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DIÓCESIS DE LA DORADA – GUADUAS

SEMINARIO MAYOR “CRISTO BUEN PASTOR”

EL PENTATEUCO
Efrén Zuluaga Buitrago

Primer Semestre – 2020


Puerto Salgar – Cundinamarca
INTRODUCCIÓN
(José Luis Sicré)

El pentateuco es el primer gran bloque de libros del AT. El término Pentateuco es


un término griego constituido por las palabras πέντε (cinco) y τεύχος (estuche) el estuche
cilíndrico donde se guardaban los rollos, de acuerdo con esta explicación pentateuco sería
literalmente los cinco estuches. Dicho en otros términos la palabra “Pentateuco” designaba
entre los judíos de Alejandría los cinco estuches que contenían los rollos de los cinco
primeros libros de la Biblia.

Los judíos, de acuerdo con la versión hebrea de la Biblia, llaman a esta parte de la Biblia la
Torah ‫ּתֹורה‬
ָ palabra hebrea que significa ley, enseñanza o instrucción. Se refiere a la ley de
Dios dada al pueblo por medio de Moisés.

Aunque está compuesto de elementos muy heterogéneos, el Pentateuco constituye una


verdadera unidad. La división del mismo en cinco partes se funda en razones de orden
práctico: su finalidad era facilitar el manejo de una obra tan voluminosa. Los judíos de
Palestina designaban cada una de esas partes con la palabra inicial del texto. El primer
libro, por ejemplo, se llamaba “Al principio” 1. Pero en los ambientes de habla griega, se
prefirió darles un título que expresara algún aspecto de su contenido, y de esa manera
surgieron los nombres con que se los conoce actualmente.

1. LOS NOMBRES DE LOS LIBROS DEL PENTATEUCO

Castellano En griego, según el canon de la En hebreo según el


septuaginta canon masorético

Génesis (Gén) El primer libro se llama γένεσις ‫אשׁית‬


֖ ִ ‫בּ ְֵר‬
(origen), describe los comienzos del Bereshit (en el
universo, de la humanidad y del Pueblo comienzo)
de Dios

Éxodo (Éx) El segundo recibe el nombre de exodos Shemôt 


(salida), la primera parte de este libro (nombres)
trata de la salida de Egipto 

Levítico (Lev) Luego viene el levitikon, así llamado Wayyiqrâ


porque contiene el ritual que debían (llamó)
observar los sacerdotes de la tribu de
Leví

Números (Núm) arithmoi (números) debe su Bemidbar (en el


1
La Iglesia ha adoptado esta forma de la Tanaj para sus respectivos documentos, vr, gr., FRANCISCO,
Exhortación apostólica Amoris Laetitia, 1. La alegría del Amor que se vive en las familias… FRANCISCO,
Exhortación postólica, Gaudete et Exsultate, 1.Alegraos y regocijaos, dice Jesús a los que son perseguidos y
humillados por su causa.
designación a los diversos censos desierto)
mencionados en él 

Deuteronomio (Dt) Y el último se llama deutêronomion Debarîm


que quiere decir “segunda ley”, porque (palabras)
completa la legislación del Sinaí con
las normas y preceptos promulgados
por Moisés en las llanuras de Moab.

2. EL CONTENIDO DEL PENTATEUCO

En líneas generales el pentateuco comienza con el relato de la creación del universo


(cap 1 Gén) y termina con el capítulo 34 del deuteronomio con la muerte de Moisés. Sin
embargo la obra del Génesis no es sólo narrativa sino que también tiene elementos
fundamentales que son leyes (elementos narrativos y legislativos), todos los códigos del
antiguo Israel, están en el Pentateuco. Además de estos dos elementos esenciales, el
narativo y el legislativo, también tenemos otros elementos, poesías, bendiciones, cánticos y
listas genealógicas, fundamentales para el pueblo de Israel, pero ya no usadas hoy en día.

Su contenido podemos esbozarlo de la siguiente forma.

a. Orígenes del Universo y de la humanidad (11 primeros capítulos del Gén):


Cuentan como todo empieza en una situación paradisíaca, pero luego se van dando
una serie de ruputuras: la primera pareja de la humanidad, una ruptura entre esposos
(Adán y Eva), entre hermanos (Caín asesina a Abel), entre padres e hijos (cuando
Cam se burle de su padre Noé, y luego este Noé maldiga a Cam), ruptura entre los
distintos pueblos de la humanidad relatada en el diluvio. Se muestra como la
humanidad se va deteriorandando progresivamente, y hace falta que Dios intervenga
para salvarlo, que se hará con la vocación de Abraham.

b. Las historias patriarcales (cap. 12–50 del libro del Gén): Abraham, Isaac y
Jacob, y luego el hijo de Jacob, José, quien tiene un gran protagonismo. De los tres
el más sobresaliente es Abraham (a quien S. Pablo llama nuestro Padre en la fe).
Dios le hace a una doble promesa a Abraham, que será padre, y luego una promesa
muy importante para un seminómada, una tierra. Unas promesas que se cumplen
con mucha dificultad. (Sara es una mujer estéril… Agar le da un hijo: Ismael). La
tradición de Jacob, S. Pablo llamaba a Abraham padre en la fe, sin embargo se
puede decir que Jacob es nuestro padre en la carne, Jacob es Israel, justamente los
israelitas invocan a Jacob como su antepasado. Empieza sus andanzas con una
actitud de egoismo. Con la historia de José, uno de los hijos de Jacob, nos
trasladamos de Canaán a Egipto.

c. La opresión y la liberación (Éx 1,1-15,21) Los comienzos del libro del Exodo nos
sitúan en el momento en el que “subió al trono de Egipto un faraón que no había
conocido a José”. Tiene lugar entonces una dura y creciente experiencia de
opresión. Pero Dios escucha el clamor de su pueblo, y encomienda a Moisés que lo
salve de la esclavitud. La confrontación dramática de las plagas llevará a la libertad
—precedida por la celebración de la pascua— que alcanza su punto culminante en
el paso del Mar de las Cañas (Éx 1- 15,21).

d. Primeras etapas hacia la tierra prometida (Éx 15,22–18,27). Siguen tres meses
de camino hacia el monte Sinaí. En pocas páginas se condensa la nueva experiencia
del desierto, con sus amenazas de hambre y sed, el acoso de posibles enemigos, la
tentación de volver a Egipto, la falta de fe en Dios, la necesidad de organizar al
pueblo (Éx 15,22–18,27).

e. En el monte Sinaí (Éx 19–Núm 10,10). Llegamos al monte de la revelación. Allí


tiene lugar la alianza y el Señor dicta las normas que deben regir la conducta del
pueblo en los más diversos aspectos. Se trata de una amplísima sección legal (Éx
19-40, salvo algunos capítulos; todo el libro del Levítico; Núm 1,1-10,10) que no es
útil detallar ahora más exactamente. Entre los pocos pasajes narrativos de este
inmenso apartado destacan los encuentros de Moisés con Dios en el monte, y el
famoso episodio del becerro de oro (Éx 34).

f. Del Sinaí a la estepa de Moab (Núm 10,11–21,35). Se reanuda la marcha,


caminando desde el Sinaí hasta la estepa de Moab (Núm 10,11–21,35). Es una
sección predominantemente narrativa, marcada por conflictos dramáticos: hambre,
sed, motines del pueblo, rebelión de algunos cabecillas, desánimo ante los primeros
informes sobre la tierra, muerte de Aarón (hermano de Moisés). Tampoco faltan
páginas de contenido legal (Núm 15,1–31; 18; 19).

g. En la estepa de Moab (Núm 22–Dt 34). Finalmente, llegamos a la estepa de Moab,


y allí se desarrollan los últimos acontecimientos que cuenta el Pentateuco: oráculos
del vidente pagano Balaán, primer conflicto con los cultos cananeos de fecundidad,
primeras ocupaciones de territorio en Transjordania y, sobre todo, la gran despedida
de Moisés y su muerte. Este amplio apartado (desde Nm 22 hasta Dt 34) incluye
abundante material legislativo. Pero lo más importante desde el punto de vista
teológico es el libro del Deuteronomio, compuesto como un extenso discurso de
Moisés antes de morir. Comienza recordando los años pasados, desde que Dios
ordenó ponerse en marcha en el Sinaí (Dt 1–4). A la promulgación del decálogo y
una exhortación sobre la ley (Dt 5–11) sigue un amplio cuerpo legal con
comentarios (Dt 12–26). Cierra el discurso una extensa serie de bendiciones y
maldiciones (Dt 27–28). El estilo oratorio cede el puesto una vez más al narrativo,
para contarnos la alianza en Moab (Dt 29–30). La obra termina con las últimas
disposiciones de Moisés, su canto, sus bendiciones y su muerte (Dt 31–34).

3. ¿ESCRIBIÓ MOISÉS EL PENTATEUCO?

La tradición judía, el Nuevo Testamento, y la Iglesia durante muchos siglos, han


atribuido el Pentateuco a Moisés. Resulta difícil imaginarlo buscando papiro y tinta en
medio del desierto para poner por escrito unos recuerdos tan extensos.
¿Cómo llegaron los antiguos a este convencimiento? El punto de partida podemos verlo en
ciertas afirmaciones sueltas que presentan a Moisés escribiendo. En Éx 17,14, después de la
batalla contra los amalecitas, recibe esta orden de Dios: “Escríbelo en un libro de
memorias”. Poco más tarde, cuando nos encontramos en el monte Sinaí, se dice: “Entonces
Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor” (Éx 24,4a). Más aún, incluso las
etapas del desierto se dice que las fue consignando por escrito: “Moisés registró las etapas
de la marcha, según la orden del Señor” (Núm 33,1–2). Por último, al final del
Deuteronomio se indica tres veces en el mismo capítulo la actividad literaria de Moisés:
“Moisés escribió esta ley y la consignó a los sacerdotes levitas” (Dt 31,9). “Aquel día,
Moisés escribió este cántico y se lo hizo aprender a los israelitas” (Dt 31,22). “Cuando
Moisés terminó de escribir los artículos de esta ley hasta el final...” (Dt 31,24). Si había
llevado a cabo una tarea tan variada —memorias de guerra, leyes, diario de viaje, cantos—,
nadie mejor que él para haber redactado todo el Pentateuco. La escasez de tinta y papiro no
representa problema. “Para Dios nada es imposible”.

Ya en la Edad Media, algunos judíos con espíritu crítico objetaban a la teoría tradicional
que Moisés debería haber contado su propia muerte (Dt 34,5–12). Pero no cundió el pánico.
Bastaba atribuir estos versos finales a Josué, su fiel amigo y discípulo. Incluso en el siglo
XVIII, cuando comienza el estudio científico de la Biblia, se sigue pensando que Moisés
era el autor del Pentateuco. Pero la Ilustración ha provocado un cambio demasiado fuerte
en la conciencia europea para que se acepten las verdades tradicionales acríticamente. Las
objeciones a la opinión antigua son tan claras y variadas que ésta hace agua por todas
partes. Todavía a principios del siglo XX, el 27 de junio de 1906, la Pontificia Comisión
Bíblica mantiene que Moisés es el autor sustancial del Pentateuco, aunque pudo utilizar
fuentes anteriores y ser ayudado en la redacción definitiva por otros autores. Son ganas de
salvar lo insalvable. Hoy día, una de las pocas cosas que se pueden dar como absolutamente
ciertas en la investigación bíblica es que Moisés no escribió el Pentateuco. ¿Cómo se
justifica este cambio tan radical?

3.1. Autoría mosaica2

Los académicos críticos rechazan la idea de que el pentatuco pudiera venir de los días de
Moisés pero los evangélicos continúan afirmando, junto con los judíos y los cristianos más
conservadores que la autoría del pentateuco es mosaica. Para evidenciar esta diferecnia
podemor revisar los testimonios bíblicos.

a. Testimonios Bíblicos

En muchas ocasiones la misma sagrada Escritura señala que Moisés es el autor del
pentateco.

Testimonios en el NT

Lc 24,44, Según Lucas, Jesús dijo: “Era necesario que se cumpliera todo lo que Moisés
escribió de mí”. Aquí Lc señala que Jesús hace una divisón del At tal y como se tiene en la
Tanaj… También según Jn 5,46–47, Jesús asoció el Pentateuco con Moisés donde dice: “si
creyeseis”. Más allá del testimonio de Jesús de Nazaret, otros pasajes del NT presentan

2
porciones bíblicas como provenientes de Moises. vr. gr., Mc 7,10; Jn 7,19; Rom 10,5; 1 Co
9,9. Hay que indicar que los testimonios que se tienen en el NT, sobre la supuesta autoría
mosaica del pentateuco, proviene de la misma tradición veterotestamentaria.

Testimonios en el AT
También en muchas ocasiones, en el AT, se asocia el pentateuco con Moises. Vr. gr., 2
Crón 25,4 “Amasías, actuó según lo que está escrito en la ley, en el libro de Moisés”,
pasajes similares también asocian el pentateuco con Moisés: 2 Crón 35,12; Esd 3,2; 6,18;
Neh 8,1; 13,1.

Testimonios del mismo Pentateuco


El testimonio del AT y del NT provienen de lo que señala el mismo Pentatecto. Hay que
señalar… Estrictamente hablando la mayor parte de la obra del pentateuco es anónima.
Excepto en Dt 1,1 donde se señala que las palabras de este largo discurso provienen del
mismo Moisés.

Ahora bien, dentro de la obra si encontramos que Moisés luego de recibir la revelación de
Dios fue responsable de la composición del pentateuco, por ejemplo: Éx 24,4 nos dice que
Moisés escribió el libro del pacto… Éx 20,18–23,33; Lev 1,1–2; Dt 31,1; 32,44 se no dice
que Moisés dio los discursos que están en el mismo libro del Deuteronomio.

El Pentateuco se presenta así mismo como Mosaico, justamente Moisés es gran


protagonista del Pentateuco del Éx hasta el Dt. Y el mismo texto se presenta
desarrollándose en la época de Moiés, se nos dice, por ejemplo, en Éx 24, que Yahvé le
dice a Moisés que escribira el libro del pacto (cf. Éx 21–23).

b. Autoría mosaica esencial

Si sólo contáramos con la ley dada por Dios a Moisés y el discurso de este mismo en el
libro del Dt ya se podría decir que porciones importantes del Pentateuco son mosaicas. Por
autoría mosaica esencial se entiende… Cuando se afirma que Moisés escribió el
Pentateuco, no quiere decirse que necesariamente escribió cada palabra, tal vez se dieron
ampliaciones a sus discursos, sin embargo, escencialmente es el producto de Moisés.

Sabemos que Moisés conocía por lo menos 4 idiomas, el egipcio, el hebreo, el acadio y el
arameo… es probable que Moisés hubiera usado amanuenses para escribir la mayoría del
Pentateuco.

3.2. Argumentos contra la teoría tradicional

Podemos agruparlos en los siguientes apartados, sólo por citar algunos ejemplos, pues el
catálogo completo sería interminable.

a. Tradiciones duplicadas y triplicadas


– Dos relatos de la creación (Gén 1,1-2,4a; 2,4b-24)
– Dos descendencias de Adán (Gén 4 y 5).
– Dos relatos del diluvio, mezclados en Gén 6–9.
– Tres veces la esposa en peligro (Gén 12,10ss; 20; 26).
– Dos pactos de Dios con Abrahán (Gén 15 y 17).
– Dos relatos de la vocación de Moisés (Éx 3 y 6).
– Dos promulgaciones del decálogo (Éx 20 y Dt 5).
– Ley sobre los esclavos (Éx 21 y Dt 15,12-28).
– Leyes sobre homicidio (Éx 21; Dt 19; Núm 35).
– Diversos catálogos de fiestas (Éx 23,14ss; 34,18ss; Dt 16,1ss; Lev 23,4ss; Núm 28–
29).
b. Tradiciones distintas e incluso opuestas

– En Gén 1, Dios crea al hombre y la mujer al mismo tiempo, como culmen de la


creación; en Gn 2 crea al hombre antes que a los animales, y por último a la mujer.
– En Gén 6,19s se ordena a Noé introducir en el arca una pareja de cada viviente; en 7,2
se trata de siete parejas de animales puros y una de impuros.
– En Gén 7,6s tiene lugar el diluvio, y Noé entra en el arca; en 7,10 se dice que el diluvio
ocurrió una semana más tarde. En 7,11 vuelve a hablarse de los comienzos del diluvio
y en 7,13 de la entrada de Noé.
– En Gén 37,28, los madianitas sacan a José del pozo donde lo habían metido sus
hermanos, lo venden a los ismaelitas, éstos lo llevan a Egipto. En 37,36 son los
madianitas quienes lo venden en Egipto a Putifar. Y en 39,1, Putifar lo compra a los
ismaelitas.
– En Éx 33,7 se dice que la tienda de reunión estaba situada fuera del campamento; en
Núm 2,2, que los israelitas debían acampar en torno a ella.
– En Éx 16,14-35 se habla del maná como de un milagro divino. En Núm 1 1,6–9, como
de un fenómeno natural.
– En Núm 9,17s se dice que la nube guiaba a los israelitas por el desierto. En Núm 10,31,
Moisés no cuenta con esa ayuda y pide a Jobab que los acompañe. En Núm 10,33,
quien guía al pueblo es el arca. Tres tradiciones distintas en poco más de una página.
– La duración de la fiesta de las Chozas es de siete días según Dt 16,15, y de ocho según
Lev 23,36.
– En caso de homicidio no intencionado, el lugar de asilo es el altar según Éx 21,12ss.
Pero en Dt 19,1-13 y Núm 35,9-24 no se menciona el altar, sino que se especifican
unas ciudades de refugio para el culpable.

c. Anacronismos

– En Gén 12,6 y 13,7 se dice: “en aquel tiempo habitaban allí los cananeos”. El autor
supone que quienes habitan ahora la tierra son los israelitas. La afirmación carece de
sentido en tiempos de Moisés.
– En Gén 21,34; 26,14.15.18; Éx 13,17 se menciona a los filisteos, que ocuparon el
territorio después de la muerte de Moisés.
– En Gén 36,31 se habla de los reyes edomitas que existieron “antes de que los israelitas
tuvieran rey”; quien escribe esta frase conoce la existencia de monarcas en Israel, cosa que
sólo ocurrió dos siglos después de la muerte de Moisés.
d. Diferencias de vocabulario
– En algunos textos se da a Dios el nombre genérico de Elohîm; en otros, su nombre
concreto, Yahvé. Esta distinción, que al profano puede parecer intrascendente, fue la que
permitió el análisis inicial de las fuentes del Pentateuco.

– Al monte donde Dios se revela se lo llama en unos casos Sinaí y en otros Horeb.

– El suegro de Moisés se llama Ragüel en Éx 2,18, y Jetró en Éx 3,1; 18,1.2.6.12.

e. Diferencias de estilo

El libro del Deuteronomio se caracteriza por un estilo oratorio, retórico, típico de ciertas
formas de predicación o exhortación.
Ciertas partes del Pentateuco poseen un estilo preciso y seco, con frases que se repiten
machaconamente, como en el primer relato de la creación (Gén 1).
Otras secciones presentan un estilo narrativo ágil y vivaz; analizan la psicología de los
personajes, hablan de Dios como si fuese un hombre que se pasea por la tarde, come, etc.
(antropomorfismos).
En este punto, podría objetarse que el mismo autor puede usar estilos muy distintos, según
las circunstancias y la materia que trata. Es cierto. Pero la cuestión es más complicada en el
Pentateuco. El estilo varía notablemente incluso cuando se habla de los mismos episodios.
Todos estos argumentos, que podrían multiplicarse, han creado la profunda convicción de
que el Pentateuco no pudo ser escrito por un solo autor, Moisés. Se advierte un proceso de
formación muy largo y complejo, que hasta el día de hoy no ha sido suficientemente
clarificado. Lo más probable es que nunca lo conozcamos con seguridad. Pero es
interesante tener una idea sumaria de las hipótesis que se han formulado sobre este
problema.

3.3. El papel de Moisés en el Pentateuco3.

Respecto al Pentateuco, existe un texto fundamental que separa los cinco primeros libros de
la Biblia de los que le siguen (Josué – 2 reyes), se trata de Dt 34,10–12:
“No ha vuelto a surgir en Israel un profeta semejante a Moisés, con quien el Señor
trataba cara a cara…”.
Moisés es, de entre todos los profetas, el más grande. Por eso “la ley de Moisés” es superior
a todas las demás formas de revelación. Su Torá es incomparable, insuperable, y
permanecerá siempre válida. Dicho de otra forma, la revelación que se remonta a Moisés es
superior a todas las otras revelaciones que provienen de los profetas. La autoridad del
Pentateuco depende a fin de cuentas de la autoridad de Moisés.
La superioridad de Moisés deriva de la superioridad de su relación con YHWH (cf. Ex 33,
11; Núm 12,6–8; Jn 1,18; 3,11). YHWH y Moisés estaban en “contacto directo” sin
intermediarios o “valedores” (defensores) (como en los sueños y en las visiones; cf. Núm
12, 6–8).

El Éxodo es el acontecimiento fundamental de la historia de Israel. Ningún otro


acontecimiento se puede comparar con éste. La fundación de Israel surge con Moisés, y no

3
Sobre este punto, cf. Ska, J.L., Introducción a la lectura del Pentateuco, 27–34.
con David o Salomón. En efecto, Israel es más antiguo que la monarquía, y desde luego,
que la conquista de la tierra prometida.

El Pentateuco, además, se presenta en gran parte como una “vida de Moisés” que comienza
con su nacimiento en Éx 2 y concluye con su muerte en Dt 34. Sobre todo se trata de una
vida de Moisés al servicio de YHWH y del pueblo de Israel.

CAPÍTULO I
LA FORMACIÓN DEL PENTATEUCO
HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN
Thomas Römer

1. LOS COMIENZOS DE LA EXÉGESIS CRÍTICA

Durante la época patrística prevalece la opinión común, tanto en la Sinagoga como en la


Iglesia, de que Moisés escribió el Pentateuco. Los problemas críticos no consiguen traer la
atención, porque la gran preocupación era más bien de orden teológico y apologético.

a. La cuestión del autor

El Pentateuco en su conjunto es una literatura anónima, que no lleva la firma de un autor


identificable. En cambio, numerosos textos legislativos (Éx 24,4; Dt 1,1; 4,45 etc.,) son
atribuidos a Moisés. Fue esta atribución de la Ley a Moisés la que permitió a las tradiciones
judía y cristiana convertirlo en el autor de todo el Pentateuco (cf. Mc 12,26; 2 Co 3,15). Aun
cuando la idea de un origen mosaico de la Torah no fue verdaderamente cuestionada de
manera explícita hasta el S. XVIII, algunas de las aporías inherentes a esta concepción
vieron la luz muy pronto.
Estaba en primer lugar, el relato de la muerte de Moisés y de su enterramiento por Dios en
Dt 34. ¿Es concebible que el mismo Moisés describiera su propia muerte? Algunos rabinos
lo ponían en duda, sugiriendo que los últimos versículos del Pentateuco habían sido
añadidos a posteriori por Josué, el sucesor de Moisés.
En la Edad Media, los sabios judíos Isaac Ben Jesús e Ibn Esra elaboraron listas que
contenían los “post–mosaica”, textos que debieron ser escritos en momentos mas bien
tardíos de la historia de Israel. No obstante estos autores no se atrevieron a criticar
abiertamente la tradición recibida.
Este paso lo dará el filósofo judío Spinoza (1670) en su Tratado Teológico–Político. Este
observa que el Pentateuco forma con los libros históricos (de Josué a Reyes) una unidad
orgánica, y que no puedo, por consiguiente, haber sido redactado antes del final del reino de
Judá (relatado en 2 Re). A sus ojos el verdadero autor del Pentateuco es Esdras, el cual trata
de dar una identidad al Pueblo judío en la época persa.

b. La aceptación de la diacronía y la cuestión de las fuentes


Además de los anacronismos patentes contenidos en la Torah, fue el descubrimiento de
difentes rupturas en la lógica narrativa y literaria lo que llevó a los exegetas a plantear la
cuestión de las fuentes empleadas por los autores del Pentateuco. El punto de partida estaba
en la observación de numerosas tensiones, y hasta contradicciones, en los textos de la Torah.
Así, según Gén 7,15, Noé hace entrar en el arca una pareja de animales de cada especie; en
cambio en Gén 7,2 habla de siete parejas de animales. Según Gén 4,26, la humanidad invoca
al Dios de Israel bajo el nombre de “Yhwh” desde los orígenes, mientras que en Éx 3,13–15,
este nombre no es revelado a Israel hasta el momento de la vocación de Moisés. El
comportamiento del faraón frente a las plagas de Egipto es explicado de dos maneras
diferentes: según Éx 7,3, es “Yhwh” quien vuelve inflexible el corazón del rey de Egipto,
mientras que otros textos insisten en el hecho de que el farón mismo endurece su propio
corazón (Éx 8,11).
Se constata igualmente la presencia de varios duplicados. El Pentateuco contiene dos relatos
de la creación (Gén 1,1–2,3; Gén 2,4–3,24), dos relatos que narran la conclusión de una
alianza entre Dios y Abraham (Gén 15 y 17), dos relatos de la expulsión de Agar (Gén 16 y
21,9ss), dos relatos de vocación de Moisés (Éx 3 y 6), dos versiones del Decálogo (Éx 20 y
Dt 5), etcétera.

c. Las primeras teorías diacrónicas


Dado que se admitía la existencia de diferentes “fuentes”, era necesario un modelo para
explicar cómo estas fuentes habían sido reunidas oara componer el Pentateuco en su forma
final. Desde el S. XVIII fueron propuestos varios modelos. La publicación de las conjeturas
de Astruc estuvo en el origen de la teoría llamada documentaria. Esta teoría afirma que en la
base del Pentateuco hubo varias tramas narrativas, indepentientes unas de otras y redactadas
en épocas diferentes; todas ellas narraban la misma intriga pero con acentos ideológicos
diferentes. Estos documentos habrían sido unidos unos a otros por sucesivos redatores. No
obstante, la dificultad de reconstruir estas tramas paralelas llevó a otros exegetas a favorecer
una hipótesis de los fragmentos. Esta teoría supone que en el origen del Pentateuco se
encuentran un número importante de textos narrativos y legislativos, dispersos y aislados
pero sin continuidad narrativa. Estos fragmentos habrían sido reunidos por varios redactores
responsables de un marco cronológico del Pentateuco. No obstate, era dificil de admitir que
toda la trama narrativa de la Torah era solamente resultado de intervenciones redaccionales.
Por esta razón se elaboró una teoría llamada de los complementos. Los promotores de esta
hipótesis postulaban un documento básico que contenía el “núcleo” del Pentateuco, que
habría recibido numerosos suplementos a lo largo de los siglos. Este modelo, aun cuando
fue muy seductor para algunos, no llegaba, sin embargo, a explicar la existencia de
tradiciones paralelas en el Pentateco. Así, aunque la crítica racionalista triunfó a comienzos
del siglo XIX, ningún modelo llega, no obstante, a imponerse, porque ninguno ofrecía una
teoría eteramente satisfactoria para la formación del Pentateuco.

2. LA ELABORACIÓN DE LA TEORÍA DE LOS DOCUMENTOS

La elaboración del modelo explicativo del Pentauco que dominará hasta 1970 se debe a
J. Wellhausen. Aun cuando no fue él quien inventó la teoría documentaria, él le dio la
plausibilidad nueva, mayor que la que habían conseguido todos los exegetas anteriores y,
podríamos añadir, mayor que la mayoría de los exegetas posteriores.

a. Sistema de Welhausen
Según Wellhausen, el Pentateuco es el resultado de la combinación de cuatro
documentos: el documento Yahvista (“J”, a causa de la preferencia de este documento por
el nomnbre divino “Yhwh”, “Jhwh” en alemán), el documento Elohísta (“E”, para
“Elohim”), el Deuteronomio (D) y el documento sacerdotal (“P”, según el alemán
“Priesterchrift”). Contrariamente a sus sucesores, Wellhausen siguió siendo
extremadamente prudente por lo que respecta a una datación precisa de estos documentos.
“J” y “E” son para él siglas que reagrupan varios documentos. Una diferenciación de estas
fuentes le parece a menudo difícil, y prefiere reagruparlas bajo la sigla “JE” (para
“Jehowist”). “JE” dataría de la época de la monarquía (siglo VIII), “D” de finales de la
monarquía, en la época de Josías (hacia el 620), y habría que situar “P” alrededor del año
500 (comienzo del periodo posexílico). Para Wellhausen, “JE” y “P” están también
atestiguados en el libro de Josué, donde los relatos de la conquista de la tierra prometida
constituyen la culminación del tema “país” en el Pentateuco. De este modo se empezó a
hablar de Hexateuco, siguiendo a Wellhausen.

3. MODIFICACIONES Y FORMA FINAL DE LA TEORÍA DOCUMENTARIA

a. Gunkel y la “escuela de la historia de las religiones”


Insistía particularmente en la necesidad de no limitarse a la mera delimitación de los estratos
literiarios de un texto bíblico, sino ir más allá, ganar en “profundidad”, a fin de captar las
tradiciones, las ideas, los arquetipos mitológicos que están en la base de los textos. Hay que
recordar que Gukel estaba fuertemente marcado por los descubrimientos arqueológicos en
Mesopotamia, que habían dado a conocer textos asirio–babilónicos (como la epopeya de
Gulgamés o la de Atrajasis) que contenían pasajes asombrosamente próximos a los relatos
de la creación y del diluvio, tal como aparecen en el libro del Génesis. Resultaba imposible
explicar el primer libro del Pentateuco sin tener en cuenta los relatos que se encuentran en
otras culturas paralelas.

b. La valorización de la tradición oral


“El Génesis es una colección de leyendas”: esta es la primera afirmación del comentario de
Gunkel sobre el Génesis (“leitmovit”). Esta divisa implica, entre otras cosas, que los autores
de las fuentes del Pentateuco no son los inventores de los materiales que transmitieron, sino
que son ante todo compiladores y editores de relatos populares, de leyendas y de tradiciones
orales; son de alguna manera, “los hermanos Grimm” del Antiguo Israel.
Las fuentes J, E, D y P representan para Gunkel un estadio ya muy tardío en el proceso de
formación del Pentateuco. En el origen de las partes narrativas se encontrarían leyendas
autónomas, que constituirían unidades primitivas. Al poner de relieve la importancia de la
tradición oral, Gunkel dirigía el interés de la investigación hacia las etapas preliteriarias de
la formación del material contenido en el Pentateuco. Esta valorización ocultaba, no
obstante, el peligro que las afirmaciones sobre el origen de los textos se hicieran
difícilmente controlables y más especulativas.

c. La historia de las formas


Tal vez el propio Gunkel percibiera este peligro; siempre insistió con fuerza en la
investigación del arraigo sociológico e histórico de las tradiciones. Él introdujo la noción del
Sitz im Lebem de los textos bíblicos. Esta expresión, que significa literalmente “asiento en la
vida”, significa que todo texto está arraigado originalmente en una situación de
comunicación precisa y en un contexto sociológico particular, situación que se refleja en la
forma del texto en cuestión. Por ello Gunkel es uno de los fundadores del método exegético
llamado de la Formgeschichte (o historia de las formas), método que él desarrolló sobre
todo en su comentario a los Salmos. Por lo demás, gracias a la Formgeschichte la exégesis
histórico-crítica empezó a interesarse más por los textos legislativos del Pentateuco.

d. M. Noth y la historia de la transmisión de las tradiciones


Noth introdujo la tesis según la cual el Pentateuco se habría formado a partir de algunos
grandes temas. Estos temas provendían de medios productores diferentes, los más antiguos
de los cuales eran la salida de Egipto y la entrada en Canaán. Otros temas se organizaron
después en torno a ellos, como la tradición patriarcal, la tradición de la estancia en el
desierto y, finalmente, la tradición de la revelación en el Sinaí.
e. La forma final de la teoría documentaria en la obra de G. von Rad
No es exagerado considerar a G. von Rad como el gran arquitecto de la “forma final” de la
teoría documentaria, tal como ésta ha aparecido tanto en los manuales de introducción como
en las obras de vugarización (¡hasta hoy!). Von Rad reformula de hecho la teoría
documentaria según una concepción que considera la formación del AT sobre el modelo de
una historia de la salvación a la manera de una teología dialéctica. A diferencia de su colega
M. Noth, von Rad veía con escepticismo la idea de un Tretateuco y seguía trabajando con la
tesis de un Hexateuco. Del mismo modo contrario a Noth, von Rad dejó de lado el problema
de las etapas preliterarias del Pentateuco para concentrarse en las diferentes fuentes y sus
autores, a los que elevó al rango de verdaderos teólogos. Así, el Yahvista pasó a ser, en von
Rad, el arquitecto del Hexateuco. Fue él quien, según von Rad, creó el Hexateuco a partir de
un núcleo heredado de la tradición, a saber, el “pequeño credo histórico” de Dt 26,5–9.

f. El modelo “canónico de la teoría documentaria

Especialmente después de los trabajos de von Rad, el consenso exegético sobre las cuatro
fuentes constitutivas del Pentateuco se puede resumir así:

J Fecha: hacia el 930, época de Salomón


Extensión: de Gén 2,4 – Jos 24
Textos clave: Gén 12,1–3; Éx 19,3ss
Teología: justificiación del imperio davídico. Dios acompaña al hombre, a pesar de
sus debilidades, y cumple sus promesas.

E Fecha: hacia 850–750, en el reino del norte


Extensión: de Gén 15–?
Textos clave: Gén 20–22
Teología: el “temor de Dios”; E insiste en el comportamiento ético que se deriva de
este temor y está próximo a los medios proféticos.

D Fecha: hacia 750–620, posiblemente originario del Norte, después fue llevado por
los refugiados a la corte de Jerusalén
Extensión: Dt 5–30
Texto clave: Dt 6,4ss
Teología: alianza, obediencia a la ley y veneración exclusiva de Yhwh.

P Fecha: hacia 550, durante el destierro o después de él


Extensión: de Gén 1–Dt 34
Textos clave: Gén 1; Gén 17; Éx 6
Teología: soberanía y santidad de Yhwh, importancia de las instituciones y de la
mediación sacerdotal

LA TEORÍA DOCUMENTARIA SOBRE LA FORMACIÓN DEL PENTATEUCO


DIAZ RODELAS J.M.

Los libros del Pentateuco se formaron a partir de las distintas tradiciones que, con el
paso del tiempo, fueron surgiendo en el seno del pueblo de Israel. En la investigación
bíblica ha sido habitual distinguir cuatro tradiciones, cuyos nombres, historia y
características presentamos brevemente a continuación:

+ La tradición Yahvista

Toma su nombre de la palabra “Yahveh”, que es el que utiliza normalmente esta


tradición para designar a Dios; como los alemanes transcriben la Yod hebrea con la “J”
la tradición yahvista se suele representar con dicha letra.
Se suele afirmar que esta tradición se fraguó en el sur, en los ambientes reales de
Jerusalén, y que tomó cuerpo como tal tradición en torno al año 900 a.C. Como rasgos
característicos de la misma se suelen señalar los siguientes:

* Vitalismo y optimismo: esta primera carácterística tiene que ver con el momento
histórico en que se fragua. El pueblo ya ha tomado posesión de la tierra y, tras la
centralización de la monarquía y del culto en Jerusalén, vive un momento de esplendor.
* Narraciones maravillosas: sus relatos son muy vivos y concretos, llenos de imágenes
y con gran riqueza de colorido.
* Gusta de representar a Dios como un hombre (antropomorfismo): en el relato de la
creación aparece alternativamente como jardinero que planta árboles en el jardín del
Edén, alfarero que modela la arcilla, cirujano que extrae una costilla a Adán, sastre
que cose unas hojas para cubrir la desnudez de Adán y Eva. Más adelante, cuando el
diluvio, abre las puertas del arca…
* El Dios de “J” es representado de forma cercana, como amigo de los humanos,
alguien que pasea con Adán por el jardín “al frescor de la tarde” (Gén 2) y se invita a
almorzar en casa de Abraham y comercia con él (Gén 18). Es un Dios siempre
dispuesto al perdón, de una gran ternura.

+ La tradición Elohísta
El nombre procede de la palabra “Elohim”, que es el nombre que se da a Dios en los
textos de esta tradición, y se representa con la letra “E”. Esta tradición se habría
fraguado en el norte, tras la división del reino, en torno al 750 a.C. Como rasgos
característicos de la misma se pueden señalar los siguiente:
* Es menos viva, plástica y concreta “J”.
* Dios es distinto de los humanos. Elohim es “ inaccesible” y trascendente, por eso se
revela a través de mensajeros (ángeles) o por medio de sueños. Cuando habla
personalmente lo hace en el ámbito de teofanías, es decir, en medio de una serie de
fenómenos (rayos, truenos, relámpagos) que acentúan su trascendencia, su alteridad
respecto de sus creaturas.
* La tradición Elohista se interesa mucho por cuestiones de moral y su sentido del
pecado va en aumento. Elohim es un Dios exigente.
* Se manifiesta más preocupada por los deberes para con Dios y con el prójimo que
por el culto. El culto verdadero consiste en obedecer a Dios y respetar la alianza,
rechazando toda alianza con falsos dioses. Téngase en cuenta que con la división del
reino comienza un tiempo de debilidad: Israel tiene que hacer alianzas con otros
pueblos para defenderse, lo que de hecho significaba poner su confianza en las alianzas
políticas mñas que en Yahveh, su único Dios, como garante de su supervivencia como
pueblo.

+ La tradición Deuteronomista
El nombre procede del libro del Deuteronomio, que se remite a esta fuente casi por
completo, y se designa con la letra “D”. Nació en el norte, más o menos en la misma
época que la tradición Elohísta. Después de la caída de Samaría (capital del reino del
norte) en el año 721, algunos levitas se habrían refugiado en el sur, en Jerusalén,
adonde habrían llevado sus propias tradiciones sobre los acontecimientos del Éxodo.
Durante el reinado del impío Manasés y de su hijo Amón (2 Re 21,1–26) habría
permanecido olvidada en el templo, siendo descubierta el año 622, en tiempos del rey
Josías, cuando éste inició las reformas en el templo (cf. 2 Re 22,3–23,30).
Como rasgos característicos de esta tradición se pueden señalar los siguientes:
* Estilo muy afectivo. Mo se conforma con enseñar, quiere convencer y llevar a la
obedicencia.
* El Señor es el único Dios de Israel. Él se ha escogido un pueblo y como respuesta a
esta elección, el pueblo debe amar a Dios.
* Dios ha dado a Israel una tierra, pero a condición de que el pueblo sea fiel a la
Alianza.
* Es sobre todo en la liturgia donde el pueblo, como asamblea convocada por Dios, se
acuerda de la Palabra de Dios y la escucha como en el Horeb, actualizando así la
Alianza.

+ La tradición sacerdotal
Es designada con la letra “P”, que viene de la palabra alemana Priester, que significa
sacerdote. La tradición sacerdotal habría nacido en el contexto del Exilio (587–538). El
pueblo desterrado había perdido algunos elementos hacían de él un pueblo: la libertad,
la tierra, el templo… Como consecuencia, corría el peligro de ser asimilado al nuevo
ambiente y desaparecer. Algunos profetas y, sobre todo, sacerdotes, ayudaron a resistir
en esta prueba, sostuvieron la fe de los desterrados, adaptando las prácticas religiosas a
las nuevas circunstancias y dándoles un nuevo valor. La tradición sacerdotal reelería la
historia pasada para descubrir en ella una respuesta a la angustia de los isarelitas
deportados, que se encontraban en unas cirscunstancias muy difíciles.
Como rasgos característicos de esta tradición se pueden señalar los siguientes:
* Estilo seco. No tiene grandes narradores. Le gustan las cifras, las enumeraciones. Son
frecuentes las genealogías, que utiliza para descubrir sus raíces a un pueblo que se
encuentra desarraigado.
* Valor preeminente del culto: organizado por Moiés, Aarón y sus descendientes, que
se encargan de asegurar su realización permanente mediante el servicio del templo,
lugar santo de la presencia de Dios.
* El sacerdocio es la institución esencial que asegura la existencia del pueblo.
* Las leyes se sitúan generalmente en el marco de relatos, que las relacionan con
sucesos históricos, que les dan sentido.
* La tradición sacerdotal subraya la fidelidad de Yahveh a su Alianza, como un
elemento de esperanza para el futuro: “El Señor no fallará”.
Sobre la base de estas tradiciones, en torno al año 400 a.C., después del Exilio, se habría
reconstruio la gran “historia” del Éxodo en los libros que los cristianos conocemos con los
nombres de Éxodo, Números, Levítico, Deuteronomio.

4. NUEVAS CORRIENTES EN LA INVESTIGACIÓN DEL PENTATEUCO


(Días Rodelas, J.M.)

Pese a la fundamentación aparentemente sólida y a la amplia difusión de la teoría


documentaria, esta ha sido cuestionada en las últimas décadas. Frente a los cuatro
documentos y a las combinaciones casi infinitas de los mismos que se habían propuesto
hasta hace mucho, los autores se inclinan a distinguir en el Pentateuco dos componentes
principales: uno de carácter narrativo y otro de carácter legislativo.

 Las tradiciones patriarcales y las del Éxodo


El componente narrativo del Pentateuco lo constituyen los relatos sobre los Patriarcas y
sobre el Éxodo. Indepentientes y hasta rivales en sus orígenes, ambas tradiciones habrían
sido reunidas en una época más o menos tardía (s. VI a.C.) en una redacción, a la que se
habría añadido el Deuteronomio.

 Las colecciones de leyes


Cualquier lector del Pentateuco puede constar la presencia de abundantes leyes, la mayoría
de las cuales son introducidas como “palabra de Dios” dirigida al pueblo a través de
Moisés. Modernamente se considera que esas leyes, bastantes de las cuales aparecen en
versiones distintas o incluso opuestas, fueron reunidas en cinco colecciones claramente
diferenciadas en los marcos narrativos en los que has sido insertadas: el Código de la
Alianza (Éx 20,22–23,19), el Código Deuteronomista (Dt 12–26), la Ley de Santidad (Lv
17–26), el Decálogo (Éx 20,2–17; Dt 5,6–21) y el “Derecho de privilegio del Señor” (Éx
34,10–26).

5. LA REDACCIÓN FINAL

Resulta más evidente que los bloques a que acabamos de referirnos no representan el
total de los cinco primeros libros de la Biblia mismo; por otra parte, tampoco existen como
unidades independientes, sino que se hallan integrados en el conjunto que conocemos con el
nombre de Pentateuco. Dicho conjunto es el reslutado de sucesivas redacciones, que fueron
incorporando nuevas unidades, de carácter narrativo o legislativo, hasta llegar a los cinco
libros tal y como nosotros los conocemos. El punto de llegada del proceso no puede ser
anterior a los siglos VI–V antes de Cristo.

6. FORMAS LITERARIAS DEL PENTATEUCO


Roland E. Murphy (o.Carm.)
La aceptación tradicional de la autoría mosaica trajo consigo una rígida noción de historia
que se aplicaba a la lectura del Pentateuco. Se suponía que todo lo contenido en Éx–Dt
había sucedido tal y como Moisés lo escribió, pues él había sido testigo directo de ello. La
ecuación iguala verdad bíblica y verdad histórica, ecuación ejemplificada en este caso, es
una forma de reduccionismo; limita la libertad que Dios tiene para crear una literatura tan
rica como de hecho es el AT. Esto significa que hay que leer el Pentateuco (y no digamos
ya el AT entero) teniendo presentes las diversas formas literarias que en él se contiene.
Desde los tiempos del famoso H. Gunkel a Gén, a los especialistas les ha preocupado
mucho la cuestión de las formas literarias, y el Pentateuco ha proporcionado innumerables
ejemplos para su análisis.
Unos géneros son más fáciles de reconocer que otros. Entre ellos se pueden señalar los
siguientes:
a. Leyes: Ocupan buena parte del Pentateuco, desde Éx hasta Dt.
b. Etiologías: Narración que brinda una explicación de cierto nombre o situación. (Fil.
Estudio sobre las causas de las cosas, RAE, 2014). Puede verse en una palabra (Éx
15,23, Mará) o en una narración que explica un acontecimiento, como el caso de la
explicación dada en Gén 47,13–26 al impuesto territorial establecido por José.
c. Ritual: Descripción del modo en que una comunidad ha de realizar ceremonias,
como ofrendas de primicias en Dt 26,1–11 o las prescripciones para los sacrificios
(Lév 1–7).
d. Genealogía: Lista que indica quiénes fueron los antepasados o la relación existente
con ellos. Puede ser lineal, con una sola línea de ascendencia (10 generaciones
desde Adán hasta Noé pasando por Set, Gén 5), o puede estar dispuesta por en
segmentos (ramas), como en la lista de los hijos de Jacob en Gén 46, 8–27.
Conviene señalar que las genealogías antiguas no pretendían ser documentos
históricos. No se limitan a incluir la relación de consaguinidad, también pueden
indicar los vínculos establecidos por el comercio, la geografia y otros factores.
e. Bendición: Forma de discurso que confiere a alguien un poder eficaz (palabra
performativa). Cuando la bendición se da en el lecho de muerte (véase Dt 33) recibe
también el nombre de testamento.

Otros géneros literarios son más problemáticos. Los especialistas discrepan en su


manera de entender el mito, la saga, la leyenda, la novela breve o el relato corto, y
algunos de estos géneros pueden subdividirse en tipos muy concretos (p.eje., saga
familiar, etc.) lo que se pretende aquí es mostrar un abanico de posibilidades.
f. Mito: Las maneras de entender este término son muy variadas. Se ha definido como
una narración relativa a los dioses (H. Gunkel; en el AT, quizá sólo en Gén 6,1–4
respondería a tal definición). La RAE lo define como “narrración maravillosa
situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino
o heroico.
g. Saga: Relato novelesco que abarca las viscicitudes de varias generaciones de una
familia (RAE, 2014).
h. Leyenda: Narración interesada principalmente por lo maravilloso, lo milagro, lo
ejemplar (G. Coats); pretende edificar (cf. Gén 22,1–19; Núm 25, 6–12).
i. Relato: Narración dotada de una trama que suscita el interés creando una tensión y
resolviéndola. Puede proporcionar conocimientos históricos (aunque con cierta
docis de libertad) o estar simplemente orientada al entretenimiento, empleando
determinados motivos folclóricos. También se puede llamar “cuento” o “novela
breve”; ejemplos de relato pueden ser la historia de José o el libro de Rut.
j. Historia: Evidentemente, el género literiario de la historia tal como se concibe en la
mentalidad moderna no se puede aplicar al documento bíblico. Sin embargo, la
Bibla sí suministra historia en diversas formas. Recoge, sí, acontecimientos del
pasado, pero no exactamente tal como ocurrieron o como una persona de nuestra
época los recogería. Características de la historiografía son la secuencia
cronológica, la relación causa–efecto y el criterio selectivo. Como género, la
historia se puede encontrar en los libros de los Reyes, más que en el Pentateuco,
aunque en las narraciones patriarcales y del éxodo se han conservado algún tipo de
recuerdo histórico.
CAPÍTULO II
LOS LIBROS

1. INTRODUCCIÓN (Diaz Rodelas J.M.)

a. El Éxodo como punto de Partida

El origen de Israel como pueblo y, por tanto, el origen de la misma Biblia se sitúa en el
acontecimiento del Éxodo. Es decir, el Éxodo marca el momento en el cual Israel comenzó
a exisitir como pueblo, pues fue a partir de entonces cuando consigue lo que lo identifica
como tal: su “libertad”, una “ley”, una “tierra”, y un “Dios”. Según esto, el Éxodo puede
considerarse como el acontecimiento fundador de Israel, lo que lo constituyó como pueblo.
Hasta entonces, los hebreos eran sólo una serie de clanes o tribus, con la referencia muy
general a un tronco común, Abraham (Éx 2,11ss). El acontecimiento del Éxodo quedó
grabado con letras de fuego en la memoria histórica del pueblo; por ello Israel lo transmite
de generación en generación: “porque éramos esclavos en la tierra de Egipto; y el Señor nos
libertó” (Éx 13,8; Dt 6,20–25). La presencia de esta afirmación a lo largo de toda la Biblia,
donde se repite como estribillo, ha hecho que M. Noth, un gran biblista y conocedor
particularmente de la historia de Israel, la considere “la confesión de fe originaria de
Israel”. Como dice Alonso Shökel, en la Introducción al libro del Éxodo en la Biblia del
Peregrino, “El Señor será ya siempre para Israel `el que nos sacó de Egipto, de la esclavitud
´”.

De acuerdo con este significado, el Éxodo ha sido además un punto de referencia


capital en la historia del pueblo judío, pues, como se afirma en el ritual de la Pascua judía,
“cada cual tiene que considerarse de generación en generación como si hubiera salido él
mismo de Egipto”. Este acontecimiento impregnó el culto, las leyes, la literatura de Israel a
lo largo de toda su historia. Porque la transimisión de este hecho no se hizo sólo como
recuerdo frío de algo pasado, sino como una realidad que determina la vida del pueblo en el
presente; Israel existe porque el Señor lo sacó de Egipto “con mano fuerte y brazo
extendido”; el éxodo es presencia permanente en la memoria y en la vida del pueblo, pues
constituye la condición de su existencia como tal pueblo.

Antes de seguir adelante conviene indicar, sin embargo, que cuando hablamos de Éxodo
no entendemos sólo “la salida” de Egipto. “Éxodo” es un concepto mucho más amplio que
comprende todos los acontecimientos ocurridos desde la salida hasta la toma de posesión de
la tierra; salida de Egipto, camino por el desierto, donación de la ley y entrada en la tierra
de promisión.

b. Memoria y transmisión de los hechos

El recuerdo del Éxodo quedó grabado en la memoria del pueblo y se transmitió primero
oralmente. Llegados a la tierra prometida, los distintos grupos vinculados a éste o a aquel
“patriarca” se distribuiyeron por las distintas zonas geográficas de Palestina (Jos 13,1ss). La
vida de los distintos grupos era bastante autónoma y transcurría normalmente sin mayor
referencia al resto; no es extraño que aquel recuerdo se diversificara y se fuera coloreando
de acuerdo con los “intereses” de cad una de las tribus. Es lo que ocurrió con las razones
que explican el largo itinerario por el desierto, incluso con la ruta misma del Éxodo. De
acuerdo con algunas tradiciones, los 40 años que el pueblo de Israel recorrió por el desierto
a los largo de la península del Sinaí fueron un castigo que Dios infligió al pueblo, que, poco
después de la salida de Egipto se rebeló contra Yahveh, contra Moisés y contra Aarón (Éx
16,1ss). Frente a ello, en Éx 13,11 leemos: “Cuando el Faraón dejó marchar al pueblo, Dios
no los guió por el camino de Palestina, que es el más corto, pensando que si se veían
atacados, se arrepentirían y se volverían a Egipto, por eso Dios hizo que el pueblo diese un
rodeo por el desierto hacia el Mar Rojo”.

Los datos relativos al Éxodo resultan a veces tan dispares que, apoyándose en ellos, los
historiadores creen poder determinar que el Éxodo que nos cuenta la Biblia es en realidad la
fusión de dos éxodos históricamente diversos: el éxodo–expulsión y el éxodo huída. El
primero habría ocurrido en el s. XVI a.C. y habría consistido en la expulsión de un pueblo
semita, los hicsos, cuyo poder en Egipto se había ido haciendo cada vez más temible. Los
hicsos habrían dirigido pasos hacia el norte, bajando en determinado momento hacia el
oasis de Cadés, pero entrando definitivamente en la tierra de Canaán por el sur. El segundo
éxodo, se habría producido en torno al 1250 a.C., sería el otro grupo de semitas que se
habrían quedado en Egipto tras la expulsión de los hicsos, y que, guiados por Moisés,
habrían aprovechado una fiesta de primavera para huir de Egipto y de la esclavitud. Tras
escapar milagrosamente de un descatamiento egipcio que los atacó cerca del lago Sirbonis,
abandonaron la ruta del norte y dirigieron sus pasos hacia Cadés. Este grupo habría entrado
en Canaán por el este.
Sea lo que fuere de estas explicaciones, la relación de aquel acontecimiento del pasado
con el presente del pueblo favoreció la actualización del mismo: por ejemplo, Israel unió al
recuerdo de del Éxodo una serie de fiestas que se celebraban entre los pueblos nómadas
(pastores) y otras que se celebraban entre los pueblos nómadas (agrucultores); nacieron así
los distintos ritos de la Pascua: la inmolación del cordero, la fiesta de los ázimos… (cf. Éx
12). Ese proceso de adaptación del recuerdo de los hechos y las nuevas circunstancias
también hizo posible el desarrollo y la actualización de la Ley del Sinaí. Veamos un
ejemplo: cuando Israel llega a Canaán se encuentra con un culto idolátrico consistente en
guisar cabritos en la leche de su madre para ofrecerlos a la divinidad; esa práctica podía
constituir una tentación de idolatría para el pueblo y por ello, para evitarla, entre las leyes
dadas por Dios a Moisés en el monte Sinaí se incluye una que prohíbe comer cabrito cocido
en la leche de su madre (cf. Éx 23, 19).
Más todavía, con el paso del tiempo el acontecimiento del Éxodo se comvirtió en fuente
de inspiración para los poetas de Israel. Estos ampliaron también las tradiciones recibidas y
desarrollaron literalmente el “recuerdo” de los hechos. Veamos un ejemplo: cuando Israel
atravesó el Mar Rojo y fue liberado de la amenza de los egipcios, entonó cánticos de acción
de gracias por la liberación; se trataría de cantos espontáneos y populare, que salieron de
los labios de las mujeres israelitas (cf. Éx 15,20–21); con el paso del tiempo, ese cántico
espontáneo ofreció la base para un poema épico (Éx 15,1–19). Así, algo que era más o
menos normal, aunque extraordinario, se convierte en una epopeya que cantarán una y otra
vez los poetas de Israel a lo largo de siglos; según la visión del vidente de Patmos, la
cantarán incluso los elegidos en el cielo (cf. Ap 15,3)
Cuanto hemos dicho nos da una idea de cómo surgieron, se transmitieron y se
transformaron las tradiciones de Israel antres de ser puestas por escrito y ser recogidas
primero en relatos vinculados a determinados lugares o intereses y luego en una serie de
libros.

* * *

Más allá de las explicaciones, antiguas y más recientes, que puedan darse al problema de
los componentes y al proceso de composición del Pentateuco, a nosotros nos interesa el
producto final de ese proceso, es decir, el conjunto en el que han sido integrados aquellos
componentes. Esto es, nos interesa el texto del Pentateuco tal y como nos ha sido
transmitido por la tradición de Israel y por la Iglesia. Aunque decir el Pentateuco es decir
cada unos de los libros que lo configuran y que, más allá de la relación indudable que existe
entre ellos, constituyen unidades literarias completas en sí mismas.

2. GÉNESIS

Luis Alonso Schökel, La Biblia del Peregrino.

Introducción:

La tradición judía designa este primer libro de la Biblia con el nombre de “Bereshit”,
palabra con la cual comienza en su original hebreo. La posterior traducción al griego (s. III
a.C.) lo denominó “Génesis” y así pasó al latín y también al castellano.

La palabra “Génesis” significa “orígen o principio”. De algún modo, corresponde al


contenido del libro, ya que sus temas princiales pretenden mostrarnos en un primer
momento, el origen del mundo, por creación; el origen del mal, por el pecado; y el origen
de la cultura, de la dispersión de los pueblos, y de la pluralidad de las lenguas. En un
segundo momento, el origen de la salvación por la elección de un hombre: Abraham;
después, la era patriarcal, prehistoria del pueblo elegido: Abraham, Isaac, Jacob, y también
José.

Al comenzar la obra con la creación del mundo, el responsable de la composición actual


remonta la historia de la salvación hasta el momento primordial, el principio de todo, en un
momento de dar respuesta a los grandes enigmas que acosan el ser humano: el universo, el
cosmos, la vida, la muerte, el bien, el mal, el individuo, la sociedad, la familia, la cultura, la
religiión. Tales problemas reciben una respuesta no teórica o doctrinal, sino histórica, de
acontecimientos. Y de esta historia la humanidad es responsable. Pero tal historia está
soberanamente dirigida por Dios hacia la salvación.

División del libro

El libro se puede dividir en tres bloques: orígenes (1–11), Ciclo patriarcal (12–36), y Ciclo
de José (37–50). A través de estos bloques narrativos el autor va tejiendo una historia que
es al mismo tiempo su respuesta religiosa a los enigmas planteados.

El bien y el mal. Dios ha creado todo bueno (1); por la serpiente y la primera pareja humana
entra el mal en el mundo (2s); el mal desarrolla su fuerza y crece hasa anegar la tierra; a
penas se salva una familia (4–11). Comienza una etapa en que el bien va superando al mal,
hasta que al final (50), incluso a través del mal, Dios realiza el bien. Ese bien es
fundamentalmente vida y amistad con Dios.

Fraternidad: El mal een la familia humana se inaugura con un fratricidio (4) que rompe la
fraternidad primordial; viene una separación de hermanos (13; 21), después una tensión que
se resuelve en reconciliación (27–33); falla un intento de fratricidio (37) y lentamente se
corrompe la fraternidad de los hermanos (42–50).

Salvación: El pecado atrae calamidades, y Dios suministra medios para que se salven
algunos. del diluvio, Noé en el arca (6–9); del hambre, Abraham en Egipto (12); del
incendio, Lot (19); del odio y la persecusión, Jacob en Siria (28–31); de la muerte, José en
Egipto (37); del hambre, sus hermanos en Egipto (41–47). Esta gravitación de los semitas
hacia Egipto tiene carácter provisional hasta que se invierta la dirección del movimiento.

Historia y Arqueología:
La historia profana no nos suministra un cuadro donde situar los relatos del Génesis. Las
eras geológicas no encajan en la semana laboral y estilizada de Gén 1. El capítulo 4 expone
unos orígenes de la cultura donde surgen simultáneamente agricultores y pastores, donde la
Edad de Bronce y la del Hierro se superponen, dejando entrever o sospechar una era sin
metales.
Los patriarcas tienen geografía, pero no una historia. José está bien ambientado en Egipto,
sin distinguirse por rasgos de época o dinastía.
La arqueología ha podido reunir unos cuantos datos, documentos, monumentos, pinturas,
en cuyo cuadro genérico encajan bien los Patriarcas bíblicos; ese cuadro se extiende varios
siglos (XIX–XVI) a.C.). Hay que citar, sobre todo, los archivos Mari (c. XVIII a.C.), los de
Babilonia, testimonios de una floreciente cultura religiosa, literaria y legal, heredada en
gran parte de los sumerios. Este material nos ofrece un magnífico marco cultural para leer
el Génesis, aunque no ofrece un marco cronológico.

Mensaje religioso:
Dios interviene en esta historia profundamente humana como verdadero protagonista. En
muchos rasgos actúa a imagen del ser humano, pero su soberanía parece sobre todo porque
su medio ordinario de acción es la palabra. La misma palabra que dirige la vida de los
Patriarcas, crea el universo con su poder.
La aparición de Dios es misteriosa e imprevisible. Es la Palabra de Dios la que establece el
contacto decisivo entre el ser humano y su Dios. Como la Palabra de Dios llama e interpela
a la persona libre, el hombre y la mujer quedan engranados como verdaderos autores en la
historia de la salvación.
La Palabra de Dios es mandato, anuncio, promesa. El ser humano debe obedecer, creer,
esperar: esta triple respuesta es el dinamismo de esta historia, tensa hacia el futuro,
comprometida con la tierra y comprometida con Dios, intensamente humana y
soberanamente divina.

Epílogo: la relación del Génesis con el resto del Pentateuco


Díaz Rodelas, J.M.
El libro del Génesis constituye el presupuesto de los otros cuatro: de hecho sus últimos
capítulos nos narran las peripecias de José, el hijo de Jacob, su ascensión a los puestos más
elevados de la jerarquía política de Egipto y la llegada y establecimiento de los hermanos
de José en aquella tierra (Gén 37,1–50,26). Como se puede constatar las primeras palabras
del libro del Éxodo enlazan directamente con estas circunstancias (Éx 1,1–7), y sobre todo,
con el cambio de sutuación producido tras la muerte de José (Éx 1,1–7). De este modo,
aunque su temática no sea el Éxodo, el libro aparece en una relación tan estrecha con los
otros cuatro que se han considerado desde siempre un bloque, que los judíos llaman Torá,
es decir, “La Ley”, y los cristianos conocemos con el nombre de “Pentateuco”, es decir,
cinco estuches.
Ahora bien, la relación del Génesis con los cuatro libros que le siguen en la Biblia no la
establecen sólo los últimos capítulos: todo el libro se concibe como una prehistoria del
pueblo de Israel; en ella, desde el acontecimiento fundador del Éxodo, el autor sagrado mira
hacia atrás, hacia el pasado del pueblo en cuanto tal y al pasado del mundo en general, que
contempla desde sus orígenes.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN
1. LOS NOMBRES DE LOS LIBROS DEL PENTATEUCO
2. EL CONTENIDO DEL PENTATEUCO
3. ¿ESCRIBIÓ MOISEŚ EL PENTATEUCO?

CAPÍTULO I: LA FORMACIÓN DEL PENTATEUCO, HISTORIA DE LA


INVESTIGACIÓN

1. LOS COMIENZOS DE LA EXÉGESIS CRÍTICA


2. LA ELABORACIÓN DE LA TEORÍA DE LOS DOCUMENTOS
3. MODIFICACIONES Y FORMA FINAL DE LA TEORÍA DOCUMENTARIA
4. NUEVAS CORRIENTES EN LA INVESTIGACIÓN DEL PENTATEUCO
5. FORMAS LITERARIAS DEL PENTATEUCO

CAPÍTULO II: LOS LIBROS

1. INTRODUCCIÓN
2. GÉNESIS

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