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INTELIGENCIAS MULTIPLES

1. ¿Qué es la inteligencia?
La palabra inteligencia fue introducida por Cicerón para significar el concepto de capacidad
intelectual. El término inteligencia proviene del latín intelligentia, que a su vez deriva de
intelegere. Esta es una palabra compuesta por otros dos términos: inter (“entre”) y legere
(“escoger”). De acuerdo a lo descrito en la etimología, un individuo es inteligente cuando es
capaz de escoger la mejor opción entre las posibilidades que se presentan a su alcance para
resolver un problema. (González-Urbaneja, Ibrahim, 2012)

El diccionario de la Real Academia Española de la lengua define la inteligencia, entre otras


acepciones, como la «capacidad para entender o comprender y para resolver problemas».
La American Psychological Association (APA), una organización científica y profesional de
psicólogos de EEUU, lo expuso así: los individuos difieren los unos de los otros en habilidad de
comprender ideas complejas, de adaptarse eficazmente al entorno, así como el de aprender de la
experiencia, en encontrar varias formas de razonar, de superar obstáculos mediante la reflexión.
2. Los años anteriores a la Teoría de las Inteligencias Múltiples
Al principio del siglo veinte, Alfred Binet y Théodore Simon, psicológicos franceses,
descubrieron una manera de averiguar la inteligencia de niños que tenían dificultades
académicas en París; crearon la primera prueba de inteligencia. Binet y Simon crearon esta
medida de inteligencia para determinar el éxito o fracaso futuro de los estudiantes y para
colocarlos en los niveles apropiados en la escuela (Gardner, 1983). Además, la prueba
informaba a los padres cuál de los estudiantes necesitaba una educación especializada, porque
en esa época era la ley que todos los niños tenían que ir a la escuela (Gardner, 1983).
Las primeras pruebas de inteligencia de Binet y Simon también influyeron al psicólogo alemán,
Wilhelm Stern. En 1912, Stern inventó la manera de representar la inteligencia de un individuo
con un solo número; la medida del Cociente Intelectual, o CI, que es la edad mental dividido por
la edad cronológica, con el resultado multiplicado por 100 (Gardner, 1983). Pronto, la prueba de
inteligencia ganó popularidad en los Estados Unidos, y durante la Primera Guerra Mundial las
Fuerzas Armadas la utilizaron para examinar a las reclutas (Gardner, 1983). Luego, entre los
años 1920 y 1930 empezaron a evaluar la gente en una manera más agrupada con papel y lápiz
en lugar de hacerlo independiente y oralmente, pero seguían utilizando la medida del CI
(Gardner, 1983). El CI pasó a formar parte de las características propias de un sujeto, casi al
mismo nivel que el color de ojos o la estatura.
En 1921 tiene lugar un simposio en el que se cuestiona por primera vez si la inteligencia
consiste en realizar correctamente unos test o si habría que considerar otros factores (personales,
educativos o contextuales).Entre los psicólogos estadounidenses de la inteligencia Thurstone y
Guilford merecen especial mención por abarcar el estudio de la inteligencia desde una visión
pluralista, afín a la de Gardner.
Leon Luis Thurstone (1887-1955) enfoca sus investigaciones al análisis de los componentes
de la inteligencia bajo la siguiente premisa: éstos son independientes, pero su actuación
combinada corresponde al rendimiento intelectual. Aplicando el análisis factorial sobre los test
de inteligencia de un elevado número de niños, extrae siete habilidades primarias: comprensión
verbal, fluidez verbal, capacidad para el cálculo, rapidez perceptiva, representación espacial,
memoria y razonamiento inductivo. Estas habilidades pueden considerarse, en cierta medida,
como un antecedente remoto de las Inteligencias Múltiples de Gardner.
Joy Paul Guilford (1897-1987) es otro antecedente de la teoría de las IM, ya que considera que
existen múltiples factores para explicar la inteligencia. Guilford define la inteligencia a partir de
tres componentes: las operaciones, entendidas como las habilidades requeridas para adquirir y
elaborar información; los contenidos, referidos a los modos de percibir y aprender; y los
productos, que son los resultados de aplicar una operación mental para adquirir un aprendizaje.
En los años ochenta, Robert Sternberg propuso que la inteligencia era triádica. Su teoría
incluía los aspectos y mecanismos culturales de la inteligencia. Él propuso tres subteorías que
forman la inteligencia humana: la contextual, la experiencial, y la componencial. La subteoría
contextual sugiere la habilidad de un individuo de construir y formar su propio ambiente para
que el individuo pueda mostrar y utilizar sus habilidades, intereses, y valores mejor; esta
subteoría supone la solución de problemas. La subteoría experiencial tiene que ver con la
habilidad creativa de resolver problemas cotidianos y tratar con la novedad. Finalmente, la
subteoría componencial de Sternberg explica el comportamiento inteligente de un individuo, los
componentes internos, los componentes de ejecución y los componentes de adquisición. Estas
investigaciones cognitivas de Sternberg han cambiado la percepción que la inteligencia humana
es algo singular e independiente. Fue en esta época que el Dr. Howard Gardner estaba
desarrollando su propia teoría de la inteligencia similar, pero diferente del resto.
3. Howard Gardner y la Teoría de las Inteligencias Múltiples
3.1 La inspiración de Gardner
El Dr. Howard Gardner es profesor de psicología y ciencias de la educación en la Universidad
de Harvard, autor de la Teoría de las Inteligencias Múltiples y más de veinte libros sobre temas
como la educación, el aprendizaje, y la inteligencia. También, es el codirector y el presidente
del Proyecto Zero, un grupo que investiga los procesos de aprendizaje. En 1967, Nelson
Goodman había fundado el Proyecto Zero, un estudio centrado en el desarrollo y el
funcionamiento general del saber artístico de niños y adultos en la Universidad de Harvard.
Gardner fue una gran parte de las investigaciones como estudiante de postgrado y codirector del
proyecto.
Al principio de su carrera como psicólogo, Gardner estaba de acuerdo con la teoría cognitiva de
Piaget y su idea de las cuatro etapas de desarrollo cognitivo; pero cuando empezó sus propias
investigaciones con el énfasis educacional en la década de los ochenta, sus ideas del aprendizaje
cambiaron. Él quería encontrar y probar una teoría más amplia de la inteligencia que explicara
la creatividad y la gama de roles que estaban presentes en la sociedad. En las teorías de Piaget,
el CI, y el procesamiento de la información, Gardner había visto un enfoque igual y específico
en la solución de problemas lógico-matemáticos y lingüísticos; esas teorías ignoran la biología y
la creatividad humana (Gardner, 1994).
3.2 La inteligencia para Gardner
Una inteligencia, para Howard Gardner (1994), «implica la habilidad necesaria para resolver un
problema o para elaborar productos que son importantes en un contexto cultural». Si nos
detenemos a mirar lo que involucra esta concepción de inteligencia para el intelecto humano,
podemos observar:
La resolución de problemas: Frente a este aspecto se puede decir que el tener un problema
para resolver significa que la actividad mental siempre tiene una meta: «resolver dicho
problema», y persiguiendo este propósito establece unas estrategias o mecanismos para
alcanzarlos. Además, es importante considerar que los problemas van desde los simples a los
complejos, y por consiguiente, tanto remendar un vestido como hallar la vacuna para una
enfermedad mortal constituyen problemas que reflejan el intelecto humano.
La creación de un producto cultural: Creaciones cuya importancia están demarcadas por las
culturas, igualmente se puede decir que van desde productos rudimentarios pero útiles, pasando
por tecnologías sociales, hasta el desarrollo de la llamada tecnología dura, todas ellas en función
del mejoramiento de la calidad de vida de las sociedades humanas. De aquí que podemos
señalar que tanto una casita elaborada por un albañil especial llamado popularmente «el maestro
de obra», como el diseño y construcción de un rascacielo llevado a cabo por un arquitecto
representan expresiones de la inteligencia de las personas.
Al definir la inteligencia como una capacidad Gardner la convierte en una destreza que se puede
desarrollar. Gardner no niega el componente genético. Todos nacemos con unas potencialidades
marcadas por la genética. Pero esas potencialidades se van a desarrollar de una manera o de otra
dependiendo del medio ambiente, nuestras experiencias, la educación recibida, etc. Ningún
deportista de elite llega a la cima sin entrenar, por buenas que sean sus cualidades naturales. Lo
mismo se puede decir de los matemáticos, los poetas o de gente emocionalmente inteligente.
Gardner es neutral en la cuestión de la naturaleza contra la crianza con respecto a la herencia de
ciertas inteligencias (1994). Gardner (1994) considera la importancia de la herencia y las
experiencias ricas; por ejemplo, la educación, un ambiente feliz en casa, etc. La verdad es que
Gardner había examinado muchos estudios en su libro Frames of Mind (1993); delineó e
identificó las inteligencias basadas en sus investigaciones empíricas de las ciencias del cerebro,
la antropología, la psicología, y otras disciplinas (Gardner, 1994).
3.3 El criterio para identificar las IM
En su búsqueda de un concepto de la inteligencia diferente y más compasiva, Gardner tuvo que
investigar la evidencia de varias fuentes y decidió utilizar ocho criterios para identificar las
inteligencias y considerarlas parte de su teoría.
El primer signo o criterio que Gardner (1994) usó fue un estudio de las regiones cerebrales
dañadas. El segundo signo fue la existencia de sabios, niños prodigios, y otras personas
excepcionales. El tercero, la existencia de una o más funciones cerebrales que desempeñan una
función esencial. El cuarto, un grupo definible de acciones que indican el dominio de las
habilidades. El quinto, la verosimilitud a través de la evolución. El sexto, una susceptibilidad de
la codificación de un sistema de símbolos. El séptimo, el apoyo de las tareas psicológicas que
revelan que unas habilidades son (o no son) manifestaciones de las mismas inteligencias.
Últimamente, el apoyo de los datos psicométricos (1994). Después de considerar todos estos
criterios, Gardner inicialmente identificó siete inteligencias, pero más tarde añadió más a su
lista.
3.4 Una descripción de cada inteligencia
Hay ocho inteligencias que el Dr. Howard Gardner ha reconocido en todos los seres humanos:
la lingüística, la musical, la lógica-matemática, la espacial, la corporal-kinestésica, la
intrapersonal, la interpersonal, y la naturalista. Además, es posible que haya una inteligencia
existencial.
3.4.1 Inteligencia Lingüística
Para Gardner (1994) la inteligencia lingüística es la capacidad de usar las palabras de manera
efectiva, de expresarse con palabras y entenderlas, ya sea en forma oral o escrita, con eficacia,
para hacerse entender, entender a los demás y llegar a convencer. Incluye la habilidad en el uso
de la sintaxis, la fonética, la semántica y los usos pragmáticos del lenguaje.
Comprensión del significado; permite comprender el significado exacto de cada palabra,
pudiendo diferenciar palabras que son muy parecidas como: “deliberadamente”,
“intencionalmente” y “a propósito”. Comprensión del orden de las palabras; esta ciencia se le
llama gramática, pero las personas que desarrollan esta inteligencia no tienen necesidad de
estudiarla. La comprensión intuitivamente desde muy pequeños, desde que empiezan a hablar.
Con el desarrollo de su habilidad pueden incluso darse el lujo de violar las reglas de la
gramática, creando con ello figuras del lenguaje creativas y hermosas. Es lo que sucede con los
escritores y poetas. Habilidad para escoger las palabras adecuadas para un buen empleo de ellas,
esta habilidad tiene que ver con la percepción de esquemas y ritmos sonoros, algo que comparte
con otros tipos de inteligencias. Uso efectivo del lenguaje como una herramienta, esta habilidad
permite provocar en los demás reacciones con las palabras empleadas, puede desencadenar
emociones, convencer, estimular, transmitir información o simplemente divertir con lo que dice
o escribe.
Algunos usos incluyen la retórica, usar el lenguaje para convencer a otros de tomar un
determinado curso de acción, la mnemónica, usar el lenguaje para recordar información, la
explicación, usar el lenguaje para informar y el metalenguaje, usar el lenguaje para hablar del
lenguaje. Cuando hacemos uso de esta inteligencia usamos ambos hemisferios del cerebro; sin
embargo, es preciso mencionar que esta inteligencia se desarrolla en el lóbulo frontal y temporal
del hemisferio izquierdo del cerebro.
El preescolar con inteligencia verbal, canta y habla todo el día. Usa el lenguaje con propiedad,
le gusta aprender palabras nuevas. Juega con el idioma. Le fascinan los cuentos y es capaz de
narrar eventos. Pregunta ¿qué quiere decir? Le gusta conversar. Le gustan los libros y es capaz
de describir un objeto o idea de muchas maneras.
Gardner afirma que el lenguaje es universal, se desarrolla en todas las personas, pero existe un
cierto número de gente en la que dicha habilidad es mayor o se ha desplegado de mejor forma,
es así como se puede denotar un alto nivel de esta inteligencia en los escritores, poetas,
comediantes, periodistas, oradores, algunos políticos, etc. Esta inteligencia es de mucha
importancia en la comunicación global de las personas, lo cual será aplicada a los estudiantes
por medio de diálogos, lecturas y escrituras que les facilitara a los estudiantes desenvolverse con
mayor facilidad dentro y fuera del aula. Esta inteligencia se evidencia en los alumnos a los que
les encanta redactar historias, leer, jugar con rimas, trabalenguas y en los que aprenden con
facilidad otros idiomas.
3.4.2 Inteligencia Musical
Para Gardner (1994) es una facilidad en la composición, la interpretación, la transformación, y
la valoración de todo tipo de música y sonidos. Se expresa a través de tres competencias
básicas: los más importantes son el tono (o melodía) y el ritmo: sonidos que se emiten en
determinadas frecuencias auditivas y agrupadas de acuerdo con un sistema prescrito; sólo
después del tono y ritmo le sigue en importancia el timbre: las cualidades características de un
tono. Sin embargo, también está claro que al menos un aspecto central de la música es la
organización rítmica que puede existir aparte de toda realización auditiva.
Estas habilidades o competencias permiten comunicar, comprender y crear los significados de
los sonidos. Se vive inmersos en un mundo lleno de sonidos, en el que ésta inteligencia cumple
un papel importante al brindar a las personas la posibilidad de percibir, organizar y dar una
respuesta ante las diversas formas de la música. La mayoría de las capacidades musicales,
incluyendo la capacidad central de la sensibilidad al tono, están localizadas casi en todos los
individuos los lóbulos frontal y temporal del hemisferio derecho del cerebro.
Durante la infancia, los niños normales cantan y por igual balbucean: pueden emitir sonidos
únicos, producir patrones ondulantes, e incluso imitar patrones y tonos prosódicos cantados por
otros con algo más que exactitud casual. Los infantes están predispuestos de manera especial a
absorber estos aspectos de la música mucho más de lo que son sensibles a las propiedades
modulares del habla y que también pueden involucrarse en juegos sonoros que claramente
muestran propiedades creativas o generativas.
Tanto más que en el lenguaje, uno encuentra impresionantes diferencias individuales en los
niños pequeños cuando aprenden a cantar. Algunos pueden repetir grandes segmentos de una
canción hacia los dos o tres años; muchos otros sólo pueden emitir las aproximaciones más
burdas al tono en este tiempo y todavía pueden tener dificultad para producir contornos
melódicos exactos hacia los cinco o seis años. Los niños con inteligencia musical pueden
aprender los conceptos básicos a partir de la música, les encanta silbar, cantar y suelen hacerlo
entonados. Pueden reproducir la música recién escuchada y componen ritmos, patrones o
melodías, experimentan con sonido y disfrutan mucho de la música.
Cantantes, compositores, directores de orquesta, músicos, bailarines, etc., además de poseer un
rasgo genéticamente determinado para la música, han desarrollado sus habilidades a través de
experiencias y estímulos positivos, a tal punto de ser sensibles ante los diferentes conceptos
musicales como son: el tono, la melodía, el timbre o el color tonal de una pieza musical. Así se
puede identificar con facilidad a un compositor por el hecho de que constantemente tiene «tonos
en la cabeza», es decir, que siempre, en alguna parte cerca de la superficie de su sentido, está
escuchando tonos, ritmos y patrones musicales más extensos. En tanto que muchos de estos
patrones musicalmente valen poco, y de hecho pueden ser del todo derivados, el compositor va
a revisar y adaptar estos patrones en forma constante.
3.4.3 Inteligencia Lógico-matemático
Para Gardner (1994) esta inteligencia implica la capacidad de usar los números eficazmente,
analizar problemas lógicamente e investigar problemas científicamente. La habilidad para leer y
producir los signos de las matemáticas es más a menudo una función del hemisferio izquierdo,
en tanto que el comprender las relaciones y los conceptos numéricos parece comprender la
participación del hemisferio derecho. Existe un consenso frágil de que determinada área del
cerebro como los lóbulos parietales izquierdos y las áreas temporal y occipital de asociación que
están contiguas a los lóbulos puede adquirir especial importancia en cuestiones de lógica y
matemáticas
Por su propia cuenta (o con ayuda), el infante puede evolucionar los entendimientos necesarios
para la gama de operaciones numéricas básicas: suma, resta, multiplicación y división. Y de
acuerdo con el mismo lineamiento, deberá poder servirse de estas operaciones para llevar a cabo
las tareas de la vida cotidiana: la compra de bienes de consumo en la tienda, hacer negocios con
sus amigos, seguir recetas de cocina, jugar con canicas, pelota, cartas o juegos de computadora.
Y después de algún tiempo, las actividades de hecho se internalizan. Los matemáticos están
más interesados en conceptos generales que en cálculos específicos, buscando de hecho
formular reglas que puedan aplicarse a la más amplia gama posible de problemas.
Gardner afirma que las personas que poseen este tipo de inteligencia solucionan los problemas
de manera más rápida y eficaz e incluso pueden hacerlo de manera mental sin necesidad de
realizar la acción o expresarlo verbalmente. Incluye la sensibilidad a los esquemas y relaciones
lógicas. Alto nivel de esta inteligencia se ve en científicos, matemáticos, contadores, ingenieros
y analistas de sistemas, entre otros.
Estas personas disfrutan solucionando misterios, trabajando con números y cálculos complejos,
contando, organizando información en tablas, arreglando ordenadores, haciendo rompecabezas
de ingenio y lógica, y jugando videojuegos. También, pueden estimar, adivinar, y recordar
números y estadísticas con facilidad.
Los preescolares con este tipo de inteligencia son muy observadores, les gusta clasificar en
grupos, les gustan las adivinanzas y acertijos, entienden las matemáticas, se interesan en cómo
funcionan las cosas, disfrutan de su razonamiento. Se interesan por las actividades que
impliquen utilizar las capacidades básicas, es decir, razonar o deducir reglas (de matemáticas,
gramaticales, filosóficas o de cualquier otro tipo), operar con conceptos abstractos (como
números, pero también cualquier sistema de símbolos, como las señales de tráfico), relacionar
conceptos, por ejemplo, mediante mapas mentales, resolver problemas, (rompecabezas, puzzles,
problemas de matemáticas o lingüísticos), realizar experimentos.
3.4.4 Inteligencia interpersonal
Para Gardner (1994) esta inteligencia se basa en las personas que por naturaleza son sociables y
amigables, ellos tiene la facilidad para percibir y comprender actitudes y estados de ánimos,
formas de pensar, motivaciones y sentimientos de otras personas, saben cómo relacionarse en
equipo, considera al otro, pueden solucionar problemas, toman en cuenta el punto de vista de los
demás.
Este tipo de inteligencia nos permite entender a los demás. Basándose en la capacidad de
manejar las relaciones humanas (habilidad para establecer lazos e intimidad con otros seres que
se encuentran en nuestro entorno), la empatía (capacidad cognitiva de percibir dentro de un
contexto común lo que otro ser puede sentir) y el reconocer las motivaciones, razones y
emociones que mueven a los seres que nos rodean. Los individuos primordialmente con la
inteligencia interpersonal son aquellas personas que les gusta conversar, aprender en grupos o
en parejas, y trabajar o hacer actividades con otras personas, son buenos mediadores de
conflictos sociales.
Esta inteligencia por sí sola es un complemento fundamental de las anteriores, porque tampoco
sirve de nada si obtenemos las mejores calificaciones, pero elegimos mal a nuestros amigos y en
un futuro a nuestra pareja. La mayoría de las actividades que a diario realizamos dependen de
este tipo de inteligencia, ya que están formadas por grupos de personas con los que debemos
relacionarnos. Por eso es indispensable que un líder tenga este tipo de inteligencia y además
haga uso de ella.
Todos los indicios proporcionados por la investigación cerebral sugieren que los lóbulos
frontales desempeñan un papel importante en el conocimiento interpersonal. Los daños en esta
área pueden causar cambios profundos en la personalidad, aunque otras formas de la resolución
de problemas puedan quedar inalteradas: una persona no es la misma después de la lesión.
Esta se desarrolla desde el nacimiento hasta la pubertad, esta inteligencia por estar en relación
con la formación interpersonal se podría desarrollar haciéndole sentirse seguro al niño o al
adolescente, incitándole a compartir y relacionarse con las personas. La tienen los niños que
disfrutan trabajando en grupo, que son convincentes en sus negociaciones con pares, mayores, y
que entienden al compañero. Es la inteligencia de los maestros, los terapéuticos, los consejeros,
los políticos, los vendedores, y los líderes religiosos
3.4.5 Inteligencia naturalista
Originalmente la Teoría de las Inteligencias Múltiples, de Howard Gardner, comprendía 7 tipos
diferentes; pero en 1995 el autor agregó la Inteligencia Naturalista. Al principio las capacidades
propias de ésta eran incluidas entre la Inteligencia lógico-matemática y la Inteligencia visual-
espacial; pero tomando en cuenta diversos aspectos cognoscitivos como observación, selección,
habilidades de ordenación y clasificación, reconocimiento de secuencias de desarrollo, así como
la formulación de hipótesis, aplicados en forma práctica en el conocimiento del medio, Howard
Gardner consideró que ésta merecía reconocimiento como inteligencia independiente.
Gardner (2001) describe esta inteligencia como la competencia para percibir las relaciones que
existen entre varias especies o grupos de objetos y personas, así como reconocer y establecer si
existen distinciones y semejanzas entre ellos. Los naturalistas suelen ser hábiles para observar,
identificar y clasificar a los miembros de un grupo o especie, e incluso para descubrir nuevas
especies. Su campo de observación más afín es el mundo natural, donde pueden reconocer flora
y fauna, y utilizar productivamente sus habilidades en actividades de caza, ciencias biológicas y
conservación de la naturaleza. Sin embargo puede ser aplicada también en cualquier ámbito de
la ciencia y la cultura, porque las características de este tipo de inteligencia se ciñen a las
cualidades esperadas en personas que se dedican a la investigación y siguen los pasos propios
del método científico.
Muchas personas tienen estas habilidades, y de hecho podemos verlas en una etapa normal del
desarrollo infantil, cuando los niños coleccionan, ordenan y clasifican coches, figuritas,
estampillas, corcholatas o adornos, habilidades que también son propias del pensamiento lógico,
por lo que se explica que Gardner originalmente solo hubiera postulado la Inteligencia lógico-
matemática y de ésta desprendiera la inteligencia naturalista. Lo que diferencia a ambas
inteligencias es la aplicación, mientras en la lógica-matemática la tendencia es hacia la
abstracción y solución de problemas en forma mental; en cambio la inteligencia naturalista
emplea estas capacidades para acercarse al mundo tangible y cercano de la naturaleza y buscar
aplicaciones de tipo práctico y cotidiano. En este tipo de inteligencia no existe acuerdo donde se
encuentra su ubicación en el cerebro, algunos indican que se encuentra en el lóbulo parietal
izquierdo y otros en el hemisferio derecho.
En realidad todas las personas aplicamos la inteligencia naturalista al reconocer plantas,
animales, personas o elementos de nuestro entorno natural. Las interacciones con el medio
físico nos ayudan a desarrollar la percepción de las causas y sus efectos y los comportamientos
o fenómenos que puedan existir en el futuro; como por ejemplo la observación de los cambios
climáticos que se producen en el transcurso de las estaciones del año y su influencia entre los
humanos, los animales y las plantas.
Gardner postula que este tipo de inteligencia debió tener su origen en las necesidades de los
primeros seres humanos, ya que su sobrevivencia dependía en gran parte del reconocimiento
que hicieran de especies útiles y perjudiciales, de la observación del clima y sus cambios y de
ampliar los recursos disponibles para la alimentación.
La inteligencia naturalista se pone de manifiesto en muchas áreas de investigación científica:
biología, botánica, zoología o entomología y medicina, que suelen ser ejercidas por personas
con este tipo de inteligencia, que investigan los orígenes, el desarrollo y la estructura de
organismos vivientes y producen complejos sistemas de clasificación. Así se valoran las
habilidades del hierbero, el cazador, el cocinero que utiliza y combina especies, el jardinero que
conserva y cultiva la flora, entre otros que sustentan una inteligencia de este tipo, así como los
individuos que perciben y estudian los fenómenos que tienen lugar en el espacio infinito del
macrocosmos o en el microcosmos de una célula. Se evidencia en profesionales típicos como:
granjeros, paisajistas, jardineros, estudiosos de la flora y fauna, capitanes de barco, geógrafos
botánicos.

Bibliografía

González-Urbaneja, Ibrahim (2012): La inteligencia. Breviario para mis nietos. Edición: Norka
Salas

Gardner, Howard (1994): Estructuras de la Mente. La Teoría de Las Inteligencias Múltiples.


Segunda edición en español aumentada (FCE, México).

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