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Justo Soto Rebollo

AL ENCUENTRO
DE LA BIBLIA
La mayor aventura del hombre

Solo los valientes se atreven a vivir esta aventura


2015 Ediciones Soto Productions
1ª edición
ISBN:
DL:
Impreso y encuadernado en España por:
PROCESHUR-GRAFIC C.B.
Avda. de España, 23-local 108
28821 – Coslada (Madrid)
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Dedicado a todas las personas


de buena voluntad.
Bueno, a las otras también.

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Índice
Página

Capítulo I La importancia de la Biblia 5


Capítulo II Cómo hay que entender la Biblia 16
Capítulo III Un paseo por los orígenes 28
Capítulo IV La solidaridad humana queda destruida 53
Capítulo V El pecado de los hijos de Yahveh 63
Capítulo VI La gran prueba 79
Capítulo VII El plan divino sigue su marcha 93
Capítulo VIII La primera teología de la liberación 101
Capítulo IX Camino de la libertad total 116
Capítulo X La decadencia del pueblo. Los Jueces y Reyes 121
Capítulo X La denuncia profética 132
Capítulo XI El principio del final 143
Capítulo XII Comienza un nuevo tiempo 151
Capítulo XIII Un poco de exégesis 160
Capítulo XIV Jesús y su programa ―electoral‖ 172
Capítulo XV El Jesús histórico y el Cristo de la fe 181
Capítulo XVI Unos cobardes que transformaron el mundo 212
Capítulo XVII El compromiso con Cristo 220
Capítulo XVIII A quién seguimos ¿al crucificado o al resucitado?
242
Capítulo XIX Algunas últimas consideraciones 258

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Prólogo:
En mi opinión, existe un grave problema que desde siempre he
venido observando: La mayoría de las personas que se definen
cristianas tienen un profundo desconocimiento teológico; a veces
incluso, también se da entre quienes trabajan en las Parroquias, en
alguna de sus actividades catequéticas.
Siempre he pensado que para creer en Cristo y para seguirle,
no basta solamente con la buena “fe” y la buena voluntad; es necesario
conocer; y hoy más aun, ya que los tiempos modernos no son
demasiado fáciles para hacer un hueco a Dios.
La “fe del carbonero” que en tiempos pasados era suficiente
para ser cristiano, ahora no basta. Hoy hay que saber en lo que se cree
y por qué se cree. Es imprescindible saber dar respuestas y razones de
nuestra fe. Una fe “porque si”, sin argumentos y convicciones fuertes y
razonadas, hoy no es válida. Y para conseguirlo, es necesario el estudio
y la lectura de la Biblia.
Seguramente sonará extraño al lector, esto de una fe razonada,
pero no lo es; por que como explicaré en otras partes de este libro, la fe
se puede y se debe razonar; y desde ese razonamiento, la fe se hace
más fuerte y duradera.
Esto es lo que me ha motivado a escribir este libro. Intento con
él, humildemente, ayudar a descubrir la Biblia para entender a Dios y a
Cristo; para entender su mensaje y su palabra. Es decir, pretendo
ayudar al lector a interpretar adecuadamente la Biblia. Lo hago de
forma modesta, sin pretender hacer un tratado de Teología –para eso
hay otras personas mucho más preparadas que yo. Solo está en mi
ánimo transmitir lo que he descubierto en mis largos años de estudio y
en mi vida de seguimiento a Cristo. Lo hago con un lenguaje que he
pretendido que sea fácil, si tecnicismos teológicos.
Si le puede servir a alguien, habrá merecido la pena; si no le
sirve a nadie, es igual, a mi me ha servido para acercarme un poco más
a Cristo y a la auténtica iglesia.

***

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo I
La importancia de la Biblia

Para los cristianos de todos los tiempos, la Biblia es


el libro que recoge todo lo necesario para ayudarle a
caminar en la vida y para dar respuesta a todos sus
interrogantes y anhelos. Pero surge un problema cuando
leemos y pretendemos interpretar adecuadamente, o al
menos hacerlo lo más cerca posible de la realidad, los
diferentes libros que forman ese ―todo‖ llamada Biblia.
Es importante tener presente que han sido
necesarios más de mil trescientos años para escribir todos
los libros de esta biblioteca, que precisamente por eso se
llama Biblia. No es por tanto un libro único, es una
colección de 73 libros recogidos en una sola obra.
También han sido necesarios otros tantos cientos de
años para que hombres de una gran talla intelectual y con
profunda fe, hayan estudiado a fondo todo su contenido
para traducir e interpretar lo que quisieron transmitir
hasta la eternidad Dios y sus autores. La Biblia es sin
duda el libro más y mejor analizado de toda la historia de
la literatura; el Nuevo Testamento ha sido traducido a mil
quinientas lenguas.
La Biblia tiene respuesta a los eternos interrogantes
que nuestra condición humana desconoce: ¿Qué somos, a
donde vamos, qué sentido tiene nuestra existencia? Y
también nos ayuda a encontrar la esperanza que
anhelamos; al tiempo que nos aporta los medios
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

necesarios para poder vencer nuestra cobardía.


Ahora bien, es vital no confundir la Biblia con lo que
no es, ya que si se confunde puede llevarnos a profundas
desilusiones. Porque la Biblia no es un libro de ciencias;
tampoco es un libro de historia –al menos en el sentido en
que entendemos hoy la historia–; tampoco es un curso
sistemático de religión o de moral.
Entonces ¿qué es la Biblia?
En primer lugar es de vital importancia que
tengamos claro que quienes escribieron los texto bíblicos,
se expresaron con los conocimientos y cultura que
poseían; eso hizo que ―pintaran‖ los hechos de aquellos
largos periodos prehistóricos de los que no se tienen
noticias escritas, con los colores culturales de su época; no
eran ―superhombres‖ que veían el futuro y conocían de
antemano todo lo que siglos después se iría descubriendo.
Sus ideas religiosas las expresaban de acuerdo con su
cultura y con la información que poseían.
Antes de dar las primeras pinceladas de lo que sí es
la Biblia, conviene recordar lo que es normal que hagamos
cuando marchamos de viaje a un país desconocido. A no
ser que seamos algo insensatos: procuramos investigar,
conocer algo de ese país, hacernos con un mapa; y los que
queremos aprender y aprovechar más el viaje, también
buscamos la ayuda de un guía.
Abrir la Biblia y ―meternos‖ en ella, es algo parecido
a ese viaje. Es adentrarnos en un mundo desconocido de
inmensas posibilidades: culturas, lenguas, creencias,
historias, leyendas, personajes… Y querer hacer ese
recorrido solo, sin ―mapa y guía‖ seguro que se va a
convertir en una desventura y no vamos a enterarnos de
nada de lo que ―visitemos‖. Es imprescindible ir bien
equipados para lanzarse a la aventura bíblica. Luego
vendrá –si viene– la respuesta, la incorporación: el
doctorado.
Hay otra cosa también importante, no olvidar que
detrás de cada palabra de la Biblia hay alguien que nos
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

está hablando.
Una vez dicho esto, ya podemos pasar a decir lo que
sí es la Biblia.
El gran titular que la resumiría sería este: SE
TRATA DE UNA REFLEXIÓN DE FE SOBRE LA HISTORIA
DE LA HUMANIDAD.
Concretando más, diría que es un libro de recuerdos
que ayuda a los hombres a comprender su destino.
Interpreta la historia y los sucesos, recordando situaciones
pasadas que ayudan a descubrir la ―clave‖ para entender
esas situaciones, para interpretarlas y discernir su
sentido; porque mientras la vida sigue su curso nunca
acabamos de comprender lo que pasa; vivimos las
situaciones, pero lo profundo de su significado nos pasa
desapercibido. La comprensión suele venir después.
Es el libro en el que se narra la historia de la
humanidad en clave de amor; la historia del encuentro de
un pueblo con un Dios que ama al hombre y lo busca para
que se una con El.
Todo esto ya es suficiente para hacerle distinto a
cualquier otro libro religioso. Pero la Biblia tiene otro rasgo
único que lo diferencia de todos los otros grandes libros
religiosos o sagrados: la revelación del mensaje divino se
mete en la esfera humana; no nos traslada a nosotros a un
mundo distinto. Eso hace que al Dios de la Biblia haya que
reconocerle en el hombre y en su historia concreta. Es un
Dios que se da a conocer como el amigo del hombre y que
se interesa por el más pobre.
La Biblia es la luz que nos ilumina en nuestro
caminar, de tal manera que cuando no vemos claro,
cuando nos sentimos perdidos, ahí tenemos el mensaje de
sus personajes ayudándonos con la reflexión de su propia
experiencia para reflexionar sobre la nuestra.
Esta luz que nos ilumina tiene dos partes
esenciales: el Antiguo y el Nuevo Testamento. Y aquí, la
palabra testamento no tiene el sentido que le damos
actualmente ―Acto jurídico por el que alguien decide
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

repartir sus bienes entre sus herederos‖. Este término


latino de testamento se traduce al español por alianza. Y
eso nos da una nueva pista de la importancia de este libro.
El Antiguo Testamento es el conjunto de libros que
expresa la relación de alianza de Dios con el hombre, y no
es otra cosa sino el camino para poder llegar a Jesús.
Y el Nuevo Testamento es el encuentro con ese
Jesús y con Cristo; además de mostrarnos la nueva forma
que descubrieron los seguidores de Jesús a través de sus
palabras y de su vida, para relacionarse con ese Dios.
Uno de los primeros problemas con el que nos
encontramos al comenzar su lectura es conocer quiénes
son sus autores. ¿O no hay autores ya que es el mismo
Dios su autor y por ello, la Biblia es palabra de Dios?
Los autores de aquellos primeros libros de la Biblia
son raramente escritores. Lo normal es que se tratara de
personas que se expresaban oralmente.
La creación de aquellos libros pudiera venir dada de
la siguiente manera: sabemos que los pueblos antiguos
acostumbraban a repetir de memoria en sus reuniones y
celebraciones, largas recitaciones sobre acontecimientos
pasados o historias contadas de forma poéticas. El pueblo
de Israel no era ajeno a esta práctica; ellos también
trasmitían oralmente, de generación en generación, los
hechos que habían acontecido y las palabras
fundamentales.
Hoy aprendemos las letras de las canciones
escuchándolas, también lo hacemos así con los cuentos y
las historias infantiles de nuestros mayores. Igualmente
ellos aprendían las historias, las leyes, las profecías, los
salmos, los proverbios y muchas otras cosas que después
fueron escritas en la Biblia.
Pero hay una cosa importante: antes de ser
recitadas y narradas, fueron vividas por muchas
generaciones de hombres que se esforzaron en ser fieles a
Dios y en organizar la vida de acuerdo a la justicia.
Después es cuando fueron escritas.
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Los diferentes libros que conforman la Biblia no se


escribieron en un solo lugar, se hizo en muchos lugares
diferentes. La mayor parte de los libros del AT fueron
escritos en Palestina, tierra del pueblo de Dios y donde
Jesús vivió, y también donde nació la primitiva Iglesia
cristiana. Algunos otros libros se escribieron en Babilonia,
lugar donde el pueblo estuvo desterrado en el siglo VI a.C.
y otros en Egipto, donde emigró mucha gente después del
destierro.
El NT tiene partes escritas en Siria y Asia Menor
(hoy Turquía), en Grecia y en Italia, donde existían
comunidades fundadas y visitadas por San Pablo.
Por tanto, los diferentes países y los casi 1400 años
que hay de variación entre el primer escrito y el último,
hacen que junto a las costumbres, la cultura, las distintas
religiones y la situación económica, social y política de
todos esos pueblos con los que tenían que convivir,
influyeran en la forma como los diferentes libros presentan
el mensaje de Dios a los hombres. De igual manera, estos
hechos influyeron en las lenguas en las que se escribieron.
La mayor parte de los que forman el AT se escribió en
hebreo, porque era la lengua que se hablaba en Israel
antes del destierro. Después del destierro el pueblo
comenzó a hablar el arameo, pero seguían estando escritos
y siendo leídos en hebreo. Por eso mucha gente ya no
entendía los libros; para solucionar ese problema se
crearon escuelas en todos los pueblos. Una pequeña parte
del AT fue escrita en arameo y otros pocos libros, más todo
el NT –excepto el primer original de Mateo– fueron escritos
en griego.
¿Y por qué cambiaron a este idioma? Porque el
griego fue la lengua del comercio que se extendió por todo
el mundo tras las conquistas de Alejandro Magno en el
siglo IV antes de Cristo.
Los judíos al ser desterrados de Palestina y emigrar
a Egipto, fueron olvidando la lengua materna; hasta que
llegaron a no entender ni el hebreo ni el arameo; solo
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

entendían el griego que era la lengua que se hablaba en


Egipto. Ese fue el motivo por el que en el siglo III a.C. un
grupo de setenta sabios tradujo el AT del hebreo al griego.
Siendo esta la primera traducción de la Biblia, llamada la
de los setenta (LXX).
Los autores de los diferentes libros de la Biblia no
son conocidos. A lo largo de los tiempos se han hecho
atribuciones arbitrarias sin ninguna verificación. Podemos
por tanto decir que la mayor parte de los libros bíblicos
son anónimos y algunos llevan un seudónimo que les ha
dado la posteridad. Lo que sí podemos decir es que estos
libros son propiedad exclusiva del pueblo, de la comunidad
que los vivió y los transmitió. Por tanto, su creación
pertenece a mucha gente y son la expresión de la vivencia
comunitaria de todos ellos. Esa comunidad concreta de la
que el libro salió, se reconoce en lo que ese libro expresa, y
vive lo que está dicho en él.
La imagen que se tiene hoy de lo que significa autor
de un libro, no es aplicable a la Biblia fuera de algún caso
suelto. La mayoría de los personajes a los que se les ha
atribuido la autoría, no son sino actores.
Los autores de la literatura bíblica son el pueblo
hebreo y la comunidad cristiana.
Entonces, si ampliamos la autoría a un contexto de
pueblo ¿queda destruida la personalidad de esos hombres
líderes y ejemplares? No. Por el contrario quedan
explicadas. Esos hombres y mujeres son ejemplo autentico
de la comunidad en la que surgen; la comunidad se
reconoce en ellos a sí misma. Además, de esta manera se
da mucha más veracidad a los hechos. Si yo escribo el
libro de mis gestas, siempre me voy a poner en buen lugar.
Pero ¿no es Dios el autor de la Biblia?
El último documento oficial que nos habla de este
tema es el Concilio Vaticano II1 y dice: «La Biblia es

1 Dei Verbum–9

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Palabra de Dios, en cuanto que ha sido escrita bajo la


inspiración del Espíritu Santo».
Ahora bien, esta afirmación como todo, hay que
entenderlo desde su verdadero contexto.
La inspiración es una imagen que procede del
campo meteorológico, concretamente del viento que sopla,
mueve y anima, pero permanece invisible. También se
utiliza para designar la vena poética que ayuda a un
escritor. En la antigüedad, y concretamente en las
culturas griegas y romanas, la inspiración tuvo un
carácter mítico-religioso: eran las musas y los dioses del
Olimpo los que al ser invocados inspiraban al poeta.
¿Es que el Dios de los cristianos, más fuerte y
poderoso que todos los demás dioses del Olimpo, no iba a
inspirar también a los autores de los escritos que
transmitían su mensaje?
Para los cristianos, la inspiración se puede definir
como acción de Dios orientada a la creación de esos libros,
y que por esta acción serán libros sagrados y norma de
vida.
En un momento de la historia se quiso explicar de
modo racional en qué consistía esa inspiración y se echó
mano de la categoría de ―autor‖. Al no dejar de darle
vueltas al término, se acabó haciendo a Dios autor de las
escrituras; pero como Dios era incorpóreo, las imágenes
que se han visto son totalmente ridículas: Dios guiaba la
mano del escritor para que éste escribiera lo que él quería.
Posteriormente, a lo largo de los siglos han existido
diversas teorías apoyadas en otras tantas interpretaciones
teológicas en un sentido o en otro.
Lo realmente cierto es que para los cristianos que
aceptamos la Biblia como norma de vida, creemos que sus
escritos tienen autoridad divina y ésta es mucho más
fuerte que la autoridad literaria.
Considero que la palabra ―autor‖ referida a Dios es
inadecuada. Lo que si podemos afirmar es que los
distintos libros bíblicos tienen autoría divina porque Dios
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

se asoma en ellos; y se asoma en ellos porque él está


donde hay una comunidad que le expresa, le vive, le siente
y le acepta; y aquélla comunidad, aquel pueblo hebreo que
tuvo parte directa en los libros así lo vivían. Esa es la
inspiración que Dios proporciona a los suyos, a los que
viven y a los que escriben.
Por supuesto que el ―estar‖ de Dios es misterioso e
indemostrable. Pero está y se le siente. Esa es la fe.
De esta manera la ―autoría‖ divina no queda
afectada por la ―autoría‖ humana; ni tampoco la humana
queda afectada por la divina. Pero ―funciona‖ de la misma
forma que la de otro libro cualquiera; las grandezas y las
flaquezas, la personalidad y los condicionamientos del
autor de cualquier libro, se trasluce en el texto.
Por todo ello y a modo de resumen, añado: la
inspiración como modo de presencia de Dios y como razón
de la autoridad divina de la Biblia, no reside en la
materialidad de sus libros, ni en su contenido, ni en su
forma; está en la vivencia de sus autores. El objetivo que
persiguen estos libros es comunicar como Dios intervino
en el mundo, cómo está con el hombre y de qué manera le
acompaña para hacer de el un hombre nuevo.
Todo esto es lo que nos lleva a los cristianos a creer
que la Biblia es Palabra de Dios y por tanto no contiene
errores, todo lo que en ella se dice es verdad.
Pero, ¿cómo puede ser verdad lo que dice Levítico
11,6 clasificando a la liebre como rumiante; o indicando
que el sol gira en torno a la tierra en Josué 10,12-14; o en
Génesis 6 cuando nos cuenta como se produjo un diluvio
universal; o viendo el gran desconocimiento que hay en
Génesis 1,6-8 acerca de cómo es el mundo
estructurándolo en tres planos?
Y es que a lo largo de sus libros, podemos ver
muchas inexactitudes y distorsiones; o sea, errores
importantes. Y esto no ha de ser motivo de que nadie se
escandalice.
Durante cuatro siglos, las distintas maneras de
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

entender este tema, han sido la causa de tremendos


enfrentamientos, luchas y problemas dentro de la Iglesia.
El caso posiblemente más conocido, fue el de Galileo
Galilei. Recojo sus palabras porque en mi opinión, son
muy esclarecedoras para este tema: «[…]No habiendo
querido el Espíritu Santo enseñarnos si el cielo se mueve o
está quieto, ni si su figura tiene la forma de esfera o de
disco o es plano, ni si la tierra se halla en el centro de él o a
un lado, no habrá tenido intención también de cerciorarnos,
tampoco de otras conclusiones del mismo género y
relacionadas con las mencionadas, que sin su
determinación no se puede asegurar ésta o aquella parte,
como son la de determinar el movimiento o quietud de la
tierra y del sol. Y si el mismo Espíritu Santo no ha
pretendido enseñarnos proposiciones semejantes, ya que
quedan fuera de su intención, nuestra salvación, ¿cómo
podrá afirmarse que el defender este extremo y no aquél,
sea tan necesario que el uno sea de fe y el otro erróneo?
¿Podrá, por tanto, ser herética una opinión que nada tiene
que ver con la salvación de las almas? ¿O acaso podrá
decirse que el Espíritu Santo no ha querido enseñarnos
verdades que se refieren a nuestra salvación? Yo diré lo que
oí decir a una persona eclesiástica en grado eminentísimo
(El Cardenal Baronio), que el Espíritu Santo pretende
enseñarnos cómo se va al cielo y no cómo va el cielo».
Para mí son unas palabras cargadas de razón y
dichas desde una gran fe, no desde la incredulidad2.
Entonces ¿cómo entender la ―inerrancia‖ en la
Biblia?, es decir la ausencia de error.
Comenzaré por afirmar que por culpa de una mala
interpretación de la inerrancia, se ha impedido durante
demasiado tiempo estudiar y por tanto encontrar, muchas

2 Sin embargo, durante siglos las cosas se entendieron de otra manera, y a


Galileo, el Santo Oficio le condena a prisión perpetua si no abjura de sus ideas,
cosa que hace seguidamente; por lo que el Papa le conmuta la prisión por arresto
domiciliario de por vida. Finalmente, solo permaneció arrestado en su casa de
Florencia desde 1633 a 1638.

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

respuestas teológicas que son base para entender la Biblia.


Ahora entraré a comentar lo que hoy se considera
inerrancia.
Primero es importante no olvidar lo que hemos
dicho anteriormente sobre lo que es la Biblia: un conjunto
de libros de fe que tratan de la salvación del hombre; en
ellos se narra como Yahveh ha elegido a un pueblo, como
ha ido acompañándole hasta la tierra prometida y la
manera en la que ese pueblo ha ido avanzando y
actuando. Eso hace que sea un libro de salvación, de fe, de
dogma y de moral que enseña lo que hay que hacer, cómo
hay que hacerlo y en que hay que creer.
En ese aspecto, este libro está exento de errores.
¡Pero cuidado! Incluso en ese campo, también hay
matizaciones. Hay que tener presente que ese camino de
salvación –con todo lo que encierra ―caminar‖– se va
afianzando en su conocimiento lentamente por medio de la
revelación, y no se completará hasta el NT, con el Jesús
histórico y el Cristo de la fe. Solo entonces llega a su
plenitud.
Otra cosa es la forma que se da al escrito, eso está
condicionado por la cultura, el discernimiento intelectual,
el estilo de narración del que se valen los autores para
contarlo; eso es lo que no está libre de errores, porque está
influido por el conocimiento –o desconocimiento– que
tengan los que narran.
André-Marie Dubarle, religioso y teólogo francés,
dice: «Los libros están hechos para enseñar la salvación de
las almas y no astronomía, nos dice cómo se va al cielo, no
como va el cielo».
La verdad salvífica que se nos transmite a través de
la Biblia, es la que está exenta de error. Pablo habla de:
«La palabra de la verdad, el evangelio de vuestra salvación»
(Ef 1,13), indicando la relación que existe entre la verdad y
la salvación. Y en 2Tim 3,25, es aún más preciso: «Las
Sagradas Escrituras... pueden darte la sabiduría que
conduce a nuestra salvación». San Agustín mantiene que la
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Escritura no ha querido enseñar cosas que no son de


utilidad para la salvación de los hombres, y Santo Tomás
dice que no quiso decir el Espíritu más verdad que lo que
aprovecha para nuestra salvación».
El último documento que habla de este tema, es el
Concilio Vaticano II en la constitución Dei Verbum sobre la
revelación; expresando que la verdad de esa revelación nos
viene a través de Dios y de la salvación de los
hombres, subrayando que Cristo termina esa obra de
salvación, pero que el anuncio de salvación está orientado
hacia un fin para que escuchándolo, el mundo entero crea
en él, creyendo espere y esperando, ame». Y recuerda la
gran novedad de universalidad: «Es para la salvación de
todos los pueblos».
Por último, la verdad de la Biblia no es tanto verdad
que ilustra intelectualmente, como fuerza que libra y
redime.
De gran ayuda para entender adecuadamente los
textos bíblicos fue el descubrimiento de los géneros
literarios. Gracias a su conocimiento se sabe que las
narraciones bíblicas que se leían como hechos históricos
hoy llevan nombre de leyenda, saga, mito, cuento, novela…
y también gracias a la exégesis histórico-crítica que han
venido desarrollando grandes teólogos con dos métodos
revolucionarios: la crítica textual y la crítica literaria.
En el siguiente capítulo veremos cómo estos
métodos han colaborado para el estudio y entendimiento
de la Biblia.

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo II
Cómo hay que entender la Biblia

Dice el Concilio Vaticano II: «Dios habla en la


Escritura por medio de hombres, y en lenguaje humano; por
tanto, el intérprete de la Escritura, para conocer lo que Dios
quiso comunicarnos, debe estudiar con atención lo que los
autores querían decir, y lo que Dios quería dar a entender
con dichas palabras3».
Está suficientemente claro lo necesario que es un
método crítico para la interpretación de las escrituras. Eso
hace que sea preciso investigar cuidadosamente lo que los
hagiógrafos querían decir. Para ello hay que averiguar cuál
era la intención del autor, ya que ésta no se identifica
siempre con el sentido inmediato y obvio del texto bíblico.
De ahí la importancia del estudio crítico para poderla
descubrirla. Este método, según las reglas de la
interpretación crítica y científica, se aplica a cualquier
estudio literario.
La biblia es literatura, pero contiene ―palabra
inspirada‖ y ―mensaje normativo‖; por ello, su estudio pasa
por considerar tres niveles que se superponen
constantemente: nivel histórico-literario en el que se
contempla el texto únicamente como literatura; otro nivel
teológico, por que al tratarse de una historia de salvación y
liberación es preciso analizar lo que quisieron decir sus

3 Dei Verbum 12

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

creadores; y el tercer nivel el llamado Kerigmático4 ya que


para los que creen, este libro es Palabra de Dios.
El primer nivel, el método histórico–literario, se
aborda con las metodologías de las ciencias humanas y de
la obra literaria en todas sus dimensiones; ha de basarse
en la verdad y para ello es necesario poder verificar lo que
se afirma y examinar los textos con perspectiva histórica.
No es mi intención cansar con este tema extenso y
profundo y que pertenece a los entendidos y estudiosos;
ellos se ocupan de hacerlo para nosotros y nos han dejado
grandes e importantes estudios. Solo trato en este capítulo
de apuntarlo para tenerlo presente a la hora de saber lo
importante que es no darle un sentido literal al texto
bíblico.
Cosas a tener en cuenta:
Sobre la crítica textual, que no existe una biblia
completamente hecha. Existen multitud de versiones más
o menos similares en los detalles, pero unas están más
próximas al texto real que otras.
Referente a la crítica literaria, decir que muchos de
los textos que componen los diferentes libros no fueron
escritos tal y como los conocemos hoy. Han ido
experimentando retoques sucesivos. El análisis literario
trata de detectar las diversas etapas que se han ido
produciendo en la formación de ese texto que tenemos en
nuestras manos.
En la historia de las formas o géneros literarios,
comprobamos que los textos que hoy leemos en relatos
unidos y extensos, en sus orígenes fueron independientes
entre sí. Es necesarios saber quien los juntó y porqué.
Sobre la historia de la redacción, comentar que
frecuentemente un autor modifica sus materiales cuando
los integra en su obra. Hay que descubrir la intención del
autor y formarse una idea de cómo eran y quienes los

4 El término kerigma proviene del griego κήρυγμα (anuncio, proclamación) y


significa ―proclamar como un emisario‖.

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

creyentes a los que iba destinada su obra.


Por último, es preciso buscar el criterio de
historicidad. En muchos de los libros pasó un dilatado
periodo entre el acontecimiento y su ―publicación‖. Por
ejemplo, entre un milagro de Jesús y el relato que lo narra;
ya que hoy se conoce que los evangelios fueron escritos
muchos años después de la muerte de Jesús. Por tanto, su
contenido se fue transmitiendo oralmente. ¿Eso provocó
que aquellos cristianos pusieron algo de su cosecha? Y los
evangelistas al escribirlo ¿han modificado algo de la
tradición oral? La respuesta se logra tratando de acercarse
lo más posible a la verdad propiamente histórica.
Estos métodos histórico-críticos tienen escasamente
dos siglos de antigüedad. Todo comenzó cuando los
descubrimientos arqueológicos permitieron evidenciar que
había trozos de barro con inscripciones que nos hablaban
de su tiempo; o pergaminos en los que se veía diversidad
de nombres para designar a la divinidad.
De esos estudios se comenzó a ver que en las
Escrituras había diferencias de estilo y repeticiones de
hechos similares, pero contados de distinta manera:

 Dos relatos de la creación (Gén l,l-2,4a; 2,4b-24).


 Dos descendencias de Adán (Gén 4 y 5).
 Dos relatos del diluvio mezclados (Gén 6 y 9).
 Tres veces la esposa de Abrahám en peligro
(Gén 12,10ss; 20; 26).
 Dos pactos de Dios con Abrahám (Gén 15 y 17).
 Dos relatos de la vocación de Moisés (Ex 3 y 6).
 Dos promulgaciones del decálogo (Ex 20 y Dt 5).
 Ley sobre los esclavos (Ex 21 y Dt 15,12-28).
 Leyes sobre homicidio (Ex 21; Dt 19; Núm 35).

Vemos también varias maneras de nombrar a Dios:


Elohim, Yahveh Elohim, Eleyón, Elolam, Jehová y así
hasta más de veinte.

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Hay relatos incluso contradictorios:

 En Gén 1, Dios crea al hombre y la mujer al mismo


tiempo, culminando con ello la creación; sin
embargo en Gén 2, crea al hombre antes que a los
animales, y por último a la mujer.
 En Gén 6,19s, Dios ordena a Noé introducir en el
arca una pareja de cada animal; pero en 7,2, se
trata de siete parejas de animales puros y una de
impuros.
 En Gén 7,6s, tiene lugar el diluvio y Noé entra en el
arca; en 7,10, se dice que el diluvio ocurrió una
semana más tarde.
 En Gen 7,11, vuelve a hablarse de los comienzos del
diluvio y en 7,13, de la entrada de Noé en el arca.
 En Gén 37,28, los madianitas sacan a José del pozo
dónde lo habían metido sus hermanos, lo venden a
los ismaelitas, y éstos lo llevan a Egipto. Por el
contrario en 37,36, son los madianitas quienes lo
venden en Egipto a Putifar. Y en 39,1, Putifar lo
compra a los ismaelitas.
 En Ex 33,7, se comenta que la tienda de reunión
estaba situada fuera del campamento; pero en
Núm 2,2, dice que los israelitas debían acampar en
torno a ella.
 En Ex 16,14-35, se habla del maná como de un
milagro divino y en Núm 11,6-9, se dice que es un
fenómeno natural.
 En Núm 9,17s, la nube guiaba a los israelitas por el
desierto. Por el contrario en 10,31, dice que Moisés
ruega a Jobab que los guie. Pero en 10,33, da otra
versión: quien guía al pueblo es el arca. Tres
versiones distintas en poco más de una página.
 La duración de la fiesta de las Chozas es de siete
días según Dt 16,15, y de ocho según Lv 23,36.
 En caso de cometerse homicidio no intencionado,

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Ex 21,12ss, dice que el lugar de asilo es el altar;


pero en Dt 19,1-13 y Núm 35,9-24, no dice nada del
altar, comenta unas ciudades de refugio para el
culpable.
 Al monte donde Dios se revela se lo llama en unos
casos Sinaí y en otros Horeb.
 El suegro de Moisés se llama Ragüel en Ex 2,18 y
Jetró en Ex 3,1; 18,1.2.6.12.

Hay muchas otras contradicciones, pero no


pretendo ser exhaustivo, solo quiero mostrar algunos
ejemplos que causaron profundo desconcierto.
Los exegetas por tanto, determinaron que había que
situar el texto en su contexto, pero para agravar aún más
el estudio, se encontraron con el gran problema de que los
textos originales no existen.
Y entre las diferentes ediciones de las biblias ¿cuál
es la que más se aproxima a la original y al texto que
escribió el autor de su puño y letra o que dictó con su
propia boca?
Eso es muy difícil saberlo; sin embargo, se puede
confiar en que el texto de que disponemos reproduce el
sentido correcto del texto primitivo; es decir, disponemos
en lo esencial del texto auténtico. Y es que no hay ningún
libro en el mundo sobre el que se haya dedicado tanto
trabajo y estudio.
Como ejemplo de ese trabajo exegético voy a
comentar este tema:
Dice San Pablo de 1Cor 13,3, según la traducción
Ecuménica (TOB): «Y si repartiese todos mis bienes para
dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser
quemado, y no tengo amor, de nada me sirve». Y en otra
traducción correspondiente a otra fuente dice: «Y aunque
distribuyese todos mis bienes para dar de comer a los
pobres, y me entregara a mi mismo si es para gloriarme y
sin amor, de nada me sirve».
¿Por qué esta diferencia de sentido? Para explicarlo
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

hay que leer el texto griego. Y al hacerlo vemos que en


algunos manuscritos se utiliza el verbo ―kauchēsōmai‖
(para gloriarme) y en otros se lee ―kauthēsōmai‖ (para
quemarme), entre ambos la diferencia es solamente una
letra ―ch‖ y ―th‖. Los traductores que han optado por la
variante segunda (para quemarme), se han basado en que
San Pablo ha utilizado en sus escritos una sola vez el
verbo ―kauthēsōmai‖, frente a las treinta y cinco veces que
ha utilizado ―kauchēsōmai‖.
Seguramente los escribas a los que se dictaba el
texto tenían el oído habituado a escuchar ―kauchēsōmai‖;
en la única vez que San Pablo utiliza el verbo
―kauthēsōmai‖ (arder, quemar), los copistas o fueron
sorprendidos o estaban distraídos y escribieron el verbo al
que estaban acostumbrados. Incluso se puede establecer
otra teoría: tal vez solamente fue un escriba el que se
confundió, pero su copia podría haber servido de modelo a
centenares de copias, como solía suceder con frecuencia.
Por este motivo podría ser que ahora tengamos las dos
variantes en escritos importantes y de buena calidad.
Y tipo de errores debido a los copistas ¿cuántos
puede haber? Imposible saberlo.
Muy complicado y laborioso es este trabajo de
exégesis ¿verdad?
La crítica literaria sirve pasa saber la manera en
que debe de leerse un libro cuando se quiere distinguir a
sus autores desconocidos. Para ello se cuenta con la
premisa de que todo ser humano tiene su propia manera
de ser determinada y concreta: caligrafía y forma de
expresión. Sabemos también que lo que se escribe forma
parte de una unidad; es muy raro que alguien escriba
sobre la economía china, por ejemplo, y utilice frases sobre
el compositor Manuel de Falla.
En el siglo XVIII, Jean Astruc médico de Luis XV rey
de Francia, comprobó que en el capítulo primero del
Génesis se designa a Dios con la palabra hebrea Elohim
mientras que en el capítulo segundo se le da el nombre de
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Yahveh Elohim. Elohim significa Dios o divinidad y se


aplica también a los dioses paganos. Sin embargo Yahveh
es el nombre propio del Dios de Israel, y no puede
aplicarse a ningún otro dios.
Continuó investigando y comprobó que a lo largo del
Génesis se alternaban los textos con la palabra Yahveh y
con la palabra Elohim. Escribió los textos en dos
columnas, según tuvieran uno u otro nombre e hizo una
asombrosa constatación: las dos series no solo se
diferenciaban por la manera de nombrar a Dios, sino
además por todo su estilo literario. Y descubrió aun más
según avanzaba: muchas veces la narración era
exactamente igual en una serie y en otra (concretamente
hasta el capítulo seis).
Esto dio lugar a que los exégetas diferenciaran esas
distintas formas llamándolas fuentes, y las definieron con
el nombres de Yahvista a las que empleaban el nombre de
Jehová o Yahveh para Dios. Esto se da en los episodios en
que Dios se manifiesta en conversaciones amistosas, en
términos humanos y familiares, cuando habla con Caín,
Noé, el huésped de Abrahám y en la redacción de la
Creación en Gén 2.
La fuente Elohista se definió a los escritos que
usaban el nombre Elohim para Dios. Se halla en los
episodios en que Dios se manifiesta en sueños y visiones,
como la zarza o la historia de José. Su estilo es más
sobrio.
En estos dos estilos están escritos buena parte del
Génesis, Números y Levítico.
La tercera fuente es la llamada Deuteronómica; tiene
un estilo y vocabulario distinto, se ve principalmente en
los libros del Deuteronomio, Josué, Jueces, Samuel y
Reyes.
Y por último está la fuente Sacerdotal que se
encuentra en los texto en los que se indican instrucciones
rituales muy detalladas: ritos, sacrificios, leyes,
prohibiciones, papel del shabat y genealogías. A esta
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fuente pertenece todo el Levítico, la mayoría de Números,


la mitad de Éxodo y parte del Génesis, especialmente el
episodio de la Creación de su capítulo primero.
El descubrimiento de las fuentes y de los estilos fue
de gran utilidad para poder analizar y llegar lo más posible
al texto original y al auténtico mensaje.
Pondré un ejemplo de la ayuda que la crítica de las
fuentes y el análisis literario han aportado. Con ello no
quiero escandalizar a quien lo lea, solo pretendo aclarar
los conceptos, de manera que sirvan para tener una fe más
madura.
Cuando leemos el texto del ―Padrenuestro‖ en el
evangelio de Mateo 6, 9–13, observamos que es diferente al
de Lucas 11, 2–4. Entre otras diferencias, vemos que el de
Mateo tiene siete peticiones y el de Lucas cinco.
¿Esto a que es debido? ¿Cuál de las dos oraciones
es la que Jesús enseñó?, porque en los dos textos Jesús
comienza diciendo: »Cuando oréis decid…»
Claro, si no tenemos ninguna base para darnos
respuestas, podemos pensar que los evangelistas eran
unos ―manipuladores‖ a la hora de escribir las palabras de
Jesús. ¿Mateo añadió peticiones a la oración o bien fue
Lucas el que las suprimió? ¿O fueron los dos los que
falsificaron la oración de Jesús? También podemos pensar
que al inspirar Dios a los evangelistas estaba un poco
desmemoriado y no recordó con exactitud lo que le había
dicho al otro. Y otro interrogante, ¿cómo es que Juan y
Marcos no recogieron esta oración tan importante y la
única que enseñó el Maestro?
En cualquier caso, ¿cuál de los dos es el
―Padrenuestro‖ que pronunció Jesús?
La respuesta la aportan los teólogos que han
efectuado largas investigaciones sobre este tema y que está
recogido en cientos de páginas de diversos autores.
Posiblemente el ―Padrenuestro‖ enseñado por Jesús
fue una plegaria mucho más sencilla que la conocida por
nosotros. Jesús sabía el palabrerío insustancial que tenían
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

los paganos cuando se dirigían a sus dioses, por lo que la


brevedad era importante para prevenir de esa
―charlatanería‖ a sus seguidores. Los Evangelistas la
recogieron años después de la manera en que las
comunidades primitivas la iban ―sofisticando‖.
Los dos escritos sitúan el ―Padrenuestro‖ en un
contexto de enseñanzas sobre la oración, pero cada autor
escribe para comunidades diferentes. El evangelio de
Mateo era para una comunidad de origen judío. Como
judíos que habían sido, sabían orar, pero por su tradición
judía era importante lograr que su oración no se
desvirtuara. De ahí el contexto en el que sitúa las duras
palabras de Jesús atacando la manera hipócrita de orar. Y
por ese motivo ha de ser más concreta esa oración
―modelo‖.
Lucas sin embargo escribe para una comunidad de
cristianos helenistas o de origen griego. Fueron paganos,
provenientes de un mundo donde la oración estaba en
crisis y decadencia. Lo importante era enseñarles a orar.
Por eso el modelo de oración podía ser más breve.
¿La autentica oración salida de la boca de Jesús?
Posiblemente ninguna de las dos. Pero de la misma
manera, tampoco es igual el ―Padrenuestro‖ que se reza en
estos momentos; el último cambio se hizo en el año 1988.
¿Esto es motivo para sentirnos decepcionados? En
absoluto. Debemos de estar contentos al ver el esfuerzo de
creatividad de los primitivos cristianos, para adaptar a los
diferentes tiempos y costumbres y a las diferentes
situaciones, la enseñanza de Jesús, haciéndola más
accesible para la comunidad.
Según iban los exégetas avanzando en su
conocimiento, descubrieron poco a poco que los escritos
que formaban el todo llamado Biblia no eran iguales;
estaban compuestos por diversas formas o géneros
literarios. Con ese descubrimiento nació un nuevo método
histórico–crítico de análisis literario, el método de la
―historia de las formas‖. Eso llevó consigo leer los textos y
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

clasificarlos según los estilos literarios (cartas, recetas,


esquelas, sermones, charlas, poesía, himnos, oraciones
cuentos, novela, etc.). Y como vieron que no podía haber
texto sin contexto, se comenzó un duro recorrido de
investigación para determinar el entorno vital en el que
nacieron los escritos y cuáles eran sus destinatarios (Sitz
im leben5) para evaluar la historicidad de la tradición en
cuestión.
¿Es imprescindible hacer este exhaustivo estudio
para entender la Biblia? Para entenderla adecuadamente,
si, para hacerlo a nuestra manera, o sea cargado de
inexactitudes e incomprensiones, no. Ahora bien, no es
necesario que nos pongamos a ello; ese trabajo ya lo han
hecho por nosotros. Pero debemos de tener en cuenta esas
interpretaciones de los expertos. Si no lo hacemos así ¿qué
ocurre?
Propongo este escrito para entenderlo:

Ayer por la tarde me tocó imaginaria. La casa


estaba patas arriba y mi media naranja había
volado a casa de su madre. Ella últimamente tenía
la cabeza llena de pájaros por eso no entendía
porqué me devanaba los sesos para detectar dónde
estaba el error de mi presupuesto. Llegué incluso a
saltarme la cena. Tengo con frecuencia los nervios
de punta; ayer me metí un submarino entre pecho y
espalda. ¡Qué bien me sentó! Allí, en el bar maté el
rato sin enterarme. Al salir estaba todo como boca
de lobo y caían chuzos de punta. Dos jóvenes
paseaban con el loro en el hombro; yo me quedé de
piedra al verles que iban sin prisa con ese tiempo
de perros. Tuve suerte, cogí un taxi en un abrir y
cerrar de ojos. Fui a casa de Luis mientras me daba
vueltas en la cabeza el tema de las cuentas. Pero

5 Contexto histórico esencial.

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

me di con la puerta en las narices: estaba en casa


de su vecina. Esta mañana me ha dado un golpe de
teléfono y ha venido a sacarme del agujero.

¿Que pasaría dentro de dos mil años si alguien,


leyendo esta historia, quisiera interpretar al pie de la letra,
de manea textual, todas las expresiones que tiene, sin
tener en cuenta la manera de hablar de este siglo?
Pues lo mismo pasa con la Biblia.
La investigación permitió reconocer las formas fijas
y estereotipadas que existen en la Biblia, de igual manera
que también hoy están en nuestra sociedad.
Todo lo dicho hasta ahora está referido a la
estructura externa del texto, pero hay otro gran
interrogante a la hora de dar sentido a las escrituras: ¿Qué
fin o que intención entraña esa narración, ese texto que
estamos analizando? ¿Cuál es la intención del autor,
informar, narrar, instruir, predicar, acusar, exhortar,
mandar, confesar…? Porque según sean las intenciones
hay diversidad de formas y de géneros literarios y cada
uno de ellos tiene su contexto histórico–esencial, su Sitz im
leven.
Pongo el siguiente ejemplo: todos los himnos del AT
se ajustan a un esquema fijo; comienzan con la invitación
a la alabanza divina; le sigue el cuerpo central que motiva
la alabanza y termina con un final breve en el que suele
expresarse un deseo o una súplica. Esto ya lo tenemos
descubierto, pero queda por saber ¿dónde y en qué
ocasión se compuso ese himno?
En todos ellos observamos, que a quien se invita o
se exhorta a la alabanza no es casi nunca un individuo, es
la comunidad (Salmo 149,1). Los himnos no eran
recitados, sino que se cantaban (Salmo 98,1). No
solamente se cantan sino que van acompañados de
instrumentos musicales (Salmo 150,3–4). Y no se
cantaban en cualquier lugar, se hacía en el Templo
(Salmo 150,1).
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

De todo eso se deduce que los himnos tienen su


contexto en el culto que se celebraba en el Templo.
Pues de igual manera, cada género literario que
encontramos en la Biblia tiene su Sitz im leven, su
contexto histórico esencial.

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo III
Un paseo por los orígenes

Hagamos un poco de historia bíblica.


La mayor parte de los escritos que hoy componen la Biblia
se escribieron en épocas de crisis y de transición del
pueblo de Israel. Esto ocurre también hoy; cuando todo
marcha bien vivimos sin plantearnos apenas nada
trascendental, pero cuando ocurre una desgracia o las
cosas no marchan como nosotros quisiéramos, es el
momento en que paramos y nos ponemos a analizar el
porqué y los posibles remedios. Igualmente pasaba en
aquél pueblo. En los momentos difíciles se intensificaba la
reflexión sobre el pasado en busca de su identidad,
queriendo así ser fieles a su ser de Pueblo de Dios, y de
este modo poder encontrar ayuda para revitalizar sus
conciencias.
De esta manera se explica, en gran parte, las
contradicciones, las repeticiones y aún las inexactitudes
históricas o culturales; y es que el interés principal de los
escritos no era la exactitud fotográfica. En aquellos duros
momentos era importante asentar por escrito la vida y la fe
del pueblo.
Las épocas principales a las que pertenecen los
distintos libros del AT fueron las siguientes:
La primera época corresponde a los reinados de
David y Salomón, entre los años 1000 y 930 a.C. Ese
periodo marcó la transición de aquellas gentes que
pasaron de estar agrupadas en tribus al sistema de
gobierno monárquico. Aquello hizo que lentamente fueran
pasando de la vida nómada al sedentarismo agrícola.
La segunda vino en el año 716 al 687 a.C., durante
el reinado de Ezequías. Estuvo marcada por la crisis del

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

reino de Judá, posterior a la separación de Samaria, que


provocó un movimiento general de reformas.
Y la tercera época corresponde al tiempo que
vivieron los judíos durante el destierro en Babilonia entre
el año 586 y 537 a.C. Fue la peor crisis de su historia. El
pueblo perdió todos los apoyos tradicionales de su fe y se
vio obligado a recomponer esa fe según su nueva realidad.
Precisamente por ello fue la época de más trabajo literario.
En estos años se hace la redacción definitiva de las
tradiciones orales.
Existen otros periodos de tiempo en crisis, donde
también se escribieron otros libros, como por ejemplo la
época de la persecución de Antíoco IV, durante el siglo II
a.C.
Algo parecido pasó con el NT. Hay dos núcleos de
escritos que se elaboran alrededor de la destrucción del
templo de Jerusalén en el año 66, cuando las legiones
romanas, a las órdenes del emperador Tito, reconquistaron
y destruyeron la mayor parte de Jerusalén, incluido el
Templo. Y también durante la persecución más sangrienta
que padecieron los cristianos por parte del emperador
Domiciano, entre los años 81 y 96.
Siendo importantes los grupos de escritos
mencionados, los dos más fuertes, tanto del Antiguo como
del Nuevo Testamento, se redactaran alrededor de las dos
destrucciones del templo de Jerusalén (en el año 586 a.C.
y en el año 66 d.C.)
Paso ahora a analizar los diferentes libros del AT
acompañándolos con algo de historia sobre sus gentes.
Los hebreos desde muy pronto tuvieron conciencia
de que constituían un pueblo aparte. Se sentían
profundamente diferentes a sus vecinos. Cuanto más
reflexionaban sobre su propia identidad, más adquirían
una certeza profunda, una fe inquebrantable en que
habían sido elegidos por Dios para representar un papel
único en el mundo.
Todos los relatos que utilizaban para meditar sobre
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

sus orígenes, se centraban en unas cuantas ideas


esenciales para ellos: Yahveh vino a buscar a un hombre
en medio de una humanidad que estaba perdida y eligió a
Abrahám (Abrám ―padre de muchos pueblos‖); le mostró
un camino; arrancó a sus descendientes del dominio de la
servidumbre y les liberó dándoles una ley que les hacía
hombres regenerados, para finalmente conducirles hasta
la tierra prometida. La experiencia que tenían de que tras
elegir al patriarca Abrahám, Yahveh nunca más le
abandonó, era lo que les hacía sentir profundamente que
eran el pueblo elegido.
Y eso es lo que está contenido en los cinco primeros
libros de la Biblia (el PENTA–TEUCO).
Su autor se dice que fue Moisés, pero existen serias
dudas.
Ya he hablado anteriormente sobre las cuatro
fuentes que se encuentran en estos libros, además de
diferencias léxicas, estilísticas, narraciones contadas más
de una vez, etc. Pero también, porque en el capítulo 34 se
habla de la muerte y sepultura de Moisés, y de lo que
ocurrió con su cuerpo, de la tristeza del pueblo y lo que
sucedió posteriormente. Difícilmente pudo ser Moisés el
que escribiera todo eso. Además, resulta difícil imaginarlo
buscando papiro y tinta en medio del desierto para ir
anotando unos recuerdos tan extensos. La gran diferencia
de años que existe entre unos escritos y otros, son
también una prueba más en contra. Las teorías más
compartidas indican que el Pentateuco no pudo ser escrito
por un solo autor. Se advierte en todo su desarrollo un
proceso de formación muy largo y complejo, que hasta el
día de hoy no ha sido suficientemente clarificado.
Pero de cualquier manera, eso es lo menos
importante.
Este conjunto de libros forman una parte
fundamental; prueba de ello es que los demás libros se
refieren a él constantemente; incluso Jesús también lo
hace con frecuencia.
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

El Pentateuco recoge las antiguas tradiciones orales


y escritas con el fin de mantener entre los que han salido
al destierro la confianza de que Yahveh no les abandona y
de que sigue custodiando su designio sobre ellos.
Ahora vamos a comenzar su estudio. Para ello,
propongo que demos una vuelta por el libro primero: el
Génesis.
Tengamos presente que no se llama así por ser el
primero, sino por contener el origen, el principio de todo.
Su finalidad es la de ofrecer la clave fundamental
que permite comprender que el hombre es el vértice de la
creación6 y para ello, la primera idea esencial que quiere
trasmitir el Génesis es que Yahveh es el origen primero de
la vida y por ello, el dueño absoluto de ella. De él emana
todo lo creado; pero la diferencia entre el cosmos y la
creatura humana es que a ésta la creó a su imagen y
semejanza. Yahveh ha creado al hombre y a la mujer
para que vivan con él en el amor y la felicidad. Pero este
hombre y esta mujer no escucharon la llamada y el
mensaje que les dirigía.
Sin embargo, ese Dios, todo amor y justicia, no les
abandonó a su egoísmo y contradicción permanente. De
ese ―mundo‖ que estaba perdido, suscitó7 a Abrahám,
prototipo de la humanidad. ¿Por qué prototipo? Porque en
él destacan ciertas cualidades por las que se le toma como
modelo de hombre de fe.
Dios le quiso enseñar el verdadero camino de la
vida, el único. Todos los demás caminos no conducen a la
armonía y a la salvación, por tanto no conducen a la
felicidad.
Cuando leamos el Génesis es importante tener claro

6 A causa de la costumbre tan extendida en la sociedad de usar los dos géneros,


quiero dejar patente que cuando hablo del hombre, me estoy refiriendo al ser
humano. Sin sexismo y sin machismo.
7 Palabra de gran riqueza. Designa a persona singular. Causar, promover o
provocar algo.

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

que no relata unos acontecimientos históricos. Olvidar


esto ha hecho que el mensaje fuera transmitido de manera
errónea durante siglos, además de crear problemas serios,
como ya hemos visto, en personas concretas de la historia
durante la inquisición.
Otra cosa que hay que tener presente es que
tampoco narran unos hechos, sino que revelan; dan a
conocer cuál es la situación de la humanidad en el
universo creado y por qué causa ha llegado el hombre a
estar rodeado de mal y de pecado. Ese era el mensaje que
quería trasmitir este libro a aquellos hombres. Ellos tenían
la certeza de que Yahveh les había elegido como pueblo; y
ellos habían preferido a este Dios de entre otros muchos
dioses a los que adoraban las demás tribus paganas. Sin
embargo, no entendían que si ese Dios había creado un
mundo perfecto y al hombre a su imagen y semejanza
¿cómo era posible que esos seres creados por él, actuaran
de la manera en que lo hacían? ¿Cómo podía existir el mal
en un mundo creado por Yahveh? ¿Por qué la mayoría de
las veces, los dioses de los otros pueblos eran más
poderosos y potentes, y les ayudaban a ganar más batallas
que a ellos?
Algo no conocían debidamente. Algo había pasado
que ellos ignoraban. ¿Por qué se produjo ese cambio?
Para responder a esas preguntas se revela en los
dos primeros capítulos como fue el origen del mundo y de
sus creaturas y como comenzó el pecado que arrastramos
desde entonces.
Y para que lo conozcamos ¿nos trasmite un hecho
real y científico? ¡No!
No hace una narración histórica, sino sapiencial; es
una revelación religiosa dentro del ámbito de la fe. Nos
cuenta ―el que‖, pero no dice ―como‖; eso no es lo
importante.
La teoría del "Big-Bang" o "Gran explosión", o
cualquier otra a partir de la cual se diga cómo se fue
formando el universo, no se opone a esta narración de la
32
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Biblia. La revelación nos dice que Yahveh, por medio de la


―palabra‖8, fue el que puso los medios, porque de esa
palabra emana la vida. El vio el momento oportuno para
hacerlo. Consideremos que antes de todo, no existía nada,
ni la materia, ni el tiempo ni el espacio. Para el creyente,
admitir esto no debe de ser un problema; ciencia y fe,
pueden ir de la mano, salvo que la ciencia quiera soltarse
de esa mano.
El caso es que de la mezcla del oxígeno, carbono,
hidrógeno, nitrógeno, calcio, fósforo, potasio, azufre, sodio,
magnesio, cloro, hierro y yodo, sale la vida, se produce la
creación.
Esos primeros versículos del Génesis nos dicen que
Yahveh es un Dios único; que toda la creación es obra
suya; que ha creado al hombre a su imagen para que
domine la tierra y viva en su amistad; es por tanto el
centro de esa creación, dándole la vocación de proseguir
su obra.
Esto es lo único importante para aquel pueblo que
lo que quiere es vivir la fe en su Dios.
Todo lo que se relata a través de esta verdad
revelada está lleno de simbología y de sentido; nada está
dicho porque sí. Yahveh fue creando todo lo que existe, y
según lo hacía iba viendo que todo era bueno, por lo que la
primera conclusión que se saca es: nada de lo que existe
en la creación hecho por Dios, es malo.
Un segundo tema importante es el hecho de que
Yahveh hizo pasar a todos los seres vivos por delante del
hombre para que éste les pusiese el nombre que deseara.
Esta simbología es muy importante para la cultura semita,
ya que quien tiene el derecho de poner el nombre a una
cosa es dueño de ella. Aún hoy siguen existiendo algunas

8 Recuérdese que Juan Bautista en el NT dice que él es la ―voz‖ y Jesús–Dios es


la ―Palabra‖. Es importante tener presente esta diferencia desde el punto de vista
teológico. El Evangelio de Juan dice: ―La Palabra se hizo carne y acampó entre
nosotros‖.

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

reminiscencias de entonces. Las cosas que nos pertenecen


las damos nombre; incluso a los hijos, no por que nos
pertenezcan totalmente, pero si porque somos sus
responsables y ―creadores‖. También posee este sentido el
hecho de nombrar. En la Biblia, el acto de nombrar a
alguien significa reconocerle tuyo y darle vida.
Toda la narración se llena de simbolismos para
llegar al mensaje central. Adán ni siquiera es un nombre
propio, sino una palabra hebrea que significa ―hombre‖.
Igualmente, el ―árbol de la ciencia del bien y del mal‖ es
inútil que lo busquemos en los libros de botánica, porque
es un término claramente sapiencial9.
Todos los demás elementos que pretende transmitir
el relato: la felicidad y la desgracia, la condición humana,
el pecado y la muerte, eran temas de reflexión en la
sabiduría oriental. Aquellos pueblos no tenían el menor
interés en que los escritos bíblicos les explicaran el origen
del firmamento y de la humanidad; eso nos preocupa a
nosotros. Ellos lo que si querían, era tener las respuestas
a los problemas que les afectaban en relación con su
cultura. Por lo tanto, el autor se plantea un tema clásico
de entonces y también de ahora: ¿Por qué hay tanto mal
en el mundo que nos ha tocado vivir?
En aquellos pueblos existían distintas religiones,
todas ellas politeístas, y esta es la única monoteísta que va
a dar respuesta a todos esos temas trascendentales,
contrastando llamativamente con la otra manera que
tenían de creerlo las demás religiones.
Para entenderlo, creo que es interesante conocer
alguno de los mitos de los otros pueblos.
El poema babilónico de la Creación, El Enûma Elish
―Cuando en lo alto‖, llamado así por esas primeras

9 El autor, al llamar de esa manera al árbol, está diciendo que el conocimiento


de la ciencia y del bien y el mal está reservado exclusivamente a Dios. La ciencia
simboliza la vida y la muerte, y el bien y el mal son términos absolutos
reservados al creador.

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

palabras con las que comienza la narración de los hechos


que hicieron posible la primera separación del orden y del
caos y culmina con la creación del cosmos conocido por los
antiguos babilonios, dando paso a la creación de los
hombres de Mesopotamia, los de negros cabellos10. El
poema termina contando cómo los dioses erigen un templo
a Marduk y se reúnen en él para celebrar sus obras
poderosas. Está recogido en unas tablillas encontradas en
las ruinas de la biblioteca de Asurbanipal, en Nínive.
Este otro mito, es de la India: «Este universo existía
en forma de Tiniebla, incógnito, carente de notas distintivas,
inasequible al razonamiento, [...] apareció con irresistible
poder, dispersando las tinieblas. El que solo puede ser
captado por el órgano interno, que es sutil, indiscernible y
eterno, que contiene a todos los seres creados y es
inconcebible, brilló por su propia voluntad. Deseando
producir de su propio cuerpo seres de muchas clases, con
un pensamiento creó primero las aguas y puso en ellas su
semilla. Esta semilla se convirtió en un huevo de oro, igual
al sol en resplandor; en este mismo huevo nació él como
Brahmán, progenitor de todo el mundo. [...] De esta causa
primera, indiscernible, eterna y a la vez real e irreal,
procede el ser masculino, famoso en este mundo bajo el
nombre de Brahmán».
El relato de los indígenas americanos Winnebagos
dice: «No sabemos en qué condición se hallaba nuestro
padre cuando empezó a tomar conciencia. Movió su brazo
derecho y luego su brazo izquierdo, su pierna derecha y
luego su pierna izquierda. Empezó a pensar lo que tenía que
hacer y por fin empezó a llorar, mientras las lágrimas fluían
de sus ojos y caían delante de él. Al poco tiempo miró
delante de sí y vio algo que brillaba. Aquello brillante eran
sus lágrimas, que habían corrido hacia abajo y formaban

10 Comienza de esta manera: Cuando en lo alto el cielo no había sido nombrado,


no había sido llamada con un nombre abajo la tierra firme. No tener nombre
equivalía a no existir.

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

las aguas que vemos. [...] El hacedor de la tierra empezó a


pensar de nuevo. Y pensó: ―Es así; cuando deseo una cosa,
se hará como yo deseo, del mismo modo que mis lágrimas
se han convertido en mares‖. Así pensó. Y deseó la luz, y se
hizo la luz. Y pensó luego: ―Es como me suponía; las cosas
que he deseado han empezado a existir tal como yo quería‖.
Pensó entonces y deseó que existiera la tierra, y la tierra
empezó a existir. El hacedor de la tierra la contempló y le
gustó, pero la tierra no se estaba quieta [...] Una vez que la
tierra se aquietó pensó en tantas cosas como empezaban a
existir según él deseaba. Entonces empezó a hablar por
primera vez. Dijo: ―Puesto que las cosas son tal como yo
quiero que sean, haré un ser semejante a mí‖. Y tomó un
poco de tierra y le dio su semejanza. Habló entonces a lo
que acababa de crear, pero aquello no le respondió. Lo miró
y vio que no tenía entendimiento o pensamiento. Y le hizo un
entendimiento. De nuevo le habló, pero aquello no
respondió. Lo volvió a mirar y vio que no tenía lengua. Le
hizo entonces una lengua. Le habló otra vez y aquello no
respondió. Lo volvió a mirar y vio que no tenía alma. Le hizo,
pues, un alma. Le habló otra vez y aquello pareció querer
decir algo. Pero no lograba hacerse entender. El hacedor de
la tierra alentó en su boca, le habló, y aquello le respondió»
El mito de los maoríes de Nueva Zelanda: «IHO, el
ser supremo, es considerado eterno, omnisciente y creador
del universo, de los dioses y del hombre. IHO moraba en el
espacio palpitante de la inmensidad. El universo yacía en
tinieblas, anegado por las aguas. No había un destello de
aurora, de claridad, de luz. Y empezó por pronunciar estas
palabras, dejando de permanecer inactivo: ―Las tinieblas
sean tinieblas dotadas de luz‖. Y de pronto apareció la luz.
Y repitió las mismas palabras de este modo, dejando de
permanecer inactivo: ―Sea la luz una luz dotada de
tinieblas‖. Y de nuevo sobrevino una intensa oscuridad. Por
tercera vez habló diciendo: ―Haya unas tinieblas arriba,
haya unas tinieblas abajo. Haya una luz arriba, haya una
luz abajo, un dominio de la luz, una luz resplandeciente‖. Y
36
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

prevaleció entonces una gran luz. IHO miró entonces a las


aguas que le rodeaban, y habló por cuarta vez, diciendo:
―Aguas de Tai-kama, separaos. Fórmate, cielo‖. Quedó
entonces suspendido el cíelo. ―Produce tú, Tupua-horo-
nuku»‖ Y de pronto se extendió la tierra».
Relato de los Boshongos, tribu del África Central: «Al
principio, en la oscuridad, no había más que agua. Y Bumba
estaba solo. Un día estaba Bumba muy afligido. Sintió
náuseas, hizo un esfuerzo y vomitó el sol. Después de esto
se difundió la luz por todas partes. El calor del sol secó el
agua hasta que empezaron a aparecer los confines oscuros
del mundo. Podían verse bancos de arena y arrecifes
negros. Pero no había seres vivientes. Bumba vomitó la luna
y después las estrellas, y después de esto también la noche
tuvo su luz. De nuevo se sintió afligido Bumba. Hizo otro
esfuerzo y salieron nueve criaturas vivas: el leopardo,
llamado Ganda Bumba, el águila moñuda; el cocodrilo,
Ganda Bumba. [...] Al final del todo salieron los hombres».
Existen muchos más relatos o mitos, casi tantos
como pueblos o tribus, pero creo que estos ya son
representativos11.
Algunas de aquellas antiguas religiones daban por
supuesto que si su dios es el creador de todo, tuvo que
haber creado también el mal.
Por ejemplo, el poema babilónico cuenta que fue la
diosa Ea quien introdujo las tendencias malas en la
humanidad al amasar con la sangre podrida de un dios
caído, Kingú, el barro destinado a modelar al hombre.
En cambio, otras religiones, para salvaguardar la
bondad del dios, se ven obligadas a poner a su lado una
especie de ―anti-dios‖, causante de la creación del mal. Por
ejemplo, en la religión de Zaratustra la historia del mundo
es entendida como la lucha entre los dos principios

11 Para profundizar en los mitos antiguos anteriores a los escritos bíblicos,


recomiendo el libro de Mircea Eliade, profesor de la Universidad de Chicago:
Historia de las creencias y de las ideas religiosas.

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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

opuestos del bien y del mal —Ohrmazd y Ahriman—,


igualmente originarios y poderosos.
Para la mentalidad humana, la manera de entender
esta problemática lleva a pensar que, o es un solo dios el
que ha creado todo (el bien y el mal) o por el contrario, si
ese ser superior ha creado nada más que el bien, tiene que
existir otra causa que haya sido el origen del mal; y si esto
fuera así ¿habría que llamarlo ―anti-dios‖?
El autor bíblico sin embargo, no contempla
ninguna de las dos teorías. Yahveh no ha creado el mal,
pero tampoco éste viene de un ―anti-dios‖.
¿Entonces?
El mal viene del mismo hombre que él creó. Este
hombre lo ha introducido en el mundo por abusar de lo
más valioso que recibió de su creador: la libertad.
Lo que ocurre es que el autor bíblico pertenecía a
una determinada cultura narrativa y eso le hace no
expresarse con esos términos abstractos que utilizamos
nosotros. Siglos después, Jesús hacía lo mismo cuando
trasmitía sus enseñanzas más profundas e importantes
mediante parábolas.
El autor de aquellos libros transmite su mensaje
mediante una narración; por eso nos dejó un relato de la
creación del mundo como se lo contaríamos a un niño, sin
palabras científicas ni términos rebuscados. Entre otras
cosas, porque el narrador tampoco tenía otros
conocimientos.
Y por ello, nos dice que el mundo ha sido hecho en
siete días, para afirmar que existe un principio único. Que
Dios creó todo; y todo es incluso el sol y la luna que para
otros pueblos era lo único conocido y que tenían
consideración divina. Pero además, este autor quería dejar
claro que a pesar de haber creado todo, no creó el mal; por
eso, al finalizar lo creado cada día, termina con ese
estribillo: Y vio Dios que estaba bien; o que: era bueno, en
otras traducciones.
Y por si no estaba bastante claro, más adelante se
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

dirá que «Dios miró a la tierra, y he aquí que estaba viciada»


(Gén 6,12); y la manera que tiene de justificarlo, es
intercalar entre una situación y la otra el relato de la
desobediencia de Adán y Eva. Y ésta no es una crónica
histórica de lo que pasó, es una ―reconstrucción‖, un
relato basado en la ―causalidad‖ de lo que al principio
seguramente tuvo que suceder.
Pero es de justicia preguntarse: ¿Por qué el hombre
abusó de su libertad, si fue creado bueno por Yahveh?
Hasta el mismo San Agustín, hombre santo y gran
intelectual, en sus famosas Confesiones se lo preguntaba:
«¿Quién depositó esto en mí y sembró en mi alma esta
semilla de amargura, siendo hechura exclusiva de mi
dulcísimo Dios? Si el diablo es el autor, ¿de dónde procede
el diablo? Y si éste se convirtió de ángel bueno en diablo por
su mala voluntad, ¿de dónde le viene a él la mala voluntad
por la que es diablo, siendo todo él hechura de un creador
bonísimo?»
Esta reflexión ha sido repetida en algún momento
de la vida de muchos hombre, cuando examinando su
corazón, comprueba su inclinación al mal y sintiéndose
desbordado se da cuenta de que no puede tener su origen
en Dios.
Entonces, conociendo la condición de miseria moral
en que vive el hombre, creo necesario que ascendamos en
busca de la interpretación que podemos darle a la luz de
los que nos dice la Biblia.
Comenzaremos por intentar dejar de lado el
concepto que hoy tenemos nosotros de la responsabilidad
colectiva, para de esa manera intentar entender la cultura
semita.
Para este pueblo, la conciencia comunitaria es tan
fuerte que cuando muere un vecino dicen: ―Nuestra sangre
ha sido derramada‖.
Son tan fuertes sus lazos de pueblo que les parece
normal ser premiados o castigados ―toda la casa‖ por
alguna falta individual que atenta contra el derecho civil,
39
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

pero sobre todo contra su Dios. No en vano los profetas


insistían en la responsabilidad personal de cada individuo:
«En aquellos días, no se dirá más: Los padres comieron uva
verde y los hijos sufren la dentera. No, cada uno morirá por
su propia iniquidad: todo el que coma uva verde sufrirá la
dentera» (Jer 31,29-30). De igual manera, Ezequiel habla
en el capítulo 18 sobre la responsabilidad individual. Pero
erradicar del pueblo esta forma de entenderlo era muy
difícil. Recordemos que hasta en tiempos de Jesús se
habla de si la ceguera de aquél hombre había sido causada
por sus pecados o los de sus padres (Jn 9,2).
Hoy en cambio, hemos pasado a un extremo
totalmente opuesto. La educación individualista que
existe, también necesitaría de profetas que nos hicieran
descubrir que nada de lo que ocurre en el mundo debería
de sernos ajeno. Si nos sintiéramos más implicados por lo
que sucede a nuestro alrededor, posiblemente no morirían
de hambre cada año tantos millones de seres humanos.
Ante estos hechos, nuestra postura es de rechazo pero no
hacemos prácticamente nada por aliviarlo, ni tan siquiera
con los necesitados que están cerca de nosotros. Sería
bueno que nos preguntáramos: ¿Somos totalmente
inocentes del drama que supone que el 15 por ciento de la
humanidad acumule el 85 por ciento de la riqueza
mundial? Este tema es muy complicado en nuestro
mundo, porque no consiste que yo no robe ni mate,
debería pensar si puedo hacer algo cuando se está
robando y matando en el otro extremo de la cadena que a
mí me trae el bienestar y al que no estoy dispuesto a
renunciar.
La globalización nos hace auto–convencernos de que
no somos nosotros los que ejercemos esa ―violencia‖ o
―explotación‖ sobre otros, sino que es el sistema, la
estructura la que obra de esa manera, no yo. Si no fuera
así, sería dramático para nuestra conciencia. Pero no
olvidemos que estamos viviendo dentro de complejas
estructuras de pecado que nos llevan a donde quizás no
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

querríamos ir; y posiblemente ninguno somos inocentes


en el desarrollo de este poder extraño. Seguro que la
sociedad actual no ha montado esta mentira; seguramente
todo esto viene como consecuencia del pecado que
cometieron sociedades anteriores a la nuestra y que hoy,
como secuela de aquél pecado, han dejado las cosas tan
liadas que ya nadie sabe por dónde empezar a desfacer
entuertos. La consecuencia es que sus pecados de ayer
provocan los nuestros de hoy.
Posiblemente, con este ejemplo se entenderá mejor
porque seguimos hoy también siendo culpables de aquél
―primer pecado‖ de Adán y Eva.
Antes de finalizar este tema sería bueno recordar las
palabras de San Pablo: «Ni siquiera entiendo lo que hago,
porque no hago lo que quiero sino lo que aborrezco. Pero si
hago lo que no quiero, con eso reconozco que la Ley es
buena. Pero entonces, no soy yo quien hace eso, sino el
pecado que reside en mí, porque sé que nada bueno hay en
mí, es decir, en mi carne. En efecto, el deseo de hacer el
bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. Y así, no hago
el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Pero cuando
hago lo que no quiero, no soy yo quien lo hace, sino el
pecado que reside en mí. De esa manera, vengo a descubrir
esta ley: queriendo hacer el bien, se me presenta el mal.
Porque de acuerdo con el hombre interior, me complazco en
la Ley de Dios, pero observo que hay en mis miembros otra
ley que lucha contra la ley de mi razón y me ata a la ley del
pecado que está en mis miembros. ¡Ay de mí! ¿Quién podrá
librarme de este cuerpo que me lleva a la muerte? ¡Gracias
a Dios, por Jesucristo, nuestro Señor! En una palabra, con
mi razón sirvo a la Ley de Dios, pero con mi carne sirvo a la
ley del pecado» (Rom 7,15-25).
Bien claro queda: nuestra naturaleza está dañada;
sabemos dónde está el bien, pero no somos capaces de
caminar hacia él en todo momento.
Por tanto, se puede decir que nacemos, como dijo el
profeta Ezequiel, con un ―corazón de piedra‖.
41
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Santo Tomás de Aquino, en su Suma Teológica,


mantenía que el semen paterno es la causa instrumental
físico-dispositiva que trasmitía el pecado original. Hoy esto
no tiene ningún valor; científicamente se sabe que
solamente se heredan algunos problemas físicos.
Y si la definición de pecado es: Transgredir la ley de
Dios de manera consciente y voluntaria, ¿por qué es
pecado, si nacemos con él y por tanto está en nosotros de
manera involuntaria?
Lo es porque supone una situación que llevamos en
nosotros de desamor, y por tanto, nos predispone a
alejarnos de Dios y de los hermanos.
Sin embargo, por este pecado ―heredado‖ por culpa
de Adán, no se nos va a pedir responsabilidades, en contra
de lo que durante siglos se ha creído que les ocurría a los
niños que morían sin bautizar. No se trasmite a nosotros;
solamente nos afectan las consecuencias derivadas de él.
Y estas consecuencias son las que motivan que el
hombre viva de una manera lamentable en una buena
parte del mundo. Sabemos que esto ha sido siempre así y
que una minoría de la población se aprovecha y tiene
dominada a la mayor parte. Y por más que determinados
grupos o estamentos de la sociedad, a lo largo de la
historia pasada han querido cambiarlo, esto no ha sido
posible. Los cambios que se han hecho nunca han servido
para solucionarlo definitivamente. Hoy también estamos
viviendo unos tiempos de especial sensibilidad por la
justicia.
Esa sensibilidad también ha afectado al ámbito
religioso; eso ha hecho que nos resistamos a admitir la
idea de que un pecado que cometieron unos antepasados
nuestros nada más ser creado el mundo y la humanidad,
pueda ser heredado por los que hemos nacido al menos un
millón de años más tarde. La justicia divina no queda en
buen lugar si ha hecho las cosas de manera que seamos
responsables de algo que no hemos tenido ―arte ni parte‖.
También los descubrimientos paleontológicos nos
42
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

plantean importantes preguntas: ¿En qué momento de la


evolución se puede situar a Adán y Eva? ¿En la época del
homo sapiens, una de cuyas ramas sería el hombre de
Neanderthal? ¿Cuándo el homo erectus, al que pertenecen
el Pitecántropo y el Sinántropo? ¿En la del homo habilis,
reconstruido gracias a los sedimentos de Oldoway, o tal
vez cuando el Australopithecus?
Poniéndoles en cualquiera de estos grupos, resulta
muy difícil de ver posibles semejanzas con aquellos
primeros hombres, ya que ninguno de ellos era hermoso,
ni era inteligente, ni siquiera demasiado perfecto.
La Iglesia se opuso durante siglos a que la ciencia
investigara sobre la creación del mundo y la evolución del
hombre.
A mediados del siglo XX se dio un paso importante
cuando el Papa Pio XXII dijo en la encíclica Humani
Generis: «El magisterio de la Iglesia no prohíbe las
investigaciones y disputas de los entendidos, con tal de que
todos estén dispuestos a obedecer el juicio de la Iglesia».
Esto suponía una autorización condicionada, porque la
última palabra pretendía seguirla teniendo la Iglesia. Por
suerte hoy se ha llegado a admitir totalmente que la
ciencia y la Biblia no están enfrentadas, son
complementarias.
Hay otra cuestión, creadora de no poca polémica; se
trata del capítulo segundo del Génesis; nos dice que Eva
fue creada de la costilla de Adán y añade: «Esto es ahora
hueso de mis huesos y carne de mi carne» (2,23).
Quiero hacer una observación totalmente contraria
a los comentarios que circulan socialmente criticando el
machismo de Dios y de la narración. Esto hay que
entenderlo radicalmente opuesto al machismo; es un
llamamiento a la igualdad y a la dignidad de la mujer en
esa cultura patriarcal de entonces. El autor del libro está
diciendo al hombre que la mujer tiene la misma dignidad y
el mismo valor que él, porque está hecho con sus mismos
huesos y su misma carne, por tanto debe quererla y
43
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

respetarla como a él mismo.


El problema de que esto no se entienda así, no es
por la redacción bíblica; está en la misma esencia humana
y varonil.
Ya desde la cultura rupestre el hombre ha querido
someterlo todo, incluyendo a la mujer. Posiblemente se dio
cuenta muy pronto del poder potencial que tenía ella;
desde sus aptitudes y sensibilidad, a su capacidad
procreadora; esto ocasionó una especie de
envidia, haciendo que en vez de distinguir lo bueno de
ambos y verse de manera complementaria, procuró tenerla
avasallada y sometida a sus deseos. Está tradición
machista está de tal manera metida desde la antigüedad
en las sociedades, que la mayoría de los mitos que existen
en todas las culturas muestran a la mujer como seres
vanidosos, testarudos, codiciosos, vengativos y curiosos.
Las tribus ejercían el patriarcado y mostraban a la mujer
como un ser débil, subordinado siempre al poder del
hombre, utilizando la descalificación de la mujer para
justificar su dominación. El patriarcado ejercía tanto poder
que resultaba casi imposible que alguna mujer se rebelara.
No son pocos los mitos y leyendas que atribuyen a
la mujer el origen del mal y de la muerte.
Más adelante comentare alguno de ellos.
El Génesis también responde a la causa que originó
la existencia del mal en este mundo, que en su principio
todo era bueno.
Y nos lo cuenta de una manera totalmente gráfica:
Yahveh sitúa al hombre y a la mujer en ese mundo creado
que aún era un Paraíso. No existía en él ninguno de los
peligros ni de los males que hoy le rodean. Todo era
bondad, belleza y amor y estaba creado para el servicio del
hombre; él era el ―rey de la creación‖. Todo estaría
sometido a él. Solamente existía algo que no le pertenecía;
estaba en medio de ellos, en medio de esa creación. El
autor de la narración lo llama el ―árbol de la ciencia del
bien y del mal‖. ¿Y eso que era?
44
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

En la cultura hebrea ―conocer‖ no es algo


intelectual, implica experimentar, tener el poder; es decir:
poseer la totalidad, y eso solamente le pertenece a Dios.
Posteriormente quedará suficientemente avalada esta
manera de entenderlo, cuando se diga de David o de
Salomón que poseen el conocimiento de lo bueno y de lo
malo que les ha dado el Señor para poder juzgar en el
nombre de Yahveh (2Sam 14,17; 1Re 3,9).
Querer tener ese conocimiento es querer ser como
Dios, es revelarse contra Dios. Y eso es un grave pecado, el
pecado de la ―apostasía‖.
Ese árbol está simbolizando el origen de la vida. De
la vida, no de la materia. Puede entenderse que es lo
mismo, pero no es así. Digamos que la materia es el
cuerpo, lo visible y la vida es el espíritu, ¿el alma? Lo que
pertenece a Dios, lo que nos ha prestado para hacernos
personas racionales. Cuando veamos el tema de la
resurrección de Jesús, profundizaré algo más sobre esta
cuestión.
La vida y el conocimiento son en el fondo lo mismo,
porque se complementan. El dueño del árbol de la vida es
el dueño de la inmortalidad y el dueño del árbol de la
ciencia y del conocimiento, es el que tiene el saber
necesario sobre la fecundidad y la fertilidad, por tanto
sobre la supervivencia de la humanidad. El dueño de la
vida domina el conocimiento, el dueño del conocimiento
domina la vida y el que domina la vida es inmortal.
Pero el hombre no respeta este orden establecido
por el creador y come, de modo que al hacerlo encuentra lo
contrario de lo que pretendía: comer de ese árbol significa
para el hombre encontrar la ―muerte‖, porque hacerlo es
seguir sus propias ideas, dejarse llevar por su ambición y
no ser fiel al mandato de Dios. Quiere dominar lo que le
pertenece a Dios.
Algunos exegetas han dado también una
interpretación sexual a la prohibición de comer del árbol,
de modo que lo que se le prohibía al hombre era la
45
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

práctica de la sexualidad; pero nada más lejos de la


realidad. A lo largo del AT se puede ver la postura positiva
que tiene la sexualidad para los autores.
Quizás se podría sacar de la narración de Gén 3,1–6
un rechazo al culto cananeo de la fecundidad. Lo que se
prohíbe son las prácticas que ellos hacían de magia y
hechicería para lograr la fecundidad.
Para el hombre de fe la vida viene de Yahveh, dueño
absoluto de ella; hacer magia y hechicería es acudir a la
ayuda de los dioses paganos; por tanto, lo que se prohíbe
es intentar lograr la vida al margen de Yahveh. Eso es vivir
al margen de Yahveh.
Pero posiblemente, aún no queda suficientemente
claro el origen del mal. Continúo.
Durante siglos, Dios y el mal han sido dos temas
esenciales. ¿Cómo son compatibles los dos? Si Dios es el
creador de todo ¿también ha creado el mal?
A esa cuestión, angustiosa muchas veces, responde
el Génesis ofreciéndonos unas bellas narraciones poéticas
en unos relatos que afirman una certeza profunda: el mal
está dentro del hombre.
Desde Gen 2,25 a 3,24 se nos narra el primer
pecado. Veamos su desarrollo.
Es importante tener en cuenta el lenguaje de los
símbolos para entender adecuadamente estos relatos. Los
símbolos son el lenguaje de la naturaleza y el primitivo
modo de transmitir verdades de la humanidad. Ignorar ese
lenguaje es permanecer ciegos ante el mundo y ante las
cosas. Solo a través de la ciencia que encierra esos
símbolos podemos penetrar en el alma y en las verdaderas
enseñanzas de las antiguas civilizaciones. Y no olvidemos
que esto que analizamos pertenece a una antiquísima
civilización.
Es preciso también tener presente, que un mismo
símbolo expresa distintos e incluso contradictorios
significados. Adán y Eva solamente simbolizan al hombre y
a la mujer, no son personajes históricos. Ese hombre y
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

esa mujer estaban desnudos en aquél Edén. Estaban


despojados de todo ropaje propio. Se encontraban
implicados, involucrados, envueltos, llenos de Dios.
Arropados por Dios.
La serpiente merodeaba alrededor de ellos. ¿Quién
es la serpiente?
El pueblo primitivo de Israel tuvo relación con los
pueblos cananeos; y en los mitos religiosos de los
cananeos, el árbol sagrado y la serpiente ocupan un lugar
importante. La serpiente es la representación de Baal, el
dios de la fertilidad. Es la que produce frutos y expande y
renueva la vida y es el consorte masculino de la diosa de la
fertilidad. Es la imagen del alma que se reencarna y se
―reviste de nueva piel‖.
Pero estas creencias no se daban solamente en
estos pueblos; la serpiente es símbolo fundamental en
todas las civilizaciones; un símbolo de profundas
concepciones cosmogónicas12, también teogónicas13 e
incluso morales. Es símbolo de eternidad, de aquello que
sin interrupción se gesta a sí mismo. También,
completando el significado anterior, la serpiente es alusión
del tiempo y de sus ciclos. Es, como casi todos los
símbolos primeros, un símbolo doble: es la luz, tanto la
física como la espiritual; pero es también alegoría de su
sombra, de la oscuridad de la materia, del mal, de la
fuerza que atrapa al alma en su torbellino. La serpiente es
símbolo del sol espiritual (el sol central de las tradiciones
ocultistas) y de su ―cuerpo‖, el sol visible. En Egipto, se la

12 La Cosmogonía es un relato mítico que pretende dar respuesta al origen del


Universo y de la propia humanidad. Parte de una preexistencia o caos originario,
en el cual el mundo no estaba formado; todos los elementos necesarios para
constituirlo estaban en desorden; por ello, se realiza el agrupamiento de estos
elementos, con un lenguaje simbólico y con elementos divinos que pueden poseer
o no atributos antropomorfos.
13 La Teogonía está relacionada con el origen de los dioses. Es una obra poética
escrita por Hesíodo. Contiene una de las más antiguas versiones del origen
del cosmos y el linaje de los dioses de la mitología griega.

47
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

relacionó con los eclipses, como una cobra que quiere


devorar al dios Sol (Ra). Con varias cabezas en
movimientos espasmódicos simboliza las pasiones
humanas, y también los poderes psíquicos. Alusión de la
muerte y guía que acompaña a los difuntos en el reino
invisible. Es símbolo de la energía sexual; de la tierra, de
sus energías y de sus potencialidades; la ―madre de todo
cuanto se mueve‖.
Después de toda esa larga relación, no ha de
parecernos extraño que la serpiente también llegara a ser
el símbolo de la traición a Dios y a la fe: distintivo de todo
mal.
Esta es la causa de que en ese relato se diga que la
serpiente es el más astuto de todos los animales del campo
(Gén 3,1).
En los primeros años del siglo XX, en la ciudad Siria
de Ugarit, se realiza un descubrimiento que iba a ser de un
gran valor arqueológico, pero también iba a servir para dar
respaldo histórico a hechos narrados sobre Abrahám. Se
descubren 20.000 tablillas correspondientes al siglo XVI
a.C. y milenios anteriores. En una de ellas se lee que la
serpiente del dios Baal está dotada de astucia y sabiduría.
Curiosa coincidencia.
Por tanto, creo que ya hay suficiente materia para
ver con claridad que la serpiente es símbolo sexual
perfectamente unido a la fecundidad, es decir a la vida; y
la responsable de infinidad de males.
Volvemos al Génesis.
En él se nos cuenta que la serpiente, surgiendo de
las profundidades, convence al hombre, y ellos sucumben
a la tentación que les plantea y comen finalmente del fruto
de ese árbol.
Ese por tanto, fue el inicio de la eterna tentación del
hombre a no reconocerse como criatura delante de Dios,
sino querer gobernarse por sí mismo; no someterse a su
Dios y escoger el propio camino, instituyéndose en norma
última y exclusiva para saber lo que está bien y está mal.
48
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

En ese instante se da cuenta de su culpa y de su


desnudez; esa es la consecuencia al estar ante Dios y
tomar conciencia de lo que ha hecho; entonces observa su
carencia total de Dios, su desnudez.
Y es que el hombre sin Dios está desnudo. Está
desarmado, avergonzado, inerme; se equivocó y tiene que
callarse; se quedó sin ningún argumento delante de Dios.
El miedo y la vergüenza del hombre al encontrarse
ante Dios y darse cuenta de que está desnudo, le hace
cubrirse con las hojas de la higuera.
Esa historia, que durante siglos a vertido infinidad
de tinta en todo tipo de escritos, se la denomina "el pecado
original", porque hay una ruptura del hombre con su
"origen" que es Dios.
Y todos pecamos porque esa inclinación existe en el
corazón de todos nosotros. Ha pasado desde entonces a
toda la humanidad.
La Biblia no hace sino recoger los mitos y leyendas
que existían entre los diferentes pueblos; todas las
religiones y mitologías tienen importantes similitudes; ya
sea en la trama de los relatos, en los que cada civilización
da su interpretación al nacimiento del cosmos, al origen
del mal y al devenir humano; como en las actitudes y en
los motivos de los diferentes personajes que en ellos
intervienen.
En todos ellos se representa a dos personajes como
las figuras que simbolizan ese origen de los males para la
humanidad y que son castigados por el dios
correspondiente a cada relato. Y en todos coincide que,
con mayor o menor grado de culpa, la mujer es el origen
del mal, o eso nos quieren dar a entender los antiguos
mitos según el peso de las sociedades patriarcales en las
que surgieron. En todas las culturas se encuentran
muchos elementos paralelos con leyendas similares a lo
que se narra en el Génesis. Y en todas ellas, la mujer no
sale bien parada.
Veamos algunos:
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Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Entre los griegos estaba el mito de Prometeo y


Pandora14.

14 Prometeo modeló a los primeros hombres de barro, y Zeus les dio el soplo de
vida. Esos seres no conocían el fuego, así que comían la carne cruda y se
envolvían en pieles para abrigarse del frío. No sabían hacer vasijas, ni trabajar
metales. Zeus estaba contento de su ignorancia, porque temía que si aprendían
pudieran rivalizar con él. Pero Prometeo amaba a los humanos y quería que
progresaran. Un día dijo Prometeo a Zeus: ―Hay que enseñarles el secreto del
fuego, si no, serán siempre como niños. Hay que terminar lo que hemos
empezado‖. Zeus respondió: ―Son felices con lo que tienen. ¿Para qué
preocuparnos? Vio Prometeo que no le convencía y subió al Olimpo, donde ardía
el fuego día y noche, encendió una tea y se la llevó a los hombres. Así les
proporcionó el fuego. Esos hombres sacrificaban animales y la parte mejor se la
ofrecían a los dioses. Prometeo les enseño una artimaña: dividió la carne del
animal en dos montones: el grande de huesos cubiertos de grasa y el otro con la
mejor carne. Zeus, ambicioso, eligió el más grande y cuando comprobó que había
sido engañado se irritó tremendamente. Una noche Zeus vio desde el cielo el
fuego de la tierra, y sintiéndose engañado preguntó a Prometeo. ―¿No te prohibí
que dieras a conocer al hombre el secreto del fuego? ¿No comprendes que por tu
ayuda algún día el hombre desafiará a los dioses?‖. ―No tiene por qué suceder, si
los amamos y les damos buenas enseñanzas‖. Respondió Prometeo. Zeus se
enfureció y ordenó que Prometeo fuese llevado a las montañas y encadenado a
una roca. Un águila se alimentaba todos los días con su hígado, y el hígado
volvía a crecerle durante la noche para que la tortura pudiera empezar otra vez.
Pasaron muchos años hasta se rescatado por el Hércules. Como Zeus no había
quedado satisfecho con su venganza, mandó a su hijo Efesto que modelara una
muchacha con una mezcla de arcilla y agua. La diosa Palas–Atenea le infundió el
soplo de la vida y la instruyó en las artes femeninas de la costura y la cocina;
Hermes, el dios alado, le enseñó la astucia y el engaño; y Afrodita, la diosa del
amor, le mostró cómo conseguir que todos los hombres la desearan. Luego la
llevaron ante Zeus. ―Toma este vasija –le dijo–. Es tuyo, llévalo siempre contigo,
pero nunca lo abras.. No me preguntes la razón y sé feliz, ya que los dioses te han
dado lo que todas las mujeres desean‖. Pandora sonrió. Pensaba que la vasija
estaría llena de joyas y piedras preciosas. ―Ahora te encontrarte un marido que te
ame, yo conozco al hombre adecuado: Epimeteo. Él te hará feliz‖. Epimeteo era
hermano de Prometeo y a pesar de advertirle que no aceptara ningún regalo de
Zeus, él sintiéndose halagado y temeroso de rechazarle, aceptó a Pandora como
esposa. Durante tiempo, Pandora olvidó la vasija; pero un día tuvo curiosidad.
―¿Por qué no ver al menos lo que contiene?‖ Dijo a su marido. Luego, cuando este
dormía, abrió el envase y, salieron todos los males que estaban escondidos en él:
el cansancio, la pobreza, la vejez, la enfermedad, los celos, el vicio, las pasiones,
la suspicacia..., Pandora desesperada intentó cerrarlo, pero ya era tarde. Su
contenido se había esparcido por todas partes. La venganza de Zeus se había
cumplido: los humanos ya estaban impregnados de todos los males. La vida sería
una lucha constante contra las dificultades. Pero su triunfo no fue completo.
Algo había quedado en el fondo y Pandora consiguió encerrarlo. Era la
esperanza. Con ella el género humano encontró la manera de sobrevivir en ese
mundo hostil. La esperanza les daba una razón para seguir viviendo.

50
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

La mitología mexicana tenía otro mito15.


Entre los maoríes de la Polinesia, explican también
el origen de la muerte y su relacionan con la creación de la
primera mujer16.
De igual manera, un mito de los inuit relaciona la
muerte con la figura femenina, aunque este lo justifica
como una ―necesidad ecológica‖17.
Lo mismo ocurre en el sur de Sudán, junto al rio
Nilo, dónde existe una etnia dedicada a la ganadería
llamada los dinka18.
Con este pecado, el hombre ha sucumbido a la
tentación que surge de las profundidades (simbolizado por
la serpiente). Quiso ser como Dios. Rechazó vivir esa
maravillosa aventura que su creador le había reservado y a
la que le había invitado. Por el contrario, pretendió
garantizarse por sí mismo su propia seguridad.

15 Tlazoltéotl es la deidad de origen Huasteco, es la diosa de la lujuria y de los


amores ilícitos, patrona de la incontinencia, del adulterio, del sexo, de las
pasiones, de la carnalidad y de las transgresiones morales. Es la diosa que
eliminaba del mundo el pecado y la más relacionada con la sexualidad y con la
Luna. Traía el sufrimiento con enfermedades venéreas e inspiraba las
desviaciones sexuales; pero a la vez tenía la capacidad de absolverlas, y todo ello
siendo la diosa madre de la fertilidad, del parto, patrona de los médicos y a la vez
diosa cruel que traía locura.
16 Tane, dios de las selvas y los árboles, formó a la primera mujer con arena de
la isla Hawaiki, ella le dio una hija llamada Hine-titama o Doncella del Alba y el
dios se casó con ella también, porque ésta no sabía que era su padre; al
descubrirlo huyó a los infiernos. Tane la persiguió, pero la muchacha le dijo que
―había cortado el cordón del mundo‖ y que a partir de entonces permanecería en
los infiernos y empujaría a los hijos humanos de Tane al reino de la oscuridad.
17 Cuentan que en el origen no existía la muerte y la gente rejuvenecía
periódicamente, pero la población aumento tanto que la tierra corría riesgo de
volcarse y arrojar a todos al mar; así que una anciana pronunció unas palabras
mágicas para conjurar la muerte y la guerra, de forma que el mundo se aligeró y
se evitó la catástrofe mundial
18 Allí se cuenta que en el principio de los tiempos, el Gran Dios daba un grano
de mijo al día a una pareja, Garang y Abuk, suficiente para satisfacer sus
necesidades, pero Abuk, la mujer codiciosa, decidió plantar más mijo y mientras
cavaba golpeó al dios con el extremo del azadón. La deidad se enfureció tanto
que se alejó de la humanidad y envió un pájaro azul para que cortase la cuerda
que unía el cielo y la tierra. Desde aquel momento los humanos tienen que
trabajar para procurarse alimento y están sujetos a la enfermedad y la muerte.

51
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Al igual que entonces, hoy también la prepotencia y


el orgullo del hombre le hace querer ser como Dios:
conocerlo todo, dominarlo todo. Quiere conocer el misterio
profundo de la vida y de la muerte y eso solo le pertenece a
Dios. Y lo que es aún peor, quiere vivir al margen de Dios.
Hoy, para los creyentes, la tarea más importante de
todas no es tanto descubrir cuál ha sido el pecado original,
sino de qué manera se puede ahora combatir el pecado en
cada persona, en cada estructura. Es importante para el
cristiano darse cuenda de que combatir el pecado original
es reconstruir el Paraíso.
Quiero resaltar aquí lo que dice Gén 3, 21: «El Señor
Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los
vistió». ¡Qué bella simbología! Posiblemente es el primer
gesto de Dios en el que vemos lo que siglos después nos
dirá Jesús: Dios es nuestro Padre.
Nos expulsa del Paraíso, pero no como castigo. Lo
hace como consecuencia de nuestros actos, de nuestra
libertad. Hemos decidido salirnos del camino que él nos ha
marcado; hemos hecho valer nuestra libertad y por eso nos
saca de su casa. Ahora es preciso partir, dejar la cuna
original, andar errantes. Buscarnos la vida por nuestros
medios, parir con dolor, trabajar la tierra. Eso es lo que
queríamos ¿no? Vivir nuestra libertad. Dios nos lo da. Pero
lo hace como un padre. Sabe que el camino va a ser duro y
no nos deja desnudos con la hoja de parra. Nos hace unas
túnicas de piel.
A partir de ese momento de la partida, comienza
una historia conflictiva y dolorosa. Vida y muerte es el
ciclo normal en donde a partir de ahora se inscribe el
destino del hombre. Sin embargo, veremos cómo esta
historia será reconducida a la vida.

52
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo IV
La solidaridad humana queda destruida

El segundo relato de Génesis viene a reforzar el


primero y ayuda a profundizar aún más en el mal y en su
origen.
Si en el capítulo anterior hemos sondeado en la
búsqueda de la causa primera, origen de la situación en la
que se encuentra el hombre y hemos visto como lo
trasmite el autor desde su experiencia profunda de fe,
ahora vamos a ver como se nos habla de otro pecado que
se encuentra arraigado en el hombre y en la sociedad, de
manera que no le deja ser libre: la envidia que le lleva a
romper con los demás hombres.
Resulta descorazonador ver que en los primeros
umbrales de la Biblia ya se plantea una situación límite de
violencia hacia el hermano. Este primitivo relato que se
desarrolla fuera del Jardín del Edén y entre seres
humanos, nos habla del primer asesinato.
Hasta este momento no tenemos constancia bíblica
de que nadie haya muerto aún en el mundo.
Lo primero que nos permite ver el texto es la
oposición total de Yahveh a la muerte provocada por el
hombre, pues quitar la vida a alguien es usurpar un
dominio sobre ella que solamente le pertenece a Dios.
Una cosa que llama la atención es que los padres de
estos dos hermanos desaparecen rápidamente del relato y
no intervienen más hasta la conclusión (4,25). No se indica
que tengan ningún tipo de reacción por el dolor que
lógicamente sentirían por esa degeneración del hijo mayor
que asesina violentamente a su hermano Abel.
¿Por qué será? Lógicamente, podemos deducir que
53
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

para lo que pretende trasmitir el autor solo le importan los


dos hermanos.
El conflicto nos muestra la oposición que existe
entre un agricultor (Caín) y un pastor (Abel) y esto ya es
muy simbólico: pone en escena dos tipos de sociedad.
De entre todos los mitos del AT, el de Caín y Abel es
uno de los que ha tenido mayor calado en el imaginario
colectivo, especialmente en las sociedades judeocristianas.
Recordemos los hechos: Caín y Abel nacen de la
unión de Adán y Eva cuando estos ya han sido expulsados
del Jardín del Edén. Por alguna razón que no se explica en
el libro y que sería sumamente importante conocer, Abel
cuenta con el favor de Yahveh; no así Caín. Según
palabras textuales del relato: «Pasó algún tiempo, y Caín
hizo a Yahveh una oblación de los frutos del suelo. También
Abel hizo una oblación de los primogénitos de su rebaño, y
de la grasa de los mismos. Yahveh miró propicio a Abel y su
oblación, mas no miró propicio a Caín y su oblación, por lo
cual se irritó Caín en gran manera y se abatió su rostro»
(Gén. 4, 3–5).
El relato continúa con una tremenda fuerza
religiosa al mostrar el amor de Yahveh a través de unas
palabras paternales que pretenden mostrarle a Caín de
que manera puede escapar a la amenaza del mal que lleva
en su corazón; con ellas le advierte, antes de que sea
demasiado tarde, del cambio que está operando en su
corazón y del peligro que supone el pecado que lleva en su
interior: «El Señor dijo a Caín: ¿Por qué andas irritado, y por
qué se ha abatido tu rostro? ¿No es cierto que si obras bien
podrás alzarlo? Más, si no obras bien, a la puerta está el
pecado acechando como fiera que te codicia, y a quien
tienes que dominar» (4,6–7).
Sin embargo, fruto de sus celos por no contar con el
amor de Dios, Caín arrebata la vida a su hermano: «Caín,
dijo a su hermano Abel: ―Vamos afuera‖. Y cuando estaban
en el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo
mató» (Gén. 4, 8).
54
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Luego Caín se arrepiente de sus actos ante Yahveh.


Sin embargo Dios le castiga a exiliarse al este del Edén, en
el país de Nod19. Le marca con una señal, para que quien
ose matarle sepa que lo pagará siete veces. Por causa de
su crimen se mantendrá alejado de Yahveh, pero éste no le
abandona; va a seguir estando escondido de Dios pero
sostenido por su protección. A pesar del castigo, su vida
sigue perteneciendo a Yahveh y por eso no le abandona
(4,14–16). Pero la condena es de tremenda dureza: le
expulsa de su tierra, lo mismo que hizo con sus padres.
Esto es de una tremenda fuerza simbólica para la
cultura de aquél pueblo israelita al que va dirigido ese
mensaje; ya que el tema de la tierra es visto como
fundamento elemental de toda su existencia.
La interpretación más común que dan algunas
corrientes teológicas de este pasaje, está en relación con la
guerra eterna entre las fuerzas del bien y el mal que
termina con la rotura de la fraternidad humana.
Según la visión popular, este mito trata de explicar
cómo lo violento y lo caótico (representado por Caín)
agrede a lo que Dios ama, que es lo pacífico y puro
(representado por Abel). Por tanto, de la narración podría
deducirse que Abel es el bueno y Caín el malo.
Desde la mentalidad de ese pueblo y también del
autor del pasaje, la información de que Yahveh no veía
propicia una ofrenda y si la otra, indicaría que está
bendiciendo a Abel haciendo que sus ganados crezcan y
prosperen; mientras que el no bendecir a Caín, significaría
que sus cosechas iban mal y la tierra no daba todos los
frutos esperados.
Pero si reflexionamos sobre estos hechos con
nuestra mentalidad de hoy, podemos deducir que la
fraternidad que debería de haber entre los dos hermanos,

19 Al país de Nod solamente se le nombra en este versículo; no existe en otro


lugar de la Biblia, ni en otro escrito, referencia a este País. Posiblemente su
nombre viene de la palabra hebrea nodedim que significa ―fugitivos‖.

55
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

se rompió por la desigualdad. Y ¿quién fue el causante de


esa desigualdad? Está claro que fue Yahveh.
¿Cómo es posible que Dios actuara de esta manera?
Trataré de dar respuesta.
Dice Yahveh en el libro de Éxodo algo que es de
entrada terrorífico: «Yo hago merced a quien hago merced y
muestro compasión a aquel de quien me compadezco»
(Ex 33,19). ¿Entonces Dios tiene predilecciones?
Solo avanzando en el estudio de los textos sagrados
vamos ha descubrir como es ese Dios al que tratamos de
entender.
Yahveh no es como los dioses que tienen los demás
pueblos; a esos dioses los vemos que actúan con
planteamientos muy parecidos a los de los humanos. El
Dios de Israel sin embargo, es ese del que dice el libro de
Deuteronomio (7,6-8) que eligió por pura bondad y escogió
lo que a los ojos humanos no vale mucho.
Podría bastar esta explicación para entenderle, pero
quiero añadir esta otra que para mí es mucho más
fascinante y que comparto totalmente: partamos de estos
dos interrogantes:
¿Por qué Caín es el protagonista? Si es el ―malo‖, el
que realiza ese terrible fratricidio.
¿Por qué Abel, el ―bueno‖, no tiene protagonismo en
la historia y es más bien un sujeto pasivo?
Y prueba de que juega un papel totalmente
secundario, es que antes de conocerle por su nombre, el
relato le presenta por su condición de hermano de Caín.
En primer lugar hay que tener en cuenta que
cuando en la Biblia se habla de determinados personajes,
no necesariamente se trata de personas reales, lo que se
está haciendo es personificar pueblos. Esto puede parecer
escandaloso para muchas mentalidades que están
acostumbradas a creer al pie de la letra en la historicidad
real de los personajes, incluso en Adán y Eva.
Por medio de maravillosos estudios realizados por
exegetas y antropólogos, está totalmente comprobado que
56
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

era una práctica común entre las tribus antiguas llamarse


por el nombre de un antepasado, ya fuera real o
legendario.
Isaac Asimov, escritor e historiador nos da distintos
ejemplos: «Los griegos se llamaban helenos y reconocían su
propia existencia como grupos de tribus emparentadas
llamadas eolios, dorios, aqueos y jónicos. Por tanto, se
creían descendientes de un hombre llamado Heleno. Se
decía que Heleno tuvo dos hijos, llamados Eolo y Doro; y un
tercer hijo, Xuto, que tuvo dos hijos gemelos llamados Jon y
Aqueo».
Otro ejemplo lo hayamos aquí: «Los tres hijos de Noé
representan las tres grandes divisiones de pueblos
conocidos por los antiguos autores de la Biblia. En general,
se describe a los descendientes de Sem como habitantes de
la península Arábiga y las regiones adyacentes del Norte,
incluida la del Tigris-Éufrates [...] Por esa razón, a las
lenguas de los pueblos que habitaban esa región se las
denomina semíticas».
Puede decirse también que Caín y Abel son la
personificación de dos pueblos cuyos estilos de vida estan
enfrentados.
El relato menciona que Caín es labrador, es decir
sedentario en la ciudad, mientras que Abel es pastor de
ovejas, o sea nómada en los pueblos20.
Caín viene del nombre hebreo Qayin, palabra usada
para designar a los herreros, expertos en la metalurgia y la
creación de herramientas. Por otra parte Abel (Hebel en
hebreo) significa "soplo de aire", indicador del volátil estilo
de vida de los nómadas.
Cuando Caín "mata" a Abel, los escritores del
Génesis hacen una metáfora del paso de las sociedades

20 Solo este hecho ya es suficiente para no dar valor histórico a estos dos
personajes como reales. La agricultura y la ganadería, está perfectamente
documentado, que son oficios que tardarían muchos siglos en aparecer en la
cultura humana. Por lo que no es posible que el tercer y cuarto habitante de la
tierra tuvieran esas dos profesiones.

57
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

nómadas a las sociedades sedentarias. Este paso lo


resume muy bien Asimov: «Las historias primitivas se
escriben desde el punto de vista de los labradores, de los
hombres asentados en ciudades, y en ellas se considera a
los nómadas como depredadores bárbaros, crueles y
sanguinarios. Fueron los labradores quienes se
multiplicaron, y la civilización se extendió».
Si a esto unimos que originalmente las tribus que
poblaron las zonas donde tienen lugar las historias
narradas en la Biblia eran nómadas, es lógico que Caín
sea representado como el antagonista.
Este relato de algo tan importante, pero contado de
manera tan breve y de forma oscura, pudiera ser el resto
de un lamento de los pueblos nómadas refiriéndose a la
supremacía de la civilización asentada.
Desde luego este capítulo 4 no es continuación del
capítulo 3, son muchos los signos que nos hace entenderlo
así: ¿De quién puede tener miedo Caín en el versículo 14?
Si no estaban nada más que sus padres en el mundo. En
el versículo 17 se hace mención a la mujer de Caín; ¿De
dónde viene esta mujer de improviso?
Hace tiempo se descubrió una gran similitud entre
Caín y el pueblo Kenita. Los kenitas fueron una tribu
nómada que solía poner sus tiendas en los desiertos de
Judá, concretamente en el Négueb. Eran aliados de otra
tribu de Israel (¿los medianitas?) y adoraban a Yahveh21.
Había entre ellos una importante rivalidad originada por
las diferentes actividades de ambos, unos eran agricultores
y los otros ganaderos. Pero no era ese el motivo ya que se
tiene constancia de que se llevaban bastante bien a nivel
de gestión de las tierras palestinas. El problema surgía a
nivel de culto, de servicio a Yahveh. Unos poseían tierras
fértiles dónde obtenían lo suficiente para vivir gracias a las

21¿Podrían ser los kenitas un subgrupo de los medianitas? En Jue 1,16 se habla
del suegro de Moisés llamado Jobab, el kenita, y en Núm 10.29 se habla de
nuevo de Jobab como hijo de un medianita.

58
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

bendiciones de Yahveh; sin embargo los kenitas tenían que


vagar sin descanso por el desierto con sus animales. Esto
para su cultura era el colmo del desasosiego, de la
inquietud y la desdicha. ¿Por qué Yahveh, si era Dios de
todos, no actuaba de la misma manera? La respuesta para
ellos era que habían llegado a ese género de vida por una
maldición de Yahveh; y esa maldición está fundamentada
en los versículos 11–12 y el resto de la historia.
En cualquier caso, el relato se apoya en un mito que
estaba arraigado en el acerbo popular y al darle la
categoría de suceso, cumple varias funciones esenciales:
en primer lugar da sentido religioso a una realidad que el
hombre veía que existía, la insolidaridad y la rivalidad
entre hermanos. También refleja perfectamente la
soberanía y la libertad absoluta de Yahveh frente a las
ofrendas y sacrificios; no se deja influir y menos forzar por
los tributos humanos, de modo que otorga su favor al que
quiere. En tercer lugar, queda perfectamente establecido
que el mandato de amor fraterno proviene de Yahveh y el
fratricida es castigado duramente, porque el que falta al
hermano, falta a Dios mismo. Y por último, Yahveh nunca
abandona al elegido aunque este se vuelva culpable.
Antes de concluir con este tema, quiero añadir algo
que considero importante. Seguramente habrá resultado
extraño que en varios momentos haya utilizado la palabra
―mito‖ para designar alguno de los pasajes bíblicos.
Popularmente se entiende que los mitos son narraciones
fantasiosas, algo así como cuentos. Si acudimos a la RAE y
consultamos la definición de mito, encontramos: Narración
maravillosa situada fuera del tiempo histórico y
protagonizada por personajes de carácter divino o heroico.
Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes
acontecimientos de la humanidad.
Y ahora, vista la definición ¿es un error hablar de
mito para definir algunos pasajes? Porque ¿de que manera
podemos definir este pasaje si no es como mito?: «Cuando
la humanidad comenzó a multiplicarse sobre la haz de la
59
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

tierra y les nacieron hijas, vieron los hijos de Dios que las
hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres
a las que preferían de entre todas ellas. Entonces dijo el
Señor: "No permanecerá para siempre mi espíritu en el
hombre, porque no es más que carne; que sus días sean
120 años". Por aquel entonces había gigantes en la tierra, y
también los hubo después que los hijos de Dios se unieran a
las hijas de los hombres y ellas les dieron hijos: estos
fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos»
(Gén 6,1–4).
En el capítulo anterior hablé de las tablillas
encontradas en la antigua ciudad cananea de Ugarit, hoy
llamada Ras Shamrá. Esta ciudad alcanzó un gran apogeo
político y religioso, a la vez que una extraordinaria
grandeza económica, coincidiendo justamente con la
entrada del pueblo de Israel en Canaán, en el siglo XIII
a.C.
En las excavaciones de Ugarit se encontraron dos
librerías privadas que contenían, en tablillas de arcilla,
textos diplomáticos, legales, económicos, administrativos,
escolares, literarios y religiosos. Estaban escritos alrededor
del 1300 a.C.
Con los estudios de estas tablillas y los objetos de
arqueología se ha podido obtener una mejor comprensión
de las costumbres y de la religión Siro–Palestina y
Cananea; viéndose importante relación con libros del AT.
Todo ello ayudó enormemente a saber más de los
inicios de la cultura, tradición y religión del pueblo de
Israel.
En aquélla zona estuvieron afincados durante siglos
los Sumerios, creadores de una escritura llamada
cuneiforme22, datada hacia el año 3500 a.C. Esta escritura
fue adaptada por los pueblos Acadios, Babilonios,

22 Llamada asi porque representa los caracteres y las palabras con símbolos en
forma de cuñas y clavos. Es la forma más antiguas de escritura sin alfabeto que
se conoce.

60
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Elamitas, Hititas y Asirios, por lo que fue muy usada en


Mesopotamia durante casi 3000 años. Y por medio de esa
escritura fueron recogiendo todos sus mitos y tradiciones
orales trasmitidas de generación en generación. Y esas
escrituras son de más antigüedad que nuestros libros
sagrados. Recuérdese que el libro más antiguo de la Biblia
es el Génesis y se fecha su escritura sobre el siglo VIII
a.C.23.
Estos mitos, seguramente pudieron formar parte de
la cultura y tradición de los pueblos hebreos y cananeos
(ancestros de los Israelitas), de manera que iban
enraizándose en ellos, y tal vez usados como ―material de
trabajo‖.
Pondré solamente dos ejemplos:
Vengan, coman de mi pan, y beban del vino que yo
mezclé (Prov 9,5).
Coman, oh dioses, y beban, beban vino hasta que
caigan (Texto ugarítico 1,114:2–4).
El contexto de Proverbios, capítulo 9, está dentro
del banquete de la Sabiduría y de la invitación de la
Necedad. Recuérdese también estas palabras, repetidas en
otro banquete del NT, cuando Jesús cenó por última vez
con sus discípulos.
En la cultura ugarítica, tanto la sabiduría, como la
locura y la necedad, eran personificadas en una mujer,
exactamente igual que en Proverbios.
Ahora bien, es mi deseo reiterar que aunque los
relatos bíblicos maman de la cultura popular, cosa
inevitable para el pueblo hebreo que está impregnado de
los modos y ritos religiosos de las tribus vecinas, o de las
que les acogen en sus emigraciones. Ellos lo reformulan

23 Los últimos estudios avalan esta fecha basándose en hechos históricos. Estos
son alguno de ellos: se habla de la construcción de las ciudades de Nínive,
Rejobot Ir, Kálaj y Resen (cf.Gén 10,10–12); los datos históricos sitúan alrededor
del siglo VIII a.C. su construcción. También se habla de la tribu de los Caldeos
en Ur (Gén 11,28); pues bien, éstos fueron una tribu semita que según datos
históricos, se estableció en Ur por el año 850 a.C.

61
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

dotándolo de la trascendencia divina e ―inspirada‖ que


creen necesaria, para dar a conocer su mensaje
monoteísta, a la vez que realizan la transición de la
mitología cananea a la historia de la salvación.
Esto hace que el Dios de Abrahám, de Isaac y de
Jacob no tenga nada que ver con el dios de aquél pueblo.
El reinado de Baal se interrumpe cada año con su muerte.
Y es que Baal es el dios de la fertilidad y por ello muere
cada otoño y con él la vegetación. Al renacer Baal en la
primavera, renace de nuevo esa vegetación. Sin embargo
Yahveh, está entronizado, vive para siempre y su poder
reina por siempre: «El Señor tiene su trono sobre las aguas
celestiales, el Señor se sienta en su trono de Rey eterno»
(Sal 29,10). Este Dios no abandona a su pueblo en ningún
momento.

62
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo V
El pecado de los hijos de Yahveh

El libro del Génesis continua contando la ―historia‖


de esos descendientes de Adán y Eva: «Caín salió de la
presencia del Señor, y se estableció en el país de Nod, al
oriente de Edén» (Gén 4,16).
Con esto se nos muestra cuál fue el rumbo que
tomó el hombre cuando faltó a la obediencia que le debía a
Yahveh.
Van surgiendo ciudades; los hombres se dedican al
pastoreo y hacen su aparición los herreros. De esta
manera vemos también el esbozo de algunos rasgos que
indican el desarrollo de la cultura humana.
A lo largo del AT vamos a ver muchos pasajes en los
que se cuentan homicidios y donde abundan la violencia y
la sangre. Podíamos preguntarnos cómo es posible que en
un libro sagrado se den estos hechos, pero eso sería
desconocer la historicidad del pueblo de Israel, porque
como todos los demás pueblos del entorno, ellos también
van a utilizar la violencia y la destrucción. Y esas muertes
se van a presentar a menudo como ejecución de las
órdenes de Yahveh. Esto está justificado por un hecho
cultural: todos los pueblos tienden a justificar su violencia
sacralizándola y atribuyéndola a su divinidad.
El canto de Lámek dice: «Oigan mi voz; mujeres,
escuchen mi palabra: Yo maté a un hombre por una herida
que me hizo y a un muchacho por un cardenal que recibí»
(Gén 4,23–24). Este es otro de los hitos que el autor de la
escritura ha querido marcar sobre la historia de los

63
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

orígenes, el pecado sigue creciendo entre los hombres y va


destruyendo, cada vez más, el orden creado por Yahveh
que originalmente gobernaba la vida humana.
Ahora el hombre ya se ha hecho tan ―autosuficiente‖
que reivindica para sí la práctica del escarmiento. Ha
olvidado que estaba reservado para su creador como forma
de aplicar la justicia. Y lo que es aún peor: ¡de eso se
vanagloria!
Al leer esto, parece que lo que hizo Caín, y cómo lo
hizo, es casi una pequeñez, porque la postura insolente de
Lámek se apodera de derechos de los que únicamente
Yahveh dispone.
Continúa el relato con alguna genealogía algo
contradictoria sobre los cainitas y setitas, para terminar
mostrándonos a Set, tercer hijo de Adán; lo hace
posiblemente, con la intención de unir tradiciones sobre la
tribu de los Suti, que eran nómadas arameos que durante
el segundo milenio a.C. invadieron las tierras cultivadas
del norte y este del desierto de Arabia, según testimonio de
fuentes egipcias. Set sería entonces un héroe tribal
arameo, como Caín lo es de los árabes24 del Norte.
Y en este avance del libro encontramos algo que nos
desconcierta:
«Cuando la humanidad comenzó a multiplicarse
sobre la haz de la tierra y les nacieron hijas,
vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres les
venían bien, y tomaron por mujeres a las que preferían de
entre todas ellas. Entonces dijo el Señor: "No permanecerá
para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más
que carne; que sus días sean 120 años." Por aquel entonces
había gigantes en la tierra, y también los hubo después que
los hijos de Dios se unieran a las hijas de los hombres y
ellas les dieron hijos: estos fueron los héroes de la
antigüedad, hombres famosos» (6,1–4).

24 Árabe no tienen la connotación religiosa del Islam, se refiere al origen de la


población de la península arábiga.

64
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Esta narración parece que nos trasmite un posible


matrimonio entre ángeles y hombres, además de
hablarnos de los hijos de Dios. ¿Y esto qué sentido tiene?
¿Cómo esta religión de un único Dios de cielos y tierra,
puede hablarnos de mitos paganos igual que las otras
religiones?
En el capítulo sexto del Libro de Enoc, se dice
también: «Cuando los hijos de los hombres se multiplicaron,
les nacieron en aquél entonces hijas hermosas y bonitas.
Pero cuando las vieron los ángeles, los hijos del cielo las
desearon, y se dijeron unos a otros: "Vayamos y escojamos
mujeres de entre las hijas de los hombres y engendremos
hijos». Este libro no es de nuestra Biblia, forma parte del
canon de la Iglesia Ortodoxa, y como vemos recoge algo
similar.
Por lo tanto, es evidente que el escritor yahvista
utiliza fragmentos de algún mito cananeo y de otras
culturas.
Según antiguas tradiciones de culturas politeístas,
los actores importantes de la creación no eran los hombres
sino los seres celestiales que poblaban los espacios
superiores. Solían aparecer en las asambleas deliberativas
de las divinidades, y en ocasiones recibían del dios
correspondiente el encargo de ejecutar determinadas
órdenes –en el mito de Pandora se ve esto claramente.
Esta tradición es también recogida en bastantes
relatos bíblicos: (Gén 28,12; 1Re 22,19-22; Job l,6ss).
Sin embargo, no es excesivo el número de veces que
aparecen en la escritura estos seres como intermediarios;
posiblemente es debido a que la acción de Yahveh sobre la
naturaleza y la historia, a diferencia de las demás
religiones, es tan penetrante e inmediata, que apenas deja
espacio para la actividad de otros seres celestiales. Y esto
se completará totalmente a partir del NT cuando el mismo
Dios se hace hombre.
El autor sagrado recoge por tanto esta tradición;
pero la transforma dándola un sentido totalmente distinto.
65
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Estos entes angélicos, seducidos por la belleza de las hijas


de los hombres, cometen un grave pecado: abajándose del
rango a que pertenecían, se unen a ellas en licencioso
desenfreno. Entonces, lo mismo aquí que en las historias
de Adán y Eva y de Caín, se presenta Yahveh al instante
con su palabra judicial dominando la situación. Gracias a
la unión de seres celestiales y mujeres terrestres, entró
espíritu de Yahveh y fuerza vital en la humanidad para
frenar a las fuerzas que quieren cambiar las disposiciones
originales que había tomado el creador respecto a las
creaturas.
Esta narración yahvista pretende mostrar la
corrupción general de la humanidad. Lo que para el
ambiente pagano es bueno y apetecible, para el yahvista
es un pecado contra el Dios de Israel. Para ello, presenta
potencias espirituales sobrehumanas que se entrometen
en el hombre; esto crea una irrupción de índole
"demoníaca", y de esta manera plantea una destrucción
más amplia producida y causada por el pecado; una
destrucción con efectos más profundos, pues ya no se
trata solo de fenómenos de descomposición de la
comunidad humana; es que ahora se trata de que el
hombre ha sido invadido por una supra–humanidad que
ha transgredió el orden establecido por Yahveh separando
el ámbito superior, dónde estaba el mundo celestial de los
espíritus, del mundo inferior de los hombres. Esto había
ocasionado que sobreviniera una depravación de la
creación entera; y esta adulteración producía efectos
terribles.
Y ante esto, ¿qué puede hacer Yahveh?
El todopoderoso Dios creador y señor de todas las
cosas de ―allí y de aquí‖, saca las conclusiones
correspondientes y tras percatarse del progreso del pecado
y de sus consecuencias, toma una determinación de la que
el narrador nos informa: «Viendo el Señor que la maldad
del hombre cundía en la tierra, y que todos los
pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de
66
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

continuo, le pesó al Señor de haber hecho al hombre en la


tierra, y se indignó en su corazón. Y dijo el Señor: "Voy a
exterminar de sobre la haz del suelo al hombre que he
creado, —desde el hombre hasta los ganados, los que se
arrastran, y hasta las aves del cielo— porque me pesa
haberlos hecho» (Gen 6,5–7).
Las palabras de Yahveh son de una dureza
tremenda; es el Dios creador el que va a destruir su propia
creación.
Para entenderlo desde nuestra perspectiva humana,
propongo que pensemos qué circunstancias se tienen que
dar en nosotros y cuál será el grado de desaliento que
tenemos, para que digamos: «Ojalá no hubiésemos traído al
mundo a nuestros hijos; por su comportamiento les vamos a
exterminar».
Al final de esta queja de Dios aparece de repente un
nuevo personaje que se nos presenta como si fuese ya
sobradamente conocido por nosotros: «Pero Noé halló
gracia a los ojos del Señor» (Gen 6,8).
¿Quién es Noé? Este hombre es el hijo de ese gran
pecador que hemos visto anteriormente llamado Lámek. Y
nos dice el relato que halló gracia a los ojos de Dios25.
A partir de aquí comienza una manera distinta de
mostrarnos a Yahveh.
En el relato vemos que Yahveh hace un juicio sobre
el hombre y que toma una decisión en su corazón. Hasta
ahora, solamente se había narrado la descripción de los

25 A lo largo del AT muchos otros han hallado gracia: Lot (Gén 19,19) obtuvo ese
favor de Dios con su hospitalidad heroica en medio de los sodomitas. «Halló
gracia» Moisés (Éx 33,12.16; 33,17); ya que era «El hombre más humilde sobre la
faz de la tierra» (Núm 12,3) (Eclo 45,1 dice que «Hallaba gracia a los ojos de
todos, amado de Dios y de los hombres». «Halló gracia» Rut a los ojos de Booz por
su noble comportamiento (Rut 2,2.10.13). David «Halló gracia», en un primer
momento, a los ojos de Saúl (1 Sam 16,22), y siempre ante Jonatán
(1 Sam 20,3), y confiaba en haber «Hallado gracia» a los ojos de Yahveh
(2 Sam 15,25, Hch 7,46: «Halló gracia ante Dios». Joab «Halló gracia» a los ojos de
David (2 Sm 14,22). Ya en el NT, solamente es María la que ―Halló gracia‖
(Lc 1,30).

67
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

hechos que habían motivado el pecado, sin ser juzgados;


pero ahora, oímos de la propia boca de Dios esa reflexión.
Es la primera vez que esto sucede y parece que el autor
quiere que entremos en el misterio del ―corazón‖. Primero
en el del hombre y luego en el de Dios.
En la antigüedad, se consideraba el corazón como el
lugar del que emanaban los sentimientos, el entendimiento
y la voluntad. De Yahveh también se tenía una imagen
algo antropomórfica, ya que era bastante común que
se atribuyera a las divinidades la figura o las cualidades
humanas. Sin embargo la intención del autor está lejos de
pretender rebajar a Yahveh a un nivel semejante al del
hombre; más bien, lo que pretende es hacer que su imagen
sea accesible al hombre. Pretende mostrarle como un Dios
vivo. Siglos más tarde, también Jesús nos lo mostrará de
igual manera.
Resulta terrible comprobar lo que ocurre en el
corazón de Dios: tristeza, pesar y desencanto por el
comportamiento de los hombres. Por consiguiente, el
diluvio va a simbolizar todas las fuerzas obscuras
dispuestas para sumergir al hombre.
Pero desde el seno de ese mundo pervertido, Yahveh
va a buscar a un justo para que a través de él, se
manifieste la intención divina; porque a pesar de todo y en
contra de todo, quiere que el hombre viva.
Noé no es conocido todavía más que de nombre
(Gen 5,29), por lo que no tenemos ningún dato que
explique el motivo por el que es elegido. Solamente
podemos darle una explicación teológica: su razón de ser
se corresponde con la voluntad graciable de Dios.
La Biblia nos presenta dos relatos del diluvio
(Gen 6,9–22 y Gen 7–8,22), uno corto y otro largo. Está
perfectamente claro que se trata de dos fuentes (Yahvista26
y Sacerdotal27).

26 Yahvista: 6,5-8;7,l-5*.7-10*.12.16b.l7b.22-23; 8,2b.3a.6-12.13b.20-22


27 Sacerdotal: 6,9-22; 7,6.11.13-16a.l7a.l8-21.24; 8,1-2a.3b-5.13a.l4-19; 9,1-17

68
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Hasta ahora hemos visto cómo el redactor final del


Pentateuco compuso su libro, tomando alternativamente
pasajes Yahvista (J) y Sacerdotal (P). Así el capítulo 1 era
de P, los capítulos 2 al 4 eran de J, el 5 de P, y el 6,1-4 de
J.
Pero, cuando llegó el momento de contar el diluvio,
se encontró con dos narraciones, de J y de P, que venían a
narrar lo mismo, pero cada una a su modo y con variantes
que en algunos casos le parecieron tan interesantes como
para no renunciar a ninguna de ellas. Optó pues, por
tomar como base la narración P, insertando en ella las
partes del relato J que le parecieron valiosas. Por ese
motivo encontramos las dos narraciones entrecruzadas.
Gracias a que el redactor no se esforzó en disimular los
―empalmes", es posible todavía distinguirlas.
A continuación paso a analizarlos:
Noé acometió toda aquella tarea tan extraña
mandada por Yahveh sin poner ninguna objeción, y otro
hecho realmente curioso es que en ningún momento dice
ni una sola palabra. Noé recibe una orden y se considera
obligado a cumplirla ciegamente, sin hablar siquiera.
Esto era precisamente lo que Yahveh pretendía:
probarle. Y Noé lo hace, a pesar de que la orden no podía
ser más estrambótica e incomprensible; le manda
construir un barco en mitad de la tierra firme. ¿Cuántos
barcos habría visto Noé navegando por el agua?
Era una prueba para su fe y su obediencia y la
superó victoriosamente. Igual que más tarde haría
Abrahám obedeciendo a ojos cerrados el mandato de Dios.
Pero quiero pararme un instante en el motivo de su
elección.
En dos momentos del relato se le denomina a Noé
―justo‖ (6,9 y 7,1). ¿Qué significa el término ―justo‖ en la
Biblia?
Dios es el justo por excelencia porque cumple con
su alianza y actúa conforme a ella; por eso es justo, es
decir propicio. De la misma manera cuando el hombre se
69
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

halla en recta relación con Dios, es decir: cree, confía, se


adapta en todo a las normas dadas por Dios, entonces es
justo. En este sentido la justicia no es un concepto
relacionado con lo jurídico, es un concepto teológico.
Resulta muy curioso que no se dice en ninguna
parte que la mujer de Noé, sus hijos y las mujeres de sus
hijos también fueran justos como Noé. No obstante, se
salvan igual que él.
El relato prosigue de esta manera tras el diluvio:
«Noé construyó un altar al Señor, y tomando de todos las
animales puros y de todas las aves puras, ofreció
holocaustos en el altar. Al aspirar Yahveh el calmante
aroma, dijo en su corazón: "Nunca más volveré a considerar
maldito el suelo por causa del hombre, pues las trazas del
corazón humano son malas desde su niñez; no volveré a
herir a todo ser viviente, como lo he hecho. Mientras dure la
tierra, sementera y siega, frío y calor, verano e invierno, día
y noche, no cesarán» (Gen 8,20–22).
Todo comenzó con una sentencia condenatoria y
termina volviéndonos a meter en el corazón de Yahveh
para escuchar la alianza que hace con la creación y con el
hombre. El mismo estado de cosas que sirvió en el prólogo
para fundamentar el juicio condenatorio y mandar el
diluvio, hace en el epílogo, que se manifieste la gracia y la
indulgencia. Esta contraposición entre la cólera de Yahveh
y su gracia paciente, la veremos a lo largo de toda la
Biblia. Sin embargo aquí parece como si se hubiera
acostumbrado a la pecaminosidad de los hombres.
Pero cuidado, solo lo parece.
Quiero dar una explicación a esto, que a la vez
puede servir para dar respuesta al porqué Dios no
interviene hoy ante la persistente maldad, abuso y pecado
constante de los hombres contra los hombres.
Nos parece incomprensible que exista una aparente
estabilidad de orden natural a pesar del constante hacer
del pecado humano. ¿Cómo Dios lo consiente? Se escucha
con frecuencia. ¿Cómo se explica la armonía de la
70
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

naturaleza y sus leyes, cómo se puede entender la


constante bendición de que disfruta la humanidad a pesar
de la insistencia de sus actos violentos y de sus continuas
vuelta al salvajismo? Aunque algunos creen que los
desastres naturales que suceden con frecuencia, son
mandados por Dios como castigo por nuestra manera de
actuar.
Creo firmemente que aquí tenemos una de las
varias respuestas a ello. Los versículos anteriores, del 21
al 22 nos lo aclaran: «Nunca más volveré a maldecir el suelo
por causa del hombre, porque las trazas del corazón
humano son malas desde su niñez, ni volveré a herir a todo
ser viviente como lo he hecho. Mientras dure la tierra,
sementera y siega, frío y calor, verano e invierno, día y
noche, no cesarán».
Dios no intervendrá más. Somos los hombres los
que tendremos que hacerlo. Podría decirse que es una
voluntad de gracia que está sobre todos los hombres y se
manifiesta en el ritmo inmutable del orden natural. Impera
la voluntad divina, paciente y salvadora. Es importante
seguir manteniendo la fe. De esa manera sabemos que hay
una solemne garantía que nos protege contra las
irrupciones ocasionales del caos perturbador de los
órdenes cósmicos.
Esta teología de fe y esperanza es vital para los
creyentes, porque solo entendiendo aquélla promesa del
Altísimo, es posible comprenderlo. El orden natural fijado
por la palabra de Yahveh, asegura de modo misterioso la
persistencia de un mundo en el cual el Todopoderoso
acometerá a su debido tiempo la obra histórica de la
salvación.
Hoy sabemos que fue así, y que esa salvación vino
por medio de la gracia plena a través de Jesucristo.
Pero entonces ¿es igual como nos comportemos,
todos seremos salvos? La respuesta a esa pregunta está
rodeada de misterio; seguramente al final de los capítulos
se encontrará la respuesta.
71
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Tras el diluvio, Yahveh bendice a Noé y a sus hijos


con estas palabras: «Sed fecundos, multiplicaos y llenad la
tierra. Infundiréis temor y miedo a todos los animales de la
tierra, y a todas las aves del cielo; junto con todo lo que
pulula por el suelo y todos los peces del mar, quedan a
vuestra disposición. Todo lo que se mueve y tiene vida os
servirá de alimento: todo os lo doy, lo mismo que os di la
hierba verde. Solo dejaréis de comer la carne con su alma,
es decir con su sangre; pues en verdad yo reclamaré
vuestra sangre vital: la reclamaré a todo animal y al
hombre; a todo hermano reclamaré la vida humana. Quien
vertiere sangre de hombre, por medio del hombre será su
sangre vertida, porque a imagen de Dios hizo El al hombre.
Vosotros, pues, sed fecundos y multiplicaos; pululad en la
tierra y dominadla‖. Dijo luego Dios a Noé y a sus hijos con
él: "He aquí que Yo establezco mi alianza con vosotros, y
con vuestra descendencia detrás de vosotros, y con todos
los seres vivientes que con vosotros hay: las aves, los
ganados y todas las fieras que hay con vosotros, con todo lo
que ha salido del arca» (Gen 9,1–10).
Y dispone una alianza con él y con su descendencia:
«Establezco mi alianza con vosotros, y no volverá nunca
más a ser aniquilada toda carne por las aguas del diluvio,
ni habrá más diluvio para destruir la tierra". Y dijo Dios:
"Esta es la señal de la alianza que para las generaciones
perpetuas pongo entre yo y vosotros y todos los seres
vivientes que os acompaña: Pongo mi arco en las nubes, y
servirá de señal de la alianza entre yo y la tierra. Cuando
yo anuble de nubes la tierra, aparecerá el arco en las
nubes, y me acordaré de la alianza que media entre yo y
vosotros y todos los seres vivientes, y no habrá más aguas
diluviales para exterminar toda carne. Pues en cuanto esté
el arco en las nubes, yo lo veré para recordar la alianza
perpetua entre Dios y todos los seres vivientes, toda carne
que existe sobre la tierra". Y dijo Dios a Noé: "Esta es la
señal de la alianza que he establecido entre yo y toda carne
que existe sobre la tierra» (9,11–17).
72
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

A partir de aquí se inaugura una nueva era, la era


que se ha dado en llamar noaítica.
Noé se nos presenta como el nuevo Adán, de modo
que Yahveh repite todo el mandato de Génesis 1, pero
agrega algo que no hizo entonces: «Infundiréis temor y
miedo a todos los animales de la tierra, y a todas las aves
del cielo, y todo lo que repta por el suelo, y todos los peces
del mar; quedan a vuestra disposición. Todo lo que se
mueve y tiene vida os servirá de alimento: todo os lo doy, lo
mismo que os di la hierba verde».
Estas reglas son suficientemente claras, de manera
que si se cumplen, aseguran la armonía entre los
hombres, y entre éstos y los animales.
Pero esto, como tantas otras cosas, representa la
utopía. La realidad es que la historia humana va estar
marcada en adelante por la división. Noé es un hombre
frágil. Sus hijos se dividen. Entre ellos se encuentra Sem
(el antepasado de los hebreos).
¿De qué manera va a contarnos el autor en que
consistió esa desunión? Por medio del mito de la torre de
Babel. Este relato nos va a evocar a esa fuerza que es la
causante de la desunión: el error y la desobediencia del
hombre.
Desde entonces la tentación humana sigue siendo la
misma: asegurarse la tranquilidad a toda costa. Y también
desde entonces, el resultado es desastroso para el hombre:
la división de lenguas que lleva a la falta de entendimiento.
¿Y eso tiene posible solución? Claro, hoy como
entonces, la solución es la misma: emprender el camino
que lleve a la verdadera unidad. Veremos cuál es ese
camino.
Aquél episodio de Babel ofrecía al pueblo creyente
una explicación acerca de la dispersión humana, que no
tiene nada que ver con esa otra de Gén 10,32, cuando tras
el diluvio, los hijos de Noé se dispersaron; esta otra se
produce como castigo a un nuevo pecado del hombre al
levantarse contra Dios.
73
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Aquél grupo de gentes veía a Yahveh como un dios


celoso del hombre, y por ello nos dice el relato que
construyen una torre para llegar hasta el cielo (lugar en el
que habita Dios, según la idea común a todas las
religiones); su pretensión es entrar en la esfera divina para
hacerse dioses. El resultado de la obra es desastroso. Todo
fracasa debido a la división de las lenguas.
El mensaje de esta historia está servido: cuando los
hombres actúan solos, al margen de Yahveh, no existe
entendimiento entre ellos. Es la contraposición de lo que
ocurre en la narración del NT cuando llega el Espíritu en el
Pentecostés cristiano. Allí todos estaban reunidos en
nombre de Dios y expectantes ante su llegada y a pesar de
que hablaban distintas lenguas, todos se entienden
(Hch 2,5-12). Ahora sin embargo, el hombre pretende
invadir el dominio y señorío de Yahveh.
Se trata pues, de una nueva versión de la tentación
primera; ser como Dios (creador) y no aceptar su propia
condición limitada a lo que es (creatura).
Este es el texto bíblico en el que se narra lo
sucedido: «Todo el mundo tenía un mismo lenguaje y unas
mismas palabras. Y sucedió que, cuando se desplazaron
del oriente, hallaron una llanura en el país de Senaar y se
establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: ―Vamos,
fabriquemos ladrillos y cozámoslos al fuego‖. Así el ladrillo
les sirvió de piedra y el asfalto de mortero. Después dijeron:
―Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre con la
cúspide en los cielos, y hagámonos un nombre, no sea que
nos desperdiguemos por toda la faz de la tierra‖. Entonces
bajó Yahveh a ver la ciudad y la torre que habían edificado
los hombres, y dijo Yahveh: ―He aquí que son todos ellos un
solo pueblo y una sola lengua, y éste no es más que el
comienzo de su acción. En adelante nada les será imposible
de cuanto se propongan hacer. Bajemos, pues, y
confundamos allí su lengua, de modo que no entienda cada
cual la lengua de su vecino‖. Y desde allí los desperdigó
Yahveh por toda la faz de la tierra, y dejaron de edificar la
74
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

ciudad. Por eso se la llama Babel; porque allí embarulló


Yahveh el lenguaje de todo el mundo, y desde allí los
desperdigó Yahveh por la haz de toda la tierra».
(Gén 11,1-9).
¿Realmente tiene tanta importancia que un pueblo
quiera trabajar y hacer una ciudad con una torre muy
alta?
Ese es el ―ropaje‖, el adorno. Detrás estaba el
pecado de no reconocer a Yahveh, querer ser autónomo
para estar al margen del Creador. Esta humanidad no
comparte la conclusión a la que llega Job en 42,2: «Yo sé
que tú lo puedes todo y que ningún proyecto es irrealizable
para ti». Job admite su puesto de criatura y reconoce a su
Creador. Pero no así estos que quieren una vez más
igualarse a Dios, como querían hacerlo en el Paraíso.
Yahveh soluciona el problema con la confusión de
lenguas que lleva a los hombres a la dispersión. De esta
manera termina con ese progreso que quiere hacer el
pueblo basado en la técnica.
¿Sería una locura pensar, si no pretenden hoy lo
mismo que entonces, esos imperios que llegan a contar
con grandiosos adelantos técnicos para poner en marcha
empresas grandiosas y a veces sobrehumanas, anulando y
explotando al hombre y marginando cada vez más a Dios?
¿No representan esas potencias bélicas, económicas o
políticas un azote para la humanidad? La caída de esas
grandes civilizaciones e imperios que han existido ¿ha sido
por hechos naturales o debido a la intervención divina?
Pero quiero plantear otro tema importante: si la
carencia de entendimiento entre los hombres es la causa
de las guerras, y hemos visto que Yahveh provocó en el
principio esa falta de entendimiento, entonces las guerras
¿son conformes con el plan de Dios?
Nada más lejos del verdadero mensaje del libro
sagrado.
Dios es absolutamente bueno, y en palabras de
Jesús: es el Padre. Por lo tanto, no quiere la desgracia de
75
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

la humanidad, de sus hijos.


Todas las narraciones que estamos viendo nos
muestran el pecado como el origen de la desgracia del
hombre. Y el pecado surge solamente por una razón:
Yahveh ha creado al hombre absolutamente libre. Por lo
tanto, esa libertad mal empleada es la causante del mal
Si ayer, hoy y mañana consiguiéramos utilizar la
libertad de manera adecuada, es decir, para el amor, como
estaba previsto; si lo hiciéramos así, se erradicaría el
pecado; tendríamos un mundo como el inicial que Dios
creó. La humanidad estaría unida, hablaría una sola
lengua, la del amor.
Sin embargo esto no es así; pero es debido al pecado
del hombre, no a Dios. Eso es lo que pretende el autor
bíblico que entendamos, que el plan primero de Dios era
que la humanidad formara un solo pueblo con una sola
lengua. Allí, el hombre sería capaz de grandes
realizaciones. Para que este plan funcionara, el hombre
debería de admitir su dependencia con el creador, no
debería enorgullecerse con sus logros hasta el punto de
endiosarse y querer independizarse de su Dios. Si todo el
proyecto inicial se cambió, estamos viendo que es por
culpa del hombre. Por no utilizar debidamente su libertad
ya desde el principio. La utilizamos para nuestro propio
beneficio y ese fue nuestro perjuicio.
Yahveh no se opone a la construcción de la torre,
sino al espíritu que anima su construcción, al intento de
traspasar los límites de la criatura para alcanzar las
alturas de Dios; para hacerse un nombre, para hacerse
famosos al margen de Dios.
Es el mismo pecado que más tarde se atribuye a
Babilonia: «Al cielo voy a subir, por encima de las estrellas
de Dios alzaré mi trono... Me alzaré sobre las alturas del
nubarrón, me igualaré al Altísimo» (Is 14,13-14). ¿Y cuál fue
la respuesta de Dios?: «¡Pero te han hecho bajar al Abismo,
a las profundidades de la Fosa» (Is 14,15).
Si hacemos una lectura reposada y algo de exégesis
76
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

sobre el mito de Babel, distinguimos que está compuesto


de dos tradiciones distintas y superpuestas; en una relata
la construcción de una ciudad y el castigo de la confusión
de lenguas; y en la otra la edificación de una torre y el
castigo del desperdigamiento por la haz de la tierra.
Los autores derivaron «Babel» de la palabra hebrea
balal, que significa ―mezclado‖, ―confuso‖ o ―confundido‖».
Sin embargo, tal derivación no es real, porque en lengua
babilónica el nombre de la ciudad es ―Bab-ilu‖, que
significa ―puerta de Dios‖. De ahí se deriva el hebreo
―Babel‖ y el griego ―Babilonia‖. Por tanto, los babilonios
eran muy dados a la aspiración de ser dioses.
Seguramente lo que sirvió de inspiración para el
relato bíblico de la torre inacabada de Babel sería esta
leyenda que corría entre ellos y que está recogida en textos
sumerios y babilonios: «Alrededor del año 2200 a.C. el rey
sumerio Sargón de Acade comenzó a construir un gran
zigurat28, pero lo dejó sin terminar a causa de los
desórdenes que llevó aparejados la marcha hacia el sur de
este pueblo».
El zigurat siguió incompleto durante muchos siglos,
y quizá adquiriese fama a causa de su imperfección, de la
misma manera que ocurre con la torre inclinada de Pisa o
la Sinfonía Inacabada de Schubert). Continúa la leyenda
diciendo que en el siglo VI a.C. Nabucodonosor, rey de
Babilonia: «Concluyó está edificación haciendo el zigurat
más grande que hubiera existido jamás. Estaba formado
por siete plantas decrecientes. La plataforma inferior medía
92 metros por 92 metros, y toda la estructura se remontaba
a 100 metros de altura».
Esto sería hoy un rascacielos poco respetable, y
mucho más pequeño que las pirámides que construyeron
los egipcios. Sin embargo, para entonces fue la mayor
estructura del suroeste de Asia, y cosa aún más

28 Torre escalonada y piramidal, característica de la arquitectura religiosa asiria


y caldea.

77
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

importante es, que hoy se la puede identificar, ya que


existen sus restos y se los conoce con el nombre de Torre
Etemenanki (el templo de la creación del cielo y de la
tierra).
Según escritos de Heródoto, historiador y geógrafo
griego que vivió entre el 484 y el 425 a.C., había un templo
alto en el que se ofrecían sacrificios a los dioses estelares.
De vez en cuando el dios bajaba al templo y dormía allí. De
esta manera la divinidad tomaba contacto con la tierra;
posteriormente se marchaba, no sin antes aceptar los
homenajes y sacrificios de los fieles.
Una vez puesto algo de orden en la manera de
entender estos mitos, tanto bíblicos como profanos, vamos
a hacer un poco de resumen.
Los cuatro grandes pecados del hombre, que hemos
visto, considerados el origen del mal, se podrían sintetizar
de esta manera: ruptura conyugal y con Dios por causa del
engaño de Adán y Eva; ruptura fraternal entre hermanos
(Caín y Abel) por causa de la envidia y los celos; ruptura
de la primera creación con el diluvio por ―fracasar‖ el
proyecto inicial de Dios a causa de un mal uso de la
libertad humana; ruptura del dominio y señorío de Dios
por parte del hombre y pretensión de adquirir fama
mediante la construcción de la torre de Babel, nueva
versión de la primera tentación: ser como dioses y no
aceptar nuestra propia condición limitada.
Todo esto es la causa de que la humanidad nacida
―una‖ en Adán quede dividida, dispersada y alejada de
Dios.
A partir de ahora surgen dos terribles preguntas:
¿Quedan definitivamente interrumpidas las relaciones
entre Dios y los pueblos de la tierra? ¿Se ha agotado la
divina paciencia?

78
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo VI
La gran prueba

Hoy como ayer, los hombres también buscan ser


famosos, es decir: tener ―un nombre‖, adquirir una fama
que sea conocida en la mayor cantidad de lugares.
Hemos visto en el capitulo anterior sobre Babel, que
una de las causas que ―indigna‖ a Dios es que el hombre
quiera ―hacerse un nombre‖. En base a esto, nos llama la
tención que en este relato que ahora vamos a ver, aparece
alguien desconocido llamado Abrahám y recibe la promesa
de alcanzar un nombre famoso que le va a convertir en
origen y bendición de los pueblos que habían sido malditos
en Babel. Aquello fue de una importancia tan grande, que
aún continua el pueblo judío creyéndose heredero y
portador de la PROMESA.
Vamos por tanto a buscar la palabra promesa dicha
por Dios en el AT.
Es inútil, no figura en él. ¿Por qué? Sencillamente
por la razón de que no se encuentra esa palabra.
La promesa constituye todo el hilo conductor de la
historia de ese pueblo elegido.
De manera meditada y transmitido de generación en
generación, siempre ha estado presente. Es la trama
misma de todo el relato que nos queda por ver hasta llegar
al final. No se nombra la promesa; ¡la promesa se vive!
Y este hilo conductor llega nada menos, que hasta el
momento en que Jesús estando en la cruz dice: «Todo está
cumplido». Y ese ―Todo‖ significa el AT entero. Ya se ha
cumplido la promesa vivida y transmitida. La venida de
Jesús, su muerte en la cruz y su resurrección, han sido la
79
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

consecuencia del cumplimiento de esa promesa de


salvación hecha por Yahveh.
Ese es el contenido de la ―buena noticia‖ del
Evangelio que a partir de la experiencia con el resucitado,
será anunciada por la primera Iglesia, ahora si, por el
nuevo mundo, la nueva comunidad, la nueva Jerusalén
(Hch 13, 32-33).
Pero fueron muchos siglos los que tuvieron que
pasar para que Dios mismo, haciéndose hombre,
materializara esa promesa que había sostenido casi dos
mil años; y que había servido de apoyo para reavivar la
esperanza del pueblo en infinidad de horas sombrías de su
existencia.
En este capítulo quiero analizar el momento central
que une la historia de los orígenes y la historia de la
salvación.
Todo comienza un misterioso día de esta manera:
«Yahveh dijo a Abrahám: ―Vete de tu tierra, y de tu patria, y
de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. Te
convertiré en una nación grande y te bendeciré. Y haré
grande tu nombre; y sé tú una bendición. Bendeciré a
quienes te bendigan y a quienes te maldigan maldeciré. Y
se bendecirán por ti todos los linajes de la tierra‖. Y marchó
Abrahám, como le había dicho Yahveh, y con él marchó Lot.
Tenía Abrahám setenta y cinco años cuando salió de Jarán.
Y tomó Abrahám a Saray, su mujer, y a Lot, el hijo de su
hermano, y toda la hacienda que habían logrado, y el
personal que habían adquirido en Jarán, y salieron para
dirigirse al país de Canaán y entraron en el país de
Canaán. Y Abrahám atravesó el país hasta el lugar de
Siquem, hasta la encina de Moré. Por entonces estaban los
cananeos en el país. Y Yahveh se apareció a Abrahám y le
dijo: ―A tu descendencia he de dar esta tierra‖. Y edificó allí
un altar a Yahveh que se le había aparecido. De allí pasó a
la montaña, al oriente de Betel, y desplegó su tienda, con
Betel al occidente y Ay al oriente. Allí edificó un altar a
Yahveh e invocó el nombre de Yahveh. Luego Abrahám fue
80
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

desplazándose hacia el Négueb» (Gén 12,1-9).


De nuevo, al igual que con Noé, encontramos algo
que llama la atención, es la absoluta falta de datos
concretos.
¿Quién era Abrahám? ¿Qué tenía de particular este
hombre para que Yahveh se fijara en él?
No sabemos nada de su vida anterior. Solo
conocíamos su nombre por la genealogía del capítulo 11.
Cuando Dios le propone esta aventura, de una
dimensión tan desproporcionada y le hace unas promesas
tan extrañas, es normal que pusiera alguna objeción, o al
menos que pidiera alguna aclaración. Por ejemplo:
preguntar algo acerca de la tierra dónde le mandaba, y
acerca del camino; pedir alguna señal; ¡algo!. Y Yahveh,
¿es que no le facilita ninguna seguridad, alguna
protección? Parece que la protección es para cuando
llegue, pero ¿y durante el camino? ¿Cómo acertó Abrahám
con la tierra a la que le destinaba, si no le había dado
ninguna pista?
Todo eso falta. ¿Es que el relato no puede entrar en
detalles que son esenciales?
Es importante volver a recordar que la Biblia es un
libro de fe, de experiencias y de salvación, no de historia.
Al narrador le estorban los detalles, porque distraen al
lector de lo único importante que quiere trasmitir: de entre
toda la humanidad, Yahveh eligió a un solo hombre para
dirigirle la palabra, y éste hizo posible por su obediencia,
que se abriera el camino de la historia de la salvación.
A pesar de lo escueta que es la información de esta
narración, se puede resaltar tres cosas que considero
importantes y que ayudan a entender lo que representa
este momento:
Primero, la orden repetitiva: «Vete de tu tierra, de tu
patria, de la casa de tu padre», en contraste con la
vaguedad de la frase: «A la tierra que yo te mostraré».
Después, la promesa de la bendición que hace a
Abrahám. En esa promesa se repite hasta cinco veces la
81
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

raíz del verbo ―bendecir‖. Y no solo para él, sino también


para aquellos que tomen posición ante Abrahám. Además,
la bendición consiste sobre todo en el florecimiento de la
vida, en la fecundidad. La promesa de descendencia parece
fundamental en otras bendiciones bíblicas29.
Y por último, la sentencia «Haré grande tu nombre».
Los hombres en Babel, se propusieron ―hacerse un
nombre‖ sin conseguirlo (11,4). Aquí, Yahveh se lo concede
gratis a Abrahám.
Paso ahora a realizar un análisis del relato tal y
como se nos presenta, arropándolo con algo de historia de
la época, a la vez que doy unas explicaciones teológicas
desde mi humilde conocimiento.
En el sur de la lejana Mesopotamia estaba la ciudad
de Ur dónde había una civilización floreciente que se
enriquecía con un importante comercio marítimo, dado
que estaba en la costa: El pueblo practicaba los cultos
consagrados a las divinidades del sol y de la luna. Durante
años, Ur de Caldea, vivió una gran etapa de prosperidad.
Pero ocurrió, que durante la juventud de Abrahám,
esta etapa de prosperidad comenzó a decaer a causa del
encenagamiento de las bocas del Tigris y del Éufrates que
cada vez se hacía más constante; en esa situación, Ur solo
podía tratar de mantener su prosperidad marítima
mediante los trabajos que hacía el pueblo de limpieza
incesante de los ríos. Pero las luchas continuas que había
entre las ciudades sumerias agotaron sus energías y
contribuyeron a arruinarla en su actividad como puerto de
mar. Además, el naciente poderío de los dirigentes
amorreos de Babilonia iba acabando poco a poco con todas
las ciudades-estado sumerias.
En este contexto se encontraba Abrahám y su
familia. ¿Es descabellado suponer que empezaran a pensar
en abandonar esa tierra? La emigración siempre ha

29 Cf. Gén.13,16; 15,5; 17,4-6; 18,18; 22,17; 26,4.24; 28,14; 35,11

82
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

estado presente en los pueblos cuando las familias no han


visto futuro para alimentarse.
De cualquier manera, lo que sí es cierto, es que
corría el siglo XVIII a.C. cuando un hombre, acompañado
de su familia, deja la ciudad de Ur de Caldea. Abandona la
relativa seguridad del sedentarismo y vuelve a la dureza e
incertidumbre de la vida nómada de sus antepasados.
¿Cuál es la fuerza que le impulsó a obrar así?
¿Pudo ser que tuviera un sentimiento de miedo o de ahogo
en aquélla sociedad en la que los casitas junto a su rey
Hammurabi habían invadido Babilonia? ¿Inconformismo
con su vida, incertidumbre y falta de seguridad? ¿O fue la
experiencia de Yahveh lo que cambió su vida?
Es inútil que sigamos haciéndonos las preguntas
que surgen desde nuestra mentalidad, simplemente,
porque no vamos a conseguir una respuesta saludable ni
certera. En el fondo es un misterio.
Pero poco importa.
La narración nos dice que recibió la orden tajante de
dejarlo todo para irse a un país lejano que recibiría en
herencia, y continúa diciendo que él cumplió esa orden.
Observemos como hemos ido avanzando por el libro
del Génesis y la manera como hemos llegado hasta aquí: la
maldición está en el mundo como consecuencia de la
desobediencia de unos; ahora, la bendición va a entrar en
ese mundo por la fe y la obediencia de otros. «Por la fe,
Abrahám respondiendo a la llamada de Dios y obedeció»,
dice San Pablo en su carta a los hebreos.
Y no tenemos razón para dudar de que fuera ese el
motivo. Abrahám obedeció y partió hacia un país que se le
daría en herencia, y salió sin saber adónde iba.
Este hecho, no solo fue de vital importancia para su
pueblo, lo es también para los creyentes de hoy: aquellos y
nosotros veremos en su historia el símbolo de la aventura
interior del hombre, de una aventura que a ellos y a
nosotros, nos conduce finalmente a Jesús.
El relato nos va mostrando su caminar como
83
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

extranjero por la tierra que será algún día la de sus


descendientes. Es un hombre compasivo, va actuando
constantemente de acuerdo a la generosidad divina. Lo
demuestran muchos de los episodios que nos relata el
autor30.
Sin embargo, es un hombre frágil y marcado por el
miedo. Sobre todo, le atenaza una pena: no tiene hijos. Eso
es una catástrofe en aquella época en la que no se conocía
aún la promesa de la resurrección; los hijos eran la única
forma de no hundirse en la nada; era la manera de
prolongarse en la descendencia.
Y como los misterios de Dios son insondables, he
aquí que su protector le promete un hijo. No es Ismael, que
lo tendrá de una esclava; le promete un hijo legítimo, un
hijo de Sara, su esposa anciana y estéril.
Así viene Isaac, ―el hijo de la risa‖, el fruto de la
promesa divina. «Todo es posible para Dios», dice el autor
del relato.
Quiero aquí recoger un pasaje bíblico como ejemplo
de la complejidad que encierra las escrituras y de la
tremenda labor que lleva una adecuada comprensión de
ellas.
Me refiero a este pasaje: «Hubo hambre en el país, y
Abrahám bajó a Egipto a pasar allí una temporada, pues el
hambre abrumaba al país. Estando ya próximo a entrar en
Egipto, dijo a su mujer Saray: "Mira, yo sé que eres mujer
hermosa. En cuanto te vean los egipcios, dirán: "Es su
mujer", y me matarán a mí, y a ti te dejarán viva. Di, por
favor, que eres mi hermana, a fin de que me vaya bien por
causa tuya, y viva yo en gracia a ti". Efectivamente, cuando
Abrahám entró en Egipto, vieron los egipcios que la mujer
era muy hermosa. Viéronla los oficiales de Faraón, los
cuales se la ponderaron, y la mujer fue llevada al palacio de
Faraón. Éste trató bien por causa de ella a Abrahám, que

30 La historia de su relación con Lot, (Gén 13-14) o la de su intervención en favor


de Sodoma, la ciudad maldita. (Gén 18, 16-19, 29).

84
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, siervas, asnas y


camellos. Pero el Señor hirió a Faraón y a su casa con
grandes plagas por lo de Saray, la mujer de
Abrahám. Entonces Faraón llamó a Abrahám, y le dijo:
"¿Qué es lo que has hecho conmigo? ¿Por qué no me
avisaste de que era tu mujer? ¿Por qué dijiste: "Es mi
hermana", de manera que yo la tomé por mujer? Ahora,
pues, he ahí a tu mujer: toma y vete". Y Faraón ordenó a
unos cuantos hombres que le despidieran a él, a su mujer y
todo lo suyo» (Gén 12,10-20).
Esta no es la única narración que toca este tema,
existen otras dos que lo hacen31, es decir tres fuentes
distintas que nos hablan del engaño de Abrahám al decir
que aquella mujer es su hermana. En los tres relatos
vemos al primer y gran patriarca completamente lleno de
egoísmo y cometiendo una acción sumamente reprobable.
Con tal de salvar su vida y prosperar socialmente, le
importa poco que su mujer pase a ser de otro hombre y
con ello, que se venga abajo la promesa que existe sobre
su descendencia. Con sus palabras: «A mí me matarán y a
ti te dejarán con vida» parece como si quisiera que, de
morir él, muera también su mujer. También le vemos feliz
cuando se enriquece a causa de su ―hermana‖ y además es
envidiado.
El Faraón tiene toda la razón cuando le recrimina
por su manera de actuar. No es nada encomiable ver como
Abrahám le miente y le causa un grave daño, juzgándole
sin motivo aparente y pensando que es un desaprensivo en
cuestión moral.
En aquélla cultura egipcia faltar el respeto debido a
la mujer ajena suponía una infracción contra el orden, y
aun sin ser culpable moralmente, acarreaba la desgracia.
Ante la recriminación del Faraón, Abrahám no tiene
nada que responder. Si acaso pudiera plantear alguna

31 Gén 20,1–18 y 26,7-11.

85
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

disculpa sería que lo hizo por miedo, y eso no es muy


honroso para un hombre.
Por todo esto, parece que Abrahám, a pesar de ser
la persona en la que se va a dar el cumplimiento de las
promesas de Dios, tiene una manera de actuar que no
puede ser más desafortunada.
Veamos otro componente muy extraño de esta
historia. Recuérdese que recibió la orden: «Vete de tu tierra
[…] a la tierra que yo te mostraré». Efectivamente obedeció
de manera ejemplar. Pero ahora se ha marchado a Egipto
sin que se le ordenara. Y eso no entraba en los planes de
Yahveh; de tal manera no entraba que más adelante,
cuando el hambre está haciendo estragos de nuevo,
Yahveh prohíbe expresamente a Isaac ―bajar a Egipto‖.
(Gen 26,2-3). Prueba de ello también es, que cuando
Yahveh tiene que intervir en Egipto para reconducir el
asunto, hace que Abrahám vuelva a la tierra de la promesa
(Gen 13,1). Por lo tanto, está claro que hacerlo no estaba
en los planes de Yahveh.
Todo ello lleva a pensar que resolver en Egipto el
problema de la carestía de alimentos fue una iniciativa
puramente humana y desacertada desde el punto de vista
del plan de Yahveh.
Al hacer esto, Abrahám puso en peligro la
descendencia prometida que procedería de Sara. Sobre esa
mujer descansaba la esperanza ya que ella también
participa de manera activa de los planes de Yahveh, y todo
eso está a punto de trastocarse por un acto de egoísmo
desmesurado de su marido, al estar formando parte del
harén del Faraón.
Se me ocurre pensar ¿qué habría pasado con la
historia de la salvación de no haber intervenido
urgentemente Yahveh?
Abrahám, que entró en Egipto ―con lo puesto‖,
hubiese terminado enriquecido, pero habría perdido su
más rica posesión, su mujer, aunque está por ver si
realmente Abrahám la estimaba tanto, al menos no se
86
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

indica en ningún momento.


Eso hubiese impedido que se cumpliera la promesa
de la descendencia bendecida a través de Abrahám-Sara y
probablemente él habría hecho de Egipto su propia patria,
olvidándose de la tierra prometida y de su compromiso.
A Abrahám le faltó la fe que había mostrado al
principio, cuando obedeció entregando su vocación al
deseo de Yahveh. Entonces creyó que Dios respondía de
todo; pero ahora había actuado solo, sin contar con Dios,
al margen de Dios. Confiando el éxito a su propia
diligencia y astucia.
Pero una vez más, en el centro de la narración está
el Señor que dando un solo golpe de timón cambia el curso
de la historia. Y con ello, una vez más vemos quien es el
auténtico protagonista de todos los relatos: Dios.
Por medio de lo que nos dice el autor del relato,
conocemos que Yahveh actúa según un concepto primitivo
que existía del pecado y del castigo: «Hiriendo al Faraón
con grandes plagas». Esta manera de hacer suya, no
parece demasiado justa; sobre todo viendo que en el relato
se nos muestra al Faraón actuando con más sentido de la
ética que Abrahám; reprochándole incluso su mala acción,
que le ha acarreado un grave daño.
¿Qué sentido entonces se le puede dar a este
pasaje? Intentaré exponer alguna de las teorías que
mantienen los estudiosos.
Esta tradición yahvista nos muestra que el
instrumento de salvación que ha elegido Yahveh era un
pobre hombre de carne y hueso, por tanto pecador y con
debilidades como los demás; de manera que cuanto actúa
valiéndose de sus propias fuerzas, no hace más que
desordenarlo todo. La gloria y el poder no se reparte entre
Dios y Abrahám: es solo para Dios.
El autor está contando esta situación a gentes que
ya conocen lo que vimos en la narración anterior: «De ti
haré una nación grande, [...] a tu descendencia le daré esta
tierra» (Gen 12,1-7). Por tanto, ya sabían que para que se
87
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

pudieran cumplir las promesas, Abrahám tenía que salvar


su vida; pero, si para salvarla se pierde su mujer ¿de
dónde, entonces, va a venir la descendencia?
Este episodio podría catalogarse como el preámbulo
del hecho más importante de la historia de este pueblo.
Años después, le va a seguir el relato de Israel y sus hijos
cuando tienen que emigrar a Egipto para remediar el
hambre (igual que hace Abrahám). Y también muchos
años después, este mismo Dios enviará plagas sobre el
Faraón (igual que con Abrahám), y ellos saldrán de allí
para encaminarse hacia la tierra prometida cargados con
las riquezas de los egipcios.
Pero antes de todo esto, aún es preciso poner la fe
de Abrahám al límite. Ha de ser realmente un ejemplo total
para los suyos. Este es el relato:
«Sucedió después de estas cosas que Dios tentó a
Abrahám y le dijo: «¡Abrahám, Abrahám!». El respondió:
―Heme aquí‖. Le dijo: ―Toma a tu hijo, a tu único, al que
amas, a Isaac, y vete al país de Moría y ofrécelo allí en
holocausto en uno de los montes, que yo te diré‖.
Se levantó Abrahám de madrugada, aparejó su asno
y tomó consigo a dos mozos y a su hijo Isaac. Partió la leña
del holocausto y se puso en marcha hacía el lugar que le
había dicho Dios. Al tercer día levantó Abrahám los ojos y
vio el lugar desde lejos.
Y dijo Abrahám a sus mozos: ―Quedaos aquí con el
asno. Yo y el muchacho iremos hasta allá, haremos
adoración y volveremos donde vosotros‖.
Tomó Abrahám la leña del holocausto y la cargó
sobre su hijo Isaac, y tomó en su mano el fuego y el cuchillo,
y se fueron caminando los dos juntos.
Y dijo Isaac a Abrahám su padre: ―¡Padre mío!‖.
Respondió: ―Aquí estoy, hijo mío‖. Dijo él: ―Aquí está el fuego
y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?‖.
Dijo Abrahám: ―Dios se proveerá el cordero para el
holocausto, hijo mío‖. Y se fueron caminando los dos juntos.
Llegaron al lugar que le había dicho Dios, y construyó
88
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

allí Abrahám el altar, y dispuso la leña, y ató a Isaac, su


hijo, y lo puso sobre el ara, encima de la leña.
Alargó Abrahám su mano y tomó el cuchillo para
inmolar a su hijo. Pero le llamó el Ángel de Yahveh desde
los cielos diciendo: ―¡Abrahám, Abrahám!‖. El dijo: ―Heme
aquí‖. Dijo: ―No pongas tu mano en el niño, ni le hagas
nada, que ahora ya sé que eres temeroso de Dios, ya que no
me has negado tu hijo único‖.
Levantó Abrahám los ojos, miró y he aquí que un
carnero estaba trabado en un zarzal por los cuernos. Fue
Abrahám, tomó el carnero, y lo sacrificó en holocausto en
lugar de su hijo.
Abrahám llamó a aquel lugar Yahveh provee, de
donde se dice hoy en día: ―En el monte de Yahveh-provee‖.
El Ángel de Yahveh llamó a Abrahám por segunda
vez desde los cielos, y dijo: ―Por mí mismo juro, oráculo de
Yahveh, que por haber hecho esto, por no haberme negado
tu hijo, tu único, yo te colmaré de bendición y multiplicaré en
gran medida tu descendencia como las estrellas de los
cielos y como la arena que hay a la orilla del mar, y se
adueñará tu descendencia de la puerta de sus enemigos. Y
se bendecirán en tu descendencia todas las naciones de la
tierra, porque has escuchado mi voz‖.
Volvió Abrahám donde sus mozos, y emprendieron la
marcha juntos hacia Berseba. Y Abrahám se quedó en
Berseba (Gén 22,1-19).
Todo este pasaje es de una gran riqueza teológica.
Su redactor, nada más comenzar se apresura a
desvelar el secreto. Podríamos decir que tuvo cierto
escrúpulo teológico y no quiso que el lector pensara que
Yahveh era capaz de exigir a Abrahám un sacrificio tan
horrible; como si quisiera decirnos ―Dios ―tentó‖ a
Abrahám, quiso someterlo a una prueba; pero daos cuenta
de que su orden no iba en serio‖.
Si no lo hubiese desvelado, habríamos estado hasta
el final totalmente desconcertados; como debió de estarlo
Abrahám. Porque, ¿como puede ser posible que Yahveh, el
89
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Dios amigo, el que le ha regalado un hijo tan deseado y tan


esperado (cien años contaba cuando nació), y que era por
el que iba a cumplirse la promesa de una larga
descendencia, ahora le mandara: «Toma a tu hijo, a tu
único, al que amas… y ofrécelo en holocausto‖.
En esos terribles momentos, cuando no se entiende
nada, porque nada tiene sentido, es importante tener
presente que nunca podemos dar por fracasado el plan de
Dios, porque no conocemos hasta dónde llega su poder.
Sin embargo, su mandato era desconcertante y
humanamente hablando, permítaseme la expresión: era
para mandarle lejos.
Pensaría Abrahám: ―¿Cómo puede ser Yahveh tan
inconstante e infiel a su palabra; tan despiadado con los
que hemos aceptado sus deseos? ¿Tiene derecho a
exigirme lealtad a tan alto precio? Después de haber
dejado mi tierra y a mi gente, renunciando a mi pasado. Y
todo por la halagadora promesa de un gran porvenir que
no veo por ningún lado, y ya estoy al borde de la muerte.
¿Cómo puede ahora cortarme mi esperanza de futuro?‖
O tal vez ni eso pudiera preguntarse, porque
hacerlo suponía blasfemar contra su Dios.
Ahora bien, al adelantar el autor el motivo de esa
orden, nos convierte en cómplices y en espectadores.
Pero, tenemos algo de duda en el transcurso de la
lectura. ¿Será capaz Dios de llegar hasta el final? ¿En qué
momento dará por superada la prueba?
Abrahám comienza bien lo mandado. Se levanta
temprano y sin decir nada a nadie, prepara todos los
aperos necesarios: el asno, la leña, los dos criados y la
víctima, su hijo Isaac.
Tres días estuvieron andando hasta llegar al lugar.
Es de imaginar el ―mosqueo‖ que tendría Isaac,
tanto que no puede evitar preguntar dónde está el animal.
Pero Abrahám le miente, igual que miente a los criados
diciéndoles: «Haremos adoración y luego volveremos».
La escena es de una tensión tremenda: construyó el
90
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

altar, dispuso la leña, ató a Isaac, lo puso sobre el altar,


alzó el cuchillo y...
Se nos relata todos los actos pero no hay ni una
sola palabra, ni del padre, ni del hijo; tampoco hay ningún
comentario del narrador.
Si Dios tenía alguna duda sobre su fe, estarían
despejadas; porque si no le detiene, Abrahám había sido
capaz de sacrificar a su hijo único.
Con estas palabras, Yahveh le premia su gesto:
«Ahora ya sé que eres temeroso de Dios y que no me has
negado tu hijo único».
¡Qué alivio para Abrahám y para Isaac!; y para
nosotros. ¡Cómo se desvanecerían en Abrahám todas las
dudas acerca de Dios! ¡Cómo recobraría toda la ilusión por
las promesas puestas en aquel hijo!
¿Qué concepto debió de sacar Isaac de aquel padre
suyo, tan amante, pero capaz de sacrificar a su hijo
querido por obedecer a Dios?
Cuando Pablo dice que Dios «No perdonó ni a su
propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros
(Rom 8,32), seguramente se acordaba de Abrahám y de
Isaac; de lo que sufrió el hijo y de lo que le costó al padre.
Todos estos comentarios e interrogantes son
normales que los hagamos desde nuestra mentalidad y
cultura de hoy; pero veamos realmente que nos quiere
trasmitir este relato.
En los momentos en que nos vemos obligados a
tomar una determinada decisión, en base a nuestras
creencias, pero que nos parece carente de lógica, nos
sentimos abandonados de Dios; le vemos ausente, como si
no se enterase ni le importara nuestra situación. No le
vemos por ningún lado, y sin embargo él nos contempla
sin perdernos de vista, y llegado el momento de mayor
aprieto, se deja ver y nos habla.
Comprobamos igual que Abrahám, que Dios, por
mucho que a veces oculte su rostro, está siempre atento y
cercano. La alegría que debió de sentir Abrahám al percibir
91
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

de nuevo la presencia de Dios quedó plasmada en el


nombre que puso al monte: Yahveh-provee.
Toda esta narración ¿tiene alguna base histórica?
En todo el ámbito cultural cananeo-fenicio se
practicaba el sacrificio de niños; también en Israel y Judá.
En la legislación de Israel, podemos ver el texto antiguo del
Código de la Alianza, que prescribe: «Me darás el
primogénito de tus hijos. Lo mismo has de hacer con el de
tus vacas y ovejas» (Éx 22,28-29).
El trasfondo de este relato está indicando una
crítica al culto de esos sacrificios humanos. Entre la época
en la que se sacrificaban los niños a Yahveh, como
supremo don, y otra posterior en la que eran suplantados
esos sacrificios por el holocausto de los animales, seguro
que medió cierta experiencia religiosa, y un avance en el
conocimiento de que el Altísimo no quiere sacrificios
humanos. Quiere el corazón del hombre, quiere su fe y su
confianza.
El relato recoge esa experiencia y también el
mensaje de que es preciso aceptar el deseo de Yahveh,
aunque no coincida con el nuestro y desbarate los planes.

92
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo VII
El plan divino sigue su marcha

La promesa de Dios seguía adelante, pero Abrahám


muere sin llegar a verla realizada.
De toda aquella tierra que había recorrido y que Dios le
había dicho que sería suya, no posee más que el espacio
de un sepulcro.
Acabará siendo conocido con el nombre de padre de
los creyentes; ese fue el título que le dieron los primeros
cristianos cuando llegaron a ser conscientes de que ellos
eran sus auténticos herederos.
Pero más allá de su muerte, la vida sigue adelante.
La historia de la salvación prosigue y los libros del
Pentateuco continúan contándola.
Seguramente, de todos los mitos históricos que
tenemos en la Biblia, el más completo es el que nos habla
de Jacob; en dos versiones, nos cuenta su historia–leyenda
genealógica casi de manera exhaustiva.
Isaac, el hijo salvado del holocausto, tuvo dos hijos:
Esaú y Jacob. El segundo, Jacob, es un hombre ansioso
de triunfos, astuto, calculador y frío. Consigue quitarle la
primogenitura a Esaú (Gén 25,29-34). Con artificios
engañosos suplanta a su hermano y le roba la bendición
paterna, Y esta bendición era muy importante para los
antiguos; representaba la señal del éxito (Gén 27,1-40).
Pero Dios, actuando de nuevo de manera
desconcertante, nos muestra que también puede servirse
de los hombres más retorcidos para realizar sus planes. Y
esta vez se vale de una persona que es excluida de su
territorio por cometer un delito, y acogido como refugiado
93
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

indigente por otro grupo. Logra, gracias a su talento,


perseverancia y astucia, contraer matrimonio con las dos
hijas del jeque del otro grupo; adquirir una gran riqueza e
imponer a su suegro la separación y el reconocimiento de
su clan como grupo autónomo.
¿Quién es este hombre con este historial tan poco
virtuoso?
Este hombre se llama Jacob.
El momento culmen del relato viene dado cuando
después de casarse en Mesopotamia y de diversas
aventuras en las que se muestra su calidad de estafador,
vuelve a Canaán rico pero muy poco en paz consigo
mismo, y camino de Jarán tuvo un sueño que le
desconcertó: vio una escala levantada entre la tierra y el
cielo y de pronto tuvo la intuición de una presencia
insospechada de Dios en el corazón de su existencia
(Gén 28,10-22). Y al cruzar el vado de Yabboq, fue cuando
Yahveh va a trastornar definitivamente su destino.
De una manera curiosa, el relato nos muestra a
Jacob trabando un combate con un ser extraño. De esta
tremenda lucha, que bien puedo ser consigo mismo y con
Dios, sale transformado, marcado para toda su vida.
(Gén 32,23-33). En cierto sentido, es un ser inadaptado al
mundo el que surge de allí, porque queda cojo; sin
embargo, en adelante es ya un hombre libre y su nombre
ya no será Jacob, sino Israel, es decir, el vencedor de Dios.
Y el nombre de Israel es el que tomará su descendencia,
una descendencia cuya historia será un combate con Dios.
Serán un pueblo cojo, pero elegido por Yahveh, y en el
mundo se extenderá como signo de libertad. Y esto es lo
realmente importante del relato: mostrar el origen del
pueblo de Israel.
Sin embargo, no siempre este pueblo fue conocido
como los hijos de Israel, también fueron llamados hebreos.
Este calificativo les vino por la manera de nombrarlos
otros pueblos extranjeros, como los egipcios y los filisteos.
La etimología de la palabra ―hebreo‖ viene de heber que
94
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

significa ―cruce al otro lado‖ o ―atravesar un río‖. La Biblia


solamente les llama de esta manera 53 veces en todo el AT.
Ya los antiguos cananeos llamaban hebreos a los hijos de
Abrahám y de Israel-Jacob, y lo hacían así porque eran
personas venidas del otro lado del Eufrates, o del otro lado
del Jordán, o del Nilo.
Por lo tanto se puede decir que este calificativo no
designa a un pueblo, define un modo de vivir, un ―estilo de
vida‖. De tal manera era así en la antigüedad, que se les
conocía por este nombre a los que pertenecían a diversas
etnias, caracterizadas por formar bandas armadas que
organizaban expediciones en busca de pastos o dedicados
al pillaje. Acampaban junto a las ciudades e intentaban
establecer relaciones comerciales con sus habitantes. En
caso de conflicto, se convertían en soldados mercenarios al
servicio del mejor postor.
Las circunstancias que rodean el libro del Éxodo se
podrían corresponder bastante bien con estos datos. Desde
esta perspectiva, podría apoyarse la teoría exegética que
piensa, que la preocupación del faraón por la presencia de
los hebreos, está fundada por el miedo a que pudieran
convertirse en una fuerza conflictiva de oposición e incluso
de saqueo en el país.
Pudiera ser por este motivo por lo que se indica en
un documento egipcio muy antiguo, las siguientes
observaciones tremendamente curiosas: «[...] extranjeros.
No permanecen en el mismo lugar. Están constantemente en
camino. Desde los tiempos de Horus luchan; no obtienen la
victoria [...] ni son vencidos».
Jacob–Israel tuvo doce hijos de distintas madres; de
ellos, solamente dos aparecen realmente como individuos,
Judá y José; el resto solamente son nombres epónimos de
cada una de las tribus israelitas, por lo que se especula
mucho sobre si efectivamente fueron hijos reales suyos. El
hecho de que sean hijos de cuatro madres ya nos debe de
hacer dudar de la historicidad del hecho. ¿No
corresponderán los nombres de los hijos a los de las doce
95
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

tribus de Israel?
Seguramente habría que dar a esto una
interpretación de la prehistoria del pueblo de Israel. Y es
que el pueblo de Israel, igual que otros pueblos semitas,
tratan de expresar sus vínculos, tanto políticos como
históricos, en esquemas genealógicos, en registros de
descendencia y generación. Existen infinidad de ejemplos a
lo largo de toda la Biblia. Las tribus existentes entonces
llegarían a aliarse, por lo cual se transformarían en
―hermanos‖. Y se nos transmitiría con un estilo literario
llamado ―saga‖ para remontarnos a la prehistoria de la
―confederación de las doce tribus‖ a través del reparto de
los hermanos entre cuatro madres.
De todas maneras, al carecer de documentos, lo
anterior no es más que hipótesis, porque la única
información que hay respecto a la historia primitiva de las
tribus israelitas es la que se encuentra en la Biblia, y no es
suficiente para este propósito.
De ahí solo se puede deducir que la narrativa del
Génesis está mantenida sobre dos tradiciones; una, creada
en el reino del Norte, con los relatos de José; y la otra del
reino del Sur, con historias de Judá. Por lo que los
miembros de las doce tribus son israelitas y los que
forman la tribu de Judá, son los judeos o judíos. Y
también podemos saber sin ninguna duda, que los hijos de
Jacob (o las tribus), en los tiempos de hambre que
menciona Gén 41, se infiltraron en el delta del Nilo
aprovechándose de estos movimientos de población.
Y en este contexto podemos situar otra historia que
nos proporciona un nuevo e importante avance: la historia
de José.
Cuando el pueblo de Israel vivía momentos difíciles,
a las gentes les gustaba contar y escuchar esta historia.
En ella se decía que fue el penúltimo de los doce hijos de
Jacob/Israel; que sus hermanos estaban cargados de
envidia hacia él y por este motivo lo vendieron a unos
mercaderes como esclavo, y éstos le llevaron a Egipto. En
96
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

aquél país, ese hombre que era fiel a la ley de Dios, con el
paso de los años terminó siendo el todopoderoso
intendente del faraón. Y es que en esa lejana tierra de
Egipto todo le salió bien. Incluso llegó a tener su hora de la
revancha cuando empujados por el hambre, sus hermanos
sin saber quién era, vinieron a suplicarle que les diera
grano. Sin embargo renunció a su venganza de
forma que, después de ponerles a prueba, los perdonó
(Gén 42-45).
Esa historia, escuchada una y otra vez, era un
ejemplo admirable para el pueblo. Ellos también se vieron
muchas veces perdidos por los caminos del destierro y
otras tantas veces sintieron el deseo de vengarse. Pero
aquello les obligaba a ser también magnánimos en medio
de aquél mundo cruel y despiadado, porque José había
sido para ellos ejemplo a seguir.
El conocimiento que tenían de él era completo; y
también la idealización. Sabían que fue un cortesano que
hablaba con juicio y proporcionaba consejos oportunos; su
vida estuvo regida por el temor a Yahveh, al que
consideraba el principio de la sabiduría; su honradez fue
ejemplar en el trato con la mujer ajena; como más tarde
diría el salmo, fue lento a la ira y rico en piedad; supo
callar y ser dueño de sus sentimientos; consciente de que
no debía dejar pasar la ocasión que se pudiera presentar
en su vida; seguro de que su Dios le asistía en aquél país
de dioses; osado con la osadía de las personas
clarividentes; sabiendo perdonar y cubrir con el amor las
ofensas que sufrió cuando fue rechazado por sus
hermanos, para terminar proclamando al mundo la
misericordia de Dios.
De esta manera se iba transmitiendo de generación
en generación el mensaje de ayuda y de salvación que
había obrado en ellos el Dios de Abrahám, de Isaac y de
Jacob. Aquellos antiguos israelitas conocieron a Dios por
lo que hizo y dijo a lo largo de la historia de sus
antepasados. Así iba surgiendo toda la tradición judía, que
97
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

luego sería recogida por la tradición cristiana. A través de


estos relatos iban descubriendo al Dios de la promesa, al
Dios de la salvación.
Nada tiene de extraño, por tanto, que los israelitas
se preocupasen tanto de escribir lo ocurrido; o mejor
dicho, trataran de no olvidar las ―maravillas‖ que el Señor
ha hecho por ellos.
Y es que la fe de aquel pueblo no se basa en mitos
atemporales, ajenos al espacio y al tiempo que le rodea. Es
una fe que nace y se desarrolla en contacto directo con los
acontecimientos del mundo; se dan cuenta de que a través
de ellos, Dios revela su amor, su perdón, su interés por el
hombre, su afán de justicia, sus deseos y planes con
respecto a la humanidad.
Por eso, siglos después se cantará en el Magnificat
«Tomó de la mano a Israel, su siervo, acordándose de su
misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en
favor de Abrahám y de sus descendientes para siempre»
(Lc 1, 54-55).
Lo deja bien claro el autor cuando escribe por boca
de José: «Ahora bien, no os pese mal, ni os dé enojo el
haberme vendido acá, pues para salvar vidas me envió Dios
delante de vosotros. Porque con éste van dos años de
hambre por la tierra, y aún quedan cinco años en que no
habrá arada ni siega. Dios me ha enviado delante de
vosotros para que podáis sobrevivir en la tierra y para
salvaros la vida mediante una feliz liberación. O sea, que no
fuisteis vosotros los que me enviasteis acá, sino Dios, y él
me ha convertido en padre de Faraón, en dueño de toda su
casa y amo de todo Egipto (Gén 45,5-8)».
Y continua: «Vosotros planeasteis hacerme daño,
pero Dios lo planeó para bien, para hacer lo que sucede hoy,
para hacer sobrevivir a una gran población» (Gén 50,20).
Por tanto, el resumen teológico del relato de José es
éste: Dios ha escrito derecho sobre los renglones torcidos
de los hombres para hacer un gran pueblo en Egipto. Dios
también está detrás de las acciones perversas, para
98
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

conducirlas hacia la vida y la salvación. Yahveh había


guiado a Jacob en todo su camino; ahora guía a José.
Este relato trata de enlazar la historia de los
patriarcas con la historia del éxodo, en la que se narra la
llegada del hombre a la tierra prometida, a la tierra de la
salvación.
Hasta este momento, la Biblia nos ha trasmitido un
mensaje sin precedentes; un mensaje que ninguna otra
religión había ofrecido: Dios, creador del universo, brindó
un proyecto maravilloso e ideal para el hombre,
consistente en una vida placentera, sin dolor, sin fatiga,
sin guerra, viviendo en paz con los animales, los animales
entre sí y en permanente amistad con Dios, lo que le daba
una vida sin fin. Pero tuvo que cambiar su plan porque el
hombre no cumplió su condición: fiarse de la palabra de
su Dios; y en cambio pretendió ―ser como Dios‖. El plan
alternativo que el creador tiene que poner en marcha trae
consigo dolor, fatiga y muerte para el hombre. Pero no le
deja solo, sigue preocupándose de él: le arropa en su
desnudez.
Sin embargo, ese hombre se aleja un poco más de
Dios y mata a su hermano. Y Dios, como padre de todo
hombre y defensor del débil, ejecuta su venganza, pero de
manera clemente y protegiendo al criminal. La humanidad
caída no ha sido dejada de la mano de Dios pero tampoco
puede permitir que se convierta el mundo en una maldad
generalizada de pecado e infamia, por lo que envía un
diluvio como castigo a la humanidad.
Pero este Dios es justo y bondadoso, y su amor
hacia el hombre le hace salvar a un resto e inicia una
nueva humanidad a la que renueva las bendiciones con
que fue enriquecida la primera.
Los hombres por su parte, siguen actuando al
margen de Dios, de modo que unos pueblos tienen
sometidos a otros: los antiguos moradores de Canaán
están sometidos a los israelitas, y también en parte a los
filisteos. Dios quiere a los hombres libres, no esclavos y
99
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

por ello les da el castigo merecido por su corrupción. Para


Dios, es mejor una humanidad fragmentada, que palpa a
diario su debilidad y sus límites como criatura. Este es el
sentido de ―la torre de Babel‖. Dios quiere que el hombre
no se enorgullezca con sus logros hasta el punto de
endiosarse y querer independizarse de él.
Ese Dios que después del diluvio, en el nuevo
amanecer que proporcionó a la humanidad, le había
reiterado su bendición sin distinción de pueblos y razas,
va a seguir trabajando de modo incansable por el hombre,
y lo hace de una manera más cercana y estrecha con él.
Comienza entablando una relación especial con una sola
de las familias de la tierra, la de Abrahám. Pero está un
poco receloso después de haber visto el resultado de la
prueba a la que sometió a Adán y Eva para comprobar su
fe y obediencia. Como ellos habían ―suspendido‖ el
examen, ahora somete a prueba la fe y la obediencia de
Abrahám; y éste sí, éste cree, calla y obedece. De modo
que como la maldición había entrado en el mundo por la
desconfianza y la desobediencia, la bendición va a entrar
por la fe y la obediencia.
Esta historia de bendición y salvación pasa por
Jacob y por José, y con éste último queda en suspenso el
hilo secuencial. Hasta ahora esto es lo que hemos visto.
De momento todo marcha bien, todo descansa en la
paz y en la esperanza de que Dios cumpla sus promesas.

100
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo VIII
La primera teología de la liberación

El libro del Éxodo recoge la maravillosa gesta


salvífica que hizo Dios para rescatar al pueblo elegido de la
humillante esclavitud egipcia. Primero envió diez terribles
plagas para minar la resistencia de los opresores; después,
los judíos pudieron cruzar el mar Rojo, que se abrió
milagrosamente para dejarles paso, y, tras andar cuarenta
años por el desierto en medio de continuos portentos,
llegaron por fin a Israel, la tierra prometida. Desde
entonces, de generación en generación, todos recuerdan y
celebran aquélla salida de Egipto con el gran caudillo
Moisés al frente.
¿Existe mayor gesta que esta que se cuenta aquí?
Ahora bien, no existe ningún documento histórico
que avale esa grandiosa liberación que indica el libro del
Génesis y que celebra el pueblo judío todos los años desde
hace tres mil doscientos.
El hecho de no encontrar fuera de la Biblia ningún
documento, ¿puede ser debido a que los hechos
sucedieron con mucha más humildad de lo que indica la
narración?
Voy a intentar explicar lo que es posible que
sucediera realmente y los motivos por los que pudo
engrandecerse con los años; así como el sentido teológico
de este suceso.
Anteriormente vimos, que tanto Abrahám como la
familia de José, empujados por la sequia y la hambruna,
pasaron a Egipto a buscar algo de comida en la fertilidad
del Nilo. Eso fue bastante frecuente entre las tribus
101
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

procedentes de los países asiáticos del desierto del Sinaí32.


Por los datos de Éxodo 1,11, se puede deducir que
los Israelitas estuvieron en Egipto durante el reinado de
Ramsés II (1290-1224 a.C).
Fue en esa época cuando Egipto conoció su mayor
esplendor gracias a la prosperidad económica. Durante
este reinado se favoreció el desarrollo de la literatura y
las ciencias, y hubo una especie de obsesión por construir
templos enormes y espectaculares. Se llenaron las riberas
del Nilo de hermosas y enormes construcciones. Se
ampliaron los templos de Abidos y de Amón, en Tebas;
añadiendo un nuevo patio y los pilonos de la entrada,
además de dos obeliscos de granito rosa. En Karnak
terminaron la gran sala hipóstila del templo de Amón y el
templo funerario de Ramesseum, destinado a ser la tumba
del Faraón en el Valle de los Reyes. Construyeron en
Nubia, los templos de Simbe, dedicados a Ra, Ptah y Amón,
e incluso dedicado también a Ramsés II como divinidad.
Sin embargo, lo más importante de todo su reinado fue
algo que sentaría las bases de la política egipcia durante
cientos de años: la edificación de una nueva capital en el
norte, que recibió el nombre de Pi-Ramsés Aa-najtu (La
Ciudad de Ramsés).
Seguramente en esta construcción es dónde
estuvieron trabajando los israelitas.
Es importante que veamos en que situación
pudieron seguramente estar viviendo en Egipto.
¿Fueron esclavos? El término esclavitud indica
sumisión a una autoridad o poder que tiraniza y suprime
la libertad. El término oprimidos corresponde a sufrir
abusos por alguna persona o situación. Por tanto, lo que
seguramente sufrieron los israelitas fue un estado de

32 Existe una carta fechada en el año 1215 a.C. de un escriba llamado Inena que
era funcionario de la frontera oriental de Egipto; en ella informa a sus superiores
de que acaba «de dejar pasar a las tribus beduinas de Edom por la fortaleza de
Merneptah Hotephir-Maat (...) a los estanques de Per-Atum (...) para que vivan y
para que vivan sus rebaños, gracias al gran ka del Faraón».

102
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

opresión, no de esclavitud.
Algunas traducciones del libro original nos hablan
de esclavitud, pero los textos originales citan Aw-Bad, esto
es: servir, trabajar como servicio a otros y a veces auto-
impuesto; y también Aw-Naw que indica aflicción. Por
tanto, podríamos decir más acertadamente, que durante
su permanencia en Egipto, los israelitas vivieron años de
servidumbre y aflicción. Y también sería comprensible que
una vez olvidada ya el hambre que les había llevado a
Egipto, quisieran recobrar su antigua libertad; pero claro,
también se comprende que los egipcios, en esa época de
intensa actividad constructora, necesitaran mucha mano
de obra y se resistieran a perderla, pudiendo ser el motivo
de que les persiguieran con sus carros de combate.
En esa persecución es posible que llegaran a algún
brazo poco profundo del mar Rojo —que todavía hoy es
transitable cuando un viento fuerte arrastra las pocas
aguas que lleva—, allí los carros egipcios se atascarían en
el barro, con lo cual los fugitivos se vieron repentinamente
libres del peligro y ¡oh milagro! Eso es sin duda señal de
que Yahveh ha intervenido en su ayuda.
Si a estos hechos les unimos la historia del maná y
las codornices en el desierto, la gran epopeya está servida.
Pero hoy conocemos cosas que nos ayudan a dar un
sentido distinto a todo eso, sin que necesariamente haya
que ver una explicación milagrosa.
Esos acontecimientos sobrenaturales en el desierto,
hoy sabemos que tienen una explicación perfectamente
natural: existe un tipo de árbol llamado tamarisco (tamarix
mannifera) de cuyas ramas cae después de la floración, al
principio del verano, una especie de goma comestible que
perfectamente puede corresponder a la descripción del
maná. Tampoco es raro que en la península del Sinaí
caigan al suelo grandes bandadas de codornices que se
pueden coger fácilmente al estar extenuadas por el viento
huracanado de aquélla zona.
Entonces, ¿los narradores de los hechos nos
103
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

engañaron? No es engaño. Los israelitas, en base a su


cultura narrativa con la que se expresaban y transmitían
los hechos, acontecimientos y creencias, fueron por medio
del boca a boca, reelaborando la historia a partir de tales
recuerdos, e inevitablemente se fue dando una expresión
plástica a la convicción íntima que tenían de que había
sido el mismo Yahveh el que les ayudó día tras día a llegar
a la tierra prometida.
Si analizamos los relatos del libro del Éxodo, vemos
perfectamente el rastro de tres tradiciones sucesivas, y
cada una de ellas supera a la anterior en su empeño por
que se vea claro en cualquier hecho la mano de Dios.
Veamos pues.
La narración de la primera plaga, la de las aguas
convertidas en sangre, es un hecho muy llamativo, pero
totalmente natural; la causa procede de los sedimentos
que vienen del sur durante la crecida anual del rio que se
produce en el Alto Egipto; es el fenómeno conocido como
Nilo rojo. En el relato más antiguo, el de la tradición
yahvista, solamente se hace rojiza el agua que saca Moisés
del Nilo: «El agua que saques del río se convertirá en sangre
sobre el suelo» (4,9). Por el contrario, en el relato elohista
es toda la corriente del Nilo: «Voy a golpear con el cayado
que tengo en la mano las aguas del río, y se convertirán en
sangre» (7,17). Y en la tercera tradición sacerdotal, la más
reciente, es todo el agua del país la que se tiñe de sangre:
«Sus canales, sus ríos, sus lagunas, y todos sus depósitos
de agua se convertirán en sangre» (7,19).
Con la narración del paso del mar Rojo se produce
un proceso igual de curioso: la tradición yahvista dice:
«Yahveh hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento
del Este que secó el mar y se dividieron las aguas»
(14,21b), y por el contrario, el escrito sacerdotal lo
engrandece de esta manera: «Moisés extendió su mano
sobre el mar (...) Los israelitas entraron en medio del mar a
pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a
derecha e izquierda» (14,21a.22). Concluye la narración
104
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

yahvista diciendo que las ruedas de los carros de guerra


egipcios quedaron atrapadas por el barro y «No podían
avanzar sino con gran dificultad» (14,25); pero el relato
sacerdotal indica que al volver a extender Moisés su mano,
las aguas del mar retornaron a su lecho y sepultaron a los
egipcios (14,27a.28-29).
Creo que están suficientemente claras las dudas
que hay para encontrar la verdad, por lo que es lógico
poner en cuarentena la historicidad de estos relatos.
Entonces, ¿qué queda de este famoso relato que es
el inicio del camino del pueblo israelita hasta la salvación?
Pues queda lo más importante: su profundo
significado religioso. Yahveh intervino como un guerrero
poderoso para liberar a su pueblo; lo hizo incluso con la
violencia porque estaba en juego la liberación de los
esclavos. Ésta es pues la primera lección que se
desprende.
Por lógica, esto tenía que ser así; los demás pueblos
disponían de dioses poderosos que intervenían en las
batallas para salvarlos; bajo la mentalidad religiosa de
Israel, el Dios de Abrahám, de Isaac y de Jacob, no podía
ser menos. Yahveh es un poderoso guerrero.
Analicemos otros hechos difíciles de aceptar desde
la base de la historia: dice Ex 38,26 y Num 1,46, que los
que atravesaron el mar Rojo fueron 603.550 hombres
mayores de veinte años; si a este dato le aumentamos las
mujeres y los niños que pudiera haber, no es difícil llegar a
los dos o tres millones de personas. Si ese hubiera sido el
censo israelita en Egipto, sería tan numeroso como los
propios egipcios. ¿Cómo es posible creer que ese número
tan gigantesco pudiera atravesar el mar Rojo en una
noche, y encima llevando consigo ovejas y bueyes? Pero no
solo eso, los problemas de abastecimiento habrían sido
insalvable durante los cuarenta años en el desierto.
¿Entonces estamos ante un engaño?
No. Los exégetas han descubierto que los autores
están haciendo una utilización simbólica de los números,
105
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

cosa muy frecuente en su mentalidad.


Sustituyendo las consonantes de los vocablos
hebreos r's kl bny ysr'l (Todos los hijos de Israel) por el
correspondiente valor numérico, tendremos el valor
603.550. Por tanto, lo que quiere decir el autor es que
salieron ―todos los hijos de Israel‖. Seguramente no más de
seis u ocho mil personas.
Como esto puede ocasionar confusión, voy a
intentar aclarar algo más el tema, ayudado por la opinión
de teólogos.
Ya existe prácticamente unanimidad en que lo de
las plagas no se refiere a un hecho histórico, sino que es
una composición literaria con la que se quiere dar la
enseñanza religiosa de que Dios interviene grandiosamente
para sacar a su pueblo de la esclavitud, de tal manera es
así, que su poder es reconocido por el Faraón y por los
mismos israelitas.
Esa forma de reinterpretar los hechos ayudándose
de la fantasía para servir mejor a la teología que a la
historia, no es algo propio de estos pasajes, sucede en toda
la Biblia.
¿Y por qué lo hacen de esta manera?
El pueblo de Israel estaba convencido de que su
Dios se revelaba en los acontecimientos y por ello, cuanto
más claro se vea, mejor; esto les lleva a poseer el don de
comprender cualquier suceso como lenguaje de Dios.
Porque, vuelvo a repetir debido a su importancia: la
Biblia es mensaje salvífico de Dios, pero al mismo tiempo
también es obra de los hombres, y como toda obra
humana, está enraizada en el tiempo y en el espacio. Por
eso, los libros sagrados acusan fuertemente las influencias
del medio ambiente geográfico, histórico, cultural, literario
y religioso que los vio nacer. De ahí la importancia que
tiene el conocimiento del medio dónde se desarrollan esos
hechos y también del entorno. De esta manera tendremos
la luz que ese conocimiento proyecta sobre las escrituras,
para leerlas identificando el autentico mensaje de toda esa
106
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

serie de episodios grandiosos que forman el marco para


describir el hecho fundamental: la liberación del pueblo de
Israel. Ese, y solo ese es el hecho fundamental.
¿Y de qué eran esclavos y como fueron liberados?
La mejor manera de que lo entendieran, aquellos
que no habían vivido los hechos y estaban sumidos en la
tristeza del exilio, era presentarles con toda la fuerza de su
simbolismo el inicio de su pueblo; hablándoles de la dura
condición que vivieron sus antepasados como esclavos
explotados (Éx 1,11) y oprimidos (Éx 1,12), llevando una
vida de amargura y dura esclavitud (Éx 1,13-14).
Por esa razón se le llamará a Egipto, en muchos
otros escritos, "casa de la esclavitud" (Lev 23,7; 25,39-40;
Dt 15,12; Is 14,3; Jer 17,4; 25,14; 30,8; 34,14; Ez 29,18).
En esa situación de opresión ¿permanecimos
indefinidamente? Preguntaban ansiosos.
¡No! Era la respuesta: «Los gritos de auxilio de los
esclavos llegaron a Dios» (Éx 2,23) y entonces él tomó la
iniciativa a favor nuestro para liberarnos (Éx 3,7-10).
Y como siempre que interviene Dios, lo hace a través
de un elegido, en esta ocasión cuentan la manera como
escoge a Moisés (Éx 3,10) y también, como comienza una
dura confrontación entre éste y el faraón, es decir, entre el
elegido para representarles a ellos como pueblo y el
opresor de ese pueblo (Éx 5-11).
Pero como nuestras posibilidades humanas –siguen
diciendo– no eran suficientes y nuestros medios eran
escasos, Yahveh intervino con su poder liberándonos de
esa esclavitud (Éx 14).
Y lo transmiten dándole siempre ese sentido; por
eso, con frecuencia se puede ver en el lenguaje original de
los textos la utilización del verbo sillah, que tiene el sentido
jurídico de "liberar", es decir poner en libertad a un esclavo
(Dt 15,12-13.18; Jer 34,9-16).
Y así tenía que ser, porque el mensaje central de
aquellos acontecimientos es el mensaje de la liberación.
Pero ¿de que liberación se trata? ¿De la opresión del
107
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Faraón?
Si. Esa es la primera liberación que hay que
transmitir al pueblo para que entiendan la segunda, la
definitiva.
Lo primero que quiere Yahveh para su pueblo es la
libertad socio-política de la esclavitud, la libertad exterior
que consiste en cambiar radicalmente la situación en que
vive.
La liberación interior, la espiritual, vendrá más
tarde, en la peregrinación penosa y larga que hagan a
través del desierto.
Ya vimos anteriormente algunos datos históricos
que han servido para entender de manera más real ciertos
hechos; pues bien, vamos ahora a comentar algunos otros.
El nombre de Moisés tiene un sentido más natural y
directo en egipcio. Significa ―hijo‖. De la misma manera
que Tutmosis significa «hijo de Tot», y Ramsés significa
«hijo de Ra»; Tot y Ra son dioses egipcios.
No es mi intención echar abajo el mito de Moisés,
pero la leyenda que rodea su infancia goza de poca
veracidad histórica. Todas las leyendas antiguas que han
llegado hasta nosotros están llenas de historias de niños
abandonados por una u otra razón y que después resultan
milagrosamente salvados para convertirse en personajes
de gran importancia social.
En esta línea podemos ver los mitos griegos de
Perseo, de Edipo y de Paris; en los romanos está Rómulo y
Remo; en las fábulas persas se encuentra Ciro. Mucho más
reciente tenemos los mitos literarios de Tarzán o de
Mowgli.
Pero de todos ellos, el más significativo es el de
Sargón de Akkad, que vivió unos mil años antes de la
época de Moisés. La leyenda de Sargón se encontró escrita
en piedras babilónicas que se remontan a varios siglos

108
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

antes del exilio y que se conservan en el Museo Británico33.


Este personaje está considerado como el héroe
principal de la historia mesopotámica. A su alrededor se
ha creado un halo legendario, pero no por eso hace
desmerecer las bases históricas que se tienen de este
monarca como fundador del imperio más importante de
aquel momento. Lo que se cuenta de su infancia tiene una
gran similitud con el Moisés bíblico: su madre era una
sacerdotisa que le tuvo en secreto y al nacer le depositó en
una canasta de juncos impregnada en brea,
abandonándole en el Éufrates. Allí fue rescatado por un
jardinero. Ya de adulto, consiguió entrar en la corte del rey
de Kish, Ur-zababa, donde alcanzó el cargo de copero real.
Pronto se sublevó contra su rey y fundó la ciudad de
Agadé, capital del Imperio Acadio que más tarde creó.
¿Sirvió de inspiración esta historia para darle forma
a la de Moisés? Podría ser, pero en ese caso la mejoraron
algo, ya que le presentaron como un hijo legítimo
y educado por una princesa.
La Biblia no ofrece detalles respecto a su juventud,
pero en leyendas posteriores se llena ese vacío con
acciones destinadas a ensalzar la gloria del que llegaría a
ser cabeza de los israelitas. Dentro de ese ensalzamiento,
el historiador judío Fablio Josefo, cuenta que los invasores
etíopes tenían a Egipto a su merced, Moisés tomó el
mando del ejército egipcio y derrotó totalmente a los
etíopes. Pero en los anales de la historia de Egipto no hay
ninguna prueba de estos acontecimientos.
Ya he dicho anteriormente que lo que importa de la
narración bíblica es el mensaje que se quiere trasmitir al
pueblo israelita, cuando en el destierro se encontraban en
una situación de abatimiento y convencidos de que iban a

33 Su texto dice: «Yo soy Sargón, el rey poderoso, el rey de Acadia. Mi madre me
concibió y me engendró en secreto; me puso en una cesta de juncos y con pez selló
la tapa; me echó al río, que no me sumergió. El río me sostuvo y me llevó a Akki, el
aguador; éste me sacó cuando metió su cubo, me crió como a su hijo, me hizo su
jardinero. Siendo yo jardinero, la diosa Ishtar se enamoró de mí».

109
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

desaparecer algún día como pueblo elegido por Dios. Ese


mensaje les decía que recordaran cuando estaban en tierra
extranjera, rodeados de dioses extranjeros y sometidos a la
servidumbre del Faraón. Entonces también vivieron una
situación de desesperanza y negrura, pero sin embargo,
Yahveh no les abandonó. Eligió a un hombre, que según
comentarios, se había salvado del genocidio ordenado por
el Faraón (Éx 1,15-22) y con su ayuda les liberó de la
esclavitud.
Las luchas de liberación eran entonces bastante
comunes; de la misma manera que lo serán a lo largo de la
historia venidera. Pero este pueblo israelita estaba seguro
de que los demás no tenían el apoyo de dioses tan fuertes
como el de ellos. Por el contrario, vivían siempre
convencidos de que su liberación se realizó bajo la
inspiración de la fe y a instancias de un Dios que tomó
partido; estaban seguros de que fue el mismo Dios quien
les obligó a luchar por sus derechos. El Señor les pro-vocó
(en su sentido etimológico de ―llamar hacia delante‖, hacia
el futuro). De ahí que Ex 14,15 diga: «Di a los israelitas que
se pongan en marcha». Y esa convicción fue penetrando en
ellos hasta convertirse en la razón fundamental de su fe,
de manera que el éxodo será siempre el prototipo y la
promesa de todas las gracias de salvación.
Moisés, nos dice el relato, que vivía tranquilo,
plácidamente situado. Casado, con hijos y con la
seguridad que el mismo Yahveh le proporcionaba. Pero ese
mismo Dios le dice: «He visto la opresión de mi pueblo en
Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado
en sus sufrimientos. Y he bajado a liberarlos de los egipcios,
a sacarlos de esta tierra para llevarlos a una tierra fértil y
espaciosa, tierra que mana leche y miel. Así pues, el clamor
de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto además la
opresión con que los egipcios los oprimen. Ahora, pues, ve;
yo te envío a Faraón, para que saques a mi pueblo, los
israelitas, de Egipto» (Ex 3,7-10).
Y Moisés, al igual que Abrahám, obedece; se
110
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

enfrenta al Faraón y saca a los hebreos hacia la libertad,


ayudado por Dios.
Ahora bien, hoy, para nosotros, resulta muy
complicado de entender que para salvar a unos hombres,
Dios haga perecer a otros hombres.
Sin embargo, aquél pueblo entonces, tenía ese y no
otro conocimiento de su Dios.
Con el paso del tiempo, irían obteniendo una
imagen cada vez más real del autentico Dios; pero
entonces era esa.
Dice una tradición judía, que cuando los egipcios se
ahogaron en el mar, querían los ángeles entonar un canto
de alabanza a Dios, pero él exclamó: «Hombres creados por
mí se hunden en el mar, ¿y queréis vosotros lanzar gritos de
júbilo?»
Y es que es importante no confundir el amor de Dios
por los pobres con el odio a los poderosos.
En contra de lo que pudiera parecer, los planes de
Yahveh no pasaban por llevarles a la tierra prometida y allí
finalizar toda su acción. Sus planes llevaban consigo la
tarea de enseñarles a convivir sobre unas nuevas bases.
De nada habría servido librarles solamente de la opresión
que sufrían en Egipto. Dios quería para su pueblo una
libertad para un nuevo proyecto de vida. Por eso el Éxodo
lleva a una Alianza entre Dios y el hombre. Esto es
importante que se entienda, porque todo esto es el
comienzo de lo que Jesús traería siglos después con el
mensaje del hombre nuevo.
¿Y cómo iban a ser esas bases de convivencia entre
los hombres y de relación con su Dios? Eso queda
perfectamente plasmado en los diez mandamientos del
decálogo que Moisés bajó de la montaña34 y que tiempos
después, el mismo Jesús concretará diciendo que se
reducían a dos: Amar a Dios y al prójimo (Mt 22,36-40).

34La montaña son los dominios de Yahveh para la cultura semita y para otras
muchas; la divinidad siempre ha estado en lo alto.

111
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Pero además de los mandamientos, se decretaron


las normas para que la convivencia fuera perfecta: se
distribuyó la tierra equitativamente (Num 34,13-15). Se
arbitraron leyes que garantizaran esa igualdad inicial
frente al egoísmo que hace fácil presa en el corazón
humano; para ello se estableció que cada siete años se
celebrara un año sabático y que en él quedaran liberados
los esclavos (Ex21,2) y perdonadas sus deudas (Dt 15,1–4).
Cada cincuenta años habrá un año jubilar en el que
se redistribuyan las tierras entre todos (Lev 25,8-17), es
decir, ya entonces se proclamó una reforma agraria.
Lo que se perseguía con todo ello era maravilloso ya
que «Así no habrá pobres junto a ti» (Dt 15, 4).
El pueblo hebreo iba adquiriendo una experiencia
tal, que le hace darse cuenta de que su Dios no se
manifiesta en los fenómenos naturales de un ciclo de
estaciones, como hacían los dioses sedentarios de la
fecundidad y la vegetación de los demás pueblos. El de
ellos es un Dios que se revelaba en los acontecimientos
que suceden en medio de todos, de manera que esos
acontecimientos los dirige hacia un fin: la salvación y la
liberación de los hombres.
Por lo tanto, como el pueblo estaba liberado y
contaba con esta organización y esta experiencia de
Yahveh ¿todo funcionó de manera perfecta?
Ni muchos menos.
Una vez más, la dureza que hay en el corazón del
hombre jugó una mala pasada. No tardaron en actuar
igual que los demás pueblos paganos, adorando a dioses
fabricados por ellos. Volvieron a repetir la eterna
desobediencia de los orígenes: desconfiar de Dios, desear
ser sus propios señores y recurrir a un dios que les libere
mágicamente de asumir la responsabilidad de hombres
libres (Ex, 32).
Este pueblo no está aún preparado para llegar a la
tierra prometida, la tierra de liberación; eso hace, que de
manera simbólica, la narración nos plantee un peregrinar
112
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

de cuarenta años. Es la prueba que tienen que pasar para


ser libres.
Pero caminar hacia la salvación, con libertad, sin
cadenas y con decisión voluntaria, exige renuncia,
compromiso y esfuerzo; y aquél pueblo no estaba
dispuesto a pasar por eso.
Ya desde el primer momento en que se iban a poner
en marcha, al verse acosados por los egipcios, gritaban
llenos de miedo estos reproches: «¿Acaso no había
sepulcros en Egipto para que nos traigas al desierto a
morir? ¿Qué nos has hecho sacándonos de Egipto? ¿No te
decíamos ya en Egipto: Déjanos en paz, y serviremos a los
egipcios; más nos vale servir a los egipcios que morir en el
desierto?» (Éx 14,11-12).
Más tarde, cuando iban caminando en el desierto
hacia la libertad, se volvía a repetir su miedo, sus quejas y
sus lamentos (Éx 16,3; 17,3; Núm 11,1-6; 14,1-4; 17,6.28;
20,2-5; 21,5).
Ese pueblo elegido por Dios, que había recibido
pruebas sobradas de que nunca les abandonaba, prefería
la seguridad y el bienestar antes que la dureza del camino
que conduce hacia la liberación; aunque tuvieran que
estar sometidos al poder.
Menos mal que Dios sabe que lo mejor para el
hombre es su liberación total, y por eso no le abandona;
siempre está a su lado para llevarle hasta el final; a no ser
que él se niegue totalmente. Y aún así...
Esos cuarenta años estuvieron llenos de continuas
recaídas de aquellos hombres que estaban sedientos de
seguridad palpable, y como no la veían se llenaban de
miedo a pesar de ser libres.
Pero la fidelidad de Dios seguía actuando a pesar de
los fracasos aparentes.
Esta manera de actuar del hombre resulta muy
habitual, entonces y ahora. En todas las sociedades, a lo
largo de la historia de la humanidad, el hombre ha querido
ser libre; esto ha sido siempre lo más apetecido del
113
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

mundo. Ya desde niños nos revelamos contra las


prohibiciones para no estar sometidos a nada ni a nadie;
pero cuando la hemos alcanzado nos asusta porque le
tenemos miedo a decidir por nosotros.
Dejemos a un niño en total libertad, mal le iría si no
fuera dependiente de sus padres. Este es un caso extremo,
pero nos ayuda a entender que nuestras ataduras nos
resultan muy gratificantes en muchas ocasiones. ¿Qué es
sino ese sentimiento el que tiene el borracho, el fumador o
el drogadicto? Se siente atado y esclavizado a esas drogas,
pero no quiere soltar sus ataduras, porque le resultan muy
gratificantes. Por eso, con frecuencia preferimos el
bienestar y la tranquilidad que da la sumisión y
rechazamos los proyectos de liberación.
Existen en el mundo actual mil maneras diferentes
de esclavitud. La publicidad nos crea necesidades y nos
sentimos felices dentro de esa esclavitud, sin capacidad de
luchar para liberarnos.
Ese es nuestro nuevo Egipto.
Pero volvamos a los israelitas.
Eso justamente es lo que les pasaba a ellos. En ese
estado, añoraban el pasado y olvidaban el compromiso de
la alianza.
Durante el largo periodo de camino y de prueba,
todo se fue deteriorando. Las diferencias sociales surgieron
nuevamente; y reaparecieron los ricos y los pobres.
El colmo fue cuando el rey Asá obligó a todos sus
súbditos a trabajar por turnos en las construcciones reales
(1Re 15,22), el mismo rey volvió a crear esclavos.
La causa que motivó la intervención de Yahveh
contra los egipcios, en aquel pasado ya muy lejano,
cuando ellos realizaban trabajos no gratos, acabó
instalándose con el tiempo en la misma estructura del
pueblo de Israel.
Y siete siglos después de haber sido liberado por
Moisés, este pueblo que ya había perdido totalmente el
origen y esencia de su razón de ser, fue desterrado a
114
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Babilonia. Por eso el profeta Jeremías dirá de manera


irónica que aquélla deportación fue para ellos un año
jubilar forzoso, como castigo por no respetarlo libremente,
de modo que ahora todos tienen lo mismo, porque nadie
tiene nada (Jer 34, 8-22).

115
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo IX
Camino de la libertad total

Ya hemos visto que la salida de Egipto representó


para los israelitas la liberación de la esclavitud, y que a
pesar de la enorme esperanza que habían puesto en ello, el
cambio en sus vidas no se producía; y es que les faltaba
conseguir lo más importante: la liberación integral.
Efectivamente, se habían quitado de encima las
―cadenas‖ exteriores que los esclavizaban, pero les faltaba
quitarse las ―cadenas‖ interiores que les atenazaba el
corazón.
La alianza que Yahveh había establecido con ellos
consistía en darles esa liberación35:
Él será para ellos el único Dios, mientras que Israel
será siempre el pueblo de Dios. Esto equivale a un
compromiso de presencia mutua; siempre estarán unidos
y siempre será el uno para el otro. Eso es la liberación
total: reconocer a Dios como valor absoluto y ponerlo en el
centro de la vida para que sea el único en quien asentar la
seguridad y el descanso, de manera que todo lo demás se
considere relativo.
Ahora bien, el compromiso de Dios no les eximía de
su responsabilidad. ¿Y cuál era esa responsabilidad?
Yahveh entregó a su pueblo el decálogo, la Ley de
obligado cumplimiento.

35 Alianza es la traducción de la palabra hebrea berit, que significar contrato,


convenio o acuerdo entre amigos; compromiso solemne o juramento. También
indica pacto de los súbditos con su rey o un acuerdo entre reyes o naciones.

116
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Pero entonces, ¿se trata de cambiar el sometimiento


al Faraón por el sometimiento a Yahveh? Porque esto
parece un nuevo sometimiento a una ley que coacciona
desde fuera.
Israel sabe perfectamente que forman un pueblo al
que Dios mira como suyo; y por eso les cuida, protege y
defiende. Esta es la interpretación profunda que hacen de
la alianza. Experimentan una relación del pueblo con Dios
y de Dios con el pueblo. Una relación de intimidad, de
pertenencia y de entrega sin condiciones.
Ahora bien, la alianza ha sido unilateral; Yahveh la
ha establecido con ellos a través de Moisés y ellos no se
han comprometido. Esto lleva a que hablando con
propiedad no existió alianza.
¿Entonces?
Entonces existe un pacto de Yahveh con su pueblo.
Él se compromete a cuidarle y a defenderle en todo
momento. Y a cambio, en respuesta a su fidelidad, los que
forman el pueblo de Israel deben cumplir los diez
mandamientos que les impone. La relación que Yahveh
tiene con ellos la conocen, y también su compromiso;
ahora son ellos los que se tienen que ―mojar‖; y Yahveh
hace que se ―mojen‖. Les exige que cumplan el mandato de
compromiso con él y entre ellos, y la respuesta que tienen
que dar a ese compromiso, se expresa cumpliendo con el
decálogo en la manera de comportarse entre ellos y ante
Dios.
Pero el acatamiento de ese deber, que era el
requisito para mantenerse en activo la alianza, falló
muchas veces por la infidelidad del pueblo. Siempre es el
mismo problema, la infidelidad del hombre.
A pesar de ello, Dios nunca ha roto su compromiso,
ni entonces, ni ahora. Siempre sigue buscando al hombre
para que cambie su aptitud y siempre ―pensando‖ de que
manera puede transformarle.
Por eso los profetas anunciarán mucho más tarde
otra nueva y definitiva alianza con los hombres; porque
117
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Yahveh no flaquea en su compromiso ni se cansa de ser


fiel (Jer 31,31-34; 33,14-22; Ez 36,22-32).
Esa nueva alianza que se anuncia para el futuro,
será mucho mejor que esta otra del Éxodo; pero también
será mucho más dura. Porque la exigencia que pedirá al
hombre, no será el cumplimiento de un código de leyes que
están fuera de su propio ser, lo que le pedirá será su
transformación interior; el cambio integro de su ser. Y
encima, esa nueva alianza de Dios quedará sellada con su
propia sangre.
Pero de eso nos ocuparemos después. Ahora
solamente digo, que esa alianza que vendrá es otra gran
novedad que solo trae este Dios. No existe ningún otro de
esos que el hombre fabrica, ni de los divulgados por la
religión que sea, que para salvar al hombre se encarne en
el mundo.
La ley que bajó Moisés del monte Sinaí no es única
en la antigüedad; otros pueblos y culturas fuera de Israel
también tuvieron sus códigos morales parecidos a éste. En
el propio libro de Éxodo hay otra lista de mandamientos
muy semejantes al decálogo, pero recogido por otra fuente
(Éx 21,12.15-17).
En otras narraciones extrabíblicas, también
encontramos varias listas de prohibiciones y algunas de
ellas, no es descabellado decir, que son recogidas por los
autores bíblicos para incorporarlas al Pentateuco. Esto
lleva a darnos cuenta de que el pueblo de Israel hizo una
profunda reflexión teológica y pastoral de las obligaciones
que el hombre tenía con Yahveh. Esas obligaciones,
cumplidas desde la libertad exterior, dan la auténtica
libertad interior, esa libertad que surge de la
disponibilidad total para Dios y para los demás. Para eso
le dio los diez mandamientos.
Aquél pueblo ya tenía la libertad exterior, pero como
hemos visto en tantas otras ocasiones, no la supo utilizar
para llegar a esa otra libertad interior. Por el contrario, en
muchas ocasiones la utilizó para entregarse al culto de
118
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

otros dioses dejando de lado al que les había sacado de


Egipto. Cuando esto ocurría, se rendían en brazos de los
ídolos fabricados por sus gustos y egoísmos (violación del
primero y segundo mandamiento).
Por causa de esa misma libertad, se perdían por el
camino del pecado sin tomarse en serio las cosas de su
Señor y sin servirle a él por encima de todas las demás
cosas (violación del tercero y cuarto mandamiento).
Manipulaban la libertad a su favor, privando a sus
hermanos del derecho de ser libres y destruyendo la
armonía comunitaria, a la vez que se perjudicaban
seriamente unos a otros (violación del quinto al noveno
mandamiento).
Y por último, hacía acto de presencia la codicia que
hay dentro de cada uno y que es la raíz de todos los
atentados contra el hombre (violando el décimo
mandamiento).
Podían hacer todo aquello porque eran hombres
libres, tan libres que nada les impedía incumplir el
mandato de su Dios liberador; aquél mandato que era la
nueva ley que debían de interiorizar y de hacerla vida en
su propia vida.
No se daban cuenta de que solo cumpliéndola
podrían vivir en armonía; en esa armonía que Yahveh
quiso desde el principio de los tiempos para su creatura,
poniéndola primero en el Jardín del Edén y luego
llevándola hasta la Tierra Prometida. En ambos momentos
les hizo saber que solo existe una condición para que la
felicidad que les espera se haga realidad: cumplir los
mandamientos (no comer del árbol de la ciencia del bien y
del mal en un sitio o los preceptos dados a Moisés en el
otro).
Pero no había manera; en las dos ocasiones la
desobediencia frustró sus planes y trajo la desgracia a los
hombres; en el principio se les expulsó del Edén y en el
otro momento se les expulsó de la tierra con la deportación
a Babilonia.
119
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Evidentemente, esa vida que Dios les ofrecía no era


gratuita, tenía su sacrificio y su dificultad, pero merecía la
pena, era lo único que daba la libertad integral.
Más tarde, ya he dicho que iba a surgir de nuevo
otra oportunidad; la traerá Jesús. Pero vendrá a
complicarlo un poco más poniendo la exigencia mucho
más alta. Parece que Dios cambia de estrategia. Ya no
consistirá en cumplir preceptos negativos, se tratará de
vivir el amor. ¿Y de qué manera? Hasta llegar a amar a los
demás como Jesús mismo nos ha amado a nosotros
(Jn 13,34-35). Ese será el tercer Éxodo.
Esa nueva manera que traerá Jesús de
comprometerse con el plan de Dios, la presentará como
resumen de ese decálogo que da a Moisés, por lo tanto ese
primer decálogo era la fuente de la liberación interior.
Ese era el sentido profundo que la alianza tenía
para Israel. Ser miembro del pueblo de Dios es vivir la
libertad de (estar libre de las trabas externas al hombre) y
también la libertad para (no estar atado a nada ni a nadie,
disponibilidad).
Esto y solo esto era, entonces y también hoy, la
liberación integral.
Seguramente también es lo que mide la fe, el grado
de libertad que se tenga.

120
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo X
La decadencia del pueblo. Los Jueces y Reyes

Durante cerca de cinco siglos, el pueblo hebreo vivió


brillantes éxitos y conoció grandes etapas de institución
monárquica. Incluso, alguno de esos reyes dejó en ellos
espléndidos recuerdos.
Yahveh seguía manteniendo su promesa en todo momento,
pero ellos no terminaban de respetar la alianza; seguían
dejándose llevar por el orgullo y por la ambición a la vez
que se entregaban a los cultos paganos. Esto hizo que en
ese periodo la producción literaria fuese muy extensa.
Los escritores reinterpretaban los antiguos relatos
que se referían a su historia anterior; esto lo vemos en tres
tipos de escritos:
Los libros ―históricos‖ (Josué, Jueces, Samuel y
Reyes) que se centran mayoritariamente en grandes
figuras del pasado y se detienen en los éxitos y los fracasos
de la historia hebrea.
Los proféticos, en los que recogen el mensaje de los
hombres, que habiendo visto con claridad el sentido de los
acontecimientos del pueblo, hablaron en nombre de
Yahveh anunciando los peligros que les amenazaban si no
cambiaban de vida y regresaban al camino de Dios.
Y por último los salmos, en los que a manera de
plegaria, expresan la angustia y el dolor, la esperanza y la
confianza en el Señor su Dios.
Después del largo peregrinaje por el desierto, las

121
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

diferentes tribus hebreas, llegan a Jericó36, ciudad rodeada


de murallas de un grosor de casi cuatro metros, que da la
entrada a la tierra prometida por Yahveh. El libro de Josué
es el encargado de contarnos sus gestas y victorias en las
que se produce la conquista de esta tierra. Se escribió en
la época del exilio (unos siete siglos después de los
acontecimientos que se narran en el libro).
Según la descripción que se nos narra, el país
entero es confiscado por el pueblo israelita. Este era un
pueblo eufórico, motivado por la misma fe y guiado por
Josué, sucesor de Moisés37; un jefe valiente que estaba
apoyado por Yahveh. Y lo mismo que ocurrió en el Mar
Rojo, sucede aquí: cuando los pies de los sacerdotes
tocaron el agua del Jordán, las aguas se separaron y todos
pasan el rio Jordán a pie enjuto (Jos 3).
La manera en que se cuenta la entrada y conquista
en la tierra prometida es tremendamente dura y para
quitar la fe en el Dios que les apoyaba, si no se entiende
debidamente.
Dice el capítulo 6, que las murallas de Jericó se
derrumbaron cuando los sacerdotes tocaron el séptimo día
los shofarim (trompetas de cuerno de cordero) y después
de dar siete vueltas a la ciudad. Acto seguido, siguiendo
las órdenes de Yahveh, todos los habitantes de la ciudad,
hombres, mujeres, ancianos y niños, fueron pasados por el
filo de la espada; y también a las vacas, ovejas y asnos.
Todos fueron aniquilados, a excepción de la ramera Rahab
y su familia, por haber colaborado con los espías enviados

36 Esta antigua ciudad está situada hoy en Cisjordania, a 24 Km. de Jerusalén,


cerca del río Jordán, en el estado de Palestina. Los restos arqueológicos de
murallas, objetos domésticos y viviendas, encontrados en la ciudad, demuestran
que es la ciudad habitada más antigua de la historia; se edificó hace más de diez
mil años. Sus habitantes originarios fueron los cananeos.
37 Josué o Jeshua significa ―Yahveh salva‖. En griego, el sonido sh‖ no existe en
el alfabeto, por lo que se sustituía por ―s‖, y como los nombres griegos terminan
en ―s‖, se añadió esa letra; de modo que Jeshua con el paso de los años, se
convirtió en Jesús.

122
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

por el jefe.
La ciudad también fue destruida a fuego por
completo, y Josué maldijo a quien intentara reconstruirla.
Una vez ocupado el país, se repartieron sus tierras y
todos los tesoros (el oro, la plata y los objetos de bronce y
hierro) fueron entregados a los sacerdotes (Jos 6,1-21).
Pero esta masacre no se produjo solamente en
Jericó; Los israelitas hicieron lo mismo en la ciudad de Ay,
zona que hoy se llama Et-Tell. Allí cumpliendo las órdenes
de Yahveh, incendiaron la ciudad y mataron a los doce mil
habitantes (hombres y mujeres) a filo de espada. Al rey de
Ay lo apresaron y le colgaron de un árbol para después
tirar el cadáver a la entrada de la puerta de la ciudad y
amontonar sobre él numerosas piedras (Jos 8,1-29).
Después de esto, Josué conquistó las ciudades de
Maquedá, Libná, Laquis, Eglón, Hebrón y Debir. Y en
todas ellas pasaron a cuchillo a todos sus habitantes: «No
dejó a nadie con vida, sino que consagró al exterminio a
todos los seres vivientes, como el Señor, Dios de Israel se lo
había mandado» (Jos 10,40).
Con este exterminio se completó la conquista de la
tierra prometida.
Todos estos hechos están escritos en estilo épico y
carecen de una base verificada. La finalidad que tiene el
autor no es la de escribir una obra de historia; se trata de
reforzar la fe del pueblo elegido cuando se encontraba
desesperanzado del porvenir. El mensaje primero y
principal que quiere transmitir el relato es que el Señor
mantuvo sus promesas en el pasado; le demostró su poder
concediéndole la victoria cuando no tenía fuerzas para
seguir adelante; si lo hizo antes, igualmente lo haría de
nuevo. Solo era preciso volver a él.
Ahora bien, ¿cómo puede ser que Dios actúe de
manera tan bárbara con unos para beneficiar a otros?
Este Dios cruel que presenta el libro de Josué, no es
sino una lejana aproximación de aquél otro que más tarde
presentará Jesús como el salvador. No de su pueblo, sino
123
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

de la humanidad entera. Es necesaria aún una gran


transformación para que ese pueblo evolucione y sepa
como es el auténtico Señor, pasando de la visión de un
Dios guerrero y vengativo a la de Dios Padre de todos.
Este pueblo aún estaba muy cerca de la prehistoria
pagana y contagiado de las culturas de otras tribus
politeístas. Tenían la certeza absoluta de que Yahveh
estaba con ellos, y eso les hacía estar convencidos de que
su Dios era enemigo de todos los que estuviesen contra
ellos.
Esta manera de ver y entender las cosas condiciona
la manera de transmitir unos hechos de manera oral y
más aún cuando han pasado varias generaciones entre el
hecho y su redacción escrita.
Posiblemente lo podamos entender mejor si
hacemos un examen personal.
Nosotros ya estamos bastante más preparados
intelectualmente que aquellos hombres que eran un poco
―prehistóricos‖. Hoy, tenemos la experiencia del Dios Padre
transmitido por cientos de generaciones desde que
Jesucristo nos lo mostró. ¿No es así?
Entonces, de verdad ¿nosotros hemos superado esa
idea del Dios vengador? ¿No aplicamos a Dios, nuestra
manera de ver a los que nos caen mal, esperando que
actúe en función de nuestros odios y resquemores?
Solemos decir: ―Es que tiene que haber un Dios que
castigue y haga pagar a éstos que se portan tan mal con
los demás, con los que somos buenos, con su pueblo‖. ¿No
esperamos frecuentemente que Dios nos ayude a nosotros
―los Josué‖ y actúe contra los demás ―los impuros y
paganos‖?.
No pretendo con ello juzgar a los que así lo ven; yo
también soy de los que así lo hago.
Como he dicho anteriormente, el libro de Josué nos
da una visión idealizada e interpretada de unos hechos. Y
digo esto, porque en el siguiente libro llamado de los
Jueces, se nos muestra que la toma de posesión de la
124
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

tierra prometida, no tuvo nada de rápida y total. Y


tampoco la llevó a término un pueblo ya formado y unido
por la misma fe.
En Jueces se nos muestran las cosas de otra
manera, posiblemente más real. Y es que este libro intenta
demostrar teológicamente que la infidelidad a Dios ha sido
la causa de todos los males de Israel.
Durante trescientos años –desde el siglo XIII al siglo
XI– varias tribus de Israel, dispersas y opuestas entre sí,
van colonizando poco a poco unos territorios no demasiado
ocupados. Al mismo tiempo se tienen que defender del
ataque de otros pueblos vecinos. Esto hace que
constantemente se vean en peligro de ser vencidos.
Pero Dios vela por ellos.
Y lo hace promoviendo jueces. Éstos no son
magistrados, son guerreros heroicos, capaces de transmitir
fuerza a los débiles y de unir a los dispersos. Ellos van a
lograr restablecer el derecho de Israel violado por los
enemigos. A través de ellos, Dios va a llevar a cabo su obra
y por eso les dotará de un poder extraordinario a la vez
que les impregna con su espíritu.
¿Y quiénes son estos jueces?
Fueron doce los que formaron el grupo de los
libertadores: Otoniel (3,7-11), Aod (3,15), Samgar (3,31),
Débora (4-5), Gedeón (6-8), Tola (10,1–2,) Jair (10,3–5),
Jefté (11,1–40), Ibzán (12,8–10), Elón (12,11), Abdón
(12,13) y Sansón (13-16).
Curioso número que se vuelve a repetir, igual que
las doce tribus o los doce apóstoles. ¿Será casualidad o
tendrá algún significado?
Israel está completamente desorganizado; aún se
encuentran sin definir sus instituciones como pueblo. Son
numerosas las tribus que les amenazan. En este contexto
van llegando estos personajes para liberarlos y
posteriormente gobernarlos. Sin embargo, aún no se
logrará la unificación definitiva de los diferentes clanes;
para ello habrá que esperar a la aparición de los Reyes.
125
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

En este libro de Jueces, podemos ver lo difícil que


fue la unidad de este pueblo, la lentitud de la colonización,
la rivalidad que había entre las tribus; y algo importante:
era tan rudimentaria su fe religiosa que cada generación
tiene que volver a descubrir lo que ya aprendieron sus
antepasados durante el éxodo, que el olvido de Yahveh trae
consigo una sanción inmediata (Jue 3,7–9; 3,12–15). De
modo que la meditación del pasado tiene que servir
constantemente de lección para el futuro. Esto hace
entender también muchas otras cosas.
La meditación y estudio de este libro nos lleva a
darnos cuenta de que la entrada de Israel en la tierra
prometida no fue la liberación y la felicidad sin más, como
ellos esperaban. Y es que, para que la promesa del Señor
se cumpla de verdad, hay que llegar más lejos. Con los
jueces se dan cuenta de que es necesario estar unidos,
pero hay que seguir caminando hacia la liberación total.
La aventura y las desgracias aun no han terminado.
Hacia el año 1030 a.C., un pueblo que estaba
instalado en la costa, amenaza ahora con invadir todo el
país dónde se encontraban los elegidos de Yahveh.
Este pueblo son los Filisteos.
¿Quiénes son y porque ahora entran en litigio?
Son los que dieron nombre a Palestina, deformación
del nombre de su país: Filistia. Habían llegado un siglo
antes procedentes de las islas griegas y del Asia menor.
Los primeros datos históricos que se conoce de ellos, se
halla en una inscripción egipcia de Ramsés III, en la que se
cuenta un gran choque que se produjo cuando los filisteos
les atacaron con gran ejército por tierra y por mar. Esta
inscripción está en el templo de Medinet–Habu y habla de
la derrota que les infligió Ramsés III. Cuando fueron
derrotados se instalaron en la costa Occidental, en la zona
que hoy se llama ―franja de Gaza‖.
Ante esta situación surge Samuel, un hombre de
Dios que ha recibido la vocación de unificar a su pueblo.
Con esa intención hace del santuario de la ciudad de Siló,
126
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

situada en la zona montañosa del centro de Efraím, el foco


de peregrinación dónde los israelitas viajan para ofrendar
sacrificios.
Cuando Samuel fue anciano puso a sus dos hijos
como jueces de Israel, pero ellos no siguieron sus pasos,
sino que se dejaron llevar por el afán de lucro, aceptando
regalos y pervirtiendo el derecho (1Sam. 8,1–3). Esto hizo
que los ancianos se reunieran y como la presión guerrera
de los filisteos era importante, consideraron que
necesitaban un jefe político y militar, por lo que
comenzaron a presionar a Samuel exigiéndole un rey: Igual
que lo tienen los demás pueblos, decían. Sin embargo él se
resistía porque sabía que eso era incumplir la alianza con
Yahveh en la que: En Israel solo Dios es el Rey.
Pero Samuel, de acuerdo con Yahveh, acaba
cediendo y se instituye la monarquía en Israel, haciendo
rey a Saúl, el ungido del Señor, el mesías (1Sam 10).
Pero esta primera experiencia no resultó muy
satisfactoria. Saúl creó un estado potente, con un ejército
poderoso, pero se sobrepasó en sus derechos en materia
religiosa, poniendo en peligro la soberanía de Dios. Está en
permanente conflicto con Samuel y su mente sufre
trastornos depresivos y crisis de demencia que le hacen
tener delirios de persecución y acoso por malos espíritus, a
la vez que ve rivalidades entre todos los que le rodean.
Muere finalmente desesperado en un combate
contra los filisteos (1Sam 31).
El primer libro de Samuel nos dice que la
unificación política no puede traer la felicidad anhelada si
ésta se basa solamente en una lógica humana y se olvida
de la vocación profunda del pueblo elegido. Se ve también
la manera como finalmente fracasó su reinado, para que
sirva de lección a los reyes posteriores.
Es importante observar que en la mayor parte de la
narración sobre el reinado de Saúl, lo que se está

127
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

contando es la manera en la que David llega a ser rey38.


David va a ser el rey más importante de Israel, el
elegido de Yahveh y con el que se va a instaurar una
dinastía mesiánica que finalizaría en Jesús.
Su fama comienza por haber derrotado al gigante
Goliat, y esto le convierte en el favorito de Saúl y más tarde
en yerno. Pero el desequilibrio y la envidia de su suegro le
hacen huir y llevar una vida errante de fugitivo teniendo
que refugiarse a veces en el territorio de los filisteos.
Al morir Saúl es elegido rey por la tribu de Judá,
pero no así por las otras once. Y es que la manera de
actuar de los israelitas es la misma de todos los pueblos de
cualquier época: las otras tribus como estaban dirigidas
por Abner, tío de David y una de las personas con mayor
influencia de Israel, proclamaron rey a Isbaal, hijo de Saúl.
Durante los dos años siguientes hubo una guerra
abierta entre los partidarios de Isbaal; y los de David.
Finalmente, a la muerte de Isbaal, David fue elegido rey
por todas las tribus (2Sam 5,1-5).
Sin embargo, no había una aceptación generalizada
hacia su persona. No dejaban de circular rumores
bastante perjudiciales para él. Y es que tras la muerte de
Saúl, también murieron varios de sus hijos, y como David
no era descendiente suyo, se le acusaba de que había
intervenido en sus muertes para ser rey. También le
acusaban de que se había pasado a los filisteos.
Pero el autor deja claro que, si David llegó a ser rey,
no fue conspirando contra Saúl, sino porque Dios lo había
elegido para ello y siempre estaba con él, de modo que el
único que conspiró contra Saúl fue el mismo Dios al estar
molesto porque no había obedecido sus órdenes.
En cambio, a David lo presenta en todo momento
manteniendo una postura correcta ante Saúl, teniendo
incluso que huir para no ser asesinado por éste.

38 Recomiendo el libro titulado David, Rey de Israel de F.M. Celsius, dónde se


novela magníficamente toda la historia de Saúl y de David.

128
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

A lo largo de la narración de su historia se advierte


que bastantes escenas están duplicadas, y otras con
diversos errores.
Como ejemplo solamente comentaré que una de las
escenas más conocidas, como es la muerte de Goliat a
manos de David se recoge en 1Sam 17,49–50; pero
también lo vemos narrado de manera contradictoria en
2Sam 21,19, diciendo que quien mató a Goliat fue Eljanán,
hijo de Yaír, el de Belén. Esta parece la tradición más
auténtica. Pero existe otra narración más en 1Cro 20,5,
dónde se dice que Eljanán mató a Lajmí, que era hermano
de Goliat.
Pero la mayoría de estos fallos son comprensibles y
casi inevitables; no olvidemos que era una época en la que
escribir era tarea infinitamente más difícil y lenta que
ahora, y los datos se recogen de la tradición oral; ya he
dicho que muchos historiadores sitúan la composición de
las obras siglos más tarde de los hechos.
Durante el reinado de David, diversas ciudades del
territorio de Israel estaban tomadas por los filisteos, y
otras por los cananeos. David comenzó el asedio de
Jerusalén, que era fortaleza de los jebuseos. Sus
habitantes la consideraban invencible, pero David la tomó
al asalto e hizo de ella su capital.
Fue un rey afortunado en sus empresas militares y
hombre de mucha fe, lo que le proporcionó la imagen del
rey perfecto. Sin embargo se dejó arrastrar por un
desmesurado abuso del poder y un adulterio que intentó
tapar con un asesinato. Esto fue lo que ensombreció el
final de su reinado con tristes escenas familiares, que el
pueblo vio como justo castigo de Dios a sus pecados.
Fue tras su muerte cuando el pueblo vivirá
esperando el día en que un descendiente suyo venga a
devolverle la gloria que llegó a tener. A esta larga espera
que vivieron, le dieron el nombre de mesianismo.
Todo esto que he comentado basándome en los
relatos bíblicos, tiene una gran carga política; sin embargo
129
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

no podemos olvidar que corresponden a una sagrada e


inspirada escritura.
Entonces, ¿cuál podría ser el mensaje religioso y
teológico?
Dios se compromete con el hombre hasta las
últimas consecuencias, a pesar de todos sus fallos y
pecados y de que el hombre tienda a manipularlo todo
continuamente.
Pero antes de seguir, quiero hacer un comentario.
Después de analizar en profundidad esta escabrosa
historia, parece que Dios se ―deja manipular‖ para poder
sacar adelante y de la manera que él quiere, sus planes de
salvación.
Posiblemente, un ateo que leyera esta historia y que
hiciera una interpretación, estaría en total desacuerdo con
esta afirmación. El ateo diría que soy yo el que está
manipulando la idea de Dios en base a los intereses de la
Biblia y aprovechándome de la posible ingenuidad de los
lectores.
Pero en cambio, la manera de interpretar los hechos
de la Biblia para el cristiano, tiene que ser distinta. Por lo
tanto, aunque admitamos que la ―historia‖ que pueda
existir en los relatos, seguramente se ha manipulado, es
necesario ver lo que hay detrás de los acontecimientos que
se narran; y cuando lo descubrimos, tras una lectura
personal y meditada, observamos la mano de ese Dios que
conduce la historia hasta que él mismo venga a
manifestarse plenamente y en persona.
La historia de David es un caso típico para
reflexionar sobre las relaciones entre Dios y nuestro
mundo y nuestra historia; para estimular la fe y la
esperanza en medio de los acontecimientos que vivimos y
que parecen ocultar el rostro del Señor.
En ella descubrimos que Dios elige lo pequeño, en
este caso al menor de los hijos de Jesé (1Sam 16,1-14);
vemos que Dios salva y aniquila al poderoso con lo
pequeño, como ocurre en el combate con Goliat (1Sam 17);
130
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

también vemos una vez más, que Dios guía y protege a los
suyos y que la venganza nunca ha de ser nuestra, solo es
del Señor.
Termino diciendo que el capítulo más importante y
de mayor repercusión en la historia política y religiosa del
pueblo de Dios es el correspondiente a la profecía de Natán
a David (2Sam 7). Y lo es, porqué es el que asegura la
continuidad de la dinastía de David en Judá.
Israel es el reino del norte y está inmerso en
continuas conspiraciones y asesinatos para instaurar
nuevas dinastías; sin embargo los del sur, los de Judá, se
mantuvieron siempre firmes.
Justamente de ahí proviene la trascendencia
religiosa al desaparecer la monarquía judía en el año 586
a.C. Entonces, ciertos grupos mantuvieron la firme
esperanza de que la promesa de Dios era eterna. Podían
estar sin rey, pero algún día surgiría un descendiente de
David que iba a recoger su herencia y a salvar al pueblo.
Esta esperanza la iban a mantener a lo largo de siglos.
Y con el paso de generaciones, ese rey esperado fue
adquiriendo tintes cada vez más grandiosos; hasta que
pudieron llegar a verlo. Y lo vieron, no como un simple
descendiente de David, para muchos fue el salvador
definitivo, el Ungido por excelencia, el Mesías.
Pero de eso, hablaremos más adelante.

131
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo X
La denuncia profética

Cuando David envejeció y se debilitó, su cuarto hijo


Adonías, intentó usurparle el trono. Amón, el hijo mayor
de David, al que le correspondía heredarlo, había muerto
asesinado por su hermano Absalón, en venganza por
haber forzado y violado a su hermana Tamar.
Pero el profeta Natán –el de la gran profecía–,
ayudado por el sumo sacerdote Sadoc y por Benaía, el jefe
de la guardia y toda la guardia personal de David,
desarticularon esta conspiración, y su otro hijo, llamado
Salomón es proclamado rey.
Reinó durante casi cuarenta años, y fue el tercer y
último monarca del reino unido de Israel. Durante el
transcurso de su reinado la monarquía hebrea tuvo su
momento de mayor prosperidad y esplendor. Fue muy
prolijo en obras arquitectónicas; pero de todas ellas, la
más importante para el pueblo fue la construcción del
Templo de Jerusalén como lugar para la permanencia del
arca de la Alianza.
También fue muy prolijo en el amor. Los textos nos
dicen que: «El rey Salomón amó a muchas mujeres, además
de la hija del Faraón: mujeres moabitas, amonitas,
edomitas, sidonias e hititas, es decir, de esas naciones de
las que el Señor había dicho a los israelitas: "No se unan a
ellas, y que ellas no se unan a ustedes; seguramente les
desviarán el corazón hacia otros dioses". Pero Salomón se
enamoró de ellas. Tuvo setecientas mujeres con rango de
princesas y trescientas concubinas, y sus mujeres le
pervirtieron el corazón. Así, en la vejez de Salomón, sus
132
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

mujeres le desviaron el corazón hacia otros dioses, y su


corazón ya no perteneció íntegramente al Señor, su Dios,
como el de su padre David» (1Re 11,1–4).
Hacia el año 930 a.C. muere Salomón. Con su
muerte todo se viene abajo. El reino, unido hasta
entonces, se divide. Su hijo Roboán que le sucede, es torpe
y no es capaz de mantener la unidad. Esto hace que se
creen dos reinos: el de Judá, al sur, y el de Israel, al norte.
Unas veces lucharan entre si y otras buscaran la paz. Eso
hace que los pueblos vecinos de Nínive y Babilonia, se
conviertan en poderosos imperios que pronto les dominan.
(1Re 12–13). El reino de Israel es más próspero por
encontrarse al norte con tierras fértiles, por ello tiene un
desarrollo más brillante que el de Judá.
Las crisis políticas son constantes, nueve dinastías
de reyes se suceden en el trono al quedar vacantes por
asesinato de los monarcas. La crisis religiosa no es menos
importante: los reyes establecen constantes alianzas con
los países vecinos para poder mantenerse en el poder a
cambio de adoptar los cultos y las costumbres paganas.
Pocos son los monarcas que intentan reaccionar contra el
olvido de la fe a Yahveh.
En este contexto surgen de entre el pueblo los
profetas, los portavoces de Yahveh.
El profetismo es algo radicalmente importante en la
historia del pueblo de Israel. Más de trescientas veces
aparece en el AT la palabra ―profeta‖.
No solamente se pueden definir como profetas los
diecisiete nombres propios que tienen un libro; la mayoría
de los personajes anteriores que aparecen en los libros de
Josué, Samuel y Reyes, también se les puede llamar
profetas.
Eso nos lleva a darnos cuenta de que la mayor parte
del AT tiene carácter profético.
Esto se entiende perfectamente cuando vemos que
se denomina profeta a la persona que sirve como
intermediario entre la humanidad y la divinidad.
133
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Estrictamente hablando, un profeta es alguien que


afirma que tiene una experiencia personal con Dios,
recibiendo de él la misión de comunicar sus revelaciones y,
como consecuencia de ello, habla en su nombre
denunciando todo lo que atente contra Dios y contra el
hermano. Por lo tanto, es un mensajero y un intérprete de
la palabra de Dios. Eso le hace tener el carisma de
interpretar la historia desde la perspectiva de Dios.
Voy a intentar analizar el mensaje de estos
importantes voceros trasmisores de la palabra de Dios; de
lo que eran entonces y de lo que son hoy.
No encontramos datos concretos que nos informen
de la manera en la que ejercían estos hombres el «oficio» de
profetas.
Hay indicios de que Isaías estuvo ejerciendo el
profetismo, probablemente unos cuarenta años, y aunque
en algunos momentos ignoramos por completo lo que hizo,
seguramente ―ejerció‖ durante toda su vida.
Igual ocurre con Jeremías o Ezequiel.
Sin embargo otros, tienen poca actividad. Si nos
basamos en los escritos de Abdías, éste debió de dedicarle
pocas horas a su trabajo, solamente se le atribuyen 21
versos y los tres últimos hay muchas posibilidades de que
no sean suyos, teniendo en cuenta que el estilo y la forma
son totalmente distintos.
No es raro encontrar personas que consideran al
profeta como alguien que predice o adivina el futuro. Sin
embargo, esta imagen está bastante lejana de la realidad;
porque, mientras el adivino o el futurólogo interpretan el
futuro a partir del presente, el profeta interpreta el
presente a partir del futuro.
Bien es cierto que en muchos pasajes de las
escrituras se presenta al profeta como alguien con
capacidad para conocer cosas ocultas y adivinar el

134
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

futuro39. Esto sin embargo, no tiene nada que ver con el


verdadero sentido que se da en el AT de un profeta.
El profeta es una persona que se halla en contacto
directo con el mundo que lo rodea: conoce las
maquinaciones de los políticos, las intenciones de los
reyes, el descontento de los campesinos pobres, el lujo de
los poderosos, la despreocupación de muchos sacerdotes.
Nada le resulta indiferente, porque nada puede ser
indiferente ante la palabra de Dios. Todo lo pasa por el
tamiz de Dios para detectar las injusticias, los atropellos,
el despotismo, la falsa religiosidad y una vez examinado,
surge la denuncia contra los causantes: ante la
religiosidad sin fe de las gentes (Is 1,10-20); ante el lujo
desmedido (Is 3,16-24); contra el libertinaje y frivolidad
(Is 22,1-14); contra la separación entre la vida y la fe,
Jeremías denuncia la falsa piedad sin compromiso ni
transformación (Jer 7,1-15); muestra su intransigencia
ante la depravación moral de la vida y las costumbres
sociales (Jer 9,1-10); Amós condena las injusticias y
manipulaciones interesadas que se cometen en los
tribunales (Am 5,7-17); denuncia el lujo y las riquezas
acumuladas a costa de los pobres (Am 6,1-10); lucha
constantemente contra la injusticia social (Am 4,1-3);
censura y critica el comportamiento poco ético de los
miembros de la iglesia (Os 4,1-10).
Pero actuar de esta manera no resulta fácil. Hacerlo
lleva en muchas ocasiones a enfrentamientos y situaciones
muy duras. La persecución, la cárcel e incluso la muerte
pueden ser las consecuencias de sus denuncias para los
profetas. A Oseas lo tachan de "loco" y "necio"; a Jeremías,

39 Solo a título de ejemplo, apunto: Samuel encuentra las asnas que ha perdido
el padre de Saúl (ISam 9,6-7.20); Ajías, ya ciego, sabe que la mujer que acude
disfrazada a visitarlo es la esposa del rey Jeroboán, y la predice el futuro de su
hijo enfermo (IRe 14,1-16); Elías presiente que Ocozías morirá rápidamente
(2Re 1,16-17); Eliseo sabe que su criado ha aceptado ocultamente dinero del
ministro sirio Naamán (2Re 5,20-27), también conoce dónde está el campamento
arameo (2Re 6,8s), y que el rey ha decidido matarlo (2Re 6,30s), etc.

135
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

de traidor a la patria y pasa en prisión varios meses de su


vida, igual que el vidente Jananí. Elías tiene que huir del
rey en muchas ocasiones; Miqueas acaba encarcelado;
Amos es expulsado del reino del norte; a Zacarías le
apedrean en el atrio del templo y Urías es acuchillado y
tirado a una fosa común (Jer 26,20-23).
Y esta manera de responder ante las críticas y las
denuncias en nombre de Dios no es solo de los reyes o de
los poderosos; también intervienen en esta persecución los
sacerdotes y los falsos profetas, y también el pueblo se
vuelve en contra de quien los denuncia y los critica.
Este es el destino de los profetas. Por eso, siglos
después, Jesús de Nazaret, el más grande de todos los
profetas, el profeta definitivo, es totalmente lógico que
terminara muerto en la cruz; él lo esperaba, era la
consecuencia de su obrar y su hablar; pero eso lo
analizaremos más tarde.
La época de mayor esplendor profético se encuentra
desde el siglo VIII al siglo V a.C., por eso son de este
periodo la mayor cantidad de escritos que disponemos.
Por los contenidos y por la manera de trasmitir el
mensaje, podemos preguntarnos ¿es que Dios habla a los
profetas por la noche y les enumerara lo que tienen que
decir al pueblo? ¿Se les revela Dios a través de visones?
Efectivamente, Dios les habla, pero no en sueños ni
con visiones; lo hace de forma indiscutible, a través de los
acontecimientos, de las personas que les rodean, del
sufrimiento y la angustia de los hombres. Y esa palabra
que escuchan, porque están atentos al deseo de Yahveh,
se convierte luego en palabra interior, ―Encerrada en los
huesos‖ como dice Jeremías, y no la pueden contener. Por
eso actúan con seguridad y con fuerza, denunciando todo
lo que está contra Dios.
Por todo lo anterior, vemos que el profeta es un
hombre público. Su deber es transmitir la palabra de Dios
para ponerla en contacto con los demás.
Esto me lleva a una meditación personal: si el
136
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

profeta tiene que estar en contacto directo con el mundo


que le rodea, si tiene que conocer las engaños de los
políticos, el descontento de los obreros y de los pobres, el
lujo de los poderosos; de igual manera también el creyente
de hoy, si quiere estar comprometido con la causa de Dios,
ha de ser y actuar como un profeta; por lo tanto, no puede
retirarse a un lugar sosegado de estudio o reflexión, ni
reducir su vida y su compromiso al limitado espacio del
templo. Su lugar es la calle y la plaza pública; allí dónde
está la gente, donde la problemática es más apremiante,
allí es dónde su mensaje y su acción se hace más
necesaria.
Y como resultado de esta meditación, me surge un
interrogante: entonces, esas personas que están hoy en las
plazas públicas gritando sobre Dios y que las miramos con
indiferencia y con pena, ¿son hoy los verdaderos profetas
de Dios?
El mensaje profético es posible que hoy nos suene
carente de sentido e incluso que no lleguemos a entender
su significado. Esto es normal, pensemos que están
escritos hace más de 2500 años y en una cultura
totalmente distinta a la nuestra. El tiempo los ha
desgastado y resultan casi incomprensibles.
Sin embargo, si reinterpretamos sus palabras a
nuestra cultura de hoy, vemos que el mensaje sigue siendo
totalmente actual.
Vamos a hacer unas pruebas:
«Marchad a Betel a pecar, en Guilgal pecad de firme:
ofreced por la mañana vuestros sacrificios y al tercer día
vuestros diezmos; ofreced ázimos, pronunciad la acción de
gracias, anunciad dones voluntarios, que eso es lo que os
gusta, israelitas -oráculo del Señor-» (Am 4,4-5).
Este es el texto original; ahora le vamos a poner
palabras más actuales pero con el mismo mensaje:
«Marchad a Santiago a pecar, en el Pilar pecad de
firme. Acudid a misa todos los días, ofreced vuestras velas
y ofrendas. Encended el botafumeiro, ardan los incensarios,
137
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

anunciad novenas, que eso es lo que os gusta, católicos


-oráculo del Señor»
¿A que de esta manera lo entendemos mucho
mejor?
Veamos otro texto del mismo profeta Amós. Se
encuentra en Samaria, la próspera y lujosa capital del
reino de Israel; allí se dirige a una clase alta que disfruta
de todo tipo de lujos a costa de los pobres:
«Escuchad esta palabra, vacas de Basan, en el monte
de Samaria: Oprimís a los indigentes, maltratáis a los
pobres, y pedís a vuestros maridos: Trae de beber. El Señor
lo jura por su santidad: Llegará la hora en que os cojan a
vosotras con garfios, a vuestros hijos con ganchos; saldrá
cada cual por la brecha que tenga delante, camino del
Hermón -oráculo del Señor-» (Am 4,1-3).
Vamos a traducirlo a nuestro lenguaje:
«Escuchad esta palabra, señoronas de La Moraleja,
las que veraneáis en lugares lujosos. Oprimís a los pobres,
explotáis a los obreros, y sólo os interesa daros la buena
vida. Llegará un día en que os rodearán con fusiles, a
vuestros hijos con bayonetas, y os subirán en camiones de
animales camino del destierro -oráculo del Señor-».
¿A que ahora el lenguaje resulta más claro?
Y por último veamos estos dos ejemplos:
«Así dice el Señor a la casa de Israel: Buscadme y
viviréis; no busquéis a Betel, no vayáis a Guilgal, no os
dirijáis a Berseba; que Guilgal irá cautiva y Betel se volverá
Betavén. Buscad al Señor y viviréis» (Am 5,4-5).
«¿Se meten los caballos por los peñascos? ¿Se usan
los toros para arar? Pues vosotros convertís en veneno el
derecho, la justicia en acíbar» (Am 6,12).
Pasándolo a nuestro lenguaje actual, quedaría así:
«Así dice el Señor a los católicos: Interesaos por mí y
viviréis: pero no os intereséis por el Pilar, no vayáis a
Santiago, no acudáis al Rocío. Que el Pilar caerá por tierra,
y el Rocío se volverá tormenta. Interesaos por el Señor y
viviréis».
138
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

«¿Se mete un Rolls Royce por el campo? ¿Se usa un


Mercedes para arar? Pues vosotros estáis socavando el
derecho y echando a perder la justicia».
De cualquier manera, no es fácil entender el
mensaje de los profetas; está escritos en una buena
variedad de géneros literarios tomados de los distintos
ámbitos: de la sabiduría tribal y familiar, del culto, del
ámbito judicial, de la vida ordinaria y por supuesto del
estrictamente profético.
Es importante también tener presente que los textos
proféticos redactados que componen la Biblia, no tiene
porque corresponder necesariamente con la proclamación
en vivo del mensaje original. La diferencia que media entre
uno y otro puede ser de muchos años. Hasta pudiera ser
que alguno de los que dan nombre al libro ya no vivieran.
Esto no es nada extraño en aquélla época; Jesús era
mucho más importante que ellos y su mensaje no tiene ni
comparación; pero sin embargo, él no escribió nada de lo
que conocemos y además, los que lo escribieron lo hicieron
muchos años después de su muerte.
Es probable que la palabra que dijeron los profetas
diese lugar a una serie de hojas sueltas y que más tarde se
agruparan formando pequeñas colecciones. Sin embargo,
se sabe que algunos profetas, más que predicadores fueron
escritores, por lo que es de suponer que primero
escribieron su mensaje y más tarde se proclamó. Este es el
caso de Isaías, según creen diversos exégetas; y
posiblemente de Zacarías. También se afirma que
discípulos o seguidores de ellos, pudieron redactar textos,
reelaborar sus profecías o incluso crear algunas nuevas.
Esta labor de creación de nuevos oráculos fue amplia y
duradera, extendiéndose hasta poco antes de la redacción
definitiva de los libros. Y como es lógico, muchas veces no
tenían relación con el mensaje del profeta al que
terminaron siendo atribuidas.
Estas interpretaciones en base a los estudios
profundos que se han hecho, eran impensables para los
139
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

católicos hasta hace pocos años; y es que antes, todo


había que creerlo de manera textual y sin variar ni una
coma. Si el comienzo del libro de Isaías dice: «Visión de
Isaías, hijo de Amos, acerca de Judá y de Jerusalén...»
(Is 1,1), había que entenderlo exactamente así; de manera
que todo el libro, desde el capítulo l hasta el 66, era del
profeta Isaías. Quien lo negase, negaba la verdad de la
palabra de Dios.
Hoy, por suerte, apreciamos las cosas de otra
manera. Admitimos que la palabra de Dios es una verdad
dinámica, y como tal, no es atentar contra la fe, aceptar
como secundario que todos los textos procedan del profeta
Isaías o sólo algunos capítulos; que esté escrito por él o
que lo hayan hecho otros. La Biblia es importante en sí
misma, prescindiendo de quién la haya escrito.
Voy a terminar esta primera parte del viaje que
emprendimos al encuentro de la Biblia haciendo un
comentario de estos libros importantes para aquél pueblo
judío: las Lamentaciones, los Proverbios y el Cantar de los
cantares.
El libro de las Lamentaciones es la primera
expresión literaria de los tiempos del destierro. Estamos en
los primeros años del siglo VI. Jerusalén ha caído
derrotada y está devastada. La monarquía ha desaparecido
totalmente, un gran incendio ha destruido el templo, y las
murallas y la tribu de Judá han sido deportadas. Estos
acontecimientos son de tal magnitud, que han dejado un
profundo dolor entre el pueblo. En ese contexto, su autor
medita sobre las ruinas de Jerusalén y lanza un grito de
dolor pero no de desolación y de desesperanza. Denuncia
los motivos por los que el pueblo está viviendo esos
acontecimientos dramáticos. Han sido castigados por Dios
por causa de sus faltas; pero sin embargo lanza un grito
de esperanza: a pesar del castigo, el Señor no se olvida de
su pueblo. Vendrá un día en el que les perdonará y la
ciudad de David volverá a florecer.
Diversos estudiosos, en un principio atribuían esta
140
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

obra al profeta Jeremías. Pero el análisis del contenido y


de la forma literaria ha dado lugar a no adjudicársela a él;
se cree que es de un autor o autores desconocidos.
El libro está escrito con el estilo de los himnos
fúnebres de su tiempo. Va describiendo de manera
conmovedora los momentos dramáticos que han pasado y
la situación de desesperanza que viven. Va enumerando
las faltas que les han llevado a esa situación, para
terminar lanzando una llamada a su Dios.
Proverbios pertenece a la llamada literatura
sapiencial. La sabiduría es un fenómeno que se encuentra
muy arraigado en la cultura del Antiguo Oriente; anterior
incluso a la existencia del pueblo de Israel. En Egipto,
Mesopotamia, Siria y otros países, se encuentra
representada en numerosos proverbios, fábulas y poemas.
La literatura sapiencial y la sabiduría, trata del arte de
escribir bien y de la buena educación y gobierno; estando
destinado principalmente a los príncipes y los nobles. La
autoría del libro bíblico se cree que puede corresponder a
Salomón. Dos partes del libro tienen como autores a dos
sabios extranjeros (Prov 30 y 31), esto da una idea de que
el pueblo israelita estaba abierto a las corrientes de
pensamiento de la época.
El sentido bíblico de sabiduría no tiene mucho que
ver con el nuestro. La sabiduría es un don que se pide a
Dios (1Re 3,1-14) y que solo él concede (1Re 5,9); el
poseerla abarca aspectos muy distintos: la capacidad de
gobernar adecuadamente al pueblo y la de administrar la
justicia (1Re 3,5-12.16-28); así como la facultad para
tomar decisiones adecuadas; tener autoridad para la
construcción del templo (1Re 5,21), y el conocimiento total
(1Re 5,9-14; 10,1-9).
La enseñanza principal de este libro es de orden
práctico: lo importante es tener éxito en la vida presente.
Da a entender que siendo virtuoso se está en camino de la
felicidad y por el contrario, el camino del vicio lleva a la
muerte.
141
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

El Cantar de los Cantares es un libro extraño para


la Biblia. Es un largo poema de amor humano en el que, si
exceptuamos una leve alusión, no se menciona a Dios.
Describe de manera ardiente la pasión que anima a dos
enamorados, y a lo largo del relato vemos como se
encuentran, se pierden, se buscan, se vuelven a encontrar
y se unen en el gozo. Se puede definir por tanto, como un
relato de amor erótico.

142
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo XI
El principio del final

En el año 63 a.C. el general romano Pompeyo,


después de tener asediada a Jerusalén durante tres
meses, se apodera de ella; por lo que Palestina pasa
oficialmente a integrarse en la provincia romana de Siria.
Herodes el Grande, de procedencia griega, político,
militar y constructor, se gana la confianza de Roma y
consigue que lo nombren rey de Judea en diciembre del
año 40 a.C. Conquista sus dominios y es también
nombrado rey de Galilea y de Samaria. Durante su reinado
se apoderó de toda Palestina y su poder era tal, que la
gobernaba en dependencia directa de Roma sin pasar por
el gobernador de Siria.
Herodes fue el rey de Palestina más relevante de
todos los tiempos. Bajo su gobierno se incrementó
extraordinariamente el desarrollo del comercio y de la
agricultura y promovió un importante plan de
construcciones: edificó la fortaleza Antonia; un palacio
real; un anfiteatro; un teatro y un hipódromo.
Reemprendió la construcción del templo de Jerusalén, lo
que agradó extraordinariamente a los palestinos. Fundó
varias ciudades siguiendo la línea helenística-romana.
Sin embargo, también fueron muchas las hazañas
criminales durante su reinado. El historiador judío Flavio
Josefo las cuenta en su libro ―Antigüedades judías‖:
Apenas conquistó Jerusalén y se instaló allí como
rey, ordenó matar a cuarenta y cinco partidarios de
Antígono, su contendiente; mató además a su cuñado
Aristóbulo, a los dos esposos de su hermana Salomé, a su

143
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

propia suegra Alejandra, a su mujer Marianne, a sus hijos


Alejandro y Aristóbulo. Como sabía que la gente tenía
terror y hostilidad a su persona, ordenó cuando vio que
iba a morir, que pasaran por las armas a muchos judíos
ilustres que previamente habían sido encerrados en el
hipódromo de Jericó; lo hizo para evitar la alegría del
pueblo en el momento de su muerte.
Bíblicamente, su figura es conocida por el relato de
la matanza de los inocentes. Sin embargo este hecho
solamente está narrado en el Evangelio de Mateo
(2,16-18). Nadie más lo narra, ni fuentes canónicas ni
profanas; ni siquiera Flavio Josefo, a pesar de que recoge
todos los hechos que acontecieron a los judíos. Por otro
lado, Herodes murió cuatro años antes del nacimiento de
Jesús. Todo esto ya es bastante significativo como para no
dar validez histórica a ese pasaje.
Al morir Herodes, por voluntad suya se dividieron
las ciudades entre tres de sus hijos; a Arquelao le
correspondió Judea y Samaria.
Contrariamente a lo que se pueda imaginar, a pesar
de la dominación romana, los judíos vivían una situación
de normalidad, de libertad y de derechos. Esto es así hasta
el punto de que estando disgustados por la forma de
gobernar de Arquelao, expusieron sus quejas a Roma, y
ésta le quitó el poder y lo exilió a la Galia.
Herodes Antipas le sustituye con el título de tetrarca
(gobernador). Es un extranjero que termina siendo odiado
por los judíos y se hace cargo de Galilea, una ciudad
situada en el norte de Israel, en las estribaciones de sus
montes, a 10 km del monte Tabor y a 23 km del llamado
mar de Galilea.
Judea y Samaria se ponen bajo la autoridad de un
magistrado romano llamado Poncio Pilato. Sin embargo, la
organización política–judía sigue estando en manos de un
―senado‖ llamado Sanedrín, y presidido por el sumo
sacerdote. Esto era lo normal en todos los sitios que
habían invadido los romanos. El llamado derecho
144
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

consuetudinario40 permitía que así fuese.


Roma entendía de manera perfecta, que para lograr
que el pueblo invadido aceptara ser súbdito, era preciso
dejarles autonomía en otros aspectos de su vida, como la
espiritual. Además, en el aspecto religioso, los romanos
estaban muy influenciados por las culturas de los pueblos
que les habían rodeado (etruscos al norte y griegos al sur)
y eso hizo que existiera en ellos el sincretismo como
filosofía que trata de conciliar doctrinas diferentes. De
hecho, todo los dioses griegos son aceptados por Roma,
pero dándoles un nombre distinto. Por ejemplo, la diosa de
la sabiduría, la guerra, el arte, las escuelas y el comercio,
para el pueblo etrusco se llamaba Menrva; para los griegos
es Atenea, y roma la da el nombre de Minerva.
Por lo tanto, la religión de los pueblos sometidos no
les importaba.
Si mucho más tarde vinieron los problemas con los
cristianos, fue porque Roma les pedía lo único que ellos no
podían dar: reconocer al Cesar como dios y señor.
El Imperio romano marcaba entonces la política de
esta zona, pero la cultura no era romana, era helenista. Y
es que toda esta zona del Medio Oriente estuvo dominada
por la cultura griega, extendida casi mundialmente por
Alejandro Magno. Aunque aquí se encontraba modificada
por el espíritu oriental.
Es importante recordar que la dominación griega
que hubo en el mundo, había traído la implantación de
una nueva cultura que estableció una forma determinada
de ver a la sociedad y al hombre.
Uno de los elementos que más contribuyó a la
difusión de esa cultura helénica fue la lengua griega. Pero
no la lengua griega de los clásicos con las ricas formas

40 El derecho consuetudinario, también llamado usos o costumbres, es una


fuente del Derecho Romano. Son normas jurídicas que no están establecidas en
ninguna ley pero que se cumplen y respetan porque se han hecho costumbre al
producirse repetidamente en el tiempo en un territorio concreto.

145
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

gramaticales y sus particularidades dialécticas; fue lo


llamado koiné. Es decir, la lengua común usada por los
pueblos de cultura helénica después de la muerte de
Alejandro41. Esta lengua tuvo tanta influencia, que hasta
Roma la adoptó como idioma oficial y duró
aproximadamente hasta el año 500 de nuestra era.
Y si a esto se le une el arte y la filosofía, ya tenemos
una importantísima influencia que caló y transformó a
las gentes de todos los niveles y culturas.
Entre aquellas gentes, estaban las que habían
salido del pueblo elegido por Dios. Entre unos y otros,
existían importantes rivalidades étnicas, de manera que
los habitantes de Judea se sentían profundamente
distintos de los samaritanos. Les reprochaban que fueran
un pueblo mezclado a causa de la colonización de los
asirios, ocurrida ocho siglos atrás; además, esa diferencia
se agravaba por tener una tradición bíblica y estar
organizados religiosamente de manera independiente a los
que habitaban en Jerusalén. Todo esto se concretaba en la
distinta manera de guardar el Shabat. Igualmente se
opusieron a traducir la Torá al arameo; decían que era una
escritura extraña y profana.
Los judíos también estaban enfrentados con los
galileos.
Pero no eran solamente esas las diferencias; existían
grandes desniveles sociales que se traducían en la
formación de diferentes grupos, cada uno de ellos con una
visión particular de su ser como pueblo de Dios, presente y
futuro.
Estaban los saduceos, constituidos por el clero
aristocrático. Eran gente rica. Tenían el dominio del
templo. Muy conservadores y amantes del orden.
Convencidos de que lo esencial para vivir la fe era cumplir

41 Igual ocurrió en la zona que siglos después sería España; el latín culto se fue
transformando al latín vulgar y de éste, derivaron las lenguas romance que
dieron paso posteriormente al castellano.

146
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

de manera estricta la ley de Moisés.


Los fariseos eran una secta de gente piadosa que se
había separado del resto; de ahí viene el nombre de
fariseo, que quiere decir separado. Fieles cumplidores de
la ley, presumían de respetarla escrupulosamente.
Pertenecían a la clase media y eran despreciados
constantemente por los saduceos. Solo contaban con la
simpatía de los escribas o doctores de la ley; esto es, los
conocedores de la escritura y encargados de difundirla, y
de declarar las leyes civiles y religiosas.
Existía otro grupo, partidario de las soluciones
tajantes en el plano religioso, eran los llamados zelotes.
Solo reconocían a Yahveh como señor y maestro. Se
sentirían seducidos por la predicación de Jesús, pero más
tarde se defraudaron al ver que su actitud no era violenta.
Eran la oposición a los romanos. Consideraban que solo
con la violencia se podían arreglar las cosas.
Por último estaban los esenios. Eran unos monjes
que seguían la llamada del maestro de justicia y fundaron
en el desierto una congregación de hombres puros.
Practicaban la comunidad de bienes y tenían un gran
ardor hacia la piedad y la religión. Estos eran los que
formaban parte de la comunidad que más tarde hizo el
monasterio de Qumrán.
Esta es la situación que se vivía en esa zona de la
tierra prometida, cuando nació un niño al que sus padres
llamaron Jesús.
Pero antes de entrar en su historia, quiero hablar de
algo que ocurrió muchos años después, en 1945.
Unos campesinos egipcios estaban buscando
nitratos para abonar sus tierras en Nag Hammadi, un
pueblo egipcio situado en la ribera del río Nilo. Como
consecuencia de esa búsqueda, encontraron un cántaro
que contenía trece códices de papiro forrados en cuero de
una antigüedad que se sitúa entre los siglos II y IV d.C.
Estaban escritos en copto, pero en su mayoría traducían
textos griegos muy antiguos.
147
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Estos manuscritos están formados por cincuenta y


seis obras42.
Se cree que esos códices pertenecieron a una
biblioteca que enterraron los monjes del monasterio de
San Pacomio, en una época en la que poseer esos escritos,
era considerado una herejía perseguida con la muerte.
Dos años más tarde de ese descubrimiento, un
pastor beduino encontró también, en las laderas
occidentales del Mar Muerto, una cueva. En su
reconocimiento se encontraron varios cántaros con
manuscritos judíos del siglo I d.C.
Durante años se continúo haciendo un
reconocimiento profundo de la zona; finalmente, el
esfuerzo mereció la pena, ya que descubrieron otras diez
cuevas en las que había más manuscritos.
Hoy, todos ellos son conocidos como ―Manuscritos
de Qumrán‖, y han sido enormemente importantes para el
conocimiento del judaísmo del tiempo de Jesús. Sin duda
alguna, eran de aquellos monjes esenios de los que he
hablado anteriormente.
Su estudio también ha aportado una gran luz al

42 Estos eran sus títulos: La Oración de Pablo–El Libro Secreto de Santiago–El


Evangelio de la Verdad–El Tratado de la Resurrección–El Tratado Tripartito–El
Libro Secreto de Juan–El Evangelio de Tomás y un evangelio de dichos–El
Evangelio de Felipe y un evangelio de dichos–La Hipóstasis de los Arcontes–Sobre
el origen del mundo–La Exégesis del Alma–El Libro de Tomás el Contendiente– El
Libro Secreto de Juan–El Evangelio Copto de los Egipcios–Epístola de
Eugnostos–La Sofía de Jesucristo–El Diálogo del Salvador–El Apocalipsis de
Pablo–El Primer Apocalipsis de Santiago–El Segundo Apocalipsis de Santiago–El
Apocalipsis de Adam–Los Actos de Pedro y los doce Apóstoles–El Trueno, Mente
Perfecta–Enseñanzas Autorizadas–El Concepto de nuestro Gran Poder–La
República de Platón–El Discurso sobre la Ogdóada y la Enéada (tratado
hermético)–La oración de Acción de Gracias (oración hermética)–Asclepius (otro
tratado hermético)– La Paráfrasis de Sem–El Segundo Tratado del Gran Seth–El
Apocalipsis Gnóstico de Pedro–Las Enseñanzas de Silvanus–Las Tres Estelas de
Seth–Zostrianos–La Carta de Pedro a Felipe–Melquisédec–El Pensamiento de
Norea–El Testimonio de la Verdad–Marsanes–La Interpretación del Conocimiento-
Una Exposición Valentina sobre el Ungimiento, sobre el Bautismo y sobre la
Eucaristía–Alógenes–Hipsifrones–Las Sentencias de Sexto–El Evangelio de la
Verdad–Trimorfa Protennoia–Sobre el origen del mundo.

148
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

conocimiento del cristianismo primitivo. Pero lo más


importante es, que en base a ese estudio se ha podido
hacer otro descubrimiento mucho más trascendental pero
menos espectacular: el descubrimiento de lo que han
llamado los investigadores, ―Q‖. ¿Y que es ―Q‖?
Intentaré explicarlo.
―Q‖ no estaba enterrado en las secas arenas del
desierto de Egipto, ni oculto en una cueva; estaba
escondido en el texto de los evangelios de Mateo y Lucas. Y
a diferencia de los otros, este no fue descubierto por
campesinos ni pastores, sino por quienes estudiaban
pacientemente las relaciones de dependencia literaria
entre los evangelios. Su hallazgo no fue repentino, sino
lento y progresivo, ya que se ha ido descubriendo a medida
que avanzaba la investigación moderna en la tradición
evangélica. Este hallazgo ha aportado tanto al estudio y
comprensión del NT como el descubrimiento de las
distintas fuentes aportó al AT.
Los estudiosos de los evangelios llevaban mucho
tiempo intentando dar una explicación a las abundantes
semejanzas que tienen los tres primeros evangelios, sobre
todo desde que descubrieron que el evangelio de Mateo,
que se pensaba que había servido de base para los otros
dos, no era el más antiguo; el más antiguo era el de
Marcos.
Este descubrimiento creó un gran interrogante: Si
los evangelios de Mateo y de Lucas, tienen en común más
de doscientos versículos que no se encuentran en Marcos,
¿de dónde han tomado Mateo y Lucas la información?
A esa pregunta, le dieron la respuesta de que los
versículos que Mateo y Lucas tienen en común, proceden
de otra fuente distinta de Marcos; y a esa fuente es a la
que los investigadores le dieron el nombre de ―Q‖, primera
letra de la palabra alemana, Quelle, que significa ―fuente‖.
Por ello, la ―hipótesis de las dos fuentes‖, fue la
explicación a las relaciones de dependencia literaria que
hay entre los evangelios sinópticos, y alcanzó muy pronto
149
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

la aprobación de los estudiosos.


Esta hipótesis se ha podido mantener gracias a las
innumerables pruebas a que han sido sometidos los
Evangelios por los estudiosos, durante la segunda mitad
del siglo XX, que es sin duda la época más fecunda y
crítica en la historia de la exégesis.
Por lo tanto, Mateo y Lucas contaron con otra
fuente –además de Marcos– que contenía, casi
exclusivamente, palabras de Jesús –dichos, sentencias,
parábolas… Así se explicaría las semejanzas y divergencias
que se encuentran entre ellos y Marcos.
Además de estas dos fuentes, tenían otros
materiales –orales o escritos–, de los que sacaron los
pasajes que sólo se encuentran en uno de estos dos
evangelios.
Ya solo era preciso hallar la colección de dichos y
palabras de Jesús que pudiera probar su existencia.
Y eso fue posible gracias al descubrimiento narrado
anteriormente. Entre los libros encontrados estaba el
llamado evangelio de Tomas y el de Felipe. Estos dos textos
se componen solamente de supuestos dichos de Jesús;
muchos de ellos recogidos en los evangelios.
Que solo estuviesen compuestos por dichos, es
totalmente lógico si pensamos en lo que podía ser más
importante de Jesús en un primer momento. Eso hace
posible llegar a darse cuenta de que en un principio, lo
realmente importante serían sus palabras.
¿Qué hacemos nosotros con las expresiones o
dichos de personas que nos parecen fundamentales y
modelo de algo? Anotamos y guardamos sus frases para
recordarlas. De esta manera las podemos utilizar para dar
respuesta a determinadas necesidades o problemas, a los
demás o a nosotros mismos.
Ahora sin más retraso, paso a contar lo que para
mí, es el inicio de la gran historia.

150
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo XII
Comienza un nuevo tiempo

Dos hombres caminan por un sendero de tierra que


lleva de Jerusalén a una pequeña aldea llamada Emaús.
Hoy no existe constancia de ese lugar, por lo tanto
ignoramos si es real o no; pero es lo de menos.
Van hablando profundamente abatidos. Son 10 km.
lo que tienen de camino. Hacia la mitad se les une otro
hombre y comienzan a charlar con él, contándoles sus
preocupaciones después de haberles preguntado por la
causa de su inquietud. Es tanto el deseo que tienen de
compartir su dolor que no dudan en contárselo.
Sin ocultar sus nervios le hablan de un amigo, una
persona extraordinaria en la que confiaban. Creían que iba
a establecer de nuevo el reino de Israel.
–Después de tanto tiempo como llevábamos
esperando –le dicen–, estábamos seguros de que así lo iba
a hacer. Y nosotros le íbamos a proclamar rey. Pero no ha
sido posible, sus enemigos, que no eran pocos, le han
crucificado. ¿Qué va a ser de nosotros ahora? –concluyen.
Se dan cuenta de que este hombre que se incorpora
con ellos en el camino, es extranjero; no es posible que no
se hubiese enterado de lo ocurrido si viviera allí.
Y encima –le dicen–, ha desaparecido el cuerpo de su
sepultura. ¡Alguien tiene que habérselo llevado! Las mujeres
dicen que ha resucitado, pero nosotros no lo creemos. Eso
no es posible.
Ese extranjero les hace un recorrido por las
escrituras:

151
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

–¿Es que se os ha olvidado lo que dicen los profetas?


¿De verdad habéis comprendido los designios de Dios? El
verdadero rey que Dios quiere para vuestro pueblo no es un
mesías triunfante que se impone por la fuerza; lo que quiere
es un rey humilde, un siervo doliente que viene a ayudaros
para que comprendáis el misterio de su amor salvador.
¡Era verdad! De pronto lo descubren. Tienen la
impresión de que ahora comprenden realmente las
escrituras. Ahora todo está más claro. Se sienten como si
salieran de un sueño que les estaba impidiendo ver la
realidad.
–Ya es muy tarde, quédate con nosotros a cenar –le
dicen.
Y él accede; y cena con ellos; y parte y reparte el
pan.
Y en ese momento le reconocen. ¡Es Jesús! ¡Ha
resucitado! ¡Está vivo! (Lc 24,13-35).
Fue un momento, un instante. ¿Un sueño?
¡Ha desaparecido! El Señor ya no está. Pero no
importa. Él sigue allí. Se han dado cuenta de quién era al
partir el pan. El resucitado les ha revelado el misterio de
su presencia. No lo ven ya, pero está presente. La fe les
basta.
Ese sentimiento, esa experiencia, ¿o esa realidad?,
es nueva, sorprendente.
Hay que salir al mundo y gritarle la buena noticia:
¡Cristo vive! No busquéis entre los muertos al que vive.
De pronto la vida recobra sentido para ellos. Este
resucitado era la última y definitiva intervención de Dios a
favor de la salvación del hombre.
Ya hemos visto como en el AT, Dios inició su obra
de liberación sacando a su pueblo de Egipto. Les dio
posteriormente una ley que cumplir; es el compromiso de
que son su pueblo y de que le aceptan como único Dios.
Sin embargo, Pablo dice que la sumisión a la ley era una
auténtica esclavitud (Gal 4,1-3), pero, que hasta que no se
es adulto se está bajo la dependencia de los tutores.
152
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Esos tutores son de los que se vale Dios para guiar


a los suyos: Abrahán, Moisés, los profetas… la ley. Es
decir, actúa a través de mediadores. Pero ahora, el Señor
considera que se ha llegado a la "plenitud de los tiempos".
Se acabaron los intermediarios. Es el mismo Dios el que va
a intervenir directamente para librarnos de esa esclavitud;
él mismo se va ha hacer presente en medio de la
humanidad. En otra carta lo dice de otra manera: «En
múltiples ocasiones y de muchas maneras habló Dios
antiguamente a nuestros padres por medio de los profetas.
Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por su Hijo»
(Heb 1,1-2).
Con su venida va a realizar la liberación definitiva,
rescatando al hombre del sometimiento a la ley religiosa y
haciéndole hijo suyo. De este modo, se va a inaugurar una
etapa enteramente nueva para la humanidad. Una etapa
distinta a todas las que el hombre ha recorrido hasta ese
momento. Primero, porque va a ser la que dé al hombre la
liberación total, y segundo, porque ahora va a actuar Dios
directamente en la persona y en la obra de Jesús.
Por lo tanto, el proyecto de Dios sigue adelante, ya
le queda poco recorrido para alcanza esa plenitud.
Hablemos de ese recorrido final que se encuentra
detallado en el NT en lo que llamamos Evangelio, que no es
otra cosa que ―la buena noticia‖. Más concretamente, en la
literatura griega antigua ―evangelio‖ significa recompensa
que recibe el mensajero que trae una buena noticia, la
noticia de una victoria. Como vemos, las cosas no tienen
un nombre porque si. El nombre siempre ha tenido el
sentido de lo que era. Menos en la actualidad que se pone
cualquier nombre a las cosas, y éste carece la mayoría de
las veces de todo sentido.
El personaje central del Evangelio es Jesús, el
Cristo. Por eso, Jesús y el Evangelio configuran el
acontecimiento central en la historia de la salvación.
¿Y por qué el Evangelio? Si no es más que un
conjunto de historias y palabras y nos relatan unos
153
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

acontecimientos. Porque la persona y la obra de Jesús han


llegado hasta nosotros a través de él.
Ahí está la importancia de entender y estudiar
detenidamente lo que representan estos libros y lo que
significan para nosotros.
Comenzamos.
Antes y después de Jesús han existido personas de
muy distinta valía; sin embargo, de ninguna de ellas se ha
escrito tanto como de Jesús. Su novedad con respecto a
los demás personajes está en lo que ocurrió aquélla tarde
en la que un pequeño grupo de discípulos, bastante
desorientados tras la muerte del maestro, encontró de
repente el coraje necesario y la eficacia para comunicar al
mundo su fe en Jesús resucitado, en Cristo. Eso fue el
inicio del Pentecostés cristiano, comienzo de la andadura
de la nueva comunidad de los seguidores de Cristo.
¿Por qué se realizó en ellos ese cambio? ¿Qué
sucedió para que ese grupo de personas, débiles y
cobardes, se transformaran totalmente y salieran al
mundo a proclamar un estilo de vida que dura 20 siglos y
sigue estando totalmente actual?
Eso lo analizaremos después. Ahora vamos a ver
porque hubo necesidad de escribir los evangelios.
En aquellos primeros años, tras la muerte de Jesús,
el recuerdo que guardaban de él era lo suficientemente
vivo, como para que el mensaje no tuviera necesidad de
estar apoyado en una base escrita. Mientras están los
testigos oculares, no es preciso acudir a las notas. El
testimonio, por medio de la palabra de los que han visto y
oído, es mucho más potente que la letra.
Pero los años van pasado, y al hacerlo se va
borrando de la memoria muchos datos. También va
desapareciendo con la muerte, la experiencia de personas
que habían estado en contacto con Jesús.
Por eso, llegó un momento en el que se plantearon
poner sus recuerdos por escrito; de esta manera se
empezaron a formar los evangelios. Pero antes de estar
154
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

escritos, los cristianos habían introducido en su culto, un


periodo de tiempo en el que recitaban frases que Jesús
había dicho en alguna ocasión. Estas frases motivaban
extraordinariamente a la comunidad, por lo novedosas y
por la fuerza espiritual que tenían y fueron el origen de
escritos que formaron una colección que podríamos llamar
―palabras de Jesús‖, y que sirvieron de base para muchas
de las cosas que se recogen en los cuatro Evangelios.
Pero comencemos desde el principio.
Los autores a los que les atribuimos la redacción de
los Evangelios no se mencionan en su obra. ¿Podría ser
esto una primera prueba de que el autor primero y
fundamental de cada evangelio no fue una persona
determinada?
Los estudios realizados, ya no dejan lugar a duda de
que el autor es, más bien, la comunidad o las
comunidades a las que iban dirigidos esos evangelios.
Y es que fue en esas primeras comunidades
cristianas donde se conservaron los recuerdos, las
palabras y los hechos de Jesús. Esos recuerdos se fueron
transmitieron de la memoria de unos a otros, en forma de
frases y narraciones cortas. Ese ―material‖, es el que luego
utilizó cada autor concreto, organizándolo de acuerdo con
su visión personal de los hechos y también, valiéndose de
su propio estilo literario.
Esto nos lleva a poder decir que el autor inicial y
principal de los evangelios es la comunidad primitiva, o
mejor aún, la totalidad de las primeras comunidades de
creyentes en el resucitado que fueron surgiendo desde el
principio. Esas comunidades que conservaban en su
memoria los recuerdos del Señor, seleccionaron los
materiales que más y mejor aportaban para vivir su fe; se
fijaron, según la comunidad, en unas cosas más que en
otras, poniendo su acento en determinadas palabras o
determinados hechos de Jesús; y con todo eso hecho vida,
lo fueron transmitiendo en escritos para las generaciones
futuras, formando el contenido del "evangelio" o la "buena
155
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

noticia" para los hombres de todos los tiempos. Éste fue el


modo por el que se llegaron a formar los Evangelios. Y por
eso han llegado hasta nosotros con esas diferencias entre
ellos. Cada comunidad conservó los recuerdos de Jesús de
una manera distinta. Unas insistieron más en unos
puntos y otras en otros.
¿Esta práctica nos va a escandalizar? ¿Puede esto
ser motivo para que nuestra fe se resienta? En absoluto;
seamos sensatos. Nosotros hemos nacido en la cultura del
papel escrito, de la imprenta, de internet, por eso nos
cuesta trabajo aceptar que la información de un libro se
conserve en la memoria de un grupo de personas. Pero en
la antigüedad las cosas funcionaban de manera distinta.
La memorización era la única forma de conservar una
frase o un texto. La cultura estaba reservada a muy pocos;
el resto no sabía leer ni escribir. Por eso, la repetición y la
transmisión oral era la base para conocer. Y este método
primitivo está demostrado que fue muy seguro.
Hoy se sabe que los maestros judíos de la
antigüedad aprendían en forma de dichos o de textos los
acontecimientos importantes, los memorizaban hasta que
llegaban a saberlos y los recitaban a las gentes de
carrerilla.
Ahora quiero pasar a hacer un repaso rápido por los
libros del NT.
Es muy importante tener en cuenta que a pesar de
recogerse los Evangelios al inicio del NT no es lo primero
que se escribió. El orden de los escritos, según su fecha,
queda compuesto de la siguiente manera.
Lo primero que se escribió fueron las cartas y
epístolas: Tesalonicenses, año 51; Corintios, año 55 y 56;
Filipenses y Gálatas, año 56; Romanos, año 57; Efesios,
Filemón, Colosenses y Santiago, año 60; 1Pedro, año 63;
Timoteo, año 65 y 67; Tito, año 65; Hebreos, año 70;
evangelio de Marcos, año 70; evangelio de Mateo, año 80;
evangelio de Lucas, año 80; Hechos y Judas, año 85;
evangelio de Juan, año 90; cartas de Juan, año 92 al 95;
156
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Apocalipsis, año 96 y 2Pedro, año 110.


Al ser el Evangelio de Marcos el más antiguo, Mateo
y Lucas recogieron y elaboraron casi todo su material. Sólo
pequeños trozos de Marcos no han sido recogidos por los
otros. En el capítulo anterior, ya hable de los
descubrimientos arqueológicos y de la fuente ―Q‖, por lo
que ahora solamente voy a comentar que los tres se han
servido de esta fuente. Sin embargo, se tiene el
convencimiento de que ―Q‖ no fue necesariamente el
primer documento escrito acerca de la vida de Jesús. Se
cree que existieron otros escritos, entre los años treinta y
cincuenta, que circularon entre los cristianos y que fue
utilizado por Marcos.

MARCOS ―Q‖

MATEO LUCAS TOMÁS

Los tres evangelios llamados sinópticos, tienen una


profunda semejanza, pero también hay divergencias muy
importantes. ¿Por qué existen estas diferencias?
Una parte queda respondida anteriormente al
hablar de las distintas comunidades en las que ha nacido
cada uno de ellos. Pero sin embargo esto no es suficiente.
La cuestión está en saber por qué en unas cosas hay
semejanzas y por qué en otras existen tales diferencias.
Con todo lo dicho anteriormente, no es complicado
entenderlo: cada comunidad tuvo una experiencia
determinada del hecho histórico de Jesús y posteriormente
del Cristo de la fe. Por eso, esta experiencia no pudo ser la
misma en todos los casos. Cada comunidad tuvo la suya
157
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

propia en base a su fe en Jesús. Y esa distinta experiencia


de fe y de estilos, es lo que ha quedado recogido y
plasmado en cada Evangelio. Y las semejanzas responden
a la lógica de proceder de la misma fuente.
Aquellas comunidades en las que se elaboraron los
evangelios sabían que su manera de vivir tenía que estar
en conformidad y de acuerdo con lo que fue el estilo de
vida de Jesús; su compromiso, su manera de actuar y de
expresarse. Y que todo lo demás interesa, en tanto en
cuanto está de acuerdo con la práctica de Jesús, con su
estilo de vida.
Y esto ¿qué significa para el cristiano?
Es muy probable que al haber pasado más de
cuarenta años desde la muerte de Jesús, cuando se
escribió el primer evangelio, ya circularan entre los
cristianos otros escritos, otras teorías, otras maneras de
ver su mensaje; tal vez con la pretensión de adaptar el
cristianismo a la sociedad, a las costumbres y a las
instituciones de la época. Pondré un ejemplo: recuérdese
que las cartas y epístolas ya llevaban muchos años
circulando en las comunidades a las que iban dirigidas, y
por ello, seguramente era el mensaje de su contenido el
que iban aceptando como base de vida. Y ese mensaje,
tenía en ocasiones alguna objeción con respecto a la
predicación del Maestro: Pablo parece que acepta la
esclavitud (1Cor 7,20-24; Flm 13-16; Ef 6,5-8), también se
entiende que acepta el poder y el dominio de las
autoridades romanas (Rom 13,1-7). Pues bien, todo eso no
parece estar muy de acuerdo con el mensaje de Jesús, con
su vida y sus enseñanzas.
Por lo tanto, todo eso debe ser leído e interpretado
desde el Evangelio y de acuerdo con él, no al revés. El
Evangelio es la norma fundamental para el cristiano, por
eso es necesario tener presente que no son biografías de
Jesús, por mucho que a veces queramos obstinarnos en
ver en ellos hechos históricos; los evangelios son relatos en
los que se recogen las experiencias de fe que vivieron las
158
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

primeras comunidades.
Esto es tan importante, que no me canso de
repetirlo.

159
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo XIII
Un poco de exégesis

Quiero comenzar este capítulo haciendo un


comentario sobre el principio de los tres evangelios
sinópticos.
Lucas empieza así: «Muchos han tratado de relatar
ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre
nosotros, tal como nos fueron transmitidos por aquellos que
han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores
de la Palabra. Por eso, después de informarme
cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he
decidido escribir para ti, oh, excelentísimo Teófilo, un relato
ordenado, a fin de que conozcas bien la solidez de las
enseñanzas que has recibido» (Luc 1,1–4).
Esto nos da alguna pista sobre lo comentado en
otras partes de este libro. Lucas reconoce que hay muchos
otros escritos sobre el mensaje de Jesús transmitido de
forma oral por los que lo vivieron. Y él, cuando ya está
perfectamente informado y documentado, se pone a
escribir; y lo hace para su amigo Teófilo, probablemente
un destacado cristiano de origen gentil43. Quiere darles, a
Teófilo y a otros lectores, que en su mayoría han oído
hablar de Jesús, la confirmación de lo que han escuchado
acerca de él. Por eso no tiene que andar con muchos
preámbulos, sino que va directamente al tema, como se ve

43 El origen del nombre Teófilo es griego y significa ―amigo de Dios, que ama a
Dios‖. Podría pensarse también, sin que fuese algo descabellado, que Lucas
dedica sus escritos a éstos: los amigos de Dios, los que aman a Dios.

160
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

en el relato; entra directamente en la enseñanza de una


verdad indiscutible basada en una investigación profunda.
Sus fuentes son, como dice él mismo, documentos
anteriores, junto con el testimonio de testigos oculares.
Al mismo personaje se dirigirá años después cuando
escriba el libro de los Hechos.
Este evangelio es el único que nos cuenta el relato
de la anunciación de la siguiente manera: «En el sexto mes,
el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba
comprometida con un hombre perteneciente a la familia de
David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El
Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!,
llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas
palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué
podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: "No temas,
María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a
luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y
será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono
de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para
siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Ángel:
"¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún
hombre?" El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo
descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de
Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de
su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra
en su sexto mes, porque no hay nada imposible para
Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor,
que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó»
(Lc 1, 26–38).
¿Cómo es posible que este hecho, de vital
importancia para conocer como ha sido la concepción de
Jesús, no se recoja también en los otros evangelios?
Marcos comienza su relato con la predicación de
Juan y el bautizo de Jesús. Mateo lo empieza con la
genealogía de Jesús –clara intención de dejar evidente que
161
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

desciende de Abraham y de David– para continuar


narrando la explicación que el ángel da a José, en lugar de
hablar de su nacimiento. Y Juan no hace ninguna de esas
cosas; comienza diciéndonos que la Palabra vino a
nosotros para quedarse para siempre. De esta manera nos
relata cada uno el principio de la gran aventura.
Cuatro historias totalmente distintas.
Pero ¿cuál es la real?
Como relato histórico ninguno; como relato teológico
los cuatro; porque cada uno pretende trasmitir un mensaje
distinto a los distintos destinatarios a los que están
dirigidos.
Quiero pararme un momento en algunos detalles de
estos hechos.
Comenzaré por el Ángel Gabriel. ¿Quién es este
personaje del que nos habla Lucas sin ninguna
presentación previa? En todo el AT solamente se habla dos
veces de él en el libro de Daniel (Dan 8,16 y 9,21). Pero no
dice que fuera un Ángel, más bien lo cita como si fuese un
hombre. Y en el NT solamente lo cita Lucas en los dos
pasajes de género de anunciación, la de Juan el Bautista y
la de Jesús.
El origen del nombre de Gabriel es griego y significa
―Hombre de Dios o fuerza de Dios‖. Esto es muy curioso y
ya nos da una pista. Y es que el término ―ángel‖ es el signo
de Dios mismo.
Pero resulta aun más curioso constatar, que los
elementos narrativos proceden en su mayor parte del AT;
es decir, son formas estereotipadas propias de este tipo de
narraciones.
Veamos cuales son.
El Señor está contigo, es lo mismo que se dice en
Jueces 6,12: «El Ángel del Señor se le apareció y le dijo: "El
Señor está contigo‖».
No temas, es la interpelación estereotipada que usa
el Señor cuando pide algo, o de sus enviados –de momento
digamos Ángeles– cuando se aparecen a los hombres para
162
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

lo mismo. Algunos testimonios de esto los tenemos en


Génesis 15,1; Josué 8,1; Jueces 6,23; Daniel 10,12 o
Tobías 12,17.
No hay nada imposible para Dios, es otro estereotipo
que podemos ver en Génesis 8,14, también en este caso
narrando un nacimiento, el de Isaías.
Por último, las palabras será grande y será llamado
Hijo del Altísimo; El Señor Dios le dará el trono de David, su
padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su
reino no tendrá fin, están haciendo referencia a la profecía
que hizo Natán a David, prometiéndole de parte de Dios,
un sucesor en el trono y el reinado eterno de sus
descendiente (2Sam 7,12–16). Así era como debía de verlo
y entenderlo el pueblo judío.
Pero además de esto, tenemos el esquema
constructivo de los anuncios de nacimiento que viene
desde muy antiguo:
1º Aparición de un ser celeste.
2º Anuncio del nacimiento de un hijo.
3º Imposición del nombre.
4º Revelación de su futuro.
Éste ―esquema de anunciación‖ está en muchos
textos de la Biblia (sirva de ejemplo Génesis 16,7–12 y
Génesis 17,15–19). En ellos, Dios o el ángel aparece
anunciando el nacimiento de un niño, le impone el
nombre, y revela su futuro o un aspecto importante de él.
Los narradores del anuncio del nacimiento de Juan y de
Jesús, se han servido de esos esquemas del AT, y los han
imitado perfectamente.
La continuación del relato, cuando María expone
sus dudas y recelos y el ángel los disipa dándola una señal
de Dios, también está configurado con los estilos bíblicos
de los relatos de ―vocación‖ basados en este esquema:
1º Dios hace una llamada.
2º El llamado expresa sus dudas.
3º Dios las disipa con un argumento.
4º Dios lo avala con una señal.
163
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Por lo tanto esto responde a un ―esquema


vocacional‖ que encontramos en Éxodo 3,10–12 o en
Jeremías 1,4–10, por ejemplo.
Esta narración no pretende describir una realidad
histórica; pretende, valiéndose de estos estilos literarios,
manifestar la importancia que tiene ese niño en la historia
de la salvación. El mensaje central que se quiere trasmitir
es ―Será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor
Dios le dará el trono de David, su padre. Reinará sobre la
casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin‖.
Esto es lo realmente importante y en lo que debe de
creer la primitiva iglesia y el pueblo venidero: Jesús es el
hijo de Dios, Jesús es el Mesías, Jesús reinará
eternamente, en él se cumplen todas las promesas del AT.
¿Y por qué Lucas pone el acento en su concepción
virginal por obra del espíritu?
La afirmación de que Jesús ha sido concebido por la
sola intervención del Espíritu Santo es exclusiva de Lucas
y de Marcos; por lo que cabe preguntar ¿cómo algo tan
importante no se menciona en los otros evangelios ni en
ninguna de las demás páginas del NT?
Sin embargo lo que si se dice contantemente como
profesión de fe es que Jesús es el mesías prometido y el
hijo de Dios. Esto nos lleva a darnos cuenta de que su
filiación divina es debido a que su existencia humana es
fruto de la acción creadora de Dios en el seno de una
virgen. ¿Y qué sentido tiene la virginidad en la cultura
semita de entonces?
Existe mucha controversia sobre este tema. El
término virgen proviene de una raíz hebrea que significa
―separada, que vive guardada en casa de su padre‖. De ahí
que por lo general se la llama virgen, esté desposada o no.
Pablo dice: «Os he desposado con un sólo esposo,
para presentaros como una virgen pura a Cristo»
(2Cor 11,2). En Joel 1,8 se habla de una joven casada:
«Gime, como una virgen vestida de luto por el esposo de su
juventud». Por lo tanto podía ser un térmico usado para
164
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

designar a la mujer que está abierta a cumplir la voluntad


de Dios, independientemente de unión o relación sexual.
De cualquier manera, confieso que no existen datos
suficientes para avalar plenamente esta teoría. Ni tampoco
otra.
Terminaré este tema realmente complicado diciendo
que esta narración no debe de leerse como una noticia, ni
como un informe histórico; es una narración cristológica
en la que se afirma y se constata simplemente, que Jesús
es el Hijo de Dios porque su origen mismo está en Dios.
De manera muy rápida quiero en este momento
hacer un comentario sobre el tema de los ángeles.
Durante siglos se ha puesto un acento exagerado en
los ángeles, llegando incluso a darles un carácter
―independiente‖ y ―personal‖. La teología sobre ellos, ha
intentado desde antiguo darles la definición de criaturas
de Dios. De esta manera se pensaba que se eliminaba los
malentendidos de considerarlos algo así como semidioses.
Sin embargo no se logró impedir que la cultura popular
viera a los ángeles como seres que actuaban de
mediadores entre Dios y los hombres. Esto ha dado lugar a
verlos, aunque sea de manera inconsciente, como
competidores de Dios. ¿Qué es si no esto, la acción que se
demanda al ángel de la guarda, al que se acude para
solicitarle ayuda? Parece que en la piedad popular no se
quiere molestar al ―jefe‖ y por ello se acude a su
―secretario‖.
Es importante que demos a la figura y acción bíblica
de los ángeles, el sentido correcto; esto es: los ángeles
representan en la Sagrada Escritura la acción y el mensaje
de Dios contado con la base de la cultura de su momento.
Cuando hablan de ángeles los autores de las
distintas escrituras del AT están presentando, de manera
gráfica, como mensaje de Dios, todo lo que llegaron a
―conocer‖ durante los siglos de experiencia de Yahveh en
su largo caminar; y en el NT presentan de esta manera el
mensaje de Dios a partir de la experiencia pascual de
165
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Jesús.
Quiero por último recordar, que solamente el
evangelio de Lucas nos cuenta algo de la infancia de
Jesús, y está probado que se trata de un añadido que se
hizo años después. El de Mateo solo relata unas breves
escenas de su infancia. Sin embargo la forma de explicar
los acontecimientos en uno y en otro, es distinto, e incluso
contradictorio.
En el relato de Lucas, el ángel se aparece a María,
que tiene un papel más importante que José, al que
solamente se le nombra de pasada. Son los pastores los
que acuden a ver a Jesús cuando nace. Los padres de
Jesús vivían en Nazaret y se fueron a Judea con motivo de
un censo. Cuando ya había nacido Jesús en Belén, se
volvieron a Nazaret. Lucas compara la infancia de Jesús
con la de Juan Bautista. Se insertan algunos himnos que
rompen el ritmo del relato creando además cierto problema
a la hora de determinar su origen y función dentro del
relato: el cántico de María, después del encuentro con
Isabel; el de Zacarías en el momento de imponer el nombre
a Juan…
En el relato de Mateo el protagonista es José, que es
a quien se aparece el ángel, y son los Magos los que van a
ver a Jesús cuando ha nacido. Según Mateo, vivían en
Belén, pero cuando Jesús nació hubo una persecución de
parte de Herodes debido a la cual tuvieron que huir a
Egipto; cuando regresaban a Belén se enteraron de que
había muerto Herodes y de que reinaba en su lugar su hijo
Arquelao, por lo que ellos, temiendo que el hijo tuviera las
mismas intenciones que el padre, se fueron a vivir a
Nazaret. No aparece en ningún momento Juan Bautista.
Además, en Mateo, los diversos episodios están narrados
constantemente con la intención de relacionarlos con el
cumplimiento de las Escrituras.
Es muy importante hacer esta comparación entre
los dos textos, porque hacerlo nos lleva a pensar que
ambos autores han recibido los datos por tradición, pero
166
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

compusieron sus relatos de la infancia de forma


independiente.
Realmente, para la comunidad nacida tras el
anuncio de que Jesús había resucitado, su infancia no era
importante, no aportaba nada. Sin embargo con el paso de
los años comienza a haber una gran preocupación por la
infancia de Jesús, de manera de proliferan enormemente
los escritos apócrifos que desvirtúan la imagen de Jesús
niño44. El más antiguo de todos los apócrifos es el llamado
evangelio de Tomás45, y hablaba de la infancia de Jesús en
estos términos: «El niño Jesús, de cinco años de edad,
jugaba en el vado de un arroyo, y traía las aguas corrientes
a posar, y las tornaba puras en seguida, y con una simple
palabra las mandaba. Y amasando barro, formó doce
gorriones, e hizo esto un día de sábado. Y había allí otros
muchos niños, que jugaban con él. Un judío, que había
notado lo que hacía Jesús, fue acto seguido, a
comunicárselo a su padre José, diciéndole: He aquí que tu
hijo está cerca del arroyo, y, habiendo cogido barro, ha
compuesto con él doce gorriones, y ha profanado el sábado.
Y José se dirigió al lugar que estaba Jesús, lo vio, y le gritó:
¿Por qué haces, en día de sábado, lo que no está permitido
hacer? Pero Jesús, dando una palmada, y dirigiéndose a
los gorriones, exclamó: Volad. Y los pájaros abrieron sus
alas, y volaron, piando con estruendo. Y los judíos quedaron
atónitos ante este espectáculo, y fueron a contar a sus jefes
lo que habían visto hacer a Jesús. Y el hijo de Anás el
escriba se encontraba allí, y, con una rama de sauce,
dispersaba las aguas que Jesús había reunido. Y Jesús,
viendo lo que ocurría, se encolerizó, y le dijo: Insensato,
injusto e impío, ¿qué mal te han hecho estas fosas y estas

44 Para ampliar la información sobre este tema, consultar El nacimiento del


Mesías–Comentario a los relatos de la infancia de Raymond Brown.
45 Descubierto en 1946 en una cueva de Chenoboskion, en Egipto. La colección
contiene 113 discursos atribuidos al Señor. Esta recopilación de dichos puede
ser del siglo IV, pero basada en una obra del siglo II. Tuvo una enorme difusión.

167
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

aguas? He aquí que ahora te secarás como un árbol, y no


tendrás ni raíz, ni hojas, ni fruto. E inmediatamente aquel
niño se secó por entero. Y Jesús se fue de allí, y volvió a la
casa de José. Pero los padres del muchacho muerto lo
tomaron en sus brazos, llorando su juventud, y lo llevaron a
José, a quien reprocharon tener un hijo que hacía tales
cosas. Otra vez, Jesús atravesaba la aldea, y un niño que
corría, chocó en su espalda. Y Jesús, irritado, exclamó: No
continuarás tu camino. Y, acto seguido, el niño cayó muerto.
Y algunas personas, que habían visto lo ocurrido, se
preguntaron: ¿De dónde procede este niño, que cada una de
sus palabras se realiza tan pronto? Y los padres del niño
muerto fueron a encontrar a José, y se le quejaron, diciendo:
Con semejante hijo no puedes habitar con nosotros en la
aldea, donde debes enseñarle a bendecir, y no a maldecir,
porque mata a nuestros hijos. Y José tomó a su hijo aparte,
y lo reprendió, diciendo: ¿Por qué obras así? Estas gentes
sufren, y nos odian, y nos persiguen. Y Jesús respondió: Sé
que las palabras que pronuncias no son tuyas. Sin
embargo, me callaré a causa de ti. Pero ellos sufrirán su
castigo. Y, sin demora, los que lo acusaban, quedaron
ciegos. Y los que vieron esto, vacilantes y atónitos, decían
de Jesús que toda palabra que pronunciaba, buena o mala,
se cumplía, y producía un milagro. Y, cuando hubieron visto
que Jesús hacía cosas semejantes, José se levantó, lo
agarró por la oreja, y se la estiró con fuerza. Pero el niño se
enfadó, y le dijo: Bien fácil te es buscar sin encontrar, y
acabas de obrar como un insensato. ¿Ignoras que te
pertenezco? No me hagas daño».
Como se puede ver, esas narraciones acerca del
niño eran aberrantes, por lo que posiblemente esto fue la
causa de incorporar esta parte de su vida a las escrituras,
con el fin de ―regenerar‖ su imagen.
Por ello, los evangelistas, utilizando el esquema
biográfico que existía en la época, nos muestran los
puntos que eran importantes señalar: situar la ciudad de
nacimiento de Jesús en Belén porque era la ciudad de
168
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

David; de esta manera muestra el honor de Jesús, honor


que le venía por su origen. ¿Realmente fue allí donde
nació?
La memoria de los primeros cristianos sobre Jesús
comienza por el final y va hacia atrás. Al principio, el gran
interés de ellos se centra en tener información de los
hechos que acontecieron en el final de la vida de Jesús:
¿qué pasó en su pasión, por qué fue condenado, cómo
murió, qué datos había sobre la tumba vacía?
Todo eso hizo que probablemente, la primera
composición cristiana de los hechos fuera el relato de la
pasión, todo lo referente a los acontecimientos de su
muerte y resurrección. Ya Pablo da una pista de ello en
1Corintios 15,3-8: «Os he transmitido en primer lugar, lo
que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados,
conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer
día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Pedro y
después a los Doce. Luego se apareció a más de quinientos
hermanos al mismo tiempo, la mayor parte de los cuales
vive aún, y algunos han muerto. Además, se apareció a
Santiago y a todos los Apóstoles. Por último, se me apareció
también a mí, que soy como el fruto de un aborto».
En una segunda fase se recuerdan las palabras y
las acciones de Jesús y en la tercera fase es cuando los
recuerdos sobre la infancia de Jesús comenzaron a ser
importantes. Por tanto, podemos decir que en base a las
informaciones escandalosas que corrían sobre su niñez,
surgidas de incesantes preguntas acerca de su origen, se
vio la necesidad de presentar a Jesús en un contexto más
amplio. Es lo mismo que sucede cuando alguien termina
siendo alzado como un ídolo, todos queremos saber más
de él, incluso de su pasado y su origen.
Sin embargo Lucas, no solamente sitúa la
anunciación y el nacimiento de Jesús, sino que también
nos relata el nacimiento de Juan. ¿Y qué interés puede
tener Juan en esta historia?
Juan nace en una familia sacerdotal, y es
169
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

presentado como profeta y anunciador del bautismo de


conversión de los paganos al judaísmo. Por lo tanto, Juan
representa el enlace, la continuación de los profetas del
Antiguo Testamento. Juan posee la herencia que Jesús va
a asumir y a renovar con su anuncio del reinado de Dios.
Por eso, es ahí donde comenzaba la nueva historia, la de
Jesús inaugurando una nueva época.
Es imprescindible decirle al lector quién es Jesús y
cuál es su lugar en el antiquísimo proyecto salvador de
Dios. Por eso el Evangelio va colocando
progresivamente a Jesús al mismo nivel que el Dios de
Israel.
Para nosotros, con nuestro conocimiento bíblico y
nuestra cultura, esto no es necesario, pero estamos
hablando de la tradición de siglos de un pueblo judío, para
quien el Dios de Israel era solamente uno y por tanto sólo
de él se podía decir que es el Señor; sólo de él se podía
decir que es el Salvado. Estos títulos, que en la mente de
un judío estaban totalmente aceptados, se aplican en el
relato de Lucas, primero a Dios, y después, los aplica
también a Jesús46.
Poco a poco se va trasmitiendo en las narraciones
quien es Jesús y para que viene, para concluir siendo el
mismo Dios quien lo comunica a su pueblo; y lo hace por
medio del ángel, cuando le dice a María que será llamado
Hijo del Altísimo (Lc 1,31). Luego, cuando nace Jesús, los
ángeles anuncian a los pastores que ha nacido un
Salvador, que es el Mesías, el Señor (Lc 2,11) y termina en
el relato del bautismos, dejando claro la relación de Jesús
con Juan Bautista y la voz de Dios, diciendo al mundo que
Jesús es su hijo, que es el Hijo de Dios (Lc 3,22).
Y es que la salvación, ya hemos ido viendo que era
el gran anhelo del pueblo elegido, pero no solo de él,
también lo era del mundo antiguo pagano. Esa salvación,

46 En el Magnificat, María se refiere a Dios como ―Mi Salvador‖, en el anuncio a


los pastores el título de Salvador ya se aplica a Jesús.

170
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

para unos y para otros, incluía también la sanación física,


por eso adoraba a los dioses sanadores. Buscaban todas
las formas de salvación en las religiones mistéricas, en el
culto al emperador, en las filosofías salvíficas. Y Lucas
recoge ese anhelo y le da la respuesta que todos
anhelaban, presentando a Jesús como el Salvador.
Todo su relato va en esta línea, se respira en todos
los episodios. Hay un vocabulario sobre la alegría, mucho
más rico que en ninguna otra parte de los evangelios:
Alégrate, llena de gracia, dice el ángel a María. En cuanto
tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi
vientre le dice Isabel a María. Hoy os anuncio una gran
alegría se les dice a los pastores.
Continuamente se encuentra este vocabulario alegre
y gozoso, que sirve de base para crear el clima adecuado
necesario para tener la experiencia de la Buena Noticia y
terminar confesando la fe en Jesús. Tiene que convencer
que Jesús es el que va a continuar la historia de Dios con
su pueblo; él es el Mesías esperado, el Hijo de Dios, el que
trae la salvación. Esto es lo que pretende el Evangelio, esa
es la Buena Noticia de Lucas: que resuene el gran mensaje
de la salvación en el mundo.

171
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo XIV
Jesús y su programa ―electoral‖

¿Cuál es realmente el mensaje de Jesús? ¿Hoy sigue


siendo actual, o está caduco después de más de veinte
siglos?
Dios y Jesús, hoy como ayer, son el gran misterio de
lo trascendente, de lo sobrenatural, de lo que supera
infinitamente a todo lo humano. Si no percibimos esta
realidad caemos inevitablemente en eso que ya el pueblo
griego llamó ateísmo.
Con el paso del tiempo he llegado a convencerme de
que a Dios no se le impone y que la fe no es algo que el
Señor regala a quien quiere. A Dios se le ofrece, se le
muestra y la fe hay que trabajar para tenerla y además,
hay que querer tenerla. Cuando esto se da y lo
conseguimos, con nuestras fuerzas y echando mano de
Dios, ya somos cristianos –seguidor de Cristo.
Ahora bien, hay otro tipo de cristiano: el ―cristiano
ateo". El que cree en Jesús y le percibe como un hombre
genial, un hombre excepcional en todos los sentidos, un
ejemplo a imitar. Y ahí se queda todo. Ve a Jesús como un
hombre sin más.
Este ―cristiano‖, que más bien habría que llamarle
―jesustiano‖ –perdón por la palabra–, es una buena
persona, muy comprometida con todo lo humano, con todo
lo social; pero le falta la dimensión esencial: la
trascendencia hacia lo divino. A este tipo de "cristiano" le
falta Dios.
En la década de los años 70, poco después de

172
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

empezar a conocerse el Concilio Vaticano II, e interpretar


malamente su mensaje de apertura y libertad, comenzó a
desarrollarse en muchos ambientes eclesiales este tipo de
cristiano. Solos o en grupo, se entusiasmaban con la
figura de Jesús y con el evangelio, pero al mismo tiempo,
ponían a Dios entre paréntesis, dudaban de él y llegaban a
negarle abiertamente.
Y es que la figura de Dios se ha manipulado con
mucha frecuencia. Ha sido utilizada por los dictadores, los
opresores, los criminales de cualquier tipo; se han hecho
infinidad de aberraciones en nombre de Dios, incluso
hasta por los mismos miembros de la Iglesia.
Todo eso es la causa de que la imagen de Dios, y
también de su Iglesia, esté totalmente distorsionada. Y
también ha hecho que los cristianos con poca formación,
con una fe muy débil –más que fe, en la mayoría de las
ocasiones era religiosidad–, no hayan sabido distinguir
entre lo que era deformación histórica y utilización de Dios
y lo que es la realidad profunda y misteriosa de Dios, el
Dios de la Biblia y de Jesucristo.
He querido plantear este tema en este momento en
el que quiero hablar de Jesús y de Cristo, porque es vital
para entender lo que significa el hecho cristiano, ya que
sin Dios no se es cristiano, se es otra cosa radicalmente
distinta.
Bien es cierto que la imagen de Dios en el AT es la
un ser justiciero y castigador; un ser impresionante,
tremendo y temible. Y claro, lo que se teme difícilmente se
puede amar.
¿Realmente es así el Dios del AT?
Creo que ya estará bastante claro, por el recorrido
que hemos hecho hasta ahora, que Yahveh es el mismo
Dios, que el Dios Padre mostrado por Jesucristo. La
diferencia es el conocimiento que tiene aquel pueblo del
AT. Y es que les falta la gran revelación del NT, la
revelación definitiva de Dios, que va a traer Jesús de
Nazaret. Hasta que Dios no se hace radicalmente hombre
173
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

en la persona de Jesús, no vimos su cercanía, su bondad,


su disponibilidad y hasta su debilidad. A partir de
entonces es cuando "Se hizo visible la bondad de Dios y su
amor por los hombres" (Tit 3,4). Hasta entonces, el hombre
había ido descubriendo lentamente su bondad de Padre,
pero faltaba completarse la revelación de Dios en su hijo. A
través de Jesús hemos visto la imagen auténtica de Dios:
la solidaridad con el hombre.
Nos hemos dado cuenta al ver que toda la vida de
Jesús fue un camino de incesante solidaridad, de cercanía
con todos los marginados de aquella sociedad. La
proclamación de las bienaventuranzas, no es otra cosa,
sino un grito de esperanza para ellos. Jesús asegura que
son ya dichosos los pobres, los que sufren, los que lloran,
los desposeídos, los que tienen hambre y sed de justicia,
los que se ven perseguidos, insultados y calumniados.
¿Y con qué autoridad dice todo esto Jesús?
Él mismo lo dice: «El Espíritu del Señor está sobre
mí, porque él me ha ungido, para que dé la buena noticia a
los pobres; me ha enviado para anunciar la libertad a los
cautivos y para dar la vista a los ciegos, para poner en
libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del
Señor» (Lc 4,18-19). Estas son las mismas palabras que
pronuncia el profeta Isaías (Is 61,1-2). Jesús es
perfectamente conocedor de las escrituras; conoce el
mensaje de los profetas, por ello, sabe que el pueblo, al oír
estas palabras, recordará a Isaías y entenderá que él es el
nuevo profeta. De momento es suficiente con esto.
Más tarde comprenderán que no es uno más, es el
definitivo; e irán viendo que efectivamente, él es quien va a
proporcionar la solución y la liberación a los presos, los
cautivos, los encadenados, los que no ven y han perdido
toda luz y esperanza.
Esto es justamente lo que le dice a Juan Bautista
cuando le pregunta si era él, el que tenía que venir, o si
había que esperar a otro (Mt 11,3–5 y Lc 7,18–22).
Al leer los evangelios, vemos que lo primero que hizo
174
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Jesús al comenzar su vida pública, fue reunir a un grupo


de personas que iban siempre con él y vivían como él, es
decir formó una comunidad. ¿Y esto que implicaciones
tuvo?
Más adelante hablaremos de ello, pero ahora diré
que este fue el principio de la Iglesia, de la comunidad de
los seguidores de Cristo, los ―responsables‖ de que tanto él
como su mensaje no esté olvidado. Porque sin esa
mediación histórica de la Iglesia, solamente algunos
especialistas de la historia sabrían hoy algo de un tal
Jesús de Nazaret. El resto, lo tendría olvidado. De la
misma manera que están olvidados otros personajes; por
ejemplo Espartaco, un esclavo que se rebeló contra la
injusticia; el mismo Juan Bautista, un crítico religioso con
la cultura de su tiempo.
Ya no existe nadie que pueda dar hoy un testimonio
vivo de lo que allí sucedió. Por ello, resulta evidente que si
Jesús y su mensaje han llegado hasta nuestros días, ha
sido gracias a la Iglesia, y ésta a su vez, ha sido la
consecuencia de la comunidad de discípulos que Jesús
reunió, germen decisivo de la trasmisión del Evangelio.
¡Que tremenda experiencia tuvo que ocurrir en la
vida de este grupo iniciado por Jesús, para que tres años
después de la muerte de su ―jefe‖ en la cruz, ya estuviera
fijada la cristología y las fórmulas confesionales básicas,
previas a la organización eclesial! ¡Qué fuerza tendría el
mensaje para que un fariseo llamado Pablo, tres años
después de morir Jesús, se convirtiera al cristianismo
cerca de Damasco!
No olvidemos que Pablo se dirigía a perseguir a la
comunidad de los seguidores de Cristo que existía en Siria.
Los datos históricos que tenemos muestran que en
menos de cinco años habían sido capaces de poner las
bases de una nueva religión mundial que iba a
transformar la vida, la cultura y la filosofía de la mayoría

175
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

de los pueblos del mundo47.


¿Pero realmente la intención fundamental de Jesús
fue constituir una comunidad, una Iglesia? ¿Es preciso
formar parte de la Iglesia para salvarse?
La respuesta, una vez más, la tenemos en los
Evangelios: un joven rico le pregunta a Jesús: ¿Qué tengo
que hacer para salvarme? Jesús no le contesta que tiene
que entrar en la Iglesia. No. Le dice: Guarda los
mandamientos. Por lo tanto, la salvación no pasa por la
necesidad de entrar a formar parte de la comunidad. Ya se
lo había dicho Yahveh a Moisés en el pasado: Han de
guardar los mandamientos.
Por lo tanto, si aquél joven, que era judío, se quería
salvar, tenía que cumplir lo que decía su religión judía.
Ahora bien, cuando el muchacho le dice que quiere
algo más, es cuando Jesús le habla del "seguimiento"
(Mt 19,21). Es exactamente lo mismo que le dijo al doctor
de la ley en el Evangelio de Lucas 10,25–28.
Tenemos un ejemplo claro sobre esto al darnos
cuenta de que en ningún momento nos dicen los
evangelios que Juan Bautista ingresara en el grupo de
Jesús. Cosa curiosa si lo analizamos; es familiar de Jesús,
es el primero que se entera de su misión, incluso hasta le
da el bautizo como inicio del camino que va a emprender.
En Jesús se van a cumplir las promesas que él venía
anunciando a su pueblo; y sin embargo no se hace de los
suyos. Es más, ni siquiera comprendió el plan de Jesús, ya
que como consta claramente por el relato de Mateo 11,2-6,
estando en la cárcel manda que le pregunten a Jesús si es
él a quien están esperando.
Entonces, si no es para conseguir la vida eterna,
¿para qué sirve la Iglesia, la comunidad?
Enseguida hablare de esto. Pero primeramente me
voy a detener en las condiciones que hay que reunir para

47 Este fenómeno será el tema de estudio y análisis de mi próximo libro.

176
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

entrar en la comunidad.
Nos dicen los relatos de ―reclutamiento‖ que Pedro y
Andrés «Dejaron inmediatamente las redes y lo siguieron»
(Mt 4,20 par); Santiago y Juan, hijos de Zebedeo «Dejaron
inmediatamente la barca y a su padre y lo siguieron»
(Mt 4,22 par). Al escriba que le pidió entrar en el grupo,
Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras y los
pájaros nidos, pero el hijo del hombre no tiene donde
reclinar la cabeza» (Mt 8,19-20 par). El mismo Mateo dejó
su negocio de recaudador de impuestos y lo siguió
(Mt 9,9 par).
Por lo tanto, está claro cual tiene que ser la
respuesta de los que quieren entrar en la comunidad de
seguidores de Jesús. Esos relatos y otros, de lo que nos
hablan es de la disponibilidad total para seguir a Cristo y
para hacer su voluntad. Aquellos hombres abandonaron
todo lo que poseían para seguirle. Así lo reconoció Pedro
cuando le dijo al Maestro: «Nosotros ya lo hemos dejado
todo y te hemos seguido» (Mt 19,27).
Pero el desprendimiento no es afectivo, aunque así
se haya entendido en algunas congregaciones religiosas, se
trata de despojo efectivo.
Aquellos hombres, efectivamente se quedaron sin
nada. Cuando Jesús envía a los discípulos a anunciar el
Reino, vuelve a recordar la disponibilidad absoluta: «No os
llevéis oro, ni plata, ni calderilla para llevarla en la faja, ni
tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias,
ni bastón» (Mt 10,9-10).
Recordemos también, que al joven rico le dice que
para entrar en el Reino ha de vender todas sus riquezas,
darlo a los pobres y seguirle.
Esta manera de vivir la pobreza no hay que
confundirla con la miseria, con la carencia total de bienes.
El ideal de pobreza evangélica no consiste pues, en la
renuncia por la renuncia, como pueden hacer los ascetas.
Consiste en el ideal de compartir lo que se tiene con los
que no tienen, sean o no sean de los ―nuestros‖.
177
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Estos grupos ya existían en tiempos de Jesús. Los


esenios practicaban la comunicación de bienes, pero lo
hacían solamente entre ellos. La gran novedad de la
comunidad cristiana era la práctica de la comunión de
bienes abierta hacia los pobres en general, no restringida
al grupo; ellos tenían todos los bienes en común para que
cada uno recibiera según su necesidad (Hch 2,44–47). Eso
entre otras cosas, era lo que distinguía a la comunidad de
Jesús de los demás grupos.
Creo que está suficientemente clara esta condición
de renuncia al dinero y a toda atadura humana como
requisito indispensable que pone Jesús para pertenecer a
su grupo. La comunidad de sus seguidores se fundamenta
sobre esta base y solo a partir de aquí se puede construir
la comunidad cristiana. El proyecto de compartir tiene que
sustituir a los demás proyectos humanos de poseer.
Este fue el mensaje que vino a traer Jesús: trabajar
para hacer una sociedad nueva y distinta, asentada sobre
otras bases. En eso consiste trabajar por el Reino de Dios.
La manera de hacerlo queda perfectamente clara en el
programa de vida que Jesús propone a su comunidad a
través de las bienaventuranzas.
Este programa consiste, ante todo, en elegir ser
pobres: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de
ellos es el reino de los cielos. Esta es la primera porque es
la única manera de tener, de verdad, solamente a Dios por
rey. Y es la condición para ser admitido en el grupo
cristiano; por eso Jesús acepta entre los suyos solamente
a quienes hacen renuncia de otros dioses: el poder, el
dinero, el prestigio; y en su lugar, ponen únicamente a
Dios.
Y como consecuencia de ese proceder, viene la
segunda: Bienaventurados los mansos, porque ellos
poseerán la tierra. Por lo tanto, los que sufren van a dejar
de sufrir. Los sometidos van a salir de su situación
humillante y humillada: Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados. Y bienaventurados los que
178
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.


Esto que Jesús promete es la consecuencia de que
el Reino ya se empieza a hacer realidad, como manera de
colmar las aspiraciones del hombre, esperadas desde
antiguo. Y las razones por las que esto se va a producir es
consecuencia de nuestra actitud de amor:
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos
alcanzarán misericordia.
De tal manera esto es así, que en la comunidad de
Jesús a nadie le va a faltar nada; todo va a estar a
disposición de todos. Con ese obrar, van a conseguir que
sean: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos
verán a Dios. Es decir, las personas sin mala intención, sin
ideas torcidas, incapaces de traicionar por esa manera de
actuar, ―verán‖ a Dios, ―sentirán‖ a Dios. Y a la vez, esta
manera de actuar, supone vivir en paz y trabajar por la
paz, por eso es elogiada por Jesús, dándoles la filiación
más grande que se puede dar, ser hijos de Dios:
Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados
hijos de Dios. Esto hará que la comunidad cristiana sea
fuente de reconciliación y de armonía entre los hombres.
Eso es lo que permitirá que se instaure un orden nuevo,
no basado en la represión y la competitividad, sino en la
igualdad y en la aceptación incondicional del otro. Porque
esta manera de actuar y de vivir, no ha de estar reducida a
nivel comunitario; el cristiano tiene que salir al mundo, y
cada uno en su ambiente, ha de tratar de crear armonía,
reconciliación, servicio, amor… en el ámbito de lo social y
lo político. Solo de este modo se podrá ir transformando la
convivencia humana.
Finalmente, Jesús nos advierte de los peligros que
esta manera de vivir nos va a crear, porque el "mundo" no
va a tolerar de ninguna manera ese programa de vida y
acción que la comunidad vive. El sistema establecido no
puede permitir sentirse amenazado por las críticas y
denuncias de personas que comunitariamente no aceptan
el dinero, el poder y el prestigio como bases de la
179
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

organización social que ellos han impuesto. Por eso Jesús


nos advierte, pero también nos alienta, diciendo:
Bienaventurados los que padecen persecución a causa de la
justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
¿Hay mayor premio a una labor?

180
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo XV
El Jesús histórico y el Cristo de la fe

Cuando dos periodistas narran en sus medios


cualquier hecho que sucede y es vivido por ellos, lo hacen
con diferentes matices de criterio, a la vez que,
seguramente uno ha resaltado unos aspectos de la noticia
de distinta manera que el otro. El motivo, no es solamente
debido a la manera diferente que han tenido de percibirlo,
también está condicionado por la capacidad intelectual,
por la intención propia del escritor y por el tipo de lectores
a los que va dirigido el artículo.
Por todo esto, no resultará escandaloso decir, que
los comunicados de noticias están en cierta manera
carentes de objetividad. Y es que, hasta la que se ha
pretendido hacer con más objetividad, no está totalmente
exenta de alguna intención al encajarla dentro de un
determinado marco. Además, dependiendo del marco en el
que se sitúe esa noticia, así se puede percibir de una o de
otra manera. Todo esto, sin considerar que el relator tiene
otras muchas posibilidades en las que apoyarse para
formular, adornar, resaltar o callar algún aspecto.
Esto que puede parecer obvio o deshonesto, según
quien lo considere, no se ve de la misma manera si se
aplica a los escritos del NT.
Estamos demasiado condicionados por la manera en
la que se nos ha trasmitido los diferentes pasajes bíblicos,
y sobre todo por la idea de la inspiración divina que da
como consecuencia aceptar todo tal y como se dice, ya que
es ―palabra de Dios‖.

181
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Efectivamente todo lo escrito en la totalidad de la


Biblia es ―palabra de Dios‖, pero ya he hablado en
capítulos anteriores cual debe de ser la manera adecuada
de entender este término; y aquí añado algo más con lo
que contar a la hora de interpretarlo: los evangelistas
pretenden enseñar; y lo hacen por medio de ―historias‖
teológicamente elaboradas y adaptadas al mensaje que
intentan transmitir.
Por lo tanto, no sonará escandaloso si digo que los
diversos escritos sobre un mismo hecho resultan tan
diferentes que es preciso saber interpretarlos para
establecer lo que es histórico y lo que es mensaje teológico,
mensaje moral, o mensaje de fe. Y como consecuencia de
esto, es imprescindible saber diferenciar los pasajes
evangélicos, producto de la fe pospascual, de los que se
podrían denominar ―históricos‖. En este mismo
planteamiento se puede incluir al Jesús histórico y al
Cristo de la fe48.
En este contexto, creo que sería bueno que
expusiera la interpretación teológica de alguno de los
pasajes evangélicos.
Comenzaré por el relato de la pesca milagrosa. En
los cuatro evangelios las narraciones tienen algunos datos
iguales que hacen que el mensaje sea el mismo en lo
esencial: la llamada de Jesús, la respuesta del hombre y la
misión de trabajar por el Reino.
Mateo y Marcos lo presentan como un encuentro de
Jesús con los Apóstoles, una llamada y un seguimiento de
éstos (Mt 4,18–22: Mc 1,16–20).
Para Lucas, está encuadrado en una narración
vocacional; de manera que la pesca milagrosa provoca que
los pescadores se reconozcan frágiles y pecadores, a la vez
que tienen una experiencia de la soberanía divina de

48 El Jesús histórico sería lo relativo a Jesús de Nazaret, y el Cristo de la fe es


todo aquello referente a los escritos, que se han realizado con la base de la
experiencia pospascual.

182
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Jesús; esto les hace abandonar su vida y entrar al servicio


de Jesús. Detrás de esta decisión está la obediencia
incondicional de ellos a la Palabra poderosa del Maestro, lo
que da como resultado un éxito ―milagroso‖ en la nueva
tarea ―misionera‖ (Lc 1,16–20).
Juan elabora esta historia más teológicamente. Su
narración está perfectamente trabajada y meditada desde
la fe pospascual; por eso la encuadra dentro de los relatos
de aparición del resucitado. Aquí ya no es Jesús el que
actúa, sino Cristo resucitado que se aparece a los doce. En
el relato de Lucas, es Jesús el que da la orden de ir a
pescar, mientras que para Juan, la iniciativa parte de
Pedro y el resucitado viene al encuentro de ellos,
diciéndoles dónde tienen que ―actuar‖ para obtener
resultados –la derecha que es el lado bueno según la
tradición judía. Al ver el éxito Juan reconoce al Señor, pero
no así Pedro, que se da cuenta de que está desnudo
delante del Señor –como le pasó a Adán–, y cubriéndose
con la túnica se lanza al agua, a lo desconocido a la
inseguridad. Pero a continuación, Juan sitúa el diálogo del
Resucitado con Pedro y ahí recibe el triple encargo de
dirigir el rebaño de Dios, es decir la Iglesia de Cristo
(Jn 21,1–14).
Hemos visto cuatro relatos de un mismo hecho, pero
contados de distinta manera y en distinto contexto. ¿Está
claro el motivo? El mensaje que cada uno quería dar era
distinto, y también eran distintas las comunidades.
Lucas no conoció a Jesús y le preocupa la cuestión
de si los hombres pueden ponerse al servicio de Cristo y de
qué manera es posible continuar la obra de Jesús; por eso
su narración va en la línea de que Jesús llamó a unos
hombres para que fueran colaboradores suyos y les
encomendó su obra. Pero llega más lejos. Jesús con su
palabra, su personalidad y su conducta, implanta en los
hombres que elige, la disposición interna necesaria que les
capacita para que se haga posible su llamamiento. Por este
motivo, siempre he considerado que Dios no va a pedir al
183
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

hombre más de lo que esté dispuesto a dar; y si lo hace, es


porque antes a puesto dentro de él la disposición
necesaria; o sea, Dios siempre va por delante.
Para Marcos, los elegidos se sienten, de alguna
forma, obligados por su palabra a responder a la llamada.
Sin embargo para Lucas, la llamada viene después
de la predicación de Jesús, de la experiencia de su
personalidad, y además desde la barca de Pedro, como
símbolo de la Iglesia, única portadora de la palabra del
Señor y con el símbolo de su poder y autoridad tras
realizar la pesca milagrosa.
Juan en cambio, sitúa esta historia tras la
resurrección, porque para él, el poder del pueblo de Dios
corresponde al Resucitado, y los encargados de la Iglesia
reciben por Jesucristo el derecho y la obligación de dirigir
a su pueblo. Pero han de hacerlo con aptitud de servicio, y
la medida la muestra Juan por medio de la imagen de
Jesús como el Buen Pastor que vivió y murió por los
suyos. Ahora bien, no se trata de buena voluntad para
llevar a cabo esta misión, se trata de amar a Jesucristo por
encima de todo; por eso le pregunta a Pedro tres veces: «Me
amas más que…». A la vez que sirve de muestra para
regenerar su imagen ante la comunidad por las tres veces
que negó al Maestro.
La Iglesia es la comunidad que llena la red de peces
por medio de la Palabra del Señor y de su autoridad, su
voluntad y su presencia.
Pero los que se integran en la comunidad para
formar parte del Reino de Dios, no siempre son los
esperados, los que han recibido la invitación en primer
lugar. Jesús habla sobre esto a través de su historia de los
invitados descorteses.
Pero antes de analizarlo, es bueno que comentemos
el contexto histórico–esencial (Sitz im leven).
Para cualquiera de nosotros supone un honor ser
invitado a comer por un personaje influyente. Y el honor
de que haya contado con nosotros para estar entre sus
184
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

invitados, sube si la persona que nos invita tiene un


importante prestigio o poder social. Esto no es nuevo en
nuestra sociedad; entre el pueblo palestino ocurría lo
mismo; tanto en la sociedad judía como pagana. Pero su
cultura llegaba a más; para ellos compartir la comida era
compartir el honor, la amistad; era compartir todo,
también la vida. Por eso, al banquete le daban los judíos la
mayor solemnidad y esplendor posible; aportando la mejor
comida, la mejor bebida, música, danza, canto, juegos… y
una buena conversación sobre temas importantes, tales
como política, filosofía y religión. Por eso, un buen
banquete solamente estaba al alcance de personas con
poder económico.
Los judíos se imaginaban la salvación definitiva, en
la consumación de los tiempos, como un magnífico
banquete organizado por Dios, el gran anfitrión generoso
que comparte con ellos todo lo mejor.
Dicho esto, es posible entender mejor lo que cuenta
Jesús al escuchar a un invitado en la fiesta que celebraba
uno de los principales fariseos de la época: «¡Feliz el que se
siente a la mesa en el Reino de Dios!». Entonces cuenta
una historia bastante irreal para la mentalidad de la
época, porque ¿quién va a declinar la invitación de un
señor importante?
«Un hombre preparó un gran banquete y convidó a
mucha gente. A la hora de cenar, mandó a su sirviente que
dijera a los invitados: "Vengan, todo está preparado". Pero
todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le
dijo: "Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te
ruego me disculpes". El segundo dijo: "He comprado cinco
yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me
disculpes". Y un tercero respondió: "Acabo de casarme y por
esa razón no puedo ir". A su regreso, el sirviente contó todo
esto al dueño de casa, y este, irritado, le dijo: "Recorre en
seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a
los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos".
Volvió el sirviente y dijo: "Señor, tus órdenes se han
185
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

cumplido y aún sobra lugar". El señor le respondió: "Ve a los


caminos y a lo largo de los cercos, e insiste a la gente para
que entre, de manera que se llene mi casa. Porque les
aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha
de probar mi cena». (Lc 14,16–20)
Está claro que los invitados estiman poco la
invitación del señor. Estos invitados son los judíos que
escuchan a Jesús. Él sabe que les trae sin cuidado la
invitación que Dios les hace a través suyo para que
participen de la comunión definitiva. Por eso pasa su
llamada a la sociedad que es menospreciada y marginada
por los judíos: los pobres, los lisiados, los pecadores. Estos
sí responden a la invitación. Estos son los que ya forman
parte de la comunidad cristiana. Lucas lo sabe y recuerda
que la invitación para el gran banquete está abierta a los
de afuera, a los no judíos. Y para los de dentro, comienza
la parábola con una introducción, en la que amonesta a
los que ya están dentro: «Cuando des un almuerzo o una
cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus
parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a
su vez, y así tengas ya tu recompensa. Al contrario, cuando
des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los
paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no te
pueden corresponder, y así tendrás tu recompensa en la
resurrección de los justos» (Lc 14,12–14).
De esta manera, el evangelista habla del
comportamiento que deben de tener los cristianos. Ese era
el mensaje que la comunidad de Lucas aplicó a esta
parábola de Jesús.
Sin embargo, Mateo la trasmite de otra manera y
con otros matices: «El Reino de los Cielos se parece a un
rey que celebraba las bodas de su hijo. Envió entonces a
sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se
negaron a ir. De nuevo envió a otros servidores con el
encargo de decir a los invitados: "Mi banquete está
preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores
animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas". Pero
186
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a


su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de
los servidores, los maltrataron y los mataron. Al enterarse,
el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran
con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad. Luego dijo
a sus servidores: "El banquete nupcial está preparado, pero
los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de
los caminos e inviten a todos los que encuentren". Los
servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los
que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó
de convidados» (Mt 22,2–10).
A diferencia del otro relato, en este el anfitrión es un
rey que organiza el banquete de bodas para su hijo mayor,
el heredero. Aquí la simbología es mucho más grande y
rica: el rey es Dios, el príncipe heredero, es Jesús, las
bodas son la llegada del Mesías y la novia es Israel. Los
criados que salen a anunciar a los invitados, son los
mensajeros de Jesús, sus discípulos
Esta simbología era perfectamente conocida por los
hebreos. Ya desde el AT, ellos se consideraban la novia de
Dios y la era mesiánica era considerada como el tiempo de
unas bodas grandiosas y solemnes.
Toda esta narración está perfectamente trabajada
desde la teología de la resurrección. El comportamiento de
los dirigentes judíos contra Jesús y después contra sus
discípulos, hace que Mateo comente que algunos de los
invitados maltratan y matan a los servidores del rey. Y la
respuesta del rey es impresionante: manda a su ejército
para que los mate y aniquile su ciudad; y como no han
sido dignos, les dice que inviten a todos los que
encuentren por las calles y ciudades, buenos y malos.
De esta manera nos cuenta Mateo, como termina
destruido el pueblo elegido de Jerusalén y la misión
evangelizadora de los apóstoles entre los paganos o
gentiles. Por medios de esta interpretación teológica,
justifica la acción de la Iglesia naciente marchando a
ofrecer la salvación al mundo entero.
187
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Los relatos de los milagros juegan otro importante


papel en las narraciones neotestamentarias. Desde
siempre existió entre aquél pueblo el convencimiento de
que solamente Dios, o alguien enviado por él, puede
cambiar el curso de las cosas. Por lo tanto, mostrar que
Jesús realizaba milagros era algo de vital importancia para
demostrar que era el enviado de Dios.
Sin embargo no es solamente en los libros bíblicos
dónde se encuentra este tipo de relatos; en las narraciones
paganas también existe una buena cantidad de ellos.
Un ejemplo lo encontramos en el libro del sofista
griego, Lucio Flavio Filóstrato, sobre la vida de Apolonio de
Tiana, un predicador, místico y taumaturgo49 pagano,
quince años más joven que Jesús. En este libro hay
muchos elementos de su vida, similares a las narraciones
evangélicas. Esto seguramente se debe, de un lado, a la
existencia en la sociedad de la época de una desmesurada
fe en el milagro, y de otro, al esquema típico de las
narraciones milagrosas. La posesión demoníaca, por
ejemplo, suponía un hecho muy común en la antigüedad,
y el exorcista que expulsaba a los demonios era una figura
familiar en la sociedad pagana.
Este es el relato de un milagro realizado por él que
se cuenta en ese libro: «Una muchacha se la dio por muerta
en el momento de su boda. El novio acompañaba las andas
con las lamentaciones propias de una boda no consumada.
Se lamentaba con él también Roma, pues sucedía que la
muchacha era de una familia de rango consular. Así pues,
Apolonio, que se hallaba casualmente presente en el duelo,
dijo: ―Poned las andas en el suelo, pues os hare cesar del
llanto por la muchacha‖. E inmediatamente preguntó qué
nombre tenia. La gente pensaba que pronunciaría un
discurso, como los discursos funerarios y que mueven al

49 Llamado así al que practica la magia, o al santo que realiza milagros.

188
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

llanto. Pero el, sin más que tocarla y decirle algo en secreto,
despertó a la muchacha de su muerte aparente. La joven
recobro el habla y volvió a la casa de su padre. Las gentes
comentaron que le había sucedido lo mismo que a Alcestis,
devuelta a la vida por Heracles».
El esquema básico del milagro está perfectamente
claro: en primer lugar hay una introducción en la que se
hace una descripción de la situación (enfermedad,
duración, circunstancias); a continuación se produce el
milagro con un detalle del ritual (gestos, palabras,
aplicación de medios); y se termina con la confirmación del
hecho mostrándose las pruebas del milagro (el curado
realiza algún acto y los testigos reaccionan hablando sobre
el hecho).
Ahora vamos a comparar esa narración con la
resurrección del joven de Naín: «En seguida, Jesús se
levantó y de fue a una ciudad llamada Naím, acompañado
de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente
cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a
enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del
lugar la acompañaba. Al verla, el Señor se conmovió y le
dijo: "No llores‖. Después se acercó y tocó el féretro. Los que
lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: "Joven, yo te lo
ordeno, levántate". El muerto se incorporó y empezó a
hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Todos quedaron
sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: "Un
gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha
visitado a su Pueblo." El rumor de lo que Jesús acababa de
hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región
vecina» (Lc 7,11–17).
¿Cómo podemos dar una explicación real que no sea
la de negar el milagro primero y admitir como real el de
Jesús, basándonos en que nada es imposible para Él
porque es el Hijo de Dios? Y además, con el agravante de
que Lucas es el único que narra este milagro.
Posiblemente lo mejor es que el texto hable por sí
mismo y que nos pongamos atentamente a hacer lo que
189
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

dice Jesús a través de Marco y Lucas: «¡El que tenga oídos


para oír, que oiga!» Vamos pues a intentar oír, y si es
posible a escuchar.
Tanto en el ámbito pagano como en el religioso, las
historias de milagros tienen dos fines: comunicar la gloria
y fama del taumaturgo mostrando sus virtudes
prodigiosas. Al mismo tiempo, tratan de impresionar al
oyente o al lector para descubrirle a quien deben recurrir
cuando estén en situaciones extremas.
Los griegos utilizaban frecuentemente este medio:
en la ciudad de Epidauro estaba el santuario del dios
Asclepio (Esculapio para los romanos); unos y otros le
adoraban como el dios de la Medicina y la curación. En los
descubrimientos arqueológicos de la ciudad y del
santuario, realizados en el siglo XIX, se hallaron unas
estelas escritas en lengua doria, con los nombres de los
que habían sido curados por Asclepio. También se
encontraron una colección de textos de milagros del siglo
cuarto antes de Cristo, y en ellos se pregonaban y loaban
los poderes curativos de este dios.
La cultura de la época por tanto, hace que a la hora
de escribir una historia de milagros lo haga teniendo en
mente el estilo conocido, y ente sus ojos la manera de
actuar de un taumaturgo de la época. Por eso, en este
relato concreto, Lucas tiene presente como taumaturgo a
Jesús. Ahora bien, Lucas no conoció a Jesús, por tanto a
qué Jesús tiene presente ¿al Jesús histórico o al Cristo de
la fe?
¿Y es que no es lo mismo? Intentaré aclararlo sin
entrar en disquisiciones profundas y teológicas.
A partir del siglo XVIII comenzó a plantearse por
parte de filósofos y teólogos, un gran debate sobre la
persona de Jesús. Hasta entonces, los Evangelios habían
sido considerados libros históricos. El comienzo del
problema sobre el Jesús histórico y el Cristo de la fe surgió
cuando Hermann Samuel Reimarus, catedrático de
lenguas orientales y estudioso de la Biblia, expuso que
190
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Jesús fue un liberador político de su pueblo y comenzó a


establecer una distinción entre la finalidad que perseguía
Jesús y la que perseguían sus discípulos, que inventaron
su resurrección y se convirtieron en predicadores de la
nueva religión.
A partir de estas afirmaciones se pusieron en
movimiento unas cuestiones que siguen agitándose hasta
el día de hoy.
Así surgió la ―historia sin fe‖ dónde se excluía el
dogma eclesiástico para volver al hombre Jesús de
Nazaret. Sólo se aceptaba lo histórico, lo que se podía
verificar de manera histórica. La dimensión de la fe
quedaba absolutamente descartada. Esto suponía para
unos, entender que Jesús fue realmente una persona
singular y única, que generó, entonces y ahora, la fe de los
hombres; que fue causa del testimonio y de la actividad
apostólica de sus discípulos. Mientras, otros mantenían
que Jesús había sido solamente un hombre lleno de
virtudes, al que en un momento de su vida lo mataron
como consecuencia de su actuar: y ahí terminó todo. El
resto fue invención de sus seguidores, y los autores
neotestamentarios lo revistieron, por medio de
afirmaciones extraordinarias procedentes de mundos
culturales pasados, pero hoy inaceptables por verlas como
falsificaciones interesadas
Los estudiosos seguían analizando e investigando a
Jesús, lo que hizo provocar una reacción pendular,
pasando de un extremo al otro, hasta llegar a la ―fe sin
historia‖ con estos planteamientos: no existe coincidencia
real entre el Cristo de la fe y Jesús histórico. El Jesús
histórico no existe, ha sido reemplazado por el Cristo de la
fe. Por lo tanto Jesús no fue un auténtico hombre. Dios
tomó la apariencia humana pero sin dejar su condición
divina. Algo así como si hubiese ―jugado‖ a ser hombre.
Jesús sería un enviado del Padre para establecer el Reino
de Dios entre los hombres.
El tema continuaba ocupando un lugar preferente
191
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

entre los grandes teólogos, de manera que un grupo


importante (Kásemann, Bornkamm, Fuchs, Ebeling,
H. Braun, J. M. Robinson...) se pronunciaron por la
necesidad de unir ―historia y fe‖.
Esta unión nace desde el convencimiento siguiente:
existe una continuidad histórica y una coincidencia real
entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe. En la actuación
de Jesús, en sus hechos y palabras, se encuentra el
germen de la fe. Como consecuencia de ello, es una
equivocación plantear la opción entre Jesús y Cristo, es
necesario admitir a ambos. Y lo apoyan con este juicio: Lo
importante no es lo ocurrido en Jesús, no es lo que Jesús
dijo e hizo; lo importante es cómo comprendió su vida, el
punto de vista que determinó su conducta, su propia fe.
Eso es lo realmente importante. El kerigma50 como
determinante de la historia.
A mediados del siglo pasado la grieta entre el Jesús
de la historia y el Cristo de la fe no se había cerrado, por el
contrario, parecía hacerse cada vez más grande. La
teología liberal dio como resultado hacer un Jesús tan
humano que no era más que eso, un hombre. Un hombre
que podía ser domesticado y modernizado según los
propios ideales, gustos e intereses o necesidades de quien
consideraba su figura. De esta manera surgieron la
teología de la liberación y los curas obreros, pero no es mi
intención en estos momentos hablar de ellos.
Bien, volvamos a intentar oír el relato de Lucas.
Jesús ocupa el centro de la escena de la
resurrección del joven de Naín; es el único que actúa y el
que lleva la iniciativa. Con las palabras Joven, yo te lo
ordeno, levántate, Jesús le devuelve vivo a su madre. Esto
ha sido posible gracias a la palabra de Jesús.
Ese es el primer mensaje teológico que se quiere

50 El kerigma es el nombre con el que se conoce el anuncio de Jesús, el Salvador,


hecho a los no creyentes. Y el contenido sustancial del mensaje de salvación y de
la muerte y resurrección de Cristo.

192
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

trasmitir: esta palabra realiza lo que promete y lo que


quiere. Su fuerza y su poder no tienen límites. ¿Y porqué
esto es así? Lo dice el relato, al final por medio de la
―conclusión coral‖: «Un gran profeta ha aparecido en medio
de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo».
Pero aún hay más, el versículo 17 dice que los
testigos de este milagro difundieron esta confesión acerca
de la persona de Jesús; de manera que según sigue
diciendo Lucas, la noticia llega hasta Juan el Bautista
(Lc. 7,18). Y ¿cómo reacciona el Bautista? Manda a dos
discípulos suyos a preguntar a Jesús: «¿Eres tú el que ha
de venir o debemos esperar a otro?» (Lc. 7,19). Y ahí está la
respuesta de Jesús que representa el mensaje central que
es preciso dar a conocer al pueblo judío: Él es el que ha de
venir. Y ¿por qué lo sabemos?, porque: Los ciegos ven, los
cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen,
los muertos resucitan.
Todos esos eran los que habían perdido la confianza
en sí y en los demás. Solo esperaban que Dios, que es el
abogado de los pobres y enfermos, les salvara; ya que era
el Dios de los vivos, no de los muertos.
Esto es lo que pretende trasmitir Lucas en su
Evangelio: Jesús el taumaturgo, es el gran profeta, el que
ha de venir. La resurrección de los muertos era una
promesa anunciada por los profetas del AT desde muchos
siglos antes y esperado su cumplimiento a través de un
personaje anunciado como el que ha de venir.
Pero aún podemos añadir un poco más. Un relato
del AT cuenta la resurrección de un muerto realizada por
el profeta Elías. Esa narración persigue confesar y
reconocer como taumaturgo a Elías; para ello, le presenta
resucitando a un muerto en este antiquísimo relato del
libro de los Reyes. Después de hacerlo es aclamado como
el ―hombre de Dios‖, como profeta de Yahveh.
Ahora vamos a hacer un comparativo de los dos
textos y tal vez nos vamos a llevar una sorpresa.

193
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

1Re 17 Lc. 7
10. Se levantó y se fue a 11. Se levantó y se fue a
Sarepta. Cuando entraba una ciudad llamada
por la puerta de la Naím.
ciudad, vio a una viuda
que estaba juntando leña. 12. Cuando se acercaba a
la puerta de la ciudad,
17. Después de estas llevaban a enterrar al hijo
cosas, el hijo de la viuda único de una mujer
cayó enfermo, y su viuda.
enfermedad se agravó y se
quedó sin aliento de vida.

Vemos como en los dos relatos, el taumaturgo se


levanta y se marcha; se encuentra con la madre del
muerto a la puerta de la ciudad; las dos madres son
viudas, el muerto es el hijo.

18. Entonces ella dijo a 13. Al verla el Señor, se


Elías: ¿Qué hay entre tú y conmovió.
yo hombre de Dios?
20. Después clamo a 14. Después se acercó y
Yahveh, diciendo… tocó el féretro. Los que
lo llevaban se detuvieron
21. Se tendió tres veces y Jesús dijo: "Joven, yo
sobre el niño, invocó a te lo ordeno, levántate."
Yahveh y dijo: ―Yahveh,
Dios mío, que vuelva, por
favor, el alma de este niño
dentro de él.‖

194
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

22. Yahveh escuchó la


voz de Elías. 16. Todos quedaron
sobrecogidos de temor y
23. La mujer dijo a Elías: alababan a Dios,
―Ahora sí que he conocido diciendo: "Un gran
bien que eres un hombre profeta ha aparecido en
de Dios, y que es verdad medio de nosotros y Dios
en tu boca la Palabra de ha visitado a su
Yahveh.‖ Pueblo."

En el relato de Elías, el joven acaba de morir; en


el de Lucas lo llevan a enterrar. Elías hace el milagro
después de la petición implícita de la madre en el versículo
18. En Lucas, es Jesús el que se dirige a la madre por
propia iniciativa. El profeta pide a Yahveh que resucite
al muerto. Jesús resucita al muerto por sí mismo con su
poderosa palabra, tocando antes el féretro, no el
muerto. Elías es para la viuda el hombre de Dios. En el
Evangelio, Jesús es Dios mismo.
Lucas nos cuenta este milagro de Jesús basado en
una obra de Elías, el gran profeta que fue para los judíos;
pero no repite la obra como el profeta.
Ese es el mensaje que Lucas quiere transmitir a su
comunidad y al resto de los hombres que quieran
escuchar: Jesús realiza la resurrección en virtud de la
fuerza de Dios que lleva en él. En virtud de la fuerza de
Dios que actúa en los hombres, allí dónde se encuentre
Jesús. Y para ello, no necesita pedir esa fuerza, él es la
fuerza de su Dios, de su Padre.
Para un pueblo que llevaba siglos esperando esta
salvación de parte de Dios, el hecho de ver a Jesús hacer
los signos del profeta Elías, anunciador de la escatología
del mesías, es suficiente para reconocerle. Pero además lo

195
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

hace desde su propio poder, por lo tanto ya no cabe duda:


es el que ha de venir.
Para Lucas, los milagros que narra son la
consecuencia del ser de Jesús, él es el Kyrios, el Señor, el
Maestro. En el NT se emplea esa palabra 740 veces, esta
es una prueba más de la importancia que tiene este título.
Por eso, la curación de los enfermos, la reconciliación de los
hijos con los padres, la resurrección de los muertos y todos
los demás hechos ―sobrenaturales‖ que realiza Jesús, no
están contados con la intención literaria de ―milagros‖.
Prueba de ello es que, algo tan maravilloso, impresionante,
sobrenatural… como el milagro, no es descrito con detalles
y particularidades. El hecho en sí, está narrado de manera
sobria; solamente con los datos que permiten descubrir
algo distinto que haga preguntarse al que lo ve o lo
escuche: ¿Quién es este que actúa de esta manera?
Y cuando lo ha descubierto por medio de la
experiencia en Cristo, tiene que salir al mundo a gritar: ¡Ya
está aquí el salvador. Dios está en medio de nosotros!
Termino dejando en el aire la siguiente pregunta: Si
los milagros de resucitar a los muertos no los vemos de
esta manera, si no que los entendemos como hechos reales
e históricos, ¿para qué sirve una resurrección provisional?
¿Para retrasar la muerte un tiempo?
No tiene sentido.
Los muertos son en el lenguaje bíblico, los que en
su boca han dejado enmudecida la alabanza a Dios, los
que han roto las relaciones con Dios.
¿No es más importante salir de nuestra muerte, de
nuestra ceguera, de nuestra cojera?
Este es el milagro que hace el Señor con nosotros si
hacemos de Cristo el fundamento de nuestra vida. Si
escuchamos su palabra de vida la muerte no reinará en
nosotros. Solo está la muerte allí dónde el hombre no
escucha la palabra de Dios, o escuchándola la rechaza.
Seguimos avanzando.
Existen pocos relatos que sean contados por los tres
196
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

evangelistas; uno de ellos es el que ahora quiero comentar:


la entrada de Jesús en Jerusalén51.
Jerusalén es la capital del país, el centro de la vida
política y religiosa y como tal, es ahí dónde se va a jugar
Jesús su destino; de tal manera que él mismo es el que
prepara minuciosamente su entrada en la ciudad.
Marcos, ya viene preparando al ―lector‖ desde el
capítulo anterior cuando dice que Jesús está camino de
Jerusalén.
Se encuentran cerca de Betfagé y de Betania, junto
al monte de los Olivos, a unos tres kilómetros de
Jerusalén. Allí, Jesús les da una orden muy extraña:
traerle un pollino que su dueño tiene atado. Mateo lo
complica aún más, dice que traigan un pollino y también
una borrica.
Comencemos con la exégesis.
Es esencial que los autores ubiquen todo esta
preparación en las dos aldeas situadas junto al monte de
los Olivos. Y eso ¿por qué?
Porque en el AT, según cuenta el historiador Flavio
Josefo, la tradición decía que ese monte era lugar de
adoración, propicio de apariciones divinas y escenario del
juicio universal. Esto había formado la idea de que cuando
llegara el Mesías iba a aparecer allí. Por lo tanto es
importante que Jesús salga de este monte para hacer su
entrada en Jerusalén. Más tarde partirá también desde
aquí hacia la cruz.
Sigamos. ¿Es posible que Jesús haya mandado
robar unos animales? Marcos parece que lo suaviza algo,
poniendo en boca de Jesús: El Señor los necesita, os lo
devolverá enseguida. Pero realmente no cambia mucho,
aunque le da la fuerza que pretende, apuntado esto como
signo de la soberanía de Jesús, que tienen derecho a exigir
la cabalgadura.

51 Cf. Mt 21,1–9; Mc 11,1–10 y Lc 19,28–10.

197
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Encima, por si es poco desconcierto esta manera de


actuar, está preparando su entrada triunfal en Jerusalén
montado en una cabalgadura, cuando todos los peregrinos
iban andando para celebrar la Pascua.
Y Marcos lo pone aún más ridículo al decir que iba
subido en una borrica y en un pollino. Difícil se hace
imaginar la escena.
Esta manera de actuar de Jesús, organizando una
entrada triunfal en Jerusalén, no corresponde con la
imagen modesta que nos muestran de él los evangelios.
Habitualmente vemos que rechaza la propaganda hacia su
persona: «Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él
para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña»
(Jn 6,15).
¿Por qué ahora actúa de esta manera?
Si acudimos al AT, vemos la causa: «¡Alégrate
mucho, Hija de Sión! ¡Grita de júbilo, hija de Jerusalén!
Mira que tu Rey viene hacia ti; él es justo y victorioso,
es humilde y está montado sobre un asno,
sobre un pollino cría de un borrica» (Zac 9,9).
Zacarías lo dice bien claro: el rey de Israel, como
signo de humildad y pacifismo no montará en esplendidos
caballos al igual que los antiguos reyes y héroes guerreros;
lo hará sobre un asno joven que solo sirve para cargar.
¿Qué es lo que cargará Jesús dentro de poco? Con los
pecados de todos. Una nueva y completa simbología que
nos muestra que la promesa antigua se cumple en Jesús:
él es el pacificador definitivo, el que trae la paz
escatológica52.
Mateo está tan preocupado por demostrar que en
Jesús se cumple hasta el último detalle, que incluso le
pone montado en dos asnos, lo cual resulta ridículo, pero
tiene un sentido teológico.

52 La escatología es una parte de la teología que estudia el destino último del ser
humano y el universo. Conjunto de creencias y doctrinas referentes a la vida de
ultratumba.

198
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Las gentes le lanzan ramos a su paso. Este es el


gesto de júbilo y homenaje que se hacía al recibir a los
grandes hombres, y para los evangelistas tiene que quedar
claro que Jesús es un gran e importante hombre.
También nos dicen que las gentes colocan su manto
para que pase sobre ellos. Esto corresponde con otro signo
más de su realeza. De esa manera se nos cuenta en
2Reyes 9,13, cuando Jehú fue proclamado rey. Pero
también éste detalle es totalmente teológico. Imaginemos lo
ridículo de la escena: andar tres kilómetros sobre los
mantos tendidos en aquellos caminos polvorientos para
que Jesús no pise el polvo. ¿No se nos dice que iba a lomos
de un asno? Y además, todos le acompañaban gritando:
¡Hosanna! (Auxilia pues) que era la petición de socorro en
el AT, lanzada por el pueblo a Dios o al rey. En aquellos
momentos era el grito de los judíos en las plegarias y en
las grandes festividades. Y el segundo grito: ¡Bendito el que
viene en nombre del Señor! Corresponde al salmo 118,
utilizado como grito de saludo al peregrino en las fiestas.
En Mateo y Lucas todos entran con Jesús en
Jerusalén, pero en Marcos, la multitud se queda en las
afueras.
Seguramente, eso fue lo que ocurrió. Históricamente
sabemos que a los romanos no les gustaban estas
manifestaciones multitudinarias de los judíos con motivo
de las fiestas religiosas a las que acudían miles de ellos. Si
Jesús hubiese entrado en Jerusalén con un séquito de
gente aclamándole, seguramente les habrían detenido a
todos.
Como resumen del mensaje teológico añadiré que
los tres relatos narran la entrada de Jesús en Jerusalén
como una profesión pública de fe en Jesús como el Mesías.
No se debe de olvidar en ningún momento que todos
los hechos que se narran están condicionados por la
experiencia del Resucitado, esto es, la experiencia Pascual;
y después de muchos años de haber sucedido y de
haberlos pasado por la vivencia y meditación teológica.
199
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Jerusalén es el Sión que se nombra con frecuencia


en el AT; para los judíos, no es solamente referencia a la
ciudad, sino también a la conciencia del pueblo judío; para
ellos Jerusalén es el centro espiritual; y, por extensión, la
la Tierra Prometida. Por eso, con la solemne entrada de
Jesús en Jerusalén se van a cumplir todas las esperanzas
de salvación, condicionadas solamente a aceptar o
rechazar a Jesucristo.
Voy a tocar ahora dos temas muy complicados: la
muerte y la resurrección de Jesús. ¿Por qué son
complicados? Porque hemos escuchado tantas veces
mensajes, homilías o comentarios sobre este tema, que
hemos llegado a dar por bueno muchas cosas, sin
plantearnos ninguna objeción.
Comenzaré por algo que aceptamos sin ninguna
objeción y que por tanto, nos hace ver con menos
dramatismo lo que allí ocurrió: ¿Jesús tenía que morir
irremediablemente por nosotros?
Dice San Pablo a los Corintios que Cristo murió por
nuestros pecados, pero continúa diciendo: Conforme a las
escrituras. ¿Entonces tuvo que morir para que se
cumpliera lo que decía el profeta Isaías?: «Él fue
traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras
iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y
por sus heridas fuimos sanados» (Is 53,5).
De verdad ¿No había pues, otra manera de que el
mensaje de salvación de Dios, que hemos ido viendo desde
que el hombre fue expulsado del Paraíso, se hiciera
posible? ¿Era la muerte de Jesús la voluntad de Dios para
podernos salvar? Porque si es así, nadie es culpable de su
muerte.
De nuevo San Pablo nos desconcierta. En su carta a
los cristianos de Tesalónica dice unas durísimas palabras
contra los judíos: «Ellos mataron al Señor Jesús y a los
profetas, y también nos persiguieron a nosotros; no agradan
a Dios y son enemigos de todos los hombres ya que nos
impiden predicar a los paganos para que se salven. Así,
200
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

constantemente están colmando la medida de sus pecados,


pero la ira de Dios ha caído sobre ellos para siempre»
(1Tes 2,15–16).
Por causa de estas palabras, hubo una tradición
antisemita a lo largo de los siglos; recuérdese las
persecuciones de la Edad Media y la expulsión de todos
ellos, no solo de España, sino también de otros muchos
países. Incluso la persecución y el exterminio que hicieron
los Nazis en tiempos relativamente recientes, fue
considerado por muchos cristianos y parte de la jerarquía
como castigo divino por haber matado a Jesús.
Entonces, ¿quién es el culpable de la muerte de
Jesús? ¿O no hay culpable?
Por lo que nos cuentan los evangelios, no se puede
sacar una respuesta directa a la cuestión histórica de los
responsables de su muerte. Y es que la ―historia‖ de la
Pasión que nos narran los evangelios contiene más bien
una ―historia interpretada‖. Y esa interpretación de los
acontecimientos se ha logrado con formas narrativas,
aunque parezcan relatos históricos.
Voy a ver hasta dónde soy capaz de llegar con este
tema.
Comienzo basándome en el relato de Marcos. A
Jesús se le condena a la muerte de cruz por medio de un
juicio del que nos hablan todos los evangelios. Ahora bien,
¿realmente fue un juicio con todos los mecanismos
protocolarios de la justicia de entonces? Con los elementos
de que disponemos a través de los evangelios no podemos
afirmarlo.
Para Marcos carece de importancia el procedimiento
jurídico que estaba entonces en vigor y que nos permitiría
reconstruir los hechos. Lo único que está claro en su
relato, es que todos juzgaron a Jesús culpable de muerte.
La pregunta de Pilato: ¿Eres tú el rey de los judíos?
unida a otros comentarios, evidencia que no le creía
culpable. Sin embargo los cuatro evangelios coinciden en
señalar que es culpable, además de la inscripción que
201
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

pusieron en la cruz.
¿Estarán ambas cosa motivadas por la intención de
fijar la fe mesiánica de la comunidad primitiva?
Lo que sí parece claro es que los textos pretenden
evidenciar que el representante del Imperio romano no ve
peligro en la manera de actuar de Jesús. Se observa
claramente la ―declaración de inocencia‖ de Pilato y la
insistencia cada vez mayor de mostrar culpables a los
judíos. El momento culmen de esta intención, se muestra
cuando los judíos prefieren a un asesino antes que a
Jesús.
Esto es de una fuerza tremenda para mostrar la
aversión y desprecio que tiene la comunidad cristiana a los
judíos; en la mentalidad del pueblo elegido que ha dado el
gran paso de aceptar a Jesús como el Mesías salvador, la
otra postura, la que tienen los judíos no convertidos,
representa el rechazo total a Cristo.
Marcos, para transmitirnos esta imagen de
inocencia de unos y culpabilidad de los otros, se atreve
incluso a entrar en la mente de Pilato con este comentario:
―Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le
habían entregado por envidia‖ (Mc 15,10).
El hecho de que a Jesús le hubiesen matado, unido
a la situación de animosidad que vivieron las primitivas
comunidades por parte de los judíos, era motivo suficiente
para cargarse de razón y reflejar en el relato esas
afirmaciones.
Mateo refleja esta inocencia por medio del lavatorio
de manos de Pilato y con las extrañas palabras de su
mujer: «No te mezcles en el asunto de ese justo, porque hoy,
por su causa, tuve un sueño que me hizo sufrir mucho»
(Mt 27,19). Y como para él, la culpabilidad no es solo de la
―muchedumbre‖, como indican los otros evangelios, refleja
una afirmación terrible con la que hace culpable a todos
los judíos: «Y todo el pueblo respondió: "Que su sangre
caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos‖» (Mt 27,25).
De esta manera, Israel en su totalidad es culpable
202
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

de su muerte.
Para Lucas, también Pilato es inocente; de tal
manera que para intentar salvarle, nos cuenta que apeló a
Herodes y también le encontró inocente (Lc 23,15). Pero
dice que finalmente tuvo que proceder como ellos querían.
En Hechos, Lucas vuelve a mantener la misma
postura con estas palabras: «El Dios de Abraham, de Isaac
y de Jacob, el Dios de nuestros padres, glorificó a su
servidor Jesús, a quien vosotros entregasteis, renegando de
él delante de Pilato, cuando este había resuelto ponerlo en
libertad. Renegasteis del Santo y del Justo, y pidiendo como
una gracia la liberación de un homicida, matasteis al autor
de la vida» (Hch 1,13–15).
Juan llega más lejos; pone en boca de Jesús la
inocencia de uno y la culpabilidad de otros: «Jesús le
respondió: "Tú no tendrías sobre mí ninguna autoridad, si
no la hubieras recibido de lo alto. Por eso, el que me ha
entregado a ti ha cometido el pecado más grave"»
(Jn 19,11). Y por si fuera poco, pone en boca de los
sacerdotes una frase que para los judíos era una auténtica
blasfemia: «No tenemos más rey que el César» (19,11).
De esta manera, Juan nos dice que el pueblo
elegido, el portador de todas las promesas, renunciaba a
su fundamento vital de pueblo de Dios, cuyo Rey es solo
Yahveh.
Se confirman las palabras que puso Juan en boca
de Jesús en 8,44: «Procedéis del demonio, el es vuestro
padre».
Después de esto ¿ya no tenemos ninguna duda al
afirmar que los judíos fueron los únicos culpables de la
muerte de Jesús?
No está totalmente claro. Todo lo expuesto y otras
afirmaciones más, parece que así lo avalan. Pero hacer
esta aseveración desde el punto de vista de la historia real,
es muy delicado.
Las situaciones que vivimos van condicionando el
recuerdo que tenemos de hechos pasados; si tuviésemos
203
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

que escribir un diario años después, muchas de las cosas


las reflejaríamos como una interpretación, más que como
realmente sucedieron.
A la iglesia primitiva le pasó lo mismo; las
situaciones que vivieron: históricas, eclesiales y teológicas,
han dejado huella a la hora de configurar los textos.
Al contrario de lo que se ha ido trasmitiendo,
inicialmente el Imperio Romano tenía una actitud hacia los
cristianos de total indiferencia.
Es importante que conozcamos aquel momento
histórico para que situemos nuestra mentalidad de
manera correcta.
El nacimiento, predicación, milagros e incluso la
muerte y resurrección de Jesús, es decir, su vida completa
y su muerte de la manera en la que nos lo cuentan los
evangelios, constituye para nosotros, los cristianos, el fin
de una era y el principio de otra; es lo que divide la
historia de la humanidad en antes y en después de Cristo.
Pero aquello, para el Imperio Romano y sus autoridades
pasó totalmente desapercibido.
La muerte de Jesús de Nazaret fue un episodio más
de los muchos que sucedían por entonces en el Imperio
Romano, especialmente en Palestina, donde era muy
frecuente que se levantaran algunos revolucionarios contra
el poder constituido de Roma; a esos se les aplicaba la ley,
y aquí paz y después gloria. No dejaban huella dentro de
aquella macro–estructura–político–social que era el
Imperio de Roma. Tampoco provocó preocupación la
predicación de aquellos doce hombres y de los que se
fueron uniendo.
Poco a poco fueron creciendo y llevando el mensaje
de su Maestro por las ciudades orientales del Imperio, pero
eso pasó desapercibido para las autoridades romanas,
porque a los cristianos se les confundía con los demás
predicadores que recorrían las comunidades judías
diseminadas por todo el Imperio.
Nos dice el historiador Flavio, que en ocasiones,
204
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

judíos y cristianos provocaban altercados importantes.


Para los romanos, todos eran judíos y estaban habituados
a esos litigios; que incluso eran resueltos por ellos mismos.
Esta enemistad entre ellos fue cada vez mayor.
Además, la perseverancia de estos de negar a Jesús como
el Mesías, seguramente fue caldo de cultivo que ayudó a
su inculpación. Y como los romanos no ponían oposición a
que vivieran su fe los cristianos, no existía una
animadversión hacia ellos.
Fue en las provincias orientales del Imperio, como
Siria, y concretamente en su capital Antioquía, dónde
empezaron a diferenciarse de los judíos, porque fue allí
donde los discípulos de Jesús empezaron a ser llamados
«cristianos» (Hch 11,26).
Hasta el año 64 no comenzó Nerón la persecución
de ellos, que duró hasta el año 313, fecha en la que
Constantino se convirtió al cristianismo y les concedió la
libertad.
Imaginemos el ambiente que existía en las
comunidades cuando se escribieron los evangelios; la
persecución en esa época estaba en pleno apogeo.
Para terminar con el tema de la culpabilidad, o no,
de los judíos, diré que no es posible plantear un juicio
histórico definitivo en el que se prueben unos hechos
concluyentes que les inculpe. Es más sensato hablar de
determinadas personas o grupos que estaban dentro del
judaísmo palestino.
La vida y la predicación de Jesús, sus juicios y
denuncias contra algunos de esos grupos o personas,
seguramente fueron la causa que les hizo lograr que los
romanos le mataran. Porque ese es el único hecho
histórico: Jesús fue clavado en la cruz por los soldados
romanos. Y es de suponer, porque no existe documento
que lo acredite, que fue condenado por Pilato, y que lo hizo
por motivos políticos.
De manera breve voy a comentar unos hechos que
considero importantes para comprender adecuadamente
205
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

cual es la pretensión de los evangelistas al narrar el


acontecimiento de la muerte de Jesús, porque los estudios
modernos realizados sobre aquellos acontecimientos nos
enseñan que los evangelistas no pretendieron hacer
ninguna precisión histórica de los datos.
Eso lleva a encontrar importantes diferencias entre
unas narraciones y otras, sobre todo entre el primer
escrito, el de Marcos, y el último, el de Juan.
Vemos en sus relatos afirmaciones que no son
posible que se produjeran: convocar los judíos una sesión
judicial el día de la fiesta de la Pascua (Mc 14,53); Simón
de Cirene es imposible que vuelva ese día de trabajar en el
campo (Mc 15,21); José de Arimatea sería imposible que
pudiera comprar sábanas en ese momento de fiesta judía
(Mc 15,46).
Está claro que las narraciones se encuentran
condicionadas por el mensaje que cada evangelio quiere
transmitir.
Marcos quiere presentar a Jesús comido como el
verdadero cordero pascual; por eso, su narración nos
muestra la imagen de un banquete de despedida pascual.
Ya no es el jefe de la familia el que dice las palabras
rituales, es Jesús el que las pronuncia sobre el pan y el
vino, poniéndolos como su propio cuerpo para que sea el
que sustituye al cordero. De esta manera, en lugar del
banquete pascual judío, ocupa su lugar la cena cristiana y
en ella, ya no se come un cordero. Será el mismo Jesús
quien es comido como el verdadero cordero pascual. Por
eso Marcos sitúa este hecho en la víspera de la celebración
de la Pascua.
Para Juan, su intención es presentarlo sacrificado
como el verdadero cordero pascual. Por eso presenta la
cena situándola en el tiempo, antes que Marcos; y la
muerte de Jesús la sitúa en el momento en que el
sacerdote inmolaba a los corderos en el Templo. Y añade
algo más para que lo tengamos claro: como Yahveh había
mandado que al cordero pascual no había que quebrarle
206
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

ningún hueso (Ex 12,46), tampoco a Jesús se lo iban a


quebrar (Jn 19,31–33). Para Juan, era tan importante que
se supiera que Jesús era el ―cordero de Dios‖, que ya,
desde el mismo inicio de su evangelio, llama a Jesús de
esa manera (Jn 1,29 y 36).
Vemos por tanto, que cada uno hace una
interpretación teológica de los sucesos que ocurrieron; de
manera que la importancia y significado de lo que se ha
dado en llamar Pasión, no está en el plano histórico, está
en el teológico. La muerte de Jesús no había sido un
fracaso suyo, fue la victoria y el cumplimiento del cordero
inmolado del AT.
Es maravilloso darse cuenta del extraordinario
trabajo teológico y cristológico que realizaron las primeras
comunidades cristianas, para vivir y para transmitir,
primero verbalmente y luego por escrito, todo lo
importante y necesario para las generaciones futuras.
He hablado en profundidad del tema del Jesús
histórico, y hemos visto que hay importantes diferencias en
la manera de contarlo de los cuatro evangelios; ahora voy a
analizar más en profundidad los relatos correspondientes
a la resurrección y posteriores apariciones, es decir, lo que
nos cuentan sobre el Cristo de la fe. Aunque volveré en
capítulos posteriores a hablar sobre estos dos temas.
Estos puntos que voy a exponer son los únicos en
los que coinciden los cuatro Evangelios: las mujeres se
dirigen al sepulcro temprano, al día siguiente de Pascua
–solo Mateo añade una pista más añadiendo que fue a la
salida del sol. Las cuatro versiones suponen que el
sepulcro estaba abierto y vacío. Y por último, María
Magdalena es la única mujer que coincide en los cuatro
relatos.
Y no existen más puntos en común.
Ahora vamos a ver las diferencias.

207
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Mujeres que acuden al sepulcro:

Mateo María Magdalena y la otra María.


(28,1)
Marcos María Magdalena, María, la madre de
(16,1) Santiago y Salomé.
Lucas Las mujeres. (Más adelante, en 24,10 dice María
(24,1) Magdalena, María la madre de Santiago, Juana
y las demás mujeres que las acompañaban).
Juan María Magdalena.

Motivo de ir al sepulcro:
Marcos Las mujeres compran aromas para embalsamar
(16,1) el cuerpo.
Lucas Las mujeres llevan la misma intención que en
(24,1) Marcos, pero ellas mismas se preparan los
perfumes.
Mateo (28,1) Las mujeres van al sepulcro al amanecer, pero
Juan (20,1) no dicen para qué.

Los mensajeros del sepulcro:


Marcos Las mujeres encuentran a un joven con túnica
(16,5) blanca en la cámara funeraria.
Mateos Un ángel abre el sepulcro. Al llegar las mujeres
(28,2.5) el ángel está sentado en la piedra y las saluda.
Lucas La piedra está corrida. Entran en el sepulcro y
(24,2.4) entonces aparecen dos hombres con vestidos
brillantes.
Juan María Magdalena encuentra la piedra corrida y el
(20,1.11.13) sepulcro vacio. Busca a Pedro y Juan para
decírselo. Éstos van al sepulcro y lo ven también
vacio. Cuando éstos marchan, se asoma al
sepulcro y ve dos ángeles sentados juntos.

208
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

¿Qué dijeron los mensajeros?:


Marcos Los dos coinciden con variantes insignificantes.
(16,6–7)
Mateo 28,5–7)
Lucas Es notablemente distinto. No habla de aparición
(24,5–7) del Resucitado, sino de la predicación de la
resurrección que hizo Jesús cuando enseñaba
en Galilea. No habla concretamente de la
resurrección sino de la muerte y vida sin más.
Recalcar la verdad del mensaje, haciendo que
dos varones la anuncien, porque según las ideas
judías, se requieren dos testigos varones para
que el testimonio sea validado en los tribunales.
Juan Los ángeles solo tienen la misión de hacer
(20,12–17) guardia en el sepulcro. El mensaje es anunciado
por el mismo Jesús, aunque Magdalena no le
reconoce, y difiere de lo que dicen los otros
escritos. Jesús está en camino del mundo de
abajo, el de los muertos, al mundo de arriba, el
de Dios. De esta manera, Juan habla al mismo
tiempo de la resurrección y de la ascensión.

Al ver estas importantes diferencias, podemos


preguntarnos ¿qué sucedió realmente aquélla mañana de
Pascua?
Responder a esta pregunta sería caer en una
tremenda osadía. Los evangelios no han pretendido hacer
un reportaje periodístico sobre aquellos hechos. Todo lo
que nos cuentan está enmarcado desde la perspectiva de
la fe; y solo desde ella, tiene importancia y sentido el
acontecimiento Pascual.
Se podría decir, basándonos fríamente en las
narraciones, que la pretensión de los evangelistas no es
hablarnos de la fe de los discípulos en la resurrección. En
lo que si ponen el acento, es en decirnos que lo que les
provocó confusión fue la noticia de la tumba vacía.
Las distintas versiones acerca de los ángeles o
209
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

varones del sepulcro (lugar dónde se encuentran, modo de


presentarse, palabras que pronuncian) hacen pensar que
se tomaron muchas libertades en las narraciones. Juan
incluso, cambia las palabras de los ángeles por las del
propio resucitado.
¿Se podría decir que el tema de los ángeles no es
más que un medio narrativo que los evangelistas utilizan
para dar la versión teológica del sepulcro vacio?
El Crucificado ha resucitado. Dios, que no ha
querido hacer una excepción ni con su propio hijo
salvándolo de la muerte, le ha resucitado; ha entrado de
manera completa en la esfera de Dios.
Esta es la noticia que quieren transmitir; y su
titular dará la vuelta al mundo: «No busquéis entre los
muertos al que vive».
Dios ha hablado a favor de Jesús. Ha dicho Si a
todo su mensaje. Él es el definitivo Mesías, el último y
definitivo salvador; pero no de Israel; es el salvador del
mundo. Y a partir de ese momento, el destino de todos los
hombres depende de Cristo, el Resucitado.
Para los paganos, el mundo es el principio y el fin
del hombre; con la muerte termina todo. Por ese motivo,
Lucas, que escribe para los paganos, lanza un mensaje
para ellos, pero también para los paganos de hoy: la
muerte no es el final.
Cristo ha vencido el poder de la muerte, ha abierto
la puerta de la vida; y para dejarlo claro dice: «¿Por qué
buscáis entre los muertos al que está vivo?» (Lc 24,5).
De esta manera ha terminado el largo peregrinar del
hombre desde su expulsión del Paraíso. El pecado del
hombre antiguo, que trajo la muerte a la humanidad por
no aceptar morir a su ―yo‖, ha sido vencido por el amor del
hombre nuevo que ha aceptado morir por nosotros. El
anhelo del hombre por encontrar inmortalidad, en el
mundo greco–romano y también en el de hoy, ha llegado
con la resurrección de Jesús.
Sin embargo seguimos moviéndonos en un terreno
210
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

delicado. La resurrección escapa a todo razonamiento ya


que no podemos encontrar respuestas sobre ello, ni a nivel
histórico ni a nivel científico. Y si esto es así, como lo es,
ya nos quedamos sin palabras para poder dar respuesta a
lo que vino después: la ascensión a los cielos de Jesús.
Entonces, que hacemos, ¿nos quedamos sin dar
explicación ninguna a lo que ha sido la causa de la
transformación del mundo en estos veintiún siglos?
No, porque sí es posible darle una respuesta desde
el plano teológico. Y eso es lo que pretendo hacer en el
siguiente capítulo.

211
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo XVI
Unos cobardes que transformaron el mundo

Hemos visto las discrepancias que existen en las


distintas narraciones de los cuatro evangelistas sobre la
resurrección, pues con el tema de la ascensión de Cristo a
los cielos no hay discrepancia porque solamente lo narra
Lucas. Pero este hecho no está exento de polémicas,
porque Lucas lo relata en dos pasajes y entre ellos también
hay contradicciones.
Lucas termina su evangelio con estas palabras:
«Después Jesús los llevó hasta las proximidades de Betania
y, elevando sus manos, los bendijo. Mientras los bendecía,
se separó de ellos y fue llevado al cielo. Los discípulos, que
se habían postrado delante de él, volvieron a Jerusalén con
gran alegría, y permanecían continuamente en el Templo
alabando a Dios» (Lc 24,50–53).
Y en el libro de los Hechos lo recoge así: «Dicho esto,
los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la
vista de ellos. Como permanecían con la mirada puesta en
el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos
hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Hombres de
Galilea, ¿por qué seguís mirando al cielo? Este Jesús que os
ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma
manera que lo habeis visto partir"» (Hch 1,9–11).
No hay más datos; con estas simples palabras
concluye Lucas algo tan transcendental como esto.
Y Marcos lo ventila de esta manera: «Después de
decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está

212
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

sentado a la derecha de Dios» (Mc 16,19).


Si somos un poco críticos, esto nos deja perplejos y
nos plantea una pregunta: ¿Cómo es posible que solo
Lucas y Marcos recojan de manera tan breve algo de tanta
importancia y tanto alcance como la ascensión del Señor?
¿Cómo es posible que un hecho de esta envergadura no
sea comentado con más insistencia y detalle por todos los
evangelios y por qué las cartas pastorales no hacen
mención a esto?
No es una locura pensar que si ese hecho de la
ascensión a los cielos hubiera sido algo real y visible, con
una base histórica, hubiera dejado unas huellas
imborrables en la tradición primitiva de la iglesia.
¿Entonces qué sentido le podemos dar a este
pasaje?
El mensaje principal desde luego está claro, Jesús
desaparece porque ha sido elevado al cielo. Pero hay una
serie de diferencias de cierto calado: en el evangelio, los
apóstoles le adoran y Jesús les bendice mientras es
ascendido. En Hechos no se menciona nada de eso. Sin
embargo el evangelio omite la nube que cubre a Jesús y
las palabras de los hombres asegurándoles que volverá de
la misma manera.
Más extraño aún es observar que según se deduce
en el evangelio, el hecho se produce el domingo de Pascua;
mientras que en Hechos, ha estado cuarenta días
apareciéndose a los apóstoles, hasta que por fin, se les
pierde de vista en la ascensión.
Pero a pesar de estas aparentes contradicciones,
realmente éstas solo existen ante nuestros ojos.
A Lucas no le preocupan; es más, las utiliza como
técnica literaria. Que mejor final para su evangelio que la
solemne bendición de Cristo Resucitado ascendiendo al
cielo, a la Gloria de Dios Padre de dónde partió.
¿No recoge este mensaje el Credo apostólico? Esa
era la tradición de la comunidad. Por lo tanto, él la recoge.
Es una escena de despedida, unida a su vez al
213
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

anuncio de que Cristo volverá a juzgar a vivos y a muertos.


Esto era la verdad fundamental que formaba parte
de la fe de aquélla primera iglesia; el tránsito de Jesús de
este mundo al mundo de Dios, es un proceso invisible,
pero el narrador del texto lo relata dándole la forma de
arrebato visible.
Entonces, como ahora, exponer realidades invisibles
con formas visibles, o perceptibles por nuestros sentidos,
es rasgo esencial para lograr una buena narración. Esta
técnica literaria era muy utilizada en las narraciones de la
época. Aquella cultura dominaba la técnica de las
imágenes aun más que nosotros.
En el paganismo, el arrebato o ascensión a los cielos
era considerado como el último punto en el que concluía la
vida de los grandes hombres; era el fundamento de los
honores divinos de que era partícipe. Por lo tanto, con las
narraciones de arrebatos se demostraba que se trataba de
un dios o un semidiós en forma humana53.
Esto nos puede llevar a comprender que al ser una
técnica narrativa corriente, los cristianos sabían
perfectamente lo que quería decir el relato de la ascensión
a los cielos: Jesús, a quien resucitó Dios de entre los
muertos, fue también arrebatado al cielo por el mismo
Dios; por ello, a Jesús le corresponden honores divinos. El
arrebato les mostraba que Dios había actuado en la vida
de Jesús y que volvería de nuevo a la tierra al fin de los
tiempos, tal y como se esperaba en el ambiente judío que
hicieran los arrebatados.

53 La mitología romana y griega, dice de Hércules que el cielo tronó, salió un rayo
que le purificó de cuanto tenía de mortal y fue arrebatado al cielo por su padre
Júpiter en una, y por Zeus en la otra.
Plutarco dice acerca de Rómulo: ―…Estaba el Senado y la mayor parte del pueblo
[…] de repente se notó en el aire una grandísima alteración que arrojó lluvia sobre
la tierra con viento y tempestad; […] y Rómulo desapareció, sin que se le hubiese
podido encontrar […] y jurando proclamó haber visto a Rómulo que con armas era
elevado al cielo‖.
Lo mismo pasó con Apolonio de Tiana del que ya hablé anteriormente.
Y también fueron ascendidos al cielo: Enoc, Elías, Esdras, Baruc…

214
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Aquí podríamos dar por concluido el mensaje que


Dios quiso trasmitir a los hombres a través de la vida y la
palabra de Jesús; que no lo olvidemos, era Dios mismo
hecho hombre.
Sin embargo, todo esto no ha sido nada más que el
principio de un camino que aun nos queda por recorrer. Y
es que la muerte de Cristo y su ascensión a los cielos no
representaron el abandono de Dios a los suyos. Eso si
hubiera sido un drama.
Por eso, la fe nos dice que Dios no se marchó, se ha
quedado para siempre con los que le quieren aceptar y
seguir.
¿Y dónde está?
La fe nos dice que está en todos y cada uno de los
hombres que lo aceptan como Señor y Dios de sus vidas.
¿Cómo es esto posible?
Todo comenzó aquél día al que llamamos
Pentecostés. Cristo, el resucitado, les había hecho a los
discípulos una promesa antes de partir: «Recibiréis la
fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros, y
seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria,
y hasta los confines de la tierra» (Hch 1,8).
Y efectivamente, aquél día estaban todos reunidos y
de pronto: «Vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte
ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se
encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como
de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de
ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu
les permitía expresarse. Había en Jerusalén judíos
piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oír
ese ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro,
porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con
gran admiración y estupor decían: "¿Acaso estos hombres
que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada uno
de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y
elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la
215
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor,


en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los
peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes,
todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las
maravillas de Dios» (Hch 2,1–11).
Aquél Espíritu, aquélla fortaleza de Dios, fue la
causa por la que comenzó a caminar un grupo pequeño de
hombres, y de ellos nacería una Iglesia que transformaría
al mundo y a los hombres, llevando el mensaje del Reino
de Dios a tiempo y a destiempo (2Tim 4,2).
Ahora bien, Lucas no pretende comunicar detalles
históricos que ocurrieron un día determinado, allí en
Jerusalén ante millares de testigos. Solo pretende
comunicar una afirmación teológica, causante de la fe de
aquellos primitivos cristianos: El Señor resucitado y
glorificado les ha hecho participes de los dones del Espíritu
Santo.
Podemos creer que los hechos ocurrieron de esta
manera o podemos dudarlo. Pero lo que no es posible
poner en duda es que algo importante debió de ocurrirles a
estos hombres para ser capaces de abandonarlo todo y
llenos de fe y de valentía cambiar su vida de esa manera
tan drástica. Esto solo es posible cuando hay algo dentro
de ti tan fuerte que te transforma; y lo hace de tal manera
que, como diría San Pablo: Ya no se puede vivir según la
carne, sino según el espíritu.
Pero, ¿qué es el Espíritu? ¿―Algo‖ con forma de
paloma como lo representa la iconografía popular?
En la teología cristiana, el Espíritu Santo equivale al
Espíritu de Dios, Espíritu de verdad o Paráclito; es decir la
acción o presencia de Dios. El Espíritu Santo se utiliza de
manera teológica para expresar y describir una realidad
espiritual.
Entrar en profundidad en este tema llevaría varios
libros; ha sido mucho lo que se ha estudiado y debatido a
los largo de los tiempos; en ellos, esa realidad espiritual ha
sufrido múltiples interpretaciones en las diferentes
216
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

confesiones cristianas y escuelas teológicas, sobre todo en


tres periodos históricos: el primero de ellos fue durante el
siglo IV en el que se puso el acento en el concepto
trinitario (Padre, Hijo y Espíritu Santo). El siguiente
periodo llegó como consecuencia de las crisis provocadas
por los cismas de oriente y occidente entre los siglos IX y
XI. Y por último, durante las distintas revisiones de la
doctrina como consecuencia de la reforma protestante.
Diré solamente que según San Juan, la misión del
Espíritu o Paráclito, después de que Cristo se haya
retirado de manera visible de su presencia junto a los
apóstoles, es seguir al lado de ellos para infundirles
internamente la enseñanza dada por Jesús exteriormente,
haciéndoles, de esta manera, testigos de la obra y doctrina
del Salvador.
Pentecostés es la misma manera de manifestarse
Dios que en el AT. Por eso se nos presenta en el relato con
los mismo términos que utilizaban los escritores de
entonces: ruido del cielo parecido a una ráfaga de viento
impetuoso; lenguas que se dividen como llamaradas de
fuego. La tempestad, el viento, la luz y el fuego eran los
términos corrientes que se usaban para expresar la
presencia y el acercamiento de Dios.
Hay un texto antiquísimo trasmitido por los
escritores rabinos en el que se cuenta la manifestación de
Dios en el Monte Sinaí de esta manera: La voz de Yahveh
se dividió en setenta lenguas, de suerte que Ley fue
proclamada a todos los pueblos en sus propias lenguas, si
bien solo Israel la aceptó.
Y ahora, ¿quiénes dice Lucas que escuchan el
mensaje en su propia lengua? Los judíos; los de todos los
lugares. Ellos son a los primeros a los que la acción del
Espíritu se dirige; porque son los primeros a los que había
que anunciarles el mensaje salvífico de Jesucristo.
Sin embargo, por mucho que se afanaron las
primeras comunidades en trasmitir al pueblo judío que
Jesús era el salvador definitivo, fue inútil. Era constante el
217
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

mensaje proclamando que la alianza de Dios con Israel


había llegaba a su estado definitivo con Cristo.
Lo que Moisés empezó hace siglos había sido
concluido por Jesús. Por eso los narradores bíblicos dirán
que él es el nuevo Moisés; y lo dirán de la forma en que es
habitual en su cultura narrativa:
Si Moisés fue el único judío que se salvó de las
aguas del Nilo (Ex 2,1-10), Jesús es el único que se salva
de la matanza de Herodes (Mt 2,13-18).
Si Moisés vuelve a los suyos renunciando a los
privilegios que tenía viviendo en la corte egipcia, Jesús va
también a los suyos renunciando a su condición divina
(Flp 2,6-11).
Si a Moisés no le aceptaron los suyos cuando vino a
ellos (Ex 2,14), tampoco a Cristo le aceptan los suyos
(Jn 1,11).
Por eso el anuncio del Reino de Dios se entendió
pronto que debía de universalizarse. Por eso Pablo
comenzó por los gentiles, es decir, los no judíos. Y de esta
manera empezó a extenderse ese mensaje y esa manera de
vivir totalmente distinta a lo que se conocía hasta ese
momento. Y se propagó de tal manera, que llegó a los
confines de la tierra.
¿Le queda hoy algo que hacer al hombre después
esto?
¿Es necesario que sus seguidores sigan trabajando
para transformar al hombre y para transformar al mundo?
¿Cómo se puede lograr que esa transformación se
haga posible?
Claro que queda mucho por hacer; siempre hay
mucho que hacer por el Reino de Dios, Y la manera de
hacerlo y el camino solo es uno: creer en Cristo, adherirse
a él para poder participar en su vida de Resucitado y vivir
en coherencia con su mensaje. A mí me gusta decir como
San Pablo, que la manera correcta de seguir a Cristo es
injertarse en él; e injertarse, ya sabemos lo que es:
introducir la parte de una planta en otra para que se
218
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

hagan una y broten; o en medicina: implantar tejido vivo


en una zona del cuerpo de modo que se produzca una
unión orgánica total. Es decir, hacerse uno con Cristo, de
manera que, como dice también San Pablo, no sea yo
quien viva, sino que sea Cristo el que vive en mí.
¿Y esto como se logra en un mundo en el que parece
que Cristo no ha resucitado y que su mensaje ha sido un
auténtico fracaso?
¿O es que Cristo no ha resucitado y todo se debe a
un esplendido montaje de sus seguidores que han logrado
mantenerlo hasta nuestros días?

219
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo XVII
El compromiso con Cristo

No existe en el mundo ningún montaje que haya


durado veinte siglos.
Tampoco el cristianísimo; sencillamente porque no
es un montaje.
Respecto al aparente fracaso de Cristo y como
consecuencia de Dios, tampoco es cierto.
Pero lo que sí es cierto, es que parece que hoy en el
mundo Dios está muerto, o al menos desaparecido.
No son pocas las causas por las que parece que
Dios no está en el mundo. Una de ellas, posiblemente la
más importante, es la falta de vocación cristiana que tiene
el hombre moderno.
La etimología de la palabra ―vocación‖ viene del
verbo latino vocare, que significa ―llamada‖. Por lo que
vocación, es la acción y efecto de llamar.
Dice Mateo 22,14, en la primera traducción que se
hizo al latín de su evangelio: «Multi autem sunt vocati
pauci vero electi (Muchos son los llamados y pocos los
escogidos)».
El término vocación ha tomado diversos
significados en la cultura contemporánea. La sociedad
actual entiende por vocación, en primer lugar, el «proyecto
de vida" que se elabora con más o menos convencimiento y
con la pretensión de dar sentido y dirección a la vida de
cada uno. En un sentido más amplio, puede ser la
inclinación hacia una determinada profesión, trabajo,
aficiones, etc.

220
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Sin embargo, todo eso es algo que pertenece al


plano secular, profano; y está totalmente alejado del
sentido original de la palabra. Tal vez por eso, la vocación
de seguimiento a Cristo, no es algo que esté de moda; no
solamente en el sentido del camino religioso.
La autentica vocación, la primitiva, es la
consecuencia de la llamada por parte de Dios que surge en
él como iniciativa amorosa hacia el hombre, y que requiere
una respuesta personal, fruto de un diálogo amoroso entre
los dos: Dios y el hombre.
Dios siempre es el que busca al hombre; lo hace
como un padre amoroso que desea su felicidad y su
salvación; él es el que toma la iniciativa y se da al hombre,
y al darse le llama y le propone. Esto es pues, una
invitación, una interpelación a la que hay que dar una
respuesta. Y esa respuesta del hombre es su vocación.
Por consiguiente, la vocación es un don que se
realiza en un diálogo, con la iniciativa de Dios y la
respuesta del hombre.
Pero para llegar a conseguir que este diálogo se
desencadene, hay que dejarle espacio a Dios para que
pueda estar dentro de nosotros; y nosotros a la vez, estar
siempre dispuestos a escucharle.
¡Si nos diéramos cuenta de la gran suerte de tener a
un Dios–Padre que por propia iniciativa y de forma libre
nos dirige su amor escogiéndonos desde antes de nacer
(Jer 1,5; Gál 1,15), sin dejarnos abandonados en ningún
momento!
Su llamada siempre se produce y si estamos
abiertos y a la escucha, nos alcanza en nuestra vida
cotidiana, sea cual sea la realidad personal, material o
espiritual. Y lo hace al margen de las circunstancias
concretas en que nos encontremos; en un punto
cualquiera de nuestro caminar por la vida (Jr 1,6-7;
Gál 1,13–15; Ef 1,3-5).
Ese acto de amor suyo es creativo, personal y único.
Dios nos llama por nuestro nombre, y ―llamar, dar el
221
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

nombre a una cosa‖, recordemos lo visto en capítulos


anteriores, significa en el lenguaje bíblico, hacerla existir,
hacerla suya.
Al llamar al hombre, lo crea y le entrega dones
según el proyecto de vida que ha pensado para él
(Gén 17,5; Jn 10,3).
Pero es importante tener presente que la primera
gran vocación que quiere Dios para nosotros es la de vivir.
La primera llamada que nos hace es la llamada a la vida.
Por eso, lo primero que nos pide es que seamos personas,
con toda la riqueza que esa palabra encierra.
Y la llamada a vivir, para el cristiano significa vivir
con Cristo y en Cristo. Ese es el centro de la vocación: vivir
como él lo hizo. No imitando a Jesús sino tratando de
llevarle dentro de nosotros, actuando y viviendo desde su
perspectiva y como él lo hizo.
Esto supone un gran reto, además de tener una
extraordinaria dificultad, sobre todo si pretendemos
hacerlo en solitario, de ahí la conveniencia de vivir en
comunidad, no en una comunidad.
La dificultad para vivir de esta manera se hace
mucho mayor si el conocimiento que tenemos de
Jesucristo es débil o equivocado, ya que en ese caso
podemos hacernos una imagen suya que no corresponde
con la realidad.
Muchas personas tienen la imagen del Jesús que
mejor encaja con sus inclinaciones personales y con su
propia manera de entender la vida. Eso hace que unos se
imaginan a Jesús como un ser celestial y divino, bastante
alejado de lo que es un hombre de carne y hueso.
En el otro extremo se encuentran los que ven a
Jesús como si hubiera sido un revolucionario socio-político
o un anarquista subversivo, que intentó luchar contra los
romanos que dominaban Palestina. Estos llegan incluso a
decir que Jesús fue el primer comunista.
En fin.
Entre esos dos extremos se encuentran muchísimas
222
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

personas, cada una de ellas con la imagen falseada de


Jesús en un punto de la escala. Esa manera falsa de
entenderle adquiere una gravedad mayor cuando es la que
determina y decide el modo de vivir la espiritualidad de
ellas y su forma de proceder ante los demás, porque parte
de una errónea interpretación del cristianismo.
Esa es la causa de que haya quienes sólo piensan
en el dulce Jesús del sagrario, que les consuela en su
intimidad manteniéndoles alejados de las preocupaciones
del mundo. Otros por el contrario, tienen en su cabeza al
Cristo luchador y violento que golpeaba con su látigo a los
comerciantes del templo.
En cualquiera de esos extremos, se está haciendo a
un Dios y a un Jesús a nuestra imagen y semejanza,
basados en una cristología bastante alejada de la realidad.
La culpa de que esto sea así la tienen unos personajes
bien definidos durante la historia de la iglesia: los
responsables eclesiásticos. Pero de esto hablaré en mi
próximo libro sobre la historia de la Iglesia.
Para tratar de evitar este conflicto es necesario
hacer lo que ahora estamos haciendo: estudiar a fondo
quién y cómo fue Jesús de Nazaret. Ya sabemos que esto
no es fácil después de tantos años de distancia, pero para
eso han existido muchos grandes hombres, que como
estamos viendo, han analizado los evangelios para tratar
de descubrir con suficiente claridad los rasgos más
característicos de la personalidad de Jesús.
En base a todo lo que llevamos visto hasta ahora, es
fácil distinguir tres rasgos bien definidos en Jesús: el
primero, su libertad; el segundo, su cercanía a los
marginados, y el tercero, su fidelidad a Dios. Estos tres
rasgos es la base sobre la que se tiene que subir el que
quiera ser seguidor de Cristo.
¿Hasta dónde llega el grado de compromiso que es
preciso tener de cada unos de estos rasgos?
La respuesta la vemos desde el comportamiento que
tuvo el propio Jesús en el primer rasgo: la libertad. Para
223
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

ello, voy a comenzar por analizar sociológicamente el


entorno en el que se movía Jesús.
Entonces existían cuatro instituciones que dirigían
la vida en Jerusalén: la ley, la familia, el templo y el
sacerdocio.
La primera institución venía como consecuencia de
su historia. Para el pueblo judío, la ley religiosa era la
institución fundamental; ellos eran el pueblo de la ley, y su
religión, la religión de la ley.
Por un lado tenían la ley escrita, el Tanaj,
compuesto por los libros:
Génesis (‫" )ב ְֵּראשִׁ ית‬En el comienzo".
Éxodo (‫שמֹות‬ ְּ ) "Nombres".
Levítico (‫" ) ַוי ִׁ ְּק ָרא‬Y llamó".
Números (‫" )בְּמִׁ דְּ בַר‬En el desierto".
Deuteronomio (‫" )דְּ ב ִָׁרים‬Palabras"/"Cosas"/"Leyes".
Entre ellos estaba la ley que había sido dada por
Yahveh a Moisés.
Por otra parte tenían la ley oral, la Mishná, que era
la interpretación oral que los letrados (escribas y teólogos
de aquel tiempo) hacían de la ley escrita.
Todo junto formaba la torá.
Fueron muchos siglos de vivir esta tradición, en la
que la observancia de la ley era considerada mediadora en
la relación del hombre con Dios. La experiencia les había
enseñado que violarla era la cosa más grave que podía
hacer un judío. Llegaba hasta el punto de que si la
violación de la ley era importante, el castigo era la pena de
muerte.
Pues bien, ¿cuál fue el comportamiento de Jesús
ante la ley?
No olvidemos que era judío, por lo tanto, legalmente
estaba sujeto a la misma ley religiosa de su pueblo.
Sin embargo la quebrantó repetidas veces:

224
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Tocó a los leprosos54 y a los cadáveres55.


Hizo curaciones en sábado56.
Permitió que sus discípulos también la
quebrantasen, defendiéndoles cuando comieron con
pecadores y descreídos57; y cuando no practicaban el
ayuno los días que marcaba la ley58; o al hacer lo que
estaba expresamente prohibido en sábado59.
Anuló la ley religiosa dejándola sin efecto; y lo que
es aún más grave, hizo que al violar la ley se produjera un
bien en lugar de un mal, por ejemplo, al tocar a los
leprosos, enfermos y cadáveres, todos quedaban curados60;
incluso, en todos estos casos, en lugar de producirse la
impureza que preveía la ley61, lo que sucede es que el
contacto con Jesús produce salud, vida y salvación.
Igualmente corrigió la ley, e incluso se pronunció en
contra de ella en más de una ocasión: declaró puros todos
los alimentos62 y anuló la legislación de los tiempos de
Moisés sobre el privilegio que tenía el varón para separarse
de la mujer63.
Además de esto, que ya de por si era el colmo del
escándalo, llegó a decir algo que para la mentalidad judía
era asombroso e inmoral: que no es el hombre para la ley,
sino que la ley está sometida al hombre, porque «El sábado
se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado, de
modo que el hombre es señor también del sábado»
(Mc 2, 27–28 par).
Creo que estos ejemplos son suficientes para darnos

54 (Mc 1,41; Mt 8,2; Lc 5,13)


55 (Mc 5,41; Mt 9,18–25; Lc 8,40–56; Lc 7,14)
56 (Mc 3,1-5; Mt 12,9–14; Lc 6,6–11; Lc 13,10-17; 14,1-6)
57 (Mc 2,15–17; Mt 9,10–13; Lc 5,29–32)
58 (Mc 2,18; Mt 9,14; Lc 5,66)
59 (Mc 2,23–28; Mt 12,1–8; Lc 6,1–5)
60 (Mc 1,41; Mt 8,3; Lc 5,13; Mt 8,15; Mt 14,36; Mc 3,10; 6,56; Lc 6,19;

Mt 20,34; Mc 8,22; 7,33; 5,27.28.30.31; Lc 8,47)


61 (Lev 13-15; 2Re 7,3; 2Re 23,1; Núm 19,11-14)
62 (Mc 7,19)
63 (Mc 10,9; Mt 5,31–32; Mt 19,9; Lc 16,18)

225
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

cuenta de que Jesús no sólo quebrantó la Mishná, sino


incluso la misma torá, y eso era muy grave porque se
trataba de la ley dada por el mismo Yahveh.
Como consecuencia de este actuar, no es extraño
que un día, al salir de la sinagoga «Los fariseos se pusieron
a planear con los herodianos el modo de acabar con Jesús»
(Mc 3,6).
Jesús ya estaba sentenciado a muerte por la total
libertad que tenía frente a una ley que era esclavizante
para el hombre, porque recortaba su libertad en muchos
aspectos, sobre todo en el amor, el servicio y la entrega.
Este comportamiento representa un gran ejemplo
para sus seguidores: hasta ahí es preciso llegar a los que
quieran ser de los suyos.
Su enseñanza está clara: el bien del hombre está
por encima de cualquier ley positiva y ese bien es la
medida de su libertad. Todo lo que atente contra el bien
propio o del prójimo, es necesario erradicarlo ya que no es
libertad.
Esta independencia total que tiene Jesús y que es la
que quiere para sus seguidores, nos lleva en muchas
ocasiones a un estado de extrañeza y desconcierto.
No es posible entender la dureza y sequedad de sus
palabras cuando trata un tema tan importante como la
familia. Su forma de hablar es tremendamente crítica y en
ocasiones hasta desagradable.
¿Cómo es posible que Jesús exija la separación de
su familia a quienes quieran seguirle?
O lo incompresible de su respuesta cuando uno de
los discípulos, que quiere ser de los suyos, le pide que
antes le deje enterrar a su padre, y Jesús le contesta
secamente: «Sígueme y deja que los muertos entierren a los
muertos» (Mt 8,22).
Esto es de una dureza y de una falta de delicadeza
inexplicable.
Y a ese otro que también quiere seguirle, pero antes
desea despedirse de su familia, Jesús le dice: «El que echa
226
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino


de Dios» (Lc 9,62).
En otra ocasión les dice otras palabras aún más
terribles: «¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? Os
digo que no, división y nada más, porque de ahora en
adelante los cinco miembros de una familia estarán
divididos; tres contra dos y dos contra tres; padre contra
hijo e hijo contra padre, madre contra hija e hija contra
madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la
suegra» (Lc 12,51-53).
¿Cómo es esto posible?
En lugar de encontrar la paz las familias que tengan
a Cristo en medio, nos dice que ocurrirá todo lo contrario.
Y llega a más, cuando anuncia las persecuciones
que van a sufrir sus discípulos les dice «Un hermano
entregará a su hermano a la muerte, y un padre a su hijo;
los hijos denunciarán a sus padres y los harán morir. Todos
os odiarán por causa mía» (Mt 10,21-22).
Esto no es posible que sea verdad. ¿Cuál es el
mensaje que quiso trasmitir Jesús con estas palabras?
Porque si esto es así, lo mejor es borrarse del cristianismo.
Recordemos que en todas las culturas, la institución
familiar ha tenido un papel decisivo para que el individuo
se pueda integrar en la sociedad. La familia siempre se ha
caracterizado por ser la institución mediadora entre la
sociedad y el hombre; a pesar de que en estos tiempos hay
una importante fuerza político–social que pretende
destruir las raíces profundas de la familia.
Este sistema familiar puede ser bueno para el
hombre y para el mundo, o nefasto para su desarrollo y
crecimiento; depende de la manera de usarlo que haya en
las sociedades.
En la familia se aprende la ideología que impera en
ella, los valores establecidos, también los modelos de
comportamiento. Por eso, al ser la familia la fuerza
inductora, dependiendo de los valores que tenga, así
evolucionarán los hijos de una manera o de otra.
227
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

La familia los ―adoctrina‖ para convertirlos en un


determinado tipo de hijo o hija (luego marido o esposa,
madre o padre, etc.).
Realmente, si lo analizamos en profundidad, lo que
en realidad se enseña al niño mayoritariamente, no es
cómo sobrevivir en la sociedad, sino cómo someterse a ella
para tener los menores problemas posibles. Eso hace que
el sistema social se perpetúe, o lo que es igual, se
perpetúan las injusticias, los enfrentamientos, los
prejuicios sociales, la marginación de unos y el poder de
otros; y como último extremo se sigue transmitiendo la
lucha del hombre contra el hombre.
En la cultura semita o israelita, el adoctrinamiento
de los hijos es muy fuerte, pero en los tiempos de Cristo,
aun lo era más. Precisamente por eso, Jesús actúa de esa
manera y se muestra tan crítico con la familia; no puede
tolerar que eso siga ocurriendo; está totalmente apartado
de su mensaje sobre el Reino de Dios. Él quiere un cambio
radical de los valores que aquél pueblo tiene como
primordiales; quiere instaurar una nueva sociedad digna
del hombre, en la que cada uno se comporte como
verdadero hermano de los demás.
Por eso, su mensaje entra en conflicto con la
institución familiar tal y como funciona en aquella
sociedad.
Es importante que nos demos cuenta de la
estructura sumamente opresiva que en ella se daba. Era
un modelo ―patriarcal‖, en el que el padre actuaba como
dueño y señor absoluto de la situación. El gozaba de todos
los derechos y libertades, mientras que la mujer y los hijos
tenían que vivir en el más absoluto sometimiento. El
marido podía separarse de la mujer por cualquier causa,
hasta por el simple hecho de que a ella no le saliera bien la
comida. El padre era el único que podía casar a los hijos e
hijas con quien él quería; ni los interesados podían opinar.
El sometimiento era total y por tanto esclavizante.
Por eso, Jesús considera que la estructura
228
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

comunitaria basada en la fe está antes que la estructura


de parentesco basada en la sangre. Porque esa comunidad
de creyentes basada en el seguimiento y en la fe hacia él,
es una estructura de igualdad, amor y libertad, mientras
que la estructura familiar, ya hemos visto que era una
estructura de sometimiento, y por eso de opresión de la
persona.
Por eso Jesús rechaza este modelo familiar; no lo
tolera.
No tenemos datos escritos, pero seguramente José y
María, al ser hijos de su cultura y practicantes de la
religión judía, también vivirían y actuarían de igual
manera. Y si eso era así, ¿es muy descabellado pensar que
tuviera serios problemas o diferencias importantes de
criterios en el hogar?
Al decir esto no es mi intención escandalizar, pero
tenemos que aceptar que las cosas pudieran haber sido
así.
Sobre todo, cuando vemos que algo nos dejan ver
los evangelios de la pluma de Marcos al decir: «Cuando sus
parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque
decían: "Es un loco‖» (Mc 3,21). Y en otra ocasión dice que
sus parientes y los de su propia casa le despreciaban
(Mc 6,3).
Creo que no es malo desmitificar ciertas cosas a
veces, sobre todo si el hacerlo nos acerca un poco más a la
realidad.
Para terminar con este tema familiar quiero matizar
unas palabras suyas que también sorprenden: «A nadie en
el mundo llaméis "padre", porque vuestro Padre es solo uno,
el del cielo» (Mt 23,9).
Este título de "padre" era usado en tiempos de
Jesús para designar a los rabinos y a los miembros del
gran consejo. Tenía el significado de transmisor de la
tradición y modelo de vida. Por eso los judíos estaban
sometidos a ellos.
¿Qué quiere trasmitir Jesús con esas palabras?
229
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Que en la comunidad de los creyentes no hay


maestros y todos son hermanos (Mt 23,8). Les prohíbe a
los suyos reconocer ninguna paternidad terrena; tampoco
someterse a lo que transmiten otros, ni tomarlos por
modelo.
Solo hay un Padre: Dios; solo hay un Modelo:
Cristo; solo hay un Maestro: el Espíritu Santo.
Este último comentario nos debe hacer meditar
sobre la manera de actuar de la Iglesia a lo largo de siglos:
la jerarquía se hace llamar padre; también nos ofrece la
iglesia modelos a cientos, tantos como santos han subido a
los altares. También maestros es lo que pretenden ser
cada uno de los predicadores de las Iglesias, en lugar de
darse cuenta de que son meros trasmisores del mensaje.
Ya hemos visto la libertad que tiene Jesús con el
estamento familiar y por qué es así. Ahora quiero mostrar
otra faceta de esa libertad suya: la libertad ante el templo.
Nos ayudará a entenderla adecuadamente si
hablamos antes de lo que significaba el templo de
Jerusalén para los judíos de aquel tiempo.
El templo era el centro de la vida religiosa de Israel;
el lugar dónde Dios estaba presente. Por lo tanto era allí
dónde se realizaba el encuentro con Yahveh.
Pero también era el punto neurálgico de ingresos
económicos por su enorme afluencia de dinero procedente
de todo el mundo conocido de entonces, desde
Mesopotamia hasta el occidente del Mediterráneo. Allí se
realizaba el pago del tributo y se hacía el culto por dinero,
por lo que el templo era la gran fuente de ingresos para el
clero judío e incluso para toda la ciudad de Jerusalén. Por
esos motivos era entendido como lugar inviolable y de
sacralidad absoluta.
A pesar de todo esto, los evangelios nunca nos
cuentan que Jesús participara en las ceremonias
religiosas. Solo nos hablan de que Jesús iba con
frecuencia al templo, pero iba para hablar a la gente,
porque era el sitio donde solían reunirse. Dónde si iba a
230
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

veces era a las sinagogas para enseñar; y a la montaña o


al campo para orar al Padre64.
A pesar de esta falta de asistencia a las ceremonias,
Jesús se arroga el derecho de expulsar violentamente del
templo a quienes proporcionaban los elementos necesarios
para los sacrificios y el culto. Y hasta llega a afirmar, al
tiempo que tiraba sus mesas y los echaba de allí, que lo
habían convertido en una cueva de ladrones
(Mt 21,12par).
Este gesto suyo es la acusación más fuerte que
encuentran contra él, tanto en el juicio religioso como en
la cruz (Mt 26,61par; 27,40par). El hecho de declarar que
podía destruir el templo en tres días y volverlo a construir
era algo totalmente intolerable para aquellas gentes tan
profundamente religiosas. Pero Jesús estaba hablando de
otro templo.
¿Por qué actúa Jesús de esta manera contra la vida
del templo si este es el centro de la religión de su pueblo?
Jesús conoce esta religión. Sabe que no aporta al
hombre nada de lo que Yahveh había pretendido. Esa
religión es una fuente de opresión y de represión para
ellos. Por eso Jesús anuncia la destrucción total del
templo y de la ciudad santa (Mt 24,1-2), y se erige en el
único y auténtico Templo para el hombre; todo lo demás
no es un espacio de libertad, solamente es una estructura
en la que el hombre se siente sometido por los abusos que
se cometen contra él.
Pero llega aún más lejos.
Constantemente está lanzando mensajes críticos e
incluso provocadores contra los sacerdotes judíos.
En los evangelios y en el libro de los Hechos, se
habla 122 veces de ellos. Y prácticamente en todas las
ocasiones se refleja el poder autoritario que tenían y el

64 Mt 21,23; 26,55; Mc 12,35; Lc 19,47; 20,1; 21,37; Jn 7,28, 8,20, 18,20;


Mc 1,21par; Lc 4,16; Jn 6,59; Mt 14,23; Lc 9,28-29; Mc 1,35; Lc 5,16; 9,18;
Lc 22,39.

231
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

enfrentamiento directo y mortal con Jesús de Nazaret.


De manera que la intención de Jesús resulta
bastante clara; primero, transmitir que él está por encima
de los sacerdotes; y segundo, que el amor misericordioso
con el que él acoge a los marginados sociales, no es lo que
caracteriza a los sacerdotes, ya que todo su actuar es un
mero trámite ritual.
En la parábola del buen samaritano (Lc 10,25-37),
los personajes que pasan de largo como ejemplo de
insolidaridad, son un sacerdote y un levita.
Teniendo en cuenta que éstos, gozaban en todo
momento de la máxima santidad y veneración ante el
pueblo de Israel, sus palabras suponen un desprestigio
directo para la institución sacerdotal.
Es muy curioso que la primera vez que aparecen los
sumos sacerdotes en los relatos evangélicos, sea
precisamente cuando Jesús hace un anuncio de su pasión
(Mt 16,21par), y los presenta como agentes de sufrimiento
y de muerte65.
Vuelvo a plantear la misma pregunta hecha
anteriormente: ¿Con esta manera de actuar no era lógico
que a Jesús lo llevaran a la cruz?
Por supuesto.
Jesús tuvo que ser consciente de que con esa
manera de actuar y de hablar, se estaba jugando la vida.

65 Se pueden ver también los enfrentamientos constantes entre Jesús y los


sumos sacerdotes (Mt 21,23.45; Mc 11,27; Lc 20,19). Y la intervención decisiva
de los sacerdotes en su condena y ejecución (Mt 26,3.14.47.51.57-59par).
Sabemos que en tiempos de Jesús había en Israel dos grupos de familias
sacerdotales; una era legítima pero la otra no lo era y éstas, tenían desplazadas a
las otras de Jerusalén y del templo. Llevaban desde el año 37 a.C. siendo dueñas
del poder que ejercían con una fuerza brutal e intrigante. Se tienen datos de
manifestaciones hechas por el doctor Abbá Shaul, hijo de la ―batanea‖ que vivió
en Jerusalén y habla, llamándose desdichado por causa de esas familias de las
que dice: "Son sumos sacerdotes, sus hijos tesoreros, sus yernos guardianes del
templo y sus criados golpean al pueblo con bastones". Se trataba, por tanto, de
una fuerza de dominación y de opresión sobre el pueblo. Y eso es lo que Jesús no
tolera ni soporta. Por eso él se rebela, toma postura frente a aquellas cosas y se
manifiesta en contra de semejantes procedimientos y actitudes.

232
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Ahora bien, entonces, ¿por qué lo hacía?


Está claro que no le importaba sacrificar su vida por
conseguir que su mensaje fuera acogido por los judíos
para hacerles libres.
Como comenta Joachim Jeremias, cuando a Jesús
le hacen el reproche de que con ayuda de Beelzebul
expulsa demonios (Mt 12,24par), están acusándole de que
ha practicado la magia y por ello merece la lapidación.
Cuando le acusan de estar blasfemando contra Dios
(Mc 2,7); de que es falso profeta (Mc 14,65par); de que es
un hijo rebelde (Mt 11,19par) en alusión a Dt 21,20s; de
que deliberadamente quebranta el sábado, etc., cada uno
de estos reproches está mencionando un delito que era
castigado con la pena de muerte.
A pesar de todo, Jesús no cambió en ningún
momento su manera de actuar. No se acobardó. Sin
ninguna duda se puede decir que estaba totalmente lleno
de Dios y se sentía ayudado y apoyado por él. Solo de esa
manera tiene explicación que entrara en Jerusalén, donde
residían el núcleo central de las autoridades, y las
provoque expulsando a los comerciantes del templo y
pronunciando esas palabras, que tienen una
extraordinaria dureza contra los dirigentes: los llama ―raza
de víboras" y "sepulcros blanqueados‖ (Mt 23,33.27).
Esto es más de los que pueden soportar.
Pero llegó a más todavía.
No solamente defendió la libertad frente a las
instituciones y el poder de aquel tiempo; es que su
compromiso con la libertad fue de tal envergadura que
actuando así, se reveló soberanamente libre frente a su
propia muerte.
El peligro de muerte lo venía venir; no lo buscó, no
quería morir, pero no retrocedió ni cedió absolutamente en
nada; se mantuvo firme hasta el final, hasta la misma
muerte.
Su libertad nos hace darnos cuenta de la
extraordinaria personalidad y del aplastante ejemplo que
233
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

nos dejó mostrándonos una nueva manera de entender la


vida: poner por encima de todo el bien del hombre y su
liberación completa.
Es abrumador el compromiso para los que le
quieran seguir. Pero también es el más liberador.
No he terminado, aún hay más.
Paso a continuación a comentar el segundo rasgo:
su cercanía a los marginados.
Desde el primer momento de los evangelios
empezamos a ver el compromiso de Jesús con los
marginados, con los pobres.
Fruto de ese compromiso, nos dice de sí mismo que
ha venido a traer la buena noticia a los pobres. Por lo
tanto, ellos son los principales receptores de su mensaje.
Y esto es así, porque la existencia de la marginación
es totalmente contraria a los deseos de Dios sobre la
creación; y lo es, porque destruye su obra impidiendo que
el ser humano pueda realizarse en su única dignidad, la de
ser persona.
Hoy son muchas las causas por las que se puede
ser marginado, pero en tiempos de Jesús la causa más
importante era la religiosa. Eso hacía, que gran cantidad
de gente, por una razón o por otra, estaba "manchada" por
la ilegitimidad.
Se consideraban ilegítimos todos los que no podían
demostrar a cuál de las doce tribus pertenecían66, también
lo eran los que no tenían un origen legítimo porque eran
hijos ilegítimos de sacerdotes; los prosélitos que eran
paganos convertidos al judaísmo; los esclavos liberados;
los bastardos o hijos de padre desconocido; los esclavos
del templo; los que ejercían oficios despreciados como los

66 Por esta causa vemos frecuentemente en la biblia la tradición genealógica de


algún personaje, entro otros muchos de Jesús. Era totalmente necesario conocer
la ascendencia, la pureza de sangre, de tal manera que se llegaba a comprobar si
existía una pureza de cinco generaciones para poder casarse con un sacerdote.
Lo mismo se hacía con un candidato a cargo público. Conocer al menos cinco
generaciones anteriores aun se sigue dando entre los palestinos.

234
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

arrieros de asnos, cuidadores de camellos, cocheros,


pastores, tenderos y carniceros, basureros, fundidores de
cobre, curtidores y recaudadores de contribuciones (esto
también ha existido en muchas otras culturas, de tal
manera que se decía que ―trabajo de manos, trabajo de
villanos‖)67. Pero especialmente eran considerados impuros
y por tanto marginados, los "pecadores", las prostitutas y
los publícanos; los que padecían ciertas enfermedades
como la lepra (estos eran los marginados de los
marginados, hasta el punto de que no podían tratar con
nadie, ni siquiera vivir en las ciudades, tenían que pasar
toda su vida a la intemperie); también abundaban los
mendigos, y junto a ellos, los tullidos, lisiados y
vagabundos y para terminar esta larga lista, también eran
considerados ―indeseables‖ los samaritanos y los paganos
en general.
Esta relación nos lleva a darnos cuenta de la gran
cantidad de gente del pueblo que estaba "manchada" de
ilegitimidad por una razón o por otra.
Todo esto ocasionaba grandiosos intereses clasistas
y enormes privilegios que defendían de la manera que
fuera los que eran privilegiados; por lo que daba lugar a
importantes divisiones, tensiones y enfrentamientos.

67 Estos eran los oficios que se consideraban inmorales: los relacionados con los
transportes, porque existía la tentación de sustraer algo de las mercancías
encomendadas. Los pastores no gozaban de buena reputación; la experiencia
decía que la mayoría de las veces eran tramposos y ladrones y conducían sus
rebaños a propiedades ajenas y robaban parte de los productos de los rebaños.
Por eso estaba prohibido comprarles lana, leche o cabritos; por eso el evangelio
dice que los primeros que vieron al niño fueron los pastores. Los tenderos
estaban expuesto a la tentación de explotar a sus clientes. Documentación
escrita de la época expresa un juicio severo sobre los médicos y los carniceros de
esta manera: ―El mejor de los médicos es bueno para el Infierno, y el más honrado
de los carniceros es un aliado de los amalecitas‖. Los médicos tenían esta fama
porque eran sospechosos de dar sus preferencias a los ricos y descuidar a los
pobres que pagaban mal. Los carniceros también eran sospechosos de no ser
honestos, porque estaban expuestos a la tentación de vender carne de animales
afectados por defectos físicos mortales. Además de estos oficios enumerados,
existen otros muchos, considerados también malditos. Es importante añadir que
estas ideas estaban muy extendidas, pero no totalmente generalizadas.

235
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Una vez que hemos visto algo de lo que sucedía allí,


resulta mucho más fácil de entender el comportamiento de
Jesús ante esta situación, y la reacción de sorpresa de
aquélla sociedad ante ese proceder que consideraban
provocativo y escandaloso.
Todo el mensaje de Jesús, abalado por su manera
de actuar, es de una oposición total a la marginación; no
la tolera y por eso está permanentemente cerca de los
pecadores, prostitutas, samaritanos, publícanos y demás
gente de mala reputación y trabaja incansablemente para
terminar con eso. Por eso realiza milagros, porque al
hacerlo, obra el milagro de que los marginados sean
aceptados en el Reino de Dios.
Jesús llega a decirles a los dirigentes judíos que los
publicanos y las prostitutas están antes que ellos en el
Reino de Dios (Mt 21,31).
De esta manera les apremia a los ―puros‖ a que
cambien su modo de actuar, porque en el reino al que ellos
quieren entrar no se tolera la marginación; pero además,
es que ellos no van a tener cabida, ya que esos pobres y
desgraciados de la tierra por culpa de ellos, son los
privilegiados, los primeros en el Reino.
Por medio de una imagen bellísima, Jesús habla del
Reino de Dios como de un banquete en el que participarán
"los pobres, los lisiados, los ciegos y los cojos", pero no
además de los que tienen campos y yuntas de bueyes, sino
en lugar de ésos (Lc 14,15-24). Y encima advierte que
cuando se dé un banquete, se les invite precisamente a los
pobres (Lc 14,12-14).
De esa manera queda suficientemente claro que es
con ellos con quienes debe de estar el cristiano.
Resulta curioso que en ocasiones, a Jesús le
rechacen hasta los propios marginados y es que por estar
cerca de ellos, él mismo llega a ser un marginado.
Recordemos aquél pasaje en el que se cuenta que
Jesús, atravesando Samaria, no encuentra acogida
(Lc 9,52-53) e incluso le niegan el agua para beber
236
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

(Jn 4,9). Pero sin embargo, su compromiso con los


samaritanos, es mayor aun si cabe que con los demás. Los
pone como ejemplo a imitar, por encima de los sacerdotes
y levitas (Lc 10,33-37). Incluso se queda a pasar dos días
en un pueblo de Samaria (Jn 4,39-42). Hasta llegan a
insultarle llamándole samaritano (Jn 8,48)68.
Este rasgo de solidaridad con los marginados que
tenía Jesús, viene como consecuencia de la nueva
sociedad que proclama el Reino de Dios, una sociedad
basada en la igualdad, la fraternidad y la solidaridad.
Y es que Jesús viene a poner el mundo al revés: los
primeros serán los últimos; los preferidos serán los más
desgraciados; los pobres alcanzarán la riqueza… Su
mensaje y su hacer, trastornan las situaciones
establecidas y proclama la soberbia dignidad de todos los
desgraciados, a los que el orden creado por el poder
presente, margina y desprecia. Su afán por defender al
marginado le lleva a actuar constantemente como Dios, y
de esa manera nos está revelando a ese Dios como nuestro
Padre, y ya sabemos que un buen padre no quiere ni
soporta marginaciones entre sus hijos. Recordemos sus
palabras: «Quien me ve a mí, ve al Padre» (Jn 14,9).
Podríamos terminar este punto diciendo que no
conoce mejor a Dios el que más lo estudia y el que mejor
realiza fórmulas de oración y prácticas religiosas, sino el

68 ¿Por qué existía este odio y marginación entre los palestinos y samaritanos?
La tradición dice que los samaritanos descienden de los pobladores extranjeros
que llegaron a Samaria después de que los asirios echaran a los auténticos
israelitas que ahí vivían. Sin embargo, los samaritanos siempre han reivindicado
que eran los auténticos descendientes de los israelitas del Reino de Israel y que
permanecieron en Samaria tras la deportación (2Re 17,24). Y efectivamente así
es, ya que un estudio genético que se realizó, dio como resultado que los
samaritanos sí descienden de los israelitas. Pero, además, el análisis de ADN
mitocondrial demostró que también descienden de los asirios y otros pueblos
arameos, validando por ello, el origen tanto local como foráneo de los
samaritanos. Estas diferencias entre ellos surgieron desde que los samaritanos
se separaron de la comunidad judía en el siglo IV a.C. y construyeron su propio
templo sobre el monte Garizín; desde entonces se cree que existen fuertes
tensiones entre judíos y samaritanos.

237
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

que vive la cercanía solidaria con los hombres y mujeres


que la sociedad más desprecia. Seguramente ahí está el
secreto del verdadero conocimiento de Dios.
Por último, hablaré ahora de la fidelidad que
permanentemente tiene Jesús con su Padre.
Con frecuencia se hacen análisis psicológicos y de la
personalidad de quienes sobresalen en algún campo de la
sociedad. Pues creo que Jesús tiene motivos sobrados para
que también hagamos una pequeña aproximación a su
―yo‖.
Posiblemente el lector compartirá conmigo la idea,
de que para Jesús, Dios era el único valor absoluto y que
todo lo demás era relativo. Yo creo que esto fue así porque
si no es imposible vivir la libertad de la manera que él lo
hizo. Además, creo que vivió completamente unido a Dios y
sintiéndole Padre de todos. Esto, seguramente fue el
motivo por lo que actuó de esa manera con los
marginados. Hasta costarle la vida.
Pero ¿cómo llegó a esta intimidad, a esta unión tan
estrecha con Dios? ¿Cómo fue su relación con Dios? Y me
hago estas preguntas porque hoy es fácil tener esta
proximidad con el Padre. Jesús y veintiún siglos de
historia han hecho que sea posible; pero démonos cuenta
de cómo era entonces la relación de aquél pueblo judío con
Yahveh. Esta cercanía y confianza de verlo como a un
padre era impensable. Dios era Dios y el pueblo su
servidor. Por lo tanto ¿cómo pudo tener Jesús la osadía de
llamar a Dios Abbá–Papá?
Este era el nombre cariñoso que usaban entonces
los niños arameos. Su origen provenía del lenguaje
balbuciente de aquellos niños para llamar de manera
intima a sus padres, cuando empezaban a hablar.
Por lo tanto, a un judío jamás se le hubiera ocurrido
utilizar esa palabra para dirigirse a Dios, porque eso sería,
en su mentalidad, una falta de respeto total. Algo que no
entraba en sus planteamientos. Sería poner a Dios a la
misma altura que ellos como padres.
238
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Pues bien, la intimidad de Jesús con el Padre era


tal, que no solamente lo utiliza para él, sino que les dice a
sus seguidores que cuando se dirijan a Dios lo hagan
también ellos de esa manera.
Pero esta intimidad no correspondía a un mero
sentimiento o sentimentalismo. Esa intimidad suya se
traducía en hechos, y esos hechos se concretaban en una
fidelidad absoluta. Y eso es tan importante para Jesús,
está tan convencido de que solo por medio de esa fidelidad
e intimidad con el Padre es posible ser libre para trabajar
por el Reino, que Jesús educó a sus discípulos en esa
fidelidad; de tal manera lo hizo, que su frase: "Hágase tu
voluntad así en la tierra como en el cielo"(Mt 6,10par) fue
su actitud constante, mantenida durante toda su vida69.
¿Y por qué Jesús actuó de una manera totalmente
original? ¿Por qué no lo hizo desde los modelos que
existían entonces?
Podía haber trasmitido su mensaje siendo un
funcionario del templo, un sacerdote; o bien desde la
piedad y el cumplimiento de la ley, como un buen fariseo.
Podía haber entrado a formar parte del movimiento judío
de piadosos ascetas del desierto, llamados esenios; o bien
podía haberse unido al grupo zelota de revolucionarios,
que por medio de la lucha combatía la dominación
romana. Pero no, Jesús rompe con todos los esquemas y
salta por encima de los convencionalismos, y sin imitar a
nadie, busca a unos hombres insignificantes y junto a
ellos, se propone transformar al hombre.
Esto es la causa de que su personalidad es

69 Alguno de esos momentos: "Mi comida es hacer la voluntad del que me ha


enviado" (Jn 4,34); "Aquí estoy yo para hacer tu voluntad" (Heb 10,9); "No busco
mi voluntad, sino la voluntad de aquel que me ha enviado" (Jn 5,30); "No he
venido para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me ha enviado" (Jn 6,38).
Pero, sobre todo, está la oración que Jesús dirigió al Padre en Getsemaní: "No se
haga mi voluntad, sino la tuya, Padre" (Lc 22,42; Mt 26,42). Y aunque él vio
claramente que todo aquello le llevaba a la muerte y al fracaso, no retrocedió ni
vaciló un instante. Aguantó hasta soportar la persecución, la tortura y la muerte.

239
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

irreductible a cualquier modelo humano; no existe. Porque


Dios es irreductible a cualquier modelo humano.
Y aquí, lo lamento, pero la única explicación que me
es posible dar, es que esa originalidad suya tiene su razón
de ser en el profundo misterio de Dios. ¿O de Jesús?
Es lo mismo, qué más da.
En Jesús se manifiesta Dios y a través suyo se da a
conocer.
Todo esto, efectivamente, suena a desconcertante,
es muy complicado entenderlo; no pasa nada, es natural.
Cuando Cristo no nos sorprenda, mal asunto;
seguramente es que estamos reduciéndole a nuestros
esquemas humanos, interpretándole bajo nuestro
convencionalismo.
Toda su vida fue una entrega total a la búsqueda
del bien de los hombres, sobre todo de la liberación de
esos pobres que estaban a su alrededor; de todos aquellos
oprimidos por esa sociedad, por aquél sistema que sus
opresores habían establecido. No le importó las
consecuencias; sin embargo no fue un loco que se lanzó al
vacío. Sabía que la salvación de los desgraciados merecía
la pena. Por eso quebrantó leyes, escandalizó a los
piadosos sumisos con la religión convencional, se enfrentó
a los dirigentes, soportó la persecución y murió como un
delincuente.
Y aquí se nos presenta una cuestión profunda y
delicada que merece la pena meditar, y si es posible, darle
una explicación.
Jesús murió desamparado y abandonado de todos:
de su pueblo, de sus discípulos y de sus seguidores más
íntimos. Pero aun siendo esto doloroso y triste, no es lo
más grave del asunto.
Dicen las escrituras que Jesús murió gritando: «Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46;
Mc 15,34).
Pues bien, sea cual sea la explicación que podamos
dar a estas palabras, una cosa está clara: durante su
240
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

pasión y en su muerte, Jesús se sintió abandonado hasta


del mismo Dios. La narración y sus palabras nos lo
demuestran. Murió solo, y además, sin la recompensa del
consuelo divino.
De modo que, podemos afirmar que esa libertad con
la que vivió, fue total, incluso en el momento de su muerte;
porque el desamparo con que murió, también fue total. No
obtuvo ninguna compensación a su manera de vivir ni en
los últimos momentos. Por lo tanto, su muerte fue el acto
de libertad más radical que puede tener una persona,
precisamente porque fue un acto que no tuvo ninguna
recompensa. La radicalidad que vivió, sin poner límites a
su amor y fidelidad, no cesó ni en aquel último momento.
Esto nos lleva a poder afirmar que Jesús no fue un
fanático, sino un apasionado radical que no cedió en
cumplir la voluntad de Dios ni en ese último suspiro.
Jesús sabía que siendo fiel al Padre era fiel al
hombre. Una fidelidad le llevó a la otra. Por eso me resisto
a admitir algunos comportamientos en los que una de esas
dos fidelidades falla. Y eso se da con más frecuencia de lo
que nos damos cuenta; unas veces se pone el énfasis en
Dios y se olvida al prójimo, y en otras, se ve al hombre
como valor absoluto y a Dios se le ve como algo relativo.
Cuando esto se da, no es difícil caer en el fanatismo
y lo que es peor, en la barbarie. En el nombre de Dios o en
el nombre del hombre, es igual de monstruoso.

241
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo XVIII
A quién seguimos, ¿al crucificado o al resucitado?

A lo largo de los siglos han existido diversos


métodos para ejecutar a los condenados a muerte: silla
eléctrica, horca, guillotina, garrote vil, fusil, espada,
cuchillo, cruz, etc. Imaginemos que a un familiar o amigo
le han quitado la vida con alguno de ellos, e imaginemos
aun algo más: la ejecución ha sido de manera injusta,
porque nuestro familiar era inocente. Dándose estas
circunstancias, ¿alguien cree que guardaríamos y
veneraríamos el instrumento que ha servido para quitarle
la vida? Seguramente no.
La cruz era, en tiempos de Jesús, el tormento, la
humillación y la vergüenza por la pasaban los esclavos, los
delincuentes más peligrosos, los revolucionarios y
subversivos que se rebelaban contra el Estado. La cruz era
la más vergonzosa de las penas y se entendía que era una
maldición divina.
Sin embargo, para el cristiano, la cruz en la que
clavaron a Jesús, se ha convertido en una reliquia santa y
sagrada; se ha metido en los templos y se ha colocado
sobre los altares. Esto ha hecho que se le haya quitado
toda la fuerza subversiva y revolucionaria que tenía. Aún
más, se ha hecho de la cruz un objeto de honor y prestigio,
colocándola en el lugar más alto de las catedrales; también
en el pecho de los grandes personajes de este mundo y en
las coronas de reyes y emperadores; pero a la vez, también
se utiliza como condecoración de dictadores y tiranos.
¿Cómo ha sido posible que haya pasado de ser un
instrumento de tortura y reprobación, a un distintivo de
honor, grandeza y poder, además de un objeto sagrado,
que merece todo el respeto y veneración? ¿Supone esto
242
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

una perversión del cristianismo en la conciencia de


muchas personas y una manipulación en beneficio de los
instalados y poderosos? Estas preguntas, creo que debe de
responderlas cada uno desde lo íntimo de su conciencia.
Yo solamente voy a hacer algunas consideraciones.
El símbolo de la cruz y la muerte de Jesús han sido
manipulados y tergiversados durante siglos, sobre todo por
las clases ricas y poderosas que lo han utilizado para
justificar el sufrimiento, la pobreza, la marginación e
incluso la muerte en el horizonte de la vida humana.
Desde tiempos pasados se nos dice e incluso se nos
educa con algunas frases, entre piadosas y resignadas:
―Cada uno debe cargar con su cruz de cada día‖; ―Lo
importante es vivir con paciencia y resignación‖; ―Por
medio de la cruz llegaremos a la luz; solo de esa manera se
puede reparar la infinita majestad de Dios, ofendida por
nuestros pecados y los del mundo‖.
En el cumplimiento de las normas, preceptos,
obligaciones e imposiciones de la iglesia Católica, se ha ido
desarrollando una mística de la cruz que ha dado pie a los
opositores a considerar a la religión como "El opio del
pueblo". Y tal vez no les falte algo de razón; porque sobre
esta mística se ha ido tejiendo una maraña, que bajo mi
humilde opinión, ha hecho mucho daño en la Iglesia. Se
ha abusado excesivamente por parte de la Iglesia de una
teología sobre la cruz, rodeándola a la vez de una mística
sobre el sufrimiento en interés de los que causaban el
sufrimiento. Los mensajes lanzados por los sacerdotes,
dentro y fuera del templo, llevaban una tremenda carga de
aceptación a la ―voluntad de Dios‖, cuando en la mayoría
de las veces seguramente no se conocía cual era esa
voluntad. Con frecuencia se exhortaba a los campesinos, a
los pobres, a los marginados, a los indios, o a los esclavos
negros, qué más da, a aceptar el sufrimiento como "su
cruz necesaria para salvarse"; de esta manera se impedía
su rebelión contra las situaciones de opresión.
No es extraño que Marx dijera en uno de sus libros:
243
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

«La religión es el gemido de la criatura oprimida, el corazón


de un mundo sin corazón, así como el espíritu de una
situación carente de espíritu». Creo que esto todo esto ha
sido la consecuencia de una mística de la cruz mal
trasmitida, que ha llevado a la iglesia a desorientar y a
desorientarse.
Entonces, ¿cuál es el sentido y el significado que le
podemos dar a la pasión y a la muerte de Jesús? ¿Qué
sentido tiene para los cristianos su muerte?
Primeramente quiero exponer algo que puede
resultar un poco escandaloso: Jesús era radicalmente
Dios, pero también era radicalmente hombre.
Como Dios, lo hablaremos después; ahora quiero
hablar de él como hombre. Y como hombre radical era en
todo igual a los demás hombres, menos en el pecado. Eso
¿qué suponía? Que Jesús tenía las limitaciones propias de
la condición humana. Y una de esas limitaciones es no
saber de antemano lo que nos va a suceder en el futuro.
Entonces, ¿no sabía Jesús el final que le esperaba?
En el capítulo anterior he comentado este tema, de modo
que ya vimos que fruto de su manera de actuar y de
enfrentarse con el poder, se iban sucediendo las cosas de
tal manera que necesariamente se tuvo que dar cuenta de
que su vida terminaría mal. Solo desde la ingenuidad era
posible no advierte que terminar mal, no es que fuese
probable, es que era irremediable. Y para ver esto no era
necesario ser Hijo de Dios.
Jesús también contaba con el testimonio de los
profetas del AT; la muerte de Juan Bautista; la aptitud
cada vez más violenta de las autoridades con las que se
enfrenta y que en varias ocasiones quieren golpearle y
capturarle; el conocimiento que tenían los judíos sobre el
justo oprimido y el siervo sufriente, cuando reflexionaban
sobre la experiencia del exilio. Todo esto eran datos
coincidentes que necesariamente a Jesús le darían pistas
sobre cuál iba a ser su destino.
La muerte de Jesús se ha interpretado desde la
244
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

necesidad y el deseo de Dios para que se cumpliera el plan


divino de la salvación. Sin embargo esto no se puede sacar
de los escritos evangélicos. Existen estudios teológicos que
explican el porqué de esta interpretación. Ya he comentado
que en el AT se dice que «Ser crucificado es una maldición
divina» (Dt 21,23). Pablo lo comenta con más detalle en
Gal 3,13). Al estar esta idea dentro de la tradición judía,
para los primeros cristianos era vital demostrar que Jesús,
a pesar de ser un crucificado, no era un maldito. Y para
ello, echaron mano de este argumento: la muerte de Jesús
en la cruz responde al plan divino de la salvación. Dios
mismo ha querido y ha dispuesto las cosas para que
sucedieran tal y como sucedieron.
Y de nuevo lo digo, no pretendo escandalizar; los
autores evangélicos no hacen una descripción de los
hechos tal y como ocurrieron, sino que narran la
interpretación o explicación teológica que aquellos primeros
cristianos encontraron para esos hechos. Esto es algo así
como una corriente de pensamiento que tenían las
primeras comunidades; y por eso la expresión que vemos
"debía suceder así‖, es como la palabra clave. Es decir, la
muerte de Jesús "debía" suceder como de hecho sucedió.
Démonos cuenta de lo que para aquella sociedad
tuvo que significar y representar la muerte de Jesús, tal
como ocurrió. Ya he dicho que para ellos, un crucificado
era un maldito, un condenado; alguien a quien Dios y sus
sacerdotes le habían desautorizado. Eso representaba el
fracaso y la crítica más absoluta. Y Jesús murió de esa
manera. Por eso era necesario demostrar que a pesar del
fracaso y reprobación que aparentemente suponía su
muerte, para los cristianos significaba un "hecho querido
por Dios". Y además, para sus seguidores era un
acontecimiento que tenían que imitar: «El que quiera venir
detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su
cruz y me siga» (Mc 8,34; Lc 9,23); «El que no toma su cruz
y me sigue, no es digno de mí» (Mt 10,38); «El que quiera
venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con
245
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

su cruz y me siga» (Mt 16,24).


Pero aún había más; la muerte de Jesús también se
interpreta de una manera expiatoria en favor de los
hombres; es decir, aquellos hombres y mujeres lo vieron
como un sacrificio que Jesús sufrió en lugar de los demás,
para salvarlos y redimirlos a todos. Por eso se utiliza en el
NT las expresiones: Muerto por nosotros; Por nuestros
pecados; En rescate nuestro, sobre todo en las cartas de
Pablo.
Aquélla ruptura que se produjo en Génesis cuando
el hombre pecó, dando paso al ―pecado original‖, es
remediada por el único que lo puede hacer, Dios mismo,
que en Jesucristo se hace como uno de nosotros, y
mediante su entrega total a Dios en la muerte, hace
posible lo que para el hombre era imposible: el
acercamiento a Dios, la participación en su vida divina, la
superación de la muerte y el destino feliz para siempre.
Todo esto es el resultado de la reflexión cristiana
sobre lo que fue el hecho histórico de la muerte de Jesús.
De manera que cuando se nos habla de llevar la cruz y
soportarla, no se trata de aguantar con paciencia y
resignación la injusticia de este mundo; por el contrario es
rebelarse contra esa injusticia; es trabajar para que en el
mundo no haya más atropellos ni más esclavitudes. Existe
una relación directa entre la cruz de Cristo y la situación
de los pobres, los oprimidos, los marginados y los
humillados. De modo que optar por la cruz es optar por
esas personas y ponerse de parte de ellas.
Pero, durante muchos siglos los que trabajan por el
Reino han adulterado la cruz de Cristo convirtiéndola en
un instrumento de resignación y paciencia ante los males
que aquejan al mundo. Cuando la cruz es todo lo
contrario. Es el signo de la más sagrada rebeldía contra el
sufrimiento que unos hombres imponen a otros. Por eso es
impresentable que la cruz haya llegado a ser la
condecoración que lucen en su pecho los satisfechos y los
arrogantes. La cruz es el símbolo de los que trabajan para
246
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

que en la sociedad haya más igualdad, más solidaridad y


más fraternidad. Al menos entre los que se encuentran a
nuestro lado.
Todo lo que hemos visto anteriormente sobre Jesús,
teniendo una gran importancia para el mundo y para el
cristiano, carece de interés al lado de este tema que paso a
comentar: la resurrección de Jesús. Este acontecimiento
es tan importante en la historia de la salvación, que sin
ella, ni la existencia de Jesús tendría sentido, ni la fe de
los cristianos mantendría su estabilidad.
Dije anteriormente que Jesús con su muerte fue el
gran fracasado, y como signo visible murió abandonado
por todos. Y para sus seguidores, su muerte vino a
enterrar todas las esperanzas que habían puesto en él. Lo
vemos claramente en la fuga de los apóstoles (Mc 14,50),
en la decepción de los discípulos de Emaús (Lc 24,21),
además del miedo a los judíos al quedarse solos
(Jn 20,19). Esa manera de actuar nos permite ver con
claridad la sensación de fracaso que invadió a los primeros
seguidores de Jesús. Por lo tanto, si no llega a suceder el
acontecimiento de la resurrección, el fracaso de Jesús se
habría confirmado plenamente y el movimiento que surgió
extendiéndose por el mundo, jamás se hubiera producido.
Ya lo dijo el apóstol Pablo: «Si Cristo no hubiera resucitado,
vana sería nuestra predicación y nuestra fe» (1Cor 15,14);
pero además añade: «Si no hay resurrección, somos los más
desgraciados de los hombres» (1Cor 15,19). Y es que sin la
resurrección, Jesús se hubiera quedado en un pobre
hombre fracasado, que terminó muriendo como todos los
mortales, pero además de la peor manera.
Y sin embargo, a pesar de la importancia y la fuerza
que tiene lo dicho anteriormente, desde la fe en Cristo
resulta, que la fe en la resurrección ha sido discutida
desde los tiempos de los apóstoles hasta hoy. Y es que la
única certeza que se tiene es una certeza de fe.
Los dos hechos que citan los relatos evangélicos
sobre la resurrección son el sepulcro vacío y las
247
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

apariciones, y no son precisamente de una naturaleza que


excluyan la duda. Posiblemente por eso en los últimos
años se ha levantado una importante polémica, tanto en la
teología protestante como en la católica, acerca del
sentido, el significado y la certeza, o no, que se puede y se
debe tener sobre la resurrección.
Primeramente es importante ver si la resurrección
se puede considerar un hecho histórico; y a continuación
vamos a ver qué se entiende realmente por resurrección.
Si consideramos que un hecho es histórico cuando
acontece realmente, entonces se puede decir sin dudar que
la resurrección fue un hecho histórico; ahora bien, si por
hecho entendemos lo que se puede comprobar en el espacio
y en el tiempo, entonces solo hay una respuesta: la
resurrección no fue un hecho histórico. ¿Está claro?
Una cosa es resucitar y otra cosa es revivir. Jesús no
revivió, resucitó.
¿Cuál es la diferencia? Revivir es volver a la vida que
se tenía antes de morir, de manera que al revivir se vuelve
a ser mortal, se vuelve a estar en este mundo como antes,
como uno más. Recordemos a Lázaro (Jn 11,43-44); eso
fue lo que le pasó. Igualmente al hijo de la viuda de Naím
(Lc 7,15).
En cambio, resucitar es vencer a la muerte, pero de
manera definitiva. Y por tanto, quien resucita se escapa ya
para siempre de ella. Quien revive vuelve a este mundo,
mientras que quien resucita traspasa para siempre las
fronteras de este mundo.
¿Entonces Jesús en qué situación se encontraba?
La teología nos dice que al resucitar Jesús, ya no estaba
sometido al espacio y al tiempo, es decir, ya no estaba en
este mundo; había rebasado definitivamente las
condiciones que rigen nuestra existencia; por ello ya no
poseía las condiciones de la historicidad. Lo único que se
puede considerar histórico en los hechos que nos cuentan
los evangelios sobre lo que allí ocurrió tras su muerte, fue
que los discípulos experimentaron la presencia viva de
248
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Jesús y así fue como lo manifestaron a los demás.


Por este motivo, los evangelios nos hablan de las
apariciones después de la resurrección, pero no del mismo
hecho de la resurrección.
Incluso, en algunos escritos de los llamados
apócrifos, se puede ver un cierto lenguaje fantástico para
narrar como se produjo la resurrección70. Fruto de la
tradición y de la conciencia cristiana, enseguida se
percibió que no era posible hablar de la resurrección en sí
misma en aquellos términos, además de la fantasía que
contenía el relato; por estos motivos fueron rechazados

70 En el año de 1886 se descubrió en el sepulcro de un monje cristiano de


Akhmim (Alto Egipto) un volumen de 33 folios en pergamino del siglo VIII-IX y
otros dos escritos de carácter apocalíptico: Estos 33 folios pertenecían a un
amplio fragmento griego de una narración evangélica sobre la Pasión y
Resurrección atribuida a Pedro y escrito hacia el 150 d.C. Este es un extracto:
«Y muy de mañana, al amanecer del sábado, vino una gran multitud de Jerusalén
y de sus cercanías para ver el sepulcro sellado. Mas durante la noche que precedía
al domingo, mientras estaban los soldados de dos en dos haciendo la guardia, se
produjo una gran voz en el cielo. Y vieron los cielos abiertos y dos varones que
bajaban de allí teniendo un gran resplandor y acercándose al sepulcro. Y la piedra
aquella que habían echado sobre la puerta, rodando por su propio impulso, se
retiró a un lado, con lo que el sepulcro quedó abierto y ambos jóvenes entraron. Al
verlo, pues, aquellos soldados, despertaron al centurión y a los ancianos, pues
también éstos se encontraban allí haciendo la guardia. Y, estando ellos explicando
lo que acababan de ver, advierten de nuevo tres hombres saliendo del sepulcro,
dos de los cuales servían de apoyo a un tercero, y una cruz que iba en pos de
ellos. Y la cabeza de los dos primeros llegaba hasta el cielo, mientras que la del
que era conducido por ellos sobrepasaba los cielos. Y oyeron una voz proveniente
de los cielos que decía: «¿Has predicado a los que duermen?» Y se dejó oír desde la
cruz una respuesta: «Sí». Ellos entonces andaban tratando entre sí de marchar y
de manifestar esto a Pilato. Y, mientras se encontraban aún cavilando sobre ello,
aparecen de nuevo los cielos abiertos y un hombre que baja y entra en el sepulcro.
A la mañana del domingo, María la de Magdala, [...]―¿quién nos removerá la piedra
echada a la puerta del sepulcro‖. [...] Pues la piedra era muy grande y tenemos
miedo no nos vaya a ver alguien. [...] Fueron, pues, y encontraron abierto el
sepulcro. Y en esto ven allí un joven sentado en medio de la tumba, hermoso y
cubierto de una vestidura blanquísima, el cual les dijo: «¿A qué habéis venido? ¿A
quién buscáis? ¿Por ventura a aquel que fue crucificado? Resucitó ya y se marchó.
Y si no lo queréis creer, asomaos y ved el lugar donde yacía. No está, pues ha
resucitado y ha marchado al lugar aquel de donde fue enviado». Entonces las
mujeres, aterrorizadas, huyeron. Yo, Simón Pedro, por mi parte, y Andrés, mi
hermano, tomamos nuestras redes y nos dirigimos al mar, yendo en nuestra
compañía Leví el de Alfeo‖

249
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

estos libros por la Iglesia.


La teología de aquellas primeras comunidades
tenían muy claro en qué consistía la resurrección. San
Pablo, gran transmisor del mensaje cristológico, cuando
habla de "cuerpo", lo hace para designa al hombre entero,
el interior y el exterior, es decir, el cuerpo y el alma71. Sin
embargo, cuando habla de la "carne", lo hace para
designar lo débil, lo mortal y transitorio, lo que es privativo
de la condición humana con sus limitaciones72;
expresando también en la carne la debilidad moral del
hombre, el lugar dónde está arraigado el pecado; la parte
del hombre que se rebela contra Dios (Rom 2,28-29). Por el
contrario, el "espíritu" es lo que se opone, no al cuerpo,
sino a la carne. Por eso dice en su carta a los romanos:
«Las tendencias de la carne son la muerte, pero las del
espíritu son vida y paz» (Rom 8,6).
Es importante que entendamos que el mensaje de
aquellos hombres y su manera de expresarlo, estaba
condicionado por su manera de entender al hombre y al
creador; además de estarlo también fuertemente por la
filosofía cretense.
¿A dónde nos lleva todo esto? A que entendamos
que el hombre, en el pensamiento bíblico, no está
compuesto de cuerpo y alma; es un todo, esencialmente
corporal. Lo cual lleva a entender que la verdadera
liberación del hombre, no es el abandono del cuerpo, es la
disposición total de toda la persona hacia Dios.
Cuando Pablo dice "cuerpo espiritual", quiere decir
que, por medio de la resurrección, el hombre entero queda
lleno de Dios y por eso es liberado de todas sus
alienaciones y limitaciones: de la debilidad, el dolor, la
incapacidad de amar y relacionarse, del pecado y también,
de la muerte.
Por tanto ¿qué No es la resurrección? No es

71 Cf. 2Cor 4,16; Rom 7,22-23; 1Cor 9,27; 13,13; Flp 1,20
72 Cf. 1Cor 5,5; 7,28; 2Cor 10,3; 11,18; Flp 3,3-4

250
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

resucitar a la vida biológica; es resucitar a la vida eterna, a


una vida que ya nunca estará amenazada por la muerte, ni
tan siquiera por ninguna limitación.
Para el cristiano, creer en esto le lleva a terminar
con el drama de la muerte. Porque sabe que la muerte no
es la última palabra sobre su destino. La última palabra es
la vida. Y lo que es aún más grande: la vida sin ningún
tipo de limitación. En consecuencia, para quien tienen fe,
la muerte no es ya un problema. La muerte es
sencillamente el paso a la resurrección.
De que esto es así, no tenemos ninguna evidencia;
solo podemos apoyarnos en la fe. En la fe en Cristo
resucitado. Esa ha de ser nuestra fe, lo demás será
vanidad, cosas caducas. Y cuando el creyente a
descubierto esto, necesariamente tiene que hacerlo vida,
es decir, tiene que transformar su manera de vivir por la
manera de Cristo y de ello ha de nacer forzosamente la
necesidad de salir al mundo a vivir el compromiso y a
transmitirlo.
Eso es lo que hicieron los primeros cristianos al
tener la experiencia del resucitado. Se convirtieron en
otros hombres y salieron a la calle a decir que Cristo había
triunfado sobre la muerte y que con la resurrección todo
cambia. Ese convencimiento les hizo a los discípulos
predicar con gran valentía delante de los judíos: «Vosotros
lo habéis matado... Dios lo resucitó»73. Y una de las
características más acusadas de la predicación cristiana a
partir de entonces fue la valentía, la audacia, la seguridad
y la libertad para proclamar el mensaje de la
resurrección74. Y para comprender el alcance de esta
predicación es importante tener presente lo peligroso que
era hacerlo en aquellas circunstancias. Porque era lo

73 Cf. Hch 2,22s; 3,15; 4,10; 5,30; 10,39s.


74 Cf. Hch 2,29; 4,13.29.31; 9,27.28; 13,46; 14,3; 18,26; 9,8; 26,26; 28,31; 2Cor
3,12; 7,4; Ef 6,19.20; Flp 1,20; 1Tes 2,2; 1Tim 3,13; Flm 8; Heb 3,6; 4,16;
10,19.35

251
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

mismo que decir a los dirigentes judíos: Dios está de parte


del que vosotros habéis matado; y por eso, Dios está a favor
de él y en contra de vosotros. Pedro incluso se lo dice a
ellos con una gran dureza: «Habéis rechazado al santo, al
justo, y habéis pedido la libertad para un asesino; habéis
matado al autor de la vida, pero Dios lo resucitó, nosotros
somos testigos» (Hch 3,14-15).
De esta manera, demostraban que Jesús tenía
razón y que su enfrentamiento con los dirigentes judíos se
prolongaba en los discípulos del resucitado. Por lo tanto, la
predicación de la resurrección suponía tomar partido en
una causa muy conflictiva y politizada.
El mensaje que lanza el evangelio es tremendamente
claro a la vez que radical: predicar la resurrección es
convencer a la gente de que la vida hay que verla como la
vio Jesús; nos tiene que gustar lo que le gustó a Jesús y
tenemos que rechazar lo que él rechazó. No hay ―medias
tintas‖, si se está con Cristo hay que estar enfrentado con
el sistema establecido que esté al margen del evangelio.
Para finalizar, quiero exponer algo que considero
muy importante para entender algo mejor el tema de la
resurrección. No en el aspecto teológico, que considero que
está bastante claro, si no en el aspecto real y práctico.
La tradición teológica ha considerado que la
resurrección tendrá lugar al final de los tiempos, cuando
venga el fin del mundo y concluya la historia. Es más, los
primeros cristianos estaban convencido de que el fin del
mundo y por tanto venida de Cristo con todo su poder y
majestad, era inminente.
Tanto la manera de entenderlo ellos en aquél
momento, como nosotros ayudados por la tradición, está
fundamentada en tres afirmaciones, la primera es que la
muerte no es total, afecta sólo al cuerpo; la segunda, que
la resurrección tampoco es total, solo es del alma; y por
último, que la persona está compuesta de dos sustancias
incompletas: cuerpo y alma.
Ahora bien, estos conceptos no tienen un
252
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

fundamente bíblico. Según el pensamiento de las


escrituras comentado anteriormente, el hombre es un
todo, esencialmente corporal.
Entonces ¿de dónde se ha tomado este concepto?
Pues como tantos otros, del paganismo, de la filosofía
griega, en concreto de Platón. Por lo tanto, es importante
tener claro que la idea de un hombre sin cuerpo es
completamente ajena a la revelación bíblica. La idea de un
hombre gozando de Dios en el cielo, pero sin cuerpo
(aunque sólo sea por algún tiempo, hasta que llegue el fin
del mundo), es una idea que tiene su fundamento
solamente en la filosofía platónica, no en la revelación
bíblica.
¿Entonces?
Veamos que dice la revelación por medio de los
libros inspirados.
El pensamiento teológico de san Pablo sobre este
tema, dice que el bautismo nos hace participar de la
muerte y la resurrección de Cristo (Rom 6,1-11; Col 2,12).
Esta participación en la resurrección lo presenta como un
acontecimiento futuro en sus primeros escritos
(1Tes 4,15-17; Rom 6,5). Y sin embargo en escritos
posteriores dice que es un acontecimiento ya realizado (Col
2,12; Ef 2,6). En base a su pensamiento, la resurrección,
que es también corporal, se ha realizado ya.
Entonces, eso que llamamos la muerte es el paso a
la resurrección definitiva. En consecuencia de lo expuesto,
se puede decir que la resurrección ocurre en el mismo
momento de la muerte.
En el evangelio de Juan, la afirmación de Jesús es
que la resurrección ocurrirá el último día (Jn 6,39.44.54;
11,24); esta era la creencia que tenían los judíos.
Sin embargo, desconciertan otras afirmaciones de
Jesús en las que dice que quien cree en él, tiene ya la vida
eterna (Jn 5,24; 6,40.47); y dice aún más: que ha pasado
de la muerte a la vida y ya no muere más (Jn 5,24-25;
11,26). Y además, por si no está suficientemente claro,
253
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

dice: «Quien sea fiel a mi palabra, no morirá jamás»


(Jn 8,51).
Después de todo esto, se puede decir que a lo que
llamamos muerte no es realmente una muerte, es una
transformación o, mejor aún, una resurrección.
De modo que el cadáver de la persona que vemos
allí tendida e inerte, no es ya el cuerpo de la persona. Es la
materia, el último ―despojo‖ que queda de lo que fue esa
persona en su condición carnal.
Yo personalmente viví esa experiencia al morir mi
padre. Aquello que estaba tendido sin vida en el ataúd, no
era mi padre. Le faltaba lo que le hacía serlo: la vida. Esa
vida era la que le permitía hablar, callar, reír, llorar, amar,
sufrir… y tantas cosas que eran las que le permitían ser él.
Aquello no era mi padre. Y tan convencido estuve, que no
volví nunca a visitar la sepultura dónde le enterraron. Su
ser, se fue con Dios y su recuerdo quedó en mi corazón.
Pero al margen de esta licencia personal que me he
tomado, quiero indicar que la materia biológica no es lo
mismo que la corporalidad. El cuerpo humano renueva
casi todas las células cada siete años, o sea, en ese periodo
cambia su realidad biológica, pero sigue siendo el mismo
cuerpo. Seguramente esto, nos ayudará a entender la
diferencia entre materialidad y corporalidad.
La muerte ocasiona una ruptura con la existencia
presente. Por lo tanto, cuando hablamos de la pervivencia
de la persona no se puede entender como continuidad en
la existencia histórica. Esa ruptura ha de hacerse evidente
teniendo en cuenta la materialidad del cuerpo que hemos
tenido durante esta vida y que como sabemos, se va
deteriorando ya desde el mismo momento en que nacemos,
hasta que llega el momento en el que muere y se
corrompe. Se puede por tanto decir, que hay algo de
nosotros que se transforma profunda y radicalmente; y
algo que pervive inmutable.
Lo que se transforma radicalmente es lo que
llamamos cuerpo.
254
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

La fe nos dice que el principio espiritual del ser


humano, lo que llamamos alma es inmortal. Y eso es lo
que pervive inmutable.
Quiero ahondar un poco más en este tema.
Desde tiempos inmemoriales el hombre religioso se
ha planteado una cuestión fundamental: ¿Qué ocurre
después de la muerte? Y cuando ese hombre fue teniendo
mayor conocimiento de Dios, ese pregunta la fue
transformando por esta otra: ¿Dónde, cuándo y cómo
recompensa Dios al hombre?
Israel comenzó por dar una respuesta a esa
pregunta en estos términos: Dios sanciona el bien y el mal,
la fidelidad y la infidelidad, en esta vida, con premios y
castigos temporales.
Esta manera de entenderlo queda perfectamente
indicada por el mismo Yahveh en el capítulo 26 del libro de
Levítico, y en el capítulo 28 del Deuteronomio. Pero por si
aun había alguna duda, en los salmos 1, 91, 112 y 128, lo
indica más claramente si cabe.
Sin embargo, el caminar del hombre a través de su
vida, le evidencia que esta tesis tiene muchas lagunas.
Frecuentemente ve que los malos prosperan en esta vida, y
que los justos sufren las consecuencias de un mal que casi
nunca han cometido.
El autor del libro de Job ya se dio cuenta de que esa
respuesta tradicional al problema de la retribución del
bien y del mal era falsa: «¡Que inútil es el consuelo que me
ofrecen! Sus respuestas son puras falacias» (Job 21,34).
Todo esto le hace al hombre ir reflexionando sobre el
premio y el castigo y va descubriendo que si Dios es el
Señor de la vida, y no hay más Dios que Yahveh, el tiene
que ser también el Señor de la muerte y de los muertos; y
por tanto tiene que ser capaz de vencer a la muerte.
Su conocimiento de Dios fue avanzando, pero aún le
faltaba llegar a descubrir a través de Jesús que además de
Dios era Padre, y Padre que actuaba con un amor
permanente y misericordioso; que por lo tanto, la muerte
255
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

de sus hijos no puede dejarle indiferente; que su amor y su


fidelidad son más fuertes que la muerte.
De esta manera, lentamente, se va preparando la
revelación sensacional y definitiva que traerá la venida de
Cristo.
Esa revelación se da en el Nuevo Testamento, y es la
idea central: La muerte ha sido superada y vencida
mediante la resurrección. Y para ello es necesario
mostrarnos lo que fue la muerte de Jesús: él murió "por
nosotros", es decir, en favor nuestro75 y fue resucitado y
exaltado también en favor nuestro76; con su muerte venció
a la ley77; al pecado78 y también venció a nuestra muerte79.
Terminaré haciendo dos observaciones; la primera:
la razón profunda de nuestra resurrección está en que
somos miembros del cuerpo de Cristo (Rom 12,5;
1Cor 12,27). Por lo tanto, si la cabeza que es Cristo ha
resucitado, sus miembros también han de resucitar. Por
eso Pablo afirma: «Dios, que resucitó al Señor, nos
resucitará también a nosotros... ¿No sabéis que vuestros
cuerpos son miembros de Cristo?» (1Cor 6,14-15).
Y la segunda: la resurrección de Jesús fue el acto
por el que Dios salió en defensa de su Hijo, injustamente
atropellado y condenado por los hombres. Por eso, la
teología sobre la doctrina de la resurrección de los muertos
habla de que es un acto reivindicador de Dios, que se pone
de parte del justo que es injustamente condenado.
Dios sale en defensa del inocente y hace justicia con
el que ha sido injustamente tratado en esta vida. Esta es la
forma en que Dios hace justicia con los inocentes y con
todos los maltratados injustamente en esta vida.
En esta vida no hay justicia para todos. Pero Dios,

75 Cf. Rom 5,6ss; 1Tes 5,10; Heb 2,9; Mc 10,45


76 2Cor 5,14s; 1Pe 3,18
77 Rom 7,4; Gal 2,21
78 2Cor 5,21; Col 1,22
79 Rom 5,9; 2Tim 1,10; Heb 2,14s; Ap l,17s

256
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

que es justo, hace esa justicia en el mundo futuro, en la


vida definitiva.

257
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

Capítulo XIX
Algunas últimas consideraciones

Desde el punto de vista del historiador que está


haciendo un estudio crítico–sociológico de Jesús, es
importante preguntarse ¿qué pretendió con su manera de
actuar? ¿Esa manera y también su mensaje, sirven para
algo al hombre de hoy?
La respuesta no hay que buscarla en profundos
estudios cristológicos sobre su persona; es mucho más
sencillo. La pretensión de Jesús fue ofrecer una alternativa
al modelo de convivencia y de sociedad de entonces y de
ahora.
Hoy la convivencia y la sociedad están basadas en el
tener, el poder y el subir. Ante ese estilo de vida, Jesús
ofrece la alternativa de la comunidad cristiana, basada en
el compartir, el servicio y la solidaridad.
Esa comunidad cristiana no pretende ser una
alternativa al conjunto de la sociedad en cuanto tal. Pero
si pretende ser una alternativa válida y un ejemplo a los
principios y valores sobre los que se asienta la sociedad y
el sistema vigente. A partir de esos principios y valores que
debe de propugnar la comunidad de los seguidores de
Cristo, es como debería de organizarse la actuación
política o social de los cristianos en el mundo.
La tarea fundamental de Jesús consistió en la
formación de un grupo, con unos valores lo
suficientemente fuertes como para poder tratar de
transformar la manera de relacionarse las personas. Esto
nos muestra, que Jesús vio claramente desde el primer
momento, que lo más urgente para comenzar la
258
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

implantación de esa nueva sociedad, que él llamó el Reino


de Dios, es la existencia de la comunidad cristiana. En ella
se tiene que empezar a ver ese Reino, pero no en plenitud.
Ni las prácticas religiosas por sí solas, ni la
observancia de la ley por sí sola, ni la ascesis80 individual,
ni tampoco la revolución violenta, ninguna de esas cosas
son por sí solos, instrumentos adecuados para la
implantación del reinado de Dios. Sólo cuando los
hombres se ponen a hacer comunidad, reproduciendo el
modelo de la comunidad de Jesús, se puede decir que se
está construyendo el Reino de Dios.
Y eso es lo que debe constituir la tarea fundamental
de todo cristiano ya que es para lo que está convocado por
Dios. Dios llama de igual manera que lo hizo con
Abraham, con Jacob, con Moisés, con Pablo, con tantos
otros a través de la historia. Y esta llamada se realiza y
actúa en la Iglesia, que es el «sacramento" de salvación
para todos los hombres (LG 1).
Todo cristiano es necesario que acupe en la Iglesia
su propio lugar, para realizar su propia misión, por medio
del don particular recibido del Espíritu Santo. Este don, al
que llamamos carisma, es lo que especifica, lo que hace
personal e irrepetible la vocación idéntica de todos.
De la variedad de carismas nacen las diversas
ocasiones específicas: por eso se puede hablar no solo de
la vocación, sino de «las vocaciones". Cada uno de los
cristianos tiene que ser un auténtico protagonista en la
Iglesia, comprometiéndose a descubrir y a realizar su
propia vocación específica. Para ello, ha de tener presente
que la primera vocación es la de ser cristiano, llevando
una vida de comunión con Cristo y con la Iglesia.
Pero también hay vocaciones específicas que
constituyen los elementos básicos de la vida y de la

80Se denomina ascetismo o ascética a la doctrina filosófica y religiosa que busca


purificar el espíritu por medio de la negación de los placeres materiales o
abstinencia.

259
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

misión. Estas vocaciones pueden consistir en una


dedicación exclusiva a la iglesia, en cualquiera de sus
ministerios eclesiales destinados directamente al bien de la
comunidad cristiana, o también vocaciones en las diversas
condiciones de vida: matrimonio, viudez, celibato, etc.
Todas estas vocaciones han de llevar al único fin
que tienen que perseguir el cristiano: trabajar por el Reino
de Dios; trabajar para hacer una sociedad nueva y
distinta, asentada sobre otras bases distintas: el amor.
De ese amor es de lo que ahora voy a tratar.
Cuando una persona quiere ser importante y
sobresalir en las materias o disciplinas que existen en
cualquiera de los campos, es necesario el conocimiento y
la ejercitación. Pero además, si conocemos a una persona
que es importante en ese campo por el que nosotros hemos
optado, nos sirve de ejemplo y de modelo al que tratamos
de imitar. Para el creyente, este ejemplo y modelo está
claro, es Cristo. Pero a poco que lo pensemos, existe una
dificultad práctica, porque ¿cómo podemos tener de
modelo a un hombre que no es hombre?; porque en
definitiva, es Dios. ¿Cómo puede ser modelo nuestro otro
hombre que tiene la sabiduría de Dios, la impecabilidad de
Dios, la seguridad de Dios y el poder de Dios?
Un hombre de estas características es lógico que
fuera objeto de admiración, pero nunca de imitación.
Sin embargo, para los cristianos Jesucristo es el
modelo perfecto al que debemos seguir81 e imitar82. ¿Cómo
puede ser esto posible?
Ya vimos en capítulos anteriores el problema que ha
existido a lo largo de la historia en relación a las distintas
corrientes teológicas; unas entendían a Jesús como
verdadero Dios y ―jugando‖ a ser hombre y otras como
verdadero hombre que ―jugó‖ a ser Dios. Los estudios

81 Cf. Mt 8,22; 9,9par; Mc 2,14; Lc 5,27; Mt 19,21 par; Mc 10,21; Lc 18,22;


Jn 1,43; 21,19
82 1Cor 11,1; 1Tes 1,6

260
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

cristológicos que ven a Jesús como verdadero Dios y


también como verdadero hombre, han sido más difíciles de
conjugar, seguramente porque es muy complicado
entenderlo con la razón humana, o al menos dar unas
explicaciones medianamente creíbles. Sin embargo esa es
la verdadera manera de entender el ser de Jesucristo sin
caer en herejía.
Este tema sigue siendo hoy un caballo de batalla en
el entendimiento y transmisión de la doctrina y mensaje de
Cristo. La línea de una profunda divinización de Jesús, en
la que se deteriora su condición humana, siempre interesa
y apoya más los derechos de Dios que los derechos de los
hombres. En los movimientos en los que se da esto,
preocupa más la religión que la justicia y se hace más
hincapié en el poder y en la gloria que en la solidaridad y
el compromiso; hasta el punto de llegar a poner más el
acento en salvaguardar dogmas que en liberar personas.
Desde esa postura, se hace una eclesiología muy
preocupada por Dios y por la eterna salvación de las
almas, pero que se desentiende, a veces de manera
escandalosa, de los asuntos de este mundo,
Por el contrario, la otra línea parte desde la
humanidad de Jesús; considerándole un hombre único e
irrepetible, elegido por Dios para vivir una existencia de
compromiso y de obediencia radical a su deseo de liberar
al hombre; misión para la que fue elegido. Y después de
realizar el plan que le había trazado Dios, fue resucitado y
constituido Señor.
Con esta manera de entender a Jesús, es mucho
más fácil verlo como alguien a quien se puede seguir y a
quien se puede imitar. Ejerce un atractivo mayor esta
figura de Jesús, sobre todo para los jóvenes. Pero no nos
engañemos, los que así le ven se sienten cercanos a este
Jesús, pero todo lo que se refiere a Dios, incluida la
religión, el culto y la Iglesia, para ellos son cosas
marginales e incluso olvidadas.
Lo importante es situarse en el término medio, como
261
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

siempre; pero ahí es dónde reside la mayor dificultad.


Toda fe en Cristo ha de ver a Jesús como verdadero
hombre, por lo tanto, lo que atente contra su humanidad
tiene que ser desechado radicalmente.
La filosofía dice que la naturaleza humana en sí no
existe, que eso es una abstracción que nosotros hacemos,
y que lo que existe es el hombre. Posiblemente esto es algo
complicado de entender para los que no somos filósofos;
pero lo que si debemos de tener claro es que Jesús fue un
hombre en el pleno sentido de la palabra, un hombre igual
a los demás hombres menos en el pecado. Y eso lo avalan
los evangelios cuando dicen de él que sufrió con la
ignorancia, vivió el miedo, experimentó la inseguridad,
tuvo sentimientos de tristeza, llanto y alegría; en resumen,
presentó todas las limitaciones inherentes al hombre, todo
lo que hace que la existencia humana sea verdaderamente
dura y difícil.
Posiblemente la prueba mayor de lo radicalmente
hombre que era Jesús la vemos en sus últimos momentos
en la cruz; cuando se sintió realmente abandonado por
Dios y completamente fracasado. El teólogo Leonardo Boff,
comenta de esta manera aquel momento, en su libro
―Jesucristo y la liberación del hombre‖: «Nos encontramos
ante la suprema tentación soportada por Jesús; podemos
formularla así: ¿Todo mi compromiso ha sido en vano? ¿No
va a venir el Reino? ¿Habrá sido todo una pura ilusión?
¿Carecerá de sentido último el drama humano? ¿Es que no
soy realmente el mesías?
Han caído por tierra las ideas que Jesús, verdadero
hombre, se había formado. Jesús se encuentra desnudo,
desarmado, absolutamente vacío ante el misterio. ¿Por qué
se llegó hasta tal situación? La cosa resulta comprensible.
Jesús predicó el reino de Dios. Pero no sólo eso. Porque
Jesús anunció, además, que el reino está próximo (Mc 1,15;
Mt 3,17) o incluso ya "entre vosotros" (Lc 17,21). Es más,
Jesús dijo estas cosas en el marco de la mentalidad
apocalíptica de su tiempo, que esperaba el reino en el
262
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

sentido de una inminente e inesperada intervención de Dios


(Mt 13,30; 14,25; Lc 22,15.19-29). Pero el hecho es que esa
intervención de Dios no se produjo. Y no solamente no se
produjo, sino que, además, lo que Jesús vio que se le venía
encima era su propia muerte. En este sentido, Jesús pensó
que Dios realmente lo había abandonado y se sintió
completamente fracasado, sin futuro y sin sentido. Tal fue el
motivo de su grito en la cruz y la razón de su total entrega a
Dios»
Exactamente igual de importante, preciso y
necesario para el correcto entendimiento de la cristología
es ver a Cristo también como verdadero Dios. Y esto
resulta más difícil para ciertos teólogos.
A lo largo del siglo XIX, hubo estudiosos del Nuevo
Testamento en el protestantismo alemán que acentuó,
seguramente en exceso, la distancia entre el hombre Jesús
(Jesús histórico), predicador judío del reino de Dios, y el
Cristo divino (Cristo de la fe) predicado en las comunidades
cristianas helenistas.
En base a ello, se planteaban si confesar a Jesús
como Cristo ¿no era camuflar por completo su
humanidad? Por lo tanto, este movimiento histórico de
―vuelta a Jesús‖ con lo que se llamó teología «liberal»
protestante, zanjó el tema, y sin ningún problema
abandonó el dogma del Cristo divino en el que creían
desde tiempos primeros.
Su nueva teología se iba a basar en que lo decisivo
de la fe estaba en el mensaje y en el testimonio personal
del Jesús histórico, por lo que se le presentaba como el
portador de los ideales más altos de la humanidad: el amor
al prójimo y la confianza absoluta en la bondad de Dios.
Pero el gran Albert Schweitzer83, teólogo protestante,

83 Albert Schweitzer (1875 - 1965) fue un médico, filósofo, teólogo protestante y


músico alemán pero nacionalizado francés; misionero médico en África y Premio
Nobel de la Paz en 1952. Gran estudioso de la vida de Jesús y con un profundo
conocimiento de los textos bíblicos.

263
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

hizo una gran denuncia de este movimiento basándose en


sus profundos estudios sobre Jesús. Igualmente Rudolf
Karl Bultmann84, argumentaba que esta exégesis liberal
echaba por tierra la fe cristiana que, desde sus orígenes no
seguía al Jesús histórico, sino a Cristo resucitado; al que
con su muerte y resurrección inauguró los tiempos
nuevos. Añadiendo que si Jesús solamente hubiese sido
aquel a quien se describía como hombre nada más, no nos
daría motivos para seguirle como nuestro salvador; sería
como mucho el maestro que nos mostró unos ideales
sublimes, pero su recuerdo merecería la misma
consideración y el mismo trato que el de cualquier sabio o
filósofo o persona que a lo largo de la historia han
trabajado por los demás. Además decía que la fe cristiana
no tiene nada que ver con el Jesús de la historia; porque si
nos hemos interesado por él y lo confesamos Señor
resucitado, Hijo de Dios, no es como resultado de un
examen íntegro de su carrera y de su predicación, sino
porque nos ha sido anunciado de esta manera por la
Iglesia durante siglos.
No voy a extenderme más en ello; solamente quiero
apuntar una consideración más que creo que es de una
enorme importancia. Es del evangelio de Juan,
posiblemente el más trabajado desde el punto de vista de
la cristología. Nos muestra perfectamente como Dios se ha
revelado y se ha dado a conocer en Jesús: «Nadie ha visto
jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que es
Dios y está en el seno del Padre» (Jn 1,18). De esta manera
nos dice que la revelación última y verdadera de Dios se ha
realizado en Jesús. Por tanto, hay que olvidar lo que se
sabía del Dios del AT para aprender de Jesús, ya que es la
nueva imagen de Dios. Recordemos de nuevo: «Quien me
ve a mí, ve al Padre» (Jn 14,9), o «Jesús es imagen del Dios

84 Rudolf Karl Bultmann (1884 – 1976) fue un teólogo protestante alemán. El


autor más importante de la última etapa de la denominada "antigua búsqueda
del Jesús histórico".

264
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

invisible» (Col 1,15).


Después de todo lo dicho creo que estará claro que
Dios, en todo momento lo que pretende es que los hombres
seamos felices, que vivamos en armonía y a cambio solo
nos pide que trabajemos por su Reino. Y eso, sin angustia,
sin miedos y sin traumas. Pero esto no siempre es
entendido de esta manera por todos. A veces la religión
supone una pesadilla o una carga intolerable.
Hay una buena cantidad de personas que van a
misa y que rezan por temor; o que dejan de hacer ciertas
cosas por temor al castigo de Dios. Conocí a una persona
que al finalizar el rezo del rosario seguía rezando más
―Avemarías‖ y ―Padrenuestros‖ por el recuerdo de algún
familiar muerto; pero esta costumbre llegó a ser
interminable, porque cada vez se acordaba de más
personas por las que rezar y ya no sabía a cual quitar, por
miedo a que desde ―el más allá‖ se enfadaran con ella.
En la intimad secreta de algunas personas, llegan a
pensar que serían más felices si supieran que Dios no
existe. Y es que llega a ser un martirio para ellas el
―cumplimiento‖ de tantas normas que les han impuesto o
se han impuesto.
Existen otra cantidad importante de personas que
sin llegar a esos extremos, si tienen un desconocimiento
muy importante de quien y como es Dios. Y si alguien
pretende aclararles algo o hablarles de ese Dios
desconocido para ellos, le increpan diciendo que eso es
algo inventado; y es que están convencidos de que nadie
puede saber algo cierto sobre Dios.
La religión se convierte de este modo en una especie
de superstición que les lleva a una serie de prácticas, más
o menos rutinarias, realizadas sin alegría y lo que es peor,
sin amor y sin fe, por mucho que se obstinen en decir que
tienen mucha fe; en todo caso podría ser religiosidad.
Dios hoy, es el gran olvidado y el más despreciado.
Pero antes no estaba mucho mejor; durante muchas
generaciones, al amparo de Dios o bajo la idea de Dios, la
265
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

humanidad ha matado y se ha dejado matar. También hoy


se asesinan unos a otros y dicen hacerlo en nombre de
Dios; da lo mismo que sea el de Jesucristo que el de
Mahoma. Esto es una prueba más que indica hasta qué
punto Dios es un incomprendido, un desconocido y un ser
ultrajado por toda la miseria de los hombres.
Y es que cuando falta el verdadero conocimiento de
Dios, hacemos otro dios a nuestro capricho, manipulado
por nuestros intereses: y el evangelio lo transformamos
haciéndole decir lo que nos interesa. Se puede decir lo
mismo del Corán, de los Cánones del Budismo, los Vedas
hindúes, del Libro del Mormón o de la Torá; es igual, el
hombre lo manipula a su interés.
Siempre ha estado el hombre dispuesto a
transformar el mandato sagrado manipulándolo y
haciéndose nuevos dioses; unas veces fueron monigotes de
barro o de madera; atrás adoraron al sol, la luna o las
estrellas. O se buscaron un dios para cada necesidad, para
cada interés. Esos eran los ídolos de antes, pero el hombre
moderno tiene otros más refinados, más exquisitos y son
más atractivos y eficaces: estos son sus nombres: el
dinero, el poder, el prestigio; el bienestar y el confort
desmesurado y por encima de todo límite; el consumo
igualmente sin límite y sin freno; los dioses de la política y
de la ideología, no para el servicio del hombre y su
progreso, sino para el beneficio propio. Estos son los
verdaderos ídolos del hombre moderno. Son muy sutiles y
atrayentes y llevan a la muerte y devastación de los
demás, pero también propia, porque se han convertido en
valores absolutos por los que se sacrifica la honradez, la
justicia, el amor y la paz.
¿Y esto como se puede atajar? Solamente hay un
medio: Cristo y el evangelio; eso es lo único que trastoca,
cambia y destruye los valores del mundo, esos valores que
solo llevan a los intereses de unos pocos. Démonos cuenta
de lo radical y revolucionario que es el evangelio: Cuando
Jesús dice a sus discípulos que no se enfrenten a los que
266
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

les agravien; que pongan la otra mejilla al que los abofetea;


e incluso que den la capa al que les quiere robar la túnica
(Mt 5,38-42), les está enseñando que los suyos no pueden
quedarse solamente en el derecho y la justicia, tienen que
llegar a más, hasta despojarse de todo de todo si es
preciso. De esta manera es como se puede crear de
manera eficaz la solidaridad entre los hombres; esa misma
solidaridad que se dio entre los primeros cristianos.
Esta sociedad en que vivimos está trastornada y
enferma; es una sociedad basada en el tener y no en el ser.
Por eso, cada persona o cada grupo tienen el valor de lo
que tiene y no de lo que es. Esa es la causa primera de los
males que nos aquejan. Los principios universales de
derechos humanos o las constituciones de cada país,
buscan cada vez con mayor interés el bienestar y la
igualdad de los hombres, pero la práctica es muy distinta
en todos los lugares.
Una parte de esa desigualdad es normal que exista,
porque como es obvio, unos hombres son más honrados
que otros; unos son más inteligentes que otros; unos son
más trabajadores que otros. Pero el problema está en el
modelo de sociedad y de convivencia que nos han
impuesto; en él, como he dicho anteriormente, lo
importante es el tener, no el ser.
En ese modelo, el que tiene dinero, poder y prestigio
es el que progresa y triunfa; por el contrario, el que no
tiene esas cosas es un desgraciado. Las leyes le dan la
misma dignidad y derechos que al otro, pero con eso no
deja de ser un desdichado.
En estos momentos estamos viviendo una tremenda
crisis en todos los aspectos, también de valores y de
confianza: hasta el punto de que existe gente con grandes
valores y honradísima que no pinta nada en la sociedad y
en el otro extremo, todos los días sale gente depravada
ante la que todo el mundo se descubre. Los santos son
ignorados o llamados idiotas mientras que hay
delincuentes que lucen condecoraciones. Grandes talentos
267
Al encuentro de la Biblia Justo Soto

olvidados en un rincón y gente indecente y carente de


intelectualidad ocupando puestos de importancia.
Antes y ahora, los pobres y los débiles no tienen
más refugio que sufrir, mientras que los ricos y poderosos
tienen casi todo lo que quieren.
Con todo esto, ¿es demasiado decir que la sociedad
está enferma y decadente?
Podríamos pensar con esta escena tan poco grata y
deprimente que he presentado que esto no tiene solución;
que la misma situación que se vivía en la sociedad de
Jesús se da hoy en la nuestra, salvando las distancias del
tiempo.
Pero quiero terminar con un mensaje de esperanza:
es posible cambiar la sociedad.
Dios sigue hoy con el hombre igual que entonces.
Jesús, el Cristo no es un fracasado. Su vida, su mensaje y
su muerte y resurrección han sido útiles. El problema es
que Dios nos ha hecho radicalmente libres y él es
radicalmente respetuoso con nosotros. Ese es el problema.
¿Pero tiene solución?
Tiene solución.
En el próximo libro trataré de hacer una
aproximación del resto de la Biblia y veremos que existen
motivos para tener esperanza; y no solo una esperanza
ultramundana, también existe una esperanza para nuestra
historia. Porque el Reino de Dios ha llegado, ya está aquí.
Pero no en plenitud.
Sin embargo, solo se llegará a ese Reino eterno de
Dios si empezamos a construirle aquí ya.
Por lo tanto, está en nuestras manos la solución.

Coslada, Mayo de 2015

268
Justo Soto

ANTIGUO TESTAMENTO
(46 libros) Abreviaturas
EL PENTATEUCO
Génesis...........................….... Gén
Exodo .................................... Ex
Levítico ............................…... Lev
Números .......................…...... Núm
Deuteronomio ................…..... Dt
LIBROS HISTÓRICOS
Josué .................................... Jos
Jueces .............................…... Jue
Rut ........................................ Rt
Samuel, 1 y 2..............…........ 1 Sam, 2 Sam
Reyes, 1 y 2 ..............….......... 1 Re, 2 Re
Crónicas, 1 y 2 ................…... 1 Cro, 2 Cro
Esdras ............................….... Esd
Nehemías .......................…..... Neh
Tobías ...........................…...... Tob
Judit .............................…...... Jdt
Ester ............................…....... Est
Macabeos 1 y 2 ....……….…….. 1 Mac, 2 Mac

LIBROS POETICOS Y SAPIENCIALES


Job .................................….... Job
Salmos ............................….... Sal
Proverbios ....................…....... Prov
Eclesiastés ………………......….. Ecl
Cantar de los Cantares ..…...... Cant
Sabiduría ...................….......... Sab
Eclesiástico ……………….......... Eclo
LIBROS PROFETICOS
Isaías ...........................…...... Is
Jeremías .......................…...... Jer
Lamentaciones …………………. Lam
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Ezequiel ......................…........ Ez
Daniel .......................….......... Dan
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Amós .................................... Am
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Sofonías ................................ Sof
Ageo .............................…...... Ag
Zacarías ........................…..... Zac
Malaquías ......................….... Mal

I
Justo Soto

NUEVO TESTAMENTO
(27 libros) Abreviaturas
EVANGELIOS
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Marcos .................................. Mc
Lucas .................................... Lc
Juan ..................................... Jn
Hechos de los Apóstoles .….... Hch
EPÍSTOLAS
Romanos ............................... Rom
Primera Corintios ...........….... 1 Cor
Segunda Corintios ..........….... 2 Cor
Gálatas ................................. Gál
Efesios .................................. Ef
Filipenses ............................. Flp
Colosenses ........................... Col
Primera Tesalonicenses ….... 1 Tes
Segunda Tesalonicenses….... 2 Tes
Primera Timoteo............….... 1 Tim
Segunda Timoteo ..........….... 2 Tim
Tito ....................................... Tit
Filemón ................................ Flm
Hebreos ................................ Heb
Otras epístolas
Santiago ............................... Sant
Primera Pedro.................…... 1 Pe
Segunda Pedro...................... 2 Pe
Primera Juan........................ 1 Jn
Segunda Juan ...................... 2 Jn
Tercera Juan ............…......... 3 Jn
Judas ................................... Jds
Apocalipsis ...................…..... Ap

II
Justo Soto

Bibliografía
 INSTITUTO INTERNACIONAL DE TEOLOGIA A DISTANCIA, Cuestiones complementarias de la
Sagrada Escritura, Madrid 1986
 GUIA DE LA BIBLIA, ANTIGUO TESTAMENTO Y NUEVO TESTAMENTO – ISAAV ASIMOV
 AHORA ENTIENDO LA BIBLIA – Gerhard Lohfink
 ESTA ES NUESTRA FE – Luis González–Carvajal
 TEOLOGÍA PARQA COMUNIDADES – José María Castillo
 PARA LEER LA BIBLIA – J.P. Bagot y J.Cl.Dubs
 DICHOS PIMITIVOS DE JESÚS – Santiago Guijarro
 LOS EVANGELIOS APOCRIFOS – Aurelio De Santos Otero
 JESUCRISTO Y LA LIBERACION DEL HOMBRE – Leonardo Boff
 HISTORIA DE ISRAEL – John Bright
 EL JOVEN JOSÉ – Thomas Mann
 AMBIENTE HISTÓRICO–CULTURAL DE LOS ORÍGENES DEL CRSITIANISMO – Romano Penna
 ANTIGUEDADES DE LOS JUDIOS - Flavio Josefo
 LA GUERRA DE LOS JUDIOS - Flavio Josefo
 APROXIMACIÓN ACTUAL AL JESÚS DE LA HISTORIA – Aguirre Rafael
 EVANGELIOS APÓCRIFOS
 EL CRISTIANISMO UNA RELIGION JUDIA – David Flusser
 JERUSALEN EN TIEMPOS DE JESUS – Jeremias Joachim
 SOCIOLOGIA DEL MOVIMIENTO DE JESÚS – Theissen Gerd
 VIDA-DE APOLONIO DE TIANA – filostrato
 LOS MANUSCRITOS DESCUBIERTOS EN NAG HAMMADI
 UGARIT:RESULTADO DE LAS ULTIMAS CAMPAÑA DE EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS- Arqueología
Prehistórica del Próximo Oriente U.A.B., 1989, 1990, 1991

III
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