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GÁLATAS

Alumna: Susana Rodriguez


 CAPÍTULO 1
Este capítulo habla de la autoridad apostólica de Pablo, en respuesta a los dichos de los
judaizantes que afirmaban que no era apóstol, por no haber acompañado al Señor Jesús
durante su vida en la Tierra, y por lo tanto, no haber sido instruido por Él. Con ese
objetivo relata su conversión, para demostrar que recibió instrucciones del mismo Dios a
través de su Hijo en forma directa.
Además describe una situación concreta: que algunos creyentes estaban pervirtiendo el
Evangelio. El celo de Pablo por el Evangelio era tal, que prefiere que el juicio de Dios caiga
sobre él si llegara a distorsionarlo, y que el destino de la almas no esté en juego.
Pablo resume esta epístola declarando el hecho, propósito y fundamento de la redención
en Cristo, siendo anatema el que predique otro evangelio.
Con respecto al saludo inicial, y en contraste con su costumbre de dar gracias a sus lectores
al inicio de una epístola, en Gálatas pasa directamente al asunto que le preocupa.

 CAPÍTULO 2
En este capítulo, Pablo relata que habían falsos hermanos introducidos entre los creyentes:
los judaizantes, quienes pretendían pervertir el evangelio a través de observancias a la
Ley. Por ejemplo, hablaban a favor de la circuncisión, anunciando que para poder ser
salvos, los creyentes debían circuncidarse. Pablo entonces explica que somos libres de la
esclavitud de la Ley, que no estamos obligados a cumplirla. Somos salvos por seguir a
Cristo únicamente por fe.
Pedro actuó con cobardía delante de los judíos que llegaron a Antioquía, pues antes de su
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llegada comía con los gentiles, y luego se apartaba de ellos por miedo a ser juzgado “por
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los de la circuncisión”. Debido a su hipocresía, y por no permanecer fiel a la visión que


había recibido de Dios, perdió su lugar en el liderazgo apostólico, quedando Pablo al
frente. En su error arrastró a otros, como ocurre con todo líder: a Bernabé y a otros judíos
cristianos.
De este capítulo, destaco el siguiente versículo como muy importante:
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
(Gálatas 2:20)

 CAPÍTULO 3
Este capítulo presenta el contraste entre la ley y la fe. Pablo cita a Abraham porque los
judíos lo consideraban como su padre y la fuente de todas las bendiciones espirituales que
recibían. Creían que el mero hecho de ser descendientes de Abraham los justificaba ante
Dios. Pablo expone que Abraham agradaba a Dios por su fe, y no por obras de la Ley, ya
que ésta no existía en esa época sino que fue dada por Dios 430 años después.
“Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia”. (Gálatas 3:6)
La fe en Dios salvó a Abraham. La Ley condena, porque nadie la puede cumplir
completamente ni en forma continua. Cristo al morir en la cruz nos liberó, haciendo lo que
nosotros no podíamos hacer por nosotros mismos. Y removió la maldición que pesaba
sobre su pueblo a causa de la desobediencia de la Ley, redimiéndonos y justificándonos al
aceptar a Jesús. Además Pablo dejó claro que la promesa de Dios a Abraham se cumple en
Cristo, no en la Ley. La intención de la Ley era la revelación el pecado, no la justificación, y
también la incapacidad para salvarnos nosotros mismos. La Ley fue revelada por medio de
ángeles a Moisés, en contraste con la promesa que fue revelada por Dios a Abraham (“en
ti serán benditas todas las familias de la tierra”). Este última es superior a la primera. A la vez
son complementarias: la Ley demandaba justicia, pero era incapaz de proveerla. Su función
fue preparar el camino al hacer consciente a la gente de sus pecados, y de su necesidad de
un Salvador. Bajo la Ley la persona está en un estado de sujeción e inmadurez, pero bajo en
evangelio nuestra condición es de hijos y herederos.
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 CAPÍTULO 4
Pá gina

Pablo, preocupado por los Gálatas, compara la Ley con la Gracia, apelando a la condición
de hijo. Bajo la Ley, la persona es como un heredero durante su minoría de edad, sujeta a
tutores hasta alcanzar la edad requerida. Cuando llega a la adultez es el período de Gracia.
Pablo declara que regresar al legalismo, es decir, a una religión que exige “hacer algo”, no
sería mejor que volver a la adoración pagana, a la cual pertenecían antes de Cristo.
Reafirma el concepto que la Ley trae esclavitud, en cambio Cristo trae libertad.
Además, Pablo explica el Nuevo Pacto y el Antiguo Pacto con una alegoría: Sara versus
Agar, cada una con su hijo, respectivamente. Isaac concebido por gracia, es el hijo del
Espíritu. Ismael es el hijo legal, concebido según la carne.

 CAPÍTULO 5
En este capítulo, Pablo explica la aplicación práctica del evangelio exhortando a los gálatas
a usar su libertad cristiana apropiadamente, es decir, deben mantenerse firmes en ella
sirviéndose unos a otros y guardarse de ejercer ningún tipo de violencia.
El Espíritu y la carne son diametralmente opuestos, como se evidencia por las “obras” y el
“fruto”. También explica acerca del arrepentimiento en forma metafórica, como una
crucifixión de la vieja vida de pecado, al dejarla atrás de manera completa y definitiva.
Con la ayuda del Espíritu Santo, no se satisfacen los apetitos carnales, sino que el cuerpo
es controlado: la vieja naturaleza se encuentra siempre al lado de la nueva, por lo que el
trabajo de dominarla es permanente. Y es posible por el Espíritu que mora en nosotros.
Sólo Dios es quien produce nuestra santificación, cuando somos guiados por el Espíritu
Santo. No agradamos a Dios por nuestro esfuerzo humano, sino por nuestra fe que
posibilita nuestra conversión.
Pablo nombra las obras de la carne, enumerando una lista de pecados, y el fruto del
Espíritu. Éste último lo explica como estar muerto al pecado, por eso se expresa en
singular, es decir como un todo, y se logra por “andar en el Espíritu”. Esta expresión alude
a seguir la ruta marcada por el Espíritu Santo.

 CAPÍTULO 6
Este capítulo explica cómo tratar a los hermanos cristianos que pecan, sobrellevando unos
las cargas de otros, cumpliendo así la ley de Cristo. Jesús nos manda a restaurar al
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hermano con amor y humildad, comprendiendo que ese hermano tiene alguna carga que
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llevar, no juzgándole ni sintiéndose superior. La ley de Cristo es el AMOR, que nos


amemos unos a otros como Él nos amó.
Pablo también enseña sobre la ley de la siembra y la cosecha, y que siempre debemos
sembrar el bien, y mayormente a los de la familia de la fe. Además explica que los
ministros de Dios deben ser apoyados financieramente por el resto de la congregación. Y
termina diciendo que somos una nueva creación en Cristo (somos linaje escogido, nación
santa). Sólo en la cruz de Cristo debemos gloriarnos, en nada personal.
Y termina la carta con una bendición.

ENSEÑANZAS QUE NOS DEJA LA CARTA A LOS GÁLATAS


- Identificarse con la vida de Jesucristo, comprender que morimos con Cristo, para que
Él viva en nosotros.
- Permitir que la Palabra se encarne en nuestra alma, ya que estamos siendo edificados
con el fin de llegar a ser semejantes a Jesús.
- Disfrutar de la libertad que Cristo compró para nosotros, siendo guiados por el
Espíritu de Dios.
- No someterse a recomendaciones legalistas por buenas que parezcan, es decir, no
intentar ganarnos aquello que fue recibido como una dádiva.
- Amar a los demás sin reservas, esa es la Ley de Cristo.
- Sembrar sólo aquello que pretendamos cosechar. Dios garantiza que la cosecha llegará.
- Siempre hagamos el bien, principalmente a los hermanos en Cristo.
- No hacer cambios, distorsiones, enmiendas, ni añadir nada al evangelio, eso acarrea
maldición en nuestra vida.
- Es imposible mantener una relación con Dios por medio de las obras en lugar de fe. Los
que perseveran hasta el fin andando en fe, tendrán certeza de la victoria.
- Comprender que la intención de Dios con la Ley es llevar a su pueblo a Cristo.
- Obedecer cada vez que el Espíritu Santo nos dirija, y entender que la obediencia
derrota toda inclinación carnal que nos asalte.
- Reconocer que el fruto de la libertad en Cristo es el amor a los demás en servicio.
- Permanecer dispuesto a hacer lo que sea necesario para restaurar al hermano que se
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encuentre en pecado, sin altivez, sabiendo que nosotros también podemos ser tentados.
Pá gina

- Emplear las enseñanzas de Jesús como norma para la autocrítica, no para criticar a
otros.

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