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LECCIÓN 1 de 3
Tradicionalmente, los jueces ingleses no deliberaban en absoluto puesto que ello implicaba quebrar la
“oralidad”, principio rector según el cual toda la actividad de los jueces debía ser realizada en público con el
fin de que pudiera ser sometida a control. “En casi todos los casos, un breve debate entre los jueces antes
de la decisión posibilitaba la convergencia en una fundamentación mayoritaria única del fallo de la
sentencia, en lugar de generar una fundamentación por cada juez” (Posner, 2011, p.13)
Sucede en muchas ocasiones que no puede probarse que las consecuencias que traen las decisiones
jurisdiccionales sean “buenas” o “malas”. Por ese motivo, es natural cuestionarnos si existen razones para
confiar en el diseño del sistema judicial y en la competencia e integridad de los jueces que en él operan.
Los jueces no hacen una tarea que sólo consiste en aplicar reglas jurídicas creadas por los legisladores, por
los órganos administrativos u otras fuentes extrajudiciales, a hechos que se consideran probados sin
mediar prejuicios ni preconcepciones. De ser así, los jueces ya habrían sido reemplazados por la inteligencia
artificial.
Los jueces tienen y ejercen discrecionalidad y, por eso, es necesario entender “la naturaleza de sus
motivaciones, sus facultades, sus mecanismos de selección, las normas de su profesión y su psicología”
(Posner, 2011, p. 16). En definitiva, los jueces no son ni gigantes morales o intelectuales, ni profetas, ni
oráculos, ni meros portavoces o máquinas calculadoras. Son trabajadores humanos que reaccionan
del mismo modo que lo hacen otros trabajadores ante las condiciones del mercado de trabajo en el que
actúan.
El derecho en un proceso judicial es el material a partir del cual los jueces elaboran sus decisiones. Dado
que los materiales para la toma de decisión al modo legalista no suministran respuestas razonables a todos
los conflictos jurídicos, los jueces deben recurrir a otras herramientas que lo complementen. Por esto,
podemos distinguir dos corrientes o tendencias de pensamiento en la magistratura, cuyo reflejo se ve
plasmado en las sentencias que dictan: activismo judicial y garantismo.
Si bien hay algunas posiciones extremas como la que dice que el activismo judicial importa la contorsión de
la ley a fin de hacerla coincidir con el propio pensamiento o, en el caso del garantismo, quienes pretenden
proscribir el principio de buena fe en el ámbito procesal, dichas corrientes no deben ser llevadas a esos
exagerados límites.
El activismo no debe ni puede significar una suerte de libre utilización de la ley. Como ha dicho la Corte
Suprema de la Nación, los jueces no pueden dejar de lado la norma que gobierna la cuestión de que se trata
si no es por su concreta declaración de inconstitucionalidad. Tampoco hay que vincular al garantismo con la
posición que sostiene que el juez carece de toda clase de iniciativa probatoria. En rigor, parecería más
adecuado decir que el garantismo judicial significa un proceso “con todas las garantías”.
En definitiva, el activismo judicial hace énfasis en la actuación del juez, en el rol social que éste detenta
como representante del Estado. Se pondera la función jurisdiccional a los intereses individuales porque se
persigue el fin de lo justo y verdadero, más allá de lo que soliciten las partes. Los jueces deben ser
conscientes del rol social que les ha tocado desempeñar, el cual implica la difícil tarea de tomar decisiones
justas pero que, a veces, resultan impopulares. La justicia no se imparte en función a la simpatía que pueda
generar una decisión, sino sobre la base de una profunda convicción de que lo que se está haciendo es lo
que corresponde hacer.
Por su parte, el garantismo judicial pone el acento en las reglas del proceso y en las garantías
constitucionales que rodean todo proceso. El juez debe ser garantista porque el juzgador que se enrola en
esta posición respeta el orden lineal del proceso, los derechos litigiosos de las partes. Debe entenderse
como juez o tribunal garantista a aquel que vela por el cabal cumplimiento del debido proceso.
¿Qué es una sentencia judicial?
Acto jurídico procesal mediante el cual, el órgano jurisdiccional, decide los puntos
sometidos a su consideración.
Acto jurídico extraprocesal mediante el cual, el juez de la causa llega a un acuerdo con
las partes para dirimir el conflicto entre ellas.
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LECCIÓN 2 de 3
Toda sentencia debe reunir los requisitos de tiempo, lugar y forma. Respecto de la forma, las sentencias
generalmente se componen de tres apartados centrales:
Encabezamiento o parte expositiva: en ésta se señala la fecha y ciudad en que se dicta, las
partes que intervienen, sus procuradores y abogados, sin que se puedan omitir sus nombres
sin afectar a la debida integridad y publicidad de las sentencias. Se hacen constar también las
peticiones y las excepciones o defensas presentadas por las partes, junto a los fundamentos
de hecho en que se fundan.
Parte resolutiva: es la que debe contener la decisión o fallo de condena o absolución del
demandado o acusado. Asimismo, suele incorporarse el nombre del juez que la ha redactado
(Torres Romo, 2015, https://bit.ly/2QqsTaf).
El deber de motivar las sentencias tiene fundamentos. En primer lugar, como instrumento procesal facilita a
las partes la impugnación. Por otro lado, opera como función de garantía propia del constitucionalismo
moderno.
La mera confrontación de hechos y normas resulta insuficiente para solucionar el conflicto por la vía
deductiva. El Juez debe expresar y justificar plenamente su labor selectiva tanto en la aprehensión y
valoración de los hechos y pruebas como de las normas jurídicas.
Puede suceder que los jueces no efectúen la fundamentación de la sentencia correctamente, como sucedió
en el siguiente caso:
La parte demandada, interpuso recurso extraordinario de nulidad en contra de la sentencia
dictada por la Sala I de la Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial del
Departamento Judicial de Mercedes que confirmó, en lo sustancial, la resolución que
admitió parcialmente las impugnaciones formuladas por la actora y aprobó la rendición de
cuentas practicada en autos, condenando al demandado a abonar una suma de dinero.
En respuesta a los agravios citados, la Cámara, entiende que en relación a la alegada falta
de fundamentación legal, le asiste razón al presentante.
En efecto, el art. 171 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires impone que las
sentencias sean "fundadas en el texto expreso de la ley; y a falta de éste, en los principios
jurídicos de la legislación vigente en la materia respectiva, y en defecto de éstos, en los
principios generales del derecho, teniendo en consideración las circunstancias del caso".
Esta exigencia responde a los parámetros establecidos por el constitucionalismo
moderno, que procura brindar un sistema de garantías fundamentales de la administración
de justicia.
Constituye garantía de los derechos de las partes la obligación judicial de fundar las
sentencias de modo que se perciba claramente el itinerario lógico jurídico del que deriva la
resolución final, porque la deficiencia en tal sentido se erige en obstáculo al control de
legalidad.
En este sentido ha sostenido Acuña Anzorena -de grata memoria en esta Suprema Corte-
comentando un viejo fallo de la Cámara Civil 1ª de la Capital Federal y con cita de Mortara:
"En la dilucidación de las controversias jurídicas no le está permitido al magistrado
abandonarse a su propio arbitrio, ni tampoco a la más extraña aplicación de la ley,
debiendo todo pronunciamiento judicial representar un razonamiento fundado en el hecho
y en la norma de derecho que le sea atinente. Pero, la misma posibilidad de la diferente
interpretación de un texto de la ley, o de una distinta apreciación de los hechos, hace
necesaria una completa demostración de cómo y porqué la mente del juez ha llegado a
decidirse por una u otra resolución, presentando así un concepto elaborado sobre la base
de la lógica y del derecho ... Si las resoluciones de los magistrados pudieran estar
eximidas de este elemento que tiene por objeto demostrar el porqué de sus decisiones,
todo quedaría abandonado a su arbitrio y cuando no fuese posible controlar los motivos
que inspiraron su pronunciamiento, vendría en menos una de las principales garantías de
la recta administración de la justicia”.
Desde el marco propio de la Constitución provincial, debe recordarse, en primer lugar, que
el art. 10 de la Constitución de la Provincia asegura a todos los habitantes el derecho
perfecto de defender y de ser protegidos en su vida, libertad, reputación, seguridad y
propiedad. Nadie puede ser privado de estos goces sino previa sentencia legal del juez
competente. Y el art. 15, luego de la reforma de 1994, consagra la tutela judicial continua y
efectiva.
[1] CSJ, Sala I de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de
Mercedes.D’Amico, José contra González, Roberto. Incidente de rendición de cuentas por parte
Pues, las sentencias deben ostentar elementos esenciales que componen el debido proceso, estos son, la
motivación, fundamentación, congruencia y pertinencia, entre otros, que deben ser observados por los
juzgadores al momento de dictaminar sus resoluciones.
Esto significa que toda autoridad que dicte una resolución, debe indefectiblemente exhibir los motivos que
sustentan su decisión. Para esto, también es necesario que se expongan los hechos de manera que el
justiciable, al momento de conocer la decisión del juzgador, lea y comprenda la resolución.
[2] SPJI, Sala segunda. fs. Limbert Josue Pinto Veneros, defensor público del Servicio
contra Jacqueline Rada Arana, Jueza Pública de la Niñez y Adolescencia Segunda del
https://bit.ly/2MVRi5l
De lo contrario, son razonables las dudas del justiciable en sentido de que los hechos no fueron juzgados
conforme a los principios y valores supremos, vale decir, no se le convence que ha actuado con apego a la
justicia. Cuando la resolución, aun siendo extensa, no traduce las razones o motivos por los cuales se toma
una decisión, dichas normas se tendrán por vulneradas, entonces quedará habilitada la vía recursiva en
contra de ella.
¿Cuál es la parte de la sentencia en la que el juez exteriorizará la motivación y
fundamentación de la sentencia?
Parte considerativa.
Parte resolutiva.
Parte expositiva.
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LECCIÓN 3 de 3
Referencias
CSJ, Sala I de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de Mercedes.
D’Amico, José contra González, Roberto. Incidente de rendición de cuentas por parte del demandado (12 de
octubre de 2011). Recuperado de http://www.scba.gov.ar/falloscompl/SCBA/2011/10-12/c102546.doc
Posner, R. A. (2011). Cómo deciden los jueces (trad. Victoria Roca Pérez). Madrid, España: Marcial Pons.
SPJI, Sala segunda. Limbert Josue Pinto Veneros, defensor público del Servicio Plurinacional de Defensa
Pública (SEPDEP) en representación sin mandato del menor NN contra Jacqueline Rada Arana, Jueza
Pública de la Niñez y Adolescencia Segunda del departamento de La Paz en suplencia legal de su similar
Primera. (2016). Recuperado de
http://spij.minjus.gob.pe/content/jurisprudencia_extranjera/repositorio/2017/05/bolivia/Sentencia0354-
2017.pdf
Torres Romo, C. I. (2015). La motivación de las sentencias por parte del juzgador en proceso penal y sus
efectos jurídicos (tesis de grado). Universidad Regional Autónoma de los Andes. Ibarra, Ecuador. Recuperado
de http://dspace.uniandes.edu.ec/bitstream/123456789/2378/1/TUAAB114-2015.pdf