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EUCARISTIA: sacramento de los sacramentos donde se concentra la totalidad de la vida cristiana.

PUNTO DE VISTA HISTORICO SALVIFICO:


Eucaristía: centro actualizante del misterio pascual, que por voluntad de Cristo se hace presente en la iglesia.
PUNTO DE VISTA ECLESIAL: Eucaristía: en ella se da la plena integración del Cristo individual y total. El
cuerpo sacramental se hace cuerpo místico: comunión de la Iglesia.
PUNTO DE VISTA COMUNITARIO Y PERSONAL: Eucaristía (dominical): centro de la vida Xtiana.
Salimos del ordinario para entrar en algo diferente donde se proclama la palabra y se recibe a Xto.
PUNTO DE VISTA SACRAMENTAL: Eucaristía: manifiesta la estrecha relación entre el rito objetivo, la fe
subjetiva y la mediación eclesial.

1. EUCARISTIA PREFIGURADA
REALIDADES VETEROTESTAMENTARIAS QUE HACEN REFERENCIA A LA EUCARISTIA:
PASCUA JUDIA: (Ex 12, 1-20; Dt 16, 1-8).
PASCUA COMO FIESTA PASTORIL DE PRIMAVERA
Pueblo nómada inmolaba animal pequeño en primavera, para pedir a las divinidades: fecundidad de ganados,
protección del rebaño y protección mientras iban de un lado a otro. Dos elementos: aspersión de la sangre,
comer cordero, hierbas y pan ázimo.
+PASCUA DEL EXODO:
Se historifica la fiesta, recordando el hecho central del pueblo: salir de la esclavitud de Egipto para participar de
la alianza.
Disposiciones: inmolar cordero, rociar sangre en las jambas y dintel de puertas, en la noche comían el cordero.
Es un rito semejante al pastoril pero el significado era muy diferente. Ahora es conmemorar la liberación.
Simbolismos de la fiesta antigua a partir de la liberación:
+ sangre cordero: liberación, salvación.
+hierbas amargas. Amargura de la esclavitud.
+pan ázimo: salida precipitada que impidió su fermentación.
+vestidos: sandalias, bastón= actitud de marcha
Los judíos celebraban como rito familiar: LIBERACION.
EXILIO: Ya no es un recuerdo del pasado, sino futuro: esperanza y liberación de parte de Dios. Pascua: no solo
éxodo, sino expectativa mesiánica.
+CONNOTACIONES EUCARISTICAS DE LA FIESTA DE LA PASCUA
Para nosotros, la eucaristía es como una nueva pascua, pues fue constituida en ese ambiente pascual.
Sustrato constitucional de las palabras del Señor: hagan esto en memoria mía. Esto es mi cuerpo, esta es mi
sangre. Revive el memorial de la pascua.
PASCUA UNIDA A LOS AZIMOS:
PASTORES. Celebración con corderos
AGRICULTORES: celebran 7 dias con panes azimos
Se unifican fiestas corderos y azimos. Los azimos simbolizan la rapidez de la salida de Egipto.
LA SANGRE DE LA ALIANZA:
EL HECHO: DIOS comienza a liberar al pueblo, hace una alianza: ustedes mi pueblo, yo su Dios.
El pacto se sella con 2 aspectos:
-rito de sangre: Moisés hace un altar con doce piedras, sacrifica novillos y asperje altar y pueblo con la sangre.
Se establece un pacto de comunión y vida.
-banquete de comunión: se realiza entre Dios y algunos representantes del pueblo. Era un rito de comunión y de
fidelidad.
CONNOTACIONES EUCARISTICAS:
Eucaristía: nueva alianza, nuevo rito, banquete de comunión, carne y sangre.
EL SACRIFICIO DEL SIERVO DE YAHVEH:
PERSONAJE: En Isaías, se hace referencia al siervo de Yahveh a un personaje, que más adelante el Nuevo
Testamento lo relacionara con jesus: elegido por Dios para una misión de carácter universal.
EL SACRIFICIO: Siervo de Yahveh, carga con los pecados siendo inocente.
CONNTACIONES EUCARISTICAS: Jesus se entrega por muchos y encuentra su carácter soteriológico. Es el
siervo que se entrega por todos.
LOS SACRIFICIOS:
a. Los distintos sacrificios de Israel
-Es una acción ritual: se celebra un encuentro mediante un rito.
-Holocausto: a la víctima se le ponen las manos en la cabeza, indicando que es de su propiedad. Se lleva al altar,
se quema y el humo que la consume sube hasta Dios. El holocausto es el sacrificio perfecto que se orece a Dios.
-Sacrificios pacíficos o de comunion: establecer buenas relaciones entre Dios y el hombre. Parte para Dios:
tripas y grasa, se quemaba sobre el altar. Para el sacerdote: pierna derecha y lomo. Al oferente: el resto.
-Sacrificios de expiación: restablecer amistad con Dios. El yom kimpur: por la casta sacerdotal: un toro. Por los
del pueblo: un macho cabrío. Único día donde entraba el sacerdote al sancto sanctórum. sacrificio de sangre,
siete aspersiones, se pedía perdón por los pecados propios y del pueblo y se llevaba el macho cabrío al desierto.
Es un rito demostrativo y de expiar los pecados. Expiación no se reduce al amor divino, sino que incluye la
reparación del hombre.
CONNOTACIONES EUCARÍSTICAS: sumo sacerdote ofrece sacrificio con sangre: cristo ofrece su sangre.
Sacerdote ofrece por sus pecados y por el pueblo. Cristo ofrece sólo por el pueblo.
MELQUISEDEC: sólo aparece en gn 13. Le ofrece pan y vino a Moisés después de la victoria. Hebreos lo
menciona y hace relación entre Cristo y Melquisedec. Padres de la Iglesia ven en el pan y vino de Melquisedec,
una figura eucarística.
EL MANÁ: don de Dios, signo de fidelidad, pan del cielo. Alimento de la era mesiánica.
Connotaciones eucarísticas: Jesús utiliza la figura del maná: alimento que Él da, alimento de vida, para el
camino.

EUCARISTIA PROMETIDA:
Cristo plenifica con la cruz, la salvación anunciada en el AT. La Encarnación se completa en la cruz. El
misterio pascual y el sacrificio de la cruz, es toda una pedagogía que se va revelando, se van viendo en la
eucaristía. Jesus va anunciando en cierto modo, la eucaristía:
MILAGRO DE LA MULTIPLICACION DE LOS PANES: no hay referencia directa de la Eucaristía, si hay
una intención de mostrarla: discurso pan de vida, abandono de discípulos y confesión de pedro. La iniciativa
parte de Jesus. Según relatos institucionales: tomo el pan, elevo los ojos, da gracias, lo parte y lo da, abundancia
de panes es un contexto pascual.
-El discurso: cristo baja a comunicarnos vida nueva. Comunion con Él es optar por la resurrección; se acepta
por la fe: comerlo es creer en Él. El hecho de comer y beber su sangre, No es sentido metafórico, si es
EUCARISTIA INSTITUIDA:
Se instituye en la última cena: Mt 25, 26-28. Mc 14,22-24 Lc 22, 19-29. 1co 11,23-26
Su autenticidad ha quedado clara desde el primer momento y sus palabras han sido protegidas. Los reltos de
institución se agrupan en dos relatos: PETRINA (MT Y MC) Y PAULINA (LC Y 1CO).

NOMBRES DE LA EUCARISTIA N.T.


+Cena del Señor=ultima cena. +fracción del pan=comida ritual. +eucaristía=dar gracias. +Sinaxis= asamblea
eucarística. +sacrificio espiritual=actualiza sacrificio de Cristo. +comunion=formar cuerpo con Él. +sacramento
del altar. +santos misterios. +viatico. +misa=misión.
COMUNIDAD QUE CELEBRA CON GOZO: pablo insiste en que ha recibido una tradición y que se trata
de comulgar con Cristo y con su cuerpo eclesial. No a la discriminación entre pobre y rico. Es un mandato del
Señor y quien bebe y come su cuerpo anuncia al Señor.
En los Hechos: enseñanza, fracción, comunion, y oración. Lucas en el caso de Emaús resalta: resurrección,
partir el pan, regresar a la comunidad. Hechos y Emaús: constituyen el núcleo central de la fe y la práctica de la
comunidad eucarística.
RELATOS DE INSTITUCION
LAS COMIDAS DE JESUS: jesus que no solo come con amigos sino con pecadores, hace de las comidas un
gesto de misericordia y de visión escatológica. La ultima cena es signo de servicio, acercamiento, participar de
su vida.
CENA PASCUAL JUDIA: la ultima cena realiza estos pasos:
Quidush: santificación, primera copa, primera bendicion, lavan manos, comida, pan azimo para comer y otro
para guardar.
Haggadah: segunda copa, relato de la liberación, beben, se come cordero y el pan que habían guardado.
Birkat: tercera copa, bendición, entona maravillas, y beben.
Hallel: cuarta copa, salmos y beben.
EL ACONTECIMIENTO DE LA RESURRECCION: Vida y muerte de jesus evocan un recuerdo; sólo la
resurrección es fuente de donde mana la eucaristía.
INTERPRETACION HERMENEUTICA:
COINCIDENCIAS: ultima cena al anochecer, fondo pascual, futura muerte, pan y vino=cuerpo y sangre, tomar,
partir, dar gracias, repartir, bendición, escatología, ultima cena=banquete del cielo.
DIFERENCIAS: lucas y pablo= POR VOSOTROS, DESPUES DE CENAR DICIENDO, ESTA ES MI COPA
DE LA ALIANZA. Mateo y marcos= SOLO DICEN TOMAD Y BEBED, TODO SE DA DESPUES DE LA
CENA.
Esas diferencias apuntan que los relatos vienen de dos traiciones diferentes. Una de pablo y lucas (paulina) mt y
mc (petrina)
ESTO ES MI CUERPO: IDENTIDAD. ENTREGADO: pasado, presente y futuro=redención de la cruz. POR
VOSOTROS: permanencia.
LA COPA DICIENDO Y PARA ELMPERDON DE LOS PECADOS= significando la participación de todos
en el mismo sacrificio de la cruz.
SIGNIFICADO TEOLOGICO: CENA. Comida ritual (riqueza humana y religiosa), contexto pascual, anuncia
la muerte y anticipa el reino. Es un sacrificio que adelanta la vida eterna (escatología). Es donación de jesus
para expiar los pecados reconciliándonos con Dios.

LA PATRISTICA:
LA DIDAJE: se fue dando una liturgización lenta, se separa el ágape de la cena del Señor, confusión si la
bendición era sobre pan eucarístico o pan ágape, oraciones, acciones de gracias, importancia de la comunion de
la iglesia.
IGNASIO DE ANTIOQUIA: edificación de la unidad, la llama EUCARISTIA: acción de gracias. Resalta
dimensión escatológica. Se opone al docetismo, defendiendo la encarnación: Cristo ha venido en su carne y nos
ha redimido con su sangre. Eucaristía: antídoto contra la muerte.
3. La eucaristía, sinaxis y prolongación de la encarnación: Justino (s.II)
Justino continúa y desarrolla el pensamiento de una «encarnación eucarística». La eucaristía es la continuación
del misterio de la encarnación por los signos del pan y el vino que son «carne y sangre de aquel mismo Jesús
que se encarnó». Justino afirma que el Logos incorpora a su ser los dones eucarísticos y los transforma
(epíclesis del Logos).

4. La eucaristía, centro de la historia de salvación y sacrificio de acción de gracias: Ireneo (s.II)

Para Ireneo, la eucaristía es el signo de la continuidad entre creación y salvación, y por eso el pan y el vino
materiales son asumidos por Cristo como sacramento de salvación. Quien no admite la creación como buena, no
puede celebrar la eucaristía, porque esta se basa en elementos cósmicos. Creación, cristología, eucaristía y
resurrección están íntimamente trabadas.

5. La eucaristía desde la relación “original-copia” en los Padres griegos (s.III-V)


a) Categorías platónicas de interpretación: El pensamiento de los Padres griegos se vierte en los moldes de
la filosofía platónica. Dos escuelas: alejandrina y antioquena. La relación entre idea celeste y realidad terrena
puede representarse como una relación entre original y copia, que refleja y contiene aquella realidad. Aplicado a
la eucaristía, los Padres griegos la entenderán como un símbolo real (copia llena de contenido) del Señor
resucitado (original). Se trata, por tanto, de una forma de explicar la eucaristía a la vez anamnética y epiclética,
dinámica y simbólica, sacramental
y real: los símbolos (symbolon) del pan y el vino son imagen (eikon), copia (typos) del cuerpo y la sangre de
Cristo, por los que se hace presente y nos hace partícipes, por la memoria (anamnesis) y el Espíritu (epíclesis)
de su entrega sacrificial, de su salvación pascual.

b) La eucaristía como sacramentalización del Logos: Escuela de Alejandría (s.III-V): Los alejandrinos
insisten en el eslogan teológico del intercambio divino: “Dios se ha hecho hombre, para que el hombre se haga
Dios”. Tal divinización se da en la Encarnación. La primacía la colocan en la Palabra de Dios, en el Logos y en
su participación en él por la eucaristía. El Logos se hace presente en virtud de la anámnesis de la encarnación.
Clemente dice que comer y beber el Logos es algo espiritual. Orígenes dice que la palabra es el verdadero
sacramento del Logos y el verdadero contenido de la eucaristía. Atanasio acentúa el carácter soteriológico y
divinizador de la eucaristía. Para Cirilo de Alejandría, tanto el cuerpo histórico como el cuerpo eucarístico de
Cristo, subsisten sólo en el Logos.

c) La eucaristía como sacramentalización del misetrio pascual: Escuela de Antioquía (s.III-V): Para los
Padres antioquenos, la eucaristía es el sacramento de la humanidad de Jesús, es presencia sacramental de su
obra salvífica. La transformación de los dones del pan y del vino se da por la anámnesis y la epíclesis. Juan
Crisóstomo insiste en la oblación de la Iglesia y de la acción salvífica de Cristo. Cirilo de Jerusalén insiste en la
presencia de Cristo en el pan y el vino, y en la unión con él por la comunión.

6. La eucaristía, misterio y presencia en los Padres latinos (s.III-V)

Unen dos conceptos: sacrificio y memoria. Hacen una lectura más realística de la eucaristía. Los Padres latinos
ya no se centrarán en el misterio, sino en los dones.

a) Tertuliano y Cipriano de Cartago (s.III): Tertuliano considera la eucaristía como el sacramentum del
pan y de la pasión del Señor. Cipriano resalta el carácter sacrificial de la eucaristía (sacrificium, memoria
passionis). Para él, la eucaristía es representación de la última cena, y el sacerdote presidente hace las veces de
Cristo (typus Christi).

b) El realismo sacramental de San Ambrosio (s.IV): San Ambrosio insiste en: la analogía e inseparabilidad
entre la Palabra y la eucaristía; la eucaristía es culmen de la iniciación, por la que el neófito se reviste de las
mismas disposiciones de Cristo; interpreta la presencia de Cristo en la eucaristía de modo más realista (Cristo
dispensator del pan vivo); describe la eucaristía en términos de historia de la salvación, es memorial que nos
hace partícipes de los frutos de la obra de Cristo: curación y perdón de los pecados, saciarse espiritualmente y
alimento sobrenatural de la Iglesia.

c) Simbolismo real eucarístico en San Agustín (s.IV-V): Agustín se mueve entre el realismo, el simbolismo
y el espiritualismo. Para él, la eucaristía es un “símbolo real” de todo el Cristo (totus Christus), de la cabeza y
del cuerpo (unidad eclesial). El fruto de la eucaristía es la unión de los cristianos con Cristo (sacramentum
unitatis et caritatis). “Recibimos lo que somos” y “somos lo que recibimos”. Para él, el corpus verum es la
Iglesia, mientras que el corpus mysticum es la eucaristía. Resalta también la dimensión escatológica de la
eucaristía, pues esta es sacramento en la peregrinación y encierra en ella la tensión escatológica del reino que
alcanzará su culmen en la resurrección.
d) San Isidoro de Sevilla (s.VI-VII): Hace una síntesis de realismo y simbolismo. La eucaristía es
sacrificium (memoria de la Pasión) y es sacramentum (es convertida por el Esp. Sto. En cuerpo y sangre de
Cristo). Isidoro insiste en el cambio real del pan y el vino en cuerpo y sangre; la transformación se da por virtud
del Espíritu; la consagración se da por la institución y la acción del Espíritu.

II. DOCTRINA EUCARÍSTICA DURANTE LA EDAD MEDIA (S.IX-XV)

1. Entre simbolismo y realismo: controversias eucarísticas de la Edad Media (s.IX-XI).

a) Nueva situación y factores de cambio en la concepción eucarística: Después de la patrística, se


desvanece la participación del pueblo debido a la falta de comprensión de la lengua; la Misa es vista como
consagración y no como acción de gracias; en cuanto a la presencia real, lo que importa ahora no es el qué se
hace presente, sino el cómo se hace.

b) Primera controversia sobre la eucaristía: entre realismo y simbolismo: Siglo IX – dos monjes:
Pascasio Radberto y Ratramno. Escribieron una obra con el miso título: De corpore et sanguine Domini. Se
preguntan acerca del cómo de la presencia. Radberto apunta al realismo. Él habla de mutación eucarística
(metabolismo) y dice que la carne sacramental no es otra que la que nación de María y murió en la cruz.
Ratramno, por otro lado, afirma que el cuerpo eucarístico no puede ser idéntico al histórico. Cristo está en el
cielo. Para él, existe un doble cuerpo de Cristo: el verdadero (veritas) del cielo, y el sacramental (imago) en la
eucaristía. Es cuerpo y sangre spiritualiter, mas no corporaliter.

c) Segunda controversia sobre la eucaristía: la defensa oficial del realismo: Berengario (s. XI) en su libre
De coena Domini, afirmo que el sacramento no puede ser otra cosa que semejanza, figura espiritual o virtual de
Cristo, pero no contiene su presencia real corporal. El pan y el vino pasan a ser símbolos, aunque no reales, del
cuerpo y la sangre de Jesús. Contra Berengario reaccionan Lanfranco de Bec y Guitmondo de Aversa
insistiendo en un realismo eucarístico de tipo físico y material. Esa visión la defiende el Sínodo Laterano bajo
Nicolás II.

2. Hacia una nueva clarificación de la presencia real: doctrina escolástica de la “transustanciación” (s.XI-
XIII).

a) Distinción entre “sustancia” y “accidentes”: La sustancia se refiere a la esencia, lo que hace al ser
subsistente en sí mismo, mientras que por “accidente” se entiende aquello que no existe en sí mismo, sino en
relación a la sustancia. Gracias a esta distinción, se reafirma el realismo eucarístico y se evita la identificación
del cuerpo histórico de Cristo con el cuerpo sacramental, ya que es su “esencia” y no las propiedades externas
de su cuerpo lo que estaría presente en la eucaristía. Quien hablará de “transustanciación” es Rolando
Bandinelli (Sententiae) que significa la trasmutación o cambio de una sustancia en otra de tipo superior.

La escolástica hablará de sacramentum tantum (signo externo), sacramentum et res (realidad significada por las
especies y contenida en ellas) y de res tantum (fin último). Este triple aspecto eucarístico fue introducido por la
Summa Sententiarum, generalizado por Pedro Lombardo.

b) La síntesis de Santo Tomás de Aquino (s.XIII): Su doctrina se resume en 4 puntos:


 La eucaristía es signo de salvación y medio para la vida espiritual del hombre. La eucaristía es signum
commemorativum de la Pasión y muerte; es signum communionis (unidad de la Iglesia); es signum
praefigurativum (prenda de la eterna comunión con Dios).
 La eucaristía es símbolo real del cuerpo y la sangre de Cristo. Los dones pasan a subsistir no ya en sí
mismos, sino en el mismo Cristo.
 La eucaristía es sacramento de gracia. Ella sustentat, auget (acrecienta), reparat, delectat (gustar,
esperar).
 La eucaristía es verdadero sacrificio. Es continuidad del sacrificio de Cristo en la cruz.

c) La Baja Edad Media o la crisis de las explicaciones escolásticas (s.XIV-XV): En estos siglos, el acento
recae en el tema de la transustanciación. El nominalismo acude a categorías de tipo fenoménico. Guillermo de
Ockan dice que la sustancia de un cuerpo no puede existir sin extensión o cantidad. Por eso habla de
consustanciación (el cuerpo de Cristo hace presencia simultáneamente con la sustancia del pan) o empanación.
J. Wicleff niega que la eucaristía sea sacrificio y que tenga validez cuando es celebrada por un mal sacerdote. J.
Huss dice que los fieles deben comulgar bajo las dos especies, según el ejemplo de Cristo.

III. REFORMA Y DOCTRINA TRIDENTINA (S.XVI)

1. Crítica de los reformadores a la doctrina y praxis eucarísticas (s.XVI).

a) Contexto de interpretación: Los reformadores reaccionan contra la recepción abusiva de las misas, la
distancia del pueblo, las misas privadas, la simonía, las misas de sufragio por vivos y difuntos… Ellos se
oponen a algunos postulados teológicos: frente a los méritos de hombre, anteponen la primacía de la gracia;
frente a los actos del sujeto, se hablará de la fe; frente al sacrificio, proponen la doctrina de la cena del Señor.

b) Enseñanza de Lutero respecto a la eucaristía: Lutero muestra un gran aprecio por la eucaristía (suma y
compendio del evangelio), pero muestra desprecio al uso que de ella se hace en la Iglesia. No niega la presencia
real, pero aclara que se da por virtud divina. Niega la transustanciación para defender la consustanciación.
Cristo está presente mientras dura la celebración (in usu); por eso se opone a la adoración eucarística. Lutero
afirma que la eucaristía no es sacrificio de la Iglesia, sino que sólo puede recibir la gracia del sacrificio único de
Cristo. Se opone a que la eucaristía sea presidida sólo por ministros ordenados.

c) Enseñanza de Zuinglio y Calvino: Zuinglio dice que el sacramento sólo es signo de fe. La presencia de
Cristo está sólo en la Palabra. El pan no es el cuerpo de Cristo, sino que lo significa solamente. Calvino afirma
que el sacramento no es sin más un medio de gracia, y tampoco un signo vacío, sino una clara notificación de la
presencia actuante de Dios por medio de su Espíritu. No acepta ni la transustanciación ni la consustanciación.
Sólo hay una presencia dinámica y operativa. Calvino rechaza el carácter sacrificial de la eucaristía.

2. Respuesta a los reformadores y doctrina del concilio de Trento sobre la eucaristía (s.XVI).

Trento busca rebatir los errores de los protestantes. La doctrina sobre la eucaristía aparece en diversas etapas y
sesiones del concilio: sesión XIII (Decreto sobre la eucaristía); sesión XXI (Doctrina sobre la comunión bajo las
dos especies); sesión XXII (Doctrina sobre el sacrificio de la misa).

a) La presencia real: Sesión XIII. La doctrina se concentra en 11 cánones, en donde interesan los dos
primeros: presencia verdadera, real y sustancia del cuerpo y la sangre de Cristo (c.1) y la defensa de la
transustanciación (c.2). El concilio reconoce dos presencias: natural (Cristo glorioso sentado a la derecha del
Padre) y sacramental (eucaristía).

b) El carácter sacrificial: Sesión XXII. Trento habla de la identidad entre el sacrificio de la cruz y el de la
misa, y lo fundamenta en la anámnesis, ya que la eucaristía es “memoria”. La eucaristía no repite ni hace un
nuevo sacrificio, es representación de aquel único e irrepetible sacrificio de Cristo en la cruz. Memoria no es
recuerdo subjetivo. El carácter sacrificial de la misa deriva no de la misma Iglesia, sino de la voluntad de Cristo.
Aquel Sacrificio fue cruento, el de la eucaristía es incruento.

IV. LA TEOLOGÍA EUCARÍSTICA DESDE TRENTO A NUESTROS DÍAS (S.XVI-XX)

1. Período postridentino.
a) Divergencias sin diálogo: La teología protestante comprende la cena del Señor de modo simbólico y
dinámico: el sacramento tiene una estructura de banquete. La teología católica entiende que la misa es un
sacramento eficaz, en que destaca lo ritual, la presencia real, el verdadero sacrificio.

b) Discusiones sin clarificación: Trento habló de la eucaristía como memorial del sacrificio y como
verdadero y propio sacrificio. Hay dos corrientes: la inmolacionista (sacrificio implica destrucción o
inmolación de la víctima). Los teólogos hispanos dicen que este aspecto se refleja en la doble consagración y la
separación de cuerpo y sangre. Melchor Cano lo ve en la fracción del pan. Belarmino lo ve en la destrucción
que supone el comer por la comunión. La otra corriente es la oblacionista (ve el carácter sacrificial más en la
oblación que en la destrucción). Los autores de la escuela francesa ven la misa como participación y
actualización de la entrega de Jesús al Padre (sacrificio celeste que se visibiliza en la misa).

2. Los preludios del Vaticano II (s.XX).

La renovación bíblico-patrística, teológica-eclesiológica y litúrgico-pastoral ha llevado a descubrir nuevos


horizontes. Hay que señalar el impulso que supuso el movimiento litúrgico. Guardini insiste en la relación entre
fe, celebración y cultura. Betz y Daniélou profundizan en el pensamiento eucarístico de los Padres. Rahner
impulsa un mejor conocimiento de la teología sacramental. Varios papas intervienen antes del Vaticano II: Pío
X (Tra le sollecitudini), Pío XII (Mediator Dei, Mystici Corporis).

3. La renovación del Concilio Vaticano II.

Sobre todo, en los números 1-13 y 47-59 de la Sacrosanctum Concilium. Se sitúan los sacramentos en la
dinámica de la historia de salvación. El concepto de sacramento se amplía, son entendidos como signos. Se da
centralidad al misterio pascual. Se insiste en la calidad celebrativa litúrgica de los sacramentos en cuanto
alabanza a Dios (culto) y santificación del hombre (justificación). La dimensión encarnada del sacramento y su
permanente necesidad de inculturación en las tradiciones, costumbres y mentalidad de los pueblos. Dimensión
personal del sacramento que supone, expresa y alimenta la fe; se necesita de la participación activa, consciente
y libre. Consideración de la liturgia y los sacramentos, sobre todo la eucaristía, como el culmen y fuente de la
vida y misión pastoral de la Iglesia. El n. 59 de la SC es primordial: referencia litúrgica (celebraciones),
referencia teológica (estructura trinitaria y centralidad pascual), referencia eclesiológica (sacramentos-
comunidad) o referencia pastoral (preparación, participación y vida).

4. Aportaciones del Catecismo de la Iglesia Católica.

Dos grandes verdades de la fe eclesial eucarística: la sagrada eucaristía culmina la iniciación cristiana
(n.1322) y que es fuente y cima de toda la vida cristiana (n.1324). La eucaristía significa y realiza la comunión
de vida con Dios y la unidad del pueblo de Dios (n.1325). El capítulo V gira entorno al sacrificio sacramental
(n.1356ss); el c.VI trata sobre el banquete pascual (n.1382ss). Frutos de la comunión: vivificación y
fortalecimiento, la conciencia de la misión, la separación del pecado y el perdón de los pecados veniales, así
como la preservación de futuros pecados mortales, renovación de la comunión eclesial, la interpelación sobre la
unidad d ellos cristianos, y el compromiso en favor de los pobres.

CAPÍTULO IV
LA EUCARISTÍA, MEMORIAL DE LA PASCUA

I. CONTEXTO Y SITUACIÓN

1. Perspectiva antropológica.

El hombre siempre tiende a recordar y conmemorar los acontecimientos del pasado que marcaron la historia
personal, familiar y social. Se trata de una verdadera necesidad humana.
2. Perspectiva teológica.

Para comprender bien la eucaristía, la categoría memorial (anámnesis) es fundamental. Para Israel, anámnesis
es actualización de los eventos salvíficos de una historia que camina dinámicamente hacia su plenitud (no es
una repetición cíclica). Memorial indica contemporaneidad de un acontecimiento pasado respecto a la
comunidad celebrante en el presente. La eucaristía constituye el punto de concentración en el que el pasado
salvífico (contenido de la memoria), el presente actual (comunidad celebrante) y el futuro escatológico (convite
mesiánico) se encuentran y coinciden en un mismo acontecimiento (la pascua), que siendo histórico es también
metahistórico.

3. Perspectiva litúrgica.

La representación y contemporaneidad se expresan a través de palabras y signos o ritos. Si por la palabra se


relata y refiere (narratividad) lo que sucedió y el sentido de lo que sucede (memorial), por el rito (signos) se
representa gestualmente el mismo acontecimiento, con la intención de actualizarlo y revivirlo.

II. COMPRENSIÓN HISTÓRICA

1. El vocabulario.

La palabra hebrea zikkaron es traducida en la versión griega de los LXX por mnemosynon o anámnesis.

2. En el Antiguo Testamento.

Varios fenómenos al respecto: vinculación de anamnesis con el “nombre” (el hombre pervive mientras su
nombre es recordado por Dios y por los demás); insistencia en la celebración memorial como puente entre el
pasado, el presente y el futuro; memorial implica el recuerdo de las maravillas de Yahvé y exige al pueblo
fidelidad y confianza; existe una relación entre signo y memorial: la celebración ritual evoca la liberación (de
Egipto) y la pertenencia al pueblo (alianza).

3. Nuevo Testamento.

Lucas y Pablo dicen que Jesús ordenó: “Haced esto en memoria mía”, pero Marcos y Mateo no lo hacen. La
mayoría de autores afirman que la expresión anámnesis hay que referirla al mismo Cristo. ¿De qué quiere Jesús
que se haga memoria? Pues, sencillamente, de él mismo, de sus palabras y obras, de su misión y misterio, que
quedan como concentrados de forma culminante en su pasión, muerte y resurrección. La eucaristía será
representación y actualización de la nueva pascua de liberación en la sangre de la nueva alianza que sigue
salvando al nuevo pueblo. J. Jeremías dice que el mandato de Jesús se podría traducir así: “Haced esto para que
Dios se acuerde de mí”. El mandato se asemejaría así a la petición venga a nosotros tu reino. La eucaristía es la
plegaria al Padre para que se acuerde de Jesús.

4. Época patrística.

San Justino, teniendo en cuenta que la comunidad primitiva se reúne el día del sol para celebrar la eucaristía,
dice que se hace en memoria de la encarnación y de la pasión del Señor. Los Padres griegos, sirviéndose del
esquema platónico (original-copia), dicen que la eucaristía es presencia actual conmemorativa de la pasión,
muerte y resurrección del Señor. Es presencia simbólica, pero objetiva y real del mismo sacrificio pascual de
Cristo. San Efrén habla de prolongación de la pascua de Cristo por la anámnesis. San Agustín habla de
memoria actualizadora de la historia salvífica, de la vida y misión de Cristo.
5. De la Edad Media a nuestros días.

La Edad Media evoluciona hacia una visión realista-aristotélica, concentrándose más en la presencia que en el
misterio. Se hablará luego de la eucaristía como sacrificio memorial del Señor. Santo Tomás dice que los
sacramentos son Signum rememorativum (del pasado salvífico), Signum demonstrativum (presencia salvadora
que nos unifica) y Signum prognosticum (anuncio de un futuro escatológico)… Zwinglio entiende la anámnesis,
no como presencia, sino como ausencia (sólo se recuerda a quien ya no está). Para los reformadores, anamnesis
es expresión de obediencia al mandato del Señor, mas no presencia real… Trento valora el concepto de
anamnesis para explicar el carácter sacrificial de la eucaristía, que es representación del sacrficio pascual de
Cristo… El Vaticano II llama a la eucaristía memorial de la muerte y resurrección de Cristo.

III. REFLEXIÓN SISTEMÁTICA

1. Memorial transtemporal.

Es memorial que se hace y celebra en el tiempo, pero cuyo contenido supera los límites del tiempo para situarse
en la esfera de lo metahistórico, de lo permanente y eterno. Tal memorial se realiza en el tiempo litúrgico. Este
es capaz de condensar el pasado, el presente y el futuro. El acontecimiento celebrado (misterio pascual) y la
misma celebración (eucaristía) son tiempo e historia.

2. Memorial objetivo.
Negativamente, memorial no significa “repetición”, pues no se puede repetir un acontecimiento único con sus
circunstancias espacio-temporales. Tampoco es “recuerdo subjetivo”, ya que remite al pasado, pero no lo hace
presente. Tampoco puede ser un recurso para la “ejemplaridad moral”.
Positivamente, memorial es el medio por el que somos atraídos hacia el acontecimiento, haciéndonos partícipes
de su fuerza y dinámica salvadoras. Es el medio o signo que condensa en sí el pasado (función rememorativa),
en el presente (función actualizadora), hacia el futuro (función profética). Todo ello se da en virtud del Espíritu
Santo. El memorial es más vital que cognitivo, más relacional que reflexivo.

3. Memorial pascual.

El contenido del memorial se concentra en el misterio pascual: implica toda la historia de salvación; implica el
misterio de Cristo (su encarnación y su vida); implica más directamente una relación de estos tres momentos
cristológicos: el cenáculo, el Calvario y la eucaristía. ¿Quién se hace presente: el Cristo pascual a nosotros, o
nosotros al Cristo pascual? No es el evento de la muerte y resurrección del Señor el que se comunica a nosotros,
sino más bien nosotros lo que nos comunicamos con el evento único por la participación en el pan y el vino
eucarísticos.

4. Memorial trinitario-epiclético.

El memorial eucarístico es siempre memorial epiclético, en un doble sentido: en cuanto que se hace memoria
del Espíritu enviado por el Padre y por el Hijo como don escatológico; y en cuanto que se invoca al Espíritu
para la transustanciación y la transformación de la comunidad en la caridad y en el amor. Es memoria trinitaria,
en cuanto que las tres Personas están implicadas en la misma obra salvífica.

5. Memorial de la Iglesia entera.

El memorial eucarístico no es sólo algo personal, es sobre todo algo comunitario. El “haced esto en memoria
mía” es precepto dado a los apóstoles y sus sucesores e indirectamente a todos los bautizados, obligados a
participar y comulgar. El sacerdote, al pronunciar la Plegaria eucarística, emplea siempre el plural. El memorial
es eclesial porque es la Iglesia entera la que ha recibido este mandato del Señor. En ella obra el Espíritu que lo
hace posible y es ella la que debe significarlo y celebrarlo. Ella no sólo es mediación necesaria, sino también
sujeto celebrante.

6. Memorial “simbólico” por los signos del pan y del vino.

El memorial eucarístico se da por la repetición de la fracción del pan y de la comunión, y por la palabra
oracional que es la anáfora. De esta forma, el memorial actualiza. Cristo mismo es quien elige los signos de pan
y vino. Es Él quien realiza el rito.

7. Memorial escatológico.

El memorial eucarístico no sólo acoge el pasado de una historia antigua de salvación, sino que también proyecta
su definitividad histórica en el hodie litúrgico. La eucaristía es memorial de aquel que ya ha realizado su obra en
la tierra, pero que todavía no ha llegado a plenitud.

IV. CELEBRACIÓN LITÚRGICA

Participar en la eucaristía no es sólo decir gracias, es principalmente sentir el corazón agradecido, llenarse de
gozo por la salvación, estar dispuesto a aceptar la dependencia y el amor de Dios. No somos nosotros lo que
hemos ganado la salvación.

No se puede celebrar la eucaristía sin sentirse implicados. El memorial celebra el “tránsito” de Cristo de la
muerte a la vida. Es “pasar”, en Cristo y con Cristo, de la esclavitud a la liberación.

La eucaristía no puede convertirse en un gesto esclavizante, en rito “obligatorio”, en participación establecida.


La eucaristía es, por el contrario, memorial de liberación y libertad.

Si toda eucaristía es una celebración ritual de la pascua, se deben resaltar aquellos signos y gestos que mejor
pueden expresar su sentido. Deberían cuidarse los gestos del sacerdote, la proclamación de la Plegaria
eucarística, el silencio oportuno.

CAPÍTULO V
LA EUCARISTÍA, BANQUETE FRATERNO

I. CONTEXTO Y SITUACIÓN

1. Perspectiva antropológica.

La comida o banquete fraterno constituye uno de los momentos privilegiados de la vida humana. La eucaristía
responde y se relaciona a la situación convivencial y festiva del banquete familiar o comida fraternos (ágape).
He aquí algunos elementos antropológicos que se revelan en la celebración de un banquete familiar-fraterno: el
acto de comer expresa una relación con la realidad creada (la tierra que produce los alimentos); la comida es
recuerdo de una tarea común de solidaridad (cuidado ambiental); la comida es signo del trabajo del hombre; la
comida es resultado de un proceso conflictivo y competencial de trabajo y de gestación; la comida manifiesta la
necesidad del hombre (limitación de la vida; la comida es signo de benevolencia y acogida (convivium); la
comida es momento de la relación y la comunicación interpersonal.

2. Perspectiva teológica.

El banquete se concretiza en el pan y el vino. Entre ellos se da una coincidencia (son símbolos del trabajo, de la
vida y la comunión familiar) y una complementariedad (el pan sacia el hambre; el vino sacia la sed. Uno es
fruto de la tierra; el otro lo es del sol). El pan y el vino expresan comunión con lo divino (concepción griega y
judía). El “rito de la mesa” tiene un sentido místico: el hombre accede a la intimidad de los seres superiores. De
ahí que Cristo escoja el pan y el vino: ellos sacian al hombre (hambre y sed). El banquete no es individual, sino
comunitario.

3. Perspectiva litúrgica.

Mientras los reformadores insisten en la eucaristía como “banquete”, los católicos se refieren a ella como
“sacrificio”. Algunos se preguntan por qué no se celebra en un contexto de convite fraterno si Jesús celebró la
pascua en el marco de una cena. Lo cierto es que la eucaristía no pretende reproducir exactamente todos los
detalles de una comida material. Las secuencias corresponden a: 1. Jesús se reunió y dialogó con sus discípulos
= asamblea y palabra. 2. Jesús tomó el pan y el vino = preparación de las ofrendas. 3. Jesús dio gracias y
pronunció la bendición = plegaria eucarística. 4. Jesús partió el pan = fracción del pan y preparación a la
comunión. 5. Jesús lo dio a sus discípulos = comunión.

Se trata de una comida fraterna simbólico-sacramental, donde lo importante es la capacidad y actitud de fe por
la que podemos unir el significante de la comida material (pan y vino) con el significado de la presencia
memorial del acontecimiento pascual.

II. COMPRENSIÓN HISTÓRICA

1. Escritura.

a) Antiguo Testamento: Pan y vino se emplean para expresar aspectos y momentos de la alianza de Dios con
su pueblo (ofrenda de Melquisedec; Elías come pan cocido; panes de la ofrenda en Jerusalén; maná del desierto;
panes ácimos – pascua anual). El vino es signo de alegría, fiesta, copa dolorosa… El pan y el vino en el AT,
eran ofrecidos para reconocer al Creador y conmemorar la liberación de Egipto. La comida festiva pone en
relación con la abundancia, la llegada del Reino; es signo de liberación y libertad, de paz y de abundancia; es
anuncio del reino mesiánico que convidará a pobres, esclavos y libres.

b) Nuevo Testamento: No hay duda de que Jesús realizó el rito del pan y el rito del vino. Él no cambia el rito
de las comidas festivas. Lo que cambia es el contenido y el sentido del rito (esto es mi cuerpo; esta es mi
sangre). Incluso cambia la forma de participar (en la costumbre judía, el padre comía primero; Jesús sólo dio a
comer y beber). Ahora el rito no remitirá a la antigua pascua, sino a la nueva. En cuanto a la comunidad
primitiva, Mc y Mt refieren juntos el rito del pan y el vino, mientras Lc y Pablo los separan interponiendo el
ágape.

2. Época patrística.

La tradición ha mantenido como signos esenciales el pan (de trigo) y el vino (de uva). La Didaché menciona
unas bendiciones en las que se mencionan el pan y el vino, pero situadas en un contexto de ágape. La Tradición
Apostólica menciona la leche y la miel para los iniciados (aunque pone el acento en el pan y el vino). S.
Cipriano (contra los acuarios) da importancia al pan y al vino. San Agustín habla de comida espiritual. S.
Isidoro vincula el sacrificium con el convivium.

3. Edad Media.

Pan y vino son la materia del sacramento. Inocencio III dice que hay que distinguir entre la forma visible (pan y
vino), la verdad del cuerpo (carne y sangre) y la virtud espiritual (unidad y caridad). El concilio de Florencia
reconoce la validez del uso tanto del pan fermentado como del ácimo. La forma del sacramento son las palabras
(de institución) del Salvador.

4. Concilio de Trento.
Defiende la licitud y valides de la costumbre de dar la comunión sólo bajo la especie el pan, pues no se opone a
la voluntad de Cristo, y Cristo se encuentra presente todo él en cada especie.
5. Vaticano II.

El pan para la eucaristía debe ser ácimo. El concilio valora más el carácter de banquete de la eucaristía. La única
materia es el pan de trigo y el vino de uva. Afirma que la comunión bajo las dos especies es la forma en que
más plenamente brilla el signo del banquete eucarístico (no contradice a Trento).

III. REFLEXIÓN SISTEMÁTICA

a) El banquete eucarístico, símbolo y realidad: Según A. Vergote, el símbolo es un signo en el cual el


significante ausente (lo representado) se hace presente por el nexo que lo une al significante presente (el
representante). La intención simbolizante (finalidad) hace que el representante o significante primero (pan y
vino naturales), en sí abiertos a una multitud de significaciones simbólicas (experiencias humanas), se oriente
hacia una significación simbólica concreta (pan y vino eucarísticos), que nos da el segundo significante. El
símbolo nos pone realmente en presencia de los simbolizado, pero no de un modo físico, sino de un modo
simbólico. El símbolo de la comida fraterna es así un símbolo lleno de realidad.

La eucaristía es simbólica y realmente un banquete fraterno, porque, gracias al significante primero (pan y
vino), el símbolo significante segundo (pan y vino eucarísticos) está lleno de experiencia humana; y gracias a la
intención simbolizante que atraviesa el significante segundo (palabras de consagración), por el poder del
Espíritu (epíclesis), el significante primero se encuentra lleno de realidad divina (presencia real simbólica del
Señor en su cuerpo y su sangre), y despliega todo su fruto en la transformación de la realidad humana
(comunidad eclesial).

b) La eucaristía, banquete pascual: Lo es por varias razones: el signo fundamental (pan, vino, palabras y
gestos) remite, representa y actualiza la última cena; los mismo que aquella cena, la eucaristía actualiza el
sacrificio de Cristo; el comer y beber el cuerpo y la sangre, expresa la comunión con el resucitado. En Cristo,
sacrificio y banquete forman una misma liturgia. La participación en el banquete es requisito de la alianza
pascual. No se trata sólo de comer y beber, sino de entrar en comunión con el Señor resucitado y con la Iglesia.

c) La eucaristía, banquete fraterno: La comunión eucarística significa la máxima unión con Cristo y con la
Iglesia. La eucaristía es un lugar de koinonía y de diakonía. La comida judía comprendía dos practicas
separadas que el cristianismo vincula: comida festiva del grupo y servicio de ayuda mutua (caridad). La
comunicación de bienes no se separa de la comida fraterna (Hch 6, 2).

IV. CELEBRACIÓN LITÚRGICA

a) Los signos del banquete: Cristo ha instituido la eucaristía bajo los signos de pan y vino. El signo del pan
debería recuperar todo su valor, de modo que apareciera como pan para ser comido. A partir del sigo XI, se pasa
del pan a la hostia (preparado por el clero), del partir el pan a la conmixtión, del alimento que se comparte a la
presencia que se adora. Hoy en día, es difícil concebir la eucaristía como comida y banquete fraterno.

b) La comunión en el banquete: La participación en el banquete conlleva la comida del banquete. Hay dos
alternativas: o se participa de la eucaristía con sinceridad (implica la conversión) o no se participa con
sinceridad (sin conversión). Se deben superar los prejuicios eucarísticos heredados: pensar que hay que
confesarse siempre que se quiera comulgar; creer que basta comulgar una vez al año o en fiestas importantes;
apartarse de la comunión por un sentimiento de temor; imaginarse que la comunión espiritual puede sustituir a
la comunión real.
CAPÍTULO VI
ESPÍRITU SANTO Y EUCARISTÍA

I. CONTEXTO Y SITUACIÓN

1. Perspectiva antropológica.

El hombre experimenta con frecuencia que la misma vida sobrepasa su capacidad de comprensión. Es como una
fuerza interior la que le impulsa a buscar una explicación y un sentido en una realidad superior. Se trata de esa
aspiración del deseo que quiere encontrar un sentido al misterio que le envuelve.

En los sacramentos, y en especial la eucaristía, nos encontramos con signos y símbolos que «dan que hablar»,
con palabras que dicen más de lo que se ve, con gestos que remiten más allá de lo que se hace. Pues una cosa es
lo que se ve, y otra lo que se cree; una cosa es el significante externo, y otra el misterio interno.

2. Perspectiva teológica.

La laguna que dejó la falta de suficiente consideración de la acción del Espíritu en occidente, fue superada por
el Concilio Vaticano II. Lo cierto es que ni la cristología, ni la eclesiología, ni la sacramentología pueden
olvidar la importancia de la presencia y acción del Espíritu en la obra de la salvación. La transformación eficaz
del sacramento y de la comunidad sólo puede suceder en virtud del poder del Espíritu del Señor resucitado.

3. Perspectiva litúrgica.

La liturgia no ha olvidado la explicitación de la presencia y acción del Espíritu en sus sacramentos. Sin
embargo, en el canon romano la epíclesis queda un tanto oscurecida y no aparece explícitamente formulada la
presencia santificadora del Espíritu.

II. COMPRENSIÓN HISTÓRICA

1. Escritura.

El espíritu se describe en el A.T. como la fuerza o poder divino que actúa en la creación y en la historia, a través
de los diversos personajes. Este espíritu aparece como promesa que se anuncia en el plano individual al Rey
mesiánico; en el plano colectivo a todo Israel; en el plano universal para todas las gentes.
Cristo es el momento privilegiado de la actuación de Dios por el Espíritu, cuyo misterio-vida-misión aparecen
en todo momento como una “obra del Espíritu”. Tres son los momentos especiales en lo que aparece esta
presencia actuante del Espíritu en Cristo: la Encarnación, el bautismo en el Jordán y el sacrificio de la cruz.
También se “encarna” el Espíritu en la Iglesia. Ella es la continuación y visibilización histórica de la obra
trinitaria, que tiene su origen en Dios Padre, y se manifiesta por Cristo en el Espíritu. La Eucaristía es signo
sacramental de esa manifestación.

2. Tradición patrística.

a) Testimonios litúrgicos: Mientras Oriente dio especial importancia a la epíclesis como elemento decisivo de
y para la consagración, Occidente dará más importancia a las palabras de la institución como elemento decisivo
de la eficacia transformadora de los dones del pan y del vino. Cirilo de Jerusalén, en sus Catcquesis, cuando
pide expresamente que el Espíritu Santo haga y transforme (metabállein) el pan y el vino en el cuerpo y la
sangre de Cristo. Este último tipo de epíclesis será el que terminará imponiéndose en Oriente, e incluso en
Occidente.

b) Testimonios no litúrgicos: También los Padres dan fe de la importancia del Espíritu en la eucaristía, y en
concreto en relación con los dones y la comunión. Justino nos habla de una epíclesis eucarística al Logos, en
comparación con la epíclesis o acción del Espíritu en la encarnación. San Juan Crisóstomo dice que el sacerdote
hace descender el Espíritu para que santifique los dones presentados. San Agustín dice que la eucaristía es
Sacramento hecho visible por intercesión de los hombres, pero santificados por la acción invisible del Espíritu
Santo.

3. A partir de la Edad Media.

La Edad Media trae consigo la ruptura con la Iglesia oriental. Entre las causas estén: el empleo del pan
fermentado
(orientales) frente al pan ácimo (occidentales); la atribución de la consagración al Espíritu (orientales), frente a
la atribución a las palabras de la institución (occidentales).

a) Santo Tomás: Es el Espíritu Santo quien actúa en el sacrificio eucarístico como virtus principal. El agente
principal de la eucaristía es el Espíritu Santo, unido al poder instrumental de las palabras que proceden del
mismo
Cristo, y que pronuncia el ministro de la Iglesia.

b) Reformadores: Según Lutero, los sacramentos deben atenerse a las palabras de Cristo. Y, aunque nadie
niega directamente la relación con el Espíritu en esas mismas palabras, sin embargo, en la teología eucarística
de los luteranos no se valora esta referencia.

4. Vaticano II.

En la LG se nos describe el doble movimiento: de descenso, desde la iniciativa del Padre, por mediación del
Hijo, en la fuerza del Espíritu; y de ascenso, en el impulso del Espíritu, por la mediación redentora de Cristo, al
Padre. Es el mismo Espíritu el que realiza la eucaristía y la unidad eclesial, siendo el agente principal del cuerpo
eucarístico y del Cuerpo místico. El Espíritu Santo es quien vivifica la carne de Cristo en la resurrección y
también lo hace en la eucaristía.

III. REFLEXIÓN SISTEMÁTICA

1. La eucaristía, signo central de la intervención gratuita de Dios en la mediación de la Iglesia.

Aunque toda la celebración es en alguna medida epiclética, hay un momento especialmente significativo de esta
epíclesis (consagración), que no debe ser interpretado de forma mágica (como si Dios automáticamente tuviera
que realizar en ese momento el milagro), ni tampoco exaltando la «sacra potestas» del ministro (como si Dios
tuviera que someterse a las palabras pronunciadas por un hombre). La transformación de los dones son
consecuencia de la acción del Espíritu, invocado por la oración y la predicación de la Iglesia, siguiendo el
mandato del mismo Señor. El ministerio de la Iglesia aparece de modo especial en la eucaristía como un
ministerio que se ejerce «in persona Christi capitis» (pues re-presenta a Cristo cuando pronuncia las palabras),
«in virtute Spiritus Sancti» (pues es el Espíritu la fuente eficaz de la presencia de Cristo), e «in nomine
Ecclesiae» (pues es representando ministerialmente la mediación eclesial como se realiza el misterio de la
eucaristía).

2. La eucaristía, sacramentalización eclesial central de la obra de Cristo en el Espíritu.


Es claro que la eucaristía actualiza la historia de la salvación, que tiene como centro a Cristo. El Espíritu Santo
es quien prolonga y posibilita el encuentro con Cristo, así como también continúa la dinámica de una
historización comenzada y realizada en Cristo. La Iglesia es la primera y fundamental historización del Espíritu
de Cristo. Él es quien “hace” a la Iglesia, así como hizo crecer el cuerpo físico de Cristo en la Encarnación. Pero
el Espíritu también se hace Iglesia, por eso se le llama “alma de la Iglesia”. Esta es sacramento del Espíritu.

3. La eucaristía, transformación creatural y eclesial por y en el Espíritu.

En la epíclesis se distinguen dos momentos: “momento cristológico” (antes de la consagración) y el “momento


eclesiológico” (después de la consagración). Del primer momento decimos que la Iglesia hace la eucaristía, y
del segundo momento decimos que la eucaristía hace la Iglesia. La eucaristía es una acción trinitaria
(perijorésica) en la que intervienen el Padre, por el Hijo, en el Espíritu, en la mediación de la Iglesia y del signo
sacramental que le es propio (palabra, pan-vino). Es en la eucaristía en la que vuelve a producirse aquel
maravilloso intercambio por que Dios se hizo hombre, para que el hombre se haga Dios.

IV. CELEBRACIÓN LITÚRGICA

1. Epíclesis eucarística y extraeucarística.

El Espíritu Santo está presente en toda la acción de la Iglesia. La liturgia no sacramental (Liturgia de las Horas,
celebraciones diversas) también deben considerarse como el lugar en el que el Espíritu es pedagogo de la fe del
pueblo de Dios. El Espíritu de Dios actualiza y renueva la obra salvífica y hace crecer a los fieles en santidad.
Pero también la liturgia sacramental, en cada sacramento, incluye una epíclesis que los signos signifiquen y
realicen lo que simbolizan.

2. De la transformación eucarística a la transformación real de la vida.

La transformación que produce en nosotros la eucaristía debe trascender los límites de la liturgia. Se hace
necesaria también una trasformación subjetiva, comunitaria y eclesial que implica un cambio de relación: con
uno mismo, con los demás, con el mundo creado y sobre todo con Dios.

CAPÍTULO VII
EUCARISTÍA, SACRAMENTO DEL SACRIFICIO

I. CONTEXTO Y SITUACIÓN

1. Perspectiva antropológica.

Hoy la sociedad no aprecia el sacrificio ni el olvido de sí para abrirse al otro. Cada quien busca su propia
comodidad y placer. Pero lo cierto es que la vida misma reclama algunos sacrificios que no podemos evitar.
Pero también nos podemos imponer algunos sacrificios que exigen una fuerte voluntad. La ventaja que trae esto,
es que podemos encontrarnos con nosotros mismos descubriendo las propias limitaciones. El sacrificio nos
ayuda a salir fuera de sí para encontrarse con los demás y sobre todo con el OTRO, el absoluto: Dios.

2. Perspectiva teológica.

La eucaristía representa la autodonación de Cristo para la salvación, la expiación de los pecados y la nueva
alianza de comunión con Dios. Los Padres de la Iglesia vieron la eucaristía como imagen llena de la realidad
que representa: presencia del misterio total de la pascua y memorial del sacrificio de la cruz.

3. Perspectiva litúrgica.
La Liturgia siempre ha encontrado formulaciones adecuadas para expresar el carácter sacrificial de la misa,
aunque no faltan las críticas respecto a las anáforas actuales que denotan cierto lenguaje victimista, así como la
pobreza de los signos por los que se expresa este misterio.

4. Sacrificio en la Biblia: Antiguo Testamento.

La Biblia no dispone de un término genérico para designar “sacrificio”. Según V. Warnach, sacrificio es la
presentación hecha a Dios en forma ritual por parte de un miembro de la comunidad delegado para ello
(sacerdote), de un don concreto (vivo) con el cual el sacrificante se identifica, a fin de expresar la propia
autodonación; su finalidad estriba en llegar a transformarse con el mismo don. Sería como la donación plena del
hombre a Dios en obediencia, amor y fidelidad.

5. Sacrificio de Cristo: Nuevo Testamento.

El sacrificio abarca toda la acción salvífica de Jesús. Supone la abolición de los sacrificios antiguos. El
sacrificio de Cristo es la entrega total que de su persona hace Cristo por amor y como hombre-para-los-demás.
En los relatos de Institución, se destaca la entrega de Jesús pro nobis, pro vobis, pro multis, pro peccatis. Así
también lo atestigua Pablo y Hebreos. También los primeros cristianos entendieron la dinámica del sacrificio:
no se trataba de algo material o cruento, sino de algo espiritual: la propia vida agradable a Dios. Más que
banquete sacrificial, la eucaristía es banquete de comunión con Cristo que se entrega por todos.

6. Sacrificio de la Iglesia.

Es la entrega que en unión con Cristo hace de sí misma la Iglesia, en sus miembros. No se trata de un sacrificio
distinto al de Cristo. La eucaristía es representación memorial del sacrificio de Cristo, es decir, sacramento del
sacrificio de Cristo, en cuanto representación y actualización memorial y dinámica del mismo e irrepetible
sacrificio.

+ Tradición patrística.

Padres como Clemente Romano y Justino hablan de la eucaristía como prosphora (sacrficio). Para participar de
ella se pide reconciliación y pureza. Ireneo dice que Dios no necesita de nuestro sacrificio, sino que nosotros
necesitamos ofrecer algo a Dios: la propia vida en el amor. Pero poco a poco la atención se centrará en los
dones, polemizando a los gnósticos que despreciaban los elementos de la Creación. Por eso san Cipriano dará a
esta oblación el nombre de sacrificio. No se trata de un nuevo sacrificio, sino memorial del único sacrificio.
Después de Nicea, se decantan dos líneas de explicación: la de la escuela alejandrina (eucaristía como
comunión con el Logos) y la de la escuela antioquena (eucaristía como memorial del sacrificio de la cruz). San
Isidoro de Sevilla sostiene que la eucaristía es sacrificio, pero también sacramento.

+ Edad Media.

Los medievales hacen cierta disociación entre sacrificio y sacramento, poniendo el acento en los dones
objetivamente considerados como signo de la presencia real del Señor. Santo Tomás dice que en este
sacramento se representa la pasión de Cristo, ya que contiene al mismo Cristo. Ya que se dio más importancia a
la transustanciación que al sacrificio, se tiende más a la adoración que a la participación.

+Reforma y concilio de Trento.

Lutero rechaza los abusos que se presentan en la praxis eucarística y concibe el “memorial del sacrificio” de
forma distinta. Trento defiende la doctrina sobre la eucaristía como sacrificio memorial de Cristo. El sacrificio
de la misa es memoria llena de realidad objetiva.
+ Vaticano II y documentos posteriores.

El Concilio Vaticano II no sólo habla de sacramento y sacrificio. Va más allá: habla de centralidad y
participación en este sacrificio, que es también de la Iglesia y de sus miembros que se ofrecen a sí mismos junto
con la victima divina. Esta enseñanza es desarrollada posteriormente en la Ordenación del Misa Romano, en la
Mysterium fidei y en la Eucharisticum mysterium. Pero el que mejor sintetiza es el CEC.
II. REFLEXIÓN SISTEMÁTICA

A) La eucaristía, símbolo y realidad sacrificial.

La estructura de la celebración eucarística se desarrolla según un ritmo ternario de oblación, sacrificio y


comunión. El gesto de la ofrenda del pan significa una separación del uso común utilitario. Esta ofrenda
constituye por sí misma el lazo simbólico de intercambio y encuentro entre el hombre y Dios. Ella pasa a ser
sacrificio cuando se renuncia de modo radical a su uso inmediato. La comunión dará el punto culminante a esta
unión iniciada en la ofrenda en dos planos: vertical (comer y beber supone participación con Dios y de Dios) y
horizontal (relación con los demás comulgantes). Las ofrendas indican que su fuente está en el Creador. “Pan y
vino son símbolo social: fruto del trabajo conjunto de la humanidad” (González de Cardedal).

B) Del sacrificio único de Cristo al memorial del sacrificio de la eucaristía.

a) Sacrificio único e irrepetible: El término ephapax en el NT, se utiliza para expresar la definitividad de la
muerte irrepetible y de la salvación originada por ella. Es un acontecimiento que permanentemente está
sucediendo, por eso es posible que se participe y se comulgue en cada tiempo.

b) Interpretaciones del sacrificio de Cristo: ¿Qué es lo que se hace presente y permanece? W. Kasper afirma
que el sacrificio se da en toda la vida de Jesús, no sólo en la cruz. J. Jeremías dice que Jesús da a su muerte un
sentido expiatorio. Lo cierto es que la muerte de Cristo sí tiene un carácter expiatorio, pero no es un sacrificio
cruel o victimista, sino una entrega y servicio a la humanidad. Es un “morir-por” para “vivir-por”. M Gesteira
entiende que la diakonía de Jesús es su sacrificio, es decir, que la novedad del sacrificio de Cristo consiste en
rendir un servicio a Dios, no a través de la mera negación de sí mismo, sino de la entrega abnegada en favor de
los otros. Para A. Vanhoye, el sacrificio de Cristo es sobre todo un sacrificio existencial, no un sacrificio ritual.
René Girard ve el sacrificio de Jesús como una oportunidad por la que el Señor quiere revelar a un Dios que se
rebela contra toda violencia, ya que en el AT las victimas expiatorias constituían un transferit de expiación y
reconciliación. Para Girard, la eucaristía es representación simbólica del acontecimiento sacrificial de Cristo.

c) La eucaristía, sacramento del sacrificio de Cristo: La Iglesia cree firmemente que el sacrificio de Cristo,
su entrega y servicio existencial hasta la muerte-resurrección, se hace presente en la eucaristía “in mysterio”, “in
sacramento”. No se trata de un recuerdo subjetivo o un estímulo moral. Es una presencia real de Cristo.

C) Sacrificio de Cristo y sacrificio del Cuerpo de Cristo, la Iglesia.

a) De la pro-existencia al sacrificio: La muerte de Jesús en la cruz es el acontecimiento más sacrificial de su


vida, y lo que le da ese valor sacrificial a su muerte es su obediencia y sumisión amorosa al Padre, y su entrega
solidaria para la salvación del mundo.

b) El sacrificio de Cristo y los sacrificios de los hombres: El sacrificio de Cristo condensa el sentido de los
sacrificios veterotestamentarios: perdón de los pecados, alianza, consagración existencial. Los ritos antiguos
traían consigo un sistema de separaciones, pero el sacrificio de Cristo trae la unidad perfecta: entre Dios y la
víctima, entre víctima y sacerdote, entre el sacerdote y el pueblo. Sólo quien estuviera lleno del Espíritu podría
llevar a cabo tal sacrificio.
c) Del sacrificio de Cristo al sacrificio de la eucaristía: No hay distinción entre el sacrificio de Cristo y el
sacrificio de la eucaristía. Es original (distinto al de las religiones), relativo (depende totalmente de Cristo),
memorial (memoria del acontecimiento pascual) y eclesial (tal presencia sacrificial sucede en la mediación de la
Iglesia). J. Betz: «La misa como oblación de la Iglesia es un sacrificio propio (DS 1751), pero no absoluto; es
un sacrificio, pero no independiente, sino relativo y memorial. El sacrificio absoluto es y seguirá siendo el
sacrificio de la cruz.

d) La eucaristía, sacrificio del Christus totus: La eucaristía es también «sacrificio de la Iglesia», sin que por
ello se quiera ni repetir, ni añadir, ni hacer un doble del sacrificio único de Cristo. Las razones fundamentales
son éstas: En primer lugar, si la eucaristía es un sacramento, cuya estructura es la de una comida fraterna con los
elementos celebrativos que la componen, esto quiere decir que es una acción de la Iglesia, en cuya mediación
visible se realiza el acto sacramental. Esto requiere una participación. En segundo lugar, podemos llamar a la
eucaristía sacrificio de la Iglesia porque, siendo el sacrificio de la Cabeza-Cristo, no puede no ser también en
alguna medida el de su Cuerpo-la Iglesia. La Iglesia, asociada a Cristo sacerdote, es sujeto de la acción
eucarística, oferente en acción de gracias con Cristo víctima, mediación visible de la mediación invisible de
Cristo. L a participación de la Iglesia en el sacrificio de Cristo consiste en el asentimiento a la gracia de Cristo,
a su “ser-para-nosotros”. Es un “sí” existencial. En tercer lugar, si Cristo es el nuevo Adán, la Cabeza de la
nueva humanidad, y su obra salvadora debe prolongarse y llegar a todos los hombres, es preciso que en la actual
economía se requiera la participación y la mediación eclesial. En cuarto lugar, podemos afirmar que el sacrificio
de la Iglesia sucede a través de un doble dinamismo: como movimiento que procede de la Cabeza hacia el
cuerpo
y como movimiento que retorna del cuerpo a la Cabeza, en cuanto que en la eucaristía se recogen los mil
sacrificios de la vida de la Iglesia

III. CELEBRACIÓN LITÚRGICA

a) El sacrificio de los cristianos.

Antes de hacer liturgia, el cristiano es por su vida una liturgia viviente. Antes de ofrecer un sacrificio, entiende
su vida como un sacrificio espiritual. El único sacrificio que agrada a Dios, debe tener estas características:
referencia al misterio pascual, carácter espiritual, dimensión eclesial, realización existencial.

b) Los sacrificios de la humanidad y el sacrificio de la eucaristía.

Celebrar el sacrificio de Cristo, el de la Iglesia y el de la propia existencia cristiana no puede dejarnos


indiferentes ante los mil sacrificios que atraviesan la historia cotidiana de los hombres. En este signo se puede
condensar el principio de una transformación, de una lucha por la justicia, de una solidaridad que prolongue la
obra de Cristo entre los hombres, de una antisacrificialidad fundada en el sacrificio del amor. La gratuidad del
amor de Dios, debemos expresarla en la gratuidad del amor por los hombres.

c) Los signos sacrificiales de la eucaristía.

No se podrá prescindir del símbolo de la cruz. El signo del sacrificio lo constituye la celebración total de la
eucaristía. Se manifiesta en los momentos principales de la liturgia eucarística, como son: presentación de
ofrendas (se significa la fuente de todo don creatural que es Dios), la plegaria eucarística (verdadero sacrificio
de Cristo), la comunión (fruto y finalidad del sacrificio).

CAPÍTULO VIII
EUCARISTÍA, PRESENCIA REAL, VERDADERA Y SUSTANCIAL

Perspectiva antropológica
Existen para el hombre muchas formas de hacerse presente y estar presente tales son: la imagen estática, la
imagen viviente, pero entre todas la más excelente desde el punto de vista humano es la presencia física del
propio cuerpo y la presencia espiritual. Por lo tanto, es importante recordar que Cristo en la eucaristía asume el
máximo grado humano de la presencia interpersonal haciéndola posible desde su existencia gloriosa.

Perspectiva teológica

La presencia real de Cristo en la eucaristía ha suscitado siempre preguntas importantes y ha enfrentado al


creyente de forma muy especial con el misterio y la grandeza del poder de Dios y cuando se quiso racionalizar u
objetivar materialmente la comprensión de este misterio, se vino a largas discusiones sobre el que, y el cómo de
esta presencia.

PERSPECTIVA LITURGICA

Hoy el acento se pone más en la celebración misma que en la adoración, más en la participación litúrgica que en
los actos extralitúrgicos.
Por tanto, la presencia eucarística del señor debe entenderse también desde la presencia extra eucarística en la
iglesia y en el mundo, y la presencia en el pan y vino eucarísticos debe comprenderse así mismo desde las
diversas formas significantes de la presencia de Cristo en la eucaristía.

ACLARACIONES TERMINOLOGICAS

Presencia real:
En el caso de la eucaristía es la presencia no de una cosa u objeto, sino de la persona del mismo Cristo
resucitado, con el que, gracias a su auto donación por la muerte y resurrección, nos encontramos y entramos en
comunión.
La eucaristía se da una presencia verdadera, real, sustancial, permanente, relacionada.
- Sustancia-accidentes
Sustancia ha servido a la iglesia para expresar la identidad de los dones consagrados con el cuerpo y la sangre
de Cristo, poniendo tan identidad en el núcleo esencial de esta realidad y no en su apariencia de pan y de vino
que no cambia.
Es importante recordar que en comparación con accidente sustancia designa un ente que negativamente no es
determinación inherente de otro, ni su principio metafísico parcial.
La sustancia es una manera de expresar la realidad personal del resucitado, con insistencia en la identidad entre
la realidad personal del Jesus terreno y la del Cristo resucitado y eucarístico.

TRANSUSTANCIACION

La tranbsustaciaciòn no es aniquilación, es más bien mutilación a algo mejor, ennoblecimiento, la sustancia del
pan y vino se convierten en algo mejor.
La transustanciación es la transformación de las sustancias del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Cristo,
que acontece en la eucaristía, sobre todo en la anáfora con las palabras de consagración, y en virtud del poder de
Dios por Cristo y el Espíritu, permaneciendo la realidad de las apariencias sensibles.

a) Transfinalización-transignificación

la sustancia del «pan-vino» se define por su relación al hombre, por su destinación y finalidad. De modo que,
por la consagración, Cristo cambia objetivamente esta sustancia del pan, es decir, su destinación, su función, su
finalidad, viniendo así a recibir un nuevo significado y a ser signo verdadero de su presencia activa y de su
santificación.
El problema que esta interpretación plantea en algunos casos es el de pretender suplantar, y no integrar, la
transfinalización-significación en la realidad de la transustanciación, con lo que no se salvaría el cambio radical
ontológico que se da en el pan y el vino consagrados.
- Esto es lo que viene a decir el papa Pablo VI en la encíclica Mysterium fidei: “Realizada la
transustanciación, las especies de pan y de vino adquieren, sin duda, un nuevo significado y un nuevo fin,
puesto que ya no son el pan ordinario y la ordinaria bebida, sino el signo de una cosa sagrada y el signo de un
alimento espiritual; pero en tanto adquieren un nuevo significado y un nuevo fin en cuanto contienen una
"realidad" que con razón denominamos ontológica.”
e) Consustanciación
Significa que, en la eucaristía, aunque se hacen verdaderamente presentes el cuerpo y la sangre de Cristo, co-
existen sin embargo con las sustancias del pan y del vino, sin que se dé una verdadera transformación de las
mismas.

b) Concomitancia

concomitancia» se entiende «la presencia de Cristo entero, íntegro, en su cuerpo y sangre, en su naturaleza
humana y divina, bajo cada una de las dos especies, de tal manera que en el pan no sólo se encuentra la
«sustancia» o realidad del cuerpo, sino la realidad personal entera de Jesús con todo lo que ésta implica; y lo
mismo bajo la especie del vino». Con ello se afirma sencillamente que Jesús está presente en la eucaristía como
persona, y como persona viva, abarcando la totalidad de su ser y existir, de su misión y su misterio, de su
muerte y resurrección.

III. COMPRENSIÓN HISTÓRICA

1. Escritura

debemos encontrarlas en el Nuevo Testamento, y de forma especial en los relatos de la institución.


El sentido semántico de las palabras arameas (y de la versión griega), que Cristo empleó «sugieren que Cristo
entregó el pan y el cáliz a sus apóstoles con una palabra «indicativa» y con una palabra «explicativa»
b) Esta interpretación realista se manifiesta claramente en Pablo.
Pablo habla de «cuerpo entregado por vosotros» (1 Cor 11,24; Lc 22,19) se refiere no sólo al cuerpo que se
entrega a la muerte, sino también al cuerpo que se entrega como comida.
La referencia al acontecimiento futuro («os daré»); el uso del verbo trogein (= «masticar»); el efecto
escatológico («vida eterna»); el efecto de la unión que permanece («permanece en mí»); la interpretación
espiritual («el espíritu es quien da la vida»; Jn 6,62-68) frente a una manducación naturalista y cafarnaíta.
Hay que afirmar que tanto el mandato de Jesús: «Haced esto en memoria mía», como la «entrega de su cuerpo-
sangre» tienen un sentido realista, y no un sentido metafórico simbólico.

2. Patrística

Los Padres, ya desde el principio (reacción contra los gnósticos), afirmaron y explicaron la presencia real de
Cristo en la eucaristía de muy diversas maneras.
Expresiones que emplean para indicar el cambio o transformación que se da en los dones del pan y el vino. Se
utiliza también la expresión «llegar a ser-devenir» (gr. gignomai, gigneszai. Lat. fieri). Es un «hacerse» que
tiene su analogía en la encarnación del Logos.
Otro grupo de expresiones giran en torno a los verbos «santificar», «consagrar» (gr. agiazo, agiazein. Lat.
sanctificare, consecrare). Se emplea sobre todo respecto a la intervención de Dios por su Espíritu para la
transformación de los dones.

3. Edad Media
En el siglo IX, y más tarde en el siglo XI, tienen lugar las controversias eucarísticas. Mientras Pascasio
Radberto subraya la plena identidad del cuerpo sacramental con el cuerpo histórico, Ratramno insiste en la
distinción de ambos; en cambio, Berengario niega esta presencia real, ya que el pan-vino son sólo signo
(sacramentum), que indican simbólicamente la «res sacramenti» o cuerpo y sangre de Cristo en el cielo.
Sínodo Romano (1059 y 1079) defiende la identidad del cuerpo eucarístico con el cuerpo histórico de Cristo, y
exige a Berengario la confesión de fe en la conversión del pan-vino en el cuerpo y la sangre de Cristo.
También el concilio Lateranense IV afirma, contra los cataros y albigenses, que «el cuerpo y la sangre de Cristo
están contenidos verdaderamente en el sacramento del altar bajo las especies del pan y vino.
el concilio Florentino (lo mismo que antes el de Constanza) afirma la presencia de Cristo entero en c El
problema de la presencia de Cristo entero en cada una de las especies, fue un problema discutido en la Edad
Media, debido a que los conceptos corpus caro sanguis se consideran en su sentido concreto como partes del
hombre, y porque lo real viene a identificarse con lo objetivo, lo mensurable, lo físico y carnal a Cada una de las
especies.
El concepto de substancia será la clave para superar una distinción que pone en peligro la identidad, aunque
resalta las diferencias.
Pero la presencia de Cristo en la eucaristía «ad modum substantiae» se consolida sobre todo con Santo Tomás.
El autor, no tiene dificultad en afirmar que en la eucaristía se encuentra el cuerpo y la sangre de Cristo, es decir,
el Cristo entero (totus Christus). La eucaristía se encuentra no sólo el cuerpo y la sangre de Cristo, sino su
cuerpo entero con toda su estructura orgánico-corpórea, pero sacramentalmente «per modum substantiae».

4. El concilio de Trento

Lutero no rechaza la presencia de Cristo en la eucaristía. Lutero, además de no aceptar el concepto substancia ni
el de «transustanciación», rechazando el imponerlo como dogma de fe, acepta el concepto de
«consustanciación».
Zuinglio defiende una presencia meramente espiritual de Cristo, como alimento del alma, que la acoge en la fe.
El pan y el vino permanecen como elementos materiales ordinarios. Calvino explica el tema de forma original
pues no es Cristo el que desciende al altar, a las especies de pan y vino; sino nosotros los que somos elevados
hacia él.
Así se aclara el fundamento, sentido y alcance de la transustanciación. Su fundamento está en las mismas
palabras de Cristo y en la tradición permanente de la Iglesia; su sentido es el de la afirmación del hecho de la
conversión sustancial de los elementos y de la consiguiente identidad de los mismos con el cuerpo y la sangre
del Señor.

5. Impulsos de renovación durante el siglo XX

El siglo xx trajo consigo un intento de renovación y revisión de la doctrina sobre la presencia, y en concreto
sobre la transustanciación. En cuanto a los autores que más se implicaron en esta revisión, se pueden destacar
los siguientes: O. Casel, en cuanto que al insistir en la presencia del misterio y en la categoría de memorial, H.
de Lubac, que con su «Corpus Mysticum» pone de manifiesto la íntima relación de la eucaristía con la Iglesia y
viceversa. B Welte, que intenta explicar el sentido del cambio eucarístico por el nuevo sistema de relación, por
el que una cosa se convierte en otra.

6 Vaticano II y documentos posteriores.

a) La eucaristía es memorial de la presencia del sacrificio de la cruz. (SC 47 Cf SC 6,10, LG 28, PO 13)
b) b) La eucaristía es a la vez sacrificio y sacramento, es sacrificio en cuanto es sacramento y viceversa.
(EM 3b, MF 34)
c) c) La presencia de Cristo en la eucaristía es diversa y está relacionada con otras presencias. Cristo está
siempre presente a su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica.
d) d) La presencia en las especies de pan-vino se da continuando el encargo del Señor a los Apóstoles y en
virtud de la epíclesis. (CEC 1373).
e) Se trata de una presencia singular, que eleva a la eucaristía sobre los demás sacramentos, e implica las
siguientes características: «En el santísimo sacramento de la eucaristía están "contenidos verdadera, real y
sustancialmente el cuerpo y la sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo y, por
consiguiente, Cristo entero"»(MF 39)» (CEC 1374).
f) La transustanciación no se puede reducir a la transfinalización ni a la transignificación, aunque las
implica. (MF 11. Cf. CEC 1375-1376).
g) La presencia de Cristo en las especies es permanente y dura todo el tiempo que éstas subsisten: «La
presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración y dura todo el tiempo que subsistan
las especies eucarísticas. (CEC 1377-1378).
h) h) La eucaristía es y permanece un misterio, cuya explicitación y fórmulas de fe debe proseguirse, pero
«de modo que al progresar la inteligencia de la fe permanezca intacta la verdad de la fe» (MF 15ss.25).

IV. REFLEXIÓN SISTEMÁTICA

a) Memoria, presencia, transformación escatológica

El Vaticano II ha insistido en la presencia y actualización del misterio pascual en la liturgia, y de forma especial
en la eucaristía, donde esta presencia aparece relacionada con las palabras del Señor (anamnesis), con el poder
del Espíritu (epíclesis) y con la comunión (koinonía). La presencia de Cristo en la eucaristía hay que entenderla,
en primer lugar, como una continuación de su presencia en medio de los hombres.

Por tanto, la transustanciación eucarística es, a la vez, la concentración simbólica real, la realización en el hodie
litúrgico eclesial para cada uno de los participantes, la anticipación sacramental de una transformación en Cristo
y por el Espíritu, que sólo llegará a manifestarse en plenitud al final de los tiempos.

El símbolo eucarístico contiene la realidad personal simbolizada de Cristo. Su verdad es la misma persona de
Cristo. De ahí que la transustanciación pueda entenderse también como una transformación simbólica, como un
cambio sustancial del símbolo del pan y el vino que remiten, contienen y son, en virtud de la palabra creadora
de Cristo y el poder del Espíritu, verdadero cuerpo y sangre de Cristo.

Las características de esta presencia son, por tanto: Una presencia verdadera, real y sustancial; una presencia
personal y total de Cristo entero; una presencia que prolonga de modo especial la encarnación; una presencia
pascual y escatológica; una presencia sacramental y mistérica por el pan y el vino; una presencia actual y
dinámica, relacionada y finalizada; una presencia destinada a transformar las personas y la comunidad eclesial;
una presencia que asocia y compromete en la transformación del mundo; una presencia, en fin, anticipatoria y
anunciadora de la plenitud escatológica.
La presencia eucarística tiene, pues, una clara finalidad: la koinonía o participación de los creyentes, su
transformación real en Cristo, en su cuerpo que es la Iglesia, su «transustanciación

b) Transustanciación, transignificación, transfinalización

Según esta concepción, la realidad material debe entenderse no como realidad objetiva independiente de la
percepción del sujeto, sino como una realidad antropológica y relacional, estrechamente vinculada a la
percepción humana. Así, el pan es pan en relación con el hombre principalmente.

En la eucaristía lo que sucede precisamente es que Cristo mismo, por su Palabra, expresada en la anáfora-
consagración, cambia el contexto relacional del pan y el vino, les confiere una nueva y original relacionalidad:
de ser pan y vino materiales pasan a ser pan y vino espirituales; de ser alimento natural pasan a ser alimento de
vida eterna.
La conversión eucarística o «transustanciación» es, pues, causada no por la Iglesia ni por el hombre, sino por la
acción trascendente e incondicionada de Dios. Es la Iglesia la que con su fe percibe la nueva realidad y confiesa
la nueva relación, y reconoce el nuevo significado (transignificación) del pan y del vino.

c) Transustanciación, misterio pascual y plenitud escatológica

El principio de inteligibilidad del misterio eucarístico se encuentra no fuera, sino dentro del mismo, en aquello
que más propiamente lo constituye: el Cristo pascual que viene a su Iglesia, y que es, sí, muerte y resurrección,
pero también parusía. La eucaristía es, sobre todo, la venida personal del Cristo pascual a la Iglesia y a sus
fieles, en la actualidad permanente de su sacrificio.

Que la transustanciación puede ser mantenida no en sentido bio-químico, sino en su sentido patrístico, como
asunción escatológica de los elementos por parte de Cristo glorioso «que viene», y que por ello resulta su
inmediata sustancia.

d) Transustanciación y ontología relacional

«si el ser de Cristo no puede separarse de su obra, o sea, si el ser de Cristo es un "ser-para-Dios y para-los-
demás", entonces todo el contenido real del mensaje cristiano debe entenderse en sentido relacional». La
exigencia de una ontología relacional aplicada a la eucaristía se deriva del hecho de que en ella se trata de unas
relaciones y de una realidad de naturaleza personal. Y la persona, por su esencia, debe verse dialógicamente, es
decir, relacionalmente.

V. CELEBRACIÓN LITÚRGICA

a) Presencia expresada de modo plural diferenciante


- La presencia en la asamblea
- La presencia en la Palabra, acompañándola de los signos que le dan relevancia: procesión con
evangeliario, velas e incienso, aleluya, canto, monición
- La presencia en la caridad, remitiendo la colecta y otros signos de caridad al amor entregado por los
demás de Cristo, que se manifiesta en justicia y solidaridad comunitarias...
- La presencia en la anáfora, y sobre todo en la consagración, acompañando con gestos de veneración sin
exageraciones (genuflexión, elevación), con proclamación reverente y clara...
- La presencia en la comunión, destacando el sentido de la participación plena, la exigencia de la
transformación personal, la esperanza activa en la transformación escatológica.

b) Duración y permanencia de la presencia

La Iglesia confiesa que la presencia de Cristo permanece no sólo durante la celebración, sino también después
de la misma, mientras duran las especies.
. Esta presencia llegó a su punto culminante en la Encarnación, por la que «El Verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros» (Jn 1,14). Esta continuación, de modo analógico, sucede en la misma Iglesia y dentro de ella, de
modo privilegiado, en la eucaristía.

c) De la participación a la adoración y la solidaridad

1. La adoración eucarística es una adoración trinitaria, que implica la actitud de agradecimiento y admiración al
amor de Dios Padre, la mediación salvadora de Cristo, y el don gozoso y consolador del Espíritu.
2. La adoración es tiempo exterior y espacio interior para una concentración de la vida en Cristo, confesando su
presencia activa permanente, su cercanía y acompañamiento, en orden a la transformación personal y social.

EUCARISTIA-COMUNION
Si la consagracion es el máximo punto de la presencia, la comunion es la máxima expresión de la unión con
Cristo. La eucaristía es para ser comida.

LOS EFECTOS DE LA COMUNION

A. LA UNIÓN TRANSFORMANTE EN CRISTO:


La eucaristía no sólo da la gracia, sino que nos une al autor de la gracia. Somos incorporados al cuerpo glorioso
de Cristo.
• La Sagrada Escritura:
El Antiguo Testamento, habla de que, en los sacrificios, la víctima era comida por la familia, para significar la
entrada a la comunión con la divinidad. El Nuevo Testamento, nos indica que, en la Última Cena, Jesús de una
forma imperativa dice: coman, beban, estos son mi cuerpo y mi sangre.
San pablo insiste en que es una comida que dispone al encuentro con Cristo ahora y en el más allá. Jesús aclara
que es necesario comerlo para estar unido y permanecer con Él.

• Los padres de la Iglesia:


- Clemente de Alejandría = bebed la sangre del Señor. Por la eucaristía participamos de la eternidad de
Cristo.
- Cirilo de Jerusalén: la eucaristía nos hace consanguíneos con cristo.
- Hilario: en la eucaristía avanzamos, por medio de la comunion hacia esa unidad plena con el Padre.
- Juan Crisóstomo: así como María se hizo una sola con Cristo en la Encarnación, comulgando nos
hacemos una sola carne con Cristo.
- San Agustín: no me convertirás tú en ti, como carne de tu carne, sino que yo te convertiré en mí.
- León Magno: los que comulgan, llevan a Cristo allá donde van.
- Cirilo de Alejandría: no es una relación afectiva, sino una participación carnal.

• Teología y Magisterio: La teología medieval se centra en el efecto cristológico, es decir, se obra la


verdadera unión con cristo. En el siglo XIV Se habla de la Theiosis, es decir, de la participación en la realidad
divina, Cristo vive en mí. Concilio de Florencia recuerda que el efecto del sacramento no es otra cosa que la
adhesión propia a Cristo.
Conclusión:
*La eucaristía no solo tiene la gracia, sino que contiene al mismo autor de la gracia: Jesucristo.
* se da una configuración con Cristo
* el efecto inmediato de la eucaristía es la cristificación, es una participación del hombre en la naturaleza divina.

B. DIMENSIÓN NEUMATOLÓGICA: Con la comunión se acrecienta la vida de gracia, las virtudes


teologales y los dones del Espíritu.
San Efrén: cuerpo de Cristo, causa de toda caridad.
Trento llama a la Eucaristía: alimento que nos llena de Gracia, antídoto contra el pecado mortal.
DOS EFECTOS:
- Lucha contra el pecado.
- Aumento de la gracia.

C. EDIFICACIÓN DE LA IGLESIA
La Eucaristía no solo simboliza la unidad de la Iglesia, sino que es fuente y culmen. Es allí donde se crea la
unidad de los creyentes.
• SAGRADA ESCRITURA: La eucaristía es memorial y además comida de comunión que se celebra
después de un sacrificio. Es proclamación de la resurrección que une a la comunidad a la experiencia del
domingo. Pablo afirma: comemos un mismo cuerpo y formamos un mismo cuerpo.
• PADRES DE LA IGLESIA: unidad de los cristianos, espigas diversas se amasan en un mismo pan:
signo de la unidad eclesial.
- San Ignacio: una carne, una sangre, un altar, un obispo. En la Eucaristía se da la unidad eclesial.
- Cipriano: El agua unida al vino y los granos de trigo en una misma masa, simbolizan la unidad de los
cristianos.
- Hilario: la unidad de la Trinidad nos llega por la eucaristía.
- Crisóstomo: los que comulgan se convierten en cuerpo de Cristo.
- Cirilo de Alejandría: por la eucaristía nos hacemos iglesia y hacemos iglesia.
- San Agustín: relaciona Cristo, iglesia y eucaristía.

• EL MAGISTERIO: Teología medieval se olvida del carácter sacrificial, soteriológico y escatológico y


se centra en la presencia real de Cristo.
Presencia real, pero para construir el cuerpo de Cristo y unirnos como iglesia. Tanto Letrán, Florencia, Trento y
la Mistici Corporis, afirman que la unión con Cristo es la unión con los miembros de la Iglesia.
Vaticano II: La Iglesia es unidad jerárquica y orgánica que Cristo quiso para la Iglesia. G.S. 48: Eucaristía es la
cena de unión fraterna y degustación del banquete eclesial.
Juan Pablo II: habla de participación donde cada uno hace lo que le corresponde.
Benedicto XVI: aborda la dimensión trinitaria, eclesiológica, misionera y santificadora de la eucaristía.

D. DIMENSION ESCATOLOGICA Y COSMICA

La dimensión cósmica cosiste en reconocer que son unos frutos de la misma tierra, de la misma naturaleza, los
que se convierten en el cuerpo y sangre de Cristo.
Y la dimensión escatológica, consiste en el alcance que tiene la eucaristía de eternidad. Es el viático, la prenda
de vida eterna para alcanzar el cielo, la golria futura.

E. PRACTICA DE LA COMUNION EUCARISTICA

La eucaristía no es sólo para adorar, sino para comer.:


- Se van plenificando los misterios de salvación en nuestras vidas. Necesario comulgar frecuentemente.
- Es necesaria la fe, el bautismo y el estado de gracia para participar de la eucaristía.
- Comunion frecuente: en el siglo XI solo dentro de la misa. Han habido cambios:
hasta el siglo XI solo dentro de la misa. Después de Trento se odia fuera de la misa. Pablo sexto quería que
fuera dentro de la misa. Pio XII aconseja que sea frecuente para acrecentar la unidad.
La comunion a los niños se le administra en la edad de la razón. El derecho señala dos condiciones: uso de
razón y buena formación.
La comunion llevada a los enfermos es el testimonio más antiguo de la presencia real de Cristo en la eucaristía.
El vaticano II dice que no se puede retrasar la comunion a los enfermos y que se administre a las personas en
peligro de muerte.
La comunion bajo las dos especies: en los primeros siglos era frecuente. En la persecución solo bajo una
especie. En la edad media solo una especie por falta de vino y por higiene. Juan Hus afirma que si no se
comulga bajo las dos especies pone en peligro la salvación. Pero el concilio de Constanza condena esta posición
y dice que solo una especie. Trento afirma que Cristo está en las dos especies.

F. EUCARISTIA Y CULTO FUERA DE LA MISA.

Desde la edad media se ha suscitado el culto fuera de la misa.


• PARTE HISTORICA: aunque el pan y el vino sin ara ser consumidos, no obstaculiza que Cristo
permanezca presente. En la iglesia primitiva se llevaba el fermento a los que no podían ir a la celebración y para
las casas. Se insistía en el respeto a aquel pan.
Luego se guardaba en la misma iglesia para llevar a los enfermos. En el siglo IV se insistió en esa presencia
real. En la edad media se insistió tanto en la presencia real que la gente no lo consumía sino que lo adoraba. En
1252 se instituye la fiesta del cuerpo de cristo, se promueven procesiones y exposiciones con el santísimo. Esto
trajo frutos pero a la vez controversias, pues los reformadores decían que aquello era idolatría.

LA RENOVACION

El vaticano II, documentos posteriores, y sobretodo el ritual para el culto eucarístico y de la comunion dice:
• Afirma la centralidad de la eucaristía. El valor del culto eucarístico sólo se entiende si está relacionad
con la eucaristía, y reconoce el culto de latría, adoración, pues ahí está presente Cristo, el Hijo de Dios. El culto
es válido si lleva a los fieles a reconocer la verdadera presencia de cristo.
• Explica que la finalidad de la reserva es el viático y ya como fines secundarios, la comunión de los fieles
y a adoración.
• E lugar de la reserva debe ser un lugar digno y destacado, proponiendo una capilla separada, un sagrario
solido e inamovible y que no oscurezca al altar.
• Armonizar con los tiempos litúrgicos.
• Recordar la referencia trinitaria que debe darse en el culto eucarístico. Aunque sea la presencia de Xto,
hay que recordar que se hace presente el ES y el PADRE.
• Relación con la vida y la caridad.

REFLEXION TEOLOGICA:

De la reflexión de la iglesia se concluye: es necesario desplazar el acento al lugar que le corresponde, es decir, a
la celebración eucarística.
La presencia sigue teniendo sentido, ero hay que ubicarla en su verdadero puesto. Hay que recordar el culto
eucarístico, prolonga la participación en la eucaristía.
Por la palabra y por el Espíritu, que hace a cristo ahí presente y escatológicamante.
Cristo está presente para salvarnos, por tal presencia está hecha para nosotros. Ese “por vosotros”, no se reduce
a un lugar estático, sino que es una realidad que existe y permanece.
Única finalidad: no es conseguir una presencia. Sino unirnos para alcanzar la salvación que se nos ofrece. O sea
que no es un fin en sí misma, sino que está ordenada a la participación de los hombres en el mismo misterio de
salvación.
La conservación de Cristo en el sagrario, tiene la función de prolongar y de hacer presente la eterna intercesión
celeste de Xto y actualizarla sacramentalmente. Carta a los hebreos: “Xto vive eternamente”. Es una obra de
salvación que vive presente entre nosotros. Nos recuerda su permanente mediación, y nos estimula a unirnos
personal y eclesialmente a esa obra salvadora.
Esa presencia es también un llamado a un encuentro personal y de amistad con Xto. Es una categoría de la
interpersonalidad y aunque esté presente en todas las situaciones, su presencia se hace concreta en la eucaristía
para esa realidad amistosa con Él.
El ritual nos recuerda las coordenadas doctrinales y celebrativas, donde la adoración debe unirse a la
contemplación, también a la acción de gracias, a la súplica y por supuesto a la adoración.
Dice el ritual que reconocer la presencia, nos deben llevar a una mejor disposición en la celebración y a
procurar la recepción frecuente.

SUGERENCIAS PASTORALES:

Según el ritual:
- Se pide que el lugar de la reserva sea apto y destacado para la oración.
- Debe ser un sagrario inamovible, solido, al margen de peligros de profanación
- Que indique adecuadamente la presencia del santísimo. Evitando imágenes que desvíen la atención.
- No se debe celebrar al mismo tiempo que se expone. Se prohíbe que esté expuesto mientras se celebra.
- La prefecta participación será siempre la comunión.
- En cuanto a los enfermos y ancianos, que tengan facilidad para recibir la eucaristía. Los fieles a la
comunion o la comunion a los fieles.
- Tanto en la exposición prolongada, como en la procesión, se debe procurar que la hostia que se exponga
sea tomada de la misma celebración.
- El culto eucarístico debe manifestar de alguna manera, su relación con la eucaristía. Evitando aquello
que oscurezca el sentido de la eucaristía.
- Durante la exposición y el culto, las preces, cantos y lecturas, deben centrarse en la presencia.
- En cuanto a la exposición y bendición el ritual distingue: la exposición prolongada donde se debe prever
la asistencia de los fieles. La exposición breve, en la que se invita a los fieles q profundizar en la presencia
eucarística sobre la salvación del Señor.
- Oración en silencio frente al santísimo.
- Respecto a las procesiones, 101-104 corresponde al obispo juzgar su oportunidad teniendo en cuenta los
usos de cada región. Al menos una vez al año una procesión con el santísimo.
- Los congresos eucarísticos, que se recomienda a nivel diocesano, nacional e internacional, para
profundizar bajo el misterio de la eucaristía y para suscitar el vínculo de la comunion. Creemos que la mejor
finalidad a lo que es la eucaristía, no consiste en la eucaristización de la celebración. Es ante todo integrar a la
comunidad en un rito celebrativo. No se trata de celebrar misas, sino crear conciencia de la importancia de la
misma, que los fieles le den valor dentro de su experiencia Xtiana

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