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Universidad Tecnológica de México

Equipo 1
 Juan Carlos Negrete Rodríguez
 Luz del Carmen Ojeda Barajas
 Cesar Josué Barrón Saldaña
 Jessica Fernanda Gutiérrez Falcon
 Alberto Zamora Parra
 Aranza Guadalupe López Hernández

“Mujeres sanadoras y cuidadoras primarias en la


edad antigua” y “Matronas, curadoras y sanadoras
(diferencia entre ellas)”

Docente: L.E.O. Fátima Lorena Moreno Rmz.


“Desarrollo Humano y Social”
A302
25 de Septiembre del 2019
Introducción

A lo largo de la historia la mujer, dentro del ámbito de la medicina, ha ejercido diversas


funciones. El que más se ha conocido y se ha registrado en la historia ha sido el de
cuidadora, asistente, enfermera, aunque no el único. Sin duda, el origen y evolución de
dichas funciones son las que han establecido la profesión de la enfermería como lo
conocemos hoy día, los avances tecnológicos y de investigación en esta profesión dedicada
al estudio, cuidado y atención del enfermo. Por eso resulta de suma importancia el conocer
cómo desarrollaban su profesión las mujeres de la edad antigua, como era en ese entonces
los cuidados, métodos y conocimientos comenzando con las civilizaciones del antiguo Egipto,
siguiendo así con la edad media, siglo XlX, hasta la actualidad: el origen de la labor de
asistencia médica. Para ello se ha investigado de forma rigurosa cada etapa de esta
profesión y dentro de esta se encuentra lo que eran las Matronas, Sanadoras y Curadoras
las cuales prevalecían y eran fundamentales en la medicina como se había mencionado
antes.

Objetivo

El objetivo principal de estos temas será informar con detalle sobre el origen de las mujeres
curadoras entre otros conceptos (Sanadora y Matrona) como se ha ido evolucionando cada
vez esta profesión, así como la historia y el origen de la misma. Comprender y entender el
papel de la mujer antigua sobre el tema de los cuidados, la sanación y como la naturaleza
femenina ha influido y ha sido un símbolo muy importante dentro de la medicina y las ramas
de la salud.
“Mujeres sanadoras y cuidadoras primarias en la edad antigua”

Tradicionalmente, el lugar y ocupación de la mujer ha sido la casa: las tareas domésticas,


entre las cuales se encuentran el cultivo y la recolección, necesarios para la alimentación de
la familia; la higiene y el conocimiento de las propiedades de los baños y diversos
tratamientos con agua y vapor; o el cultivo del alma: la educación de los hijos. A pesar de
tener un papel tan activo y decisivo en la sociedad, la mujer es parte de ese “otro” ente
social, ese “ser no masculino luchador” con pleno derecho y autoridad social.
En todas las civilizaciones antiguas, como Sumer o el antiguo Egipto, son las diosas
protectoras de la salud, las depositarias de la sabiduría de la medicina. Así es como,
mediante las practicas relacionadas con el cuidado del cuerpo, básicamente durante la
gestación y el parto y los cuidados en torno a la alimentación, algunas mujeres desarrollan
todo un aprendizaje personal que es transmitido de mujer a mujer sobre los secretos de las
plantas, no solo para asegurar la supervivencia y subsistencia del ser humano, sino que,
además, se desarrolla un conocimiento empírico sobre las propiedades de las plantas para la
curación de las enfermedades. Sin embargo, el ideal de la mujer romana precisamente como
ese ser invisible, y no como aquellas mujeres que intentan apropiarse indebidamente de
posesiones o cualidades propias de los hombres, y que suelen practicar algún tipo de
brujería le otorgan a la mujer un valor maléfico en algunas ocasiones, dado su conocimiento
de los ingredientes en la preparación de los medicamentos. Este doble poder de la mujer:
curadora y envenenadora, que le viene dado por su conocimiento de las hierbas medicinales.
Poco a poco, las mujeres cuidadoras irán escalando en la sociedad hasta hacerse en mayor
o menor medida visibles al resto de la sociedad y sociedades. Ya en la antigua Roma
comenzaban a tener testimonios de mujeres enfermeras, comadronas, médicas.

El conocimiento de las propiedades curativas de las plantas convirtió a la mujer sanadora. La


maternidad, según Colliere (1997) “Crea una unión que se prolonga, no solo por las manos,
el tacto, sino también por la utilización de elementos simbólicos de vida: Agua, plantas, y sus
elementos derivados: aceites, lociones, perfumes que a su vez le unen al universo y les
asegura una protección”. Así los cuidados eran asumidos desde la corporalidad y la relación
del cuerpo con el universo. Por esto, el cuidado era concebido como la consolación entre el
bien y el mal que se expresaba en el cuerpo y este era considerado bienestar e implicaba un
impacto positivo en el espíritu.”
El papel de la mujer como cuidadora y sanadora se puede clasificar en tres figuras femeninas
que se dedican al oficio médico:
-nutrix: nodriza.
-ornatrix: era como una auxiliar de enfermería.
-obstetrix: típico oficio femenino de matrona o comadrona, que asistía en los partos.

No obstante, la figura de la mujer cuidadora sufre un giro drástico con la llegada de la Edad
Media. Aunque las funciones del cuidado y la sanación se conservan en la mujer, la figura
femenina de cuidadora y sanadora se impregna de miedo y muchas mujeres sanadoras son
acusadas de brujería por emplear hierbas o técnicas mal vistas socialmente y son torturadas
o quemadas. La iglesia católica, se dio a la tarea de aniquilar a las mujeres que poseían el
poder de la sanación, entregar este poder a los hombres, inicialmente a los representantes
de la iglesia y después a los médicos; y ceder la actividad del cuidado a los cuerpos libres de
pecado como eran los de las religiosas. A partir de este momento se emprende lo que se
conoce como “la cacería de brujas”, mediante la cual se pretendió acabar con el poder que
encarnaban las mujeres cuidadoras.
A partir de este momento, entre los siglos XVII y XIX, se producen cambios políticos y
sociales importantes, se realizan numerosos descubrimientos científicos, pero la labor de la
mujer como cuidadora comienza a ser mal vista socialmente. En el siglo XVIII un pastor
alemán funda una escuela para enseñar a las jóvenes de clase alta cómo realizar los
cuidados de modo profesional, y con el nombre de diaconisas, estas jóvenes de clase alta
empiezan a ser bien vistas y los cuidados vuelven a retomar su estatus social.
La figura de las mujeres consagradas como sanadoras y cuidadoras desaparece
parcialmente y da paso a una nueva: la auxiliar del médico, producto de la necesidad que
tuvieron los médicos de contar con un personal de ayuda para cumplir con su función de
curar.
La etapa pre moderna del desarrollo de la enfermería se ubica en el periodo previo al
advenimiento de la Revolución Francesa y la Revolución Industrial; en la cual encontramos
las antecesoras de las enfermeras. Posterior a este periodo, Florence Nightingale define el
objeto del quehacer enfermero y Ethel Bedford Fenwick, marca el comienzo del
reconocimiento social de la naciente disciplina y profesión.
Nightingale afirmó: "Que hay cinco puntos esenciales para asegurar la salubridad de las
viviendas: el aire puro, agua pura, desagües eficaces, limpieza y luz.
Otra de sus aportaciones hace referencia a la necesidad de la atención domiciliaria, las
enfermeras que prestan sus servicios en la atención a domicilio, deben de enseñar a los
enfermos y a sus familiares a ayudarse a sí mismos a mantener su independencia. Ella fue
una innovadora en la recolección, tabulación, interpretación y presentación gráfica de las
estadísticas descriptivas; mostró cómo la estadística a un marco de organización para
controlar y aprender, y puede llevar a mejoramientos en las prácticas quirúrgicas y médicas.
También desarrolló una Fórmula Modelo de Estadística Hospitalaria para que los hospitales
recolectaran y generaran datos y estadísticas consistentes. Fue invitada a pertenecer a la
Sociedad Estadística Real en 1858 y nombrado miembro honoraria de la Asociación
Americana de Estadística en 1874. Su principal publicación, “Notas sobre enfermería” (1959),
tuvo muchas reimpresiones.
Sus teorías han ido evolucionando hasta llegar a la enfermería actual, en la que existen
multitud de asociaciones que luchan por la integridad, tanto física como psíquica, de los
pacientes, y una gran infinidad de medidas hospitalarias de higiene, promoción de la salud,
prevención de enfermedades. Poder contar con un oficio digno y salir de lo domestico a
desarrollar otros roles fueron pasos necesarios para la mujer en su lucha por el reclamo del
derecho a la equidad de oportunidades que no fueron muy trascendentales en este momento
pero que si influyeron en épocas venideras.
“Matronas, curadoras y sanadoras (diferencia entre ellas)”

 Matrona: Es la historia de la civilización misma y de la obstetricia, pues esta toma su


nombre de “ostetrix” que así es como se llamaba en Roma a las parteras.
Etimológicamente es una palabra latín que deriva del verbo obstare que se traduce
como estar a alado o a delante de. En la actualidad contamos con una definición
propia “Una matrona es una persona que, habiendo sido admitida para seguir un
programa educativo de partería debidamente reconocido por el estado, ha terminado
con éxito el ciclo de estudios señalados en partería y ha obtenido las calificaciones
señaladas que le permitan inscribirse en los centros oficiales o ejercer legalmente la
práctica de la partería.
 Curadora: «Desde los más remotos tiempos, la mujer ha tenido oficio de curadora; ha
ejercido con y sin diploma el "arte de curar"; ha ejercido la "cencía", como todavía dice
la gente de campo ha practicado el viejo y sacrosanto oficio...» Las curadoras,
urbanas y suburbanas, son mujeres de poca cultura, pero sagaces y buenas
observadoras, con gran facilidad de palabra, nunca menores de 45 años y con una
clientela fiel (más fiel que la de los curadores, su contrapartida masculina), sobre todo
de mujeres, de toda condición social y económica. Ellas le ofrecen al enfermo
comprensión, todo el tiempo que quiera para ser escuchado, un recetario barato y fácil
de conseguir y esa ayuda tremenda y aún no superada que es la fe. Quien recurre a
ellas, sabe lo que busca... y lo que va a encontrar.»
 Sanadora: Su intensa conexión con las propias aflicciones, permite a la sanadora
comprender las angustias y sufrimientos de los demás. Por ello, su mayor
característica es la compasión, y es precisamente desde esta cualidad desde donde
emana su capacidad de sanación: al ponerse en el lugar de las otras personas,
acogerlas sin juicios y conmoverse con su dolor, va reparando su propio sufrimiento, al
poder aceptar desde un lugar amoroso, la experiencia que lo causó. La sanadora
buscará trabajos que privilegien la reflexión y una actitud compasiva, puede que esté
en lugares donde tenga que acoger a otros y ayudarlos en los estancamientos
emocionales que les impiden continuar su camino de individuación.
Conclusión

La enfermería en la actualidad está desarrollando y utilizando más su cuerpo de


conocimientos, basado en modelos y teorías, para fundamentar su práctica y así dejar esta
dependencia que ha caracterizado a la disciplina y que la ha dejado sólo como la realización
de tareas complementarias a la labor médica. A medida que nos adentramos en el tema, lo
analizamos y reflexionamos al respecto, vemos lo complejo, variado y motivante que es el
desarrollo de la enfermería. El largo camino que nos queda por recorrer para aumentar el
conocimiento y la misión de difundirlo, motivando a los diferentes profesionales. Conocer y
saber respecto de nuestra profesión incrementa nuestra identidad, nuestra autoestima y al
mismo tiempo aumenta el amor por lo que realizamos, trabajar con personas y dedicarnos a
realizar “la gestión del cuidado”, como una tarea consciente y racional, nos distingue y nos
fortalece.

Bibliografía

 Fernández Tijero MC. Mujeres médicas en la antigua Roma: de la marginación al


reconocimiento. En: Rosa Cubo C de la, Santo Tomás Pérez M, del Val Valdivieso
MªI, Dueñas Cepeda MªJ (eds.) Innovación educativa e historia de las relaciones de
género. Valladolid: Universidad de Valladolid, Servicio de Publicaciones; 2010: 75-
90.
 García MJ, García AC. Las funciones de la matrona en el mundo antiguo y medieval.
Una miradadesde la historia. Matronas Profesión. 2005; 6(1): 11-18.
 Enfermera. Especialista en Epidemiología General Universidad del Bosque. Docente
Investigadora del Centro de Investigación y Desarrollo / Facultad de Enfermería.
Fundación Universitaria del Área Andina, Bogotá – Colombia. Correspondencia:
claza@areandina.edu.co Recibido: enero de 2007. Aceptado para publicación: febrero
de 200. Actual. Enferm. 2007;10(1):36-41. https://encolombia.com/medicina/revistas-
medicas/enfermeria/ve-101/de_mujeres-cuidadoras_1/
 “La historia de la enfermería” por Richard Shryock, Saunders Press, 1959

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