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Etapas del Neurodesarrollo

Objetivos

- Conocer las diferentes etapas del neurodesarrollo


-Saber cuando comienza a formarse el sistema nervioso central
-Describir y relacionar los eventos prenatales y postnatales del crecimiento del sistema
nerviosos central
- Conocer los periodos de mayor sensibilidad del desarrollo cerebral

Neurodesarrollo. Construcción prenatal y postnatal del cerebro humano.


El desarrollo del cerebro es un proceso de construcción morfofuncional, cuidadosamente diseñado
y perfeccionado por dos arquitectos principales: los genes y la experiencia. Ambos actúan de forma
conjunta en la formación de cerebro y su grado y nivel de influencia depende de la etapa del
neurodesarrollo en la que se encuentra el individuo (Redolar, 2014)
El crecimiento físico del cuerpo humano aumenta de un modo casi linear desde el nacimiento hasta
la adolescencia. Por el contrario, el crecimiento físico del cerebro sigue un patrón secuencial. El
mayor ritmo de crecimiento tiene lugar en el útero y desde el nacimiento hasta los 4 años,
momento en el cual el cerebro tiene un crecimiento vertiginoso, constituyendo un periodo de gran
vulnerabilidad y en el cual las experiencias ambientales van moldeando de forma activa el
crecimiento del cerebro (Gráfico 1) (Perry, 2008).

Gráfico 1. Diferencias entre el crecimiento físico del cerebro y del cuerpo en una persona (Modificado
Perry, 2008)

Con excepción de algunas poblaciones de neuronas de la circunvolución dentada (hipocampo),


bulbo olfatorio y corteza cerebelosa, las 100 mil millones de neuronas nacen prenatalmente y en
una región encefálica diferente a su residencia definitiva, por lo cual deben migrar considerables
distancias. Una vez que han migrado y colonizado las diferentes regiones deben establecer una
importante cantidad de conexiones sinápticas, estimada aproximadamente en un trillón. Una parte
importante de estas conexiones se encargara de las funciones cognitivas, sociales, emocionales y
conductuales.
El cerebro humano se desarrolla de manera secuencial. Las áreas más primitivas centrales son las
que primero se desarrollan (tronco/tallo encefálico). A su vez, a medida que el niño crece, las
sucesivas regiones cerebrales, que van desde el centro hasta la corteza, experimentan grandes
cambios a nivel celular y estructural.
Desde el momento del nacimiento hasta la edad adulta se va produciendo un continuo y progresivo
desarrollo físico, conductual, cognitivo y emocional, de forma paralela se van produciendo cambios
en la maduración de estructuras cerebrales corticales y subcorticales cerebrales (Gráfico 2)

Gráfico 2. Muestra el desarrollo secuencial del cerebro, desde el tallo encefálico hasta el nivel cortical, y su
relación con diferentes funciones neurovegetativas, emocionales, conductuales y cognitivas (Perry, 2008)

Complejidad

Plasticidad

A lo largo de las últimas décadas se ha ido modificando acerca de la manera de interpretar como
es el desarrollo cerebral. Locke en el siglo XVII, sostenía que el niño nacía como una “hoja en
blanco” (tabula rasa) a la espera de que la experiencia escribiera sobre ella. Por el contrario, en el
siglo XIX Preyer señalo que “la mente del niño recién nacido no se asemeja a una tabula rasa, sino
a una pizarra ya escrita antes del nacimiento” (Redolar, 2014).
Actualmente se considera, de forma metafórica, que el niño nace con una hoja bastante escrita,
aunque con muchas palabras innecesarias y faltas de ortografía, cuyo “texto” será depurado por la
por la interacción entre individuo y medio ambiente, conforme transcurra el prolongado proceso de
desarrollo cerebral (Redolar, 2014).

Procesos moleculares del neurodesarrollo


Las neuronas (células cerebrales más importantes) y sus principales componentes morfológicos
(dendritas y axones) comienzan a aparecer, diferenciarse, desarrollarse y expandirse unos meses
antes del nacimiento (Redolar, 2015).
Durante la etapa prenatal, la ontogenia de la corteza cerebral, se encuentra bajo la atenta mirada
de genes específicos que actúan como garantes del desarrollo cerebral. Las primeras etapas son
estereotipadas y no dependen en absoluto de la experiencia (Redolar, 2014; Manzanero, 2015).
Inicialmente tiene lugar, aproximadamente en la tercera semana de gestación, la inducción
neuronal y la neurulación con la consecuente formación del tubo neural, que es el esbozo del
sistema nervioso. Paulatinamente se va produciendo el crecimiento de las estructuras del sistema
nervioso, concomitantemente con la proliferación y migración neuronal y de las células de la glia;
luego, de la migración de las células nerviosas, se produce la diferenciación y el proceso de
sinaptogénesis, donde las neuronas empiezan a comunicacarse entre ellas, así como ciertos
hechos regresivos como la muerte neuronal programada (apoptosis).
Hacia el final de la gestación y primeros meses postnatales se produce la eliminación o poda
sináptica (prunning) de las sinapsis supernumerarias y/o aberrantes junto a la mielinización de
diversos circuitos neuronales. Algunos de estos procesos pueden continuar por varios años, pero
esta vez los genes estarán trabajando junto a la experiencia (Redolar, 2014).
A continuación se nombrarán los diferentes procesos del neurodesarrollo que comienzan en el
primer trimestre de gestación y algunos de ellos continuarán durante la infancia y adultez (Gráfico 3
y 4):
- Inducción neuronal y neurulación
- Formación de la placa y tubo neural
- Generación de las células nerviosas corticales (neurogénesis)
- Migración neuronal
- Crecimiento dendrítico.
- Establecimiento de las conexiones y comunicación entre neuronas (sinaptogénesis)
- Apoptosis o muerte neuronal programada
- Poda sináptica
- Mielinización (formación de vaina mielina alrededor de los axones con el objetivo de favorecer
y acelerar la conducción de impulsos nerviosos)

Grafico 3. Etapas del neurodesarrollo (prenatal y postnatal)


Gráfico 4. Etapas del neurodesarrollo, volumen cerebral y cambios funcionales

Neurodesarrollo y neuroplasticidad.
Desde el punto de vista ontogénico, se considera que las primeras etapas del neurodesarrollo,
dependen en gran medida de los genes, pero cuando el niño nace y se enfrenta a un entorno cada
vez más complejo y exigente, su cerebro debe no solo modificar sus microcircuitos preexistentes
sino también formar nuevas conexiones para que sus conductas emergentes se adapten al
momento vital y social que enfrenta. Para lograr esta adaptación las diversas redes neuronales
deberán experimentar sutiles cambios plásticos postnatales, bajo la influencia adicional y
significativa del ambiente y de la experiencia (Redolar, 2014; Manzanero, 2015).
El cerebro constituye un sistema activo en constante cambio. Si bien es cierto que el número de
neuronas no aumenta luego del nacimiento y que el soma neuronal permanece como un
componente relativamente estable, la comunicación sináptica con otras neuronas está sometida a
una modificación constante.
La plasticidad es la propiedad que le permite al cerebro escaparse de las restricciones de su propio
genoma y, por ende, adaptarse a las presiones ambientales, los cambios fisiológicos y a la
experiencia.
La plasticidad no es un estado ocasional sino el estado normal de cambio continuo del Sistema
Nervioso (SN) durante toda la vida. El SN debe ser concebido como una estructura en continuo
cambio de la cual la plasticidad es una propiedad intrínseca y la consecuencia obligatoria de cada
input sensorial, acto motor o demanda eferente (plan de acción, concienciación, retroalimentación,
asociación conductual, etc.) (Manzanero 2015; Redolar, 2014)
La plasticidad, puede ser estructural y funcional.
La estructural implica cambios en la regeneración axonal, la colateralización, la sinaptogénesis
reactiva y la neurogénesis. En cambio, la funcional ocurre si hay regulación de receptores y es la
plasticidad sináptica.
La plasticidad con relación a los factores ambientales, desde el punto de vista de la secuencia
temporal, puede ser clasificada en tres categorías: independiente de la experiencia, expectante a la
experiencia y dependiente de la experiencia (Gráfico 5).
Gráfico 5. Etapas del neurodesarrollo. Influencia de la experiencia en la neuroplasticidad
(Manzanero, 2015)

La plasticidad independiente de la experiencia se manifiesta en un período comprendido desde las


primeras semanas de la concepción hasta, aproximadamente, los siete meses de vida fetal.
En este período ocurren los procesos de proliferación, migración, diferenciación, crecimiento
neuronal, axonal y dendrítico. Estos son los llamados procesos de actividad independiente porque,
en general, la actividad neuronal (producción de potenciales de acción y liberación de
neurotrasmisores) no es necesaria para que ocurran. Los mensajes para la diferenciación y la guía
axonal se dan por señales moleculares estables.
La plasticidad expectante de la experiencia, que comprende la sinaptogénesis y la estabilización de
los circuitos neuronales mediante la poda sináptica, no tiene una cota superior tan definida, sino
que estará condicionada en función de los llamados períodos sensibles específicos para
modalidades diferentes. Este tipo de plasticidad se expresa estructural y funcionalmente ante la
exposición a determinadas condiciones ambientales. Si estas últimas no ocurren con la cualidad
requerida o en la ventana temporal adecuada, los procesos de plasticidad no se expresan o se
hacen incorrectamente. Este esquema inicial descrito, tanto cortical como subcortical es impreciso.
Es necesario un complejo proceso de remodelado continuo tanto de axones como de dendritas.
Estos procesos de remodelado de las conexiones neurales son efectuados mediante la propia
influencia de la actividad neuronal, por lo que se denominan actividad dependiente. Es así porque
el diseño final de las conexiones dependerá de la actividad neuronal. La actividad eléctrica
neuronal realizará el cableado preciso mediante la adición de conexiones eficientes y la eliminación
De las superfluas.
Finalmente, la plasticidad dependiente de la experiencia se expresa de manera continua y es la
que permite el aprendizaje durante toda la vida. Es el proceso que permite el aprendizaje y la
adaptación activa a los cambios en la vida. Permanece probablemente en las edades más
avanzadas.

Neurodesarrollo y periodos sensibles. Maduración secuencial de áreas


corticales
Si la plasticidad fuera una condición sin regulación o freno se aprendería todo, pero no se
consolidaría nada. Los periodos sensibles se encargan de este control.
Un ejemplo de esto es lo que acontece con el lenguaje en los denominados “ niños salvajes”,
niños expuestos al lenguaje tardíamente, que fueron criados sin la presencia del ser humano, o
aislados de toda forma de estimulación lingüística. Estos niños al ser incorporado a la vida social y
a pesar de recibir estímulos neurolingüísticas y cognitivos, no todos alcanzaban el desarrollo
lingüístico adecuado y esperado para su edad (Cuetos, 2015, Manzaneros, 2015).
Solo hasta hace unas pocas décadas comienza a sistematizarse la información científica que
puede explicar por qué existen ventanas de oportunidad para la adquisición, no solo de habilidades
superiores como el lenguaje, sino también procesos más elementales.
Probablemente los tres primeros años de vida son el período sensible óptimo para los procesos
sensoriales y cognitivo emocionales básicos.
Pero esto no significa que sea una ventana única de oportunidad. Cada modalidad cognitiva
superior tiene su período sensible específico, dependiendo de los diferentes tiempos de los
procesos de sinaptogénesis, poda sináptica y mielinización del cerebro (Manzaneros, 2015)
En el cerebro, los procesos madurativos siguen un orden secuencial en el que las áreas de
proyección maduran antes que las de asociación. Partiendo de los estudios de mielinización
realizados en humanos, la corteza prefrontal es una región cerebral de mielinización tardía
(adolescencia) (Gráfico 6).
Las áreas de asociación heteromodal, entre las que se cuenta la corteza prefrontal, siguen un
proceso de mielinización lento, pero continuo, que se prolonga más allá de la segunda década de
la vida. Este progresivo proceso de mielinización parece ser fundamental para el desarrollo
funcional de la corteza prefrontal y para la adquisición de determinadas funciones neurocognitivas
(pensamiento abstracto, metacognición)
A su vez, el proceso de poda sináptica es diferente para diferentes areas corticales, como por
ejemplo la corteza prefrontal que comienza su proceso de podado a partir del quinto año de vida y
se mantiene hasta la adolescencia.
La proliferación de las sinapsis se inicia prenatalmente y se incrementa más rápidamente en el
córtex supratemporal (auditivo), donde el máximo es alcanzado a los 3 meses de nacimiento;
mientras que el giro frontal medio lo alcanza después de los 15 meses.
La proliferación sináptica, que se produce concurrentemente con la arborización dendrítica y la
mielinización, es seguida de una poda que empieza primero en el córtex auditivo y termina a los 12
años de edad, mientras que en el córtex prefrontal este proceso se extiende hasta la adolescencia.
Otros datos interesantes tienen que ver con la poda sináptica, que es parte importante del
neurodesarrollo y cumple una función regulatoria del mismo. P.ej., si la máxima densidad sináptica
es alcanzada antes del primer año de edad en las cortezas auditiva y visual, a los 3.5 años lo es en
el giro frontal medio

Gráfico 6. Diferencias en la maduración de áreas corticales.


¿Porque luego del nacimiento va disminuyendo el grosor cortical pero no el
volumen cerebral?
En el cerebro humano, el establecimiento de las conexiones sinápticas se inicia alrededor de las
semanas 14-26 de gestación, progresando con mayor intensidad entre los 6 meses gestacionales y
los 12-24 postgestacionales (Redolar, 2014) (Gráfico 3 y 4).
Una vez que la sinaptogénesis alcanza su pico máximo (dependiendo de la región cortical ello
ocurre entre los 2 y los 7 años) se inicia un largo proceso de eliminación de las conexiones, que en
algunas zonas se prolongará hasta el final de la adolescencia, como ocurre con la corteza
prefrontal (Gráfico 6, 7).

Grafico 7. Procesos de sinaptogénesis y poda sináptica relacionados con la edad.

Diversos estudios han demostrado la disminución del volumen y grosor de la sustancia gris cortical.
Algunos estudios han constatado la pérdida de sustancia gris, cuantificada en milímetros es de
aproximadamente, 0,15-0,30 mm/año en niños entre los 5-20 años. Es importante remarcar que la
pérdida de sustancia gris no es global. Algunos estudios han demostrado que esta podría
aumentar en aquellas regiones frontales y perisilvianas asociadas a funciones de maduración
tardía como el lenguaje (gráfico 8)

Gráfico 8. Procesos del neurodesarrollo relacionados con la edad (Modificado de Redolar, 2015)
A pesar de la reducción del grosor de la sustancia gris no disminuye el volumen cerebral total
debido a que aumenta el volumen de la sustancia blanca (mielogénesis) que en algunos sectores
finaliza en la tercer o cuarta década.
Es posible que la proliferación y maduración de las células gliales también contribuyan al mantener
la anatomía macroscópica del cerebro (Redolar, 2014).

Bibliografia:

Blakemore, S.-J. (2008). The social brain in adolescence. Nature Reviews Neuroscience, 9(4),
267–277.
Cuetos F. (2015) Psicología del Lenguaje. Editorial Médica Panamericana.
Manzanero, A. L. y Álvarez, M. A. (2015). La memoria humana. Aportaciones desde la neurociencia
cognitiva. Madrid: Editorial Pirámide
Perry B. y Szalavitz M. (2008). El chico a quien criaron como perro y otras historias del cuaderno
de un psiquiatra infantil. Editorial Capitan Swing
Redolar (2014). Neurociencia cognitiva. Editorial Panamericana.

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