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Iván Alejandro Ruiz Mijangos

Principios generales de los contratos


I. INTRODUCCIÓN
Los principios generales de los contratos son el ultimo criterio conforme al que deben
interpretarse. Son las premisas en que descansa su operatividad general.
II. Concepto de principio

A. Concepto filosófico.
La noción de principio proviene de la filosofía. En su obra Metafísica, Aristóteles expuso
diversos significados de la palabra principio. De los cuales, el que compete a la materia es
“lo que ha dado el primer conocimiento de una cosa, las premisas de las demostraciones”.

B. Aplicación jurídica
En la aplicación de Derecho los principios lo dotan de plenitud hermética: ante la ausencia
u obscuridad de normas específicas, los principios siempre permiten encontrar una solución
a cualquier caso.
Los principios generales de los contratos son axiomas que modelan el sistema contractual.
Son principios en tanto que proveen el primer conocimiento de la materia, sus primeras
reglas. son generales en tanto que están dirigidos a todos los contratos y no sólo algunos.
Existen autores que se refieren a ellos como efectos de los contratos.

III. Principio de autonomía de la voluntad

A. Concepto y orígenes
La autonomía de la voluntad es la posibilidad que el ordenamiento jurídico concede a los
particulares para producir normas de derecho a partir de la manifestación de su voluntad. en
materia contractual se expresa de la siguiente manera: La suprema Ley de los contratos es
la voluntad de las partes.
Tanto el derecho romano como los códigos civiles que sirvieron de antecedente al vigente
admitieron este principio.
En el derecho romano los particulares configuraron sus relaciones jurídicas mediante la
aplicación del principio “de sometimiento de la cosa a los dictados del titular”.
El código Napoleón acogió el principio de autonomía de la voluntad en su artículo 6º e
impuso como límites las leyes de orden público y las buenas costumbres.
El Código Civil de 1884 previo el mencionado principio en sus artículos 6º y dieciseisavo y
estableció como límite las leyes prohibitivas las de interés público y las buenas costumbres.

B. Fundamentación en el código civil


El Código Civil vigente prevé el principio de autonomía de la voluntad en dos artículos.
Artículo 1839.- Los contratantes pueden poner las cláusulas que crean convenientes; pero
las que se refieran a requisitos esenciales del contrato, o sean consecuencia de su naturaleza
ordinaria, se tendrán por puestas, aunque no se expresen, a no ser que las segundas sean
renunciadas en los casos y términos permitidos por la ley.
La norma citada autoriza a los contratantes a poner las cláusulas que crean convenientes lo
que equivale a dotarlos de potestad para moldear sus relaciones del derecho.
El otro artículo que prevé el principio de autonomía de la voluntad se ubica dentro de las
disposiciones preliminares del Código Civil.
Artículo 6o.- La voluntad de los particulares no puede eximir de la observancia de la ley, ni
alterarla o modificarla. Sólo pueden renunciarse los derechos privados que no afecten
directamente al interés público, cuando la renuncia no perjudique derechos de tercero
El numeral transcrito, además de servir de fundamento al principio de autonomía de la
voluntad, establece sus límites: el orden o interés público y los derechos de terceros.
C. Concepto y tipos de clausulas

a) Concepto de clausula
Cláusula es una norma jurídica individualizada creada por uno o más particulares para
regular una relación en la que participan.
- Norma jurídica
Las cláusulas son normas jurídicas, son reglas de derecho que gozan de protección por el
ordenamiento jurídico.
- Individualizada
Conforme a la teoría general del derecho las normas jurídicas pueden ser generales o
individualizadas en función de su ámbito personal de validez.
Son generales las destinadas a regular la conducta de una categoría de agentes; la de todos
quienes ubiquen en el supuesto normativo. Son individualizadas las destinadas a regular la
conducta de una o varias personas concretas.
Las cláusulas son normas jurídicas individualizadas, ya que tienen por objeto regular la
conducta de personas concretas.
- Creada por uno o más particulares
Las cláusulas son creadas por uno o más particulares en los actos jurídicos unilaterales
unipersonales interviene un solo sujeto en las unilaterales pluripersonales en los bilaterales
y en los plurilaterales intervienen dos o más.
- Para regular una relación jurídica en la que participan
Las cláusulas regulan la conducta de quienes participan en una relación jurídica. Este rasgo,
así como el hecho de que son creadas por particulares, permite distinguirlas de otras normas
jurídicas individualizadas, como las contenidas en las resoluciones de las sentencias
emitidas por los órganos jurisdiccionales.
b) Tipos de cláusulas

1. cláusulas esenciales
Son esenciales las cláusulas que deben ser pactadas para que haya contrato.
Las cláusulas esenciales cumplen dos funciones: revelan la existencia de una voluntad
encaminada a producir consecuencias de derecho y determinan el objeto del acto.
Cuando el contrato debe celebrarse por escrito es común que la primera o las primeras
cláusulas se refieren a sujeto punto esto satisface los elementos esenciales del contrato: el
consentimiento resulta de la existencia de la cláusula, el objeto de su contenido.
Artículo 1839.- Los contratantes pueden poner las cláusulas que crean convenientes; pero
las que se refieran a requisitos esenciales del contrato, o sean consecuencia de su naturaleza
ordinaria, se tendrán por puestas, aunque no se expresen, a no ser que las segundas sean
renunciadas en los casos y términos permitidos por la ley.
Desde el punto de vista teórico no es imposible que la ley prevea supletoriamente el
contenido de las cláusulas esenciales de los contratos; Sin embargo, el que sea posible no
implica que sea correcto la configuración supletoria del objeto atenta contra la esencia
voluntaria del negocio: los contratantes son quienes deben fijarla.
2. Cláusulas naturales
Son naturales las cláusulas en la ley aplica supletoriamente el contrato en caso de no ser
pactadas por las partes.
las cláusulas naturales versan sobre aspectos secundarios del contrato y no sobre sus
elementos esenciales. conforme al artículo 1839, las cláusulas que sean consecuencia de la
naturaleza ordinaria del contrato se tendrán por no puestas, aunque no se expresen a menos
que sean renunciadas en los casos que permita la ley la posibilidad de que se han
renunciado el régimen establecido por las naturales confirma su carácter directorio.
En síntesis: las normas que predeterminan el contenido de las cláusulas naturales son
supletorias ya que sólo rigen la falta de pacto entre los contratantes. Conforme al artículo
6º, el pacto en contrario estará prohibido en dos casos: cuando afecten el orden público o
los derechos de terceros. el contenido supletorio de las cláusulas naturales puede emanar de
las siguientes fuentes:
Artículo 1796.- Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, excepto aquellos
que deben revestir una forma establecida por la ley. Desde que se perfeccionan obligan a
los contratantes, no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a las
consecuencias que, según su naturaleza, son conforme a la buena fe, al uso o a la ley.
Conforme el artículo anterior las normas supletorias provienen de 3 fuentes: de la buena fe.
del uso o de la legislación. el catálogo de fuentes fue copiado del código de Napoleón que
aludía a las consecuencias que la equidad, el uso la ley dan a las obligaciones según su
naturaleza.
3. Clausulas accidentales
Son accidentales las cláusulas que necesariamente deben ser pactadas para regir el contrato.
Las cláusulas accidentales son contingentes ya que no pueden oh sí integrar el contrato. Si
las partes no las pactan, La ley no las aplica supletoriamente.
Los ejemplos más comunes de cláusulas accidentales son las que establecen modalidades a
los efectos del contrato, las que imponen sanciones a los contratantes en caso de
incumplimiento y las que conceden derechos de preferencia en sentido estricto.
IV. Principio de obligatoriedad

A. Concepto y orígenes
El principio de obligatoriedad de los contratos es el que sujeta a las partes a cumplir las
deudas asumidas en virtud de su celebración.
Los contratantes deben cumplir las obligaciones contraídas de lo contrario les podrán ser
exigidas coactivamente incurrirán en responsabilidad civil.
La idea de que los contratos obligan está indisolublemente ligada al carácter jurídico de las
normas que los integran. Todas las civilizaciones que han considerado las normas
contractuales como parte del ordenamiento jurídico han reconocido el principio de
obligatoriedad de los contratos.
En el derecho romano los contratos fueron junto con los delitos las fuentes de obligaciones
reconocidas por gallo en su obra instituciones.
En el código Napoleón el principio de obligatoriedad quedó plasmado en el artículo 1134,
que dispuso: “los pactos legalmente formados tienen fuerza de ley para aquellos que los han
hecho “.
En el Código Civil de 1884 el principio fue consignado en el numeral 1419, qué previo:
“los contratos legalmente celebrado serán puntualmente cumplidos “.
Algunos juristas refieren al principio de obligatoriedad de los contratos con la expresión
pacta sunt servanda. El origen de este principio está más vinculado con la forma de los
contratos que son su obligatoriedad.
B. Fundamentación en el Código Civil
El fundamento del principio de obligatoriedad se encuentra en el artículo 1796. Este
artículo no es el único en que pueden apoyarse en la fuerza obligatoria de los contratos.
Basta la definición de contrato prevista por la ley para conocer su carácter obligatorio. Si el
contrato produce obligaciones, entonces observancia es obligatoria.
Artículo 1793.- Los convenios que producen o transfieren las obligaciones y derechos,
toman el nombre de contratos.
V. Principio de intangibilidad

A. Concepto y orígenes
El principio de intangibilidad de los contratos consiste en que su contenido y subsistencia
no pueden ser alterados unilateralmente. Este principio es consecuencia del de
obligatoriedad, por lo que algunos autores lo estudian como uno mismo.
La palabra intangible significa que no debe o no puede tocarse y es utilizada
metafóricamente para representar la idea de que un solo contratante no puede tocar el
contenido y la subsistencia del negocio.
Si bien los contratos no pueden ser modificados o terminados por una de las partes, sí
pueden serlo por ambas. La alteración a terminación del contrato será procedente cuando
todos los contratantes estén de acuerdo con ella. Consecuentemente, el principio materia de
este apartado debería denominarse de intangibilidad unilateral y no sólo de intangibilidad.
En el derecho romano el principio de intangibilidad puede encontrarse en el siguiente
pasaje atribuido a Ulpiano: “no es válida una estipulación haciéndose dejado la condición al
arbitrio del deudor que promete”.
El código Napoleón previo al principio de intangibilidad en su artículo 1134, que dispuso
que los pactos legalmente formados: “no pueden ser revocados y no por mutuo
consentimiento, o por las causas que están autorizadas por la ley “.
El Código Civil de 1884 estableció el citado principio en su artículo 1278, que ordenó: “La
validez y el cumplimiento de los contratos no puede dejarse al arbitrio de uno de los
contratantes, a excepción de los casos expresamente señalados en la ley”.
B. fundamentación en el Código Civil
El principio de intangibilidad de los contratos se encuentra previsto en el artículo 1797:
Artículo 1797.- La validez y el cumplimiento de los contratos no puede dejarse al arbitrio
de uno de los contratantes
El artículo transcrito es una reproducción casi idéntica del numeral 1278 del Código Civil
de 1884, que a su vez tuvo como fuente remota el artículo 979 del proyecto de Código Civil
español de Florencio García Goyena.
La redacción del artículo 1797 no es del todo afortunada, ya que alude la validez y el
cumplimiento de los contratos en lugar de a su contenido y subsistencia.
La validez de los contratos no puede quedar al árbitro ni de uno ni de todos los
contratantes: sólo la ley puede establecer supuestos de nulidad y solo el órgano
jurisdiccional puede pronunciar que se han actualizado. A su vez, el cumplimiento de los
contratos no puede quedar al arbitrio de uno de los contratantes en virtud del principio de
obligatoriedad.
C. excepciones al principio de intangibilidad
El principio de intangibilidad de los contratos admite excepciones legales y voluntarias.
a) excepciones legales
En la regulación de los contratos en especial existe pluralidad de normas que autorizan a
una de las partes a dar por terminado el contrato alguno de sus efectos las excepciones
legales al principio de intangibilidad se inspiran en diversas razones.
En el contrato de donación el donante puede revertir sus efectos unilateralmente por
supervivencia de hijos o por ingratitud especial del donatario:
Artículo 2359.- Las donaciones legalmente hechas por una persona que al tiempo de
otorgarlas no tenía hijos, pueden ser revocadas por el donante cuando le hayan sobrevenido
hijos que han nacido con todas las condiciones que sobre viabilidad exige el artículo 337.
Artículo 2370.- La donación puede ser revocada por ingratitud:
I. Si el donatario comete algún delito contra la persona, la honra o los bienes del
donante o de los ascendientes, descendientes o cónyuge de éste;
II. II. Si el donatario rehúsa socorrer, según el valor de la donación, al donante que
ha venido a pobreza.
Las excepciones al principio de intangibilidad que prevén los artículos citados provienen
del derecho romano y del código Napoleón, y poseen distintas ratios legis. La revocación
por supervivencia de hijos autoriza a fin de facilitar al donante el cumplimiento de las
obligaciones que tendrá para con sus descendientes. la revocación por ingratitud especial se
funden el incumplimiento de un deber jurídico del donatario.
En el contrato de mutuo con interés el mutuario puede darlo por terminado unilateralmente
en el siguiente supuesto:
Artículo 2396.- Si se ha convenido un interés más alto que el legal, el deudor, después de
seis meses contados desde que se celebró el contrato, puede reembolsar el capital,
cualquiera que sea el plazo fijado para ello, dando aviso al acreedor con dos meses de
anticipación y pagando los intereses vencidos.
El artículo transcrito contiene una de las normas protectoras del mutuario que celebra
mutuo con interés punto cuando las partes han acordado un interés superior al legal, el
mutuario puede dar por terminado el contrato reembolsado al capital después de 6 meses de
celebrado, independientemente del plazo que se hubiera pactado en un inicio.
En el contrato de mandato al mandante puede extinguir unilateralmente las facultades
representativas del mandatario, por regla general:
Artículo 2596.- El mandante puede revocar el mandato cuando y como le parezca; menos
en aquellos casos en que su otorgamiento se hubiere estipulado como una condición en un
contrato bilateral, o como un medio para cumplir una obligación contraída.
El mandato es un contrato basado en la confianza que debe haber entre las partes. Cuando
cesa la confianza el mandate puede extinguir la facultad del mandatario para intervenir en
su esfera jurídica.
Excepciones adicionales a las enunciadas pueden encontrarse en la regulación de los
contratos de arrendamiento, de comodato, de depósito y de sociedad civil, por citar algunos.
b) Excepciones voluntarias
En la práctica se debate sobre la validez de cláusulas que permiten a los contratantes alterar
unilateralmente el contenido y la subsistencia del contrato punto existen 3 opiniones
principales al respecto.
Un sector considera que los particulares pueden estipular excepciones al principio de
intangibilidad sin sujeción a límites en apoyo de esta opinión esgrimiendo argumentos: el
primero, que el artículo 1797 protege intereses privados, por lo que debe autorizarse el
pacto en contrario; y, el segundo, que el mencionado artículo no establece que las
excepciones sólo proceden en los casos expresamente señalados en la ley, como hacía su
correlativo del Código Civil de 1884.
En el ámbito judicial no existe un criterio definido sobre la eficacia ineficacia de las
cláusulas que establecen excepciones al principio de intangibilidad. Sin embargo, la
siguiente tesis del pleno de la Suprema Corte de Justicia de la nación sirve de guía para
sostener su ineficacia:
Época: Novena Época
Registro: 195344
Instancia: Pleno
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo VIII, Octubre de 1998
Materia(s): Civil
Tesis: P. LXV/98
Página: 383

INTERESES EN CONTRATOS DE APERTURA DE CRÉDITO. LA INCLUSIÓN,


ENTRE OTROS, DE UN ÍNDICE O REFERENTE ALTERNATIVO, CUYA
CUANTIFICACIÓN DEPENDA PRIMORDIALMENTE DE LA VOLUNTAD
UNILATERAL DEL BANCO ACREEDOR, ES CONTRARIO AL ARTÍCULO 1797
DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL EN MATERIA COMÚN Y
PARA TODA LA REPÚBLICA EN MATERIA FEDERAL.

Si en algún contrato de apertura de crédito se hace remisión a un índice o referente cuya


cuantificación se realice, principalmente, en forma unilateral por la misma institución
acreedora, además de a otros índices que no son unilaterales, y si, apoyándose en aquél, se
hace la determinación del interés en acatamiento del contrato, es inconcuso que se deja al
arbitrio de una sola de las partes la medida del cumplimiento de la obligación, lo que
resulta contrario a lo dispuesto por el artículo 1797 del Código Civil para el Distrito Federal
en Materia Común y para toda la República en Materia Federal. En esas condiciones,
deberá tenerse por no puesta la opción del índice unilateral aludido y determinarse la tasa
conforme a lo convenido, tomando en cuenta los demás índices que no adolecen del vicio
indicado.

Contradicción de tesis 31/98. Entre las sustentadas por el Primer Tribunal Colegiado del
Vigésimo Primer Circuito y el Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito.
7 de octubre de 1998. Mayoría de diez votos. Disidente y Ponente: Juventino V. Castro y
Castro. Secretario: Arturo Aquino Espinosa.

El Tribunal Pleno en sesión celebrada hoy emitió, con el número LXV/1998, la tesis aislada
que antecede; y determinó que la votación es idónea para integrar tesis jurisprudencial.
México, Distrito Federal, a siete de octubre de mil novecientos noventa y ocho.

VI. principio de relatividad


A. concepto y orígenes
El principio de relatividad ordena que los contratos sólo obligan y conceden derechos a las
partes y no a terceros. Por parte debe de entenderse la persona que celebró un contrato por
sí o a través de representante. Por 3º debe entenderse la persona que no celebró un contrato
determinado ni por sí ni a través de representantes.
El principio de relatividad de los contratos fue conceptualizado en Roma con motivo del
alcance de los efectos de las sentencias en el digesto se atribuye la siguiente línea a
Ulpiano: “como quiera que la cosa juzgada entre unos no causa perjuicio alguno a otros”.
en el codex justiniano la fórmula se repite como sigue: “muchas veces ha dispuesto que las
cosas hechas entre unos no pueden causar perjuicio a otros”.
En el código Napoleón el principio de relatividad fue consignado en su artículo 1165, que
dispuso: “los pactos no tienen efecto alguno sino entre las partes contratantes: no pueden
perjudicar ni aprovechar a un tercero”.
en el Código Civil de 1884 el principio res inter alios acta fue previsto por su artículo
1277: “los contratos sólo obligan a las personas que los otorgan”.
B. Fundamentación en el Código Civil
En el Código Civil vigente existen cuando menos dos fundamentos del principio de
relatividad de los contratos.
El primero se ubica en el artículo 6º anteriormente transcrito, que dispone que los derechos
privados sólo pueden renunciarse cuando no se perjudique derechos de terceros.
El segundo se encuentra en el artículo 1796, que establece:
Artículo 1796.- Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, excepto aquellos
que deben revestir una forma establecida por la ley. Desde que se perfeccionan obligan a
los contratantes, no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado, sino también a las
consecuencias que, según su naturaleza, son conforme a la buena fe, al uso o a la ley.
A contrario sensu el numeral citado dispone que los contratos no obligan a personas
distintas de los contratantes
C. Excepciones al principio de relatividad
Desde el punto de vista teórico las excepciones al principio de relatividad de los contratos
son 3 tipos: las que conceden derechos en favor de terceros, las que imponen obligaciones a
cargo de terceros y las que conceden imponen derechos y obligaciones a terceros,
respectivamente.
a) Excepciones que conceden derechos en favor de terceros
El derecho moderno superó el dogma romano consistente en que las personas no pueden
intervenir en patrimonios ajenos en provecho en perjuicio de sus titulares. actualmente se
permite que los actos celebrados por unos repercuten en el patrimonio de otros siempre que
adicionen derechos y no obligaciones.
Los contratos que contienen estipulaciones a favor de terceros son la aplicación más común
de la regla indicada.

b) excepciones que imponen obligaciones a cargo de terceros


Las excepciones al principio de relatividad que impone obligaciones a terceros solo pueden
emanar de la ley punto estas excepciones son escasas; En materia de alimentos puede
citarse la siguiente:
Artículo 322.- Cuando el deudor alimentario no estuviere presente o estándolo rehusare
entregar lo necesario para los alimentos de los miembros de su familia con derecho a
recibirlos, se hará responsable de las deudas que éstos contraigan para cubrir esa exigencia,
pero sólo en la cuantía estrictamente necesaria para ese objeto y siempre que no se trate de
gastos de lujo.
c) excepciones que conceden derechos e imponen obligaciones a terceros
La causahabiencia es una excepción al principio qué puede conceder derechos imponer
obligaciones a personas que no fueron parte de un contrato.
VII. Principio de oponibilidad

A. Concepto y orígenes
El principio de posibilidad prescribe que los terceros deben respetar los efectos jurídicos
originados por el contrato.
Que los terceros deben respetar las consecuencias producidas por el contrato no significa
que estén obligadas a cumplir las deudas o que pueden ejercer los derechos derivados de el,
sino que deben reconocer su existencia y abstenerse de inferir en su desenvolvimiento.
Bejarano Sánchez lo explica de la siguiente manera:
“Aunque el contrato no puede obligar a terceros, sí produce respecto de ellos otros efectos,
que no son la obligatoriedad la doctrina francesa ha puesto de manifiesto que todo contrato
es una realidad dentro del medio jurídico que produce consecuencias o repercusiones aún
para las personas que no los han contratado. Tales repercusiones consisten en el hecho de
que los terceros no pueden ignorar los cambios operados en razón de un contrato al que no
han sido ajenos. Las modificaciones son los efectos generados por el contrato son oponibles
a terceros. El contrato produce para ellos consecuencias de oponibilidad.”
La expresión inoponibilidad del contrato no se halla en el código Napoleón, sino en la
jurisprudencia y la doctrina francesas.
B. Diferencia con el principio de relatividad
El principio de posibilidad puede comprenderse mejor cuando se contrasta con el de
relatividad.
El principio de relatividad establece que los derechos y obligaciones objeto del contrato
solo ingreso en el patrimonio de las partes que lo celebraron. Por lo tanto, las excepciones a
este principio deben consistir en supuestos que impongan o concedan los referidos derechos
y obligaciones a terceros.
Por su parte, el principio de posibilidad ordena que los terceros deben respetar los efectos
jurídicos generados por el contrato. Esta obligación de respeto ha sido conceptualizada
como un efecto indirecto o reflejo del contrato y se manifiesta tanto en los que tienen por
objeto derechos reales, como en los que tienen por objeto derechos de crédito.
También los terceros deben soportar los cambios generados por el surgimiento de derechos
de crédito. En conclusión, la posibilidad no es una excepción del principio antes
mencionado, ya que no aplica que una persona distinta de las partes adquiera los derechos o
asuma las obligaciones derivadas del contrato. Únicamente sujeto a los terceros de
reconocer los cambios jurídicos producidos por su celebración.
C. requisitos que deben satisfacerse para lograr la oponibilidad del contrato
Por regla general los contratos son oponibles contra terceros por sus olas celebración, sin
que deba satisfacerse requisito alguno puntos sólo cuando la ley exige requisitos
adicionales para la posibilidad del contrato deberán observarse a fin de lograrla.
el requisito más común es la inscripción del contrato en un registro público. Sin embargo,
puede haber otros requisitos como la necesidad de que tenga fecha cierta de que se
notifique su celebración alguna persona.
Es importante no confundir los elementos esenciales y de validez del contrato con los
requisitos de oponibilidad. Sólo los primeros condicionan la existencia y validez del
negocio.
El contrato que cumple los elementos esenciales y de validez, pero no satisface los
requisitos disponibilidad, surte todos sus efectos entre las partes y es plenamente existente y
válido. La única consecuencia del incumplimiento de un requisito de oponibilidad es que
los terceros de buena fe no estarán obligados a reconocer las consecuencias jurídicas
producidas por el contrato.
D. Excepciones al principio de oponibilidad
Existen casos en que los contratos no surten efectos vs terceros incluso cuando no hay
requisitos oponibilidad que deban satisfacerse o cuando se han cumplido los que la ley
impone.
Otra excepción se presenten los contratos gratuitos, ya que aun cuando se inscriben en el
registro público de la propiedad, no serán plenamente oponibles en caso de resolución o de
Navidad del derecho del otorgante.
Las excepciones al principio disponibilidad siguen las mismas reglas que cualquier otras:
deben estar expresamente previstas por una norma jurídica y no pueden aplicarse a su
puesto alguno distinto de los regulados.

VIII. Principio de imprevisión

A. Concepto y origen
El principio de imprevisión determina que el contenido obligacional de los contratos puede
alterarse si cambian las circunstancias en que tuvo lugar su celebración.
El principio de obligatoriedad se contrapone a la imprevisión: el primero ordena
terminantemente el cumplimiento de las deudas contraídas; el segundo permite que los
contratos se incumplan o se cumplan de manera distinta a la pactada cuando ocurre un
cambio imprevisible de circunstancias.
Los orígenes del principio de imprevisión pueden ubicarse en el pensamiento de filósofos
Morales como Séneca y punto posteriormente fue acogido por los filósofos cristianos como
Agustín Hipona y Tomás de Aquino.
Los canonistas medievales resumieron el principio de imprevisión con la expresión rebus
sic stantibus, a la que consideraron una cláusula natural de todos los contratos.
B. Criterio asumido por algunos códigos europeos
El código Napoleón adoptó el principio de obligatoriedad por encima del de imprevisión,
por lo que conforme a sus disposiciones no fue posible alegar un cambio imprevisible de
circunstancias para justificar el cumplimiento modificación del contrato. Los órganos
jurisdiccionales también privilegiaron la máxima pacta sunt servanda sobre la de rebus sic
stantibus. En repetidas ocasiones se negaron a conceder la revisión de los contratos
aduciendo que solamente legislador podría ordenarle ante circunstancias económicas
extraordinarias.
Sin embargo, se afirma que después de la 1ª Guerra Mundial se volvió insostenible la
prevalencia absoluta del principio de obligatoriedad, particularmente respecto de contratos
celebrados antes de ella. Ante la inflexibilidad jurisdiccional intervino el legislador
emitiendo una serie de disposiciones encaminadas a aligerar la carga jurídica de los
deudores.
El derecho alemán siguió una trayectoria similar. El BGB no previó disposiciones que
admitieran la regla rebus sic stantibus de manera general. Durante la 1ª década del siglo
XX la doctrina y la jurisprudencia alemana sostuvieron que el principio de imprevisión solo
era aplicable en los casos expresamente previstos por el código y rechazaron que pudieran
configurarse como un principio general de los contratos.
El advenimiento de la 1ª Guerra Mundial también produjo un cambio radical en la
mentalidad de los juristas germanos. A diferencia de lo acontecido en Francia, donde fue
legislador quien expresamente autorizó la terminación o la modificación de los contratos,
en Alemania fueron la doctrina y los tribunales quienes consiguieron los mismos resultados
mediante la interpretación de las normas existentes.
Se ofrecieron diversos argumentos para justificar la aplicación del principio de imprevisión:
imposibilidad económica de prestación, el carácter natural de la cláusula rebus sic
stantibus, la contravención a la buena fe en caso de que el negocio fuera cumplida en los
términos originales y la desaparición de la base del negocio que sirvió para la formación de
la voluntad de los contratantes.
C. Antecedentes en el derecho mexicano
Los códigos civiles de 1870 y de 1884, siguiendo al código Napoleón, sobre pusieron el
principio pacta sunt servanda al de rebus sic stantibus.
El Código Civil de 1928 tampoco admitió la imprevisión como principio, pero lo autorizó
en un artículo ubicado en el capítulo sobre arrendamiento de fincas rústicas.
A diferencia de los tribunales alemanes y españoles, qué guiados por un afán de Justicia
redefinieron el sentido de sus normas legales para lograr la aplicación de la cláusula rebus
sic stantibus, los mexicanos procedieron en sentido opuesto en mayo de 2002 fue
publicado una tesis de jurisprudencia emanada de los tribunales colegiados de circuito que
consolidó la hegemonía del principio pacta sunt servanda e impidió que pudiera solicitarse
la revisión de los contratos por el acontecimiento de hechos imprevisibles.
En el Distrito Federal, antes de enero de 2010, solo pudo invocarse el principio de
imprevisión en el supuesto mencionado de arrendamiento de fincas rústicas. En contraste,
la cláusula rebus sic stantibus Fue regulada de manera general por la legislatura del Estado
de cómo Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Quintana Roo y Veracruz.
D. Regulación en el Código Civil
En enero de 2010 fue reformado el Código Civil a fin de introducir un marco normativo
general de la teoría de la imprevisión.
El decreto de reforma modificó el artículo 1796 se adiciona los artículos 1.796 bis 1.796
ter, Que serán objeto de glosa en los incisos siguientes.
a) Contratos sujetos al principio de imprevisión
conforme el texto vigente del artículo 1796 la cláusula rebus sic stantibus es aplicable a los
siguientes contratos:
ARTICULO 1796.- Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, excepto
aquellos que deben revestir una forma establecida por la Ley. Desde que se perfeccionan
obligan a los contratantes no sólo al cumplimiento de lo expresamente pactado, sino
también a las consecuencias que, según su naturaleza son conforme a la buena fe, al uso o a
la ley, con excepción de aquellos contratos que se encuentren en el supuesto señalado en el
párrafo siguiente. Salvo aquellos contratos que aparezcan celebrados con carácter aleatorio,
cuando en los contratos sujetos a plazo, condición o de tracto sucesivo, surjan en el
intervalo acontecimientos extraordinarios de carácter nacional que no fuesen posibles de
prever y que generen que las obligaciones de una de las partes sean más onerosas, dicha
parte podrá intentar la acción tendiente a recuperar el equilibrio entre las obligaciones
conforme al procedimiento señalado en el siguiente artículo.
De acuerdo con el 2º párrafo del artículo 1796, el principio de imprevisión sólo es aplicable
a los contratos no aleatorios en que las obligaciones de alguna de las partes estén sujetas a
plazo, acondicionó sean de tracto sucesivo.
1. Contratos no aleatorios
Los contratos aleatorios están excluidos de la protección jurídica contra la imprevisión. A
contrario sensu, gozan de esta protección los contratos gratuitos y los conmutativos.
Resolución de los contratos aleatorios responde a la idea sostenida por algunos juristas de
que la cláusula rebus sic stantibus no es aplicable negocios cuya esencia presupone la
imprevisión y el enriquecimiento de una de las partes en perjuicio de la otra. Sin embargo,
el proyecto original de reforma acertadamente autorizaba su aplicación estos contratos
cuando se hubiera generado una excesiva onerosidad por causas extrañas a riesgo propio
del contrato.
La regulación del proyecto era atinada debido a que los contratos aleatorios no deben ser
excluidos de la protección contra la imprevisión por su sola esencia. En efecto, estos
contratos implican riesgos económicos y quienes lo celebran deben atenerse a la posibilidad
de qué concluyen de manera desfavorable. Sin embargo, resulta injusto que alguna de las
partes deba soportar un incremento en la onerosidad ajeno a la operatividad del negocio.
2. contratos sujetos a plazo, a condición o de tracto sucesivo
Entre los contratos gratuitos y conmutativos, sólo los que están sujetos a plazo, a condición
o que generen obligaciones de tracto sucesivo cosas de protección jurídica contra la
imprevisión. Le exclusión de los contratos que no están sujetos a plazo OA condición y que
generan obligaciones de ejecución instantáneamente fue correcta. La teoría de la
imprevisión presupone el advenimiento de un acontecimiento imprevisible que incrementa
la onerosidad de una de las obligaciones. Tratándose de deudas que ya han sido cumplidas
o que siendo exigibles deben cumplirse en un solo acto.
Tiene sentido que no puede invocarse la protección jurídica contra la imprevisión cuando el
acontecimiento imprevisible ocurra durante el tiempo en que el deudor de una obligación
de ejecución instantánea se halla en Mora: debe haber cumplido en tiempo, nos hubiera
dado el incremento en la onerosidad. Sí se permitirá la aplicación del principio de
imprevisión en este caso, se contravendría el principio general del derecho: nadie puede
alegar su dolo en beneficio propio.
b) Supuestos que autoriza la aplicación de la cláusula rebus sic stantibus
Conforme el segundo párrafo del artículo 1796, sólo los acontecimientos extraordinarios de
carácter nacional que no fuese imposible de prever y que generen que las obligaciones de
una de las partes sean más onerosas, autorizan el deudor a solicitar la protección jurídica
contra la imprevisión.
1. Acontecimientos extraordinarios
Detendrá el sentido literal de la palabra extraordinario, será debatible que la revisión de los
contratos pueda solicitarse ante la devaluación de la moneda, ya que lamentablemente no es
un acontecimiento extraordinario en nuestro país.
2. Carácter nacional
La protección jurídica contra la imprevisión requiere que ocurra un acontecimiento de
carácter nacional. es necesario determinar qué debe entenderse por carácter nacional y
quién puede aclarar que un acontecimiento posee ese carácter. por acontecimiento de
carácter nacional debe entenderse el que afecta o atañe a todo el estado y no solo una de las
partes.
Una gran cantidad de acontecimientos que justificarían la revisión del contrato no revisten
carácter nacional, como los terremotos, las sequías, las inundaciones son aumento en la
comisión de delitos específicos. Otros eventos que sí revisten carácter nacional, como las
crisis económicas, pudiera encarecer de la cualidad de extraordinarias que también
demanda la ley. Solo acontecimientos como las guerras y las epidemias reúnen los
requisitos necesarios para autorizar la protección jurídica contra la imprevisión.
En lo relativo a quién puede declarar una que un acontecimiento tiene carácter nacional, es
dudoso que quién puede hacerlo son los órganos jurisdiccionales del Distrito Federal, tanto
por razones de competencia como por carencia de recursos.
3. Imprevisibles
Son imprevisibles los acontecimientos que no pueden anticiparse, es decir, que no pueden
saberse que ocurrirán.
El requisito de imprevisibilidad es congruente con los postulados elementales de la teoría
de la imprevisión, sin embargo, pueden suscitarse controversia respecto de un
acontecimiento específico eso no imprevisible. En estos casos corresponderá al órgano
jurisdiccional resolverá en definitiva si el hecho pudo o no anticiparse.
4. Aumento en la onerosidad
El acontecimiento que autoriza la aplicación de la cláusula rebus sic stantibus debe
aumentar la onerosidad de las obligaciones de alguno de los contratantes.
El aumento en la onerosidad dad no significa que crecerá el número de obligaciones a cargo
de las partes, sino el peso económico de las existentes.
Alguno de los ordenamientos estatales que regulan la teoría de la imprevisión exigen que el
aumento de la Universidad sea excesivo o notoriamente injusto el Código Civil para el
Distrito Federal no incluye estos calificativos, por lo que cualquier incremento en el valor
económico del objeto de la obligación de autorizar a la revisión del contrato.
Otro aspecto que debe analizarse la posibilidad de que pueda invocarse un aumento en la
onerosidad subjetiva de la obligación por aumento del onerosidad subjetiva entendemos
cualquier afectación a la situación económica del obligado que obstaculiza el cumplimiento
de la deuda punto las situaciones más comunes una pérdida del empleo o de los bienes
junto el Código Civil no alude a un tipo específico de aumento en la onerosidad, por lo que
pudiera argumentarse que cualquier incremento objetivo subjetivo da lugar a la revisión del
contrato punto la exposición de motivos de la reforma respalda esta interpretación:
“La revisión del contrato busca, ante todo, reducir de manera equitativa a las prestaciones
que se han vuelto desproporcionadas por circunstancias ajenas a las partes con son, por
ejemplo, los procesos inflacionarios, la devaluación, la pérdida del empleo y del poder
adquisitivo ya estas situaciones de emergencia como las epidemias, las plagas o los
terremotos.”
c) Consecuencias de la protección jurídica contra la imprevisión
Conforme a la parte final del artículo 1796 antes transcrito, el contrato está afectado por la
imprevisión puede ejercitar una acción tendiente a recuperar el equilibrio entre las
obligaciones.
La recuperación del equilibrio debe efectuarse conforme a lo previsto para el siguiente
numeral:
ARTICULO 1796 Bis. - En el supuesto del segundo párrafo del artículo anterior, se tiene
derecho de pedir la modificación del contrato. La solicitud debe hacerse dentro de los
treinta días siguientes a los acontecimientos extraordinarios y debe indicar los motivos
sobre los que está fundada.
La solicitud de modificación no confiere, por sí misma, al solicitante el derecho de
suspender el cumplimiento del contrato.
En caso de falta de acuerdo entre las partes dentro de un término de treinta días a partir de
la recepción de la solicitud, el solicitante tiene derecho a dirigirse al juez para que dirima la
controversia. Dicha acción deberá presentarse dentro de los treinta días siguientes.
Si se determina la procedencia de la acción por ocurrir los acontecimientos a que se refiere
el artículo anterior, la parte demandada podrá escoger entre:
I) La modificación de las obligaciones con el fin de restablecer el equilibrio
original del contrato según lo determine el juez,
II) La resolución del contrato en los términos del siguiente artículo.
1. Consecuencias sustantivas
El artículo 1796 bis permite a la parte que sufrió el aumento en la Universidad solicitar la
modificación del contrato. A su vez, el otro contratante puede elegir entre la modificación
del contrato a su terminación.
El Código Civil determina quién puede solicitar la revisión del contrato, pero no prevé a
quien corresponde plantear los términos de la modificación. Los efectos de la modificación
o de la terminación del contrato solo repercuten en las obligaciones pendientes de pago:
ARTICULO 1,796 Ter. - Los efectos de la modificación equitativa o la rescisión del
contrato no aplicarán a las prestaciones realizadas antes de que surgiera el acontecimiento
extraordinario e imprevisible sino que estas modificaciones aplicarán a las prestaciones por
cubrir con posterioridad a éste. Por ello tampoco procederá la rescisión si el perjudicado
estuviese en mora o hubiere obrado dolosamente.
conforme a lo anterior, la explosión de las obligaciones pendientes de cumplimiento por
Mora del deudor es congruente con la máxima nemo auditur propriam turpitudinem
allegans.
2. Consecuencias adjetivas
El artículo 1796 bis regula una parte del procedimiento que deberá seguirse para obtener la
protección jurídica contra la imprevisión. Conforme al numeral citado el procedimiento se
divide en dos fases: una conciliatoria y otra contenciosa punto la 1ª tiene lugar entre las
partes y la 2ª requiere de la intervención del juez.
La fase conciliatoria inicia con la presentación de una solicitud por el afectado punto la ley
no aclara ante quien debe presentarse la solicitud, sin embargo, por tratarse de la fase
conciliatoria puede interpretarse que debe entregarse a la contraparte y no al órgano
jurisdiccional la solicitud debe formularse dentro de los 30 días siguientes del advenimiento
del hecho extraordinario debe indicar los motivos en que se funde.
A partir de la presentación de la solicitud de los contratantes cuenta con 30 días para llegar
a un arreglo de no lograrlo el solicitante podrá dirigirse al órgano jurisdiccional para iniciar
la fase contenciosa la presentación de la demanda ante el juez debe realizarse de los 30 días
siguientes al vencimiento del plazo de la fase conciliatoria.
La fase contenciosa está sujeta a las reglas del juicio ordinario civil previstas en la
legislación adjetiva punto si el juez declara procedente la acción, el demandado podrá elegir
entre la modificación del contrato o su terminación.
El artículo 1796 bis no autorizan solicitante a suspender el cumplimiento de sus
obligaciones durante el tiempo que dure el procedimiento, lo que contrasta con la versión
original del proyecto de reforma, que si la permitía.
E. Renuncia a la protección jurídica contra la imprevisión
Es debatible si los contratantes pueden renunciar a la aplicación de la imprevisión al
momento de celebrar el contrato. Existen argumentos en favor y en contra de la validez de
la renuncia.
En favor a la renuncia existen los argumentos: el primero que la ley no la prohíbe
expresamente; y el segundo, que, si la ley autoriza la renuncia a la exención de
responsabilidad civil por caso fortuito o fuerza mayor, por mayoría de razón debe permitir
la renuncia a la protección jurídica contra la imprevisión. Si una persona puede obligarse a
cumplir, aunque el pago de venga imposible, también debe poder hacer lo que sólo resulte
más oneroso.
En contra de la renuncia también encontramos dos argumentos: el 1º, que las disposiciones
sobre la aplicación de la cláusula de la imprevisión pueden considerarse de orden público
debido a que protegen a un contratante que se considera débil; Y el 2º, que las partes no
pueden renunciar una protección cuyo alcance desconocen el momento de celebrar el
contrato.
El profesor don Fausto rico Álvarez cree que debe adoptarse una postura ecléctica: las
renuncias solicitar la revisión del contrato estará permitida hasta que ocurra al
acontecimiento imprevisible que justifiquen la parte afectada pueda conocer el grado en que
aumentará la onerosidad de las obligaciones a su cargo.
Interpretación de los contratos
I. Introducción
Interpretación permite descubrir la verdadera intención de las partes.
Algunos juristas sostienen que la interpretación de los contratos debe prevalecer la voluntad
interna de los contratantes, mientras que otros consideran que debe anteponerse a la
declarada. entre quienes sostienen una u otra opinión también existen divergencias
particulares.
II. Antecedentes históricos

A. derecho romano
Durante sus periodos clásico y posclásico dio más importancia a la voluntad interna que la
declarada, tanto en la interpretación de los testamentos como en los contratos.
B. Código Napoleón
El código Napoleón dedicó una sección a regular la interpretación de los contratos, en la
que reprodujo casi textualmente las reglas qué Pothier expresó en su tratado de las
obligaciones, quien a su vez se inspiró mayoritariamente en el Digesto.
De las 12 reglas para la interpretación de los contratos ofrecidas por Pothier, 9 fueron
incorporadas en los artículos del Código Civil francés.
C. Código Civil de 1884
El Código Civil de 1884 se apartó del galo en lo relativo a la interpretación de los contratos.
El legislador mexicano solo previo dos artículos al respecto y ninguno poseía una redacción
similar a la legislación francesa Borja Soriano explica que la fuente de estas disposiciones
fue el Código Civil portugués de 1867.
D. Código Civil alemán
El Código Civil alemán previo dos normas aparentemente incompatibles sobre la
interpretación de los contratos. Con relación de las contradicciones aparentes, los juristas
explican que parágrafo 157 contiene una regla de interpretación supletoria, aplicable en dos
casos: cuando las partes desconocían las consecuencias jurídicas de lo que dijeron querer y
cuando acontezca un hecho que no tenían contemplado. En estos supuestos, explican, “el
intérprete tiene la importante misión de desempeñar de los usos del tráfico, de las
circunstancias que acompañan al negocio de las experiencias de la vida, el verdadero
propósito de las partes.
III. Concepto y tipos de interpretación jurídica

A. Concepto de interpretación jurídica


La interpretación jurídica es la actividad intelectual que tiene por objeto determinar el
sentido de una norma de derecho punto el intérprete debe descubrir lo que verdaderamente
persigue el autor de una norma jurídica.
La palabra interpretación proviene del latín Inter y pars. Evo calidad de una persona que
funge como mediador entre dos partes para resolver una disputa o desentrañar el sentido de
su voluntad.
B. tipos de interpretación jurídica
Los tipos de interpretación jurídica varían dependiendo del criterio conforme el que se
clasifiquen.
qué relevante la clasificación que atienda la norma jurídica interpretada. Siguiendo este
criterio habrá tantas clases de interpretación como fuentes formales del derecho.
Verbigracia, será interpretación legal la que tenga por objeto normas emanadas de la
legislación, será interpretación jurisprudencial las que tengan por objeto normas emanadas
de la jurisprudencia, será interpretación consuetudinaria la que tenga por objeto normas
emanadas de la costumbre y así sucesivamente.
La relación entre la interpretación de las normas legales y las contractuales es la que mayor
atención ha recibido por parte de la doctrina puntos en su artículo breves reflexiones sobre
la interpretación de los contratos y la interpretación de la ley, Aída Kemelmajer aborda la
discusión que existe acerca de si la tarea de interpretar la ley es igual a la de interpretar un
contrato. La conclusión a que se llegue sobre este interrogante de suma importancia, ya que
determinará la aplicabilidad de los criterios de interpretación legal a la contractual y
viceversa.
La autora resume 3 opiniones que se han adoptado al respecto:

Un sector de la doctrina asumo una posición dualista y sostiene que entre la interpretación
legal y la contractual existen diferencias irreconciliables entre los argumentos esgrimidos
por los realistas destaca el hecho de que las normas legales son heterónomas, generales y
abstractas, mientras que las contractuales son autónomas, individualizadas y concretas, lo
que tiene como consecuencia que la interpretación de unas y otras tenga una diferencia
ratio. Asimismo, se aduce que en el contrato hay una mirada al pasado, ya que las reglas
contractuales son individuales y no evolutivas, mientras que las legales requieren un
criterio evolutivo en virtud de que rigen situaciones genéricas y cambiantes.
Otro sector expone una teoría unitaria y admite la asimilación de la interpretación legal a la
contractual. Entre sus argumentos destaca el hecho de que el contrato es ley para las partes,
Por lo que no pueda haber entre ambos tipos de interpretación diferencias sustanciales
punto también mencionan que algunas reglas de interpretación de la ley son iguales para los
contratos, aunque con diferente nombre.
Un tercer sector asumo una posición intermedia, que en palabras de la autora: “no niega la
utilidad de la tesis unitaria, razón por la cual propugna la aproximación de la interpretación
del contrato a la de la ley, pero entiende que las diferencias marcadas impiden una absoluta
equiparación”.

1. Teoría de la voluntad real o interna

Nació en Francia en el siglo XVIII. Opta por proteger a los contratantes y respetar sus
propósitos. No los considera ligados por su voluntad declarada si ésta no es el fiel reflejo de
su decisión. No niega que el intérprete debe realizar la función de psicólogo y que la
estricta aplicación de sus postulados podría provocar incertidumbre en el alcance asignado
al contrato, sobre todo frente a los terceros que conocieron la declaración de voluntad por
su manifestación exterior.
2. Teoría de la voluntad declarada

Nació en Alemania. Opta por proteger a los terceros que confiaron en la declaración de
voluntad y se atuvieron a sus términos conocidos. Afirma que debe prevalecer la voluntad
exteriorizada puesto que la voluntad interna está fuera del campo del derecho.

Nota: ninguna de las dos tesis ha sido adoptada en su integridad por las legislaciones. En
México, el art. 1851 postula el respeto a la voluntad real evidente, en una fórmula que
concilia la protección a los designios verdaderos de las partes con la tutela al interés de los
terceros y la salvaguarda de la seguridad contractual.

IV. criterios de interpretación previstos por el Código Civil


El Código Civil de 1884 solo previo dos artículos sobre interpretación de normas
contractuales, ambos proceden de la legislación portuguesa punto el legislador de 1928
amplió la regulación.
El Código Civil vigente contiene 7 artículos sobre interpretación de los contratos punto en
su mayoría provienen del código Napoleón punto la amplificación fue justificada en la
exposición de motivos:
Se emplearon las reglas de interpretación que contenía el código de 84, y que era
indispensable desarrollar para que los jueces tuvieran normas seguras, a fin de llenar los
vacíos producidos por omisión es con frecuencia incurren las partes, por errores que son
consecuencias naturales de su diverso grado de Cultura, así como de variadísimas
complicaciones, aunque se presentan las múltiples operaciones de la vida diaria.
Las disposiciones sobre interpretación de los contratos han sido sistematizadas por las
doctrinas de distintas maneras punto tanto en las agrupa en 4 categorías según las hipótesis
que pueden presentarse en la labor interpretativa: que los términos sean claros, que los
términos sean impropios, que las enunciaciones sean incompletas o que las cláusulas sean
dudosas. Sánchez Medal las clasifica en dos categorías: las que tienen a descubrir la
intención como una voluntad interna de los contratantes, a las que denominó normas de
interpretación subjetiva, y las que eliminan dudas o ambigüedades en las palabras, a las que
denomina normas de interpretación objetiva. Otros juristas como Gutiérrez y González y
Bejarano Sánchez estudian cada disposición sin recurrir a sistematización alguna.
Se desarrollará a continuación la clasificación utilizada por Sánchez Medal.

A. Criterios de interpretación subjetiva


Los criterios de interpretación subjetiva remiten a la voluntad interna de los contratantes
para descubrir el verdadero sentido de las cláusulas del negocio jurídico punto el Código
Civil prevé dos artículos que siguen este criterio.
a) Principio de voluntad interna
La interpretación de los contratos puede presentarse dos situaciones: que la voluntad interna
de las partes coincida con la declarada o que no coincida. Ambos supuestos son regulados
por el Código Civil.
Cuando la voluntad interna De las patas coincide con la manifestada es aplicable a los
siguientes:
ARTICULO 1851.- Si los términos de un contrato son claros y no dejan duda sobre la
intención de los contratantes, se estará al sentido literal de sus cláusulas. Si las palabras
parecieren contrarias a la intención evidente de los contratantes, prevalecerá ésta sobre
aquéllas.
El número del transcrito es una reproducción literal del primer párrafo del artículo 1281 del
Código Civil español. Dispone que deberá atenderse el sentido literal de las cláusulas
cuando los términos del contrato sean claro y no dejen lugar a dudas pudiera pensarse que
en este supuesto no es necesaria la interpretación, al tenor del aforismo in claris non fit
interpretatio. Sin embargo, Castán Tobeñas rebata acertadamente estoy explicando que la
norma mencionada no excluye la interpretación, sino que presupone.
Cuando la voluntad interna de las partes no coincide con la declarada de optarse por
privilegiar una u otra.
Los códigos civiles francés y alemán adoptaron la denominada historia de la voluntad
interna, qué anteponen la intención real de las partes a la manera en que fue manifestada. El
principal argumento de esta teoría es que las consecuencias del acto jurídico emanan de la
voluntad, por lo que es la única que debe considerarse para solucionar las dudas que se
presenten.
La teoría de la voluntad declarada surgió como antítesis la voluntad de internet y fue
sostenida por autores alemanes. Sus seguidores sostienen que la interpretación de los
contratos debe estarse a lo expresado por las partes y no a su intención común, ya que en
muchas ocasiones esta intención no puede descubrirse un ni siquiera existe, por ser opuesto
a los intereses de los contratantes.
El Código Civil vigente acoge la doctrina de la voluntad interna. El 2º párrafo del artículo
transcrito consigna el principio de voluntad interna. Dispone que, si las palabras parecieron
contrarias a la intención evidente de los contratantes, prevalecerá ésta sobre aquéllas.
La regla citada alude a la intención evidente de los contratantes y no su mera intención. Los
tribunales españoles han resuelto que la intención evidente debe buscarse en las conductas
ejecutadas por las partes antes, durante y después de la celebración del contrato punto el
mismo criterio sostenido nuestros tribunales, cómo se desprende de la siguiente tesis
jurisprudencia:

Novena ÉpocaNúm. de Registro: 1013479


Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Jurisprudencia
Fuente: Apéndice de 2011
Tomo V. Civil Segunda Parte - TCC Primera Sección - Civil Subsección 1 - Sustantivo
Materia(s): Civil
Tesis: 880
Página: 971
CONTRATOS. INTERPRETACIÓN. LA CONDUCTA QUE OBSERVAN LAS PARTES
FRENTE A LAS OBLIGACIONES CONTRAÍDAS ES ELEMENTO FUNDAMENTAL.

La conducta observada por las partes antes, durante y en la fase de ejecución del contrato,
posee un valor relevante como medio de su interpretación, en razón del principio de
coherencia y continuidad del contrato. Para acudir a dicho medio, es necesario que los actos
de las partes tengan relevancia en relación con la voluntad contractual que de ellas ha de
deducirse y con el sentido del contrato. Es menester, además, que esos actos sean comunes,
o que, si se ejecutan por una sola parte, exista la aceptación expresa o tácita de la otra. Este
"comportamiento interpretativo" arroja luz sobre la verdadera intención de los contratantes
respecto a los alcances que quisieron dar al compromiso a cuyo cumplimiento quedaron
sujetos. Acorde con ello, el artículo 1851 del Código Civil del Distrito Federal, contenido
dentro del apartado de interpretación de los contratos, establece en su segundo párrafo, que:
"Si las palabras parecieren contrarias a la intención evidente de los contratantes,
prevalecerá ésta sobre aquéllas.". Este precepto confirma la superioridad del elemento
intencional, que ha de prevalecer sobre las palabras y sobre lo cual la conducta de las partes
durante la vigencia del contrato es una valiosa fuente de interpretación.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

Afirmar que debe respetarse la voluntad interna de las partes, aun cuando lo querido ni
siquiera haya sido manifestado, constituiría un peligro para la seguridad jurídica.
En su artículo las reglas de interpretación de los contratos en las sentencias de la Suprema
Corte de Justicia, Jorge Adame expone la manera en que el máximo Tribunal ha aplicado el
principio de voluntad interna:
“En la aplicación de esta regla, la sala civil de la Suprema Corte ha resuelto, por ejemplo,
un documento llamado minuta de contrato es un verdadero contrato de compra venta, por
ser esa la intención de las partes, o que en un negocio en el que se combina un pago de
honorarios por la instalación de una fábrica y el pago de un precio por la propiedad de una
patente industrial, hay un contrato de prestación de servicio hace una compra venta de los
derechos de patente, no obstante que en el documento existe una cláusula que exprese que
el pago del precio de la parte parte del pago de los servicios profesionales.”

b) Sentido restringido de los vocablos


El segundo criterio de interpretación subjetiva que prevé el Código Civil se encuentra en la
siguiente disposición:
ARTICULO 1852.- Cualquiera que sea la generalidad de los términos de un contrato, no
deberán entenderse comprendidos en él cosas distintas y casos diferentes de aquéllos sobre
los que los interesados se propusieron contratar.
De acuerdo con la norma transcrita, cuando se utilicen términos generales debe restringirse
a su sentido a fin de no comprender elementos supuestos distintos de los deseados por los
contratantes. Esta regla es consecuencia necesaria del anterior.
Mientras que el artículo 1852 restringe el objeto de la obligación al excluirlas cosas
distintas sobre las que los interesados se propusieron contratar, el artículo 2013 la amplia, al
sujetar al deudor de cosas cierta a entregar sus accesorios. En la aplicación de estos
dispositivos el órgano jurisdiccional debe encontrar un punto de conciliación, que obliga al
deudor a entregar los accesorios siempre que no sea contrario a una intención evidente que
puede encontrarse dentro de la declarado en el contrato.
Adame cita los siguientes casos en los que la Suprema Corte de Justicia de la nación ha
aplicado el artículo 1852:
Esta regla sido aplicada por la sala civil de la Suprema Corte de Justicia respecto del
contrato de seguro, Al que considera su interpretación estricta, porque la responsabilidad
del asegurador se extiende a los peligros expresamente determinados. No obstante que
existe en el contrato una fórmula general que se refiera a los demás riesgos, peligros y
desastres. También la tuvo en cuenta la corte cuando resolvió que el inquilino de una
vivienda obligada a pagar el precio del alquiler en el domicilio del propietario no está
obligado a ser pago por consignación Si el propietario no le hubiera notificado
oportunamente su domicilio.
B. Criterios de interpretación objetiva
Los criterios de interpretación objetiva remiten a aspectos distintos de la voluntad real de
los contratantes para descubrir el verdadero sentido de las cláusulas del negocio jurídico
punto el Código Civil prevé 5 artículos que acogen este criterio.
a) Principio de conservación del contrato
El principio de conservación del contrato establece que en cualquier disputa jurídica debe
adoptarse por la solución que preserve la eficacia del negocio esta regla proviene del
Digesto y es atribuida a Ulpiano, quién enunció de la siguiente manera: “siempre que en las
estipulaciones hay una oración ambigua, es la más conveniente que se entienda aquello por
lo que se quede a salvo la cosa de qué se trata”.
La ratio iuris del principio de conservación radica en que las partes persiguieron la
producción de efectos jurídicos con la celebración del contrato, por lo que ante la
posibilidad de que produzcan o no, de votarse por la producción debido a que fue lo
deseado en un inicio.
En materia de interpretación de los contratos del principio de conservación se encuentra
previsto en el siguiente artículo:
ARTICULO 1853.- Si alguna cláusula de los contratos admitiere diversos sentidos, deberá
entenderse en el más adecuado para que produzca efecto.
b) Armonía entre las cláusulas del contrato
El Código Civil presupone la armonía o coherencia entre las cláusulas del contrato, por lo
que permite utilizarlas en conjunto para disipar las dudas que puedan suscitarse:
La regla de interpretación armónico-sistemática ha sido aplicada por la Suprema Corte de
Justicia en los siguientes supuestos:
ARTICULO 1854.- Las cláusulas de los contratos deben interpretarse las unas por las otras,
atribuyendo a las dudosas el sentido que resulte del conjunto de todas.
“Con base en esta regla, la corte resolvió que el vendedor que vendió con cláusula de
reserva de dominio conserva la propiedad de la mercancía en tanto no recibe el dinero del
precio y No obstante que el comprador, de acuerdo con lo previsto en el contrato, playa
otorgado letras de cambio por el importe del precio. También la aplico respecto de un
contrato de arrendamiento que contiene una cláusula que prohibía el subarrendamiento,
mientras que otra adicional lo permitía, diciendo que incluir la cláusula adicional era
manifiesto que la voluntad de las partes era dejar sin efecto la cláusula prohibitiva;
Abundan en este parecer resolvió que sin un modelo de contrato de arrendamiento impreso
se añadieron cláusulas escritas a máquina, deben prevalecer está sobre las impresas, porque
se presume que por haberlas incluido en las partes conocieron y deseo en su contenido.”

c) Términos equívocos
Cuando en un contrato se utilicen palabras que puedan representar ideas totalmente
distintas entre sí, debe optarse por la sección que sea más acordé con la naturaleza y el
objeto del negocio:
ARTICULO 1855.- Las palabras que pueden tener distintas acepciones serán entendidas en
aquella que sea más conforme a la naturaleza y objeto del contrato.
Sobre la aplicación del artículo 1855 por el órgano jurisdiccional, Adame comenta:
La regla ha sido aplicada por la corte al caso de un contrato de comisión Mercantil que se
había convenido que el comisionista recibiría un porcentaje del dinero con lo que el
comprador pagará ; Pero resultó que en vez de compra venta, se concertó una permuta, el
comitente vendedor pretendía pagar al comisionista dándole parte de la propiedad que había
recibido un pago, pero la corte interpretó que el sentido de los términos empleados era el de
pagar al comisionista en cuanto a la operación se celebre y no de mantenerlo en una
propiedad con el porcentaje relativo.
d) Consideración del uso y costumbre del país
La ley ordena el intérprete considerar el uso y la costumbre del país para solucionar las
ambigüedades del contrato:
ARTICULO 1856.- El uso o la costumbre del país se tendrán en cuenta para interpretar las
ambigüedades de los contratos.
La disposición anotada ha sido criticada por algunos juristas, ya que en lugar de aludir al
país debió mencionar un ámbito espacial más acotado como en la región. En la actualidad
sólo relevante una tesis aislada publicado en enero de 2010, que permite invocar la
costumbre y las prácticas comerciales en la interpretación de los contratos mercantiles.
e) Dudas irresolubles
Cuando los criterios de interpretación anteriormente estudiados sean insuficientes para
resolver las dudas que suscita el contrato, deberá distinguirse si está recaen sobre aspectos
accidentales o sobre su objeto principal.
1. dudas irresolubles sobre aspectos accidentales del contrato
Cuando las dudas versan sobre aspectos accidentales del contrato, El Código Civil dispone:
ARTICULO 1857.- Cuando absolutamente fuere imposible resolver las dudas por las reglas
establecidas en los artículos precedentes, si aquéllas recaen sobre circunstancias
accidentales del contrato, y éste fuere gratuito, se resolverán en favor de la menor
transmisión de derechos e intereses; si fuere oneroso se resolverá la duda en favor de la
mayor reciprocidad de intereses.
Si las dudas de cuya resolución se trata en este artículo recayesen sobre el objeto principal
del contrato, de suerte que no pueda venirse en conocimiento de cuál fue la intención o la
voluntad de los contratantes, el contrato será nulo.
La regla prevista en el numeral transcrito no fue anunciada por Pothier y tampoco fue
prevista por el código Napoleón. Es uno de los dos criterios de interpretación que preveía el
Código Civil de 1884 y su origen remoto es el artículo 685 del código portugués de 1867.
Conforme al artículo citado, si el contrato fuera gratuito debe resolverse en favor de la
menor transmisión de intereses. Si fuera oneroso, debe resolverse en favor de la mayor
reciprocidad.
La mayor dificultad para la aplicación del primer párrafo del artículo 1857 esclarecer lo que
debe entenderse por circunstancias accidentales del contrato. A contrario sensu puede
entenderse que son las que no corresponden a la sustancia del negocio.
2. Dudas irresolubles sobre el objeto principal del contrato
Cuando las dudas recaen sobre el objeto principal del contrato, El Código Civil prevé:
ARTICULO 1857.- … Si las dudas de cuya resolución se trata en este artículo recayesen
sobre el objeto principal del contrato, de suerte que no pueda venirse en conocimiento de
cuál fue la intención o la voluntad de los contratantes, el contrato será nulo.
El párrafo anotado contiene la 2ª regla de interpretación que preveía el Código Civil de
1884 y tiene su origen remoto en el artículo 684 del Código Civil portugués de 1867.
Conforme al numeral citado a las dudas irresolubles sobre el objeto principal del contrato
ocasionan su nulidad solo oportunas dos observaciones a este respecto:
La primera, que, en congruencia con lo afirmado anteriormente, las dudas deben recaer
sobre lo que es el objeto principal y no sobre otros aspectos.
La segunda, qué legislador debió disponer que no haya contrato ante la actualización del
supuesto mencionado en lugar de que sea nulo. Si existen dudas irresolubles sobre lo que es
materia del contrato no puede afirmarse que haya habido consentimiento, ya que la
voluntad de los contratantes no alcanzó la complementación recíproca que lo caracteriza.
Es comprensible que el Código Civil de 1884 aludiera la nulidad, ya que era la única
ineficacia estructural que regulaba es inadmisible que el Código Civil vigente continúa
refiriéndose a ella, atendiendo que también regula la inexistencia.

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