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Manual Del Procesocivil Tomoi
Manual Del Procesocivil Tomoi
DE GACETA JURÍDICA
MANUAL DEL
PROCESO CIVIL
TODAS LAS FIGURAS PROCESALES
A TRAVÉS DE SUS FUENTES
DOCTRINARIAS Y JURISPRUDENCIALES
TOMO I
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
TODAS LAS FIGURAS PROCESALES A TRAVÉS DE SUS
FUENTES DOCTRINARIAS Y JURISPRUDENCIALES
DIVISIÓN DE ESTUDIOS JURÍDICOS
DE GACETA JURÍDICA
MANUAL DEL
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
Todas las figuras procesales a través de sus
fuentes doctrinarias y jurisprudenciales
TOMO I
© División de Estudios
Jurídicos de Gaceta Jurídica
DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hildago Rivero
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Miguel Ángel Salinas Arica
PRESENTACIÓN
El proceso civil, como vía para discutir y resolver las pretensiones que
las partes ponen a conocimiento del juzgador, se manifiesta a través de una
secuencia de actos sucesivos, de fases concatenadas unas con otras o unas
después de otras, siguiendo un orden lógico, dentro de las cuales las partes y
los demás sujetos que intervienen en el proceso cumplen con el rol que a
cada uno le corresponde según las facultades, obligaciones, deberes, cargas o
derechos que la ley les impone.
La normativa sobre el proceso civil se ocupa de regular
ordenadamente, entre otros, los actos postulatorios, los actos probatorios, los
actos impugnatorios, los actos resolutivos y, en general, toda la actividad
procesal y sus diversas categorías, todos los cuales constituyen en el fondo
una unidad. El proceso civil visto así, como una unidad, representa una
entidad jurídica compleja conformada por una pluralidad de elementos,
respecto de los cuales es necesario conocer su esencia aisladamente
considerada y sus múltiples interrelaciones; de ahí la justificación de una
obra como esta, en la que se expone detalladamente la doctrina más
representativa y actual relacionada con todas las instituciones y figuras
jurídicas del proceso civil.
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Esta forma de desarrollar la disciplina permite poner al alcance del
lector, sea abogado litigante, asesor, magistrado o auxiliar de justicia, la
doctrina que da sustento a esa pluralidad de elementos que componen la
relación jurídica procesal, coadyuvando a la comprensión de su significado,
función y fines, así como destacando su carácter científico.
Pero, como es natural, todo estudio teórico no se considera completo si
no se manifiesta, a su vez, en el ámbito de la práctica; por eso es que en la
presente obra también se incluye esta visión, la cual está representada por la
jurisprudencia de los tribunales. En suma, la conjunción de las fuentes
doctrinarias y la jurisprudencia casatoria, permitirán al operador del sistema
de justicia
entender mejor las disposiciones normativas del proceso civil y encontrarle
su verdadero sentido e interpretación.
No dudamos, pues, de que este nuevo esfuerzo editorial tendrá la misma
o mejor acogida que otras obras de este tipo que viene publicando nuestro
sello editorial.
GACETA JURÍDICA
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
CAPITULO I
1. JURISDICCION
En palabras de Rosenberg, “... la jurisdicción en sentido estricto, llamada
también justicia o administración de justicia, poder tribunalicio, poder judicial
(...) o ‘poder de jurisdicción’ (...) consiste preferentemente en la aplicación del
derecho objetivo al caso concreto y es ejercida por los tribunales a petición de
una parte. Los tribunales a que pertenece la jurisdicción tienen por ello la
capacidad de resolución eficaz de las controversias abarcadas por la
jurisdicción...” (ROSENBERG, 1955, Tomo I: 46).
A criterio de Véscovi, “la jurisdicción (...) es la función estatal que tiene el
cometido de dirimir los conflictos entre los individuos para imponer el derecho.
Como su etimología lo expresa, significa ‘decir el derecho’ (juris dictio)
aunque, en la concepción más moderna, no sólo es eso (juzgar) sino también
ejecutar lo juzgado...” (VESCOVI, 1999: 5). Dicho autor precisa que “... la
potestad jurisdiccional (...) es el poder-deber de (...) imponer la norma jurídica
resolviendo los casos concretos con el fin de lograr la paz social mediante la
imposición del derecho. Naturalmente que en su realización satisface intereses
privados (y derechos subjetivos) al cumplir dicha función pública” (VESCOVI,
1999: 99).
Devis Echandía anota que, en sentido estricto, “... por jurisdicción se
entiende la función pública de administrar justicia, emanada de la soberanía del
Estado y ejercida por un órgano especial. Tiene por fin la realización o
declaración del derecho y la tutela de la libertad individual y del orden jurídico,
mediante la aplicación de la ley en los casos concretos, para obtener la armonía
y la paz sociales...” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I: 73). El mencionado
tratadista termina definiendo a la jurisdicción como “... la soberanía del Estado,
aplicada por conducto del órgano especial a la función de administrar justicia,
principalmente para la realización o garantía del derecho objetivo y de la
libertad y de la dignidad humanas, y secundariamente para la composición de
los litigios o para dar certeza jurídica a los derechos subjetivos (...), mediante
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la aplicación de la ley a casos concretos, de acuerdo con determinados
procedimientos y mediante decisiones obligatorias” (DEVIS ECHANDIA,
1984, Tomo I: 77).
En opinión de Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y
Barona Vilar:
“… La jurisdicción es la potestad dimanante de la soberanía del estado, ejercida
exclusivamente por los juzgados y tribunales, integrados por jueces y
magistrados independientes, de realizar el derecho en el caso concreto
juzgando de modo irrevocable y ejecutando lo juzgado.
(…)
La jurisdicción para existir como tal tiene que referirse a un doble juego de
condiciones:
1.°) Los órganos a los que se atribuye la potestad no pueden ser
cualesquiera, sino que han de estar revestidos de una serie de
cualidades propias que los distinguen de los demás órganos del estado;
estos órganos son los juzgados y tribunales, en los que los titulares de
la potestad son los jueces y magistrados.
2.°) La función que se asigna a esos órganos cualifica también la
potestad…” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON
REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo I: 38).
Al respecto, Couture nos informa que el vocablo jurisdicción tiene, por lo
menos, cuatro acepciones: “... como ámbito territorial; como sinónimo de
competencia; como conjunto de poderes o autoridad de ciertos órganos del
poder público; y su sentido preciso y técnico de función pública de hacer
justicia” (COUTURE, 1985: 27). “La primera de las acepciones mencionadas es
la que dice relación con un ámbito territorial determinado” (COUTURE, 1985:
27). En cuanto a la segunda acepción (jurisdicción como sinónimo de
competencia), Couture refiere lo siguiente: “La competencia es una medida de
la jurisdicción. Todos los jueces tienen jurisdicción; pero no todos tienen
competencia para conocer en un determinado asunto. Un juez competente es, al
mismo tiempo, juez con jurisdicción; pero un juez incompetente es un juez con
jurisdicción y sin competencia. La competencia es el fragmento de jurisdicción
atribuido a un juez. La relación entre la jurisdicción y la competencia, es la
relación que existe entre el todo y la parte. La jurisdicción es el todo; la
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(...)
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(...)
c) Coertio.- Es la aptitud de disponer de la fuerza para obtener el
cumplimiento de las diligencias decretadas durante la tramitación del
proceso.
(...)
d) Iuditium.- Es la aptitud de dictar la sentencia definitiva que decida el
conflicto; la aptitud judicial más importante, porque se refiere al acto
de juicio hacia el cual se encamina toda la actividad procesal, del juez
y de las partes, y de sus respectivos auxiliares.
(...)
e) Executio.- Igualmente que la coertio, la executio consiste en la aptitud
judicial de recurrir a la fuerza; pero se diferencia de aquélla en que se
refiere a la fuerza necesaria para el cumplimiento de la sentencia
definitiva, y no a las diligencias decretadas durante el desarrollo del
proceso” (ODERIGO, 1989, Tomo I: 215-226).
2. ORGANOS JUDICIALES
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“... (Es) una persona individual (o colegiada), que tiene por oficio propio
declarar, con fuerza obligatoria para las partes, cuál sea, en cada
caso, la voluntad de la ley (...).
(...) Ante todo, el juez debe ser Extraño a las Partes (...); el juez
representa un interés diverso, es decir, el del Estado en la actuación de
la ley y, generalmente, en la composición del conflicto surgido entre
las partes mediante la aplicación de una norma jurídica (...).
(...)
(...) La función específica del juez es la de declarar la voluntad de la ley,
con efecto vinculativo para las partes, en los casos concretos”
(D’ONOFRIO, 1945: 54-55).
Lino Palacio, en lo que concierne a la noción de órgano judicial, predica lo
siguiente:
“... Todo proceso requiere, como elemento subjetivo esencial, la
intervención de un órgano del Estado (o equiparado a esa categoría) a
quien incumbe como función primordial, la de dirimir conflictos
jurídicos suscitados entre partes (proceso contencioso), y,
eventualmente, la de constituir, integrar o acordar eficacia a relaciones
de derecho privado (proceso voluntario).
(...) Debe entenderse por órgano del Estado, en sentido jurídico material, al
funcionario público que actuando individualmente o en colegio con
otros de la misma jerarquía, se halla investido de la potestad de crear
normas provistas de fuerza obligatoria para sus posibles destinatarios.
En el proceso judicial, cada uno de los órganos del Estado a quienes
corresponde esa potestad se encuentra personificado en un funcionario,
o conjunto de funcionarios, denominados jueces, quienes revisten el
carácter de sujetos primarios de aquél y cumplen la función pública
procesal en los fundamentales aspectos de dirección, decisión y
ejecución.
(...) Cabe por lo tanto definir al órgano judicial como al sujeto primario del
proceso, representado por un juez o por un conjunto de jueces,
investido de la potestad de satisfacer la pretensión o la petición
extracontenciosa que constituye el objeto de aquél.
(...)
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- En materia civil:
1. De las acciones derivadas de actos o contratos civiles o
comerciales, inclusive las acciones interdictales, posesorias o de
propiedad de bienes muebles o inmuebles, siempre que estén
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El artículo 33 de la Ley Orgánica del Poder Judicial prescribe que las Salas
Civiles de la Corte Suprema de Justicia conocen:
1. De los recursos de apelación y de casación de su competencia.
2. De las contiendas de competencia, conforme al Código Procesal Civil.
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(...)
(...) Inmodificabilidad. ‘Perpetuatio jurisdictionis’. La competencia es,
también, inmodificable, en el sentido de que una vez fijada no puede
variar en el curso del juicio. Este principio (...) es el de la llamada
perpetuatio jurisdictionis, que establece que la competencia está
determinada por la situación de hecho al momento de la demanda y
ésta es la que la determina para todo el curso del juicio, aun cuando
dichas condiciones luego variaran (...).
(...)
(...) Carácter de orden público. La competencia es de orden público, en
virtud de que la estructuración legal (...) se funda en principios de tal
orden (con alguna excepción que justifica los regímenes que admite,
en este caso, los pactos), que hace imposible que las reglas legales
puedan ser modificadas por convenio de partes...” (VESCOVI, 1999:
145-146).
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- “... Los dos últimos criterios que se aluden [criterios o factores para
determinar la competencia], esto es grado y territorio, se les conoce
también como competencia funcional, pues dependen de la
organización del servicio de justicia mediante los cuales se atribuye a
un Juzgador el conocimiento de una litis en una determinada instancia
o grado y respecto de un territorio concreto...” (Casación Nro. 2265-99
/ Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-
2001, págs. 6700-6701).
- “... Conforme lo establece al artículo veintiocho del Código Procesal
Civil, la competencia por razón de la función queda sujeta a las
disposiciones de la Constitución, de la Ley Orgánica del Poder
Judicial y del citado Código; este criterio permite establecer en qué
casos una misma materia puede ser conocida por Jueces de distinta
especialidad o grado...” (Casación Nro. 2108-03 / Huánuco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2004, págs. 12727-12729).
- “... En el caso de la prevención [de la competencia funcional] regulada
en el artículo treintiuno del Código Procesal Civil, esta se aplica
cuando encontrándose en trámite un proceso judicial existen más de
dos órganos jurisdiccionales de segunda instancia en aptitud legal de
conocer vía apelación, las incidencias que se produzcan en el proceso,
previniendo aquel que conoce primero dicho proceso...” (Casación
Nro. 425-2002 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-09-2003, pág. 10904).
- “... Si bien constituye una facultad de los jueces de las instancias de
mérito, evaluar y declarar en cada caso concreto la existencia o no de
la competencia funcional, también lo es que dicha declaración tiene
que estar fundada en ley expresa, en mérito al principio de
legalidad...” (Casación Nro. 725-97 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 0510-1998, pág. 1773).
- “... De conformidad con lo previsto en el Artículo treintidós del
Código Procesal Civil concordado con el Artículo mil cuatrocientos
veintiocho del Código Civil, solamente cuando se demanda como
pretensión accesoria la indemnización por daños y perjuicios resulta
aplicable la competencia facultativa de la pretensión principal de
cumplimiento de la obligación o contrato. (...) Que, en sentido
contrario, cuando se demanda como única pretensión la indemnización
por daños y perjuicios derivados del cumplimiento defectuoso de una
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(...)
El poder de ejecución permite que él proceda a cumplir coercitivamente
las condenas impuestas en sentencias y en otras providencias
judiciales...” (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 342).
De la Plaza, en lo que toca a los poderes del Juez, manifiesta lo siguiente:
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“... El ejercicio de los poderes está en íntima relación (...), por una parte,
con la condición dispositiva o inquisitiva del proceso, y, por otra, con
el predominio que en él se dé al principio de autoridad del organismo
jurisdiccional.
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las partes cumplan sus mandatos, cuyo importe será a favor del
litigante perjudicado por el incumplimiento.
Podrá asimismo aplicar sanciones conminatorias a terceros en los casos en
que la ley lo establece” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER,
1990: 63-64).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las facultades
del Juez, ha establecido lo siguiente:
- “... El proceso y los actos procesales no son formalismos rígidos o
pétreos pues conforme al perfil ideológico de nuestra ley procesal el
Juez puede adecuar la exigencia de las formalidades procesales a los
fines del proceso...” (Casación Nro. 1817-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6649-6650).
- “... Si bien los jueces están facultados para adaptar la vía
procedimental como lo anota el artículo cincuentiuno inciso primero
del Código Procesal Civil, ello debe ser mediante resolución que lo
justifique siempre que sea posible su adaptación y antes del
saneamiento del proceso, pues luego de ello se declara la existencia de
una relación jurídico procesal válida...” (Casación Nro. 2506-2001 /
Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág.
8519).
- “... El Artículo tercero del Título Preliminar del Código Procesal Civil,
prescribe que son fines del proceso el resolver un conflicto de
intereses o eliminar una incertidumbre jurídica y además lograr la paz
social en justicia; facultándose por ello al Juez a intervenir durante
todo el desarrollo del proceso para que éste se lleve de acuerdo a ley y
poder contar con elementos de convicción suficientes al momento de
decidir la controversia”. (Casación Nro. 799-99 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 20-11-1999, págs. 4030-4031).
- “... Los magistrados cuentan con determinados poderes inquisitivos
para el esclarecimiento de la certeza de los hechos controvertidos,
poderes de iniciativa probatoria que son independientes de la carga de
la prueba que incumbe a las partes, y que se encuentran previstos en
los artículos cincuenta y uno inciso segundo y ciento noventa y cuatro
del Código Procesal Civil, los que debe ejercitar de ser necesario...”
(Casación Nro. 772-06 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-022007, pág. 18780).
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Ley le otorga para la mejor marcha y solución del proceso; d) Deber de hacer
efectiva la inmediación y el impulso procesal; e) Deber de resolver dentro de los
plazos señalados en la Ley (...); f) Deber del juez de responder civilmente por
los perjuicios causados por su dolo, sus demoras injustificadas y sus errores
inexcusables” (DEVIS ECHANDIA, 1968: 10).
Conforme se desprende del artículo 50 del Código Procesal Civil, son
deberes procesales de los magistrados los siguientes: A) Dirigir el proceso.
B) Velar por la rápida solución del proceso.
C) Adoptar las medidas convenientes para impedir la paralización del
proceso.
D) Procurar la economía procesal.
E) Hacer efectiva la igualdad de las partes en el proceso, empleando las
facultades que el Código Procesal Civil les otorga.
F) Dictar las resoluciones y realizar los actos procesales en las fechas
previstas y en el orden que ingresan al despacho, salvo prelación legal
u otra causa justificada
G) Decidir el conflicto de intereses o incertidumbre jurídica, incluso en
los casos de vacío o defecto de la ley, situación en la cual aplicarán los
principios generales del derecho, la doctrina y la jurisprudencia.
H) Sancionar al Abogado o a la parte que actúe en el proceso con dolo o
fraude. Al respecto, el artículo 110 del Código Procesal Civil
preceptúa: A. que las partes, sus Abogados, sus apoderados y los
terceros legitimados responden por los perjuicios que causen con sus
actuaciones procesales temerarias o de mala fe; B. que cuando en el
proceso aparezca la prueba de tal conducta, el Juez,
independientemente de las costas que correspondan, impondrá una
multa no menor de cinco ni mayor de veinte Unidades de Referencia
Procesal; y C. que cuando no se pueda identificar al causante de los
perjuicios, la responsabilidad será solidaria. Además de lo dispuesto
en el artículo 110 del Código Procesal Civil, cuando el Juez considere
que el Abogado actúa o ha actuado con temeridad o mala fe, remitirá
copia de las actuaciones respectivas a la Presidencia de la Corte
Superior, al Ministerio Público y al Colegio de Abogados
correspondiente, para las sanciones a que pudiera haber lugar (art. 111
del C.P.C.).
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“Los actos del tribunal son (...) actos de los agentes de la jurisdicción.
Al tribunal incumbe, fundamentalmente, decidir el conflicto de intereses
que le es sometido. Pero no es esa su única actividad, ya que para
llegar a la decisión es necesario, como se dice en la doctrina francesa,
mettre le proces en état d’etre jugé.
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- Autos.
- Sentencias.
2.10.1 Decretos
Los decretos suelen ser denominados también providencias o providencias
simples o providencias de mera tramitación o autos de trámite o autos de
sustanciación.
En opinión de Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, “los autos de trámite
disponen una simple impulsión del proceso, no requieren motivación...”
(QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 198).
A decir de Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, las providencias
son “... resoluciones de tramitación o (...) de ordenación material. Y por
tramitación se ha de entender el desarrollo procedimental, el avance de los actos
conforme a la serie de ellos abstractamente prevista en la norma procesal. Esto
significa, ciertamente, un impulso procesal (y de oficio), es decir, paso de un
acto al siguiente o de una fase a la sucesiva cuando se producen los supuestos de
hecho (procesales) contemplados por la ley...” (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Tomo II: 134).
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2.10.2 Autos
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández anotan que los autos
(llamados también providencias interlocutorias) “... son las resoluciones que se
dictan para resolver cuestiones de importancia, afectantes a intereses de los
litigantes dignos de protección, pero distintas de la cuestión principal o de
fondo, distintas, por tanto, del objeto principal y necesario del proceso. (...) los
autos son las resoluciones con las que, salvo que se indique expresamente que
deben solventarse mediante sentencia, se deciden las denominadas cuestiones
incidentales, que no pongan fin al proceso” (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ,
1990, Tomo II: 135).
Devis Echandía sostiene que los autos o providencias interlocutorias “... son
decisiones pronunciadas en el curso de las instancias o del trámite de los
recursos extraordinarios de casación y revisión, o para el cumplimiento de la
sentencia en el mismo proceso, sobre puntos que no son del simple trámite que
contienen alguna cuestión de fondo distinta de resolver sobre las pretensiones de
la demanda y las excepciones de fondo o mérito opuestas a ellas y que en
ocasiones le ponen fin al proceso, por ejemplo, cuando se declara su perención o
caducidad o se acepta una transacción total o el desistimiento de la demanda o
del recurso de apelación o casación contra la sentencia” (DEVIS ECHANDIA,
1985, Tomo II: 456).
Se infiere del texto del segundo párrafo del artículo 121 del Código
Procesal Civil, que los autos son aquellas resoluciones expedidas por el Juez a
través de las cuales:
- Se resuelve la admisibilidad o inadmisibilidad y la procedencia o
improcedencia de la demanda.
- Se resuelve la admisibilidad o inadmisibilidad y la procedencia o
improcedencia de la reconvención.
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-
colegiado: a) aquella emitida en el mismo día de la votación o vista de
la causa, conforme prevé el artículo ciento treintitrés de la citada
norma, y b) cuando es emitida una vez que el Colegido [sic -léase el
Colegiado-] decide dejar al voto en otro momento para mayor estudio
del caso de acuerdo al artículo ciento treintinueve de la misma ley; [...]
en ambos casos, se puede producir el acto de discordia por el cual un
miembro del Colegiado estima no estar de acuerdo con el voto del
ponente, expone su voto y las razones que lo motivan, el mismo que
según el artículo ciento cuarenticuatro de la citada Ley se notifica el
punto que determina la discordia y en la misma resolución se llama al
vocal dirimente expedito y se señala día y hora para la vista de la
causa que será conocido [sic] por bajo su dirección; [...] en tal sentido,
las normas citadas describen el iter formativo de la decisión de un
órgano Colegiado, así los actos que se desarrollan en dirección al
nacimiento de la sentencia se promueven en una dinámica
concatenada de actos vinculados el uno al otro (lógico), en un espacio
temporal (cronológico) y orientado a [un] fin (teleológico): el
nacimiento de la decisión a través de la cual ésta sólo será válida si
observa el iter descrito que, por el significado social que tiene al
resolver el conflicto de intereses y asegurar la paz social en justicia[,]
es de interés público...” (Casación Nro. 678-2005 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, págs. 17436-17437).
- “... El artículo 141 de la Ley Orgánica del Poder Judicial [...] establece
que en las Cortes Superiores tres votos conformes hacen resolución,
tratándose de las resoluciones que ponen fin a la instancia; mientras
que en los demás casos, bastan dos votos conformes. El artículo 121
del Código Procesal Civil, en su parte principal señala que, mediante
los autos, el juez resuelve la admisibilidad o el rechazo de la demanda
o de la reconvención, el saneamiento, la interrupción, la conclusión en
general y las demás formas de conclusión especial del proceso. La
doctrina jurisprudencial, en su orientación mayoritaria, asume que
debe distinguirse los autos que no deciden el fondo de la contradicción
[sic], de aquellos que, resolviendo un conflicto de intereses, de orden
jurídico, ponen fin al proceso; y que, por ende, en las Cortes
Superiores se requiere de tres votos conforme [sic -léase conformes-]
cuando se trata de resoluciones que ponen fin a la instancia; en
cambio, los dos votos que hacen resolución por mayoría relativa, son
suficientes cuando se trata de las demás situaciones incidentales o de
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-
establece que no será necesaria la firma del Vocal en la resolución
respectiva, ello es siempre y cuando obre en el expediente el voto por
escrito del Vocal respectivo, toda vez que será ese voto el que formará
parte de la resolución a emitir, no siendo necesario en este caso
nuevamente la firma del Magistrado referido...” (Casación Nro. 1660-
01 / Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-
2002, págs. 8338-8339).
- “... Si bien es cierto que la sentencia de vista no ha sido suscrita por el
Vocal [...], sin embargo, en la misma resolución se deja constancia que
tal situación responde a que dicho Magistrado fue trasladado a la
Corte Superior de [...], pero es el caso que cumplió con emitir su voto
escrito, en consecuencia se ha cumplido con lo establecido por el
artículo ciento cuarentinueve de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
consecuentemente no existe la irregularidad denunciada...” (Casación
Nro. 2835-2000 / San Román, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-01-2001, pág. 6801).
- “... La resolución de vista [...] que pone fin a la instancia tiene la
calidad de sentencia y se pronuncia sobre el fondo de la pretensión
controvertida; sin embargo aparece suscrita solamente por dos
magistrados [...]; no apareciendo el voto del Vocal Ponente [...], tal
como lo exige el artículo ciento treintiocho de la Ley Orgánica del
Poder Judicial que establece que la ponencia debe estar escrita y
firmada por el vocal designado; asimismo el artículo ciento
cuarentinueve del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial precitada establece que aún en el caso de impedimento,
traslado, licencia, vacaciones, cese o promoción, los Vocales tienen la
obligación de emitir su voto por escrito en las causas que hubieren
intervenido el que forma parte de la resolución, no siendo necesario la
firma de ésta por el Vocal referido, supuesto que tampoco se produce
en el caso de autos en el que no obra agregado a sus antecedentes, el
voto escrito del Vocal [Ponente] [...]. [...] Que, bajo dicho aspecto, la
sentencia de vista no cumple con el requisito esencial que establece el
artículo ciento veintidós, inciso sétimo, del Código Procesal Civil
concordado con el artículo ciento cuarentiuno de la Ley Orgánica del
Poder Judicial; [...] en consecuencia, se ha incurrido en las causales de
nulidad previstas en los incisos cuarto y sétimo del artículo ciento
veintidós del Código Procesal Civil; por lo que siendo así y en virtud a
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Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial...”
(Casación Nro. 1330-99 / Tumbes, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-05-2002, págs. 8665-8666).
- “... El Vocal Dirimente se adhiere al voto de los señores [Vocales]
[...], conforme se aprecia en la sentencia [...], haciendo suyos los
fundamentos que contiene la citada resolución [...]; [...] la Ley
Orgánica del Poder Judicial en sus artículos ciento cuarenticuatro y
ciento cuarenticinco, no exige una nueva motivación para la adhesión
al voto de otro Vocal...” (Casación Nro. 1396-2007 / Cusco, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23533-23534).
- “... Del texto de la sentencia aparece una constatación de la secretaría
de la Sala de Familia que certifica que la vocal discordante ha emitido
un voto llamado ‘concordante’ por el cual su posición ha dado lugar a
la discordia, ésta vez [sic -léase esta vez-], en base a que tomado en
cuenta los nuevos argumentos que sobre la materia ha emitido la Corte
Suprema[,] es de opinión se confirme la sentencia en todos sus
extremos, variando el sentido de su posición; [...] como se advierte, la
posición por la [sic] Vocal dirimente constituye una modificación de
su voto anterior emitido en calidad de discordia; sin embargo, por
excepción la misma Ley Orgánica del Poder Judicial, en su artículo
ciento cuarentitrés, segundo párrafo, [...] permite emitir voto
concordante que se produce antes de la emisión del voto dirimente
cuando el discordante concuerde con el voto
del ponente; así, [...] la vocal dirimente [...] al cambiar su voto
tomando en cuenta [...] nuevos elementos [...], ha concordado con el
voto del ponente, lo que constituye una variación razonable de
formación del fallo; por consiguiente, ha operado la regla excepcional
antes descrita, y como tal, no se ha producido infracción al debido
proceso; [...] la figura del voto concordante es una figura establecida de
manera excepcional en la Ley Orgánica del Poder Judicial, por ello, su
aplicación debe ser sólo de manera restringida y en tanto se justifique
razonablemente la modificación del voto...” (Casación Nro. 678-2005 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, págs.
17436-17437).
- “... El voto del doctor [Vocal] [...] no forma parte de la sentencia de
vista, sino es un voto singular...” (Casación Nro. 2732-2000 /
71
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
72
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
73
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2002,
págs. 8485-8486).
- “... Esta Sala Suprema ha señalado que hay infracción de las
formas esenciales para la eficacia y validez de los actos
procesales, cuando las resoluciones sobre discordias han sido
suscritas únicamente por el relator y no por todos los integrantes
de la Sala...” (Casación Nro. 438-96 / Lambayeque, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-01-1998, págs. 375-376).
“... Conforme lo establece el penúltimo párrafo del artículo ciento
treintiocho de la [...] Ley Orgánica del Poder Judicial, en las
resoluciones que emitan las Salas deben consignarse expresamente los
votos discordantes y los singulares. Tal mandato legal, sin embargo, no
se ha cumplido en autos, [...] en ese orden de ideas, se concluye que la
sentencia impugnada [sentencia de vista] se encuentra viciada de
nulidad, en atención a lo dispuesto en el artículo ciento setentiuno del
Código Procesal Civil, toda vez que ha sido emitida en forma
incompleta, con transgresión de las formas esenciales para su validez y
eficacia; siendo así no cumple con su finalidad, como es el de [sic
-léase como es la de-] otorgar garantías mínimas que aseguren un
juzgamiento imparcial y justo...” (Casación Nro. 1554-04 / Piura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2006, págs. 16085-
16086).
- “... Se aprecia que por resolución [...] se corrigieron los votos
discordantes [...] pero sin sustento alguno, toda vez que de lo
actuado no aparecen los fundamentos de dichos votos, más aún si
se tiene en cuenta que ésta resolución [sic -léase esta resolución-]
no ha sido notificada a ninguna de las partes procesales; [...] se
debe agregar a ello, que el artículo ciento cuarentitrés, segundo
párrafo, del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial señala que: ‘Una vez emitidos los votos, no pueden ser
74
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
75
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
- “... La expedición de la sentencia [de vista] impugnada se
encuentra viciada de nulidad, en atención a lo dispuesto en los
artículos ciento setentiuno y ciento veintidós inciso séptimo del
Código Procesal Civil, toda vez que ha sido suscrita por un Vocal
que no ha intervenido en la vista de la causa ni escuchado los
argumentos de defensa de la parte demandada, con transgresión de
las formas esenciales para su validez y eficacia; siendo así no
cumple con su finalidad, como es el de otorgar garantías mínimas
que le aseguren un juzgamiento imparcial y justo...” (Casación
Nro. 2448-03 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-11-2004, págs. 13118-13119).
- “... Como es de verse de autos, se tiene que el doctor [Vocal] [...]
ha emitido su voto sin haber escuchado el Informe Oral [...],
siendo esto así la Sala Superior debió haber declarado nula dicha
vista de la causa y señalar con ello nueva fecha con los Vocales
conformados [...], lo que no ocurrió; por lo que se estaría
vulnerando el Principio de Inmediatez, que tiene por objeto que el
Juez, quien en definitiva va a resolver el conflicto de intereses o la
incertidumbre jurídica tenga mayor contacto posible con todos los
elementos subjetivos (partes, terceros) y objetos (documentos,
lugares), que conformen el proceso, por esta razón el Juez puede
participar en la realización de todos los actos procesales y es que
la cercanía puede proporcionar mayores y mejores elementos de
convicción; [...] en consecuencia [...] se [...] estaría recortando el
derecho de defensa...” (Casación Nro. 2848-2003 / Amazonas,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2005, págs.
13459-13460).
“... Es el caso que mediante escritos [...], tanto la parte demandante
como la demandada, [...] solicitaron se les conceda el uso de la palabra
a fin de que sus abogados informen oralmente el día que se señale para
la vista de la causa, pedido que fue acogido [...] concediéndoles el uso
-
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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
77
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
Nro. 3170-99 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 08-
04-2000, pág. 5024).
“... No se incurre en incongruencia por fallo extra petita cuando la
Sala Superior, además de reproducir los fundamentos de la apelada,
introduce los suyos propios sin modificar la parte dispositiva de la
citada resolución...” (Casación Nro. 2673-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 21-01-2000, pág. 4623).
- “... Si bien la resolución de vista reproduce los fundamentos de la
apelada, tal circunstancia no le exime de la obligación procesal de
fundamentar correctamente su fallo, si la resolución que confirma no
apoya su decisión en norma de derecho material alguna, tanto más si
como sucede en el presente caso lo que ordena es distinto a lo que
manda la resolución que confirma...” (Casación Nro. 1678-97 / Cono
Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 10-06-1998, págs.
1275-1276).
- “... La falta de fundamentación de la resolución superior impide hacer
uso adecuado del Recurso de Casación...” (Casación Nro. 986-98 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 06-04-2000,
pág. 4959).
- “... Formulada la apelación el Superior puede anular, revocar o
confirmar la resolución materia de grado de acuerdo a lo que señala el
artículo 364 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2735-2006 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2007, págs.
20087-20088).
- “... La Sala Superior al resolver en grado de apelación conoce de la
causa ex novo, y puede según el caso confirmar, revocar o anular la
[resolución] apelada...” (Casación Nro. 1431-2007 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2007, pág. 20885).
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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
-
- “... Se constata de la resolución impugnada que su parte resolutiva
contraviene flagrantemente el [...] principio de plenitud, pues, es un
hecho incuestionable que el impugnante apeló contra la totalidad de la
sentencia [de] primera instancia por no encontrarla conforme y no sólo
sobre algunos aspectos de la misma, como equívocamente ha
considerado la Sala Superior al absolver el grado. Es que [...] de la
parte resolutiva de la sentencia de vista no aparece que se haya
confirmado, revocado o anulado la sentencia apelada, no bastando para
ello que se declare la improcedencia del recurso de apelación para
concluir en que el organismo revisor ha emitido una resolución en
plena observancia de lo prescrito en el artículo 122 inciso 4° del
Código Procesal Civil. [...] la resolución impugnada se ha tornado en
nula por la deficiencia procesal antes anotada, no existiendo
pronunciamiento válido...” (Casación Nro. 4301-2007 / Puno,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, págs. 21704-
21705).
“... Si el Colegiado Superior advertía prueba que desvirtuara el derecho
de la demandante, lo que le correspondía era emitir un
pronunciamiento de fondo y no sancionar una nulidad...” (Casación
Nro. 257-2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
12-2006, págs. 18014-18015).
- “... Si el Colegiado Superior considera que la conclusión a la que arribó
el Juez de la causa es errada, pues debe resolver conforme a lo que
indique su criterio jurisdiccional y a lo que aparezca de las pruebas
incorporadas al proceso, pero no es viable declarar la nulidad de una
resolución por el hecho de tener una apreciación diferente de los
hechos...” (Casación Nro. 3672-2006 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 0301-2008, págs. 21395-21396).
- “... Existe una afectación del debido proceso, cuando indebidamente la
Sala [Superior] pretende anular una sentencia cuyos defectos son
subsanables...” (Casación Nro. 1466-2005 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-11-2006, págs. 17897-17898).
79
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
- “... Las anteriores resoluciones emitidas por la [...] Sala Civil [...] no
resultan vinculantes para los Magistrados que suscriben la [resolución]
recurrida, en razón de [...] tratarse de diferentes miembros de dicho
órgano jurisdiccional...” (Casación Nro. 1321-07 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008, págs. 21256-
21257).
- “... En cuanto a la alegada omisión de los Relatores de suscribir
resoluciones, se trata de una deficiencia de estos auxiliares de justicia
que no constituye una transgresión al derecho al debido proceso...”
(Casación Nro. 2208-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 0212-2002, pág. 9628).
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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
-
- “... La resolución objeto del presente recurso [de casación] declara
improcedente la demanda, básicamente [...]; [...] estamos frente a lo
que en doctrina procesal se denomina ‘resolución inhibitoria’, es decir,
aquellas [sic -léase aquella-] en cuya virtud, por diversas causas, el
juez pone fin a una etapa del proceso, pero en realidad se abstiene de
penetrar en la materia del asunto que se le plantea, dejando de adoptar
resolución de mérito, esto es, ‘resolviendo’ apenas formalmente...”
(Casación Nro. 1056-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 0309-2007, págs. 20273-20274).
- “... Las sentencias como acto procesal se clasifican, atendiendo al
alcance del fallo, en sentencias de mérito y en sentencias inhibitorias,
siendo estas últimas cuando las instancias de mérito no resuelven
sobre las pretensiones demandadas sino sobre aspectos de la relación
procesal...” (Casación Nro. 244-2001 / Cusco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-012002, págs. 8216-8217).
- “... Una sentencia inhibitoria se caracteriza porque no contiene
pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, sino que se
resuelve sobre la validez de la relación jurídica procesal y entonces
declara improcedente la demanda...” (Casación Nro. 1338-2006 /
Cono Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2008,
pág. 21162).
- “... El hecho que la Sala de vista se haya pronunciado sobre los medios
probatorios aportados al proceso, ello no lo [sic] constriñe
necesariamente a emitir pronunciamiento sobre el fondo del asunto
cuando advirtiera en su calidad de director del proceso [...] alguna
formalidad procesal imperativa incumplida por las partes que impida
continuar con la prosecución normal del proceso...” (Casación Nro.
1320-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-07-
2007, págs. 19797-19798).
- “... La resolución materia de impugnación [...] no se trata de una
sentencia que se haya pronunciado sobre el fondo del asunto, por lo
que resulta
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
83
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
Nro. 3083-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-01-2008, págs. 21487-21488).
- “... Conforme al artículo 121 del Código Procesal Civil, nada impide
al Juez pronunciarse en la sentencia respecto de la validez de la
relación procesal...” (Casación Nro. 254-2008 / Lima Norte, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2008, págs. 23201-23202).
“... Sostiene [el recurrente] que se ha infringido la última parte del
artículo ciento veintiuno del Código Procesal Civil, indicando que la
sentencia recurrida además de no pronunciarse sobre el fondo de la
litis, consigna argumentos extraños que conducen a una decisión de la
misma índole, sin embargo, es necesario precisar que la norma que
invoca define lo que es una sentencia, y la facultad del juzgador para
pronunciarse sobre el fondo de la litis o eventualmente sobre la validez
de la relación procesal, siendo esto último lo que realizó el superior
colegiado, por lo que no se observa que se hubiese incurrido en causal
de nulidad alguna...” (Casación Nro. 1667-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 6957).
- “... La sentencia de mérito no contraviene dicho principio [principio
iura novit curia]; pues de conformidad con el artículo ciento veintiuno
in fine del Código Adjetivo [C.P.C.], [se] permite excepcionalmente
pronunciarse en la sentencia sobre la validez de la relación procesal,
cuando advierta la falta de conexidad entre lo peticionado, los
fundamentos fácticos y medios probatorios que lo sustenta [sic -léase
sustentan-]...” (Casación Nro. 3402-2000/ Cono Norte, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, pág. 7609).
- “... Tampoco se ha afectado el principio de preclusión del proceso,
pues la facultad del Juez de declarar la improcedencia de la demanda
en la sentencia está expresamente concedida por el último párrafo del
artículo ciento veintiuno del Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación
Nro. 10192000 / Cono Norte - Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-03-2001, págs. 7068-7069).
- “... Si bien es verdad que, como dispone el Artículo cuatrocientos
sesentiséis del Código Procesal Civil, consentida o ejecutoriada la
resolución que declara el saneamiento procesal precluye toda petición
referida a impugnar la validez de la relación jurídica procesal, esto no
84
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
85
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
válida, encontrándose facultado incluso para declarar su invalidez,
declarando la nulidad de todo lo actuado respecto de graves vicios o
defectos en la citada relación que no pudieron ser advertidos antes por
el Juez...” (Casación Nro. 1144-2004 / Cusco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 04-07-2006, págs. 16503-16504).
- “... Es posible que el juez excepcionalmente pueda examinar la validez
de la relación jurídica procesal en la sentencia en uso de la
prerrogativa que le reconoce el artículo 121 tercer párrafo del Código
Procesal Civil, salvo que exista pronunciamiento con autoridad de
cosa juzgada que haya definido tal circunstancia...” (Casación Nro.
202-2006 / Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-
2007, pág. 18648).
“... El artículo 121 in fine del Código Procesal Civil dispone que
mediante la sentencia el Juez pone fin a la instancia o al proceso en
definitiva, pronunciándose en decisión expresa, precisa y motivada
sobre la cuestión controvertida declarando el derecho de las partes, o
excepcionalmente sobre la validez de la relación procesal; en
consecuencia, cuando el órgano jurisdiccional de instancia quiere hacer
uso de la facultad conferida en la precitada norma adjetiva al expedir la
sentencia definitiva -pronunciarse de manera excepcional sobre la
validez de la relación procesal- debe motivar debidamente su fallo, esto
es, indicar las razones que justifican la expedición de un fallo
excepcional...” (Casación Nro. 2747-2007 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 04-09-2008, pág. 23073).
- “... Si bien es cierto que el tercer párrafo del artículo ciento veintiuno
del mismo cuerpo normativo [C.P.C.] dispone que, excepcionalmente,
el Juez a través de la sentencia puede pronunciarse sobre la validez de
la relación jurídica procesal, se exige para ello que la decisión así
expedida sea expresa, precisa y motivada, y en tal circunstancia, que
se funde en una causal expresamente prevista por ley; entonces, debe
concluirse que la facultad del Juzgador para emitir una resolución
inhibitoria se circunscribe a criterios de razonabilidad debidamente
justificados, los que, resulta evidente, no se han respetado en este
caso, violándose así los derechos fundamentales relativos al debido
proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva previstos en el inciso
tercero del artículo ciento treinta y nueve de la Constitución Política
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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
procesal no se haya entablado adecuadamente o cuando no obstante el
saneamiento procesal se advierta que el demandante carece de interés
o legitimidad para obrar, que el derecho ha caducado o que el órgano
jurisdiccional resulte absolutamente incompetente...” (Casación Nro.
1267-2006 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-10-2007, págs. 20458-20459).
- “... El último párrafo del artículo 121 del Código Procesal acotado
[C.P.C.] señala que con la sentencia el juez pone fin a la instancia
pronunciándose sobre la cuestión controvertida, declarando el derecho
de las partes o excepcionalmente la validez de la relación procesal;
cabe precisar que la excepcionalidad prevista, sólo procede por la
carencia evidente de alguno de los presupuestos procesales de forma o
de fondo que le impidan al juzgador emitir pronunciamiento sobre el
fondo de la cuestión controvertida; de presentarse duda, al respecto
debe preferirse resolver el fondo de la litis buscando la solución del
conflicto de intereses, en virtud de lo dispuesto por el artículo III del
Título Preliminar del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1565-
2008 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
12-2008, pág. 23397).
“... El Código Procesal Civil [...] establece en su artículo ciento
veintiuno parte in fine la facultad que tiene el Juez para pronunciarse
en la sentencia excepcionalmente sobre la validez de la relación
jurídico procesal; [...] dicha facultad del Juez de la causa resulta
extensiva al Colegiado Superior que absuelve el grado de apelación de
la sentencia, coligiéndose de ello que si bien el artículo cuatrocientos
sesentiséis del Código Procesal Civil establece que saneado el proceso
precluye el cuestionamiento a la validez de la relación jurídica
procesal, sin embargo el artículo ciento veintiuno parte in fine
establece una excepción en mérito del cual los jueces de mérito tienen
la facultad de pronunciarse excepcionalmente sobre la validez de la
relación jurídica procesal en la sentencia...” (Casación Nro. 1866-
2004 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-06-
2006, págs. 16267-16268).
- “... Si bien de acuerdo con el Artículo ciento veintiuno del Código
Procesal Civil, la sentencia de vista podía pronunciarse sobre la
validez de la relación procesal y declarar improcedente la demanda
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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
(...), para ello tenía que declarar nula la apelada o revocarla, lo que
implica que la apelada contenía una causal de nulidad o la Sala
modificaba la misma, pero al declarar improcedente la demanda, sin
anular o revocar la apelada, se mantiene la misma, lo cual importa un
absurdo jurídico y no existe pronunciamiento en la parte resolutiva
sobre la sentencia apelada, incumpliendo lo dispuesto en el inciso
cuarto del Artículo ciento veintidós del Código acotado e incurriendo
en la causal de nulidad contemplada en el Artículo ciento setentiuno
de dicho Código” (Casación Nro. 3016-99 / Huaura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 04-07-2000, pág. 5528).
89
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
122 -parte inicial del inc. 4)- del C.P.C.). Es de destacar que, según se desprende
de la parte final del inciso 4) del artículo 122 del Código Procesal Civil, en caso
de que el órgano jurisdiccional desestimara un pedido determinado debido a la
inobservancia de algún requisito o a la cita errónea de la norma aplicable a su
criterio, tiene la obligación de señalar de manera expresa cuál es el requisito
omitido o defectuosamente cumplido o, según el caso, la norma legal aplicable
al asunto de que se trate. Naturalmente, el requisito aludido debe ser uno
previsto por la ley y, en cuanto al precepto legal aplicable a criterio del
juzgador, cabe señalar que éste tiene que explicar por qué resulta aplicable.
Sólo los autos y sentencias (y no los decretos) deben contener, bajo sanción
de nulidad, el plazo para su cumplimiento, si fuera el caso (art. 122 -inc. 5)- del
C.P.C.).
De conformidad con lo dispuesto en el inciso 6) del artículo 122 del Código
Procesal Civil, únicamente las sentencias deben contener, bajo sanción de
nulidad, la condena en costas y costos y, si procediera, de multas, o la
indicación de la exoneración de su pago (que, en el caso de las costas y costos
procesales, debe ser, además de expresa, debidamente fundamentada: art. 412
-primer párrafo- del C.P.C.).
Todas las resoluciones (decretos, autos y sentencias) deben contener, bajo
sanción de nulidad, la firma del Juez y del auxiliar jurisdiccional
correspondiente (art. 122 -inc. 7)- del C.P.C.). Lo señalado constituye la regla
general respecto de la cual los tres últimos párrafos del artículo 122 del Código
Procesal Civil establecen las siguientes precisiones: A. en primera y segunda
instancia, así como en la Corte Suprema, las sentencias deben contener la firma
completa del Juez o Jueces que las emiten (en este último caso, si se trata de
órgano jurisdiccional colegiado); B. en primera y segunda instancia, así como en
la Corte Suprema, los autos llevan media firma del Juez o Jueces que los
expiden (en este último caso, si se trata
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
- Los laudos arbitrales (art. 59 -inciso 2)- del Decreto Legislativo Nro.
1071).
De conformidad con el penúltimo párrafo del artículo 123 del Código
Procesal Civil, la cosa juzgada alcanza: a) a las partes; y b) a quienes de ellas
deriven sus derechos. Siempre que hubieran sido citados con la demanda,
pueden extenderse los efectos de la cosa juzgada: a) a los terceros cuyos
derechos dependen de los de las partes; y b) a los terceros de cuyos derechos
dependen los de las partes. Como se observa, la certeza y carácter incuestionable
de una determinada situación ventilada judicialmente, derivados de la cosa
juzgada, son en realidad relativos por no ser oponibles a todas las personas al
contraerse solamente a los litigantes o a quienes de ellos emanan sus derechos.
El último párrafo del artículo 123 del Código Procesal Civil establece dos
restricciones a la inmutabilidad de la resolución que adquiere la autoridad de
cosa juzgada, a saber: la nulidad de cosa juzgada fraudulenta (art. 178 del
C.P.C.) y la corrección de resoluciones (art. 407 del C.P.C.).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a las resoluciones
con autoridad de cosa juzgada, ha establecido lo siguiente:
- “... Uno de los principios que conforman el derecho procesal es el
principio de la cosa juzgada, que consiste en revestir a las sentencias de
una calidad especial, en virtud del cual [sic -léase en virtud de la cual-]
no se permite que las partes frente a quienes se profiere puedan volver
a instaurar un segundo proceso con base en los mismos pedimentos y
sobre iguales hechos. Este principio obedece a la necesidad de darles el
carácter de definitivo a las sentencias y evitar así que se susciten por
las mismas cuestiones otros procesos...” (Casación Nro. 2212-2006 /
Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007,
págs. 19861-19862).
- “... El principio constitucional de cosa juzgada, mediante el cual el
Estado protege la eficacia e inamovilidad que adquiere la sentencia o
resolución que pone fin a un litigio o controversia y contra el cual no
cabe nuevo pronunciamiento o recurso impugnatorio alguno, porque ya
100
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
se agotaron los que procedían o se dejaron pasar los plazos legales para
interponerlos...” (Casación Nro. 3901-2000 / Junín, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-05-2002, pág. 8835).
- “... El principio de cosa juzgada constituye uno de los principios de la
función jurisdiccional, cuya observancia se encuadra dentro del respeto
a un debido proceso, y por lo tanto no constituye una forma procesal...”
(Casación Nro. 3047-99 / Piura, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 22-02-2000, pág. 4666).
- “... La cosa juzgada es una garantía procesal por la cual se dota a
ciertas resoluciones, generalmente sentencias, de una autoridad
especial que impide que entre las mismas partes se vuelva a debatir
sobre el mismo asunto [...] (igual causa o hechos o igual objeto o
pretensión), y dictarse una nueva resolución también sobre lo mismo
que pueda resultar contradictoria, atentando y alterando la seguridad
jurídica...” (Casación Nro. 1933-2007 / Cañete, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-042008, pág. 21913).
- “... La res iudicata es una garantía procesal mediante la cual se dota a
ciertas resoluciones generalmente sentencias de una especial calidad
que impide que entre las mismas partes se vuelva a debatir sobre el
mismo asunto, igual causa (hechos) y objeto (pretensión), y dictarse
nueva resolución; éste es un principio del debido proceso que da
seguridad a las decisiones judiciales” (Casación Nro. 3338-98 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 27-10-1999, pág. 3825).
- “... La cosa juzgada es un instituto procesal que constituye uno de los
fundamentos de la seguridad jurídica consistiendo en la inmutabilidad
de las ejecutorias judiciales...” (Casación Nro. 1370-03 / Cusco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-05-2004, págs. 11952-
11953).
- “... La cosa juzgada se asienta en dos principios: a) La extinción de la
acción con su ejercicio, lo que impide su renovación en otro proceso,
salvo excepción legal expresa; y b) La seguridad jurídica, a fin de dar
estabilidad a las relaciones de Derecho. Por eso los efectos de la cosa
juzgada obligan a toda autoridad y el artículo 139 de la Carta Política,
en sus incisos 2 y 13, prohíbe dejar sin efecto resoluciones que han
pasado en autoridad de cosa juzgada y revivir procesos fenecidos. De
aquí sigue que son caracteres de la Cosa Juzgada, la inmutabilidad y la
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Lino Palacio dice de esta causal que “... es necesario que el juicio se haya
promovido antes de haber tomado el juez intervención en la causa,
pues en caso contrario estaría en manos de cualquiera de las partes
crear una causal de recusación mediante el simple arbitrio de entablar
una demanda contra el juez. Distinto sería el caso, naturalmente, si
fuese el propio juez quien iniciase el pleito” (PALACIO, 1979, Tomo
II: 320).
Puntualizamos que el interesado puede basar la recusación que haga del
Juez en las causales contempladas en el artículo 307 del Código Procesal Civil
y, también, en las causales reguladas en el artículo 305 del indicado Código
adjetivo, que versa sobre las causales de impedimento, cuando el Juez impedido
no cumpliera con su deber de abstención o excusación (art. 312 del C.P.C.).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la recusación
del Juez, ha establecido lo siguiente:
- “... Por la recusación, son las partes quienes cuestionan la intervención
del magistrado por hechos que, no configurando causales de
impedimento, consideran que puedan influenciar en su decisión (como
el ser amigo o enemigo manifiesto de una de las partes, tener
relaciones de crédito con alguna de las partes, ser donatarios,
empleadores o presuntos herederos de aquellos, tener interés en el
resultado del proceso, etcétera); tales hechos requieren ser probados
por quien los alega con medios pertinentes y suficientes...” (Casación
Nro. 2246-04 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
06-2006, págs. 16119-16120).
- “... El inciso 1) del artículo 307 del Código Adjetivo [C.P.C.]
establece que las partes pueden solicitar [vía recusación] que el Juez
se aparte del proceso cuando se demuestre por hechos inequívocos que
es amigo íntimo o enemigo manifiesto ‘de cualquiera de las partes’, no
existiendo referencial [sic -léase referencia-] alguna en la glosada
norma adjetiva a la amistad o enemistad con representantes de
personas jurídicas...” (Casación Nro. 1121-07 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007, págs. 20647-20648).
- “... El doctor [...], al haber actuado como abogado de doña [...] en otro
proceso, ha tenido relación laboral con dicha persona que a su vez es
demandada en este juicio; [...] por ello, dicho Magistrado se
encontraba prohibido de intervenir en este proceso [...] y a pesar de
ello, ha resuelto él mismo como integrante de la Sala Superior, lo que
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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
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-primer párrafo- del C.P.C.). Si este último estima que los motivos invocados
por el Juez que se abstuvo de seguir conociendo la causa no son lo
suficientemente serios como para ameritar su apartamiento del proceso, deberá
seguir el trámite señalado en el artículo 306 del Código Procesal Civil (art. 313
-in fine- del C.P.C.), numeral que versa acerca del trámite de la excusación.
Couture apunta que “la abstención no configura una causal de inhabilidad,
ni siquiera un motivo de sospecha. Es una situación de conciencia que autoriza
al juez a ser relevado de la intervención en el asunto. Es un derecho de tipo
administrativo que tienen todos los funcionarios públicos, y que consiste,
sustancialmente, en liberarlos del conflicto moral que representa tener que
decidir en asuntos en los cuales razones de decoro o de delicadeza les crean un
estado particular de violencia moral. Este tipo de derecho no alcanza a las partes
en ningún sentido. Estas son ajenas a una situación que se produce
exclusivamente dentro de la conciencia moral del magistrado. No pueden
requerir a éste su alejamiento del asunto, ni les es dado tampoco obtenerlo por
intermedio de su superior jerárquico” (COUTURE, 1950, Tomo III: 134).
Sobre el particular, Aldo Bacre anota lo siguiente:
“Con respecto a los motivos graves de decoro o delicadeza, debe
interpretarse como aquellas circunstancias que originan una violencia
moral en el juzgador, perturbando su seriedad, al encontrarse con un
escrúpulo, o sea cuando considera que su conocimiento en la causa
afectaría su propia estimación como hombre o como juez. Deben ser
causas que afecten a su propio decoro.
Los motivos graves de delicadeza están, en el orden de la moralidad
íntima del juez, un peldaño más abajo que la afectación del decoro,
pues constituyen una agudización del sentimiento, que debe
respetarse.
Estos motivos deben existir con anterioridad al proceso, pues no pueden
ser consecuencia de actitudes o expresiones ofensivas de las partes,
quienes de esta manera podrían separarlo del juicio. En estos casos, el
juez debe hacer valer su autoridad manteniendo el buen orden del
proceso y aplicando las sanciones que correspondan” (BACRE, 1986,
Tomo I: 596-597).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la abstención
del Juez, ha establecido lo siguiente:
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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
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3. AUXILIARES JURISDICCIONALES
De acuerdo a lo normado en el artículo 54 del Código Procesal Civil, son
auxiliares de la jurisdicción civil:
- Los Relatores.
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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
3.2 Relatores
Los Relatores son funcionarios públicos letrados adscritos a las Salas de la
Corte Suprema o de las Cortes Superiores que tienen las siguientes funciones u
obligaciones (según el art. 263 de la L.O.P.J.):
1. Concurrir a las Cortes antes de que comience el despacho.
2. Guardar secreto de lo que ocurre en la Sala.
3. No dar razón del despacho antes de que las resoluciones hayan sido
autorizadas.
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16. Concurrir a las audiencias e informes orales y leer las piezas del
proceso que el Presidente ordene.
17. Llevar un libro en que se anote el día y hora señalados para las
audiencias o informes orales, con indicación del nombre de las partes,
su situación procesal, del Fiscal que debe actuar, si fuera el caso, y de
los defensores designados, así como el Juzgado del que proviene la
causa.
18. Las demás que correspondan conforme a la ley y al Reglamento.
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- El perito.
- El depositario.
- El interventor.
- El martillero público.
- El curador procesal.
- La policía (judicial).
- Los otros órganos que determine la ley (como, por ejemplo, el
custodio, los traductores e intérpretes).
3.5.1 Perito
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LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
3.5.2 Depositario
El depositario es el órgano de auxilio judicial (art. 55 del C.P.C.) que recibe
la cosa sobre la cual recae el embargo en forma de depósito con la obligación de
cuidarla diligentemente y conservarla en su poder, haciendo entrega de ella
cuando el órgano jurisdiccional se lo ordene.
Será siempre depositario el afectado con la medida, porque si tal función la
ejerce una tercera persona se le denominaría custodio y se estaría ante otra
129
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
3.5.3 Custodio
El custodio es el órgano de auxilio judicial encargado de cuidar, conservar y
restituir -cuando le sea requerido y en el estado que lo recibió- el bien sobre el
cual recae una medida cautelar en forma de secuestro, ya sea judicial o
conservativo.
130
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
Una vez nombrado el custodio y aceptado el cargo por éste, asume, bajo
responsabilidad civil y penal, una serie de obligaciones contempladas en los
artículos 649 -segundo párrafo- y 655 del Código Procesal Civil, a saber:
- Debe conservar los bienes en custodia en el mismo estado en que los
recibe y a la orden del Juzgado.
- Tiene que velar por los bienes secuestrados en el local destinado para
ello, estando impedido entonces de trasladarlos a un lugar distinto sin
autorización del Juez (salvo que tal traslado sea necesario para evitar
su deterioro, pérdida o destrucción).
- Está obligado a facilitar el acceso permanente al local donde se hallan
los bienes secuestrados, tanto a las partes como al veedor (si lo
hubiere), con la finalidad de que puedan observar tales bienes.
- Debe presentar los bienes sobre los que recae la medida cautelar de
secuestro dentro del día siguiente al de la intimación del Juez, sin
poder invocar derecho de retención (aun en el supuesto de que no se le
haya retribuido por su labor).
- Está sujeto a dar cuenta inmediata al Juez de todo hecho que pueda
significar alteración de los objetos en secuestro.
3.5.4 Interventor
El interventor (órgano de auxilio judicial: art. 55 del C.P.C.) es la persona
designada por el Juez en caso de trabarse un embargo en forma de intervención,
que tendrá a su cargo la labor de recaudar los ingresos (interventor recaudador)
u obtener información (interventor informador) sobre el movimiento económico
de una empresa de persona natural o jurídica.
Según Alvarez Juliá, Neuss y Wagner, el interventor recaudador “... es el
auxiliar que el juez designa para materializar la recaudación de fondos o frutos.
Carece de injerencia en la administración del ente o persona afectada...”
(ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 440-441).
Son obligaciones del interventor recaudador las siguientes:
- Verificar el funcionamiento y conservación de lo intervenido, sin
interferir ni interrumpir sus labores propias (art. 662 -inc. 1)- del
C.P.C.).
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
- Llevar control de ingresos y egresos (art. 662 -inc. 2)- del C.P.C.).
- Proporcionar, de los fondos que recauda, lo necesario para la actividad
regular y ordinaria de lo intervenido (art. 662 -inc. 3)- del C.P.C.).
- Poner a disposición del Juez, dentro de tercer día, las cantidades
recaudadas, consignándolas a su orden en el Banco de la Nación. A
pedido propio o de parte, puede el Juez modificar el plazo para
consignar (art. 662 -inc. 4)- del C.P.C.).
- Informar, en los plazos señalados por el Juzgado, el desarrollo regular
de la intervención (especialmente los hechos a que se refieren los tres
primeros acápites). Así lo establece el inciso 5) del artículo 662 del
Código Procesal Civil.
- Debe (como obligación especial) informar de inmediato sobre aspectos
que considere perjudiciales o inconvenientes a los intereses de quien ha
obtenido la medida cautelar, entre ellos la falta de ingresos y la
resistencia e intencional obstrucción que dificulte o impida su
actuación (art. 663 del C.P.C.).
El interventor informador “... es el auxiliar que el juez designa para
investigar el estado de bienes, negocios, operaciones o actividades, pero sin
importar interferencia en la administración de la sociedad o persona física
afectada” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 441).
El interventor informador está obligado a:
- Informar por escrito al Juez, en las fechas señaladas por éste, respecto
de las comprobaciones sobre el movimiento económico de la empresa
intervenida, así como otros temas que interesen a la materia
controvertida (art. 666 -inc. 1)- del C.P.C.).
- Dar cuenta inmediata al Juez sobre los hechos que considere
perjudiciales al titular de la medida cautelar, o que obsten el ejercicio
de la intervención (art. 666 -inc. 2)- del C.P.C.).
132
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
dichos bienes con el fin de conseguir el mayor precio de los mismos mediante
las diversas posturas que se hagan.
Lo relativo a este órgano de auxilio judicial se encuentra normado en la Ley
Nro. 27728 (“Ley del Martillero Público”, del 23-05-2002) y en su Reglamento
(Decreto Supremo Nro. 008-2005-JUS, del 22-07-2005).
Es de destacar que, con arreglo a lo previsto en la Primera Disposición
Complementaria del Decreto Supremo Nro. 008-2005-JUS, el procedimiento de
remate regulado en la Ley Nro. 27728 y en dicho Decreto Supremo será de
aplicación a todo remate privado o particular. En el caso de remates judiciales,
será de aplicación supletoria a lo establecido en el Código Procesal Civil en lo
no previsto, y en el caso de remates administrativos será de aplicación en tanto
no exista normatividad especial al respecto.
133
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
3.5.8 Traductor
134
LOS ORGANOS JUDICIALES Y SUS AUXILIARES
135
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
ejemplo, los traductores e intérpretes: art. 55 del C.P.C.) pueden ser recusados
(según el art. 315 del C.P.C.) por las causales previstas en los artículos 305 y
307 del Código Procesal Civil (que versan sobre las causales de impedimento y
recusación de los Jueces) que les sean aplicables. Así tenemos que cualquiera de
los nombrados puede ser recusado en los siguientes casos:
A) Cuando ha sido parte anteriormente en el proceso (arts. 305 -inc. 1)- y
315 del C.P.C.).
B) Cuando él o su cónyuge o concubino, tiene parentesco dentro del
cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o de adopción
con alguna
de las partes o con su representante o apoderado o con un abogado que
interviene en el proceso (arts. 305 -inc. 2)- y 315 del C.P.C.).
C) Cuando él o su cónyuge o concubino, tiene el cargo de tutor o curador
de cualquiera de las partes (arts. 305 -inc. 3)- y 315 del C.P.C.).
D) Cuando ha recibido él o su cónyuge o concubino, beneficios, dádivas
de alguna de las partes, antes o después de empezado el proceso,
aunque ellos sean de escaso valor (arts. 305 -inc. 4)- y 315 del C.P.C.).
E) Cuando ha conocido el proceso en otra instancia (arts. 305 -inc. 5)- y
315 del C.P.C.).
F) Cuando es amigo íntimo o enemigo manifiesto de cualquiera de las
partes, demostrado por hechos inequívocos (arts. 307 -inc. 1)- y 315
del C.P.C.).
G) Cuando él o su cónyuge o concubino o su pariente en la línea directa o
en la línea colateral hasta el segundo grado, primero de afinidad o
adoptado, tienen relaciones de crédito con alguna de las partes; salvo
que se trate de persona de derecho o de servicio público (arts. 307 -inc.
2)- y 315 del C.P.C.).
H) Cuando él o su cónyuge o concubino, son donatarios, empleadores o
presuntos herederos de alguna de las partes (arts. 307 -inc. 3)- y 315
del C.P.C.).
I) Cuando haya intervenido en el proceso como apoderado, miembro del
Ministerio Público, perito, testigo o defensor (arts. 307 -inc. 4)- y 315
del C.P.C.).
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CAPITULO II
EL MINISTERIO PUBLICO
139
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(...)
140
EL MINISTERIO PUBLICO
(...)
En el proceso civil, (sin perjuicio del principio dispositivo), se admite, en
ciertos casos, la actuación como parte del ministerio público mediante el
ejercicio de la acción (pretensión), convirtiéndolo así en parte (principal)
en el proceso.
En otros casos, no ya con salvar la inercia de las partes, sino más bien para
prevenir que éstas actúen no en función de la aplicación de la ley, sino en
desmedro o en fraude a ella, o sin atender debidamente al desamparado, se
permite la intervención del ministerio público como tercero (interviniente),
a menudo obligatorio, en un proceso entre otras partes principales.
En determinados procesos la ley establece la preceptiva intervención, y en
otros, simplemente, la audiencia del ministerio público.
Se trata de las formas procesales más comunes en que actúa el ministerio
público (fiscal) en el proceso” (VESCOVI, 1999: 152-154).
Lino Palacio señala al respecto lo siguiente:
“... Frente a los órganos judiciales cuya función consiste en satisfacer las
pretensiones o peticiones extracontenciosas que pueden constituir el objeto
de un proceso, el ordenamiento jurídico prevé el funcionamiento de otros
órganos estatales a quienes corresponde, en términos generales, la misión
de defender intereses que afectan al orden público y social.
El conjunto de dichos órganos recibe, genéricamente, la denominación de
Ministerio Público, incumbiendo a sus titulares el cumplimiento de dos
tipos de funciones claramente diferenciables de la función judicial. Una de
ellas, que reviste carácter primordial, consiste en el planteamiento de cierta
clase de pretensiones o peticiones, o de oposiciones a éstas, y su ejecución
se halla encomendada al ministerio público sea porque existe interés social
en no supeditar el cumplimiento de esos actos a la iniciativa privada, sea
porque así lo impone la condición de las personas cuyos derechos se
controvierten en el proceso. La otra función, que es de índole secundaria,
se manifiesta a través del contralor que ejerce el ministerio público con
141
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
142
EL MINISTERIO PUBLICO
(...)
En estos casos, el ministerio público se hace actor en juicio (...), porque las
normas procesales, al lado de los sujetos titulares de las relaciones
jurídicas o de los estados jurídicos de que se vendrá a discutir, autoriza o
legitima a accionar al ministerio público, como portador de un interés
público que se concreta en un interés estatal.
Con esto no se quiere reconocer al ministerio público una facultad genérica de
promover las acciones, cuyo ejercicio, por lo común, está reservado a los
titulares particulares de los intereses tutelados por el derecho; sólo se
quiere patentizar, por el contrario, que en algunas particulares categorías
de acciones, además de los sujetos legitimados para accionar sobre la base
del criterio de la titularidad, existe otro sujeto, el ministerio público, a
quien las leyes procesales le reconocen dicha legitimación como portador
de un interés público, propio del Estado, que predomina e incide en la
esfera de las relaciones y de los estados jurídicos de los ciudadanos (...).
143
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
Por otra parte, en lo que respecta al ministerio público interviniente, las normas
procesales dan unas veces facultad al ministerio público para incorporarse,
mediante una forma de intervención, a una litis pendiente ya entre otros
sujetos; y otras veces, en cambio, imponen al ministerio público la
obligación de intervenir en causa, cuando se discutan relaciones o estados
jurídicos en que al lado del interés privado haya un interés público (...).
En cuanto a las atribuciones del ministerio público requirente, puede ocurrir
siempre, en materias en que exista un interés de derecho público, que el
ministerio público deba ser oído, a fin de que exprese su dictamen en una
forma (...) que se llama requisitoria.
(...) Bajo este concepto (requisitoria) se quiere hacer referencia
únicamente a las conclusiones que sobre determinado negocio formula
el ministerio público, dando su dictamen positivo o negativo”
(ROCCO, 1976, Volumen II: 161-163).
De acuerdo a lo normado en el artículo 113 del Código Procesal Civil, el
Ministerio Público ejerce las siguientes atribuciones:
1. Como parte.
2. Como tercero con interés, cuando la ley dispone que se le cite.
3. Como dictaminador.
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar, acerca
de la actuación del Ministerio Fiscal (Público) como parte, expresan que:
“Es aquí donde cabe referirse propiamente a la publicización de los
derechos, por cuanto el Ministerio fiscal asume con plenitud la
condición de parte, si bien se trata de una parte especial, dado que su
interés no es privado, actuando en defensa del interés general. (…) El
Ministerio fiscal (…) defiende los intereses de la sociedad, atendido el
hecho de que ésta ha reflejado cuál es su interés en la ley, y siguiendo
los principios de unidad y dependencia.
En su actuación procesal el Ministerio fiscal ostenta la representación y la
defensa conjuntamente, y no puede realizar actos de disposición del
derecho material (renuncia, allanamiento), aunque sí del proceso
(desistimiento). En todo caso podrá oponerse a la realización de actos
dispositivos por las partes privadas (aunque éstos, normalmente, no
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EL MINISTERIO PUBLICO
tuvieren que litigar en causa propia que no tuviese relación alguna con su
función, otorgarán poder).
151
CAPITULO III
1. PARTE DEMANDANTE
En principio, como lo hace notar Gimeno Sendra:
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LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO
(…)
Las partes se identifican con los sujetos que solicitan la tutela judicial
efectiva, a través del proceso en el que aparecen afectados, y que es
preciso distinguir de aquellos otros que también intervienen en el
153
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
proceso, como los que les asisten (abogados y procuradores), o los que
sirven en los juzgados y tribunales (jueces y funcionarios), o los que
colaboran (como los testigos o los peritos). En el proceso judicial se
produce una representación histórica de hechos, a través de unos
actores y directores y figurantes. Pero partes sólo son aquellos que
piden la resolución de su problema, y los que se defienden frente a
estas peticiones, resultando afectados por la sentencia que se dicte”
(GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN,
2000, Tomo I: 287-288).
Según Casarino Viterbo, “... la parte que pide la declaración o protección de
su derecho recibe el nombre de demandante...” (CASARINO VITERBO, 1983,
Tomo III: 36).
Oderigo estima que el actor o demandante “es la persona del derecho
privado que mediante el proceso civil pide a propio nombre la actuación de la
ley civil, en favor suyo o de otra persona a la que necesariamente represente por
ministerio de la ley” (ODERIGO, 1989, Tomo II: 182).
Casarino Viterbo precisa que “... la intervención en juicio en calidad de
demandante es un acto procesal entregado a la simple voluntad del propio
demandante; él es el dueño o no de ejercitar la acción de que se trata, y, al no
hacerlo, no correrá otro riesgo que el de la prescripción extintiva de su propia
acción” (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 42).
2. PARTE DEMANDADA
El demandado “es la contrafigura procesal del actor, su réplica con signo
contrario: es la persona que a nombre propio resiste la actuación de la ley civil
pretendida por aquél, en defensa suya o de otra persona a la que necesariamente
represente por ministerio de la ley” (ODERIGO, 1989, Tomo II: 187).
Casarino Viterbo señala al respecto que “la parte en contra de la cual se
pide esta declaración o protección (del derecho) recibe el nombre de
demandado...” (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 36). El mencionado
autor advierte que “... la intervención en juicio en calidad de demandado
depende única y exclusivamente de la voluntad del demandante, al pretender
accionar en su contra y atribuirle esta calidad de demandado, aun en contra de
sus deseos” (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 42).
3. COMPARECENCIA AL PROCESO
154
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO
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(...)
156
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO
157
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(...)
Es, pues, esta capacidad (...) la de estar o comparecer en juicio (legitimatio
ad processum).
Un concepto completo de la capacidad de obrar procesal sería éste: Es la
que se reconoce, a los sujetos con capacidad de obrar civil, como
aptitud para comprender la trascendencia de los actos procesales y
para hacerse cargo de sus consecuencias, como también para realizar
válidamente tales actos” (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980,
Volumen 1: 64-65).
Lorca Navarrete, acerca de la capacidad de obrar procesal, hace estas
aseveraciones:
“(La) llamada capacidad de obrar procesal (…) o capacidad para
comparecer faculta, al que ya posee personalidad procesal y existe
para el derecho procesal para poder actuar eficazmente en el proceso
de la función jurisdiccional, es decir, que para poder realizar actos
procesales y, en definitiva, para poder personarse no basta con tener
capacidad para ser parte, es preciso además, tener un grado más de
capacidad, esto es, la capacidad procesal o capacidad de obrar
procesal.
Por tanto, una cosa es poder figurar como parte en un proceso y otra
distinta es poder actuar e intervenir o comparecer en el proceso.
La regla general consiste en que solo pueden personarse o comparecer en
juicio los que estén en el pleno ejercicio de su personalidad procesal.
Ya no se trata de existir para el derecho procesal al obtener la personalidad
procesal, cuanto más bien, que quienes tienen personalidad
procesal o se hallan en el pleno ejercicio de la misma con plenitud
de derechos civiles puedan personarse y comparecer en un proceso.
(…)
Es el concepto de personalidad procesal el que le permite, a quien es
persona con plenitud de derechos civiles, a comparecer
procesalmente.
158
LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO
6. LA “LEGITIMATIO AD CAUSAM”
Para Gozaíni, “... la legitimación ‘ad causam’, implica, además de la
asignación propia del derecho subjetivo, la naturaleza efectiva de reclamarlo por
sí y para sí” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 1: 380). Dicho autor añade que
la legitimatio ad causam “... supone que el interesado ha tomado parte en la
relación jurídica que da origen al objeto del proceso. Sería aproximadamente la
situación individual de cada interviniente la que en su relación con el hecho
principal otorga legitimación en la causa...” (GOZAINI, 1992, Tomo I,
Volumen 1: 381).
Al respecto, Devis Echandía enseña que:
“Tener legitimación en la causa consiste en ser la persona que, de
conformidad con la ley sustancial, puede formular o contradecir las
pretensiones contenidas en la demanda (...), por ser el sujeto activo o
pasivo de la relación jurídica sustancial pretendida o del ilícito penal
imputado, que deben ser objeto de la decisión del juez, en el supuesto
de que aquélla o éste existan; o en ser el sujeto activo o pasivo de una
relación jurídica sustancial que autorice para intervenir en el proceso
ya iniciado.
(...) No se trata del derecho o la obligación sustancial, porque puede que
éstos no existan, y que basta con que se pretenda su existencia; por eso
puede ser perfecta la legitimación en la causa y, sin embargo,
declararse en la sentencia que dicho derecho y tal obligación (...) no
existen realmente” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo I: 310).
Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, en relación al tema que se
examina en este punto, apuntan lo siguiente:
“... Se entiende hoy por legitimación la cualidad de un sujeto jurídico
consistente en hallarse, dentro de una situación jurídica determinada,
en la posición que fundamenta, según el Derecho, el reconocimiento a
su favor en una pretensión que ejercita (la legitimación activa) o a la
exigencia, precisamente respecto de él, del contenido de una pretensión
(legitimación pasiva).
159
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(...)
(...) Hallarse un sujeto en la posición jurídica que fundamenta que
precisamente él obtenga una concreta tutela jurisdiccional
(legitimación activa), suele consistir en ser titular de un derecho
subjetivo privado (que fundamenta una acción). Y hallarse en la
posición que justifica padecer la concesión de una tutela jurisdiccional
concreta (legitimación pasiva), frecuentemente significa ser titular de
un deber u obligación...” (DE LA OLIVA; y FERNANDEZ, 1990,
Volumen I: 399-400).
Muñoz Rojas afirma que la legitimación activa “... se refiere a la facultad
que tiene una persona concreta y determinada (o varias, incluso no
determinadas, como sucede en la acción popular) para asumir en un proceso la
postura de demandante...” (MUÑOZ ROJAS, 1960: 70-71). Y que “... la
legitimación pasiva hace referencia a aquella que poseen uno o varios sujetos
para asumir, en un caso concreto, la postura de demandados” (MUÑOZ ROJAS,
1960: 71).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín estiman que “... la
legitimación es activa, cuando va referida a la parte actora o demandante, a la
parte que pide en primer lugar y que pone en marcha el ‘iter procesal’; se
denomina pasiva cuando se refiere a la parte demandada, aquélla frente a la cual
se pide” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000,
Tomo I: 296).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la legitimación
para obrar, ha establecido lo siguiente:
- “... La legitimación procesal es la capacidad de ejercicio, en el proceso, de
los derechos civiles; es la aptitud que tiene la persona de obrar directamente
en un proceso como parte, defendiendo sus derechos...” (Casación Nro.
5003-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 0309-2008,
págs. 22951-22952).
- “... La legitimación procesal es un elemento propio de la sentencia ya que la
legitimación determina la persona que tiene el derecho para demandar o ser
demandado...” (Casación Nro. 2602-2000 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, págs. 7775-7776).
- “... Sólo quienes han intervenido en la relación material o sustantiva están
legitimados para intervenir en la relación procesal...” (Casación Nro. 3141-
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como cualquier persona natural o jurídica, ya sea como sujeto pasivo o activo de
la relación jurídica procesal o como tercero.
La disposición contenida en el artículo 59 del Código Procesal Civil guarda
concordancia con lo normado en la Sétima Disposición Final de dicho cuerpo de
leyes, conforme a la cual, salvo disposición distinta de este Código, quedan
suprimidos todos los procesos judiciales especiales y todos los privilegios en
materia procesal civil en favor del Estado, el Gobierno Central y los Gobiernos
Regionales y Locales, sus respectivas dependencias y demás entidades de
derecho público o privado, de cualquier naturaleza.
8. SUSTITUCION PROCESAL
Se colige del artículo 60 del Código Procesal Civil, que regula lo
concerniente a la sustitución procesal, que esta última es una institución jurídica
por la cual una persona puede iniciar un proceso o coadyuvar en la defensa del
ya iniciado cuando exista interés de su parte en el resultado del proceso, sin que
se precise acreditar derecho propio o interés directo en la materia discutida.
Del citado precepto legal se desprende, además, que procede la sustitución
procesal cuando el acreedor ejerce los derechos del deudor, sea en vía de acción
o para asumir su defensa: art. 1219 -inc. 4)- del Código Civil; y en los demás
casos permitidos por ley. Como se observa, la sustitución procesal fundada en el
ejercicio por parte del acreedor del derecho de acción del deudor da lugar a la
acción subrogatoria u oblicua a que se refiere el inciso 4) del artículo 1219 del
Código Civil. Así, sin acreditar derecho propio o interés directo en el objeto de
controversia, puede un tercero (acreedor, cesionario, etc.) iniciar la litis; sin
embargo, los derechos a que se hace referencia no pueden ser personalísimos
sino únicamente patrimoniales.
La acción subrogatoria u oblicua también puede darse en el caso de la
sustitución procesal basada en la defensa del demandado, y tiene relación con la
intervención coadyuvante (llamada también por la doctrina intervención por
adhesión o accesoria), contenida en el artículo 97 del Código Procesal Civil,
numeral conforme al cual: A. quien tenga con una de las partes una relación
jurídica sustancial, a la que no deban extenderse los efectos de la sentencia que
resuelva las pretensiones controvertidas en el proceso, pero que pueda ser
afectada desfavorablemente si dicha parte es vencida, puede intervenir en el
proceso como coadyuvante de ella; B. esta intervención (coadyuvante) puede
admitirse incluso durante el trámite en segunda instancia; C. el tercero
coadyuvante puede realizar los actos procesales que no estén en oposición a la
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9. CURADORIA PROCESAL
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto apuntan que “... los curadores ad litem
son defensores designados por el juez, que sustituyen a los representantes y a los
apoderados y deben ser abogados inscritos. Se les asigna a quienes no ha sido
posible vincular personalmente al proceso mediante la notificación de la primera
providencia. Se designa igualmente curador ad litem a quienes siendo incapaces
carezcan de representante, o deban litigar contra sus representantes. Los
curadores ad litem pertenecen al cuerpo de auxiliares de la justicia y gozan de
todos los poderes procesales, salvo los que se reserven a la parte y en especial de
esos que implican disposición del objeto litigioso: transigir, desistir, allanarse,
confesar y partir” (QUINTERO; y PRIETO, 1995, Tomo II: 24).
El curador procesal es, pues, aquella persona designada por el Juez para
comparecer en un proceso en lugar de la parte o de su representante legal por no
tener éstos capacidad procesal o no poder hacerla efectiva. El nombramiento
necesariamente recaerá en un abogado (art. 61 -primer párrafo- del C.P.C.).
La curadoría procesal procede en los siguientes casos:
A) Cuando no sea posible emplazar válidamente al demandado por ser
indeterminado, incierto o con domicilio o residencia ignorados,
según
lo dispuesto por el artículo 435 del Código Procesal Civil (art. 61 -inc. 1)-
del C.P.C.).
B) Cuando no se pueda establecer o se suspenda la relación procesal
por incapacidad de la parte o de su representante legal (art. 61 -inc.
2)- del C.P.C.). Al respecto, el artículo 43 del Código Civil señala
que son absolutamente incapaces: a) los menores de dieciséis años
(salvo para aquellos actos determinados por la ley); y b) los que por
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No es forzoso por lo tanto, que los litigantes actúen por su propio derecho,
la representación procesal puede evitarlo y lo hace de dos maneras:
a).- Cuando se trata de incapaces, intervienen en el proceso sus
representantes legítimos, o sea los que conforme a ley hacen sus
veces, tales como los ascendientes respecto de sus descendientes,
los tutores con relación a sus pupilos (...) y otros casos análogos a
los anteriores.
b).- La representación legal debe distinguirse claramente de la
convencional que tiene lugar cuando los interesados, mediante un
poder o un mandato nombran procurador judicial que actúe por
ellos en el proceso” (PALLARES, 1979: 139).
En lo relativo a la representación procesal en general, debe tenerse presente
lo normado en el artículo 58 del Código Procesal Civil, conforme al cual:
- Tienen capacidad para comparecer por sí a un proceso o para conferir
representación designando apoderado judicial, las personas que
pueden disponer de los derechos que en él se hacen valer, así como
aquellas a quienes la ley se lo faculte. Las demás deben comparecer
por medio de representante legal.
- También pueden comparecer en un proceso, representando a otras
personas, las que ejercen por sí sus derechos.
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
- Los que adolecen de deterioro mental que les impide expresar su libre
voluntad.
- Los pródigos.
- Los toxicómanos.
- Los que sufren pena que lleva anexa la interdicción civil (ahora
inhabilitación).
- El desaparecido (representándolo el curador interino, a no ser que
tenga representante o mandatario con facultades suficientes inscritas en
el Registro Público: art. 47 del C.C.).
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- “... Según el artículo sesenticuatro del Código Procesal Civil, las personas
jurídicas no están impedidas para otorgar poder procesal, y, en tal sentido,
el último párrafo del artículo setentidós del precitado Código, prescribe que
para su eficacia procesal el poder por Escritura Pública no requiere estar
inscrito en los Registros Públicos...” (Casación Nro. 3480-2000 / Loreto,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7239-7240).
- “... Las facultades generales y especiales de representación judicial a que
hacen (referencia) los Artículos setenticuatro y setenticinco del Código
Procesal Civil (...), cuando deban ser otorgados por las sociedades, se
sujetan a la formalidad que establece su normatividad especial, pues así lo
permite la salvedad que contiene el Artículo setentidós del Código Adjetivo
indicado. (...) Que, en consecuencia, la Sala Civil al considerar que el
Artículo catorce de la Ley General de Sociedades no se refiere ni regula el
otorgamiento de poderes procesales, negando por tanto la validez al poder
presentado por el apoderado de la demandante, ha interpretado
erróneamente la indicada norma, pues éste (sic) regula el otorgamiento de
todos aquellos poderes que sean necesarios para el desarrollo de la sociedad
en la esfera jurídica, incluso el poder de orden procesal...” (Casación Nro.
1856-98 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 13-01-
1999, pág. 2463).
- “... Tratándose de sociedades comerciales, como es el caso del Banco
ejecutante, de acuerdo al artículo 14 de la Ley General de Sociedades, que
es una norma de connotación netamente procesal en cuanto se refiere a la
forma de conferir poderes para intervenir en los procesos judiciales, dichas
entidades pueden conferir representación mediante acuerdos que adopten
sus organismos de gobierno y las inscripciones de tales acuerdos se realizan
en el lugar del domicilio de la sociedad por el mérito de la copia certificada
de la parte pertinente del acta, donde conste el acuerdo válidamente
adoptado por el órgano social competente, en concordancia con lo previsto
por el artículo 2028 del Código Civil, que a su vez señala que la inscripción
del nombramiento de representantes, mandatarios y otorgamiento de
poderes de una persona jurídica no requiere de escritura pública, bastando
la presentación de copia notarialmente certificada de la parte pertinente del
acta en que consta el respectivo acuerdo...” (Casación Nro. 2327-2000 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2001, pág.
7701).
- “... El artículo 14 de la Ley General de Sociedades dispone que el
nombramiento de representantes y el otorgamiento de poderes deben
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LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO
En estos casos la ley (…) regula quien actúa por esos patrimonios,
debiendo resaltarse que la condición de parte se atribuye al patrimonio
en sí mismo considerado, no al representante…” (MONTERO
AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA
VILAR, 2003, Tomo II: 64).
El Código Procesal Civil, en el primer párrafo del artículo 65, define al
patrimonio autónomo como aquel patrimonio que existe cuando dos o más
personas tienen un derecho o interés común respecto de un bien, sin constituir
una persona jurídica.
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, es representado procesalmente
el patrimonio autónomo:
- Por cualquiera de los que lo integran, tratándose de la sociedad conyugal y
otros patrimonios autónomos (como, por ejemplo, la sucesión indivisa y el
régimen de copropiedad), siempre que actúen como demandantes (art. 65
-segundo párrafo- del C.P.C.).
- Por todos los que lo conforman, si es que tienen la calidad de demandados
(art. 65 -segundo párrafo- del C.P.C.). En este caso es aplicable el artículo
93 del Código Procesal Civil, referido al litisconsorcio necesario y según el
cual, cuando la decisión a recaer en el proceso afecta de manera uniforme a
todos los litisconsortes, sólo será expedida válidamente si todos
comparecen o son emplazados, según se trate de litisconsorcio activo o
pasivo, respectivamente, salvo disposición legal en contrario.
En caso de desconocerse a uno o más de los integrantes del patrimonio
autónomo, se les notificará la demanda a través de edicto, bajo apercibimiento
de designarse a un curador procesal. Ello se colige del tercer párrafo del artículo
65 del Código Procesal Civil.
El Código Procesal Civil, en el último párrafo del artículo 65, sanciona con
multa (no menor de 10 ni mayor de 50 U.R.P.) a la persona que siendo
demandada en un proceso y apersonándose en él oculta el carácter de patrimonio
autónomo que tiene el derecho en cuestión. Agrega el referido artículo que la
multa se impondrá al demandado sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 4
del mismo cuerpo de leyes. Esta última parte no podría ser de aplicación puesto
que el artículo 4 versa sobre la facultad del demandado para demandar el
resarcimiento de los daños y perjuicios sufridos como consecuencia del ejercicio
irregular o arbitrario del derecho de acción. En efecto, el demandado no ejercita
tal derecho sino que hace uso de su derecho de contradicción; además, siendo el
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- “... La sociedad de gananciales [...] sigue vigente, por tanto, los bienes que
la integran conforman el patrimonio autónomo a que se refiere el artículo
65 del Código Procesal Civil y no puede asignarse a cada cónyuge
determinado porcentaje de propiedad sobre ellos. A los bienes que
pertenecen a una sociedad de gananciales no se les puede atribuir la calidad
de condominio o de copropiedad, sino deben considerarse como un todo
indivisible y protegido hasta su fenecimiento como una comunidad
patrimonial especial. Es más, el indicado artículo del Código Procesal Civil
establece que cualquiera de los consortes puede representar válidamente a
la sociedad conyugal...” (Casación Nro. 3515-2001 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 03-02-2003, págs. 10102-10103).
- “... El artículo sesenticinco del Código Procesal Civil contempla el caso de
los patrimonios autónomos, que son aquellos constituidos por dos o más
personas con un derecho o interés común respecto de un bien, sin constituir
una persona jurídica; y un claro ejemplo de ello es la sociedad conyugal y
en su segundo párrafo menciona que: ‘La sociedad conyugal y otros
patrimonios autónomos son representados por cualquiera de sus partícipes,
si son demandantes...’ ello se debe a que son actos tendientes a conservar,
proteger o preservar su patrimonio común...” (Casación Nro. 1096-2004 /
Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-022006, pág. 15428).
- “... La sociedad de gananciales es un régimen de patrimonio común,
administrado por ambos cónyuges. Al constituir la sociedad de gananciales
un patrimonio autónomo distinto a un régimen de copropiedad, para realizar
actos de disposición de los bienes sociales que la integran será necesaria la
voluntad coincidente de ambos cónyuges que constituye la voluntad de la
sociedad de gananciales...” (Casación Nro. 2021-2004 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-03-2006, págs. 15866-15867).
- “... La sociedad de gananciales constituye un patrimonio autónomo que no
está dividido en partes alícuotas, y que es distinto al patrimonio de cada
cónyuge que la integra, de forma tal que tanto para realizar actos de
administración como de disposición que recaigan sobre bienes sociales será
necesaria la voluntad coincidente de ambos cónyuges, tal como lo
establecen los artículos 313 y 315 del Código Civil, puesto que la voluntad
coincidente de ambos cónyuges constituye la voluntad de la sociedad de
gananciales; en tal sentido, al constituir la sociedad de gananciales un
patrimonio autónomo, éste sólo responderá por obligaciones asumidas por
ésta y no por obligaciones asumidas personalmente por cada uno de los
cónyuges, salvo que el objeto de la obligación hubiese tenido como
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- Allanamiento.
- Transacción.
- Desistimiento.
Cuando sean parte en un proceso el Estado y demás entidades de Derecho
Público y los órganos constitucionales autónomos (estos últimos son el
Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, el Jurado Nacional de Elecciones,
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10.4.2 El poder
González González asevera que “... el poder es el instrumento o escritura
que contiene la representación...” (GONZALEZ GONZALEZ, 1962: 58).
Según la formalidad que se emplee, el poder para intervenir en un proceso,
en representación de alguien que es parte material en el mismo, es de dos clases
(art. 72 -primer párrafo- del C.P.C.):
A) Poder otorgado por escritura pública. (En este caso no es exigible su
inscripción en los Registros Públicos: art. 72 -in fine- del C.P.C.). B) Poder
otorgado por acta ante el Juez del proceso.
Además, el poder puede conferirse, por ejemplo, mediante acta de sesión de
Directorio o de Junta General de Socios (en el caso de las sociedades
comerciales), eso sí, debidamente inscrita en los Registros Públicos (art. 14 de la
Ley Nro. 26887). Inclusive por ley se establece una presunción acerca de la
representación de las asociaciones, fundaciones y comités (según la Ley Nro.
26789), y de las sociedades comerciales y civiles contempladas en la Ley
General de Sociedades (según la Ley Nro. 26539): bastará el solo nombramiento
del administrador, representante legal, presidente del consejo directivo o
gerente, según el caso, para contar con poder de representación procesal, a
menos que en los estatutos o por acuerdo de Junta general se establezca lo
contrario. Y, precisamente, dicho nombramiento no siempre consta en escritura
pública (aunque debe ser debidamente inscrito).
La participación del apoderado judicial en el proceso estará supeditada a la
aceptación del poder que se le confirió, la misma que se presume con el solo
ejercicio de los actos procesales, no operando esta presunción tratándose de
poderes otorgados en el extranjero (art. 71 del C.P.C.), debiendo el apoderado en
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
este último caso dejar constancia de su aceptación expresa del poder (el cual
tiene que estar debidamente traducido si estuviere redactado en idioma distinto
al castellano) en el escrito en el que se apersona al proceso con dicha calidad
(art. 73 del C.P.C.).
El apoderado judicial puede sustituir su poder de representación o
facultades, las mismas que recaerán en el apoderado sustituto, lo que traerá
como consecuencia el cese de la representación ejercida por el primero de los
nombrados sin que pueda reasumirla (art. 77 -primer y segundo párrafos- del
C.P.C.). La sustitución de facultades será viable siempre y cuando el apoderado
judicial cuente con autorización expresa de la persona a quien representa
(poderdante). Es de destacar que, según el último párrafo del artículo 77 del
Código Procesal Civil, para la sustitución de facultades del apoderado judicial
deberá observarse igual formalidad a la utilizada cuando se otorgó el poder.
Sobre esto último pensamos que la intención del legislador fue la de establecer
que la sustitución en referencia debe hacerse adoptando alguna de las
formalidades previstas en el artículo 72 del Código Procesal Civil (escritura
pública o acta otorgada ante el Juez del proceso) o en otras leyes para el
otorgamiento del poder de representación procesal. Por otro lado, es de resaltar
también que, una vez acontecida la sustitución de facultades, los actos que lleve
a cabo el apoderado sustituto obligan a la parte representada, siempre que
guarden correspondencia con las facultades otorgadas por esta última, pues si
exceden el marco fijado en el respectivo poder, entonces, tales actos no
obligarán a la parte que confirió la representación (conforme se colige del
penúltimo párrafo del art. 77 del C.P.C.).
El apoderado judicial también puede optar por delegar en otra persona sus
facultades de representación, lo cual no obsta que pueda revocar en el futuro la
delegación efectuada y asumir nuevamente la representación (art. 77 -primer y
segundo párrafos- del C.P.C.). La delegación de facultades procederá
únicamente si el apoderado judicial se encuentra expresamente autorizado por la
parte procesal a quien representa (poderdante). Como se señalara en el párrafo
anterior, somos de la opinión que para la delegación de facultades de
representación (al igual que con la sustitución de tales facultades) puede
adoptarse alguna de las formalidades contempladas en el artículo 72 del Código
Procesal Civil (escritura pública o acta otorgada ante el Juez del proceso) o en
otras leyes para el otorgamiento del poder de representación procesal y no
necesariamente la misma formalidad empleada para el otorgamiento de dicho
poder. Finalmente, cabe indicar que, producida la delegación de facultades, los
actos procesales que efectúe el apoderado delegado y que se ajusten al marco de
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- Demandar.
- Reconvenir.
- Contestar demandas.
- Contestar reconvenciones.
- Desistirse del proceso.
- Desistirse de la pretensión.
- Allanarse a la pretensión.
- Conciliar.
- Transigir.
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(...)
(...) No es suficiente, para que proceda la unificación, la mera circunstancia
de existir pluralidad de partes actoras o demandadas; es indispensable,
además, que los litisconsortes se hallen vinculados por un interés
común o compatible. Por lo tanto, la unificación no sería admisible si
no existiese compatibilidad entre la causa y el objeto de las
pretensiones interpuestas por los litisconsortes, o uno o algunos de
éstos hubiere invocado defensas opuestas a las de los restantes. Pero
cuando media un interés común -extremo que en cada caso queda
reservado a la apreciación del juez-, no es óbice a la unificación el
hecho de que los litisconsortes demandados, por ejemplo, no han
contestado la demanda en forma absolutamente coincidente, pues no es
menester atenerse a la total identidad entre el contenido de las
pretensiones o de las oposiciones, sino a su compatibilidad”
(PALACIO, 1983, Tomo III: 98-101).
El Código Procesal Civil, en su artículo 76, regula el nombramiento de
apoderado común en estos términos:
“Cuando diversas personas constituyan una sola parte, actuarán
conjuntamente. Si no lo hicieran, el Juez les exigirá la actuación común
o el nombramiento de apoderado común en el plazo de diez días, bajo
apercibimiento de designarlo por ellos.
La resolución que contiene el nombramiento es título que acredita la
personería del apoderado común, el que necesariamente será uno de los
Abogados.
La negativa de una persona a la designación de apoderado común o a
continuar siendo representada por él, es mérito suficiente para que
litigue por separado.
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(...)
f) POR MUERTE O INHABILIDAD DEL APODERADO. Producido el
caso se suspenderá la tramitación del juicio y el juez fijará al mandante
un plazo para que comparezca por sí o por nuevo apoderado, citándolo
en la forma dispuesta en el apartado anterior. Vencido el plazo fijado
sin que el mandante satisfaga el requerimiento, se continuará el juicio
en rebeldía” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 100-
101).
De conformidad con nuestro ordenamiento jurídico procesal (art. 78 -parte
inicial- del C.P.C.), el cese de la representación judicial se produce por las
mismas causas que dan lugar al término de la representación o del mandato
(revocación del poder; renuncia, fallecimiento, incapacidad posterior del
apoderado; vencimiento del plazo del mandato; cumplimiento de éste; etc.).
Es de destacar que, a menos que haya una declaración explícita, la
ejecución de un acto procesal por parte del representado no implica la
revocación del poder (art. 78 -in fine- del C.P.C.). Esto significa que la
intervención del apoderado no excluye la participación de la persona a quien se
representa. Es de anotar que el ordenamiento sustantivo, a diferencia del
procesal, prevé la revocación tácita del poder con la ejecución del acto por el
representado (art. 151 del Código Civil). Ello no implica conflicto de leyes
alguno porque la representación procesal se rige, como es obvio, por la
legislación de la materia, siendo la normatividad del Código Civil sobre
representación y mandato aplicable únicamente en forma supletoria (art. 62 del
C.P.C.).
Acerca de los efectos del cese de la representación judicial decidido por el
representado capaz de actuar por sí mismo, hay que señalar que, según se
desprende del artículo 79 -primer párrafo- del Código Procesal Civil, sólo tendrá
eficacia a partir del momento en que se apersona al proceso la parte que confirió
el poder, ya sea por sí mismo o mediante nuevo apoderado judicial, no
importando la fecha o forma de la comunicación del cese de la representación al
anterior apoderado ni tampoco la causal.
En cuanto a los efectos del cese de la representación decidido por el
apoderado, es bueno indicar que, según se infiere del artículo 79 -segundo
párrafo- del Código adjetivo, surtirá efecto luego del quinto día de notificado el
representado u otro de sus apoderados. De no apersonarse aquél al proceso por
sí mismo o si no se designara nuevo apoderado continuará el proceso en su
rebeldía.
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Ley Orgánica del Poder Judicial. [...] Que contra tal razonamiento no
incide el artículo 364 del Código Procesal Civil, que regula el objeto de la
apelación señalando que tal medio [impugnatorio] puede ser interpuesto a
solicitud de parte o tercero legitimado, pues [...] el artículo 290 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial tan sólo precisa que la facultad de apelar por
el abogado se comprende dentro de las generales de representación que se
otorguen conforme al artículo 74 del Código Procesal Civil. [...] Que en
el caso sub-examine no se advierte delegación de facultades al abogado
conferidas conforme al artículo 80 del Código Procesal Civil, ni se
aprecia que extrajudicialmente se hayan otorgado dichas facultades, de
modo que el letrado que suscribe la apelación no se encontraba facultado
para ello...” (Casación Nro. 3811-2002 / San Martín, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-08-2004, pág. 12682).
- “... Si el Abogado que autorizó el recurso de apelación no estuvo
habilitado para el patrocinio judicial por falta de pago de cuotas
gremiales, ello no es razón suficiente para anular el acto procesal y los
efectos que de él hayan derivado aún cuando el vicio resulta
manifiestamente reprochable por la conducta del letrado, resulta de
mayor interés considerar que la parte procesal o patrocinado (sea actor o
demandado) no se vea perjudicada en su derecho a la doble instancia por
la irregularidad administrativa anotada, pues, el objeto o fin del medio
impugnatorio referido es que el juez (Colegiado) superior revise el fallo
apelado, pues pese a que el recurso es defectuoso al estar autorizado por
el letrado inhabilitado, ha cumplido con satisfacer la vigencia o tutela del
derecho a impugnar las resoluciones judiciales consagrado en la
Constitución Política del Estado como principio del debido proceso...”
(Casación Nro. 1332-2003 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-03-2004, págs. 11751-11752).
- “... El supuesto fallecimiento del abogado de una de las partes no
interrumpe el término del abandono y el tercer acápite del artículo
setentinueve del Código Procesal Civil [...] no es aplicable al presente
caso, porque la representación conferida al referido letrado fue con
arreglo a los artículos setenticuatro y ochenta del Código acotado, que se
refieren a las facultades generales del poder y a la representación judicial
del abogado...” (Casación Nro. 1238-2003 / Cajamarca, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-12-2003, pág. 11170).
- “... La revocatoria de poder (del abogado) (...) no implica en forma
expresa la subrogación del abogado de la demandada...” (Casación Nro.
203
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(...)
(...) Es corriente que los códigos permitan la actuación -previa prestación
de garantía o fianza- de terceras personas en nombre de los interesados,
ya sea -lo que es más común- para defender (contestar, oponer
excepciones, etc.) a quien no está en condiciones de hacerlo por sí, por
motivos de urgencia, o bien para demandar (en caso de vencimiento de
algún plazo, si
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tampoco lo será la que esté sujeta a condición (art. 81 -último párrafo- del
C.P.C.).
12. PATROCINIO DE INTERESES DIFUSOS
Según Barbosa Moreira, el “... ‘derecho difuso o fragmentario’ se refiere a
un bien indivisible en cuotas que puedan ser atribuidas a cada afectado. Estos
últimos se hallan en unión tal que la satisfacción de uno solo, implica, en
principio, la del grupo; así como la afectación a uno solo, lo es también a la
clase” (BARBOSA MOREIRA; citado por GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen
1: 401-402).
A decir de Lozano-Higuero Pinto, se definen los intereses difusos como “…
aquellos intereses -situaciones de ventaja jurídicamente relevante- de un sujeto
jurídico en cuanto compartidos, expandidos, o compartibles, expansibles, por
una universalidad, grupo, categoría, clase o género de los mismos; cuyo disfrute,
ostentación y ejercicio son esencialmente homogéneos y fungibles, y que
adolecen de falta de estabilidad y coherencia en su vinculación subjetiva, así
como de concreción e intensidad normativa orgánica en sus tutelas material y
procesal” (LOZANO-HIGUERO PINTO; citado por LORCA NAVARRETE,
2000: 131).
Barrios de Angelis, respecto de la distinción entre interés colectivo e interés
difuso, asevera que:
“... Es la dimensión del grupo subjetivo lo que hace colectivo a un interés,
pero es la indeterminación, la falta de límites precisos en cuanto a la
identificación de las personas que lo componen lo que convierte a ese
interés en difuso.
Por lo tanto, el interés difuso se caracteriza por corresponder a los sujetos
de un grupo indeterminado” (BARRIOS DE ANGELIS; citado por
LANDONI SOSA, 1998: 448).
Sobre el particular, Gozaíni señala las siguientes clases de intereses difusos:
“a) Intereses relacionados con la defensa de la ecología o el medio
ambiente: pretendiendo preservar el equilibrio de la naturaleza, a través
de sus diversas expresiones: tutela del paisaje; protección a la flora y a
la fauna, combatir la polución, el desarrollo urbano desmedido o sin
planificación; la utilización racional de las riquezas, etc.
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LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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“Los actos de las partes tienen por fin la satisfacción de las pretensiones de
éstas.
(...)
(...)
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LAS PARTES Y SU REPRESENTACION EN EL PROCESO
penales) a que pudiera hacerse merecedor el letrado que infringió sus deberes de
conducta procesal.
Existe temeridad o mala fe, según el caso, en las hipótesis contempladas en
el artículo 112 del Código Procesal Civil, a saber:
A) Cuando sea manifiesta (evidente o incuestionable) la carencia de
fundamento jurídico de la demanda, contestación o medio impugnatorio (ya
sea que se trate de un recurso o un remedio -tacha, oposición o nulidad-).
B) Cuando a sabiendas se aleguen hechos contrarios a la realidad.
C) Cuando se sustrae el expediente (lo que da lugar a su recomposición:
art. 140 del C.P.C.).
D) Cuando se mutile o inutilice alguna parte del expediente.
E) Cuando se utilice el proceso o acto procesal para fines claramente
ilegales o con propósitos dolosos o fraudulentos.
F) Cuando se obstruya la actuación de medios probatorios.
G) Cuando por cualquier medio se entorpezca reiteradamente el desarrollo
normal del proceso.
H) Cuando por razones injustificadas las partes no asisten a las audiencias
generando dilación. No habrá mala fe si la ausencia de las partes a una
audiencia obedece a causas de fuerza mayor (enfermedad, accidente,
etc.).
213
CAPITULO IV
ACUMULACION DE PRETENSIONES
Y DE PROCESOS
1. DEFINICION DE ACUMULACION
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto aseguran que “el proceso es acumulativo,
no simple, cuando sirve para la composición de dos o más pretensiones, cada una
de las cuales podría ser ventilada en proceso diverso” (QUINTERO; y PRIETO,
1995, Tomo II: 48).
Gozaíni sostiene que “acumular pretensiones significa introducir
simultáneamente en una sola demanda varias peticiones (objetos o finalidades)
contra uno o varios demandados” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 1: 511).
Sobre el particular, Alsina refiere que “... la acumulación de acciones
(objetiva y subjetiva) consiste en la unión de dos o más acciones en un solo
proceso, para que sean resueltas en una misma sentencia. La acumulación de
autos es la reunión de varios procesos en los que se hayan ejercitado acciones
conexas para que se tramiten ante el mismo juez y se resuelvan en una sola
sentencia o de acuerdo con un solo criterio. La primera tiene como fundamento
la economía procesal, permitiendo resolver en un solo proceso diversas
cuestiones; la segunda tiene por objeto impedir que una misma cuestión sea
resuelta de distinta manera en los diversos procesos. Aquélla es facultativa para
el actor y obligatoria para el demandado; ésta es facultativa para el demandado y
obligatoria para el actor” (ALSINA, 1956, Tomo I: 538).
Para Gimeno Sendra, “el fundamento de dicha acumulación (de acciones o
pretensiones) hay que encontrarlo en razones de economía procesal y, en último
término, en el derecho a la tutela judicial efectiva (…), pues, sería
antieconómico que un demandante que desea plantear varias pretensiones contra
un mismo demandado, hubiera de deducir tantas demandas y suscitar tantos
procedimientos, cuantas pretensiones quiera interponer, lo que provocaría un
incremento notable de los gastos procesales y del tiempo invertido en los
distintos procedimientos” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 226).
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ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
3. CLASES DE ACUMULACION
De la lectura de los artículos 83, 86, 88 y 89 del Código Procesal Civil
podemos inferir las siguientes clases de acumulación:
A) Acumulación objetiva: Se presenta cuando en un proceso hay dos o más
pretensiones.
A.1) Acumulación objetiva originaria: Se presenta cuando en la
demanda se proponen dos o más pretensiones.
A.2) Acumulación objetiva sucesiva: Se presenta cuando las
pretensiones a acumular son propuestas luego del inicio del
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ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS
juez entrar al examen de las otras. Plures res sunt in obligatione, una
autem in solutione.
La acumulación alternativa presupone la coexistencia de obligaciones o
pretensiones alternativas, que son aquellas en que dos o más cosas
separadamente comprendidas en la obligación son debidas
disyuntivamente, de forma que el deudor se libera con la entrega de
una sola de ellas (...). La determinación concreta de cuál de las cosas
debe entregarse, se efectúa por la elección que pertenece al deudor si
no se ha decidido que pertenece al acreedor (...). Este hace uso de su
derecho de elección al demandar judicialmente la condena del deudor a
la entrega de una de las cosas deducidas en la obligación. Su derecho
de opción quedó así realizado. Pero el acreedor no está obligado a
hacer uso de su derecho de elección, cuyo ejercicio le es facultativo, y
puede proceder a demandar acumulativamente la entrega de una de las
cosas debidas alternativamente, en cuya hipótesis el Juez debe
sustanciar el juicio, tramitarlo y decidirlo. Siendo ello procedente,
condenará alternativamente al demandado a cumplir una de las
prestaciones, y en ejercicio del fallo procederá la elección de una de las
cosas comprendidas en la condena” (LORETO, 1979: 166-167).
De acuerdo a lo normado en el artículo 87 -primer y segundo párrafos- del
Código Procesal Civil, la acumulación objetiva originaria puede ser alternativa
cuando el demandado elige cuál de las pretensiones va a cumplir,
correspondiéndole la elección de la pretensión alternativa a ejecutarse al
demandante si el demandado no hace tal elección.
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la acumulación
objetiva originaria alternativa, ha establecido lo siguiente:
- “... Conforme al Código Procesal Civil, tratándose de la acumulación
objetiva originaria de pretensiones procesales, concretamente el
artículo 87 de dicho ordenamiento señala cómo deben proponerse las
pretensiones en forma subordinada, alternativa y accesoria. Si se
proponen pretensiones procesales en forma alternativa [...] su
planteamiento supone que el demandante plantea por lo menos dos
pretensiones, de modo que de prosperar éstas el demandado tiene la
potestad de elegir cuál de las pretensiones procesales va a cumplir en
ejecución de sentencia...” (Casación Nro. 1693-2002 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2004, págs. 12120-12121).
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3.2.1 Definición
Se desprende de los artículos 83 -primer párrafo- y 86 -in fine- del Código
Procesal Civil que la acumulación subjetiva es aquella que se configura cuando
en un proceso hay más de dos personas (ya sea que actúen como partes o como
terceros legitimados), presentándose, pues, cuando en un proceso se acumulan
varias pretensiones de varios demandantes o contra varios demandados.
A decir de Alsina, “llámase acumulación subjetiva de acciones esta figura
del proceso en que la relación procesal se desenvuelve con la presencia de varios
sujetos, la que puede asumir tres formas distintas: acumulación activa
(pluralidad de actores), acumulación pasiva (pluralidad de demandados),
acumulación mixta (pluralidad de actores y demandados)” (ALSINA, 1956,
Tomo I: 544).
Rivas Sacconi asevera que la acumulación subjetiva de acciones “... tiene
lugar cuando una demanda es ejercida por varias personas, las que todas
reunidas, por sostener idénticos intereses, forman una sola parte, o también
cuando la demanda es dirigida por unas varias personas contra otras varias, las
que, también todas reunidas, forman una sola parte...” (RIVAS SACCONI,
1954: 274).
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ACUMULACION DE PRETENSIONES Y DE PROCESOS
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
3.2.2 Clases
Conforme se desprende del artículo 83 -segundo párrafo- del Código
Procesal Civil, la acumulación subjetiva puede ser originaria o sucesiva, según
se proponga en la demanda o después de iniciado el proceso, respectivamente.
La acumulación subjetiva originaria de pretensiones se presenta (según el
art. 89 -primer párrafo- del C.P.C.):
A) Cuando la demanda es interpuesta por varias personas.
B) Cuando la demanda es dirigida contra varias personas.
La acumulación subjetiva sucesiva de pretensiones se configura después de
iniciado un proceso en los siguientes casos:
A) Cuando un tercero legitimado incorpora al proceso otra u otras
pretensiones (art. 89 -numeral 1)- del C.P.C.)
B) Cuando dos o más pretensiones intentadas en dos o más procesos
autónomos, se reúnen en un proceso único (art. 89 -numeral 2)- del
C.P.C.). Puntualizamos que en este caso, y en aplicación del último
párrafo del artículo 89 del Código Procesal Civil, el Juez se encuentra
autorizado para ordenar su desacumulación en lo que respecta al
trámite, vale decir, las pretensiones ventiladas en los procesos
autónomos reunidos en uno solo se tramitan dentro de este mismo
proceso, pero en forma separada. El magistrado al disponer la referida
desacumulación debe, además, dejar constancia en la resolución
correspondiente que se reserva el derecho de emitir una sola sentencia
que resuelva todas las pretensiones acumuladas. Debe tenerse presente
que el mandato judicial de desacumulación en cuanto al trámite deberá
fundarse en la conexidad de los procesos acumulados y en la eventual
diferencia de trámite de éstos. No podemos dejar de mencionar que,
según el artículo 91 del Código Procesal Civil (que versa sobre la
desacumulación de procesos), cuando el Juez considere que la
acumulación afecte el principio de economía procesal, por razón de
tiempo, gasto o esfuerzo humano, puede separar los procesos, los que
deberán seguirse independientemente, ante sus Jueces originales.
3.2.3 Requisitos
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CAPITULO V
LITISCONSORCIO
1. CONCEPTO DE LITISCONSORCIO
Para Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, “... existe
litisconsorcio cuando en las posiciones fundamentales de actor y/o demandado
aparecen una pluralidad de personas (físicas o jurídicas)...” (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 451-452).
Lino Palacio afirma que “... existe litisconsorcio cuando, por mediar
cotitularidad activa o pasiva con respecto a una pretensión única, o un vínculo
de conexión entre distintas pretensiones, el proceso se desarrolla con la
participación (efectiva o posible) de más de una persona en la misma posición
de parte” (PALACIO, 1983, Tomo III: 202-203).
Según Gimeno Sendra, “se denomina litisconsorcio a la existencia en el
proceso de varias personas, que, debido a la circunstancia de tener un derecho o
interés común o conexo en el proceso y tener, por tanto, una misma comunidad
de suerte (…), han de asumir una misma posición, demandante o demandada, en
el proceso, por lo que (…) puede clasificarse en ‘activo’ (en la posición de parte
demandante), ‘pasivo’ (en la demandada) o ‘mixto’ (en ambas)” (GIMENO
SENDRA, 2007, Tomo I: 156).
Vallejo, en lo que concierne al litisconsorcio, enseña que:
“Elementalmente, el litisconsorcio supone pluralidad de partes en el
proceso (...).
En general importa la substanciación en un mismo proceso de pretensiones
conexas, o de una sola pretensión con dos o más actores, o dos o más
demandados. Puede presentarse originariamente o con posterioridad a
la iniciación de la demanda; ésta puede ampliarse, incluyendo otros
sujetos o insertando nuevas pretensiones. El demandado puede, a su
turno, pedir
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LITISCONSORCIO
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2.1 Noción
Para Andrés de la Oliva y Miguel Angel Fernández, “... el litisconsorcio es
necesario cuando el Derecho exige al actor que dirija la demanda
simultáneamente frente a dos o más personas...” (DE LA OLIVA; y
FERNANDEZ, 1990, Volumen I: 456-457).
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Aldo Bacre, en lo que atañe a los efectos del litisconsorcio necesario sobre
las sentencias definitivas, apunta lo siguiente:
“a) De condena
La eficacia ejecutiva de la sentencia de condena solamente relaciona a las
partes del pleito y no es oponible a terceros, ya que no es
imprescindible, salvo mandato legal, la presencia de todos los
legitimados.
b) Constitutivas
Son aquellas sentencias que establecen un nuevo estado jurídico entre las
personas, v.gr. filiación, divorcio, etcétera. En éstas la eficacia tiene
efectos erga omnes. Esto es así por la naturaleza especialísima de las
cuestiones de estado, por lo que se requiere la presencia de todos los
sujetos en el proceso.
c) Declarativas
Estas se agotan en el acertamiento; consecuentemente su propia
declaratividad tiene valor únicamente para los que intervinieron en el
juicio” (BACRE, 1996, Tomo II: 166).
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LITISCONSORCIO
-
“... No se ha cumplido con el trámite procesal que correspondía, en
cuanto a la incorporación de un litisconsorte necesario pues resultaba
pertinente que fuera emplazado con la demanda, correspondiendo de
ser el caso suspenderse el proceso u ordenarse la audiencia
complementaria a fin de que sus medios probatorios sean calificados y
de considerarlo pertinente permitiéndosele el pleno ejercicio de su
derecho a producir prueba, sin embargo no se ha cumplido [...] con la
observancia de lo expresamente establecido en los artículos 93, 95 y 96
del Código Procesal Civil, [...] razones por las cuales corresponde
amparar el recurso de casación [...] y declarar la nulidad de la sentencia
de vista por adolecer de nulidad insubsanable a tenor de la parte in fine
[del] artículo 176 del Código Procesal Civil, correspondiendo ordenar
el reenvió [sic -léase reenvío-] del proceso...” (Casación Nro. 176-2007
/ Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2008, págs.
23122-23124).
- “... La Municipalidad (...) tiene la condición de litis consorcio
necesario, razón por la que, a falta de denuncia, el Juez debió integrar
la relación procesal con su emplazamiento para obtener un acto
procesal válido, haciendo uso de la facultad que le confiere el Artículo
noventicinco del Código Procesal Civil de modo que por no haber
procedido en la forma indicada se ha incurrido en nulidad
insubsanable, que es necesario corregir de acuerdo con lo dispuesto en
la última parte del Artículo ciento setentiséis del acotado” (Casación
Nro. 2718-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 22-
07-1999, págs. 3098-3099).
- “... Debe tenerse en cuenta lo dispuesto en el Artículo noventicinco de
la Ley procesal, cuando señala que en caso de litisconsorcio necesario,
el Juez puede integrar la relación procesal emplazando a una persona,
si de la demanda o de la contestación aparece evidente que la decisión
a recaer en el proceso le va a afectar; si carece de la información
necesaria, devolverá la demanda y requerirá al demandante los datos
para el emplazamiento al litisconsorte; si el defecto se denuncia o el
Juez lo advierte después de notificada la demanda, suspenderá la
tramitación del proceso hasta que se establezca correctamente la
relación procesal. (...) Que, entonces, (...) el Juez debió integrar la
relación procesal comprendiendo a la sucesión del esposo de la
demandada (en proceso de nulidad de acto jurídico en que interviniera
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
tanto la demandada como su esposo), (...); al no disponerlo de ese
modo, se ha contravenido una disposición de orden público e
insubsanable de acuerdo a lo previsto en los Artículos sesenticinco y
noventitrés del acotado (C.P.C.)” (Casación Nro. 891-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 22-11-1999, pág. 4097).
“... Tratándose de un litisconsorcio necesario la exigencia que se
efectúe el emplazamiento a todos los litisconsortes, resulta también
extensiva a la notificación de los demás actos procesales señalados por
ley puesto que solamente de esta manera se emitirá una decisión válida
que resulte oponible a dichos litisconsortes...” (Casación Nro. 753-01 /
Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2003, págs.
11238-11239).
- “... Conforme lo ordena el artículo noventitrés del mismo Código
[C.P.C.] tratándose de litis consorcio pasivo necesario debe emplazarse
con la demanda a los que lo conforman, tanto más si [...] conforman
una sociedad conyugal, a fin de obtener una decisión legal válida [...];
[...] al no haberse entendido la demanda con el cónyuge de la
demandada [...] se ha atentado contra los derechos de aquel a la tutela
jurisdiccional efectiva y a la defensa, principios de la administración de
justicia consagrados constitucionalmente que no se pueden desconocer;
[...] dicha conducta procesal se encuentra incursa en el supuesto del
último párrafo del artículo ciento setentiséis del Código Procesal
[Civil] por tratarse de nulidad insubsanable...” (Casación Nro. 1060-
01 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002,
pág. 8280).
- “... La impugnante no señala en forma expresa qué normas procesales
han sido afectadas, limitándose a indicar que se afecta el debido
proceso por no haberse emplazado a su cónyuge, sin advertir [...] que
el perjudicado con una resolución es el único que puede denunciar el
supuesto agravio, pretendiendo en el fondo cuestionar una resolución
adversa a sus intereses; [...] no obstante lo anterior, ya la propia Sala ha
determinado analizando la prueba actuada en el proceso, que no se
requiere dicho emplazamiento por tratarse el inmueble materia del
otorgamiento de escritura pública [...] de un bien propio adquirido por
herencia, por lo que [...] la demandada puede disponer del mismo,
razonamientos por los cuales se advierte que no existe afectación
256
LITISCONSORCIO
-
alguna del debido proceso...” (Casación Nro. 14242001 / Junín,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, pág. 7926).
- “... Siendo que de autos aparece que existe discrepancia entre los
condóminos respecto de la acción incoada [desalojo], se ha debido
emplazar a todos los condóminos cómo [sic -léase como-]
litisconsortes necesarios conforme al artículo noventitrés del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 919-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 0201-2001, págs. 6709-6710).
“... La resolución [que declara fundada la nulidad de la resolución que
dispone la intervención de litisconsortes necesarios en el proceso] [...]
afecta a la compañía y personas que el Juzgado consideró que debían
ser litisconsorte necesario [sic -léase litisconsortes necesarios-], para
que ejercitaran su derecho de defensa si lo consideraban necesario; [...]
a pesar de ello dicha resolución no ha sido notificada a dichas
personas, por lo que se ha incurrido en la causal de nulidad
contemplada en el artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil,
ya que se trata de una nulidad insubsanable...” (Casación Nro. 2990-
2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 0207-2001,
pág. 7343).
- “... La disposición del Derecho no es posible si no proviene de todos
los litisconsortes necesarios, por ejemplo el allanamiento, renuncia,
transacción[,] etc. ...” (Casación Nro. 719-2006 / Puno, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-08-2007, págs. 20103-20104).
- “... En cuanto al argumento que una de las codemandadas no ha
deducido excepción, razón por la cual el proceso debería continuar
para ella, se observa que ello no es cierto. En efecto, al existir
litisconsorcio necesario, los medios de defensa deducidos por uno de
ellos benefician a los demás...” (Casación Nro. 4187-2001 / Junín,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2003, pág. 10416).
- “... La figura del litisconsorte necesario [...] está prevista para cuando
la decisión a recaer en el proceso afecta de manera uniforme a todos
los que conllevan tal calidad, ya sea como demandados o como
demandantes, siendo que si uno de los demandados interpone un medio
impugnatorio respecto de un pronunciamiento que considera le
desfavorece, ello va a surtir efecto sobre cualquiera de los
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
litisconsorciados...” (Casación Nro. 616-2004 / Cusco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-092005, págs. 14780-14781).
258
LITISCONSORCIO
3.1 Definición
Arazi asevera que el litisconsorcio voluntario “se produce cuando varias
personas actúan en conjunto en un proceso ya sea porque así lo decidieron,
asumiendo el carácter de actores, o porque fueron demandados en conjunto.
Pero esa pluralidad de partes se forma sin perjuicio de que el proceso podría
haberse desarrollado con absoluta normalidad con un solo actor o contra un
solo demandado...” (ARAZI, 1998: 322-323). Dicho autor precisa que “en el
litisconsorcio voluntario la sentencia contendrá tantos pronunciamientos como
partes integrantes del litisconsorcio; en consecuencia no hay comunidad de
suertes entre las partes, y, por ello, puede hacerse lugar a la demanda de un
coactor y rechazarse la de otro u otros...” (ARAZI, 1998: 323).
A juicio de Aldo Bacre, el litisconsorcio facultativo se da “... cuando en el
mismo proceso existen diversos sujetos en una misma posición de parte
(actores, demandados, o ambos) ejerciendo múltiples pretensiones conexas
entre sí, sin que la ley o la naturaleza de la relación material los obligue a
pleitear conjuntamente” (BACRE, 1996, Tomo II: 156). El referido jurista
explica que “es facultativo para las partes, porque podrían instaurar tantos
juicios por separado y obtener otras tantas sentencias separadas por cada uno de
ellos, pero, al existir conexidad en el título o en el objeto, se considera oportuno
unir en un juicio único todas las demandas para que el juez emita una
providencia única para todos. Es decir, cada sujeto puede invocar una
legitimación procesal autónoma, por lo que, a diferencia de lo que acontece con
el litisconsorcio necesario, tanto el resultado del proceso cuanto el contenido de
la sentencia definitiva pueden ser diferentes con respecto a cada uno de ellos,
aunque ésta sea única como acto procesal del juez” (BACRE, 1996, Tomo II:
156-157).
En opinión de Calamandrei, “en el litisconsorcio facultativo (...), a la
pluralidad de las partes corresponde una pluralidad de relaciones sustanciales
controvertidas y una pluralidad de acciones acumuladas en el mismo proceso.
La acumulación no está aquí impuesta por la unicidad de la relación
controvertida ni por la naturaleza inescindible de la legitimación, sino que está
aconsejada por razones de oportunidad inferida de la conexión que vincula
entre sí las distintas causas acumuladas (...). Aquí el proceso aparece único a
pesar de que sean varias las causas contenidas en él; pero en ese proceso se
pueden distinguir tantas relaciones procesales cuantas sean las causas: las partes
mantienen entre sí la misma posición de reciprocidad necesaria que tendrían si
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
260
LITISCONSORCIO
(...)
d) Depende de la voluntad de las partes.
(...) El litisconsorcio facultativo depende exclusivamente de la voluntad de
las partes, pero, básicamente, de la voluntad de la parte actora. La
voluntad del demandado sólo será trascendente para la escisión del
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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LITISCONSORCIO
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
2°) (...)
3°) Con relación a la prueba, corresponde formular un distingo según que
ella verse sobre hechos comunes o sobre hechos individuales a uno o
algunos de los litisconsortes. En el primer caso, el juez debe valorar
conjuntamente las diligencias probatorias producidas por cada
litisconsorte, pues no cabe concebir que el convencimiento judicial
acerca de la verdad de un hecho común se produzca sólo con respecto
a uno o a algunos de los litisconsortes. Por lo tanto, si uno solo de los
litisconsortes produce prueba acerca de un hecho constitutivo,
impeditivo o extintivo que reviste carácter común, ella será suficiente
para tenerlo acreditado con relación a los restantes. Pero la confesión
o la admisión de un hecho común, formulado por uno de los
litisconsortes, no perjudica a los otros.
Si se trata de hechos individuales, debe estarse la prueba producida por el
litisconsorte al cual tales hechos se refieren, sin perjuicio de que la
prueba producida por los otros pueda computarse a título indiciario.
4°) Los recursos interpuestos por uno de los litisconsortes no benefician a
los restantes.
5°) El litisconsorcio facultativo trae aparejado, en ciertos supuestos (...), un
desplazamiento de la competencia por razón del lugar, de la materia y
del valor” (PALACIO, 1983, Tomo III: 222-224).
Conforme se desprende del artículo 94 del Código Procesal Civil, es efecto
del litisconsorcio facultativo la actuación independiente de los respectivos
litisconsortes, sin que los actos de cada uno de ellos favorezcan o perjudiquen a
los demás litisconsortes facultativos, lo cual, dicho sea de paso, no afectará en
nada la unidad del proceso.
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CAPITULO VI
INTERVENCION DE TERCEROS,
EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
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INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(…)
Pero el tercero (…) ha de gozar de (…) interés jurídico. No ostenta, por
tanto, dicho interés quien nada tiene que ver con la relación jurídica
material debatida.
(…)
El tercero ha de ostentar, pues, una legitimación ordinaria o extraordinaria,
que (…) (se) la concreta en el ‘interés directo y legítimo en el
resultado del pleito’. Dicha legitimación puede, por consiguiente,
consistir en la titularidad del derecho subjetivo que se discute en el
proceso o en la existencia de un interés directo en el proceso, surgido
en la circunstancia de poder experimentar, como consecuencia de los
futuros efectos directos o reflejos de la sentencia, un perjuicio o
beneficio patrimonial o moral” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I:
165-166).
El artículo 101 del Código Procesal Civil, en su primer párrafo, hace
referencia a los requisitos exigidos para las intervenciones (coadyuvante,
litisconsorcial y excluyente o principal) de los terceros en el proceso,
desprendiéndose de dicho precepto legal lo siguiente:
A) Los terceros para intervenir en el proceso deben contar con interés
para obrar.
Al respecto, el artículo VI del Título Preliminar del Código Civil preceptúa
que para ejercitar o contestar una acción es necesario tener legítimo
interés económico o moral y que el interés moral autoriza la acción
sólo cuando se refiere directamente al agente o a su familia, salvo
disposición expresa de la ley. El interés para obrar supone, pues, la
alegación de la existencia de interés económico o moral en el sujeto
procesal. El interés económico, dicho sea de paso, es el que se
relaciona con el aumento o disminución del patrimonio de un sujeto; el
interés moral es uno de naturaleza extrapatrimonial, ligado más bien a
los valores subjetivos de la persona.
B) La solicitud de intervención en el proceso planteada por el tercero
debe reunir, en lo que resulte pertinente, los requisitos y anexos
contemplados para la demanda en los artículos 424 y 425 del Código
Procesal Civil.
270
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
271
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(...)
La intervención voluntaria es aquella que permite a un tercero concurrir
cuando lo estime conveniente a un pleito, iniciado por otras personas,
en el que tiene un derecho comprometido.
- principal o excluyente;
litisconsorcial;
- sustituyente.
- la citación de evicción;
- la citación en garantía;
272
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
5.1 Definición
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto dicen de la intervención de terceros
voluntaria que “en este género de intervención queda a voluntad del tercero
intervenir o no y para hacerlo no tiene que esperar llamado alguno de parte o del
juez. El elemento específico que lo distingue no reposa en el deseo de intervenir,
con citación o sin ella, sino en el grado de afectación que el proceso que discurre
le depare en su esfera jurídica, bien porque ostente titularidad del litigio que se
debate en el proceso, excluyente o coincidente, total o parcial, bien porque otra
relación sustancial no debatida y de la cual es titular se vea afectada
jurídicamente con el resultado del proceso” (QUINTERO; y PRIETO, 1995,
Tomo II: 116).
Lorca Navarrete manifiesta sobre la intervención voluntaria de terceros que:
“… Tiene lugar a través de una decisión voluntaria del tercero de unirse a la
instancia procesal ya promovida y de la que, hasta ese momento, era un
tercero ‘extraño’.
Con su ‘entrada’ en la instancia ‘integra’ voluntariamente con su aportación,
el contradictorio ya preexistente” (LORCA NAVARRETE, 2000: 151).
Lorca Navarrete destaca que las características de la intervención voluntaria
son las que describe a continuación:
“a’) El carácter voluntario de la intervención por unión.
(…)
(…) La unión del tercero como demandante o demandado al proceso que
‘se encuentre pendiente’ debe ser entendida no como un supuesto de
273
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
274
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
(...)
La intervención adhesiva del tercero es el único remedio para impedir la
producción de efectos perjudiciales. Mientras en las restantes
intervenciones, el tercero era poseedor de una acción autónoma que
podía discutir en otro proceso, pidiendo acto seguido la acumulación o
275
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
276
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
(...)
6°) No puede interponer recursos que el coadyuvado no desee o en
disconformidad con éste, porque entonces haya una actuación procesal
contraria a la de la parte principal.
277
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(...)
7°) Puede ejecutar todos los actos procesales propios de las partes, con las
limitaciones señaladas en los dos puntos anteriores (...), siempre que en esas
actividades no incurra en contradicción con la actitud asumida por la parte
coadyuvada; pero puede suplir el silencio o el abandono de ésta.
8°) Sus actos se estiman en favor de la parte coadyuvada, aun cuando los ejecute
en su propio nombre y sin tener el carácter de representante de ésta (...).
9°) No puede ser testigo ni perito, como resultado de su condición de parte
accesoria.
10°) Puede desistir libremente de su intervención y debe ser condenado en
costas, si lo hace, ya que su participación en el proceso es puramente
voluntaria.
11°) La sentencia lo vincula, en el sentido de que no pueda discutir en un
nuevo proceso sus conclusiones, ni siquiera cuando con base en ella la
parte coadyuvada le instaura posteriormente un proceso.
12°) Goza de autonomía en cuanto a capacidad o representación, y debe
reunir los requisitos generales para que ambas aparezcan en debida
forma.
13°) Debe sufrir la condena en costas y soportar las expensas, cuando haya
recurrido o solicitado diligencias, copias, etc. En el caso de que el
recurso haya sido conjunto con el coadyuvado, deben dividirse las
costas por iguales partes...” (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 405-
408).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la intervención
coadyuvante o adhesiva simple, ha establecido lo siguiente:
- “... El artículo 97 del Código Procesal Civil regula [...] la intervención
coadyuvante que debe ser solicitada oportunamente por la persona
interesada, cuya actuación está limitada a la defensa de la parte que
coadyuva...” (Casación Nro. 943-2007 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-07-2007, págs. 19951-19952).
- “... El recurrente fundamenta la [...] afectación al debido proceso en el
sentido que las instancias de mérito no han cumplido con integrar al
proceso [sobre ineficacia de acto jurídico de anticipo de herencia
278
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
279
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(...)
(...) La característica esencial de este tipo de intervención (...), está dada
por la circunstancia de que el tercero habría gozado de legitimación
procesal propia para demandar o ser demandado originariamente en el
proceso al cual ingresa, sea a título individual o conjuntamente con la
parte a cuya posición adhiere...” (PALACIO, 1983, Tomo III: 243).
Serra Domínguez concibe a la intervención litisconsorcial como “... aquella
en la que un tercero interviene en un proceso para defender derechos propios
que se discuten en el proceso, y que son similares, en todo o en parte, a los
afirmados por una de las partes en litigio. Tiene por objeto evitar la extensión de
los efectos de la sentencia” (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 213). El indicado
autor español añade que la intervención litisconsorcial es “... la introducción en
un proceso pendiente entre dos o más partes de un tercero que alega un derecho
propio, discutido en el proceso y defendido ya por alguna de las partes en
litigio” (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 221). Dicho autor precisa, por último,
que “el interviniente hubiera podido ser parte, podría haber formulado demanda
o haber sido demandado por o contra alguna o algunas de las partes que figuran
en el proceso. Es más, en ciertos casos debía ser demandado forzosamente para
la correcta constitución de la relación procesal. Su distinción respecto de las
280
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
281
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
282
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
283
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(...)
(...) El tipo de intervención analizado constituye un supuesto de
acumulación sucesiva por inserción de pretensiones (...). El tercero, en
efecto, interpone una pretensión frente a las partes originarias, quienes
vienen de tal manera a integrar un litisconsorcio pasivo. Dicha
pretensión, además, debe ser incompatible con la pretensión originaria
en lo que atañe al objeto, siendo indiferente la falta de identidad entre
la causa de ambas pretensiones...” (PALACIO, 1983, Tomo III: 231-
233).
En palabras de Serra Domínguez, la intervención principal (o excluyente)
“... tiene lugar cuando el tercero interviene en el proceso proponiendo una
pretensión conexa con la controvertida entre las partes, pero incompatible con
ésta. La intervención tiene en este caso por fin lograr la economía procesal,
evitando sentencias contradictorias...” (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 213).
Dicho autor agrega que “... mediante la intervención principal no se modifican
únicamente los sujetos del proceso, sino también y muy principalmente el
propio objeto del mismo. A la primitiva pretensión deducida entre las partes
originarias se unen dos nuevas pretensiones, en las que actúan como parte actora
el interviniente y como demandados el primitivo demandante y el primitivo
demandado. Si se produce una modificación subjetiva es simplemente por el
hecho de la intervención, pero lo esencial de la institución (...) es el
planteamiento de nuevas controversias en un único proceso. Sólo así se pueden
explicar los dos fines de la institución: conseguir una economía procesal
tramitando en un solo proceso tres pretensiones distintas, y evitar las sentencias
contradictorias que en otro caso se producirían. De ahí que entre las dos
concepciones sobre la naturaleza jurídica de la institución (...): construir la
intervención principal como una simple ampliación del objeto del primer
proceso o construirla como una acumulación subjetiva de pretensiones, nos
inclinamos decididamente por la primera concepción única que logra explicar
satisfactoriamente todos los matices de la intervención principal” (SERRA
DOMINGUEZ, 1969: 215-216).
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto, con relación a la intervención principal
(o excluyente), opinan de este modo:
284
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
“El interviniente principal hace actuar una razón propia o nueva, una
relación jurídica sustancial nueva conexa por objeto o petitum con la
que se discute en el proceso y de la cual es titular. Deduce una litis
propia y no disputada en el proceso. A esta intervención se le
denomina igualmente excluyente o ad excludendum. Los intervinientes
ad excludendum tienen en el proceso un interés que se opone a cada
una de las partes iniciales; desde cuando llegan al proceso se
caracterizan como partes principales sucesivas, con la totalidad de los
poderes procesales y sustanciales, atinentes a la propia relación
sustancial que acumulan.
El tercero que interviene estructura su propia pretensión en la demanda o
escrito de intervención excluyente, y la dirige en contra de las partes
iniciales, actor y opositor, o demandante y demandado; de este modo
las partes iniciales asumen la condición de codemandados en
correspondencia con la relación sustancial que les incoa el
interviniente ad excludendum. Se produce así una acumulación de
pretensiones plurilateral subjetiva, conexa por identidad de objeto o
petitum. Son pretensiones incompatibles y lógicamente sólo una puede
triunfar: la de la parte demandante inicial o la del interviniente ad
excludendum contra las partes originarias. El interviniente de este
linaje reclama total o parcialmente el objeto, la cosa, el derecho
litigioso, por considerar que es a él y no a otro a quien le pertenece.
(…) Las partes iniciales frente a esta pretensión que se acumula, ocupan la
posición de demandados o resistentes y a ellas incumben, en lo que a la
relación sustancial nueva respecta, los poderes sustanciales y
procesales del demandado en el proceso, pero actúan con perfecta
autonomía, como lo hacen los litisconsortes voluntarios; y la actividad
de una sola parte no perjudica a la otra ni la beneficia, porque frente a
cada una el interviniente ad excludendum defiende una postura
distinta: frente al demandante debate el derecho sustancial reclamado
por éste, y frente al demandado controvierte cualquier excepción
sustancial que éste hubiere propuesto. El doble aspecto ha hecho
expresar a algunos autores que son tres las pretensiones que se
acumulan cuando quiera que se presente una intervención de este tipo:
la inicial del demandante contra el demandado, la pretensión del
interviniente ad excludendum contra el demandante y la pretensión del
mismo interviniente contra el demandado inicial…” (QUINTERO; y
PRIETO, 1995, Tomo II: 117-118).
285
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(...)
2. Los dos procesos del interviniente principal contra el demandante y
contra el demandado del proceso principal son tramitados y decididos
en común.
(...)
3. La tramitación del proceso principal puede, a instancia de parte (...) o
de oficio (...), ser suspendida hasta la decisión firme sobre la
intervención principal.
4. La intervención principal no lleva consigo una extensión de la cosa
juzgada. La sentencia del proceso motivado por la intervención surte
efectos solamente entre el interviniente principal y el demandante y
demandado del mismo, mas no entre estos dos últimos” (SCHÖNKE,
1950: 104).
Al respecto, Atilio González afirma que “... el tercero excluyente resulta
plenamente afectado, de un modo directo, por la cosa juzgada emergente de la
sentencia definitiva...” (GONZALEZ, 1998: 394). Dicho autor agrega que:
286
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
“... La sentencia definitiva que se dicte será única y contendrá tres (3)
pronunciamientos:
• uno, entre el actor y el demandado originarios.
• otro, entre el actor inicial primus petitor y el tercero excluyente.
• por último, entre el tercero excluyente y el demandado
primigenio” (GONZALEZ, 1998: 394).
5.2.4 Intervención excluyente de propiedad: El proceso abreviado de
tercería de propiedad
La tercería de propiedad (o de dominio o excluyente de propiedad) es el
proceso dirigido a acreditar el dominio de un bien sobre el cual recae una
medida cautelar dictada en otro proceso, para así lograr su desafectación por
haber sido dicha medida indebidamente solicitada y decretada. La tercería de
propiedad también opera a efectos de lograr la desafectación de bienes sobre los
que pesa algún derecho real de garantía, siempre y cuando el derecho de
propiedad del tercerista se encuentre inscrito con anterioridad al citado derecho
real de garantía.
Para Enrique Falcón, la tercería de dominio es aquella “... en la que el
tercerista reclama la propiedad de la cosa embargada...” (FALCON, 1978: 86).
En opinión de Alsina, “... teniendo por objeto la protección del dominio, la
tercería importa (...) el ejercicio de la acción reivindicatoria cuando en un
proceso se afectan los derechos del propietario...” (ALSINA, 1962, Tomo V:
551).
Prieto-Castro y Ferrándiz pone de relieve lo siguiente: “... Objeto procesal
de la demanda de tercería de dominio es una actio reivindicatoria ex iure
dominii, y objeto material es la exclusión del embargo de los bienes del actor, la
declaración de libertad de los mismos y su reintegración a él” (PRIETO-
CASTRO Y FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 230).
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, la tercería (en general) es un
asunto contencioso que se tramita en proceso abreviado (art. 486 -inc. 5)- del
C.P.C.) y que se encuentra regulado en el Sub-Capítulo 5° (“Tercería”) del
Capítulo II (“Disposiciones especiales”) del Título II (“Proceso abreviado”) de
la Sección Quinta (“Procesos contenciosos”) del Código Procesal Civil, en los
arts. 533 al 539.
287
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
El primer párrafo del artículo 100 del Código Procesal Civil establece que
puede intervenir en un proceso quien pretende se le reconozca su derecho en
oposición a los litigantes, como consecuencia de alguna medida cautelar
ejecutada sobre un bien de su propiedad o sobre el cual tuviera un mejor derecho
que el titular de la medida cautelar. Dicho numeral trata, pues, del proceso de
tercería de propiedad, según se deriva de su contenido y del trámite en vía
abreviada y como proceso de tercería que se le asigna en su último párrafo.
Advertimos que para la procedencia de la tercería de propiedad el título del
demandante (tercerista) debe ser anterior a la fecha de la decisión cautelar
cuestionada, porque de ser posterior aquél asume la carga que implica la medida
preventiva (salvo que estuviese amparado por el principio de la buena fe
registral, de ser el caso).
En opinión de Prieto-Castro y Ferrándiz, “... la interposición de la demanda
de tercería no produce el efecto de suspender pura y simplemente el
procedimiento, sino que se sustancia en pieza separada, no produciéndose tal
suspensión más que a partir del momento en que se fuese a entrar en la
realización de los bienes que constituyen su objeto, y después del cual la tercería
de dominio carece de finalidad...” (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1983,
Volumen 2: 232).
Sobre el particular, Lino Palacio refiere lo siguiente:
“La interposición de la tercería de dominio comporta, en principio, una
facultad del titular del dominio, quien, por una parte, puede limitarse a
requerir el levantamiento del embargo en el supuesto de encontrarse en
condiciones de acreditar en forma efectiva y fehaciente la existencia de
su derecho (...), y, por otra parte, no pierde la propiedad de un bien
inmueble aun en la hipótesis de que él se venda en el proceso principal,
ya que la circunstancia de no interponer la pretensión de tercería no
obsta a su derecho de reivindicarlo frente al tercer adquirente, en tanto
no se haya operado la prescripción. Si se trata, en cambio, de bienes
muebles, la interposición de la tercería de dominio resulta necesaria en
la medida en que la eventual pretensión reivindicatoria puede fracasar
frente a un adquirente de buena fe, salvo que aquéllos hayan sido
robados o perdidos...” (PALACIO, 1983, Tomo III: 298).
El citado jurista argentino señala, además, lo siguiente:
“... La suspensión de los trámites del proceso principal reviste el carácter
de una medida cautelar, ya que si aquéllos continuaran una vez
288
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
(...)
(...) La suspensión comienza desde que resulta consentida o ejecutoriada la
orden de venta de los bienes (no pudiéndose hacer efectivas, por lo
tanto, las medidas dispuestas en la respectiva providencia: publicación
de edictos, valuación de los bienes, etc.), y concluye una vez que se
encuentra firme la sentencia dictada en la tercería. Asimismo, durante
el plazo de suspensión de los procedimientos el tercerista tiene derecho
a requerir el cumplimiento de medidas cautelares con relación al bien o
bienes embargados.
(...) Como se ha visto, la suspensión del procedimiento principal no
procede, y cabe, por lo tanto, hacer efectiva la orden de venta de los
bienes, en el supuesto de que éstos se hallen sujetos a desvalorización
o desaparición o irroguen excesivos gastos de conservación, quedando
el producto de la venta afectado a las resultas de la tercería...”
(PALACIO, 1983, Tomo III: 300-301).
Podetti, acerca de los efectos de la tercería de dominio (o de propiedad),
expone lo siguiente:
“La suspensión de los procedimientos, que, con ciertos recaudos, autorizan
las leyes procesales (...), cuando se deduce una tercería de dominio en
juicio ejecutivo, no es total. En primer lugar, ella sólo puede producirse
llegado el juicio ejecutivo a cierta etapa en su sustanciación, sentencia
de remate ejecutoriada (...) y cesa en sus efectos si la tercería es
rechazada.
En segundo lugar, la suspensión sólo procede respecto a los bienes que son
motivo de la tercería, ya que la suspensión, como toda medida
precautoria, tiene por objeto evitar un daño o sea en este caso, la
subasta de bienes que pueden no pertenecer al deudor (...). La
prosecución del juicio ejecutivo en este supuesto, podría, a su vez
influir sobre la tercería. En efecto, si la venta de los bienes
embargados, ajenos a la tercería, diese un producido suficiente para
cubrir el capital reclamado y las costas de la ejecución, el embargo
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
291
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
6.1 Concepto
Rocco define a la intervención coactiva de terceros (llamada también
intervención provocada o forzada u obligada o necesaria) como “... aquella
intervención que se produce, no por espontánea voluntad del sujeto, sino porque
surge una situación en que la voluntad del sujeto se ve constreñida a participar
en el juicio pendiente” (ROCCO, 1976, Volumen II: 131-132).
Gimeno Sendra refiere que “en la intervención provocada, el tercero
interviene como consecuencia de una denuncia de la existencia del proceso
efectuada por alguna de las partes. Puede ser, pues, provocada a instancia del
demandante (…) o del demandado…” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I:
166).
Sobre el particular, Lino Palacio asevera que:
“... En términos generales, la intervención coactiva u obligada se verifica
cuando, sea a petición de cualquiera de las partes originarias, o de
oficio, se dispone la citación de un tercero para que participe en el
proceso pendiente y la sentencia a dictar en él pueda serle
eventualmente opuesta.
(...)
(...) Pese a la denominación acordada a este tipo de intervención, la
comparecencia del tercero no implica un deber sino una simple
facultad jurídica cuya falta de ejercicio, sin embargo, también lo
expone al riesgo de ser alcanzado por los efectos de la sentencia que se
dicte en el proceso al que fue citado” (PALACIO, 1983, Tomo III:
246-247).
293
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
6.2 Clases
En opinión de Lino Palacio:
“... Corresponde diferenciar tres tipos básicos de intervención coactiva,
todos los cuales son susceptibles de ser encuadrados (...) bajo la
designación genérica de ‘denuncia de la litis’ (litisdenuntiatio).
Tales tipos son: 1°) La citación del sujeto pasivo de una eventual
pretensión regresiva o del colegitimado. Dentro de la primera hipótesis
cabe a su vez distinguir los casos comunes de pretensiones regresivas,
de la llamada ‘citación de evicción o saneamiento’ (...); 2°) La citación
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INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
6.2.3 Litisdenunciación
Para Goldschmidt, “... la litisdenunciación ‘litis denuntiatio’ es el aviso
dado por una parte a un tercero de la pendencia de un proceso, dejando al
arbitrio del mismo el acudir en auxilio del denunciante en calidad de
interviniente adhesivo (...), el entrar en la causa como interviniente principal
(...), o el aceptar el proceso en calidad de demandado...” (GOLDSCHMIDT,
1936: 450).
En opinión de Liebman, “... la llamada en causa del tercero es (...) ante todo
un medio para llevar al conocimiento del tercero la existencia del proceso
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INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
- “... Las partes tienen facultad para formular denuncia civil cuando
corresponda, conforme al Artículo ciento dos del Código Procesal Civil,
por lo que su omisión no puede sustentar un pedido de nulidad...”
(Casación Nro. 100-2000 / Tacna, publicada el 09-04-2000, pág. 5056).
- “... No existiendo prohibición alguna de que la denuncia civil se encuentre
contenida en la contestación de demanda, ni mucho menos mandato
imperativo de que deba formularse en escrito aparte, ésta debe entenderse
como válidamente efectuada en la forma realizada en autos [esto es, dentro
de los fundamentos de hecho del escrito de contestación de demanda],
máxime si es obligación de los Magistrados analizar, evaluar y merituar
cada uno de los fundamentos expuestos por las partes en litigio...”
(Casación
Nro. 1805-00 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
07-2003, págs. 10753-10754).
- “... Resultaba necesario, a efectos de establecer adecuadamente una
relación jurídica procesal válida y poder emitir un pronunciamiento válido
sobre el fondo de la controversia, resolver la denuncia civil formulada,
determinando si el [...] demandado tiene o no alguna obligación o
responsabilidad en el derecho discutido, o si la mencionada obligación o
responsabilidad debía ser compartida con la [...] denunciada. [...] dicha
omisión resulta una clara transgresión al principio de la observación del
debido proceso, [...] principio cuyo estricto cumplimiento debe ser velado
por esta Suprema Sala, y que se materializa en el hecho de no haberse
emitido pronunciamiento respecto de un pedido expreso de una de las
partes en conflicto...” (Casación Nro. 1805-00 / Ayacucho, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-07-2003, págs. 10753-10754).
- “... Al ser incorrecta la inclusión de [...] en calidad de denunciado
civilmente, tampoco resultaba factible emitir pronunciamiento sobre la
relación sustancial entre el denunciante y el denunciado civilmente pues
ello es exigible en el caso que el denunciado civilmente tenga realmente la
calidad de parte pasiva en el proceso, lo cual no ha sucedido en el presente
caso; [...] no obstante ello, la Sala de revisión si [sic -léase sí-] ha incurrido
en causal de nulidad al no haberse pronunciado en la sentencia de vista
respecto a la solicitud de extromisión planteada [...]; por consiguiente, se ha
infringido lo dispuesto en el artículo ciento veintidós inciso cuarto del
Código Procesal Civil, debiendo por ende declararse nula la sentencia de
vista, a fin de que la Sala de mérito se pronuncie sobre el pedido de
301
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
(…)
(…) La llamada es una simple denuncia del litigio por la que se invita al
tercero a intervenir, de modo que si no lo hace no podrá después alegar
que la sentencia es res inter alios iudicata, y sin interviene hay que
considerarlo interviniente adhesivo…” (MONTERO AROCA;
GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR,
2003, Tomo II: 92).
Para Micheli, “... con el llamamiento en garantía la parte propone, frente al
garante así llamado en causa, una demanda (anticipada y condicionada a que sea
acogida la pretensión de la una parte respecto de la otra, esto es, de la
garantizada), mediante la cual se hace valer una acción de repetición frente al
garante (...). El llamamiento en garantía debe, por consiguiente, contemplarse
como distinto de la simple denuncia de la litis, mediante la cual el garantizado
advierte al garante de la pendencia de la controversia, derivada de la pretensión
del tercero de tener derechos sobre la cosa vendida (...); sin embargo, si el
garante no interviene, la cosa juzgada formará estado también contra él, pero el
garantizado deberá promover una distinta acción de repetición en proceso
especial. Por el contrario, si el garantizado no provee tampoco a la litis
denunciatio, corre el peligro de perder la garantía” (MICHELI, 1970, Volumen
I: 235).
303
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
Según Calamandrei:
“Bajo la figura del llamamiento en causa (...) se comprende también (...) la
llamada nominatio auctoris, que tiene lugar cuando el arrendatario se
encuentra molestado en vía judicial por terceros que pretenden tener
derechos sobre la cosa arrendada; en tal caso, el arrendatario puede llamar
en causa al arrendador (o también limitarse a indicar su nombre, nominatio
auctoris, a fin de que el actor lo llame en causa), y el arrendador, llamado
en causa, ‘está obligado a asumir la litis’, mientras que ‘el arrendatario debe
ser puesto fuera de ella, con la simple indicación del arrendador, si no tiene
interés en permanecer’ (...). Aquí el llamamiento en causa no sirve para
proponer una nueva demanda contra el arrendador, sino solamente para
provocar en la causa originaria una mutación de partes: poner al arrendador,
en el lugar del arrendatario, demandado originario no legitimado.
(...) Puede ella (la figura de la nominatio auctoris) servir igualmente en todos
los casos en que el demandado no legitimado se dirige al verdadero
legitimado para que ocupe su puesto en la causa intentada contra él, o poner
a actor en condiciones de proseguir la causa, si quiere, contra el verdadero
legitimado” (CALAMANDREI, 1962, Volumen II: 347).
Prieto-Castro y Ferrándiz apunta sobre la laudatio auctoris lo siguiente:
“... Se da cuando una persona que posee una cosa ajena (esto es, en calidad de
poseedor inmediato), por virtud de una relación jurídica, como depositario,
arrendatario o figura análoga es demandado, como tal poseedor, por otra
persona que afirma tener un derecho sobre dicha cosa.
En este supuesto, lo procedente es que el poseedor inmediato demandado
ponga en conocimiento del poseedor mediato la incoación del proceso,
para que éste, a quien le interesa la defensa de la propiedad, lo asuma
como parte y el denunciante, sea liberado de la continuación de dicho
proceso (a lo que se llama extramissio)” (PRIETO-CASTRO Y
FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 77).
La laudatio o nominatio auctoris se presenta, en opinión de Stiglitz, en dos
supuestos:
“1) Cuando el demandante se equivoca respecto a la persona que debe citar
como demandada para la restitución de una cosa y dirige su demanda
contra quien tiene en apariencia la posesión del bien objeto de sus
pretensiones, pero en realidad sólo es un simple tenedor que detenta o
305
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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situación que [...] ha originado se expida sentencia [...] sin que [...] se
haya establecido debidamente la relación jurídica procesal, lo que
afecta la validez de la sentencia recurrida y vulnera el derecho del
recurrente al debido proceso...” (Casación Nro. 622-02 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003, págs. 9763-
9764).
- “... El llamamiento posesorio se supedita a la acreditación de la calidad
de cuidador o vigilante del inmueble por parte de quien lo alega [...];
siendo así la falta de emplazamiento con el proceso a los [...] presuntos
poseedores del bien, no invalida la sentencia de vista...” (Casación Nro.
18-2002 / Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
052002, págs. 8794-8795).
6.2.3.4 Llamamiento
ex officio en caso de fraude
o colusión
Beatriz Quintero y Eugenio Prieto dicen del llamamiento ex officio (por
orden del Juez) en caso de fraude o colusión que:
“... En esta especie de intervención forzosa el llamamiento lo formula el
juez cuando advierte, de alguna manera, fraude o colusión que se
encamine a perjudicar a la persona a quien llama al proceso. El fraude
es culpa grave civil, con ánimo de perjudicar; la colusión es una
combinación, un acuerdo entre las partes de un proceso que casi
siempre resulta simulado y con el propósito de extender sus efectos
reflejos a un tercero.
(...)
El llamado ex officio que interviene en el proceso no introduce en él
una pretensión nueva que se sume o acumule a la que viene siendo
objeto de debate. Su interés descansa exclusivamente en que no se
consume el propósito fraudulento que le dañaría. Por lo general
resistirá a la pretensión, pero ello no es principio absoluto.
(...)
El citado no queda vinculado al proceso por el solo llamamiento.
Producida la citación, el tercero decide si interviene o no, y tan solo en
308
INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
7. EXTROMISION
Según Liebman, “la extromisión de una parte es el fenómeno inverso a la
intervención, es la salida de una parte del proceso. La misma se produce por
efecto de un pronunciamiento del juez, que libera o excluye a una parte de la
participación ulterior en el proceso, y puede referirse tanto a una parte originaria
cuanto a una parte que haya intervenido o haya sido llamada al proceso
pendiente. En general, la extromisión tiene lugar cuando el juez compruebe el
defecto de presupuestos particulares que condicionan la presencia de la parte en
el proceso, o cuando llegue a faltar la demanda propuesta en juicio por la parte o
contra ella (y el proceso deba, en cambio, continuar entre las otras partes)”
(LIEBMAN, 1980: 87-88).
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 107 del Código Procesal
Civil, en cualquier etapa del proceso, y de manera excepcional, puede el órgano
jurisdiccional disponer (en resolución debidamente motivada) la extromisión de
un tercero legitimado que esté interviniendo en el proceso, vale decir, su
apartamiento de la litis en los siguientes casos:
a) Cuando el órgano jurisdiccional estime que el derecho o interés que
legitimaba al tercero se ha extinguido.
b) Cuando el órgano jurisdiccional compruebe posteriormente la
inexistencia del derecho o interés que legitimaba al tercero (decimos
posteriormente porque el Juez admite la intervención del tercero
precisamente por demostrar éste su derecho o interés para intervenir en
el proceso, de lo que se colige que es en momento posterior al indicado
que el Juez se cerciora de que dicho derecho o interés no existe y, en
consecuencia, dispone la extromisión de aquél).
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la extromisión,
ha establecido lo siguiente: “... El pedido de extromisión del proceso de un
tercero legitimado presupone que éste anteriormente haya sido incorporado al
mismo...” (Casación Nro. 02-05 / La Libertad C-47295, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-08-2005, pág. 14430).
8. SUCESION PROCESAL
Gimeno Sendra entiende por sucesión procesal “… la sustitución, en un
proceso determinado, de unas partes formales por otras materiales, como
consecuencia de la transmisión ‘inter vivos’ o ‘mortis causa’ de la legitimación
de aquéllas a éstas” (GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 172). Dicho autor
311
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(…)
(…) La sucesión procesal incide más que, en la titularidad legítima de un
derecho, en una posición de parte dirigida
a ‘afirmar’ la titularidad legítima del
derecho que podrá coincidir o no con la posición legítima de la
parte según como sea declarada jurisdiccionalmente.
(…)
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INTERVENCION DE TERCEROS, EXTROMISION Y SUCESION PROCESAL
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
como titular activo o pasivo del derecho discutido, siendo uno de los casos
en los que ésta opera, cuando fallece quien es parte en un proceso, además
de los otros supuestos previstos en la ley adjetiva; [...] la sucesión procesal
es la regla general en el caso de la muerte de una de las partes dentro de un
proceso, ella opera ipso jure, aunque el reconocimiento de los herederos en
el proceso depende de la prueba que éstos aporten; sin embargo, existen
procesos civiles en los que están en juego derechos personalísimos y en los
que a la muerte de una de las partes no puede operar la sucesión procesal,
como por ejemplo en los procesos de divorcio, de separación de cuerpos o
de nulidad de matrimonio, en los que la muerte de una de las partes implica
la culminación de su actuación procesal. Ello no ocurre en procesos como
el presente [sobre ejecución de garantías], en
el que la muerte de una de las partes no impide la finalidad patrimonial que
lo impulsa en tanto lo que la acción persigue es el patrimonio de la persona
y no a la persona misma; [...] en tal sentido, la sucesión procesal permite la
vinculación de los herederos, como directos interesados en la protección de
la universalidad patrimonial de la cual tienen parte, para que intervengan en
el proceso, con lo cual también se protegen plenamente sus derechos
constitucionales, en especial los derechos a la propiedad, a la defensa y al
debido proceso...” (Casación Nro. 3142-2003 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-08-2005, pág. 14407).
- “... El Artículo ciento ocho (del C.P.C.) (...) se refiere al caso de sucesión
procesal, en el cual una persona ingresa en sustitución de otra a ocupar su
posición en la relación procesal, y el caso de autos es uno distinto, pues se
ha demandado directamente a la sucesión y ésta no ha ingresado después en
el lugar del fallecido...” (Casación Nro. 2844-99 / Chincha, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 07-07-2000, pág. 5566).
- “... El artículo 108° del Código Procesal Civil señala que: ‘Por la sucesión
procesal un sujeto ocupa el lugar de otro en un proceso, al reemplazarlo
como titular activo o pasivo del derecho discutido’; y se presenta -según
refiere su inciso 1- cuando: ‘fallecida una persona que sea parte en el
proceso, es reemplazada por su sucesor, salvo disposición legal en
contrario’; de donde se advierte que el acontecimiento en virtud del cual se
configura la sucesión procesal lo constituye el fallecimiento de la persona
que es parte en el proceso y no de la fecha en que se comunica tal
situación...” (Casación Nro. 682-2005 / Apurímac, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-01-2007, pág. 18657).
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CAPITULO VII
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En tercer lugar, los vicios de voluntad (...) influyen en la validez del acto.
En cuarto lugar, el contenido mismo del acto, ya por inexactitud o por
ilegalidad, genera su ineficacia; y
Por último, los defectos estrictamente formales, dado el carácter público
del Derecho Procesal” (ALZAMORA VALDEZ, s/a: 317).
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LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES
- Principio de especificidad.
- Principio de trascendencia.
- Principio de protección.
- Principio de conservación.
- Principio de convalidación.
- Principio de independencia.
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menoscabarse en dispendios inútiles como los que motivan las nulidades por el
solo hecho de asegurar el respaldo en las formas” (GOZAINI, 1992, Tomo I,
Volumen 2: 855).
Por el principio de conservación -puntualiza Satta- “... ‘si el vicio impide un
determinado efecto, el acto puede, sin embargo producir los efectos para los que
sea idóneo’. Este principio tiene puntos de contacto con el otro, propio del
derecho sustancial, de la conversión de los negocios jurídicos, pero se distingue
de él porque mientras la conversión apoya sobre la interpretación de la voluntad
de las partes (...), la conservación del acto procesal es totalmente independiente
de la voluntad, y tiene su raíz únicamente en la función del acto. Es decir, puede
darse que por un vicio formal el acto no puede cumplir su íntegra función (...)
pero sin embargo puede cumplir una función menor, comprendida en la
primera...” (SATTA, 1971, Volumen I: 241).
Sobre el particular, el artículo 172 del Código Procesal Civil (en su cuarto,
quinto y sexto párrafos), establece lo siguiente:
- No hay nulidad si la subsanación del vicio no ha de influir en el sentido
de la resolución o en las consecuencias del acto procesal (art. 172
-cuarto párrafo- del C.P.C.).
- El Juez puede integrar una resolución antes de su notificación. Después
de la notificación pero dentro del plazo que las partes dispongan para
apelarla, de oficio o a pedido de parte, el Juez puede integrarla cuando
haya omitido pronunciamiento sobre algún punto principal o accesorio.
El plazo para recurrir la resolución integrada se computa desde la
notificación de la resolución que la integra (quinto párrafo del art. 172
del C.P.C.).
- El Juez superior puede integrar la resolución recurrida cuando
concurran los supuestos del párrafo anterior (sexto párrafo del artículo
172 del C.P.C.).
6.6 Principio de convalidación
Maurino, acerca de la terminología referida al principio de convalidación,
nos enseña que:
“... Para denominar el presupuesto de marras, el vocablo más aceptado y
preciso es el de convalidación, equivalente a confirmación.
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LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES
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(...)
Es dable destacar que el sumun del silencio convalidatorio lo constituye el
consentimiento de la providencia de llamamiento de autos, con lo cual
queda saneada toda irregularidad procesal” (MAURINO, 1990: 55-56).
Es de resaltar que existen causas de excepción por las que no son
susceptibles de convalidación las nulidades procesales, como las que a
continuación reseña Maurino:
“1) Nulidades absolutas previstas por el legislador (...).
La razón es que pertenece a la competencia legislativa la regulación del
régimen de nulidades, atendiendo a las exigencias políticas y sociales
de una situación determinada.
(...) Llámense absolutas, esenciales, etc., estas nulidades tipificadas
legislativamente, existen, y constituyen una excepción a la regla
general de convalidación.
(...)
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LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES
tendrá validez hasta que sea declarada nula. Una cosa es que la nulidad
sea insanable, que pueda ser declarada
en cualquier momento, que no se convalide, y otra, muy diferente, que
no haya necesidad de una declaración judicial” (VESCOVI, 1999: 265-
266).
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LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES
Satta asevera que “... la parte puede señalar la nulidad sólo bajo
determinadas condiciones: 1) Que haya un interés, derivante de que la
observancia del requisito del acto le haya causado un daño (...); 2) Que lo haga
en la primera instancia sucesiva al acto o, si está prescrita, a su comunicación o
notificación (noticia); 3) Que no la haya causado; 4) Que no haya renunciado
aun tácitamente...” (SATTA, 1971, Volumen I: 239-240).
Los requisitos de la nulidad por vía de incidente son, a criterio de Enrique
Falcón, los que se mencionan seguidamente:
“1) Debe ser pedida por el legítimo lesionado.
2) Debe acreditar interés jurídico en pedirla.
3) Debe acreditar el daño ocasionado.
4) No tiene que haberse consentido ni expresa ni tácitamente el acto
viciado que se quiere atacar con la nulidad.
5) El acto no tiene que haber cumplido la finalidad querida por la ley,
pues entonces no obstante el vicio, la nulidad no procederá.
6) Que se pida en la instancia en que el vicio se cometió” (FALCON,
1978: 138-139).
A nuestro entender, son requisitos -fundamentales- para solicitar la
declaración de nulidad procesal los que a continuación se indican:
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“Es evidente que la forma principal como el magistrado podrá corregir por
propia iniciativa los actos del proceso, será decretando su ineficacia cuando se
han ejecutado de un modo anormal, con lo que evitará la realización de otros
posteriores, que tampoco tendrán valor debido al efecto extensivo de la nulidad
procesal. De esta manera se ahorra tiempo en la tramitación de la causa, pues se
impide su prosecución sobre actos viciados y se propende, a través del juez, a la
correcta aplicación de la ley procesal” (SALAS VIVALDI, 1962: 293).
“El determinar en qué casos, el juez tiene la facultad u obligación de
pronunciarlas (las nulidades procesales) sin requerimiento de parte, es materia
que depende de las circunstancias de cada cuestión litigiosa, de las normas
positivas vigentes, y de la naturaleza de dichas normas” (MAURINO, 1990: 77).
Maurino, al tratar sobre el móvil de la declaración de las nulidades
procesales a iniciativa del órgano jurisdiccional, afirma que “... el motivo de su
procedencia está en todo acto que lesione la garantía constitucional del debido
proceso” (MAURINO, 1990: 79).
Para Couture, “... una vez comprobada la nulidad (absoluta), el acto debe
ser invalidado, aun de oficio y sin requerimiento de parte interesada...”
(COUTURE, 1985: 378).
Gozaíni considera que “... la advertencia de actos irregulares que
manifiestan inobservancia de disposiciones de carácter imperativo, como la
constitución de los presupuestos fundamentales para la litis o el desarrollo
efectivo de la función sin máculas que la inficionen, autorizaría a declarar de
oficio las nulidades encontradas” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 866).
El indicado jurista argentino añade que “... es posible para el juez declarar ex
officio una nulidad procesal, no obstante fuese consentida y convalidada por las
partes, si ella incide en la regularidad sustancial del proceso” (GOZAINI, 1992,
Tomo I, Volumen 2: 867).
Al respecto, Véscovi apunta que:
“Los casos en que el juez puede proveerla (la nulidad) de oficio son
excepcionales y se refieren, según algunos autores, a aquellos en que
hay un interés público o una disposición expresa.
En realidad, (...) estos casos se darían cuando hay una inexistencia (o
nulidad absoluta, si se acepta en derecho procesal), o sea, en los casos
de defectos en la constitución de la relación procesal (ausencia del
proceso mismo) y también en los casos de indefensión, aunque pudiera
creerse que éstos deben quedar librados al pedido de parte. Esta
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LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
En opinión de Alsina:
“... El principal efecto de la nulidad es privar al acto de su eficacia jurídica;
y, en consecuencia, se tiene el acto como no realizado;
consiguientemente, tampoco pueden tener validez los actos posteriores
que en él se funden, de acuerdo con la máxima romana: qued nullum
est nullum producit effectum.
(...) Para establecer las consecuencias de la declaración de nulidad
debemos tener presente la distinción (...) según que ella se refiera al
acto, al procedimiento o a las formas de la sentencia. Tratándose de los
actos, es necesario distinguir tres categorías: los antecedentes, los
consecuentes
y los independientes. La relación procesal, en efecto, se presenta como una
sucesión de actos que realizan las partes y el tribunal, cada uno de los
cuales tiene como antecedente otro acto (...) y es a su vez antecedente del
que le sigue (...); entre unos y otros puede existir actos independientes (...)
‘La nulidad del acto produce la nulidad de los actos consecutivos, no así la
de las actuaciones independientes’ (...).
La nulidad no afecta a los actos anteriores (...) y ello se explica sin ningún
esfuerzo, como tampoco afecta los actos independientes entre sí,
entendiéndose por tales los que no están vinculados por una relación de
dependencia: la nulidad de la notificación del acto de prueba produce la
nulidad de todas las diligencias probatorias posteriores, pero la nulidad de
una declaración fundada en que el testigo no ha prestado juramento, en
nada afecta la validez de las otras diligencias de prueba.
(...) Tratándose de vicios del procedimiento, o sea por no haberse seguido el
orden establecido en la realización de los actos procesales, la nulidad se
traduce en la ineficacia de los actos posteriores, que en realidad no son
consecuencia de la ejecución de un acto viciado sino de la omisión de un
acto requerido para la validez del acto que le sigue: así, cuando el juez
resuelve el incidente sin recibirlo a prueba no obstante haber hechos
controvertidos, o dicta sentencia definitiva sin citar a las partes para el
efecto” (ALSINA, 1958: 103-105).
Gozaíni, acerca de los efectos de la nulidad del acto procesal, dice lo siguiente:
“Nulificar un simple acto del proceso (...) no acarrea consecuencias futuras. El
acto deja de existir como tal, pierde validez y eficacia, pero no transfiere a
otros su nulidad.
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- La invalidación de una parte del acto procesal no afecta a las otras que
resulten independientes de ella, ni impide la producción de efectos para
los cuales el acto es idóneo, salvo disposición expresa en contrario (art.
173 -in fine- del C.P.C.).
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LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES
-
“... En sede de nulidades procesales, éstas suponen un estado de
anormalidad del acto procesal, de manera que al declararse la nulidad
procesal ello implica resguardar la garantía constitucional a un debido
proceso...” (Casación Nro. 1771-2001 / Ica, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-03-2002, pág. 8471).
- “... Los vicios del procedimiento constituyen un estado de
anormalidad del acto procesal, originado en alguno de sus
elementos constitutivos o en vicios existentes sobre ellos; tales
vicios implican que potencialmente se declare su invalidez, ya que
dicho estado de nulidad latente puede no materializarse, ya sea
por subsanación del vicio, por convalidación, o porque el acto ha
cumplido su finalidad...” (Casación Nro. 2070-2003 / Santa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2004, págs.
13104-13105).
- “... Los vicios procesales [...] constituyen los defectos u omisiones
que se presentan en los elementos extrínsecos o intrínsecos de un
acto jurídico procesal; siendo esto así, su revelación al juez, no
depende única y exclusivamente de la parte que viene perdiendo
la litis, sino de ambas partes puesto que, el no hacerlo, contribuye
al desenvolvimiento de un proceso que, en su sentencia puede ser
justo, pero que dicha decisión se ha obtenido mediante un
procedimiento reprobado por las normas procesales, afectando el
derecho a un debido proceso no sólo de uno de los litigantes sino
de todos los sujetos procesales...” (Casación Nro. 24242003 /
Sullana, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2004,
págs. 13116-13117).
- “... La finalidad de las nulidades procesales, es la de asegurar la
garantía constitucional de la defensa en el proceso, pudiendo
configurarse únicamente en relación a los actos procesales
susceptibles de producir efectos jurídicos autónomos, como los
actos emanados de un órgano judicial; en tal sentido, solo cuando
la ineficacia sea resultado de un vicio es posible hablar de
nulidad...” (Casación Nro. 2070-2003 / Santa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-11-2004, págs. 13104-13105).
- “... Debe tenerse presente los distintos efectos de la nulidad y de
la revocación; la nulidad es una rescisión de los actos procesales
355
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
que implica renovarlos al estado en que se cometió el vicio, tal
como lo establece el artículo ciento setentisiete del Código
Adjetivo [C.P.C.]; en cambio, la revocación implica sustituir la
decisión del Juez inferior por una nueva...” (Casación Nro. 1193-
2000 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-01-2001, pág. 6691).
“... La nulidad es la sanción por la cual la Ley priva a un acto procesal de
sus efectos normales, debiendo diferenciarse la violación de las
disposiciones de orden público, que entrañan siempre una nulidad absoluta,
de aquellas que sólo afectan al interés privado, y que deben ser alegadas por
aquel a quien perjudican...” (Casación Nro. 1908-T-96 / Ica, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 15-03-1998, pág. 542).
- “... Son nulidades relativas [...] todas aquellas que no estando
expresamente contempladas como absolutas, quedan subsanadas
si se aceptan expresa o tácitamente, o si el acto viciado ha
conseguido su fin no obstante su defecto...” (Casación Nro. 2378-
00 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-
2001, págs. 7182-7183).
- “... La aplicación automática de la sanción de nulidad por el solo
hecho de su constatación, obligaría a declarar la nulidad por
causas secundarias, aun cuando el proceso se encuentra
sentenciado y precluido sus etapas previas proporcionando con
ello un arma al litigante de mala fe, que le permitiría demorar
indefinidamente el proceso” (Casación Nro. 738-97 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 0301-1999, pág.
2342).
- “... La nulidad de resoluciones judiciales necesariamente debe
formularse incidentalmente, dentro del proceso de su referencia y
no en vía de acción...” (Casación Nro. 294-95 / Ica, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 13-12-1996, págs. 2527-2528).
- “... Habiéndose interpuesto la demanda sustentándola en la
nulidad de actuados judiciales en vía de acción, el cual es un
petitorio no contemplado en la legislación procesal, ella resulta
imposible jurídicamente, con lo cual deviene en improcedente, en
virtud de lo previsto en el Artículo cuatrocientos veintisiete del
356
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES
-
Código Procesal acotado (C.P.C.), y en consecuencia, inválida la
relación procesal y es asimismo imposible emitir pronunciamiento
de fondo sobre la misma...” (Casación Nro. 2835-97 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 26-10-1999, pág.
3798).
- “... El artículo ciento setentiuno del acotado Código [C.P.C., sobre
el principio de legalidad y trascendencia de la nulidad procesal],
norma precisada como fundamento de derecho de la demanda sub
materia [sobre nulidad de acto jurídico], sólo puede ser invocado
dentro del mismo proceso en que se produjo el vicio pero no en
vía de acción...” (Casación Nro. 2104-2000 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 3001-2001, pág. 6856).
“... La Sala Civil [...] absolviendo el grado de apelación, ha expedido la
sentencia [...], sin previamente haber resuelto la nulidad deducida,
restringiendo con ello el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva que
le asiste a la nulidicente, e incurriendo en vicio procesal insubsanable
al haber inobservado normas procesales de obligatorio cumplimiento;
siendo así [...] corresponde amparar el recurso propuesto [casación] y
en consecuencia declarar la nulidad de la [resolución] recurrida y
disponer que la Sala [Superior] de origen subsane la omisión incurrida
y hecho sea expida nueva resolución con arreglo a derecho...”
(Casación Nro. 3189-2007 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 0209-2008, págs. 22810-22811).
- “... La apelación de una resolución que deniega un pedido de
nulidad no produce la suspensión del proceso en primera instancia
conforme a los Artículos trescientos veinte y trescientos
setentidós de la Ley Procesal...” (Casación Nro. 2198-97 / Ica,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-01-1999, pág.
2348).
- “... Al haberse sancionado una nulidad inexistente se ha vulnerado
el derecho al debido proceso del recurrente...” (Casación Nro.
688-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
10-2000, págs. 6372-6373).
- “... Al exigir el auto de vista [...] un requisito no previsto en la
Ley, ha incurrido en la causal de nulidad contemplada en el
357
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil...” (Casación
Nro. 688-2001 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
05-11-2001, pág. 7908).
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES
-
- “... Por el principio de finalidad [incumplida], entendemos que no basta
la sanción legal para declarar la nulidad sino que es necesario que el
acto no haya cumplido el fin [al] cual iba dirigido...” (Casación Nro.
5262-2006 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-
2008, págs.
22670-22671).
“... Conforme al principio de finalidad [incumplida] los actos
procesales no son nulificables si ellos han cumplido con su finalidad no
obstante tener defectos de orden formal...” (Casación Nro. 5131-2007 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-09-2008, págs.
22915-22917).
- “... La validez de los actos del proceso deben juzgarse atendiendo a la
finalidad que en cada caso concreto están destinados a conseguir...”
(Casación Nro. 2442-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-07-2001, págs. 7334-7335).
- “... Las formas procesales no constituyen un fin en sí mismas, de ahí
que la validez de los actos del proceso debe juzgarse atendiendo a la
finalidad que en cada caso concreto están destinados a conseguir, no
procediendo la nulidad cuando aún siendo defectuosos han logrado
cumplir su objeto” (Casación Nro. 1363-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 23-12-1999, págs. 4403-4404.).
- “... La infracción o el vicio que afecte el acto procesal para ser
sancionado con nulidad debe originar el incumplimiento del propósito
perseguido por ley y dar lugar a indefensión...” (Casación Nro. 2167-
2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-06-2006,
pág. 16205).
- “... Debe cuidarse que la forma infringida no afecte el derecho de la
defensa o el principio de bilateralidad de la otra parte, pues de así serlo,
pese a haber cumplido el acto procesal su finalidad, no podría
convalidarse, y sería irremediable la sanción de nulidad...” (Casación
Nro. 1363-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 23-
12-1999, págs. 4403-4404).
361
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
362
LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES
-
francés, en el que se informa ‘pas de nullité sans
grief’ (no hay nulidad sin perjuicio); la nulidad de
los actos procesales no puede ser declarada [...] por
la nulidad misma; sino por el contrario, únicamente
se invalidarán los actuados cuando en el proceso se
haya causado perjuicio real al impugnante, tal por
ejemplo se haya impedido el ejercicio de su
derecho a defensa o de un recurso impugnatorio;
de lo contrario no cabe declararse la nulidad de los
actuados, ya que antes que la mera formalidad
procesal, existen otras prioridades procesales que
resguardar, tales como la celeridad y la economía
procesal...” (Casación Nro. 1708-07 / Cusco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-
2008, pág. 22330).
- “... No basta la sola omisión de algún acto procesal
para declarar la nulidad del proceso, tampoco la
alegación en forma genérica de la generación de
algún perjuicio, sino que dicha omisión deberá
tener la cualidad de poder causar un perjuicio
concreto, de manera tal [...] que genere indefensión
en alguna de las partes, conforme al principio de
trascendencia asumido por el artículo ciento
setenticuatro del citado Código [C.P.C.]...”
(Casación Nro. 2228-01 / La Libertad, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-07-2002,
págs. 8929-8930).
- “... Por el [principio] de trascendencia la nulidad
no procede si la afectación no tiene trascendencia
sobre las garantías esenciales de la defensa en el
juicio...” (Casación Nro. 5262-2006 / Piura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-
2008, págs. 22670-22671).
“... Conforme a los principios de trascendencia y conservación del acto
procesal, no cabe declararse la nulidad del mismo cuando existan dudas
sobre los defectos o vicios que se alegan, salvo que se haya afectado el
derecho de defensa de una de las partes...” (Casación Nro. 3136-06 / Cusco,
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LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES
-
- “... A los hechos [...] es aplicable el principio
contenido en el artículo ciento setenta y dos,
párrafo cuarto, del Código Procesal Civil, ya que si
bien es cierto existe un vicio, éste no es de tal
trascendencia como para declarar la nulidad de la
sentencia, por cuanto el mismo no influye en el
sentido de la resolución...” (Casación Nro. 3780-
2006 / Junín, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-12-2008, págs. 23322-23323).
- “... La invocación de un acto procesal viciado
implica denunciar una nulidad trascendente para el
proceso, la que de acuerdo al criterio de
esencialidad implica que la declaración de nulidad
del vicio debe influir de manera decisiva sobre el
acto, de tal modo que pueda ser capaz de producir
su ineficacia...” (Casación Nro. 2540-2006 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-09-
2008, págs. 22655-22656).
- “... En aplicación a que la finalidad del proceso es
dar solución a la controversia o incertidumbre
jurídica puesta a consideración del órgano judicial,
no puede ampararse las nulidades por el sólo
mérito de ella [sic], sino que debe tenerse en
cuenta si el vicio ha de influir de manera decisiva
en el acto [para] que pueda producir su
ineficacia...” (Casación Nro. 2832-2006 / Ica,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 0201-
2008, págs. 21320-21321).
- “... El agravio que se produzca en el proceso a las
partes debe ser trascendente, puesto que el núcleo
de [la] nulidad es el perjuicio cierto e
irreparable...” (Casación Nro. 514-2007 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-
2008, págs. 23560-23561).
- “... El criterio de esencialidad, [...] implica que la
declaración de nulidad del vicio deba influir de
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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LA NULIDAD DE LOS ACTOS PROCESALES
-
- “... El criterio de las nulidades procesales debe ser restrictivo. Este
criterio deriva del principio de conservación de los actos procesales,
que consagra la conveniencia de preservar la eficacia, la validez de los
actos frente a la posibilidad de anulación o pérdida, lo que llevaría a un
resultado disvalioso para el proceso...” (Casación Nro. 3571-2001 /
Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2003, págs.
10402-10403).
- “... El criterio de las nulidades procesales debe ser restrictivo ya que la
declaración de nulidad es un remedio excepcional de última ratio...”
(Casación Nro. 1759-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 11-06-1998, pág. 1277).
- “... No hay nulidad si la subsanación del vicio no ha de influir en el
sentido de la resolución o en las consecuencias del acto procesal. En
caso de duda debe mantenerse la validez del acto. En efecto, el criterio
de las nulidades procesales debe ser restrictivo...” (Casación Nro. 078-
2000 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2002,
pág. 8402).
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-
- “... El tercer párrafo del artículo ciento setentidós
del Código Procesal Civil establece que existe
convalidación tácita cuando el facultado para
plantear la nulidad no formula su pedido en la
primera oportunidad que tuviera para hacerlo; [...]
existiendo convalidación tácita no existe afectación
al debido proceso...” (Casación Nro. 3308-2000 /
Sullana, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 31-07-2001, págs. 7443-7444).
“... Las nulidades mientras no acarrean un perjuicio transcendental al
proceso y cumpla su finalidad, quedan convalidadas
automáticamente...” (Casación Nro. 1514-2004 / Huaura, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2004, pág. 13274).
- “... Si bien es cierto que los vicios procesales
podrían ser convalidables ante el silencio de una o
de ambas partes que litigan dentro de un proceso;
también lo es que, conforme a la primera parte del
numeral noveno del Título Preliminar del Código
Adjetivo [C.P.C.], las normas procesales
contenidas en este Código son de carácter
imperativo, salvo regulación permisiva en
contrario; por ende, deben respetarse los canales
procedimentales para obtener un resultado no sólo
justo sino debido, no pudiendo alegar la
convalidación, cuando la norma procesal exigía la
realización de un acto...” (Casación Nro. 2424-
2003 / Sullana, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-11-2004, págs. 13116-13117).
- “... Debe cuidarse que la forma infringida no afecte
el derecho de la defensa o el principio de la
bilateralidad de la otra parte, pues de así serlo, pese
a haber cumplido el acto procesal su finalidad, no
podría convalidarse, y sería irremediable la sanción
de nulidad...” (Casación Nro. 1332-2003 / Ucayali,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-
2004, págs. 11751-11752).
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-
- “... Nadie puede alegar su propia torpeza, esto es,
que la nulidad no es procedente si se formula por
quién [sic -léase por quien-] ha propiciado el vicio,
según lo prevé el artículo ciento setenticinco del
Código adjetivo [C.P.C.], y que tiene como fuente
la teoría de los actos propios...” (Casación Nro.
2912-2000 / Arequipa, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7035).
- “... No es posible amparar pretensiones de nulidad
cuyo origen obedece a omisiones imputables a la
parte que la alega” (Casación Nro. 2489-98 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 15-06-
1999, págs. 3004-3005).
- “... El Derecho exige y protege un comportamiento
de buena fe en los ciudadanos, y por ello no acepta
que se pueda actuar en contra de sus propios actos,
o rehusar las consecuencias de estos y vale al caso
citar el aforismo romano: ‘Nemo auditur
turpitudinem allegans’, y que en materia procesal
se encuentra consagrado en el inciso 1 del artículo
175 del Código Procesal Civil, esto es, que no es
factible que quien ha propiciado o dado lugar al
vicio, proponga la nulidad. Es que el Derecho
impone un comportamiento; las leyes jurídicas
expresan lo que debe ser, y se caracterizan por la
realización de ciertos valores, reconocidos y
aceptados en todas las épocas, como el Orden, la
Paz, la Justicia, la Seguridad, y en general el Bien
Común...” (Casación Nro. 3177-2006 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-
2007, págs. 20097-20098).
- “... Se atribuye al Juez una obligación que debió
haber cumplido el propio recurrente en su
demanda, solicitando el emplazamiento de todas
las personas que considere conveniente y, al no
haberlo hecho no puede fundar la nulidad de lo
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- Recurso de revisión
Sobre el tema, Véscovi nos informa lo siguiente:
“Algunos entienden que esta revisión (de la cosa juzgada) consiste en un
recurso, y otros que es una acción autónoma, pues el proceso ya está
terminado.
(...)
La cuestión es bastante discutida en la doctrina, pues importantes autores
sostienen que se trata realmente de un recurso, puesto que contiene
todos los elementos de este medio impugnatorio; otros sostienen que es
acción autónoma y señalan profundas diferencias.
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12.3.2 La colusión
La colusión (denominada también fraude bilateral o multilateral o
plurilateral), como causal que es de nulidad de la cosa juzgada, consiste en la
confabulación o concertación entre dos o más sujetos que, simulando la
existencia de una controversia entre ellos, hacen uso del proceso con la finalidad
de lograr una declaración judicial que satisfaga sus intereses en perjuicio de
terceros.
García Valdecasas dice sobre el fraude bilateral o colusivo lo siguiente:
“En los múltiples expedientes y argucias con que a veces una
habilidosidad, digna de mejor empleo, persigue la consecución de fines
que la ley no autoriza, los intereses particulares han llegado muchas
veces a utilizar
los resortes de la Administración de la justicia para lograr resultados a
los que no hubieran podido llegar en el campo de la autonomía de la
voluntad por la vía de los negocios jurídicos.
Y uno de los expedientes así usados es acudir a una contienda judicial en la
cual por la vía del allanamiento o de la confesión de una parte, o de la
dosificación de pruebas, más o menos amañadas, o del desistimiento, o
de dejar caducar una pretensión, etc., etc., se arranca a la autoridad
judicial un pronunciamiento que, adquiriendo la autoridad de cosa
juzgada, equivale a provocar el nacimiento, la transmisión o la
extinción de derechos, cuando legalmente no hubieran podido
obtenerse semejantes resultados.
Los procesos en que las partes, previamente de acuerdo entre sí, persiguen
un designio fraudulento, es una de las especies, la más peligrosa y
reprobable, de la figura genérica conocida con el nombre de proceso
aparente.
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(...)
(...) El fraude a la ley consiste en aparecer cumpliéndola, incumpliéndola
en realidad. Consecuencia de este principio es que si el fraude en los
negocios consiste muchas veces, dicho sea con fórmula amplísima, en
comportarse como enemigo presentándose como amigo, en cambio en
la contienda judicial consiste a menudo en presentarse como partes
opuestas enemigos, estando en realidad de acuerdo o convenidos. Ese
es el fraude colusivo en sentido técnico y propio...” (GARCIA
VALDECASAS, 1958: 110-111).
Benito Pérez refiere acerca del fraude procesal bilateral que “podría
acontecer (...) que actor y demandado se pusieran de acuerdo en adulterar la
realidad de la situación procesal, con el fin de inducir al juez a engaño para
obtener una sentencia en fraude a la ley o en perjuicio a un tercero. En los casos
de dolo bilateral para causar perjuicio a un tercero, también éste, a pesar de no
haber intervenido en el proceso, puede ser afectado por sus consecuencias, y
quedar, en su virtud, legitimado para el ejercicio de las acciones impugnatorias”
(PEREZ, 1975: 164). El mencionado jurista pone de manifiesto que “... podría
darse la coincidencia que, del consilium fraudis, además de las partes, también
participara el juez, en la sustanciación del proceso, en perjuicio de un tercero, o
sea, el dolo judicial. En este supuesto estaríamos en presencia del llamado
fraude procesal multilateral, esto es, todas las partes intervinientes en el proceso
participan del consilium fraudis, en perjuicio de un tercero, extraño al mismo”
(PEREZ, 1975: 164-165).
12.4 Objeto de impugnación en la nulidad de cosa juzgada fraudulenta
De conformidad con lo establecido en el primer párrafo del artículo 178 del
Código Procesal Civil, en la nulidad de cosa juzgada fraudulenta es objeto de
impugnación la sentencia con calidad de cosa juzgada y el acuerdo homologado
por el Juez que pone fin al proceso (conciliación o transacción, que cuentan
también con la autoridad de cosa juzgada).
12.5 Competencia
Al ventilarse la nulidad de cosa juzgada fraudulenta en el proceso de
conocimiento (conforme al primer párrafo del art. 178 del C.P.C.), y de acuerdo
a lo previsto en el primer párrafo del artículo 475 del Código adjetivo, será
competente para conocer dicho proceso el Juez civil.
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12.8 Legitimidad
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Conforme se desprende del segundo párrafo del artículo 178 del Código
Procesal Civil, tienen legitimidad (activa) para demandar la nulidad de cosa
juzgada fraudulenta la parte o el tercero ajeno al proceso que se considere
directamente agraviado por la sentencia (o también -se entiende- por el acuerdo
conciliatorio o transaccional homologado por el Juez).
Es de resaltar que, si bien la norma aludida no hace mención a los terceros
intervinientes en el proceso, haciendo una interpretación sistemática de ella se
puede colegir que aquéllos de ninguna manera están excluidos como sujetos
activos del proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, pues, estando los
terceros ajenos al proceso (que sufrieron agravio directo) facultados para
demandar la referida nulidad, con mayor razón lo estarán los terceros
intervinientes en el proceso fraudulento al conferirle legitimidad su
participación en el proceso viciado. Al parecer el legislador consideró a esta
última clase de terceros como partes del proceso fraudulento (lo cual no es muy
exacto que digamos), lo que explicaría la omisión descrita.
Puntualizamos que la persona que demande la nulidad de cosa juzgada
fraudulenta deberá sujetarse a los principios exigidos en el Título VI (“Nulidad
de los actos procesales”) de la Sección Tercera (“Actividad procesal”) del
Código Procesal Civil. Tales principios son los de legalidad y trascendencia de
la nulidad, convalidación y subsanación o integración, entre los previstos de
modo expreso (nominado) por nuestro ordenamiento procesal, siendo aplicables
además el resto de principios que gobiernan la nulidad procesal (como el de
independencia, el de la declaración judicial, etc.). Así tenemos, por ejemplo: a)
que no podrá demandar la nulidad de cosa juzgada fraudulenta quien, al no
plantear la nulidad en la primera oportunidad que tuvo para hacerlo, la
convalidó tácitamente (principio de convalidación); b) que no tendrá éxito la
pretensión nulificante si la subsanación del vicio no ha de influir en el sentido
de la resolución (principio de subsanación), como cuando se trata el acto viciado
de uno irrelevante; etc.
La legitimidad pasiva reposa, naturalmente, en el (los) sujeto (s) procesal
(es) que cometió (cometieron) el fraude (partes o terceros intervinientes),
incluyéndose también al Juez que dirigió el proceso viciado, siempre que le sea
atribuible a su persona un comportamiento fraudulento.
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- “... Una transacción judicial [...] tiene la autoridad de cosa juzgada, la cual
solamente puede ser dejada sin efecto mediante la acción de nulidad de
cosa juzgada fraudulenta conforme a lo dispuesto en el artículo ciento
setentiocho del Código Procesal Civil, lo cual no se ha producido en el
presente caso, resultando por ello que mientras no sea anulada conforme a
ley el acuerdo de transacción judicial, esta produce todos sus efectos...”
(Casación Nro. 3194-00 / San Román, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-10-2001, págs. 7777-7778).
- “... Un auto no puede ser objeto de nulidad de cosa juzgada fraudulenta por
cuanto con los autos se sustancia el proceso cuando requieren actos de
trámite...” (Casación Nro. 1567-2001 / Junín, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-03-2002, pág. 8465).
- “... La resolución que declara improcedente un recurso de casación no
puede ser materia del proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta...”
(Casación Nro. 286-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 05-11-2001, págs. 7902-7903).
- “... En este caso se ha demandado la nulidad del embargo, remate,
adjudicación y actos concomitantes, al amparo del Artículo ciento
setentiocho del Código Procesal Civil (...); esto implica que no se solicita la
nulidad de la sentencia, sino la ejecución de la misma, lo que es contrario a
la nulidad de la cosa juzgada fraudulenta, que sólo permite anular lo
actuado en la ejecución del fallo, si también se anula la sentencia”
(Casación Nro. 1566-T-97 / Piura, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 07-071998, pág. 1409).
- “... Atendiendo a sus efectos y en concordancia con lo dispuesto en los
Artículos setecientos veintidós, ciento veintiuno, ciento veintitrés inciso
uno y último párrafo (del C.P.C.) debe homologarse la resolución que
resuelve la contradicción en un proceso de ejecución de garantías a una
resolución definitiva susceptible de ser cuestionada al amparo del Artículo
ciento setentiocho del Código Procesal Civil (referido a la acción de
nulidad de cosa juzgada fraudulenta)” (Casación Nro. 1365-96 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 25-04-1998, pág.
764).
- “... La acción de nulidad de cosa juzgada fraudulenta hecha valer (...) contra
la sentencia en el procedimiento de declaratoria de herederos ab intestato,
es improcedente e inaplicable el Artículo ciento setentiocho (del C.P.C.)
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(...); con tanta mayor razón si contra esa sentencia puede hacer valer las
acciones de petición o reivindicación de herencia” (Casación Nro. 1464-
99 / Tumbes, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 0604-2000, pág.
4964).
- “... No procede el ejercicio de esta pretensión (de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta) en materia de garantías constitucionales debido a que, los
derechos con rango constitucional que se pretenden mantener o reparar
requieren necesariamente de una tramitación idónea por su rapidez y
oportunidad, vale decir, de un procedimiento breve y expeditivo que no
admita la dilación de un proceso común, de modo que en el supuesto de
admitir el surgimiento de un nuevo proceso para revivir el anterior
importaría desconocer la naturaleza especial de las acciones de garantía
convirtiéndolas en ineficaces al cumplimiento de los fines que le son
propios de acuerdo con su naturaleza jurídica...” (Casación Nro. 2850-98 /
Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 13-011999, pág.
2475).
- “... No es posible iniciar un proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta
contra uno de amparo, dado que ambos procesos gozan del carácter
extraordinario y residual, que implica de modo inevitable que se excluyan
mutuamente...” (Casación Nro. 365-T-97 / Ancash - Chimbote, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 10-04-1998, pág. 648).
- “... Las demandas sobre nulidad de cosa juzgada fraudulenta, que se
tramitan en la vía de conocimiento, orientadas a dejar sin efecto las
sentencias que declaran fundada una demanda de amparo, en el supuesto de
ser admitidas a trámite, hacen ilusoria la administración de justicia en
materia de garantías constitucionales, razón por la que deben ser rechazadas
liminarmente. (...) Que, además cuestionar en la vía de conocimiento la
validez de una sentencia recaída en un proceso sobre Acción de Amparo
imposibilitaría la adecuada efectividad del fallo, cuando se trata de
pretensiones que exigen una respuesta inmediata frente a la amenaza o
violación de derechos constitucionales por acción u omisión de parte de
cualquier autoridad, funcionario o persona; (...) en consecuencia, si esto es
así, resulta inútil detenerse a examinar si la demanda (...) cumple con los
requisitos que señala el Artículo ciento setentiocho del acotado (C.P.C.)”
(Casación Nro. 2490-98 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 14-06-1999, págs. 2991-2992).
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- “... Las sentencias ejecutables son las que contienen una condena o una
declaración y condena como por ejemplo cuando se ordena el pago de una
suma de dinero. En el caso de autos, las sentencias que se pretenden
nulificar son precisamente sentencias ejecutables [...]. En tal caso, el propio
numeral ciento setentiocho [del C.P.C.] establece que esta acción [de
nulidad de cosa juzgada fraudulenta] procede ‘Hasta dentro de seis meses
de ejecutada o de haber adquirido la calidad de cosa juzgada, si no fuere
ejecutable puede demandarse (...)’; siendo así, se concluye que
efectivamente nuestro ordenamiento procesal establece tal condición, la
cual no ha sido cumplida -por ahora- por la parte demandante; por tanto, es
evidente que la impugnante carece de interés para obrar...” (Casación Nro.
2574-2005 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-
2006, págs. 18068-18069).
- “... Como lo expresa la resolución de vista, la nulidad de cosa juzgada
fraudulenta se interpone contra una resolución que es ejecutable, por lo que
la demanda resulta prematura, ya que no se ha producido el remate y la
demanda sólo puede presentarse dentro de seis meses de ejecutado el fallo,
de acuerdo con lo dispuesto por el artículo ciento setentiocho del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 2508-2001 / Sullana, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, pág. 8247).
- “... El plazo de seis meses para interponer este tipo de demanda [de nulidad
de cosa juzgada fraudulenta], regulado en el artículo 178 del Código
Procesal Civil, se toma en cuenta desde que la sentencia o resolución que
aprueba una conciliación o transacción judiciales queda firme; no es objeto
de revisión civil el auto que ordena la ejecución, sino la resolución que
contiene la cosa juzgada...” (Casación Nro. 2951-2005 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2006, págs. 17153-17154).
- “... El artículo 178 del Código Procesal Civil [...] dispone que hasta dentro
de seis meses de ejecutada o de haber adquirido la calidad de cosa juzgada,
si no fuera ejecutable, puede demandarse la nulidad de una sentencia,
alegando que el proceso que se origina ha sido seguido con fraude o
colusión, afectando el derecho a un debido proceso; encontrándose
legitimados para obrar la parte o el tercero ajeno al proceso cuestionado que
se considere agraviado por él. [...] Asimismo, debe advertirse que la Corte
Superior, para declarar la improcedencia de la demanda [de nulidad de cosa
juzgada fraudulenta], ha considerado para el cómputo del plazo prescrito
por el citado artículo 178, la fecha en que la sentencia emitida en el proceso
de obligación de dar suma de dinero quedó consentido [sic -léase
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- “... El artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil, establece que
hasta dentro del plazo de seis meses se puede interponer la demanda de
nulidad de cosa juzgada fraudulenta, dicho plazo debe entenderse como
el máximo que fija la ley para la interposición de este tipo de demandas,
debiendo advertirse que el referido numeral establece el mismo plazo para
dos supuestos: el primero referido a la interposición de la demanda hasta
dentro de los seis meses de ejecutada y el otro supuesto, desde que la
sentencia haya adquirido la calidad de cosa juzgada, si no fuera
ejecutable...” (Casación Nro. 1376-2003 / Huánuco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-03-2004, págs. 11753-11754).
- “... La nulidad de cosa juzgada fraudulenta al establecer los seis meses de
término, establece el límite máximo para la interposición de esa acción, lo
que significa que puede interponerse después de que se ha dictado la
sentencia que tiene el carácter de cosa juzgada, aunque ésta sea ejecutable”
(Casación Nro. 2205-97 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 21-11-1998, pág. 2076).
- “... El Artículo ciento setentiocho del Código Procesal Civil (...) solamente
prevé un término final para la interposición de la demanda ‘hasta seis meses
de ejecutada o de haber adquirido la calidad de cosa juzgada si no fuera
ejecutable...’; sin embargo, dicha norma procesal no ha previsto
expresamente un término inicial o si es un requisito necesario que las
sentencias de condena requieren ejecución para iniciar el cómputo del plazo
de caducidad” (Casación Nro. 3217-98 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 21-01-2000, pág. 4632).
- “... En los casos en que se considera que la interposición de la demanda es
prematura al no haberse ejecutado la sentencia, implícitamente se está
considerando que el actor carece de interés para solicitar la nulidad de la
sentencia expedida en el proceso fraudulento. (...) Que el interés para obrar
se define como el interés a la tutela jurídica que induce al demandante a
reclamar la intervención del órgano jurisdiccional, a fin de que mediante
sentencia resuelva sobre las pretensiones invocadas; siendo esto así, es
obvio que aún (sic) en los casos en que la resolución todavía no haya sido
ejecutada, el actor tiene interés para que se rescinda o deje sin efecto la
sentencia o auto homologado expedido en un proceso fraudulento. (...) Que,
del mismo modo, no se requiere la ejecución de la sentencia de condena
para la interposición de la demanda, porque la nulidad de cosa juzgada
fraudulenta es una pretensión impugnatoria que no suspende los efectos de
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CAPITULO VIII
1. DEFINICION DE LA PRUEBA
Armenta Deu sostiene que “la prueba es una actividad que tiene lugar ante
el órgano judicial y que se encamina a que aquél adquiera el convencimiento
sobre la veracidad de unos hechos controvertidos” (ARMENTA DEU, 2004:
179).
Alcalá-Zamora y Castillo concibe a la prueba como el “... conjunto de
actividades destinadas a procurar el cercioramiento judicial acerca de los
elementos indispensables para la decisión del litigio sometido a proceso, sin
perjuicio de que suela llamarse también prueba al resultado así conseguido y a
los medios utilizados para alcanzar esa meta...” (ALCALA-ZAMORA Y
CASTILLO, 1964: 257).
A criterio de Denti, “... 1) en una primera acepción, ‘prueba’ designa los
medios de que cabe servirse para la demostración del thema probandum (...);
2) en una segunda acepción, ‘prueba’ designa el procedimiento probatorio, o
sea, el conjunto de actividades reguladas más o menos detalladamente por la
ley, a través de las cuales el juzgador y las partes aportan al proceso los medios
de prueba; 3) en una tercera acepción, ‘prueba’ designa el resultado del
procedimiento probatorio, o sea el convencimiento al que el juzgador llega
mediante los medios de prueba...” (DENTI, 1972: 43).
Lino Palacio define a la prueba como “... la actividad procesal, realizada
con el auxilio de los medios previstos o autorizados por la ley, y encaminada a
crear la convicción judicial acerca de la existencia o inexistencia de los hechos
afirmados por las partes en sus alegaciones” (PALACIO, 1977, Tomo IV: 331).
Montero Aroca cataloga a la prueba como “la actividad procesal que tiende
a alcanzar la certeza en el juzgador respecto de los datos aportados por las
partes, certeza que en unos casos se derivará del convencimiento psicológico
del mismo juez y en otros de las normas legales que fijarán los hechos”
(MONTERO AROCA, 2005: 55).
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA
Armenta Deu sostiene que los medios de prueba “son aquellas diferentes
actividades que tienen lugar en el proceso y a través de las cuales se introducen
las fuentes u objetos de la prueba, conduciendo al juez a adquirir la certeza
positiva o negativa de las afirmaciones de hecho” (ARMENTA DEU, 2004:
184).
Serra Domínguez concibe a los medios de prueba como “... los
instrumentos utilizados por las partes para trasladar los hechos de la realidad a
la presencia judicial...” (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 360-361).
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
Devis Echandía expresa sobre el particular que “... por objeto de la prueba
debe entenderse lo que pueda ser probado en general, aquello sobre lo que
puede recaer la prueba, noción puramente objetiva y abstracta, no limitada a
los problemas concretos de cada proceso y a los intereses o pretensiones de las
diversas partes, de aplicación igual en actividades extraprocesales, sean o no
jurídicas...” (DEVIS ECHANDIA, 1965: 9).
A pesar que el objeto de la prueba en su concepción abstracta lo puede
constituir todo hecho -material o psíquico-, tratándose de un proceso específico
es evidente que la amplitud del concepto se contrae a los hechos que en forma
directa o indirecta, principal o accesoria, pueden tener efectiva vinculación con
la cuestión debatida o propuesta (en caso de asuntos no contenciosos).
No debe ser confundida la noción de objeto de la prueba con las de tema y
carga de la prueba.
“... Por necesidad o tema de la prueba (thema probandum) debe
entenderse lo que en cada proceso debe ser materia de la actividad probatoria,
es decir, los hechos sobre los cuales versa el debate o la cuestión voluntaria
planteada y que deben probarse, por constituir el presupuesto de los efectos
jurídicos perseguidos por las partes, sin cuyo conocimiento el juez no puede
decidir...” (DEVIS ECHANDIA, 1965: 9).
No constituyen objeto concreto de la prueba los puntos controvertidos, o
sea, los afirmados y no aceptados dentro de un proceso, que equivalen al thema
probandum. “... Jurídicamente no puede limitarse el objeto de la prueba, en un
sentido general o abstracto, a los hechos controvertidos, sino, por el contrario,
es necesario extenderlo a todo lo que por sí mismo es susceptible de
comprobación...” (DEVIS ECHANDIA, 1965: 11). Así, el que no exista
necesidad de probar un hecho no implica que no pueda ser objeto de prueba.
Los hechos notorios forman parte del objeto concreto de la prueba, pero, al no
requerir de prueba, no forman parte del tema de la prueba en una determinada
litis.
La carga de la prueba fija aquello que cada litigante está interesado en
demostrar para que sean acogidas sus pretensiones.
Constituye objeto de la prueba los hechos pasados, presentes y aun los
futuros: el cálculo del lucro cesante por actividades no acaecidas, siendo su
demostración más que todo de carácter histórica. Además, pueden ser objeto de
prueba la costumbre y la ley foránea (de ninguna manera la ley nacional).
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ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
- El derecho nacional.
Al respecto, el artículo 190 del Código Procesal Civil, que trata sobre la
pertinencia e improcedencia de los medios de prueba, señala que:
“Los medios probatorios deben referirse a los hechos y a la costumbre
cuando ésta sustenta la pretensión. Los que no tengan esa finalidad,
serán declarados improcedentes por el Juez.
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ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA
5. FINALIDAD DE LA PRUEBA
Se afirma que la finalidad de la prueba no es la indagación de la verdad
material por cuanto alcanzarla mediante un proceso judicial puede resultar
imposible. La verificación de las afirmaciones de las partes referidas a hechos
será dable en la medida que el aparato jurisdiccional lo permita y ello le sea
factible al ser humano, lo que implica de por sí serias limitaciones. Esto no
significa que la averiguación de la verdad material no sea la meta perseguida en
todo proceso judicial, sino que puede tornarse dicho objetivo irrealizable. Así lo
deja entrever Gorphe cuando indica que “la finalidad de las pruebas debe
consistir en obtener una certeza, aunque con frecuencia hagan alto en mitad de
su camino; es decir, en una simple probabilidad o verosimilitud...” (GORPHE,
1950: 485-486).
La verdad constituye un concepto único y objetivo mientras que su
pretendido conocimiento es, a no dudarlo, de índole subjetivo.
La finalidad de la prueba, más que alcanzar la verdad material o la
indagación de la realidad de la que versa una litis, es formarle al juzgador
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
convicción sobre las alegaciones que las partes afirman son situaciones ciertas
y concretas (hechos). Tal convencimiento le permitirá a aquél tomar su decisión
y poner así término a la controversia. En ese sentido se pronuncia Cardoso
Isaza al afirmar que “... el fin de la prueba consiste en dar al juez convicción
suficiente para que pueda decidir con certeza sobre el asunto materia del
proceso...” (CARDOSO ISAZA, 1979: 18).
Al respecto, Montero Aroca anota que “… la prueba tiende a obtener
certeza con relación a las afirmaciones de hechos de las partes, pero esa certeza
puede lograrse de (…) dos modos (…): 1) ‘certeza objetiva’, cuando existe
norma legal de valoración, y 2) ‘certeza subjetiva’, cuando ha de valorarse la
prueba por el juez y conforme a las reglas de la sana crítica. En los dos casos se
trata de declarar probada una afirmación de hecho en atención a los elementos
probatorios existentes en las actuaciones” (MONTERO AROCA, 2005: 54).
El artículo 188 del Código Procesal Civil, que trata sobre el particular,
señala que “los medios probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos
expuestos por las partes, producir certeza en el Juez respecto de los puntos
controvertidos y fundamentar sus decisiones”.
6. PERTINENCIA DE LA PRUEBA
La pertinencia de la prueba implica la vinculación del hecho objeto de
controversia con el hecho que acredita dicha prueba. Justamente el primer
párrafo del artículo 190 del Código Procesal Civil que trata sobre la pertinencia
de los medios probatorios establece que éstos deben referirse a los hechos y a la
costumbre cuando ésta sustenta la pretensión.
Anota Zafra que la pertinencia de la prueba “... consiste en una adecuación
o correspondencia entre el medio propuesto y el tema controvertido, o, con
otras palabras, en la idoneidad de aquél para acreditar éste...” (ZAFRA, 1960:
637). Agrega dicho autor que “... la primera modalidad de la pertinencia
concreta de la prueba es una consecuencia lógica de la idoneidad de los hechos
que con ella se quiere acreditar...” (ZAFRA, 1960: 652).
La pertinencia representa la adecuación de los datos que proporciona un
medio probatorio con el objeto de prueba de un proceso. Debe encuadrarse en
el marco derivado de las alegaciones de las partes contenidas en la demanda y
contestación de ésta, principalmente. (También en los escritos que contengan la
formulación de excepciones, defensas previas y cuestiones probatorias).
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ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
8. LA CARGA DE LA PRUEBA
La carga de la prueba viene a ser el conjunto de reglas de juicio que le
señala al magistrado la manera cómo resolverá en aquellos casos de omisión de
pruebas o pruebas insuficientes que no puede salvar siquiera con la actuación
de pruebas de oficio. Así, como el Juez no puede inhibirse de expedir el
correspondiente fallo, tales reglas le ayudarán a pronunciarse sobre el asunto.
La carga de la prueba implica reglas indirectas de conducta para las partes,
que les indican cuáles son los hechos que a cada una de ellas les interesa probar
para que se acojan sus pretensiones (hablamos de interés porque no constituye
una obligación procesal el probar los hechos afirmados)
Según Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, “las reglas que
regulan la carga de la prueba sirven para determinar en el momento de dictar
sentencia qué parte ha de soportar las consecuencias de la ausencia de prueba
de un hecho concreto. Por eso se afirma que cada parte tiene la carga de alegar
los hechos precisos para la aplicación de la norma que invoca, y además la
carga de probarlos asumiendo el riesgo de no conseguirlo” (GOMEZ DE
LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 393-394).
Montero Aroca señala al respecto que “la carga de la prueba atiende de
modo directo a la determinación de cuál de las partes debe sufrir las
consecuencias de que no se haya probado un hecho y de modo indirecto a la
fijación de qué parte debe probar un hecho, pero la aplicación de las
consecuencias de la carga sólo puede hacerse cuando ese hecho no ha sido
probado. Si el hecho ha resultado probado no ha lugar ni siquiera a plantear la
cuestión de la carga de la prueba” (MONTERO AROCA, 2005: 105).
Nuestro ordenamiento procesal distribuye la carga de la prueba entre el
demandante y el demandado atendiendo a los hechos que cada uno de ellos
aleguen como fundamento de su demanda o de su contestación,
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ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA
9. LA VALORACION DE LA PRUEBA
La valoración de la prueba significa la operación mental cuyo propósito es
percibir el valor de convicción que pueda extraerse de su contenido.
“La valoración de la prueba practicada es la operación final del
procedimiento probatorio encaminada a la obtención por el Juzgador de una
convicción sobre la veracidad o falsedad de las afirmaciones normalmente
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ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA
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ASPECTOS GENERALES SOBRE LA PRUEBA
- Declaración de parte.
- Declaración de testigos.
- Documentos.
- Pericia.
- Inspección judicial.
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CAPITULO IX
MEDIOS PROBATORIOS:
DECLARACION DE PARTE
1. CONCEPTO
La declaración de parte, denominada confesión por el anterior Código de
Procedimientos Civiles, es una de las llamadas pruebas personales e históricas.
Se le asocia erróneamente con la confesión, siendo ésta la especie y aquélla el
género porque puede contener una confesión o no.
No sólo puede darse dentro del proceso la declaración de parte sino que
también se presenta fuera de él. Se manifiesta de manera espontánea o se
genera a través del interrogatorio. Además, no necesariamente será verbal, sino
que es posible encontrarla en documentos. En este sentido se pronuncia el
artículo 221 del Código Procesal Civil, referido a la declaración asimilada,
señalando lo siguiente: “Las afirmaciones contenidas en actuaciones judiciales
o escritos de las partes, se tienen como declaración de éstas, aunque el proceso
sea declarado nulo, siempre que la razón del vicio no las afecte de manera
directa”.
Sin embargo, la declaración de parte strictu sensu constituye un medio
probatorio consistente en una declaración de conocimiento efectuada por
alguno de los litigantes ante el Juez de la causa. Es la deposición que realiza el
justiciable concerniente a los hechos materia de controversia, la misma que
puede ser auténtica o no coincidente con la realidad.
A decir de Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar:
“El interrogatorio (de las partes) es la declaración que efectúan las partes
(…) sobre hechos y circunstancias de los que se tengan noticia y que
guarden relación con el objeto del juicio (…).
Además de esa relación (…), los hechos tienen que ser relevantes. Ello,
porque utilizando esta prueba, una de las partes quiere convencer al
órgano jurisdiccional de la existencia o inexistencia de ese hecho”
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
2. REQUISITOS
La declaración de parte precisa de los siguientes requisitos para su
existencia:
- Debe ser rendida por aquellos que tienen la calidad de parte en el
proceso donde se practica.
- Debe ser personal. Excepcionalmente se permite la declaración de
parte mediante apoderado (último párrafo del art. 214 del C.P.C.).
Naturalmente, las personas jurídicas y quienes no tienen el libre
ejercicio de sus derechos declaran a través del respectivo representante
procesal.
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
momento de resolver la conducta del obligado” (primer párrafo del art. 218 del
C.P.C.). Sin embargo, tratándose de la absolución de posiciones que tiene lugar
como prueba anticipada, sí se establece tal apercibimiento (art. 296 -inc. 3)- del
C.P.C.). Sobre el particular, creemos que aun en este último supuesto el Juez,
en el proceso principal (contencioso), no debe dar por cierta la declaración
ficta, debiendo valorar todos los medios probatorios (incluyendo la conducta
omisiva del obligado de la que derivó el citado apercibimiento) en forma
conjunta, utilizando su apreciación razonada, como lo manda el artículo 197 del
Código Procesal Civil.
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CAPITULO X
MEDIOS PROBATORIOS:
DECLARACION DE TESTIGOS
1. NOCION
Devis Echandía cataloga al testimonio de terceros como “... un medio de
prueba que consiste en una declaración de ciencia y representativa, que un
tercero hace a un juez, con fines procesales, sobre lo que dice saber respecto de
hechos de cualquier naturaleza” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II: 29).
Serra Domínguez asevera que “la prueba testifical se configura (…) como
la representación efectuada oralmente ante el Juez de unos hechos de interés
para el proceso por una persona distinta de las partes que es llamada
instrumentalmente al proceso para aportar su declaración de ciencia sobre los
mismos” (SERRA DOMINGUEZ, 2009: 426).
Lino Palacio concibe a la prueba de testigos como “... aquella que es
suministrada mediante las declaraciones emitidas por personas físicas, distintas
de las partes y del órgano judicial, acerca de sus percepciones o realizaciones de
hechos pasados o de lo que han oído sobre éstos” (PALACIO, 1977, Tomo IV:
562).
A criterio de Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, “la prueba de
testigos, también denominada prueba testifical, es la que proporcionan personas
que son ajenas al proceso, conocedoras de los hechos directa o indirectamente,
contestando ante el juez al interrogatorio formulado por las partes” (GOMEZ
DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 425).
Para Gimeno Sendra, “el medio de prueba denominado ‘interrogatorio de
testigos’ puede definirse como la declaración probatoria que prestan las
‘personas’ que ‘tengan noticia’ de los hechos objeto de la prueba…”
(GIMENO SENDRA, 2007, Tomo I: 439). Dicho autor precisa que “… son
testigos las ‘personas’ que reúnen una doble condición: de un lado, son
terceros ajenos al proceso y, por tanto, no son partes procesales ni materiales al
carecer de derechos o de intereses legítimos respecto de la relación jurídico-
material de la cual ha surgido el conflicto; y, de otro, esas personas han de
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MEDIOS PROBATORIOS: DECLARACION DE TESTIGOS
2. OBJETO
Los hechos constituyen el objeto de la declaración de testigos. Así, el
testimonio puede tratar sobre los hechos que hubieran transcurrido o que estén
ocurriendo simultáneamente con la declaración, siempre que su origen hubiera
tenido lugar con anterioridad (por lo menos a la fecha en que es ofrecida dicha
prueba). Como el deponente no puede aprehender o recoger materialmente los
hechos percibidos, su declaración versará sobre la idea que tiene de ellos.
Pese a exigirse que el testimonio verse estrictamente sobre los hechos
materia del interrogatorio, vale decir, que la declaración sea objetiva, ello no
obsta que la narración del testigo comprenda datos complementarios de su
percepción que no pueden desvincularse fácilmente de los hechos. Puede
declararse entonces sobre aspectos identificatorios o cualitativos de un objeto,
el estado (físico o mental) de una persona, los pormenores del hecho, la
inferencia de lo que se observó o percibió, conceptos jurídicos (por ejemplo,
calificación de una relación contractual como hospedaje o arrendamiento) que
no implican normas positivas ni cuestiones de puro derecho.
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MEDIOS PROBATORIOS: DECLARACION DE TESTIGOS
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CAPITULO XI
1. DEFINICION
Devis Echandía refiere que el documento “… es toda cosa que sirve de
prueba histórica indirecta y representativa de un hecho cualquiera; puede ser
declarativorepresentativo, cuando contenga una declaración de quien lo crea
u otorga o simplemente lo suscribe, como es el caso de los escritos públicos o
privados y de los discos y cintas de grabaciones magnetofónicas; puede ser
únicamente representativo (no declarativo), cuando no contenga ninguna
declaración, como ocurre en los planos, cuadros, radiografías, dibujos y
fotografías. Pero siempre es representativo y esto lo distingue de las cosas u
objetos que sin ser documentos pueden servir de prueba indiciaria, como una
huella, un arma, una herida, etcétera” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II:
197).
Para Crego, Fiorentini y Rodríguez, “... documento es un objeto, un medio
objetivo de representación exterior. Representa un hecho presente y lo proyecta
al futuro y ese derecho que representa, es la idea...” (CREGO; FIORENTINI; y
RODRÍGUEZ, 1989: 422). Añaden dichos juristas que “es también el
documento, un recurso accesorio que imponen las partes, para reproducir sus
declaraciones de voluntad y preconstituir a través del tiempo la prueba de que
la voluntad ha sido manifestada. Desde este punto de vista es fuente de prueba”
(CREGO; FIORENTINI; y RODRÍGUEZ, 1989: 423).
Cardoso Isaza conceptúa al documento como “cualquier cosa que siendo
susceptible de ser percibido por la vista o el oído, o por ambos, sirve por sí
misma para ilustrar o comprobar, por vía de representación, la existencia de un
hecho cualquiera o la exteriorización de un acto humano” (CARDOSO ISAZA,
1979: 300).
Palacio concibe al documento como “... todo objeto susceptible de
representar una manifestación del pensamiento, con prescindencia de la forma
en que esa representación se exterioriza” (PALACIO, 1977, Tomo IV: 417).
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
El artículo 233 del Código Procesal Civil define al documento como “...
todo escrito u objeto que sirve para acreditar un hecho”.
2. CARACTERISTICAS
Serra Domínguez afirma que son notas características de la prueba
documental las que describe a continuación:
“a) Constituye un medio de prueba, en cuanto sirve para trasladar al
proceso determinadas afirmaciones de interés para el mismo.
b) Es un medio de prueba real, en cuanto el vehículo de traslación de las
afirmaciones a presencia judicial, no lo constituye directamente la
persona humana, sino un objeto material producido por ésta en el que
se han fijado dichas afirmaciones.
c) Es un medio de prueba representativo, en cuanto el documento carece
en sí mismo de valor, teniéndolo exclusivamente el contenido del
documento (…).
(…)
d) (…) Es esencial a la documentación que ésta haga referencia a un
hecho presente, ya que en todo caso lo representado no es tanto el
hecho pasado como la afirmación actual coetánea a la documentación
de la existencia del hecho pasado o del propósito de realizar un acto en
el futuro. Nótese que en los documentos dispositivos siempre se hace
referencia a un hecho presente; y que en los documentos testimoniales,
mientras la documentación hace referencia al presente, el hecho
documentado puede referirse también al pasado” (SERRA
DOMINGUEZ, 2009: 209-210).
probatoria.
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MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS
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5. CLASES DE DOCUMENTOS
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar
enseñan que:
“La doctrina establece (…) una clasificaciones de los documentos más o
menos completas.
Se habla así, en general, por un lado, de documentos notariales, judiciales
y administrativos, teniendo en cuenta el funcionario que autoriza el
documento: El notario, el juez, o un funcionario administrativo; por
otro, se habla también de documentos auténticos, indubitados,
legítimos y legalizados, de acuerdo con la relación entre determinada
cualidad del sujeto que autoriza el documento, y un acto procesal
particular; también se habla de documentos constitutivos y
testimoniales, según se contenga un determinado acto o negocio
jurídico, o se limiten a proporcionar un dato o extremo relativo a un
negocio jurídico; de documentos extranjeros y autonómicos, en
función del país de origen y lengua; y finalmente, de documentos
públicos y privados.
Esta clasificación en públicos y privados es la tradicional, (…) estando
pensada en función de los sujetos que intervienen en el documento. La
forma del documento y el sujeto que lo autoriza califican al
documento público; por el contrario, el que no reúne solemnidades
específicas ni está autorizado por funcionario competente, es el
documento privado” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER;
MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 289-
290).
Por su parte, Devis Echandía clasifica a los documentos de la siguiente
manera: “... a) Documentos simplemente representativos (planos, dibujos,
cuadros, fotografías) y declarativos (escritos, grabaciones en cinta o discos);
los últimos se subdividen en simplemente declarativos, cuando contienen
declaraciones de simple ciencia, y dispositivos, cuando contienen actos de
voluntad para producir determinados efectos jurídicos, y por otro aspecto en
documentos de contenido testimonial y de contenido confesorio, según que
esa declaración perjudique o no a quien la formula (pero en el primer caso, si
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MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS
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MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS
La copia del documento público tiene el mismo valor que el original, si está
certificada por auxiliar jurisdiccional respectivo, notario público o
fedatario, según corresponda”.
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MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS
7. RECONOCIMIENTO DE DOCUMENTOS
“El reconocimiento es el acto expreso o implícito, en virtud del cual el
autor jurídico del documento o sus causahabientes, le otorgan autenticidad, sea
espontáneamente o por citación judicial a solicitud de parte interesada, o por no
tacharlo de falso, en el término señalado por la ley procesal” (DEVIS
ECHANDIA, 1984, Tomo II: 243).
Similar parecer tiene Cardoso Isaza cuando señala que “un documento
privado no amparado por presunción legal de autenticidad o no declarado
auténtico en providencia judicial dictada en proceso anterior con audiencia de
la parte contra quien se opone en el nuevo proceso, se convierte en auténtico
mediante el reconocimiento que de él haga la persona contra quien se pretende
oponer” (CARDOSO ISAZA, 1979: 319).
El reconocimiento recae sólo sobre documentos privados escritos
(firmados o sin firma) o no escritos. No opera en caso de documentos públicos
porque el funcionario público da fe de ellos, por lo que se tienen por ciertos.
(Quedan a salvo los casos de falsedad o inexistencia de la matriz y de nulidad
que, pese a invalidar ella un documento público, no impide que éste valga como
privado, de estar referido el vicio a cuestiones de forma).
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MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS
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MEDIOS PROBATORIOS: DOCUMENTOS
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original, por copia o certificación fehaciente, (…) harán prueba plena del
hecho, acto o estado de cosas que documenten, de la fecha en que se produce
esa documentación y de la identidad de los fedatarios y demás personas que, en
su caso, intervengan en ella” (GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-
CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 412).
Serra Domínguez, en cuanto al valor probatorio de los documentos
públicos, nos ilustra de esta manera:
“… La fe pública inherente al documento (público) determina que no sea
posible discutir aquellos extremos protegidos por dicha fe pública
salvo que se demuestre su falsedad material, falsedad que implica que
nunca se ha producido la aparente fe pública.
El funcionario público, al intervenir en el documento público, lo convierte
en inatacable en todos aquellos extremos por él observados
personalmente y reflejados en el documento:
a) Intervención en el documento del propio funcionario y de las
personas interesadas, lo que se traduce en la autenticidad del
documento (…).
b) Declaraciones realizadas por dichas personas en cuanto al hecho
de haberlo sido, sin entrar para nada en el problema relativo a su
veracidad, que excede de la fe pública (…).
c) Circunstancias formales, locales y temporales en que el
documento se ha producido…” (SERRA DOMINGUEZ, 2009:
240).
En lo que atañe al valor probatorio de los documentos públicos, Taruffo
enseña lo siguiente:
“… Los sistemas que incluyen una regulación del valor probatorio de los
documentos oficiales tienden, en general, a considerar que esos
documentos constituyen pruebas legales. Un documento público u
oficial -siempre que haya sido elaborado por el sujeto apropiado, de
acuerdo con los procedimientos debidos- tiene, por lo general, un
efecto vinculante para cualquiera y en particular para el tribunal. No
obstante, este valor probatorio especial y fuerte no abarca todos los
contenidos ni todos los aspectos del documento. Más concretamente,
el valor probatorio fuerte se atribuye normalmente a las declaraciones
del autor de la escritura,
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- Cuando es falso.
- Si es nulo.
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CAPITULO XII
1. NOCION
Serra Domínguez conceptúa a la prueba pericial como “… el conjunto de
conocimientos técnicos especializados proporcionados al Juez por los peritos,
poseedores de dichos conocimientos, para facilitarle la apreciación y valoración
probatoria de conocimientos de carácter técnico que exceden los conocimientos
genéricos del Juez” (SERRA DOMINGUEZ, 2009: 496).
Para Armenta Deu, “la prueba de peritos es la actividad a través de la que
una o varias personas expertas aportan sus conocimientos especializados en
materia no jurídica, de manera que puedan conocerse y apreciarse determinados
hechos y circunstancias fácticas…” (ARMENTA DEU, 2004: 197). La citada
jurista subraya que “la finalidad de esta prueba se orienta a permitir la
valoración de hechos o circunstancias o adquirir certeza sobre ellos, cuando su
naturaleza precisa para aprehenderlos de la intervención de sujetos con
conocimientos especializados” (ARMENTA DEU, 2004: 197).
Según Devis Echandía, la pericia “... es un medio de prueba procesal e
histórico, pero esto no excluye que el perito sea un valioso auxiliar del juez para
el correcto conocimiento de los hechos, como también lo es el testigo. No se
trata de una especie de testimonio técnico, como también se ha sostenido, sino
de un medio de prueba diferente” (DEVIS ECHANDIA, 1984, Tomo II: 123).
Concluye Devis Echandía que, “puesto que el perito no persigue producir
efectos jurídicos determinados con su dictamen, sino ilustrar el criterio del juez,
no es una declaración de voluntad. Tampoco es una declaración de verdad,
porque puede incurrir en error y se limita a comunicarle al juez cuál es su
opinión personal respecto de las cuestiones que se le han planteado. Es, pues,
una simple declaración de ciencia, técnica, científica o artística” (DEVIS
ECHANDIA, 1984, Tomo II: 123).
A criterio de Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona
Vilar, “el dictamen de peritos o prueba pericial es un medio concreto de prueba
(…), en virtud de la cual una persona con conocimientos especializados
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
486
MEDIOS PROBATORIOS: PERICIA
-
para emitir su juicio valorativo sobre la materia que dominan
intelectual o técnicamente.
Es llevada a cabo por orden judicial: Ya sea de oficio o a pedido de
parte, la pericia debe obedecer a un mandato del Juez, siendo inválida
aquella que se realice en forma espontánea.
- Está vinculada con los hechos: Porque éstos constituyen su objeto,
estando fuera de él las cuestiones de derecho, y el relato abstracto que
no repercute en lo más mínimo en la verificación y valoración de los
hechos materia de debate judicial.
- Está referida a hechos especiales o de difícil percepción y apreciación:
Ya que de no ser así no se exigiría el aporte de expertos a fin de ilustrar
al magistrado sobre tales hechos.
- Es una operación valorativa: En la medida que el perito emite una
opinión o juicio de valor sobre el objeto de la pericia, pronunciándose
sobre su realidad, causas, modalidades y efectos.
487
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
- La capacidad jurídica y aptitud del perito. Este debe ser una persona
capaz, debiendo estar apto para desempeñar el cargo, no sólo jurídica
sino también mental y físicamente.
- Que el perito nombrado acepte el cargo, lo que implica además el
juramento de ley o promesa de actuar con veracidad.
- Que se presente el correspondiente informe pericial con las
formalidades que la ley prevé para éste (presentación oportuna y
fundamentación, por ejemplo).
- Que no exista prohibición legal de practicarla. Este supuesto se da en
aquellos casos en que el ordenamiento jurídico establece límites a los
medios probatorios.
488
MEDIOS PROBATORIOS: PERICIA
-
- Que los peritos realicen personalmente la pericia.
Son requisitos para la eficacia probatoria de la prueba pericial los siguientes:
- Que sea un medio conducente para acreditar el hecho que se pretende
probar con la pericia.
- Que el perito sea competente para el ejercicio del cargo, lo que se
inferirá del propio dictamen pericial.
Que la pericia se realice en forma voluntaria y exenta de intimidación,
violencia, dolo o soborno.
- Que el perito no se encuentre afectado de alguna causal de recusación
o de impedimento, lo cual haría desconfiar de su imparcialidad al
desarrollar su labor.
4. EL PERITO
489
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
Los peritos “... son auxiliares del juez y su dictamen un medio de prueba,
que si bien presenta a veces características que lo asemejan más que todo a la
declaración del testigo, difiere de ella no sólo por su aspecto formal, sino por
razón de su contenido, como que no sólo envuelve un mero relato de hechos
previamente percibidos, fijados y conservados, sino que involucra conclusiones
originadas en razonamientos abstractos para los cuales se requieren especiales
conocimientos técnicos, científicos o artísticos” (CARDOSO ISAZA, 1979:
358).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar apuntan
sobre la materia lo siguiente:
“… Perito es un tercero, o sea, una persona ajena al proceso, que posee
unos conocimientos técnicos especializados, tenga título profesional o
no,
y que los vierte en el mismo tras haberlos aplicado al estudiar los
hechos u otros elementos objeto de prueba.
490
MEDIOS PROBATORIOS: PERICIA
-
imparcial y -en ocasiones- necesaria. Así lo deja entrever Nelson Suárez cuando
afirma que “el perito es un auxiliar de justicia, que debe actuar con absoluta
imparcialidad, comprometiéndose solamente con su inteligencia, ciencia o
saber, y suministrando verazmente los informes técnicos que se le requieran,
con abstracción del origen de su nombramiento y sin otro interés que el de
colaborar con la justicia, la ley y la paz social” (SUAREZ, 1972: 67).
4.2 Obligaciones
Son obligaciones de los peritos las siguientes:
- Prestar juramento o promesa de actuar con veracidad, si hubiese
aceptado el cargo.
- Realizar personalmente la pericia, siguiendo el marco del encargo
judicial y en la forma señalada por el ordenamiento procesal.
4.3 Responsabilidades
El Código Procesal Civil en su artículo 270 establece que:
491
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
492
MEDIOS PROBATORIOS: PERICIA
-
5. OFRECIMIENTO DE LA PRUEBA PERICIAL
El artículo 263 del Código Procesal Civil señala que al ofrecerse la pericia
se indicará con claridad y precisión:
493
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
494
MEDIOS PROBATORIOS: PERICIA
peritos se harán constar en el acta (art. 208 -inc. 1)- y primer párrafo
del art. 266 del C.P.C.).
- El Juez puede disponer la confrontación entre peritos, y entre éstos, los
testigos y las partes, para lograr la finalidad de los medios probatorios
(art. 209 del C.P.C.).
- Las partes podrán fundamentar o ampliar los motivos de sus
observaciones, mediante escrito que debe presentarse en un plazo de
tres días de realizada la audiencia. Excepcionalmente el Juez puede
conceder un plazo complementario (último párrafo del art. 266 del
C.P.C.).
- Los peritos concurrirán a la inspección judicial cuando haya relación
entre uno u otro medio probatorio, según lo disponga el Juez, de oficio
o a petición de parte (art. 267 del C.P.C.).
495
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
496
CAPITULO XIII
MEDIOS PROBATORIOS:
INSPECCION JUDICIAL
1. CONCEPTO
La inspección judicial, llamada también reconocimiento o percepción
judicial, es aquel medio probatorio por el cual el Juez en forma directa y
mediante sus sentidos (vista, oído, olfato, tacto y gusto) puede apreciar los
hechos materia de debate procesal. Sirve, pues, este medio de prueba para
verificar hechos materiales (pueden ser bienes muebles, inmuebles, ruidos,
vibraciones, zonas húmedas, calurosas, etc.) y aun personas.
Para Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar,
“el reconocimiento judicial es la percepción por parte del juez, de una forma
directa, de los hechos que son objeto de prueba” (MONTERO AROCA;
GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003,
Tomo II: 315).
A decir de Lino Palacio, “denomínase reconocimiento o examen judicial a
la percepción sensorial directa efectuada por el juez o tribunal sobre cosas,
lugares o personas, con el objeto de verificar sus cualidades, condiciones o
características” (PALACIO, 1977, Tomo IV: 473-474).
James Goldschmidt define al reconocimiento judicial como “... toda
asunción de prueba, consistente en una percepción sensorial, realizada por el
Juez. A diferencia de los demás medios de prueba, en que el conocimiento por
el Juez se realiza a través del conocimiento de otras personas (testigos, peritos,
documentos, que configuran los hechos según el sentir de los redactores), la
percepción del conocimiento en el caso de esta prueba es directo”
(GOLDSCHMIDT; citado por ARAGONESES, 1958: 534).
La inspección judicial representa una diligencia procesal llevada a cabo por
el magistrado que conoce de la causa, con la finalidad de adquirir argumentos
de prueba y así poder formarse convicción, a través de la apreciación directa de
hechos (en su sentido más amplio) que todavía subsisten o de sus vestigios,
desarrollando en el primer caso una labor de verificación y, en el último, una
tarea de reconstrucción. Reiteramos que el medio de prueba en estudio puede
498
recaer además sobre personas (como cuando se quiere determinar su capacidad
mental o su estado físico, por ejemplo).
La inspección judicial se dirige, entonces, a aplicar la percepción directa
del juzgador, como medio probatorio, sobre objetos, lugares o personas. De esta
manera aquél observa, aprehende o percibe en cualquier forma y por sí mismo
la existencia de todo aquello que es perceptible o de sus características o estado.
El Código Procesal Civil establece, en su artículo 272, referido a este
medio de prueba, que “la inspección judicial procede cuando el Juez debe
apreciar personalmente los hechos relacionados con los puntos controvertidos”.
2. CARACTERISTICAS
La inspección o reconocimiento judicial se caracteriza por lo siguiente:
- Es un medio de prueba.
499
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
- Debe ser practicada por el Juez que conoce de la causa (queda a salvo
el caso en que el objeto de inspección se encuentra fuera de la
competencia territorial de aquél, debiendo ser el Juez exhortado quien
la realice).
500
circunstancias no comprendidos en dicha acta, no obstante que el
magistrado pudo realmente verificarlos en la diligencia de inspección).
- Que no existan otros medios probatorios idóneos que desvirtúen la
inspección judicial.
- Que no se produzca la rectificación o retractación del Juez respecto del
contenido del acta, cuando advirtiera, en momento posterior a su
suscripción, errores, defectos u omisiones en ella.
501
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
del juzgador. Lo mismo podrá ser ordenado por el Juez si la inspección hubiera
sido decretada de oficio.
MEDIOS PROBATORIOS: INSPECCION JUDICIAL
502
Pero el acta posee otro contenido, sería el objetivo: son las actuaciones
de prueba que se practiquen con el reconocimiento judicial” (LORCA
NAVARRETE, 2000: 745-746).
El artículo 274 del Código Procesal Civil, referido al contenido del acta,
preceptúa que “en el acta el Juez describirá el lugar en que se practica la
inspección judicial, los hechos, objetos o circunstancias que observe
directamente, según sea el caso, y un resumen pertinente de las observaciones
de los peritos, los testigos, las partes y sus Abogados”.
503
CAPITULO XIV
- Indicios; y
- Presunciones.
2. LOS INDICIOS
2.1 Definición
El vocablo latino indicium deriva de indicere, cuyo significado es indicar,
hacer conocer algo.
504
SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS
3. LAS PRESUNCIONES
3.1 Noción
“La presunción es un juicio lógico del legislador o del juez (según sea
presunción legal o judicial), en virtud del cual se considera como cierto o
probable un hecho (lo segundo cuando es presunción judicial o de hombre) con
fundamento en las máximas generales de experiencia, que le indican cuál es el
modo normal como se suceden las cosas y los hechos” (DEVIS ECHANDIA,
1984, Tomo II: 338).
507
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
508
SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS
(…)
Se trata de una actividad lógica que realiza el órgano jurisdiccional que,
normalmente, se basa en máximas de experiencia que pueden ser
utilizadas por las partes para sustentar su convicción sobre un
determinado hecho que no se puede probar directamente” (LORCA
NAVARRETE, 2000: 778-779).
El Código Procesal Civil, en el primer párrafo de su artículo 277, define a
la presunción como se señala seguidamente: “Es el razonamiento lógico-crítico
que a partir de uno o más hechos indicadores lleva al Juez a la certeza del hecho
investigado”.
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
según las reglas del criterio humano (…), es decir, de las reglas de la
lógica o de la razón…” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER;
MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 335).
Mediante la presunción judicial se considera la existencia de un hecho
como probable. Está dirigida a orientar al Juez en la apreciación del material
probatorio, cuando de acuerdo con su razonamiento infiera una presunción
judicial en pro o en contra de la certeza de los hechos objeto de prueba y de la
conducta veraz y honesta de los sujetos procesales. Esta clase de presunción,
por su propia naturaleza, es eminentemente procesal, quedando descartada toda
función extraprocesal.
La presunción judicial reposa en hechos conocidos por el magistrado, lo
que implica que hayan sido acreditados en el proceso. Por consiguiente, para
que el Juez califique como verdadero o fidedigno un hecho basado en
presunciones judiciales derivadas de indicios o de medios probatorios, es
preciso que la conclusión a la que llegó tenga carácter de verosímil e
incuestionable. Para ello el razonamiento del juzgador debe ser correcto y estar
basado, pues, en las reglas de la experiencia, de la lógica y de la sana crítica.
El artículo 281 del Código Procesal Civil se refiere a la presunción judicial
estableciendo que “el razonamiento lógico-crítico del Juez, basado en reglas de
experiencia o en sus conocimientos y a partir del presupuesto debidamente
acreditado en el proceso, contribuye a formar convicción respecto al hecho o
hechos investigados”.
3.2.2.1 Presunción basada en la conducta procesal de las partes
Esta es una presunción judicial especial porque las conclusiones del órgano
jurisdiccional se basan, no en los medios de prueba sino en la conducta que
adopten las partes en el proceso.
“... La conducta procesal servirá de fuente o de motivo de prueba: como
hecho que prueba otro hecho. Se tratará en todo caso, de un motivo
subsidiario, con naturaleza de indicio, del que podrá valerse el juez sólo
cuando concurra con otros motivos de la misma o de diversa índole...”
(FURNO, 1954: 76).
El artículo 282 del Código Procesal Civil regula esta presunción
estableciendo lo siguiente: “El Juez puede extraer conclusiones en contra de los
intereses de las partes atendiendo a la conducta que éstas asumen en el proceso,
particularmente cuando se manifiesta notoriamente en la falta de cooperación
514
SUCEDANEOS DE LOS MEDIOS PROBATORIOS
515
CAPITULO XV
CUESTIONES PROBATORIAS
1. CONCEPTO Y FORMAS
Las cuestiones probatorias son instrumentos procesales dirigidos a poner
en tela de juicio algún medio de prueba con la finalidad de que el Juez declare
su invalidez o tenga presente su ineficacia probatoria.
Existen dos formas de cuestiones probatorias:
- La tacha.
- La oposición.
1.1 La tacha
1.1.1 Definición
La tacha constituye una especie de impugnación cuyo objeto es quitar
validez o restarle eficacia a un medio de prueba, en razón de existir algún
defecto o impedimento respecto de él.
La tacha puede plantearse contra la prueba testimonial y la documental
(primera parte del artículo 300 del Código Procesal Civil).
También puede ser materia de tacha los medios probatorios atípicos
(último párrafo del artículo 300 del Código Procesal Civil). Puntualizamos que
esta hipótesis resulta prácticamente imposible de darse en razón de que las
llamadas pruebas atípicas no son susceptibles de configurarse por subsumirse
-por lo general- todo medio probatorio atípico ya sea en la prueba de
documentos o en la pericial.
517
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
518
CUESTIONES PROBATORIAS
aquéllos por adolecer de algún defecto o pesar sobre los medios de prueba
atípicos cierto impedimento. Sin embargo, insistimos que este supuesto
difícilmente se podría concretar debido a que los medios probatorios atípicos
son prácticamente inexistentes al ser absorbidos por la prueba pericial o la de
documentos.
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
- Una exhibición.
- Una pericia.
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CUESTIONES PROBATORIAS
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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CUESTIONES PROBATORIAS
523
CAPITULO XVI
LA PRUEBA ANTICIPADA
1. DEFINICION
La actuación de los medios probatorios ocurre casi siempre después de la
etapa postulatoria de la litis o pleito judicial (en la que son suministrados), esto
es, en la correspondiente audiencia de pruebas. Sin embargo, el ordenamiento
jurídico ha previsto un proceso especial -no contencioso- en el que puede
peticionarse la práctica de un medio probatorio, anterior al momento procesal
que debería por lo general corresponderle, vale decir, a la audiencia probatoria
del proceso principal en el cual se solicita la tutela jurisdiccional a fin de hacer
valer un derecho objeto de controversia o de incertidumbre jurídica.
Tan singular proceso lo constituye la prueba anticipada (denominada
diligencia preparatoria en el Código de Procedimientos Civiles de 1912), la cual
puede ser definida como aquel procedimiento excepcional (pues exige
determinados requisitos para su procedencia) de actuación previa de medios
probatorios que tiende a preparar o consolidar la prueba de un proceso a
iniciarse posteriormente.
Sobre el particular, Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y
Barona Vilar formulan estas observaciones:
“El procedimiento probatorio (…) sufre una importante excepción,
referida al tiempo, en lo que se conoce como anticipación de la prueba
(…). La anticipación consiste en la práctica de cualquier medio de
prueba en momento anterior al del juicio (…), ante el temor que la
fuente propia del mismo se pierda, haciendo imposible su aportación
al proceso. Se trata, no de asegurar la fuente, sino de practicar el
medio (…).
(…) Quien pretenda incoar un proceso (…) puede pedir la práctica
anticipada de algún acto de prueba, cuando exista el temor fundado de
que, por causa de las personas o por el estado de las cosas, dichos
actos no puedan realizarse en el momento procesal previsto de modo
525
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
2. REQUISITOS
El artículo 284 del Código Procesal Civil contempla los requisitos
exigibles para solicitar la actuación anticipada de una prueba, preceptuando lo
siguiente: “Toda persona legitimada puede solicitar la actuación de medio
probatorio antes del inicio de un proceso. Para ello deberá expresar la
pretensión genérica que va a reclamar y la razón que justifica su actuación
anticipada”.
En consecuencia, la solicitud de prueba anticipada está condicionada a:
- La legitimidad del peticionante. “… Puede pedir la práctica anticipada
sólo el futuro demandante (el que pretenda incoarlo), no el posible
demandado (el que crea que puede ser demandado)” (MONTERO
AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA
VILAR, 2003, Tomo II: 276).
- La indicación de la pretensión genérica que espera hacer efectiva en el
proceso principal.
- La consignación de las razones o argumentos justificantes de su
pedido de actuación probatoria previa. “… Estas razones (…)
consisten en que por causas de las personas o por el estado de cosas se
526
LA PRUEBA ANTICIPADA
3. COMPETENCIA Y TRAMITE
Por mandato del artículo 33 del Código Procesal Civil, es competente para
la actuación de la prueba anticipada el Juez competente por razón de grado para
conocer la demanda próxima a interponerse.
El artículo 297 del Código Procesal Civil complementa lo señalado en el
numeral anterior al disponer que es competente, además del Juez al que nos
referimos en el párrafo precedente, aquel que por razón de cuantía y territorio
debería conocer el futuro proceso.
El último párrafo del indicado artículo 297 establece que la prueba
anticipada se tramita como proceso no contencioso (o de jurisdicción
voluntaria).
527
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(…)
(…) En tanto se admite que el peligro de la alteración artificiosa de la
situación de hecho puede por sí sola sustentar una anticipación
probatoria,
va de suyo que la misma sólo puede realizarse con éxito si el contrario
ignora su realización, pues por poco tiempo que disponga, siempre
existirá el peligro de que la situación sea alterada con el consiguiente
fracaso de la medida (…).
Pero una vez cumplido el acto, si el contrario no quedare notificado en el
momento de la realización de la medida, deberá ser notificado de la
misma de inmediato a fin de que pueda efectuar el control posterior a
que tenga derecho, siendo obligación (…) que dicha notificación se
cumpla debidamente” (DI IORIO, 2003: 359-360).
528
LA PRUEBA ANTICIPADA
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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LA PRUEBA ANTICIPADA
- Las excepciones y las defensas previas (art. 761 -inc. 2)- del C.P.C.).
- Las cuestiones probatorias cuyos medios de prueba no sean
susceptibles de actuación inmediata (art. 761 -inc. 3)- del C.P.C.).
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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CAPITULO XVII
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA
CASATORIA
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LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA
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LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
paz social en justicia; [...] por ello, cuando consideran que una
prueba aunque sea ofrecida extemporáneamente, puede servir para
resolver la controversia y eliminar una incertidumbre jurídica,
están facultados para hacer uso de las pruebas de oficio, de
acuerdo al artículo ciento noventicuatro del Código Adjetivo
[C.P.C.]...” (Casación Nro. 1556-2002 / Cañete, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003, pág. 9751).
- “... Los juzgadores atendiendo a los fines del proceso consagrados
en el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Civil, y
acorde con la facultad que establece el artículo ciento
noventicuatro del mismo cuerpo legal, puede incorporar al proceso
medios probatorios de oficio que estime convenientes, con lo cual
también es posible incorporar la prueba extemporánea ofrecida por
una de las partes, para lo cual debe emitir la resolución
correspondiente, la que debe notificar a las partes a efectos de que
éstas puedan hacer valer sus argumentos de defensa
correspondientes...” (Casación Nro. 130-03 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-10-2003, pág. 11012).
- “... El medio probatorio de fojas [...] no resulta extemporáneo, ya
que no se trata de una prueba ofrecida de parte, sino de una prueba
de oficio ordenada por el A-quo bajo la facultad conferida por el
artículo ciento noventicuatro del Código Procesal Civil...”
(Casación Nro. 732-02 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-07-2002, pág. 9070).
560
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA
561
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
límite a la libertad de valoración; pues, de lo contrario la decisión
se tornaría en una arbitraria...” (Casación Nro. 3323-2007 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-
2008, págs. 23470-23471).
- “... En nuestro ordenamiento jurídico -artículo 197 del Código
Procesal Civil- se ha incorporado la libre valoración de la prueba
por parte del juez; actividad mental [que] debe realizarse coherente
y razonablemente, con el objetivo de emitirse una sentencia
materialmente justa, ya que allí radica el límite a la libertad de
valoración...” (Casación Nro. 1207-2008 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23474-23475).
- “... La última denuncia [sobre infracción del deber del juzgador de
valorar conjuntamente los medios probatorios] tampoco puede
prosperar porque está referida a un tema de valoración de la prueba
en el cual el Juez tiene plena facultad para analizar los medios
probatorios en virtud del artículo ciento noventisiete del Código
adjetivo [C.P.C.] que ha recogido el sistema de libre valoración de
la prueba...” (Casación Nro. 2583-2000 / Chincha, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6682).
- “... Estando a que nuestro Ordenamiento Procesal Civil recoge el
sistema de la libre valoración de la prueba, así como la
Constitución les reconoce a todos los magistrados autonomía, esto
es, la capacidad de decidir (en términos jurídicos) con libertad y
discrecionalidad, y si la instancia superior no está de acuerdo con
la apreciación del A Quo, tiene expedita su atribución revocatoria
del fallo apelado, pero no puede disponer que este varíe la
convicción a la que haya arribado, por ser esta una función
discrecional del Juez y siempre y cuando no haya arribado a una
convicción sobre los hechos materia de controversia; [...] en el
caso de autos, el Juez valorando razonadamente los medios
probatorios actuados, y las normas que ha considerado pertinentes,
ha llegado a una certeza respecto de los puntos controvertidos
materia de la litis y en virtud de ellos ha dictado el fallo
correspondiente, [...] de lo expuesto se concluye que la resolución
562
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA
563
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
razonada, otorgando al Juzgador libertad para formarse convicción del
propio análisis que efectúe [...] [de] las pruebas existentes; sin embargo, en
su razonamiento, no puede dejar de lado las reglas de la sana crítica...”
(Casación Nro. 2307-2000 / Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 05-11-2001, pág. 7975).
- “... No se ha vulnerado el derecho de probar del impugnante, dado
que no se ha denegado la admisión de algún medio probatorio;
asimismo, tampoco constituye infracción de ese derecho el hecho
que la Sala valore los medios probatorios de acuerdo a su sana
crítica...” (Casación Nro. 1746-01 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 05-11-2001, pág. 7864).
- “... Constituye una actividad previa y esencial a la valoración de
los medios probatorios, la interpretación lógica de los mismos, a
fin de establecer su correcto contenido...” (Casación Nro. 1030-
01 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-
2001, págs. 8122-8123).
- “... Para arribar a la conclusión definitiva que se materializa en el
fallo, el juzgador valora en forma conjunta todos los medios
probatorios, utilizando su apreciación razonada...” (Casación Nro.
1015-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
01-2001, págs. 6686-6687).
- “... De conformidad con la segunda parte del artículo ciento
noventisiete del Código Adjetivo [C.P.C.] el magistrado, en su
resolución, sólo hará constar las valoraciones esenciales y
determinantes que sustenten su fallo; [...] en consecuencia, el
magistrado es libre de valorar los medios probatorios, empleando
su apreciación razonada, y otorgando a cada medio probatorio el
valor que considera más ajustado al proceso...” (Casación Nro.
3604-00 / Canchis - Sicuani, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-04-2001, pág. 7253).
564
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA
-
“... El artículo [...] citado [art. 197 del C.P.C.], establece que todos los
medios probatorios deben ser valorados en forma conjunta, debiendo
el juez utilizar su apreciación razonada; [...] el principio enunciado en
la norma precitada implica que, teniendo en cuenta que el conjunto
probatorio del proceso forma una unidad, como tal deben [sic -léase
debe-] ser apreciado y examinado, confrontando los medios
probatorios entre sí, puntualizando su concordancia o discordancia y
concluyendo sobre el convencimiento que del análisis global se
forme...” (Casación Nro. 14602007 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23645-23646).
- “... Los medios probatorios forman una unidad y en tal
sentido, deben ser examinados y valorados por el juzgador en
forma conjunta, confrontando uno por uno los diversos
medios probatorios, puntualizando su concordancia o
discordancia, para finalmente concluir sobre el
convencimiento que a partir de ellas se forme...” (Casación
Nro. 04-2007 / Cusco, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-09-2008, pág. 23119).
- “... Las pruebas en realidad están mezcladas formando una
secuencia integral, un todo, un conjunto armonioso; debiendo
ser la preocupación del Juez reconstruir, en base a los medios
probatorios, los hechos que dan origen al conflicto; ninguna
prueba deberá ser tomada en forma aislada, tampoco en forma
exclusiva, sino en su conjunto; dado que sólo teniendo una
visión integral de los medios probatorios se puede sacar
conclusiones en busca de la verdad, que es el fin del
proceso...” (Casación Nro. 35112007 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, pág. 23424).
- “... La valoración de la prueba debe ajustarse a lo dispuesto
por el artículo ciento noventisiete del Código Procesal Civil,
en cuanto a que los medios probatorios son valorados por el
Juez en forma conjunta, utilizando su apreciación razonada;
[...] la apreciación razonada está emparentada con el hecho
que la ley no impone normas generales para acreditar algunos
hechos, ni determina abstractamente el valor de las pruebas,
sino que deja al juzgador en la libertad para admitir toda
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-
2157-1999 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-01-2001, pág. 6699).
- “... El Juez puede incurrir en error de derecho en materia
probatoria cuando al estimar el mérito de los elementos de
juicio contraviene las normas que regulan su incorporación al
proceso. Igualmente incurre en error cuando deja de valorar
medios probatorios que ya están incorporados al proceso...”
(Casación Nro. 3889-2000 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-09-2002, págs. 9145-9146).
- “... Las instancias de mérito no sustentan las causas por las
cuales dichos medios probatorios, admitidos en autos, resultan
impertinentes o insuficientes para acreditar o desvirtuar los
hechos en los que se funda la acción; en consecuencia, han
omitido pronunciarse debidamente sobre las pruebas obrantes
en autos, lo que demuestra que no han efectuado una
valoración conjunta y razonada de los medios probatorios
aportados en el proceso, conforme lo prevé el artículo ciento
noventisiete del Código Procesal Civil...” (Casación Nro.
2414-02 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
28-02-2003, págs. 10149-10150).
“... Como se aprecia de la sentencia recurrida, ella no ha apreciado las
pruebas citadas con anterioridad [prueba documental], ni explicado en
todo caso por qué las desestima, contraviniendo los artículos ciento
noventisiete del Código Procesal Civil por el cual el Juez está
obligado a valorar en forma conjunta todos los medios probatorios en
base a su apreciación razonada; y ciento ochentiocho del acotado
Código, que [se] refiere a la finalidad de los medios probatorios...”
(Casación Nro. 2088-2000 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 0103-2001, págs. 7011-7012).
- “... El Juzgador no se encuentra obligado a referirse a todas las
pruebas en sus resoluciones sino solo a las que dan sustento a
su decisión de conformidad a lo previsto por el artículo 197
segundo párrafo del Código Procesal Civil...” (Casación Nro.
834-2012 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-11-2012, pág. 38439).
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-
válidamente actuados por las partes en el proceso, pero ello no
le obliga a expresar en detalle todas las operaciones mentales
que realizó, sino que sólo debe expresar los elementos
relevantes que dan sustento a su decisión, lo que crea una
concreción en materia probatoria...” (Casación Nro. 552-99 /
San Román, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19-
10-1999, págs. 3772-3773).
- “... El artículo ciento noventisiete del Código Adjetivo
[C.P.C.] no dispone que se tenga que examinar todos y cada
uno de los medios probatorios, sino que ellos son valorados
por el Juez en forma conjunta utilizando su apreciación
razonada...” (Casación Nro. 74-2001 / Callao, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-07-2001, pág. 7366).
- “... De la lectura de la sentencia de mérito se advierte la
apreciación razonada y conjunta de las pruebas, no siendo
exigible que se refiera a cada una de ellas...” (Casación Nro.
1090-99 / Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 29-09-1999, pág. 3599).
- “... El artículo ciento noventisiete del Código Procesal Civil
[...] dispone que todos los medios probatorios son valorados
por el Juez en forma conjunta, utilizando su apreciación
razonada. Sin embargo, en la resolución sólo serán expresadas
las valoraciones esenciales y determinantes que sustentan su
decisión; siendo esto así, el legislador le ha otorgado a los
jueces la posibilidad legal y real de indicar en su sentencia [...]
solo aquellos medios probatorios que son determinantes para
adoptar la decisión conclusiva...” (Casación Nro. 510-2007 /
Lima - Norte, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
12-2008, págs. 23488-23490).
- “... Tanto el A Quo como la Sala Superior han valorado los
medios probatorios [...] dentro de los alcances establecidos en
el artículo ciento noventisiete del Código Adjetivo [C.P.C.],
sin que sea necesario, por disposición legal, que en su decisión
hagan una descripción completa de todos los medios
probatorios, sino basta exponer en ella aquellos que son
determinantes para tomar su decisión...” (Casación Nro. 3652-
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LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA
-
valoración otorgada a cada prueba actuada, sino únicamente,
sólo lo hará respecto a los medios probatorios que de forma
esencial y determinante han condicionado su decisión,
conforme lo establece el artículo ciento noventisiete del
Código adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 1814-01 /
Huánuco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-
2002, pág. 8507).
- “... El Juzgador no se encuentra obligado a expresar todas las
valoraciones que realiza, y por ende punto por punto sobre lo
que se señala en la demanda y en la contestación a la misma,
sino tan solo [...] las valoraciones esenciales y determinantes
que sustentan su decisión, conforme lo prescribe [...] el
artículo ciento noventisiete del Código Adjetivo [C.P.C.]...”
(Casación Nro. 1680-2001 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8565).
- “... De la parte considerativa de la sentencia de primera
instancia se aprecia que el Juez hace referencia a los medios
probatorios en los que ha sustentado su decisión
jurisdiccional, señalando expresamente que los demás medios
probatorios actuados en nada varían las conclusiones a las que
arribó, no estando obligados los magistrados a hacer mención
a las pruebas que no han causado convicción en ellos...”
(Casación Nro. 3872-00 / Santa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-07-2001, pág. 7356).
- “... El hecho de que dentro de un proceso se valore una prueba
más que otra o se desestime su valor probatorio, no significa
que se esté atentando contra las normas del debido proceso,
tanto más, si conforme al artículo 197 del Código Procesal
Civil, el juzgador al momento de sentenciar, está facultado a
señalar la valoración otorgada a los medios probatorios que de
forma esencial y determinante condicionen su decisión...”
(Casación Nro. 1809-2006 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs. 22331-22332).
- “... El artículo 197 del Código Adjetivo [C.P.C.], si bien
otorga libertad al Juzgador de mérito para valorar la prueba, le
exige en primer lugar que aprecie la prueba en su conjunto y
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uno inciso segundo y ciento noventa y cuatro del Código Procesal Civil. La
admisión de pruebas de oficio en un proceso encuentra su razón de ser [en]
el estado de insuficiencia de los medios probatorios que advierte el
Juzgador, al considerar que los ya incorporados no cumplen plenamente su
finalidad, que no es otra que producir certeza y crear convicción respecto
de los puntos controvertidos; por tanto, cuando un Magistrado ejerce la
potestad regulada en los artículos cincuenta y uno inciso segundo y ciento
noventa y cuatro acotados, ello no importa la desnaturalización del proceso,
sino que propende al cumplimiento de sus fines...” (Casación Nro. 5170-
06 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008,
págs. 22145-22146).
- “... El Juez puede solicitar pruebas de oficio cuando las pruebas
aportadas por las partes no sean suficientes para crear convicción
sobre la resolución del conflicto sometido a sede judicial...”
(Casación Nro. 2545-2000 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6679).
- “... El Juez puede de oficio ordenar la actuación de medios
probatorios adicionales que considere necesarios, sin establecer
limitación alguna, medios probatorios que pueden servir para
complementar la actividad probatoria o para sustituirla por la
adjuntada por las partes...” (Casación Nro. 1435-2001 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 0103-2002, pág.
8486).
- “... De acuerdo con el artículo ciento noventicuatro del Código
Procesal Civil, los magistrados tienen la facultad de requerir
medios probatorios a las partes o a terceros, a fin de tener una
visión clara y precisa de los hechos discutidos y resolver, conforme
a ellos, independientemente de la decisión que adopten...”
(Casación Nro. 166-2007 / Lambayeque, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23636-23637).
- “... Si bien el artículo 194 de la Ley Adjetiva [C.P.C.] faculta a los
jueces a que puedan ordenar de oficio la actuación de medios
probatorios, también lo es, que dicha facultad tiene carácter
discrecional...” (Casación Nro. 3105-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-032001, págs. 6995-6996).
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-
las razones que han dado origen a esta norma se encuentran en el
enunciado principio de inmediación, conforme al cual el Juez debe
mantenerse en relación directa con las partes y recibir
personalmente las pruebas, lo que indefectiblemente resulta de la
mayor importancia; pues, sólo así tendrá la oportunidad de
conocer y apreciar las condiciones morales de los litigantes,
cuando dicen la verdad o cuando se abstienen de hacerlo, para
llegado el caso, (...) valorar su conducta durante el proceso,
adquiriendo los elementos que le van a permitir formar convicción
para un fallo justo, lo que no sería posible si el Juez sentenciador
es distinto al que ha dirigido el proceso en la actuación de las
pruebas, de ahí que conforme al principio contenido en el Artículo
Quinto del Título Preliminar del Código Procesal, las audiencias y
la actuación de medios probatorios se realizan ante el Juez, siendo
indelegables bajo sanción de nulidad, sin que pueda interferir el
carácter imperativo de esta norma el principio de elasticidad que
prevé el numeral doscientos uno de citado Código, por la
trascendencia que envuelve la necesidad de tener al Juez frente al
material de conocimiento...” (Casación Nro. 270-T-97 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-04-1998, págs.
606-607).
- “... La citada Juez suplente se avocó al conocimiento de la causa
indicando que lo hacía por promoción de su titular. Notificada con
dicha resolución, la misma no ha sido impugnada por las partes,
siendo por lo demás facultad de la Juzgadora renovar la audiencia
de pruebas si lo consideraba conveniente...” (Casación Nro. 3448-
00 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-
2001, pág. 7237).
- “... En cuanto a la expedición de la sentencia por Juez distinto al
que intervino en las audiencias (de pruebas), no es causal de
nulidad del trámite o vicio in procedendo, pues puede hacerlo y
depende de su exclusiva decisión renovar dichas audiencias si lo
juzgara necesario...” (Casación Nro. 3082-99 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 08-04-2000, pág.
5014).
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-
legalidad contemplado en el último acápite del Artículo cincuenta
del acotado Cuerpo Legal; violación que importa la contravención
de las normas que garantizan el debido proceso” (Casación Nro.
292498 / Cañete, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 21-
09-1999, pág. 3565).
- “... La audiencia de pruebas fue celebrada ante la Vocal Superior
(...), y sin embargo, dicha magistrada no intervino en la resolución
de vista, no verificándose que haya existido avocamiento alguno
por parte de otro Vocal; infringiéndose así el principio de
inmediación recogido por el Artículo quinto del Título Preliminar
del Código Procesal Civil” (Casación Nro. 815-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-11-1999, pág.
3844).
- “... Mediante la resolución de fojas [...] avocándose a la causa el
Juez [...] ordena que los autos se pongan para sentenciar; sin
embargo, sin notificar a las partes dicho avocamiento [...] el citado
magistrado emite
la sentencia; [...] de esa manera se vulnera el último acápite del artículo
cincuenta del Código Procesal Civil cuando dispone que el Juez que inicia
la audiencia de pruebas concluirá el proceso, salvo que fuera promovido o
separado; en efecto, dicho precepto exige al Juez que actuó en la audiencia
de pruebas expida la sentencia[,] lo que se sustenta en el principio de
inmediación procesal; y si bien el Juez que se avocó al proceso señala que
la hace [sic -léase que lo hace-] por disposición superior, ocurre que dicho
avocamiento no se notificó a las partes[,] por lo tanto se ha afectado el
derecho de defensa de la impugnante al no haber tenido conocimiento de
ello, quebrantándose de esa manera el artículo ciento cincuenticinco del
Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro. 3224-00 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7439).
- “... De acuerdo al inciso quinto del artículo doscientos
ochentinueve del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial los abogados de las partes tienen derecho a
informar verbalmente en todo proceso judicial, antes de que se
ponga fin a la instancia; empero este derecho, respecto del
ejecutado recurrente, se ha visto conculcado ya que al no habérsele
notificado la resolución que dispuso el avocamiento del nuevo
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-
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004, pág.
11650).
- “... Al haberse admitido las pruebas, consistentes en instrumentos;
y, no advirtiéndose medio probatorio alguno pendiente de
actuación personal; no resultaba necesario fijar fecha para la
Audiencia de Pruebas; consecuentemente, los autos quedaron
expeditos para sentenciar...” (Casación Nro. 2491-2001 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 0110-2002, pág.
9278).
- “... Las pruebas admitidas y no actuadas a que se refiere el
recurrente consisten en documentos, [...] que por su propio
carácter documentario no requieren de actuación previa sino de
valoración directa; por tanto, en la Audiencia de Pruebas el A Quo
no ha desnaturalizado el proceso al actuar únicamente medios
probatorios que sí requerían actuación, tales como las
declaraciones de parte y la exhibición de documentos...” (Casación
Nro. 820-2003 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-09-2003, pág. 10854).
- “... El Juez de Instancia tuvo por ofrecidas las copias certificadas,
que como medios probatorios fueron ofrecidos por el recurrente
[...] y admitidos por resolución firme [...] que dispuso sean
apreciadas al momento de sentenciar, no resultando exigible la
convocatoria a una Audiencia Complementaria de Pruebas, al
tratarse de medios probatorios de actuación inmediata, tal y
conforme así se infiere de la interpretación del artículo 208 del
Código Procesal Civil; más aún si con arreglo al principio de
economía procesal, el Juez se encuentra facultado para prescindir
de aquellas actuaciones que puedan generar dilación en el
cumplimiento de la finalidad del proceso...” (Casación Nro. 298-
2004 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
03-2006, págs. 15678-15679).
- “... el Artículo cuatrocientos sesenta del Código acotado (C.P.C.)
permite al juez, declarada la rebeldía y saneado el proceso expedir
sentencia, salvo las excepciones previstas en el Artículo
cuatrocientos sesentiuno (del C.P.C.); (...) como el proceso se
encontraba en la excepción prevista en el inciso cuarto del
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LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
la audiencia y el deber de impulso procesal, que en este caso no
corresponde a las partes al no ser un caso en el que expresamente se señale
que éstas tengan la obligación del impulso. (...) Que, siendo así, se ha
contravenido el principio de impulso procesal, expresado en el inciso
quinto del Artículo trescientos cincuenta del Código Procesal Civil como
causa impeditiva del abandono, por lo que la resolución que lo declara es
nula...” (Casación Nro. 339-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 28-04-2000, pág. 5236).
- “... La no concurrencia de los peritos a la Audiencia de Pruebas,
por no haber sido notificados, existiendo otras pruebas que actuar
no invalida el procedimiento y menos justifica la inasistencia de
las partes previamente notificadas para dicho acto procesal, mas
aún [sic -léase más aún-] cuando la diligencia de peritos se pueden
actuar [sic -léase se puede actuar-] en diligencias especiales como
lo preceptuado en el artículo doscientos sesenticinco del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 3546-01 / San Román, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8587).
- “... Como el Juzgado no dispuso la continuación de la Audiencia
de Pruebas, para la explicación del dictamen pericial, resulta
indudable que se le restó al recurrente la posibilidad de observar el
dictamen en la Audiencia, afectando su derecho al debido proceso.
(...) Que, en consecuencia se ha incurrido en la causal de nulidad
contemplada en el Artículo ciento setentiuno del Código Procesal
Civil” (Casación Nro. 310-99 / Huaura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 18-10-1999, pág. 3768).
- “... Los artículos doscientos seis y doscientos ocho del Código
Procesal Civil establecen que la audiencia de pruebas es única y
pública, y que iniciada ella el Juez dispondrá la actuación de las
pruebas según el orden allí establecido, actuándose en primer lugar
el dictamen pericial, en donde los peritos resumirán sus
conclusiones y responderán a las observaciones hechas por las
partes a sus informes escritos. [...] Que, en el caso de autos, se
advierte que en la continuación de la audiencia de pruebas, el
Juzgador omitió realizar el debate pericial conforme a lo ordenado
en las normas precedentemente citadas, y solo dispuso se tenga
presente en su oportunidad los informes presentados por la parte
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LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
la emisión de la sentencia antes de que las partes presenten
alegatos escritos, no constituye manifiestamente una infracción al
debido proceso, por cuanto adicionalmente, con dicho alegato
escrito no pueden las partes aportar hechos ni nuevas pruebas o
diferentes a las que han sido materia de exposición y actuación por
cada una de éstas...” (Casación Nro. 439-96 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 17-06-1998, págs. 1326-1328).
“... Si bien es cierto que el A quo expidió sentencia antes de vencido el
plazo de cinco días para que los abogados de las partes presenten sus
alegatos escritos; ello no puede sancionarse con nulidad en tanto que
no se advierte el perjuicio sufrido por el [...] recurrente, toda vez que
de autos no aparece que haya presentado el alegato correspondiente en
el término de ley...” (Casación Nro. 2491-2001 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-10-2002, pág. 9278).
- “... Conforme lo prevé el numeral doscientos doce del Código
Procesal [Civil], en los procesos de conocimiento y abreviados, los
abogados pueden presentar sus alegatos por escrito, dentro de un
plazo común que no exceda de cinco días, dicha norma no es
imperativa sino facultativa, y el hecho de que hagan uso de la
palabra en la propia audiencia no afecta en modo alguno la validez
del trámite del proceso...” (Casación Nro. 252801 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, págs.
8171-8172).
- “... No existe dispositivo legal que obligue a consignar en la
sentencia que la demandada no concurrió a la audiencia de
pruebas...” (Casación Nro. 440-96 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 09-10-1996, pág. 2339).
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LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA
605
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
“... El Juzgador puede adquirir pruebas derivadas de las afirmaciones
efectuadas por las partes en el proceso...” (Casación Nro. 3357-2006 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-12-2006, pág.
18197).
- “... Las afirmaciones de las partes pueden ser valorados [sic -léase
valoradas-] por el Juzgador, pues según el artículo doscientos
veintiuno del Código Adjetivo [C.P.C.] son declaraciones
asimiladas...” (Casación Nro. 3328-00 / Camaná, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-082001, págs. 7607-7609).
- “... Esta Suprema Sala considera que se han contravenido las
normas que garantizan el derecho a un debido proceso, en tanto se
ha obviado valorar la declaración asimilada que proviene del
documento...” (Casación Nro. 2984-01 / Tacna, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-05-2002, págs. 8752-8753).
- “... El silencio importa manifestación de voluntad cuando la ley o
el convenio le atribuye ese significado, por lo que [...] no puede
ser considerada como declaración asimilada en tanto para la
procedencia de ésta [sic] figura procesal se requiere de
afirmaciones que consten en actuaciones judiciales o escritos de
las partes...” (Casación Nro. 1413-2005 / Piura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 28-02-2006, págs. 15549-15550).
- “... En virtud al principio de confidencialidad recogido en [...] la
Ley de Conciliación Número veintiséis mil ochocientos setentidós,
de lo expuesto o manifestado por las partes intervinientes dentro
de la conciliación [extrajudicial] no puede extraerse declaraciones
asimiladas con la que los justiciables quieran sustentar su
defensa...” (Casación Nro. 52-2004 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-05-2005, pág. 14096).
- “... Si bien es cierto una manifestación policial, por sí misma, no
puede ser tenida como una declaración asimilada, por no tratarse
de una actuación judicial o un escrito presentado dentro de un
proceso judicial, conforme a los alcances que prevé el artículo
doscientos veintiuno del Código Procesal Civil, no es menos
cierto que la manifestación policial de fojas [...] constituye un
medio probatorio que ha sido incorporado al proceso, sin haber
606
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA
-
sido materia de tacha, y, como tal, se encuentra sujeta a valoración
por parte del A quo, la que [se] efectúa de forma conjunta con los
demás elementos probatorios admitidos en autos...” (Casación
Nro. 188-02 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
01-10-2002, págs. 9295-9297).
“... El juicio lógico de deducción extraído de la afirmación de una de
las partes no puede ser por sí misma [sic -léase por sí mismo-]
suficiente para causar certeza de un hecho, pues será necesario que se
observe necesariamente el principio de unidad de la prueba, es decir, el
examen de conjunto donde la afirmación del demandado se confronte
con los demás hechos y pruebas que obran en autos a fin de verificar la
verosimilitud de la afirmación para luego arribar a la certeza del
hecho...” (Casación Nro. 3328-00 / Camaná, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-082001, págs. 7607-7609).
- “... La demanda y su contestación son piezas principales del
proceso y el Juzgador no puede omitir considerar lo que las partes
reconocen en dichos escritos...” (Casación Nro. 3748-2000 /
Ayacucho, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-
2001, pág. 7457).
607
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
controvertidos fijados por el Juez...” (Casación Nro. 3246-02 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2004, pág. 11664).
- “... Las testimoniales ofrecidas se relacionan con el punto
controvertido (...) fijado (...), por lo que la no admisión de esa prueba
del actor, sin fundamentación alguna, afecta su derecho al debido
proceso, pues no se le permite probar las preces de su demanda...”
(Casación Nro. 1504-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 06-10-1999, págs.
3685-3686).
“... Para apreciar la declaración testimonial se debe utilizar la
apreciación razonada, que en doctrina, también se denominan (sic)
‘Reglas de la Sana Crítica’...” (Casación Nro. 1916-99 / Chincha,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-12-1999, pág. 4342.).
- “... El Juez no puede aceptar unas respuestas y desechar otras, sino que
debe apreciarlas en su conjunto, por lo que en este caso es evidente que
se ha afectado el derecho al debido proceso al ignorar el Juzgado de
Instancia las respuestas de los testigos a las repreguntas” (Casación
Nro. 1916-99 / Chincha, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
18-12-1999, pág. 4342).
608
LA PRUEBA EN LA JURISPRUDENCIA CASATORIA
-
- “... Los documentos [...] a que hace referencia [el recurrente] no fueron
admitidos como medios probatorios, por lo que mal puede denunciarse
su falta de actuación...” (Casación Nro. 3589-2000 / Ucayali, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7535-7536).
- “... Tratándose de documentos los medios probatorios ofrecidos por el
demandante no era necesaria su actuación, sino tan solo su valoración
al momento de sentenciar con arreglo a lo que prevé el artículo 197 del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2000-2007 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22178-22179).
- “... Las pruebas a valorar eran documentos que no requieren de
actuación en audiencia...” (Casación Nro. 2980-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7038).
“... No comporta violación del derecho de defensa ni del debido
proceso el hecho que se valoren medios probatorios consistentes en
documentos, sin necesidad de que se actúen en una audiencia, por
cuanto, debido a su naturaleza, lo trascendente en su valoración se
encuentra en que deben ser tomados en cuenta al momento de realizar
la compulsación de los medios probatorios aportados antes de emitir la
sentencia. Lo contrario [...] implicaría, inclusive, transgredir el
principio de economía procesal consagrado en el artículo V del Título
Preliminar del Código Procesal Civil, de acuerdo al cual el juez debe
dirigir el proceso tendiendo a una reducción de los actos procesales...”
(Casación Nro. 5286-2006 / Loreto, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-12-2008, pág. 23574).
- “... La prueba documental también está sujeta a la apreciación
razonada” (Casación Nro. 1916-99 / Chincha, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 18-12-1999, pág. 4342).
- “... Para establecer la prioridad de los documentos cuando concurran
determinadas circunstancias, no siempre es suficiente que el negocio
jurídico conste en instrumento público sino que requiere de otros
factores para demostrar su existencia real y con él su preferencia...”
(Casación Nro. 217-95 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 2211-1996, pág. 2403).
- “... Las facturas como instrumentos de pruebas no bastan por sí solas
para demostrar la existencia de una obligación, pues ellas deben estar
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-
acompañadas de otros documentos que las sustenten, como pueden ser
las respectivas guías de remisión...” (Casación Nro. 346-2000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2000, pág. 6370).
- “... La sustentación de la nulidad de un documento evidentemente debe
deducirse en vía de acción...” (Casación Nro. 2550-99 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-06-2000, pág. 5446).
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-
artículo doscientos diecinueve del Código Civil...”(Casación Nro.
1682-06 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-07-2007, pág. 19814).
- “... [Los] documentos públicos [...] no pueden ser objeto de nulidad en
la vía del proceso no contencioso...” (Casación Nro. 4500-2007 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008,
págs. 23678-23679).
- “... La escritura pública [...] es un documento público que surte todos
sus efectos mientras no sea declarada judicialmente su ineficacia...”
(Casación Nro. 226-07 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 0301-2008, pág. 21379).
- “... Una escritura pública es nula por defectos referidos al instrumento
público notarial o por causales de invalidez referidas al acto jurídico
contenido en dicho documento...” (Casación Nro. 2482-98 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 20-01-2000, págs. 4601-
4602).
- “... Si bien el artículo 235 del Código Procesal Civil, que define lo que
constituye el documento público, dispone [...] que la copia del
instrumento público tiene el mismo valor del original si está certificado
por la autoridad respectiva (Notario, auxiliar jurisdiccional o fedatario)
no es menos cierto que tal norma no puede ser entendida en forma
aislada,
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- “... Se acusa [...] que el documento privado [...] no cuenta con fecha
cierta, y que por tal razón no puede surtir eficacia jurídica al no
cumplir con los requisitos del artículo doscientos cuarenticinco del
Código Procesal Civil, empero tal afirmación carece de todo sustento
jurídico, porque [...] el artículo doscientos cuarenticinco lo que
determina simplemente [es] cuándo un documento adquiere fecha
cierta y no le resta eficacia jurídica; por al [sic -léase por el-] contrario,
el juzgador conforme al artículo ciento noventisiete del Código
Procesal Civil, se halla obligado a valorar todos los medios probatorios
de manera conjunta, y ellos van a ser apreciados conforme a su sana
crítica...” (Casación Nro. 284-2003 / Piura, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-03-2004, pág. 11671).
- “... La norma bajo comento [art. 245 del C.P.C.] [...] es una que regula
la denominada ‘fecha cierta’, es decir aquella que le da a un
instrumento privado una reconocida fecha de celebración o por lo
menos una presumida fecha para determinados efectos (en caso de
muerte por ejemplo se presume que la fecha más próxima en que pudo
ser otorgado el documento es la de la muerte de su otorgante) y es a tal
eficacia jurídica y no al valor probatorio del documento al que refiere
la norma, pues en nuestro sistema es el Juez quien mediante su
apreciación conjunta y razonada de la prueba se forma convicción
sobre los hechos que exponen las partes en base a las pruebas
aportadas y debidamente incorporadas, de modo que no
necesariamente por la existencia de una legalización el Juzgador debe
concluir o estimar probado un hecho, pues nuestro sistema no es uno
de prueba tasada sino uno que se rige por las reglas de la denominada
‘sana crítica’ por el cual [...] el Juez debe valorar todas las pruebas de
manera conjunta y con apreciación razonada...” (Casación Nro. 567-
2006 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2007,
págs. 20114-20115).
- “... Los instrumentos privados [...] sólo se extienden a los terceros a
partir del momento en que adquieren fecha cierta...” (Casación Nro.
2213-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-
2001, pág. 7712).
- “... La falta de impugnación de los contratos privados presentados por
los demandados no les dan a los mismos fecha cierta a la luz de los
supuestos del artículo 245 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro.
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7450-7451).
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-
“... La no formulación de tacha contra un medio probatorio, no importa
que éste cree definitivamente convicción en el Juzgador...” (Casación
Nro. 76-01 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
0207-2001, pág. 7366).
- “... Un tercero no puede interponer excepciones ni cuestiones
probatorias pues no es el titular de la relación jurídica
sustancial...” (Casación Nro. 3060-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 08-04-2000, pág. 5011).
- “... No es cierto que el artículo 301 del Código Adjetivo
[C.P.C.] establezca que el auto que resuelve una cuestión
probatoria sea una decisión inimpugnable sino que, en
realidad, lo que con toda claridad establece dicha norma es que
el Juez, en decisión fundamentada e inimpugnable, puede
disponer que el medio probatorio cuestionado a través de una
tacha no sea actuado...” (Casación Nro. 4797-2007 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, pág.
21571).
- “... Las tachas contra instrumentos no pueden incidir en
aspectos de fondo sino solo en aspectos formales...” (Casación
Nro. 3118-02 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-11-2004, págs. 12809-12811).
- “... La tacha contra un documento sólo puede sustentarse en la
falsedad o nulidad formal del mismo...” (Casación Nro. 2280-
06 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-07-2007, págs. 19715-19716).
- “... Los argumentos que se efectúan respecto a los documentos
[...] no versan sobre la falsedad o nulidad formal de éstos para
restarles valor probatorio sino sobre aspectos sustanciales de
los mismos que no pueden resolverse mediante una cuestión
probatoria como la tacha...” (Casación Nro. 927-2005 / La
Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-
2006, págs. 15326-15327).
- “... La tacha de documentos sólo se refiere a defectos formales
del mismo, mas no a la pertinencia o idoneidad que como
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
- “... De las pruebas extemporáneas se corrió traslado a la parte
contraria [...], siendo absuelto el trámite por la recurrente
mediante escrito [...] formulando tacha la cual no está referida
a los defectos formales de los documentos presentados por lo
que su cuestionamiento resulta improcedente...” (Casación
Nro. 0996-99 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2002, págs. 8213-8214).
- “... La tacha de documentos debe incidir en los defectos
formales de las instrumentales presentadas, y no en defectos
procesales que supone la alegada presentación extemporánea
de los mismos...” (Casación Nro. 3482-01 / Ica - Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 0106-2004, págs.
12112-12113).
“... La tacha propuesta por la recurrente contra el plano perimétrico fue
correctamente desestimada por el A quo, en atención a que su
actuación como medio probatorio fue ordenado [sic -léase ordenada-]
de oficio, y por que [sic -léase porque-] además, la tacha propuesta no
se refiere en estricto a la nulidad o falsedad formal del aludido plano...”
(Casación Nro. 1904-2005 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 0206-2006, pág. 16309).
- “... Tampoco resulta procedente formular tacha contra un
instrumento público consistente en una partida de nacimiento,
la cual solamente puede ser declarada ineficaz en vía de
acción...” (Casación Nro. 3237-99 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 22-02-2000, págs. 4670-4671).
- “... Dicho instrumento público [partida de matrimonio] goza de
plena eficacia jurídica en tanto judicialmente no se declare su
invalidez [...]. En todo caso, si la entidad demandante asume
estar perjudicada en sus derechos con el otorgamiento de la
referida instrumental, queda expedito su derecho para hacerlo
valer en vía de acción, pues, dada la naturaleza del referido
documento no es posible que mediante una cuestión probatoria
-tacha- se declare su ineficacia...” (Casación Nro. 2333-2002 /
Puno, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-07-2004,
pág. 12411).
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-
“... Independientemente del juicio de falsedad formal o inexactitud de un
documento cuestionado mediante una tacha, es también admisible que
mediante ella se enerve la eficacia probatoria al expedirse la sentencia
comparándola con otros medios probatorios...” (Casación Nro. 586-2001 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-082001, pág. 7620).
- “... La tacha deducida por la recurrente fue declarada inadmisible
en virtud a que los medios probatorios cuestionados por ella fueron
rechazados en la Audiencia Unica con arreglo al artículo ciento
noventa del Código Procesal Civil; por tanto, carecía de objeto el
trámite de la misma, de tal modo que dicho proceder, el mismo
que no se encuentra prohibido en el Código adjetivo [C.P.C.], no
afecta en forma alguna el derecho al debido proceso...” (Casación
Nro. 4318-01 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
31-05-2002, pág. 8784).
- “... No es dable que se proceda a la valoración de medios
probatorios que han sido materia de tacha por las partes, sin que
previamente se absuelva las cuestiones probatorias formuladas
contra los mismos...” (Casación Nro. 1696-02 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2003, págs.
10141-10142).
- “... La tacha planteada (...) se encuentra sin proveer y por tanto sin
ser admitida o rechazada, incumpliéndose lo dispuesto por el
Artículo trescientos uno del Código Procesal Civil e incurriéndose
en la causal de nulidad contemplada en el Artículo ciento
setentiuno del Código acotado” (Casación Nro. 1648-99 /
Apurímac, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 18-12-
1999, pág. 4336).
- “... El Juez de la causa, al tener en cuenta y valorar los
documentos, objeto de la tacha, se ha pronunciado sobre la eficacia
de dichos medios probatorios, lo que importa una desestimación de
la tacha planteada, que debió rechazar de plano (al no ser
sustentada con prueba)” (Casación Nro. 620-99 / Ayacucho,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19-101999, págs.
3775-3776).
- “... El actor dedujo cuestiones probatorias de tacha y oposición,
contra dos de los medios probatorios ofrecidos en su escrito de
646
contestación, reservándose su pronunciamiento para la sentencia
(...), no obstante ello, no han merecido pronunciamiento,
incurriéndose también en la causal de invalidez que debe ser
corregida” (Casación Nro. 846-99 / Cusco, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 20-10-1999, pág.
3783).
“... La resolución de vista ha sido expedida sin resolver la tacha [...], en
clara contravención del debido proceso, más aún si se tiene en cuenta que
en el escrito de apelación [...] se ha cuestionado lo analizado por el juez en
la sentencia respecto de la tacha, por lo que [...] dicha resolución de vista
adolece de nulidad prevista en el inciso 4° del artículo 122 del Código
Procesal Civil...” (Casación Nro. 1215-2007 / Cañete, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 29-02-2008, págs. 21639-21640).
- “... De autos se aprecia que el Juez omitió resolver la cuestión
probatoria referida [tacha contra documento], irregularidad que fue
advertida por la recurrente al interponer recurso de apelación
contra la sentencia de primera instancia, pese a ello la Sala de
Revisión incurrió en la misma omisión, lo que adquiere mayor
importancia, puesto que dicho Colegiado fundamentó su decisión
jurisdiccional, entre otros, en el cuestionado medio probatorio,
contraviniendo así lo establecido por el inciso cuarto del artículo
ciento veintidós del Código Procesal Civil; [...] habiéndose
infringido las normas que garantizan el derecho a un debido
proceso...” (Casación Nro. 2672-00 / Ica, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-07-2001, pág. 7336).
- “... Por Resolución [...] se declara infundada dicha tacha [contra
documentos], pues la actora no ha acreditado la invalidez de los
mismos, no siendo suficiente la simple invocación, posteriormente
dichos documentos han sido adjuntados legalizados; en la misma
Audiencia, el abogado de la accionante formula apelación,
concedida [...] sin efecto suspensivo y con la calidad de diferida;
[...] la sentencia de vista [...] omite pronunciarse sobre la apelación
concedida, incidiendo dicha tacha sobre la pretensión sustantiva,
por lo que es menester pronunciarse sobre la validez, invalidez o
falsedad de dichos instrumentos, para no afectar el derecho del
debido proceso y la doble instancia de los justiciables...” (Casación
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
Nro. 2600-00 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 30-04-2001, págs. 7200-7201).
- “... La resolución que confirmó el auto que declaró infundada la
tacha lo ha hecho de manera definitiva, por lo que no puede ser
invocada nuevamente en casación [...] los sustentos de la tacha...”
(Casación Nro. 2902-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 01-03-2001, págs. 7034-7035).
- “... Al haber sido desestimada la cuestión probatoria [tacha] debió
haberse valorado esta prueba documental...” (Casación Nro. 4249-
2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-04-
2007, págs.
19127-19128).
CAPITULO XVIII
1. SISTEMAS DE CONCILIACION
Monroy Cabra enseña que la conciliación puede ser de varias clases:
“a. Conciliación extrajudicial voluntaria;
b. Conciliación como una etapa previa obligatoria antes de iniciar un
proceso;
c. Conciliación como primera etapa obligatoria dentro del proceso, una
vez se haya constituido la relación jurídica procesal;
d. Conciliación como acto bilateral voluntario de las partes durante el
curso del proceso;
e. Conciliación para intentar resolver controversias de carácter interno, y
conciliación para facilitar la solución amigable de desavenencias
comerciales internacionales” (MONROY CABRA, 1995: 180).
648
En el ordenamiento jurídico peruano (en el ámbito del Derecho Procesal
Civil) existen los siguientes sistemas de conciliación:
A) Conciliación extrajudicial o previa o preprocesal: Se encuentra
legislada en la Ley Nro. 26872 y en su Reglamento: Decreto Supremo
Nro. 014-2008-JUS.
B) Conciliación judicial o procesal o intraprocesal: Cuyo marco
jurídico lo constituye el Capítulo I del Título XI de la Sección Tercera
del Código Procesal Civil.
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
2.1 Configuración
Según Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar,
la conciliación, en general, es “… la actividad desplegada ante un tercero por
las partes de un conflicto de intereses, dirigida a lograr una composición justa
del mismo. En este sentido el nombre no hace referencia al resultado que se
obtenga, sino al camino para lograrlo; no al status termini, sino al conjunto de
esfuerzos que se realizan para lograr la composición, aunque no se alcance
ésta” (MONTERO
AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR,
2003: 144). Tales autores agregan que “en sentido estricto la conciliación se
define como la comparecencia necesaria o facultativa de las partes en un
conflicto de intereses, ante una autoridad designada por el Estado, para que en
su presencia traten de solucionar el conflicto que las separa, regulada por el
ordenamiento jurídico que atribuye determinados efectos, asimismo jurídicos, a
lo en ella con-
venido” (MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO;
y BARONA VILAR, 2003: 144-145).
La conciliación extrajudicial, llamada también previa o preprocesal, es el
sistema o método tendiente a lograr, con intervención de un tercero llamado
conciliador, la avenencia entre las partes para así eliminar el conflicto de
intereses existente entre aquéllas, aconteciendo en momento anterior al inicio
del proceso (el mismo que no llegará a promoverse de haber acuerdo
conciliatorio en la totalidad de las pretensiones).
Según Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín, la conciliación
preprocesal “… es una forma de solucionar conflictos mediante la intervención
de un tercero que facilita la avenencia de las partes. El conciliador no decide,
sino que únicamente trata de propiciar una solución entre las partes” (GOMEZ
DE LIAÑO GONZALEZ; y PEREZ-CRUZ MARTIN, 2000, Tomo I: 314).
Para Manuel De la Plaza, la conciliación es “una verdadera actuación
preliminar, con la que se pretende evitar el proceso, llegando por su medio a la
composición amistosa de la litis en proyecto” (DE LA PLAZA, 1943, Tomo II:
130).
La conciliación extrajudicial tiene naturaleza preventiva por cuanto se
encamina a evitar la contienda procesal, y también extintiva, por dar término a
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3.1 Definición
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3.3 Oportunidad
Fornaciari indica que “... desde que existe una relación procesal puede
intentarse la concreción del acuerdo...” (FORNACIARI, 1988, Tomo II: 125).
Por disposición del artículo 323 del Código Procesal Civil, “las partes
pueden conciliar su conflicto de intereses en cualquier estado del proceso,
siempre que no se haya expedido sentencia en segunda instancia”.
El acuerdo a que lleguen los litigantes en momento posterior al indicado
precedentemente significará un acto ulterior a la sentencia que no afecta la
inmutabilidad propia de su calidad de cosa juzgada.
Como se aprecia, la conciliación judicial podrá tener lugar desde el inicio
del proceso (a partir de la interposición de la demanda o de la expedición del
auto admisorio, si se quiere) hasta antes de pronunciarse la sentencia de
segunda instancia.
3.4 Formalidad
En lo que atañe a las formalidades de la conciliación judicial, nuestro
ordenamiento jurídico procesal dispone lo siguiente:
- La conciliación se llevará a cabo ante un Centro de Conciliación
elegido por las partes; no obstante, si ambas partes lo solicitan, puede
el Juez convocarla en cualquier etapa del proceso (art. 324 -parte
inicial del primer párrafo- del C.P.C.).
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CAPITULO XIX
1. ALLANAMIENTO
1.1 Concepto
Lorca Navarrete estima que “el allanamiento es un acto jurídico-procesal
por el que se produce la conformidad con las pretensiones del actor” (LORCA
NAVARRETE, 2000: 203).
Gimeno Sendra apunta que “el allanamiento es un acto del demandado, por
el que, manifestando su conformidad con la pretensión formulada por el
demandante, pone fin al proceso, provocando la emisión de una resolución con
todos los efectos de la cosa juzgada” (GIMENO SENDRA, 2007: 254).
A decir de Prieto-Castro y Ferrándiz, “el allanamiento es una manifestación
de conformidad con la petición contenida en la demanda, hecha por el
demandado al contestar a ella o en otro momento. Por el allanamiento, el
demandado reconoce la existencia del derecho pretendido por el demandante”
(PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1980, Volumen 1: 220-221).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar
consideran que el allanamiento “es un acto procesal del demandado por el que
manifiesta su voluntad de no oponerse a la pretensión del actor o de abandonar
la oposición ya interpuesta, conformándose con la misma, provocando la
terminación del proceso con sentencia no contradictoria de fondo en la que se le
condenará” (MONTERO AROCA;
GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y BARONA VILAR, 2003:
369).
Gómez de Liaño González y Pérez-Cruz Martín definen al allanamiento de
esta manera: “... Comprende una declaración de voluntad aceptando la petición
concreta formulada por el demandante y que origina la conclusión del proceso
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... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO
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por ello factible que uno de los hijos mayores de edad se allane a la
demanda de exoneración de alimentos, continuando el proceso
con respecto a los demás demandados...” (Casación Nro. 2628-01 / Ancash,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, pág. 8260).
- “... El segundo párrafo del precitado dispositivo [art. 68 del C.P.C.]
establece que: ‘No es válida la designación o actuación de apoderados
conjuntos, salvo para los actos de allanamiento, transacción o
desistimiento’; disposición que, en armonía con lo establecido por el mismo
artículo sesentiocho, primer párrafo, de que: ‘Quien tiene capacidad para
comparecer por sí al proceso y disponer de los derechos que en él se
discuten, puede nombrar uno o más apoderados’; nos lleva a interpretar que
la prohibición de designación de apoderados conjuntos es aplicable cuando
existiendo más de un demandante o demando [sic -léase demandado-], se
nombran distintos apoderados por cada uno o grupo de demandantes o
demandados que se formen, pese a constituir, no obstante la pluralidad[,]
una misma parte, ya sea activa o pasiva; entendiéndose que lo que busca la
norma es mantener un orden para la correcta sustanciación del proceso...”
(Casación Nro. 3350-2006 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-01-2008, págs. 21354-21355).
- “... Conforme al artículo setenticinco del Código Procesal Civil se requiere
otorgamiento de facultades especiales para realizar el allanamiento de la
pretensión; tal otorgamiento se rige por el principio de literalidad...”
(Casación Nro. 2324-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-10-2007, págs. 20762-20764).
- “... El curador procesal se extralimitó en las funciones que le corresponden
al allanarse a la pretensión del demandante, por cuanto no existe norma
alguna que lo faculte expresamente a formular allanamiento; por tanto, éste
resulta improcedente. [...] Que, [...] la referida actuación del letrado
mencionado [que ejerce la representación legal de la codemandada en
calidad de curador procesal] no se condice con el deber [sic] de veracidad,
probidad, lealtad y buena fe, a que está obligado por mandato del artículo
ciento nueve del Código Procesal Civil, puesto que su actitud implica una
renuncia a la defensa de los intereses de su representada, aún antes de la
actuación de los medios probatorios [...]; por consiguiente, [...] corresponde
al Juez de la causa determinar la sanción correspondiente al mencionado
curador procesal, al amparo de lo preceptuado en los artículos cincuenta y
cincuentiuno del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2324-2006 /
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... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO
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... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO
1.2 Requisitos
Son requisitos del allanamiento los siguientes:
A) Debe ser expreso.
El allanamiento no se presume sino que tiene que ser explícito, preciso y
categórico, esto es, que de la declaración que se haga se desprenda
indubitablemente la voluntad de someterse a la pretensión planteada en
contra de quien lo practica. La necesidad de que el allanamiento sea
expreso está prevista en la primera parte del artículo 330 del Código
Procesal Civil.
B) Debe ser incondicional.
El allanamiento tiene que ser un acto puro y no sujetarse a condición
alguna. “... No debe contener reservas, ni limitaciones, ni reparos
procesales...” (FALCON, 1978: 248). De lo contrario, dicho acto se
desnaturalizaría al carecer de sus notas peculiares de sometimiento y
renuncia. C) Debe ser oportuno.
El demandado puede allanarse a la demanda en cualquier estado del
proceso, previo a la sentencia. Así lo establece el primer párrafo del
artículo 331 del Código Procesal Civil.
673
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
674
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO
civil: art. 102 del C.P.C.), el sucesor procesal (art. 108 del C.P.C.) y, en fin, todo
aquel que actúe como parte en un proceso.
Tienen potestad para allanarse a la pretensión las personas susceptibles de
comparecer por sí mismas a un proceso (que pueden disponer de los derechos
que en él se hacen valer) o sus representantes (convencionales, legales o
judiciales), siempre que éstos cuenten con facultades especiales o expresas para
ello o estén autorizados normativa o judicialmente para hacerlo. Es de destacar
que es válida la designación o actuación de apoderados judiciales conjuntos para
el acto de allanamiento (art. 68 -último párrafo- del C.P.C.).
En el litisconsorcio facultativo (que -según el art. 94 del C.P.C.- es aquel en
el que sus integrantes son considerados como litigantes independientes, por lo
que los actos de cada uno de ellos no favorecen ni perjudican a los demás, sin
que por ello se afecte la unidad del proceso) cualquiera de los litisconsortes
puede allanarse a la pretensión, produciendo efectos el allanamiento sólo
respecto a él. En este caso no se expedirá sentencia inmediata, sino que
proseguirá el proceso en relación a todos los litisconsortes, es decir, incluyendo
también al que se allanó. Esto obedece a cuestiones de orden procesal y al hecho
de que una sentencia dictada aisladamente para uno de los que integran la
relación procesal afectaría la unidad del proceso, produciéndose su
desarticulación. Si bien el allanamiento de un litisconsorte facultativo pone fin
al estado de controversia respecto de su persona, la sentencia respectiva se
dictará una vez concluido el proceso, en salvaguarda de la unidad de éste.
En el litisconsorcio necesario (que -según el art. 93 del C.P.C.- es aquel en
el que la decisión a recaer en el proceso afecta de manera uniforme a todos los
litisconsortes) el allanamiento debe provenir de todos los litisconsortes (art. 332
-inc. 6)- del C.P.C.).
1.4 Oportunidad
Por ser el allanamiento una postura típica frente a la demanda, se
acostumbra realizarlo al tiempo de contestarse aquélla, dentro del escrito
correspondiente de contestación. Constituye así una de las respuestas posibles
del demandado.
No obstante lo expresado, por el contenido mismo del acto es admisible el
allanamiento en momento posterior al señalado precedentemente y anterior al
dictado de la sentencia. Precisamente, el artículo 331 -primer párrafo- del
Código Procesal Civil dispone que “el demandado puede allanarse a la demanda
en cualquier estado del proceso, previo a la sentencia”. La oportunidad a que
675
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
hace referencia dicho numeral tiene que ver con el límite temporal máximo para
que sea eficaz el allanamiento, porque, a efecto tan sólo de la exoneración de
costas y costos, puede el sujeto allanarse a la pretensión dentro del plazo para
contestar la demanda (art. 413 -parte final- del C.P.C.).
1.5 Alcances
Según Gimeno Sendra, “… dicho acto de disposición (allanamiento) puede
ser total o parcial. Es total, cuando el demandado reconoce todas las
pretensiones, declarativas y de condena, del actor y manifiesta su disposición a
cumplir voluntariamente con todas las prestaciones. Es parcial, cuando dicho
reconocimiento se limita a determinadas pretensiones (así, ante una pretensión
mixta, el demandado reconoce la declarativa, pero no la de condena) y no a otras
o cuando existiendo una sola pretensión la conformidad se circunscribe a un
solo pronunciamiento (así a la principal de condena, pero no a la de pago de
intereses y costas)…” (GIMENO SENDRA, 2007: 255). “Tan solo el
allanamiento total produce la finalización anormal del procedimiento (…),
debiendo, en el parcial, continuar el procedimiento contra los demás” (GIMENO
SENDRA, 2007: 255).
El allanamiento puede ser total o parcial, ya sea desde el punto de vista
objetivo o subjetivo.
Habrá allanamiento parcial desde el ángulo objetivo cuando, existiendo
acumulación de pretensiones, el sujeto pasivo de la relación procesal renuncia
expresamente a oponerse a alguna o algunas de ellas, persistiendo el litigio en
cuanto a las demás. (El art. 331 -último párrafo- del C.P.C. permite el
allanamiento parcial).
Es preciso señalar que se hace referencia a la totalidad o parcialidad del
acto en su confrontación con el conjunto de pretensiones y no como una de las
características que lo informan. Es decir, cuando se habla de allanamiento total
se hace en relación a la abdicación del derecho de oposición frente a cierta
pretensión, pero, si las pretensiones llegan a ser varias por efecto de la
acumulación, entonces, el allanamiento será total en cuanto a una de ellas y
parcial respecto al conjunto.
En el plano subjetivo, será parcial el allanamiento siempre y cuando,
estando ante un litisconsorcio facultativo activo, el demandado se allane a la
pretensión planteada por alguno de los demandantes, o, si mediando un
litisconsorcio facultativo pasivo, alguno de los sujetos que lo conforman se
allana a la pretensión del demandante.
676
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO
1.6 Improcedencia
Existen casos en que el allanamiento resulta ineficaz, sobre todo cuando la
renuncia al derecho de oposición pone en peligro intereses ajenos o superiores a
los de las partes.
El allanamiento no es vinculante para el Juez, quien lo declarará procedente
o no, para lo cual tendrá que examinar o tener en cuenta si se observaron las
formalidades de ley, la renunciabilidad del derecho y el eventual perjuicio a
terceros, ya sea en el ámbito meramente privado o en su más amplia
significación. El análisis que efectúe el magistrado acerca del allanamiento se
extiende a la conducta de los sujetos procesales, tratando así de determinar si
existe simulación de por medio, dolo o fraude procesal. En resumen, debe el
Juez merituar la procedencia del allanamiento y decidir en consecuencia, bien
admitiéndolo o bien rechazándolo.
El artículo 332 del Código Procesal Civil está referido a la improcedencia
del allanamiento y establece que:
“El Juez declara improcedente el allanamiento y ordena la continuación del
proceso cuando:
1. El demandado no tiene capacidad para disponer del derecho en
conflicto;
2. El apoderado o representante del demandado carece de facultad para
allanarse;
3. Los hechos admitidos requieren ser probados por otros medios, además
de la declaración de parte;
4. El conflicto de intereses afecta el orden público o las buenas
costumbres;
5. El conflicto de intereses comprende derechos indisponibles;
6. Habiendo litisconsorcio necesario, el allanamiento no proviene de
todos los demandados;
7. Presume la existencia de fraude o dolo procesal;
8. Advierte que la sentencia a dictarse va a surtir efecto frente a tercero
no emplazado; o
677
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
1.7 Efectos
El allanamiento, como acto unilateral de disposición que es, se perfecciona
sólo con la declaración de voluntad de quien lo realiza, sin que se precise del
consentimiento de la contraparte (lo cual no obsta que la última pueda
observarlo, especialmente si no reúne los requisitos para su configuración o por
otras consideraciones que lo desnaturalizan y, por ende, la perjudican en vez de
beneficiarla). En consecuencia, producido el allanamiento y no encontrándose
afecto a ninguna causal de improcedencia (por lo que es declarado procedente),
se afecta el estado de controversia, el mismo que desaparece, correspondiendo la
expedición inmediata de la sentencia. “... Ese acto volitivo (allanamiento)
tenderá a eliminar el contraste de voluntades y obviamente incidirá en el
contenido de la sentencia” (FORNACIARI, 1987, Tomo I: 113).
Realizado el allanamiento, quien lo hizo abdicó a su derecho de
contradicción, sometiéndose a la pretensión planteada por el demandante.
Declarada la procedencia de dicho acto dispositivo, ello no significa la extinción
de la pretensión, la que se mantiene intacta, aunque tiene ahora mayor
consistencia debido a la falta de oposición. La pretensión no resulta afectada con
el allanamiento, por haberse eliminado con él únicamente el estado de
controversia entre las partes. Será imprescindible la emisión de la sentencia para
que se logren los efectos deseados por el actor al plantear su pretensión, estando
él interesado en la declaración de certeza y la condena respectiva, y también,
claro está, en la obtención de la cosa juzgada con la imposibilidad que ella
conlleva de revisar el asunto nuevamente. El allanamiento, una vez declarado
procedente, carece, pues, de fuerza decisoria y, además, no exime al magistrado
de dictar sentencia.
El artículo 333 del Código Procesal Civil preceptúa al respecto que
“declarado el allanamiento, el Juez debe expedir sentencia inmediata, salvo que
éste no se refiera a todas las pretensiones demandadas”. Esto último significa
que el proceso seguirá su curso en caso de allanamiento parcial (lo que incluye
la hipótesis del allanamiento del actor respecto de la reconvención). Dicho
numeral es concordante con el inciso 3) del artículo 322 del Código adjetivo, el
cual señala que concluye el proceso con declaración sobre el fondo cuando el
demandado se allana al petitorio.
678
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO
2. RECONOCIMIENTO
679
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
2.1 Configuración
El reconocimiento strictu sensu es el instituto procesal mediante el cual el
sujeto que lo practica declara expresamente que acepta no sólo la pretensión,
sino también la certeza o autenticidad de los hechos y la fundamentación
jurídica en que dicha pretensión se sustenta.
Según Gelsi Bidart, “... sería un acto declarativo del demandado,
reconociendo, señalando su conformidad o indicando que entiende fundada
(fundabilidad de) la pretensión. Un acto declarativo de la conformidad, de hecho
y de derecho, de ésta, con la realidad y con el orden jurídico que le es
aplicable...” (GELSI BIDART, 1975: 501).
Para Fornaciari, “... el reconocimiento implica siempre admitir la existencia
de una determinada relación jurídica...” (FORNACIARI, 1987, Tomo I: 155).
Como bien sostiene Fornaciari, “... aunque el allanamiento sea continente
del reconocimiento, éste no será siempre configurativo de aquél...”
(FORNACIARI, 1987, Tomo I: 155). En efecto, es posible que el sujeto
procesal reconozca o admita como ciertos los hechos en los que se funda la
pretensión, pero decide no someterse a ésta por considerar que existen
fundamentos jurídicos para oponerse a ella, lo cual se da, por ejemplo, cuando
se alega la no exigibilidad de la prestación debido al beneficio de excusión, la
prescripción de la acción o la caducidad del derecho (que afectan
indudablemente la relación jurídica obligacional), etc. Se puede, entonces,
reconocer los hechos y desconocer el derecho oponiéndose a la pretensión por
cuanto la certeza acerca del hecho constitutivo alegado por el actor en su escrito
de demanda no significa necesariamente que la norma legal invocada como
fundamento de su pretensión sea la que en realidad corresponda aplicar ni que
tenga el precepto normativo el alcance que el demandante le asigna. De esta
manera el sujeto pasivo de la relación jurídica procesal reconoce los hechos
como ciertos, pero les confiere una significación jurídica distinta a la del actor.
El ejemplo más claro de esto lo constituyen las denominadas causas de puro
derecho (en que el debate se circunscribe a cuestiones de orden jurídico).
El Código Procesal Civil, en el primer párrafo de su artículo 330, establece
al respecto que el demandado puede expresamente reconocer la demanda, en
cuyo caso, “... además de aceptar la pretensión, admite la veracidad de los
hechos expuestos en la demanda y los fundamentos jurídicos de ésta”. Como se
puede observar, dicho numeral dispone como elementos tipificantes del
reconocimiento los siguientes:
680
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO
- Aceptación de la pretensión.
2.2 Oportunidad
El reconocimiento puede representar una posición típica que el demandado
puede adoptar frente a la demanda (o que el actor puede tener en relación a la
reconvención), por lo que suele acontecer en la etapa postulatoria del proceso, al
tiempo de contestarse aquélla (o la reconvención, tratándose del demandante).
Sin embargo, por el contenido mismo del acto, se admite el reconocimiento
producido en momento posterior al indicado líneas arriba y anterior a la
expedición del fallo. Al respecto, el primer párrafo del artículo 331 del Código
adjetivo establece que “el demandado puede allanarse a la demanda en cualquier
681
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
2.3 Alcances
Se dice que el reconocimiento puede ser completo o incompleto, cuando
conjuntamente con él se da cumplimiento a la prestación exigida o no se cumple
ésta en forma simultánea, respectivamente.
El reconocimiento, considerado en sí mismo, es, por lo general, total, al
comprender no sólo a la pretensión formulada en contra de quien lo realiza, sino
también los hechos expuestos en la demanda y la fundamentación jurídica, los
cuales son admitidos expresamente. Pese a ello, nada obsta que pueda
producirse un reconocimiento parcial, que se materializará cuando el
reconocimiento de los hechos y de su fundamento legal esté referido a una o
más pretensiones (no a todas), también reconocidas o aceptadas. Esto último se
desprende de la parte final del artículo 331 del Código Procesal Civil, el cual
dispone que “procede el allanamiento respecto de alguna de las pretensiones
demandadas”. Dicho numeral es aplicable para el caso del reconocimiento por
mandato del último párrafo del artículo 330 del Código Procesal Civil que
establece que “el reconocimiento se regula por lo dispuesto para el
allanamiento”.
2.4 Improcedencia
La aceptación de las pretensiones, así como de los hechos y fundamentos
jurídicos contenidos en la demanda, en que consiste el reconocimiento, no le
vincula al Juez, quien se encuentra obligado a examinarlo y rechazarlo, si se está
ante alguna de las causales de improcedencia contempladas en el artículo 332
del Código Procesal Civil. Según este numeral (referido al allanamiento y
aplicable al reconocimiento por regularse éste de acuerdo a las normas de aquél:
art. 330 -último párrafo- del C.P.C.), el reconocimiento será declarado
improcedente por el Juez (continuándose con el proceso) cuando:
682
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO
2.5 Efectos
El reconocimiento, como acto unilateral de disposición que es, se
perfecciona sólo con la declaración de voluntad de quien lo realiza, sin que sea
necesaria la anuencia de la parte contraria (lo cual no impide que la última
pueda hacer reparos, sobre todo si no reúne los requisitos para su configuración
o contiene innovaciones respecto del planteamiento fáctico y jurídico expresado
en la demanda). Por lo tanto, realizado el reconocimiento, si no le afectase
causal alguna de improcedencia, desaparecerá el estado de controversia,
expidiéndose la sentencia inmediatamente después de la resolución que lo
declara procedente.
El reconocimiento no extingue la pretensión, manteniéndose ésta intacta
aunque adquiere mayor fundamento a causa precisamente no sólo de su
aceptación sino también de la de los hechos y de la normatividad alegados en la
demanda. El reconocimiento -aun si es declarado procedente- no tiene carácter
imperativo o decisorio, siendo imprescindible la expedición de la sentencia para
la adquisición de los efectos deseados por el actor al formular su demanda, vale
683
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
684
... CONCLUSION DEL PROCESO: ALLANAMIENTO Y RECONOCIMIENTO
685
CAPITULO XX
1. CONCEPTO
Monroy Cabra conceptúa a la transacción como “... el acto dispositivo en
que una de las partes cede cierta porción del derecho que cree tener. Pero es
natural que la transacción no puede referirse sino a cuestiones dudosas o
controvertidas...”
(MONROY CABRA, 1979: 391).
En palabras de Devis Echandía, “la transacción es un contrato por el cual
las partes convienen en resolver un litigio de común acuerdo y en forma
definitiva, antes o después de iniciado el proceso civil...” (DEVIS ECHANDIA,
1985, Tomo II: 651).
Eduardo Pallares define a la transacción como “... un contrato bilateral,
oneroso, consensual y conmutativo, por medio del cual se pone fin a un juicio o
se previene uno futuro...” (PALLARES, 1979: 111).
Para Lino Palacio, “la transacción opera como acto extintivo no sólo de la
obligación y del correlativo derecho litigioso, sino también del proceso
promovido a raíz del litigio” (PALACIO, 1979, Tomo V: 552).
Según Fornaciari, “... la transacción es un contrato, que si bien puede
extinguir obligaciones, tendrá por finalidad principal dirimir controversias”
(FORNACIARI, 1988, Tomo II: 5). Señala, además, dicho autor que “... habrá
transacción cuando exista un estado de controversia al que las partes, mediante
la concreción de un acto jurídico de naturaleza contractual, pondrán fin
haciéndose concesiones recíprocas” (FORNACIARI, 1988, Tomo II: 5).
Fornaciari, como se aprecia, concibe a la transacción como un contrato de
implicancias procesales, sobre todo cuando afirma que “un contrato es siempre
un acuerdo de voluntades destinado a crear, modificar y extinguir derechos.
Pero también es la conducta que cumplen las partes y que estaba prevista en
dicho acuerdo, es un proyecto existencial. Desde este punto de vista, la
programación de conductas será siempre un contrato independientemente de su
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FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION
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FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION
2. ELEMENTOS
Son elementos de la transacción los siguientes:
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
3. OBJETO
Constituye objeto de la transacción la situación o relación jurídica
sustantiva materia de controversia.
698
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION
La transacción debe recaer sobre un objeto cierto. Este tiene que ser,
además, real o posible, es decir, que exista al tiempo de su celebración o que sea
susceptible de existir en el futuro. El objeto de la transacción debe ser también
lícito, esto es, no tiene que ser indisponible, ni estar fuera del comercio, ni ser
contrario al orden público o a las buenas costumbres. Por último, debe ser
determinado o determinable.
El artículo 1305 del Código Civil establece que “sólo los derechos
patrimoniales pueden ser objeto de transacción”.
El Código Civil agrega, en su artículo 1306, que “se puede transigir sobre la
responsabilidad civil que provenga de delito”.
4. CONTENIDO
El artículo 1303 del Código Civil se refiere al contenido de la transacción en
los siguientes términos: “La transacción debe contener la renuncia de las partes a
cualquier acción que tenga una contra otra sobre el objeto de dicha transacción”.
Es evidente que la transacción debe contener, además, en detalle, todo lo
relacionado al convenio y sus alcances, razón por la cual dicho precepto omite
su mención.
5. INDIVISIBILIDAD
El artículo 1310 del Código Civil trata sobre la indivisibilidad de la
transacción señalando que:
“La transacción es indivisible y si alguna de sus estipulaciones fuese nula o
se anulase, queda sin efecto, salvo pacto en contrario.
En tal caso se restablecen las garantías otorgadas por las partes pero no las
prestadas por terceros”.
Es, pues, indivisible la transacción. La invalidez de alguna de sus cláusulas
acarrea la nulidad de aquélla, salvo que las partes convengan lo contrario. El
artículo 1310 del Código Civil (citado precedentemente) constituye una
excepción a lo dispuesto en el artículo 224 del citado cuerpo de leyes, referido a
los efectos de la nulidad parcial del acto jurídico, que no lo invalida en los casos
allí señalados.
699
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
8. OPORTUNIDAD DE LA TRANSACCION
Como se dijera, la transacción extrajudicial es la que acontece fuera del
proceso. Ahora bien, puede tener lugar antes de su inicio, cuando las partes
deciden sobre algún asunto dudoso o litigioso evitando el pleito que podría
promoverse, o durante su trámite, transigiendo los interesados fuera del juicio,
es decir, sin intervención del Juez. Para este último supuesto -siempre que el
acuerdo transaccional se incorpore a los autos- y para la transacción judicial es
de aplicación el artículo 334 del Código Procesal Civil, referido a la oportunidad
de la transacción, que establece lo siguiente: “En cualquier estado del proceso
las partes pueden transigir su conflicto de intereses, incluso durante el trámite
del recurso de casación y aún cuando la causa esté al voto o en discordia”.
Se puede apreciar que la transacción podrá llevarse a cabo hasta antes que
quede firme la sentencia. Una vez producida tal situación no procede su
realización. El eventual acuerdo al que lleguen las partes, posterior al fallo final,
no afecta su inmutabilidad (influyendo tan sólo en su cumplimiento) y no
tendrá, por lo demás, la calidad de transacción (art. 339 del C.P.C.).
9. FORMALIDAD DE LA TRANSACCION
La transacción es un contrato solemne que reviste las siguientes formali-
dades:
- Debe ser realizada por las partes (que tengan plena capacidad
dispositiva sobre el objeto de la transacción) o quienes en su nombre
tengan facultad expresa para hacerlo, pudiendo actuar los últimos
individual o conjuntamente (primera parte del art. 335 del C.P.C. y
último párrafo del art. 68 del C.P.C.). Los representantes de ausentes o
700
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION
incapaces pueden transigir con aprobación del Juez, quien para este
efecto oirá al Ministerio Público y al consejo de familia cuando lo haya
y lo estime conveniente (art. 1307 del C.C.). Los Poderes Legislativo,
Ejecutivo y Judicial, el Ministerio Público, los órganos
constitucionales autónomos, los Gobiernos Regionales y Locales y las
universidades, sólo pueden transigir previa aprobación expresa de la
autoridad o funcionario competente (primer párrafo del art. 336 del
C.P.C.).
- Debe hacerse por escrito, bajo sanción de nulidad, o por petición al
Juez que conoce el litigio (art. 1304 del C.C.). Asimismo, los
intervinientes tienen que precisar su contenido y legalizar sus firmas
ante el Secretario respectivo (última parte del primer párrafo del art.
335 del C.P.C.).
- En caso de haber proceso abierto y los litigantes transigieran fuera de
éste (transacción extrajudicial), presentarán el documento que contiene
la transacción (convirtiéndose así en transacción judicial), legalizando
sus firmas ante el Secretario respectivo en el escrito en que la
acompañan, requisito que no será necesario cuando la transacción
conste en escritura pública o documento con firma legalizada (de
acuerdo a lo dispuesto en el segundo párrafo del art. 335 del C.P.C.).
701
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: TRANSACCION
703
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
constar en documento público y ser exigible también en la vía del proceso único
de ejecución.
704
CAPITULO XXI
1. SIGNIFICADO
El desistimiento como acto jurídico procesal representa una manifestación
de voluntad unilateral encaminada a dejar sin efecto algún acto procesal o el
proceso o a renunciar a la pretensión. Advertimos que la declaración de quien se
desiste es de carácter unilateral, presentándose en el desistimiento una nota de
bilateralidad sólo en lo concerniente a su eficacia (como cuando se exige la
conformidad del adversario o, al menos, su silencio -rebeldía-, tratándose del
desistimiento del proceso, o cuando se requiere que sea convencional el
desistimiento de la pretensión, si se hubiera expedido ya sentencia de primera
instancia, operando esta última forma de desistimiento siempre que tal
resolución no hubiese quedado firme todavía, en razón de la inmutabilidad
derivada del instituto de la cosa juzgada que no puede ser afectada ni siquiera
por acuerdo de las partes).
El desistimiento implica el apartamiento voluntario y expreso (no hay
desistimiento tácito) que uno de los sujetos procesales hace del proceso o
también la renuncia a algún acto procesal o, inclusive, a la pretensión.
Prácticamente se tiene por equivalentes los términos desistimiento y renuncia.
El Código Procesal Civil considera al desistimiento (del proceso y de la
pretensión) como una forma especial -en relación a la sentencia- de conclusión
del proceso, regulándolo en el Capítulo IV (“Desistimiento”) del Título XI
(“Formas especiales de conclusión del proceso”) de su Sección Tercera
(“Actividad procesal”), en los artículos 340 al 345.
2. CLASES
Del artículo 340 del Código Procesal Civil se desprenden tres clases o tipos
de desistimiento, a saber:
A) Desistimiento del proceso.
705
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
2.1.1 Definición
El desistimiento del proceso, denominado también desistimiento o renuncia
al estado de litispendencia (según la doctrina alemana) o renuncia a los actos del
juicio (según cierto sector de la doctrina italiana) o desistimiento de la acción o
de la instancia o de la demanda, es aquel acto jurídico procesal a través del cual
el demandante manifiesta expresamente su voluntad de apartarse del proceso
(quedando incólume su pretensión), terminando de este modo la relación
jurídica procesal (siempre que reúna dicho acto los requisitos de ley y sea
declarado eficaz por el Juez, y, además, que no haya de por medio reconvención
formulada por el demandado). Dicha clase de desistimiento podrá provenir
también del demandado si el actor se desistió del proceso y, subsistiendo la
relación jurídica procesal en virtud de la reconvención planteada por el
demandado, éste posteriormente expresa su voluntad de desistirse del proceso.
En opinión de Monroy Gálvez, por el desistimiento del proceso “... el actor
renuncia a todos los derechos que haya obtenido en el curso de la relación
jurídica procesal, es decir, en lo que va de recorrido el proceso...” (MONROY
GALVEZ, 1987: 163).
Fairén Guillén anota que “el desistimiento del actor es un abandono, hecho
por él, de su demanda y, con ella, de la primera instancia judicial que produjo,
sin que por esto se extinga su derecho de acceder a los tribunales ulteriormente
formulando la misma pretensión” (FAIREN GUILLEN, 1990: 201).
Goldschmidt denomina desistimiento de la demanda (o del proceso) a “... la
declaración de la voluntad de terminar la litispendencia...” (GOLDSCHMIDT,
1936: 377).
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner entienden al desistimiento de la acción (o
del proceso) como “... un modo anormal de terminación de los procesos cuando
ambas partes manifiestan su voluntad de darlo por extinguido, o el actor
requiere al juez que lo dé por terminado” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y
WAGNER, 1990: 300).
Finalmente, Gómez de Liaño González le da al instituto en análisis esta
significación: “Es un acto procesal del demandante, por el cual abandona el
706
FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: DESISTIMIENTO
2.1.2 Legitimación
“¿Quién puede desistir? El titular de aquello que se desiste o a lo que se
renuncia: derecho, acción, ejercicio de la acción ante determinado Juez, acto
realizado. Parece claro que lo unilateral predomina cuando se trata del derecho
sustantivo del que es titular exclusivo el renunciante, o si se trata de la acción,
que obviamente en su dirección y sentido peculiar sólo corresponde al propio
titular (a menos que resulten ésta o aquél indisponibles por decisión legal); o, en
el otro extremo, si se renuncia a un acto unilateral del proceso, siempre que éste
no haya proseguido y se encuentre en una etapa de superación del acto, de tal
modo que renunciar al mismo carezca de trascendencia” (GELSI BIDART,
1975: 499).
Tiene legitimidad para desistirse del proceso la parte demandante o su
representante (convencional, legal o judicial). Por tratarse dicho instituto
procesal de un acto de disposición (así no elimine la pretensión), deberá el
último de los nombrados contar con facultades especiales (de conformidad con
el artículo 75 del Código Procesal Civil) o estar autorizado legal o judicialmente
para hacerlo.
Es de destacar que para el acto de desistimiento del proceso será válida la
actuación conjunta de los apoderados judiciales que hubiesen sido designados
por quien tiene capacidad para comparecer por sí mismo al proceso (esto es, la
persona que puede disponer de los derechos que en él se hacen valer), si éste así
lo dispuso (ello de acuerdo a lo previsto en el artículo 68 -último párrafo- del
Código Procesal Civil). Esto significa que, de haber ordenado el interesado la
actuación conjunta de apoderados judiciales en caso de desistimiento del
proceso y producirse, no obstante, la actuación individual de alguno de ellos,
dicho acto procesal no surtirá ningún efecto, siendo a todas luces ineficaz.
Los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, el Ministerio Público, los
órganos constitucionales autónomos, los Gobiernos Regionales y Locales y las
universidades (en realidad sus representantes), sólo podrán desistirse del proceso
previa autorización expresa de la autoridad o funcionario competente. Así lo
establece el artículo 336 del Código Procesal Civil.
También se encuentra legitimada la parte demandada para desistirse del
proceso. Esta situación se da cuando, habiendo ella formulado reconvención, el
707
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
2.1.3 Oportunidad
Aun si no se hubiera producido el traslado de la demanda será factible el
desistimiento del proceso, si es propuesto por el actor una vez presentada dicha
demanda y antes de que se corra su traslado, porque, si bien no está conformada
plenamente la relación procesal, con la interposición de aquélla se da comienzo
a tal relación, representando así la presentación de la demanda su primera
manifestación.
Similar parecer tiene Fornaciari cuando dice que “... se puede desistir de los
actos del proceso (es decir, del proceso) desde que existe, aun en su mínima
expresión, relación procesal. Si ésta no está integrada totalmente, bastará la
manifestación del actor. Si medió traslado de la demanda se requerirá la
conformidad del demandado” (FORNACIARI, 1987, TOMO I: 35).
Luego de haber visto el momento a partir del cual puede formularse el
desistimiento del proceso, toca determinar hasta cuando resulta oportuno este
último.
El primer párrafo del artículo 342 del Código Procesal Civil, referido
precisamente a la oportunidad del desistimiento, preceptúa que el desistimiento
del proceso “... se interpone antes que la situación procesal que se renuncia haya
producido efecto”. Esto significa que será posible proponer el desistimiento del
proceso hasta antes que éste concluya, pues una vez finalizado será
ostensiblemente extemporáneo.
Es de subrayar que lo expuesto no significa que podrá acontecer el
desistimiento del proceso únicamente en momento inmediatamente anterior al
de aquel en que la sentencia quede firme, sino que la regla se hace extensible a
toda resolución que pueda poner fin al proceso ya que éste no es susceptible de
terminar tan sólo con la sentencia.
2.1.4 Formalidad
Todo tipo de desistimiento (incluyéndose el del proceso) tiene que ser
expreso y no tácito. Es preciso en el desistimiento una expresión de voluntad
cierta y categórica (que no deje dudas) en un determinado sentido. El
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FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: DESISTIMIENTO
2.1.5 Efectos
El desistimiento del proceso constituye una renuncia de consecuencias
eminentemente procesales al incidir casi de manera exclusiva sobre la relación
procesal y no sobre el derecho material que se ventila en juicio. Sin embargo,
dicho derecho puede ser afectado a causa del desistimiento del proceso en lo que
concierne al plazo de prescripción extintiva o liberatoria. Ello es así si se tiene
en cuenta que el emplazamiento válido con la demanda produce como efecto
-entre otros- la interrupción de la prescripción extintiva (art. 438 -inc. 4)- del
C.P.C.) y que, por disposición del artículo 439 -inc. 1)- del Código Procesal
Civil (concordante con el art. 1997 -inc. 2)- del C.C.), queda sin efecto la
interrupción de la prescripción cuando el demandante se desiste del proceso. El
desistimiento del proceso representa, entonces, una causal de ineficacia de la
interrupción de la prescripción.
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner aseguran que “formulado el desistimiento de
la acción (o del proceso), el juez debe disponer la extinción del proceso y el
archivo de las actuaciones, imponer las costas en la forma que corresponda y
regular los honorarios de los profesionales que hayan intervenido” (ALVAREZ
JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1990: 300). Concluyen Alvarez Juliá, Neuss y
Wagner diciendo que “... esta clase de desistimiento no obsta a que la cuestión
de fondo sea planteada nuevamente en un proceso posterior, salvo que se haya
709
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
2.2.1 Noción
El desistimiento de actos procesales no está referido a la totalidad de éstos
sino sólo a alguno o algunos de ellos, porque de lo contrario estaríamos ante el
“desistimiento de los actos del juicio”, expresión con que suele denominarse
también al desistimiento del proceso.
El desistimiento de actos procesales viene a ser una subdivisión del
desistimiento estrictamente procesal por cuanto nuestro ordenamiento jurídico lo
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FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: DESISTIMIENTO
legisla conjuntamente con el último (art. 340 -inc. 1)- del C.P.C.). Desistirse de
un acto procesal supone la manifestación de voluntad dirigida a renunciar o
dejar sin efecto un recurso u otro medio impugnatorio, excepción, cuestión
probatoria, etc. De esto puede inferirse que dicha clase de desistimiento no está
reservado al actor sino que opera también en cuanto al demandado y a los
terceros legitimados.
Para Casarino Viterbo, el desistimiento de un acto del procedimiento (o
acto procesal) “... sólo significa la extinción del derecho a que el acto se refiere,
pudiendo, incluso, el desistimiento de un acto procesal emanar tanto del
demandante como del demandado...” (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III:
322).
El desistimiento de actos procesales es una declaración de voluntad expresa
y concreta, no pudiendo ser manifestada tácita o genéricamente. Es también un
acto puro porque no admite condición alguna u otra modalidad (como el plazo y
el cargo) aplicable a los actos jurídicos de naturaleza sustantiva. Es, finalmente,
unilateral, no sólo por tratarse el desistimiento de actos procesales de una
declaración de origen individual o emanada de un sujeto procesal considerado
aisladamente, sino, además, por no requerir (a diferencia del desistimiento del
proceso) de la conformidad del adversario (esto no significa que no pueda ser
impugnado).
2.2.2 Legitimación
Cuentan con legitimidad para desistirse de actos procesales las partes o sus
representantes (convencionales, legales o judiciales). Por configurar dicho
instituto procesal un acto dispositivo, quien represente a la parte que se desiste
de algún (algunos) acto (s) procesal (es) deberá tener facultades especiales (con
arreglo al artículo 75 del Código Procesal Civil) o estar autorizado legal o
judicialmente para hacerlo.
Puntualizamos que en el desistimiento de algún (algunos) acto (s) procesal
(es) será válida la actuación conjunta de los apoderados judiciales que hubieren
sido designados por el poderdante para obrar de esa forma (de acuerdo a lo
contemplado en el artículo 68 -último párrafo- del Código Procesal Civil). Esto
quiere decir que si hubiese dispuesto el interesado la actuación conjunta de
apoderados judiciales para desistirse de un determinado acto procesal (o de
varios) y se produjera, pese a ello, la actuación aislada de alguno de los
apoderados, tal acto de disposición resultará ineficaz, no surtiendo, en
consecuencia, ningún efecto.
711
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
2.2.3 Oportunidad
El artículo 342 -primer párrafo- del Código Procesal Civil versa sobre la
oportunidad del desistimiento de un acto procesal (y del proceso), estableciendo
que puede interponerse éste “antes que la situación procesal que se renuncia
haya producido efecto”. Así, por ejemplo, se podrá desistir: a) de un recurso
presentado hasta tanto no quede firme la resolución que se impugna (porque, de
ser así, adquiriría la calidad de cosa juzgada y, por ende, de inmutable, siendo el
desistimiento notoriamente inútil o ineficaz); b) de la reconvención planteada,
hasta que no quede firme la sentencia que la resuelva; c) del allanamiento
formulado, si aún no es declarado; d) de la excepción deducida, mientras no se
sanee la relación procesal o no se suspenda o anule lo actuado y se dé por
concluido el proceso (según el caso); e) de un medio de prueba ofrecido,
mientras no se produzca su actuación; etc.
2.2.4 Formalidad
Por ser un acto de renuncia o disposición se exige para el desistimiento de
actos procesales una serie de formalidades. Así, según el artículo 341 del
Código Procesal Civil:
- El desistimiento no se presume (es decir, la manifestación de voluntad
en ese sentido tiene que ser expresa).
- Debe constar por escrito, debiéndose precisar el contenido y alcance
del desistimiento (esto es, la declaración no debe ser genérica sino
específica y categórica, determinando claramente cuál es el acto al que
se renuncia).
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FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: DESISTIMIENTO
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
2.3.2 Legitimación
Tiene legitimidad para desistirse de la pretensión la parte demandante o su
representante (convencional, legal o judicial). Por ser dicha clase de
desistimiento un acto dispositivo, deberá el último de los nombrados contar con
facultades especiales (a que se contrae el artículo 75 del Código Procesal Civil)
o estar autorizado legal o judicialmente para hacerlo.
Es de subrayar que para el acto de desistimiento de la pretensión será válida
la actuación conjunta de los apoderados judiciales que hubiesen sido designados
por quien tiene capacidad para comparecer por sí mismo al proceso (es decir, la
persona que puede disponer de los derechos que en él se hacen valer), si éste así
lo dispuso (de conformidad con lo señalado en el artículo 68 -último párrafo- del
Código Procesal Civil). Esto supone que, de haber establecido el poderdante la
actuación conjunta de los apoderados judiciales en caso de desistimiento de la
pretensión y producirse, sin embargo, la actuación individual o aislada de
alguno de ellos, tal acto procesal no surtirá ningún efecto.
Los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, el Ministerio Público, los
órganos constitucionales autónomos, los Gobiernos Regionales y Locales y las
universidades (en realidad sus representantes), sólo podrán desistirse de la
pretensión previa autorización expresa de la autoridad o funcionario competente.
Así lo ordena el numeral 336 del Código Procesal Civil.
La parte demandada, al igual que el actor, se encuentra legitimada para
desistirse de la pretensión. Esta situación tiene lugar cuando, habiendo ella
planteado reconvención, se desiste precisamente de la pretensión reconvencional
dirigida contra el accionante.
2.3.3 Oportunidad
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2.3.4 Formalidad
Todo tipo de desistimiento (lo que incluye al de la pretensión) debe ser
expreso y no tácito. No se presume. Se requiere en el desistimiento una
expresión de voluntad referida cierta e indubitablemente a renunciar algo (en el
caso particular a la pretensión). El desistimiento es un acto formal, además,
porque debe constar por escrito y legalizarse la firma del proponente ante el
auxiliar jurisdiccional (artículo 341 del Código Procesal Civil). En él no se
admite como contenido ninguna condición u otra modalidad que sí puede
estipularse en los actos jurídicos sustantivos ya que se trata de un acto
enteramente puro.
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CAPITULO XXII
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FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSION DEL PROCESO: ABANDONO
2. PRESUPUESTOS
Son presupuestos del abandono o caducidad de instancia los que a
continuación se indican:
A) Existencia de una instancia.
B) Inactividad procesal.
C) Transcurso del plazo legal del abandono.
D) Resolución judicial declarativa.
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abandono opera al transcurrir el plazo respectivo, ello no quiere decir que surta
en dicho momento procesal todos sus efectos ya que bien puede darse el caso de
la convalidación o purga de la caducidad, hipótesis a la que se contrae el
segundo párrafo del artículo 348 del Código Procesal Civil el cual preceptúa que
“no hay abandono si luego de transcurrido el plazo, el beneficiado con él realiza
un acto de impulso procesal”. Para concluir, esta convalidación (tácita) no será
posible si se hubiese emitido la resolución declarando el abandono (por eso es
que decimos que dicha declaración le da a la caducidad de la instancia plena
eficacia).
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modo normal, a través de la sentencia, y la extinción del mismo, esta vez a causa
de una forma especial o excepcional de conclusión como es el abandono.
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“El abandono pone fin al proceso sin afectar la pretensión. Sin embargo, su
declaración impide al demandante iniciar otro proceso con la misma
pretensión durante un año, contado a partir de la notificación del auto
que lo declare. Asimismo, restituye las cosas al estado que tenían antes
de la demanda.
Si por segunda vez, entre las mismas partes y en ejercicio de la misma
pretensión, se declara el abandono, se extingue el derecho pretendido y
se ordena la cancelación de los títulos del demandante, si a ello hubiera
lugar”.
En cuanto al material probatorio, éste no resulta afectado a causa del
abandono del proceso, conservando su mérito si es suministrado en otras
contiendas judiciales. El artículo 352 del Código Procesal Civil versa
precisamente sobre los medios probatorios en el proceso abandonado,
estableciendo que “las pruebas actuadas en un proceso extinguido por abandono
son válidas y pueden ser ofrecidas en otro proceso”. Aquí estamos frente a la
figura de la prueba trasladada regulada específicamente por el artículo 198 del
Código Procesal Civil, el cual dispone lo siguiente: “Las pruebas obtenidas
válidamente en un proceso tienen eficacia en otro. Para ello, deberán constar en
copia certificada por el auxiliar jurisdiccional respectivo y haber sido actuadas
con conocimiento de la parte contra quien se invocan. Puede prescindirse de este
último requisito por decisión motivada del Juez”.
Por otro lado, consentida o ejecutoriada la resolución que declara el
abandono del proceso, quedan sin efecto las medidas cautelares, y se archiva el
expediente. Así lo ordena el artículo 347 del Código Procesal Civil, que, en
nuestra opinión, resulta innecesario por ser innegable que toda cuestión
accesoria sigue la suerte del principal; por consiguiente, caducada la instancia
todo trámite incidental existente también fenece conjuntamente con ella.
En lo que respecta a la prescripción extintiva, producida su interrupción a
causa del emplazamiento válido con la demanda (art. 438 -inciso 4)- del C.P.C.)
queda sin efecto aquélla cuando se produce el abandono del proceso (art. 439
-inciso 2)- del C.P.C.). Así es, declarado el abandono, la prescripción
interrumpida sigue transcurriendo, tal como si la interrupción no se hubiese
producido. Ello de conformidad con el artículo 354 del Código Procesal Civil.
En lo relativo al pago de las costas y costos del proceso, el último párrafo
del artículo 416 del Código Procesal Civil establece que “el abandono del
proceso determina la condena en costas y costos del demandante”.
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trescientos cincuenta del Código Procesal Civil como causa impeditiva del
abandono, por lo que la resolución que lo declara es nula...” (Casación Nro.
339-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 28-04-2000,
pág. 5236).
- “... Estamos frente a un proceso de divorcio por causal tramitado al amparo
del artículo 480 del Código Procesal Civil, que [...] dispone que
esta clase de procesos se impulsa a pedido de parte, motivo por el cual era
obligación de las partes solicitar se señale fecha para la audiencia
correspondiente y no siendo así, y habiéndose paralizado el proceso por
más de cuatro meses éste cayó en abandono, motivo por el cual no se
evidencia contravención a las normas que garantizan el derecho a un debido
proceso...” (Casación Nro. 3379-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 30-10-2003, pág. 10922).
- “... El pedido de abandono debe hacerse valer oportunamente, porque el
tiempo transcurrido se cuenta desde la última actuación impulsante del
proceso, y no puede hacerse valer, en forma extemporánea, con relación a
un lapso de tiempo que ha quedado recluso [sic -léase precluso-] dentro de
la tramitación del proceso, porque con posterioridad se han expedido
resoluciones que lo activan. [...] Si así no fuera, significaría que un pedido
de abandono del proceso podría reservarse para hacerlo valer a
conveniencia, cuando por principio procesal, éste como los pedidos de
nulidad deben hacerse valer en la primera oportunidad...” (Casación Nro.
2461-2002 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-052005,
págs. 14038-14039).
- “... Cuando ya había transcurrido el plazo de cuatro meses establecido en el
artículo 346 del Código Procesal Civil [...] el demandado [...] ha
comparecido por ante el Juzgado reconociendo como ciertos los hechos
referidos en la demanda; lo que desde luego evidencia la intención del
demandado de no acogerse a los beneficios del abandono del proceso, por
lo que [...] resulta de aplicación lo previsto en el artículo 348 del Código
Procesal citado que prevé que no hay abandono si luego de transcurrido el
plazo, el beneficiado con él realiza un acto de impulso procesal...”
(Casación Nro. 2579-2007 / Ica, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-09-2008, págs. 22778-22779).
- “... En el presente caso el auto, de saneamiento se encuentra consentido y
por consiguiente existía una relación jurídica procesal válida a la que no se
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Código, sino también el inciso quinto del artículo trescientos cincuenta del
Código señalado, norma última que precisa que no hay abandono en los
procesos que se encuentran pendientes de resolución y la demora en dictarla
fuera imputable al Juez, preceptos que guardan estricta concordancia con el
numeral tercero del artículo ciento treintinueve de la Constitución Política
del Estado, y cuya observancia [sic -léase inobservancia-] acarrea la nulidad
de lo actuado...” (Casación Nro. 2962-2002 / La Libertad, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-08-2005, pág. 14499).
- “... De no solicitarse en su oportunidad el nombramiento de curador
procesal el proceso seguirá inactivo, no solo porque el Juez no podrá
hacerlo de oficio, sino también porque de realizarse alguna actividad
procesal soslayándose la pérdida de una de las partes de la titularidad del
derecho discutido por muerte, resultará nula, de conformidad con el artículo
ciento ocho del Código Procesal Civil [...]; [...] tratándose entonces de un
proceso inactivo con anterioridad al transcurso del plazo para la declaración
de abandono, dicha sanción procesal carecía de objeto dado que la
paralización del mismo por prematuro y no renovado pedido de
nombramiento de curador procesal sería no solo imputable a la parte
interesada sino también al Juzgador que ante tal defecto conduce a la
paralización del proceso [...]; [...] siendo así, [...] el Juez está facultado a
nombrar inmediatamente curador procesal una vez transcurrido el plazo
para que se apersonen los sucesores sin que éstos lo hayan hecho, siempre y
cuando así se le haya solicitado ya sea antes o después de la publicación de
los edictos; de tal modo que la sola presentación de un pedido prematuro ya
sea inmediato o diferido, según sea el caso, y la demora en dictarla será
imputable a su persona; [...] en el presente caso, uno de los co demandados
[sic] solicitó [...] el nombramiento de curador procesal, pedido que si bien
[fue] prematuro, dado que aún no vencía el plazo de treinta días, dada la
última fecha de publicación de los edictos, obligaba al Juez a su
pronunciamiento, en esta oportunidad de modo diferido, es decir, que se
pronunciará o lo ordenará una vez vencido el plazo sin apersonamiento de
los sucesores; en tal virtud, al no haber procedido así, se configura la causal
de improcedencia del abandono previsto [sic -léase prevista-] en el inciso
quinto del artículo trescientos cincuenta del Código adjetivo [C.P.C.]...”
(Casación Nro. 2952-2001 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 01-07-2002, págs. 8937-8938).
- “... El artículo cuatrocientos cincuentiocho del Código Procesal Civil
dispone que, si transcurrido el plazo para contestar la demanda, el
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CAPITULO XXIII
1. LA ACTIVIDAD IMPUGNATIVA
Según Kielmanovich, “... los actos procesales de impugnación, son
aquellos que están dirigidos directa e inmediatamente a provocar la
modificación o sustitución -total o parcial- de una resolución judicial, en el
mismo proceso en el que ella fue dictada” (KIELMANOVICH, 1989: 16).
Para Satta, “el término de impugnación es la calificación genérica de los
múltiples remedios que se dan contra los actos jurídicos: en efecto, impugnar no
significa otra cosa, latinamente, que contrastar, atacar...” (SATTA, 1971,
Volumen I: 397).
Liebman concibe a las impugnaciones como “... los remedios que la ley
pone a disposición de las partes para provocar por medio del mismo juez o de un
juez superior un nuevo juicio inmune del defecto o del error de la sentencia
anterior” (LIEBMAN, 1980: 440).
La actividad impugnativa emana de la facultad del mismo orden inherente a
las partes. Dicha potestad procesal constituye un derecho abstracto cuyo
ejercicio no se encuentra supeditado a la existencia de un vicio o defecto que
invalide el acto, siendo suficiente la invocación de tal facultad para que se
desarrolle la actividad impugnativa, al término de la cual se acogerá o
desestimará la petición, dependiendo de la existencia o no de un acto viciado o
defectuoso, o, también, de la observancia o no de las formalidades exigibles para
el trámite impugnatorio.
2. FUNDAMENTO DE LA IMPUGNACION
La impugnación representa la forma idónea de procurar (a través de la
correspondiente revisión por el mismo o por otro órgano jurisdiccional) suprimir
los vicios que afectan a los actos procesales a fin de lograr su corrección y
restablecer su legalidad, eliminándose así el agravio inferido al impugnante.
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3. OBJETO DE IMPUGNACION
Objeto de impugnación es el acto procesal que adolece de vicio o defecto.
Por lo general -no siempre-, se trata de resoluciones, las mismas que son
revisadas por el órgano superior jerárquico a fin de determinar si procede o no
su impugnación.
El acto procesal puede ser impugnado en su integridad o de modo parcial.
Según Véscovi, “la impugnación del acto, por regla general, será total, esto es,
se referirá a su totalidad, pues generalmente constituirá dicho todo” (VESCOVI,
1988: 39). Sin embargo -continúa Véscovi-, “... es posible la impugnación
parcial cuando no todo el objeto sea impugnado o no lo sea por todos aquellos a
quienes alcanza (o afecta). Es decir que podría haber una limitación objetiva en
cuanto se impugne una parte del acto (de una sentencia, por ejemplo) y otra
subjetiva cuando los impugnantes no son todos los afectados por el acto (por
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7.1.1 Concepto
Los remedios son medios impugnatorios dirigidos a lograr que se anule o
revoque o reste eficacia, ya sea en forma parcial o total, a actos procesales que
no se encuentren contenidos en resoluciones. Así, a través de los remedios es
posible impugnar el acto de la notificación, oponerse a la actuación de un medio
de prueba, pedir la nulidad del remate, de la sentencia dictada en un proceso
fraudulento (este último es un caso especial de nulidad que opera en vía de
acción), etc. Por lo general, son resueltos los remedios por el mismo Juez que
conoció del acto procesal materia de impugnación.
Gozaíni sostiene que “... son remedios las impugnaciones que decide el
mismo tribunal cuestionado...” (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 777).
Reimundín cataloga a los remedios procesales como aquellos que “...
tienden a la corrección de una anomalía procesal por el mismo órgano
jurisdiccional...” (REIMUNDIN, 1957, Tomo II: 75).
El artículo 356 del Código Procesal Civil, que versa sobre las clases de
medios impugnatorios, contempla prácticamente la concepción de los remedios
en la parte inicial de su primer párrafo, estableciendo así que: “Los remedios
pueden formularse por quien se considere agraviado por actos procesales no
contenidos en resoluciones...”
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- La tacha.
7.2.1 Definición
A decir de Alsina, “... llámanse recursos, los medios que la ley concede a
las partes para obtener que una providencia judicial sea modificada o dejada sin
efecto...” (ALSINA, 1961, Tomo IV: 184).
Goldschmidt asegura que “... recursos son los medios jurídicos procesales
concedidos a las partes, a los afectados inmediatamente por una resolución
judicial y a los intervinientes adhesivos para impugnar una resolución judicial
que no es formalmente firme, ante un Tribunal superior (efecto devolutivo), y
que suspenden los efectos de la cosa juzgada de la misma (efecto suspensivo)...”
(GOLDSCHMIDT, 1936: 398-399).
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7.2.2 Características
Según Casarino Viterbo, los recursos tienen las siguientes características
generales:
“a) Por regla general, se interponen ante el mismo tribunal que dictó la
resolución recurrida; por excepción, se entabla ante el tribunal que va a
conocer de ellos (...);
b) Por regla general, se interponen para que conozca de ellos el tribunal
inmediatamente superior en grado jerárquico a aquél que dictó la
resolución recurrida; por excepción, el conocimiento y fallo
corresponde al mismo tribunal que dictó la resolución recurrida (...);
c) Por regla general, se interponen en contra de resoluciones que no
tienen el carácter de firmes o ejecutoriadas, a fin de invalidarlas o
anularlas; por excepción, el recurso de revisión se entabla para
invalidar una sentencia firme o ejecutoriada;
d) Por regla general, se interponen dentro de un término fatal, cuyo
vencimiento extingue el derecho a deducirlo, por el solo ministerio de
la ley; por excepción, hay recursos que, por su propia naturaleza, no
tienen plazo, como los recursos de inconstitucionalidad y de amparo; y
e) Por regla general, se interponen sin que sea necesario depositar suma
alguna en arcas fiscales; por excepción, hay recursos que necesitan de
este depósito para ser admitido a tramitación...” (CASARINO
VITERBO, 1984, Tomo IV: 222-223).
Gimeno Sendra estima que las notas esenciales de los recursos son las que
enuncia a continuación:
“a) Como regla general sólo la parte perjudicada por la resolución
ostenta legitimación para recurrirla, esto es, sólo en ella concurre el
interés para recurrir. Dicha legitimación, procedente del ‘gravamen’
que genera la resolución impugnada, suele coincidir con quien ostenta
el ‘derecho de conducción procesal’ (…), es decir, la parte formal
gravada por la resolución, si bien el ordenamiento puede conferir
también (…) legitimación a quien no ostente este último requisito.
b) La interposición de un recurso no afecta a la subsistencia de los efectos
procesales de la litis, permaneciendo durante su tramitación los efectos
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7.2.3 Legitimación
Tienen legitimidad para interponer recursos los sujetos que integran la
relación jurídica procesal, es decir, las partes (demandante y demandado) e,
inclusive, los terceros legitimados (coadyuvantes o excluyentes).
Pero la legitimidad para recurrir no se configura tan sólo con la calidad de
parte o de tercero legitimado del sujeto impugnante, sino que es indispensable,
además, que el recurrente cuente con interés (material o moral), el cual deriva
precisamente del agravio (total o parcial) inferido por la emisión de una
resolución desventajosa, máxime si ésta es contraria a derecho. El agravio o
perjuicio que causa la decisión judicial injusta hace nacer, pues, un interés
dirigido a la corrección del fallo y que se traduce en la interposición del recurso
correspondiente. Como bien dice Devis Echandía, “puede aceptarse como regla
general que sin interés no procede recurso. Se trata del interés especial por
resultar perjudicado con la providencia” (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II:
633). Añade Devis Echandía que “ese perjuicio puede ser material o moral, así
como puede serlo el interés para obrar en el proceso, pero concreto y actual
respecto del asunto materia de la providencia. No es suficiente un interés teórico
en la recta aplicación de la ley...” (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 633).
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ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS
Couture subraya que los recursos “... son medios de fiscalización confiados
a la parte; el error de procedimiento o el error de juicio, sólo se corrigen
mediante requerimiento o protesta de la parte perjudicada...” (COUTURE, 1985:
350). Precisa dicho autor que “... los recursos no son propiamente medios de
subsanación a cargo de la parte, sino que son medios de subsanación que
funcionan por iniciativa de la parte y a cargo del mismo juez (reposición) o
de otro juez superior...” (COUTURE, 1985: 350).
El Código Procesal Civil trata genéricamente de la legitimidad para recurrir
al señalar en el segundo párrafo de su artículo 356 que “los recursos pueden
formularse por quien se considere agraviado con una resolución o parte de
ella...”
7.2.4 Requisitos
Son requisitos de los recursos los siguientes:
A) Existencia de una resolución judicial previa.
Los recursos únicamente proceden contra las resoluciones judiciales
(conforme al art. 356 -segundo párrafo- del C.P.C.), estando excluida
su interposición respecto de otros actos procesales (para los cuales
operan los remedios).
Las resoluciones judiciales que pueden ser objeto de impugnación a través
de los recursos son los decretos, autos y sentencias.
B) Que la resolución judicial no tenga la calidad de cosa juzgada.
Los recursos -ordinarios o extraordinarios- no pueden ser planteados contra
resoluciones que han adquirido la calidad de cosa juzgada, esto es, que
son inmutables e irrevisables.
C) Que el recurrente integre la relación jurídica procesal.
Se requiere para la interposición de un recurso que el sujeto proponente sea
parte en el proceso o tenga la calidad de tercero legitimado (coadyuvante o
excluyente).
D) La existencia de gravamen o perjuicio.
Para que un recurso sea admisible debe la persona que lo formula contar con
interés, el mismo que surge del gravamen impuesto en la resolución o del
perjuicio total o parcial que ella supone para el recurrente. Sobre el particular,
773
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
Gimeno Sendra refiere que “… sólo podrá interponer un recurso quien haya
sufrido un gravamen por la resolución impugnada, bien porque no le otorgue la
tutela judicial de sus derechos o intereses materiales, bien porque no la otorgue
en la medida solicitada, con lo que el presupuesto del gravamen como
habilitante del recurso, es lo que hace nacer el interés en la eliminación o
sustitución del contenido de la resolución que se impugna” (GIMENO
SENDRA, 2007, Tomo I: 555). E) La observancia del plazo para recurrir.
Los recursos deben ser interpuestos dentro de los plazos que el ordenamiento
jurídico prevé para ellos, caso contrario, serán rechazados por
extemporáneos. Es de destacar que su no interposición en tiempo oportuno
da lugar a que las resoluciones contra las que iban dirigidas adquieran la
calidad de cosa juzgada, siendo, entonces, irrevisables. El plazo para
interponer un recurso se caracteriza por ser perentorio, lo cual implica que
una vez transcurrido aquél fenece el derecho para plantear dicho medio de
impugnación.
F) La competencia del órgano que emitió la resolución cuestionada y la del
revisor.
El recurso debe interponerse ante el órgano jurisdiccional competente, vale
decir, ante el que expidió la resolución materia de cuestionamiento, el cual
lo elevará al superior jerárquico (salvo en lo que respecta al recurso de
reposición que es resuelto por aquél). Esta regla general se quiebra:
a) en caso que el interesado opte por interponer el recurso de casación ante
la Corte Suprema de Justicia y no ante el órgano jurisdiccional que emitió
la resolución impugnada; y b) tratándose del recurso de queja, que es
formulado directamente ante el órgano judicial que lo resolverá.
Asimismo, el órgano revisor no puede ser cualquiera sino que debe estar
autorizado para conocer de la impugnación y pronunciarse al respecto, de
acuerdo a las reglas sobre competencia contenidas en la ley.
G) La adecuación del recurso.
La adecuación del recurso consiste en hacer uso del medio impugnatorio
previsto en el ordenamiento procesal (reposición, apelación, casación o queja)
para atacar determinada resolución. No puede el interesado plantear un recurso
distinto al dispuesto por la legislación adjetiva, sino que debe -para que prospere
su impugnación- interponer el que corresponde de acuerdo a la naturaleza de la
resolución cuestionada y a lo ordenado en la norma procesal. Por ejemplo, el
recurrente está impedido de formular apelación contra un decreto que afecta sus
774
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS
775
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(estando incluidos, por ende, los recursos), por lo que pasamos a citarlos a
continuación:
“Artículo 357°.- Requisitos de admisibilidad de los medios
impugnatorios.- Los medios impugnatorios se interponen ante el
órgano jurisdiccional que cometió el vicio o error, salvo disposición en
contrario. También se atenderá a la formalidad y plazos previstos en
este Código [C.P.C.] para cada uno”.
“Artículo 358°.- Requisitos de procedencia de los medios
impugnatorios.- El impugnante fundamentará su pedido en el acto
procesal en que lo interpone, precisando el agravio y el vicio o error
que lo motiva. El impugnante debe adecuar el medio que utiliza al acto
procesal que impugna”.
Con arreglo al artículo 359 del Código Procesal Civil, el incumplimiento de
alguno de los requisitos determina la declaración de inadmisibilidad o de
improcedencia del medio impugnatorio, mediante resolución debidamente
fundamentada. Esta resolución sólo es recurrible en queja en los casos del
artículo 401 del mencionado cuerpo de leyes. Los casos a que se contrae el
último numeral son los siguientes:
7.2.5 Finalidad
Para Rafael De Pina, “los recursos judiciales se establecen para garantizar
un doble interés: el de las partes y el general o público, vinculado a la necesidad
social de que la Justicia se administre con el máximo de seguridades de acierto
en los fallos” (DE PINA, 1940: 214).
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner manifiestan al respecto que “... el objeto del
recurso, en general, no es otro que el de asegurar el mayor acierto en la solución
de los litigios sin eternizarlos...” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER,
1990: 314).
776
ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS
Casarino Viterbo opina que “... los recursos procesales tienden a evitar que
las resoluciones judiciales adquieran el carácter de firmes e inmutables, mientras
exista la posibilidad de subsanar cualquier error o injusticia que puedan
contener, por haberse desviado el juez de los medios y de los fines previstos por
el legislador, al confiar el ejercicio de la jurisdicción a los órganos judiciales”
(CASARINO VITERBO, 1984, Tomo IV: 220).
La finalidad de los recursos puede hallarse en el Código Procesal Civil, en
el segundo párrafo de su artículo 356, según el cual “los recursos pueden
formularse por quien se considere agraviado con una resolución o parte de ella,
para que luego de un nuevo examen de ésta, se subsane el vicio o error
alegado” (el resaltado es nuestro).
8. RENUNCIA A RECURRIR
El Código Procesal Civil prevé la renuncia de los sujetos procesales a
recurrir en su artículo 361, el cual preceptúa que:
“Durante el transcurso del proceso, las partes pueden convenir la renuncia
a interponer recurso contra las resoluciones que, pronunciándose sobre
el fondo, le ponen fin. Esta renuncia será admisible siempre que el
derecho que sustenta la pretensión discutida sea renunciable y no
afecte el orden público, las buenas costumbres o norma imperativa”.
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS
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ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS
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ASPECTOS GENERALES SOBRE LOS MEDIOS IMPUGNATORIOS
783
CAPITULO XXIV
MEDIOS IMPUGNATORIOS:
RECURSO DE REPOSICION
1. SIGNIFICADO
El recurso de reposición (denominado también recurso de retractación o de
reforma o de revocación o de reconsideración o de súplica -en este último caso,
si la resolución impugnada fue dictada por un Tribunal u órgano colegiado-) es
aquel medio impugnatorio dirigido contra una resolución de mero trámite
(decreto) con el objeto de lograr que sea modificada o revocada por el mismo
órgano jurisdiccional que la expidió o que conoce de la instancia en que aquélla
tuvo lugar (si es que hubiere sido emitida por el auxiliar jurisdiccional).
Levitán cataloga al recurso de reposición como “... un remedio (...) en
virtud del cual las partes de un proceso pueden pedir al juez o tribunal que dictó
una resolución judicial, que la deje sin efecto” (LEVITAN, 1986: 15).
Enrique Falcón le da al recurso de reposición esta significación: “... Es un
remedio procesal por el cual se tiende a obtener la modificación de una
providencia simple, por el mismo juez que la dictó, cause ésta o no
gravamen...” (FALCON, 1978: 286).
Ramos Méndez señala al respecto que “el recurso de reposición es un
recurso ordinario, no devolutivo (remedio), contra las resoluciones
interlocutorias dictadas por un órgano jurisdiccional unipersonal. Mediante este
remedio se persigue la revocación de la resolución recurrida y su sustitución
por otra, sin limitaciones en cuanto a los motivos de impugnación” (RAMOS
MENDEZ, 1992, Tomo II: 717).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar
consideran al recurso de reposición como “… un recurso no devolutivo, es
decir, que se atribuye su conocimiento al mismo tribunal que dictó la resolución
que se impugna, y procesal, esto es, que procede sólo contra resoluciones
interlocutorias, que son aquéllas por medio de las que, aplicando normas
procesales, el tribunal ejerce sus facultades de dirección del proceso”
(MONTERO AROCA; GOMEZ COLOMER; MONTON REDONDO; y
BARONA VILAR, 2003, Tomo II: 409).
784
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner anotan que “... contra aquellas providencias
dictadas sin sustanciación previa, en las que puede haberse deslizado algún
error se acuerda el recurso de reposición o de revocatoria” (ALVAREZ JULIA;
NEUSS; y WAGNER, 1990: 318). Dichos autores añaden que este recurso “...
se deduce frente al mismo tribunal que expidió la providencia para que la
revoque a contrario imperio” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER,
1990: 318).
Para Lino Palacio, “... el recurso de reposición o revocatoria constituye el
remedio procesal tendiente a obtener que, en la misma instancia donde una
resolución fue emitida se subsanen, por contrario imperio, los agravios que
aquélla pudo haber inferido” (PALACIO, 1979, Tomo V: 51).
En nuestro ordenamiento jurídico, el recurso de reposición se encuentra
regulado en el Capítulo II (“Reposición”) del Título XII (“Medios
impugnatorios”) de la Sección Tercera (“Actividad procesal”) del Código
Procesal Civil, en los arts. 362 y 363.
2. PROCEDENCIA
El recurso de reposición procede únicamente contra las resoluciones de
mero trámite (decretos). El artículo 362 del Código Procesal Civil versa
precisamente sobre la procedencia de este medio impugnatorio preceptuando
que “el recurso de reposición procede contra los decretos a fin de que el Juez
los revoque”.
Mediante los decretos se impulsa el desarrollo del proceso, disponiendo
actos procesales de simple trámite (art. 121 -primer párrafo- del C.P.C.). Se
caracterizan, entonces, los decretos por la simplicidad de su contenido y la
carencia de motivación. Son expedidos por los auxiliares jurisdiccionales,
siendo suscritos con su firma completa, salvo aquellos que se expidan por el
Juez dentro de las audiencias (art. 122 -último párrafo- del C.P.C.).
En relación a este punto, Véscovi nos explica lo siguiente:
“La resoluciones recurribles mediante el recurso de reposición no son
todas, sino solamente algunas; podríamos decir las de menor
importancia en la escala, porque, justamente, este medio impugnativo
se da, generalmente, en lugar de la apelación, o cuando no
corresponde la apelación. Y este último (...) corresponde, justamente,
contra las resoluciones más trascendentales: las sentencias.
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE REPOSICION
785
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
3. LEGITIMACION
Tanto el demandante como el demandado se encuentran facultados para
formular dicho medio impugnatorio, teniendo, además, los terceros legitimados
en el proceso la potestad de presentar el recurso de reposición.
Alvarado Velloso anota que “... puede deducir el recurso cualquiera de
ellas (las partes), con la única condición de encontrarse legitimada
sustancialmente (ad causam) para hacerlos” (ALVARADO VELLOSO, 1969:
18). Añade el autor citado que “... frente a la interposición de la reposición,
debe mediar siempre un interés genérico...” (ALVARADO VELLOSO, 1969:
18).
Como bien sostiene De Santo, “... sólo se hallan legitimados para
interponer este recurso aquellos que han recibido un agravio del
pronunciamiento impugnado...” (DE SANTO, 1987, Tomo VIII-A: 212). Así
es, el aspecto de la legitimación para plantear el recurso de reposición no se
completa solamente con la calidad de parte o de tercero (legitimado en el
proceso) que ostenta el impugnante, sino que es indispensable, además, que
tenga interés en recurrir, el mismo que deriva del agravio que le provoca la
resolución de simple trámite sobre la cual recae el recurso. Es por ello que será
desestimado el recurso de reposición dirigido contra un decreto que no causa
agravio alguno al recurrente. En ese sentido se pronuncia Véscovi al cuando
asevera que “conforme a los principios generales, como para todo recurso, debe
existir el agravio (gravamen) por la decisión impugnada. Por eso se ha dicho
786
que las providencias (simples), que acceden a los petitorios de las partes, no
pueden ser recurridas por quienes así lo han peticionado” (VESCOVI, 1988:
92).
4. MOTIVACION DEL RECURSO
Al igual que con los demás recursos, el de reposición requiere ser
sustentado por el impugnante. Para tal efecto, éste debe fundamentar -seria y
concretamente- su pedido en el acto procesal en que lo interpone, precisando el
agravio y el vicio o error que lo motiva, de conformidad con el artículo 358 del
Código Procesal Civil, que trata sobre los requisitos de procedencia de los
medios impugnatorios en general y que, por ende, resulta de aplicación al
recurso objeto de nuestro estudio.
El recurso de reposición debe ser fundamentado, entonces, en el escrito en
que se interpone, a no ser que la resolución de simple trámite recurrida fuese
expedida en el curso de una audiencia en cuyo caso, interpuesto dicho medio
impugnatorio verbalmente (de acuerdo al art. 363 -segundo párrafo- del
C.P.C.), la fundamentación -esto es, indicación del agravio y del vicio o error
que lo motiva- debe hacerse de igual forma (oralmente).
Según Lino Palacio, la razón por la cual el impugnante tiene la carga de
fundar el recurso de reposición reside en “... el hecho de que debiendo ser
resuelto el recurso por el mismo órgano que dictó la providencia cuestionada,
éste no se hallaría en condiciones de emitir pronunciamiento si no se le
suministraran los argumentos que sustentan la impugnación” (PALACIO, 1979,
Tomo V: 59).
787
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
(PALACIO, 1979, Tomo V: 53). Advierte Lino Palacio que “el principio
enunciado, sin embargo, no debe entenderse en el sentido de que se requiere
identidad física entre el juez que pronunció la resolución y aquél a quien
corresponde resolver el
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE REPOSICION
6. TRAMITACION
El trámite del recurso de reposición, de acuerdo al artículo 363 del Código
Procesal Civil, es el siguiente:
- El plazo para interponerlo (por escrito y debidamente fundamentado)
es de tres días, contado desde la notificación de la resolución.
- Una vez interpuesto el recurso de reposición, si el Juez advierte que
dicho medio impugnatorio es notoriamente inadmisible o
improcedente, lo declarará así sin necesidad de trámite.
- Interpuesto el recurso de reposición, si el Juez advierte que el vicio o
error de la resolución es evidente, la revocará.
- No habiendo declarado (liminarmente) inadmisible o improcedente el
recurso de reposición, y si lo considera necesario, el Juez conferirá
traslado del recurso a la contraparte por tres días.
- Absuelto o no el traslado y vencido el plazo a que se refiere el acápite
anterior, el Juez resolverá el recurso de reposición.
788
- Si la resolución impugnada (decreto) se expidiera en una audiencia, el
recurso debe ser interpuesto verbalmente (lo que no excluye su
fundamentación) y se resuelve de inmediato, previo traslado a la parte
contraria o en su rebeldía.
- El auto (motivado por su naturaleza) que resuelve el recurso de
reposición es inimpugnable.
7. EFECTOS DE LA RESOLUCION QUE RESUELVE EL RECURSO
DE REPOSICION
Acerca de la resolución que se pronuncia sobre el recurso de reposición,
Véscovi hace notar que “la resolución que recae causa ejecutoria, según la
más autorizada doctrina...” (VESCOVI, 1988: 96). Añade dicho autor que “es
indudable que no se puede admitir que se siga recurriendo, por razones de
abreviación, siendo suficiente garantía la de admitir el planteo del recurso por
una vez. Obviamente, porque se trata de cuestiones no trascendentales, pues
para éstas se otorgan los recursos de apelación...” (VESCOVI, 1988: 96).
Nuestro ordenamiento jurídico consagra de manera terminante como efecto
de la resolución recaída en un recurso de reposición el de causar ejecutoria en
lo concerniente a la cuestión planteada. Así es, el último párrafo del artículo
363 establece claramente que “el auto que resuelve el recurso de reposición es
inimpugnable”. Por consiguiente, no podrá recurrirse la decisión judicial que
confirma (declarando inadmisible o improcedente la reposición) o revoca
(declarando procedente la reposición) el decreto materia de impugnación, la
misma que surtirá desde su notificación plena eficacia.
789
CAPITULO XXV
MEDIOS IMPUGNATORIOS:
RECURSO DE APELACION
1. CONCEPTO
Según Alsina, “... el recurso de apelación es el medio que permite a los
litigantes llevar ante el tribunal de segundo grado una resolución estimada
injusta, para que la modifique o revoque, según el caso...” (ALSINA, 1961,
Tomo IV: 207).
En opinión de Eduardo Pallares, “el recurso de apelación es el que se
interpone ante el juez de primera instancia para que el tribunal de segunda
modifique o revoque la resolución contra la cual aquél se hace valer...”
(PALLARES, 1989: 451).
Ramos Méndez sostiene que “el recurso de apelación es un recurso
ordinario, devolutivo, que procede contra las sentencias definitivas de todo
negocio y los autos resolutorios de excepciones dilatorias e incidentes (...) y
autos resolutorios de un recurso de reposición contra providencias y autos (...).
Es el recurso devolutivo por excelencia, mediante el cual el Tribunal ad quem
examina la corrección y regularidad de la resolución dictada por el tribunal a
quo, según los motivos de gravamen que aduzca el apelante” (RAMOS
MENDEZ, 1992, Tomo II: 722).
Micheli se ha formado la siguiente idea del recurso materia de nuestro
estudio: “La apelación es el medio de impugnación mediante el cual se puede
hacer valer cualquier vicio de la sentencia (...). La función de la apelación es,
pues, la de abrir una nueva fase procesal del mismo juicio, en la cual puede
continuar el proceso precedente y en la que se ve de nuevo cuanto el juez ha
decidido...” (MICHELI, 1970, Volumen II: 305-306).
Kielmanovich califica al recurso de apelación como “... el acto procesal de
impugnación mediante el cual la parte que se considera agraviada por una
resolución judicial entendida como injusta, solicita de un órgano
jerárquicamente superior al que la dictó, la deje sin efecto o la modifique, total
o parcialmente” (KIELMANOVICH, 1989: 25).
790
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION
2. OBJETO
Las resoluciones judiciales (autos y sentencias) constituyen el objeto del
recurso de apelación. Este es un acto procesal de impugnación dirigido a poner
en evidencia el error o vicio en que incurrió el órgano jurisdiccional y que se
halla contenido en una resolución, la misma que se espera sea modificada o
dejada sin efecto por el Juez ad quem.
Es objeto, pues, del recurso de apelación toda resolución judicial (auto o
sentencia) que adolece de vicio o error y que, por lo tanto, causa agravio a
alguno de los justiciables. Y aquélla puede ser apelada en todo o en parte,
sujetándose la impugnación a lo expresamente manifestado por el agraviado en
su recurso respecto de los alcances del vicio o error alegados por él.
791
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
3. PROCEDENCIA
El artículo 365 del Código Procesal Civil trata sobre la procedencia del
recurso de apelación en los siguientes términos:
“Procede apelación:
1. Contra las sentencias, excepto las impugnables con recurso de
casación y las excluidas por convenio entre las partes;
2. Contra los autos, excepto los que se expidan en la tramitación de
una articulación y los que este Código excluya; y
3. En los casos expresamente establecidos en este Código
[C.P.C.]”.
Mediante la sentencia el Juez pone fin a la instancia o al proceso en
definitiva, pronunciándose en decisión expresa, precisa y motivada sobre la
cuestión controvertida declarando el derecho de las partes, o excepcionalmente
sobre la validez de la relación procesal (art. 121 -último párrafo- del C.P.C.).
Por otro lado, mediante los autos (o resoluciones interlocutorias) el Juez
resuelve la admisibilidad o el rechazo de la demanda o de la reconvención, el
saneamiento, interrupción, conclusión y las formas de conclusión especial del
proceso; el concesorio o denegatorio de los medios impugnatorios, la admisión,
improcedencia o modificación de medidas cautelares y las demás decisiones
que requieran motivación para su pronunciamiento (art. 121 -segundo párrafo-
del C.P.C.).
792
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION
793
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
Volumen 1: 79). Concluye Loutayf Ranea señalando que “en todo lo que está
habilitado para entender el tribunal de segunda instancia, tiene plenitud de
conocimiento como la tenía el juez en grado. Al tener el tribunal de alzada la
plenitud de jurisdicción, al igual que el juez de primera instancia, para conocer
de aquello que fue sometido por la apelación, puede examinar lo que ha sido
materia de apelación en todos los aspectos; es decir, asume competencia plena
sobre todo el material litigioso” (LOUTAYF RANEA, 1989, Volumen 1: 79).
El artículo 370 del Código Procesal Civil versa sobre la competencia del
Juez superior en la apelación estableciendo simplemente que:
“El juez superior no puede modificar la resolución impugnada en perjuicio
del apelante, salvo que la otra parte también haya apelado o se haya
adherido o sea un menor de edad. Sin embargo, puede integrar la
resolución apelada en la parte decisoria, si la fundamentación aparece
en la parte considerativa.
Cuando la apelación es de un auto, la competencia del superior sólo
alcanza a éste y a su tramitación”.
794
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION
fundamento de su sentencia, como los que desechó por no creer que debía
tomarlos en consideración” (CASTRO, 1927, Tomo II: 233).
De la Rúa opina al respecto que el principio de congruencia “... tiene en
segunda instancia manifestaciones específicas; más limitantes y rigurosas,
porque el juicio de apelación tiene un objeto propio, que son las pretensiones
impugnativas de los recurrentes, y la voluntad de éstos limita o condiciona más
al juez del recurso. Sus agravios constituyen el ámbito exclusivo sobre el cual
debe resolver: tantum devolutum quantum apellatum. Su competencia
funcional está determinada por los motivos invocados por el recurrente en
función de los agravios por el perjuicio ocasionado por el fallo... Esto significa
que para habilitar al tribunal de alzada debe existir un recurso válido y
deducido por parte legítima que padezca un perjuicio e invoque un agravio, lo
mantenga y no lo desista, y verse sobre cuestiones propuestas en la instancia
inferior...” (DE LA RUA; citado por LOUTAYF RANEA, 1989, Tomo 1: 116).
El principio “tantum devolutum quantum apellatum” guarda relación con el
de plenitud de la jurisdicción por cuanto ésta resulta afectada al restringirse el
conocimiento del órgano judicial revisor al marco de la apelación. En lo
concerniente a esto, Alsina señala que “... el principio de la plenitud de la
jurisdicción sufre una limitación en los casos en que el recurso se interpone
contra una parte de la sentencia, pues, entonces, el tribunal no puede
pronunciarse sino sobre lo que es materia del mismo. Es lo que se expresa con
el aforismo tantum devolutum quantum apellatum o sea que los poderes del
tribunal de apelación se hallan limitados por la extensión del recurso”
(ALSINA, 1961, Tomo IV: 416).
795
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
Según De la Rúa, “... esta prohibición significa que con motivo del recurso
y a falta de recurso contrario no se puede agravar, perjudicar o empeorar la
situación obtenida por el recurrente, de modo que se contraríe el objeto
defensivo del recurso y se lo prive de su finalidad específica de obtener una
ventaja o un resultado más favorable del proceso...” (DE LA RUA; citado por
LOUTAYF RANEA, 1989, Tomo 1: 144).
Para De Santo, “la prohibición de la reformatio in peius (reforma en
perjuicio) significa que el órgano ad quem al conocer, no puede modificar el
fallo del inferior en perjuicio del propio recurrente, si la contraparte a su vez no
se alzó también contra el fallo” (DE SANTO, 1987, Tomo VIII-A: 126-127).
De Santo considera que “este principio procesal halla su justificación en cuanto
quien ataca un pronunciamiento procura mejorar su situación en el juicio y no
empeorarla, cosa que ocurriría si mediante su propia impugnación dicho
pronunciamiento se alterara en su contra, máxime si el adversario lo consintió”
(DE SANTO, 1987, Tomo VIII-A: 127). De Santo pone de relieve que la
prohibición de la reformatio in peius “... reconoce su fundamento en el
principio dispositivo e implica, en definitiva, una señalada reducción de los
poderes de los jueces superiores, que no pueden alterar el pronunciamiento
sometido a su revisión en perjuicio del propio recurrente” (DE SANTO, 1987,
Tomo VIII-A: 135).
“La prohibición de reformatio in peius constituye también una aplicación
del principio de ‘congruencia’; este principio alude a la correlación que debe
existir entre las resoluciones judiciales y las pretensiones o peticiones de las
partes. La medida de la apelación está determinada por los agravios (tantum
devolutum quantum apellatum) y el tribunal de alzada no puede ir más allá
de los límites marcados por el recurso y los agravios; por ello no puede
modificar la resolución en grado en perjuicio del único apelante, siendo que no
ha existido apelación de la otra parte tendiente a buscar tal resultado. Sería
incongruente y violaría el principio dispositivo la resolución del tribunal ad
quem que perjudicara al apelante en beneficio de la otra parte que no apeló; si
esta última hubiera querido o hubiera hallado motivos para apelar y procurar la
modificación en su favor de la resolución en grado, hubiera debido utilizar el
medio idóneo que el ordenamiento legal le concede para procurarlo; pero ello
depende de la iniciativa privada, y en caso de faltar esta iniciativa, el tribunal de
alzada no puede suplirla so riesgo de caer en violación del principio
dispositivo...” (LOUTAYF RANEA, 1989, Tomo 1: 148).
796
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION
797
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
8. LEGITIMIDAD EN LA APELACION
Atendiendo al principio dispositivo que rige en materia recursiva, la
apelación procede a iniciativa de parte, constituyendo una facultad de los
sujetos procesales (demandante, demandado y terceros legitimados) o de sus
representantes o de sus abogados patrocinantes (si cuentan, estos últimos, con
facultades generales de representación), quienes pueden ejercitarla o no.
La legitimidad para apelar no implica tan sólo reunir la condición de parte
o de tercero legitimado o de representante o de abogado patrocinante, sino que
es indispensable, además, que el impugnante tenga interés para apelar, el cual,
insistimos, deriva del agravio o perjuicio efectivamente producido por la
resolución recurrida. Es por ello que una resolución es susceptible de ser
apelada por una o por ambas partes, pues el agravio puede afectar a una sola de
ellas o también a las dos.
Para Couture, “... sujetos titulares del recurso de apelación son las partes...”
(COUTURE, 1985: 360). El indicado jurista hace notar que “... estando
subordinada la facultad de apelar al hecho de no haber visto satisfechas las
pretensiones deducidas en juicio, se llega naturalmente a la conclusión de que
sólo puede hacer valer el recurso el que ha visto insatisfecha alguna de sus
aspiraciones. Si la sentencia rechaza totalmente una pretensión, es apelable
íntegramente; si la acoge sólo en parte, es apelable en cuanto desecha; si la
acoge totalmente, es inapelable” (COUTURE, 1985: 361).
Tendrá legitimidad activa el apelante o apelantes (sea demandante o
demandado o tercero legitimado o sus representantes o abogados
patrocinantes), contando, en cambio, con legitimidad pasiva el o los apelados
(el sujeto procesal a quien favorece la resolución judicial recurrida, ya sea el
actor o su adversario o el tercero legitimado); nunca el Juez que emitió la
resolución materia de reclamo. En cuanto a la legitimidad para apelar es
indiferente la posición procesal de demandante, demandado o tercero
legitimado que ostente el impugnante en el litigio porque a todos ellos se les
reconoce facultades impugnatorias.
La calidad de parte o de tercero legitimado necesarias para interponer un
recurso de apelación se hallan previstas en el artículo 364 del Código Procesal
Civil, el mismo que preceptúa que “el recurso de apelación tiene por objeto que
798
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE APELACION
9. LA ADHESION A LA APELACION
La adhesión a la apelación, llamada también apelación adhesiva o
derivada, es aquel instituto procesal que tiene lugar cuando una resolución
judicial produce agravio a ambas partes por lo que, planteado, concedido y
corrido traslado del recurso de apelación correspondiente, la otra parte o su
representante se adhiere a él dentro del plazo que tiene para absolver dicho
traslado, no coadyuvando a los intereses de quien interpuso tal recurso ni
simplemente contradiciendo los fundamentos o alegaciones contenidas en él (lo
que supondría su absolución), sino solicitando, al igual que el apelante, que se
modifique o revoque la resolución cuestionada en lo que resulte agraviante o
perjudicial para el adherente y en base a la propia fundamentación del último o,
inclusive, a la invocada por el apelante.
Monroy Cabra dice de la impugnación adhesiva que se da “cuando quien
impugna se adhiere y hace suyos los motivos de la apelación, en cuanto la
providencia le fuere desfavorable respecto de la impugnación principal o
incidental propuesta por la otra parte” (MONROY CABRA, 1979: 333).
A juicio de Kielmanovich, “... en la apelación adhesiva se pide un
pronunciamiento en favor del apelado que se suma al que ya fue materia de
estimación por parte del juez de la instancia anterior, colocando a aquél en
cierta medida en un mismo plano de igualdad que el apelante: es, si se nos
permite la expresión, como si ambas partes hubiesen apelado”
(KIELMANOVICH, 1989: 64). El apelado -prosigue Kielmanovich- “... intenta
aquí obtener la modificación de la sentencia que en lo principal le fue
favorable, en aquello que le es perjudicial, aprovechando el recurso del
contendiente derrotado” (KIELMANOVICH, 1989: 64).
Según Casarino Viterbo, “adherirse a la apelación es pedir la reforma de
la sentencia apelada en la parte en que la estima gravosa el apelado...”
(CASARINO VITERBO, 1984, Tomo IV: 252). “Se trata, en consecuencia, de
una nueva y verdadera apelación interpuesta por el apelado, que no dedujo
apelación en tiempo y forma, y utilizando el recurso deducido por su contrario”
(CASARINO VITERBO, 1984, Tomo IV: 252). “La adhesión a la apelación
supone, pues, que el fallo de primera instancia agravia en parte al apelado, y
que éste, prima facie, se contentó con él; pero que, posteriormente, al ver que su
contrario ha apelado, desea también que dicho fallo sea enmendado en
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La apelación contra los autos a ser concedida con efecto suspensivo o sin
él se interpone dentro de los siguientes plazos:
- Tres días si el auto es pronunciado fuera de audiencia (arts. 376 -inc.
1)- y 377 -parte inicial del primer párrafo- del C.P.C.).
- En la misma audiencia, si el auto fuera expedido en ella, pero su
fundamentación y demás requisitos serán cumplidos en el mismo
plazo que el acápite anterior (arts. 376 -inc. 2)- y 377 -parte inicial del
primer párrafo- del C.P.C.).
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El artículo 368 del Código Procesal Civil versa sobre los efectos del
recurso de apelación estableciendo así lo siguiente:
“El recurso de apelación se concede:
1. Con efecto suspensivo, por lo que la eficacia de la resolución recurrida
queda suspendida hasta la notificación de la que ordena se cumpla lo
dispuesto por el superior.
Sin perjuicio de la suspensión, el Juez que expidió la resolución
impugnada puede seguir conociendo las cuestiones que se tramitan en
cuaderno aparte. Asimismo, puede, a pedido de parte y en decisión
debidamente motivada, disponer medidas cautelares que eviten que la
suspensión produzca agravio irreparable.
2. Sin efecto suspensivo, por lo que la eficacia de la resolución
impugnada se mantiene, incluso para el cumplimiento de ésta.
Al conceder la apelación, el Juez precisará el efecto en que concede el
recurso y si es diferida, en su caso”.
El artículo 369 del Código Procesal Civil está referido a la apelación
diferida y preceptúa que:
“Además de los casos en que este Código [C.P.C.] lo disponga, de oficio
o a pedido de parte, el Juez puede ordenar que se reserve el trámite de
una apelación sin efecto suspensivo, a fin de que sea resuelta por el
superior conjuntamente con la sentencia u otra resolución que el Juez
señale. La decisión motivada del Juez es inimpugnable.
La falta de apelación de la sentencia o de la resolución señalada por el
Juez determina la ineficacia de la apelación diferida”.
Procede la apelación con efecto suspensivo contra las sentencias y autos
que dan por concluido el proceso o impiden su continuación, y en los demás
casos previstos en el Código Procesal Civil (art. 371 del C.P.C.). Advertimos,
sin embargo, que en el caso de la sentencia expedida en el proceso sumarísimo
de alimentos la apelación es concedida sin efecto suspensivo. Ello se desprende
del primer párrafo del artículo 566 del Código adjetivo el cual dispone que “la
pensión de alimentos que fije la sentencia debe pagarse por período adelantado
y se ejecuta aunque haya apelación. En este caso, se formará cuaderno
separado...” (El resaltado es nuestro).
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-
Al contestar el traslado, la otra parte podrá adherirse al recurso,
fundamentando sus agravios, de los que se conferirá traslado al
apelante por diez días (art. 373 -cuarto párrafo- del C.P.C.).
- Con la absolución de la otra parte o del apelante si hubo adhesión, el
proceso queda expedito para ser resuelto, con la declaración del Juez
superior en tal sentido, señalando día y hora para la vista de la causa
(art. 373 -penúltimo párrafo- del C.P.C.).
- La designación de la fecha para la vista de la causa se notifica a las
partes diez días antes de su realización (art. 375 -primer párrafo- del
C.P.C.).
- Dentro del tercer día de notificada la fecha de la vista, el Abogado que
desee informar lo comunicará por escrito, indicando si la parte
informará sobre hechos. La comunicación se considera aceptada por el
solo hecho de su presentación, sin que se requiera citación
complementaria. No se admite aplazamiento (art. 375 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.).
- Contra las sentencias de segunda instancia sólo proceden el pedido de
aclaración o corrección y el recurso de casación (art. 378 del C.P.C.).
- Resuelta la apelación, se devolverá el expediente al Juez de la
demanda, dentro de diez días de notificada la resolución, bajo
responsabilidad del auxiliar de justicia respectivo (art. 383 -primer
párrafo- del C.P.C.).
c) Apelación de sentencias en los procesos sumarísimos y no contenciosos.
- En los procesos sumarísimos y no contenciosos el trámite de la
apelación de sentencias se sujeta a lo dispuesto por el artículo 376 del
Código Procesal Civil, referido al plazo y trámite de la apelación de
autos con efecto suspensivo (arts. 558 y 756 del C.P.C.).
- Dentro de cinco días de recibido, el superior comunicará a las partes
que los autos están expeditos para ser resueltos y señalará día y hora
para la vista de la causa (art. 376 -antepenúltimo párrafo- del C.P.C.).
- Es inadmisible la alegación de hechos nuevos (art. 376 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.).
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-
- La designación de la fecha para la vista de la causa se notifica a las
partes con anticipación de cinco días (art. 375 -segundo párrafo- del
C.P.C.).
Dentro del tercer día de notificada la fecha de la vista, el Abogado que
desee informar lo comunicará por escrito, indicando si la parte
informará sobre hechos. La comunicación se considera aceptada por el
solo hecho de su presentación, sin que se requiera citación
complementaria. No se admite aplazamiento (art. 375 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.). Es de subrayar que en los procesos sumarísimos
no proceden los informes sobre hechos, de acuerdo a lo preceptuado en
el artículo 559 -inciso 2)- del Código Procesal Civil.
- La resolución definitiva se expedirá dentro de los cinco días siguientes
a la vista de la causa (art. 376 -último párrafo- del C.P.C.).
- Resuelta la apelación, se devolverá el expediente al Juez de la
demanda, dentro de diez días de notificada la resolución, bajo
responsabilidad del auxiliar de justicia respectivo (art. 383 -primer
párrafo- del C.P.C.).
d) Apelación de autos con efecto suspensivo.
- En toda clase de procesos (procesos de conocimiento, procesos
abreviados, procesos sumarísimos, procesos únicos de ejecución y
procesos no contenciosos), tratándose de la apelación de autos con
efecto suspensivo, dentro de cinco días de recibido, el superior
comunicará a las partes que los autos están expeditos para ser resueltos
y señalará día y hora para la vista de la causa (art. 376 -antepenúltimo
párrafo- del C.P.C.).
- Es inadmisible la alegación de hechos nuevos (art. 376 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.).
- En los procesos de conocimiento y abreviados, la designación de la
fecha para la vista de la causa se notifica a las partes diez días antes de
su realización. En los demás procesos, se notifica con anticipación de
cinco días (art. 375 -primer y segundo párrafos- del C.P.C.).
- Dentro del tercer día de notificada la fecha de la vista, el Abogado que
desee informar lo comunicará por escrito, indicando si la parte
informará sobre hechos. La comunicación se considerará aceptada por
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el solo hecho de su presentación, sin que se requiera citación
complementaria. No se admite aplazamiento (art. 375 -penúltimo
párrafo- del C.P.C.). En los procesos sumarísimos -reiteramos- es
improcedente los informes sobre hechos, con arreglo a lo previsto en el
artículo 559 -inciso 2)- del Código Procesal Civil.
La resolución definitiva se expedirá dentro de los cinco días
siguientes a la vista de la causa (art. 376 -último párrafo- del
C.P.C.).
e) Apelación de autos sin efecto suspensivo.
- Tratándose de apelación de autos sin efecto suspensivo, recibido el
cuaderno por la instancia que resuelve la apelación, esta comunica
a las partes que los autos están expeditos para ser resueltos. En
este trámite no procede informe oral, ni ninguna otra actividad
procesal. Sin perjuicio de ello, el Superior podrá de oficio citar a
los Abogados a fin que informen o respondan sobre cuestiones
específicas contenidas en la resolución apelada (art. 377 -último
párrafo- del C.P.C.).
- Resuelta la apelación, el secretario del superior notifica la
resolución a las partes dentro de tercer día de expedida. En el
mismo plazo, bajo responsabilidad, remite al Juez de la demanda
copia de lo resuelto, por facsímil o por el medio más rápido
posible. El cuaderno de apelación con el original de la resolución
respectiva, se conserva en el archivo del superior, devolviéndose
con el principal sólo cuando se resuelva la apelación que ponga fin
al proceso (art. 383 -último párrafo- del C.P.C.).
- En lo que atañe a los procesos únicos de ejecución, se desprende
de la parte final del artículo 691 del Código Procesal Civil que si
la apelación es concedida sin efecto suspensivo, tendrá la calidad
de diferida, siendo de aplicación el artículo 369 de dicho Código
en lo referente a su trámite. Este último precepto legal establece:
A. que, además de los casos en que el Código Procesal Civil lo
disponga, de oficio o a pedido de parte, el Juez puede ordenar que
se reserve el trámite de una apelación sin efecto suspensivo, a fin
de que sea resuelta por el superior conjuntamente con la sentencia
u otra resolución que el Juez señale, siendo inimpugnable la
decisión motivada del Juez en ese sentido; y B. que la falta de
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apelación de la sentencia o de la resolución señalada por el Juez
determina la ineficacia de la apelación diferida.
En cuanto al procedimiento en segunda instancia, ya sea ante la Corte
Suprema o Cortes Superiores, debe tenerse en consideración lo normado en los
artículos 129 al 137 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
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11.2 Procedencia
El artículo 408 del Código Procesal Civil norma la procedencia de la
consulta en estos términos:
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-
“... Obra la resolución [...] por la que se concede el recurso de
apelación interpuesto por los codemandados [...], sin efecto suspensivo
y sin la calidad de diferida, disponiéndose la formación del cuadernillo
correspondiente [de apelación] con copias certificadas de las piezas
procesales pertinentes a fin que sean elevadas al Superior, debiendo la
parte apelante facilitar las copias en referencia. [...] Que, los citados
apelantes no cumplieron con realizar el trámite del pedido de copias de
las piezas procesales para la formación del aludido cuadernillo [de
apelación] [...]. Que siendo así, la inercia procesal en que ha incurrido
la parte recurrente no puede servir de sustento para alegar un vicio que
este mismo propició, a tenor de lo establecido en el inciso primero del
artículo ciento setenticinco del Código Procesal Civil, máxime [...]
cuando uno de los deberes de las partes es concurrir ante el Juez
cuando este lo cite y acatar sus órdenes en las actuaciones judiciales,
conforme lo establece el inciso quinto del artículo ciento nueve del
mismo cuerpo legal. [...] Que, por consiguiente, al emitirse la sentencia
recurrida no se ha incurrido en la afectación al debido proceso que
invoca el recurrente...” (Casación Nro. 949-2000 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, págs. 6841-6842).
- “... Las apelaciones diferidas únicamente se
encuentran en estado de suspensión y la activación del
trámite se produce con la sola existencia de una
sentencia apelada o de la resolución que el juez señale,
con prescindencia de la parte que ha planteado el
medio impugnatorio; [...] dicho criterio se corrobora
cuando en el último párrafo del artículo trescientos
sesentinueve del Código adjetivo [C.P.C.] se señala
únicamente que la falta de apelación de la sentencia
determina la ineficacia de la apelación diferida, sin
precisar o distinguir la falta de apelación de qué sujeto
procesal, esto es, no señala que la falta de apelación de
la sentencia de la parte a quien se le concedió la
apelación diferida sea la que produzca la ineficacia de
ésta [sic -léase esta-] apelación, la norma simplemente
establece la ausencia de apelación de sentencia de
modo genérico; [...] por consiguiente cuando la
sentencia de primera instancia ha quedado consentida
porque ninguna de las partes la ha impugnado,
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-
devendrá recién en ineficaz la apelación diferida;
empero, cualquiera que apele de la sentencia activa el
trámite suspendido de la apelación diferida y obliga al
Organo Revisor a pronunciarse sobre ella, conforme
ha procedido el Superior Colegiado al dictar la
resolución de vista, sin que con ello se haya afectado
el derecho al debido proceso del recurrente...”
(Casación Nro. 1228-02 / Arequipa, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2003, pág. 9791).
“... Del análisis del primer párrafo del artículo 369 del Código Adjetivo
[C.P.C.], se puede inferir que las apelaciones diferidas comportan
simplemente la reserva de su trámite a fin de que, en lugar de formar el
cuaderno de apelación sin efecto suspensivo y elevarlo inmediatamente
a la instancia superior, sea resuelto por dicha instancia conjuntamente
con la sentencia u otra resolución que el Juez señale, en aplicación de
los principios de Celeridad y Economía Procesal, lo que significa que
las dichas apelaciones -las diferidas- únicamente se encuentran en
estado de suspensión y la activación del trámite se produce con la sola
existencia de una sentencia apelada o de la resolución que el Juez
señale, con prescindencia de la parte que ha planteado el medio
impugnatorio; criterio que se corrobora cuando en el último párrafo de
la norma procesal ya glosada, se señala que únicamente la falta de
apelación de la sentencia o de la resolución señalada por el Juez
determina la ineficacia de la apelación diferida, sin distinguir una parte
procesal, esto es, no señala que la falta de apelación de la sentencia de
la parte a quien se concedió la apelación sea la que produzca la
ineficacia de la apelación diferida...” (Casación Nro. 25912006 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-01-2007, pág. 18371).
- “... El artículo trescientos sesentinueve del [...] Código
Procesal Civil, establece que en el caso de las
apelaciones que tienen la calidad de diferidas, la falta
de apelación de la sentencia determina la ineficacia de
la apelación diferida, por lo que [...] apreciándose que
[...] mediante resolución [...] se ha declarado
consentida la sentencia expedida en el expediente
principal por no haber sido impugnada, en
consecuencia la apelación concedida [...] devino en
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ineficaz, por lo que el superior jerárquico no podía
pronunciarse respecto de ella, dado que la condición
para ello no había sido observada por la recurrente con
arreglo a Ley...” (Casación Nro. 1657-98 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-
2001, págs. 7532-7533).
- “... Del análisis del artículo 369 del Código Procesal
Civil [...] se aprecia que la única causa para declarar la
ineficacia de la apelación concedida sin efecto
suspensivo, y por tanto diferida, es que no se haya
apelado de la sentencia, porque evidentemente el
pronunciamiento de primera instancia no será revisado
por el superior; mas no puede considerarse motivo de
ineficacia de dicho concesorio cuando la sentencia es
apelada por la parte contraria, ya que evidentemente
no corresponde apelar de un fallo favorable...”
(Casación Nro. 30032006 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-01-2007, págs. 18624-
18625).
“... La sentencia recurrida ha declarado nula la sentencia apelada, por
lo que no cabe pronunciamiento sobre las apelaciones concedidas con
el carácter de diferidas, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo
trescientos sesentinueve del Código Procesal Civil...” (Casación Nro.
2724-2001 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-
01-2002, págs. 8266-8267).
- “... En el trámite de la apelación sin efecto suspensivo
en calidad de diferida el superior jerárquico debe
pronunciarse sobre ella conjuntamente con la sentencia
y [...] su omisión acarrea la nulidad...” (Casación Nro.
2191-2007 / Puno, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-102007, pág. 20835).
- “... Al emitirse la sentencia de vista no se ha resuelto
la apelación concedida sin efecto suspensivo y con la
calidad de diferida, incumpliendo con lo dispuesto por
el artículo ciento veintidós inciso cuarto del Código
Procesal Civil, e incurriendo en la causal de nulidad
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contemplada en el artículo ciento setentiuno del
Código acotado [C.P.C.]...” (Casación Nro. 1409-2000
/ Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
02-012001, págs. 6696-6697).
- “... Conforme es de verse de la resolución de vista [...],
el Colegiado Superior no se ha pronunciado sobre la
apelación concedida [...] sin efecto suspensivo y con la
calidad de diferida, [...] por lo antes anotado, se
advierte que el Tribunal Superior no ha resuelto la
apelación interpuesta por el ejecutado, infringiéndose
de este modo el artículo 369 del Código Procesal
Civil, afectando el derecho al debido proceso del
ejecutado...” (Casación Nro. 2191-2007 / Puno,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-
2007, pág. 20835).
- “... Puede verificarse de autos que, habiéndose emitido
la resolución [...] dicho pronunciamiento fue
impugnado en apelación [...] concedido [sic] por
resolución [...] sin efecto suspensivo y con la calidad
diferida, con lo cual correspondía ser resuelto
conjuntamente con la apelación de la sentencia de
acuerdo al artículo 369 del Código Procesal Civil. [...]
No obstante, en la sentencia de vista, que confirma la
apelada, se omite todo pronunciamiento respecto a la
apelación [...] incurriendo así en vicio que debe ser
sancionado de conformidad con el artículo 122 inciso
4 del Código Procesal Civil, concordado con su
artículo 171 de ese mismo texto legal, por afectar los
derechos de impugnación, a la doble instancia y a
obtener una resolución motivada del impugnante...”
(Casación Nro.
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con efecto suspensivo, se interpone dentro de los siguientes plazos: (...) 2.-
En la misma audiencia, si el auto fuera expedido en ella, pero su
fundamentación y demás requisitos serán cumplidos en el mismo plazo que
el inciso anterior’; es decir en el plazo de tres días; [...] sin embargo, lo
vertido [...] sólo podrá ser exigido si la parte apelante se encuentra presente
en dicho acto procesal, caso contrario se estaría vulnerando y recortando su
derecho de defensa y a la doble instancia [...], por lo tanto, el cómputo de
los tres días deberá hacerse desde el día siguiente de la notificación de la
resolución materia de cuestionamiento [...]. En consecuencia, el recurrente
ha interpuesto su recurso de apelación dentro del plazo establecido por el
propio ordenamiento procesal, lo que debe ser materia de un nuevo
pronunciamiento por parte de la Sala [Superior]; [...] por las razones
precedentes, se demuestra que en el presente caso se ha infringido el debido
proceso...” (Casación Nro. 1148-2004 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-06-2006, pág. 16067).
- “... Acusa [la recurrente] la infracción del inciso tercero del artículo ciento
veintidós del Código adjetivo [C.P.C.], pues la recurrida ha omitido con
pronunciarse sobre el [...] punto de su escrito de apelación, referido a que
no se le notificó de la inadmisibilidad de sus pruebas, y que fuera resuelta
en la Audiencia Unica; [...] la oportunidad para apelar de los autos que se
emitan dentro de una Audiencia, se realiza dentro de ésta, pero [...] su
fundamentación y demás requisitos se cumplirán dentro del tercer día de
realizada ésta, según lo prescriben los artículos trescientos setentiséis y
trescientos setentisiete del Código Procesal Civil; en consecuencia, no hay
afectación al debido proceso cuando la recurrente no asistió a la Audiencia
Unica, donde se declaró inadmisible la admisión de sus medios
probatorios...” (Casación Nro. 3370-2000 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7066).
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previo y oportuno de las partes, los medios probatorios que se ofrezcan con
el escrito de apelación y que sean admitidos por el Colegiado, deben ser
puestos en conocimiento de la otra parte, a fin de garantizar su derecho de
defensa, en virtud del cual puede plantear las cuestiones probatorias que
estime pertinentes o cuestionar la eficacia probatoria de los mismos en la
misma audiencia especial [probatoria]...” (Casación Nro. 650-2001 /
Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001,
págs. 7906-7907).
- “... No obstante no existir pronunciamiento expreso a la admisión o no de
los medios probatorios ofrecidos por la demandada en su escrito de
apelación, y al no haberse llevado a cabo la audiencia especial de pruebas,
el Colegiado los valoró y fueron tomados en cuenta a efectos de sustentar
su decisión jurisdiccional, infringiendo evidentemente el derecho a un
debido proceso...” (Casación Nro. 650-2001 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 05-11-2001, págs. 7906-7907).
- “... La Sala [Superior] declaró improcedente los medios probatorios sobre
copias del diligenciamiento de la prueba anticipada [...] ofrecidas en
segunda instancia a través del escrito de fojas [...], toda vez que no fueron
ofrecidos en el recurso de la apelación de la impugnante, por tal razón
tampoco puede alegarse falta de valoración de la prueba ofrecida, cuando
ésta no fue admitida...” (Casación Nro. 460-01 / Cono Norte, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs. 7483-7484).
- “... Se denuncia [...] la afectación del derecho al debido proceso y que no se
proveyó ni se convocó a la Audiencia Complementaria a que se refiere el
artículo trescientos setenticuatro del acotado ordenamiento procesal
[C.P.C.] en virtud a los medios probatorios nuevos presentados con su
recurso de apelación; empero, debe tenerse presente [...] que tratándose
éstos sólo de documentos, su valoración no requiere necesariamente de
Audiencia Complementaria y habiéndolos valorado la Sala Revisora sin
considerarlos enervantes del pronunciamiento del A-quo, en realidad no
existe afectación alguna del derecho al debido proceso...” (Casación Nro.
0093-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
pág. 6783).
- “... La solicitud de intervención [en el proceso] de la recurrente fue
aceptada en segunda instancia por parte de la Sala Superior, siendo que no
es necesaria la actuación de los medios probatorios que acompaña por
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-
“... La vista de la causa es un acto trascendental que por su naturaleza
debe ser, inexorablemente, notificada a las partes a fin de que en el
ejercicio de su constitucional derecho de defensa previsto en el artículo
ciento treintinueve inciso catorce de la Constitución Política del
Estado, solicite y realiza [sic -léase soliciten y realicen-] el informe
oral correspondiente...” (Casación Nro. 268-2007 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, págs. 22705-22706).
- “... El artículo trescientos setenticinco cuarto párrafo del Código
Procesal Civil establece que: ‘Dentro del tercer día de notificada la
fecha de la vista, el Abogado que desee informar lo comunicará por
escrito, indicando si la parte informará sobre hechos. La
comunicación se considera aceptada por el solo hecho de su
presentación, sin que se requiera citación complementaria...’; lo que
significa que se entenderá por garantizado el derecho a ser oído y por
ende a la defensa cuando el órgano jurisdiccional ha notificado
válidamente a las partes con la fecha para la vista de la causa y
permitido el uso de la palabra al abogado de la parte que lo peticionó
oportunamente...” (Casación Nro. 1332-2007 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23538-23539).
- “... El artículo trescientos setenticinco del Código Procesal Civil [...]
dispone que en los procesos de conocimiento y abreviados la
designación de la fecha para la vista de la causa en segunda instancia
se notifica a las partes diez días antes de su realización y en los demás
procesos con una anticipación de cinco días y que dentro del tercer día
de notificada la fecha de la vista, el abogado que desee informar lo
comunicará por escrito, indicando si la parte informará sobre hechos;
[...] a pesar de esta clara disposición legal y tratándose de un proceso
de conocimiento, la vista de la causa [...] se notificó al recurrente [...]
solamente dos días antes de la vista de la causa; [...] resulta así que se
ha infringido el artículo trescientos setenticinco del Código Procesal
Civil, afectando el derecho de defensa del recurrente, el que ya no
podía solicitar el uso de la palabra para su abogado, por haberse
vencido el término para hacerlo; e incurriéndose en la causal de
nulidad contemplada en el artículo ciento setentiuno del Código
acotado [C.P.C.]...” (Casación Nro. 4382-2001 / Ucayali, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2002, págs. 9048-9049).
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-
- “... Habiéndose omitido notificar al recurrente con el día señalado para
la vista de la causa, se ha incurrido en la causal de nulidad
contemplada en el artículo ciento setentiuno del acotado Código
[C.P.C.]...” (Casación Nro. 1132-2001 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 3011-2001, págs. 8126-8127).
“... Se advierte que no fue notificada [la demandante] para la vista de la
causa, [...] de modo que la Sala Civil [Superior] absuelve el grado y
expide la sentencia [...], declarando nula la apelada y nulo todo lo
actuado hasta realizar una nueva calificación de la demanda, sin oír al
abogado de la recurrente como lo había solicitado; [...] en esta forma se
ha configurado la [...] contravención de normas que garantizan el
derecho a un debido proceso, puesto que sin justificación alguna la
demandante ha sido privado [sic -léase privada-] de ejercer su defensa
por violación de la norma contenida en el artículo ciento
cincuenticinco del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1972-2000
/ Moquegua, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001,
págs. 7008-7009).
- “... La falta de notificación de las resoluciones antes indicadas [la
resolución que señala fecha para la vista de la causa, la resolución que
la reprograma y la resolución que concede el uso de la palabra al
abogado de la parte contraria], afecta sustancialmente el derecho de
defensa de la parte ejecutada, toda vez que lo sitúa [sic -léase la sitúa-]
en una posición de indefensión, afectando el derecho de toda persona
de acceder a un debido proceso, que constituye en sí mismo garantía
constitucional...” (Casación Nro. 2058-2000 / Sullana, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, págs. 7010-7011).
- “... Del cargo de notificación [...], que contiene la transcripción de la
resolución [...], mediante la cual se señala fecha y hora para la vista de
la causa, se advierte que en la misma no se ha tomado nota de los datos
identificatorios de la persona que recepciona la cédula, ni se la ha
hecho firmar dicha cédula, mucho menos [...] se ha dejado constancia
de la negativa de éste [sic -léase de ésta-] a firmarla, toda vez que sólo
existe el sello de un abogado que no patrocina a ninguna de las partes
procesales así como la suscripción del notificador encargado de dicha
diligencia; [...] bajo dicho contexto, es evidente que el acto de
notificación deviene en ineficaz por cuanto dicha omisión afecta el
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-
derecho de defensa de la recurrente...” (Casación Nro. 754-2004 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-09-2005, págs.
14789-14790).
- “... El concesorio para informe oral de las partes no conlleva a que el
Colegiado deba pronunciarse obligatoriamente respecto al fondo de la
cuestión de litis, en tanto la función jurisdiccional implica el examen
minucioso de la resolución venida en grado considerando tanto el
extremo formal como [el] de fondo...” (Casación Nro. 29872000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág.
6989).
“... Una de las manifestaciones de este derecho [al debido proceso], es
el derecho de defensa en la modalidad del uso de la palabra en todas
las instancias del proceso, conforme a Ley. [...] Que, bajo ese contexto
dogmático, el sustento legislativo jurídico se encuentra en el artículo
375 del Código Procesal Civil, que establece, entre otros aspectos
procesales, que sólo procede informe oral cuando la apelación se ha
concedido con efecto suspensivo, para lo cual, dentro del tercer día de
notificada la fecha de la vista, el Abogado que desee informar lo
comunicará por escrito, indicando, además, de darse el caso, si la parte
informará sobre hechos; y que la comunicación se considera aceptada
por el sólo [sic] hecho de su presentación, sin que se requiera citación
complementaria...” (Casación Nro. 1529-2008 / Cañete, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23395-23397).
- “... El artículo 131 de la mencionada Ley Orgánica [del Poder Judicial]
señala textualmente que: ‘el Presidente de la Sala hace citar con setenta
y dos horas de anticipación a los abogados que hayan solicitado el uso
de la palabra para informar, así como a las partes que hayan pedido
informar sobre hechos, precisando el tiempo que tienen para hacerlo.
El abogado de la parte que no solicitó la palabra es igualmente citado si
señaló domicilio en la sede de la Corte. En los demás casos no es
necesario citar a los abogados o a las partes para la vista de la causa’.
[...] En este sentido, es necesario señalar cuáles son los demás casos
que la citada norma considera y, según el análisis de la misma, se tiene
que éstos están referidos a los siguientes: cuando el abogado no ha
solicitado el uso de la palabra; cuando las partes no han pedido
informar sobre los hechos y cuando el abogado de la parte que solicitó
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-
la palabra no señaló domicilio en la sede de la Corte Superior [...]. [...]
Asimismo, el tercer párrafo del artículo 375 del Código Adjetivo
[C.P.C.] indica que dentro del tercer día de notificada la vista de la
causa, el abogado que desee informar lo comunicará por escrito y que
dicha comunicación se considera aceptada por el sólo hecho de su
presentación; por lo que se concluye que el derecho de informar del
abogado de las partes están reconocidos [sic -léase está reconocido-]
legalmente y no puede ser denegado por el juzgador, menos aún sin
motivación alguna que sustente dicha decisión...” (Casación Nro.
3871-2000 / Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
3105-2002, págs. 8834-8835).
- “... La concesión del derecho a informe oral fuera del plazo previsto en
el artículo trescientos setenticinco del Código Procesal Civil, no está
prevista como causal de nulidad debiendo tenerse en cuenta que la
nulidad se sanciona sólo por causal establecida en [la] ley [...]; no
evidenciándose
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- “... El voto del doctor [Vocal] [...] no forma parte de la sentencia de vista,
sino es un voto singular...” (Casación Nro. 2732-2000 / Ayacucho,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7213-7214).
- “... De acuerdo al artículo ciento cuarentiuno del Texto Unico Ordenado de
la Ley Orgánica del Poder Judicial, en las Cortes Superiores tres votos
conformes hacen resolución, tratándose de las que ponen fin a la instancia,
y en los demás casos bastan dos votos conformes; estableciendo el artículo
ciento veintidós quinto párrafo del Código Procesal Civil, que cuando los
órganos jurisdiccionales colegiados expidan autos, sólo será necesaria la
conformidad y firma del número de miembros que hagan mayoría relativa;
preceptos estos de los cuales se concluye indubitablemente que en las Salas
Civiles de las Cortes Superiores se requieren de tres votos conformes para
arribar a una sentencia; [...] en ese orden, el artículo ciento cuarenticuatro
de la misma Ley Orgánica [...] prescribe que: ‘Si resulta discordia, se
publica y notifica el punto que la motiva, bajo sanción de nulidad. En la
misma resolución se llama al Vocal dirimente expedito y se señala día y
hora para la vista de la causa por él’; lo que significa que la discordia se
puede producir sobre uno [o] más puntos de lo resuelto en la sentencia
impugnada; y si ello es así, la discordia en uno de dichos puntos puede ser
superada si se produce un voto conforme con otros dos anteriores, haciendo
resolución en ese punto o extremo, sin perjuicio de continuar con la
discordia respecto del otro u otros puntos hasta que la discordia
desaparezca en definitiva...” (Casación Nro. 1758-2005 / Ica, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2006, págs. 18046-18047).
- “... En cuanto al voto discordante del Vocal [...], tal voto no es susceptible
de dejar sin efecto la votación en mayoría que ha dado lugar a la resolución
cuestionada [resolución de vista]...” (Casación Nro. 3224-2006 / Cusco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-01-2008, págs. 21372-
21373).
- “... Conforme lo establece el penúltimo párrafo del artículo ciento
treintiocho de la [...] Ley Orgánica del Poder Judicial, en las resoluciones
que emitan las Salas deben consignarse expresamente los votos
discordantes y los singulares. Tal mandato legal, sin embargo, no se ha
cumplido en autos, [...] en ese orden de ideas, se concluye que la sentencia
impugnada [sentencia de vista] se encuentra viciada de nulidad, en atención
a lo dispuesto en el artículo ciento setentiuno del Código Procesal Civil,
toda vez que ha sido emitida en forma incompleta, con transgresión de las
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párrafo del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
[...] Que, además, es de acotar que los votos de los señores vocales son
archivados en Relatoría, votos que sólo son consignados en el expediente
principal hasta que se dirima la causa, luego de lo cual son sacados los
originales y archivados; por lo que la Relatora cuando señala que el señor
vocal [...] ha dejado suscrito su voto se encuentra de acuerdo a los hechos
[...]. [...] Siendo así, la resolución [...] se encuentra de acuerdo a ley y al
proceso, no siendo susceptible de causal de nulidad prevista en el numeral 7
del artículo 122 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 1621-2004 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006, págs.
17329-17330).
- “... La resolución de vista [...] que pone fin a la instancia tiene la calidad de
sentencia y se pronuncia sobre el fondo de la pretensión controvertida; sin
embargo aparece suscrita solamente por dos magistrados [...]; no
apareciendo el voto del Vocal Ponente [...], tal como lo exige el artículo
ciento treintiocho de la Ley Orgánica del Poder Judicial que establece que
la ponencia debe estar escrita y firmada por el vocal designado; asimismo el
artículo ciento cuarentinueve del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica
del Poder Judicial precitada establece que aún en el caso de impedimento,
traslado, licencia, vacaciones, cese o promoción, los Vocales tienen la
obligación de emitir su voto por escrito en las causas que hubieren
intervenido el que forma parte de la resolución, no siendo necesario la
firma de ésta por el Vocal referido, supuesto que tampoco se produce en el
caso de autos en el que no obra agregado a sus antecedentes, el voto escrito
del Vocal [Ponente] [...]. [...] Que, bajo dicho aspecto, la sentencia de vista
no cumple con el requisito esencial que establece el artículo ciento
veintidós, inciso sétimo, del Código Procesal Civil concordado con el
artículo ciento cuarentiuno de la Ley Orgánica del Poder Judicial; [...] en
consecuencia, se ha incurrido en las causales de nulidad previstas en los
incisos cuarto y sétimo del artículo ciento veintidós del Código Procesal
Civil; por lo que siendo así y en virtud a lo preceptuado en el artículo ciento
setentiséis, in fine, del acotado Código Adjetivo, debe declararse la nulidad
de la sentencia de vista y renovarse el proceso
a fin de que la Sala Superior emita nueva resolución con arreglo a ley
subsanando los vicios procesales incurridos...” (Casación Nro. 1547-00 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2003, págs.
10459-10460).
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CAPITULO XXVI
MEDIOS IMPUGNATORIOS:
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1. CONCEPTO
El recurso de casación es aquel medio impugnatorio vertical y
extraordinario procedente en supuestos estrictamente determinados por la ley y
dirigido a lograr que el máximo tribunal (Corte Suprema de Justicia) revise y
revoque o anule las resoluciones expedidas por las Salas Superiores como
órganos de segundo grado (que pongan fin al proceso), que infringen la
normatividad material o procesal a tal punto que la referida infracción incide
directamente en la parte decisoria de la resolución de que se trate, provocando
así un fallo ilegal, irregular, indebido o injusto.
A través del recurso de casación se fiscaliza, por un lado, el quehacer
judicial en la aplicación de la ley, y, por otro, se salvaguarda la uniformidad de
ésta y la de la jurisprudencia nacional, resultando un instrumento de gran
utilidad para lograr la seguridad jurídica y la igualdad de las personas ante la
ley. Sirve, entonces, el recurso de casación, no para cautelar simplemente
intereses particulares y específicos de las partes, sino principalmente para velar
por la correcta aplicación del derecho objetivo y la integridad del ordenamiento
jurídico y de la jurisprudencia nacional vinculante, cumpliendo así una función
protectora del interés público.
Gómez de Liaño González sostiene que la casación “es un recurso
extraordinario de carácter jurisdiccional que cabe exclusivamente por motivos
determinados frente a resoluciones definitivas, también determinadas dictadas
por los Tribunales de instancia. No se trata de una tercera instancia, y en
consecuencia para poder ser utilizado precisa no sólo la lesividad o gravamen de
la resolución recurrida, sino la presencia de unos motivos determinados...”
(GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ, 1992: 525).
Montero Aroca, Gómez Colomer, Montón Redondo y Barona Vilar refieren
que “… el recurso de casación controla el correcto entendimiento y aplicación
de las normas o jurisprudencia aplicables al fondo de litigios concretos, al
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2. FINES
En opinión de Devis Echandía, la casación persigue principalmente un
doble fin: “... la defensa del derecho objetivo contra el exceso de poder por
parte de los jueces o contra las aplicaciones incorrectas que de la ley hagan y la
unificación de su interpretación, es decir, de la jurisprudencia,
necesaria para la certidumbre jurídica y para que exista una verdadera igualdad
de los ciudadanos ante la ley. Sólo secundariamente tiene como fin otorgarle a la
parte agraviada con la sentencia o con el vicio de procedimiento, una
oportunidad adicional para la defensa de sus derechos” (DEVIS ECHANDIA,
1985, Tomo II: 644).
Escobar Fornos afirma que “la casación se da con la finalidad de defender a
la ley contra las sentencias que la infrinjan. También tiende a uniformar la
jurisprudencia. Estos dos fines se complementan” (ESCOBAR FORNOS, 1990:
234). “En esta forma se pretende cumplir el principio de igualdad ante la ley, a
aplicarse a todos con el mismo alcance. Pero no debe desconocerse el interés
secundario de reparar el agravio del recurrente” (ESCOBAR FORNOS, 1990:
234).
Para Reimundín, “la casación como todos los recursos está destinada a
mantener la exacta observancia de la ley, pero lo que se busca es la uniformidad
en la aplicación de la ley por la decisión de un organismo superior”
(REIMUNDIN, 1957, Tomo II: 82).
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MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION
Monroy Cabra asegura que la casación tiene dos fines: “... a) Un fin de
interés público, que es la tutela del derecho objetivo y la unificación de la
jurisprudencia nacional; y b) un interés privado, que es la enmienda del agravio
o perjuicio inferido a la parte por la sentencia” (MONROY CABRA, 1979:
350).
El artículo 384 del Código Procesal Civil versa sobre los fines del recurso
de casación, infiriéndose de dicho numeral que tales fines son los siguientes: A)
La adecuada aplicación del derecho objetivo al caso concreto.
B) La uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de
Justicia.
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4. CAUSALES DE CASACION
El artículo 386 del Código Procesal Civil contempla las causales de
casación, desprendiéndose de dicho numeral que tales causales son las que se
indica seguidamente:
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grado, certificada con sello, firma y huella digital, por el abogado que autoriza el
recurso de casación y bajo responsabilidad de su autenticidad (art. 387 -parte
inicial del inc. 2)- del C.P.C.).
Conforme a nuestro ordenamiento jurídico, la interposición del recurso de
casación suspende los efectos de la resolución impugnada (art. 393 -primer
párrafo- del C.P.C.). Sobre el particular, ponemos de relieve que, en caso de que
el recurso de casación haya sido presentado ante la Sala Suprema, la parte
recurrente deberá poner en conocimiento de la Sala Superior (que emitió la
resolución impugnada) este hecho dentro del plazo de cinco días de interpuesto
el recurso de casación, bajo responsabilidad (art. 393 -in fine- del C.P.C.).
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bajo responsabilidad: art. 393 -in fine- del C.P.C.), oficiará a la Sala
Superior ordenándole que remita el expediente en el plazo de tres días.
La Sala Superior pondrá en conocimiento de las partes su oficio de
remisión, a fin de que se apersonen y fijen domicilio procesal en la
sede de la Corte Suprema. Recibido el expediente, la Sala Suprema
fijará fecha para la vista de la causa.
Las partes podrán solicitar informe oral dentro de los tres días siguientes de
la notificación de la resolución que fija fecha para la vista de la causa (art. 391
-parte final del inciso 2)- del C.P.C.).
6.5 Actividad procesal de las partes durante el trámite del recurso
de casación
Lo que atañe a la actividad procesal de las partes durante el trámite del
recurso de casación es objeto de regulación legal en el artículo 394 del Código
Procesal Civil cuyo texto es el siguiente:
“Durante la tramitación del recurso, la actividad procesal de las partes se
limita a la facultad de presentar informes escritos y un solo informe
oral durante la vista de la causa.
El único medio de prueba procedente es el de documentos que acrediten la
existencia del precedente judicial, o de la ley extranjera y su sentido,
en los procesos sobre derecho internacional privado.
Si se nombra o cambia representante procesal, debe acreditarse tal
situación”.
Como se puede apreciar del texto de la norma citada precedentemente,
durante el trámite del recurso de casación las partes sólo pueden desarrollar la
siguiente actividad procesal:
A. Presentación de informes escritos.
B. Informar oralmente por una sola vez y en el curso de la vista de la
causa.
C. Ofrecer prueba documental que demuestre la existencia del precedente
judicial (antes denominado doctrina jurisprudencial, y que consiste en
aquellas decisiones jurisdiccionales adoptadas, después de un examen
minucioso y sujeto a ciertas formalidades previstas expresamente en el
art. 400 del C.P.C., por los magistrados supremos civiles reunidos en el
pleno casatorio, cuyas líneas directrices deben ser rigurosamente
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observadas por todos los órganos judiciales del país, siempre y cuando
se adecuen al caso concreto que estos últimos estuvieren conociendo en
ejercicio de sus funciones).
D. Ofrecer prueba documental que demuestre la existencia de la ley
extranjera y su sentido (e incluso su vigencia), en los procesos que
versen sobre asuntos de derecho internacional privado.
E. Nombrar representante procesal (en la forma dispuesta legalmente).
F. Sustituir al representante procesal (en la forma contemplada por la ley).
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interponerse tal recurso y al plazo dentro del cual debe ser formulado),
la Corte Suprema rechazará de plano el recurso de casación e impondrá
al recurrente una multa no menor de diez ni mayor de cincuenta
Unidades de Referencia Procesal en caso de que considere que su
interposición tuvo como causa una conducta maliciosa o temeraria del
impugnante (art. 387 -penúltimo párrafo- del C.P.C.).
- Si el recurso de casación no cumple con los requisitos previstos en los
numerales 2) y 4) del artículo 387 del Código Procesal Civil (referidos
al órgano jurisdiccional ante el cual se interpone el mencionado recurso
y los anexos que debe acompañarse al mismo, así como al recibo de
pago de la tasa por concepto de recurso de casación), la Corte Suprema
concederá al impugnante un plazo de tres días para subsanarlo, sin
perjuicio de sancionarlo con una multa no menor de diez ni mayor de
veinte Unidades de Referencia Procesal si su interposición tuvo como
causa una conducta maliciosa o temeraria. Vencido el plazo sin que se
produzca la subsanación, se rechazará el recurso de casación (art. 387
-in fine- del C.P.C.).
En lo que concierne a la resolución de la Corte Suprema de Justicia que
declara improcedente el recurso de casación, cabe señalar que, en aplicación
del artículo 387 del Código Procesal Civil, el incumplimiento de cualquiera de
los requisitos de procedencia previstos en el artículo 388 de dicho Código da
lugar a la improcedencia del citado recurso (a no ser que la Corte Suprema de
Justicia conceda el recurso de casación excepcionalmente, aun cuando no se
cumpliera con alguno de los requisitos a que se hace mención, como lo autoriza
el art. 392-A del C.P.C.). Los aludidos requisitos son los siguientes:
1. Que el recurrente no hubiera consentido previamente la resolución
adversa de primera instancia, cuando ésta fuere confirmada por la
resolución objeto del recurso.
2. Que se describa con claridad y precisión la infracción normativa (ya
sea de naturaleza material o procesal) o el apartamiento (inmotivado)
del precedente judicial (denominado antes doctrina jurisprudencial).
3. Que se demuestre la incidencia directa de la infracción normativa (ya
sea de naturaleza material o procesal) sobre la decisión impugnada.
4. Que se indique si el pedido casatorio es anulatorio o revocatorio. Si el
pedido casatorio fuese anulatorio, se precisará si es total o parcial, y si
es este último, se indicará hasta donde debe alcanzar la nulidad. Si el
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En el primer caso el objeto del juicio ha sido el error de derecho (la norma
violada, mal interpretada...); en el segundo, el objeto del juicio es el del
principal (...).
No olvidemos que originalmente la casación supuso reenvío a otro tribunal
similar al que dictó la primera sentencia (la casada), para que
pronuncie una nueva, respetando el derecho declarado por la Corte de
Casación, lo que no implica que pudiera reiterar la primera sentencia
(por otro fundamento).
Al adoptarse el sistema español (...) sólo se permite el reenvío en caso de
casación en la forma, mientras que si hay casación en el fondo es la
propia Corte de casación (...) la que, anulada la primera sentencia, dicta
otra en su lugar (...).
Si por acaso el recurso invocara un error de fondo (in iudicando) y otro de
forma (in procedendo), primero se pronuncia sobre este último. Y
solamente si se rechaza la infracción formal (si no hay que reenviar,
sin pronunciarse sobre el fondo), la Corte entra a pronunciarse sobre el
fondo, en la forma prevista...” (VESCOVI, 1988: 290-291).
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9. EL PRECEDENTE JUDICIAL
Según nuestro ordenamiento jurídico, el precedente judicial (llamado antes
doctrina jurisprudencial) está conformado por aquellas decisiones
jurisdiccionales adoptadas, luego de un examen detenido y sujeto a ciertas
formalidades, por los magistrados supremos civiles, cuyas líneas directrices son
de estricto cumplimiento para todos los órganos judiciales, siempre que se
ajusten al caso particular que se esté ventilando en juicio, vale decir, que el
precedente judicial verse sobre la materia controvertida o se adecue
-perfectamente- a ella.
Precisamente, el artículo 400 del Código Procesal Civil establece sobre el
precedente judicial (denominado antes doctrina jurisprudencial) lo siguiente:
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-
“... Conforme se infiere de lo previsto en el artículo 384 del Código
Procesal Civil, entre los fines del recurso de casación se ubica el control
del cumplimiento del derecho objetivo, así como la uniformidad de la
jurisprudencia por razones inmanentes del proceso...” (Casación Nro.
4197-2007 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-
03-2008, págs. 21689-21690).
- “... La finalidad del recurso extraordinario [casación] no estriba en
revalorar la prueba actuada, siendo su finalidad esencial el control jurídico
de las resoluciones judiciales con el propósito de lograr la correcta
observancia y aplicación del derecho objetivo material o procesal...”
(Casación Nro. 2001-2008 / Apurímac, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 0112-2008, págs. 23388-23389).
- “... El recurso de casación, constituye un medio impugnatorio de
naturaleza formal y extraordinario; donde lo extraordinario del recurso
resulta de los limitados motivos en los que procede, en tal sentido el
artículo 384 del Código Procesal Civil, ha previsto que los fines del
recurso extraordinario de casación, vienen a ser la adecuada aplicación del
derecho objetivo al caso concreto y la uniformidad de la jurisprudencia
nacional; de ésta definición se persuade que el recurso de casación, tiene
una función esencialmente nomofiláctica, función que resulta ajena la
revisión de los hechos y la actividad probatoria desplegada en las
instancias de mérito; por ello, el recurso de casación sólo procede por la
ilegalidad en la decisión y no con la finalidad cuestionar el criterio de los
Magistrados y la valoración del caudal probatorio y el aspecto fáctico del
proceso; lo que es ajeno al debate casatorio...” (Casación Nro. 1558-2012 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2013, pág.
39383).
- “... Una de las finalidades del recurso de casación es que ejerce la función
nomofiláctica, pues controla la correcta observancia de la norma jurídica,
lo cual equivale a la defensa de la Ley contra las arbitrariedades de los
jueces en su aplicación y propender a la justicia del caso concreto, esto es
la función dikelógica...” (Casación Nro. 3501-2001 / Cajamarca, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-2004, págs. 11404-11405).
- “... La casación es un recurso que tiene las siguientes finalidades: a)
Nomofiláctica, esto es, juzga el derecho material y procesal; b)
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MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION
-
Uniformadora, es decir, tiende a la unificación de la jurisprudencia
nacional; y, c) Dikelógica, vale decir, la aplicación de la justicia al caso
concreto...” (Casación Nro. 4361-2001 / San Martín, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 31-03-2003, págs. 10406-10407).
“... El artículo 384 del Código Procesal Civil reconoce que el recurso de
casación persigue como fines esenciales la correcta aplicación e
interpretación unívoca del derecho objetivo (finalidad nomofiláctica) y la
unificación de los criterios jurisprudenciales por la Corte Suprema de
Justicia (finalidad uniformizadora), no obstante, la doctrina contemporánea
también le atribuye una finalidad denominada dikelógica, que se encuentra
orientada a la búsqueda de la justicia al caso concreto...” (Casación Nro.
615-2008 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-
2008, págs. 23300-23301).
- “... Tiene [el recurso de casación] una finalidad nomofiláctica, es decir, lo
que busca es la determinación de la exacta observancia y significado
abstracto de las leyes...” (Casación Nro. 2636-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, págs. 7204-7205).
- “... La casación tiene una finalidad nomofiláctica, es decir, lo que busca es
la determinación de la exacta observación y significado exacto de las
leyes...” (Casación Nro. 4950-2007 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-12-2008, pág. 23283).
- “... La finalidad dikelógica del recurso de casación implica la necesidad de
que el indicado medio impugnatorio también tenga por finalidad la
obtención de la justicia en el caso concreto, procurando la protección del
litigante...” (Casación Nro. 1313-2007 / Ayacucho, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-10-2007, págs. 20628-20629).
- “... Si bien es cierto que excepcionalmente la Corte [Suprema] podría
entrar a ejercer [...] una función dikelógica en casos en los que exista
arbitrariedad manifiesta, esta función sólo será ejercida cuando le haya
sido propuesta adecuadamente por el recurrente bajo una denuncia in
procedendo en al que [sic -léase en la que-] se invoque expresamente lo
que se conoce como la doctrina de la arbitrariedad o del absurdo; y, que el
defecto revista tal gravedad que amerite que esta Sala se aparte de los
cánones formales del recurso...” (Casación Nro. 1417-2000 / Lambayeque,
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2003, págs. 10666-
10667).
- “... El recurso de casación tiene entre otras finalidades, la observancia de la
norma jurídica y el control de la logicidad en las resoluciones judiciales...”
(Casación Nro. 1619-2008 / Moquegua, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-09-2008, págs. 22869-22870).
“... En sede casatoria no cabe el análisis de institutos jurídicos sino de
precisar el desarrollo de estos institutos, a través de la correcta
aplicación de la norma...” (Casación Nro. 638-2001 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2001, pág. 7621).
- “... Siendo la finalidad de la casación [...] el análisis jurídico de las normas
y de la doctrina jurisprudencial [entiéndase precedente judicial en la
actualidad], a fin de lograr su correcta interpretación y aplicación, así como
la unificación de la jurisprudencia, éste debe cumplir con las formalidades
especiales establecidas en el Código Adjetivo [C.P.C.], de modo que no
puede pretenderse su interposición en los términos requeridos para
cualquier otro medio impugnatorio...” (Casación Nro. 1188-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6788).
- “... El objeto de la casación es denunciar las infracciones jurídicas en los
casos establecidos en la ley, por lo que el Tribunal Supremo es Juez del
derecho aplicado y nunca Juez de los hechos, a los cuales no puede
extender su conocimiento...” (Casación Nro. 2245-98 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 24-11-1998, pág. 2092).
- “... Conforme al Artículo trescientos ochenticuatro del Código Procesal
Civil uno de los fines del Recurso de Casación es la unificación
[entiéndase uniformidad en la actualidad] de la jurisprudencia nacional.
[...] Esta función uniformizadora de la casación persigue proporcionar
seguridad jurídica evitando la existencia de fallos que resuelvan una misma
situación jurídica de forma contradictoria” (Casación Nro. 387-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 29-08-1999, págs. 3371-3372).
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-
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la casación
como recurso extraordinario, ha establecido lo siguiente:
- “... El Recurso de Casación constituye un recurso extraordinario, que se
caracteriza por su formalismo...” (Casación Nro. 726-96 / Huaura,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 12-12-1996, pág. 2515).
- “... De conformidad con lo establecido en el artículo 384 del Código
Procesal Civil, el recurso de casación se constituye como un medio
impugnatorio de carácter extraordinario y de derecho, el cual se puede
hacer valer contra determinadas resoluciones judiciales, por los motivos
tasados en la ley; de donde lo extraordinario del recurso, resulta de los
limitados casos y motivos en los que procede, y lo de derecho, porque
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conformidad con el [...] artículo 387 del Código Procesal Civil, es requisito
de forma del recurso de casación que este se interponga dentro del plazo de
diez días contados desde el día siguiente de notificada la resolución que se
impugna. [...] Que siendo ello así, y no mereciendo la interposición de la
nulidad promovida por el recurrente, la suspensión del plazo a que hace
referencia el artículo 387 citado, es de concluir que [...] dicho plazo venció
en exceso...” (Casación Nro. 173-2005 / Ayacucho, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-09-2005, pág. 14754).
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impugnó el auto [...], pese a que le fue adverso [...]; [...] si bien es cierto que
[...] interpuso recurso de apelación contra dicha resolución; empero, la Sala
revisora con la facultad prevista por el artículo trescientos sesentisiete del
Código Procesal acotado [C.P.C.] declaró nulo el concesorio [...] e
inadmisible el recurso de apelación, por lo que el auto [...] quedó firme; [...]
siendo esto así, la resolución recurrida no varió el sentido de la resolución
dictada por el Juez Civil, por lo que el recurrente carece de legitimidad para
interponer recurso de casación...” (Casación Nro. 25612000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6680-6681).
- “... El artículo 388 inciso 1° del Código Procesal Civil establece como
requisito de procedencia del recurso de casación ‘que el recurrente no
hubiere consentido previamente la resolución adversa de primera instancia,
cuando ésta fuere confirmada por la resolución objeto del recurso’. [...] En
el presente caso, de autos se aprecia que el recurso de apelación interpuesto
por la recurrente contra la sentencia de primera instancia
que le fuera desfavorable fue rechazado por extemporáneo, quedando así
consentida la citada resolución. [...] Que, siendo así, no se ha dado
cumplimiento al requisito de procedencia referido [...], motivo por el cual
resulta inviable el análisis de las denuncias casatorias que se hubieren
formulado en el presente medio impugnatorio, teniendo en cuenta el
carácter extraordinario y formal del recurso de casación. Por las razones
anotadas y en estricta aplicación del artículo 392 del Código Procesal Civil:
Declararon IMPROCEDENTE el recurso de casación...” (Casación Nro.
2153-2004 / Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-09-
2005, pág. 14660).
- “... El recurrente no se encuentra legitimado para interponer el recurso
casatorio, porque su recurso de ‘adhesión’ a la apelación fue declarado
improcedente [...] y la Sentencia recurrida [sentencia de vista] ha
confirmado en todos sus extremos la resolución apelada; consecuentemente
no se cumple el requisito previsto en el inciso primero del artículo
trescientos ochentiocho del Código adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro.
3430- 2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-
2001, pág. 7236).
- “... El Juez de Familia ha emitido sentencia declarando fundada la presente
demanda y por consiguiente disuelto para los efectos civiles el vínculo
matrimonial, con lo demás que contiene, y disponiendo que se eleve en
consulta esta sentencia en caso de no ser apelada; [...] siendo el caso que
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- “... Debe existir un nexo lógico entre las causales invocadas por los
recurrentes y la materia que es controvertida en la litis...” (Casación Nro.
1020-96 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 20-121996,
pág. 2572).
- “... Del texto de la sentencia recurrida no aparece mención alguna a la
norma que es objeto del Recurso de Casación, por lo que no existiendo
relación causal entre lo resuelto y los fundamentos del recurso interpuesto
corresponde declarar su improcedencia...” (Casación Nro. 1683-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-06-2000, pág. 5468).
- “... El recurrente en su demanda no argumentó lo expuesto en el recurso de
casación, por lo que no constituyendo materia controvertida, no puede
invocarse como sustento de la casación...” (Casación Nro. 2434-2001 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2001, pág.
8169).
- “... La denuncia in-iudicando no resulta amparable, por cuanto los
argumentos señalados en el recurso de casación son distintos a los puntos
que son materia de controversia...” (Casación Nro. 3159-2000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 6997).
- “... Cuando la demanda se ha declarado improcedente por una razón
procesal, no se puede sustentar la casación en normas materiales que no
tienen contenido procesal...” (Casación Nro. 2572-2001 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2002, pág. 8252).
- “... El recurso extraordinario de casación, como así lo reconocen la
jurisprudencia establecida y la doctrina, es uno de debate netamente
jurídico, pues el debate fáctico ha culminado con la sentencia objeto de la
impugnación. Por lo tanto, es deber del impugnante expresar y demostrar
que esa decisión judicial, de la cual discrepa, es violatoria del derecho tanto
procesal como sustantivo. Por consiguiente, la denuncia casatoria tiene que
satisfacer a cabalidad las exigencias legales establecidas para el recurso,
tanto para su admisibilidad como para su procedencia. El cumplimiento de
estos requisitos se explica por la necesidad de determinar objetivamente el
sentido y alcance de la impugnación en la cual ha de expresarse y
demostrarse no sólo la presencia de los errores in iudicando o in
procedendo, según sea el caso, sino también su incidencia en la decisión
objetada...” (Casación Nro. 1545-2007 / Lambayeque, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs. 22343-22344).
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-
“... Siendo el recurso de casación eminentemente formal, no es
permisible estimar lo propuesto por la recurrente [...] al haberse
limitado a expresar que hace suyos los fundamentos del recurso de su
codemandado, lo que no se condice con los fines de la casación ni con
lo establecido en la norma acotada [art. 388 del C.P.C.]...” (Casación
Nro. 1340-2007 / Lima Norte, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-10-2007, pág. 20884).
- “... El vicio denunciado por el recurrente carece de base cierta, [...] por
ende, no puede argumentarse un hecho impreciso, sin que se afecte y
sancione al casante, conforme lo exige el artículo ocho de la Ley Orgánica
del Poder Judicial...” (Casación Nro. 3880-2007 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, pág. 23605).
- “... Respecto al escrito presentado por el impugnante ante la Sala Superior
[...], con la sumilla ‘Fundamentación Recurso de Casación’, lo expuesto en
dicho escrito no resulta atendible, ya que siendo el recurso de casación un
medio impugnatorio de carácter extraordinario y formalísimo, la
fundamentación debió exponerse cuando se interpuso el recurso de
casación [...], la cual conforme a la norma procesal debe satisfacer
adecuadamente los requisitos de admisibilidad y procedencia que señala la
ley...” (Casación Nro. 3536-2012 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-01-2013, pág. 39474).
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-
- “... El recurso de casación se sirve del Principio de Preclusión Procesal,
instituto que ha operado en el presente caso, pues el vicio que se denuncia
no fue oportunamente impugnado por el recurrente en su recurso de
apelación...” (Casación Nro. 3051-2000 / Ucayali, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 6993).
“... El recurso de casación se sirve del Principio de Preclusión Procesal;
[...] en tal sentido, el cuestionamiento a la validez de la relación procesal
instaurada en autos no resulta procedente efectuarlo en sede de casación,
toda vez que dicho tema no fue objeto de mecanismo de impugnación
alguno en las instancias inferiores, habiendo precluido el derecho a
cualquier intento de impugnación posterior...” (Casación Nro. 3479-2000 /
Loreto, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, págs.
7576-7577).
- “... No resulta idóneo denunciar al amparo del recurso casatorio [...]
cuestiones precluidas donde ya se ha cumplido con la garantía de la
instancia plural...” (Casación Nro. 4802-2006 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-09-2007, págs. 20346-20347).
- “... No se puede plantear en casación como agravio [...] aquello que no fue
objeto de apelación ante la instancia respectiva...” (Casación Nro. 3011-
2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-122008, págs.
23376-23377).
- “... Lo no denunciado como agravio en apelación no puede ser materia de
debate en sede casatoria...” (Casación Nro. 3445-2012 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 31-01-2013, pág. 39469).
- “... No se puede plantear en casación como agravio [...] aquello que no se
reclamó en la apelación. Ello, porque no se puede analizar en casación
aquello que no ha sido visto en la instancia de revisión...” (Casación Nro.
3396-2006 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 3009-
2008, págs. 23111-23112).
- “... Los agravios [...] deben desestimarse, toda vez que tales
cuestionamientos al no haber sido realizados en la etapa procesal prevista
para ello [...], no pueden servir de sustento del recurso [de casación]...”
(Casación Nro. 2257-2000 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-01-2001, pág. 6661).
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
- “... No pueden traerse en sede casatoria agravios que han sido consentidos
por quien supone estar perjudicado...” (Casación Nro. 2301-2000 / Tacna,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6663).
- “... No es posible denunciar en vía de casación vicios con los que se ha
consentido previamente en las instancias del proceso” (Casación Nro.
1609-96 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-
061998, pág. 1230).
“... No puede recurrirse en vía de casación por vicios subsanables que
hubieran quedado consentidos en instancias inferiores...” (Casación Nro.
220-95 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 19-10-1995,
págs. 9-10).
- “... No puede [el recurrente] vía recurso de casación, suplir las deficiencias
de su recurso de apelación; pretendiendo artificiosamente, y en claro abuso
del derecho, la declaración de nulidad de actuados por vicios que no fueron
válidamente denunciados en su oportunidad...” (Casación Nro. 744-2008 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-092008, pág.
23081).
- “... Resulta contrario a las normas procesales contenidas en el citado
Código Adjetivo [C.P.C.], que en casación se intente la nulidad de actos
procesales que ya han pasado a la autoridad de cosa juzgada [...] por no
haber sido impugnados oportunamente por la propia [...] impugnante...”
(Casación Nro. 3208-2006 / Santa, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 31-05-2007, pág. 19614).
- “... Quien argumenta una contravención al debido proceso debe acreditar
haber efectuado el reclamo diligente y oportuno cuando ésta se produjo...”
(Casación Nro. 134-2000 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 09-04-2000, pág. 5059).
- “... Respecto de los vitium in procedendo, es necesario que ante éstos la
parte afectada haya realizado una protesta previa, lo cual implica un
reclamo oportuno y diligente de su parte y que no haya prestado
aquiescencia al acto viciado...” (Casación Nro. 84-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 09-04-2000, pág. 5055).
- “... No puede admitirse la casación fundada en la limitación del derecho de
defensa, cuando el recurrente ha consentido en la resolución que prescinde
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-
de la prueba...” (Casación Nro. 1042-96 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 19-12-1996, pág. 2542).
- “... La falta de apelación oportuna en la audiencia única respecto de las
resoluciones que admiten los medios probatorios ofrecidos por las partes
precluye la posibilidad de denunciar el mismo agravio en casación...”
(Casación Nro. 934-96 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
20-12-1996, pág. 2557).
- “... No puede constituir materia casatoria, extremo que no ha sido objeto de
discusión en el proceso, toda vez que el recurrente ha consentido
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-
- “... El recurso de casación se rige por el principio de rogación por el cual
sólo los recurrentes son quienes impetran el contenido sobre el cual la
Corte [Suprema] ejercerá sus funciones casatorias conforme a la ley
procesal...” (Casación Nro. 1797-2000 / Puno, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6649).
“... En atención al agravio formulado y de conformidad con el principio de
rogación o limitación del grado, la actuación de esta Sala Casatoria [...] se
limitará a los fundamentos del recurso [de casación] planteado...”
(Casación Nro. 152-2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 01-12-2008, pág. 23302).
- “... Es doctrina pacífica y además, asumida por las Salas que conforman
este Supremo Tribunal, que las Cortes de Casación encuentran restringida
su actuación en aplicación del principio de rogación conocido también
como principio de limitación del grado; [...] que, en mérito al principio
antes enunciado, la actuación de las Salas de Casación debe restringirse
única y exclusivamente al análisis de las existencia de infracción de la ley
sólo respecto de las causales que han sido admitidas como tales por el auto
que declara la procedencia del recurso...” (Casación Nro. 439-96 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 17-06-1998, págs. 1326-1327).
- “... En virtud del principio de rogación procesal que gobierna la
intervención de la Corte, ésta se limita a ejercer la función casatoria sobre
las resoluciones que la ley señala que contengan un error de derecho
congruente con los cargos esgrimidos por los impugnantes y calificados
por el Tribunal positivamente mediante la resolución de procedencia. [...]
Que no obstante, la regla antes descrita puede variar en cuanto a su
observancia y aplicación, pues se pueden prever algunas hipótesis en las
que es imposible que la sentencia casatoria alcance sus fines clásicos
(nomofiláctico y uniformizador) e incluso su contemporáneo fin llamado
dikelógico, cuando en el proceso que se conoce, verbigracia, existen vicios
procesales insalvables que están por encima de los intereses de las partes,
al advertirse que tales infracciones distorsionan el orden jurídico y sus
valores (orden público, seguridad jurídica, certeza, justicia y equidad)...”
(Casación Nro. 2197-99 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 17-09-2000, págs. 6270-6271).
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-
extremos del recurso...” (Casación Nro. 3192-2000 / Ica, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7054).
“... La Corte de Casación no puede pronunciarse sobre una causal no
invocada, según el principio de iniciativa de parte...” (Casación Nro.
2838-2000 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
042001, pág. 7218).
- “... No corresponde a la Sala de Casación interpretar el recurso [de
casación] ni actuar de oficio...” (Casación Nro. 2324-00 / Arequipa,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001, pág. 6872).
- “... No corresponde a este Tribunal [casatorio] interpretar o buscar de
oficio cuales puedan ser los defectos jurídicos de la resolución
impugnada, con el agregado de que el relato fáctico resultante de la
instancia no es modificable en vía de casación...” (Casación Nro. 2128-
00 / Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-01-2001,
pág. 6858).
- “... Este Supremo Tribunal no puede suplir de oficio los defectos en la
formulación del recurso [de casación], por el contrario, debe observar
que se cumpla cada uno de los requisitos establecidos en la ley...”
(Casación Nro. 2218-98 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 24-032000, pág. 4854).
- “... La competencia de la Corte de Casación se encuentra limitada a las
cuestiones que le son sometidas a su consideración, no pudiendo
conocer oficiosamente de las cuestiones que no se le hayan planteado
concretamente, de modo tal que toda conclusión contenida en la
resolución recurrida que no sea materia de impugnación está intangible
para esta Corte...” (Casación Nro. 4309-2007 / Cusco, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 30-05-2008, págs. 22201-22202).
- “... No es función de la Sala Casatoria interpretar la voluntad de los
justiciables respecto a qué causal quisieron invocar...” (Casación Nro.
2404-00 / La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
01-2001, pág. 6878).
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-
es la causa petendi [...] que enmarca la intervención de la Corte
Suprema, pudiéndose afirmar que tiene semejanza al petitorio de la
demanda, que el Juez no puede exceder...” (Casación Nro. 1260-07 /
Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008, págs.
22336-22338).
- “... La actividad casatoria tiene que circunscribirse estrictamente en
torno a los fundamentos expuestos por el recurrente en su recurso [de
casación], los que deben estar específicamente previstos por ley, no
pudiendo examinar todo el proceso para encontrar el quebranto de
normas
no denunciadas, ni menos cambiar los fundamentos del recurso
planteado, pues ello implicaría una labor netamente jurisdiccional...”
(Casación Nro. 1482-2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-102007, págs. 20753-20754).
- “... No obstante la intervención de esta Corte [Suprema] debe limitarse
a ejercer la función casatoria únicamente sobre los cargos calificados
como procedentes, dicha regla puede variar en los casos en que se
observe la existencia de vicios procesales insalvables y en aplicación
del fin dikelógico de la casación...” (Casación Nro. 857-2000 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, págs. 6708-
6709).
- “... En virtud del principio de rogación procesal que gobierna la
intervención de esta Corte [Suprema],la función casatoria es ejercida
sobre las resoluciones que la ley señala que contengan un error de
derecho congruente con los cargos precisados por los impugnantes y
calificados por el Tribunal positivamente, mediante la resolución de
procedencia; sin embargo, excepcionalmente, resultaría imposible que
la sentencia casatoria alcance su fin nomofiláctico, uniformizador y
dikelógico si en el proceso que se conoce, existen vicios procesales
insalvables que estén por encima de los intereses de las partes, al
advertirse que tales infracciones originan nulidades procesales
insubsanables que afectan el derecho al debido proceso. [...] Que frente
a un vicio de tal consideración, el órgano jurisdiccional tiene la
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que el mismo cumpla con los requisitos establecidos en el artículo 388 del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2430-2012 / Arequipa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2012, pág. 38363).
- “... La casación es un recurso extraordinario que está regido por el principio
dispositivo del proceso civil, en virtud de la cual [sic -léase del cual-] la
Sala [Suprema] solamente puede conocer las causales que expresamente
invocan las partes y que expresamente están contenidas en el artículo
trescientos ochentiséis del Código Adjetivo [C.P.C.], no siendo por ello
factible que se pueda corregir los errores u omisiones en que incurren las
partes al fundamentar sus recursos...” (Casación Nro. 3586-00 / San
Román, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág.
7251).
- “... Quien recurre en recurso de casación debe satisfacer adecuadamente los
requisitos de fondo no pudiendo esta Sala Suprema suplir los defectos de
formulación del recurso, pues ello implicaría la violación del principio de la
igualdad de las partes en el proceso...” (Casación Nro. 1008-04 / Cusco,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-11-2004, págs. 12934-
12935).
- “... En los procesos civiles el margen de acción de esta Suprema Sala se
encuentra limitado a lo expresado en el recurso de casación, encontrándose
prohibido, por disposición expresa del artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Civil, el analizar aspectos que no hayan sido propuestos
por las partes...” (Casación Nro. 1382-2006 / Lima Norte, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-12-2008, págs. 23570-23573).
- “... En casación no es de aplicación el principio ‘Iura Novit Curia’ recogido
en el artículo VII del Título Preliminar del Código Civil, y no es posible
exceder la causa ‘petendi’ del recurso...” (Casación Nro. 1815-2006 /
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-05-2007, págs.
19400-19402).
- “... Las omisiones o errores en que incurren las partes al fundamentar sus
recursos no pueden ser subsanadas o corregidas por esta Sala [Suprema]
debido a la naturaleza extraordinaria del recurso de casación que no admite
la aplicación del aforismo ‘jura novit curia’...” (Casación Nro. 2443- 2000 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6671).
- “... La deficiencia en la fundamentación del recurso no puede ser corregida
por esta Sala [Suprema], ello por cuanto la casación es un recurso
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- “... El recurrente pretende cuestionar las conclusiones a las que arriban las
instancias de mérito sobre la base de la actuación de los medios
probatorios, materia que resulta ajena a los fines del recurso [de
casación]...” (Casación Nro. 2265-2000 / Tumbes, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6661).
- “... En sede casatoria no pueden invocarse cuestiones nuevas que no han
sido materia de debate jurídico...” (Casación Nro. 3071-2001 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2003, págs. 10477-
10478).
- “... La facultad del iura novit curia está limitada a subsanar o corregir la
omisión o defecto al invocar una norma de derecho material, mas no para
[...] invocar hechos nuevos en sede casatoria...” (Casación Nro. 3071-2001 /
La Libertad, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2003, págs.
10477-10478).
- “... No se puede invocar en la casación lo que no es materia controvertida,
porque ello afectaría el derecho de defensa de la otra parte que no ha
podido argumentar sobre el particular...” (Casación Nro. 3562-2000 /
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-04-2001, pág.
7248).
- “... En vía de casación no se pueden denunciar cuestiones que no han sido
objeto de debate en el proceso por no haberse hecho valer oportunamente
en el proceso, conforme a los artículos VII del Título Preliminar y 146 del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 3517-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 31-07-2001, pág. 7594).
- “... No puede traerse como agravio en casación lo que no fue tema del
proceso en la etapa postulatoria...” (Casación Nro. 1101-07 / Cañete,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-10-2007, págs. 20461-
20462).
- “... No resulta procedente que esta Corte [de casación] conozca hechos que
no fueron alegados por las partes en sus actos postulatorios, pues ello
afectaría el principio dispositivo en materia de impugnación en virtud del
cual el Juez Superior solamente puede hacer conocer los hechos que han
sido alegados y debatidos por las partes en las etapas respectivas...”
(Casación Nro. 3826-00 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 02-07-2001, págs. 7353-7354).
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
- “... Los argumentos en que sustenta [el recurrente] su recurso [de casación]
no fueron discutidos en las respectivas instancias, por lo que deviene en
inviable el recurso al no sujetarse al Principio Dispositivo, según el cual el
juez solamente puede conocer los agravios que han sido objeto de debate y
pronunciamiento en las etapas correspondientes...” (Casación Nro. 470-
2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 3107-2001, pág.
7485).
- “... Las denuncias [...] deben ser rechazadas porque a través de ellas la
recurrente pretende promover un nuevo debate probatorio en relación a
argumentos que no fueron expuestos oportunamente por su defensa; es
decir, recién en sede casatoria se exponen hechos nuevos no mencionados
al contestar la demanda, lo que resulta improcedente en atención a la
naturaleza jurídica del recurso de casación y a lo establecido en el artículo
384 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 5053-2007 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2008, pág. 21698).
- “... La denuncia formulada supone una nueva evaluación de la prueba a
efectos de fijar unos hechos que por otro lado no fueron alegados en la
contestación [de demanda] y que no pueden ser objeto de pronunciamiento
atendiendo a lo dispuesto en el artículo sétimo del Título Preliminar del
Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2339-2000 / Lima, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6665).
- “... Si bien la caducidad puede ser declarada de oficio, ello constituye un
tema fáctico el cual no es materia del recurso de casación [...], de
conformidad con los fines asignados al referido recurso por el artículo
trescientos ochenticuatro del Código Adjetivo [C.P.C.]...” (Casación Nro.
3742-2006 / Tacna, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-072007,
págs. 19883-19884).
- “... En casación no es factible el control de la calificación jurídica de los
hechos que las instancias de mérito hayan efectuado al emitir sus decisiones
para cambiar el sentido de la decisión por esta Suprema Corte, pues el
ordenamiento procesal vigente no lo faculta de acuerdo a lo dispuesto en el
artículo 384 del Código Procesal Civil...” (Casación Nro. 2353-2004 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-01-2006, pág.
15269).
- “... En casación no es posible revisar los hechos establecidos en la
instancia, pero se puede controlar la calificación jurídica dada por los
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-
10.17 Jurisprudencia relacionada con la casación y las cuestiones
atinentes a la prueba
La Corte Suprema de Justicia de la República, en relación a la casación y
las cuestiones atinentes a la prueba, ha establecido lo siguiente:
- “... El Recurso de Casación consiste en el examen de las cuestiones de
derecho de la resolución impugnada, descartándose las razones de hecho o
sea el análisis de las pruebas aportadas o de las conclusiones a que han
llegado las instancias inferiores al analizarlas...” (Casación Nro. 178-94 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 22-10-1995, pág. 12).
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MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
- “... Dentro de las funciones casatorias de esta Sala [Suprema] no se
encuentra la de revalorar los medios probatorios actuados por no constituir
una instancia de mérito...” (Casación Nro. 1815-2000 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001, pág. 6649).
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MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION
-
“... Los agravios formulados están referidos al caudal probatorio y a las
alegaciones ya planteadas y respondidas por la Sala de mérito;
advirtiéndose que en realidad está cuestionando el criterio asumido por
la instancia de mérito, es decir, lo que en el fondo pretende es el re-
examen de la prueba, lo cual no está permitido en sede casatoria, más
aún si nos encontramos ante un proceso de ejecución y no uno
declarativo de derechos...” (Casación Nro. 894-2012 / Loreto,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2012, pág. 38440).
- “... No es actividad constitutiva de la Sala de Casación revalorar la
prueba ni juzgar los motivos que formaron la convicción del Tribunal
de mérito, de ahí que también son excluidos aquellos hechos que en
forma unilateral el recurrente estima probados...” (Casación Nro. 379-
2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-2008,
pág. 22422).
- “... No está en la esfera de las facultades de la Corte de Casación
provocar un nuevo examen crítico de los medios probatorios que dan
base a la sentencia, ni revalorar las pruebas que formaron la convicción
del tribunal de mérito...” (Casación Nro. 264-2000 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 26-05-2000, pág. 5421).
- “... No es actividad constitutiva del recurso de casación revalorar la
prueba, los hechos, ni juzgar los motivos que formaron convicción en
la Sala Superior, lo que es ajeno al debate casatorio...” (Casación Nro.
164-2014 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-06-
2014, pág. 53920).
- “... En sede casatoria, no es posible la revaloración de medios
probatorios, por cuanto su labor está estrictamente determinado [sic
-léase determinada-] a cuestiones de derecho...” (Casación Nro. 5545-
2007 / Piura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008,
págs. 23360-23361).
- “... El recurso de casación no tiene por objeto la revaloración de la
prueba actuada en el desarrollo del proceso, en atención a su naturaleza
de iure, por consiguiente, no es tema del debate casatorio la
reevaluación del caudal probatorio...” (Casación Nro. 2209-2008 /
Cusco, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs.
23408-23409).
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
- “... Se pretende el reexamen de la prueba [...], cuestiones que no caben
fijarse en sede casatoria pues su función se restringe al control de los
errores de iure con prescindencia de las [sic -léase de los-] de hecho...”
(Casación Nro. 2357-2000 / Arequipa, publicada en el Diario Oficial
El Peruano el 02-01-2001, pág. 6666).
“... No resulta viable cuestionar en casación la validez jurídica de los
medios probatorios actuados y valorados por las instancias de mérito,
en atención a la naturaleza de iure del presente medio impugnatorio...”
(Casación Nro. 3545-2007 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-10-2007, pág. 20862).
- “... La argumentación del recurso de casación se refiere a cuestiones de
probanza, pretendiendo reabrir la etapa del caudal probatorio y fáctico
que ha servido de convicción a las instancias de mérito, lo que no cabe
en esta sede extraordinaria, por no ser una tercera instancia ordinaria,
ni tratarse de un recurso de nulidad...” (Casación Nro. 5103-2007 /
Arequipa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008,
págs. 23364-23365).
- “... Las conclusiones de mérito a las que ha arribado la Sala Superior
en relación a la prueba actuada en el desarrollo de la litis no puede ser
cuestionada en casación, en atención a que el presente medio
impugnatorio tiene, entre otras finalidades, la observancia de la norma
jurídica y el control de la logicidad en las resoluciones judiciales...”
(Casación Nro. 43-2008 / Pasco, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 03-09-2008, págs. 22871-22872).
- “... Tales apreciaciones [...] pretenden discutir el sentido crítico de la
decisión que encuentra sustento en la valoración de la prueba aportada
al proceso, lo que es inviable mediante la interposición del recurso de
casación, por su naturaleza de derecho...” (Casación Nro. 990-2012 /
Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-11-2012, pág.
38448).
- “... El recurrente cuestiona la valoración de los hechos y pruebas
realizadas [sic -léase realizada-] por las instancias de mérito, lo que no
puede ser materia del recurso de casación, toda vez que aquella tiene
una función nomofiláctica, esto es, lo que se busca es la determinación
de la exacta observación y significado de las leyes, no siendo una
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
- “... La inadecuada valoración de las pruebas no es materia de Recurso
de Casación...” (Casación Nro. 2265-98 / Huaura, publicada en el
Diario Oficial El Peruano el 03-06-2000, págs. 5465-5466).
- “... La denuncia relativa a una deficiente valoración de los medios
probatorios es una cuestión de hecho que no resulta recurrible en
casación por la naturaleza jurídica del recurso...” (Casación Nro. 1841-
2000 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-01-2001,
págs. 6651-6652).
- “... La denuncia in procedendo tampoco puede prosperar, ya que ella se
encuentra destinada a cuestionar la apreciación de las pruebas que se
ha hecho en las instancias de mérito, lo cual no puede ser materia de
casación por ser ajena a sus fines consagrados en el artículo trescientos
ochenticuatro del Código Procesal acotado [C.P.C.]...” (Casación Nro.
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MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
- “... El recurso extraordinario de casación sólo versa sobre cuestiones
de derecho, siendo ajeno a sus fines la valoración de pruebas, aún
cuando se arguya que son instrumentos públicos...” (Casación Nro.
2349-2001 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-02-
2002, pág. 8457).
- “... En sede de casación no resulta procedente denunciar y menos
conocer cuestiones probatorias [tachas], dado el carácter de
articulaciones que estas tienen; más aún si se pretende cuestionar el
aspecto probatorio de las mismas...” (Casación Nro. 1233-2002 /
Camaná, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 31-03-2003,
págs. 10363-10364).
- “... La carga de la prueba así como las presunciones legales son
sucedáneos de los medios probatorios que sirven al Juez para una
mejor valoración de la prueba; en ese sentido, las reglas que regulan
los citados sucedáneos probatorios tiene [sic] un alcance limitado al
caso concreto, que no resulta compatible con los efectos generales y
los fines de iure de la casación...” (Casación Nro. 3237-99 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 22-02-2000, págs. 4670-
4671).
- “... El recurso de casación no puede sustentarse en la improbanza de la
pretensión puesto que no está en la esfera de las facultades de la Corte
de Casación provocar un nuevo examen crítico de los medios
probatorios que dan base a la sentencia, ni valorar las pruebas que
formaron la convicción de las instancias de mérito...” (Casación Nro.
1127-2003 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-
2004, pág. 11565).
- “... Sustentando [sic] el recurso [de casación] [...] en la valoración
arbitraria de las pruebas, nos remite necesariamente a la dimensión
fáctica que no es propia de la actividad casatoria, por lo que [se] debe
desestimar en tal extremo...” (Casación Nro. 614-04 / Santa, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 31-08-2004, págs. 12592-12593).
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MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
-
contraria a las reglas de la lógica y faltas a la sindéresis...” (Casación
Nro. 705-2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-
06-2008, págs. 22450-22451).
- “... Si bien es cierto que en materia de casación no corresponde a la
Sala [Suprema] analizar las conclusiones a que llegan las instancias de
mérito sobre las cuestiones de hecho, ni las relativas a la valoración de
la prueba examinada en instancia; sin embargo, es factible el control
casatorio tratándose de la infracción de las reglas que regulan la
actividad probatoria, entre ellas, las que establecen que el Juez tiene la
obligación procesal de valorar todos los medios probatorios en forma
conjunta, utilizando su apreciación razonada...” (Casación Nro. 487-
2008 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-09-2008,
págs. 23090-23091).
- “... La presencia de una valoración de los medios probatorios que de
modo evidente incumpla las reglas previstas por el Ordenamiento
Procesal Civil comporta la afectación del derecho al debido proceso y
puede ser denunciada como tal, vía recurso de casación; empero, de un
lado, debe de indicarse expresa y rigurosamente cuáles son los
elementos de dicha indebida valoración, dado que [...] la Sala de
Casación no es una instancia
de fallo; y, de otro lado, dicha Sala se limitará, en caso de configurarse
el agravio, a observar la existencia de dicho incumplimiento
disponiendo la renovación del acto procesal afectado y serán las
instancias de fallo que saneando la deficiencia, les lleve de acuerdo a
una mejor valoración a concluir de modo distinto o a ratificar la
decisión anterior en todo o en parte...” (Casación Nro. 1600-2002 /
Amazonas, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-02-2003,
págs. 10053-10054).
- “... El error en el significado jurídico de una prueba, entra de lleno en
el oficio casatorio...” (Casación Nro. 880-2000 / Cusco, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2000, págs. 6375-6376).
- “... El valor de las pruebas [...] sólo pueden someterse al control
casatorio si se demuestra que ha sido el resultado de un razonamiento
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-
Nro. 2057-2007 / Santa, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
29-02-2008, págs. 21552-21554).
- “... En materia de casación por regla general, no es posible reexaminar
la valoración de los medios probatorios, salvo cuando exista una
sentencia arbitraria...” (Casación Nro. 785-2003 / Lambayeque,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-12-2003, pág. 11331).
- “... La arbitraria evaluación de la prueba por el inferior ha originado
un fallo que se caracteriza por presentar una motivación aparente que
no corresponde a los criterios legales ni para la selección del material
fáctico ni para la apreciación lógica y razonada de la prueba, caso en
el que la Sala de Casación no puede estar impedido de revisar la
actividad procesal en materia de prueba cuando se ignoran o deforman
los hechos relevantes de la controversia” (Casación Nro. 1948-98 /
Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-01-1999, pág.
2361).
- “... Si bien es cierto que la Sala de Casación, atendiendo a las
finalidades dikelógica y axiológica de este recurso extraordinario
[casación], excepcionalmente, revisando caso por caso, puede entrar al
reexamen de las pruebas, ello sólo es posible cuando hubiese un error
patente o una decisión arbitraria...” (Casación Nro. 839-2003 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2004, pág. 11559).
- “... Se denuncia casatoriamente haberse infringido el principio
procesal relativo a la libre valoración de la prueba. Dicho principio
recogido en el [...] artículo ciento noventa y siete del citado Código
Procesal [C.P.C.] preconiza que ‘todos los medios probatorios son
valorados por el Juez en forma conjunta, utilizando su apreciación
razonada’. Es que los medios probatorios actuados dentro de un
proceso conforman una unidad y como tales deben ser revisados y
merituados en forma conjunta, confrontándose los que apoyan la
pretensión reclamada frente a los que la contradicen, para que a partir
de dicha evaluación el Juzgador se forme una cabal convicción
respecto del asunto en litis. Nada obsta a los operadores
jurisdiccionales realizar tal discernimiento, pues, si únicamente se
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MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE CASACION
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-
- “... La sentencia emitida sobre la base de una indebida valoración de
algún medio de prueba o la ausencia de valoración de los mismos,
pueden ser recurridas en casación por constituir modalidades de la
denominada
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CAPITULO XXVII
MEDIOS IMPUGNATORIOS:
RECURSO DE QUEJA
1. CONFIGURACION
El recurso de queja, denominado también directo o de hecho, es aquel
medio impugnatorio dirigido contra la resolución que declara inadmisible o
improcedente un recurso de apelación o que concede apelación en efecto
distinto al peticionado, con el fin de que el órgano jurisdiccional superior en
grado a aquel que expidió el acto procesal cuestionado -y ante el cual se
interpone directamente el recurso- lo examine y lo revoque (en el supuesto que
declare fundada la queja), concediendo, además, el recurso de apelación
denegado en un principio por el inferior jerárquico o la apelación en el efecto
solicitado por el impugnante, según sea el caso, para que sea sustanciado dicho
medio impugnativo conforme a ley, sin pronunciarse, de ningún modo, a través
de la resolución que acoge la queja, sobre el asunto de fondo, vale decir, lo que
es materia de apelación.
Casarino Viterbo reputa al recurso de hecho como aquel que “... tiene por
objeto obtener del tribunal superior que enmiende en conformidad a derecho los
agravios que causa el inferior al pronunciarse sobre un recurso de apelación...”
(CASARINO VITERBO, 1984, Tomo IV: 265).
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner expresan sobre el particular que “el
ordenamiento procesal prevé un recurso denominado de queja, de hecho, que
debe deducirse ante el tribunal de alzada y tiene por objeto que éste, mediante
una revisión del juicio de admisibilidad formulado por el juez o tribunal
inferior, revoque la resolución denegatoria del recurso, lo declare, por lo tanto,
admisible, y disponga sustanciarlo” (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y
WAGNER, 1990: 334).
En opinión de Ramos Méndez, “el recurso de queja es un recurso
ordinario, devolutivo, que en el ámbito civil viene concebido en función de otro
recurso, al objeto de evitar que el Tribunal ad quem no tenga conocimiento de
una impugnación planteada ante el Tribunal a quo” (RAMOS MENDEZ, 1992,
1006
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE QUEJA
Tomo II: 720). “Es por lo tanto un recurso instrumental que persigue la
admisión o preparación de otro recurso” (RAMOS MENDEZ, 1992, Tomo II:
720).
Gómez de Liaño González conceptúa a la queja como un “... recurso
ordinario devolutivo susceptible de interponerse frente a resoluciones que
denieguen la admisión de un recurso de apelación (...), presentando en
consecuencia un carácter instrumental al atacar la inadmisión de otro recurso”
(GOMEZ DE LIAÑO GONZALEZ, 1992: 514).
Kielmanovich considera que “... el recurso de queja por apelación
denegada, ‘directo’ o de ‘hecho’, es el remedio procesal dirigido a alcanzar que
el órgano superior al que dictó la providencia denegatoria del recurso de
apelación, la revoque y la conceda, mandando tramitarlo en la forma y con los
efectos que correspondan; o bien revise el efecto con que se ha concedido el
recurso” (KIELMANOVICH, 1989: 49). El recurso de queja -continúa
Kielmanovich- “... importa reconocer en la Alzada el juicio definitivo de
admisibilidad de los recursos ordinarios que en su función
negativa apareja la facultad de declarar la inadmisibilidad del recurso de
apelación indebidamente concedido, y en su función positiva, la de otorgar el
indebidamente denegado” (KIELMANOVICH, 1989: 50).
Lino Palacio concibe al recurso de queja como “... el remedio procesal
tendiente a obtener que el órgano judicial competente para conocer en segunda
o tercera instancia ordinarios, tras revisar el juicio de admisibilidad formulado
por el órgano inferior, revoque la providencia denegatoria de la apelación,
declare a ésta, por consiguiente, admisible y disponga sustanciarla en la forma y
efectos que correspondan” (PALACIO, 1979, Tomo V: 127).
Gimeno Sendra dice del recurso de queja lo siguiente:
“Por recurso de queja cabe entender el medio de impugnación a través del
cual se pretende corregir el error padecido por el tribunal ‘a quo’,
consistente en declarar indebidamente inadmisible un recurso, que
ante él se prepara, para su resolución por el superior jerárquico.
Del precedente concepto se infiere que dicho medio de impugnación no es
procedente en los supuestos de inadmisión de un recurso no
devolutivo, como es el caso del recurso de reposición. Su fundamento
descansa en la necesidad de evitar que el órgano, que haya dictado la
resolución, cuya impugnación se pretende, adquiera plena facultad en
1007
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
2. REQUISITOS
De conformidad con nuestro ordenamiento procesal, son requisitos (de
admisibilidad y de procedencia) para plantear el recurso de queja los que a
continuación se indican:
A) Que sea interpuesto ante el superior del que denegó la apelación o la
concedió en efecto distinto al pedido. Así lo establece la parte inicial
del primer párrafo del artículo 403 del Código Procesal Civil.
B) Que la queja se formule dentro del plazo de tres días, contado desde el
día siguiente a la notificación de la resolución que deniega el recurso
1008
MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE QUEJA
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
3. LEGITIMIDAD
Tiene legitimidad para interponer recurso de queja la parte o el tercero
legitimado agraviado con una resolución que declara inadmisible o
improcedente un recurso de apelación o que concede la apelación en efecto
distinto al peticionado, siendo justificado su interés en recurrir, por cuanto se le
está negando su derecho a impugnar y a la pluralidad de instancias o se le
coloca en un estado de indefensión.
Sostiene Loutayf Ranea, en relación a la legitimidad para recurrir en queja,
que “... todo aquel sujeto que ha interpuesto un recurso de apelación, que ha
sido denegado puede deducir la queja” (LOUTAYF RANEA, 1989, Tomo 2:
379).
Véscovi indica al respecto que “para interponer la queja el impugnante
tiene que haber sido parte en el proceso; la intervención, sólo en esta etapa,
como tercero es de excepción. Pero en todo caso se rige por los principios
generales...” (VESCOVI, 1988: 189). “Naturalmente (...), si la negativa se
funda justamente en su calidad, que resulta discutible, será el superior quien
deberá resolver y corresponderá la queja” (VESCOVI, 1988: 189). Véscovi
concluye diciendo que “el presupuesto objetivo no requiere sólo la calidad de
parte, sino, como todo recurso, el agravio...” (VESCOVI, 1988: 190).
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MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE QUEJA
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
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MEDIOS IMPUGNATORIOS: RECURSO DE QUEJA
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
1014
INDICE GENERAL
Presentación ........................................................................................... 5
CAPITULO I
1016
ÍNDICE GENERAL
1017
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
EL MINISTERIO PUBLICO
1. Concepto de Ministerio Público ...................................................... 125
CAPITULO III
1018
ÍNDICE GENERAL
CAPITULO IV
CAPITULO V
LITISCONSORCIO
1. Concepto de litisconsorcio ............................................................... 221
2. Litisconsorcio necesario u obligatorio .............................................. 224
2.1 Noción.................................................................................. 224
2.2 Integración de oficio del contradictorio ................................ 226
1019
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
CAPITULO VI
1020
ÍNDICE GENERAL
CAPITULO VII
1021
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
1022
ÍNDICE GENERAL
lenta...................................................................................... 356
12.5 Competencia ......................................................................... 356
12.6 Vía procedimental ................................................................. 356
12.7 Plazo para interponer la demanda ......................................... 357
12.8 Legitimidad ........................................................................... 358
12.9 Medidas cautelares admisibles ............................................... 359
12.10 Efectos de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta ................. 359
12.11 Jurisprudencia casatoria relacionada con la nulidad de cosa juz-
gada fraudulenta ................................................................... 360
12.11.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con aspectos generales de
la nulidad de cosa juzgada fraudulenta .... 360 12.11.2
Jurisprudencia casatoria relacionada con el fraude y la colusión
procesal ................................................. 363
12.11.3 Jurisprudencia casatoria relacionada con el objeto de
debate en el proceso de nulidad de cosa juzgada frau-
dulenta .................................................................... 365
12.11.4 Jurisprudencia casatoria relacionada con el objeto de
impugnación (sentencia, acuerdo conciliatorio o transaccional)
en el proceso de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta .............................................................. 369
12.11.5 Jurisprudencia casatoria relacionada con la legitima-
ción (activa y pasiva) en el proceso de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta ................................................. 372
12.11.5.1 Jurisprudencia casatoria relacionada con el
carácter residual de la nulidad de cosa juzgada
fraudulenta ..................................... 375
12.11.6 Jurisprudencia casatoria relacionada con el plazo u
oportunidad para demandar la nulidad de cosa juz-
gada fraudulenta ...................................................... 377
12.11.7 Jurisprudencia casatoria relacionada con la acumulación en el
proceso de nulidad de cosa juzgada frau-
dulenta .................................................................... 386
12.11.8 Jurisprudencia casatoria relacionada con la prueba en el
proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta ... 386
12.11.9 Jurisprudencia casatoria relacionada con los efectos del
amparo de la acción de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta .............................................................. 390
12.11.10 Jurisprudencia casatoria relacionada con la impug-
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MANUAL DEL PROCESO CIVIL
CAPITULO VIII
CAPITULO IX
1024
ÍNDICE GENERAL
CAPITULO X
CAPITULO XI
1025
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
CAPITULO XII
CAPITULO XIII
1026
ÍNDICE GENERAL
CAPITULO XIV
CAPITULO XV
CUESTIONES PROBATORIAS
1. Concepto y formas .......................................................................... 473
1.1 La tacha ................................................................................ 473
1.1.1 Definición ............................................................... 473
1.1.2 Tacha de testigos ..................................................... 473
1.1.3 Tacha de documentos .............................................. 474
1.1.4 Tacha de medios probatorios atípicos ...................... 474
1.1.5 Tramitación de la tacha ........................................... 475
1.1.6 Conocimiento sobreviniente de la causal de
tacha ....................................................................... 475
1.1.7 Efectos de la tacha formulada maliciosamente ......... 475
1.2 La oposición ......................................................................... 476
1.2.1 Concepto ................................................................ 476
1027
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
CAPITULO XVI
LA PRUEBA ANTICIPADA
1. Definición ....................................................................................... 481
2. Requisitos ........................................................................................ 482
3. Competencia y trámite .................................................................... 483
4. La citación del emplazado ................................................................ 483
5. Habilitación de día y hora para la actuación de la prueba anti-
cipada .............................................................................................. 484
6. La absolución anticipada de posiciones ............................................ 484
7. La declaración testimonial anticipada .............................................. 484
8. Reconocimiento anticipado de documentos ..................................... 485
9. Exhibición anticipada de documentos y otros bienes muebles .......... 485
10. Actuación anticipada de la prueba pericial ....................................... 485
11. Actuación anticipada de la inspección o percepción judicial ............. 12. 486
Regulación supletoria aplicable a la prueba anticipada ..................... 13. 486
Oposición a la actuación anticipada de un medio probatorio ........... 14. Actos 486
procesales improcedentes en la prueba anticipada .................. 15. La prueba 486
anticipada: sus apercibimientos y valor probatorio .......... 16. Conclusión de la 487
prueba anticipada ................................................. 488
CAPITULO XVII
1028
ÍNDICE GENERAL
1029
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
tos......................................................................................... 566
CAPITULO XVIII
1030
ÍNDICE GENERAL
CAPITULO XIX
CAPITULO XX
1031
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
CAPITULO XXI
1032
ÍNDICE GENERAL
1033
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
CAPITULO XXIII
CAPITULO XXIV
MEDIOS IMPUGNATORIOS:
RECURSO DE REPOSICION
1. Significado ....................................................................................... 715
2. Procedencia ..................................................................................... 716
1034
ÍNDICE GENERAL
1035
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
1036
ÍNDICE GENERAL
CAPITULO XXVI
1037
MANUAL DEL PROCESO CIVIL
1038
ÍNDICE GENERAL
CAPITULO XXVII
1039