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Además del sueldo, en México algunas empresas también dan algunas prestaciones que
Guillermo Sander y Jorge Ponga, director general y socio consultor de Hewitt Intergamma, han
llamado remuneración complementaria. Ésta se divide en garantizada (que recibe el empleado
por el simple hecho de serlo) y variable (que incluye la participación de utilidades y los ingresos
por resultados de la empresa o del propio ejecutivo).
“Suele haber grandes diferencias en la forma de otorgar los incentivos entre los diferentes
sectores productivos, además de que en cada uno de ellos existen excepciones que en
ocasiones son demasiado importantes. El sector agroindustrial casi nunca tiene este tipo de
programas mientras que el industrial y comercial tienden a utilizarlos más”, señala Sander.
Según datos proporcionados por Jorge Ponga, de una muestra integrada por más de 300
multinacionales establecidas en México, 73% otorga bonos a sus ejecutivos y sólo 18% ofrece
planes accionarios. En promedio, al año, un director general percibe hasta 116 días de sueldo,
los ejecutivos de primer nivel 440,000 pesos o 27% de su sueldo, y en algunos casos esta
compensación se extiende a ejecutivos de segunda línea.
El criterio de 93% de las empresas para otorgar bonos está directamente relacionado con el
desempeño del ejecutivo, 47% con los resultados del negocio en México y 15% con las
utilidades de la empresa en el mundo. Muchas multinacionales asumen que, aunque el
negocio vaya mal en un país, sus ejecutivos deben disfrutar las utilidades de la empresa a
escala mundial.
Según Sander, es mucho mayor la cantidad de ejecutivos que reciben premios en efectivo que
los que reciben acciones de la empresa. Los planes accionarios se consideran como incentivos
a largo plazo y por lo regular incluyen sólo a la dirección general y algunos ejecutivos clave de
primera línea.
“Parte del éxito de un incentivo es que, primero, tengas mucha objetividad para calificarlo;
segundo, que sea muy sencillo de entender y explicar; tercero, que sea muy fácil de demostrar
que la persona que lo gana tiene una incidencia directa en los resultados de la empresa”, acota
Suárez, quien en contrapartida cree que en el ámbito operativo del logro colectivo es difícil de
evaluar, pero el individual es el más fácil de percibir.
Sander cree que es importante determinar primero qué se debe mejorar y luego ver si los
programas de incentivos pueden formar parte real de la mejora. “Para que funcione un
programa de productividad primero tienes que pagar sueldos decentes y muchas compañías
aún no entienden esto”.
CUESTIONARIO:
1. ¿Pueden ser eficaces las remuneraciones complementarias para incentivar
la productividad de los empleados?
Sí, pero antes se debe de realizar un análisis para determinar cuál es el objetivo
o la meta que generaría si se aplica el programa de incentivos, también,
calculando la inversión que se necesitaría para no caer en falsas promesas de
incentivos a los empleados, generando el efecto contrario que es motivarlos
para mejorar su desempeño.
Asimismo, las desventajas de los incentivos económicos variables son las siguientes:
3. Considerando las dificultades para medir las mejoras del desempeño de los
administradores, ¿cómo debería ser un plan de incentivos para este tipo de
personal?
Se debe implementar un plan en el que los incentivos no solo sean para lograr los
objetivos, sino también para alentarlos a mostrar la constancia y la perseverancia al
trabajar de la mejor manera, de modo que los administradores no solo se centren en
pedirles que completen un perfil; sino que contribuyen más a la empresa. En el plan de
incentivos anterior para el personal administrativo, se deben evaluar varios aspectos,
tales como: integración del personal, ambiente de trabajo, monitoreo manual y de
procedimientos, no solo para evaluar y analizar el logro de las metas establecidas.