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2.

Características de una buena comunicación

Claridad: exponer ideas concretas y definidas, con frases bien construidas y


terminología común, al alcance de los destinatarios. Cuando hay que emplear palabras
que puedan generar dudas al receptor, lo mejor es explicarlas a profundidad para que
puedan ser comprendidas.
Concisión: utilizar las palabras justas y huir de la palabrería, no hay se debe ser
lacónico, pero tampoco emboscar al destinatario en una farragosa oratoria por más que
sea minuciosa.

Coherencia: construir los mensajes de forma lógica, encadenando ordenadamente las


ideas, remarcando lo que son hechos objetivos y lo que son opiniones, bien sea del
orador o de otras personas.

Sencillez: tanto en la forma de construir el mensaje, como en las palabras empleadas.

Naturalidad: tal vez lo más difícil de lograr porque requiere una expresión viva y
espontánea, lo que no implica vulgaridad o descuido. Es la prueba del dominio del
lenguaje y el camino para lograr la naturalidad, precisamente por una cuidadosa
preparación de la intervención. Vale la pena resaltar que solo con preparación y con
ensayo, se puede asegurar que el mensaje llegue a sus destinatarios de forma precisa y
fácilmente comprensible.

¿Cómo lograr una comunicación efectiva y eficiente?

No existe una fórmula exacta para lograr una comunicación eficiente, pero el proceso
será eficiente si se logra crear el campo común de experiencia, que permita que el
mensaje sea entendido teniendo en cuenta las siguientes recomendaciones:

• Identificar las características de la población objetivo del mensaje.

• Planear la estrategia de comunicación.

• Clasificar las ideas antes de comunicarlas.

• Examinar el propósito de la comunicación.


• Identificar las características del ambiente organizacional en el cual el mensaje será
recibido.

• Considerar las posibles consecuencias del mensaje.

• Seleccionar el medio adecuado para enviar un mensaje, preocuparse por la


presentación, la estructura, la longitud y si es el caso, la ilustración.

• Escoger el momento adecuado para comunicar individualmente o en grupo.

• Hacer seguimiento porque la comunicación efectiva lo exige.


• Procurar que las decisiones y las acciones sean congruentes con la comunicación.

• Escuchar a los demás, quien sabe escuchar es por ende un buen comunicador;
escuchar es un arte que se puede aprender.

• Crear un sistema de seguimiento y auditoría del sistema de comunicación de la


organización. Seleccione los puntos críticos para hacer la auditoría, hacer revisiones
periódicas del sistema, recibir y procesar la retroinformación.

1. Claves para una comunicación exitosa

No criticar, no condenar y no quejarse: bien es conocido el dicho de que si se quiere


recoger miel, no se le debe dar puntapiés a la colmena, pues la crítica es inútil porque
pone a la otra persona a la defensiva, la lleva a justificarse, despierta resentimientos,
desmoraliza y no corrige. Ante esto, en lugar de censurar a la gente, la idea es tratar de
comprender, cosa que resulta provechosa e interesante.

Demostrar aprecio, honradez y sinceridad: a toda persona le interesa ser atendida,


escuchada y sentirse importante, por eso, la mejor forma de despertar el interés en los
demás es mediante el aprecio y el aliento. Está claro que la adulación gratuita no da
resultados con la mayoría de la gente ya que es algo falso, sin embargo, la diferencia
entre una muestra de aprecio y la adulación es bastante sencilla, está en la sinceridad.
Otra clave es hablar de lo que le interesa al otro, esto hará que la conversación avance
positivamente porque el interlocutor se va a sentir importante.

Evitar discusiones: en cualquier conversación hay que evitar los momentos de


tensión, aunque se pueda lograr a veces un triunfo, a la larga es ficticio porque jamás se
obtendrá la buena voluntad del contrincante.
Lo mejor es aceptar el desacuerdo y buscar aquellas áreas donde puede haber puntos
en común, hay que dejar aplazada cualquier lucha de poder; se debe mostrar respeto y
jamás se le tiene que decir a una persona que está totalmente equivocada.

Escuchar, escuchar, escuchar: saber escuchar significa interesarse, ser paciente,


atento, ¿cómo descubrir lo que la otra persona quiere decir realmente? Esto parece
sencillo y natural, pero pocos lo hacen, es por ello que al escuchar hay que
concentrarse en la forma de hablar del interlocutor, en las palabras que emplea, y no en
lo que se quiere oír.

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