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GACETILLA PSICOANALÍTICA
Para orientarnos en el Psicoanálisis en Jujuy
Biblioteca Analítica de Jujuy - Fundación Freudiana / Agosto de 2013 - Nº 02
ACERCA DEL VIAJE DE LACAN
“Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento, en que el hombre sabe para siempre quien es."
(Jorge Luis Borges).
D esde los comienzos, la preocupación de Lacan fue la
degradación de la experiencia freudiana, que delataba
los caminos tomados por sus sucesores oficiales, a
quienes tildó en más de una ocasión de “pésimos lectores”.
Este temor será el que lo impulsara a una enseñanza
ininterrumpida que jamás abandonaría, ya que ésta suponía
no estancarse en un saber aprendido, evitando instalarse en
teorías no acordes a los cambios de los tiempos y la cultura.
Como consecuencia de lo anterior, y mientras abordaba
como tema de su seminario “los- nombres - del- padre” (en el
que se proponía hablar sobre el monoteísmo y la religión
judía), advierte el riesgo de transformar la comunidad
analítica en una Institución similar a la Iglesia, porque podía
transformarse en una entidad centralizada que velaría por
dogmas atemporales.
Todos estos acontecimientos llevaron a una instancia
conocida como la “excomunión” de Lacan de las
asociaciones psicoanalíticas, en donde se llega a negar la
validez de su enseñanza y la práctica clínica que no será
reconocidas como formación de analistas, conduciéndolo a
formar su propia escuela.
Desde el inicio de su enseñanza, y que aparece en el
llamado primer discurso de Roma, en la conferencia
inaugural de 1953 que se publicaría en el Volumen
de los Écrits en 1966, bajo el título: “Función y
campo de la Palabra y del lenguaje en el
Psicoanálisis”, destacará la interrogación
fundamental de Lacan: si hay un acto
capaz de devolverle la vida a la
empobrecida existencia del sujeto
moderno.
En este contexto, es un
acontecimiento importante el viaje
de Lacan a Oriente durante la
primavera de 1963, el cual sería un
oxígeno, un aire renovador.
La Experiencia
En momentos de exclusión de la palabra, de la marginación
del discurso y de los castigos, algunas respuestas devienen,
a quien parece no buscar.
Es como si los acontecimientos, de manera misteriosa,
acudieran para decirnos algo acerca de lo que nos inquieta.
Para quienes saben leer los hechos, éstos se manifiestan,
muchas veces, como sutiles presagios, como la suave y
tímida melodía que comienza a resonar en el interior, como
la musa que inspirará la gran obra, mientras reaparecen los
celosos vigías que son los sólidos pilares del camino ya
recorrido, porque nada de lo que acontece es en vano.
Es claro que en Lacan encontramos un erudito lector, con
conocimientos de la filosofía occidental, literatura y
lingüística. Pero lo significativo de su viaje no es un
conocimiento teórico más, sino que ante todo es sorprendido
por su propia experiencia; de hecho, así lo manifestaría en lo
que conoceremos como su siguiente trabajo, el Seminario X:
“La Angustia”.
“Quiero tomar un atajo, utilizar una experiencia, estilizar
un encuentro, que fue el mío, para acercarme a algo
perteneciente al campo de lo que todavía puede
permanecer vivo de las practicas budistas, y en
particular del Zen “.
En este párrafo ya se puede leer algo de lo que el
propio Lacan pudiese haber tomado de su
viaje… utilizar la Experiencia. ¿Cualquier
experiencia? No, su propia experiencia.
Es significativo que en la enseñanza,
propia del budismo, la pedagogía se
caracterice por estos dos modos: la
experiencia sorpresiva y lo que dice
acerca de nosotros mismos.
En relación al primer punto, en la
tradición Zen, existe el llamado
satori, que es el momento en que
 se descubre con claridad, que solo existe el presente, y que
se disuelve en el mismo instante. Se lo conoce, también, como
un momento repentino, que surge al clarificar paradojas; es
una instancia de purificación, que se trata de un acto: “el
satori llega como algo inesperado y no ha de esperarse”, nos
señala D.T. Suzuki.
Este conocer nace desde nosotros, y dice algo de nosotros,
de allí lo singular de dicha experiencia. El japonés Toshihiko
Izutsu plantea la cuestión central: “En vez de formular la
interrogación acerca del hombre de la forma aristotélica
'¿qué es el hombre?', el budismo zen empieza preguntando
directamente '¿quién soy yo?'. El asunto en cuestión no es el
problema clásico de la naturaleza del hombre en general,
sino el problema infinitamente más personal e íntimo de
quien es este sujeto humano que, existiendo en este modo
aquí y ahora en un sistema espacio-temporal, plantea la
pregunta acerca de si mismo”.
Izutsu plantea esta búsqueda en la vida cotidiana y desde
el silencio. Lacan tratará de ubicar esta experiencia que
llamará “De lo real en la cura psicoanalítica”. Lo real,
entonces, es lo que no se puede decir, la imposibilidad, como
también el acontecimiento imprevisible. Lo real es un afecto
en el cuerpo vivo que escapa como verdadero burlón a su
puesta en palabras.
“Para acercarme a algo perteneciente al campo de lo que
todavía puede permanecer vivo de las practicas budistas, y
en particular del Zen”: resulta interesante, encontrar la
necesidad expresada por Lacan en ir mas allá de los
polvorientos libros y buscar el contacto que lo desaleje de su
lector; esta actitud nos recuerda cierto rechazo hacia lo
libresco, expresada en algunos pensadores taoístas.
El vacío existencial y constitutivo, ya planteado por
Heidegger en su concepción del ser (Dasein), será para
Lacan la cuna de todos los significantes. Este presupuesto se
encuentra vital en la génesis del Budismo Zen, y no como un
saber, sino como una experiencia en la cotidianeidad, en el
proceso del samsara, como iluminación súbita. Por otro lado,
reconoce otro rasgo original que le acontece frente a la
contemplación de estatuas atribuidas al Buda: “Si hay un
objeto de tu deseo, no es más que tí mismo.”
Lacan nos dirá: “No es este, por otra parte, un rasgo
original del budismo. Tan Wanasi, es a ti mismo a quien
reconoces en el otro, ya está escrito en el Vedanta”.
Se trata de un fenómeno es en el que nos movemos y que
oculta la realidad última, la esencia que mora en cada una de
las criaturas.
Y es el ocultamiento de esta realidad principal y última lo
que entiendo que en Lacan actuará para dar lugar a un
replanteo, un viraje en la aplicación de la técnica analítica: la
experiencia, la singularidad, el acto sorpresivo y el silencio, y
no por una cuestión de técnica del análisis, sino más bien
como una concepción ética posible y singular para aquél que
busca “un algo” ante su propia Angustia.
Estamos en los primeros pasos de Lacan y su relación con
el Budismo Zen: queda mucho por buscar, trabajar y
estudiar. Esto solo intenta una modesta aproximación pero
que, aun dejando de lado lo complejo del tema en cuestión,
intenta revelar algo que entiendo será la búsqueda y
experiencia lacaniana, y que es motor de la nuestra.
EUGENIO CARO FATH

Budismo Zen y Psicoanálisis

“Uno de los pilares del budismo: el carácter ilusorio del Yo. Uno de los pilares de la enseñanza de Lacan…ensañarse con él, estirarlo,
hacer saltar las costuras, incluso perderse en uno mismo sin saber qué quiere decir uno mismo”
“El Zen enriquece tu vida, pero no a través de darte, sino de quitarte. Todo aquello que es superfluo para tu vida, que no es esencial.”

¿ Cómo abordar una práctica tan

compleja como es el Budismo Zen y
además de ello realizar una
comprensión para así articular sus
postulados con los del Psicoanálisis?
Esta es la tarea que el Módulo de
Investigación se propuso desde sus
principios y que abrió un gran abanico
de posibilidades a lo largo del tiempo,
el que aún no podríamos calificar de
extenso, pero si fructífero.
Comenzaremos este pequeño recorrido
tratando de dar a conocer cuál es el
camino del Zen, su práctica, a partir de
una diferenciación entre Oriente y
Occidente. Nos basaremos en el trabajo
de D. T. Suzuki, un filósofo que trabajó
en la difusión del Zen hasta su muerte.
En un libro llamado “Budismo Zen y
Psicoanálisis”, y junto a Erich Fromm,
Suzuki estudia dos poemas, uno de
ellos es el de Basho, un gran poeta
japonés del siglo XVII que compuso un
poema de diecisiete sílabas conocido
como haiku o hokku, que traducido al
español dice más o menos así:
Cuando miro con cuidado
¡Veo florecer la Nazuna
Junto al seto!
Afirma Suzuki que es probable que
Basho fuera caminando por el campo
cuando observó una flor (Nazuna)
junto al seto. Es un hecho simple el que
describe el poema. Simplemente la
mira. Siente algo en su espíritu pero no
lo expresa porque no tiene palabras
para expresarlo, ese sentimiento es
demasiado pleno, demasiado
profundo y no quiere conceptuarlo. El
poeta puede leer en cada pétalo el más
profundo misterio de la vida o del ser.
Luego continúa con un poema de
Tennyson, un poeta Occidental, que
dice:
Flor en el muro agrietado, te arranco de las
grietas; te tomo, con todo y raíces, en mis
manos, florecilla – pero si pudiera entender lo
que eres, con todo y tus raíces y, todo en todo,
sabría qué es Dios y qué es el hombre
El filósofo remarca: “Tennyson arranca
la flor y la sostiene en sus manos, a
diferencia de Basho, y su modo de
expresarlo es activo y analítico.
Mirando la flor arrancada se formula
interiormente la pregunta ¿te entiendo?
Basho no, siente que todo el misterio se
revela en su humilde Nazuna, se
presenta en esta subjetividad absoluta
en la cual el poeta y la flor se
contemplan. No hay empatía, ni
simpatía, ni identificación”.
A partir de esto observamos que la
práctica del Zen apunta a la
aniquilación del pensamiento yoico, a
apagar las olas de la mente, a extinguir
las imágenes sobrantes… ¿y no nos
enseñó Lacan a conducir los análisis
desde lo que él llamaba la “fuga de
sentido”? ¿No es la castración el grado
cero del sentido? ¿No es ese vacío que
bordeamos en un análisis?
Una de las dificultades con las que se
topa nuestra investigación es esta
diferenciación entre la concepción de
Oriente y Occidente que propone
Suzuki entre dos culturas, que en lugar
de obviarla, proponemos asumirla y
abordarla. Buscar cuáles son los puntos
en los que el Psicoanálisis no concuerda
con el Budismo Zen, como así también
profundizar en los detalles que tomó
Jacques Lacan de la cultura Oriental,
desde el concepto de vacío, tan
importante y profundo en su discurso,
e incluso en sus referencias a Buda
(realizadas en el seminario X).
Otra línea de abordaje nos llama a la
investigación: el estudio de la práctica
del Zen y la práctica analítica,
entendidas como éticas, en el sentido
que proponen un buen vivir. Para ello
tomaremos referencias en las obras de
Lacan, mientras nos mantenemos en
contacto con otros grupos de estudio de
temas similares provenientes de otras
provincias tales como Salta y Buenos
Aires, en donde existen propuestas de
colaboración y asistencia entre los
grupos para construir un cuerpo
teórico desde diferentes líneas
investigativas.
JOAQUÍN ORGAS

La Constelación Warburg
A partir del mes de Abril del corriente año, algunos
socios de la Biblioteca Analítica de Jujuy nos reunimos
en un Módulo de Investigación sobre la vida y obra de Aby
Warburg, un pensador de la historia del arte que realizó sus
aportes a partir del análisis de las imágenes y el estudio de la
cultura. Se comenzó con la búsqueda de la bibliografía
propuesta por Germán García, organizándose una
conferencia sobre el tema, impartida por la Lic. Ariadna
Bello en el espacio “Conversaciones con el Otro” que se
realiza en la Biblioteca Analítica de Jujuy.
Aby Warburg nació en Hamburgo el 13 de Junio de 1866.
En 1892 se graduó en Historia del Arte con una disertación
sobre Botticelli. Estudió filosofía, historia y religión en
universidades de Alemania, Francia e Italia, cursando
Historia del Arte en la Universidad de Bonn. Su estudio se
centró alrededor de su concepción particular del
Renacimiento Italiano como momento de inauguración de la
modernidad; utilizó en tal empresa la Etnología, para
comprender el sentido de las prácticas mágicas en
sociedades arcaicas del presente y, elaboró un método de
investigación para escribir la historia de la cultura.
Al ser un historiador de las civilizaciones detectó con
sorpresa el paganismo dentro de una gran civilización
absolutamente tecnificada como EE.UU. describiendo
rituales paganos y mágicos realizados por distintas tribus o
pueblos indígenas de ese país. De estos pueblos le interesaba
lo simbólico y cosmológico que dichos rituales evocaban,
siendo la serpiente el símbolo fundamental de todas estas
tribus aunque en cada una de ellas pudiera tener
significaciones diferentes. La serpiente como símbolo del
rayo para algunos pueblos fue a localizarse, en la era
tecnológica como corriente eléctrica a partir de ser atrapada
en la primera bombilla de luz, según las observaciones de
Warburg.
Este genial inventor de una nueva ciencia de las imágenes
fue internado en un Instituto Psiquiátrico y a lo largo de
dicho tratamiento tuvo diferentes diagnósticos, el último fue
de locura maníaco-depresiva realizado por el Dr. Kraepelin.
Habiendo ingresado el 16 de Abril de 1921, su alta se produjo
el 12 de Agosto de 1924. Período que abre a una constelación
de personas -familiares, amigos y profesionales- incluyendo
a Sigmund Freud en las epístolas las que permiten avizorar
las discusiones de la psiquiatría de la época y la vinculación
de algunos psiquiatras con el padre del Psicoanálisis.
Se trabajó con el libro de su gran obra, el Atlas Mnemosyne
(Musa de la memoria), el que consta de una serie de paneles
basados en montajes de fotografías desplegadas que forman
mosaicos o secuencias de imágenes no fijas, móviles e
intercambiables según el estado de la investigación, y
relacionadas según el principio "de buena vecindad". Como
así también se tomó conocimiento de una gran biblioteca
que reúne fragmentos literarios, cartas de mercaderes,
testamentos, diversos impresos y objetos de curiosidades,
sobre todo relacionado con el Renacimiento, el periodo más
estudiado por el investigador.
Actualmente, los integrantes del Módulo, están realizando
la lectura del libro “La Cura Infinita” en el que se incluye la
historia clínica de Aby Warburg, sus escritos autobiográficos
y las cartas que circulaban con personas de su confianza. A
partir de otras referencias bibliográficas complementarias,
se comenzó a delinear el eje de investigación particular a
seguir. De acuerdo a esto han sido esbozados algunos temas:
“El Renacimiento y el Ocultismo”, “El diagnóstico clínico de
Warburg desde una perspectiva psicoanalítica y
psiquiátrica” y “El método Warburg y el método analítico”.
Habiendo transcurrido algunos pocos meses de la
primera reunión, a partir del entrecruzamiento de los
comentarios de las lecturas realizadas nos fuimos
introduciendo y aprehendiendo de la importancia de la vida
y de la obra de Aby Warburg que no puede dejar de
interesarle al psicoanálisis y a los practicantes del mismo.
JOAQUÍN ORGÁS - SUSANA PIHUELA - MABEL SÁNCHEZ
 Entonces… el SINTHOME

“ Esto no va bien, y les diré porque.

Es que me ocupo de absorber en
torno de la obra de Joyce la
inmensa cantidad de literatura que él ha
p r o vo c a d o y l o h a p r o vo c a d o
queriéndolo.”
Con esta frase, en 1976, Jaques Lacan
inicia una nueva clase de su seminario
denominado “El Sinthome” dedicado
en gran parte al estudio del caso James
Joyce, en donde desarrollará la última
gran tesis de su enseñanza. Se servirá de
la lógica borromea para orientarse ante
la interrogación por el modo de
anudamiento de los tres registros ( real,
simbólico e imaginario); e intentará
explicar la revolución de la escritura
Joyceana, la cual “conduce a una
separación completa, un
desabonamiento de la escritura con el
inconsciente del autor”1.
Un Lacan que muestra su dificultad
en abrirse camino y en tanto, a la vez,
opta por hacer lo que para él implica el
termino búsqueda, es decir, dar vueltas
en círculos, dejando de lado aquello que
en una época se proponía
parafraseando a Picasso en su “Yo no
busco, encuentro”.
Lacan intenta responder la pregunta
¿a partir de cuando alguien está loco?,
pero sin antes abordar el caso Joyce y
preguntarse si precisamente este
escritor irlandés estaba loco.
De este modo demuestra de que
manera, en Joyce, la escritura responde
de un modo especial de suplencia ante
agrega que el deseo joyceano de ser un
artista suplió el hecho de que su padre
nunca se desempeñó como tal: “Joyce
tiene un síntoma que parte de que su
padre era carente, radicalmente carente
- solo habla de eso. He centrado la cosa
en torno del nombre propio y he
pensado - hagan lo que quieran con este
pensamiento - que por querer hacerse
un nombre Joyce compensó la carencia
paterna.” 2
La obra de Joyce y su particular
relación con la palabra no constituye un
síntoma cualquiera, puesto que su
modo de descomponer la palabra da
lugar a una escritura desprovista de
toda significación, que no se ofrece a la
interpretación ni al desciframiento, tal
como sería en un síntoma analítico
convencional. Por eso, Lacan termina
definiendo a Joyce como un
"desabonado del inconsciente". Este
producto de arte, este artificio, esto que
constituye lo más singular del sujeto,
dirá: “Pero es claro que el arte de Joyce
es algo tan particular que el termino
sinthome es justo lo que le conviene.”.
Jacques Alain Miller, señalará que
Lacan inventó el concepto de sinthome
para designar lo singular en su carácter
absoluto y se pregunta si esto solo vale
para Joyce o ayuda a percibir que, en
cada uno hay algo absolutamente
singular, algo que está desabonado del
inconsciente, ante lo cual responde:
“Pues bien, lo creyó percibir… hay
sinthome en cada uno. El sinthome
como respuesta de lo real.”
La singularidad del sinthome existe
en cada uno, pero está recubierta. “Uno
se empeña a encarnar algo muy distinto:
su trama, su destino, la herencia de su
familia, un gran personaje, ideales.”3
Es así, que ante la carencia paterna
que padecía Joyce, deseó inmortalizar
su nombre, hacerse un nombre e
inmortalizarlo en la memoria universal.
Joyce habría llegado, con su nombre
propio, a hacer una clase de Nombre-
del-padre y es así que Joyce encarnó su
síntoma, en la medida que ha
perturbado la literatura y la cultura
durante generaciones.
ALEJANDRO LÓPEZ
1. Coloquio - Seminario sobre el Seminario 23 de J. Lacan el
sinthome. Edit. Paidos.
2. Lacan Jacques. Seminario“El Sinthome”, Bs.As. Paidos. 2006
3. Miller Jacques Alain. “Sutilezas Analíticas”, Bs.As. Paidos. 2011

la carencia de una función paterna, y recibe el nombre de “sinthome”. Lacan

MÓDULOS DE INVESTIGACIÓN DE LA BIBLIOTECA ANALÍTICA DE JUJUY

CONSTELACIÓN WARBURG FEMINISMO (S) Y PSICOANÁLISIS.
Frecuencia: 1º y 3º sábado de cada mes - 10.30 Hs. Frecuencia: 2º y 4º sábado de cada mes - 18 hs.
Lugar: Centro Cultural Macedonio Graz Lugar: Centro Cultural Macedonio Graz
Coordina: Mabel Sánchez Coordina: Luciana Tolaba

Seminario XXIII - EL SINTHOME EMPUJE PUBERAL

Frecuencia: 2º y 4º viernes de cada mes - 18,30 Hs. Frecuencia: 1° y 3° lunes de cada mes, de 19 a 20.30 hs.
Lugar: Bar - Hotel Jhoward Jonshon Lugar: Av. Illia y El Palenque (Estación de servicio Esso)
Coordina: Alejandro López Coordinan: María Laura Mamaní -Mónica Medina

PSICOANÁLISIS Y BUDISMO ZEN PSICOANÁLISIS CON NIÑOS

Frecuencia: 1º y 3º sábado de cada mes . 10.30 Hs Frecuencia: 1° y 3° lunes de cada mes. 20.30 hs
Lugar: Centro Cultural Macedonio Graz Lugar: Biblioteca Analítica de Jujuy.
Coordina: Ana Calderón Coordinan: Ricardo Peralta - Raúl Argüello
 Lo que escucha un analista en el síntoma del niño
A l interrogarnos sobre la
particularidad del niño en la
época actual a partir de un recorrido
por diferentes autores lo que se destaca
es cierto enigma en torno al niño,
siendo objeto de múltiples
teorizaciones y ficciones que se
suceden y superponen a lo largo de la
historia. Según la época y la cultura el
ser del niño va adquiriendo diferentes
significaciones y valores según el
discurso que se ocupe de ellos, la
pedagogía, la literatura, la filosofía o la
psicología. Estos saberes determinan
los modos de dirigirse a ellos, de
tratarlos, de educarlos. A partir de un
determinado saber que establece lo
esperable o normal se derivaran una
serie de prácticas para conducir al
infante hacia esa “feliz meta”.
Coexisten entonces múltiples
modos de referirse a los niños desde
cuerpos teóricos más o menos
científicos, el saber popular, el derecho
o las ficciones que ofrecen los medios
de comunicación y los ideales que
propone el mercado a través de la
publicidad.
Niño sujeto de derecho, niño
soñado, niño ideal, niño problema,
niño cognitivo, niño índigo, niño
salvaje, niño delincuente, niño adicto,
niño puro, niño genio, niño pobre,
niño consentido, niño perverso
polimorfo, niño que no aprende, niño
suicida… y la metonimia puede
continuar interminable, desde la
significaciones mas arrobadoras y
románticas hasta las más inquietantes
en un intento de capturar un real que
se escabulle.
Estado y mercado marcan
actualmente fuertes tendencias en las
concepciones de infancia. El Estado a
partir de un proyecto político
determinara el tipo de ciudadanos
necesarios para sostener ese proyecto y
lo refleja en sus concepciones de la
infancia y las instituciones encargadas
de formar estos sujetos. El mercado en
función de su interés en sostener una
sociedad de consumo y a través de los
mecanismos que le son propios
también marcará tendencia
produciendo subjetividades.
Estas operaciones nunca son sin
costo, su intención masificante hace
obstáculo con lo particular del sujeto
dando lugar a los síntomas más
diversos y a fenómenos de segregación
produciendo también a escala masiva
sujetos caídos del sistema, convertidos
en residuos, enfrentados a ese orden.
Para esto también estarán a la orden
del día las instituciones encargadas del
control de los desviados, desde
aquellas más asistenciales y
terapéuticas a las más represivas y en
el último círculo de este infierno
quizás jóvenes devorados por el
consumo de drogas como el paco
viendo como se cierran sus posibilidad
de acoplarse al lazo social.
En la intersección Niños <>
Psicoanálisis a menudo se destaca el
aporte de Freud quien en sus Tres
ensayos para una teoría sexual nos
devela al niño como poseedor de una
sexualidad vigorosa y compleja.
En otro punto de su enseñanza
refiriéndose al narcisismo nos habla
del niño encarnando para sus padres la
posibilidad del reencuentro con el
paraíso perdido de su infancia. El niño
encarna lo que sus padres tienen de
más preciado: su Ideal del yo, “his
magestic the baby”.
Sabido es también que no todo es
color de rosa y que este deseo de los
padres, desconocido para ellos
mismos puede dar lugar a efectos
inesperados bajo la forma de diversos
síntomas que vendrán empañar ese
ideal. El niño soñado puede tornarse
en la peor pesadilla de sus padres. De
allí a la caída del deseo de los padres
muchas veces hay un paso.
Extraño montaje el que habrá de
producirse en cada niño, sobre un
cuerpo habitado por las pulsiones
sexuales vendrán a inscribirse las
marcas del discurso de los padres,
discurso cuyo sentido resulta opaco a
ellos mismos y que de algún modo les
fue transmitido sin saberlo, discurso
que no por ello deja de insistir y
transmitirse.
Estas operaciones de transmisión
de un deseo, las estrategias de
educación y normalización no son sin
resto, el mensaje que se transmite
queda librado a la equivocidad del
lenguaje y los cuerpos no se someten a
la domesticación sin preservar en
algún lugar el goce al que se exige
renunciar.
El niño con el que tratamos resulta
ser un sujeto extraviado en esa selva de
discursos que lo atraviesan y lo
marcan, enfrentado al enigma del
deseo de sus padres y a la presencia de
la angustia que lo desborda. Se tratará
entonces de acompañarlo en el
desciframiento del enigma en torno al
lugar que ocupa en el deseo de los
padres y en la construcción de
ficciones que le permitan orientarse en
cuanto ser sexuado.
Es como practicantes del
psicoanálisis que estamos dispuestos a
ofrecer un lugar para la escucha de ese
niño y de esos padres turbados por
aquello que no marcha en lo que
esperan de sus hijos, escucha que
permita un saldo de saber respecto a su
deseo y el lugar que ocupa el niño en
esa historia.
RAÚL ARGÜELLO
 Freud y la cocaína
(Extracto de clase dictada en el marco del curso “Toxicomanías. Del placer al sufrimiento” en la Biblioteca Analítica de Jujuy)

E ugenio Tanzi1 en 1905 alude a

que ya en 1800 comienza el auge
de la cocaína como sustituto de la
La hipnosis y el método catártico

En 18903 se refiere a la magia de las

morfina en el tratamiento del palabras sobre el cuerpo y describe la
morfinismo alegando que sus efectos hipnosis como fenómeno de
son más profundos y rápidos. Ya en ese dependencia que produce adicción. El
momento había observado en el estudio exceso entre hipnotizado e
de de sus efectos que presentaba hipnotizador es una nueva sede toxica.
periodos de euforia breve, disestesias, “La relación se puede volver toxica
inquietud e irritabilidad. porque el cuerpo hipnotizado queda a
Para esa época la cocaína era muy merced de la presencia y las sugestiones
poco conocida en Europa, pero si en del otro, así el hipnotizado alucina las
EEUU donde tenía gran aceptación en palabras del hipnotizador que afectan a
partir de la cual se desencadenarían los
el círculo medico (ayudaba a la su propio cuerpo”. En este sentido se
síntomas correspondientes. En este
digestión, fatiga, fortificaba el SN e puede decir esas palabras configuran el
punto la prescripción de la cocaína
incluso curaba las toxicomanías). Freud verdadero toxico.
aparecía prometedora para Freud, ya
no era ajeno a estas investigaciones, y es En estudios sobre la histeria hace
que sería el objeto que vendría a
teniéndolas en cuenta que comenzó a alusión a “lo toxico” como un excedente
confirmar el lugar exacto de la lesión.
interesarse tanto por investigar la que se vuelve cuerpo extraño en el
Aquí no solo se deja traslucir la creencia
sustancia como por sus usos propio cuerpo. Excedente de afecto, en
de Freud en las propiedades
terapéuticos. este momento producto de una
“maravillosas” de la coca sino también
Cabe destacar que hacia fines de 1800 experiencia sexual traumática que no
su actuación como agente que revelaría
inicios de 1900 era común en la p u e d e s e r l i g a d o
las estructuras sobre las que actúa.
comunidad científica la representacionalmente, y afecta al
Una perlita: Le prescribe cocaína a
experimentación en el propio cuerpo de cuerpo. Una vez más la palabra, la
Ernst von Fleish, medico a quien
aquello que se pretendía investigar. asociación, es lo que permitiría ligar ese
admiraba, quien luego de amputación
Para Freud la cocaína no era un afecto. Estamos hablando de un cuerpo
de un pulgar contrajo infección y
medicamento cualquiera, sino el discursivo afectado por el lenguaje.
tomaba grandes dosis de morfina para
medicamento (su polifunción- la La manera de trabajar de Freud
calma su dolor. En 1885 tras aliviar sus
variedad de aplicaciones- es lo que la consistió en extender el poder del
neuralgias del trigémino con
erigía en lugar de único). Más allá de los microscopio como elemento de
i n ye c c i o n e s d e c o c a í n a 2 q u i s o
resultados hallados en sus observación, al suministro de cocaína
experimentar sobre los neuromas de
investigaciones, a Freud le llamaba con fines terapéuticos, pero
Fleishl sin resultado. Las grandes dosis
poderosamente la atención la cocaína fundamentalmente, diferenciando y
administradas le produjeron
por el aporte narcisista que brindaba: explicitando las pasiones
intoxicación crónica y a la muerte
ante el advenimiento de un límite de fundamentales del hombre: la
(psiquiatría clásica primer caso de
imposibilidad, la cocaína se presenta sexualidad, el hambre, el cansancio, el
psicosis cocaínica). Consecuencias que
como aquello que lo excluye. Es así que dolor físico y mental. En suma el caudal
no fueron indiferentes para Freud, se
la prescribía para todos aquellos casos pulsional del hombre, más un plus: su
puede rastrear su aparición en “La
que eran considerados como de afán de curar lo que en aquel momento
Interpretación de los sueños” (1900).
'debilidad psíquica'- neurastenia, se presentaba como incurable: las
Podemos ubicar la curiosidad
hipocondría, histeria. histerias: Esto lo lleva a Charcot, y
experimental de Freud con respecto a la
El modelo que primaba para dar luego a la invención del dispositivo.
cocaína en la misma línea que junto a la
explicación a estos casos de debilidad
hipnosis y al método catártico que LUCIANA TOLABA
psíquica era el lesional, esto es que se
l l e va r á a l d e s c u b r i m i e n t o d e l
suponía que había una parte del cuerpo,
inconciente. 1. “Cocainismo” en Tratado de los males mentales (1905).
más específicamente del sistema 2. La administración por vía subcutánea era una practica común.
nervioso que padecería un lesión a 3. “Psicoterapia: tratamiento del espíritu”. En Obras Completas.
Editorial Losada.

LA BIBLIOTECA ANALÍTICA DE JUJUY PONE A DISPOSICIÓN DE LOS INTERESADOS, LA BIBLIOGRAFÍA DE LAS DIFERENTES
ACTIVIDADES QUE REALIZA, ASIMISMO MATERIAL DE INTERÉS PARA LA FORMACIÓN Y DIFUSIÓN DEL PSICOANÁLISIS. LOS
HORARIOS DE ATENCIÓN SON: LUNES, MIÉRCOLES Y VIERNES A LA MAÑANA Y LOS MARTES Y JUEVES A LA TARDE.
 ¿De que iniciación se trata en la pubertad?
(Extracto de clase dictada en el marco del curso “Toxicomanías. Del placer al sufrimiento” en la Biblioteca Analítica de Jujuy)
S e habla de la pubertad como un
momento de iniciación. Nos
preguntamos ¿Iniciación de qué? Con
Freud sabemos que la sexualidad no
comienza en la pubertad, ya que el niño
es perverso polimorfo. Lo que acontece
en esta etapa es que algo acallado en la
latencia, despierta. Freudianamente,
algo se reedita. Se actualiza. Y también
sacude, desordena y queda a la espera.
¿A la espera de qué? De una respuesta
posible.
Las pulsiones autoeróticas que en el
ocaso del Complejo de Edipo se habían
subordinado al primado de la zona
genital, se desplazan ahora en la
búsqueda de un objeto sexual. Este
tiempo de cristalización del proceso de
sexuación, introduce una diferencia
entre el niño y la niña, ahora ya
púberes. En el varón, la tensión que se
acumula tiene la posibilidad de
descarga, también al servicio de la
reproducción; en ella, resulta
enigmático.
Al respecto, podemos hablar de un
“empuje”. No solo de un empuje
biológico sino también de un empuje
discursivo, frente al cual la respuesta
del púber es la adolescencia,
entendiéndola como conjunto de
síntomas por los cuales el sujeto
responde a ese real que encuentra. Hay
un real biológico, algo cambia, pero no
sin el discurso que lo acompaña y que
produce efectos: cada púber se las va a
tener que ver con eso. No solo con el
desarrollo biológico sino con lo que el
Otro dice acerca del mismo.
El lazo con el Otro cambia. Es un
momento que trae aparejados reajustes
importantes en relación a los objetos
sexuales y los padres. En este periodo,
afirma Freud, el objeto parental se ve
definitivamente condenado como
objeto sexual.
En tanto ocurre el despertar de la
pulsión por lo real biológico, se afirma
la difícil confrontación del ser humano
con su propio cuerpo. Se juegan las
identificaciones, cuyas oscilaciones
corren el riesgo de extraviar al sujeto.
Hay el asombro de estar con ese cuerpo
y angustia de ser ese cuerpo. También,
el cuerpo a cuerpo con los otros, con el
Otro.
Se abre la posibilidad de otro acceso
al goce que lleva al encuentro con el
partenaire sexual, encuentro que estará
regulado por las condiciones
particulares que se han anudado para
cada sujeto. Así, la pubertad señala el
encuentro con la castración,
actualizando la imposibilidad de la
relación sexual en un momento donde
son posibles los encuentros sexuales
porque el sujeto está biológicamente
dispuesto para ello. El púber encuentra
un punto donde falta un saber sobre el
sexo, sobre lo que dos tienen que hacer
juntos. Y ahí, en ese encuentro, inventa.
Invención, en el mejor de los casos, por
la vía del fantasma o del síntoma.
Se trata de un momento de muchas
preguntas y pocas respuestas. Lo que
hasta determinado momento permitía
decidir por un sentido para el sujeto ya
no marcha, se produce una crisis. De
esta manera, se escenifica un tiempo
clave de anudamientos y
desanudamientos.
Resulta relevante descubrir que en
esta etapa, atravesada por la conmoción
y el caos, surgen modos diversos de
intentar tramitar aquello que irrumpe,
ese goce que irrumpe, frente al que el
sujeto se encuentra desorientado.
Modos de poder ubicarse en un lugar
en relación al Otro, sobretodo al Otro
sexual. El iniciarse en el consumo de
drogas se presenta, entonces, como una
“respuesta posible”. No decimos que
sea la correcta, pero si “posible”.
Al respecto, Antonio Escotado nos
dice que “para la juventud, las drogas,
son el auténtico rito de pasaje, la
ceremonia de maduración, social e
individual (…) para los jóvenes son una
manera de ponerse a prueba social e
individualmente”.
De hecho, probablemente no exista
ningún momento en la vida en el que la
relación con el otro sexo plantee más
problemas que en la adolescencia. El
consumo de drogas intentaría sortear
esta dificultad, mostrando la falta de
otros recursos, falta muy agravada en el
mundo actual. En esta línea, la droga
puede permitir a un sujeto pasar por
alto las preguntas que el nuevo
partenaire -su cuerpo adolescente- le
plantea, anteponiendo las respuestas
para que no haya preguntas.
No obstante, como plantea E. Sinatra,
en la clínica se hace necesario situar la
particular relación que un sujeto
establece con una sustancia de la que
intenta extraer una satisfacción. Poder
ubicar ¿Que función cumple esa droga
para ese sujeto? En la línea de lo
antedicho, mientras que para algunos
la droga puede sostener el impasse del
encuentro con el partenaire sexual,
para otros puede precipitarlo evitando
la angustia que conlleva.
En relación a esta función, se hace
necesario también diferenciar entre
consumidores y “toxicómanos”. Los
primeros hacen uso de la droga en
algunos momentos, en relación con
algún acontecimiento social, sexual o
laboral, pero su vida no se reduce a eso.
En cambio, la verdadera toxicomanía
es cuando la droga permite romper con
el falo, al decir de Lacan: rompe el
casamiento con el pequeño pipí,
perdiéndose toda medida. La
dimensión del exceso muestra muy
bien ese fuera de toda regulación fálica:
 La droga crea la ilusión de que hay
relación posible entre el sujeto y el
objeto, objeto que no es de deseo sino de
goce. Hay una ilusión de completud, el
objeto colma. Se rechaza la castración y
se clausura el deseo. Es cuando el
encuentro con la droga se transforma
en el eje de la vida de un sujeto.
En la clínica es necesario hacer un
diagnóstico de lo que ubicamos como la
función que cumple esa droga para ese
sujeto en ese momento de su vida,
porque puede variar. Un consumidor
puede convertirse en toxicómano. Todo
se va a articular de modos diferentes
según la estructura.
La apuesta del psicoanálisis consiste
en interrogar las modalidades de goce
de cada uno. Interrogar el uso de los
placeres y el goce particular puesto en
juego para cada cual, al que solo se
podrá acceder a partir de que el sujeto,
en este caso púber, convierta su
adicción en una pregunta. Que la
relación que mantiene con la droga de
su elección, se transforme en síntoma.
La significación y la modalidad de
satisfacción que encierra para cada uno
el consumo tiene la marca de lo
singular, y en lo referente a la pubertad,
habrá que escuchar cómo se subjetiva
ese momento y que lugar y función
viene a ocupar esa práctica.
Como dice Eric Laurent: “Ante eso
nuevo que emerge y en la
imposibilidad de saber, el sujeto está
llamado a construir una respuesta. En
ese momento, ante el encuentro con un
imposible, en el lugar de esta ausencia
de la relación sexual, el sujeto elabora
como respuesta algo “posible”, que
expresa la manera en la cual se las
arregla con su goce”.
DANIELA ANGULO R.

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