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IMPUGNACIÓN1
1. Introducción.
El vocablo “impugnar” encuentra origen en la voz latina similar "impugnare", que importa
atacar, asaltar, combatir, por lo que, a los efectos de la mayor comprensión de cuanto se
expondrá, resulta prudente la delimitación de su contenido y sentido y, en ese afán, se
reconocen dos ámbitos a los que se proyecta su significado 2: uno lato o natural y obvio y
otro jurídico-procesal que, a su turno, admitirá una acepción amplia y otra limitada y
estrictamente técnica.
2 . Fundamento de la impugnación.
Así pues, tendrá el derecho de impugnar, raíces que la psicología puede procesar con
mayor aptitud que el Derecho pero, en la realidad normativa, hemos de precisarlas,
buscando las razones que conducen al legislador a establecerlo y a regular su ejercicio.
1
Estas líneas, destinadas a la impartición de un Magíster en la Facultad de Derecho de la
Universidad de Valparaíso, en el presente año 2009, corresponden a una actualización de mi
pensamiento sobre la impugnación y se apartan, en varios aspectos, de las que, sobre el mismo
tema, publiqué en mis “ Comentarios Procesales” ( Edeval) más de una década atrás
2
Adolfo Armando Rivas: "Tratado de los Recursos Ordinarios y el Proceso en las Instancias
Superiores", Tomo 1. Edit. Abaco de RodoIfo Depalma, Buenos Aires, 1991, p. 33.
3
Enrique Vescovi: "Los Recursos Judiciales y Demás Medios Impugnativos en Iberoamérica", Edic.
Depalma, Buenos Aires, 1989, p: 25
.
4
Francisco Carnelutti. “Derecho Procesal Civil y Penal I. Derecho y Proceso”, Editorial EJEA,
Buenos Aires,1971, p. 26.
5
Hugo Alsina: “Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial”. Tomo II Cia. Org.
De Editores S.R. L., Buenos Aires ,1942, p. 602.
1
En lo material, sin embargo, la impugnación descansa en el error, real o presunto, que el
afectado le atribuye a la resolución y que se traduce en el agravio que le ocasiona.
En este orden de cosas, viene bien recordar que nuestra Corte Suprema no sólo ha
puesto de relieve el compromiso del interés general que existe en la mera decisión de
casos individuales, sino se ha venido haciendo cargo, también, del sentido y alcance de
la exigencia de la motivación de las sentencias, de cara, entre otros fines, a dotar de
efectividad a los recursos y, en fallos sucesivos,8 ha declarado que
En este contexto surge toda la distinción racional sobre lo que efectivamente constituye el
fundamento del fallo por parte de los jueces, distinguiendo lo que son las motivaciones,
fundamentaciones, justificaciones y argumentaciones, resolviéndose por la jurisprudencia
comparada que hay ausencia de fundamento tanto cuando éste se encuentra ausente,
como cuando la ausencia es parcial o son insuficientes los expresados, al igual que al
existir incoherencia interna, arbitrariedad e irrazonabilidad.
6
Gottwald, Peter en Rosenberg/Schwab/Gottwald, Zivilprozessrecht, 16. edic.,
Edit. C.H. Beck, München, 2004.
7
Cfr Raúl Núñez Ojeda “ El Sistema de Recurso Procesales En el Ámbito Civil en un Estado
Democrático Deliberativo” en Revista Ius et Praxis 198 año 14 Nº 1 págs 199-223
8
Cfr. Corte Suprema 16-abr-2008 rol 4314/06 “W. Unitar Limited c/ Red de Televisión
Universidad de Chile S.A. “
2
Se han detenido los tribunales y la doctrina en el estudio de este requisito de las
sentencias, por razones procesales y extraprocesales. Está presente, principalmente, la
posibilidad de las partes de recurrir y con ello dar aplicación al "justo y racional
procedimiento" que exige la Constitución Política , que en mayor medida se debe
alcanzar en la sentencia, por ser la ocasión en que el Estado, por medio del órgano
jurisdiccional, responde al derecho de petición y especialmente a la acción interpuesta en
el proceso, todo lo cual, sin duda, debe tener en consideración el tribunal superior al
revisar eventualmente la decisión. Tan importante como lo anterior es la legitimación con
la sociedad y el escrutinio que puede hacer cualquier ciudadano de lo expuesto por el
juez, esta es una de las formas cómo el Poder Judicial se legitima día a día en sus
decisiones, se llega a la aplicación de los principios de transparencia y publicidad, pilares
fundamentales del Estado democrático y social de Derecho.
"4º Pone de manifiesto la vinculación del Juez a la Ley". (Sentencia del Tribunal
Constitucional español, de 5 de febrero de 1987);
Con todo, lo que se persigue, a estas alturas, es explicar la razón por la cual el particular
se alza en contra de las resoluciones que le son agraviantes, antes que la utilidad que al
Estado mismo pueda – y deba - brindar un efectivo régimen de recursos. En esta línea,
entonces, mantengo lo expuesto precedentemente, lo que no importa, en caso alguno,
desconocer dicha utilidad, la que, por el contrario, llama a enfatizar las ventajas que, para
la convivencia democrática reporta tal adecuado régimen.
Para el derecho español y, en particular, para el proceso civil, ha concluido Ortells, que no
existe una norma constitucional que consagre el deber de consignar medios de
impugnación y cita - en apoyo - diversas sentencias del Tribunal Constitucional que,
interpretando el conocido artículo 24 de la Constitución española, han declarado que del
derecho a la tutela judicial efectiva, que allí se consagra, no resulta para el legislador la
obligación de pergeñar dichos medios9.
9
Manuel Ortells R.: "Los Medios de Impugnación", en la ob. colectiva. Derecho Jurisdiccional 11
Proceso Civii 1 (2, edic.) con Monteto Arca y ot. Lib. Bosch, Barcelona. 1989, p. 363.
10
Ada Pellegrini Grinover: "As. garantías constitucionais do direto de acao". Sao Paulo. Revista
dos Ttibunais, 1973, p. 31, cit. por Vescovi, ob. cit., p. 27.
3
de instancia única o plural o de limitar los supuestos de admisibilidad de los recursos
ordinarios, sin que se afecte por ello tal garantía constitucional"11.
En efecto, el art. 7 de la ley 19.047, - llamada Ley Cumplido - agregó, al art. 52 del Código
Orgánico de Tribunales, un numeral 2º, conforme al cual, a un Ministro de la Corte
Suprema le corresponde conocer, como Tribunal unipersonal de primera instancia, “de los
delitos de jurisdicción de los Tribunales chilenos, cuando puedan afectar las relaciones
internacionales de la República con otro Estado". 15Pues bien, no previéndose en la ley
modificatoria, un régimen recursivo para las resoluciones de este especialísimo Tribunal,
la Corte Suprema dictó un nuevo Auto Acordado, publicado en el Diario Oficial de 5 de
11
Roberto G. Loutayf R.: "El recurso ordinario de apelación en el proceso Civil". Edit. Astra, Buenos
Aires, 1989, p. 26; en el mismo sentido, Adolfo A. Rivas, ob. cit., p. 58
12
Eduardo J. Couture: "'Estudios de Derecho Procesal Civil", Tomo 1. "La Constitución y el
Proceso Civi” 3ª edic., Ed. Depalma, Buenos Aires,1979, PP. 58 y SS. 3
13
Enrico Tulio Liebman: "Manual de Derecho Procesal Civil". Edit. EJEA, Buenos Aires, 198% p.
50.
14
El Auto Acordado referido fue reemplazado por otro, publicado en el D.O. de 27 de junio de 1992
cuya constitucionalidad así como la legalidad de varias de sus disposiciones han sido
controvertidas por las más calificadas opiniones de la cátedra, la doctrina y el foro nacionales.
15
Se trata de la modificación introducida con motivo del asesinato en Washington, por agentes
chilenos, del ex Canciller, Orlando Letelier.
4
octubre de 1991, conforme al cual dispuso que ella es "el tribunal de segunda instancia (al
que) le corresponde conocer de las impugnaciones de las decisiones de uno de sus
jueces, como tribunal unipersonal, "a semejanza" de lo que ordena el Código Orgánico de
Tribunales al entregar en su artículo 98 Nº 5, a las Salas de la Corte Suprema el
conocimiento de las apelaciones que se deduzcan en algunos procesos de que conoce su
presidente como tribunal unipersonal".
La Corte sin embargo, motivada - al parecer - por la anticipada convicción que la doble
instancia es fundamental en un procedimiento "racional y justo", asumió, una vez más,
una función colegisladora, que los artículos 7 de la Constitución y 4 y del Código
Orgánico de Tribunales le vedan expresamente, y suplió lo que, le pareció, era una
omisión.
Al proceder en la forma señalada, contrarió, además, el art. 108 del Código Orgánico de
Tribunales, que entrega sólo a la ley la determinación de la competencia (de una primera
o segunda instancia) y dejó sin aplicación práctica, el mandato del art. 5º del Código Civil
e impidió el análisis de la constitucionalidad del referido art. 7 de la ley 19.047.
Con todo, sirve el episodio para ilustrar - como ya se dijo - el criterio de la Corte, que
parece estimar inimaginable, que el justiciable carezca del derecho de impugnar lo que se
resuelva.
En afán conclusivo, y parcial, por lo que más adelante agrego, estimo hoy, cambiando la
opinión que antes sustenté, y en base solamente a los antecedentes allegados hasta acá,
que una lectura de la Constitución, desde la perspectiva de las garantías individuales y los
derechos esenciales de las personas, torna posible concluir que el derecho a impugnar
las resoluciones judiciales reconoce allí, necesaria acogida. Por decirlo de otra forma, me
parece, en la actualidad, que debería prosperar una pretensión de inconstitucionalidad, en
contra de una ley que previese un juzgamiento no recurrible.
La conclusión anterior debe revisarse teniendo en cuenta que, conforme al actual texto del
inciso segundo del art. 5 de la Constitución,17 suscritos y ratificados por Chile, tanto el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos como la Convención Americana de
Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica, conforman, ambos, derecho
interno chileno, cuya verdadera jerarquía no termina de determinarse pero que, a lo
menos, resulta similar a la de la norma constitucional.
Como sea, los Tribunales nacionales han de acatar el mandato contenido en el art. 14 Nº
5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos conforme al cual "toda persona
declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena que
16
Hugo Pereira Anabalón: "Curso de Derecho Procesal". Tomo I. Edit. Jurídica Conosur. Santiago,
1993, p. 382. Discrepo de la opinión del ilustre procesalista nacional porque el art. 110 citado no
proclama que, cada vez que un inferior deba conocer de un asunto, su superior deba conocer de
los recursos de apelación que en contra de sus resoluciones se entablen. Si así aconteciere, la
disposición habría tenido por objeto consagrar la apelabilidad de todas las resoluciones
pronunciadas por los inferiores, en circunstancias que sólo persigue determinar territorialmente a
qué tribunal corresponde conocer de las apelaciones, que se deduzcan en contra de las decisiones
de un inferior, si en contra de los mismos procede la apelación. No hay que olvidar que no se trata
de una norma procesal funcional que establezca recursos.
17
'Es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos, garantizados por esta
Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren
vigentes". Const. Pol. Chile. art. 5 inc. 2 in fine.
5
se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a lo prescrito por la
ley", precepto que el Pacto de San José de Costa Rica reitera en términos aparentemente
más amplios, consagrando, a toda persona inculpada de delito, el derecho, durante el
proceso, en plena igualdad, a la garantía mínima, consistente en el "derecho de recurrir
del fallo ante juez o tribunal superior" (art. 8 Nº 2 letra h).
Comentando esta normativa, Hitters, destaca que se trata de fallos dictados en juicios
criminales y explica entender que se han de comprender no sólo los procesos
correcionales sino todo "aquel sector de la jurisdicción que tenga esencia punitiva".
Apunta que el recurso, a que se refiere la norma, debe ser ordinario, para permitir la
revisión de las cuestiones de hecho y de derecho, 18aunque reconoce la complicación que
se presentará en aquellos países que contemplan instancia única y oral cuando la vista de
la causa no está totalmente registrada19 y recuerda que la Corte Suprema argentina ha
declarado que la disposición sólo debe ser aplicada respecto de sentencias definitivas u
otras asimilables.
En nuestro país se ha estimado que el mandato obliga incluso ante otras resoluciones y,
así, se ha concedido apelación contra la resolución que dictada en proceso por la ley de
Control de Armas, negó lugar a la libertad provisional, inapelable, según la misma ley.
En armonía con estos tópicos, vale bien recordar que el Proyecto de Código Procesal
Penal modelo para Iberoamérica, prescindiendo enteramente de la apelación, optó por la
casación, teniendo en cuenta según se lee en la Exposición de Motivos, entre otras
consideraciones "la exigencia de un recurso ante un tribunal superior, que contiene el
Pacto de San José de Costa Rica (art. 8 .Nº 2) hoy derecho interno para muchos países
americanos20.
18
Es el criterio actual de la Corte Interamericana, a partir del fallo del conocido caso “Herrera Ulloa
con Costa Rica” de 2 de julio de 2004.
19
Juan Carlos Hitters: "Derecho Intemacional de los Derechos Humanos". Tomo 11. Sistema
Interamericano. El Pacto de San José de Costa Rica. Ediac. Buenos Aires, 1993; pp. 156157.
20
Código Procesal Penal Modelo para Iberoamérica. Edit. Hammurbi, SRL. Buenos Aires, 1989, p.
29. !
6
La Comisión de Estudio de la Nueva Constitución (sesiones 101 y 103) discutió
extensamente esta materia, prefiriendo no enumerar los requisitos del debido
proceso, sino atribuir a la ley el deber de establecer las garantías de un racional y
justo procedimiento, dejándose constancia que tales atributos se concretan, entre
otros elementos, en principios como el de la igualdad de las partes y el
emplazamiento, materializados en el conocimiento oportuno de la acción, la
posibilidad de una adecuada defensa y la aportación de la prueba, cuando ella
procede.
"La doctrina nacional ha definido el debido proceso como aquel que cumple
con todas las normas esenciales que garantizan un correcto ejercicio de la
función jurisdiccional y de la acción procesal "23
Picó i Junoy, por su parte, recuerda que el Tribunal Constitucional español afirma,
constantemente, que el derecho a la tutela judicial efectiva comprende el de obtener
una resolución fundada en Derecho y explica que el deber de motivación que la
Constitución y la Ley exigen, imponen que la decisión judicial esté precedida de la
argumentación que la fundamente… 24 de donde se desprende, con facilidad, que
constituye, idénticamente un derecho de semejante nivel, el que asegura la posibilidad de
denunciar la infracción al anterior...
21
Cfr: Rol 478 8 de agosto de 2006.
22
Cfr: C.Suprema 28/04/2008 Rol 1228-2008 “Andrea Arévalo Podomoro con Alpine Air Chile
S.A.”
23
Cfr. C.S.: Recurso de inaplicabilidad de Lincoyán Lagos Torteya, Rol 3410, de 2 de julio de 1999,
citado en "Inaplicabilidad por Inconstitucionalidad Jurisprudencia 1980-2005" Fernando Saenger
Gianoni y Guillermo Bruna Contreras, Editorial Jurídica de Chile, Santiago 2006, pág. 206.
24
Cfr Joan Picó i Junoy “Las Garantías Constitucionales del Proceso” JM Bosch Edit Barcelona
1997 págs 60-61
7
La situación constitucional nacional, aun cuando no presenta la contundencia que el
intérprete deseara, debe enfocarse bajo el amplio y generoso prisma de la garantía de un
procedimiento justo y racional: tal, y no otro, es el resultado de un cabal proceso
hermenéutico en el terreno de las garantías y derechos.
Por su parte y tras reconocer la posición preferente que los derechos fundamentales
ocupan en todos los Ordenamientos, algún autor 26 concluye que tal ubicación, de
excepcional relevancia, repercute de manera directa en la labor hermenéutica,
habiéndose concretado en criterios o topoi tan clásicos, como la prefered freedom
doctrine afirmada por el Tribunal Supremo norteamericano, o el principio de favor
libertatis, más propio del derecho continental.
Así, los derechos fundamentales se convierten, por una parte, en el parámetro material
básico que debe ser utilizado para la interpretación de todo el Ordenamiento jurídico.
Dicho de otra manera, en tanto en cuanto el contenido material central de la Constitución,
lo configuran los derechos fundamentales, afirmar que el ordenamiento jurídico debe
interpretarse de acuerdo con la Constitución es, en buena medida, lo mismo que
afirmar que el ordenamiento jurídico debe interpretarse de acuerdo con los
derechos fundamentales. Pero, a su vez, esta interpretación está guiada por un criterio
directamente deducible de la posición preferente de los derechos fundamentales: la
interpretación del ordenamiento de acuerdo con los derechos fundamentales debe
llevarse a cabo de la manera que éstos resulten más eficaces y en la forma en que éstos
desarrollen su mayor potencialidad; dicho en términos mas acuñados, no basta la
“interpretación conforme con los derechos fundamentales” sino que debe llevarse a
cabo la “interpretación más favorable a los derechos fundamentales”.
25
Cfr: Segundo V. Linares Quintana. “La interpretación constitucional” en la obra colectiva
“Interpretación Constitucional” Eduardo Ferrer Mc. coordinador. Edit. Porrúa t.II México 2005 pàg.
759 y sgts
26
Cfr: Pablo Pérez T “Interpretación de los derechos fundamentales” en la ob colect.cit. págs 903 y
sgts
27
id.nota ant.
8
Hombre de 1948 y Pacto de San José, en el ámbito americano, Convenio para Protección
de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales hecho en Roma en 1950 para
el ámbito europeo, etc., así como la doctrina de sus correspondientes órganos de tutela,
en especial de la Corte Interamericana y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos,
respectivamente.
En palabras del autor citado. “...el “consenso”, pues, sobre el contenido y alcance de los
derechos fundamentales se proyecta más allá de cada ordenamiento singular y, por eso,
y con independencia de los problemas técnico-jurídicos que suscita la convivencia de
ordenamientos, los tratados y convenios internacionales y la jurisprudencia que de ellos
deriva, se convierten en guías internas de actuación.”
“1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra
ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal
o de cualquier otro carácter.”
“1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso
efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen
sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente
Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio
de sus funciones oficiales.”
28
Cfr: Caso “Claude Reyes y otros vs. Chile” sentencia de 19 de septiembre de 2006.
9
Estado Parte. Los Estados Partes en la Convención tienen la responsabilidad de
consagrar normativamente y de asegurar la debida aplicación de dicho recurso efectivo.
Por decirlo, ahora, en función de nuestro marco legal-procesal: un recurso que impida
controlar la vulneración por las sentencias jurisdiccionales, de una garantía básica de los
justiciables, resulta atentatorio al ordenamiento constitucional que representa la normativa
de la Convención Americana de Derechos Humanos, incorporada como tal a través de lo
dispuesto en el inciso 2º del artículo 5º de la Carta.
En materia penal, que hoy el recurso constituye una garantía, parece incuestionable,
atendida la contundente declaración de los Pactos Internacionales nombrados, que
aseguran a toda persona inculpada de delito, un recurso ante el Tribunal Superior para la
revisión de la condena y la pena impuesta. En materia civil – amplia denominación para
todo lo “no penal” – si las condiciones que se describen en el artículo 8.1 del Pacto de
San José no se observan, el 25.1 exige el establecimiento de un recurso que permita
denunciar la omisión. Así las cosas, no parece razonable ni coherente con
interpretaciones cautelantes de los derechos fundamentales, el concluir en que sólo
existen recursos por omisiones formales de la función jurisdiccional estatal y no, cuando el
resultado contenido en la respuesta jurisdiccional, es vulneradora de los derechos que las
legislaciones sustantivas reconocen a las personas.
29
He cambiado mi opinión y hoy pienso que el derecho a recurrir ante un Tribunal superior, en
contra de la sentencia jurisdiccional, constituye una garantía del justiciable, cualesquiera sea la
naturaleza del conflicto de que se trate. Sostuve, antes, que era constitucional la conducta del
legislador que estableciera juzgamientos no impugnables por recursos, en mi “Hacia una Teoría de
la Impugnación” en mis “Estudios de Derecho Procesal”.
10
garantías de un procedimiento racional y justo…”, 30sostengo que semejante disposición
legal sería efectivamente inconstitucional.
No obstante la contundencia de los argumentos que otorgan al recurso militancia entre las
garantías de un proceso debido, una importante corriente estima que, en materia penal, el
recurso opera sólo en favor del imputado y no del acusador. Descansa esta opinión en los
términos de los Pactos Internacionales citados, lo que me lleva a reiterar que el art. 14 Nº
5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos establece que "toda persona
declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena
que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a lo prescrito
por la ley", en tanto que el Pacto de San José de Costa Rica reconoce “a toda persona
inculpada de delito”, el derecho, durante el proceso, en plena igualdad, a la garantía
mínima, consistente en el "derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior" (art. 8
Nº 2 letra h).
De allí que, Maier,31 por ejemplo, afirme que el recurso contra la sentencia ya no puede
ser concebido como una facultad de todos los intervinientes en el procedimiento y que
corresponde también a los acusadores, en especial al fiscal para remover cualquier
motivo de injusticia de la sentencia conforme a las pretensiones de los otros intervinientes
distinto del condenado penalmente; deberá perder asi, piensa él, su carácter bilateral – el
de ser facultad de todos los participantes – para transformarse en un derecho exclusivo
del condenado a requerir la doble conformidad de la condena.
En general en los Estados de los Estados Unidos de América, se entiende que conceder
al acusador derecho a un recurso en contra de la sentencia absolutoria vulneraría la
garantía del double jeopardy, esto es, el principio del non bis in idem.
Conclusiones.
30
Cfr: Rol 811 de fecha 31 de enero de 2008
31
Cfr Julio B Maier : “Acerca de la Garantía Procesal del Recurso contra la Condena Penal en las
Convenciones Internacionales sobre Derechos Humanos” en Revista de Derecho Procesal 2.
Recursos I.Rubinzal-Culzoni Edit 1999 Santa Fe. Pag.243
11
establecimiento de un recurso de casación, vale decir, uno que controle el derecho o, en
cambio, si el recurso también debe alcanzar la revisión de los hechos. 32
Ha quedado dicho que, en tiempos primitivos, cuando el sentenciar era obra del soberano
- cuya autoridad venía de la divinidad - el juicio compartía las condiciones de infalibilidad
del actuar divino, por lo que no se concebía la posibilidad de una revisión de lo resuelto.
En este sentido y recordando que durante larguísimos períodos de la historia jurídica-
política de nuestra cultura, no se reconocieron recursos, Maier33 lo explica, principalmente
por dos razones: a) la primera, se vincula con el hecho de que lo hoy denominamos
jurisdicción, se ejercía directamente por el portado del poder soberano, esto es, por una
asamblea de quienes poseían la plena capacidad política y jurídica o a lo menos, por
asambleas de delegados (ej los heliastas del Derecho ático); b) la segunda razón se
vincula al procedimiento mismo, oral y público que manera tal que quienes no lo
presenciaban, estaban naturalmente impedidos para resolver si la decisión del conflicto
había sido, o no, acertada.
Es pues, con la delegación de potestades del Rey a sus funcionarios – los jueces - y,
según apunta Hitters,34 con la laicización de la actividad, que aparecen los recursos.
Recuerda este autor, que en el derecho romano y hasta el final de la República, las
sentencias pasaban en autoridad de cosa juzgada tan pronto se dictaban y sólo bajo muy
excepcionales circunstancias podría intentarse la revocatio in duplum y la integrum
restitutio.
Es más, en tiempos antiguos, a quienes se acusaba de graves delitos, casi como forma
de sancionarlos, se les vedaba todo derecho a recurso.
También el Derecho Canónico autorizó que las decisiones de los obispos se impugnaran
ante Concilios Diocesanos e incluso ante el Papa y sus delegados.
32
Éste es el punto resuelto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso “
Herrera Ulloa con Costa Rica” también citado en este documento.
33
Cfr : idem pag 239
34
Cfr: Juan Carlos Hitters: "Técnica de los Recursos Ordinarios". Lib. Edit. Platense SRL. La Plata,
1988, p. 22.
35
El Fuero Juzgo, explica Vescovi, siguiendo las tendencias de la época, aumentó en forma
exagerada el número de apelaciones que las Partidas restringían a sólo dos por cada sentencia.
Cfr. Vescovi, ob. cit., p. 18.
12
Entable, Sustanciación i Término de los Recursos de Injusticia Notoria, Segunda
Suplicación i otros Extraordinarios que puedan interponerse a las últimas
sentencias de los Tribunales del Reino", dictado el 4 de octubre de 1811 – que en sus
palabras, busca "variar la forma de los recursos, que antes arrastraban al litigante a una
distancia inmensa" y se les otorga la felicidad de "verlos terminados en su propia patria i
por majistrados de sus mismos conciudadanos".
La codificación que se inicia a partir de la mitad del siglo XIX, traerá ya la adopción de los
recursos tradicionales, bajo la manifiesta influencia de la LEC española de 1855 y su
modificación de 1881.
4. Medios de impugnación.
4.1.1. Existen numerosos ejemplos que en nuestra realidad positiva, lo demuestran. Así,
los artículos 47336 y 478 del Código de Procedimiento Civil, consagrando el instituto que
denominamos “reserva de derechos” permiten que en juicio ordinario posterior, se
impugne lo resuelto en un juicio ejecutivo; todavía más, el artículo 477 permite que tal
impugnación tenga, incluso, lugar por medio de otro juicio ejecutivo, al amparo de la
llamada “Renovación de la acción ejecutiva”.
El art. 563 del mismo Código, reconoce a los que litigaron en un interdicto posesorio y
fueron condenados, el derecho a impugnar la decisión condenatoria en juicio ordinario
posterior y si se tratase de una querella de restablecimiento, por mandato del art. 564, se
preserva no sólo el derecho al juicio ordinario, sino al de las acciones posesorias que
correspondan.
36
Art. 473. (495). Si, deduciendo el ejecutado oposición legal, expone en el mismo acto que no
tiene medios de justificarla en el término de prueba, y pide que se le reserve su derecho para el
juicio ordinario y que no se haga pago al acreedor sin que caucione previamente las resultas de
este juicio, el tribunal dictará sentencia de pago o remate y accederá a la reserva y caución
pedidas.
Art. 478. (500). La sentencia recaída en el juicio ejecutivo produce cosa juzgada en el juicio
ordinario, tanto respecto del ejecutante como del ejecutado.
Con todo, si antes de dictarse sentencia en el juicio ejecutivo, el actor o el reo piden que se les
reserven para el ordinario sus acciones o excepciones, podrá el tribunal declararlo así, existiendo
motivos calificados. Siempre se concederá la reserva respecto de las acciones y excepciones que
no se refieran a la existencia de la obligación misma que ha sido objeto de la ejecución.
13
En el ámbito de los arrendamientos -la locación para otros países americanos-
encontramos el art. 615 que, contundentemente, expone que las sentencias que se
pronuncien en conformidad a los dos párrafos precedentes, no privarán a las partes del
"ejercicio de las acciones ordinarias a que tengan derecho, sobre las mismas cuestiones
resueltas por aquéllas".
En otro de los llamados “procesos sociales” - alimentos - se autoriza a las partes para
impetrar, en nuevo proceso, el aumento o la disminución de la pensión alimentaria, "si han
variado las circunstancias que se tuvieron presente al fijar su monto" (art. 10 ley 14.908),
expresión positiva del principio antiguo conocido como “rebus sic stantibus”.37
4.1.2. Uno de los temas más controvertibles es el de la naturaleza jurídica del llamado
"recurso de revisión" por nuestro Código, en el titulo XX del Libro 111, arts. 810 a 816.
Coincido con Montero Aroca en que, no obstante su denominación de recurso, no es ésta
su real naturaleza y que en el fondo se trata de un nuevo proceso en que se ejercita una
pretensión autónoma.38
4.1.3. Por último, vale bien recordar que las resoluciones que se adopten en el proceso
constitucional de protección (nuestro equivalente al amparo latinoamericano) son "sin
perjuicio", esto es dejando a salvo, los demás derechos que el afectado pueda hacer valer
ante los tribunales correspondientes (art. 20 inciso 1º Constitución Política), incluso por un
nuevo proceso ordinario.
Por esta vía, explica Ortells39, se trata de compensar la falta de audiencia de una de las
partes, con carácter previo a la resolución que se impugna.
4.2.1 En el derecho nacional, encontramos como primer caso de este tipo, el evento de
actuaciones judiciales decretadas “con citación” contraria. Al tenor de la regulación
prevista en el art. 69 del Código de Procedimiento Civil, el Tribunal da lugar a la
actuación solicitada, la que no podrá verificarse sino transcurrido el término de la citación.
Si, dentro del plazo de tres días que comprende la citación, hay oposición, se suspende la
diligencia hasta que el incidente se resuelva.
En otras palabras, resulta perfectamente posible, que la resolución que dio lugar a
practicar una actuación, sustanciado el incidente que la oposición generó, se reemplace
por otra, que rechace tal práctica. La resolución se habrá impugnado por un incidente.
37
En Chile, Francisco Hoyos, siguiendo a Pereira, habla de cosa juzgada substancial provisional,
para referirse a esta situación que queda pendiente rebus sic stantibus. Cfr “Temas Fundamentales
de Derecho Procesal” edit Juridica de Chile Stgo 1987. pág 204.
38
Cfr. Juan Montero Aroca: "Los Efectos del Proceso", en la ob. colect. Derecho Jurisdiccional, cit.,
p. 456 y las razones que expone para fundamentar su aserto. Para Vescovi, es una acción
impugnativa, autónoma. Cfr. ob. cit., p. 14.
39
Ob. nt., p. 362.
14
Con todo, lo relevante en este caso, en mi opinión, es que una interpretación coherente,
sistémica y rigorosa, permite concluir en que la resolución que hace lugar con citación a
una diligencia es impugnable sólo por la vía incidental y no por recurso, toda vez que si
así aconteciera, entre otras consecuencias, se dotaría al remiso de una oportunidad
adicional para la impugnación: en efecto, mediando un plazo de 5 días para apelar y uno
de sólo 3 para la oposición, bastaría al litigante descuidado apelar, para haber extendido
el plazo de tres días que la ley concibió para la impugnación.
4 2.2. Algo semejante ocurre con las medidas cautelares: sabido es que, solicitada la
concesión de una de éstas, el Tribunal ha de pronunciarse de plano, postergando la
contradicción. Si el afectado, a su vez, quiere impugnar la resolución, no tiene derecho a
la apelación y lo que deberá hacer es pedir el alzamiento de la medida dando su solicitud,
nacimiento a un incidente, tras cuya tramitación, el Tribunal podrá - acogiendo la
oposición - alzar la cautela que había concedido “inaudita altera pars”. Es el sistema que
recoge el art. 302 del Código de Procedimiento Civil y que recientemente la jurisprudencia
de los Tribunales Superiores ha confirmado.40
A la inversa, opuestas las excepciones, resultará posible que, acogidas, se declare que no
ha correspondido despachar mandamiento de ejecución y embargo dejándose así, sin
efecto, la resolución que lo dispuso.
Otra vez, la excepción – acogida - impugna una resolución: en este caso, la que ordenó el
cumplimiento del fallo.
40
Durante muchos años, se ventiló entre nosotros, un estéril debate en torno a la apelabilidad de la
resolución que había concedido una medida cautelar o precautoria, en función de la naturaleza
jurídica ( auto vs interlocutoria) de la resolución.
Sostuve, de antiguo, que la cuestión era otra y que significaba, simplemente que la resolución no
era impugnable por recursos, sino por incidente, cuestión que pude alegar en los autos rol 3707-
2007 ante la Cuarta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, la que, en un fallo ejemplar, de
14 de septiembre de 2007, acogió el planteamiento, sosteniendo:” que el modo natural de
impugnación de la resolución que concede una medida precautoria es el incidente
alzamiento que expresamente prevé el artículo 302 del Código de Procedimiento Civil, por lo
que en concepto de esta Corte no es procedente la apelación interpuesta por el
recurrente...”
41
Cfr. mi "El título ejecutivo en contra del tercer poseedor de la finca hipotecada". Informe en
Derecho. Gaceta Jurídica N' 141, pp. 7 a 24.
15
4.4.1. Concepto.
En la frase “acto procesal”, empleo este último término en el sentido de acto que forma
parte del proceso o, como lo ha dicho, en otras palabras una obra brasilera, 42 “en la
misma relación jurídica”, esto es, sin dar nacimiento a una nueva, como acontecería, por
ejemplo, con una revisión o con un habeas corpus, en los eventos que alguno de estos
institutos constitucionales provocare la modificación, anulación o revocación de una
resolución.
La referencia a que importa un acto “de parte”, busca dejar en claro que revisiones por
ministerio de la ley, como la denominada “consulta”, no constituye un recurso. La mención
del tribunal que conocerá del recurso, adelanta la clasificación de remedios y recursos
propiamente, al tiempo que la exigencia de no encontrarse la resolución que se impugna,
pasada en autoridad de cosa juzgada, alude al supuesto básico de procedencia de una
impugnación recursiva.43
4.4.2 Clasificación
Es entonces, de rigor, una referencia a las clasificaciones más conocidas de estos medios
impugnativos: Se distingue, entre remedios y recursos, siendo propio de los primeros, la
falta de efecto devolutivo, esto es, su conocimiento queda librado al propio judicante que
dictara la resolución que se impugna (reposición), 44 en tanto, el recurso, supone la
intervención de un tribunal superior (casación). Esta misma idea se expresa apelando a
recursos horizontales y verticales.
42
Cfr “Recursos No Processo Penal” (A.Pellegrini, A Magalhaes,A Scarance) Edit Revista Dos
Tribunais Sao Paulo 1996; pag 31
43
Pellegrini y ot en su “ Recursos No...”cit prefieren no referirse a la cosa juzgada y sostener que el
recurso es procedente mientras no haya operado la preclusión, para eludir el tema de la cosa
juzgada material y formal, pero se trata de un criterio que no comparto, porque cuando hay solo
cosa juzgada formal o provisional, como la han denominado, entre nosotros, Hugo Pereira y
Francisco Hoyos, ala cosa juzgada que se mantiene rebus sic stantibus, la impugnación no se
verifica merced a la interposición de recursos sino de acciones o procesos autónomos ( ej: reserva
de derechos en juicio ejecutivo o querellas posesorias, renovación de acción ejecutiva,etc) ,
44
El artr. 181 del C de P.Civil declara que la reposición se podrá pedir ante el tribunal que dictó
el auto o decreto al paso que el art 362 del Código Procesal Penal, establece que “...de las
sentencias interlocutorias, de los autos y de los decretos dictados fuera de audiencias, podrá
pedirse reposición al tribunal que los hubiere pronunciado...”,
45
De acuerdo a lo previsto en el artículo 386 del C.Procesal Penal “...salvo los casos mencionados
en el artículo 385, si la Corte acogiere el recurso anulará la sentencia y el juicio oral,
determinará el estado en que hubiere de quedar el procedimiento y ordenará la remisión de
los autos al tribunal no inhabilitado que correspondiere, para que éste disponga la
realización de un nuevo juicio oral.
Es además, lo que acontece, por mandato del art 786 del Código de P.Civil, cada vez que se
acoge un recurso de casación en la forma civil, por las causales 1, 2, 3, 8 y 9 del art 768..aun
16
resolución definitiva; al paso que recursos positivos, son aquellos que llevan al propio
Tribunal que los conoce, a dictar sentencia, en conformidad a lo resuelto. Ejemplo, del
primer caso, es la casación en la forma por la generalidad de las causales; del segundo,
la apelación.
En los extraordinarios, en cambio, existe una determinación legal del agravio, traducida en
verdaderas causales o motivos que la ley se encarga de indicar.(por ej, la casación en la
forma civil, el recurso de nulidad penal, etc)
Lo anterior no obsta al que se pueda agregar, como nota distintiva de los recursos
ordinarios, su eventual procedencia en contra de la generalidad de las resoluciones, al
paso que, se sostiene, es propio de los extraordinarios, proceder sólo en contra de
determinadas resoluciones.
De otra mano, creo firmemente que la resolución impugnable, por vía del recurso, es
aquello no pasada en cosa juzgada, real ni aparente. Así pues, a la hora de calificar la
revisión, la incluyo, sin vacilaciones entre los procesos de impugnación, como antes se
anotara, lo que no obsta a estimar, como adelanto, que si respecto de la resolución
atacada, concurre, efectivamente alguna de las causales de procedencia que usualmente
se indican en las leyes, no habrá habido verdadera cosa juzgada sino solamente una
aparente.
17
nueva fase procesal que es la prosecución del mismo proceso. Este segundo juicio es el
JUICIO DE APELACION47.
Consecuentemente, el título o epígrafe del at. 341 del Código de Procedimiento Civil
italiano es, precisamente "juicio de apelación" ("giudice dell appello").
Por lo anterior, convengo con Vescovi, en que se trata del mismo proceso, compuesto de
diversas etapas, una de las cuales, comienza con el acto impugnativo. Existe, opina
Devis Echandía, 49un derecho de recurrir, cuya naturaleza es exactamente procesal, que
es uno de los varios que surgen de la relación jurídica procesal. El recurso, agrega, es un
acto del procesal
Los primeros, importan desviación de las regulaciones que la ley ha demarcado para la
conducción del debate, la producción de las pruebas y el pronunciamiento del juicio o
sentencia. La consecuencia de este apartamiento, es la nulidad procesal.
47
Ob. cit., p. 477
48
Cfr: Jaime Guasp, Derecho Procesal Civil, 2ª. edic. corregida. Instituto de Estudios Políticos,
Madrid, 1961, p. 1323.
49
Cfr: Hernando Devis Echandía “ Compendio de Derecho Procesal” t.I Teoría General del
Proceso. 10ª edic Edit ABC Bogotá 1985. pág. 558
50
Para mayor desarrollo del tema véase Piero Calamandrei “Estudios sobre el Proceso Civil” .
18
Los segundos, apuntan a error en el contenido del fallo; en la aplicación de lo que
llamamos el derecho material o sustancial. Como consecuencia de los mismos, no habrá
una sentencia anulable sino una sentencia injusta, que ocasiona agravios.
Sostiene Calamandrei que los medios de gravamen – que corresponden a los recursos en
la terminología nuestra - impiden que se llegue a formar la cosa juzgada, por ejemplo, un
recurso de apelación, y se dan contra vicios in iudicando. Las vías de impugnación, en
cambio, persiguen atacar situaciones consolidadas, y menciona entre tales, están las
acciones autónomas, como la revisión, que embaten contra errores in procedendo. 51
51
El medio de gravamen – se lee en un Manual procesal - es el mecanismo procesal adecuado
para luchar contra sentencias que consideramos equivocadas y, por tanto, perjudiciales. Cfr: V
Cortés y V Moreno “Derecho Procesal Civil”. Parte General 3ª edic. Tirant Lo Blanch Valencia
2008 pág 324
19
El artículo 352 del Código Procesal Penal hace particular hincapié en el tema, 52
reconociendo el derecho de recurrir sólo al Ministerio Público y a los demás
“intervinientes agraviados”, redacción que reiterando la relevancia del requisito, resulta, a
lo menos, curiosa, porque da a entender que el MP que es un interviniente, no requeriría
de agravio. En efecto, bastaría declarar que el derecho a recurrir se entiende conferido a
los intervinientes agraviados, sin más, para comprender también a los fiscales. ¿Cuál
puede ser la razón de aludir separadamente al Ministerio Público?¿Será que el MP no
requiere de agravio para recurrir?
Con todo, a propósito de la apelación, este último Código pareciera abrir la posibilidad a
declaraciones más amplias de inadmisibilidad,
desde que el recurso de hecho se podrá deducir, conforme al artículo 369, si el de
apelación se ha “concedido, siendo improcedente...” fórmula genérica que autoriza a
proponer motivos de inadmisibilidad, como la falta de calidad de agraviado del que
recurre.
52
El art 771 del Código d e Procedimiento Civil, dispone que el recurso de casación debe
interponerse por la parte agraviada y aunque en materia de apelación se reemplazó la expresión
de agravios por la exigencia de contener el recurso fundamentos de hecho y de derecho, se
conserva aún en materia de adhesión, (art 216) la referencia a que el adherente estime gravosa la
sentencia
53
Cfr Actas de la Comisión..
54
Cfr: Claus Roxin Derecho Procesal Penal. Edit del Puerto Bs Aires. 2000 pág 449
20
2) En el ámbito objetivo, en cambio, hemos de incluir: a) legitimación para recurrir; b)
resolución impugnable; c) plazo; y d) el procedimiento recursivo.
a) La legitimación para recurrir, está conferida a quienes han sido partes en el proceso en
que se dictó la resolución y el tema lleva a la posibilidad de autorizar a los terceros, para
deducir recursos. Los terceros, enseña Couture, en principio, no tienen legitimación para
apelar55 fundamenta su aserto en que no habiendo sido los terceros, parte en el juicio, la
sentencia que se dicte será su respecto, res inter alios iudicata.
A disposición del tercero habrá otras vías impugnatorias, que no el carril recursivo y,
entonces, aparecerá la posibilidad de la oposición del tercero, que reglamenta el capítulo
V del Título tercero del Libro II del Código de Procedimiento Civil de Italia (arts. 404 al
408: Dell opposizione di terzo); la impugnación por excepción de no empecerle la
sentencia del art. 234 del Código nuestro, la acción autónoma de impugnación, etc.
55
Eduardo J. Couture: Fundamentos del Derecho Procesal Civil, 3ª edi. Depalma, Buenos Aires,
1958, p. 364.
56
Cfr: Claus Roxin ob cit. pág 447
57
El tema es complejo: los abogados querríamos tener más y más posibilidades de recurrir. Vaya
en favor de esta postura, entre tantos otros ejemplos, lo que acontece con las decisiones
adoptadas por las Corte de Apelaciones en la tramitación de los asuntos que a menos que pongan
término al juicio o hagan imposible su continuación, son irrecurribles.
21
plazo, que le podrá ser otorgado por el mismo período. Dicha solicitud deberá formularse
dentro de los cinco días siguientes a aquél en que hubiere cesado el impedimento...”.
d) Del procedimiento recursivo, siempre variable y por ende, difícil de resumir en pautas
generales, cabe destacar el juicio de admisibilidad, que efectúa tanto el a quo como el
ad quem, con la peculariedad de que éste no resulta vinculado por la declaración del
primero y podrá, entonces, cambiar su decisión, para declarar inadmisible lo que aquél
estimó admisible en regla francamente incomprensible. En efecto, ¿qué sentido tiene que,
por ejemplo, la Corte de Apelaciones declare, con arreglo al artículo 776, admisible una
casación por estimar que está patrocinada por abogado habilitado, si la Corte Suprema,
echando mano al art 782 inciso 2º, puede declarar lo contrario?
58
Cit. Por Vescovi, ob. Cit., p. 55
22
Frocham propone se diga impugnaciones con o sin efecto suspensivo, al paso que A.
Costa ha sugerido referirse a efecto resolutivo y efecto suspensivo59.
Como quiera que sea, conforme a la terminología clásica, a virtud del efecto devolutivo,
hay remisión del proceso al superior, a fin de que conozca de él. Este efecto comprende
varias manifestaciones: a) La sumisión al superior hace cesar los poderes del juez a quo;
b) el superior asume la facultad plena de revocación de la sentencia recurrida, incluyendo,
sin embargo, la de declarar inadmisible el recurso, aún contra la expresa decisión, en
sentido contrario del inferior60.
Aparece así, que ambas disposiciones enfocan la cuestión desde una perspectiva
específica, que en la norma penal, resulta más clara: se trata de la posibilidad de instar
por la ejecución de lo resuelto, que el Código Procesal Penal autoriza, a menos que se
tratare de una sentencia definitiva condenatoria, al tiempo que su símil civil, tratándose de
apelación en ambos efectos, enfoca desde la perspectiva de la jurisdicción del a quo –
que declara, con notoria imperfección técnica, “suspendida” – pero con la manifiesta
intención de llegar a idéntica conclusión, a saber, la imposibilidad de la ejecución.61
Repárese, entonces, que los dos cuerpos legales abordan el mismo tema, en función de
aspectos diferentes; en materia penal, la solución se busca desde la óptica de la
ejecución de la resolución; en materia civil, desde la jurisdicción del a quo.
La interrogante parece continuar sin respuesta: ¿que ocurre con los efectos declarativos?
Esto es, ¿qué pasa con las sentencias que no necesitan ejecución?
59
Cit. Hitters, ob. Cit., p. 126.
60
Couture. Fundamentos, cit., p. 366
61
La notoria falta de rigor técnico que importa el calificar de “jurisdicción suspendida”, la
consecuencia de la concesión de la apelación en ambos efectos, se torna patente, cuando,
encontrándose los autos en segunda instancia el actor impetra una medida cautelar, solicitud que,
de acuerdo al art. 290, puede presentar “en cualquier estado del juicio”. Nadie discute que
semejante petición deberá remitirse al tribunal de primera instancia para que se pronuncie sobre
ella, por lo que constituirá una de las materias respecto de las cuales el art 191 inc.2º entiende que
el tribunal “ conserva jurisdicción”.
62
Véase a partir del artículo 524 de la LEC, en adelante.
23
Habrá materias civiles en los que esta ejecución, simplemente no pueda tener lugar ( el
artículo 525 de la LEC. enumera, en general, las cuestiones resueltas sobre estado civil
de las personas); otras, penales condenatorias, en las tampoco podrá tener cabida alguna
pero traspasado el umbral y derribado el mito de no poder cumplirse los fallos antes de
encontrarse firmes o ejecutoriados, no cabe duda alguna que se abre un modo diferente
de comportamiento en la actividad judicial contenciosa, tanto para jueces como para
abogados.
Para algunos 63 sobre la base de una regla general de indisponibilidad de las normas
procesales – regla de suyo discutible, cuando se repara en que a partir del supremo acto
de disposición, el allanamiento a la demanda, al interior del proceso, numerosas
manifestaciones dispositivas (notificación tácita, convalidación de nulidades, confesión
ficta, tácito reconocimiento de instrumentos, etcétera) - no sería admisible el convenio
entre partes, encaminando a consignar la anticipada renuncia a los recursos.
63
Cfr. Vescovi, ob. Cit., p. 53
24
De una vertiente que materia civil llamaremos jus privatista y en materia penal, acusatoria
o, mejor aún adversarial, empero, aparece la opinión contraria se declara no existir
inconveniente alguno en tal renuncia 64 . Es con todo, una situación conflictiva, sin
soluciones pacíficas en doctrina ni en derecho comparado, al paso que en Chile, al
menos, como expuse, la renuncia no ofrece dificultad alguna pero impone algunas
precisiones.
Se recuerda, sin embargo, que el actual Código del Brasil, mantiene, en términos que
mueven a la discusión, la prohibición de claudicar, anticipadamente, de los recursos que
ya preveía el de 1939, conclusión semejante a la aceptada por la legislación y doctrina
italiana; a diferencia de la alemana que la permite y de la francesa que la autoriza
tácitamente65.
En el derecho nacional, reitero, el principio general es, sin duda, el de la autorización a tal
renuncia anticipada, como se desprende del ya citado inciso segundo del art. 7 del Código
de Procedimiento Civil y del 354 del Procesal Penal, reglas sólo matizada por la limitación
que ha efectuado la jurisprudencia, aún contrariando el texto del art. 239 del Código
Orgánico de Tribunales, que autoriza expresamente la renuncia a la apelación y casación
contra sentencias arbitrales, al proclamar que la impugnación por incompetencia y ultra
petita, a través de la casación en la forma, es irrenunciable.
Una expresión limitante de este poder de los sujetos, está representada por la necesidad
de agotamiento de recursos que ha de preceder a la casación en la forma, según la
exigencia de preparación prevista en el art. 773 del Código de Procedimiento Civil.
64
“…los recursos están sujetos al principio dispositivo –afirma Rivas- de modo que a su respecto
impera la más absoluta libertad para las partes…” cfr. Adolfo A. Rivas, ob. cit., p. 73.
65
El panorama está tomado de Hitters, ob.cit., p. 1599.
66
Cit. Por Gozaini, ob.cit., p. 35.
67
Id., not. Ant.
68
Ob. cit., p. 162.
25
de Casación contra sentencias de primera instancia “cuando las partes manifiesten… su
acuerdo de prescindir de la apelación” como dispone el actual art. 367 del Código de
Colombia.
A tal finalidad contribuye, también, el determinar si las partes tienen o deben tener
posibilidades de arreglar la sustanciación misma de los recursos. Así, por ejemplo, en la
antigua apelación laboral, se escuchaban alegatos, si las partes de común acuerdo lo
pedían.
Irá tan lejos el Tribunal Superior –en su volver a caminar, en su regreso al punto de
partida, en su recorrer, según enseña Couture70- como lo autorice el agraviado con su
fundamentación o expresión de agravios. Esta idea la han planteado algunos como un
“principio de limitación”71.
69
Me refiero a la eliminación de alegatos en la apelación de las sentencias dictadas en recursos de
protección.
70
Cfr. “Fundamentos”, cit., p. 340.
71
Cfr. Rivas, ob. cit., p. 53
72
Cfr. Derecho y Proceso, EJEA, Buenos Aires, 1971, p. 269.
26
ad quem, entrar a formular declaraciones – a título de corrección de errores - en temas en
que, por no haberlos comprendidos en su sentencia, no pudo el a quo errar.
El inciso 2º del art 379 aludido, señala, conforme al criterio protector de los derechos del
imputado, que anima al Código, que la Corte, de oficio, podrá acoger el recurso que se
hubiere deducido en su favor, por un motivo distinto del invocado por el recurrente,
siempre que aquél fuere alguno de los señalados en el artículo 374. A su vez, la
referencia “los casos previstos en este artículo” está formulada al llamado efecto
comunitario, a que más adelante aludo.
Es evidente que tratándose de casación, la competencia del Tribunal vendrá otorgada por
las cuestiones que, con arreglo al art. 772 ha debido exponer el recurrente en su escrito, a
saber, los errores de hecho y de derecho de que adolece la sentencia recurrida de
casación en el fondo y el vicio o defecto en que la casación en la forma se funda,
respectivamente.
El punto impone detenerse a convenir en que, en materia civil, no son admisibles nuevos
fundamentos ni nuevas peticiones, una vez deducido el recurso y que la eliminación, en
aras de la celeridad de la tramitación de los escritos de expresión de agravios y de su
contestación, que hasta la vigencia de la ley 18.705 contemplaba el Código, ha eliminado
la necesaria posibilidad de contradicción en el ámbito de los recursos, cuestión agravada
casi hasta lo inimaginable, con el ejercicio de la facultad de invalidar de oficio conferida,
en casación a las Cortes.
73
El tema tenía expresión positiva en el Código de Procedimiento Civil, antes de la reforma de la
ley 18.705, lo que permitía que la jurisprudencia declarara que “...conforme con lo que disponen los
artículos 160 y 214, inciso final del Código de Procedimiento Civil, lo planteado en los escritos de
expresión de agravios, cuando corresponda este trámite, determinan las cuestiones que los
apelantes someten a la consideración del Tribunal de alzada, de manera que la decisión de ésta no
debe extenderse a aspectos ajenos a lo discutido en segunda instancia...” C de A de Santiago 5-
jul-1988 (Serv.Nacional de Turismo con Vilensky Sergio) RDJ3892, MJJ3892
27
En consecuencia, a pesar de no haberse invocado el motivo que favorece al imputado o
condenado, la Corte podrá anular la sentencia, en su favor en los términos previstos en la
norma.
Lo llamativo es que las Cortes que actúan en la forma que señalo (“vicio advertido en el
estado de acuerdo”) no imponen sanción alguna – que se conozca - al relator que omitió
en la oportunidad legal y cuando los abogados estaban presentes, dar cuenta del
presunto vicio, pero lo que resulta más preocupante, es la indiferencia de dichas Cortes al
marco constitucional vigente: nadie puede dejar de convenir en que anular la sentencia
que acogió las pretensiones de una parte o, simplemente anular condenando civilmente al
que venía absuelto, importa un actuar que no es justo ni racional, porque ocasiona
indefensión...
28
acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y
obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter?
Finalmente, sería deseable que se analizara si el mencionado art 775 sigue vigente, toda
vez que, admitido en el Código el principio de convalidación omisiva de la nulidad
procesal, por el artículo 83 que incorporara la Ley 18.705, resulta manifiesto que si el
presunto perjudicado, no impetró la nulidad, el vicio ha quedado convalidado y el acto
perdió su condición de anulable, en razón de lo cual, no se puede declarar ya su nulidad,
ni de oficio, ni a petición de parte. Es la conclusión a la que conduce cualquier lectura
desaprensiva de una Teoría de Nulidad Procesal y que se recoge, modernamente, en el
artículo 25 inc. final de la Ley de los Tribunales de Familia que dispone que “los
tribunales no podrán declarar de oficio las nulidades convalidadas...”74
Más allá de lo expuesto, las dos grandes excepciones al esquema limitante de los
poderes del Tribunal, de que venimos tratando, las constituyen la reformatio in peius
(reforma en perjuicio) y el efecto llamado de la comunidad de los recursos.
Recuerda Liebman79 que ya Justiciano dispuso en la Constitución Amplio rem, del año
530, que la apelación confiriere al juez la plena competencia de la causa con poder de
decidir en un sentido u otro, a favor del apelante como del apelado, pero la práctica de las
Cortes francesas afirmó categóricamente la ideología individualista y la evolución histórica
condujo a que “el nuevo juicio” sólo pueda tener lugar a favor de aquel que lo ha
propuesto.
74
Esta prohibición ¿afectará sólo a los tribunales de familia o tendrá vigencia general...?
75
La prohibición de reformar empeorando, se dice arrancar de un pasaje de Ulpiano: “liceo seis
nomunguam bene latas sentencias in peius reformat”
76
Couture: Fundamentos, cit., p. 368.
77
Para Calamandrei, la prohibición encuentra justificación en la combinación del principio
dispositivo con el del vencimiento, “como condición de legitimación para impugnar” –comillas mías-.
Cfr. “Apuntes sobre la “reformatio in peius” en “Estudios sobre el Proceso Civil”. Edit. Bibliográfica
Argentina, Buenos Aires, 1961, p. 301.
78
“Si la resolución no puede ser modificada más que en la medida de lo pretendido por el
recurrente y el recurrente no puede pretender, admisiblemente, una reforma que empeore su
situación; porque faltaría el gravamen, escribe Ortell, la resolución que de oficio, introdujera una
reforma peyorativa, incurriría obviamente, en incongruencia. Cfr., ob. cit., p. 372.
79
OB. CIT., P. 480.
29
En las primeras décadas del siglo XX, sin embargo, en la permanente aspiración por
obtener justicia pronta, en el Senado de la República se optó por eliminar la prohibición,
bajo la impresentable justificación de que si los condenados sabían que las condenas
impuestas podrían ser aumentadas, vacilarían en recurrir, lo que importaría menor carga
de trabajo para las Cortes.
la reformatio in melius,
La Corte Suprema de Costa Rica, ha fallado que “...el principio de no reforma en perjuicio
es aplicable también en el juicio de reenvío, cuando sólo se recurrió a favor del
imputado”83, declaración que también ha formulado, reiteradamente el Supremo Tribunal
Federal del Brasil, según anotan los autores 84 y que pareciera reconocer apenas dos
grandes excepciones:
80
Cfr. Manuel Egidio Ballesteros. Proyecto de Código de Procedimiento Penal para la República de
Chile.
81
Tribunal Constitucional del Peru (cf. STC 0553-2005-HC/TC, FJ 3),
82
Cfr: Juan Montero Aroca y José Flors Matíes,“Los Recursos en el Proceso Civil”, Ed. Tirant Lo
Blanch, Valencia, 2001, pp. 346-347
83
C fr: rol Nº 1026-97 ( 25.09.1997)
84
Cfr Ada Pellegrini Grinover t otros “ Recursos No...cit. pág.47
30
acogido los recursos de nulidad interpuestos por el imputado y no procediere dictación de
sentencia de reemplazo por el ad quem.
Una segunda y notable excepción al principio del tantum devolutum quantum appellatum,
arranca de lo que se da en llamar el efecto extensivo del recurso, con arreglo al cual y, en
oposición al principio de personalidad del recurso, la declaración del ad quem se extiende
a la parte que no impugnó la sentencia, a condición de encontrarse en una situación
jurídica y fáctica inseparable de aquella que sí impugnó.
El tema por cierto, se plantea en aquellos países que carecen de normas expresa, pues
confluirán elementos de juicio a favor y en contra, que conspirarán contra una respuesta
sencilla. Habrá que recurrir a otros institutos procesales para dirimir la cuestión: litis
consorcio necesario, la inescindibilidad de la situación fáctica o jurídica; la identidad de
tales situaciones y, por último, a la equidad, sustrato permanente del actuar judicial.
Sabido es que, quien impugna, aspira a que, por prosperar su embate, la sentencia se
anule, modifique o reemplace. Enfrentada a tamañas perspectivas, la resolución recurrida
tiene incierto futuro, el que ha de reflejarse en la intensidad de la producción de sus
efectos. Estos quedarán total o parcialmente en suspenso y, para aclarar este complejo
estado de cosas, se ha propuesto diversas opciones86.
3) Por el contrario, Rocco, sostuvo que es un acto perfecto con fuerza obligatoria propia.
85
Cfr. Vescovi, cit., p. 58.
86
Couture. Fundamentos, p. 341.
31
Couture invita a distinguir: Así en tanto esté pendiente el plazo para recurrir, se trataría de
un acto sometido a condición suspensiva negativa. De no verificarse el evento de la
interposición del recurso, la sentencia sería un acto puro y simple.
1) La impugnación recursiva no implica sino una pretensión nueva que se hace valer para
ante un Tribunal superior. En esencia, integra el derecho de accionar. Pues bien, como
tal, ha de sujetarse a parámetros generales y de allí que en otras latitudes se afirme que
la regla general es que las resoluciones sólo son impugnables por un único recurso -
principio de la unicidad - que significa que, por regla general, una resolución es sólo
impugnable por una vía y no por otra, lo que, como sabemos, no se ajusta a nuestros
esquemas procedimentales que autorizan la interposición conjunta de más de un recurso.
3) Las normas anteriores, se podrían matizan con la teoría del recurso indiferente,
atribuida a Goldschmidt, quien la habría propuesto bajo la denominación de “sowohl als
auch theorie”,87 aún cuando sus orígenes parecen remontarse a Ulpiano 88. Conforme a la
teoría, que tiene diversas aplicaciones prácticas, se salva la validez del recurso que,
interpuso, no se ajusta a los requisitos fijados por la ley para la vía alegada, pero sí a otro
de los utilizables.
32
principios, en Chile la respuesta es negativa, como se comprueba a la luz de lo señalado
en los arts. 188 del C. de Procedimiento Civil y 362 del Procesal Penal, que exigen la
interposición conjunta y subsidiaria de reposición y apelación; o en el art 770 inc 1º del
primero, respecto de la interposición simultánea de los recursos de casación en la forma
y en el fondo y en el inciso 2º, respecto a la interposición conjunta de apelación y
casación en la forma.
Esto significa que si el tribunal del recurso estima que existen otros institutos jurídicos
aplicables en la especie, no puede recurrir a ellos sin oir, previamente, a las partes.
En afán conclusivo y premonitorio, parece propio aventurar el devenir del derecho de los
recursos y al efecto, formulo las siguientes conclusiones y predicciones, avaladas, las
más, por comprobaciones reales.
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Cfr Ada Pellegrini G y otr “Recursos No.,,”.cit.pag 39
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es sabido, para el análisis de actas elaboradas por jueces que, usualmente,
fallaban las causas sin haber asistido a todos los actos del procedimiento;
5) Es innegable que los avances tecnológicos, que permitirán reproducir ante otro
tribunal, con mayor fidelidad y con menor costo, lo acontecido ante el aquo,
contribuirán a resolver algunas de las dudas que actualmente presenta el régimen
de recursos jurisdiccionales;
8) Si, en general, el reenvío – la remisión del proceso a un tribunal diferente para que
dicte sentencia que reemplace a aquella que ha sido anulada por el ad quem -
tiende a desaparecer, en obsequio a la celeridad, habrá de conservársele en
aquellos procedimientos confiados a tribunales en los que la inmediación es
característica esencial ( tribunales colegiados de juicio oral en lo penal, en Chile;
jurados, en otras latitudes);
11) En una concepción moderna, respetuosa del recurso como garantía de los
justiciables, dicotomías tales como “cuestiones de hecho” y “cuestiones de
derecho”, tenderán a perder relevancia, en la línea, por lo demás, de la sustitución
del Estado de Derecho por el Estado de Justicia;
13) Puede proclamarse ya, la definitiva extinción de la refomatio in peius, proscrita por
sus ancestros autoritarios e injustos
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