Está en la página 1de 5

Diplomado en Formación Bíblica

ANTIGUO TESTAMENTO

Éxodo, Levítico, Números


De Egipto a Canaán

LOS TRES LIBROS

Éxodo
 La primera parte (Ex 1,1-15,21) pone en escena a Moisés, enviado por Dios para liberar a los israe-
litas, que los egipcios llaman hebreos. La serie de diez “plagas” infligidas por Dios al faraón y a su
pueblo desembocan en la liberación: la Pascua y el paso del mar.
 La segunda parte (15,22-24,11) comienza con los relatos sobre la estancia en el desierto, pero está
centrada en el don de la Ley (el decálogo) y la Alianza en el Sinaí.
 La tercera parte (Ex 24,12-40,37) tiene que ver con la construcción del santuario en el desierto: pri-
mero las directrices divinas, después su realización. Es interrumpida por el relato del becerro de
oro y la renovación de la Alianza.

Levítico
Este libro no contiene prácticamente relatos, sino únicamente rituales y leyes:
 en primer lugar, el ritual de los diferentes tipos de sacrificios (Lv 1-7);
 seguido por la consagración de Aarón y de sus hijos, los primeros sacerdotes (Lv 8-10);
 después dos conjuntos de leyes: las leyes de pureza (Lv 11-15) y la Ley de santidad (Lv 17-26);
 entre estas dos leyes, la cumbre del libro es el ritual de la fiesta de Kippur (Lv 16).

Números
 Después de la organización del pueblo, que empieza con un primer censo (Nm 1,1-10,10), los re-
latos se dividen en dos:
 primero retomar la marcha por el desierto (Nm 10,11-21,20),
 después el comienzo de la conquista de la tierra prometida (Nm 21,21-36,13);
 se incluye al final la sección sobre el adivino Balaán (Nm 22-24).

LA UNIDAD DE ESTOS TRES LIBROS

El comienzo del Éxodo (1,1-7) resume la lista de Gn 46,8-27 de parientes de Jacob que llegaron a Egipto;
y marca un nuevo capítulo en la historia, justificando un nuevo libro, pues indica que toda la generación
que bajó a Egipto ha muerto. Pero si seguimos leyendo, no vemos una separación tan clara entre Éxodo
y Levítico, ni entre Levítico y Números.

Podríamos afirmar que la división de esta larga sección del Pentateuco en tres libros no estuvo dictada
por la lógica del relato (ni por la consideración sobre la producción de rollos); esta división permitió al
editor final colocar al Levítico –el más breve de los cinco libros– en el puesto central.

Lo que cuentan estos tres libros centrales no se divide en secciones concretas, ni sigue indicaciones
parecidas a los títulos toledot. En Gn 12-50, las divisiones corresponden al papel predominante de per-
sonas concretas (Abraham, Isaac, Jacob y José), pero en estos libros los únicos protagonistas compara-
bles son Moisés y Aarón.
Ex, Lv, Nm De Egipto a Canaán – pág 2.

Un modo de entender el relato sería leerlo como una biografía de Moisés: comienza con su nacimiento
y salvación de la muerte siendo niño (Ex 2,1-10), y –si incluimos el Deuteronomio– termina con su muerte
en Moab (Dt 34). De hecho, hubo historiadores antiguos, como Filón y Josefo, y otros escritores judíos
tuvieron gran interés en una lectura biográfica de este relato.

Pero es también de resaltar que el interés del relato no se centra en Moisés, sino en el tema más amplio
de la conformación de un pueblo especialmente relacionado con YHWH, que le proporciona una exis-
tencia viable, lo preserva y lo prepara para desempeñar un papel especial entre las naciones del mundo.
Porque la historia no comienza con Moisés, sino con el sufrimiento de una nueva generación bajo un
nuevo jefe en Egipto; así queda claro desde el principio que el papel de Moisés está subordinado al
destino del pueblo. Esto se remarca también con el hecho de que mientras Moisés no entra en la tierra
prometida, el pueblo sí lo hará.

Propuesta de orden:
 Israel en Egipto (Ex 1,1-15,21)
 Israel en el desierto A (Ex 15,22-18,27)
 Israel en el Sinaí (Éx 19,1 – Lv – Nm 10,10)
 Israel en el desierto B (Nm 10,11-36,13)

ISRAEL EN EGIPTO (EX 1,1 – 15,21)

Esta primera sección cuenta una historia de liberación en circunstancias gravísimas y de un conflicto que
termina con la victoria del débil sobre el fuerte, del oprimido sobre el opresor:
 tras comenzar con pequeñas victorias (las parteras hebreas desobedecen al faraón, 1,15-21; Moisés
asesina a un brutal capataz egipcio (2,11-15),
 pasa al enfrentamiento en el terreno de la magia entre Moisés y Aarón, por una parte, y los magos
egipcios por otra (7,8-13);
 sigue un prolongado ejercicio de fuerza con un faraón testarudo,
 que culmina en la muerte de los primogénitos egipcios, la emigración masiva y la victoria final en
el mar.

Lo que da unidad a este relato, que cuenta una operación de rescate mediante intervención divina, es
el tema del primogénito en peligro:
 la campaña inicial genocida contra los esclavos hebreos culmina en una amenaza directa para los
niños varones y, por consiguiente, para los primogénitos (1,15-22);
 desde el principio se prefigura la amenaza de Israel como primogénito de YHWH (4,22-23);
 después Moisés es salvado de la muerte por la circuncisión de su primogénito, realizada por Séfora
(4,24-26);
 la prolongada negativa del faraón a liberar a Israel de la esclavitud, lleva a la muerte de su propio
primogénito y de los de sus súbditos;
 la liberación de la muerte se convierte después en victoria, que es celebrada con himnos de alabanza
(15,1-21).

Un posible esquema de esta sección:


 La opresión (Ex 1,1-22)

Diplomado en Formación Bíblica – Universidad Cristóbal Colón


Ex, Lv, Nm De Egipto a Canaán – pág 3.

 Presentación de Moisés (Ex 2,1-22)


 Vocación y misión de Moisés (Ex 2,23-4,17)
 Fracaso de la primera misión (Ex 4,18-6,1)
 La segunda misión (Ex 6,2-7,7)
 Las nueve primeras plagas (Ex 7,8-11,10)
 Muerte de los primogénitos y preparativos para la marcha (Ex 11,1-13,16)
 Partida de Egipto y liberación junto al mar (Ex 13,17-15,21)

Un comentario especial merece la anormal longitud de la descripción de las 10 plagas (Ex 7,14-10,29;
12,19-32):
 el término “plaga” solo se aplica a la décima; las nueve primeras son “prodigios” o “señales”;
 es un esquema bastante artificial, que parece recoger y sumar otros textos que usan “septenas” de
“actos de Dios” destinados a producir un efecto en el pueblo, pero que resultan inútiles:
- en Dt 28,27.35 se encuentran maldiciones vinculadas a alianzas (llagas, úlceras)
- en Am 4,6-12 se enumeran una serie de siete desastres que caen sobre el Israel infiel: hambre,
sequía, tizón y neguilla, langosta, una pestilencia indeterminada, derrota militar y terremoto
- en Ez 29-32 se encuentran oráculos que han podido influenciar el relato de las plagas
 intentar explicar este texto haciendo referencia a fenómenos naturales que ocurren de vez en
cuando en Egipto y el norte de África, puede parecer ingenioso, pero no ayuda en nada a compren-
der el sentido del relato (al que le importa poco o nada la verosimilitud);
 el tema recurrente del “endurecimiento del corazón” del faraón hacen referencia a la “fuerza y obs-
tinación de los hombres”, fuente del mal desde el origen;
 la intención de este relato es expresar el dominio universal, el carácter incomparable y el poder del
Dios de los hebreos, con miras a la liberación de los seres humanos.

Las narraciones más antiguas (ya legendarias) de este éxodo de Egipto fueron generando un “esquema
de éxodo” en la Biblia: un uso recurrente de esta historia de los orígenes nacionales para “fundar” (dar
fundamento) a otros momentos importantes del pueblo de Israel:
 este relato constituye el subtexto que usa el historiador para describir el cruce del Jordán (Jos 3,13-
17.23);
 también el Deuteroisaías (Is 40-55) contempla en el futuro un éxodo de la cautividad de Babilonia
y una vuelta a la tierra;
 parece que el redactor de Crónicas-Esdras-Nehemías quiere presentar el establecimiento de una
nueva nación como resultado del nuevo éxodo del cautiverio y de la ocupación del país.

EL VIAJE A TRAVÉS DEL DESIERTO (antes y después del Sinaí)


(Ex 15,22-18,27; Nm 10,29-36,13)

Las vicisitudes de Israel por el desierto han ofrecido un campo de interpretación alegórica y espiritual a
los fieles del judaísmo y el cristianismo; pues el desierto ha tenido y tiene una significación especial
tanto en la vida humana en general como en experiencia y tradición religiosa en particular:
 quienes se introducen en el desierto dejan atrás la seguridad de la vida sedentaria y entran en una
zona límite de peligro físico y espiritual;
 lugar que pone a prueba el cuerpo y tienta el alma, pues es “inmenso y terrible, con serpientes y
alacranes, un sequedal sin gota de agua” (Dt 8,15), morada de demonios y espíritus (Is 34,13-14);

Diplomado en Formación Bíblica – Universidad Cristóbal Colón


Ex, Lv, Nm De Egipto a Canaán – pág 4.

 también, para algunos profetas, el tiempo del desierto fue el de la inocencia y la intimidad con Dios,
una especie de utopía que se acabó cuando Israel sucumbió a las corruptoras influencias de la tierra
fértil (cf. Os 2,16-17; 11,1-4; Jr 2,1-3).

El Pentateuco nos ofrece un itinerario completo (Nm 33, 1-49) y dos fragmentarios (Nm 21,10-20; Dt
10,6-9) del recorrido entre Egipto y la frontera de la tierra prometida. La fuente principal (Nm 33) es de
origen sacerdotal, lo cual explica el significativo interés por la figura de Aarón. Excluyendo el punto
original de partida, en el itinerario se consignan cuarenta etapas de viaje, quizá en correspondencia con
los –también artificiales– cuarenta años en el desierto, aunque, naturalmente, no en proporción de una
etapa por año.

Aparte de la muy probablemente tardía adición de la estancia en el Sinaí, el lugar más importante del
recorrido lo encontramos en Cades (o Cades-barnea). Todo parece indicar que este sería el lugar central
donde se asentó la toma de conciencia original del nombre de YHWH, lo que dio lugar a una primera
etapa de actividad legislativa y judicial en vistas a la ocupación de la tierra. Está bastante claro que Cades
fue el punto de partida para la misión de reconocimiento y la zona de estacionamiento para la conquista
(Nm 20,14-21; Dt 1,19-46; Jos 14,6-7).

En las etapas finales del itinerario (Nm 13-21) el relato sacerdotal contempla el desplazamiento sucesivo
de un desierto a otro (de Sinaí a Farán, de Farán a Sin), sin que se puedan identificar con claridad, pero
hay un movimiento gradual en dirección a la frontera de Edom.

El texto sacerdotal quiere presentar a Israel como una comunidad cultual bien organizada, en la que
destaca la intervención divina en forma de fulgor, asociado con la tienda del encuentro; también ex-
tiende la misión de reconocimiento a todo el país, y la asigna a un grupo de representantes de las doce
tribus… Se entiende que, al dirigirse a las comunidades diseminadas después del destierro en Babilonia,
este texto sería leído como reflejo de los temores y esperanzas de quienes pensaban y deseaban retornar
a la tierra.

Al reconocimiento de la tierra sigue una larga sección (Nm 15-19) relativa a temas cultuales y a las
prerrogativas, beneficios y responsabilidades del clero. Caben pocas dudas de que estos capítulos cons-
tituyen una de las secciones más tardías del Pentateuco, pues gran parte de esta legislación comple-
menta las leyes del Levítico y representa, así, el estadio final de la halaká midrásica (interpretación rabí-
nica) antes de que se cerrara el canon.

Por tanto, gran parte del material de esta última sección refleja la situación de la comunidad judía a
comienzos del periodo pos-exílico:
 se reflejan los problemas a los que se enfrentaba esta comunidad, los temas debatidos y las luchas
entre facciones;
 ilustran igualmente el interés por la pureza ritual, que se convirtió en rasgo distintivo del judaísmo
pos-exílico temprano;
 también le interesaba el tema de la sucesión y la continuidad a los cargos de liderazgo sacerdotal
(Aarón-Eleazar Nm 20,22-29) y civil (Moisés-Josué Nm 27,12-23).

Diplomado en Formación Bíblica – Universidad Cristóbal Colón


Ex, Lv, Nm De Egipto a Canaán – pág 5.

ISRAEL EN EL SINAÍ (ÉX 19,1 – LV – NM 10,10)

Es curiosa la manera en que se nombra al Sinaí en Nm 33, como la estación número quince de las
cuarenta y dos del itinerario, sin ningún otro comentario ni referencia al don de la ley ni del importantí-
simo papel de Moisés, unido a otros poemas de fecha incierta (Dt 33,2; Jue 5,5; Sal 68,9.18) donde
aparece el nombre del Sinaí, pero sin conexión con Moisés o el don de la ley. Jue 11,14-18 no solo omite
una referencia del paso por el Sinaí como etapa del viaje, sino que transmite la impresión de que Cades
era la meta del viaje israelita desde el principio y el área de estacionamiento para la ocupación de Ca-
naán.

Los datos no solo apuntan a que Cades es la etapa más precisa e importante entre Egipto y Canaán sino
también a una actividad judicial y legislativa allí, primigenia, antigua, oscura pero importante en el desa-
rrollo de las tradiciones legales de Israel, pero que luego fue desplazada por una tradición posterior
sobre el Sinaí.

Así, la tradición sinaítica de la ley y la alianza se han superpuesto a una tradición más antigua centrada
en Cades, y esta super-imposición corresponde, desde el punto de vista literario, al momento en que se
insertó el gran bloque del Sinaí en la narración del desierto, y desde el punto de vista teológico, al papel
que quiere darle el redactor sacerdotal a la Ley de Santidad en el judaísmo pos-exílico.

El código de la Alinza (Ex 20,22-23,19)

Este código está presente en el libro del Éxodo, y reúne distintas capas en su proceso de redacción:
 prescripciones que suponen una sociedad rural poco estructurada (siglo XI a.C);
 una serie de prescripciones que podrían datar del período monárquico (siglos X-VI a.C) y que ofre-
cen numerosos puntos de contacto con el derecho mesopotámico;
 la redacción final (siglo V a.C) ha integrado otros elementos próximos al libro del Deuteronomio.

La Ley de Santidad (Lv 17-26)

Los textos de la Ley de Santidad parecen dispares. Agrupados por la tradición sacerdotal durante y
después del Exilio, a finales del siglo VI a.C, su unidad se encuentra en la teología que está en el fondo:
“Sed santos porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo” (Lv 19,1). Esta obligación de “ser santos” se
impone no solo a los sacerdotes, sino a todos los miembros del pueblo consagrado a Dios; por esto,
considera de forma muy realista las múltiples maneras de perjudicar a otro y humillarlo, para conducir
a la clave del mandamiento del amor al prójimo, también indicado por Jesús (Lv 19,18; Mc 12,28-34).

Diplomado en Formación Bíblica – Universidad Cristóbal Colón

También podría gustarte