma, si tenía que calcular cada
movimiento estratégicamente reflexionó que Zafira era como un animal salvaje herido
que podía abrirle su corazón confiando en él o desaparecer para siempre si se sentía
presionada, así que debía ser paciente y dejar que las cosas siguieran su curso.

El día siguiente Vittorio demoró en llegar al lugar, pues no podía descuidar sus
obligaciones en el infierno, y al acercarse al lago se sorprendió al encontrarla dormida
contra aquel árbol en que habían estado la vez anterior.
No podía creer que ella pudiese quedarse dormida en un lugar así, pero tristemente
puedo apreciar que nuevamente traía un golpe en su rostro y marcas en su brazo.
Gentilmente tocó su mano y en un susurro la nombró

- Zafira... despierta...- le pidió


Ella lentamente abrió sus ojos y al verlo se emocionó - ¡Vittorio!... de verdad eres tú... -

- Claro que sí... -

- Es que como no te encontré al llegar por un momento pensé que lo había imaginado
todo... últimamente siento que escapó un poco de la realidad...

Vittorio sonrió tímidamente y nuevamente posó su mano en golpe de su rostro


- ¿Deseas que sane tus heridas?... - preguntó.

- ¿Puedes hacerlo?...

- Sí, pero necesito que me muestres donde las llevas, porque debo tocarlas para poder
curarte...

- Pero...

- Confía en mi...

- Está bien... - respondió algo temerosa y uno por uno le fue revelando los golpes que
traía.

Pero sin dudas el de su pierna era el peor pues le causaba tanto dolor que le impedía
caminar con normalidad.
Zafira elevó un poco la falda de su vestido y dejo que Vittorio tocase su pierna - Lo
siento... no quiero inavdirte pero es la única forma que tengo de sanarte...- se disculpó
él.

- No te preocupes... no me incomoda... ya demasiado estás haciendo por mi...

Mientas la curaba Vittorio no podía disimular el gesto de preocupación en su rostro

- Quieres saberlo... ¿verdad?... - lo sorprendió ella - Quieres saber por qué traigo estas
heridas... ¿no es así?...
- No tienes que decírmelo si no quieres... te dije que puedo ayudarte en silencio si así lo
deseas...

- ¿Y si quisiese decírtelo?... ¿ Me escucharías?... - le dijo con cierta angustia.

El Diablo se sorprendió y ella continuó - Es que... yo... no tengo nadie con quien hablar...
y...-

- Escucharé todo lo que quieras decir... vine aquí sólo por ti...- le reveló.

Ella apenas se sonrojó - Gracias... - murmuró.

Vittorio se sentó a su lado y pacientemente espero a que ella comenzara a hablar

- Verás... yo pertenezco a un clan de una antigua tribu... bueno, pertenecer es una


forma de decir... porque para ellos yo no formo parte de la misma...

- ¿Qué quieres decir?...

- Supongo que ya lo habrás notado, soy mestiza... mis ojos me delatan... de joven,
mamá se enamoró de un extranjero, en el clan las relaciones que no son con gente de
nuestra raza están prohibidas, pero aún así mi madre confió en aquel hombre creyendo
que la haría su esposa y se entregó a él... apenas supo de su embarazo la abandonó y
quedó expuesta ante toda la gente del clan... pero había un hombre que la amaba con
locura, un hombre de su raza que estaba dispuesto a cualquier cosa por ella y para
salvarla de la expulsión aceptó casarse y a reconocerme como su hija... todo parecía
estar bien, él era muy amoroso con nosotras, podía ver en sus ojos el amor hacia mi
madre, pero luego ella sorpresivamente enfermó y murió... quedamos sólos, creí que
seríamos padre e hija, viviendo juntos, apoyándonos el uno en el otro... pero... él
cambió...

- ¿Cambió?...

- Sí... en cuanto mamá murió empezó a despreciarme... me culpaba de su muerte.


Decía que ella había enfermado por culpa de mi padre biológico y lentamente todo fue
empeorando... comenzó a maltrarme, a agredirme... Decía que por mi causa tuvo que
soportar que el resto del clan hable a sus espaldas... y por las noches comenzó a
emborracharse... Y es en esas ocasiones en que se pone más violento... por eso...

- ¿Por eso vienes aquí por las noches?... huyes de él...

- Sí... pero regreso en cuanto amanece para que cuando comienza a estar sobrio vea
que estoy en casa y que nunca me fui...

- ¿Y no has pedido ayuda al resto del clan?...

- Ellos me desprecian, dicen que debo ser una hija agradecida y soportar todo lo que
venga de él ya que sacrificó su honor al reconocerme...

- Ya veo... - dijo disimuladamente calmo Vittorio pero en el fondo sentía una sensación
incomoda.

- Ellos tienen razón... él es un buen hombre... todo ese amor que le demostraba a mi
madre no puede ser mentira... le debo todo a él, de lo contrario hubiese crecido en el
abandono de las calles y ahora sería una miserable esclava a merced de cualquier ser
despreciable...

El Diablo la miraba algo confundido, tratando de entender aquello contradictorio que


decía, sabiendo que ese hombre le hacía daño pero que tenía motivo para hacerlo

- Cuando dijiste que aveces no puedes venir... ¿a qué te refieres?

- Es porque algunas veces me duele tanto el cuerpo que no puedo ni moverme...

Aquella revelación atravesó el corazón del Diablo, le parecía tan dulce que le era
imposible imaginar que la lastimasen, pero así era

- ¿No has pensado en huir?... - preguntó él.

- ¿Dónde podría ir? ... La gente como yo no tiene lugar en este mundo, porque no
pertenecemos a ningún lado, no somos ni una cosa ni la otra... somos diferentes, somos
distintos, somos malos... a donde vayamos somos despreciados, y no se nos considera
humanos... cualquiera que se cruce en nuestro camino puede hacer lo que quiera con
nosotros y no recibirá ningún castigo, porque somos menos que animales... somos cosas
impuras...

- No comprendo porque los humanos se hacen esto entre ustedes...

- Está bien... sólo debo soportarlo un tiempo más y todo acabará...

- ¿Qué quieres decir?

- En unas semanas cumpliré la mayoría de edad y me entregarán en matrimonio con un


hombre...

- ¡¿Qué ?! - el Diablo no pudo disimular su sorpresa.

- Sí, el Consejo del Clan sólo me permitió vivir entre ellos, a pesar de ser mestiza, hasta
que cumpla la mayoría de edad... pero para no quedar abandonada a la suerte mi
"padre" me escogió un esposo fuera del clan, a cambio de una dote por parte del mismo
le permitió tomarme como esposa, así que el día de mi cumpleaños ese hombre vendrá
por mi para llevarme...

- Y... ¿ese hombre te agrada como esposo?...

- No lo sé... no lo conozco...

- ¿Entonces te casarás con alguien a quien ni siquiera has visto?

- Sí...

- ¿Por qué?...

- Se lo debo a mi "padre"... no puedo hacerlo quedar mal ante el Clan... él ya le prometió


parte de la dote a la gente del Consejo para beneficio de todos...

- ¿De verdad lo harás?...


La joven lo miro y con una tímida sonrisa respondió - Sí...

Vittorio estaba confundido, no sabía que pensar, era como si ella estuviese consciente
de que aquella situación estaba mal pero al mismo tiempo se negaba a aceptar que
existiese una segunda opción.

- Ya está amaneciendo, debo regresar a casa - dijo la muchacha mientras se ponía de


pie.

- ¿Hay algo más que pueda hacer por ti?...

- Ya has hecho mucho por mi Vittorio... gracias... pero... si hay algo... - respondió
tímida.

- Dime, sólo pidemelo...

- ¿Puedo... seguir viéndote aquí?... al menos hasta que tenga que marcharme... seguiré
viniendo a este lugar... Así qué...

- Sí - dijo directo el Diablo y se paró frente a ella - las veces que quieras... estaré aquí
sólo para ti...

La joven sintió que el corazón se le aceleraba, aquel Diablo de aspecto misterioso le


parecía muy atractivo, pero sólo se limitó a sonreír tímidamente - Muchas gracias
Vittorio... Nos vemos - se despidió.
Y la vio desaparecer entre los árboles mientras entonaba en voz baja una vez más
aquella canción.

Una sensación de incertidumbre invadió nuevamente a aquel príncipe del infierno, verla
partir sabiendo que sólo le esperaba hostilidad, en ese lugar al que ella llamaba hogar, lo
angustiaba.
Pero se refugiaba en esa petición por parte de Zafira de volver a verlo.
Mientras ella quisiese encontrarse con él pensó que todavía tenía una posibilidad de
acercarse más a ella.
Durante ese día sólo deseo que las horas pasaran de prisa para volver a aquel lugar.
Su ansiedad era tal que en cuanto se hizo de noche fue al valle a esperar, como aún era
temprano quiso matar el tiempo tocando la flauta para así aplacar sus nervios,
inconscientemente se dejó llevar por las melodías a punto tal que Zafira terminó
sorprendiéndolo

- ¡Vittorio! - le sonrió asomándose por detrás del árbol en el que él se encontraba


apoyado.

- Zafira... llegaste... ¿estás bien?

- Sí, no te preocupes. Me sorprendiste, no sabía que hacías música...

- Es sólo un pasatiempo...

- Pero lo haces muy bien - lo alagó mientras se sentaba a su lado - ¿Podrías tocar otra
canción por favor?...

- Está bien - le sonrió gentil y comenzó una vez más a tocar la flauta pero algo más
animado para entretenerla.

Zafira lo miraba en un respetuoso silencio y al terminar Vittorio preguntó

- ¿Te gustó?

- Sí, fue muy hermosa.

- Es para ti...

- ¿Para mi?... ¿por qué?...

- Porque me gustaría poder hacerte sonreír más...


La joven apenas se ruborizó y sutilmente se deslizó hasta recostarse en el hombro del
Diablo, este se sorprendió por aquella acción - Perdóname Vittorio... no quiero ser
atrevida... pero a veces necesito tocarte para saber que eres real...

Sus palabras lograban conmoverlo - ¿Aún dudas que sea real?... - preguntó con cierto
sarcasmo.

- No puedo explicarlo... pero cuando estoy contigo me siento en paz... siento que nada
malo me puede pasar...

- Zafira... - quería decirle tantas cosas, pedirle que se quedara con él, que no regresara a
aquel lugar.
Pero temía que al decir algo que pudiese sonar estrictamente opuesto a lo que ella habia
decidido sobre su vida, esta se viese cuestionada y no quisiese volver a verlo, así que
planeó una estrategia para abrir su mente de a poco.
El plan era sutilmente implantar en su cabeza dudas sobre su futuro, ayudarla a expresar
sus deseos, aquellos que de verdad quería, tal vez de esa forma lograría salvarla de su
destino.

- Dime Zafira...

- ¿Si?

- Sé que ya decidiste que te vas casar pero... ¿no hay nada más que desees para tu
vida?...

- Sí... había algo... pero ya no vale la pena...

- ¿Puedo preguntar que era?... me gustaría saberlo

- Viajar...

- ¿Viajar? - se sorprendió Vittorio.

- Sí, ese era mi sueño. Como la mayor parte de mi vida la pasé dentro de mi casa para
evitar el desprecio de mi gente, cada vez que miraba por la ventana soñaba con poder ir
a cualquier parte que quisiese, imaginaba lugares increíbles... aprender, conocer,
explorar... deseo saberlo todo... - respondió dejando ver una chispa en sus ojos, nadie
antes le había preguntado que deseaba, y al hablar sobre ello desbordaba emoción.

- Así que tienes un alma curiosa...

- Creo que a veces deseamos irracionalmente lo que nos está prohibido...

- ¿Cómo que prohibido?

- Las mujeres de mi Clan tienen prohibida la educación... sólo los hombres tiene
derecho a aprender a leer y a escribir... pero debo admitir que algo aprendí por mi
cuenta... a escondidas de mi padre pude espiar sus libros cuando él no se encontraba y
algo logro entender pero no del todo... anhelo tener un libro en mis manos y poder
comprender cada palabra en él...

Vittorio sólo la admiraba sin decir nada, había encontrado la forma en la que podría
llamar su atención, hambre de conocimiento.

- ¿Por qué me miras así? - preguntó ella - te parezco muy extraña verdad...

- Te miro porque cuando hablas así pareces otra persona de la que deseaba morir la
primera vez que hablamos... estás llena de vida Zafira...

- ¿Eso crees?...

- Si lo deseas yo puedo enseñarte todo lo que quieras aprender...

- ¡¿De verdad?! ¿Lo dices enserio Vittorio?...

- Claro que sí, ¿Por qué te mentiría?...

- Es que... me parece increíble... nunca imaginé tener esta posibilidad... no dejas de


sorprenderme con tu amabilidad... aún conservo el zafiro que me diste aquella vez... -
dijo y sacó del bolsillo de su vestido la roca azul.
- ¿La traes encima?

- Siempre la llevo conmigo... es muy especial para mi... es mi primer regalo... nadie me
había obsequiado algo antes...

El Diablo no dejaba de sorprenderse con cada revelación, definitivamente ella era


especial, un ser que merecía ser amado y que debía salvar de su miserable destino...
pero lo haría paso a paso, buscando ganar por completo su corazón.

- Si la dejo en casa temo perderla, por eso siempre la llevo conmigo, para mirarla en
secreto... - sonrió.

- Prestamela un momento - le pidió Vittorio, ella se la entregó y mediante un hechizo la


convirtió en un hermoso dije con su respectivo collar - Toma... Así ya no tendrás que
preocuparte de perderla...- continuó él.

- Muchas gracias Vittorio... es precioso...

- No es nada... dime, ¿Qué te gustaria aprender primero?

- Me gustaría saber sobre las estrellas... son tan hermosas y misteriosas...

Con un movimiento de su mano el joven Diablo hizo aparecer un libro de su biblioteca


personal - Bien... entonces comencemos ¿Quieres?... - le dijo con una galante sonrisa y
ella entusiasmada se acomodó a su lado.

Así fue como Vittorio y Zafira comenzaron a forma un particular pero fuerte vínculo,
algo que sólo ellos podían comprender y que no necesitaba de muchas palabras, ya que
sus miradas hablaban por ellos.
Los días fueron pasando, todo iba bien para la joven, no había sido víctima de ningún
otro ataque por parte de su padre y eso le daba cierta tranquilidad al Diablo.
Una de esas noches, ya casi sobre el amanecer, después de mucho esfuerzo de su parte
Zafira había logrado terminar de leer junto a Vittorio aquel libro sobre las estrellas y
constelaciones, se sentía orgullosa de si misma, llena de confianza
- Muchas gracias Vittorio... me siento tan feliz... nunca creí que pudiese lograr hacerlo...
- dijo sonriente.

- No me lo agradezcas... el mérito es solo tuyo... fue por tu propia voluntad...- respondió


Vittorio, quería dejarle en claro que si se lo proponía podía hacer cualquier cosa, aún
seguía inamovible su deseo de hacerla desistir de ese matrimonio.

- Ya va a amanecer... debo regresar.

- Lo sé, puedes llevártelo si quieres - trató de darle el libro.

- Me encantaría, pero si me ven con algo así podrían castigarme... - respondió ella.

- Entiendo... - a él todavía le costaba acostumbrarse a la realidad de la vida que llevaba.

Ambos se encontraban de pie, uno frente al otro, a punto de despedirse, cuando


sorpresivamente Zafira lo abrazó con fuerza, Vittorio no esperó ese gesto - Disculpame
Vittorio... pero me haces tan feliz que aún necesito tocarte para saber que eres real...

- Zafira...- susurró él.

Apenas se separaron se miraron intensamente, se podía sentir una gran pasión entre
ellos y suavemente la joven tomó con ambas manos el rostro de Vittorio y le dio un
tímido pero inolvidable beso, de esos que esconden profundos sentimientos...

- Perdón Vittorio... pero, aunque yo no sea dueña de mi vida, egoistamente quise que tú
fueses mi primer beso... eres especial para mi...

- Zafira tu tamb-

- Perdona pero ahora siento mucha pena -dijo sonriente y ruborizada - ¡Nos vemos!...-
terminó mientras se iba corriendo.

El Diablo sentía el pecho a punto de estallar, la cabeza le daba vueltas, al final aunque él
era quien estaba decidido a enamorarla fue ella quien terminó por enloquecerlo
tomando la iniciativa con aquel beso.
Cada vez la deseaba más, apenas y lograba controlar los impulsos que nacían de él con
sólo pensarla.
No sabía cuanto tiempo más podría simular tranquilidad cada vez que la veía partir,
pero decidió seguir siendo paciente, después se todo aquello estaba dando frutos.
Aún así tomó la determinación de que la noche siguiente le confesaría todo su amor,
quería ser directo y no que las cosas quedasen como algo implícito entre los dos.

Pero nada lo preparó para ver lo que encontraría al regresar al valle...

En aquella oportunidad Vittorio había demorado por estar buscando un libro especial
para ella. Y al irse acercando podía escuchar débilmente la voz de Zafira cantando,
cuando finalmente llegó a aquel árbol la vio...

- Zafira... - murmuró perplejo, ella estaba recostada contra el tronco, seriamente herida,
y con su cabeza sangrando.

Vittorio no lo sabía, pero aquello sólo sería en incio del despertar de algo desconocido
dentro suyo, incluso para él mismo...

Continuará...

Historia registrada con Derechos de Autor


Número de patente 1912182701424 en Safe Creative.

🌸🌸Sofía Reynoso (By Sofí)🌸🌸

Bueno con esto damos inicio a la saga de capítulos especiales de los diablitos,
comenzando con nuestro hermoso Vittorio 😈💛

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