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LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE PECULADO DOLOSO

SUMILLA:
El recurrente en su condición de alcalde de una
municipalidad nombró a su cosentenciado cono director
municipal y mediante una resolución de alcaldía se le
encargó dos volquetes. Este último, en forma privada, alquiló
a una empresa dichos bienes para trasladar material de
afirmado cuyo transporte fue incluso realizado por dos
chóferes de la citada entidad edil. Sin embargo, a las arcas
municipales solo ingresó una parte del dinero y el porcentaje
mayor quedó como deuda, dinero que representa lo
apropiado. El recurrente conocía que esta situación, pues los
chóferes le reportaron por escrito los trabajos indebidos que
realizaron. Asimismo, el material de afirmado fue extraído de
las canteras de propiedad del recurrente y existe una
relación de amistad y familiaridad entre el recurrente y su
cosentenciado. En consecuencia, se evidencia su
participación en dicho alquiler y fue beneficiado con el
producto del mismo.

"(…).
HECHOS OBJETO DEL PROCESO PENAL

Segundo: La referida sentencia condenatoria declaró probado lo siguiente:


2.1. El sentenciado Reaño Ruíz durante el período de mil novecientos noventa y
nueve a dos mil, en condición de alcalde de la Municipalidad Distrital de
Rázuri, utilizó y alquiló los volquetes de esta entidad de marcas Dina y Volvo a
la empresa Alexandra S.A.C. (antes Pisco Norte y Maurice), para que realicen
el servicio de transporte de carguío de material de afirmado. El alquiler lo hizo
Jaime Saavedra Saavedra, quien se desempeñó como director de la Dirección de
Ingeniería, Catastro y Desarrollo Urbano y tenía a cargo los vehículos.

Por esos trabajos, la municipalidad debió percibir once mil trescientos cuarenta
soles, pero solo ingreso a sus arcas mil novecientos soles; por tanto; quedó un
saldo de nueve mil cuatrocientos cuarenta soles, que es el monto que se
apropiaron Reaño Ruíz y Saavedra Saavedra, y que a su vez representa el
perjuicio irrogado. En consecuencia, dicho alquiler fue en provecho particular
de los sentenciados.

(…)
SUSTENTO DEL RECURSO DE NULIDAD

(…)
4.3. La prueba indiciaria no reúne los requisitos para desvirtuar la presunción de
inocencia (indicios concurrentes, convergentes y abundantes). Por tanto, ante la
ausencia de certeza debió imperar la duda razonable. De esta manera, los
hechos imputados no configuran el delito de peculado.

(…)
FUNDAMENTOS DEL SUPREMO TRIBUNAL
Quinto. El delito de peculado doloso se encuentra previsto en el primer párrafo del
artículo 387, del Código Penal (CP), cuyo texto aplicable al momento de los hechos
es la modificatoria por el artículo único de la Ley N.° 26198 1, que establece lo
siguiente: “el funcionario o servidor público que se apropia o utiliza, en cualquier forma,
para sí o para otro, caudales o efectos cuya percepción, administración o custodia le estén
confiados por razón de su cargo, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
dos ni mayor de ocho años”

Sexto. De conformidad con el Acuerdo Plenario N.° 4-2005/CJ-116 2, los elementos


materiales de este delito son:

6.1. La relación funcional entre el sujeto activo y los caudales y efectos. Significa el
poder de vigilancia y control sobre la cosa, esto es, competencia del cargo,
confianza en el funcionario en virtud del cargo, y el poder de vigilar y cuidar
los caudales o efectos.

6.2. La percepción, que es captar o recepcionar los bienes públicos; la


administración, que implica funciones de manejo o conducción; o la custodia,
que importa la protección y conservación de los efectos o caudales.

6.3. La apropiación o utilización, el primero radica en hacer suyo los bienes,


apartarlos de la Administración Pública y colocarlos en una situación de
disposición; y el segundo, se refiere a aprovecharse de las bondades del bien sin
el propósito de su apoderamiento.

6.4. El destinatario que puede ser para sí o para otro.

6.5. Los caudales o efectos, los primeros son bienes en general de contenido
económico, incluido el dinero. Los efectos, son todas aquellos objetos, cosas o
bienes que representan un valor patrimonial público.

Sétimo. Por otro lado, la prueba indiciaria es un método probatorio plenamente


admitido en el proceso penal. Se trata de una técnica de fijación de hechos que opera
con posterioridad a la práctica de los medios de prueba y que se realiza por el juez a
partir del resultado de la prueba practicada en el proceso [MIRANDA ESTRAMPES,
Manuel. La mínima actividad probatoria en el proceso penal. Barcelona: José María Bosch,
1997, p. 225]

1
Publicada el 13 de junio de 1993
2
Del 30 de setiembre de 2005. fj. 7. Asunto: definición y estructura típica del delito de peculado. Art. 378 CP.
Octavo. Esta Corte Suprema, siguiendo al Tribunal Europeo de Derecho Humanos,
considera que la prueba por indicios no se opone a la presunción de inocencia, y que
lo característico de esta prueba es que su objeto no es directamente el hecho
constitutivo del delito sino otro hecho intermedio que permite llegar al primero por
medio de un razonamiento basado en el nexo causal y lógico existente entre los
hechos probados y los que se tratan de probar. Su eficacia para enervar la presunción
de inocencia requiere materialmente que los indicios –hecho base- deben: a) estar
plenamente probado –por los diversos medios de prueba que autoriza la ley-; b) ser
plurales, o excepcionalmente únicos, pero de una singular fuerza acreditativa; c) ser
concomitantes al hecho que se trata de probar; y d) estar interrelacionados, cuando
sean varios, de modo que se refuercen entre sí y que no excluyan el hecho
consecuencia. En lo atinente a la inducción o inferencia, es necesario que sea
razonable, esto es, que responda a las reglas de la lógica y de la experiencia3.

Noveno. De la revisión de la sentencia materia de impugnación y la que condenó a


Saavedra Saavedra, es un hecho probado que este último alquiló los volquetes de
marcas Dina y Volvo, de la Municipalidad Distrital de Razuri, a la empresa
Alexandra S.A.C. (antes Pisco Norte y Maurice), para que realicen el servicio de
transporte de carguío de material de afirmado. En este aspecto, debe determinarse si
Reaño Ruíz tuvo o no participación en dicho alquiler y si se apropió del dinero
obtenido por prestación.

Décimo. La Sala Penal Superior con base en la prueba indiciaria determinó que
Reaño Ruíz no solo tuvo conocimiento, sino que participó de dicho alquiler. Se
sustentó en lo siguiente: i) como indicios antecedentes, Reaño Ruíz nombró a
Saavedra Saavedra como director municipal para el período de mil novecientos
noventa y nueve a dos mil, sin que cumpla con los requisitos para este puesto, pues
no contaba con el título de ingeniero. Entre Reaño Ruíz y Saavedra Saavedra existía
con vínculo de amistad y de familiaridad ya que el primero tuvo un hijo con la
hermana del segundo; ii) como indicios concomitantes, el material de afirmado que se
transportó a la empresa Alexandra S.A.C. provenía de las canteras de propiedad
Reaño Ruíz. Los choferes de la municipalidad, Ramón Chuquipoma Silva y Roger
Alaya Nureña, informaron por escrito que con los vehículos de la comuna municipal
transportaron material; iii) como indicios subsiguientes, Reaño Ruíz se negó a
informar de este alquiler, pese a que requerido por el regidor Laureano Armas
Ramírez. También que la municipalidad es pequeña y solo cuenta con dos vehículos
de carga y doce personas como trabajadoras; por lo que era factible, conocer lo que
ocurría.

Decimoprimero. Este Supremo Tribunal comparte la conclusión de la Sala Penal


Superior, pues aprecia que Saavedra Saavedra alquiló los vehículos de la
municipalidad con la autorización de Reaño Ruíz y por encargo de este último, con la
finalidad de beneficiarse particularmente con el dinero obtenido por dicho alquiler.
Ello se evidencia a partir de la verificación de que entre la Municipalidad Distrital de

3
Recurso de Nulidad N.° 1912-2005, Piura, del 6 de setiembre de 2005, fj. 4, que constituye precedente
vinculante en mérito al Acuerdo Plenario N.° 1-2006/ESV-22.
Razuri y la empresa Alexandra S.A.C. no hubo ningún contrato, y que el acuerdo fue
verbal entre dicha empresa y Saavedra Saavedra.

La defensa de Reaño Ruiz alegó una falta de relación funcional entre su patrocinado
con los bienes públicos. Al respecto, se aprecia que el sentenciado como alcalde tenía
la condición de máxima autoridad de la municipalidad y por este cargo ostenta
poderes jurídicos sobre los vehículos de la entidad. Si bien los volquetes se
encontraban en una relación más próxima a Saavedra Saavedra en merito a la
Resolución de Alcaldía N.° 107-99-MDR-IM, ello no elimina el vínculo con Reaño
Ruíz, más aún si el primero actuaba por encargo de este último.

Tal condición de alcalde además le imponía deberes de control y de vigilancia


respecto a los volquetes, más todavía si los chóferes Ramón Chuquipoma Silva y
Roger Alayo Nureña le informaron sobre los trabajos indebidos de transporte de
afirmado que realizaron. Del mismo modo, este hecho fue informado por el regidor
Laureano Armas, empero, Reaño Ruíz, no adoptó acción alguna, a pesar de sus
deberes de protección y cautela del patrimonio público y de conducirse correctamente
en el ejercicio de la función pública.

Decimosegundo. También se aprecia que Reaño Ruíz se apropió del producto


pecuniario del alquiler de los volquetes. Así, en la pericia ampliatoria (fojas 2082) se
concluyó que se realizaron ciento ochenta y nueve viajes de carguío de afirmado, los
que calculados a un costo de sesenta soles. De lo que se canceló solo mil novecientos
soles, y existe una deuda de nueve mil cuatrocientos cuarenta soles. Este es el importe
apropiado.

La defensa de Reaño Ruíz sostuvo que tal importe no constituye caudal ni efecto,
pues no ingresó a la esfera patrimonial de la Municipalidad Distrital de Razuri. Sobre
este argumentó, debe tenerse en cuenta que tal dinero debió ingresar a la
municipalidad; empero, no ocurrió porque el recurrente y su cosentenciado Saavedra
Saavedra se lo apropiaron. Así, existe la Factura N.° 0001-00000007, emitida el
treinta de diciembre de dos mil, expedida por la empresa personal de Saavedra
Saavedra a favor de la empresa Alexandra S.A.C. por diecisiete mil ciento quince
dólares estadounidenses más el Impuesto General a las Ventas, de lo que se infiere
que la empresa de Saavedra Saavedra fue utilizada para el cobro por la utilización de
los volquetes.

Decimotercero. Otro agravio de la defensa de Reaño Ruíz fue que los hechos
debieron ser tipificados como delito de peculado de uso. Al respecto, se debe
considerar que en atención a los hechos probados no solo se utilizaron dos volquetes
de la municipalidad, sino que como producto de dicho uso se originaron ganancias en
dinero, que constituye el objeto de lo apropiado.

Decimocuarto. Por tanto, con la prueba anotada, se enervó la presunción de


inocencia de Reaño Ruíz, y el juicio de responsabilidad penal realizado por la Sala
Penal Superior fue correcta; por lo que corresponde ratificar la condena en su contra.
(…)”.
SALA PENAL TRANSITORIA
DE LA CORTE SUPREMA
R. N. N°: 673-2018-La Libertad
08 de abril de 2019
Delito: peculado doloso
Caso: Reaño Ruíz
Fundamentos jurídicos N°: 02, 4.3 - 14.
Ponente: Castañeda Otsu
Decisión: No haber nulidad en la sentencia
condenatoria.

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