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Los procesos cognitivos incluyen diferentes funciones mentales: percepción, atención, aprendizaje,
memoria, lenguaje y capacidad para solucionar problemas. Cada una de estas funciones sigue una
secuencia propia de desarrollo que se correlaciona con la maduración del SNC. El desarrollo del sistema
nervioso es secuencial y se rige por principios. Además, su desarrollo (es secuencial) se extiende a lo largo
de todo el ciclo vital en interacción con el ambiente y con la genética. La base de los procesos cognitivos
son los circuitos sinápticos. Estos circuitos, o redes, están formados por fibras nerviosas. Estas fibras se
forman a lo largo de todo el ciclo vital y dependen de la estimulación recibida. Cuando una o varias
neuronas son
estimuladas repetidamente la mielina, va cubriendo sus axones formando una especie de «cables» que
permitirá que la información viaje de una región a otra del encéfalo. Estas redes pueden ser más o menos
extensas y presentar un nivel mayor o menor de complejidad, dependiendo del tipo de procesamiento y de
la respuesta que generen.
La mayor parte de sustancia gris del cerebro se sitúa en la corteza cerebral, mientras que las fibras ,
formadas por la sustancia blanca, se localizan bajo la corteza y el cerebelo.
En la especie humana la mayor parte de la corteza cerebral es de tipo asociativo. Las áreas de
asociación están constituidas, a su vez, por áreas secundarias y terciarias. Estas áreas están especializadas
en la recepción e interpretación de las informaciones sensoriales, así como en la programación, supervisión
y ejecución de las actividades motoras y el comportamiento.
El desarrollo axodendrítico y el proceso de sinaptogénesis son los factores cualitativos más importantes
en el desarrollo del cerebro a partir del nacimiento. El aprendizaje favorece este proceso de ramificación
neuronal, favoreciendo, así, la conexión ente las neuronas y evitando la muerte de un gran número de
ellas. El desarrollo axodendrítico y el proceso de sinaptogénesis son los factores cualitativos más
importantes en el desarrollo del cerebro a partir del nacimiento.
A partir de los 4 meses la corteza secundaria inicia su mielinización, mientras que la corteza
asociativa terciaria, base de la cognición, lo hace a partir de los seis y continúa durante toda la vida. Las
experiencias de la infancia son las que determinan qué neuronas se utilizan y qué circuitos se establecen.
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Tema 3: Procesos cognitivos y aprendizaje.
Bases Neuropsicológicas
Entre los 9 meses y los 24 meses el número de conexiones entre las neuronas corticales alcanza su pico
máximo, un 150% de lo que ocurre en la edad adulta, decreciendo después de los 24 meses; eliminación de
aquellas conexiones que no resultan relevantes y el fortalecimiento de aquellas que resultan más efectivas
(poda neuronal).
A los 6 años, el cerebro del niño es un 90% similar al del adulto, el otro 10% se adquiere durante los
siguientes 6 años. Las conexiones neuronales de la infancia son la base del cerebro adulto.
El aumento asociado con la edad del volumen cerebral total es debido al incremento de fibras nerviosas
mielinizadas asociado al aumento de conexiones nerviosas. De esta manera, el volumen de sustancia
blanca aumenta entre los 7 y los 16 años, mientras que el de sustancia gris disminuye.
A partir de los 8 años se observa un adelgazamiento del córtex, todo crecimiento cerebral significativo se
ha completado. No es que el niño deje de aprender a partir de esta edad, el cerebro continúa adquiriendo
habilidades y capacidades, pero lo hará sobre circuitos y conexiones ya establecidos. Pasada la barrera de
los 8 años, el cerebro perderá plasticidad, moldeabilidad y será mucho más costoso aprender cosas nuevas.
El proceso de maduración cerebral sigue un eje vertical, iniciándose en las estructuras subcorticales y
continuando en las estructuras corticales. Más de la mitad de las neuronas que produce el sistema
nervioso se asentarán en la corteza cerebral. A medida que el cerebro madura, cada hemisferio va
asociándose con funciones más específicas. Esta especialización es una muestra de maduración cerebral.
Aunque sabemos que hay una especialización funcional de cada área, la percepción
se origina por la actividad global de toda la corteza cerebral. Procesamiento paralelo (ambos hemisferios
trabajan de manera conjunta de manera global). Solo con una imagen,
construimos toda una historia de asociaciones en nuestra mente: música, voces,
gestos, contextos…
A los dos primeros años de vida, el cerebro del niño presenta un desarrollo de vías de asociación cortical
que coincide con un amplio desarrollo sensoriomotor y con el establecimiento de bases para la adquisición
de habilidades más complejas.
Los procesos cognitivos superiores són aquellos que suponen el nivel máximo de integración de la
información, siendo procesos que se derivan de la unión de la información proveniente de diversas
modalidades sensoriales y procesos cognitivos básicos. A menudo, son conscientes y requieren de un
esfuerzo mental para realizarlos.
Los atributos más importantes del pensamiento son los conceptos y su expresión lingüística,
representaciones mentales que sirven para ordenar la experiencia, para agrupar y clasificar gran número
de objetos o sucesos diferentes. Los niños elaboran un concepto al observar una serie de objetos y apreciar
que, en algunos casos, poseen características comunes; inducen entonces la relación que hay entre ellos y
extraen una idea general válida para todos los casos. El desarrollo de un concepto requiere abstracción,
porque está desvinculado de los detalles y contextos concretos donde fue generado, y también
generalización, porque se aplica a muchas y nuevas situaciones o hechos. Cuando las abstracciones se
relacionan entre sí se produce la generalización, y con ello la clasificación.
La ventaja de utilizar símbolos para pensar es que pueden manejarse con mucha mayor libertad que los
datos físicos. Todas las vías de las áreas terciarias confluyen en la corteza prefrontal, donde esa
información será transformada en planes, acciones y decisiones y donde la experiencia previa nos ayudará
a prever, identificar y solucionar problemas complejos. Según aumenta la complejidad de nuestros
circuitos, y vamos añadiendo datos, también aumenta el número de conexiones representando conceptos
y categorías, lo que nos permite poder manejar una gran cantidad de información en tan sólo unas cuantas
unidades.