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Las Fuentes extracontractuales.

La declaración unilateral de voluntad:

Introducción

La declaración unilateral de la voluntad es la segunda “fuente de las obligaciones” que


regula el Código Civil. Su importancia estriba en el surgimiento de consecuencias jurídicas
voluntarias sin necesidad de que concurran dos o más voluntades en sentido divergente.

Antecedentes históricos:

Derecho Romano: El deudor no se encuentra obligado sin convenio sino en dos


excepciones: Primera, del Derecho Antiguo, el voto que es la promesa a una divinidad que
es obligatorio por sí mismo sin acuerdo de voluntades; segunda, del Derecho reciente, la
policitación hecha a una ciudad cuando es hecha en virtud de una justa causa.

1. Derecho Canónico: La fuerza de las promesas hechas a Dios.

2. Derecho francés:

a. Pothier: conceder algún derecho contra la persona hasta que su


voluntad concurra para adquirirlo, por la aceptación que haga de la
promesa.
b. Laurent: las obligaciones nacen de los convenios. Pero también hay
obligaciones que nacen sin convenio, las cuales son aquellas que
nacen de la autoridad sola de la Ley, las que nacen de un hecho
personal de aquel que se encuentra obligado. Estos hechos son los
cuasi contratos, delitos y cuasi delitos.
c. Demolombe: se expresa en os mismos términos que Laurent.
d. Fuzier-Herman, Carpentier y Frerejouan: las obligaciones pueden
derivar de cinco fuentes:
i. Contrato
ii. Cuasi contrato
iii. Delito
iv. Cuasi delito
v. La Ley
e. Baudry-Lacantinerie y Barde: No parece haber en el Código
Napoleónico la posibilidad de una obligación creada por la sola
voluntad del deudor.
f. Planiol: No queda como fuente posible de las obligaciones
voluntarias sino el acuerdo entre el acreedor y el deudor, es decir, e
contrato.
g. Ripert y Boulanger: Si en los casos de oferta de contratar, promesa de
recompensa y títulos a la orden o al portador nace una obligación,
ello se debe a la aceptación implícita por la promesa a la cual se
dirige la oferta.
h. Planiol, Ripert et Esmein: Opinan que la voluntad unilateral no debe
ser considerada como fuente de obligaciones.

3. Código Napoleón: No incluyó una regulación especial de la declaración unilateral


de voluntad como fuente de consecuencias jurídicas. sin embargo, la Doctrina les
atribuyó ese carácter a supuestos excepcionales

4. Derecho Español:

a. Escriche: Toda obligación nace o de la Ley o de un contrato o de un


hecho personal y que las fuentes de las obligaciones son los contratos,
delitos, cuasi delitos y la Ley.
b. Proyecto de Código español comentado por García Goyena: solo se
reconocen como fuentes de las obligaciones el contrato (art. 973), la Ley,
los cuasi contratos, los delitos y la culpa o negligencia.
c. Pérez Gonzáles y Alger: No es reconocida la eficacia de la promesa
unilateral y que no se reconoce en ningún precepto la fuerza obligatoria
de la promesa unilateral no aceptada.

5. Derecho Portugués: Aunque en el artículo 4 se mencione como fuentes de


derechos y obligaciones el hecho y la voluntad propia sin cooperación de otro y
el mero hecho y voluntad de otro, es cierto que él solo reguló como provenientes
de estas fuentes la ocupación, la posesión, el trabajo y la gestión de negocios.

6. Nuestros Códigos antiguos: Ni en el Código de 1870 ni en el de 1884 se


menciona la declaración unilateral de voluntad como fuente de obligaciones,
estos adoptaron la teoría tradicional.

Teoría Alemana

La teoría alemana uno puede estar ligado por la simple declaración de su voluntad.
La mayor parte de los partidarios de esta teoría no admiten este resultado sino en
ciertos casos particulares.

i. Primer Proyecto del Código Civil Alemán: no admisión del principio


de la declaración unilateral de la voluntad como modo de obligación.

ii. Código Alemán: Articulo 305. Para la formación de una obligación


por acto jurídico, como para toda modificación del contenido de una
relación de obligaciones, se exige un contrato celebrado entre los
interesados, mientras la ley no dispone de otra manera. Esto excluye
la obligación unilateral como modo de derecho común de formación
de las obligaciones, en tanto nazca de acto jurídico. Sin embargo, hay
excepciones cuando la obligación naciera de una pura declaración
unilateral de voluntad (promesa de fundación, oferta hecha con
asignación, la promesa a favor de tercero).

iii. Derecho suizo: La fuente principal de obligaciones es el contrato. A


su lado están los créditos sacados de una declaración unilateral de
voluntad, promesa publica, gestión de negocios sin mandato los
títulos al portador y crédito proveniente de un legado.

iv. Derecho Brasileño: Considera que la voluntad unilateral engendra


obligaciones por la promesa en los contratos, en las ofertas públicas y
en la promesa de fundación.

v. Nuestro Código de 1928: Según el artículo 1796 los contratos desde


que se perfeccionan obligan a los contratantes al cumplimiento de lo
expresamente pactado. El contrato es únete general de obligaciones.
Al contrario, nuestro Código vigente no tiene un precepto similar.

Otra Teoría

La declaración unilateral de voluntad como fuente general de obligaciones- Romina


Villegas se ocupa de esta materia:

1) Determinar si realmente puede un sujeto, por su propia voluntad, auto


obligarse.
2) Toda vez que el Código Civil vigente acepta de manera expresa, entre las
fuentes de obligaciones, a la declaración de voluntad. El problema es
saber si la declaración de voluntad es fuente particular o general de
obligaciones.
3) No se ha reconocido ni en las doctrinas ni en la legislación si en la
jurisprudencia, que la declaración unilateral de voluntad licita y con
interés jurídico, sea por sí sola una fuente general de obligaciones
4) En tanto que en el contrato pierde su potestad absoluta, el principio de la
autonomía de la voluntad, en la declaración unilateral de voluntad ese
principio se desenvuelve alcanzando una esfera de acción jurídica cada
vez mayor, sin pretender con ello igualar o siquiera alcanzar en parte, la
eficacia que tiene en el contrato.
5) Las declaraciones de voluntad tienen que constituirse por procedimientos
analógicos. En aquellos casos en que la voluntad unilateral se proponga a
un fin licito y posible y que no requieran necesariamente el
consentimiento de las partes, podrán crearse obligaciones.
6) El Código Civil vigente admite la declaración unilateral de voluntad
como fuente general de obligaciones, pero con un alcance no tan amplio
como el del contrato, esta tiene la posibilidad de amparar formas
innominadas, que le dan una mayor amplitud sobre el sistema alemán.

CONCEPTO Y NATURALEZA JURÍDICA DE LA DECLARACIÓN UNILATERAL DE


VOLUNTAD.

A. Concepto de declaración unilateral de la voluntad.

Declaración unilateral de la voluntad es sinónimo de acto jurídico unilateral o de negocio


jurídico unilateral, dependiendo de si se sigue la teoría francesa o la alemana sobre la
clasificación de los hechos jurídicos.
B. Naturaleza jurídica de la declaración unilateral de la voluntad

a. Naturaleza jurídica y régimen normativo general de la declaración unilateral


de la voluntad.

El Código Civil prevé una regulación general de contrato, pero no una del acto jurídico
como género, por que debe determinarse cuál es el marco normativo aplicable al último.
Sin reglas legales sobre el acto jurídico carecería de certeza sobre cuáles son sus elementos
esenciales, qué forma debe revestir, qué vicios pueden afectar la voluntad de sus otorgantes,
quiénes tienen capacidad para celebrarlo, cómo debe interpretarse, entre otros El legislador
de 1928 pretendió solucionar estas interrogantes al atribuirle a los convenios y a los actos
jurídicos en general el régimen normativo de los contratos, salvo cuando su naturaleza
demande reglas especiales o la Ley las prevea.

No obstante, esta disposición ha sido criticada unánimemente por la Doctrina. El acto


jurídico es un género que alberga distintas especies, entre ellas el contrato. El legislador
reguló la especie e hizo aplicables sus reglas al género, cuando lo correcto era precisamente
lo contrario.

b. Consecuencias jurídicas de la declaración unilateral de la voluntad


Existen tres criterios principales sobre las consecuencias jurídicas de la declaración
unilateral de voluntad.

1. La declaración unilateral de voluntad no produce consecuencias jurídicas por sí


misma.

Un sector de la Doctrina niega que la declaración unilateral de la voluntad sea fuente


independiente de consecuencias jurídicas. Esto es así porque, según ellos, la declaración
sólo produce efectos jurídicos cuando concurre la aceptación del destinatario.
2. La declaración unilateral de la voluntad como fuente de deberes jurídicos.

Otro sector de la Doctrina admite que la declaración unilateral de la voluntad es fuente de


consecuencias jurídicas, pero la limita a la producción de deberes jurídicos. Esto es así
porque consideran que es un punto medio entre las obligaciones y la nada jurídica y por
estimar que la conducta que constituye el objeto de la declaración unilateral de la voluntad
carece de contenido patrimonial.

3. La declaración unilateral de voluntad como fuente de consecuencias jurídicas no


perjudiciales a terceros.

El último sector de la Doctrina considera que la declaración unilateral de la voluntad puede


producir todo tipo de consecuencias jurídicas, siempre que no resulten perjudiciales a
terceros. Asumen la idea de los juristas alemanes: una persona puede alterar un patrimonio
ajeno sin perjudicar a su titular. La declaración unilateral de la voluntad, afirman, puede
crear derechos de crédito para su destinatario y obligaciones para su autor, como la de
sostener una oferta de contratar. Esta goza de utilidad por sí misma y puede generar
responsabilidad civil en caso de incumplimiento. No puede admitirse el derecho a una
indemnización sin reconocer también la existencia de una obligación previa que fue
incumplida.

La declaración unilateral de la voluntad, sostienen, también puede crear derechos reales en


favor de terceros, como ocurre con la hipoteca constituida unilateralmente. Incluso puede
extinguir obligaciones ajenas, como sucede con la remisión de la deuda, o modificar las
propias, como acontece con la renuncia al plazo.
4. Criterio adoptado por el Código Civil
La intención del legislador de 1928 fue adoptar el tercero de los criterios estudiados. Lo
anterior resulta de la interpretación literal de diversos dispositivos que reconocen
expresamente la potestad creadora, modificadora, y extintora de las obligaciones y de
derechos reales de la declaración unilateral de la voluntad, del hecho de que fue regulada
dentro del Título relativo a las Fuentes de las Obligaciones y de la Exposición de Motivos.

c. La declaración unilateral de la voluntad como fuente general o especial de consecuencias


jurídicas.

La tercera discusión vinculada con la naturaleza de la declaración unilateral de la voluntad


versa sobre si es fuente general o especial de consecuencias jurídicas. Dependiendo que la
posición que se adopte se admitirá o rechazarán declaraciones unilaterales de voluntad
distintas de las expresamente reguladas por la Ley.

Fausto Rico, al igual que Rojina Villegas y Bejarano Sánchez, opina que la declaración
unilateral de la voluntad es fuente general de consecuencias jurídicas, con apoyo en tres
argumentos. Primero, el Código Civil de 1928 no prevé una regla similar a la del BGB que
sirvió para sostener que la declaración unilateral de voluntad es fuente especial de
consecuencias jurídicas. Segundo, conforme al artículo 1859, las disposiciones legales
sobre los contratos son aplicables a otros actos jurídicos en los que no se opongan a su
naturaleza o a normas especiales sobre los mismos. Esto indica que la disposición que
admite la existencia de contratos innominados o atípicos debe aplicarse también a la
declaración unilateral de la voluntad. Tercero, el Derecho Civil se encuentra
preponderantemente sujeto al principio de autonomía de la voluntad que faculta a los
particulares a crear y a regular todo tipo de relaciones jurídicas, por cualquier medio,
siempre que nos transgredan el orden público ni derechos de terceros.

La SCJN también se ha pronunciado en favor del carácter general según la siguiente tesis
aislada:
DECLARACIÓN UNILATERAL DE VOLUNTAD, ES UNA FUENTE
GENERICA DE OBLIGACIONES.

Los casos en que una declaración unilateral de voluntad produce consecuencias


jurídicas, no están limitativamente enunciados por la legislación civil, pues si las
disposiciones del Código Civil se refieren expresamente a los casos de oferta al
público, promesas de recompensa, estipulaciones a favor de tercero y emisión de
títulos, con ello no se significa que tales casos sean los únicos posibles y podría
afirmarse la existencia de una regla jurídica contraria, o sea, que la declaración
unilateral de voluntad, si es una fuente genérica de obligaciones, salvo los casos de
limitaciones expresas del propio texto legal.

Amparo directo 8479/63. María Esther Santillana de Ramírez. 15 de agosto de


1966. Cinco votos. Ponente: Enrique Martínez Ulloa.1

CONTRATO CON ESTIPULACIÓN A FAVOR DE TERCERO. ES FACTIBLE


QUE EL BENEFICIARIO SEA UNA PERSONA INDETERMINADA, PERO
DETERMINABLE.

Conforme a la doctrina "Hay estipulación por otro cuando, en un contrato, uno de los
contratantes estipula con el otro que este último dará o hará alguna cosa en provecho de un
tercero extraño al contrato y que no está representado en él.". El estipulante no actúa por
mandato, contrata en su nombre, pero el efecto del contrato se produce en beneficio de otro.
El tercero beneficiario adquiere, por el solo hecho de la estipulación, el derecho de crédito
contra el promitente, con la sola reserva de que acepte la estipulación. En cuanto a si una
persona indeterminada puede ser tercero beneficiario, la doctrina en la materia sostiene que
debe distinguirse entre las que son indeterminables y las indeterminadas, pero
determinables. En cuanto a las primeras son aquellas que se señalan sin mayor precisión,

1 [TA], Tercera Sala, Sexta Época, Registro No. 269822, Semanario Judicial de la Federación.
por ejemplo, a favor de un pobre, un Municipio, etcétera, respecto de las cuales no es válida
la estipulación, porque la abstracción le quita significación posible, y porque la
determinación de los beneficiarios no puede depender de una elección que deba hacer por sí
mismo el promitente. Las segundas son las que al momento de la estipulación son
indeterminadas, pero después pueden determinarse, bien porque aun cuando se señalen
genéricamente, hay elementos para identificar a quién se refiere el estipulante, o bien,
porque se determinan como consecuencia de los acontecimientos, como sucede verbigracia,
en la estipulación a favor del Municipio que tenga más deudas; en los seguros de vida,
cuando el asegurado contrata en beneficio de sus herederos. Para Ambrosio Colín y H.
Capitant "Basta para que una obligación pueda nacer, que haya en el acto jurídico que la ha
creado los elementos suficientes para una determinación ulterior del acreedor hecha con
independencia de la voluntad del deudor.". Así, es factible la estipulación en provecho de
personas indeterminadas, siempre y cuando puedan determinarse de alguna manera en el
momento en que el crédito a favor del beneficiario quiera hacerse efectivo. Estas bases
doctrinales no se encuentran en oposición con la ley, ya que expresamente el artículo 1870
del Código Civil para el Distrito Federal prevé la facultad de los contratantes para imponer
las modalidades que estimen convenientes, en cuanto al momento en que nace el derecho
del tercero beneficiario, con el requisito de que tales modalidades consten expresamente en
el contrato. De ahí que es factible que la tercera beneficiaria sea una persona indeterminada,
pero determinable, esto es, que existan bases en el contrato que permitan su
individualización.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo directo 440/2009. Operadora Mexicana de Arrendamiento, S.A. de C.V. 27 de


agosto de 2009. Unanimidad de votos. Ponente: Mauro Miguel Reyes Zapata. Secretaria:
Leticia Araceli López Espíndola.
IV. DECLARACIONES UNILATERALES DE VOLUNTAD TÍPICAS

El legislador reglamentó algunas de las manifestaciones específicas de la declaración


unilateral de la voluntad dentro del Capítulo Segundo del Título Primero de la Primera
Parte del Libro Cuarto del Código Civil. La Doctrina las llama típicas o nominadas por
haber sido expresamente reglamentadas por la Ley, sin embargo, no son las únicas que
prevé el ordenamiento.

En materia de Familia el reconocimiento de hijos puede configurarse como declaración


unilateral de la voluntad típica. En la Teoría General de los Bienes la constitución del
régimen de propiedad en condominio se realiza a través de una declaración unilateral de
voluntad del propietario o de los propietarios. En el Derecho Sucesorio existe una extensa
regulación del testamento, que es una declaración unilateral de la voluntad. La Teoría
General de las Obligaciones también reglamenta declaraciones unilaterales de la voluntad
distintas como la oferta de contratar y la remisión de la deuda. En la regulación de los
contratos en especial destacan el poder y la constitución de hipoteca por voluntad unilateral.

Las ofertas al público

A. Oferta al público
a. Policitación: es la propuesta de celebrar un contrato dirigida al público.

Art 1860. El hecho de ofrecer al público objetos en determinado precio, obliga al


dueño a sostener su ofrecimiento.

El artículo 1860 autoriza la policitación respecto de cualquier contrato oneroso en que el


objeto ofrecido sea un bien de propiedad del oferente. No es exclusivo del contrato de
compraventa.
La falta de reglamentación conduce a que en la práctica surjan cuestiones no resueltas por
el legislados: ¿durante cuánto tiempo estará obligado el “dueño” a sostener su
ofrecimiento? ¿Puede revocar su oferta? ¿Si el contrato ofrecido llega a celebrarse, se tiene
por extinguida la oferta respecto a los aceptantes subsiguientes? Gutiérrez y González
consideran que estas cuestiones deben resolverse a través de la aplicación de las
disposiciones sobre oferta de contratar. No obstante, Fausto Rico disiente debido a que el
primer autor confunde la oferta de contratar con la policitación: la primera es la propuesta
de contratar dirigida a personas concretas, la segunda es la dirigida al público.

Según Fausto Rico, las lagunas legales en materia de policitación deben colmarse a través
de la aplicación analógica de las disposiciones sobre promesa de recompensa, ue también
suponen una declaración emitida al público. En lo que fueren omisas deberán observarse las
normas sobre la teoría general del contrato.

b. Promesa de recompensa

Art 1861. El que por anuncios u ofrecimientos hechos al público se comprometa a


alguna prestación en favor de quien llene determinada condición o desempeñe cierto
servicio, contrae la obligación de cumplir lo prometido.

Conviene distinguir dos clases de efectos jurídicos: los que surgen antes de que se llene la
condición o se desempeñe el servicio y los producidos con posterioridad.

Revocabilidad de la promesa

La revocabilidad de la promesa depende de si se sujetó o no a plazo. Si el prominente


señaló un plazo para el cumplimiento de la condición o del servicio, no podrá revocar la
promesa.
Art 1864. Si se hubiere señalado plazo para la ejecución de la obra, no podrá
revocar el promitente su ofrecimiento mientras no está vencido el plazo.

Este artículo prevé una regla similar a la contenida en el artículo 1804, relativo a la oferta
de contratar sujeta a plazo.

Si el prominente no señaló plazo, podrá revocar la promesa en cualquier momento con


sujeción a los siguiente:

Art 1864. Antes de que esté prestado el servicio o cumplida la condición, podrá el
promitente revocar su oferta, siempre que la revocación se haga con la misma
publicidad que el ofrecimiento.

En ese caso, el que pruebe que ha hecho erogaciones para prestar el servicio o
cumplir la condición por la que se había ofrecido la condición, tiene derecho a que
se le reembolse.

Esta regla difiere de las previstas por los artículos 1805 y 1806, que no permiten revocar la
oferta de contratar cuando no se ha señalado un plazo.

Cumplimiento de la condición o del servicio solicitados


La Ley distingue dos supuestos con relación al cumplimiento de la condición o del servicio
objeto de la promesa: que sólo una persona los satisfaga o que lo hagan dos o más.

Artículo 1862. El que en los términos del artículo anterior ejecutare el servicio
pedido o llenare la condición señalada, podrá exigir el pago o la recompensa
ofrecida.

Artículo 1865. Si el acto señalado por el promitente fuere ejecutado por más de un
individuo, tendrán derecho a la recompensa:

1. El que primero ejecutare la obra o cumpliere la condición;


2. Si la ejecución es simultánea, o varios llenan al mismo tiempo la condición,
se repartirá la recompensa por partes iguales;
3. Si la recompensa no fuere divisible se sorteará entre los interesados.

El artículo trascrito favorece a autor de la promesa, ya que ante su omisión de señalar qué
sucede si dos o más personas cumplen la condición o el servicio, la Ley sólo lo obliga a
prestar un tanto de lo ofrecido.

c. Concurso con promesa de recompensa

La diferencia esencial entre la promesa de recompensa y el concurso con promesa de


recompensa es la situación de competencia en que se encuentran los destinatarios del
segundo. En el concurso no basta cumplir la condición o el servicio solicitados, sino que
debe proveerse la mejor ejecución en cuanto a tiempo, calidad o cantidad, según sea el
caso.
Artículo 1866. En los concursos en que haya promesa de recompensa para los que
llenaren ciertas condiciones, es requisito esencial que se fije un plazo.

Como consecuencia de lo previsto por el artículo trascrito, el concurso con promesa de


recompensa no puede ser revocado.

Artículo 1867. El promitente tiene derecho de designar la persona que deba decidir
a quién o a quiénes de los concursantes se otorga la recompensa.

En caso de que el promitente no ejercite el derecho que le concede el numeral citado


consideremos que el deberá elegir a ganador del concurso.

Estipulación a favor de tercero: el promitente se obliga a ejecutar una conducta en


provecho de un tercero.

Antecedentes históricos

El Derecho Romano no admitió la estipulación a favor de tercero por regla general. El


Código Napoleón la permitió en dos casos: cuando constituía un medio para obtener el
cumplimiento de una prestación convenida en provecho del estipulante y cuando tenía por
causa una donación del estipulante en favor del promitente. El Código Civil de 1884 no
contuvo disposiciones al respecto. El Código Civil alemán dedicó un Título y previó
expresamente la posibilidad de que el derecho adquiriera inmediatamente el derecho
correspondiente.
La estipulación a favor de tercero en el Código de 1928

Al celebrarse un contrato, un contratante estipula de otro que éste ejecutará determinada


prestación en favor de un tercero, al cual no representa el estipulante, sino que éste obra en
nombre propio.

El contrato es válido entre los que lo celebran, o en otros términos, confiere al estipulante el
derecho de exigir del prominente el cumplimiento de la obligación a favor de tercero. La
estipulación hace adquirir al tercero el derecho de exigir al prominente la prestación a que
éste se ha obligado.

Nuestro Código vigente establece como regla general o como presunción que, cuando se
hace una estipulación a favor de tercero se le quiere conferir y efectivamente se le confiere
una acción directa para exigir el cumplimiento de la obligación.

Artículo 1869.- La estipulación hecha a favor de tercero hace adquirir a éste, salvo pacto
escrito en contrario, el derecho de exigir del promitente la prestación a que se ha obligado.
También confiere al estipulante el derecho de exigir del promitente el cumplimiento de
dicha obligación.

Artículo 1871.- La estipulación puede ser revocada mientras que el tercero no haya
manifestado su voluntad de querer aprovecharla. En tal caso, o cuando el tercero rehúse la
prestación estipulada a su favor, el derecho se considera como no nacido.

Artículo 1872.- El promitente podrá, salvo pacto en contrario, oponer al tercero las
excepciones derivadas del contrato.
Partes que intervienen

La estipulación a favor de tercero presupone la participación de cuando menos tres


personas. La primera se denomina estipulante o promisorio y es quien solicita la ejecución
de una conducta a favor de un tercero. La segunda se denomina prominente y es quien debe
ejecutar una conducta en favor del tercero. La tercera recibe el nombre de beneficiario o
tercero y es quien se ve favorecido por la estipulación. Con relación al tercero es necesario
analizar dos aspectos: la posibilidad de que sea indeterminado pero determinable y la
necesidad de que se encuentre concebido al momento de la estipulación.

Carácter determinable del tercero.

No es indispensable que el tercero se encuentre determinado al momento de la estipulación.


Tanto la Doctrina como los Tribunales admiten que pueda ser indeterminado pero
determinable.

Nuestro Código ha adoptado la teoría según la cual la fuente de la obligación del


prominente para con el tercero es la voluntad unilateral de aquel que no es de carácter
contractual.

Los títulos de crédito a la orden y al portador

Debe señalarse que, dentro del capítulo relativo a la Declaración Unilateral de Voluntad, se
regulan los documentos civiles a la orden y al portador, si bien puede ser discutible el
hecho de su subsistencia, lo cierto es que tienen poco uso actualmente, aunado de que
carecen de una vía privilegiada para su cobro como lo es en la vía ejecutiva mercantil que
rige en los títulos de crédito.
En primer lugar, se debe distinguir entre títulos expedidos a la orden y al portador, los
primeros de ellos, los primeros de ellos están expedidos a favor de persona determinada y
se trasmiten por el endoso y la entrega, mientras que los segundos tienen un destinatario
indeterminado y se trasmiten con la simple entrega.

Ahora bien, en cuanto su subsistencia existe dos posturas una que la afirma y otra que la
niega. La postura que niega su subsistencia sostiene que los mismos fueron derogados por
la Ley de Títulos y Operaciones de Crédito, autores como Borja Soriano la sostienen, y su
argumento esencial se basa en el artículo 3, transitorio de la Ley de títulos, cuando señaló
que: “Se derogan todas las demás leyes y disposiciones que se opongan a la presente”.

Aunado a lo anterior, quienes defienden esta postura señalan que, aunque no existiera dicha
disposición operaría la derogación tácita, dado que la ley posterior deroga a la anterior,
siendo que el Código Civil es de 30 de agosto de 1928 y la Ley de títulos de 26 de agosto
de 1932.

No obstante, lo anterior, existe otra postura que afirma su subsistencia, autores como Rojina
Villegas y Felipe de la Mata la sostienen, y señalan esencialmente que la Ley posterior en
realidad es el Código Civil, ya que, si bien este ordenamiento se promulgó antes que la Ley
de títulos, entró en vigor con posterioridad.
Fuentes extracontractuales. Enriquecimiento ilegítimo:

Derecho antiguo

 Derecho Romano: En el Digesto estaba como: Es de derecho natural y d equidad


que nadie se haga más rico con detrimento e injuria de otro.

 Derecho Francés: El Código Napoleón no contiene ningún artículo que consagre


el principio general de que nadie puede enriquecerse sin causa legitima en
detrimento de otro; sin embargo, todos los autores franceses reconocen a
existencia de este principio.

 Código de 1884: Según el artículo 1545 , cuando una persona, por error de
hecho, paga a otra lo que no le debe, ésta queda obligada a restituir lo que
hubiere recibido en pago; según el artículo 788, el dueño de un terreno en que se
edificare por otro de buena fe, tendrá derecho a hacer suya la obra, pero con la
obligación de indemnizar previamente al que hubiere edificado de buena fe;
además en los artículos 785, 805 y 818 sobre accesión, 2585 sobre depósito y
1792 sobe prenda, se prevén obligaciones, cuyo fundamento es también el
principio general de enriquecimiento ilegitimo, cuya existencia hay que
reconocer, por lo tanto, en nuestro Derecho anterior al vigente.

Códigos extranjeros

Código Alemán: Cualquiera que, por prestación hecha por otra persona o cualquiera otra
manera, hace una adquisición sin causa jurídica a expensas de esta otra persona, está
obligada respecto de ella a restitución (artículo 812).

Código Suizo: El que sin causa legitima se ha enriquecido a expensas de otro, está obligado
a la restitución (art. 62).

Proyecto francoitaliano: El que se enriquece sin causa con detrimento de otra persona, está
obligado a indemnizarla, en la medida de su propio enriquecimiento, de lo que ella se ha
empobrecido. (Art. 73).

El Código de 1926

 El artículo 1882 dice: el que sin causa se enriquece en detrimento de otro,


está obligado a indemnizarlo de su empobrecimiento en la medida que él se
ha enriquecido.
 Elementos:
o El enriquecimiento de una persona: El que se ha empobrecido debe
haber transmitido un valor al que se ha enriquecido. El
enriquecimiento debe ser pecuniario, al menos en principio. Hay
enriquecimiento ilegitimo no solamente cuando uno la ha recibido,
sino también, cuando sin causa legitima, se ha liberado de su
obligación, por el hecho de otro.

o El empobrecimiento de otra, o sea el detrimento que sufre ésta por el


enriquecimiento de aquella: A) empobrecimiento: El hecho personal
de que se ha empobrecido debe traducirse por un sacrificio
pecuniario o por un trabajo. B) Detrimento: Por aplicación de esta
condición no habrá enriquecimiento ilegitimo, cuando un propietario
por trabajos de embellecimiento y de defensa ejecutados en su propio
fundo ha conferido un aumento de valor el fundo de otro.

o Relación entre enriquecimiento y el empobrecimiento: El


enriquecimiento de uno debe provenir del empobrecimiento del otro.

o Ausencia de causa: ausencia de una causa que tenga fuente en la ley


o en contrato, de la ausencia de una justa causa.

La acción in rem verso

la doctrina francesa identifica así a la acción de enriquecimiento sin causa

art. 26 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal de esta manera: “El
enriquecimiento sin causa de una parte, con detrimento de otra, presta mérito al perjudicado
para ejercitar la acción de indemnización en la medida en que aquélla se enriqueció."
Justificación del principio

toda transmisión de bienes o servicios debe tener fundamento en una disposición general (la

ley) o particular (un acto jurídico) que la imponga, justifique o explique  causa jurídica

Cualquier desprendimiento de bienes o servicios a favor de otro que carezca de sustento en


una disposición obligatoria, todo beneficio que no ha sido concedido por mandato de la ley
o por la voluntad del dueño —que por un acto jurídico hubiere decidido enriquecer al
prójimo—, debe ser devuelto.

lo que se entrega sin estar obligado, debe ser restituido por mandato legal que atribuye su
fuente al enriquecimiento sin causa. La prestación carece de razón legal de ser y de causa
jurídica.

Características

Requisitos

1. el enriquecimiento de una persona.


a. una ventaja económica  beneficios patrimoniales  deudores a los
favorecidos
b. Los Mazeaud sostienen que un beneficio intelectual o moral también
constituyen enriquecimiento
2. el empobrecimiento de otra.
a. transferencia de bienes o servicios o en el sacrificio de algún beneficio. 
acreedor
3. Existencia de un nexo causal entre el empobrecimiento y el enriquecimiento.
a. Georges Ripert, entre u n hecho y el otro hay indivisibilidad de origen
porque un mismo suceso los produce
4. Ausencia de una causa que justifique el enriquecimiento ni el empobrecimiento.
a. no ha existido una razón jurídica que legitime la adquisición de uno y
obligue al otro a soportar la pérdida.

Simplificación de los requisitos

1. Un tránsito de valores o beneficios de un patrimonio a otro produce una


transferencia de bienes, servicios o beneficios de un sujeto a otro a causa de
una conducta o aun de un hecho jurídico natural
i. Puede consistir en la transmisión de bienes, liberación de deudas u
obligaciones reales y en la eliminación de daños o perjuicios
inminentes a costa del sacrificio ajeno.
2. La falta de una causa jurídica que justifique o explique el desplazamiento de
bienes.
i. Transmisión no está justificada por una norma de derecho en cuyo
acatamiento se efectúa la transferencia patrimonial
Enriquecimiento con causa

transferencias patrimoniales suelen hacerse en cumplimiento de obligaciones y en


satisfacción de derechos creados por la norma jurídica:

El causante se empobrece pagando impuestos al fisco, pero su entrega tiene causa o fuente
en la ley.

La víctima de un robo o de un daño patrimonial causado por conducta ajena se empobrece y


el ladrón se enriquece, pero en tal caso el tránsito de bienes de un patrimonio a otro tiene
por causa un hecho ilícito: no es un enriquecimiento sin causa, sino con causa ilícita.

Efectos
El favorecido deberá restituir su enriquecimiento hasta el monto del empobrecimiento
experimentado por la otra parte

una acción restitutoria, estabilizadora del equilibrio económico perturbado por el tránsito
injustificado de bienes, y no de una medida reparadora de todo el daño o pérdida resentidos

≠ la acción de responsabilidad civil que nace de los hechos ilícitos y que impone, por lo
general, una indemnización total.

La solución es justa y equitativa

El enriquecimiento sin causa supone que el enriquecido ha obrado de buena fe al no


propiciar ni disimular el acrecentamiento de sus bienes.

Enriquecimiento de mala fe

cuando el beneficiado permite conscientemente que alguien se sacrifique sin causa en su


beneficio (obra de mala fe quien pretende obtener un provecho injusto en detrimento de
tercero), comete un hecho ilícito y queda obligado a indemnizar todas las pérdidas sufridas
por la víctima: deberá reparar todos los daños y perjuicios causados y no sólo el importe de
su ganancia

la fuente de su obligación de restituir no es ya el enriquecimiento sin causa, sino el hecho


ilícito,
El enriquecimiento sin causa tiene un efecto restitutorio y el hecho ilícito tiene efectos
reparatorios

Cuando la enriquecida obra de mala fe, recibiendo conscientemente una prestación a la que
no tiene derecho, incurre en un hecho ilícito, que será la fuente de su obligación de
indemnizar

EL PAGO DE LO INDEBIDO

Elementos constitutivos

Noción general. Hay pago de lo indebido cuando una persona, creyendo por error que es
deudora de otra, le entrega una cosa o ejecuta otra prestación a favor de ella

El error. El código de 1884 solo considera como elemento del pago de lo indebido el error
de hecho (art. 1545), en consecuencia, con su artículo 1296. El código de 1928 considera el
error (art. 1883), es decir, el de hecho y de derecho, sin distinción, en armonía con su
artículo 1813.

Carga de la prueba. El código de 1928 en su artículo 1891, establece lo siguiente: “La


prueba del pago incumbe al que pretende haberlo hecho. También corre a su cargo la del
error con que lo realizó, a menos que el demandado negare haber recibido la cosa que se le
reclama. En este caso, justificada la entrega por el demandante, queda relevado de toda otra
prueba. Esto no limita el derecho del demandado para acreditar que le era debido lo que
recibió.” Este articulo reproduce, con muy ligera modificación, el artículo 1900 del Código
Español. Manresa comenta lo siguiente: “loa razón de dicha disposición es fácilmente
perceptible, pues, como el que hizo el pago fue el causante principal, si no único del hecho,
y a él debe imputarse el error, no puede menos de venir obligado a la prueba del mismo

Presunción. El código vigente en el artículo 1892, establece que: “Se presume que hubo
error en el pago, cuando se entrega cosa que no se debía o que ya estaba pagada; pero aquel
a quien se pide la devolución puede probar que la entrega se hizo a título de liberalidad o
por cualquiera otra causa justa”. Este artículo es una copia textal del 1901 del código
español. Manresa comenta lo siguiente: “dicha declaración… tiene su fundamento jurídico
en la consideración derivada de lo que sucede en el orden natural de las cosas, según la que,
quien da lo que no debe no puede presumirse que lo dona mientras no conste de una manera
segura y eficaz que lo hizo por mera liberalidad. Mas la presunción establecida en este
artículo es juris tantum

Observación. No es en realidad un pago ya que éste consiste en el cumplimiento de una


obligación. No han obrado con acierto los autores del código de 1884, tratando del pago de
lo indebido en el capítulo dedicado al pago

Caso de enriquecimiento ilegitimo. El código vigente coloca los artículos relativos al pago
de lo indebido en el capítulo del enriquecimiento ilegitimo, imitando al código suizo (art
62) y el alemán (art. 812)

LA RESTITUCION

Principio. ARTICULO 1,883. -Cuando se reciba alguna cosa que no se tenía derecho de
exigir y que por error ha sido indebidamente pagada, se tiene obligación de restituirla.

Cosa determinada. Cuando la cosa recibida, de buena o de mala fe haya sido cierta y
determinada, deberá restituirse en especie (arts. 1546, 1547, 1550 y 1551 del Código de
1884. O, en otros términos: Cuando se reciba alguna cosa que no se tenía derecho de exigir
y que por error ha sido indebidamente pagada, se tiene obligación de restituirla. (art. 1883
código vigente)

Cantidad. El que, de buena o de mala fe, recibe una cantidad indebida, está obligado a
restituir otro tanto (art. 1883)

Otra prestación. El código vigente en su artículo 1883, segunda parte establece lo siguiente:
Si lo indebido consiste en una prestación cumplida, cuando el que la recibe procede de mala
fe, debe pagar el precio corriente de esa prestación; si procede de buena fe, sólo debe pagar
lo equivalente al enriquecimiento recibido

Caso excepcional. El artículo 1890 del código vigente prevé el caso de un acreedor que de
buena fe ha recibido el pago de persona distinta de su deudor, y dispone lo siguiente:
“Queda libre de la obligación de restituir el que, creyendo de buena fe que se hacía el pago
por cuenta de un crédito legítimo y subsistente, hubiese inutilizado el título, dejado
prescribir la acción, abandonando las prendas, o cancelado las garantías de su derecho. El
que paga indebidamente sólo podrá dirigirse contra el verdadero deudor o los fiadores,
respecto de los cuales la acción estuviese viva.” Este artículo es una reproducción del 1899
del Código español, donde Manresa comenta lo siguiente: este artículo es una excepción de
la obligación impuesta por los anteriores respecto de la devolución por parte del que realizó
el cobro de la cosa

El mismo caso en derecho francés. El art. 1377 del CC francés, contiene el mismo
principio: “cuando una persona, que, por error, se creía deudora, ha pagado una deuda,
tiene el derecho de repetición contra el acreedor. Sin embargo, este derecho cesa en el caso
en que el acreedor ha suprimido su título como consecuencia del pago, salvo el recurso del
que ha pagado en contra del verdadero deudor

ENAJENACIÓN DE LA COSA

I. Título oneroso

Buena fe. Según el código de 1884, art. 1548, “si el poseedor (de buena fe) vendió la cosa,
no debe restituir más que el precio de la venta o ceder su acción para recobrarla”. Este
articulo tiene por origen el párrafo tercero del art. 1896 del proyecto del código español

Hay pues aquí una excepción al principio de jurisprudencia universal de: lo que es nuestro,
no puede pasar a otro, sin algún hecho nuestro. La buena fe le hace justamente considerar
como legítimo propietario de la cosa; de donde nace la consecuencia que tenía el derecho
de disponer de ella como estimase más conveniente a sus intereses.

Según el código de 1928, “El que de buena fe hubiere aceptado un pago indebido de cosa
cierta y determinada, sólo responderá de los menoscabos o pérdidas de ésta y de sus
accesiones, en cuanto por ellos se hubiere enriquecido. Si la hubiere enajenado, restituirá el
precio o cederá la acción para hacerlo efectivo.” (art. 1887). Es decir, restituirá el precio si
hubiere sido satisfecho o cederá, en otro caso, al dueño la acción que por virtud de la
enajenación le corresponda para hacer efectivo dicho precio” lo que implica que la venta
queda firme
Mala fe. Si el que recibió la cosa con mala fe, la hubiere enajenado a un tercero que tuviere
también mala fe, podrá el dueño reivindicarla y cobrar de uno u otro los daños y perjuicios
(art. 1885). Pero, Si el tercero a quien se enajena la cosa la adquiere de buena fe, sólo podrá
reivindicarse si la enajenación se hizo a título gratuito (art. 1886)

II. Título gratuito

Buena fe. Si el que recibió de buena fe una cosa dada en pago indebido, la hubiere donado,
no subsistirá la donación y se aplicará al donatario lo dispuesto en el artículo anterior (art.
1888)

Mala fe. Si el que recibió la cosa con mala fe, la hubiere enajenado a un tercero que tuviere
también mala fe, podrá el dueño reivindicarla y cobrar de uno u otro los daños y perjuicios.
(art. 1885) y Si el tercero a quien se enajena la cosa la adquiere de buena fe, sólo podrá
reivindicarse si la enajenación se hizo a título gratuito. (art. 1886)

COSA DETERMINADA

I. Buena fe

Menoscabo y pérdidas. El que de buena fe hubiere aceptado un pago indebido de cosa


cierta y determinada, sólo responderá de los menoscabos o pérdidas de ésta y de sus
accesiones, en cuanto por ellos se hubiere enriquecido. Si la hubiere enajenado, restituirá el
precio o cederá la acción para hacerlo efectivo. (art. 1887)

Mejoras. El que de buena fe hubiere aceptado un pago indebido, tiene derecho a que se le
abonen los gastos necesarios y a retirar las mejoras útiles, si con la separación no sufre
detrimento la cosa dada en pago. Si sufre, tiene derecho a que se le pague una cantidad
equivalente al aumento de valor que recibió la cosa con la mejora hecha. (art. 1889)

Frutos. El poseedor de buena fe que haya adquirido la posesión por título traslativo de
dominio tiene los derechos siguientes: I.-El de hacer suyos los frutos percibidos, mientras
su buena fe no es interrumpida (art. 810)
II. Mala fe

Menoscabos y pérdidas. ARTICULO 1,884. -El que acepte un pago indebido, si hubiere
procedido de mala fe, deberá abonar el interés legal cuando se trate de capitales, o los frutos
percibidos y los dejados de percibir, de las cosas que los produjeren. Además, responderá
de los menoscabos que la cosa haya sufrido por cualquiera causa, y de los perjuicios que se
irrogaren al que la entregó, hasta que la recobre. No responderá del caso fortuito cuando
éste hubiere podido afectar del mismo modo a las cosas hallándose en poder del que las
entregó.

Mejoras. ARTICULO 1,889. -El que de buena fe hubiere aceptado un pago indebido, tiene
derecho a que se le abonen los gastos necesarios y a retirar las mejoras útiles, si con la
separación no sufre detrimento la cosa dada en pago. Si sufre, tiene derecho a que se le
pague una cantidad equivalente al aumento de valor que recibió la cosa con la mejora hecha
(A CONTRARIO)

Frutos. ARTICULO 1,884. -El que acepte un pago indebido, si hubiere procedido de mala
fe, deberá abonar el interés legal cuando se trate de capitales, o los frutos percibidos y los
dejados de percibir, de las cosas que los produjeren.

Daños y perjuicios. Además, responderá de los menoscabos que la cosa haya sufrido por
cualquiera causa, y de los perjuicios que se irrogaren al que la entregó, hasta que la recobre.
No responderá del caso fortuito cuando éste hubiere podido afectar del mismo modo a las
cosas hallándose en poder del que las entregó. (art. 1884 2da parte)

CANTIDAD

I. Buena fe

No intereses. ARTICULO 1,884. -El que acepte un pago indebido, si hubiere procedido de
mala fe, deberá abonar el interés legal cuando se trate de capitales, o los frutos percibidos y
los dejados de percibir, de las cosas que los produjeren. (A CONTRARIO)
II. Mala fe

Intereses. ARTICULO 1,884. -El que acepte un pago indebido, si hubiere procedido de
mala fe, deberá abonar el interés legal cuando se trate de capitales, o los frutos percibidos y
los dejados de percibir, de las cosas que los produjeren.

LA GESTIÓN DE NEGOCIOS

Es una excepción al principio de intangibilidad patrimonial, pues permite a una persona


intervenir en una esfera jurídica ajena sin consentimiento de su titular e incluso en contra de
su voluntad

Derecho romano

La gestión de negocios como un cuasicontrato. Las personas cuyos negocios fueros


gestionados (dominus negotii) gozaba de la actio negotiorum gestorum para exigir al gestor
que continuara su labor hasta el fin del asunto, que transmitiera o entregara lo obtenido y
que le indemnizara si le causó algún perjuicio

El gestor disponía de la actio negotiorum contraria para exigir al dominus el reembolso de


los gastos y la reparación de los perjuicios sufridos

Código Napoleón

En cuasicontratos art. 1372

Juristas opinaron que no había gestión de negocios cuando una persona intervenía en un
asunto ajeno bajo la falsa creencia de que era propio, pues faltaba la intención altruista
Código Alemán

Distingue entre contrato de gestión de negocios y gestión de negocios sin mandato (art 677)
. El primero es un negocio jurídico por el que se encomienda la atención de un asunto. La
segunda es un hecho jurídico que tiene lugar sin que medie encargo alguno

No habrá gestión de negocio cuando el gestor atienda a un asunto ajeno pensando que era
propio (art 687)

El código de 1884

Textos legales. Artículo 2416. Bajo el nombre de mandato oficioso o de gestión de


negocios, se comprenden todos los actos que por oficiosidad y sin mandato expreso, sino
solo presunto, desempeña una persona a favor de otra que está ausente o impedida de
atender a sus cosas propias. Artículo 2417. El que desempeña negocios en los términos
expresados en el artículo que precede, se llama mandatario oficioso o gestor de negocios; la
persona a cuyo favor se ejecutan los actos, se llama dueño del negocio

Análisis. El gestor interviene en negocios ajenos, es decir, en negocios del dueño,


ejecutando actos de toda especie, los cuales pueden ser ya materiales, ya jurídicos.

El gestor debe obrar sin mandato expreso, o, mejor dicho, sin ser representante del dueño,
pues como dice Días Ferreira: “lo característico de la gestión de negocios es la injerencia
voluntaria en la administración ajena sin mandato ni del propietario ni de la ley

Concepto

ARTÍCULO 1896. - El que sin mandato y sin estar obligado a ello se encarga de un
asunto de otro, debe obrar conforme a los intereses del dueño del negocio.

Ausencia de mandato

En sentido coloquial el mandato es sinónimo de orden o encargo. En sentido jurídico, el


mandato es un contrato (art 2546)
Don Fausto Rico opina que el art 1896 comprende ambas acepciones de la palabra mandato

El contrato de mandato y la gestión de negocios comparten elementos comunes: ambos


autorizan la intromisión en patrimonios ajenos y producen consecuencias jurídicas
similares.

El mandato se distingue de la gestión al ser un contrato que deriva del acuerdo de


voluntades, mientras que la gestión surge de la actuación voluntaria de una persona

Ausencia de obligación

El gestor debe actuar de manera espontánea

Don Fausto Rico: la referencia a la ausencia de mandato podría suprimirse sin alterar el
contenido y funcionamiento de la gestión de negocios.

Se encarga de un asunto de otro

Definición de asunto: cualquier hecho, material o jurídico, o cualquier acto que involucre al
dueño del negocio

La doctrina francesa discutió si el asunto debe referirse a derechos u obligaciones de que el


dueño fuese titular al momento de la gestión o comprender nuevos.

Don Fausto Rico: el gestor puede intervenir en relaciones jurídicas preexistentes y generar
nuevas, a menos que exista una norma legal que expresamente lo prohíba
No hay gestión de negocios si el gestor actúa respecto de un asunto propio creyendo que
defiende intereses ajenos

El criterio dominante en la Doctrina es que el gestor, en adición a encargarse de un asunto


ajeno, debe tener el ánimo de atenderlo en su carácter de ajena.
El Derecho Romano Clásico bastaba con que el asunto fuera ajeno para que hubiera gestión
de negocios (elemento objetivo), mientras que el Código Napoleón y BGB sostuvieron que
también era necesario que el gestor actuara con el ánimo de favorecer a otro (elemento
subjetivo)

La intención altruista del gestor es lo único que permite distinguir la gestión de negocios
del enriquecimiento ilegítimo

Obrar conforme a los intereses del dueño del negocio

1) La ley no aclara si se trata de un interés objetivo o subjetivo


2) En el derecho romano la gestión de negocios atendía al interés objetivo del dueño, pero
debía guiarse en el subjetivo
3) Enneccerus, Kipp y Wolff: el gestor debe conducirse conforme al interés objetivo del
dueño del negocio
4) Don Fausto Rico: el gestor debe atender al interés objetivo del dueño del negocio, a
menos que éste hubiere exteriorizado el subjetivo.
5) Es posible que el gestor se ocupe de un asunto ajeno tanto en interés propio como en el
de otro (v.g. apagar un incendio de tu vecino)
6) Es posible que la misma conducta del gestor se ocupe de los intereses de dos personas
distintas.
7) Art 1896 no prevé los motivos guía para el gestor

RELACIÓN ENTRE EL GESTOR Y EL DUEÑO

Obligaciones del gestor

Utilidad de la gestión. El gestor debe obrar con utilidad para el dueño o, en otros términos,
debe obrar a favor del dueño (art. 2416)

Conclusión de la gestión. “El que comienza la gestión de negocios queda obligado a


concluirla, salvo si el dueño dispone otra cosa” (art. 2430)
Rendición de cuentas. El gestor está obligado a dar cuenta exacta y fiel de sus actos, así
como de las cantidades recibidas y gastadas (art. 2429)

Responsabilidad. El gestor de negocios se hace responsable respecto del dueño (art 2418).
Si el dueño desaprueba la gestión, deberá el gestor, a su costa, reponer las cosas en el
estado en que se hallaban, indemnizando a aquel de los perjuicios que sufra por su culpa
(art. 2422). Si los beneficios no exceden a los perjuicios, podrá el dueño obligar al gestor a
tomar todo el negocio por su cuenta, exigiendo de él la indemnización debida (art. 2425). El
que se mezcla en negocios de otro contra su voluntad expresa, es responsable de todos los
daños y perjuicios, aun accidentales, si no se prueba que estos se habrían realizado, aunque
no hubiera habido intervención del gestor (art. 2427)

Obligaciones del dueño

Casos de ratificación. Si el dueño ratifica la gestión y quiere aprovecharse de las utilidades


que produzca, está obligado a indemnizar al gestor de los gastos necesarios que haya hecho
y de los perjuicios que haya recibido por causa del negocio (art. 2419). La ratificación de la
gestión producirá los mismos efectos que produciría el mandato expreso (art. 2421). Si
aquel a quien pertenece el negocio tuviere conocimiento de la gestión y no se opusiera a
ella antes de que termine, se entenderá que la consiente; pero no estará obligado para con el
gestor si no hubiere provecho efectivo (art. 2426)

Caso de no ratificación. Si el dueño no ratifica la gestión y ésta no ha tenido por objeto


obtener lucro sino evitar algún daño inminente y manifiesto, deberá en todo caso
indemnizar los gastos exclusivamente hechos con ese objeto (art. 2420)

Caso de conexión. Si el gestor se mezcla en negocios ajenos, por hallarse estos de tal modo
conexos con los suyos que no podría tratar unos sin los otros, será considerado como socio
(art. 2431). En el caso del artículo que precede, el dueño no está obligado sino hasta donde
alcancen las ventajas recibidas (art. 2432)
RELACION ENTRE EL GESTOR Y LOS TERCEROS

Responsabilidad. El gestor de negocios se hace responsable respecto de aquellos con


quienes contrata en nombre del dueño (art. 2418). Respecto del tercero que haya tratado
con él de buena fe, tendrá igual obligación que la que tiene para con el dueño que
desaprueba la gestión, según el art. 2422 (art. 2432)

CÓDIGO DE 1928:

Texto legal. ARTICULO 1,896. -El que sin mandato y sin estar obligado a ello se encarga
de un asunto de otro, debe obrar conforme a los intereses del dueño del negocio.

Comentario de Rossel. La gestión de negocios consiste en el hecho de que una persona (el
gestor) administre voluntariamente el negocio de otra persona (el dueño) sin mandato de
parte de este último. Este cuasicontrato da nacimiento entre las partes a obligaciones
semejantes a las que resultan del mandato; es necesario que el negocio objeto de la gestión
sea otro; que el gestor obre voluntariamente; que obre sin mandato sin estar encargado o sin
estar autorizado para ello

Comentario de Schneider et Fick. La gestión de negocios presenta analogía con el mandato,


puesto que ambos se refieren a los negocios de otro. El carácter distintivo principal de la
gestión de negocios es que el gestor obre por cuenta de otro… debe tener la intención y el
sentimiento de querer obligar a la otra persona; no hay pues gestión de negocios si el gestor
ha obrado con la intención de hacer una donación a otro

OBLIGACIONES DEL GESTOR

Enumeración.

a. El gestor debe obrar conforme a los intereses del dueño del negocio (art. 1896)
b. Debe desempeñar su encargo con toda la diligencia que emplea en sus negocios
propios (art. 1897)
c. El gestor, tan pronto como sea posible, debe dar aviso de su gestión al dueño y
esperar su decisión, a menos que haya peligro en la demora. Si no fuere posible dar
ese aviso, el gestor debe continuar su gestión hasta que concluya el asunto (art.
1902)
d. no tiene derecho de cobrar retribución por el desempeño de la gestión. (art. 1904)

Responsabilidades.

a. Si no desempeñare su encargo con toda la diligencia que emplea en sus negocios


propios, indemnizará los daños y perjuicios que por su culpa o negligencia se
irroguen al dueño de los bienes o negocios que gestione. (art. 1897)
b. Si la gestión tiene por objeto evitar un daño inminente al dueño, el gestor no
responde más que de su dolo o de su falta grave. (art. 1898)
c. Si la gestión se ejecuta contra la voluntad real o presunta del dueño, el gestor debe
reparar los daños y perjuicios que resulten a aquél, aunque no haya incurrido en
falta. (art. 1899)
d. El gestor responde aun del caso fortuito si ha hecho operaciones arriesgadas, aunque
el dueño del negocio tuviere costumbre de hacerlas; o si hubiere obrado más en
interés propio que en interés del dueño del negocio. (art. 1900)
e. Si el gestor delegare en otra persona todos o algunos de los deberes de su cargo,
responderá de los actos del delegado, sin perjuicio de la obligación directa de éste
para con el propietario del negocio. (art. 1901)

OBLIGACIONES DEL DUEÑO

Obligaciones para con el gestor

Textos legales. Artículo 1903. -El dueño de un asunto que hubiere sido útilmente
gestionado, debe cumplir las obligaciones que el gestor haya contraído a nombre de él y
pagar los gastos de acuerdo con lo prevenido en los artículos siguientes. Artículo 1904.
-Deben pagarse al gestor los gastos necesarios que hubiere hecho en el ejercicio de su cargo
y los intereses legales correspondientes…

Comentario de Baudry- Lacantinerie et Barde. El dueño no está obligado por el hecho del
gestor sino en tanto que el negocio ha sido bien administrado. El negocio está bien
administrado cuando el gestor ha hecho en interés del dueño lo que era útil hacer… para
apreciar la utilidad o la inutilidad de los actos ejecutados por el gestor, hay que colocarse en
el momento, en que esos actos se han hecho sin preocuparse de los acontecimientos
posteriores que han podido hacer desaparecer su utilidad
No ratificación. Dice el art. 2301 del código argentino, que “si el negocio no fuese
emprendido útilmente… el dueño, cuando no ratificó la gestión, solo responderá de los
gastos y deudas hasta la concurrencia de las ventajas que obtuvo al fin del negocio”

Debemos considerar concordante con este articulo el 1907 del CC el cual establece que:
“Cuando el dueño del negocio no ratifique la gestión, sólo responderá de los gastos que
originó ésta, hasta la concurrencia de las ventajas que obtuvo del negocio.”

Voluntad contraria del dueño. El artículo 1905 establece lo que sigue: “El gestor que se
encargue de un asunto contra la expresa voluntad del dueño, si éste se aprovecha del
beneficio de la gestión, tiene obligación de pagar a aquél el importe de los gastos hasta
donde alcancen los beneficios, a no ser que la gestión hubiere tenido por objeto librar al
dueño de un deber impuesto en interés público, en cuyo caso debe pagar todos los gastos
necesarios hechos.”

Casos especiales

Alimentos. Artículo 1908. -Cuando sin consentimiento del obligado a prestar alimentos, los
diese un extraño, éste tendrá derecho a reclamar de aquél su importe, a no constar que los
dio con ánimo de hacer un acto de beneficencia.

Gastos funerarios. Artículo 1909. -Los gastos funerarios proporcionados a la condición de


la persona y a los usos de la localidad, deberán ser satisfechos al que los haga, aunque el
difunto no hubiese dejado bienes, por aquellos que hubieren tenido la obligación de
alimentarlo en vida

Ratificación. Sus efectos: Artículo 1906. -La ratificación pura y simple del dueño del
negocio, produce todos los efectos de un mandato. La ratificación tiene efecto retroactivo al
día en que la gestión principió

Obligaciones para con los terceros

Gestión útil. Artículo 1903. -El dueño de un asunto que hubiere sido útilmente gestionado,
debe cumplir las obligaciones que el gestor haya contraído a nombre de él.

Naturaleza jurídica
Algunos sostienen que es un acto jurídico estricto sensu conforme a la teoría alemana de la
clasificación de hechos jurídicos. La gestión requiere la actuación voluntaria del gestor y la
Ley predetermina sus efectos sin que los involucrados puedan alterarlos. No hay gestión si
el gestor actúa pensando que atiende un asunto propio, el error es un vicio que afecta a los
actos jurídicos

Otro afirma que es un hecho jurídico estricto sensu. Reconocen que requiere la actuación
voluntaria del gestor, pero su voluntad se encamina a atender un asunto ajeno y no a
producir consecuencias de Derecho. Contra argumento contra que el error del gestor impida
que haya gestión, los hechos jurídicos stricto sensu pueden requerir una voluntad específica
para gozar de esencia sin que por ello se consideren actos jurídicos

Don Fausto Rico: segundo criterio. Si bien la gestión de negocios es un acontecimiento


voluntario, al no encaminarse a la producción de consecuencias jurídicas sino a atender un
asunto ajeno no puede catalogarse como acto jurídico.

Enneccerus, Kipp y Wolff: la exteriorización de esta voluntad de gestionar dado que no se


dirige a las consecuencias jurídicas de la gestión de negocios, no es una declaración de
voluntad, sino un acto semejante a los negocios jurídicos.

Gestión ilícita

Hay casos de gestión anormal cuyas consecuencias se explican como fruto de un hecho
ilícito y no de la gestión de negocios. no realiza una gestión de negocios

- el que obra en interés propio (art. 1900);


- el que realiza operaciones arriesgadas (art. 1900);
- el que incurre en culpa o negligencia (art. 1897), y
- el que actúa contra la voluntad del dueño (art. 1899).
LA NOCIÓN DE CUASI CONTRATO

Derecho romano. En las Institutas de Justiniano, comienza el título XXVII con estas
palabras: “después de la enumeración de los diversos géneros de contratos, tratamos de
aquellas obligaciones que no nacen propiamente hablando de un contrato, sino que, no
tomando su fuente en un delito, parecen nacer como de un contrato

El código francés. Art. 1371. Los cuasi contratos son hechos puramente voluntarios del
hombre, de donde resulta una obligación cualquiera hacia un tercero y algunas veces una
obligación reciproca de ambas partes. Posteriormente, este código solo enumera y
reglamenta en dicho capitulo la gestión de negocios y el pago de lo indebido

Controversias sobre la noción de cuasi contrato. Una discusión de las más vivas se ha
elevado en nuestra época a propósito de la noción de cuasi contrato. Demogue se inclina a
reconocer dicha noción, pero haciendo ciertas distinciones. Hérnard cree que debe
mantenerse la noción de cuasi contrato, cuando menos reconociendo este carácter a la
gestión de negocios. Se muestran adversos a dicha noción: Planiol, Colin et Capitant,
Josserand y Bonnecase

Cunha Gonçalves opina lo siguiente: la gestión de negocio es pues un instituto único,


caracterizado por lo ajeno del negocio administrado. Y cuando se dice que en un cuasi
contrato debe entenderse, tan solo, que el origen de la obligación es la ley unida con un
hecho o un acto del gestor que se asemeja a una actitud contractual y, en ciertos casos,
puede aún convertirse, retroactivamente, en contrato, por la ratificación del dueño

La cuestión en nuestro Derecho. En la exposición de motivos del código de 1870, se


designa a la gestión de negocios como cuasi contrato, y en este código y en el de 1884 la
gestión de negocios se reglamenta en un capítulo del título denominado “Del mandato o
procuración y de la prestación de servicios profesionales”

García Téllez con referencia al código vigente, dice que la gestión de negocios se aceptó
como una función de solidaridad social, no como un mandato tácito, pero esto no impide,
que la gestión de negocios pueda considerarse como cuasi contrato.

No encontramos en nuestros códigos, como en el cc francés, una categoría de fuentes de


obligaciones con el nombre de cuasi contrato

LOS HECHOS ILÍCITOS

Noción del hecho ilícito. Comenzaremos por recordar: a) que hecho ilícito es el contrario a
las leyes de orden público o a las buenas costumbres (art. 1830) b) que, en los hechos
jurídicos ilícito, el autor tiene voluntad de producir el hecho, pero independientemente de
su voluntad nace de ese hecho, a su cargo, la obligación de indemnizar los daños y
perjuicios que cause

Los códigos. De los hechos ilícitos que son delitos se ocupan los códigos penales; los
códigos civiles tratan de los hechos ilícitos en general

Sistema del código penal de 1871


Determinación de la antijuridicidad: alcance de la obligación las obligaciones de
“resultado” y las obligaciones de “medios”.

Todo hecho ilícito consiste en una conducta antijuridica, para decidir si el autor actuo
contra derecho es necesario analizar siempre el contenido y alcance del deber jurídico a su
cargo.

Para definir si el obligado incumplió su deber, se impone decidir antes cual es el contenido
del mismo, en que consiste y si aquel se obligo a obtener un resultado determinado o solo
quedo comprometido a poner diligentemente los medios tendentes a alcanzar un fin.

Las obligaciones de resultado serán quebrantadas siempre que no se logre el fin propuesto:
bastara demostrar que este no se alcanzo para probar la violación de la obligación y la
antijuricidad de la conducta.

Las obligaciones de medios resultan transgredidas cuando el obligado no pone en práctica


los procedimientos idóneos para lograr el fin propuesto o no opera con la diligencia
necesaria. La obligación solo consiste en obrar con prudencia y se viola cuando no se actúa
así.

Es más fácil demostrar el incumplimiento y la culpa del deudor en las obligaciones de


resultado o determinadas que las de medios.

Antijuricidad formal.

No solo es antijuridica la conducta que choca frontalmente con la norma de derecho,


sino también el proceder que desvirtúa el fin de la norma o que frustra su propósito
contrariando la ratio juris de su creación. La agresión contra la norma no solo se manifiesta
en directa contradicción de su enunciado, sino también en la conducta que riñe con los
valores tutelados por ella.
El quebramiento formal de la norma incidirá por lo general en la negociación de los valores
por ella protegidos y, por el contrario, la observancia de la disposición, la adecuación de la
conducta a esta implicará el respeto a los valores que ella protege.

Sin embargo, en ocasiones un aparente respeto al enunciado de la regla, una conducta


formalmente congruente, quebranta los valores que la misma pretendía salvaguardar y,
dándose una supuesta jurídicas del comportamiento, contradice los intereses vitales
protegidos por ella.

En la colisión entre dos intereses se impone el sacrificio del estimado de menor jerarquía
conforme al criterio de la sociedad recogido en la norma de derecho.

La exposición esquemática sobre la diferencia entre la antijuridicidad formal y el material,


explicada en un párrafo desde la perspectiva de Franz von Liszt:

El acto contrario a derecho es un ataque a los interese vitales de los particulares o de


la colectividad protegidos por las normas jurídicas: por tanto, una lesión o riesgo de un bien
jurídico. La protección de los intereses vitales es el primer deber de las normas jurídicas,
pero, por muy cuidadosa que sea la delimitación de los intereses vitales —que son elevados
a bienes jurídicos por la protección que el derecho les otorga — no pueden ser totalmente
impedidos los conflictos de los intereses y las colisiones de los bienes jurídicos.

El fin de la convivencia humana, exige que en un conflicto semejante sea sacrificado el


interés de menor jerarquía, cuando solo puede conservarse a este precio el interés superior.

De aquí resulta que la lesión o riesgo de un bien jurídico solo será materialmente contrario
al derecho cuando este en contradicción con los fines del orden jurídico que regula la vida
en común.
Segundo elemento del hecho ilícito civil

La causa o fuente de obligaciones requiere además otros dos elementos


complementarios: la culpa y el daño.

La culpa

La culpa es un matiz o color particular de la conducta, una calificaci6n del proceder


humano que se caracteriza porque su autor ha incurrido deliberada o fortuitamente en un
error de conducta, proveniente de su dolo, de su incuria o de su imprudencia.

Incurre en culpa quien proyecta voluntariamente su acci6n hacia un fin perjudicial y quien,
debiendo preverlo, no lo ha hecho o, columbrándolo, no toma las medidas racionales para
evitarlo.

El concepto de culpa siempre se ha asociado al de daño.

Culpa y dolo.

Cuando el error de conducta se comete de prop6sito, se incurre en dolo. Si no ha


sido intencional, sino consecuencia de una falta de cuidado o porque se ha procedido con
imprudencia, negligencia, incuria o torpeza, se dice que hay culpa en sentido estricto.
Ambas faltas quedan involucradas en el concepto general de culpa civil

En el derecho moderno se observa de nuevo un giro hacia el objetivismo, a responsabilizar


sin culpa, como ocurre ven la responsabilidad objetiva por riesgo creado que después
abordaremos, evolución tal, que indujo a declarar a Von lhering que "la historia de la idea
de culpa se resume en su abolición constante'

Evolución de la responsabilidad.

Cambios sucesivos en Ia base que sustenta la responsabilidad civil, la cual se produce en un


ciclo:
a) Que en un inicio parte de la idea de que el sujeto es responsable por el solo hecho de que
su conducta provoca el daño, por el hecho mismo de su pro·· ducci6n, aunque no obrara
culpablemente {responsabilidad objetiva).

b) Que posteriormente se inclina a postular que la responsabilidad no podrá surgir a menos


que el causante hubiera podido evitar el daño Y no lo haya hecho, esto es, que su conducta
estuviera teñida por una falta o error de proceder: la culpa (responsabilidad subjetiva).

c) Y para concluir, se afirma de nuevo que el causante del daño es responsable, aunque no
hubiere incurrido en culpa, sino por el hecho mismo de haberlo producido, si lo causo con
cosas o sustancias peligrosas de las cuales hizo uso.

Clasificación de la culpa.

En la culpa hay en diversos matices que cursan des de la falta más leve y venial hasta el
error más grave e imperdonable. Existen diversos grados de culpa: levísima, leve y grave.

 Se llamo culpa levísima a la falta de conducta ordinaria que solo evitan las personas
más diligentes y cuidadosas; es un error muy común y, sin embargo, evitable.
 La culpa leve es una falta de comportamiento que puede omitir quien procede con el
cuidado y la diligencia medias de una persona normal. Se dice que hay culpa leve in
abstracto cuando el punto de referencia o de comparación es la conducta ideal de un
buen padre de familia, y culpa leve inconcreto cuando el proceder erróneo del autor
se coteja con el que le es habitual en la vida.
 La culpa grave es un error de conducta imperdonable en el que incurren solo las
personas más torpes: es una falta grosera e inexcusable, asimilable con el dolo y al
acto intencional. Es culpa grave el comportamiento absurdo, insensato y temerario,
que cualquier persona -hasta la más lerda -debiera advertir como segura fuente de
resultados funestos.
aplicación actual de la doctrina de la culpa

La noción de culpa grave tiene aplicaci6n también en materia de excluyentes de


responsabilidad, pues cuando el daño se produce por culpa inexcusable de Ia víctima, el
autor de este queda exento de indemnizar porque no es un asegurador de la conducta ajena.

La culpa en el derecho mexicano.

El legislador mexicano se limita a mencionar la culpa como presupuesto de la


responsabilidad civil, sin precisar su grado

La doctrina jurídica sugiere con bastante uniformidad que Ia responsabilidad


extracontractual sobreviene por cualquier mínima negligencia, por culpa levísima o
aquiliana (in lege aquilia et levissima culpa venit), y que en la contractual el deudor presta
solo la culpa leve.

Sin embargo, apunta que el sentido de la doctrina moderna tiende a la equiparaci6:t


absoluta de una y otra clases de responsabilidad, exigiendo en ambas Ia cuJpa leve. La
cuestión debe plantearse en términos de responsabilizar por cualquier culpa cuando Ia
victima sea inocente en lo absoluto, mas no cuando alguna falta suya haya opera do como
concausa del daño.

Presunción de culpabilidad.

En las obligaciones de resultado basta que el deudor no alcance el fin previsto para que se
presuma su culpabilidad. Art. 2027

En relaci6n con las obligaciones de no hacer, el art. 2028 aclara: “El que estuviere obligado
a no hacer alguna cosa, quedara sujeto al pago de daños y perjuicios en caso de
contravend6n ... “y el art. 2018, respecto de las obligaciones de dar, sostiene: "La pérdida
de la cosa en poder del deudor se presume por culpa suya, mientras no se pruebe Lo
contrario:'
Responsabilidad objetiva.

Consiste en afirmar que todo aquel que use un aparato peligroso que aumente los riesgos de
infligir un daño a los demás debe responder por la reparaci6n de los que produzca con
dicho objeto, por su solo aprovechamiento, aunque no incurra en culpa o falta de conducta
ni infrinja disposici6n normativa.

Responsabilidad objetiva por riesgo creado.

Se trata de una responsabilidad objetiva que se apoya en el hecho de la posible


siniestralidad y el riesgo que crea: si el patrón o dueño de Ia fabrica introducía una nueva
situaci6n de riesgo de que se produjeran daños al utilizar maquinaria nueva, peligrosa por la
complejidad de su funcionamiento o por los elementos materiales que utilizaba, debía
responder de los daños que causare con ella, aun sin haber incurrido en. culpa alguna y solo
por causar daños emergentes de esa situación peligrosa.

Esta teoría fue acogida por Ia ley mexicana, a inspiraci6n de los c6digos civiles suizo y
ruso, en el art. 1913 del cc, donde se impone responsabilidad civi a quien cause danos por
el uso de objetos, sustancias o aparatos peligrosos por su velocidad, por su naturaleza
explosiva o inflamable, por Ia energía de la corriente eléctrica que conduzcan o por otras
causas análogas, aun cuando obre lícitamente, es decir sin violar norma jurídica alguna y
sin incurrir en cualquier falta de conducta atribuible al autor.

En resumen, existen dos clases de responsabilidad civil. diferentes por el concepto en que
se finca la necesidad de resarcir los daños:

a) La responsabilidad subjetiva, es cando estos han sido causados por la conducta culpable,
antijurídica y dañosa, que tiene por fuente el hecho ilícito y por soporte esa noción
subjetiva de la culpa.

b) La responsabilidad objetiva, cuando los daños provienen de una conducta licita, jurídica,
inculpable, consistente en aprovechar un objeto peligroso que crea riesgos de daños,
responsabilidad fincada de dicho riesgo y que por consiguiente se llama responsabilidad
objetiva, por tener su apoyo en un elemento externo como es el riesgo creado.
De ello se sigue que, en el derecho positivo mexicano, la responsabilidad civil (Ia
obligación de indemnizar) tiene esas dos causas o fuentes: el hecho ilícito y el riesgo
creado.

Concurrencia de fuentes.

En ocasiones se presentan ambas causas generadoras de obligaciones a prop6sito de un


mismo suceso.

RESPONSABILIDAD OBJETIVA Y CONTRACTUAL CONCURRENTES.

La responsabilidad extracontractual, sea por acto ilícito o por el uso de instrumentos


peligrosos, es independiente de que haya o no contrato. Una empresa de transporte es
responsable del daño que cause con los vehículos con que presta el servicio, tanto respecto
de los pasajeros como de los simples transeúntes. Sería contrario a la equidad que dicha
responsabilidad estuviera sujeta a normas distintas, sólo por el hecho de que en un caso
haya contrato y en otro no. En la responsabilidad contractual se atiende a la culpa y al
incumplimiento del contrato por parte del transportador, mientras que, en la responsabilidad
objetiva, basta el uso de instrumentos peligrosos, para que deba repararse el daño causado y
el obligado sólo puede librarse del pago de la indemnización, si demuestra que el daño se
produjo por negligencia inexcusable de la víctima. Hay casos en que concurren dos tipos de
responsabilidades, la derivada del simple incumplimiento del contrato y la proveniente del
uso de instrumentos peligrosos; entonces pueden ejercitarse a la vez dos acciones. Pero si
se demanda a una empresa de transporte por el daño causado a uno de sus pasajeros, en un
accidente, no puede considerarse que existan dos acciones y que puede el interesado optar
entre cualquiera de ellas puesto que la base de la obligación del porteador no es el contrato,
si no la ley, y por eso sólo existe la acción extracontractual.
Tercer y último elemento del hecho ilícito civil: el daño.

No basta una conducta antijurídica y culpable para generar obligaciones: se necesita


además un daño. Mientras la acción contraria a derecho y err6uea no produzca una pérdida
para otra persona, no surgirán las obligaciones. El daño establece el vínculo de derecho
entre el autor del hecho ilícito y la víctima de este: sin él no hay víctima de ilícito civil; el
daño crea al acreedor.

Daño es la pérdida o menoscabo que sufre una persona en su patrimonio, integridad física,
sentimientos o afecciones, por la comisión de un hecho ilícito o por un riesgo creado.

El daño, perdida o menoscabo de bienes que posee La víctima se distingue del perjuicio,
que es la privaci6n de bienes que habría de tener y que deja de percibir por efecto del acto
dañoso.

El daño moral es la lesión que una persona sufre en sus sentimientos. afecciones, creencias,
honor o reputación, o el menoscabo en su autoestima, como consecuencia de un hecho de
tercero, antijurídico y culpable, o por un riesgo creado.

Requisitos para la indemnización del daño en general.

Solo el daño que es consecuencia inmediata y directa del hecho perjudicial, y


además cierto, es resarcible. Solo las consecuencias inmediatas y directas del hecho dañoso
son los daños reparables.

La relación de causalidad en el hecho ilícito o en el riesgo.

El derecho protege a la víctima cuando el daño ha sido consecuencia de una


conducta ajena antijuridica y culpable (ilícita) o del aprovechamiento de un objeto
peligroso (riesgo).
Por contraste, si en el hecho concurre la culpa de la víctima con la falta del o los causantes,
estos quedaran exonerados de responsabilidad si aquella culpa es grave o imperdonable:
arts. 1910 y 1913; no obstante, si el error del victimario fuere igualmente inexcusable o si
existiera culpa leve de ambos, se impondría la aplicación de una responsabilidad parcial al
agente

LOS DELITOS Y LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Datos de la exposición de motivos. En esta exposición se leen los conceptos generales que a
continuación transcribimos; “el que causa a otro daños y perjuicios o le usurpa alguna cosa,
está obligado a reparar aquellos y a restituir ésta, que es en lo que consiste la
responsabilidad civil

Pero ¿deberá tratarse esta materia en el Código Civil o en el penal esta fue la primera
cuestión que había que resolver y que se resolvió adoptando el segundo extremo

Delito intencional y delito de culpa. Según nuestro antiguo código penal, delito es la
infracción voluntaria de una ley penal haciendo lo que ella prohíbe o dejando de hacer lo
que manda

Llama delito intencional al que se comete con conocimiento de que el hecho o la omisión
en que consiste son punibles. Hay delito de culpa cuando se ejecuta un hecho o se incurre
en una omisión; que, aunque lícitos en sí, no lo son por las consecuencias que producen, si
el culpable no las evita por imprevisión, por negligencia, por falta de reflexión o de cuidado

La culpa o falta. Causar un daño o perjuicio sin derecho es obrar con culpa o falta. Chiron
comenta: “todo hecho que produce la violación de un deber, ya tenga su razón de ser en la
voluntad, ya en la ley, es un hecho ilícito y el agente debe responder por vía relación
especial cuando al elemento objetivo, que es el acto injustamente cometido va único el
subjetivo, eso es, el estado particular de su ánimo con relación a una determinada injuria. El
acto entonces es, no solamente injusto, sino culposo. El concurso del elemento subjetivo da
carácter de culposa. La ilicitud no está solo en obrar, en el hacer, sino también en el no
hacer
Responsabilidad civil delictuosa. El delito produce la responsabilidad civil, que consiste en
la obligación que el responsable tiene de hacer la restitución, la reparación, la
indemnización y el pago de gastos judiciales

La restitución consiste en la devolución así de la cosa usurpada, como de sus frutos


existentes en los casos en que el usurpador deba restituir estos, con arreglo al derecho civil

La reparación comprende el pago de todos lo daños causados al ofendido, a su familia o a


un tercero, con violación de un derecho formal, existente y no simplemente posible, si
aquellos son actuales y provienen directa o indirectamente del hecho u omisión de que se
trate, o hay certidumbre de que ésta o aquellos han de causar necesariamente, como una
consecuencia próxima e inevitable

La indemnización importa el pago de los perjuicios, esto es, de lo que el ofendido deja de
lucrar como consecuencia inmediata y directa de un hecho u omisión con que se ataca un
derecho formal, existente y no simplemente posible y del valor de los frutos de la cosa
usurpada, ya consumidos, en los casos en que deban satisfacerse con arreglo al derecho
civil

En el pago de gastos judiciales solo se comprenden los absolutamente necesarios que el


ofendido haga para averiguar el hecho o la omisión que da margen al juicio criminal y para
hacer valer sus derechos en este juicio o en el civil

La responsabilidad civil no podrá declararse sino a instancias de parte legitima

Falta de daño o perjuicio. El derecho, en materia de responsabilidad civil, no se ocupa del


delito sino para asegurar la reparación del daño o perjuicio que haya causado, trata de hacer
recaer sobre el patrimonio del autor del hecho delictuoso la perdida causada en el
patrimonio de la víctima. Ej. No se sancionan tentativas

Elementos de la responsabilidad delictuosa. A nadie se le puede declarar civilmente


responsable de un hecho u omisión contrarios a una ley penal, si no se prueba que: usurpó
una cosa ajena, que sin derecho causó por sí mismo o por medio de otro, daños o perjuicios
al demandante o que, pudiendo impedirlo el responsable, se causaron por persona que
estaba bajo su autoridad
Elementos de la responsabilidad civil delictuosa:

a. Acción u omisión sin derecho


b. Usurpación de una cosa ajena o existencia de daño o perjuicio
c. Relación de causalidad entre el hecho delictuoso y el daño o perjuicio
d. Hecho u omisión personal del responsable o de otra persona que estaba bajo su
autoridad cuando aquel pudo impedir el daño o perjuicio

Responsabilidad civil y criminal. Siempre que se verifique alguna de las condiciones del
articulo 326 incurrirá el demandado en responsabilidad civil, sea que se absuelva de toda
responsabilidad criminal o que se le condene. Así, por ejemplo, ni la amnistía ni el indulto
extinguen la responsabilidad civil

Nótese que para que haya responsabilidad civil se requiere la existencia de un delito

Hecho licito. Circunstancias que excluyen de responsabilidad criminal o infracción de las


leyes penales: causar un daño por mero accidente, sin intención ni imprudencia alguna,
ejecutando un hecho licito con todas las precauciones debidas. Obrar en cumplimiento de
un deber legal o en el ejercicio legítimo de un derecho. Infringir una ley penal dejando de
hacer lo que ella manda, por un impedimento legitimo e insuperable. En todos estos casos
no hay hecho ilícito y, por tanto, no hay responsabilidad civil.

Consecuencias de la comisión de un hecho ilícito

La comisión de un hecho ilícito puede dar lugar a responsabilidad civil. La responsabilidad


civil no equivale a reparar daños y/o perjuicios, sino que comprende cualquier
consecuencia adversa al trasgresor, como la perdida y suspensión de derechos o la falta de
legitimación para celebrar actos jurídicos

Artículo 1915. -La reparación del daño debe consistir a elección del ofendido, en el
restablecimiento de la situación anterior, cuando ello sea posible, o en el pago de daños y
perjuicios

Cuando el daño se cause a las personas y produzca la muerte, incapacidad total permanente,
parcial permanente, total temporal o parcial temporal, el grado de la reparación se
determinará atendiendo a lo dispuesto por la Ley Federal del Trabajo. Para calcular la
indemnización que corresponda se tomará como base el cuádruplo del salario mínimo
diario más alto que esté en vigor en el Distrito Federal y se extenderá al número de días
que, para cada una de las incapacidades mencionadas, señala la Ley Federal del Trabajo. En
caso de muerte la indemnización corresponderá a los herederos de la víctima. Los créditos
por indemnización cuando la víctima fuere un asalariado son intransferibles y se cubrirán
preferentemente en una sola exhibición, salvo convenio entre las partes.

Las anteriores disposiciones se observarán en el caso del artículo 2647 de este Código

Lo que la ley denomina “restablecimiento de la situación anterior” es una restitución en


especie, mientras que el resarcimiento de daños y perjuicios es una restitución en dinero. En
ambos casos la finalidad es que el patrimonio del afectado recupere la condición económica
que guardaba o guardaría de no haberse cometido el ilícito

Artículo 1934. -La acción para exigir la reparación de los daños causados en los términos
del presente capítulo, prescribe en dos años contados a partir del día en que se haya causado
el daño.

La SCJN adoptó una solución distinta. En junio de 2011 resolvió que el plazo de
prescripción empieza a correr a partir de que la víctima del hecho ilícito tuvo conocimiento
de él.

DAÑOS CAUSADOS EN TÉRMINOS DEL CAPÍTULO V DEL TÍTULO PRIMERO DE


LOS CÓDIGOS CIVILES FEDERAL Y PARA EL DISTRITO FEDERAL. INICIO DEL
CÓMPUTO DEL PLAZO PARA QUE OPERE LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN
RELATIVA A SU REPARACIÓN, CONFORME AL ARTÍCULO 1934 DE DICHOS
ORDENAMIENTOS.

Conforme al citado precepto, la acción para exigir la reparación de los daños causados en
términos del capítulo V, del Título Primero del Código Civil Federal y del Código Civil
para el Distrito Federal, prescribe en dos años contados a partir del día en que se haya
causado el daño, sin condicionarlo a ninguna otra situación, sin embargo, se considera que
resulta necesario atender al momento en que el afectado tiene conocimiento del daño que se
le causa, toda vez que considerando que es la omisión del acreedor de exigir el
cumplimiento de la obligación que tiene el deudor, durante el término establecido en la ley,
lo que actualiza la prescripción, resulta que es presupuesto indispensable de la misma, que
el acreedor tenga conocimiento del derecho del que deriva tal obligación, a efecto de que
pueda estar en condiciones de exigirlo. Por tanto, si bien conforme al referido artículo
1934, el plazo de la prescripción de la acción para exigir la reparación de los daños
causados en términos del señalado capítulo V, empieza a correr a partir de que se causa el
daño, lo cierto es que tal regla aplicará siempre y cuando el afectado tenga conocimiento
del mismo, pues de lo contrario, dicho plazo iniciará hasta en tanto el afectado conozca el
daño y en consecuencia, esté en posibilidad de exigir la obligación que deriva del mismo;
debiendo señalarse que si el actor asevera haber tenido conocimiento en una fecha
determinada y el demandado niega esa aseveración manifestando que tuvo conocimiento
desde antes, entonces, la carga probatoria de esa afirmación le corresponde al demandado.

Contradicción de tesis 319/2010. Entre las sustentadas por el Tercer Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito y el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Tercer Circuito. 22 de junio de 2011. Cinco votos. Ponente: Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Secretaria: Ana Carolina Cienfuegos Posada.

Tesis de jurisprudencia 113/2011. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en
sesión de fecha cinco de octubre de dos mil once.

Distinción entre el hecho ilícito civil y el hecho ilícito penal

Las conductas antijuridicas son reguladas por normas con distintos ámbitos materiales de
validez.

El derecho civil, en su carácter de derecho común, se distingue de los demás por lo


siguiente: cualquier conducta contraria a las leyes de orden publico y a las buenas
costumbres, independientemente del ámbito material de validez de la norma que la regule,
puede dar lugar a responsabilidad civil

ILICITO PENAL E ILICITO CIVIL.

Todo ilícito penal lleva inhabito un ilícito civil, y la diferencia que separa a estos dos tipos
de ilícitos no es sustancial, sino genérica, o, en otros términos, no puede decirse que haya
un ilícito penal ahí donde el hecho está declarado como ilícito civil.

Amparo en revisión 5350/48. Por acuerdo de la Primera Sala, de fecha 8 de junio de 1953,
no se menciona el nombre del promovente. 16 de marzo de 1949. Mayoría de tres votos. La
publicación no menciona el nombre del ponente.

En ocasiones una misma conducta puede actualizar hipótesis normativas de distintas ramas
del derecho. Es importante tener presente que su valoración y consecuencias son
independientes entre sí. El concepto de la responsabilidad civil difiere de la penal y de la
administrativa.

B. El hecho ilícito penal y el hecho ilícito civil

Todo delito es un ilícito civil, mas no todo ilícito civil es un delito. El delito se aparta del
ilícito civil por razones teóricas y dogmáticas.

Desde el punto de vista teórico las conductas que constituyen delitos son las que ocasionan
más daño a la sociedad.

Art. 17 CPEUM. Nadie puede ser aprisionado por deudas de carácter puramente civil.

Desde el punto de vista dogmático las conductas que constituyen delitos son las que se
encuentran tipificadas por el derecho penal y a las que se atribuyen consecuencias penales.
El delito debe satisfacer requisitos de tipicidad y culpabilidad que no necesariamente debe
satisfacer el ilícito civil
FRAUDE O DOLO CIVIL Y FRAUDE O DOLO PENAL. DISTINCIÓN ENTRE.

Hay que distinguir el fraude o el dolo civiles, que otorgan simplemente a la persona
lesionada una acción de reparación del perjuicio del fraude penal o dolo penal, que hace
incurrir, además, al que lo emplea, en una pena pública. Aun cuando se ha sostenido que la
ley penal hace delito de todo atentado a la propiedad cometido por sustracción, engaño o
deslealtad, y abandona al derecho civil la materia de las convenciones cabe observar que el
legislador también ha considerado el interés de proteger a la sociedad de quienes atacan el
patrimonio de las personas, aprovechando la buena fe de éstas, su ignorancia o el error en
que se encuentran, y otorga la tutela penal estableciendo tipos de delito que protejan a la
sociedad y repriman esas agresiones, aunque se utilicen sistemas contractuales como
medios para enriquecerse ilegítimamente u obtener un lucro indebido. Por ello se ha
expresado que si bien es verdad que la voluntad de las partes es soberana para regir las
situaciones que han creado por virtud del contrato, la responsabilidad que de él deriva está
limitada con relación a las exigencias del orden público, tal como la tutela penal a cargo del
Estado. Así, cabe distinguir: la represión penal se funda en el carácter perjudicial del acto
desde el punto de vista social. Su objeto es que se imponga una pena. La responsabilidad
civil se funda en el daño causado a los particulares, y su objeto es la reparación de este
daño en provecho de la persona lesionada, pudiendo un hecho engendrar tanto
responsabilidad civil como penal.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

Amparo en revisión 295/94. Raymundo Varela Porquillo. 7 de septiembre de 1994.


Unanimidad de votos. Ponente: Clementina Ramírez Moguel Goyzueta. Secretario:
Gonzalo Carrera Molina.

Amparo directo 570/93. José Juan García de Gaona. 29 de septiembre de 1994. Unanimidad
de votos. Ponente: Clementina Ramírez Moguel Goyzueta. Secretario: Gonzalo Carrera
Molina.
Amparo en revisión 446/96. Rogelia Sanluis Carcaño. 19 de septiembre de 1996.
Unanimidad de votos. Ponente: Clementina Ramírez Moguel Goyzueta. Secretario:
Gonzalo Carrera Molina.

Amparo en revisión 13/97. Ricardo Serrano Lizaola. 6 de febrero de 1997. Unanimidad de


votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: José Mario Machorro Castillo.

Amparo directo 339/98. Ricardo Sergio de la Llave del Ángel. 20 de agosto de 1998.
Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Loranca Muñoz. Secretario: Gonzalo Carrera
Molina.

Confluencia de la responsabilidad civil con la responsabilidad penal

Una persona podrá haber incurrido en responsabilidad penal y en responsabilidad civil.

Una de las penas reguladas por el código penal de la CDMX tiene relación con la
responsabilidad civil:

ARTÍCULO 30 (Catálogo de penas). Las penas que se pueden imponer por los delitos son:

Sanciones pecuniarias

ARTÍCULO 37 (Multa, reparación del daño y sanción económica). La sanción pecuniaria


comprende la multa, la reparación del daño y la sanción económica.

ARTÍCULO 42 (Alcance de la reparación del daño). La reparación del daño comprende,


según la naturaleza del delito de que se trate:

I. El restablecimiento de las cosas en el estado en que se encontraban antes de cometerse el


delito;

II. La restitución de la cosa obtenida por el delito, incluyendo sus frutos y accesorios y, si
no fuese posible, el pago de su valor actualizado. Si se trata de bienes fungibles, el juez
podrá condenar a la entrega de un objeto igual al que fuese materia de delito sin necesidad
de recurrir a informe o prueba pericial;
III. La reparación del daño moral sufrido por la víctima o las personas con derecho a la
reparación, incluyendo el pago de los tratamientos curativos que, como consecuencia del
delito, sean necesarios para la recuperación de la salud psíquica y física de la víctima;

IV. El resarcimiento de los perjuicios ocasionados; y

V. El pago de salarios o percepciones correspondientes, cuando por lesiones se cause


incapacidad para trabajar en oficio, arte o profesión.

Conforme a los artículos transcritos la reparación del daño es una de las penas que puede
imponerse al autor del delito y su contenido es el mismo que el de la indemnización civil.
Consecuentemente, cabe preguntar si ambas sanciones son en realidad una y cuál es la vía
por la cual debe exigirse su cumplimiento

Desde el punto de vista económico, la reparación del daño es la misma consecuencia que la
indemnización civil. Desde el punto de vista normativo son sanciones distintas, ya que
emanan de normas con ámbitos materiales de validez diferentes. Sin embargo, la
satisfacción de una implica la de la otra, por lo que la víctima no podrá demandar dos veces
su cumplimiento

Tratándose de delitos de fuero común la victima puede exigir libremente entre que la
reparación del daño sea exigida por el Ministerio Público en el proceso penal o demandarla
directamente ante los tribunales civiles

Código penal de la CDMX: ARTÍCULO 49 (Exigibilidad de la reparación del daño). La


reparación del daño se hará efectiva en la misma forma que la multa. Para ello, el Tribunal
remitirá a la autoridad ejecutora copia certificada de la sentencia correspondiente y ésta
notificará al acreedor. En todo caso, el afectado podrá optar en cualquier momento por el
ejercicio de la acción civil correspondiente.

Tratándose de delitos federales el resarcimiento de los daños y/o perjuicios debe ser exigido
a su autor por el Ministerio Público dentro del proceso penal respectivo y, en su caso,
deberá imponerse como pena pública
REPARACIÓN DEL DAÑO. ES IMPROCEDENTE PARA RECLAMARLA EL
INCIDENTE DE RESPONSABILIDAD CIVIL SOLICITADO POR LA VÍCTIMA O EL
OFENDIDO DE UN DELITO, DADO QUE AQUÉLLA DEBE PROMOVERSE EN LA
SUSTANCIACIÓN DEL PROCEDIMIENTO PENAL, PEDIRSE POR EL MINISTERIO
PÚBLICO Y RESOLVERSE POR EL JUEZ DEL PROCESO, SALVO LAS
EXCEPCIONES QUE LA LEY PREVÉ (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA).

De un análisis histórico-legislativo y sistemático de los artículos 20, apartado B, fracción


IV, de la Constitución General de la República; 37, 50 bis, 51 y 51 bis del Código de
Defensa Social; 393 del Código de Procedimientos en Materia de Defensa Social, así como
de los numerales 853 al 874 del Código de Procedimientos Civiles, todos para el Estado de
Puebla, se aprecia que por la comisión de un delito se causan daños a la víctima u ofendido
por éste; que dichos daños pueden ser reclamados ante el Juez en el procedimiento penal de
dos formas diversas, de acuerdo al sujeto a quien se le reclama dicha reparación: a) al
inculpado, durante la sustanciación del procedimiento, por ser reconocida (la reparación del
daño) como pena pública, al ser parte de la sanción pecuniaria de la que debe resolver el
Juez del proceso al momento de dictar sentencia, y b) a persona diversa del inculpado en
vía incidental, de conformidad con el artículo 50 bis de la ley sustantiva de la materia, y
con el procedimiento señalado en el citado artículo 393 del Código de Procedimientos en
Materia de Defensa Social, en consecuencia, el incidente de responsabilidad civil
proveniente de delito, solicitado por la víctima u ofendido para reclamar la reparación del
daño al inculpado es improcedente, dado que ésta debe reclamarse en la sustanciación del
procedimiento penal, pedirse por el Ministerio Público, y resolverse por el Juez del proceso
al momento de pronunciarse respecto de la pena pecuniaria, específicamente en la
reparación del daño; asimismo, porque de manera excepcional dicha reparación, puede
reclamarse al responsable del delito ante un Juez Civil en la vía sumaria, mediante juicio de
responsabilidad civil proveniente de un hecho ilícito, en los siguientes casos: a) cuando el
Ministerio Público no haya ejercitado acción penal; b) cuando habiéndose ejercitado acción
penal el Ministerio Público se desista de ella, o no se hubiera logrado la aprehensión del
acusado; c) cuando el proceso se suspenda por fuga del procesado o incapacidad de éste; o
d) si la acción penal se extingue por una causa que no afecte o extinga la responsabilidad
civil.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEXTO CIRCUITO.

Amparo en revisión 23/2005. 10 de febrero de 2005. Unanimidad de votos. Ponente: José


Manuel Vélez Barajas. Secretaria: Marcela Aguilar Loranca

LAS PERSONAS RESPONSABLES

Hecho personal. Desde luego el que ejecuta un hecho delictuoso es responsable civilmente.
Los que se hallen privados de la razón y los menores que obren sin discernimiento, solo
serán responsables cuando a las personas que los tienen a su cargo no les resulte
responsabilidad civil o no tengan bienes con que cubrirla. Pero si no se hallaren en tutela ni
bajo la patria potestad, ellos serán los únicos responsables. Este precepto concuerda con el
art. 829 del CC alemán

Hecho de otro. Hay veces en que una persona ejecuta un acto ilícito y la responsabilidad
civil, aunque no criminal, nace a cargo de otra persona. Ejemplos: la responsabilidad de los
padres por sus hijos que se hallaren bajo patria potestad

Hecho de las cosas. Del daño y los perjuicios que cause un animal o una cosa, es
responsable la persona que se esté sirviendo de aquel o de ésta al causarse el daño; a menos
que acredite no haber tenido culpa alguna

Importancia del antiguo código penal: estudiando este código se adquiere el conocimiento
de la doctrina clásica en materia de responsabilidad civil, que es antecedente de los
preceptos de nuestros otros códigos

Las reglas del código civil de 1884

Las dos especies de culpa. Art. 1458. Son causas de responsabilidad civil: I. la falta de
cumplimiento de un contrato. II. Los actos u omisiones que están sujetos expresamente a
ella por la ley. La falta a que se refiere el inciso I es lo que se llama culpa contractual, y los
actos u omisiones a que alude el inciso II constituyen la responsabilidad o culpa
extracontractual

Los daños y los perjuicios. Se entiende por daño lo que los antiguos llamaban “daño
emergente”, es decir, la perdida que una persona sufre en su patrimonio. Se reputa
perjuicio, lo que antiguamente se llamaba “lucro cesante” es decir, la privación de una
ganancia licita

El principio. Es causa de responsabilidad civil cualquier acto licito en si mismo, pero en


cuya ejecución haya habido culpa o negligencia y del cual resulte un daño (1478)

La ruina de un edificio. El artículo 1476 establece que: el dueño de un edificio es


responsable del daño que cause la ruina de éste, si depende de descuido en la reparación o
de defectos de construcción. Este precepto concuerda con el art. 1386 del cc francés.

H. y L. Mazeaud comenta: el propietario, aunque haya dado en arrendamiento su edificio;


el arrendatario no puede ser afectado sino indirectamente por una demanda del propietario.
Cuando un usufructo recae sobre un edificio, el nudo propietario, no el usufructuario, es
responsable del daño causado por la ruina

El art. 1477 del código de 1884 establece que: si la ruina de un edificio depende de defectos
de construcción y de estos se deben al arquitecto, el dueño del edificio es sin embargo el
responsable para con la persona a quien se hubiere causado daño

Los establecimientos industriales. También habrá lugar a la responsabilidad civil por los
daños que causen los establecimientos industriales, ya debido al peso y movimiento de las
maquinas, ya debido a las exhalaciones deletéreas; o por la aglomeración de materias o
animales nocivos a la salud, o por cualquiera otra causa que realmente perjudique a los
vecinos.
El hecho ilícito y la obligación de su autor

Antecedentes extranjeros: Código Napoleón, artículo 1382: “Todo hecho cualquiera del
hombre que causa a otro un daño obliga a repararlo aquel por cuya falta acontecido.”

Código Civil alemán, artículo 823: “el que, por un hecho contrario al derecho, ataca con
intención o negligencia la vida, el cuerpo, la salud, la libertad, la propiedad o cualquier otro
derecho de otra persona, está obligado para conecta a la reparación del daño que de aquel
hecho ha resultado.”

Código suizo de las obligaciones artículo 41: “el que causa de una manera ilícita un daño a
otro, sea intencionalmente, Sea por negligencia o imprudencia, está obligado a repararlo. El
que cause intencionalmente un daño a otro por hechos contrario a la costumbre, está
igualmente obligado a repararlo.”

Código Civil ruso artículo 403: “el que ha causado un daño a la persona o el bien de otro,
está obligado a repararlo. Queda librado de esta obligación si prueba que no podía prevenir
este daño o que tenía el poder legal de causarlo, o que se produjo como resultado de la
premeditación de la negligencia burda de la víctima misma.”

El principio de nuestro código. El precepto fundamental de nuestro código vigente es el


primer artículo del capítulo de las obligaciones que nacen de los actos ilícitos, concebido en
estos términos: “artículo 910. El que esté obrando ilícitamente contra las buenas
costumbres cause daño otro, está obligado a repararlo o menos que demuestra que el daño
se produjo como consecuencia de culpa o negligencia inexcusable de la víctima.” Cómo se
ve, este precepto concuerda sustancialmente con los citados en el párrafo anterior, estando
tomado, en su 1ª parte, el código suizo, y en su 2ª, del código ruso.

interpretación del principio. Según el autor suizo, Rossell, “Debe naturalmente existir entre
el acto ilícito y el daño cuya reparación se demanda cierta relación de causalidad. En
resumen, el acto generador de la responsabilidad se descomponen los elementos siguientes:
1º un acto; 2ª imputable al demandado; 3º dañoso para que el demandante, ya sea que
experimente una pérdida o que sea privado de una ganancia; 4º ilícito, es decir, causado sin
derecho, intencionalmente o por imprudencia o negligencia. ¿A quién pertenece la acción
de indemnización? generalmente a la persona directamente lesionada por el acto ilícito.
Según los conceptos de Colín et Capitat: “1º cualquiera que se queja de haber sido
lesionado por el hecho de otro debe necesariamente probar, para tener derecho a la
reparación, qué ese hecho ha constituido una falta por parte de su autor. 2º el autor del acto
perjudicial debe quedar libre de responsabilidad por ese perjuicio, sí demuestra que ese
daño no es imputable a una falta de él. Así en los diversos casos siguientes: a) cuando el
autor del hecho perjudicial e usado de un derecho a realizar el hecho en cuestión; b) cuando
la verdadera causa del hecho perjudicial es un caso fortuito o de fuerza mayor; c) cuando la
causa del perjuicio se encuentra en el hecho de la víctima mismo punto si el hecho es
debido a la vez a la falta de la gente y a la de la víctima, hay falta común. La
responsabilidad del agente subsiste, pero limitada, reducir en la medida en que el hecho es
imputable a la víctima misma.”

Según H. y L. Mazeud: “En materia de accidentes del trabajo, la ley distingue entre 3
categorías de faltas: si la víctima intencionalmente provocado el accidente, no puedo
obtener reparación; Si la culpa inexcusable, la pensión puede ser disminuida si la culpa no
es intencional ni excusable carece de efectos sobre derecho a indemnización. Si el hecho de
la víctima es la única causa del daño el demandado debe siempre ser exonerado, en
realidad, no se prevale del hecho de la víctima, sino de la ausencia del vínculo de
causalidad entre su hecho propio y el perjuicio. Cuando el hecho de la víctima concurre con
la culpa del demandado a la realización del daño, ¿este hecho debe ser culpable para tener
una incidencia sobre la responsabilidad? la afirmativa está admitida sin discusión: el
demandado no puede prevalecer sea sino de las culpas de la víctima para pedir una
exoneración total o parcial.”

El responsable incapaz:

Artículo 1911.- El incapaz que cause daño debe repararlo, salvo que la responsabilidad
recaiga en las personas de él encargadas, conforme lo dispuesto en los artículos 1919, 1920,
1921 y 1922.

García Téllez funda este artículo diciendo: “La Comisión estableció que el que causó un
daño, aun cuando se trate de incapaces o de irresponsables, debe repararlo, pues no es justo
que el que sufra las consecuencias del acto de otro solamente porque está lograr no incurrió
en la responsabilidad por falta de discernimiento.”
Las personas Morales:

Artículo 1918.- Las personas morales son responsables de los daños y perjuicios que causen
sus representantes legales en el ejercicio de sus funciones.

Según Rossel y Mentha: “Los órganos de una persona moral son menos sus representantes
que esta persona moral mismo-encarnada en ellos, por así decirlo, la voluntad de una
persona moral se expresa por sus órganos, establece una responsabilidad primaria y no
solamente subsidiaria; estos obligan a la persona moral por sus actos jurídicos y por todos
los otros hechos que ejecutan en esta calidad. Los otros hechos son aquellos de naturaleza
contractual o delictuosa, con la reserva de que proceden de un órgano que ha obrado en esta
calidad. Nuestra ley consagra el principio de la responsabilidad civil de las personas
Morales por sus actos ilícitos. Contratos actos unilaterales, faltas contractuales, delitos y
cuasidelitos, todo entra en la esfera de los actos por los cuales los órganos pueden obligar a
la persona moral cuando han ejecutado esos actos en el ejercicio de sus funciones.”

Ennecercerus: “I. La responsabilidad de la persona jurídica por los órganos de voluntad. La


voluntad de estos órganos vale como voluntad de la persona jurídica misma que en
consecuencia responde de su acto propio. Esta disposición no sólo rige para las
asociaciones sino como principio general derivado de la esencia de la persona jurídica. 1. la
responsabilidad se refiere únicamente a los actos de los representantes nombrados
conforme a la constitución, o sea la dirección, un miembro de la dirección incluyendo los
miembros sustitutos o un representante especial nombrado conforme a la constitución; pero
no, por consiguiente, a los actos de otros encargados mandatarios, cuyas facultades se basen
en acuerdos de la dirección de la asamblea de asociados y no en la constitución.”

El Estado.

Artículo 1927 del Código Federal. Derogado

Artículo 1927. El Estado tiene obligación de responder del pago de los daños causado por
sus empleados y servidores públicos con motivo del ejercicio de las atribuciones que les
estén encomendadas. Esta responsabilidad será objetiva y directa por la actividad
administrativa irregular conforme a la Ley de la materia y en los demás casos en términos
del presente Código.
La reparación del daño.

“Artículo 1915. La reparación del daño debe consistir a elección del ofendido en el
restablecimiento de la situación anterior, cuando ello sea posible, o en el pago de daños y
perjuicios.”

este artículo está inspirada en la doctrina de Rossel: “las indemnizaciones de daños y


perjuicios no consistirá necesariamente en dinero; Podrán afectar las formas más diversas,
pudiendo el autor del acto ser condenado restablecer los bienes al estado anterior OA
suprimir obras, bajo reserva de indemnizaciones de daños y perjuicios complementarias; O
aun, y siempre bajo la misma reserva, la parte lesionada podrá ser autorizada ejecutar los
trabajos de restablecimiento o de supresión expensas del deudor; O en fin, éste podrá no ser
condenado sino a pagar una indemnización que representen el perjuicio causado. En cuanto
al daño, comprenderá la pérdida y la falta de ganancias ocasionadas por el acto ilícito, el
dammum emergens y el lucrum cessans”

reglas para fijar el monto de la indemnización. El decreto de 30 de diciembre de 1939


adicionó el artículo 1915 fijando las reglas para restablecer el monto de la indemnización,
el 16 de diciembre de 1975 las modifico generando en los términos siguientes: “cuando el
daño se causa a la persona y produzca la muerte, incapacidad total permanente, el grado de
la reparación se determinará atendiendo a lo dispuesto por la Ley Federal del trabajo. Para
calcular la indemnización que corresponda se tomará como base el cuádruplo del salario
mínimo diario más alto que esté en vigor en el Distrito Federal y se extenderá el número de
días para que cada una de las incapacidades mencionadas señala La Ley Federal del trabajo.
En caso de muerte la indemnización corresponderá a los herederos de la víctima. Los
créditos por indemnización cuando la víctima fuere asalariados son intransferibles y se
cubrirán preferentemente en una sola exhibición, salvo en convenio en contrario. Las
anteriores disposiciones observarán en el caso del artículo 1647 de este código.”

La reforma de 1975 amplió considerablemente el mundo de iniciación lo cual puede


apreciarse si se toma en cuenta que el texto anterior señalaba que cuando la utilidad o
salario de la víctima excediera de 25 $ diarios no se tomaría en cuenta si no esa suma para
fijar la indemnización. Por otra parte, el nuevo texto invierte la regla del texto derogado que
establecía que la indemnización se pagaría preferentemente en forma de pensión o pagos
sucesivos.

El hecho lícito.

Artículo 1914. Cuando sin el empleo de mecanismos, instrumentos, etc., a que se refiere el
artículo anterior, y sin culpa o negligencia de ninguna de las partes se producen daños, cada
una de ellas los soportará sin derecho a indemnización.

Este artículo está inspirado en el siguiente pasaje de Demogue: “quedado en último caso
por considerar los puntos aquel en que, sin empleo de organismos peligrosos, se produce un
accidente sin falta ni de una parte ni de otra. Aleatoria clásica dice aquí que hay caso
fortuito y cada uno soporta sus propios daños.”

Responsabilidad por los hechos de otras personas

Los que ejercen la patria potestad.

Artículo 1919. Los que ejerzan la patria potestad tienen obligación de responder de los
daños y perjuicios causados por los actos de los menores que estén bajo su poder y que
habiten con ellos.

Los directores de colegios, etc.

Artículo 1920. Cesa la responsabilidad a que se refiere el artículo anterior, cuando los
menores ejecuten los actos que dan origen a ella, encontrándose bajo la vigilancia y
autoridad de otras personas, como directores de colegios, de talleres, etcétera, pues
entonces esas personas asumirán la responsabilidad de que se trata

Los tutores.

Artículo 1921. Lo dispuesto en los dos artículos anteriores es aplicable a los tutores,
respecto de los incapacitados que tienen bajo su cuidado.

Los maestros artesanos.


Artículo 1923. Los maestros artesanos son responsables de los daños y perjuicios causados
por sus operarios en la ejecución de los trabajos que les encomienden. En este caso se
aplicará también lo dispuesto en el artículo anterior.

Los patrones y los dueños de establecimientos mercantiles

Artículo 1924. Los patrones y los dueños de establecimientos mercantiles están obligados a
responder de los daños y perjuicios causados por sus obreros a dependientes, en el ejercicio
de sus funciones. Esta responsabilidad cesa si demuestran que en la comisión del daño no
se les puede imputar ninguna culpa o negligencia.

Las preseunciones. En los casos mencionados en los números precedentes el legislador


presume una falta de vigilancia una culpa en la elección. Pero esta presunción legal es iuris
tantum.

Los jedes de casa y los dueños de hoteles.

Artículo 1925. Los jefes de casa o los dueños de hoteles o casas de hospedaje están
obligados a responder de los daños y perjuicios causados por sus sirvientes en el ejercicio
de su encargo.

En este caso el legislador presume, en las personas a las que hace responsable, una culpa
cometida en la elección de sus sirvientes y una falta de vigilancia. Además, no les concede
el derecho de probar que no han obrado con culpa.

Artículo 1933. Los jefes de familia que habiten una casa o parte de ella, son responsables
de los daños causados por las cosas que se arrojen o cayeren de la misma.

Reparación por el responsable. El artículo 1122 del código argentino previene que: “las
personas damnificadas por los dependientes o domésticos pueden perseguir directamente
ante los tribunales civiles a los que son civilmente responsables del daño, sin estar
obligados a llevar a juicio de los autores del hecho.” Este artículo ha sido reformado por
nuestro código vigente en estos términos:

Artículo 1926. En los casos previstos por los artículos 1923, 1924 y 1925 el que sufra el
daño puede exigir la reparación directamente del responsable, en los términos de este
Capítulo.
Derecho de repetición.

Artículo 1928. El que paga los daños y perjuicios causados por sus sirvientes, empleados,
funcionarios y operarios, puede repetir de ellos lo que hubiere pagado.

Responsabilidad por el hecho de las cosas

Responsabilidad por el hecho de los animales.

Artículo 1929. El dueño de un animal pagará el daño causado por éste, si no probare alguna
de estas circunstancias:

I. Que lo guardaba y vigilaba con el cuidado necesario;


II. II. Que el animal fue provocado;
III. III. Que hubo imprudencia por parte del ofendido;
IV. IV. Que el hecho resulte de caso fortuito o de fuerza mayor.

Responsabilidad por la ruina de un edificio.

Artículo 1931. El propietario de un edificio es responsable de los daños que resulten por la
ruina de todo o parte de él, si ésta sobreviene por falta de reparaciones necesarias o por
vicios de construcción.

Este artículo es una reproducción del 1907 del código español. Le es aplicable este precepto
el comentario de Manresa: “pero no va a estar la ruina de todo o parte del edificio para que
nazca la obligación de reparar el daño causado con tal motivo, sino que es preciso además
para tal efecto que la ruina de este, total o parcial, haya sobrevenido por falta de las
reparaciones necesarias. Es decir, que el caso fortuito exime, y la responsabilidad sólo
proviene de la existencia de la culpa negligencia que implica la omisión o la falta de
ejecución de las reparaciones debidas; Esto es, de las necesarias para evitar dicha ruina. lLa
única dificultad que podría ofrecerse o el único punto controvertible, sería el relativo a la
obligación de la prueba; Es decir, si el propietario es el que debe probar el caso fortuito o la
diligencia debida, por existir una presunción juris tantum de su culpa pon negligencia.
derivada del hecho de haberse arruinado el edificio, implicando este, en todo caso, la falta
de las reparaciones necesarias o al actor incumbe la prueba de dicho efecto. El código no ha
dicho nada sobre ello, ni tenía para qué decirlo, remitiéndose con su silencio en las reglas
generales sobre la prueba de las obligaciones, establecidas con anterioridad hay que estar a
la regla general citada. Y con arreglo a ella , habrá de probar el actor la existencia de la
obligación que demanda, o sea el hecho del daño y la causa del mismo; Es decir, la ruina
del edificio por falta de reparación, qué es lo que da origen a dicha obligación y lo que
constituye la causa determinante de la responsabilidad impuesta. A su vez, con arreglo a la
citada doctrina el demandado debe probar su excepción que es la falta de culpa Por su
parte, puesto que, aun cuando consiste en una negativa, dicha excepción se funda en una
afirmación o en un hecho positivo, cuya existencia afirma, y conforme con dicho criterio, el
propietario del edificio cuya ruina produjo el daño objeto de la reclamación del
perjudicado, debe probar, para librarse de la obligación establecida por el artículo 1907, que
el hecho de la ruina no provino de la falta de reparaciones, ya que por haberse hecho
oportunamente las que se necesitaba el edificio, oh ya por no ser estas necesarias en razón
al buen estado de su conservación, extremos ambos que envuelven una afirmación, cada
uno de ellos imponiendo al demandado a la obligación de la prueba, porque ésta
corresponde el que afirma, según doctrina unánimemente aceptada y reconocida por todos.
Esa necesidad de la prueba de la existencia o realidad del daño por parte del que reclama la
indemnización de este, para que se produzca la obligación de indemnizar, la sancionado
constantemente la jurisprudencia del Tribunal Supremo. Resulta que la falta de noticias o la
ignorancia de la necesidad de las reparaciones, no exime al propietario de la obligación de
reparar los daños de que nos ocupamos como no es motivo de la exención la ignorancia de
la necesidad de las reparaciones no puede alegar como excepción dicha ignorancia ni tiene
por tanto que probarla en pleito promovido por el damnificado.” Y en vista de la edición
hecho el código español por el nuestro, en los lugares del comentario de Manresa en donde
se habla de reparaciones deberá leerse además “o vicios de construcción”.
Responsabilidad por excavaciones o construcciones. El artículo 909 del código alemán
dice: “un inmueble no puede ser escalado de tal manera que el fundo vecino pierde el apoyo
que le es necesario, a menos de qué otras maneras se hayan hecho lo necesario para ese
apoyo por trabajos de sustentación.”

Challamel dice: “La utilidad de esta disposición especial consiste en que la hipótesis mirada
por este artículo, el derecho de oponerse a los trabajos no pertenece solamente al
propietario, sino a toda persona que tenga interés en el uso o en la conservación tal como
está el inmueble amenazado el demandante debe probar el hecho de las excavaciones y el
peligro de que está amenazando su fundo. El que ha emprendido el trabajo no es
responsable de la indemnización de los daños y perjuicios, sí no es que era evidente que la
excavación haría perder al fundo vecino el apoyo necesario.

Artículo 839. En un predio no pueden hacerse excavaciones o construcciones que hagan


perder el sostén necesario al suelo de la propiedad vecina; a menos que se hagan las obras
de consolidación indispensables para evitar todo daño a este predio.

Responsabilidad por la explosión de máquinas o por la inflamación de sustancias


explosivas. El código español, en su artículo 1908, establece: “igualmente responderán los
propietarios de los daños causados: 1º por la explosión de máquinas que no hubiesen sido
cuidadas con la debida diligencia y la inflamación de sustancias explosivas que no
estuviesen colocadas en lugar seguro y adecuado.” Nuestro código de 1928 adoptado este
inciso, pero suprimiendo algunos conceptos del a saber.

Artículo 1932. Igualmente responderán los propietarios de los daños causados:

I. Por la explosión de máquinas, o por la inflamación de substancias explosivas;

Responsabilidad por el humo o gases nocivos.

Artículo 1932. Igualmente responderán los propietarios de los daños causados:

II. Por el humo o gases que sean nocivos a las personas o a las propiedades;

Responsabilidad por la caída de árboles.


Artículo 1932. Igualmente responderán los propietarios de los daños causados:

III. Por la caída de sus árboles, cuando no sea ocasionada por fuerza mayor;

Responsabilidad por ciertas emanaciones.

Artículo 1932. Igualmente responderán los propietarios de los daños causados:

IV. Por las emanaciones de cloacas o depósitos de materias infectantes;

Responsabilidad por depósitos de agua.

Artículo 1932. Igualmente responderán los propietarios de los daños causados:

V. Por los depósitos de agua que humedezcan la pared del vecino o derramen sobre la
propiedad de éste;

Responsabilidad por otras causas.

VI. Por el peso o movimiento de las máquinas, por las aglomeraciones de materias o
animales nocivos a la salud o por cualquiera causa que sin derecho origine algún daño.

Naturaleza de las responsabilidades establecidas en el artículo 1932 del Código Vigente.


Si se tiene en cuenta que nuestro artículo 1932 procede principalmente del 1908 español y
que a los 6 casos concretos que menciona agrega al final, resulta que nuestro legislador
considera al propietario culpable en los casos comprendidos en dicho artículo. Además, las
supresiones hechas en el texto español hacen pensar que la presunción de culpa no admite
prueba en contrario, Por lo que el propietario no puede liberarse de responsabilidad sino
probar lo que los daños provienen de fuerza mayor, culpa de la víctima oh hecho de un
tercero. Por otra parte, esta interpretación para que prácticamente este artículo conduzca a
los mismos resultados queda artículo 1913, el cual trata de casos en cierto modo semejantes
a los previstos en el artículo 1232.

La cláusula de no responsabilidad extracontractual. En doctrina se discute si esta cláusula


es válida. Según Borja Soriano, la cláusula no será válida cuando la culpa sea intencional o
cuando sea grave; Al contrario, debe admitirse la validez de la cláusula cuando la culpa sea
ligera

La pena pecuniaria y la responsabilidad civil


Imposición de la pena. Cuando una sentencia condena a alguien imponiéndole la pena de
reparar el daño, queda fijada la obligación del delincuente y el derecho del perjudicado.

absolución. sí existe sentencia dictada, y buen sentido absolutorio, los efectos jurídicos de
esa sanción consiste en que la facultad del poder público para imponer la reparación del
daño proveniente de un hecho delictuoso no existe, ya que o esos hechos no resultaron
delictuosos, Joaquín se atribuyeron no fue quien lo realizó. El que haya una sentencia que
absuelve el pago de la reparación del daño, no significa que al mismo tiempo
innecesariamente se extingue el derecho del ofendido para exigir la responsabilidad civil en
manada de un hecho ilícito el Código Civil establece este derecho independientemente de la
acción pública.”

Sin embargo, La Suprema Corte de Justicia ha resuelto que si los tribunales del orden penal
declaran que el hecho que se imputa al acusado fue causal y se sobresee en el proceso por
no haber delito que perseguir, la influencia de la autoridad de la cosa juzgada en lo penal,
se refleja en el aspecto civil de la cuestión, imponiendo a la jurisdicción civil su criterio
sobre la inexistencia de la culpa que tiene los mismos elementos en lo penal que en lo civil,
y esta jurisdicción no puede desconocer, ni contradecir, para cualquier efecto que no existió
culpa y que el hecho fue causal, cómo lo resolvió en la jurisdicción represiva; por tanto, la
sentencia en el juicio civil absuelve al demandado en las condiciones dichas es legal.

Extinción de la acción penal. En los casos de muerte del presunto delincuente, de amnistía
o de indulto, se extingue la acción penal, pero no se extingue la obligación de reparar el
daño causado. Asimismo, la substitución y la conmutación de sanciones no eximen de la
reparación del daño. En los casos anteriores, el que ha sufrido el daño perjuicio puede
exigir la indemnización correspondiente, con arreglo al Código Civil, por hecho ilícito
cometido.

Responsabilidad de terceras personas. esta responsabilidad tiene el carácter civil, no el de


sanción y es exigible por el interesado de acuerdo con los artículos 32 del Código Penal y
522 a 540 del código de procedimientos penales.

Actos ilícitos no delictuosos. Estos actos dan origen a responsabilidad civil, regida
exclusivamente por el Código Civil.
El daño moral

Diferentes categorías de daños morales. Dos categorías de daños se oponen de manera muy
clara. Por una parte, los que tocan a lo que se ha llamado parte social del patrimonio moral:
hieren a un individuo en su honor, su reputación, su consideración. Por otra parte, los que
tocan a la parte afectiva del patrimonio moral; ir en un individuo en sus afectos.

Artículo 1916. Por daño moral se entiende la afectación que una persona sufre en sus
sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación, vida privada, configuración y
aspecto físicos, o bien en la consideración que de sí misma tienen los demás. Se presumirá
que hubo daño moral cuando se vulnere o menoscabe ilegítimamente la libertad o la
integridad física o psíquica de las personas.

Cuando un hecho u omisión ilícitos produzcan un daño moral, el responsable de este tendrá
la obligación de repararlo mediante una indemnización en dinero, con independencia de
que se haya causado daño material, tanto en responsabilidad contractual como
extracontractual. Igual obligación de reparar el daño moral tendrá quien incurra en
responsabilidad objetiva conforme al artículo 1913, así como el Estado y sus servidores
públicos, conforme a los artículos 1927 y 1928, todos ellos del presente Código.

La acción de reparación no es transmisible a terceros por acto entre vivos y sólo pasa a los
herederos de la víctima cuando ésta haya intentado la acción en vida.

El monto de la indemnización lo determinará el juez tomando en cuenta los derechos


lesionados, el grado de responsabilidad, la situación económica del responsable, y la de la
víctima, así como las demás circunstancias del caso.

Establece la obligación de reparar el daño moral mediante una indemnización en dinero, y


en ocasiones mediante la publicación, a solicitud de la víctima y con cargo al responsable,
de un extracto de la sentencia que refleje adecuadamente la naturaleza y alcance de la
misma, y cuándo el daño derive de un acto que haya tenido difusión en los medios de
información, el juez ordenará que los mismos den publicidad al extracto de la sentencia con
la misma relevancia que hubiera detenido a la distribución original. A este respecto resulta
adecuado el comentario de Tuhr: “si una pérdida material puede repararse, por poner la
cosa dañada en el estado en que se encontraba por el pago de una suma de dinero, de
manera tan completa que el patrimonio se encuentre tal como si hubiese estado sin acaecer
el daño, el perjuicio moral no podría suprimirse por una vía de derecho; En cierta medida,
sin embargo, puede ser compensado o más bien contrabalanceado cuando la ley establece a
cargo del culpable una prestación pecuniaria en favor de la víctima . Frecuentemente la ley
lo hace a título de reparación moral. Esta prestación procura a la víctima un aumento de su
patrimonio, aumento que pueda aplicar a goces cualesquiera, materiales o ideales. La
satisfacción de que el resulta, y el mitigar la amargura de la ofensa y calmar en cierta
medida el deseo de venganza que no ha desaparecido en el hombre moderno a pesar del
cristianismo y de la civilización. La reparación moral no es una pena infligida al culpable,
aunque tenga por resultado como la multa una disminución del patrimonio. En efecto, el fin
de la reparación moral no es infringir una pérdida al ofensor, sino procurar al ofendido un
aumento de su patrimonio. La reparación moral consiste generalmente en una suma de
dinero cuya cifra fija el juez según las circunstancias; pero para fijarla posee menos
elementos de apreciación que en materia de indemnización de daños y perjuicios, ya que
los dolores físicos o morales escapan, por su naturaleza, a una estimación. Basta algunas
veces pagar una suma mínima cuando las consideraciones de la sentencia contienen una
reprobación judicial de la actitud del culpable, reprobación que quizá importe solo a la
víctima.”

La obligación de reparar el daño moral se extiende por igual a los casos de responsabilidad
contractual o extracontractual que aun comprende aquellos que se originan en la
responsabilidad objetiva, y en aquella pueden incurrir el estado y sus funcionarios.

El abuso de los derechos

Código Civil. Este código, inspirándose en el alemán y sobre todo en la teoría de


Bonnacase, contiene los artículos siguientes:

Artículo 840. No es lícito ejercitar el derecho de propiedad de manera que su ejercicio no


dé otro resultado que causar perjuicios a un tercero, sin utilidad para el propietario.

Artículo 1912. Cuando al ejercitar un derecho se cause daño a otro, hay obligación de
indemnizarlo si se demuestra que el derecho sólo se ejercitó a fin de causar el daño, sin
utilidad para el titular del derecho.
El riesgo creado por la responsabilidad objetiva

El derecho mexicano. La Constitución, La Ley Federal del trabajo y El Código Civil de


1928 reconocen la responsabilidad objetiva de los patronos en los casos de accidentes del
trabajo y de las enfermedades profesionales.

Artículo 1935. Los patrones son responsables de los accidentes del trabajo y de las
enfermedades profesionales de los trabajadores sufridas con motivo o en el ejercicio de la
profesión o trabajo que ejecuten; por tanto, los patrones deben pagar la indemnización
correspondiente, según que hayan traído como consecuencia la muerte o simplemente la
incapacidad temporal o permanente para trabajar. Esta responsabilidad subsistirá aun en el
caso de que el patrón contrate el trabajo por intermediario.

Artículo 1936. Incumbe a los patrones el pago de la responsabilidad que nace de los
accidentes del trabajo y de las enfermedades profesionales, independientemente de toda
idea de culpa o negligencia de su parte.

Artículo 1937. El patrón no responderá de los accidentes del trabajo, cuando el trabajador
voluntariamente (no por imprudencia) los haya producido.

Nuestro código.

Artículo 1913. Cuando una persona hace uso de mecanismos, instrumentos, aparatos,
vehículos automotores o substancias peligrosas por sí mismos, por la velocidad que
desarrollen, por su naturaleza explosiva o inflamable, por la energía de la corriente eléctrica
que conduzcan o por otras causas análogas, está obligada a responder del daño que cause,
aunque no obre ilícitamente, a no ser que demuestre que ese daño se produjo por culpa o
negligencia inexcusable de la víctima.

Este artículo está inspirado en la doctrina de Demougue, y acepta la teoría del riesgo
creado. El hecho material de hacer uso de mecanismos, instrumentos, aparatos o sustancias
peligrosas por sí mismos, aunque se obre lícitamente, sin culpa alguna, produce la
obligación de responder del daño que se cause.

Relación de causa a efecto. Pero al consagrar nuestro código vigente en la teoría del riesgo
creado, lo hace con una reserva que consigna al final del artículo 1913, inspirada en el
artículo 404 del Código Civil ruso. Refiriéndose al caso en que quien usa cosas peligrosas
demuestra que el daño se produjo por culpa o negligencia inexcusable de la víctima, caso
en el cual queda exento de responsabilidad.

En todo caso, para que incurre en responsabilidad objetiva el que hace uso de mecanismos
y demás objetos peligrosos, se requiere que causen daño como lo dice textualmente el
citado artículo 1913.

Independencia de la responsabilidad objetiva. Con esta especie de responsabilidad carece


de influencia a la licitud o ilicitud del hecho que causó el daño, la persona perjudicada
puede exigir la indemnización correspondiente, con total independencia del proceso penal
que pueda existir y de la sentencia en el que se pronuncie; Su derecho se basa solo en el
hecho perjudicial, sin tener en cuenta concepto alguno de culpa o de delito.

Daño moral. durante la vigencia del texto original el artículo 1916 del Código Civil, para
poder exigir la reparación del daño moral se requería que hubiera sido causa por un hecho
ilícito; No basta pues, demostrar la existencia de los elementos constitutivos de la
responsabilidad objetiva.

A partir de la reforma de 29 de diciembre de 1982, en vigor a partir del 1º de enero de


1983, la responsabilidad por daño moral se extiende expresamente a los casos de
responsabilidad objetiva.

Hechos puramente materiales

hechos jurídicos no voluntarios. De estos hechos, Considerados como puramente


materiales, abstracción hecha de toda consideración de la voluntad del acreedor y del
deudor se citan los siguientes:

a) El parentesco del cual nace la obligación de dar alimentos


b) El hecho de la minoridad o de la demencia de quien se encuentra en la
imposibilidad de gobernar su persona y administrar sus bienes, qué es la causa de la
obligación de los tutores que no pueden rehusar la función que le es deferida
c) El hecho de que una pared sea medianera, el cual procede la obligación de reparar el
cargo de los dueños que tengan a su favor está medianería o en otros términos, el
hecho de que una pared sea propiedad común, el cual produce la mencionada
obligación a cargo de los dueños que tengan a favor la copropiedad
d) Los hechos generadores de la responsabilidad objetiva.

La ley. Según Demolombe y Marcadé: “las obligaciones que resultan de la autoridad son
las de la ley, están siempre fundadas en un hecho que es verdadero principio generador de
ellas. En efecto, es una máxima elemental que todas las obligaciones nacen en un hecho. Y
esta máxima es aplicable a las obligaciones que resultan de la ley. Según Mardcadé: “en la
generación de toda obligación, aún de las atribuidas por el código a la sola autoridad de la
ley, hay necesariamente otra cosa que está autoridad de la ley.

Los casos en qué código francés y los autores consideran que la ley es la fuente única de las
obligaciones, son casos en los que realmente la fuente de ellas son hechos jurídicos
materiales, no voluntarios, juntamente con la ley.

ABUSO DE DERECHOS

I. INTRODUCCIÓN

En este capítulo es resuelto qué sucede si una persona causa un menoscabo patrimonial a
otra al ejercer un derecho. La respuesta a esta interrogante amerita un capítulo
independiente tanto por el desenvolvimiento histórico del tema como por su tratamiento
doctrinal.

II. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

A. Derecho Romano: los juristas romanos no configuraron una doctrina general, sin
embargo, algunos de sus axiomas y soluciones estuvieron inspirados en esta figura.
B. Código Napoleón: no previó disposición alguna que de manera general regulara el
abuso de derechos. Sin embargo, Bonnecase explica que los órganos
jurisdiccionales llegaron a conceptualizarlo y a sancionarlo en dos variantes.

C. Código Civil de 1884: No previó regulación alguna.

D. Código Civil alemán (BGB): reguló el abuso de derechos de manera expresa y


general.

III. TEORÍAS SOBRE LA ESENCIA DEL ABUSO DE DERECHOS

El debate sobre la esencia del abuso de derechos ha originado tres criterios principales.

A. TEORÍA OBJETIVA

Señala que el abuso de derechos tiene lugar cuando una persona quebranta los límites de
aquello a lo que está facultado. Por ejemplo, la persona que circula su automóvil por una
banqueta sobrepasa los límites de su derecho al libre tránsito.

La teoría objetiva recibió fuertes críticas al grado que llevaron al grado de la utilidad y
autonomía del “abuso de derechos”. Planiol y Ripert fueron algunos de los detractores más
elocuentes: adujeron que cuando una persona rebasa los límites objetivos de su derecho ya
no se encuentra en ejercicio del mismo, sino en un plano de ilicitud.
B. TEORÍA SUBJETIVA

La teoría subjetiva supera las críticas esgrimidas contra la objetiva. Sus partidarios
sostienen que hay abuso de derechos cuando una persona los ejercita dentro de sus límites
con el único propósito de perjudicar a otras y sin utilidad para sí.

C. Teoría funcional.

Según la doctrina funcional el abuso de derechos se produce cuando una persona los ejerce
dentro de sus límites, pero fuera de la función social que deben satisfacer. La víctima no
debe probar que el agresor actuó con la intención de producirle un daño, sino sólo ejerció
su derecho fuera de lo que la solidaridad social exige.

IV. Regulación en el Código Civil.


A. Concepto legal y elementos del abuso de derechos

El abuso de derechos se encuentra conceptualizado en la siguiente disposición, ubicada


dentro del Capítulo sobre las obligaciones que “nacen” de los actos ilícitos:

Artículo 1912. Cuando al ejercitar un derecho se cause daño a otro, hay obligación
de indemnizarlo si se demuestra que el derecho sólo se ejercitó a fin de causar el
daño, sin utilidad para el titular del derecho”.

De su redacción se desprende que acoge la teoría subjetiva adoptada por el BGB y


desarrollada por Bonnecase, ya que la obligación de indemnizar únicamente surge “si se
demuestra que el derecho sólo se ejercitó a fin de causar el daño, sin utilidad para el titular
del derecho sin utilidad para el titular del derecho”

Los elementos constitutivos del abuso de derechos, conforme a la teoría subjetiva, son
cuatro:

a) Ejercicio de un derecho: Es necesario que el transgresor sea titular de uno y que lo ejerza
dentro de sus límites.
b) Intención de causar un daño y/o un prejuicio: Es esencial al abuso de derechos, de
acuerdo con nuestra legislación, que el trasgresor actúe con la intención de causar un daño
y/o un perjuicio a otro. La necesidad de probar que el titular del derecho actuó de mala fe es
quizás el mayor obstáculo para la aplicación práctica de la figura.

ABUSO DEL DERECHO. PARA EL EJERCICIO DE LA ACCIÓN PREVISTA EN


EL ARTÍCULO 1912 DEL CÓDIGO CIVIL PARA EL DISTRITO FEDERAL DEBE
ACREDITARSE LA INTENCIÓN DE CAUSAR EL DAÑO.

Para la procedencia de la indemnización prevista en el artículo 1912 del Código Civil para
el Distrito Federal se requiere no sólo acreditar el ejercicio de un derecho, la causación del
daño y la falta de utilidad por parte del titular de ese derecho, sino también el elemento
subjetivo consistente en la intención de producir el daño.

NOVENO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo directo 2089/2001. Yolanda Castañeda Tamayo. 28 de septiembre de 2001.


Unanimidad de votos. Ponente: Indalfer Infante Gonzales. Secretario: Marco Antonio
Guzmán González.

c) Falta de seguridad para el titular del derecho: si el ejercicio del derecho es útil para su
titular, éste no deberá prestar indemnización alguna aunque hubiere actuado con la
intención de causar un daño.

d) Causación de un daño y/o de un perjuicio: el hecho ilícito sólo es civilmente relevante en


la medida en que cause un daño y/o un perjuicio a otro.

B. Regulación adicional del abuso de derechos dentro del CC

En adición al artículo 1912 el abuso de derechos se encuentra previsto en otras


disposiciones del CC.
Artículo 16. Los habitantes del Distrito Federal tienen obligación de ejercer sus actividades
y de usar y disponer de sus bienes en forma que no perjudique a la colectividad, bajo las
sanciones establecidas en este Código y en las leyes relativas.

En la opinión de Don Fausto Rico, este artículo no puede invocarse para obligar a quien
ejercite un derecho a pagar una indemnización cuando no se satisfagan los cuatro elementos
del abuso de derechos, ya que expresamente remite a otras disposiciones para el
establecimiento de sanciones. Considera que debería derogarse.

RESPONSABILIDAD OBJETIVA

I. INTRODUCCIÓN

Su regulación fue una innovación del legislador de 1928. Las disposiciones obligan a
quienes causan un daño y/o un perjuicio a pagar una indemnización independientemente de
que hayan actuado dolosa o culposamente.

II. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Derecho Romano

- Las reglas sobre responsabilidad variaron durante distintos periodos.Código


Napoleón

Código Napoleón

- No previó disposiciones sobre la responsabilidad objetiva


- La doctrina configuró una teoría objetiva de la responsabilidad civil, que no exigía
culpa alguna del causante del daño para obligarle a indemnizarlo. Parte de dos
ideas: el desempeño de cualquier actividad implica el riesgo de causar un daño a
otro y es justo que este riesgo sea soportado por quien ejerce la actividad y se
beneficia

Código de 1884

- Borja Soriano: no previó disposiciones


- Gutiérrez y Gonzáles: sí previó hipótesis en el artículo 1479

BGB

- Reevalúa la teoría subjetiva de la responsabilidad civil. Enneccerus, Wolff y Kipp


afirmas que, además de los actos antijurídicos culposos, hay otras causas que
postulan el establecimiento de un deber de indemnización por daños
- La legislación imputó responsabilidad objetiva en un numero limitado de casos. La
jurisprudencia se opuso a extenderlos.
- BGB solo previó el art 833

III. CONCEPTO Y ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD OBJETIVA


A. Concepto de responsabilidad objetiva
La responsabilidad objetiva es la necesidad que tiene una persona de reparar los daños y/o
perjuicios causados por la realización de una actividad o por bienes de su propiedad,
aunque no medie dolo o culpa de su parte

1. Necesidad de reparar: El contenido de la responsabilidad objetiva es el


resarcimiento de los daños y/o perjuicios
2. Realización de una actividad: la actividad debe ser peligrosa y originar un riesgo
efectivo de causar un daño a otro. El vinculo entre la peligrosidad y la
responsabilidad objetiva surgió con las sentencias de los tribunales franceses. La ley
imputa responsabilidad objetiva tanto a quienes realizan actividades peligrosas
como a quienes desempeñan otras, por lo que es inexacto afirmar que en todos los
casos deben ejecutarse acciones de riesgo.
3. Bienes respecto a los que se tiene el derecho de propiedad: la responsabilidad
objetiva surge sólo en los casos expresamente previstos en la Ley. En los no
regulados el propietario podrá eximirse de responsabilidad acreditando que no
incurrió en dolo o en culpa
4. Falta de dolo o culpa: la esencia de la responsabilidad objetiva es que pueda
imponerse sin que el obligado haya actuado dolosa o culposamente.

B. Elementos de la responsabilidad objetiva

1. Verificación de un acontecimiento vinculado con la realización de una actividad o


con bienes sobre los que se tiene el derecho de propiedad
2. Causación de un daño y/o de un perjuicio
3. Relación causa-efecto entre el acontecimiento y el daño y/o perjuicio

El acontecimiento a que se refiere el numeral primero puede ser lícito o ilícito, sin que
afecte de modo alguno el surgimiento de la responsabilidad objetiva.

IV. Regulación en el CC

Por regla general quien causa un daño a otro sólo debe indemnizarlo si actuó con solo o con
culpa, es decir, la regla general es que la responsabilidad sea subjetiva. La obligación de
prestar una indemnización cuando no se haya actuado intencional o negligentemente es
excepcional.

La importancia del carácter excepcional de la responsabilidad objetiva reside en que


únicamente será imputable en los casos expresamente previstos por la Ley, sin que pueda
extenderse a otros supuestos.
A. Responsabilidad objetiva por el empleo de bienes peligrosos o generadores de
peligro.

Art. 1913. Cuando una persona hace uso de mecanismos, instrumentos, aparatos o
substancias peligrosas por sí mismos, por la velocidad que desarrollen, por su
naturaleza explosiva o inflamable, por la energía de la corriente eléctrica que
conduzcan o por otras causas análogas, está obligada a responder del daño que
cause, aunque no obre ilícitamente, a no ser que demuestre que ese daño se produjo
por culpa o negligencia inexcusable de la víctima.

a. Responsabilidad de quien utiliza los bienes peligrosos o generadores de


peligro

La persona que emplea bienes peligrosos o generadores de peligro debe resarcir los
menoscabos que cause, aunque no obre con dolo o con culpa. La Ley distingue entre los
bienes peligrosos por sí mismos y los que generan peligro por su naturaleza funcional.

Artículo 1914. Cuando sin el empleo de mecanismos, instrumentos, etc., a que se


refiere el artículo anterior, y sin culpa o negligencia de ninguna de las partes se
producen daños, cada una de ellas los soportará sin derecho a indemnización.

1. Bienes peligrosos o generadores de peligro


2. Causalidad
La SCJN acertadamente exigió la demostración del vínculo causal entre la utilización de los
bienes respectivos y la producción del daño. Sin embargo, equivocadamente señaló que el
demandado puede liberarse de responsabilidad si acredita que los menoscabos fueron
producidos por caso fortuito o fuerza mayor, lo que va en contra de la esencia de la
responsabilidad objetiva
Esta tesis reconoció que en el caso fortuito o fuerza mayor no es excluyente de
responsabilidad objetiva

RESPONSABILIDAD OBJETIVA.

De acuerdo con la teoría de la responsabilidad objetiva que adopta el artículo 1913


del Código Civil, la responsabilidad derivada de la relación que una persona guarda
respecto de cosas peligrosas por sí mismas, que maneja o usa habitualmente, en
tanto que deriva ventajas de su iniciativa, se le imponen las cargas inherentes a los
riesgos que de tal suerte determinar, y por riesgo se entiende la contingencia o
posibilidad de causar un daño con un resultado no sólo de caso fortuito o fuerza
mayor sino sobre todo de las situaciones derivadas de la vida social; por ende, no es
necesario para establecer la responsabilidad de la quejosa examinar la culpa en que
pudo haber incurrido, pues basta que el riesgo que ha creado con la venta de una
sustancia peligrosa se haya realizado con daño del actor para que surja
responsabilidad.

Amparo directo 6197/58. Compañía Mexicana de Gas, S. A. 21 de abril de 1960.


Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Manuel Rivera Silva.

3. Ausencia de ilicitud

Artículo 1913.Cuando una persona hace uso de mecanismos, instrumentos,


aparatos, vehículos automotores o substancias peligrosas por sí mismos, por la
velocidad que desarrollen, por su naturaleza explosiva o inflamable, por la energía
de la corriente eléctrica que conduzcan o por otras causas análogas, está obligada a
responder del daño que cause, aunque no obre ilícitamente

Actúan lícitamente quienes menoscaban un patrimonio ajeno con autorización de la ley. En


nuestra opinión, lo relevante para efectos de la responsabilidad objetiva no es la (i) licitud,
sino la falta de dolo o culpa, lo que debió mencionar el artículo

4. Exclusión de responsabilidad por culpa o negligencia inexcusable de la víctima


Artículo 1913.Cuando una persona hace uso de mecanismos, instrumentos,
aparatos, vehículos automotores o substancias peligrosas por sí mismos, por la
velocidad que desarrollen, por su naturaleza explosiva o inflamable, por la energía
de la corriente eléctrica que conduzcan o por otras causas análogas, está obligada a
responder del daño que cause, aunque no obre ilícitamente, a no ser que demuestre
que ese daño se produjo por culpa o negligencia inexcusable de la víctima.

b) Responsabilidad del propietario de los bienes peligrosos generadores de peligro

Art. 1913. En todos los casos, el propietario de los mecanismos, instrumentos,


aparatos, vehículos automotores o sustancias peligrosas será responsable solidario
de los daños causados.

En nuestra opinión, fue acertado a imponer una responsabilidad solidaria, ya que


incrementa la probabilidad de que los afectados obtengan el pago de la indemnización
correspondiente. Sin embargo, debe criticarse el carácter absoluto de responsabilidad del
propietario, derivado de la expresión “en todos los casos” que lo obliga a indemnizar
incluso cuando los bienes hubieren sido utilizados en contra de su voluntad

B. Responsabilidad objetiva por hechos de representantes y de dependientes laborales o


profesionales

Artículo 1918.Las personas morales son responsables de los daños y perjuicios que
causen sus representantes legales en el ejercicio de sus funciones.

Artículo 1925.Los jefes de casa o los dueños de hoteles o casas de hospedaje están
obligados a responder de los daños y perjuicios causados por sus sirvientes en el
ejercicio de su encargo

La responsabilidad de los representantes y dependientes puede ser objetiva o subjetiva, en


tanto que el de las personas morales y hospederos siempre será objetiva, dado que no puede
liberarse acreditando que no incurrieron en dolo culpa in eligendo

C. Responsabilidad objetiva de los propietarios por hechos de sus bienes

La ley impone la responsabilidad objetiva a los propietarios por los daños y/ o perjuicios
que causen sus bienes en los sigs. supuestos:
Artículo 1932. Igualmente responderán los propietarios de los daños causados:

I. Por la explosión de máquinas, o por la inflamación de substancias


explosivas;
II. Por el humo o gases que sean nocivos a las personas o a las
propiedades;
III. Por la caída de sus árboles, cuando no sea ocasionada por fuerza mayor;
IV. Por las emanaciones de cloacas o depósitos de materias infectantes;
V. Por los depósitos de agua que humedezcan la pared del vecino o
derramen sobre la propiedad de éste;
VI. Por el peso o movimiento de las máquinas, por las aglomeraciones de
materias o animales nocivos a la salud o por cualquiera causa que sin
derecho origine algún daño

Los habitantes de inmuebles también responden objetivamente por los daños y o perjuicios
que causen los objetos caídos o arrojados desde ellos

Artículo 1933.Los jefes de familia que habiten una casa o parte de ella, son
responsables de los daños causados por las cosas que se arrojen o cayeren de la
misma

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