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lO

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Estructura del sistema educativo francés
, , ¿Por qué la transposición didáctica?
N del E. El autor hace referencia en varias oportunidades a distin­

tos cursos del sistema educativo francés. Para favorecer la compren­


El texto que se encuentra a continuación, bajo el título
sión de! lector, se incluye una breve reseña de la estructura de dicho

"La transposición didáctica: del saber sabio* al saber enseña­


sistema. Obsérvese que en e! texto se ha mantenido el indicativo or­

dinal (tercer curso, etc.) empleado por el autor, que no se suele co­
do", está constituido, salvo algunos retoques puntuales, por
rresponder con la denominación empleada en otros países. Por
notas preparatorias a un curso que dicté en ocasión de la Pri­
~jemplo, Troisieme equivale a segundo año del secundario (14-15
mera Escuela de Verano de didáctica de las matemáticas, lleva­
años).

da a cabo en Chamrousse del 7 al 19 de julio de 1980. Lleva la


El sistema escolar francés se divide en tres instituciones:

marca -que no he procurado disimular--'- de esa circunstancia.


Le primaire Ese "curso" (puesto que de eso se trata) se presenta bajo una
1) CP (Cours préparatoire) que equivale a 1º grado (6-7 afios) forma deliberadamente didáctica y sin ornamentos, no por vo­
CEl (Cours élémentaire 1) que equivale a 29 grado (7-8 afios)
luntad de imposición sino por el contrario, con la intenciór;t de
3) CE2 (COllrs élémentaire 2) que equivale a 3" grado (8-9 años)
CMl (Cours moyen 1) que equivale a 1 9 grado (9-10 afias) delimitar claramente los puntos de_anclaje -aquellos que, en
,r
5) CM2 (f]our.s moyen 2) que equivale a 52 grado (10-11 afio s ) todo caso, el autor podía proponer eñ aquel entonces- de un
.
Le cQlleJ;:r!.

trabajo ulterior de rectificación, de profundización, de exten­


sión, etc.; con la intención, por lo tanto, de abrir la perspecti­
Sixieme (;~xio curso) (1l-12 años)

Cinquieme (quinto curso) (12-13 afios)


va de un debate científico sobre el tema tratado.
Cuatrieme (éuarto curso) (13-14 afios)
Ese tema -la transposición didáctica-, que era enton­
Troisieme (tercer curso) (14-15 afios)
ces un tema nuevo, tuvo un poder de seducción indudable.
Al término de! colláre se rinde un examen: el Brevel.

Seducción no desprovista de ambigüedad, sin duda, y en mu­


Le lycée
chos casos afectada por ambivalencias. El destino epistemo­
Seconde (15-16 afio s )
lógico del concepto ha trazado hasta aquí itinerarios múlti­
Premier-e (16-17 años)
ples pero ordinarios. Fue objeto de exposiciones de semina­
Termínale (17-18 afios)

rios y sobre todo de un cierto número de trabajos que pre­


Los dos últimos afios del Lycée, Premiere y Terminate, son los que co­ sentaban análisis didácticos precisos: ése era su origen; ése
rresponden a la especialización a partir de la cual los alumnos pue­ es, de hecho, su justo lugar. 1 Lo que es aún más notable es
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den orientarse con respecto a sus carreras futuras. Las orientaciones que el concepto se difundió más allá de la comunidad de di­ .:::..­
-5v varían según los establecimientos, pero las principales son: Ciencias, u
'ro
'ro dactas de las matemáticas: lo reencontramos hoy en didácti­ "O
32 Economía y Letras, con sus respectivas subespecialízaciones. :a
-c ca de la física::' o incluso entre quienes cumplen una función c:
c: Al término de la TermínatE' se rinde e! Baccalauréat, examen que con­ 'o
'o '0
'0 diciona la obtención del título.
.~ * N. del E. A lo largo de este libro, y por pedido expreso del autor, hemos res' .~

c.. petado con total fidelidad la locución francesa savoir savant, traduciendo en c..
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c::
§'" todos los casos saber sabio. Sin embargo, con el fin de acel'carnos a los usos co­ ro
ti
ti rrientes del español. hemos utilizado el término académico para traducir ro
ro savant, al referirnos al ámbito de producción de ~ste saber, a las prácticas rela­ ..J
..J
cionadas v a los investigadores y productores de este conocimiento.
12 1:1
de intervención en el sistema de educación (parece que ha ha­ en una situación verdaderamente precientifica. Ha sido nece­

bido una cierta circulación de la noción, especialmente en el sario, como muestra L. Althusser, esperar a Montesquieu pa­

seno de los IREM*). Pero más allá de las modalidades de la !-


ra que empezáramos a tomar en serio -epistemológicamen­

recepción del concepto, es necesario preguntarse sobre las te- el sistema político, es decir, para que le reconociéramos la

condiciones de su instalación en los discursos y de su puesta consistencia de una necesidad decisiva, para que abriéramos

en funcionamiento en la práctica. los ojos a la existencia de un "espíritu" de las Leyes, que ma­

Para ello conviene partir de muy It:jos: de la posibilidad nifiesta su eficacia más allá de nuestras razonables prescrip­

misma de la existencia de una ciencia que llamamos la didác­ ciones, nuestros ridículos voluntarismos, nuestro vano senti­

tica de las matemáticas. Toda ciencia debe asumir, como prime­ miento de poderío doctrinario sobre la cosa pública. y a pe­

ra condición, pretenderse ciencia de un objeto, de un objeto sar de eso, ¿hay necesidad de recordarlo? toda una parte del

real, cuya existencia es independiente de la mirada que lo siglo XVIII vivió en la duradera ilusión de que podían existir

transformará en un o~jeto de conocimiento. Es la posición "déspotas ilustrados", personajes imaginarios, si los hubo, has­

materialista mínima. En ese mismo movimiento, es preciso ta que Federico y Catalina* se encargaron de demostrar has­

suponer en ese objeto un determinismo propio, "una necesidad ta qué punto esta expectativa era irrea:~ ¿Acaso hemos progre­

que la ciencia querrá descubrir". 3 Pero eso,-que vale tanto sado mucho sobre ese punto? Es posible que con el tiempo y

para el ps~oan,álisis, por ejemplo, como para la física- no es tras algunos desencantos, hayamos llegado hace poco a mane·

obvio cuant1Q.nos encontramos con ese "objeto" que preten­ jarnos con un poco más de prudencia en los discursos.
demos tan particular, como el sistema didáctico o, más amplia­ El contraste se vuelve todavía más vivo cuando fijamos
mente, el sistC'ma de enseñanza. 4 Lejos de considerarlo espon­ nuestra atención en el sistema educativo. Porque, debemos
táneamente como dotado de un determinismo específico que reconocerlo, éste sigue siendo territorio favorito de todos los
se trataría entonces de desentrañar, no le concedemos co­
voluntarismos, para los que constituye, tal vez, el último refu­
múnmente sino una voluntad débil, enteramente sorÍtetida a
gio. Hoy más que ayer, ese sistema debe soportar el peso de
nuestro libre arbitrio de s~jetos deseantes. Y en lo que de él
las expectativas, los fantasmas, las exigencias de toda una so­
se nos resiste queremos ver el simple efecto de la mala volun­
ciedad para la que la educación es la última reserva de sue­
tad de algunos malos sujetos (los docentes, dramáticamente
ños a la que desearíamos poder exigirle todo. s Esta actitud es
conformistas, la administración, insoportablemente burocrá­
una confesión: el sistema educativo, enteramente colmado de
ro tica, los "sucesivos gobiernos", el ministro, etc.) Cualquiera
voluntad humana, podría moldearse según la forma de nues­ ro
·5u sea el fundamento sociohistórico de una actitud tan unánime ,~
,~ tros deseos, de los cuales no sería sino una proyección, en la u
"ti 'ro
il (que el investigador no puede contentarse con condenar sim­ materia inerte de una institución. Añadiríamos incluso qué es ::::
"ti
r:
'o plemente porque le molesta, puesto que en ese caso incurri­ lo qué hemos hecho de él y, al fin de cuentas, encontramos 1:
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ría en la misma falta que pretendería denunciar), es preciso '0
'"o en él lo que hemos puesto en él. Pero la cuestión, aquí, va mu­ ';;
o.. e
'" advertir, sin embargo, que en este sentido nos encontramos cho más lejos. Esta fe ingenua se explicita, desde hace más de o­cr.
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!: veinte años, en un credo singular: el de la "investigación-ac-
ro t:
..J * N. del T. Se trata de las siglas correspondientes a los Institutos de Inves­ ro
..J
tigación de la Enseñanza de la Matemática.
* N. del T. El autor se refiere a Federico de Prusia)' Catalina de Rusia.
14 15
ción". Bajo este curioso vocablo se oculta algo muy diferente tecnocultural, cuya formación se inscribe en la historia (en
de un estilo particular de investigación, que desearía legiti­ ,- cuanto a algunos de sus rasgos, se trata de una historia rela­
marse en tanto dialéctica renovada entre episteme y techné. Allí tivamente reciente: cuanto más, tres siglos). Y, al igual que
se instala, enmascarada, toda una epistemología, o mejor di­ hay un "espíritu" de las Leyes, hay un "espíritu" de nuestro
cho, toda una ideología del conocimiento que, sin embargo, objeto, que nos corresponde explicar.
entre sus más rigurosos defensores, se revela como lo que real­ Pero ¿cuál es en realidad ese objeto? El didacta de las
mente es: un espiritualismo humanista que duda de la realidad matemáticas se interesa en el juego que se realiza -tal como
misma de lo que se pretende aquí "estudiar-transformar", y lo puede observar, y luego reconstruir, en nuestras clases
proclama, de manera coherente con su confesión antimateria­ concretas- entre un docente, los alumnos y un saber matemáti­
lista, la llegada de un "nuevo paradigma científico".6 ¡Nada co. Tres lugares, pues: es el sistema didáctico. Una relación ter­
menos! El mundo -o más bien esta miniatura: el sistema edu­ naria: es la relación didáctica. Esta es la base del esquema por
cativo-, dado que es una obra humana, conscientemente orde­ el cual la didáctica de las matemáticas puede emprender, p.or
nada hacia. un fin reconocido, no sería más que el fruto de tanto, la tarea de pensar su objeto. Siñ_duda, parece un esque­
nuestras Voluntades y de nuestros caprichos. De nuestras vo­ matismo tosco pero tiene la virtud principal de poner a dis­
luntades;;eiertamente, a veces insostenibles; de nuestros capri­ tancia las perspectivas parciales en las que se ha buscado du­
chos, con"'1Fécuencia egoístas, que deberíamos reencaminar. rante demasiado tiempo y vanamente una explicación satis­
Deberíamos Jrabajar precisamente para eso. Todo el misterio factoria de los hechos mejor comprobados: tal como la dema­
de esa mecánica que habríamos creado se agotaría en una ten­ siado famosa "relación enseñante-enseñado" que ha oscureci­
sión de voluntades -buenas y malas- y se trabajaría mediante do, durante al menos dos décadas, el estudio de los hechos
un juego de fuerzas reducido a semejante maniqueísp1o. didácticos más inmediatamente transparentes. Esquema po­
Obviamente, este es un punto de vista al que la didácti­ lémico que funciona rectificando un error mantenido por de­
ca de las matemáticas está obligada a oponerse: con ello se masiado tiempo. Pero una vez planteado esto, es decir, una
juega fundamentalmente su inscripción misma en el campo vez que se torna posible hablar de ese tercer término, tan cu­
del conocimiento científico. Su postulado y, digamos incluso, riosamente olvidado: el saber, puede formularse una pregun­
su acto de fe, a partir del cual se ordena la perspectiva de sus ta que otorga a la polémica su verdadero interés: ¿qué es en­
esfuerzos, es que existe un o~jeto preexistente e independien­ tonces aquello que, en el sistema didáctico, se coloca bajo el
te respecto de nuestras intenciones y dotado de una necesi­ estandarte del Saber? El "saber enseñado" que concretamen­ c::
.~
dad, de un determinismo propios; un objeto por lo tanto cog­ te encuentra el observador, ¿qué relación entabla con lo que u
'c::
noscible, en el sentido en el que la actividad científica, en to­ se proclama de él fuera de ese ámbito? ¿y qué relación enta­ ~
das las áreas en que se ha desplegado hasta ahora, pretende bla entonces con el "saber sabio", el de los matemáticos? :::
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conocer el mundo. Ese objeto-allí está el obstáculo con el ¿Qué distancias existen entre unos y otros? .~

Q..
que la investigación-acción tropieza- no es enteramente del Estas preguntas mínimas, empero, tocan un punto su­ en
:::
c::
orden de la naturaleza. Es lo que yo denominaría un objeto mamente importante: génesis, filiaciones, legitimidades, to-
=
16 17
do esto mezclado y en forma de dehate, ¿Génesis míticas? ¿Fi­ ber enseñado, es necesariamente distinto del saber-inicial­
liaciones negociadas? ¿Legitimidades inciertas? El cuestiona­ 1- mente-designado-como-el-que-debe-ser-enseñado, el saber a
miento, es verdad, comienza por adoptar un sesgo de sospe­ enseñar. Este es el terrible secreto que el concepto de trans­
cha: la investigación epistemológica se torna así fácilmente posición didáctica pone en peligro. No basta sólo con que se
policíaca y parece a priori hostil al funcionamiento feliz de la profundice una brecha: es preciso que esa brecha necesaria
institución, El concepto de transposición didáctica, en tanto sea negada y excluida de las conciencias como prohlema, si
remite al paso del saber sabio al saber enseñado, y por lo tan­ subsiste tal vez como hecho contingente. Puesto que, al mis­
to a la distancia eventual, oblígatoria que los separa, da testi­ mo tiempo, para que la enseñanza dada aparezca legitimada,
monio de ese cuestionamiento necesario, al tiempo que se es preciso que afirme fervorosamente su- adecuación con el
convierte en' su primera herramienta. Para el didacta, es una proyecto que la justifica y que la explicita. El saber enseñado
herramienta que permite recapacitar, tomar distancia, inte­ debe aparecer conforme al saber a enseñar. O mejor, la cues­
rrogar las evidencias, poner en cuestión las ideas simples, tión de su adecuación, no debe ser formulada. Ficción de i~en­
desprend!=rse de la familiaridad engañosa de su objeto de es­ tidad o de conformidad aceptable: ~l enseñante no existe,
tudio. Eh una palabra, lo que le permite ejercer su vigilancia porque la enseñanza no existe sino al precio de esta ficción:
epistemológica. Es uno de los instrumentos de la ruptura que ésta vive de esa ficción, debe vivir de esa ficción. Por lo tan­
la didácticá debe ejercer para constituirse en su propio domi­ to, señalando un proceso que constituye el objeto de una ne­
nio; es aqtlel por el cual la entrada del saber en la problemá­ gación tan vital, el concepto de transposición didáctica se
tica de la didáctica pasa de la potencia al acto: en la medida afirma primero como violencia ~jercida contra la integridad
en que el "saber" deviene para ella problemático puede. figurar, del acto de enseñanza, cuya identidad desdibuja en una inte­
en adelante, como un término en el enunciado de.problemas rrogación a la que el docente no puede responder a priori si­
(nuevos o simplemente reformulados) y en su solución. no negándose a escucharla.
Pero para el docente las cosas ocurren de otro modo. Resistencia al concepto. El concepto, y la resistencia
En un primer momento, al menos, el reconocimiento de la con la que se encuentra, hacen visible otra verdad del funcio­
transposición didáctica supone resquebrajar su participación namiento didáctico: no se comprende lo que ocurre en el in­
armoniosa en el funcionamiento didáctico. El sistema didác­ terior del sistema didáctico si no se toma en cuenta su exterior.
tico no es el efecto de nuestra voluntad. Su funcionamiento El sistema didáctico es un sistema abierto. Su supervivencia
o:: -sin hablar siquiera todavía de su buen funcionamiento- su­ supone su compatibilización con su medio. Esta le impone res­
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.~
ti pone que la "materia" (enseñante, alumnos, saber) que ven­ ponder a las exigencias que acompañan yjustifican el proyec­ ti
'o::

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~ drá a ocupar cada uno de los lugares, satisfaga ciertos requi­
to social a cuya actualización debe responder. Hay allí, empe­ :g
"C
e sitos didácticos específicos. Para que la enseñanza de un deter­ e
'o ro, una especie de paradoja: su respuesta consiste precisa­
:ºo­
~ minado elemento de saber sea meramente posible, ese tdemen­ mente en no prestar atención a la cuestión. La ficción de con­
·0
'u
.;;
o
e'" to deberá haber sufrido ciertas deformaciones, que lo harán formidad se instala y perdura debido a que el saber a enseñar o­
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tl apto para ser enseñado. El saber-tal-como-es-enseñado, el sa­ ;'"
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(y el saber sabio de donde éste deriva por designación) se en- tl
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.....~
J8 19
cuentra rápidamente olvidado en el curso del proceso de Resistir no es rechazar. No siempre. Existe el rechazo
transposición, en tanto que punto de partida, oQjeto de refe­ !-
del que no quiere escuchar. Existe el rechazo ultrajado de
fuente de normatividad y fundamento de legitimidad. quien protesta: se denunciará entonces el exceso del análisis,
decir, fuera de los períodos de "crisis") per­ que sejuzgará exagerado y ofensivo para el simple sentido co­
manece ajeno al campo de conciencia del enseñante como mún -eterno aliado de todas las malas causas. Nos escanda­
tal: la conciencia didáctica es cerrada porque el sistema lizaremos de la afrenta lanzada contra el orden y los valores
co es abierto. La clausura de la conciencia didáctica responde del mundo -quiero decir, de la institución. así el trabajo cien­
subjetivamente a la autonomía del tífico está hecho de minúsculas revoluciones copernicanas,
es la forma vivida de la condición de posibilidad de la ense­ que son a su vez pequeños escándalos. Es verdad, mientras
ñanza. ¡El sistema didáctico no existe sino para ser compati­ tanto, que los primeros usos de un concepto se consideran
ble con su entorno; y esta compatibilización pasa por una dis­ frecuentemente como casos "patológicos", porque se trata de
minución de la conciencia del entorno por parte de los agen­ forzar las características con el propósito de ver o hacer ~er.
tes del sistema! El destino del saber se juega en esta astucia /
De modo que la pertinencia del conj;Cpto, su utilidad o su ne­
del funboríamiento didáctico. Con respecto a él, sería inade­ cesidad, aparecen ligados a casos límites y parecen no incluir
cuado':}lablar de génesis y filiaciones, de rupturas y reformu­ más que lo aberrante o lo monstruoso. Si, pasando del hecho
lacion~~: ,Pues supondría dar cabida legítima a una cuestión al derecho, consideramos esos casos como los únicos a los
que no puede sostenerse. El saber que produce la transposi­ que se aplica con justicia el concepto, también considerare­
ción didáctica será por lo tanto un saber exiliado de sus orí­ mos exagerado e ilegítimo el uso sistemático del concepto -es­
genes y separado de su producción histórica en la esfera del ta ley de hierro del trabajo científico. (Aun en la década de
saber sabio, legitimándose, en tanto saber enseña<Jo, como al­ 1920, el hombre común podía llegar a aceptar que la repre­
go que no es de ningún tiempo ni de ningún lugar, yno legi­ sión, concepto freudiano, se aplicara a los locos, pero objeta­
timándose mediante el recurso a la autoridad de un produc­ ba que era falso querer someter a él a las personas de bien.)
tor, cualquiera que fuere. "Pueden creerme", parece decir el Sin embargo, lo sabemos, la "resistencia" también puede in­
docente, para afirmar su rol de transmisor, que no puede vertir su curso, hacerse aceptación entusiasta, proselitismo
bajo la condición de no producir nada, "pue­ ofensivo, ardor por propagar la "verdad", y así es como se co­
den creerme porque no se trata de mí..." Aversión de los ma­ rrigen las equivocaciones. Entonces, a la inversa, se asignará
:':1 nuales hacia todo lo que anclaría en una historia el saber que al concepto el territorio más vasto, la legitimidad más exten­ el
.~ .~
;.; ellos promueven. Lo que ha sido y ya no es, no existe siquie­ sa; y, en el mismo movimiento, se creerá ohligatorio asignar ;.;
':':1 ':':1
~ ra en el recuerdo: es el secreto del funcionamiento sin his­ a lo patológico, que el concepto contri huyó primero a expli­ "tl
'"" :.a
toria de la institución. El saber enseñado supone un proceso car, una extensión máxima. (Así es corno el hombre común ¡:
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de naturalización, que le confiere la evidencia incontestable cultivado de nuestros días, henchido de psicoanálisis, procla­ .~

e
mará que "todos somos neuróticos"). Existe una relación ar­ o..
de las cosas naturales; sobre esta naturaleza "dada", la escue­ '":':1
¡:
la espera ahora su jurisdicción, fundadora de valores que, en caica con el saber de la que sin duda no nos desharemos ja- .'::
:':1
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adelante, administran el orden didáctico . j
20 21
más completamente. Emocionalmente, vivimos toda conquis­ zado ... De hecho, el debate no es en este caso más que apa­
ta de la verdad como reparación de una privación rentemente un debate técnico (¿Qué extensión conviene dar
ríal, como una victoria obtenida, no sobre la ignorancia -que .~
al proceso de transposición didáctica? ¿Hay que segmentar­
en definitiva es una cuestión de la que somos responsables-, lo? Y en ese caso ¿qué segmentación hay que mantener?). Ba­
sino sobre cierta voluntad de secreto, venida de nadie sabe jo la apariencia de una elección teórica, el enseñante no eli­
dónde pero evidente por su mismo misterio. ge, porque no tiene poder de elección. Retiene del proceso
Rechazo irritado, aceptación generosa: son las dos ver­ el único momento en el que se sabe involucrado: la redacción
tientes de una misma emoción. En apariencia, también pue­ del texto del saber -el cual, previamente, en la etapa de la re­
de prevalecer otro tono, caracterizado por una cierta sangre dacción (realizada b.yo la forma del manual o de notas del
fría, un laconismo en la confesión que deja poco espacio al profesor) no es más que un "metatexto", que no está escrito
debate. Dos reacciones, de las que puedo hacerme eco aquí, definitivamente en ninguna parte, que es una matriz de va­
completan e ilustran los análisis precedentes. El "concepto" que le darán forma concreta. Mediante esta cómoda
será, en apariencia, fríamente admitido, como si fuera obvio. ignorancia, el enseñante aniquila las fases del proceso que,no
Simpler,nente se considera que un día se ha agregado una /
sabe gobernar (y que, de hecho, g05~ernan su "elección"), y
nueva 'palabra a las palabras de la tribu. Simple agregado que_ ese movimiento de clausura de su campo de conciencia le
no altera la anterior economía del léxico. La "teoría" desem­ permite sostener la ficción de la transparencia vivida -actua­
peña ihóra el papel de homeostato. Operación de banaliza­ da- del funcionamiento didáctico (es decir, de lo que perci­
ción, doqde el concepto está vaciado, pierde su fuerza y, pues­ be de éste), y de su capacidad de asumir su control a partir
lO a funcionar en los enunciados más nimios, carece final­ de las únicas variables directrices de las que dispone -en pri­
mente de objeto propio. En todo caso, sólo se impone el sig­ mer lugar, el juego sobre el texto del saber.
es sólo el vocabulario lo que ha cam~iado. Es ver­ Pero también puede verse otra reacción, que en verdad
dad, se dirá, es verdad que hay transposición didáctica: ¡orga­ no me esperaba, proveniente de otro campo, el de los didac­
nicemos pues esas transposiciones didácticas! El activismo tas, "De acuerdo", dijeron algunos de ellos, "hay transposi­
obstruye el análisis y una cierta actitud reflexiva. Preparar ción didáctica"; y -también "de acuerdo"- hay que analizar
una lección sobre el logaritmo se vuelve, entonces, hacer la ese proceso (ya no se trataba aquí, por el momento, y en con­
transposición didáctica de la noción de logaritmo. Sin embar­ traste con la preocupación inmediata de los profesores, de
go, preparar un lección es sin duda trabajar con la transposi­ "fabricar" transposiciones didácticas). ¿Pero por qué hacer ('O
.~
.~ ción didáctica (o más bien, en la transposición didáctica); ja­ partir el análisis del análisis del saber sabio? Aquello que es­ tí
tí :§
~ más es hacer la transposición didáctica. Cuando el enseñante bocé a propósito de la resistencia al concepto permite, creo, :.a
:.a ~

interviene para escribir esta variante local del texto del saber aclarar esta sorprendente respuesta. La exclusión del saber 'o
que él llama su curso, o para preparar su curso (es decir, para sabio, que hace posible el desfase temporal e institucional :º
:!'
5..
realizar el texto del saber en el desfiladero de su propia pala­ separa el saber sabio y sus avatares didácticos por parte ::
~
bra), ya hace tiempo que la transposición didáctica ha comen­ proceso de transposición, es aquello por lo cual el orden
~
.....~
22
didáctico se constituye como cerrado sobre sí mismo. Este

sabio, suprimiendo uno de los términos del problema plan­
23

modelo en pequeño que desearíamos ver sometido a nuestra teado, borra el problema y prepara el retorno subrepticio y
única legislación, manifiesto unicamente ante nuestra mira­ ,­ obcecado de la ficción unitaria que el concepto de transposi­
da, adopta aquí su autonomía en la conciencia para alejarse ción didáctica denuncia a través de la separación que señala
de lo que, en última instancia, funda su legitimidad. La afir­ tercamente en el interior régimen del "saber". Por el contra­
mación del desinterés del análisis del saber sabio -arrojado : , rio, cuando se le asigna al saber sabio su justo lugar en el
así enteramente y sin pena a la historia y a la epistemología de proceso de transposición y, sin que el análisis de la transposi­
las matemáticas- manifiesta la infiltración, en la problemáti­ ción didáctica sustituya indebidamente al análisis epistemoló­
ca del didacta, de los valores que organizan el punto de vista gico stricto sensu, se hace evidente que es precisamente el con­
del docente. Nunca se insistirá demasiado al decir que la rup­ cepto de transposición didáctica lo que permite la articula­
tura por la que se abre un nuevo espacio científico -el de la ción del análisis epistemológico con el análisis didáctico, y se
didáctica de las matemáticas, como espacio no reductible a convierte entonces en guía del buen uso de la epistemología
los diversos territorios ya delimitados (los de la psicología, la para la didáctica. De ese modo, los epistemólogos nos ap<,>r­
socioloi{Ía, etc.)- es una ruptura continuada, una operación tan el concepto de problemática. Pero_éste se revela un arma
" muy útil para nuestro propósito: en el paso de tal elemento
reiteráda, que reencontramos en cada uno de nuestros gestos.
fII
Hijo 'Eró digo, el. didacta se siente permanentemente tentado del saber sabio al elemento que le responde -o mejor, del
de voh,:ei a la Morada del Padre y teme involucrarse con la cual él responde- en el saber enseñado, hay antes de nada un
problemática del enseñante. Más de una vez cae presa de la invariante (en general un significante: "conjunto", "distan­
acuciante nostalgia del alma mater, de la que un día se apartó cia", etc.) y hay una variación, una separación, que constitu­
porque se le hizo necesaria una cierta distancia epistemológi­ ye toda la diferencia y que el examen de las problemáticas
ca y axiológica para poder reencontrarla finahI).ente de otra respectivas -la problemática del elemento de saber en el sa­
manera -para poder hacerse didacta. ber sabio, la problemática del elemento de saber puesto en
En sentido restringido, la transposición didáctica desig­ correspondencia con el saber enseñado- hará surgir inevita­
na pues el paso del saber sabio al saber enseñado. Pero la es­ blemente. El ejemplo de la reforma de las matemáticas mo­
pecificidad del tratamiento didáctico del saber puede com­ dernas constituye un caso excepcional para desarrollar este
prenderse mejor a través de la confrontación de los dos tér­ tipo de investigaciónes. Con mucha frecuencia, el saber ense­
minos, de la distancia que los separa, más allá de lo que los ñado se encontró profundamente modificado, en pocos ro
ro .~
.~ acerca e impone confrontarlos. En verdad, el "olvido" del sa­ años, y hubo que transponer una inmensa cantidad de ele­ 'C
'ro
u
'ro "O
"O ber s abio no oscurece en absoluto el desarrollo atento del mentos tomados del saber sabio (de las matemáticas de los :.a¡::
:.a matemáticos). Sin embargo, contrariamente a ciertos casos
análisis del saber enseñado: no es más que el primer tiempo ,~

'0
de la sustitución, en el análisis del saber enseñado, del análi­ de transposición, que el especialista de la disciplina identifi­ '~

ó..
sis del saber sabio, en la ilusión reencontrada de una identi­ ca con facilidad ya que proceden brutalmente de una descon­ '"
¡::
<-:l

dad feliz entre ambos. El distanciamiento ostentoso del saber textualización de los significantes (seguida de su recontextua- :::
o::
.....:¡
3
24
25
lización en un discurso diferente), las numerosas transferen­ tan completamente como durante el momento de la enseñan­
cias llevadas a cabo por la reforma permitieron conservar seg­ za ("Pueden creerme, porque no es mío ... "). Pero comienza
mentos lo suficientemente amplios del discurso sabio como indiscutiblemente en la comunidad académica. Asume en
para desviar la atención de los matemáticos que apadrinaban ella, es cierto, modalidades y funciones diferentes. Según las
la operación. Pero, si el contexto "discursivo" era de ese mo­ condiciones de la exposición del saber, este proceso debe dar
do parcialmente conservado, en relación con otro contexto, la lugar primero a la difusión y a partir de allí, a la producción
descontextualización efectivamente operada se volvía poco social de conocimiento. Más tarde, además, en la intimidad
identificable y no se identificaba como tal porque trascendía del funcionamiento didáctico, cumplirá una función entera­
el texto del saber, la red de las problemáticas y de los problemas mente diferente: de reproducción y de representación del sa­
en la que el elemento descontextualizado hallaba original­ ber, sin estar sometido a las mismas exigencias de producti­
mente sus usos, su empleo, es decir, su sentido. Sabemos que vidad. El juego del saber adopta ahora un aspecto totalmen­
fueron necesarios algunos años para que los matemáticos te diferente.
percibitran este error.
. Curiosamente hay que agregar, a los argumentos prece­ •••
..
dentfig,, otro de sentido contrario. El saber sabio nos interesa
porque-éiertas exigencias que intervienen en la preparación Hay más de un modo en que un concepto pierde su
didáctica del saber, están ya influyendo a partir de la consti­ carácter incisivo. Son los usos que sabemos darle y que le da­
tución del saber sabio o al menos a partir de la formulación mos los que le otorgan su fuerza explicativa, su valencia epis­
discursiva de ese saber. Esto ocurre particularmerrt.e en el ca­ temológica. Un concepto puede gastarse a fuerza de usos in­
so de la exigencia de despersonalización, a la qy.e indudable­ correctos. No basta, entonces, con plantear que hay transpo­
mente no hemos otorgado la merecida atención. Todo saber sición didáctica y dejar las cosas en ese punto. Preguntémo­
considerado in statu nascendí está vinculado a su productor y nos, más bien: "¿Por qué hay transposición didáctica?" La res­
se encarna en él, por así decirlo. Compartirlo, en el interior puesta -"Porque el funcionamiento didáctico del saber es dis­
de la comunidad académica, supone un cierto grado de des­ tinto del funcionamiento académico, porque hay dos regíme­
personalización, que es requisito para la publicidad del nes del saber, interrelacionados pero no superponibles"- ha­
Se olvida demasiado, por ejemplo, que lo que llamamos ce surgir una nueva pregunta, que permite ampliar la temáti­

la mecánica clásica fue primero el saber personal, casi ca del cuestionamiento y profundizar el debate (para ahon­ ,.;
.~ u
ti rico, de Isaac Newton, y que fue de las presiones de su entor­ dar en profundidad es preciso ahondar en amplitud). La ';¡
u
'tú ,~
-o no que nacieron finalmente los PrinciPia. Y sabemos también transposición didáctica tiene lugar cuando pasan al saber en­ -o
:o¡:: :.a
'o que Cantor pagó muy caro ese saber tan extrañamente ligado señado elementos del saber. ¿Pero por qué son necesarios
'0
.~

eQ..
a su persona -hasta la locura- que, menos de un siglo des­ esos flujos? Comúnmente, el saber enseñado vive muy bien
'"
¡:: pués y furiosamente transpuesto ya era moneda corriente. Sin encerrado sobre sí mismo, en una plácida autarquía, protegi­
~
!:i duda el proceso de despersonalización no se realiza nunca do por lo que hemos llamado la "clausura de la conciencia di-
j j
26 27
dáctica" -este distanciamiento, tan eminentemente funcional, signado ordinariamente por el programa) se forma un con­
del resto del mundo. Y cuando se lo observa, el funciona­ trato didáctico que toma ese saber como objeto de un proyec­
miento didáctico revela incluso una verdadera capacidad de to compartido de enseñanza y aprendizaje y que une en un
producción de saber a los fines del autoconsumo. Esta creati­ mismo sitio a docentes y alumnos. El entorno inmediato de
vidad didáctica introduce muchas variaciones sobre los gran­ un sistema didáctico está constituido inicialmente por el sis­
des motivos de la más alta ascendencia (el único coseno de las tema de enseñanza, que reúne el co~junto de sistemas didácti­
matemáticas hace surgir dos, el grande y el pequeño, sin vio­ cos y tiene a su lado un conjunto diversificado de dispositivos
lar en nada la legalidad matemática y con toda legitimidad estructurales que permiten el funcionamiento didáctico y
dáctica). Hasta cierto punto, el funcionamiento didáctico es, que intervienen en él en diversos niveles. Incluye, por ejem­
pues, capaz de proveer a sus propias necesidades en cuanto al plo, medios multiformes (oficiales y ofidosos) de regulación
saber que se va a enseñar. ¿Por qué, entonces, un día, en cier­ de los flujos de alumnos entre los sistemas didácticos, asegu­
to momento de su historia, esta apacible economía debe rando (entre otras funciones) la formación del co~junto de
abrirse a aportes que no son de su elaboración? ¿Por qué ese los sistemas didácticos de modo viable. No nos detendremos
funcionamiento aparentemente armonioso y sereno llega a aquí en esas cuestiones, que se cor~sponden esencialmente
entrat en' crisis? a otras áreas del análisis didáctico, en ras que se plantean pro­
di>
... blemas igualmente profundos (que se refieren precisamente
~

... a las condiciones de la constitución viable de los sistemas di­


dácticos tales como las de la heterogeneidad u homogenei­

P<Jf " _ Figura 1


dad de las clases). El sistema de enseñanza -la "miniatura" de
la que hablé anteriormente- posee a su vez un entorno, que
podemos denominar, si lo deseamos, la sociedad, la sociedad
"laica", por contraste con esa sociedad de expertos que es el
sistema de enseñanza/educativo. Ese entorno se caracteriza
Será útil, para responder a esas preguntas, utilizar un evidentemente por una estructuración en extremo compleja.
pequeño esquema teórico cuyo provecho no se limita cierta­ Pero, en una primera aproximación, no podemos dt;jar de in­
mente al uso que haremos en esta ocasión. Ya me he referido tro-ducir en él una especificación muy simple: retendremos
C'l
antes al sistema didáctico. Aquí está representado con sus tres de él solamente a los "padres" y los académicos (los matemáti­ C'l
.~
t) lugares (P: el enseñante, E: los alumnos, S: el saber enseñado) cos) luego, por supuesto, la instancia política, decisional y .:::
'111
t
'C'l
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y las interrelaciones entre ellos. Es preciso ahora estructurar
t;jecutiva (el Ministerio, ete.), es decir el órgano de gobierno '"Ó
;a
'o
¡::
más finamente lo que denominé su "entorno". Concretamen­
del sistema de enseñanza. En este estadio de la descripción, ¡::
'o
'v
.~ te, los sistemas didácticos son formaciones que aparecen cada el decorado sólo está parcialmente reconstruido. 'v
'~,

8­ año hacia el mes de septiembre*: alrededor de un saber (de­ Q..


en
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.....~ * N, del T. En Francia el curso escolar comienza en el mes de ~f'nt¡FTTlhl"('
-
"1
28 29
Entorno padres de los alumnos, los especialistas de la disciplina que
!-
militan en torno de su enseñanza, los emisarios del órgano
político).
El esquema delineado es simple; conserva apenas lo
Noosfera esencial con el fin de dar una base amplia al estudio del
proceso de transposición didáctica, Un análisis detallado, a
Figura 2 propósito de ese ejemplo de transposición, exigiría induda­
Sistema de enseñanza, stricto sensu
blemente una descripción más fina. Se requeriría hacer jus­
ticia a la complejidad de las posiciones dtferenciales de los'
Esto se debe a que, en la periferia del sistema de ense­ diversos agentes en su intervención en el seno de la noosfe­
ñanza, que denominaremos ahora sistema de enseñanza slric­ ra -donde las competencias están delimitadas con preci­
lo sensu (Hg. 2), es preciso dar su lugar a una instancia esen­ sión, los registros están asignados, las responsabilidad~s,
cial para el funcionamiento didáctico, suerte de bastidor del distribuidas y los poderes, circunscriptos. Ciertamente, un
sisteluá de enseñanza y verdadero tamiz por donde se opera " matemático no puede desplegar allí lós mismos argumentos
la illteracción
t<:..,
~
entre ese sistema y el entorno societal. Allí se que un maestro: puede recordar lo que debería ser el saber
encuen,tran todos aquellos que, en tanto ocupan los puestos a enseñar y, por medio de una deducción que ya no le per­
principales del funcionamiento didáctico, se enfrentan con tenece y que sólo puede sugerir, puede recordar lo que de­
los problemas que surgen del encuentro con la sociedad y sus bería ser el saber enseñado; pero no puede, a causa de su
exigencias; allí se desarrollan los conflictos, allí se llevan a ca­ ilegitimidad en ese rol, promoverse al papel de pedagogo y
bo las negociaciones; allí maduran las soluciones. Toda una decir cómo se debería enseñar. ¡Sin mencionar aquí el lugar,
actividad ordinaria se despliega allí, fuera de 16S p-eríodos de todavía tan incierto, que podría ocupar el didacta! Para
crisis (en los que ésta se acentúa), b(~o la forma de doctrinas nuestro objetivo, nos atendremos al esquema propuesto:
propuestas, defendidas y discutidas, de producción y de de­ nuestra intención es explicar un fenómeno, no acumular los
bates de ideas -sobre lo que podría modificarse y sobre lo rasgos descriptivos para que parezca verdadero. La explica­
que conviene hacer- En resumen, estamos aquí en la esfera ción científica no busca un hiperrealismo fenoménico; la
donde se piensa -según modalidades tal vez muy diferentes- el ciencia es un añadido a lo real, no un facsímil del mundo, y
funcionamiento didáctico. Para esta instancia sugerí el nom­ lo que es poco significativo no debe ser tenido en cuenta. ~
o:
.~
bre paródico de noosfera. En la noosfera, pues, los represen­ ¿Por qué, entonces, hay fl~jos de saber que van del en­ .2j
;.¡
u tantes del sistema de enseñanza, con o sin mandato (desde el 'O:
,~

"tl torno hacia el sistema de enseñanza pasando por la noosfera? "tl


;C
;C presidente de una asociación de enseñantes hasta el simple
¡:: El primer problema que debe ser resuelto para que exista el ¡::
'o
'o profesor militante), se encuentran, directa o indirectamente, :9
'0 sistema de enseñanza, es decir, para que la enseñanza sea po­ <r.
.~ o
o. (a través del libelo denunciador, la demanda conminatoria, el sible, es el de la compatibilidad del sistema con su entorno. o­
'"
¡::
8"' proyecto transaccional o los debates ensordecidos de una co­ Esta compatibilidad debe realizarse en múltiples y diferentes ro
b
b
misión ministerial), con los representantes de la sociedad (los j
....~
1'1

30 31
planos (aunque solidarios entre sí). Pero, en lo que respecta ción se revelen como falsos los resultados hasta entonces en­
al plano del saber, podemos caracterizarla simplemente por señados -situación que no es infrecuente en biología, por
una doble condiciém. Por un lado, el saber enseñado -el sa­ ejemplo; o puede ocurrir incluso que cierta cuestión, que
ber tratado en el interior del debe ser visto, por los ocupaba un lugar importante en los programas, bruscamen­
mismos "académicos", como suficientemente cercano al saber te se considere carente de interés a la luz de nuevos desarro­
a fin de no provocar la desautorización de los matemáti­ llos o cambios en las problemáticas del campo científico con­
cos, lo cual minaría la legitimidad del proyecto social, social­ siderado, etc. Por otro lado -envejecimiento "moral"- el sa­
mente aceptado y sostenido, de su enseñanza. Por otra parte ber enseñado se encontraría en desacuerdo con la sociedad
y simultáneamente, el saber enseñado debe aparecer como al­ en un sentido amplio, aunque, llegado el caso, si se lo juzga­
go suficientemente alejado del saber "padres" (o, al menos, ra estrictamente según los criterios de la disciplina corres­
de esas fracciones de clases que en una formación social se­ pondiente no habría nada que reprocharle. En resumen, una
mejante ocupan el escalón más alto en materia de t:UUCaC cuestión de época o de estado de ánimo.
es decir, del saber banalizado en la sociedad En los dos casos, el desgaste del saber enseñado supo­
muy ~specialmente por la escuela!). En este punto también, ne como resultado la incompatibili?<lción del sistema de ~n­
una.distancia inadecuada llevaría a poner en cuestión la legi­ señanza con su entorno. Los matemáilcos se inquietan por la
timidad del proyecto de enseñanza, degradando su valor -en falta de autenticidad de una enseñanza que para ellos es de­
.." masiado ajena a las formas contemporáneas del saber de las
ese casó, ilos enseñantes no harían más que lo que los propios
padres podrían hacer tan bien como ellos si simplemente dis­ que se sienten responsables naturales. Los padres se conven­
pusieran del tiempo necesario! Pero, la distancia correcta que cen de la inadecuación del sistema de enseñanza,
el saber enseñado debe guardar respecto del saber sabio y to reprochan sin mesura su arcaísmo y su falta de dinamismo.
también respecto del saber banalizado resulta poco a poco Los profesores se sienten afectados por el desprestigio que
#'

erosionada. El saber enseñado se gasta. Se trata dé"un desgas­ los alcanza y se irritan a causa de esa doble mirada de sospe­
te que podemos considerar "biológico" y 'que lo aleja dema­ cha lanzada a sus espaldas y que atenta contra la autonomía
siado visiblemente del saber sabio. Desgaste "moral" tam­ necesaria del funcionamiento didáctico -y que les impedirá,
bién, u obsolescencia, que lo acerca peligrosamente al saber tarde o temprano, realizar su trabajo ... Para restablecer la
banalizado. Con el tiempo, el saber tratado por el sistema de compatibilidad, se torna indispensable la instauración de una
enseñanza env~jece; un buen día se percibe que se ha vuelto corriente de saber proveniente del saber sabio. El saber ense­ ~

.¡s'" ñado se ha vuelto viejo en relación con la sociedad; un nue­ .:::


viejo en relación a la sociedad (en relación con el saber sabio tí
,'"Cu" vo aporte acorta la distancia con el saber sabio, el de los especia­
,~

"C
y con el saber banalizado). Por un lado -envejecimiento bio­ ~
~
¡:: lógico- se lo declara en desacuerdo con el desarrollo del sa­ listas; y pone a distancia a los padres. Allí se encuentra el ori­
'o
:9 ber correspondiente en sus formas libres (no escolarizadas). gen del proceso de transposición didáctica.
'"oo..
Desacuerdo que puede comprender contenidos diversos: pue­ Se comprenderá mejor la significación de esta podero­
'"

¡::
'"
!:: de ocurrir que como corolario del progreso de la investiga­ sa conmoción. de ese gran movimiento que fue "la reforma
'"
,..:¡ j

,11

32 33
de las matemáticas modernas", cuyo análisis se encuentra aun hacer si dispusieran del tiempo para hacerlo. Esta tendencia
insuficientemente realizado (incluso aunque la crítica se a descalificar la tarea, desvalorizaba el oficio y el docente ca­
llevara a cabo muy prontamente), si, en lugar de buscar el t~ si podía a llegar a perder su existencia social -ocupando el
principio explicativo en la estructura de las matemáticas mis­ mismo lugar que la empleada doméstica. iSu lugar parecía
mas (como su nombre, que subraya además tan nítidamente ser el de quien resuelve un problema no de competencia técnica
la obsesión por el desgaste del saber, nos invita sin embargo sino de tiempo! Después de la introducción de los operadores,
expresamente a hacer), intentamos considerarla como un con­ que exige de los profesores un esfuerzo nada menosprecia­
junto de modificaciones, globales y locales, que procuran res­ ble, la situación se modifica enteramente. Su oficio tendía a
tablecer la compatibilidad entre el sistema de enseñanza y su ser descalificado; pues bien, ahora son los padres los que,
entorno, entre la sociedad y su escuela. Tomaré aquí un solo brutalmente, se encuentran en peligro de ser descalificados.
ejemplo. ¿Por qué, si los docentes han enseñado desde siem­ Se invierte la trayectoria de las protestas: los padres se sien­
pre las cuatro operaciones, experimentamos la necesidad, a ten molestos porque ya no comprenden. Desde una posición
fines de los años sesenta, de envolver esas cuatro operaciones baja, los enseñantes pasan de inmediato a una posición alta,
bajo ~l concepto de operadores? que por un tiempo restablece su-a.1ltonomía de funciona­
'"
• Porque la introducción de los operadores satisface nu­ miento...
mef:osas,condiciones vitales para nuestro sistema. En relación Si interrogamos a quienes, en los años sesenta (y algu­
el
con ,entorno, se presenta a priori como una operación de nos ya a partir de los años cincuenta) fueron los promotores
la que Eodemos esperar un beneficio excepcionaL De ese mo­ y los artesanos de la reforma, los veremos sorprenderse e in­
do, del lado de las matemáticas, por el recurso al nombre mis­ cluso molestarse ante la explicación que acabo de proporcio­
mo de operador, esta operación ofrece la garantía de una be­ nar. La motivación para introducir los operadores les parece
névola neutralidad: el elemento que por medio de ésta toma enteramente diferente -la examinaremos enseguida. Pero lo
"
su lugar en el saber enseñado posee sus diplomas-de nobleza que resulta sorprendente y que conviene subrayar debida­
matemática. La maniobra es incluso extremadamente audaz; mente, se encuentra en otra parte. Las relaciones entre el sis­
noción de operador nos hace situarnos por encima de to­ tema de enseñanza y su entorno, entre la sociedad y su escue­
das las clases del liceo! El alumno más pequeño no la reen­ la, son ciertamente de una impresionante complejidad. No es
contrará sino mucho más tarde (pero entonces ya según su en absoluto sorprendente que a la larga se manifiesten desa­
r:l
uso originario, o casi), en la universidad, ¡si acaso la reen­ justes y que ciertos reajustes se revelen, por lo tanto, necesa­ ro
.::: cuentrai Pero el cambio alcanza su mayor funcionalidad jren­ rios. Pero cuando se estudia el mecanismo por el cual se rea­ .~
u
'ro
t;;
'ro
"O
:a te a los padres. Los padres -aquellos que forman parte de las lizan esas readaptaciones nos encontramos con lo siguiente: "O
:a
c:: clases medias y superiores, por lo menos- podían creer, efec­ para modificar este enorme entrelazamiento de interaccio­ c::
'o 'o
:g tivamente, partiendo de la amplia banalización social de la nes, todavía tan poco explorado y tan mal conocido, es posi­ :9
'"o
C.
'"c.
o
Ir. técnica de las cuatro operaciones, que el profesor, en el fon­ ble -incluso si se trata de una operación delicada y que supo­ z
¡:;
§ ro
b do, sólo estaba haciendo lo mismo que ellos habrían podido ne tantos riesgos (de los que hemos tomado conciencia tar- b
ro j
,...¡
34 35
díamente, precisamente en relación con la reforma)- obtener que distingue por un lado los métodos y por otro lado los
un resultado manipulando una sola variable: el saber. Obvia­ contenidos. Ciertamente, la producción de la noosfera es
mente puede invertirse el argumento y sostenerse que al que­ abundante, tanto respecto de los primeros como de los se­
rer modificar tanto con tan poco, no es sorprendente que sur­ gundos. Para muchos de sus miembros la pedagogía es una
jan nuevos desajustes, eventualmente más graves que los que profesión -para otros, un comercio- y por ende elaboran
se procuraban corregir. Sin embargo es necesario, de todos doctrinas según una gama de lo más variada (aunque se pue­
modos -especialmente si queremos comprender la acción de de demostrar que la mayor parte de las doctrinas proceden,
la noosfera-, subrayar la desproporción entre el medio puesto en a partir de una combinatoria muy limitada, de una temática
funcionamiento (una modificación del saber) y el efecto buscado finita -"motivación", "esfuerzo", "actividad", "concreto",
(una reestructuración del conjunto de las relaciones entre siste­ etc.- y que algunas son altamente irrealistas). Pero lo que dis­
ma y entorno). La fiabilidad del procedimiento puede ser in­ tingue esencialmente esas dos vías de acceso al cambio, es la
suficiente. Su efectividad no es menos cierta. relación costo/eficacia. El saber -los contenidos- ofrece \lna
~a noosfera es el centro operacional del proceso de variable de control muy sensible que pét.:.mite obtener efectos es­
transposición, que traducirá en los hechos la respuesta al de­ pectaculares con menores gastos y sobre la cual la instancia
seqiWibdo creado y comprobado (expresado por los matemá­ política tiene asegurado el control por medio de los progra­
ticos7'los padres, los enseñantes mismos). Allí se produce to­ mas y de sus comentarios oficiales y los manuales que los ex­
do conflicto entre sistema y entorno y allí encuentra su lugar plicitan. Contrariamente, los "métodos" que ocupan cierto
privilegiado de expresión. En este sentido, la noosfera desem­ lugar en el interior de la noosfera constituyen un medio de ac­
peña un papel de tapón. Inclusive en períodos de crisis, ésta ción muy poco efectivo. La inexistencia de canales seguros -que
mantiene dentro de límites aceptables la autonomía del fu n­ serían, respecto de los métodos, equivalentes a lo que son los
.'
cionamiento didáctico. El profesor en su clase está en princi­ programas y su acompañamiento para los contenidos- a tra­
pio al abrigo de las dificultades con las que se encontrará el vés de los cuales podría imprimirse un cambio a ese nivel en
miércoles por la tarde*, cuando entrando en la noosfera, par­ el sistema de enseñanza, implica un costo excepcionalmente
ticipe, por ejemplo, en una reunión de profesores de su disci­ alto para su operativización. La historia reciente de este siglo
plina. Si en algún momento debe modificar su enseñanza, eso muestra que si bien pueden aportarse modificaciones nuevas
se determinará por la mediación de la noosfera -incluso si, en este sentido, éstas siguen siendo sólo de orden local, inclu­
administrativamente, recibe esa orden de la instancia política­ so puntual, y a menudo se muestran lábiles. Existe algo así co­
.~ .~
1: y no bajo la presión directa de las exigencias de los padres o mo una "ergodicidad" del sistema de enseñanza que, a pesar '-'
'1':\ '0:1
"t:i
:a
de los matemáticos. Comprobado este hecho, ¿cómo puede de las perturbaciones creadas por el mal uso de los métodos, :2
"t:i

:2= actuar la noosfera para restablecer la compatibilidad entre sis­


lo conduce a un estado de m~jor economía en el que la varia­ =
~::;
'-' '-'
.~ tema y entorno? Tradicionalmente existe un análisis dicotómi­ ble determinante es nuevamente el saber (io su ausencia!). A '¡ji
Q..
'" co de los medios de acción que pueden ponerse en práctica, eso hay que agregar que ese privilegio funcionalmente con­ 5­
=
1':\
:.. cedido al saber se expresa y refuerza a la vez por la división
'"
=
É
<ll
,..¡ * N. del T. El miércoles es día de asueto general en los colegios franceses. j
36 37
de la noosfera según los diferentes sab,eres enseñados, acerca tos a distancia, por un tiempo) de su acción y del movimien­

de los cuales los "especialistas" -no sin razón, como acaba­ to de conjunto donde se inscribía
mos de ver- conservan como horizonte principal, sino único, A decir verdad, habría buenas razones para
el saber del que se consideran a cargo: y se comprende enton­ esta actitud: siempre las mismas. Puesto que un pleno reco­
ces la elección de la acción, aparentemente deliberada, que va equivaldría aquí a reabrir el campo de la concien­
a efectuar la noosfera. cia didáctica de modo tal que se perciba la existencia de un
Porque la noosfera opta prioritariamente por un ree­ más allá del sistema didáctico y a poner en peligro, más pro­
quilibdo por medio de una manipulación del saber. Es ésta, fundamente todavía, precisamente lo que se procura restau­
pues, la que va a proceder a la selección de los elementos del rar autonomía relativa (es decir, ficticia) del 'funciona­
saber sabio que, designados como "saber a , serán miento didáctico. ¿Qué esperaba entonces la noosfera de una
entonces sometidos al trabajo de transposición; también es modificación del saber -tal vez al margen de ese propósito
la que va a asumir la parte visible de ese trabajo, lo que tan poco confesable que el análisis hizo ver? Para responder
podemos llamar el trabajo externo de la transposición didác­ conviene completar ahora la desc!ipción del desequilibrio
tica, P?r oposición al trabajo interno, que se realiza en el in­ / entre el sistema de enseúanza y l<ísociedad. Hemos adopta­

tedo! mismo del sistema de enseñanza, bastante después de do, en cada caso, el punto de vista de los académicos, el de

""
la illtroducción oficial de los nuevos elementos en el saber los padres, el de los enseñantes. Falta el punto de vista de

ensefudo. ¿Cómo se opera esta selección, cuáles son sus ob­ alumnos. Afirmé antes que el profesor, en su clase, se encon­

jetivos? }lemos visto que la selección que ha de hacerse no es traba relativamente protegido de la "crisis". De hecho, el pro­

sencilla, ya que debe restablecer, en relación con el saber, fesor se encuentra finalmente con la crisis, que se le hace ma­

una dialéctica sutil -la "buena" distancia- entre sistema y adoptando la forma de los alumnos. Existe algo así como
11 entorno. Sin embargo, éste no es un objetivo para la noosfera. Sin una dualidad entre alumnos y saber enseúado; el desgaste del
"
duda, los artífices de la reforma no reconocerían-su estrate­ saber es el saber que deviene viejo en relación con la socie­
gia en el escenario que he descrito: es más, lo condenarían dad; es también, dualrnente, la sociedad que deviene vieja (des­
alegando que es fruto de un maquiavelismo mecanicista y li­ gastada), a través de sus niños, en relación con el saber. Concre­
geramente perverso. En todo caso, no considerarían que ese tamente, ese saber ya no "sirve", los alumnos ya no llegan a
esquema explicativo tenga nada que ver con sus intenciones absorberlo, la frescura del (re)comenzar desaparece: a falta
conscientes y explícitas (o explicitables), incluso si, acordan­ del poder para cambiar a los alumnos, se hace preciso cam­ <tj
o:!
.::: con nuestra perspectiva, reconocieran finalmente en ese biar el saber. Así, el desgaste del saber se diagnostica simultá­ .:::...

.O:!
u
.<tj
-o esquema no sólo una lectura verosímil de un escenario in­ neamente (y dualmente), como crisis de la enseñanza. Para el -o
~ ~
::: consciente del que habrían sido, sin saberlo, los actores mis­ enseñante, y para sus representantes en la noosfera, la
:2
.~ tificados (todo habría ocurrido como si...), sino el efecto real, ma debe apuntar a eso: a permitir que se responda de manera
8-'"
;!l
debidamente constatable (el saber enseúado se acercó real­ satisfactoria a la de la enseúanza" que él experimenta
@
b mente al saber sabio, los padres fueron efectivamente pues- y resolver el problema de las dificultades de
o:! <tj
.....J .....J
3H
:19
aprendizaje -restaurar el deseo de saber (la famosa "motiva­ presenta la ocasión para una reforma de los programas, los
ción") y darle los medios para contrarrestar la progresiva ne­ medios, y con ellos las ambiciones, adquieren otra dimen­
crosis, a la que ve ganando terreno cada año... sión. Ya no se trata de una simple reorganización por permu­
Si nos deshacemos por un instante de la evidencia de tación sino de una verdadera reJundación del conjunto de los
una expectativa tan familiar, las razones de esta actitud resul­ contenidos. Reelaborando el texto del saber, y especialmente
tan sorprendentes. ¿En qué sentido una modificación del sa­ otorgando una existencia en el discurso a aspectos anterior­
ber enseñado puede, por ejemplo, suprimir las dificultades mente no registrados, se procuran, simultáneamente, las he­
de aprendizaje? Descartemos una primera respuesta, de apa­ rramientas para un diagnóstico y una medicación. Veremos
riencia simplista pero en absoluto subestimable: si surge una un ejemplo de ello.
dificultad, a propósito de talo cual noción o tipo de ejerci­ En los años cincuenta, al igual que en los ochenta, los

cio, es evidentemente posible suprimir esa noción o ese tipo alumnos escriben obstinadamente, no todos y no todo el tiem­

de ejercicio. Ese mecanismo funciona precisamente en el cur­ po, pero 10 suficientemente a menudo como para que el.pro­

so de. hl. !ransposición didáctica, pero permanece general­ fesor se irrite y quiera remediarloJa pseudo igualdad de este

men1íe bajo una propicia faIta de claridad que posibilita la au­ modo: a+b = -º--. Si la delimitación cÍe lo real matemático que

a+c c
sendá..d<: 'una conciencia clara del fenómeno y de la asunción
realiza el texto del saber no permite nombrar este error, o in­
de su intencionalidad. Incluso bloques enteros del saber ense­
sertarlo en un conjunto significativo de pnícticas, a título de
ñados ptJeden resultar alcanzados por esta expulsión -fenó­
desviación, es natural que resulte irritante -sin que se po­
meno de vaciamiento de contenidos que se observa en ciertas sean siquiera los medios para referirse a ello. Pero, con la in­
épocas de amplia apertura del sistema de enseñanza respecto troducción de la delimitación textual "moderna" (ley de com­
de nuevos fl~jos de alumnos (en las fases de democratización posición, elemento neutro, operación inversa, etc.), la situa­
intensiva, por e:jemplo), que suscita la inqllietud y la oposi­ ción se modifica. Se podrá nombrar el error, constituirlo co­
ción de los "herederos" y que es correlativo, en períodos or­ mo contratipo de un tipo de práctica legítima y autentificada
dinarios, a la constitución de las orientaciones "básicas" del por el discurso matemático de enseñanza. He aquí, por <:iem­
sistema de enseñanza. Una segunda respuesta, de compleji­ plo, cómo un autor contemporáneo del movimiento de refor­
dad superior, parece aquí más pertinente. Para darla debe­ ma de los años sesenta aborda la dificultad que acabo de
mos partir de una comprobación: después de enfrentarse con mencionar: "El procedimiento de 'simplificación' -escribe­
una dificultad repetida, el enseñante cree espontáneamente se basa en la noción de operación inversa 'en el interior de
:.;
,;,¡
en la posibilidad de que puede ser eficazmente resuelta a par­ una familia' yel resultado es el elemento neutro para esta fa­ .~

c;:
lj
':'; milia". (Las confusiones al respecto conducen a los errores: ,~

:9 tir de una reorganización del sabe?". En soledad, al frente de su :9

-c -c
e clase, el profesor pensará en retocar su curso, en general se­
'o
'o a+b
a+c
-º--
c' a
-ª- = O.)" 7
.~ gún una combinatoria simple (por ejemplo, alterará el orden
e
o.. de dos elementos -la continuidad antes que los límites, mien­
'"
¡::
ol
t:: tras que hasta entonces hacía lo contrario-). Pero cuando se
ol
....l j
40 41
Esta breve cita es muy reveladora del trab~jo operado ete.). A partir de allí, se hará que el alumno que incurra en
en la noosfera. Afirma en principio la posibilidad de volver a el error preste atención a la regla transgredida para disipar la
rotular, en el lenguaje de las matemáticas modernas, la vieja .~ confusión que se supone está en la base de su error. Es ésa la
noción de "simplificación", mencionada solamente entre co­ gran esperanza que permite confiar, en compensación por
millas, que se ha propuesto reducir a la noción de operación las incertidumbres de un futuro aún incierto, en la perspecti­
inversa ("en el interior de una familia"). Luego, la cita plantea, va de las modificaciones aportadas al saber enseñado. Toda
entre paréntesis (hasta tal punto la cosa parece darse por sen­ reorganización del texto del saber lleva en sí, orgánicamente,
tada), la virtud diagnóstica y la eficacia terapéutica de esta nue­ un reacondicionamiento de la noseografía en uso y abre de
va lectura de las prácticas matemáticas en la clase. Por un la­ ese modo una vía de acceso, que se supone más eficiente, a
do, ésta permite identificar errores bien conocidos pero errá­ la patolog(a ordinaria del aprendizaje: Obviamente, el texto
ticos en relación con las clasificaciones anteriores. (Así, el del saber define los principios que el alumno debe respetar y
error que hemos tomado como ejemplo se presenta ahora co­ delimita entonces, en un momento dado, los errores que el
mo una transgresión de las reglas acerca de la operación inver­ profesor podrá identificar y para los cuales dispondrá, con el
sa y el elemento neutro.) Por otra parte, esta transgresión se im­ >' diagnóstico de "confusión", de la-"t;icnica del "ataque direc­
puta ~ ~na'confusión (por parte del alumno). Pero, a ese diag­
11,
to"; y los errores que deberá renunciar a elucidar, para los
nósti~ ~econfusión responde inmediatamente, por parte cuales no podrá pronunciar el veredicto de confusión -para
del ensenante, la técnica curativa que consiste en insistir, a que haya confusión es preciso que haya también identifica­
través de~la repetición y la exhortación verbales, en el princi­ ción de, al menos, una "ley", y aplicación de ésta en un caso
pio transgredido. El autor citado se refiere a ello como el ata­ no pertinente- y para los cuales no habrá más recurso que
que directo a los errores: "Me parece, escribe efectivamente, formular un diagnóstico tan inespecífico como el de la "falta
que los errores más graves provienen de la confusión entre de atención", exigiendo -medicación bien pobre- un poco
las operaciones de adición y de multiplicación comó así tam­ más de atención, sin poder "atacar" nada más preciso. Así, el
bién de un desconocimiento del orden de las operaciones. So­ nuevo texto del saber lleva en sí, intrínsecamente, los límites
lamente un 'ataque directo' a esas faltas permitirá esperar su de las esperanzas que hace nacer y que, muchas veces rápida­
corrección"./l mente perdidas, se perpetúan sin embargo en una fe ingenua
El trabajo que la noosfera realiza para elaborar el nue­ siempre dispuesta a reanudarse. No está entre mis propósitos
vo texto del saber se consagra así a una estrategia de ataque proceder a una crítica de esta expectativa indefinidamente o:
o:
·Eu sostenida: solamente se trata de reconocer su existencia, su .:::
de aquellas dificultades de aprendizaje cuya pregnancia entre tí
'o: 'o:
"O los enseñantes y su gran estabilidad hay que aceptar (como tenacidad, de identificar sus efectos, de subrayar su significa­ "O
;a
;a
~§ un problema planteado a la didáctica): toda dificultad obser­ ción, tanto para los enseñantes como en la noosfera. Para el 'o
¡::

:g vada debe primeramente ser identificada, es decir, debe ser enseñante, la herramienta esencial de su práctica es el texto del :9
~ ~
c.
v; reconocida como algo que viola una regla debidamente esta­ saber (que deviene palabra a través de él), en las variaciones c.'"
¡:: ¡::
o: o:
t: blecida (conmutatividad, distributividad, regla de los signos, que él se permite imponerle. Las otras variables de gobierno t:
o: o:
.....l .....l
42 43
de las que puede disponer -especialmente aquellas que no estereotipado, convertidos en consignas que designan y en­
están específicamente ligadas a contenidos de saber- son va­ mascaran a la vez su sentido: de la "modernización" a la
riables subordinadas y le permiten sobre todo organizar la "apertura de la escuela a la vida" -expresión polémica que
puesta en marcha de su primer arma, el texto de! saber. Éste, proclama atolondradamente, a sus espaldas, el cierre de! or­
el único capaz de hacer existir al enseñante en cuanto tal, es den didáctico. Sin embargo, los requisitos de compatibilidad
al mismo tiempo e! principal instrumento terapéutico. Es a son los más fáciles de satisfacer. Todo lo que se toma exitosa­
través de él e inmediatamente gracias a él, que e! enseñante mente en préstamo del saber sabio, es decir, todo préstamo
actuará para modificar los efectos de la enseñanza o para ac­ cuya inserción en el saber enseñado está fundado sobre el
tuar sobre lo que siga siendo patológico, a pesar a la enseñan­ funcionamiento didáctico -ilo que supone de todos modos e!
za dada. En consonancia con esta pura lógica de la acción, los complejo trabajo de la transposición didáctica!-; todo prés­
miembros de la noosfera aprecian cualquier reacomodamien­ tamo tomado exitosamente del saber, logra satisfacer esos re­
to de la estructura del saber enseñado con el fin de renovar quisitos al menos parcialmente y, de algún modo, autornáti­
los mec!i()s para prevenir y curar lo que este reacomodamien­ -' camente. No es necesario querer reap!.mder a las exigencias de
to trat.,l, consigo. O más bien, las elecciones que tienen lugar compatibilidad para darles una respuesta. Este logro no pre­
en el Sábe{ sabio se guían por esta exigencia. Cualquíer nue­ supone en absoluto la clara conciencia de lo que éste realiza.
va nociól) que aparezca, cualquier nueva presentación que se Prácticamente toda la atención de la noosfera se orienta en
proponga; será evaluada, juzgada, promovida en función de otra dirección. Pero, debido a la insistencia en esta única preo­
su capacidad- (supuesta) para tratar las dificultades más evi­ cupación, las posibilidades de éxito se encuentran altamente
dentes. Así fue como la teoría de los operadores tuvo tam­ comprometidas. La empresa es azarosa, los resultados incier­
bién, junto a sus virtudes "ennoblecedoras" (de las <lue hablé tos, a menudo sospechosos. ¿Cómo asombrarse? Se habrá no­
antes), la ventaja de hacer pensar (por un razo.uamiento en cu­ tado, así, el legalismo impávido que cimenta la búsqueda de
yo análisis no puedo detenerme aquí) que era posible reforta­ un "mejor" texto del saber. Aquí el error está considerado en
lecer gracias a ella la enseñanza de las cuatro operaciones, re­ relación con una ley que, "por confusión" -y se subrayará el
solver, desplazando el problema por medio de un cambio en valor transaccional, de negociación, de esta expresión- el
el saber enseñado, las dificultades con las cuales esa enseñan­ alumno no habría sabido respetar; la acción reparadora con­
za venía tropezándose hasta entonces. siste en invitar al culpable a que respete la ley matemática, re­
La actividad ordinaria de la noosfera busca en princi­ cOl'dándole sus términos y, si cabe, exhortándolo a recordar­
,,;;
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,= pio conscientemente un cambio "terapéutico". Cambio no es los y a conformarse a ellos. Una concepción semejante tiene
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sinónimo de modernización. El cambio es aquí excepcional­ muy poca relación con lo que se pretende cambiar. Y el análi­ "O
"O
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mente buscado en la perspectiva de una puesta al día del sa­ sis didáctico no tiene ninguna dificultad para demostrar que,
~~u :;
'; ber e nseñado. Los requisitos de compatibilidad quedan al bajo la cosmética de superficie del cambio de programas, la '"
.~

o. margen de la intención reformadora. Cuando afloran a la estructura profunda de la relación didáctica, por lo general, o.
</) e'"
~ apenas resulta afectada por muy débiles alteraciones. ¡;
t: conciencia del reformador es b~jo la forma de un travestismo
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44 45
Con esto, el trab~jo de la noosfera está apenas iniciado.
Puesto que, entre el proyecto -marcado por la designación ,~

del saber a enseñar- y su realización, un tercer orden de


condiciones plantea obstáculos. Alineados junto a las condi­

1.
ciones de compatibilidad y a aquellas que la noosfera se impo­
ne a sí misma, se encuentran las que podríamos denominar
condiciones de componibilidad: con los elementos anteriores
(retomados del antiguo texto del saber) y los nuevos (tomados
del saber sabio), es preciso construir un texto nuevo, llevar a
cabo una integración aceptable de unos y otros. La noosfera ¿Qué es la transposición didáctica?
encuentra en ese punto el determinismo propio del funciona­
miento didáctico. Procura obstinadamente, por caminos a
menud(! inciertos, la organización de una buena enseñanza. El
"
orden,. Clidactico, que no se pliega a nuestros deseos, viene a 1.1. Todo proyecto social de enserianza y de aprendizaje se
recordflrle. que una enseñanza, antes de ser buena, debe ser constituye dialécticamente con la identificación y la designa­
simple~inte posible. De las condiciones didácticas, la noosfe­ ción de contenidos de saberes como contenidos a enseñar.
ra toma explícitamente en cuenta algunas, en diversos nive­
les. (Así, por ejemplo, las condiciones que denominé erono y 1-2. Los contenidos de saberes designados como aque­
topogenéticos: hay que prever un "curso", un curso para llos a enseñar (explícitamente: en los programas; implícita­
preparar y un curso para enseñar, hay que pt~ever "ejerci­ mente: por la tradición, evolutiva, de la interpretación de los
cios".) Pero otros muchos se nos escapan. Cuando lós progra­ programas), en general preexisten al movimiento que los de­
mas son preparados, conformados y adquieren fuerza de ley, signa como tales. Sin embargo, algunas veces (y por lo me­
comienza otro trab~jo: el de la transposición didáctica inter­ nos más a menudo de lo que se podría creer) son verdaderas
na. Algunos de los hallazgos más bellos de la noosfera no re­ creaciones didácticas, suscitadas por las "necesidades de la en­
sisten esa prueba. En poco tiempo, el funcionamiento didác­ señanza". (Así ocurrió, por ejemplo, en la enseñanza secun­
tico dejó malparada a la ambiciosa teoría de los operadores. daria francesa, con el "gran coseno" y el "gran seno").
Ol
Otros elementos, al contrario, se funden con el paisaje como
Ol
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si desde siempre hubieran estado allí. Misterios del orden di­ 1.3. Un contenido de saber que ha sido designado co­ .~
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'Ol
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"C dáctico del que hasta ahora, todavía, no sabemos demasiado.
;.a mo saber a enseñar, sufre a partir de entonces un corljunto de "C
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'C transformaciones adaptativas que van a hacerlo apto para ¡:
·c
:g~ ocupar un lugar entre los objetos de enseñanza. El "trabajo" que ~g
6..
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¡: transforma de un objeto de saber a enseñar en un objeto de 8.
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t: enseñanza, es denominado la transposición didáctica. ~""
t:
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46 47

1.4. La transformación de un contenido de saber preci­

so en una versión didáctica de ese objeto de saber puede de­

nominarse más apropiadamente "transposición didáctica

stricto sensu". Pero el estudio científico del proceso de transpo­

sición didáctica (que es una dimensión fundamental de la di­

2.
dáctica de las matemáticas) supone tener en cuenta la transpo­

sición didáctica sensu lato, representada por el esquema


¿Existe la transposición didáctica?
----.... objeto de saber ~ objeto a enseñar ----.... o b jet o
O la vigilancia epistemológica
de enseñanza

en el q1Je el primer eslabón marca el paso de lo implícito a lo


"
explícho, ce la práctica a la teoría, de lo preconstruido a lo cons­
'"
..
truittD. , 2.1. mxiste la transposición didáctica? mI objeto de en­
señanza es verdaderamente diferente del objeto de saber al que
l.~.Veamos un ejemplo que realiza el movimiento re­
le responde?
presentado por el esquema de la transposición didáctica:

-la noción de distancia (entre dos puntos) se utiliza es­


2.2. Podemos considerar la existencia de una transposi­
pontáneamente "desde siempre";
ción didáctica, como proceso de conjunto, como situaciones
-el concepto matemático de distancia es intróducido en
de creaciones didácticas de objetos (de saber y de enseñanza a la
1906 por Maurice Fréchet (objeto de saber matemático);
vez) que se hacen "necesarias" por las exigencias del funciona­
-en el primer ciclo de la enseñanza secundaria france­
miento didáctico.
sa, la noción matemática de distancia, surgida de la defini­

ción de Fréchet aparece en 1971 en el programa de la clase


2.3. Entre los muchos ejemplos de ese tipo de creacio­
de cuarto curso (objeto a enseñar);
nes mencionemos el "gran coseno" (Cos) y el "gran seno"
('\1
-su tratamiento didáctico varía con los años a partir de (Sen), los números complejos como matrices cuadradas de ('\1
.~ .:=
'-' su designación como objeto a enseñar: continúa el "trabajo" orden 2, en el segundo ciclo de la enseñanza secundaria; la tí
'('\1
-('\1
:'Sl de transposición. "O
"O noción de operador-máquina, en la enseñanza primaria. ::a
:::: ::::
'o (Aunque sólo se consideren estos ejemplos, se observa que ta­ 'o
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Q.
les creaciones ad hoc del sistema de enseñanza pueden correr
cr. Q.
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muy diversa suerte.) '"
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