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SERIE FAMILIA Y EDUCACIÓN

¿Qué significa
honrar a mis padres?
Erica Tejedor

Preparado para Abel Esquivel; abelsre@gmail.com con orden nr. 0121254289


REVISTA LA FUENTE
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El propósito de la revista La Fuente es inspirar,


equipar y fortalecer al obrero, líder y pastor
evangélico para potenciar el desarrollo y el
crecimiento de la Iglesia, el cuerpo de Cristo.

La revista La Fuente se publica bajo la personería


jurídica de la Asociación La Fuente, con número
de RUC 80111267-2, inscripta en los Registros
Públicos a inicios del año 2020.

Esta serie de artículos fue escrita por Erica Tejedor y publicada en la sección
Familia y Educación de la revista LA FUENTE, en las ediciones 212 a 214
(octubre a diciembre de 2023).

Erica Tejedor
✉ ericatejedorfuentes27@gmail.com

Erica reside en Barranquilla, Colombia, es psicóloga edu-


cativa, estudió Literatura y actualmente se prepara para
obtener su licenciatura en Teología. Apasionada por las
letras, ha participado en concursos de cuentos y le inte-
resa la investigación aplicada. Sus temas favoritos son la
espiritualidad y la salud mental. Ha publicado artículos y
contribuido en publicaciones de divulgación científica.

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La promesa divina detrás
del mandato de honrar a
nuestros padres
IMPORTANCIA DE PONER EN PRÁCTICA
LA HONRA HACIA LOS PADRES

L
a Biblia nos enseña el significado de «honrar» como
la valía, estima y respeto que brindamos a alguien.
¿Por qué nos mandó Dios honrar a nuestros padres?
Es una pregunta poco común que como hijos solemos
hacernos, pero al interior de ella se esconde una de las

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más grandes promesas que nuestro Creador nos ha re-
galado.
Dios, a través de Moisés, fue muy claro al decir: «Honra
a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la
tierra que Jehová tu Dios te da» (Éx. 20:12 RV60), manda-
to que se reitera en el Antiguo Testamento y se reafirma a
lo largo del Nuevo. A pesar de ello, en el presente es triste
ver cómo muchos hijos se han levantado en contra de sus
padres, olvidándose de que Dios, luego de pedirnos que lo
amemos primeramente a Él sobre todas las cosas, nos
llama a que honremos a ese hombre y a esa mujer, que
aunque imperfectos, nos los ha puesto como vínculo filial
primario.

NO ERES QUIEN MANDA EN CASA


Los niños por lo general suelen ser traviesos y ocurrentes,
sin embargo, esto no significa que tienen libertad para
tratar a sus padres como sus súbditos; situación que se ha
vuelto común en cientos de hogares. Es menester que
estos tengan claridad en la importancia de obedecer y
respetar a papá y a mamá, pues de ese modo se reflejará el
amor que sienten hacia ellos. Jesús fue un gran ejemplo de
obediencia y honra hacia las figuras paterna y materna (Lc.
2:51-52), por lo que es pertinente que desde niños empe-
cemos a modelar las mismas acciones para con nuestros
padres.

Desde pequeños debemos aprender a honrar a nues-


tros padres, no solo con nuestro comportamiento, sino
también con nuestros actos, que pueden ser tan simples
como ordenar nuestro cuarto, ayudar en los quehaceres

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del hogar, recibirlos con halagos y atenciones cuando re-
gresan del trabajo, etc. Mamá y papá se cansan, y es muy
gratificante saber que tienen hijos que les demuestran
amor a través de acciones tan sencillas como esas, las
cuales, les honra sobremanera.

Por otro lado, cabe precisar que como hijos estamos


llamados a someternos a sus normas, ellos son la autori-
dad, no nosotros. Hecho que debe llevarnos a reflexionar
cuando sintamos o pensemos en imponer nuestra volun-
tad a la de ellos. Recordemos que nuestros padres quieren
lo mejor para nosotros, por eso nos instruyen, nos corri-
gen, nos disciplinan y nos orientan al hacer las cosas de
una manera incorrecta; ellos nos aman, y una forma de
demostrarnos ese amor, es mediante la corrección y la
disciplina, más adelante les agradeceremos. Ser groseros y
altaneros con ellos para demostrar que no estamos con-
formes con la manera en que nos educan, es deshonrarlos
y lastimarlos; pues sus corazones dolerán ante este tipo de
actitudes.

JOVEN, LA PAGA DEL PECADO


SIGUE SIENDO LA MUERTE
Me imagino que te habrás preguntado por qué el pecado
tiene como pago la muerte. Permíteme contarte una his-
toria: Hace un poco más de diez años conocí a una chica
de dieciocho que buscaba vivir su vida de una manera
libertina. Sus consignas eran fiestas, alcohol y llevar rela-
ciones poco edificantes. Su madre sufría incansablemente
ante esta situación, que era de nunca acabar. Un día, esta
chica decidió ir de paseo con sus «amigos» fuera de la

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ciudad; claramente su mamá estuvo en desacuerdo, pero
a ella nada de eso le importó. En medio de la acalorada
discusión, le gritó a su madre: «Déjame vivir mi vida, tú
nunca me dejas vivir mi vida». Y sí, deseando ella vivir su
vida, fuera de los límites de la autoridad de su madre,
ignoraba que la muerte la esperaba: murió en un acciden-
te de tránsito cuando regresaba a su casa.

A medida que nos


desarrollamos como Si somos capaces
seres humanos, vivi-
mos diferentes eta- de sujetarnos a la
pas, entre ellas la ado- autoridad que les
lescencia y la juven-
tud. Durante ese pe- ha sido otorgada a
riodo, a veces pensa-
mos que Dios nos ha
nuestros padres,
dado padres para ha- también seremos
cernos la vida más
complicada; esto no capaces de ceñirnos
es así. Él lo creó todo
perfecto, lo que de-
a la autoridad
muestra que si somos de Dios.
capaces de sujetarnos
a la autoridad que les ha sido otorgada a nuestros padres,
también seremos capaces de ceñirnos a su autoridad
como Dios y Padre que es para cada uno de nosotros.
Pues, así como Él está para guiarnos, proveernos, cuidar-
nos y llevarnos a crecer en las distintas áreas de nuestro
ser, a papá y a mamá les ha sido dada esa tarea para que se
cumpla a cabalidad en la tierra.

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Pablo nos enseña en Colosenses 3:20 que como hijos
debemos obedecer a nuestros padres «en todo», debido
a que de esa forma agradaremos al Señor. Esto nos indica
que tenemos el deber de respetarlos, obedecerlos, amar-
los y seguir el buen ejemplo que nos dan; de esa manera
estaremos honrándolos y reconociendo a Cristo como
nuestro Señor. De lo contrario, estaríamos incurriendo en
delitos y pecado, que al final tendrán como recompensa
la muerte, pues Él nos llamará a rendir cuentas de todo
cuanto hagamos con nuestros padres. Razón por la que
cabe sentarse a reflexionar sobre aquellas conductas ne-
gativas que no nos permiten honrarlos de la mejor mane-
ra. La vida es un ciclo, mañana estaremos en ese mismo
lugar y, levantaremos la cabeza al cielo peguntando qué
hicimos mal para obtener como premio la desobediencia
y rebeldía de nuestros propios hijos. Será entonces cuan-
do el Espíritu Santo nos confronte, recordándonos que no
valoramos a tiempo los esfuerzos de nuestros papás para
llevarnos a abrazar lo mejor de Dios para nosotros.

HIJO ERES, PADRE SERÁS


Los padres hacen sacrificios inimaginables por sus hijos
con tal de que estén bien, los cuales muchas veces no son
valorados por los hijos. He escuchado a mi madre repetir-
nos a mis hermanos y a mí esta frase incontables veces:
«Hijo eres, padre serás». Recuerdo que en ocasiones solía
molestarnos, porque para nosotros, lejos de significar una
advertencia, era como si nos lanzaran una maldición. Lo
cierto es que mamá no lo hacía con esa intención, más
bien buscaba hacernos ver que nuestras acciones para con

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ella y mi padre en algún momento de nuestras vidas, la de
ser padres, nos pasarían factura. Y aunque aún no tengo
hijos, a través de la experiencia de mis amigos y hermanos
me puedo dar cuenta de que esas palabras son ciertas.

Nuestros padres llegarán a viejos y necesitarán de nues-


tra compañía y ayuda. Aun así, a la mayoría de los hijos se
les olvida que la mejor manera de honrarlos es retribuyén-
doles ese amor y cuidados que nos dieron durante el tiem-
po en que nos criaron y cobijaron bajo su calor paternal.
Abrazar a papá y a mamá en la vejez es un privilegio, no
obstante, podemos ver cuántos hijos los hacen a un lado
sumiéndolos en el abandono. Así como hoy ellos nos ne-
cesitan, mañana nosotros también necesitaremos ayuda.
Por tanto, tú que eres hijo de quienes se sostienen en la
ancianidad, hónralos para que tus días en la tierra sean
alargados y placenteros. Muchos desearían hoy tener a sus
padres con vida y no pueden; no esperes a que ya no estén
para desear brindarles lo mejor.

Finalmente, quiero invitarte a que te tomes un tiempo


para pensar, analizar y reflexionar sobre todo cuanto te he
presentado. A lo mejor comenzarás a ver de una manera
diferente tu proceder para con tus padres, y empezarás a
honrarlos de acuerdo a los mandamientos de Dios, sa-
biendo que Él cumplirá en ti la promesa que se encuentra
detrás de honrar a tus padres.a

Fuentes consultadas:
• Scheraldi, C. (2019). «¿Cómo puedo honrar a mis padres cuando soy
adulto?» TGC Coalición. En línea: <https://bit.ly/3rvc3fG>.
• Ordoñez, J. (s. f). «¿Por qué es importante honrar y obedecer a mis
padres?» José Ordoñez Cristiano. En línea: <https://bit.ly/461ghKS>.

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Cómo trabajar los desacuerdos
con tus padres sin deshonrarlos
LA ACTITUD APROPIADA PARA ABORDAR LOS
CONFLICTOS CON LOS PADRES

L
as discusiones entre padres e hijos, principalmente
durante la etapa de la adolescencia, son más frecuentes
de lo que pensamos, puesto que es altamente difícil
comunicarse cuando existen opiniones divergentes. Una
vez leí una frase de Barack Obama que llamó mucho mi
atención:

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«Aprender a estar en la piel de otro, a ver a tra-
vés de sus ojos, así es como comienza la paz. Y
depende de ti hacer que ocurra».

Esta me hizo ver que muchas veces nos olvidamos de


que como hijos, debemos entender que papá y mamá
piensan de formas distintas a la nuestra. Aunque casi na-
die habla de lo complejo y doloroso que resulta honrarlos
cuando no estamos de acuerdo con ellos, llegué a la con-
clusión de que hay ciertas maneras, que a mi pensar, nos
permiten expresar, discutir y trabajar las discrepancias sin
dejar de honrarlos; de paso servirán como llaves para abrir
las puertas de bendición que Dios nos ha prometido.

ESCUCHAR PARA RESPONDER


Como hijos, esperamos ser escuchados por nuestros pa-
dres, ser comprendidos y a que validen nuestras ideas; sin
embargo, a menudo somos incapaces de hacer lo mismo
con ellos cuando nos aconsejan, nos hacen saber lo que
piensan de nuestras acciones, o toman decisiones creyen-
do que son las mejores para nosotros aunque no sean de
nuestro gusto.

¿Sabes qué es la escucha activa? Esta implica mayor


esfuerzo y requiere de la empatía. Además, nos enseña a
estar prestos a escuchar, a refrenar las palabras al hablar y
a no llenarnos de enojo con facilidad. Hay un versículo de
la Biblia que nos habla justamente de esto:

«Mis queridos hermanos, tengan presente


esto: Todos deben estar listos para escuchar,

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pero no apresurarse para hablar ni para enojar-
se» (Stg. 1:19).

Entonces, intenta escuchar y ponte en los zapatos de


tus padres para que puedas comprender qué te quieren
comunicar. De este modo estarás en capacidad para esta-
blecer una conver-
sación en la que ex-
preses adecuadamen-
te tus ideas, pensa-
Escuchar a tus
mientos y sentimien- padres te ayudará a
tos. Hazlo con clari-
dad y sin caer en el crear una verdadera
uso de un vocabulario
áspero; recuerda que
comunicación con
son tus padres y me- ellos, a conocerlos
recen respeto. Pídeles
que también te escu- mejor y a identificar
chen y mantén siem- sus necesidades res-
pre la calma, especial-
mente en los momen- pecto a la relación
tos de tensión. que tienen
Escuchar a tus pa- contigo.
dres te ayudará a crear
una verdadera comu-
nicación con ellos, a conocerlos mejor y a identificar cuá-
les son sus necesidades respecto a la relación que tienen
contigo. Nunca des por sentado que les has escuchado
completamente, haz preguntas que te permitan determi-
nar si interpretaste correctamente sus mensajes. Esto hará

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que el diálogo fluya positivamente y que los lazos afecti-
vos sean fortalecidos.

CONTROLAR LAS EMOCIONES


Si eres de las personas que tiene un temperamento explo-
sivo, lo aconsejable es que empieces a trabajar tu inteli-
gencia emocional, pues de ello depende cómo reacciona-
rás frente a las diversas situaciones que puedan generar un
conflicto con tus padres. Debes saber que el mínimo gesto
es ocasión para deshonrarlos. Además, las Escrituras son
claras al instruir que podemos airarnos pero sin pecar (Ef.
4:26). Para ello te recomiendo seguir estos pasos:

• Controla tu respiración.
• Organiza tus ideas.
• No hables sin pensar.
• Ora a Dios para que tome el control de tus pensamien-
tos.
• Pídeles a tus padres tiempo para tranquilizarte.

Cuando estés tranquilo, acércate a tus padres con amor


y hazles saber lo que te molesta. Es importante que pue-
das establecer acuerdos que beneficien tu relación con
ellos, mientras que juntos buscan la mejor solución que
contribuya a eliminar las aristas que impiden la tolerancia
y compresión entre ustedes. Para eso es necesario identi-
ficar el conflicto, qué lo provoca, cómo actúas, plantear
objetivos claros y proponer una meta real. Así mismo,
invita a tus padres a orar contigo, para que sea Dios obran-
do, pues la oración en unidad trae muchos beneficios (Mt.
18:19-20).

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ADMITIR LOS ERRORES Y PEDIR PERDÓN
Errar es de humanos, y de sabios reconocer nuestras equi-
vocaciones (Pr. 3:7). Ciertamente somos imperfectos y
cometemos errores todos los días, pero es necesario dejar
de lado la soberbia y estar dispuestos a admitir nuestras
culpas.

¿Recuerdas la parábola del hijo prodigo? (Lc. 15:11-32).


En ella vemos cómo un joven después de haber contendi-
do con su padre por la herencia que le correspondía, co-
metió muchos errores que lo llevaron a vivir una vida des-
enfrenada y vacía. Al darse cuenta de la situación tan abe-
rrante en la que se encontraba, decidió dejar su orgullo
atrás, se presentó delante de su padre, reconoció que se
equivocó en sobremanera, pidió perdón, y su padre, al
verlo arrepentido, no dudó en perdonarlo y celebrar su
regreso. Esto nos muestra que el galardón que recibirás
una vez reconozcas delante de tus padres que haz pecado
contra ellos, será mayor. Recuerda que perdonar y pedir
perdón es de valientes, y demuestra el grado de humildad
que poseemos, lo cual será valorado y reconocido por el
Padre celestial. Ten presente que si no perdonas, Dios tam-
poco perdonará tus faltas; más bien, sé bondadoso con
aquellos que te han ofendido (Ef. 4:32).

¿QUÉ HACER CUANDO, EN NUESTRA OPINIÓN,


NUESTROS PADRES ESTÁN DEFINITIVAMENTE
EQUIVOCADOS?
En primer lugar, es importante reconocer que papá y
mamá son humanos como nosotros, y también pueden
equivocarse. Y aunque debemos mantenernos obedien-

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tes a ellos (Col. 3:20), esto no quiere decir que debamos
aceptar consejos, opiniones o ideas que estén fuera del
orden de Dios para nuestras vidas.

Lo que sí puedes hacer es ayudarles a identificar, com-


prender y corregir sus errores, mediante una conversación
en la que expongas tus puntos de vista en contraste a los
suyos. Propón ejemplos que los induzcan al análisis y a la
reflexión, y pregúntales qué piensan acerca de lo que les
has dicho. Muchas veces nuestros padres aseguran cono-
cernos profundamente, pero sabemos que esto no siem-
pre es así; por eso la necesidad de construir lazos con ellos
en los que fluya naturalmente el diálogo y se refuerce la
comunicación.

En caso de que no logren solucionar sus diferencias o


llegar a un acuerdo intermedio, tu actitud debe ser la de
un hijo sabio, bondadoso, respetuoso y que a pesar de
todo honra a sus padres. Ora a Dios por sus corazones,
para que sea Él obrando (Stg. 5:15-16), y te guíe correcta-
mente a permanecer bajo la autoridad de tus padres aun
cuando estés seguro de que se han equivocado.

Quizás existan otras maneras para trabajar los des-


acuerdos con nuestros padres sin deshonrarlos. Pero, des-
de mi experiencia como hija, puedo decirte que es funda-
mental orar constantemente a Jesús, para que por medio
de su Espíritu Santo nuestro carácter sea transformado y
nos guíe a trabajar en cada una de las áreas que influyen
en la construcción de una relación sana y de permanente
honra hacia nuestros padres.a

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¿Cómo honrar a los padres
que no lo merecen?
CLAVES PARA HONRAR A LOS PADRES CUANDO
LA RELACIÓN ESTÁ ROTA

L
a Biblia menciona de forma reiterativa la importancia
de honrar a los padres, además de sus beneficios.
Sin embargo, muchos hijos viven la intrincada situa-
ción de lidiar con padres frívolos, maltratadores, ausentes
y maldicientes que a través de sus malas acciones suelen
herirlos constantemente; hecho que lleva a considerar la
idea de si realmente merecen honra. Ante tal pugna, cabe

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mencionar que Dios, al determinar que debemos honrar
a padre y madre (Éx. 20:12), en ningún momento clasificó
a padres buenos y malos; por lo que es claro que aunque
estos no sean benevolentes, es menester cumplir con lo
que nos ha sido demandado. Entonces, ¿cómo puedo hon-
rar a mis padres cuando nuestra relación se ha roto?

Antes de responder a esta pregunta, quiero que te de-


tengas un instante a meditar sobre el siguiente pasaje,
puesto que a mi pensar, es vital para comprender que a
pesar de las circunstancias nuestros padres merecen hon-
ra:

«Ustedes han oído que fue dicho: Amarás a tu


prójimo, y odiarás a tu enemigo. Pero yo les
digo: Amen a sus enemigos, bendigan a los que
los maldicen, hagan bien a los que los odian, y
oren por quienes los persiguen, para que sean
ustedes hijos de su Padre que está en los cielos,
que hace salir su sol sobre malos y buenos, y
que hace llover sobre justos e injustos. Porque
si ustedes aman solamente a quienes los aman,
¿qué recompensa tendrán?» (Mt. 5:43-46).

AMA Y PERDONA A TUS PADRES


A lo largo de mi vida he escuchado a muchas personas
hablar acerca de lo difícil y complicado que ha sido para
ellas tener que soportar el rechazo de sus padres, no solo
porque decidieron negarles su amor, cuidado y protec-
ción, sino también, porque están en contra de vivir una
vida juntamente con Jesús. Quizás hoy tú te encuentres

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atravesando por algo similar. No obstante, Cristo ha decla-
rado que debemos amarnos los unos a los otros (Jn. 15:17),
lo que indica que aun cuando seamos vituperados, abo-
rrecidos o repudiados, siempre que tengamos oportuni-
dad, debemos hacer el bien a todos (Gál. 6:10), así no lo
merezcan; porque de todo ello daremos cuenta al Señor
(Rom. 14:12).

Tu deber es ofrecer amor a tus padres, así como Jesu-


cristo nos ha regalado de su amor, pues si Él siendo rey de
gloria y soberano, ha sido misericordioso contigo y no ha
escatimado a la hora de darte amor, tú tampoco deberías
negarte a amar a tus padres. Probablemente sea complejo
cumplir con ese requisito, pero debes estar confiado en
que Dios te ayudará en todo momento, aunque sé que,
además, tu corazón será probado.

Por otra parte, perdonar es uno de los actos que no


todos estamos dispuestos ha realizar. Sin embargo, la Pala-
bra nos enseña que si alguno peca contra nosotros, debe-
mos perdonarlo hasta setenta veces siete; porque si per-
donamos a quienes nos ofenden, nuestro Padre celestial
también nos perdonará a nosotros (Mt. 18:22; Mt. 6:14).
Tal vez pienses que es injusto ser hijo de unos padres «ma-
los», pero debes saber que nunca se nos ha prometido
que no tendríamos aflicciones, de lo que sí podemos estar
seguros es que de todas ellas nos librará nuestro Dios (Sal.
34:19).

De modo, que conviene esforzarse cada día para desa-


rrollar la capacidad y fortaleza de perdonar y pedir per-

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dón, ya que de esa manera reflejaremos el carácter de
Cristo en nuestras vidas. No olvides que tus padres son
seres humanos, por lo tanto son imperfectos y cometen
errores como tú podrías hacerlo; así que aunque te cueste,
intenta ser compasivo con ellos y perdónalos siempre que
te maltraten, hieran o defrauden. Al final serás recompen-
sado grandemente.

SÉ BONDADOSO
Y AGRADECIDO Una de las mejores
Tu actitud debe ser
como la de Cristo. Él
formas de honrar a
siendo Dios no hizo estos padres que no
uso de ello para excu-
sarse (Fil. 2:5), es decir, han sido buenos es a
ante todo se mantuvo
humilde. De ese
través de la oración.
modo, haz un acto de Deja que Dios se
bondad con ese padre
o madre que a lo me- haga cargo de ellos;
jor no ha sido la mejor no trates de cambiar
para ti: si necesita
para su sustento, pro- las cosas en tus
véele; si requiere cui-
dados, bríndaselos;
propias fuerzas.
pero no te niegues a
ofrecerle tu mano cuando te lo pida o se encuentre atra-
vesando situaciones complejas (Mr. 7:9-13; Prov. 23:22-
23).

Además, sé agradecido por lo bueno que en algún mo-

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mento hizo por ti. Esto te ayudará a que tu corazón no se
cierre a recordar únicamente aquello que te quita la paz y
que, a la vez, solo provocará que te llenes aún más de
rencor, dolor y odio. Dios no quiere que vivas una vida en
la que estas emociones y sentimientos te gobiernen, por el
contrario, quiere darte una vida llena de plenitud y gozo
mediante su presencia (Sal. 16:11); pues el pecado, por
muy pequeño que sea y por «justo» que parezca, contris-
ta al Espíritu Santo y nos aleja de Jesús.

Por otro lado, el hecho de que debas ayudar a tus pa-


dres a suplir sus necesidades no quiere decir que tengas
que someterte a sus manipulaciones o caprichos. Accio-
nes como estas no precisan como una forma de honrar a
tus padres, antes bien, pide dirección a Dios para saber
cómo manejar lo que acarrea lidiar con este tipo de fluc-
tuaciones. Igualmente, tampoco es la idea que atentes
contra ellos siendo grosero, áspero o recordándoles todo
el daño que te han causado; entonces estarías faltando al
mandato del Altísimo para con ellos.

RECONCÍLIATE Y ORA POR ELLOS


Sé que es complicado reconciliarse con quienes han daña-
do reiteradamente tu vida. Sin embargo, es imperativo, en
lo posible, estar en paz con quienes nos rodean (Rom.
5:23-26), principalmente si se trata de nuestros padres;
porque indefectiblemente constituyen con nosotros un
vínculo filial que, aunque lo quisiéramos, no se puede
romper.

Asimismo, una de las mejores formas de honrar a estos

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padres que no han sido buenos es a través de la oración.
Deja que Dios se haga cargo de ellos; no trates de cambiar
las cosas en tus propias fuerzas (Stg. 5:16). Ya que solo Él
es quien tiene el poder y la autoridad para sanar los cora-
zones, así como de rendirlos a sus pies y enseñarles el
camino correcto.

Cada una de las claves que te he presentado requieren


de madurez espiritual, razón por la que siempre debes
caminar en intimidad con Dios para que te ayude a supe-
rar los momentos oscuros que surjan de ser hijo de unos
papás que no agradan al Señor con sus actos para contigo.
Al igual, Dios no espera que madures espiritualmente de
la noche a la mañana, pero sí espera que le busques con
gran anhelo y pasión, que pidas su voluntad para tu vida y
que lo pongas en primer lugar aun cuando todo vaya bien
o mal. Recuerda que si eres capaz de honrar a tu Padre
celestial, lo harás con los padres que Él te ha dado en la
tierra.a

Fuentes consultadas:
• Anónimo (s. f.). «¿Se espera que los cristianos honren a un padre
abusivo? ¿Cómo podemos honrar a un padre abusivo?». Blog de
Compelling Truth. En línea: <https://cutt.ly/cwUHAiEC>.
• Challies, T. (03 de agosto de 2018). «Cómo honrar a aquellos padres
que “no merecen honor”». Blog de Acceso Directo. En línea: <https://
cutt.ly/8wUHHJif>.
• Ocampo, E. (04 de febrero de 2016). «Porqué honrar a los padres…
incluso a los malos». Blog de Restaura Ministerios. En línea: <https://
cutt.ly/TwUHKBAI>.

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