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Magistrado
Una vez agotado el procedimiento previsto en los artículos 372 y 373 del
C. G del P., mediante sentencia del 24 de octubre de 2016 el A quo
resolvió declarar civil y contractualmente responsable a la sociedad
Sunward Resources Sucursal Colombia por los daños ocasionados en
ejecución del contrato minero suscrito con los demandantes,
condenándola en consecuencia, al pago de la suma de $323’309.250 por
concepto de daño emergente, suma resultante de la reducción aplicada
en virtud de la concurrencia de culpas que estimó acreditada,
denegando las demás pretensiones de la demanda.
(fl. 62)
Como puede observarse, más allá que desde el punto de vista técnico,
las soluciones propuestas por Sunward Resources no correspondieran a
los requerimientos de los demandantes sobre la manera en que debían
efectuarse las reparaciones, lo cierto es que en su condición de titular
del predio sirviente era su deber permitir el ingreso de la minera para la
realización de las labores de recuperación necesarias, con independencia
de que en su criterio, éstas no fueran las adecuadas desde el punto de
vista técnico para tales efectos, máxime si se tiene en cuenta que los
aportes de los expertos citados al proceso son razonables y válidos, en
tanto provienen de especialistas en diferentes áreas del conocimiento,
que no resultan excluyentes ni contradictorios, lo cual se verifica en la
circunstancia de que en el caso de una eventual recuperación del
terreno, una rehabilitación integral del mismo debería tomar en
consideración ambas recomendaciones, es decir, podría pensarse no
solo en la posibilidad de impermeabilizar las grietas y paredes del pozo,
sino también en adelantar labores de reforestación del bosque que
rodea los nacimientos.
nieguen las pretensiones por falta de demostración de los perjuicios” , dado que la
parte demandante fundó sus pretensiones en el concepto técnico
contenido en la experticia allegada con la demanda, lo cual excluye la
posibilidad de que la falta de demostración de perjuicios haya obedecido
a una actuación negligente o temeraria de la parte, quien se itera,
soportó sus pedimentos en los conceptos emanados de un experto en
materia de gerencia de proyectos.
De otro lado, tampoco hay lugar a estudiar lo relativo a la cláusula penal
compensatoria, cuyo pago fue solicitado en forma subsidiaria, pues su
aplicación únicamente tiene lugar cuando en el proceso ha quedado
demostrado el incumplimiento de la parte, circunstancia que no
aconteció en el presente caso como quiera que precisamente uno de los
fundamentos de la decisión radica en no haberse acreditado el
incumplimiento de la obligación contractual de restauración a cargo de
la demandada.
FALLA: