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1.chevallard, La Transposición Didáctica PDF
1.chevallard, La Transposición Didáctica PDF
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Estructura del sistema educativo francés
, , ¿Por qué la transposición didáctica?
N del E. El autor hace referencia en varias oportunidades a distin
,
El texto que se encuentra a continuación, bajo el título
sión de! lector, se incluye una breve reseña de la estructura de dicho
dinal (tercer curso, etc.) empleado por el autor, que no se suele co
do", está constituido, salvo algunos retoques puntuales, por
rresponder con la denominación empleada en otros países. Por
notas preparatorias a un curso que dicté en ocasión de la Pri
~jemplo, Troisieme equivale a segundo año del secundario (14-15
mera Escuela de Verano de didáctica de las matemáticas, lleva
años).
c.. petado con total fidelidad la locución francesa savoir savant, traduciendo en c..
<fl
c::
§'" todos los casos saber sabio. Sin embargo, con el fin de acel'carnos a los usos co ro
ti
ti rrientes del español. hemos utilizado el término académico para traducir ro
ro savant, al referirnos al ámbito de producción de ~ste saber, a las prácticas rela ..J
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cionadas v a los investigadores y productores de este conocimiento.
12 1:1
de intervención en el sistema de educación (parece que ha ha en una situación verdaderamente precientifica. Ha sido nece
bido una cierta circulación de la noción, especialmente en el sario, como muestra L. Althusser, esperar a Montesquieu pa
recepción del concepto, es necesario preguntarse sobre las te- el sistema político, es decir, para que le reconociéramos la
condiciones de su instalación en los discursos y de su puesta consistencia de una necesidad decisiva, para que abriéramos
en funcionamiento en la práctica. los ojos a la existencia de un "espíritu" de las Leyes, que ma
Para ello conviene partir de muy It:jos: de la posibilidad nifiesta su eficacia más allá de nuestras razonables prescrip
misma de la existencia de una ciencia que llamamos la didác ciones, nuestros ridículos voluntarismos, nuestro vano senti
tica de las matemáticas. Toda ciencia debe asumir, como prime miento de poderío doctrinario sobre la cosa pública. y a pe
ra condición, pretenderse ciencia de un objeto, de un objeto sar de eso, ¿hay necesidad de recordarlo? toda una parte del
real, cuya existencia es independiente de la mirada que lo siglo XVIII vivió en la duradera ilusión de que podían existir
transformará en un o~jeto de conocimiento. Es la posición "déspotas ilustrados", personajes imaginarios, si los hubo, has
materialista mínima. En ese mismo movimiento, es preciso ta que Federico y Catalina* se encargaron de demostrar has
suponer en ese objeto un determinismo propio, "una necesidad ta qué punto esta expectativa era irrea:~ ¿Acaso hemos progre
que la ciencia querrá descubrir". 3 Pero eso,-que vale tanto sado mucho sobre ese punto? Es posible que con el tiempo y
para el ps~oan,álisis, por ejemplo, como para la física- no es tras algunos desencantos, hayamos llegado hace poco a mane·
obvio cuant1Q.nos encontramos con ese "objeto" que preten jarnos con un poco más de prudencia en los discursos.
demos tan particular, como el sistema didáctico o, más amplia El contraste se vuelve todavía más vivo cuando fijamos
mente, el sistC'ma de enseñanza. 4 Lejos de considerarlo espon nuestra atención en el sistema educativo. Porque, debemos
táneamente como dotado de un determinismo específico que reconocerlo, éste sigue siendo territorio favorito de todos los
se trataría entonces de desentrañar, no le concedemos co
voluntarismos, para los que constituye, tal vez, el último refu
múnmente sino una voluntad débil, enteramente sorÍtetida a
gio. Hoy más que ayer, ese sistema debe soportar el peso de
nuestro libre arbitrio de s~jetos deseantes. Y en lo que de él
las expectativas, los fantasmas, las exigencias de toda una so
se nos resiste queremos ver el simple efecto de la mala volun
ciedad para la que la educación es la última reserva de sue
tad de algunos malos sujetos (los docentes, dramáticamente
ños a la que desearíamos poder exigirle todo. s Esta actitud es
conformistas, la administración, insoportablemente burocrá
una confesión: el sistema educativo, enteramente colmado de
ro tica, los "sucesivos gobiernos", el ministro, etc.) Cualquiera
voluntad humana, podría moldearse según la forma de nues ro
·5u sea el fundamento sociohistórico de una actitud tan unánime ,~
,~ tros deseos, de los cuales no sería sino una proyección, en la u
"ti 'ro
il (que el investigador no puede contentarse con condenar sim materia inerte de una institución. Añadiríamos incluso qué es ::::
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'o plemente porque le molesta, puesto que en ese caso incurri lo qué hemos hecho de él y, al fin de cuentas, encontramos 1:
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ría en la misma falta que pretendería denunciar), es preciso '0
'"o en él lo que hemos puesto en él. Pero la cuestión, aquí, va mu ';;
o.. e
'" advertir, sin embargo, que en este sentido nos encontramos cho más lejos. Esta fe ingenua se explicita, desde hace más de ocr.
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!: veinte años, en un credo singular: el de la "investigación-ac-
ro t:
..J * N. del T. Se trata de las siglas correspondientes a los Institutos de Inves ro
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tigación de la Enseñanza de la Matemática.
* N. del T. El autor se refiere a Federico de Prusia)' Catalina de Rusia.
14 15
ción". Bajo este curioso vocablo se oculta algo muy diferente tecnocultural, cuya formación se inscribe en la historia (en
de un estilo particular de investigación, que desearía legiti ,- cuanto a algunos de sus rasgos, se trata de una historia rela
marse en tanto dialéctica renovada entre episteme y techné. Allí tivamente reciente: cuanto más, tres siglos). Y, al igual que
se instala, enmascarada, toda una epistemología, o mejor di hay un "espíritu" de las Leyes, hay un "espíritu" de nuestro
cho, toda una ideología del conocimiento que, sin embargo, objeto, que nos corresponde explicar.
entre sus más rigurosos defensores, se revela como lo que real Pero ¿cuál es en realidad ese objeto? El didacta de las
mente es: un espiritualismo humanista que duda de la realidad matemáticas se interesa en el juego que se realiza -tal como
misma de lo que se pretende aquí "estudiar-transformar", y lo puede observar, y luego reconstruir, en nuestras clases
proclama, de manera coherente con su confesión antimateria concretas- entre un docente, los alumnos y un saber matemáti
lista, la llegada de un "nuevo paradigma científico".6 ¡Nada co. Tres lugares, pues: es el sistema didáctico. Una relación ter
menos! El mundo -o más bien esta miniatura: el sistema edu naria: es la relación didáctica. Esta es la base del esquema por
cativo-, dado que es una obra humana, conscientemente orde el cual la didáctica de las matemáticas puede emprender, p.or
nada hacia. un fin reconocido, no sería más que el fruto de tanto, la tarea de pensar su objeto. Siñ_duda, parece un esque
nuestras Voluntades y de nuestros caprichos. De nuestras vo matismo tosco pero tiene la virtud principal de poner a dis
luntades;;eiertamente, a veces insostenibles; de nuestros capri tancia las perspectivas parciales en las que se ha buscado du
chos, con"'1Fécuencia egoístas, que deberíamos reencaminar. rante demasiado tiempo y vanamente una explicación satis
Deberíamos Jrabajar precisamente para eso. Todo el misterio factoria de los hechos mejor comprobados: tal como la dema
de esa mecánica que habríamos creado se agotaría en una ten siado famosa "relación enseñante-enseñado" que ha oscureci
sión de voluntades -buenas y malas- y se trabajaría mediante do, durante al menos dos décadas, el estudio de los hechos
un juego de fuerzas reducido a semejante maniqueísp1o. didácticos más inmediatamente transparentes. Esquema po
Obviamente, este es un punto de vista al que la didácti lémico que funciona rectificando un error mantenido por de
ca de las matemáticas está obligada a oponerse: con ello se masiado tiempo. Pero una vez planteado esto, es decir, una
juega fundamentalmente su inscripción misma en el campo vez que se torna posible hablar de ese tercer término, tan cu
del conocimiento científico. Su postulado y, digamos incluso, riosamente olvidado: el saber, puede formularse una pregun
su acto de fe, a partir del cual se ordena la perspectiva de sus ta que otorga a la polémica su verdadero interés: ¿qué es en
esfuerzos, es que existe un o~jeto preexistente e independien tonces aquello que, en el sistema didáctico, se coloca bajo el
te respecto de nuestras intenciones y dotado de una necesi estandarte del Saber? El "saber enseñado" que concretamen c::
.~
dad, de un determinismo propios; un objeto por lo tanto cog te encuentra el observador, ¿qué relación entabla con lo que u
'c::
noscible, en el sentido en el que la actividad científica, en to se proclama de él fuera de ese ámbito? ¿y qué relación enta ~
das las áreas en que se ha desplegado hasta ahora, pretende bla entonces con el "saber sabio", el de los matemáticos? :::
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conocer el mundo. Ese objeto-allí está el obstáculo con el ¿Qué distancias existen entre unos y otros? .~
Q..
que la investigación-acción tropieza- no es enteramente del Estas preguntas mínimas, empero, tocan un punto su en
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c::
orden de la naturaleza. Es lo que yo denominaría un objeto mamente importante: génesis, filiaciones, legitimidades, to-
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16 17
do esto mezclado y en forma de dehate, ¿Génesis míticas? ¿Fi ber enseñado, es necesariamente distinto del saber-inicial
liaciones negociadas? ¿Legitimidades inciertas? El cuestiona 1- mente-designado-como-el-que-debe-ser-enseñado, el saber a
miento, es verdad, comienza por adoptar un sesgo de sospe enseñar. Este es el terrible secreto que el concepto de trans
cha: la investigación epistemológica se torna así fácilmente posición didáctica pone en peligro. No basta sólo con que se
policíaca y parece a priori hostil al funcionamiento feliz de la profundice una brecha: es preciso que esa brecha necesaria
institución, El concepto de transposición didáctica, en tanto sea negada y excluida de las conciencias como prohlema, si
remite al paso del saber sabio al saber enseñado, y por lo tan subsiste tal vez como hecho contingente. Puesto que, al mis
to a la distancia eventual, oblígatoria que los separa, da testi mo tiempo, para que la enseñanza dada aparezca legitimada,
monio de ese cuestionamiento necesario, al tiempo que se es preciso que afirme fervorosamente su- adecuación con el
convierte en' su primera herramienta. Para el didacta, es una proyecto que la justifica y que la explicita. El saber enseñado
herramienta que permite recapacitar, tomar distancia, inte debe aparecer conforme al saber a enseñar. O mejor, la cues
rrogar las evidencias, poner en cuestión las ideas simples, tión de su adecuación, no debe ser formulada. Ficción de i~en
desprend!=rse de la familiaridad engañosa de su objeto de es tidad o de conformidad aceptable: ~l enseñante no existe,
tudio. Eh una palabra, lo que le permite ejercer su vigilancia porque la enseñanza no existe sino al precio de esta ficción:
epistemológica. Es uno de los instrumentos de la ruptura que ésta vive de esa ficción, debe vivir de esa ficción. Por lo tan
la didácticá debe ejercer para constituirse en su propio domi to, señalando un proceso que constituye el objeto de una ne
nio; es aqtlel por el cual la entrada del saber en la problemá gación tan vital, el concepto de transposición didáctica se
tica de la didáctica pasa de la potencia al acto: en la medida afirma primero como violencia ~jercida contra la integridad
en que el "saber" deviene para ella problemático puede. figurar, del acto de enseñanza, cuya identidad desdibuja en una inte
en adelante, como un término en el enunciado de.problemas rrogación a la que el docente no puede responder a priori si
(nuevos o simplemente reformulados) y en su solución. no negándose a escucharla.
Pero para el docente las cosas ocurren de otro modo. Resistencia al concepto. El concepto, y la resistencia
En un primer momento, al menos, el reconocimiento de la con la que se encuentra, hacen visible otra verdad del funcio
transposición didáctica supone resquebrajar su participación namiento didáctico: no se comprende lo que ocurre en el in
armoniosa en el funcionamiento didáctico. El sistema didác terior del sistema didáctico si no se toma en cuenta su exterior.
tico no es el efecto de nuestra voluntad. Su funcionamiento El sistema didáctico es un sistema abierto. Su supervivencia
o:: -sin hablar siquiera todavía de su buen funcionamiento- su supone su compatibilización con su medio. Esta le impone res
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ti pone que la "materia" (enseñante, alumnos, saber) que ven ponder a las exigencias que acompañan yjustifican el proyec ti
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~ drá a ocupar cada uno de los lugares, satisfaga ciertos requi
to social a cuya actualización debe responder. Hay allí, empe :g
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e sitos didácticos específicos. Para que la enseñanza de un deter e
'o ro, una especie de paradoja: su respuesta consiste precisa
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~ minado elemento de saber sea meramente posible, ese tdemen mente en no prestar atención a la cuestión. La ficción de con
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e'" to deberá haber sufrido ciertas deformaciones, que lo harán formidad se instala y perdura debido a que el saber a enseñar o
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tl apto para ser enseñado. El saber-tal-como-es-enseñado, el sa ;'"
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(y el saber sabio de donde éste deriva por designación) se en- tl
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cuentra rápidamente olvidado en el curso del proceso de Resistir no es rechazar. No siempre. Existe el rechazo
transposición, en tanto que punto de partida, oQjeto de refe !-
del que no quiere escuchar. Existe el rechazo ultrajado de
fuente de normatividad y fundamento de legitimidad. quien protesta: se denunciará entonces el exceso del análisis,
decir, fuera de los períodos de "crisis") per que sejuzgará exagerado y ofensivo para el simple sentido co
manece ajeno al campo de conciencia del enseñante como mún -eterno aliado de todas las malas causas. Nos escanda
tal: la conciencia didáctica es cerrada porque el sistema lizaremos de la afrenta lanzada contra el orden y los valores
co es abierto. La clausura de la conciencia didáctica responde del mundo -quiero decir, de la institución. así el trabajo cien
subjetivamente a la autonomía del tífico está hecho de minúsculas revoluciones copernicanas,
es la forma vivida de la condición de posibilidad de la ense que son a su vez pequeños escándalos. Es verdad, mientras
ñanza. ¡El sistema didáctico no existe sino para ser compati tanto, que los primeros usos de un concepto se consideran
ble con su entorno; y esta compatibilización pasa por una dis frecuentemente como casos "patológicos", porque se trata de
minución de la conciencia del entorno por parte de los agen forzar las características con el propósito de ver o hacer ~er.
tes del sistema! El destino del saber se juega en esta astucia /
De modo que la pertinencia del conj;Cpto, su utilidad o su ne
del funboríamiento didáctico. Con respecto a él, sería inade cesidad, aparecen ligados a casos límites y parecen no incluir
cuado':}lablar de génesis y filiaciones, de rupturas y reformu más que lo aberrante o lo monstruoso. Si, pasando del hecho
lacion~~: ,Pues supondría dar cabida legítima a una cuestión al derecho, consideramos esos casos como los únicos a los
que no puede sostenerse. El saber que produce la transposi que se aplica con justicia el concepto, también considerare
ción didáctica será por lo tanto un saber exiliado de sus orí mos exagerado e ilegítimo el uso sistemático del concepto -es
genes y separado de su producción histórica en la esfera del ta ley de hierro del trabajo científico. (Aun en la década de
saber sabio, legitimándose, en tanto saber enseña<Jo, como al 1920, el hombre común podía llegar a aceptar que la repre
go que no es de ningún tiempo ni de ningún lugar, yno legi sión, concepto freudiano, se aplicara a los locos, pero objeta
timándose mediante el recurso a la autoridad de un produc ba que era falso querer someter a él a las personas de bien.)
tor, cualquiera que fuere. "Pueden creerme", parece decir el Sin embargo, lo sabemos, la "resistencia" también puede in
docente, para afirmar su rol de transmisor, que no puede vertir su curso, hacerse aceptación entusiasta, proselitismo
bajo la condición de no producir nada, "pue ofensivo, ardor por propagar la "verdad", y así es como se co
den creerme porque no se trata de mí..." Aversión de los ma rrigen las equivocaciones. Entonces, a la inversa, se asignará
:':1 nuales hacia todo lo que anclaría en una historia el saber que al concepto el territorio más vasto, la legitimidad más exten el
.~ .~
;.; ellos promueven. Lo que ha sido y ya no es, no existe siquie sa; y, en el mismo movimiento, se creerá ohligatorio asignar ;.;
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~ ra en el recuerdo: es el secreto del funcionamiento sin his a lo patológico, que el concepto contri huyó primero a expli "tl
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toria de la institución. El saber enseñado supone un proceso car, una extensión máxima. (Así es corno el hombre común ¡:
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de naturalización, que le confiere la evidencia incontestable cultivado de nuestros días, henchido de psicoanálisis, procla .~
e
mará que "todos somos neuróticos"). Existe una relación ar o..
de las cosas naturales; sobre esta naturaleza "dada", la escue '":':1
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la espera ahora su jurisdicción, fundadora de valores que, en caica con el saber de la que sin duda no nos desharemos ja- .'::
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adelante, administran el orden didáctico . j
20 21
más completamente. Emocionalmente, vivimos toda conquis zado ... De hecho, el debate no es en este caso más que apa
ta de la verdad como reparación de una privación rentemente un debate técnico (¿Qué extensión conviene dar
ríal, como una victoria obtenida, no sobre la ignorancia -que .~
al proceso de transposición didáctica? ¿Hay que segmentar
en definitiva es una cuestión de la que somos responsables-, lo? Y en ese caso ¿qué segmentación hay que mantener?). Ba
sino sobre cierta voluntad de secreto, venida de nadie sabe jo la apariencia de una elección teórica, el enseñante no eli
dónde pero evidente por su mismo misterio. ge, porque no tiene poder de elección. Retiene del proceso
Rechazo irritado, aceptación generosa: son las dos ver el único momento en el que se sabe involucrado: la redacción
tientes de una misma emoción. En apariencia, también pue del texto del saber -el cual, previamente, en la etapa de la re
de prevalecer otro tono, caracterizado por una cierta sangre dacción (realizada b.yo la forma del manual o de notas del
fría, un laconismo en la confesión que deja poco espacio al profesor) no es más que un "metatexto", que no está escrito
debate. Dos reacciones, de las que puedo hacerme eco aquí, definitivamente en ninguna parte, que es una matriz de va
completan e ilustran los análisis precedentes. El "concepto" que le darán forma concreta. Mediante esta cómoda
será, en apariencia, fríamente admitido, como si fuera obvio. ignorancia, el enseñante aniquila las fases del proceso que,no
Simpler,nente se considera que un día se ha agregado una /
sabe gobernar (y que, de hecho, g05~ernan su "elección"), y
nueva 'palabra a las palabras de la tribu. Simple agregado que_ ese movimiento de clausura de su campo de conciencia le
no altera la anterior economía del léxico. La "teoría" desem permite sostener la ficción de la transparencia vivida -actua
peña ihóra el papel de homeostato. Operación de banaliza da- del funcionamiento didáctico (es decir, de lo que perci
ción, doqde el concepto está vaciado, pierde su fuerza y, pues be de éste), y de su capacidad de asumir su control a partir
lO a funcionar en los enunciados más nimios, carece final de las únicas variables directrices de las que dispone -en pri
mente de objeto propio. En todo caso, sólo se impone el sig mer lugar, el juego sobre el texto del saber.
es sólo el vocabulario lo que ha cam~iado. Es ver Pero también puede verse otra reacción, que en verdad
dad, se dirá, es verdad que hay transposición didáctica: ¡orga no me esperaba, proveniente de otro campo, el de los didac
nicemos pues esas transposiciones didácticas! El activismo tas, "De acuerdo", dijeron algunos de ellos, "hay transposi
obstruye el análisis y una cierta actitud reflexiva. Preparar ción didáctica"; y -también "de acuerdo"- hay que analizar
una lección sobre el logaritmo se vuelve, entonces, hacer la ese proceso (ya no se trataba aquí, por el momento, y en con
transposición didáctica de la noción de logaritmo. Sin embar traste con la preocupación inmediata de los profesores, de
go, preparar un lección es sin duda trabajar con la transposi "fabricar" transposiciones didácticas). ¿Pero por qué hacer ('O
.~
.~ ción didáctica (o más bien, en la transposición didáctica); ja partir el análisis del análisis del saber sabio? Aquello que es tí
tí :§
~ más es hacer la transposición didáctica. Cuando el enseñante bocé a propósito de la resistencia al concepto permite, creo, :.a
:.a ~
interviene para escribir esta variante local del texto del saber aclarar esta sorprendente respuesta. La exclusión del saber 'o
que él llama su curso, o para preparar su curso (es decir, para sabio, que hace posible el desfase temporal e institucional :º
:!'
5..
realizar el texto del saber en el desfiladero de su propia pala separa el saber sabio y sus avatares didácticos por parte ::
~
bra), ya hace tiempo que la transposición didáctica ha comen proceso de transposición, es aquello por lo cual el orden
~
.....~
22
didáctico se constituye como cerrado sobre sí mismo. Este
•
sabio, suprimiendo uno de los términos del problema plan
23
,
modelo en pequeño que desearíamos ver sometido a nuestra teado, borra el problema y prepara el retorno subrepticio y
única legislación, manifiesto unicamente ante nuestra mira , obcecado de la ficción unitaria que el concepto de transposi
da, adopta aquí su autonomía en la conciencia para alejarse ción didáctica denuncia a través de la separación que señala
de lo que, en última instancia, funda su legitimidad. La afir tercamente en el interior régimen del "saber". Por el contra
mación del desinterés del análisis del saber sabio -arrojado : , rio, cuando se le asigna al saber sabio su justo lugar en el
así enteramente y sin pena a la historia y a la epistemología de proceso de transposición y, sin que el análisis de la transposi
las matemáticas- manifiesta la infiltración, en la problemáti ción didáctica sustituya indebidamente al análisis epistemoló
ca del didacta, de los valores que organizan el punto de vista gico stricto sensu, se hace evidente que es precisamente el con
del docente. Nunca se insistirá demasiado al decir que la rup cepto de transposición didáctica lo que permite la articula
tura por la que se abre un nuevo espacio científico -el de la ción del análisis epistemológico con el análisis didáctico, y se
didáctica de las matemáticas, como espacio no reductible a convierte entonces en guía del buen uso de la epistemología
los diversos territorios ya delimitados (los de la psicología, la para la didáctica. De ese modo, los epistemólogos nos ap<,>r
socioloi{Ía, etc.)- es una ruptura continuada, una operación tan el concepto de problemática. Pero_éste se revela un arma
" muy útil para nuestro propósito: en el paso de tal elemento
reiteráda, que reencontramos en cada uno de nuestros gestos.
fII
Hijo 'Eró digo, el. didacta se siente permanentemente tentado del saber sabio al elemento que le responde -o mejor, del
de voh,:ei a la Morada del Padre y teme involucrarse con la cual él responde- en el saber enseñado, hay antes de nada un
problemática del enseñante. Más de una vez cae presa de la invariante (en general un significante: "conjunto", "distan
acuciante nostalgia del alma mater, de la que un día se apartó cia", etc.) y hay una variación, una separación, que constitu
porque se le hizo necesaria una cierta distancia epistemológi ye toda la diferencia y que el examen de las problemáticas
ca y axiológica para poder reencontrarla finahI).ente de otra respectivas -la problemática del elemento de saber en el sa
manera -para poder hacerse didacta. ber sabio, la problemática del elemento de saber puesto en
En sentido restringido, la transposición didáctica desig correspondencia con el saber enseñado- hará surgir inevita
na pues el paso del saber sabio al saber enseñado. Pero la es blemente. El ejemplo de la reforma de las matemáticas mo
pecificidad del tratamiento didáctico del saber puede com dernas constituye un caso excepcional para desarrollar este
prenderse mejor a través de la confrontación de los dos tér tipo de investigaciónes. Con mucha frecuencia, el saber ense
minos, de la distancia que los separa, más allá de lo que los ñado se encontró profundamente modificado, en pocos ro
ro .~
.~ acerca e impone confrontarlos. En verdad, el "olvido" del sa años, y hubo que transponer una inmensa cantidad de ele 'C
'ro
u
'ro "O
"O ber s abio no oscurece en absoluto el desarrollo atento del mentos tomados del saber sabio (de las matemáticas de los :.a¡::
:.a matemáticos). Sin embargo, contrariamente a ciertos casos
análisis del saber enseñado: no es más que el primer tiempo ,~
'0
de la sustitución, en el análisis del saber enseñado, del análi de transposición, que el especialista de la disciplina identifi '~
ó..
sis del saber sabio, en la ilusión reencontrada de una identi ca con facilidad ya que proceden brutalmente de una descon '"
¡::
<-:l
dad feliz entre ambos. El distanciamiento ostentoso del saber textualización de los significantes (seguida de su recontextua- :::
o::
.....:¡
3
24
25
lización en un discurso diferente), las numerosas transferen tan completamente como durante el momento de la enseñan
cias llevadas a cabo por la reforma permitieron conservar seg za ("Pueden creerme, porque no es mío ... "). Pero comienza
mentos lo suficientemente amplios del discurso sabio como indiscutiblemente en la comunidad académica. Asume en
para desviar la atención de los matemáticos que apadrinaban ella, es cierto, modalidades y funciones diferentes. Según las
la operación. Pero, si el contexto "discursivo" era de ese mo condiciones de la exposición del saber, este proceso debe dar
do parcialmente conservado, en relación con otro contexto, la lugar primero a la difusión y a partir de allí, a la producción
descontextualización efectivamente operada se volvía poco social de conocimiento. Más tarde, además, en la intimidad
identificable y no se identificaba como tal porque trascendía del funcionamiento didáctico, cumplirá una función entera
el texto del saber, la red de las problemáticas y de los problemas mente diferente: de reproducción y de representación del sa
en la que el elemento descontextualizado hallaba original ber, sin estar sometido a las mismas exigencias de producti
mente sus usos, su empleo, es decir, su sentido. Sabemos que vidad. El juego del saber adopta ahora un aspecto totalmen
fueron necesarios algunos años para que los matemáticos te diferente.
percibitran este error.
. Curiosamente hay que agregar, a los argumentos prece •••
..
dentfig,, otro de sentido contrario. El saber sabio nos interesa
porque-éiertas exigencias que intervienen en la preparación Hay más de un modo en que un concepto pierde su
didáctica del saber, están ya influyendo a partir de la consti carácter incisivo. Son los usos que sabemos darle y que le da
tución del saber sabio o al menos a partir de la formulación mos los que le otorgan su fuerza explicativa, su valencia epis
discursiva de ese saber. Esto ocurre particularmerrt.e en el ca temológica. Un concepto puede gastarse a fuerza de usos in
so de la exigencia de despersonalización, a la qy.e indudable correctos. No basta, entonces, con plantear que hay transpo
mente no hemos otorgado la merecida atención. Todo saber sición didáctica y dejar las cosas en ese punto. Preguntémo
considerado in statu nascendí está vinculado a su productor y nos, más bien: "¿Por qué hay transposición didáctica?" La res
se encarna en él, por así decirlo. Compartirlo, en el interior puesta -"Porque el funcionamiento didáctico del saber es dis
de la comunidad académica, supone un cierto grado de des tinto del funcionamiento académico, porque hay dos regíme
personalización, que es requisito para la publicidad del nes del saber, interrelacionados pero no superponibles"- ha
Se olvida demasiado, por ejemplo, que lo que llamamos ce surgir una nueva pregunta, que permite ampliar la temáti
tú
la mecánica clásica fue primero el saber personal, casi ca del cuestionamiento y profundizar el debate (para ahon ,.;
.~ u
ti rico, de Isaac Newton, y que fue de las presiones de su entor dar en profundidad es preciso ahondar en amplitud). La ';¡
u
'tú ,~
-o no que nacieron finalmente los PrinciPia. Y sabemos también transposición didáctica tiene lugar cuando pasan al saber en -o
:o¡:: :.a
'o que Cantor pagó muy caro ese saber tan extrañamente ligado señado elementos del saber. ¿Pero por qué son necesarios
'0
.~
eQ..
a su persona -hasta la locura- que, menos de un siglo des esos flujos? Comúnmente, el saber enseñado vive muy bien
'"
¡:: pués y furiosamente transpuesto ya era moneda corriente. Sin encerrado sobre sí mismo, en una plácida autarquía, protegi
~
!:i duda el proceso de despersonalización no se realiza nunca do por lo que hemos llamado la "clausura de la conciencia di-
j j
26 27
dáctica" -este distanciamiento, tan eminentemente funcional, signado ordinariamente por el programa) se forma un con
del resto del mundo. Y cuando se lo observa, el funciona trato didáctico que toma ese saber como objeto de un proyec
miento didáctico revela incluso una verdadera capacidad de to compartido de enseñanza y aprendizaje y que une en un
producción de saber a los fines del autoconsumo. Esta creati mismo sitio a docentes y alumnos. El entorno inmediato de
vidad didáctica introduce muchas variaciones sobre los gran un sistema didáctico está constituido inicialmente por el sis
des motivos de la más alta ascendencia (el único coseno de las tema de enseñanza, que reúne el co~junto de sistemas didácti
matemáticas hace surgir dos, el grande y el pequeño, sin vio cos y tiene a su lado un conjunto diversificado de dispositivos
lar en nada la legalidad matemática y con toda legitimidad estructurales que permiten el funcionamiento didáctico y
dáctica). Hasta cierto punto, el funcionamiento didáctico es, que intervienen en él en diversos niveles. Incluye, por ejem
pues, capaz de proveer a sus propias necesidades en cuanto al plo, medios multiformes (oficiales y ofidosos) de regulación
saber que se va a enseñar. ¿Por qué, entonces, un día, en cier de los flujos de alumnos entre los sistemas didácticos, asegu
to momento de su historia, esta apacible economía debe rando (entre otras funciones) la formación del co~junto de
abrirse a aportes que no son de su elaboración? ¿Por qué ese los sistemas didácticos de modo viable. No nos detendremos
funcionamiento aparentemente armonioso y sereno llega a aquí en esas cuestiones, que se cor~sponden esencialmente
entrat en' crisis? a otras áreas del análisis didáctico, en ras que se plantean pro
di>
... blemas igualmente profundos (que se refieren precisamente
~
30 31
planos (aunque solidarios entre sí). Pero, en lo que respecta ción se revelen como falsos los resultados hasta entonces en
al plano del saber, podemos caracterizarla simplemente por señados -situación que no es infrecuente en biología, por
una doble condiciém. Por un lado, el saber enseñado -el sa ejemplo; o puede ocurrir incluso que cierta cuestión, que
ber tratado en el interior del debe ser visto, por los ocupaba un lugar importante en los programas, bruscamen
mismos "académicos", como suficientemente cercano al saber te se considere carente de interés a la luz de nuevos desarro
a fin de no provocar la desautorización de los matemáti llos o cambios en las problemáticas del campo científico con
cos, lo cual minaría la legitimidad del proyecto social, social siderado, etc. Por otro lado -envejecimiento "moral"- el sa
mente aceptado y sostenido, de su enseñanza. Por otra parte ber enseñado se encontraría en desacuerdo con la sociedad
y simultáneamente, el saber enseñado debe aparecer como al en un sentido amplio, aunque, llegado el caso, si se lo juzga
go suficientemente alejado del saber "padres" (o, al menos, ra estrictamente según los criterios de la disciplina corres
de esas fracciones de clases que en una formación social se pondiente no habría nada que reprocharle. En resumen, una
mejante ocupan el escalón más alto en materia de t:UUCaC cuestión de época o de estado de ánimo.
es decir, del saber banalizado en la sociedad En los dos casos, el desgaste del saber enseñado supo
muy ~specialmente por la escuela!). En este punto también, ne como resultado la incompatibili?<lción del sistema de ~n
una.distancia inadecuada llevaría a poner en cuestión la legi señanza con su entorno. Los matemáilcos se inquietan por la
timidad del proyecto de enseñanza, degradando su valor -en falta de autenticidad de una enseñanza que para ellos es de
.." masiado ajena a las formas contemporáneas del saber de las
ese casó, ilos enseñantes no harían más que lo que los propios
padres podrían hacer tan bien como ellos si simplemente dis que se sienten responsables naturales. Los padres se conven
pusieran del tiempo necesario! Pero, la distancia correcta que cen de la inadecuación del sistema de enseñanza,
el saber enseñado debe guardar respecto del saber sabio y to reprochan sin mesura su arcaísmo y su falta de dinamismo.
también respecto del saber banalizado resulta poco a poco Los profesores se sienten afectados por el desprestigio que
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erosionada. El saber enseñado se gasta. Se trata dé"un desgas los alcanza y se irritan a causa de esa doble mirada de sospe
te que podemos considerar "biológico" y 'que lo aleja dema cha lanzada a sus espaldas y que atenta contra la autonomía
siado visiblemente del saber sabio. Desgaste "moral" tam necesaria del funcionamiento didáctico -y que les impedirá,
bién, u obsolescencia, que lo acerca peligrosamente al saber tarde o temprano, realizar su trabajo ... Para restablecer la
banalizado. Con el tiempo, el saber tratado por el sistema de compatibilidad, se torna indispensable la instauración de una
enseñanza env~jece; un buen día se percibe que se ha vuelto corriente de saber proveniente del saber sabio. El saber ense ~
"C
y con el saber banalizado). Por un lado -envejecimiento bio ~
~
¡:: lógico- se lo declara en desacuerdo con el desarrollo del sa listas; y pone a distancia a los padres. Allí se encuentra el ori
'o
:9 ber correspondiente en sus formas libres (no escolarizadas). gen del proceso de transposición didáctica.
'"oo..
Desacuerdo que puede comprender contenidos diversos: pue Se comprenderá mejor la significación de esta podero
'"
¡::
'"
!:: de ocurrir que como corolario del progreso de la investiga sa conmoción. de ese gran movimiento que fue "la reforma
'"
,..:¡ j
,11
32 33
de las matemáticas modernas", cuyo análisis se encuentra aun hacer si dispusieran del tiempo para hacerlo. Esta tendencia
insuficientemente realizado (incluso aunque la crítica se a descalificar la tarea, desvalorizaba el oficio y el docente ca
llevara a cabo muy prontamente), si, en lugar de buscar el t~ si podía a llegar a perder su existencia social -ocupando el
principio explicativo en la estructura de las matemáticas mis mismo lugar que la empleada doméstica. iSu lugar parecía
mas (como su nombre, que subraya además tan nítidamente ser el de quien resuelve un problema no de competencia técnica
la obsesión por el desgaste del saber, nos invita sin embargo sino de tiempo! Después de la introducción de los operadores,
expresamente a hacer), intentamos considerarla como un con que exige de los profesores un esfuerzo nada menosprecia
junto de modificaciones, globales y locales, que procuran res ble, la situación se modifica enteramente. Su oficio tendía a
tablecer la compatibilidad entre el sistema de enseñanza y su ser descalificado; pues bien, ahora son los padres los que,
entorno, entre la sociedad y su escuela. Tomaré aquí un solo brutalmente, se encuentran en peligro de ser descalificados.
ejemplo. ¿Por qué, si los docentes han enseñado desde siem Se invierte la trayectoria de las protestas: los padres se sien
pre las cuatro operaciones, experimentamos la necesidad, a ten molestos porque ya no comprenden. Desde una posición
fines de los años sesenta, de envolver esas cuatro operaciones baja, los enseñantes pasan de inmediato a una posición alta,
bajo ~l concepto de operadores? que por un tiempo restablece su-a.1ltonomía de funciona
'"
• Porque la introducción de los operadores satisface nu miento...
mef:osas,condiciones vitales para nuestro sistema. En relación Si interrogamos a quienes, en los años sesenta (y algu
el
con ,entorno, se presenta a priori como una operación de nos ya a partir de los años cincuenta) fueron los promotores
la que Eodemos esperar un beneficio excepcionaL De ese mo y los artesanos de la reforma, los veremos sorprenderse e in
do, del lado de las matemáticas, por el recurso al nombre mis cluso molestarse ante la explicación que acabo de proporcio
mo de operador, esta operación ofrece la garantía de una be nar. La motivación para introducir los operadores les parece
névola neutralidad: el elemento que por medio de ésta toma enteramente diferente -la examinaremos enseguida. Pero lo
"
su lugar en el saber enseñado posee sus diplomas-de nobleza que resulta sorprendente y que conviene subrayar debida
matemática. La maniobra es incluso extremadamente audaz; mente, se encuentra en otra parte. Las relaciones entre el sis
noción de operador nos hace situarnos por encima de to tema de enseñanza y su entorno, entre la sociedad y su escue
das las clases del liceo! El alumno más pequeño no la reen la, son ciertamente de una impresionante complejidad. No es
contrará sino mucho más tarde (pero entonces ya según su en absoluto sorprendente que a la larga se manifiesten desa
r:l
uso originario, o casi), en la universidad, ¡si acaso la reen justes y que ciertos reajustes se revelen, por lo tanto, necesa ro
.::: cuentrai Pero el cambio alcanza su mayor funcionalidad jren rios. Pero cuando se estudia el mecanismo por el cual se rea .~
u
'ro
t;;
'ro
"O
:a te a los padres. Los padres -aquellos que forman parte de las lizan esas readaptaciones nos encontramos con lo siguiente: "O
:a
c:: clases medias y superiores, por lo menos- podían creer, efec para modificar este enorme entrelazamiento de interaccio c::
'o 'o
:g tivamente, partiendo de la amplia banalización social de la nes, todavía tan poco explorado y tan mal conocido, es posi :9
'"o
C.
'"c.
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Ir. técnica de las cuatro operaciones, que el profesor, en el fon ble -incluso si se trata de una operación delicada y que supo z
¡:;
§ ro
b do, sólo estaba haciendo lo mismo que ellos habrían podido ne tantos riesgos (de los que hemos tomado conciencia tar- b
ro j
,...¡
34 35
díamente, precisamente en relación con la reforma)- obtener que distingue por un lado los métodos y por otro lado los
un resultado manipulando una sola variable: el saber. Obvia contenidos. Ciertamente, la producción de la noosfera es
mente puede invertirse el argumento y sostenerse que al que abundante, tanto respecto de los primeros como de los se
rer modificar tanto con tan poco, no es sorprendente que sur gundos. Para muchos de sus miembros la pedagogía es una
jan nuevos desajustes, eventualmente más graves que los que profesión -para otros, un comercio- y por ende elaboran
se procuraban corregir. Sin embargo es necesario, de todos doctrinas según una gama de lo más variada (aunque se pue
modos -especialmente si queremos comprender la acción de de demostrar que la mayor parte de las doctrinas proceden,
la noosfera-, subrayar la desproporción entre el medio puesto en a partir de una combinatoria muy limitada, de una temática
funcionamiento (una modificación del saber) y el efecto buscado finita -"motivación", "esfuerzo", "actividad", "concreto",
(una reestructuración del conjunto de las relaciones entre siste etc.- y que algunas son altamente irrealistas). Pero lo que dis
ma y entorno). La fiabilidad del procedimiento puede ser in tingue esencialmente esas dos vías de acceso al cambio, es la
suficiente. Su efectividad no es menos cierta. relación costo/eficacia. El saber -los contenidos- ofrece \lna
~a noosfera es el centro operacional del proceso de variable de control muy sensible que pét.:.mite obtener efectos es
transposición, que traducirá en los hechos la respuesta al de pectaculares con menores gastos y sobre la cual la instancia
seqiWibdo creado y comprobado (expresado por los matemá política tiene asegurado el control por medio de los progra
ticos7'los padres, los enseñantes mismos). Allí se produce to mas y de sus comentarios oficiales y los manuales que los ex
do conflicto entre sistema y entorno y allí encuentra su lugar plicitan. Contrariamente, los "métodos" que ocupan cierto
privilegiado de expresión. En este sentido, la noosfera desem lugar en el interior de la noosfera constituyen un medio de ac
peña un papel de tapón. Inclusive en períodos de crisis, ésta ción muy poco efectivo. La inexistencia de canales seguros -que
mantiene dentro de límites aceptables la autonomía del fu n serían, respecto de los métodos, equivalentes a lo que son los
.'
cionamiento didáctico. El profesor en su clase está en princi programas y su acompañamiento para los contenidos- a tra
pio al abrigo de las dificultades con las que se encontrará el vés de los cuales podría imprimirse un cambio a ese nivel en
miércoles por la tarde*, cuando entrando en la noosfera, par el sistema de enseñanza, implica un costo excepcionalmente
ticipe, por ejemplo, en una reunión de profesores de su disci alto para su operativización. La historia reciente de este siglo
plina. Si en algún momento debe modificar su enseñanza, eso muestra que si bien pueden aportarse modificaciones nuevas
se determinará por la mediación de la noosfera -incluso si, en este sentido, éstas siguen siendo sólo de orden local, inclu
administrativamente, recibe esa orden de la instancia política so puntual, y a menudo se muestran lábiles. Existe algo así co
.~ .~
1: y no bajo la presión directa de las exigencias de los padres o mo una "ergodicidad" del sistema de enseñanza que, a pesar '-'
'1':\ '0:1
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de los matemáticos. Comprobado este hecho, ¿cómo puede de las perturbaciones creadas por el mal uso de los métodos, :2
"t:i
tedo! mismo del sistema de enseñanza, bastante después de do, en cada caso, el punto de vista de los académicos, el de
""
la illtroducción oficial de los nuevos elementos en el saber los padres, el de los enseñantes. Falta el punto de vista de
ensefudo. ¿Cómo se opera esta selección, cuáles son sus ob alumnos. Afirmé antes que el profesor, en su clase, se encon
jetivos? }lemos visto que la selección que ha de hacerse no es traba relativamente protegido de la "crisis". De hecho, el pro
sencilla, ya que debe restablecer, en relación con el saber, fesor se encuentra finalmente con la crisis, que se le hace ma
una dialéctica sutil -la "buena" distancia- entre sistema y adoptando la forma de los alumnos. Existe algo así como
11 entorno. Sin embargo, éste no es un objetivo para la noosfera. Sin una dualidad entre alumnos y saber enseúado; el desgaste del
"
duda, los artífices de la reforma no reconocerían-su estrate saber es el saber que deviene viejo en relación con la socie
gia en el escenario que he descrito: es más, lo condenarían dad; es también, dualrnente, la sociedad que deviene vieja (des
alegando que es fruto de un maquiavelismo mecanicista y li gastada), a través de sus niños, en relación con el saber. Concre
geramente perverso. En todo caso, no considerarían que ese tamente, ese saber ya no "sirve", los alumnos ya no llegan a
esquema explicativo tenga nada que ver con sus intenciones absorberlo, la frescura del (re)comenzar desaparece: a falta
conscientes y explícitas (o explicitables), incluso si, acordan del poder para cambiar a los alumnos, se hace preciso cam <tj
o:!
.::: con nuestra perspectiva, reconocieran finalmente en ese biar el saber. Así, el desgaste del saber se diagnostica simultá .:::...
tí
.O:!
u
.<tj
-o esquema no sólo una lectura verosímil de un escenario in neamente (y dualmente), como crisis de la enseñanza. Para el -o
~ ~
::: consciente del que habrían sido, sin saberlo, los actores mis enseñante, y para sus representantes en la noosfera, la
:2
.~ tificados (todo habría ocurrido como si...), sino el efecto real, ma debe apuntar a eso: a permitir que se responda de manera
8-'"
;!l
debidamente constatable (el saber enseúado se acercó real satisfactoria a la de la enseúanza" que él experimenta
@
b mente al saber sabio, los padres fueron efectivamente pues- y resolver el problema de las dificultades de
o:! <tj
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3H
:19
aprendizaje -restaurar el deseo de saber (la famosa "motiva presenta la ocasión para una reforma de los programas, los
ción") y darle los medios para contrarrestar la progresiva ne medios, y con ellos las ambiciones, adquieren otra dimen
crosis, a la que ve ganando terreno cada año... sión. Ya no se trata de una simple reorganización por permu
Si nos deshacemos por un instante de la evidencia de tación sino de una verdadera reJundación del conjunto de los
una expectativa tan familiar, las razones de esta actitud resul contenidos. Reelaborando el texto del saber, y especialmente
tan sorprendentes. ¿En qué sentido una modificación del sa otorgando una existencia en el discurso a aspectos anterior
ber enseñado puede, por ejemplo, suprimir las dificultades mente no registrados, se procuran, simultáneamente, las he
de aprendizaje? Descartemos una primera respuesta, de apa rramientas para un diagnóstico y una medicación. Veremos
riencia simplista pero en absoluto subestimable: si surge una un ejemplo de ello.
dificultad, a propósito de talo cual noción o tipo de ejerci En los años cincuenta, al igual que en los ochenta, los
cio, es evidentemente posible suprimir esa noción o ese tipo alumnos escriben obstinadamente, no todos y no todo el tiem
de ejercicio. Ese mecanismo funciona precisamente en el cur po, pero 10 suficientemente a menudo como para que el.pro
so de. hl. !ransposición didáctica, pero permanece general fesor se irrite y quiera remediarloJa pseudo igualdad de este
men1íe bajo una propicia faIta de claridad que posibilita la au modo: a+b = -º--. Si la delimitación cÍe lo real matemático que
a+c c
sendá..d<: 'una conciencia clara del fenómeno y de la asunción
realiza el texto del saber no permite nombrar este error, o in
de su intencionalidad. Incluso bloques enteros del saber ense
sertarlo en un conjunto significativo de pnícticas, a título de
ñados ptJeden resultar alcanzados por esta expulsión -fenó
desviación, es natural que resulte irritante -sin que se po
meno de vaciamiento de contenidos que se observa en ciertas sean siquiera los medios para referirse a ello. Pero, con la in
épocas de amplia apertura del sistema de enseñanza respecto troducción de la delimitación textual "moderna" (ley de com
de nuevos fl~jos de alumnos (en las fases de democratización posición, elemento neutro, operación inversa, etc.), la situa
intensiva, por e:jemplo), que suscita la inqllietud y la oposi ción se modifica. Se podrá nombrar el error, constituirlo co
ción de los "herederos" y que es correlativo, en períodos or mo contratipo de un tipo de práctica legítima y autentificada
dinarios, a la constitución de las orientaciones "básicas" del por el discurso matemático de enseñanza. He aquí, por <:iem
sistema de enseñanza. Una segunda respuesta, de compleji plo, cómo un autor contemporáneo del movimiento de refor
dad superior, parece aquí más pertinente. Para darla debe ma de los años sesenta aborda la dificultad que acabo de
mos partir de una comprobación: después de enfrentarse con mencionar: "El procedimiento de 'simplificación' -escribe
una dificultad repetida, el enseñante cree espontáneamente se basa en la noción de operación inversa 'en el interior de
:.;
,;,¡
en la posibilidad de que puede ser eficazmente resuelta a par una familia' yel resultado es el elemento neutro para esta fa .~
c;:
lj
':'; milia". (Las confusiones al respecto conducen a los errores: ,~
-c -c
e clase, el profesor pensará en retocar su curso, en general se
'o
'o a+b
a+c
-º--
c' a
-ª- = O.)" 7
.~ gún una combinatoria simple (por ejemplo, alterará el orden
e
o.. de dos elementos -la continuidad antes que los límites, mien
'"
¡::
ol
t:: tras que hasta entonces hacía lo contrario-). Pero cuando se
ol
....l j
40 41
Esta breve cita es muy reveladora del trab~jo operado ete.). A partir de allí, se hará que el alumno que incurra en
en la noosfera. Afirma en principio la posibilidad de volver a el error preste atención a la regla transgredida para disipar la
rotular, en el lenguaje de las matemáticas modernas, la vieja .~ confusión que se supone está en la base de su error. Es ésa la
noción de "simplificación", mencionada solamente entre co gran esperanza que permite confiar, en compensación por
millas, que se ha propuesto reducir a la noción de operación las incertidumbres de un futuro aún incierto, en la perspecti
inversa ("en el interior de una familia"). Luego, la cita plantea, va de las modificaciones aportadas al saber enseñado. Toda
entre paréntesis (hasta tal punto la cosa parece darse por sen reorganización del texto del saber lleva en sí, orgánicamente,
tada), la virtud diagnóstica y la eficacia terapéutica de esta nue un reacondicionamiento de la noseografía en uso y abre de
va lectura de las prácticas matemáticas en la clase. Por un la ese modo una vía de acceso, que se supone más eficiente, a
do, ésta permite identificar errores bien conocidos pero errá la patolog(a ordinaria del aprendizaje: Obviamente, el texto
ticos en relación con las clasificaciones anteriores. (Así, el del saber define los principios que el alumno debe respetar y
error que hemos tomado como ejemplo se presenta ahora co delimita entonces, en un momento dado, los errores que el
mo una transgresión de las reglas acerca de la operación inver profesor podrá identificar y para los cuales dispondrá, con el
sa y el elemento neutro.) Por otra parte, esta transgresión se im >' diagnóstico de "confusión", de la-"t;icnica del "ataque direc
puta ~ ~na'confusión (por parte del alumno). Pero, a ese diag
11,
to"; y los errores que deberá renunciar a elucidar, para los
nósti~ ~econfusión responde inmediatamente, por parte cuales no podrá pronunciar el veredicto de confusión -para
del ensenante, la técnica curativa que consiste en insistir, a que haya confusión es preciso que haya también identifica
través de~la repetición y la exhortación verbales, en el princi ción de, al menos, una "ley", y aplicación de ésta en un caso
pio transgredido. El autor citado se refiere a ello como el ata no pertinente- y para los cuales no habrá más recurso que
que directo a los errores: "Me parece, escribe efectivamente, formular un diagnóstico tan inespecífico como el de la "falta
que los errores más graves provienen de la confusión entre de atención", exigiendo -medicación bien pobre- un poco
las operaciones de adición y de multiplicación comó así tam más de atención, sin poder "atacar" nada más preciso. Así, el
bién de un desconocimiento del orden de las operaciones. So nuevo texto del saber lleva en sí, intrínsecamente, los límites
lamente un 'ataque directo' a esas faltas permitirá esperar su de las esperanzas que hace nacer y que, muchas veces rápida
corrección"./l mente perdidas, se perpetúan sin embargo en una fe ingenua
El trabajo que la noosfera realiza para elaborar el nue siempre dispuesta a reanudarse. No está entre mis propósitos
vo texto del saber se consagra así a una estrategia de ataque proceder a una crítica de esta expectativa indefinidamente o:
o:
·Eu sostenida: solamente se trata de reconocer su existencia, su .:::
de aquellas dificultades de aprendizaje cuya pregnancia entre tí
'o: 'o:
"O los enseñantes y su gran estabilidad hay que aceptar (como tenacidad, de identificar sus efectos, de subrayar su significa "O
;a
;a
~§ un problema planteado a la didáctica): toda dificultad obser ción, tanto para los enseñantes como en la noosfera. Para el 'o
¡::
:g vada debe primeramente ser identificada, es decir, debe ser enseñante, la herramienta esencial de su práctica es el texto del :9
~ ~
c.
v; reconocida como algo que viola una regla debidamente esta saber (que deviene palabra a través de él), en las variaciones c.'"
¡:: ¡::
o: o:
t: blecida (conmutatividad, distributividad, regla de los signos, que él se permite imponerle. Las otras variables de gobierno t:
o: o:
.....l .....l
42 43
de las que puede disponer -especialmente aquellas que no estereotipado, convertidos en consignas que designan y en
están específicamente ligadas a contenidos de saber- son va mascaran a la vez su sentido: de la "modernización" a la
riables subordinadas y le permiten sobre todo organizar la "apertura de la escuela a la vida" -expresión polémica que
puesta en marcha de su primer arma, el texto de! saber. Éste, proclama atolondradamente, a sus espaldas, el cierre de! or
el único capaz de hacer existir al enseñante en cuanto tal, es den didáctico. Sin embargo, los requisitos de compatibilidad
al mismo tiempo e! principal instrumento terapéutico. Es a son los más fáciles de satisfacer. Todo lo que se toma exitosa
través de él e inmediatamente gracias a él, que e! enseñante mente en préstamo del saber sabio, es decir, todo préstamo
actuará para modificar los efectos de la enseñanza o para ac cuya inserción en el saber enseñado está fundado sobre el
tuar sobre lo que siga siendo patológico, a pesar a la enseñan funcionamiento didáctico -ilo que supone de todos modos e!
za dada. En consonancia con esta pura lógica de la acción, los complejo trabajo de la transposición didáctica!-; todo prés
miembros de la noosfera aprecian cualquier reacomodamien tamo tomado exitosamente del saber, logra satisfacer esos re
to de la estructura del saber enseñado con el fin de renovar quisitos al menos parcialmente y, de algún modo, autornáti
los mec!i()s para prevenir y curar lo que este reacomodamien -' camente. No es necesario querer reap!.mder a las exigencias de
to trat.,l, consigo. O más bien, las elecciones que tienen lugar compatibilidad para darles una respuesta. Este logro no pre
en el Sábe{ sabio se guían por esta exigencia. Cualquíer nue supone en absoluto la clara conciencia de lo que éste realiza.
va nociól) que aparezca, cualquier nueva presentación que se Prácticamente toda la atención de la noosfera se orienta en
proponga; será evaluada, juzgada, promovida en función de otra dirección. Pero, debido a la insistencia en esta única preo
su capacidad- (supuesta) para tratar las dificultades más evi cupación, las posibilidades de éxito se encuentran altamente
dentes. Así fue como la teoría de los operadores tuvo tam comprometidas. La empresa es azarosa, los resultados incier
bién, junto a sus virtudes "ennoblecedoras" (de las <lue hablé tos, a menudo sospechosos. ¿Cómo asombrarse? Se habrá no
antes), la ventaja de hacer pensar (por un razo.uamiento en cu tado, así, el legalismo impávido que cimenta la búsqueda de
yo análisis no puedo detenerme aquí) que era posible reforta un "mejor" texto del saber. Aquí el error está considerado en
lecer gracias a ella la enseñanza de las cuatro operaciones, re relación con una ley que, "por confusión" -y se subrayará el
solver, desplazando el problema por medio de un cambio en valor transaccional, de negociación, de esta expresión- el
el saber enseñado, las dificultades con las cuales esa enseñan alumno no habría sabido respetar; la acción reparadora con
za venía tropezándose hasta entonces. siste en invitar al culpable a que respete la ley matemática, re
La actividad ordinaria de la noosfera busca en princi cOl'dándole sus términos y, si cabe, exhortándolo a recordar
,,;;
.~
,= pio conscientemente un cambio "terapéutico". Cambio no es los y a conformarse a ellos. Una concepción semejante tiene
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sinónimo de modernización. El cambio es aquí excepcional muy poca relación con lo que se pretende cambiar. Y el análi "O
"O
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mente buscado en la perspectiva de una puesta al día del sa sis didáctico no tiene ninguna dificultad para demostrar que,
~~u :;
'; ber e nseñado. Los requisitos de compatibilidad quedan al bajo la cosmética de superficie del cambio de programas, la '"
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o. margen de la intención reformadora. Cuando afloran a la estructura profunda de la relación didáctica, por lo general, o.
</) e'"
~ apenas resulta afectada por muy débiles alteraciones. ¡;
t: conciencia del reformador es b~jo la forma de un travestismo
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44 45
Con esto, el trab~jo de la noosfera está apenas iniciado.
Puesto que, entre el proyecto -marcado por la designación ,~
1.
ciones de compatibilidad y a aquellas que la noosfera se impo
ne a sí misma, se encuentran las que podríamos denominar
condiciones de componibilidad: con los elementos anteriores
(retomados del antiguo texto del saber) y los nuevos (tomados
del saber sabio), es preciso construir un texto nuevo, llevar a
cabo una integración aceptable de unos y otros. La noosfera ¿Qué es la transposición didáctica?
encuentra en ese punto el determinismo propio del funciona
miento didáctico. Procura obstinadamente, por caminos a
menud(! inciertos, la organización de una buena enseñanza. El
"
orden,. Clidactico, que no se pliega a nuestros deseos, viene a 1.1. Todo proyecto social de enserianza y de aprendizaje se
recordflrle. que una enseñanza, antes de ser buena, debe ser constituye dialécticamente con la identificación y la designa
simple~inte posible. De las condiciones didácticas, la noosfe ción de contenidos de saberes como contenidos a enseñar.
ra toma explícitamente en cuenta algunas, en diversos nive
les. (Así, por ejemplo, las condiciones que denominé erono y 1-2. Los contenidos de saberes designados como aque
topogenéticos: hay que prever un "curso", un curso para llos a enseñar (explícitamente: en los programas; implícita
preparar y un curso para enseñar, hay que pt~ever "ejerci mente: por la tradición, evolutiva, de la interpretación de los
cios".) Pero otros muchos se nos escapan. Cuando lós progra programas), en general preexisten al movimiento que los de
mas son preparados, conformados y adquieren fuerza de ley, signa como tales. Sin embargo, algunas veces (y por lo me
comienza otro trab~jo: el de la transposición didáctica inter nos más a menudo de lo que se podría creer) son verdaderas
na. Algunos de los hallazgos más bellos de la noosfera no re creaciones didácticas, suscitadas por las "necesidades de la en
sisten esa prueba. En poco tiempo, el funcionamiento didác señanza". (Así ocurrió, por ejemplo, en la enseñanza secun
tico dejó malparada a la ambiciosa teoría de los operadores. daria francesa, con el "gran coseno" y el "gran seno").
Ol
Otros elementos, al contrario, se funden con el paisaje como
Ol
.~
si desde siempre hubieran estado allí. Misterios del orden di 1.3. Un contenido de saber que ha sido designado co .~
W u
'Ol
'Ol
"C dáctico del que hasta ahora, todavía, no sabemos demasiado.
;.a mo saber a enseñar, sufre a partir de entonces un corljunto de "C
;.a
¡:
'C transformaciones adaptativas que van a hacerlo apto para ¡:
·c
:g~ ocupar un lugar entre los objetos de enseñanza. El "trabajo" que ~g
6..
"'
¡: transforma de un objeto de saber a enseñar en un objeto de 8.
Ol
t: enseñanza, es denominado la transposición didáctica. ~""
t:
Ol
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46 47
,
2.
dáctica de las matemáticas) supone tener en cuenta la transpo
.~
Q.
les creaciones ad hoc del sistema de enseñanza pueden correr
cr. Q.
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muy diversa suerte.) '"
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