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BREVES APUNTES SOBRE LA

DISCRECIONALIDAD EN EL DERECHO
TRIBUTARIO1

CÉSAR M. GAMBA VALEGA2

“Suprimir la discrecionalidad de un ordenamiento es algo que, lógicamente,


no resulta posible, dado que, en muchas ocasiones, se necesitará del criterio
administrativo (su experiencia o conocimiento, por ejemplo) para adoptar la decisión
más adecuada al Derecho y más conforme con el interés público prevalente”
JUAN IGNACIO MORENO FERNANDEZ3

“La ausencia de discrecionalidad en materia tributaria es, pues, una idea


preconcebida que no se corresponde con la realidad”
CECILIO GOMEZ CABRERA4

I. INTRODUCCION que una fuente de arbitrariedades. Se ha


llegado incluso ha sostener que en el
Es común encontrar en nuestro medio ejercicio de las potestades discrecionales
opiniones totalmente contrarias a la admi- la Administración actúa al margen del
sión de discrecionalidad en el Derecho ordenamiento jurídico, circunstancia que
Tributario. Efectivamente, se señala con a todas luces parece -por decir lo menos-
bastante frecuencia que se debe eliminar bastante discutible5.
a la discrecionalidad del sistema tributa-
rio -o mantenerse en supuestos verdade- Sin embargo, en la doctrina extranjera ya
ramente residuales-, pues ésta no es más empiezan a escucharse voces -que de un

1 Las ideas principales del presente trabajo han sido obtenidas de la tesis doctoral que, bajo el título La
discrecionalidad en el Derecho Tributario (especial referencia a la potestad para condonar sanciones
tributarias), fue sustentada por el suscrito el día 12 de mayo de 2000 en la Facultad de Derecho de la
Universidad Complutense de Madrid. Valgan las presentes líneas como un insuficiente y modesto
agradecimiento al Director de la Tesis Dr. Pedro Herrera Molina, así como a todos los que de una u otra
forma me brindaron su valioso y desinteresado apoyo para la culminación de la misma.
2 Doctor en Derecho - Universidad Complutense de Madrid, Master en Tributación/Asesoría Fiscal - Centro
de Estudios Financieros de Madrid, Abogado - Universidad de Lima.
3 Vid., su libro La discrecionalidad en el Derecho Tributario (condonación, comprobación, aplazamientos y
suspensión), Lex Nova, Valladolid, 1998, pág. 21.
4 Vid, su excelente tesis doctoral publicada bajo el título La discrecionalidad de la Administración tributaria:
su especial incidencia en el procedimiento de la Inspección, Mac Graw Hill, Madrid, 1998, pág. 93.
5 Vid., a modo de ejemplo, las opiniones de M. MUR VALDIVIA (Algunos temas para el debate, en
Cuadernos Tributarios, N° 25, 2000, que recoge las ponencias del Primer Congreso Institucional: “El Sis-
tema Tributario Peruano: Propuesta para el 2000”, págs. 140 y ss.): “Parece increíble, pero el mismo Código

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modo u otro- empiezan a reconocer y a sobre el tema reconociendo desde 1996
justificar la presencia de extensos ámbitos con carácter expreso que determinadas
de discrecionales a favor de la Adminis- potestades se ejercen con carácter discre-
tración Tributaria6. Ello sin dejar de cional8, tales como la facultad de fiscali-
mencionar que la Ordenanza Tributaria zación (artículo 62°), para aplicar las
Alemana -¡de 1977!- ya consagra un sanciones tributarias (artículo 82°), del
precepto en el que lejos de negar la pre- ejecutor coactivo para ordenar las medi-
sencia de facultades discrecionales, las das cautelares [numeral 2) del artículo
reconoce expresamente7 con el siguiente 116°], para determinar y sancionar las
tenor: “cuando la autoridad financiera infracciones (artículo 166°) y para denun-
esté facultada para actuar discrecional- ciar delitos tributarios (artículo 192°).
mente, deberá ejercitar su potestad dis- Asimismo, últimamente la Ley N° 27335
crecional de conformidad con el fin de la ha introducido un último párrafo a la
habilitación y con respecto a los límites Norma IV del Título Preliminar del refe-
de la discrecionalidad”. rido Código, estableciendo la forma en la
que debe actuar la Administración Tri-
Contribuyendo a este debate, nuestro butaria cuando se encuentra facultada
Código Tributario se ha pronunciado para actuar discrecionalmente.

Tributario que en sus artículos 62°, 82°, 166° y 192° proclama la discrecionalidad, sanciona con nulidad
a través del artículo 109° los actos de la Administración Tributaria que se dicten prescindiendo del
procedimiento legal establecido”; F. ZUZUNAGA DEL PINO (“Código Tributario” Conclusiones y
Recomendaciones, en Cuadernos Tributarios, N°s. 19 y 20, 1995, edición dedicada a las Jornadas
Nacionales de Tributación, realizadas el 23 y 24 de octubre de 1995, pág. 257), para quien una de las
conclusiones de las Jornadas es “restringir al máximo la facultad discrecional de la Administración”; L.
HERNANDEZ BERENGUEL (“Código Tributario”, en Cuadernos Tributarios N°s. 19 y 20, pág. 236):
“Nadie (...) puede estar en desacuerdo con que la Administración tenga todas las facultades necesarias
para cobrar lo que legalmente se debe. Pero al mismo tiempo, nadie puede estar de acuerdo en que esas
facultades no estén regladas y que queden, en su aplicación, al libre arbitrio de los funcionarios de la
Administración” y A. ZOLEZZI MÖLLER (“Código Tributario” Contenido del Código Tributario, en
Cuadernos Tributarios N°s. 19 y 20, pág. 218): “la Administración Tributaria debería tener reducida al
máximo, sino eliminada, la facultad discrecional y, obviamente, no puede tener facultades normativas”
(las cursivas son nuestras).
6 Nos estamos refiriendo a autores tales como C. GOMEZ CABRERA (La discrecionalidad de la
Administración tributaria…, cit., pp. 427 ss., concretamente 428) para quien, en el ámbito tributario “no es
sólo que la discrecionalidad no constituya un mal en sí misma, sino que, en determinadas parcelas de
actuación administrativa, responde a una verdadera necesidad jurídica”; J. ALVAREZ MARTINEZ (La
motivación de los actos tributarios, Marcial Pons, Madrid-Barcelona, 1999, pág. 180) quien demuestra que
“la existencia de discrecionalidad en el ámbito tributario” es una “realidad” y P. ALGUACIL MARI
(Discrecionalidad técnica y comprobación tributaria de valores. La problemática de su control judicial,
Diálogo, Valencia, pág. 59), para quien “a efectos de la reserva de ley, no parece evidente que la actividad
administrativa (…) en materia tributaria se encuentre rígidamente vinculada por la ley, excluyendo la
existencia de poderes discrecionales sólo en los puntos en que se exige total predeterminación legal; en el
resto, la discrecionalidad sería posible, si bien de forma limitada, y cupiendo siempre poderes de
apreciación o valoración (…)” (la cursiva es nuestra).
7 En su artículo 5, bajo la rúbrica: discrecionalidad (traducción y notas por C. PALAO TABOADA, IEF,
Madrid, 1980, pág. 59).
8 Nos estamos refiriendo al Decreto Legislativo N° 816, publicado el 21.04.96.

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Pero, ¿qué hay de cierto en todo ello?, ¿es conclusiones, sobre un tema harto
acaso posible que el propio Derecho debatido en nuestro medio.
habilite a la Administración a actuar con-
traviniendo los límites jurídicos fijados
por ese mismo Derecho que, a su vez, es la II. EL PUNTO DE PARTIDA:
fuente de toda su actuación?, ¿es posible SOMETIMIENTO PLENO
que el legislador configure con carácter DE LA ADMINISTRACION
reglado todo el actuar administrativo, A LA LEY Y AL DERECHO
prescindiendo de toda discrecionalidad?,
¿es cierto que cuando la Administración Hoy en día resulta obvio señalar que la
se encuentra habilitada para actuar discre- Administración se encuentra plenamente
cionalmente, su decisión puede obedecer a sujeta a la ley y al Derecho9. Es decir,
la mera voluntad o al puro capricho del toda la actuación administrativa sin ex-
funcionario, ausente de todo tipo de con- cepciones está vinculada no sólo a las
trol administrativo o jurisdiccional?. normas positivas, sino también al Dere-
cho, término este último que incluye,
En las presentes líneas el lector podrá en- además de aquéllas, a los principios del
contrar unas brevísimas respuestas a estas Derecho10. Este mandato de sujeción de
preguntas, mediante la aproximación que la Administración al Derecho no viene a
hagamos de nuestro tema de estudio: la ser otro que el principio de legalidad11.
discrecionalidad tributaria. Es un obje-
tivo que esperamos alcanzar, y sobre el Decir que la discrecionalidad no es una
que cada uno sabrá obtener sus propias excepción a este mandato, igualmente

9 Así, lo tiene declarado expresamente la Constitución española en su artículo 103.1: “La Administración
Pública (…) actúa (…) con sometimiento pleno a la ley y al Derecho”. En nuestro medio, merece señalarse
que el proyecto de Ley de Normas Generales de Procedimientos Administrativos elaborado por la
Comisión nombrada por RM N° 198-97-JUS estableció -en su artículo IV- entre los principios del
procedimiento administrativo al Principio de Legalidad, en virtud del que -señala el proyecto- “las
autoridades administrativas deben actuar con respeto a la ley y al derecho, dentro de las facultades que le
estén atribuidas y de acuerdo con los fines para los que les fueron conferidas”.
10 No creemos que sea necesario insistir más en el hecho por el cual el Derecho, como regla de sujeción de la
Administración, no se identifica, ni mucho menos, con la ley, al ser un concepto más amplio, pues como
tiene dicho E. GARCIA DE ENTERRIA (Democracia, jueces y control de la Administración, 3° edición,
Cívitas, Madrid, 1998, pág. 127) en el Derecho “entran, además de las leyes formales, todos los «valores»
constitucionales, desde los proclamados como «superiores» en el mismo artículo 1 de su texto [se refiere a
la CE (el añadido es nuestro)] hasta todos los esparcidos a lo largo de éste y, señaladamente, los derechos
fundamentales (art. 53.1), en los que se incluyen ciertas «garantías institucionales», y los llamados
expresamente «principios» en el artículo 9.3”.
11 El mismo que debe ser diferenciado de la reserva de ley -como la exigencia constitucional de que
determinados sectores del ordenamiento sean necesariamente regulados y suficientemente por una norma
con rango de ley-; conceptos que no pocas veces han sido confundidos por la doctrina e incluso por la
propia legislación. Vid., por ejemplo, la norma IV de nuestro Código Tributario vigente, así como, por
ejemplo, la opinión de M. MUR VALDIVIA, (Algunos temas para el..., cit., págs. 137 y ss.).

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constituye algo incuestionable. Efectiva- Administración a la ley y al Derecho no
mente, si bien la discrecionalidad consiste implica necesariamente una habilitación
básicamente en una escasa regulación o normativa previa a cada actuación admi-
programación de las actuaciones adminis- nistrativa, ni tampoco una densidad abso-
trativas que definan con exactitud cual es luta en las normas que establecen potes-
la decisión que deba adoptar la Adminis- tades administrativas, sino que, por el con-
tración en un supuesto determinado12, ello trario, sólo la posibilidad de valorar toda
no obsta para que estos actos también la actuación administrativa en términos
estén sometidos al Derecho (ante la ausen- jurídicos. Es decir, que ésta sea recon-
cia de parámetros normativos), como ducible en términos de derecho15, prohi-
sucede con toda la actuación administrati- biendo cualquier decisión contraria al
va. Pues aún en esos casos las decisiones ordenamiento jurídico.
administrativas deben encontrarse dentro
de los límites fijados por el ordenamiento Lo dicho nos lleva a una conclusión
jurídico13. -siquiera preliminar- en ningún caso la
Administración podrá exceder los límites
En ese sentido, si bien, no siempre podrá trazados por el ordenamiento jurídico: ni
valorarse toda la actuación administrativa cuando aplica potestades íntegramente
en términos de estricta legalidad, pues no tasadas por el ordenamiento jurídico, ni
en todos los casos las normas ofrecen cuando ejercita potestades discrecionales,
parámetros suficientes para ello -como pues aún en estos últimos casos la con-
sucede en la discrecionalidad-, al menos ducta elegida por la Administración tam-
siempre podrá efectuarse dicha valoración bién debe encontrarse sometida al
en términos de Derecho14. Por ese motivo, Derecho, como sucede con toda actuación
esta cláusula de sometimiento pleno de la administrativa. Por esta razón, conside-

12 Como veremos seguidamente.


13 Sin embargo, no por esta razón puede negarse que en estos casos la libertad administrativa es mayor ante la
ausencia o disminución de parámetros normativos o regulativos de la actuación administrativa.
14 Como tiene dicho M. SANCHEZ MORON (Discrecionalidad administrativa y control judicial, Tecnos,
Madrid, 1994, pág. 104) “No hay ningún ámbito material de esa actuación [administrativa (el añadido es
nuestro)] que no esté vinculado a la ley y al Derecho, es decir, que esté exento de valoración en derecho,
idea ésta sobre la que existe unanimidad en la doctrina jurídica y en la jurisprudencia”.
15 Como señala M. BELTRAN DE FELIPE (Discrecionalidad administrativa y Constitución, Tecnos, 1995,
pp. 175 y 176): “el sometimiento «pleno» a la ley y al Derecho (…) no quieren decir (…) que toda decisión
administrativa requiera de una expresa, tasada y previa habilitación legal concreta, ni que las habilitaciones
discrecionales genéricas atenten contra esa plenitud ni contra esta vinculación positiva. Sometimiento
pleno y vinculación positiva significan sencillamente que las decisiones que adopta la Administración
deben poder ser reconducidas al ordenamiento jurídico (…). En definitiva, el indudable carácter positivo
de la vinculación de la Administración a la ley y al Derecho no sólo no está reñido con habilitaciones
legales genéricas sino que es necesariamente complementario de las mismas, al ser ésta fuente de
discrecionalidad e imprescindible para la gestión de la cosa pública” (la cursiva es nuestra).

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ramos -cuando menos- censurable que el FACULTADES A LA ADMI-
artículo 86° del Código Tributario NISTRACION. LAS POTES-
establezca que los funcionarios de la TADES REGLADAS Y DIS-
Administración Tributaria deben sujetarse CRECIONALES
a las normas tributarias, para luego -a
renglón seguido- añadir que ello se hará El Tribunal Constitucional español ha
sin perjuicio de las facultades discre- dejado establecido que “la lucha contra el
cionales que señale el Código Tributario. fraude fiscal es un fin y un mandato que la
¡Cómo si en estos casos lo pudiera hacer Constitución impone a todos los poderes
al margen del ordenamiento jurídico!. públicos, singularmente al legislador y a
los órganos de la Administración Tribu-
Efectivamente, si ya dijimos que la Admi- taria”. En atención a ello “el legislador ha
nistración actúa siempre sometida al de habilitar las potestades o los instru-
Derecho, independientemente de cual sea mentos jurídicos que sean necesarios y
la naturaleza de la potestad que ejercita: adecuados para que, dentro del respeto
reglada o discrecional. La aplicación de debido a los principios y derechos consti-
éstas últimas no tiene absolutamente tucionales, la Administración esté en
ninguna particularidad especial, mas que condiciones de hacer efectivo el cobro de
no sea la que se deriva de una escasa pro- las deudas tributarias”17.
gramación de las actuaciones adminis-
trativas, como veremos luego. Por lo Si bien la afirmación precedente está
demás, este -y no otro- es el sentido del razonada para el ámbito tributario, tal
añadido efectuado por la Ley N° 27335 a premisa resulta aplicable a todos los sec-
la Norma IV de nuestro Código Tributario tores del actuar administrativo, dado que,
al reconocer que aún cuando la Adminis- en cada uno de ellos la Administración
tración Tributaria ejercite potestades dis- precisará estar habilitada con las potes-
crecionales lo hará dentro del marco que tades o los instrumentos jurídicos necesa-
establece la ley16. rios y adecuados para cumplir con efica-
cia y objetividad su razón básica de ser:
el servicio a los intereses generales18.
III. EL APODERAMIENTO NOR-
MATIVO COMO UN MECA- Ahora bien, el mecanismo más adecuado
NISMO DE ATRIBUCION DE para dotar a la Administración de estos

16 “Ley” en sentido lato, claro está, incluyendo a las normas reglamentarias y, en general, al Derecho en su
conjunto.
17 Vid., la STC 76/1990, de 26 de abril de 1990 (fj 3°).
18 Por tanto, la función de la Administración dista mucho de ser una mera aplicación de las normas jurídicas -co-
mo muchas veces se ha pretendido-. Sobre la función de servicio a los intereses generales que está llamada
a cumplir la Administración, vid. el ya clásico trabajo de A. NIETO, La Administración sirve con
objetividad los intereses generales, en Estudios sobre la Constitución Española. Homenaje al profesor
Eduardo García de Enterría, Tomo III, Cívitas, Madrid, 1991, pp. 2185 ss.

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poderes es nada menos que la técnica de la pues los órganos de control cuentan
atribución de potestades administrativas con parámetros normativos suficientes
por la ley19. Es decir, son las normas las que les indiquen el contenido concreto
que atribuyen potestades a la Adminis- que debe tener la decisión administra-
tración. En buena cuenta, este Derecho tiva, de tal modo que si se apartara de
que a su vez es un límite a la actuación de ella, éstos pueden fácilmente determi-
la Administración Tributaria -como vimos nar la disconformidad de la actuación
anteriormente-, es también la fuente de su con el ordenamiento y, en consecuen-
actuación. cia, condenar a la Administración a
adoptar la única decisión válida para
Y Para ello, el legislador tiene dos alter- el Derecho.
nativas:
2°) Fijar los presupuestos habilitantes de
1°) Programar la actuación administrativa la actuación administrativa en forma
en forma rígida, de tal modo que, una indeterminada o imprecisa, de tal
vez realizado el presupuesto habili- modo que, para la aplicación de una
tante que la norma contiene, su apli- norma de tales características, la
cador -es decir, la Administración- se Administración debe fijar sus propios
encuentre obligado a adoptar la conse- parámetros de actuación, omitidos ini-
cuencia jurídica prevista -también en cialmente por el legislador20. Como se
forma determinada- por la norma. puede apreciar, en este caso, la adop-
Como se puede apreciar en este caso, ción o determinación de la consecuen-
la Administración no goza de libertad cia jurídica aplicable no se efectúa en
alguna, sino que, por el contrario, ante forma inmediata -como en el caso
una situación concreta, ella se encuen- anterior- sino que, por el contrario,
tra obligada a aplicar en forma ante la ausencia de parámetros norma-
automática la consecuencia estable- tivos de actuación, es la propia Ad-
cida previamente. En este sentido, el ministración la llamada a establecer-
control jurídico de la actuación admi- los. Igualmente, en este caso el con-
nistrativa, ejercida en virtud de una trol jurídico de la actuación adminis-
norma de tales características, tam- trativa -que sólo se presta en términos
poco genera mayores dificultades, de juridicidad, es decir, de contraste

19 Ciertamente, E. GARCIA DE ENTERRIA Y T. R. FERNANDEZ (Curso de Derecho Administrativo I, 8ª


edición, Cívitas, Madrid, 1997, pp. 431 ss, específicamente 433) aluden al “mecanismo de legalidad de la
Administración como técnica de atribución legal de potestades” en los siguientes términos: “El principio de
legalidad de la Administración (…) se expresa en un mecanismo técnico preciso: la legalidad atribuye
potestades a la Administración”.
20 Pues una actuación administrativa discrecional ausente de pautas, criterios, razones, etc. que la justifiquen
se encuentra totalmente proscrita en un Estado de Derecho.

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entre la actuación y el ordenamiento Sin embargo, no puede dudarse que
jurídico21- no puede tener la misma este tipo de control (negativo) tiene
intensidad que en el supuesto anterior, una intensidad menor que el efectuado
pues si el Derecho no es capaz de para las potestades regladas, pues, en
indicar el contenido que debe tener una estos casos, -en principio- el orde-
determinada actuación administrativa namiento jurídico no indica en forma
ante un supuesto concreto, los órganos positiva el sentido de la decisión
de control no contarán con los sufi- administrativa, sino que, a lo más se
cientes parámetros normativos con los limita a proscribir el carácter que
cuales contrastar todos los aspectos de nunca puede tener (manifiestamente
la decisión adoptada. En tal medida, el arbitraria, desproporcionada, irra-
control siempre será posible (¡qué cional, irrazonable, etc.). En tal medi-
duda cabe!), pero la fiscalización no da, el control de este tipo de potesta-
podrá efectuarse mediante el contraste des se limita a verificar si en su
de la decisión adoptada con los ejercicio la Administración transgre-
parámetros (positivos) fijados por el dió o no los límites fijados en el orde-
legislador -pues éstos son inexistentes namiento jurídico22.
o, cuando menos, insuficientes-, sino
que, la verificación de su juridicidad De acuerdo a lo dicho, resulta claro que si
deberá realizarse con los parámetros el legislador decidiera programar la inte-
establecidos en el resto del orde- gridad de la actuación administrativa de
namiento jurídico (principios jurídi- la primera forma -es decir, mediante una
cos, valores consagrados por el sis- programación rígida-, sin lugar a dudas,
tema, Derechos fundamentales, etc.). todas las decisiones administrativas serían

21 Sobre este punto parece haber unanimidad en la doctrina española. Así lo reconocen expresamente, sin
ánimo de ser exhaustivo, ni mucho menos: T. R. FERNANDEZ (El principio constitucional de
interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos: Quid novum?, en su libro De la arbitrariedad de la
Administración, 2° edición, Cívitas, Madrid, 1998, pág. 247): “los tribunales no pueden utilizar para
justificar las suyas [se refiere a sus decisiones (el añadido es nuestro)], sino las razones del Derecho y sólo
éstas”; L. PAREJO (Administrar y juzgar: dos funciones constitucionales distintas y complementarias,
Tecnos, Madrid, pág. 50): “el control es precisa y únicamente jurídico o de Derecho. Consiste, por tanto,
en la determinación de la regularidad o no de la actuación de la Administración (…) mediante la aplicación
de las reglas jurídicas previas pertinentes al caso y capaces de servir de medida para la valoración de
aquella actuación”; M. BELTRAN DE FELIPE (Discrecionalidad administrativa…, cit., pág. 76): “la
tutela judicial efectiva se debe otorgar dentro de las reglas de Derecho y hasta dónde el Derecho permita” y
C. GOMEZ CABRERA, La discrecionalidad de la Administración…, cit., pág. 33: “el papel de la
jurisdicción frente a la actuación administrativa es verificar que ésta se ha operado dentro de los límites
trazados por el Derecho, por lo que el único elemento de contraste que puede ser utilizado por el juez para
enjuiciarla es, precisamente, el Derecho”.
22 Por esta razón, la novísima Ley de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa española ha consagrado un
artículo (71.2) que establece que: “Los órganos jurisdiccionales no podrán determinar (...) el contenido
discrecional de los actos anulados”. Prohibición que también resulta aplicable a los denominados
Tribunales Administrativos, pues el control que éstos ejercen tiene la misma naturaleza, con excepción del
control difuso de la constitucionalidad de las leyes.

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plenamente justiciables, es decir, ante la tiva23. Así, si la actuación administrativa
existencia de parámetros normativos, el ha sido regulada en su integridad, de tal
control (jurídico) se dispensaría, en todos modo que su aplicación se verifica en
los casos, con una intensidad absoluta. Sin forma inmediata, sin requerir parámetros
embargo, ello obligaría al legislador a adicionales por parte de la Administra-
ejercer una función -desde ya inalcan- ción, se tratará de una potestad reglada.
zable- consistente en prever la totalidad de Por el contrario, estaremos frente a una
supuestos que se presenten en la realidad. potestad discrecional, si el legislador ha
Asimismo, una densidad regulativa como regulado la actividad administrativa me-
la mencionada restaría flexibilidad a la diante normas en las que su supuesto de
Administración, al limitar su función a la hecho se encuentra claramente indetermi-
mera aplicación de normas. nado, indefinido, insuficiente, etc., en
general, cuando el Derecho no establece
En resumen: la distinción de una potestad los parámetros suficientes de su actua-
como discrecional o reglada obedece a la ción, sino que ella misma debe estable-
diferente graduación con la que el legis- cerlos. En ello, pues, consiste la discre-
lador programa la actividad administra- cionalidad24.

23 Es ésta y no otra la nota característica que diferencia a las potestades discrecionales de las regladas: la
densidad con la que el legislador regula el actuar administrativa. Como refiere M. BACIGALUPO (La
discrecionalidad administrativa, Marcial Pons, Madrid, 1997, pág. 84): “la discrecionalidad administrativa
-entendida en sentido amplio, pues, como ausencia de programación plena o positiva de la actuación
administrativa- no es una magnitud rígida, derivada de una determinada cualidad intrínseca de la actividad
administrativa de que se trate (por ejemplo, de su carácter técnico, político, axiológico u otro parecido [en
el que yo incluiría lo “tributario”], sino una magnitud en cualquier caso graduable por el normador” (la
cursiva y el añadido entre corchetes son nuestros). En el mismo sentido, M. BELTRAN DE FELIPE
(Discrecionalidad administrativa…, cit., pág. 111) manifiesta que: “La densidad normativa o de la
programación legal -mejor, jurídica- de la decisión se convierte así en el criterio para distinguir la
discrecionalidad de la no discrecionalidad”, J. IGARTUA SALAVERRIA (Discrecionalidad técnica,
motivación y control jurisdiccional, Cívitas, Madrid, 1998, pág. 15): “es juicioso decir que la
discrecionalidad no consiente el mismo grado de libertad en cualquier circunstancia, pero a condición de
que -simétricamente- también se conceda que no toda regulación vincula del mismo modo; puntualización
que no es nada ociosa pues entre «discrecionalidad» y «regulación» hay un remite recíproco: cuanto más
fuerte es la primera más floja resulta la segunda, y a la inversa (…)” (la cursiva es nuestra).
24 Como señalan J. SANTAMARIA P. y L. PAREJO A. (Derecho Administrativo. La jurisprudencia del
Tribunal Supremo, Ramón Aceres, Madrid, 1989, pág. 129): “en la construcción normativa de la potestad
[“discrecional” (el añadido es nuestro)] no ha sido posible o no se ha considerado pertinente ultimar el
cuadro de condiciones de ejercicio de dicha potestad, por lo que éste debe ser completado cada vez y para
cada caso por la propia Administración a la vista de las circunstancias concretas concurrentes. En otras
palabras, el apoderamiento jurídico a la Administración incluye la facultad de integración, con elementos
de su propia voluntad, del marco normativo determinante de la potestad” (la cursiva es nuestra). La misma
opinión parece compartir J. IGARTUA SALAVERRIA (Discrecionalidad técnica, motivación…, cit., pág.
134) “una decisión discrecional no es en rigor un acto de aplicación ya que éste supone la pre-existencia de
una regla que anticipa lo que debe hacerse y la discrecional se define justo por la ausencia de una regla tal.
De ahí que la imparcialidad comienza ya con la adopción de los criterios de actuación; es decir, no basta
aplicar imparcialmente unos criterios (preestablecidos, como es el caso de las potestades regladas) sino,
con carácter previo y más básico, es necesario escoger criterios imparciales” (la cursiva en el original).
Igualmente, vid., op. cit., pág. 17: “cuando la Administración actúa discrecionalmente, deberá decidir
cómo se regula tal o cual supuesto de hecho (…)”.

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IV. JUSTIFICACION DE LA DIS- cionales, como el principio de efi-
CRECIONALIDAD ciencia administrativa, la división de
funciones de los poderes públicos, la
Ahora bien, si, como hemos visto, la dis- cláusula del Estado social y demo-
crecionalidad consiste en una disminución crático de Derecho, etc. Por ello, la
de la densidad de la programación norma- discrecionalidad -en la medida que
tiva de la actuación administrativa, que a obedezca a razones fundadas y no a la
la vez genera una menor intensidad de su simple comodidad administrativa- no
control de las mismas; ¿por qué, entonces es algo extraño en el Estado de Dere-
existe la discrecionalidad?. cho25, sino que, por contra, constituye
una exigencia constitucional imposi-
A nuestro criterio, ello se debe, básica- ble de eliminar.
mente, a lo siguiente:
b) El rol principal de la Administración
a) Lo primero que debemos tener en no puede limitarse a ejecutar los man-
cuenta es que una configuración dis- datos de la ley sino que, por el contra-
crecional del actuar administrativo no rio, su finalidad esencial es servir en
se encuentra proscrita por el texto forma eficiente al interés público.
constitucional, sino que, por el contra- Pero para cumplir con dicha finalidad
rio, ésta puede encontrar una justifi- en forma adecuada, las leyes no deben
cación razonable basada en el propio atarla rígidamente al ejercicio de po-
texto constitucional, pues el legislador testades tasadas en todos los casos26,
-en uso de su libertad de configura- sino que, en determinadas ocasiones
ción-, legítimamente puede optar por es preciso que la Administración goce
una regulación blanda de las deci- de un margen de libertad frente al
siones administrativas a fin de dar Poder Legislativo, para efectuar las
preferencia a otros valores constitu- prestaciones de adaptación que

25 A esta conclusión llegan: T. R. FERNANDEZ (voz “potestad discrecional”, en Enciclopedia Jurídica


Básica, tomo III, Cívitas, Madrid, 1995, pp. 4962 ss., concretamente, 4964): “la existencia de potestades de
esta clase (se refiere a las “discrecionales” -el añadido es nuestro-) dista mucho de ser una malformación
patológica del Estado de Derecho. Muy al contrario, hay que decir que tales potestades son no sólo
inevitables, sino también imprescindibles y constituyen una exigencia indeclinable del gobierno humano”;
y M. BULLINGER (La discrecionalidad de la Administración Pública, en La Ley, tomo 4, 1987, pp. 896
ss., concretamente, 941): “como espacio libre para el cumplimiento de tan diversas funciones, la
discrecionalidad no es un cuerpo extraño en el Derecho Administrativo de un Estado de Derecho, sino que
es un elemento necesario de una administración eficiente, también en interés de cada ciudadano particular”.
26 Sobre la justificación de la discrecionalidad, vid., M. SANCHEZ MORON (Discrecionalidad
administrativa…, cit., pp. 112 ss., concretamente 113): “tampoco la función institucional de servicio a los
intereses generales que la Administración (…) está llamada cumplir, por imperativo constitucional, podría
desempeñarse correctamente si estuviera (cosa por lo demás imposible en la práctica) predeterminada de
manera absoluta y rígida por la ley”.

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requiere cada circunstancia concreta. ces, pautas, criterios, cánones, patro-
nes, etc., que, a la vez que permitan
Efectivamente, la discrecionalidad un control de su adecuación a los mis-
implica un ámbito necesario de liber- mos por la Administración, limiten la
tad de la Administración ante el Poder discrecionalidad, pero sin impedir una
Legislativo, dado que, al omitir defi- continua adaptación a los cambios
nir estrictamente el contenido de la permanentes.
decisión administrativa, el órgano le-
gislativo rehúsa adoptar la decisión En definitiva, no es posible exigir a la
que le corresponde, confiando en que ley que regule en forma acabada la
la Administración es la más adecuada actuación administrativa en todos los
para hacerlo. sectores del actuar administrativo, ni
siquiera, se puede pretender hacerlo,
c) El nivel de complejidad y dinamicidad pues en determinados ámbitos -sea
de los amplios sectores en los que in- por su complejidad, por los incesantes
terviene la Administración, determina cambios, por la aparición de nuevos
que la ley -que, por lo demás es irre- supuestos, etc.27- lo aconsejable es
nunciablemente abstracta- no pueda dejar abiertos los parámetros normati-
programar en su totalidad las actua- vos a fin de que puedan ser completa-
ciones administrativas, por lo que re- dos con apreciaciones subjetivas de la
sulta imprescindible remitir la última Administración.
decisión a la Administración, a fin de
que sea ella la que elija la actuación d) La propia protección de los derechos
que más convenga al interés público. fundamentales puede exigir, en algu-
En tal medida, el legislador, al regular nos casos, no ya que la Administración
la actuación administrativa en deter- actúe sujeta a parámetros determina-
minados ámbitos, debe renunciar a en- dos, sino que, esta pueda hacerlo en
contrar la solución al caso concreto y forma flexible a fin de proveer una
conformarse con fijar meras directri- protección dinámica de los derechos28.

27 Al respecto, A. NIETO señala que “el desarrollo social y técnico hace surgir cada día nuevos supuestos de
hecho, nuevos intereses y nuevos valores, que provocan obsolescencia antes de que se seque la tinta del
Boletín Oficial del Estado. El legislador es consciente de esta circunstancia y ha intentado, siempre en vano
remediarla (…). No se pueden poner puertas al campo de la realidad social” (Vid., Estudios históricos
sobre Administración y Derecho Administrativo, INAP, Madrid, 1986, pág. 248).
28 Así lo ha puesto de relieve M. BACIGALUPO (La discrecionalidad administrativa…, cit., pp. 231 y 232)
-siguiendo a la sentencia Kalkar, del Tribunal Constitucional Federal alemán, de 8 de agosto de 1978- en la
que -manifiesta el autor- si bien se consideró que los requisitos para la autorización administrativa del esta-
blecimiento y funcionamiento de instalaciones nucleares -delimitados por un concepto jurídico indetermi-
nado (“acreditar que se han adoptado las medidas de seguridad exigibles en atención al estado de la técnica
y la ciencia del momento”)- tenían una escasa densidad normativa, ello: “lejos de perjudicar a los derechos
fundamentales, los favorece, en la medida en que permite dispensar una protección dinámica (y no sólo
estática) al derecho fundamental afectado, a saber: el derecho a la vida y a la integridad física de las per-

110
V. EL EJERCICIO DE LAS PO- hecho imperfecto de la norma con ele-
TESTADES DISCRECIONA- mentos subjetivos propios29. De acuerdo
LES POR PARTE DE LA a ello, al ejercer una potestad discrecio-
ADMINISTRACION nal no importa tanto la consecuencia
jurídica elegida o adoptada por la Admi-
Ahora bien, ya dijimos que la discrecio- nistración, cuanto la fijación, con carác-
nalidad se manifiesta como la ausencia de ter autónomo, de los parámetros o crite-
parámetros normativos que predetermi- rios que determinaron la aplicación de
nen con exactitud la actuación adminis- esa consecuencia jurídica, los mismos
trativa que deba adoptarse en un supuesto que no han sido fijados intencionalmente
concreto. Bueno, pues, si en estos casos por el legislador30.
el ordenamiento jurídico no establece con
precisión la consecuencia jurídica que De este modo, -para MARIANO BACI-
deba adoptarse o elegirse: ¿cómo ejercita GALUPO- la aplicación de una norma
-o no ejercita- la Administración sus discrecional por la Administración com-
potestades configuradas con carácter dis- prende los siguientes pasos:
crecional por el legislador?.
- El primero, de carácter propiamente
Y la respuesta a ello es sencilla: si la Ley discrecional, consistente en “la perfec-
calla, es la Administración la única lla- ción o integración, en sede aplicativa,
mada -y no los órganos administrativos o del supuesto de hecho normativo”31.
jurisdiccionales de control de la misma- a Agrega el autor que ésta es “una tarea
fijar los parámetros de su propia actua- materialmente normativa, pues con-
ción, lo que no viene a constituir sino la siste en la concreción o adopción de
perfección o integración del supuesto de aquellos criterios determinantes de la

sonas” (la cursiva es nuestra). En el mismo sentido, M. BULLINGER (La discrecionalidad de la


Administración…, cit., pág. 904): “la discrecionalidad (…) se convierte en instrumento esencial de una
garantía flexible y dinámica de los derechos e intereses tanto de los ciudadanos como de la comunidad
estatal en su conjunto. Distinta del legislador, la administración está en condiciones de reaccionar
rápidamente frente a circunstancias inesperadas o cambiantes; distinta de un tribunal contencioso
administrativo, la administración puede y debe, teniendo en cuenta todos los posibles casos de aplicación,
realizar activamente las finalidades de la ley mediante una utilización planificada de todos los recursos
personales y financieros” (la cursiva en el original).
29 Lo que en la terminología de W. SCHMIDT (citado por M. BACIGALUPO, La discrecionalidad
administrativa…, cit., pág. 186) implica “cerrar el supuesto de hecho normativo inicialmente abierto”.
30 De este modo, para M. BACIGALUPO (La discrecionalidad administrativa…, cit., pág. 182) “la
discrecionalidad consistiría en que la Administración puede (y debe) establecer -o, al menos, precisar- en
sede aplicativa los presupuestos de su propia actuación, intencionadamente imperfectos (inacabados o
indeterminados) en su configuración normativa inicial. De ahí que se conciba la discrecionalidad
administrativa como habilitación a la Administración para completar (o incluso crear) en sede aplicativa el
supuesto de hecho imperfecto (o inexistente) de una norma jurídico-administrativa”.
31 M. BACIGALUPO, La discrecionalidad administrativa…, cit., pág. 183 (la cursiva en el original).

111
aplicación o no de una consecuencia del funcionario -“el mero por que sí”
jurídica u otra, que el creador de la se encuentra vedado por el Derecho-
norma omitió precisar o bien incluso sino que, por el contrario, la Admi-
prefigurar”32. nistración debe aportar las razones o
criterios que la llevaron a elegir o de-
- El segundo, de carácter reglado, cuyo terminar la consecuencia jurídica,
ejercicio consiste en “la posterior sub- evitando así cualquier ejercicio arbi-
sunción bajo dichos criterios del su- trario del poder34.
puesto fáctico ante el cual la Admi-
nistración está llamada a actuar, en su b) Pero es no es todo, sino que además,
caso”33. estas razones o criterios deben ser
objetivos, razonables, racionales y
Así, a nuestro criterio, resulta esencial proporcionados con el fin que se pre-
considerar dentro de la naturaleza misma tende alcanzar, así como deben ser
de la discrecionalidad la obligación de la aplicables a todos los sujetos que se
Administración de fijar los criterios, encuentren en la misma condición, a
razones, fundamentos, etc. de su propia fin de evitar cualquier discriminación
actuación -que fueron omitidos por el le- en su aplicación.
gislador-; circunstancia que revela como
ilegítimo cualquier acto contrario a ese c) Finalmente, la decisión administrativa
mandato, por más que haya sido dictado así emitida debe respetar los elementos
en uso de una facultad discrecional, y por reglados de la potestad, así como sus
más discrecional que ella sea. hechos determinantes. Efectivamente,
todas las potestades que se confieren a
En ese sentido, básicamente, en el ejerci- la Administración tienen elementos
cio de las potestades discrecionales la que son necesariamente reglados, tales
Administración debe seguir las siguientes como, la existencia misma de la potes-
pautas: tad, su extensión, su fin y la competen-
cia del órgano de la Administración.
a) La actuación o decisión administrativa De esta forma, la Administración no
no puede obedecer a la mera voluntad puede apartarse de estos elementos al

32 Op. cit., pág. 184 (la cursiva en el original).


33 Op. cit., pág. 184 (la cursiva en el original).
34 Así, por ejemplo, el Tribunal Supremo español (STS de 13.07.84) acostumbra señalar que discrecionalidad
no es arbitrariedad, sino más bien son “conceptos antagónicos” que “nunca es permitido confundir, pues
aquello (lo discrecional) se halla o debe hallarse cubierto por motivaciones suficientes, discutibles o no,
pero considerables en todo caso y no meramente de una calidad que lo haga inatacable, mientras que lo
segundo (lo arbitrario), o no tiene motivación respetable, sino -pura y simplemente- la conocida sit pro
ratione voluntas o la que ofrece lo es tal que escudriñando su entraña, denota, a poco esfuerzo de
contrastación, su carácter realmente indefinible y su inautenticidad”

112
ejercer sus potestades discrecionales. cionales- puedan controlar en términos
Adicionalmente, cabe resaltar un ele- jurídicos -con carácter igualmente, plena-
mento reglado de importancia como es rio- todas las actuaciones administrati-
el fin de la potestad, sobre el que se ha vas35 sin excepción, cada vez que una
desarrollado la técnica de control de la persona solicite tutela judicial efectiva de
desviación de poder, de acuerdo con sus derechos e intereses legítimos (artí-
la cual, si el ordenamiento otorga culo 138.14 de la Constitución).
determinadas potestades a la Adminis-
tración para un fin determinado, de tal IV.1 Naturaleza del control de las ac-
modo que si ella se aparta del mismo, tuaciones administrativas
se incurre en un vicio y, como tal, el
acto debe ser anulado. Sobre este Pero, ¿cuál es la naturaleza de este con-
punto regresaremos cuando tratemos trol de la actuación administrativa?.
las técnicas de control de la discre- Como ya lo dejamos intuir al inicio del
cionalidad. presente trabajo se trata de un control de
legalidad o, mejor dicho, de juricidad.
Sin embargo, ello no debe entenderse en
VI. EL CONTROL ADMINIS- términos estrictos, como la verificación
TRATIVO Y JURISDICCIO- del ajuste o desajuste, conformidad o
NAL DE LAS POTESTADES disconformidad de la actuación adminis-
DISCRECIONALES trativa, únicamente a la ley, sino que, esta
operación de contraste debe efectuarse
Ya dijimos que la Administración Tri- con el ordenamiento en su conjunto, pues
butaria se encuentra sometida plenamente la Administración no sólo se encuentra
a la Ley y al Derecho. Pero para que este sometida plenamente a la ley, sino tam-
mandato sea efectivo, además, es necesa- bién al Derecho36.
rio que los órganos de control de la Ad-
ministración -administrativos o jurisdic- El control jurídico en los términos señala-

35 Como anota E. GARCIA DE ENTERRIA (Democracia, jueces y control…, cit., pp. 127, 128 y 130): “un
«sometimiento pleno a la Ley y al Derecho» no puede tener sentido alguno si no implicase una sumisión
plena al juez, que es elemento indispensable para que cualquier Derecho pueda ser eficaz (…). No hay
Derecho sin juez. El juez es una pieza absolutamente esencial en toda la organización del Derecho y esto
no es excepción en el Derecho Público cuando se trata de la observancia del Derecho por la
Administración”. Posteriormente anota: “El «sometimiento pleno a la Ley y al Derecho» de la
Administración implica, pues, en conclusión, el «sometimiento pleno» al juez, inexcusablemente”.
36 Como señala T. R. FERNANDEZ (De nuevo sobre el poder discrecional y su ejercicio arbitrario, en su
libro De la arbitrariedad…, cit., pág. 152): “Toda decisión de la Administración, por discrecional que sea,
es susceptible de control judicial, y ese control no es de mera legalidad (…), sino de juridicidad, supuesto
que la Administración ha de actuar «con sometimiento pleno a la Ley y al Derecho» (...), amén de «a los
fines que la justifican»”.

113
dos, que es el único que compete a los trol, pues, se efectúa única y exclusiva-
órganos de control de la Administración37, mente con parámetros jurídicos.
consistirá, por ello, en la verificación de si
la actuación administrativa se ajusta o no IV.2 Intensidad del control de las
al marco trazado por el ordenamiento en actuaciones administrativas
su conjunto38 (cuya, mayor o menor, den-
sidad dependerá de los parámetros que fije Pero, ¿hasta donde pueden llegar los
el ordenamiento), incluyendo dentro de órganos de control de la Administración
éste, a las normas positivas, los valores en la fiscalización de sus actuaciones?.
del ordenamiento, los derechos fundamen- Es decir, ¿cuáles son los límites que tie-
tales y los principios del Derecho. Pero, nen para controlar a la Administración?.
eso es todo, ni pueden controlar las deci-
siones con parámetros extrajurídicos, ni Y la respuesta a ello es sencilla: dado que
pueden eludir su control cuando el orde- -como hemos dicho, el control de las
namiento ofrezca parámetros para ello39. actuaciones administrativas sólo puede
efectuarse con parámetros jurídicos- la
En consecuencia, este control de la actua- mayor o menor intensidad de éste depen-
ción administrativa se presta bajo la derá de los parámetros con los que el or-
forma de control de juridicidad, es decir, denamiento jurídico regule la actuación
mediante la contrastación entre la actua- administrativa41, es decir, de la medida
ción administrativa, no sólo con la ley, de su vinculación, tanto a la ley, como al
sino también con el Derecho40. El con- Derecho42. De este modo, -anota

37 Como anota M. BACIGALUPO (La discrecionalidad administrativa…, cit., pág. 68): “el control jurídico
de la actividad administrativa no persigue -a diferencia de ésta- otro objetivo ni conoce otro método que no
sean los de razonar jurídicamente si existe o no contradicción entre una regla jurídica de conducta y una
concreta actuación (u omisión) de la Administración”
38 De hecho L. PAREJO (Administrar y juzgar…, cit., pág. 58) alude al control contencioso-administrativo
como “la comprobación (…) de si existe o no contradicción entre la decisión previa administrativa y el
ordenamiento jurídico”.
39 Como anota T. R. FERNANDEZ (en la presentación a su libro De la arbitrariedad…, cit., pág. 16) “nadie
niega frontalmente que en su control del ejercicio del poder discrecional los jueces no tienen otra
herramienta que el Derecho, de lo que, obviamente, se sigue que podrán llegar legítimamente en su crítica
de las decisiones discrecionales hasta donde el Derecho y el razonamiento jurídico lleguen y que más allá
de ese límite, más que impreciso no precisado, no podrán dar un sólo paso”.
40 “no hay más que un tipo de control: el de ajuste de las decisiones administrativas al ordenamiento”, vid. M.
BELTRAN DE FELIPE, Discrecionalidad administrativa…, cit., pág. 78.
41 “Así, pues el mandato constitucional de plena justiciabilidad de la actividad administrativa (...) significa
que allí donde haya una norma de conducta, dirigida a la Administración, habrá siempre a la vez una
norma de control, dirigida al juez contencioso-administrativo”, vid., M. BACIGALUPO, La
discrecionalidad administrativa…, cit., pág. 78.
42 Por lo demás, este es el criterio adoptado en la exposición de motivos de la novísima Ley de la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa española, al establecer que la potestad de control de los órganos judiciales
debe extenderse “hasta donde lo exija el sometimiento de la Administración al derecho”, vid. epígrafe VI.1
(in fine).

114
LUCIANO PAREJO- “el Derecho es, al tutela judicial efectiva, obliga al órgano
propio tiempo, el presupuesto y el límite de control ha intensificar (sin sobrepasar-
de la competencia judicial de la deci- lo, lógicamente) el control hasta donde el
sión”43. Derecho se lo permita46.

En pocas palabras: la intensidad de este IV.3 Técnicas de control de las decisio-


control de la actuación administrativa nes discrecionales
depende de la densidad de la programa-
ción de la actuación administrativa: a En virtud de las consideraciones señala-
mayor densidad, mayor será la intensidad das anteriormente sobre el control de los
del control, mientras que a menor densi- actos discrecionales, la doctrina ha desa-
dad, menor será la intensidad del control. rrollado determinadas técnicas de control
Hay, pues, una relación directamente pro- de las actuaciones administrativas, las
porcional entre la naturaleza de la regu- mismas que pasamos a detallar.
lación de la actuación administrativa y la
intensidad de su control44. a) El control de los elementos regla-
dos
Sin embargo, una insuficiente intensidad
en el control jurídico derivada de la ausen- Esta técnica de control se fundamenta en
cia de parámetros normativos, no habilita el hecho por el cual, en todas las potesta-
a los órganos administrativos o judiciales des que se confieren a la Administración
ha extralimitar su control con parámetros hay elementos que son necesariamente
no regulados por el Derecho. Pero, ha- reglados, y, por tanto, plenamente contro-
biendo parámetros de actuación y, conse- lables47, tales como: la existencia misma
cuentemente, de control45, el derecho a la de la potestad, su extensión, su fin y la

43 Vid., L. PAREJO, Administrar y juzgar…, cit., pág. 60 (la cursiva en el original). En el mismo sentido, J.
TORNOS MAS (Discrecionalidad e intervención…, cit., pág. 393): “La estructura [de la norma (el añadido
es nuestro)] condiciona el proceso de razonamiento en la interpretación de la norma y, por tanto, el grado
de intervención judicial en la revisión de la actuación administrativa (…). La norma habilitante contendrá
reglas jurídicas, principios, valores, puntos de referencia que constituyen a la vez la legitimación y límite
del control judicial, como control de legalidad basado en el razonamiento jurídico”.
44 Así, lo ha reconocido -expresa o implícitamente- entre otros, F. GARRIDO FALLA (Tratado de Derecho
administrativo I, parte general, 12° edición, Tecnos, Madrid, 1994, pág. 183): “la ley debe reglar
precisamente aquellos puntos que pueden ser fiscalizados por el juez y, viceversa, el Juez debe limitarse a
fiscalizar aquello que ha sido efectivamente reglado por la ley”.
45 “Las normas de conducta, dirigidas a la Administración, son siempre a la vez normas de control, dirigidas
al juez contencioso-administrativo”, vid., M. BACIGALUPO, La discrecionalidad administrativa…, cit.,
pág. 79.
46 Pues como indica M. BACIGALUPO (La discrecionalidad administrativa…, cit., pp. 57 y 58): “siempre
que haya un límite jurídico a la actuación de cualquier autoridad es inexcusable el control judicial ordinario
de su observancia”.
47 Como enseñó tempranamente E. GARCIA DE ENTERRIA (La lucha contra las inmunidades del poder en
el Derecho Administrativo, en RAP, núm. 38, 1962, pág. 167): “en todo acto discrecional hay elementos

115
competencia del órgano de la Adminis- modo que, si ella se aparta del mismo, se
tración. De esta forma, si la Adminis- incurre en un vicio y, como tal, el acto
tración al emitir un acto, en ejercicio de debe ser anulado. Para ello, basta con
tales potestades, se aparta de los mismos que la finalidad de la Administración sea
comete un vicio en el ejercicio de la dis- diferente de la cual, para la que fue conce-
crecionalidad plenamente controlable. dida la facultad, y no que se trate de una
finalidad ilícita, individual o egoísta. Pues
Ello es así, dado que los elementos regla- como enseñan E. GARCIA DE ENTE-
dos de las potestades discrecionales cons- RRIA Y T. R. FERNANDEZ “para que se
tituyen, a la vez que parámetros de ac- produzca desviación de poder no es nece-
tuación administrativa, parámetros de con- sario que el fin perseguido sea un fin pri-
trol inexcusable para los órganos de con- vado, un interés particular del agente o
trol de la Administración. autoridad administrativa (…), sino que
basta que dicho fin, aunque público, sea
Adicionalmente, cabe resaltar un elemen- distinto del previsto y fijado por la norma
to reglado de importancia como es el del que atribuya la potestad”50.
fin de la potestad, sobre el que se ha desa-
rrollado la técnica de control de la Como se puede apreciar, el control judi-
desviación de poder48, recogida en el cial de los actos discrecionales mediante
proyecto de ley de normas generales de sus elementos reglados, pone énfasis en
procedimientos administrativos49. De los parámetros legales51 que sirven de fun-
acuerdo con la misma, el ordenamiento damento al ejercicio de la potestad discre-
otorga a la Administración determinadas cional, mas no así al núcleo mismo de la
facultades para un fin determinado, de tal decisión que ha de adoptar52.

reglados suficientes como para no justificarse de ninguna manera una abdicación total del control sobre
los mismos” (la cursiva es nuestra).
48 Sobre la desviación del poder puede consultarse el libro de la profesora C. CHINCHILLA MARIN, La
desviación de poder, 2ª edición, Cívitas, Madrid, 1999. Asimismo, vid., entre otros, E. GARCIA DE
ENTERRIA Y T. R. FERNANDEZ, Curso de Derecho…, cit., pp. 458 ss. y C. GOMEZ CABRERA, La
discrecionalidad de la Administración…, cit., pp. 24 ss.
49 En su artículo IV.1 con el siguiente tenor: “Las autoridades administrativas deben actuar con respeto a la
ley y al derecho, dentro de las facultades que le estén atribuidas y de acuerdo con los fines para los que les
fueron conferidas”.
50 E. GARCIA DE ENTERRIA Y T. R. FERNANDEZ, Curso de Derecho…, cit., pág. 458.
51 Control que, desde luego, los jueces efectúan en estrictos términos jurídicos, es decir, mediante la
contrastación de los elementos reglados fijados en la norma y el acto administrativo, pues, como señalan E.
GARCIA DE ENTERRIA Y T. R. FERNANDEZ (Curso de Derecho…, cit., pág. 459): “el vicio de
desviación de poder es un vicio de estricta legalidad. Lo que se controla a través de esta técnica es el
cumplimiento del fin concreto que señala la norma habilitante y ese control se realiza mediante criterios
jurídicos estrictos y no mediante reglas morales” (la cursiva es nuestra).
52 De hecho, E. GARCIA DE ENTERRIA Y T. R. FERNANDEZ (Curso de Derecho…, cit., pp. 458 ss.),
consideran que el control de los elementos reglados “permite (…) un primer control externo de la
regularidad del ejercicio de la potestad discrecional”.

116
b) El control de los hechos determi- fijados por la norma constituyen otro
nantes elemento susceptible de control pleno por
los jueces y tribunales. Sin embargo, tal
Otro elemento de control judicial (exter- como sucedía con los elementos reglados
no) de la discrecionalidad lo encontramos del acto, éstos sólo constituyen un límite
en los hechos determinantes. Mediante externo al ejercicio de la discrecionali-
esta técnica, los órganos de control de la dad55.
Administración fiscalizan la realización
de los hechos que, fijados en forma c) El control fundado en los princi-
abstracta en el supuesto de hecho de la pios del Derecho
norma, habilitan a la Administración a
ejercer una potestad discrecional. Como se puede apreciar, mediante las téc-
nicas de control de la discrecionalidad
De acuerdo con ello, si una norma deter- referidas, los órganos encargados del
minada fija como presupuesto para el ejer- mismo no realizan una verificación del
cicio de una potestad la ocurrencia de un núcleo mismo de la decisión discrecional,
hecho determinado53, el órgano de control sino que, por el contrario, se limitan a la
debe verificar que éste se haya producido, fiscalización del marco legal externo de
pues -como ha afirmado la jurisprudencia la potestad atribuida por el legislador56.
del Tribunal Supremo español- los hechos
“son tal como la realidad los exterioriza. Por el contrario, la técnica de control de
No le es dado a la Administración inven- la discrecionalidad sustentada en los prin-
tarlos o desfigurarlos aunque tenga facul- cipios jurídicos sí permite controlar el
tades discrecionales para su valoración”54. núcleo mismo de la misma, aunque con
Así, en el caso de que los hechos regula- carácter negativo. Veamos.
dos en el supuesto de hecho no se den en
la realidad, la Administración carecerá de Efectivamente, el control de los princi-
norma habilitante, y, por tanto, el acto pios del Derecho, basado en la razonabili-
debe ser anulado. dad, racionalidad, proporcionalidad, inter-
dicción de la arbitrariedad, igualdad,
En conclusión, los hechos determinantes equidad, seguridad jurídica, buena fe, etc.,

53 Cuando lo existe, pues son múltiples los casos en los que el supuesto de hecho se encuentra tan indefinido
(como por ejemplo, mediante habilitaciones genéricas) que el control del ejercicio de la potestad con
parámetros (positivos) estrictamente jurídicos no resulta posible.
54 Vid., entre otras, las SSTS de 15-12-86, 23-1-89, 4-5-90, 2-4-91, 11-3-91 y 11-6-91.
55 Control que, insisto, se realiza exclusivamente con parámetros jurídicos, mediante la comparación de los
hechos fijados en la norma y los ocurridos en la práctica.
56 De acuerdo con C. GOMEZ CABRERA (La discrecionalidad de la Administración…, cit., pág. 28): estos
mecanismos de control implican “simplemente, trazar las fronteras que la discrecionalidad no puede
sobrepasar”.

117
de la medida adoptada, constituyen un ria59, discriminatoria, defraudadora la
mecanismo importante de fiscalización de confianza legítima, etc.).
las decisiones discrecionales ante la au-
sencia de parámetros que le indiquen a la Ello es así, pues -como anota MARGA-
Administración cual es la decisión que RITA BELADIEZ- los principios jurídi-
deba adoptar. No obstante ello, sin dejar cos (incluso aquellos consagradas en la
de reconocer su trascendencia para el Constitución), al ser simplemente los
mundo del Derecho, debe reconocerse que valores jurídicos de una comunidad (valo-
estos principios no son capaces de señalar res que en cuanto tales no pueden ser
a la Administración (parámetros de ac- definidos más que de forma genérica e
tuación) y al juzgador (parámetros de con- indeterminada60), no pueden otorgar dere-
trol) el contenido concreto que debe tener chos subjetivos típicos o activos, ni impo-
el acto ante una situación determinada, ner otro mandato que el de no actuar en
sino que sólo la naturaleza que éste no contra del valor en él consagrado61.
puede tener (manifiestamente irrazonable,
irracional57, desproporcionada58, arbitra- Efectivamente, se trata de un control de

57 Respecto a los principios de racionalidad o razonabilidad como parámetros de control negativo de las
potestades discrecionales, vid., L. PAREJO (Administrar y juzgar…, cit., pp. 104 ss., concretamente 104 y
105): “la regla de la «razonabilidad» o «racionalidad» (…) entendida ésta no en el sentido de norma
positiva capaz de indicar la única solución justa y, por tanto, de autorizar la sustitución judicial (sentido en
el que se emplea por la jurisprudencia contencioso-administrativa y la doctrina españolas…), sino en el
negativo de precisión de los límites externos (el «marco») del referido espacio de libre decisión
administrativa, capaz desde luego para justificar la anulación de la decisión administrativa, pero en modo
alguno la reproducción del proceso de formación de la voluntad administrativa y, por tanto, de sustitución
de ésta por otra judicial”.
58 Señala M. SANCHEZ MORON (Discrecionalidad administrativa…, cit., pp. 142) que “el control jurídico
amparado en el principio de proporcionalidad sólo puede alcanzar a la anulación o corrección de lo
manifiestamente desproporcionado, salvo que la ley determine otra cosa. Por el contrario, dicho principio
general no faculta al órgano de control para sustituir la ponderación de la Administración por la suya
propia”.
59 Como señala L. PAREJO (Administrar y juzgar…, cit., pp. 44 y 45), refiriéndose al principio de
interdicción de la arbitrariedad, éste “sólo postula, jurídicamente, la exclusión de las decisiones basadas en
la mera y nuda voluntad del poder y no respaldadas por el ordenamiento, en particular por la Ley (…).
Derivar de él, legítimamente, contenidos más concretos sólo es posible, dado el plano de generalidad y
abstracción en que se mueve, en su relación y juego con otros principios y otras reglas más concretas”. En
el mismo sentido, M. BELTRAN DE FELIPE (Discrecionalidad administrativa…, cit., pág. 100): “el
principio de interdicción de la arbitrariedad, consistente en un control material y eliminativo del núcleo de
la discrecionalidad, es un criterio importante pero negativo anulatorio en la fiscalización de las potestades
administrativas discrecionales”.
60 De hecho, su formulación corresponde a la de los conceptos jurídicos indeterminados.
61 Pues, como señala M. BACIGALUPO (La discrecionalidad administrativa…, cit., pp. 84 y 85), “por lo
general, tanto los derechos y principios constitucionales como los principios generales del Derecho sólo
vinculan negativamente las decisiones administrativas. Es decir, se limitan a excluir aquellas soluciones
que desconozcan los valores jurídicos en ellos consagrados, pero no indican positivamente cuál es la que se
ha de adoptar entre aquellas otras que no adolezcan de tal vicio”. En el mismo sentido, J. TORNOS MAS
(Discrecionalidad e intervención administrativa económica, en Discrecionalidad Administrativa y Control
Judicial, Cívitas, Madrid, 1996, pág. 408) considera que en estos casos: “La pretensión de buscar la solución

118
juridicidad, y, si el contenido de tales prin- VII. LAS FACULTADES DISCRE-
cipios no otorga parámetros positivos de CIONALES EN EL CODIGO
control, su apreciación no faculta a los TRIBUTARIO. LA NORMA
órganos de control a sustituir las aprecia- IV (ULTIMO PARRAFO)
ciones efectuadas por la Administración,
ni tampoco ha elegir el contenido -que el Desde 1996 nuestro Código Tributario63
juzgador considere- más acorde a los cita- ha calificado con carácter expreso que el
dos principios. Es decir, mediante un con- ejercicio de determinadas potestades por
trol basado en los principios generales, el la Administración Tributaria tiene carácter
juzgador no podrá anular una decisión «discrecional». Como sabemos, esta men-
por considerar que otra -elegida, por el ción se efectúa en los artículos 62°, 82°,
mismo, sin parámetros de control- es más 116.2, 166° y 192°, referidos a la facultad
racional, razonable o proporcional -por de fiscalización, a la facultad para aplicar
ejemplo-, sino, a lo más, le permitirá anu- las sanciones tributarias, del ejecutor
lar la decisión, únicamente si ella supera coactivo para ordenar las medidas caute-
ostensiblemente los límites de la raciona- lares, la potestad para determinar y san-
lidad, razonabilidad o proporcionalidad62. cionar las infracciones, y para denunciar
De lo contrario, es decir, si la actuación delitos tributarios, respectivamente.
administrativa se encuentra dentro de los
límites de lo racional, razonable o propor- La referencia expresa a la «discrecionali-
cional, el juzgador deberá desestimar el dad» de determinadas potestades adminis-
recurso y declarar la actuación conforme trativas por el legislador, si bien no tiene
a Derecho. antecedentes -hasta donde tenemos enten-

más razonable no puede encomendarse al Juez, pues no le compete esta misión cuando la norma deja a la
Administración un margen de apreciación. El razonamiento jurídico propio de la actividad jurisdiccional
puede detectar que la decisión no es razonable, que es arbitraria, pero no puede ayudar a prefigurar la
decisión más razonable”. Resalta también, a nuestro criterio, el carácter negativo, -esta vez de los
principios tributarios consagrados en el artículo 31.1 de la Constitución española- A. RODRIGUEZ
BEREIJO (Jurisprudencia constitucional y principios de la imposición, en “Garantías constitucionales del
contribuyente”, 2ª edición, Tirant lo blanch, Valencia, 1998, pág. 131), al señalar que “es más fácil decir
aquello que se opone o vulnera los principios constitucionales tributarios que definir aquello que los
cumple o realiza plenamente” (la cursiva es nuestra).
62 “O sea que los órganos jurisdiccionales no pueden escoger una situación más acorde con el interés general
o menos arbitraria”, vid., M. BELTRAN DE FELIPE (Discrecionalidad administrativa…, cit., pág. 100).
Asimismo, J. TORNOS MAS (Discrecionalidad e intervención…, cit., pág. 393), refiriéndose “al control
en base a los principios de razonabilidad, proporcionalidad o interdicción de la arbitrariedad”, “se puede
controlar los razonable, pero ya es mucho más difícil controlar lo más razonable”. Agrega que “tratar de
definir lo más razonable desborda los límites propios del discurso jurídico del Juez. Por ello su examen
debe contenerse en este nivel de examen y anular la decisión arbitraria, remitiendo a la Administración la
solución más razonable”.
63 Nos referimos al Decreto Legislativo N° 816, publicado en el Diario Oficial el 21 de abril de 1996.

119
dido- en nuestro ordenamiento jurídico, en calificadas como discrecionales por el le-
la legislación comparada podemos encon- gislador son las únicas que gozan de esa
trar algunas referencias a la misma, tales condición (discrecional) o, si por el con-
como: la facultad para condonar las san- trario, existen otras facultades que -aún
ciones tributarias firmes de forma gracia- cuando no hayan sido calificadas de tales-
ble, lo que se concede -señala el precepto- se ejercen con carácter discrecional.
de forma discrecional por el órgano
administrativo correspondiente, contenida Y la respuesta a esta cuestión es sencilla:
en el artículo 89.2 de la Ley General si ya dijimos que la discrecionalidad se
Tributaria española64; para aplazar o frac- produce debido a una baja densidad en la
cionar el pago de la deuda cuando la programación de las actuaciones adminis-
situación económico-financiera del deu- trativas, realmente resulta irrelevante la
dor tributario, discrecionalmente aprecia- calificación que de ellas efectúe el legis-
da por la Administración, le impida lador, pues una potestad será discrecional
transitoriamente efectuar el pago de sus cuando la norma no le indique a la Ad-
débitos, contenida en el artículo 48.2 del ministración -ni tampoco al juzgador-
Reglamento General de Recaudación es- cual es el contenido concreto que debe
pañol; para condonar por gracia las mul- tener la decisión en un supuesto determi-
tas impuestas, previa apreciación discre- nado, independientemente de la utiliza-
cional de los motivos que tuvo la autori- ción -o no- de la palabra «discrecional»
dad para imponer la sanción, conferida en en la norma habilitante.
el artículo 65° del Código Fiscal de la
Federación Mexicana. La consecuencia de ello no es otra que en
nuestro Código Tributario se presentan
Ahora bien, ya sabemos que en estos casos potestades discrecionales con carácter
el ejercicio por la Administración de estas expreso y tácito65. A todas ellas, pues, les
potestades debe enmarcarse dentro de la resulta de aplicación el último párrafo de
Ley y el Derecho, y estas actuaciones son la Norma IV del Título Preliminar del
plenamente controlables en la medida de Código Tributario.
su vinculación al Derecho. Sin embargo,
la duda que se presenta es si las potestades Efectivamente, el dispositivo citado esta-

64 Nótese que la norma se refiere a una potestad graciable, con la clara intención de establecer un plus sobre
la discrecionalidad, tal como fue entendido por la Corte Suprema de ese país, en el sentido que el ejercicio
de esta potestad no se encuentra sometido a la Ley y al Derecho. Criterio con el que discrepamos en un
trabajo anterior.
65 Por tanto, desde nuestro punto de vista resulta cuestionable que consideremos que las únicas potestades
tributarias con carácter discrecional sean las contenidas en los artículos 62°, 166° y 192° del Código
Tributario, conforme se desprende -si no interpreto mal- del Informe Tributario: La facultad discrecional
de la Administración Tributaria, preparado por la División de Estudios Legales de la Gaceta Jurídica, Vid.,
Gaceta Jurídica - Sección de Actualidad Jurídica, Tomo 82-B, setiembre de 2000, págs. 65 y ss.

120
blece que en los casos que la Administra- decisión que deba adoptarse no ha
ción Tributaria se encuentra facultada pa- sido configurada con carácter reglado
ra actuar discrecionalmente: en la norma habilitante-, y no para
satisfacer un interés privado o distinto
- Debe optar por la decisión administra- de aquél.
tiva que considere más conveniente
para el interés público. e) La decisión administrativa discrecio-
nal debe adoptarse sobre la base de
- Debe adecuar su actuación al marco razones, criterios o parámetros de
que establece la ley. carácter técnico o de oportunidad,
aplicables a todos los sujetos que se
De la norma glosada pueden extraerse las encuentren en la misma condición, a
siguientes consecuencias: fin de evitar cualquier ejercicio
arbitrario de las potestades discre-
a) Dada su ubicación sistemática -Título cionales66.
Preliminar del Código Tributario-, se
aplica a todos los casos en los que la Para finalizar este punto es conveniente
Administración Tributaria se encuen- citar algunos ejemplos que expliquen de
tra facultada para actuar discrecio- manera gráfica el ejercicio de las potesta-
nalmente. des discrecionales por parte de la Admi-
nistración:
b) Su aplicación se extiende a todos los
supuestos de potestades discreciona- a) Así, por ejemplo podemos citar el
les, independientemente de si la artículo 62° del Código Tributario en
norma califica o no “expresamente” la el que -al margen de la utilización del
potestad como “discrecional”. término «discrecional»- se habilita a la
Administración a adoptar o elegir de-
c) En ningún caso la Administración terminadas actuaciones administrativas
podrá exceder el marco trazado por la dentro de un procedimiento de fisca-
ley, debiendo entenderse esta última lización sin establecer de modo exacto
referencia en sentido lato, es decir, in- cual es el sentido puntual que éstas han
cluyendo a la Constitución, a las Le- de tener en cada supuesto que se pre-
yes y a las normas reglamentarias. senta en la compleja realidad que se
regula. Efectivamente, piénsese en la
d) La Administración debe optar necesa- amplia libertad de la que goza la Ad-
riamente por la opción más conve- ministración para elegir o determinar
niente para el interés público -pues, la a los sujetos que serán objeto de

66 A nuestro criterio, ello resulta aplicable aunque la norma no lo digo expresamente, pues ya dijimos que la
necesidad de aportar las razones o criterios de las decisiones administrativas se encuentra en la naturaleza
misma de la discrecionalidad.

121
una fiscalización. Pero, si bien este lizados y verificados los hechos a que
margen de libertad parece ser bastante alude la norma, ésta (la norma habili-
extenso, las decisiones administrativas tante) omite fijar con carácter absolu-
que se adopten sobre el particular to los criterios o parámetros en virtud
también se encuentran sometidas a de los cuales la Administración debe
Derecho; es decir, la elección de los decidir si ejerce o no su potestad.
sujetos a fiscalizar debe obedecer a
criterios o parámetros de carácter téc- Por tanto, el ejercicio de la discrecio-
nico67, para no ser arbitrarios. nalidad por la Administración impli-
cará la elección o determinación por
Ciertamente es claro que la potestad la Administración de la actuación o
de fiscalización fue otorgada por el le- decisión que sea más conveniente pa-
gislador a la Administración para ve- ra el interés público sobre la base de
rificar el cumplimiento de las obliga- parámetros o criterios objetivos y ge-
ciones tributarias de los deudores tri- nerales, los mismos que han sido omi-
butarios, pero si esta facultad se uti- tidos por el legislador. Es decir, en el
lizara con una finalidad distinta, la caso propuesto, la decisión consistirá
decisión sería arbitraria, en tanto que en la formulación de la denuncia pe-
no se estaría cumpliendo la finalidad nal respectiva en función de paráme-
para la cual el legislador otorgó esa tros tales como, el interés fiscal, la
potestad. Esa es, precisamente, la for- modalidad empleada, la reiteración,
ma en la que no deben ejecutarse las los antecedentes, etc69.
potestades administrativas.
Ahora bien, los criterios utilizados en
b) Otro ejemplo lo constituye la potestad un determinado supuesto no pueden
para denunciar delitos tributarios es- modificarse sin una justificación ade-
tablecida en el artículo 192º del Códi- cuada y razonable, pues, de lo contra-
go Tributario68. En dicha norma se es- rio, podrían verse afectados los prin-
tablece que la Administración -“de cipios de igualdad y seguridad jurí-
constatar hechos que presumiblemen- dica. Es decir, en ejercicio de las po-
te constituyan delito tributario, o estén testades discrecionales no es posible
encaminados a ese propósito”- tiene la que la Administración dispense un tra-
facultad discrecional de formular de- to desigual ante supuestos idénticos,
nuncia penal ante el Ministerio Públi- salvo que para ello cuando cuente con
co. Así, -según el precepto- rea- una justificación adecuada.

67 “Criterios de oportunidad, aleatoriedad u otros que se estimen pertinentes”, tal como señala el artículo 19.1
del Reglamento General de la Inspección de los Tributos español.
68 Sobre la cual se puede discrepar o no, pero la potestad -como tal- existe en nuestro ordenamiento, y debe
postularse su ejercicio adecuado.
69 Parámetros, todos ellos, fijados en la circular de la SUNAT Nº 47-95 de fecha 11.12.95.

122
c) Finalmente, piénsese en las medidas DE LAS POTESTADES AD-
cautelares que el artículo 118° del MINISTRATIVAS POR EL
Código Tributario faculta a adoptar al TRIBUNAL FISCAL
ejecutor coactivo en un Procedimiento
de Cobranza Coactiva -incluso aqué- En el presente apartado nos proponemos
llas que no se encuentren reguladas -a luz de la teoría general esbozada en
expresamente-. forma resumida- confrontar algunas de las
ideas más importantes vertidas sobre el
Pero si bien en estos casos la libertad tema con algunos casos obtenidos de las
parece bastante amplia, la decisión que se resoluciones del Tribunal Fiscal71. Este
adopte sobre el particular siempre deberá análisis nos permitirá determinar la co-
ponderar dos valores en conflicto: la ne- rrección o no del control que ejerció este
cesidad de continuar con las actividades órgano administrativo respecto al ejerci-
del contribuyente y la necesidad de ga- cio de las potestades conferidas a la Ad-
rantizar al menor costo los intereses del ministración. Veamos.
fisco. Por ello, ante una serie de bienes
susceptibles de aplicarse las medidas cau- A. Facultad para conceder el aplaza-
telares, debe elegirse aquélla que afecte miento de la deuda tributaria
menos al negocio, sin que por ello deje de (Resoluciones N°s. 14542 de 22-8-
garantizarse adecuadamente los intereses 78, 18099 de 10.01.84, 24250 de
de la Administración, todos ellos criterios 22.08.91 y 2075-1-95)
que deben tenerse en cuenta para adoptar-
se una decisión adecuada, y por ende, no El artículo 36° del Código Tributario -des-
arbitraria70. de que su texto fue aprobado por Decreto
Ley N° 2585972- confiere a la Adminis-
tración la potestad para conceder el apla-
VIII. EL CONTROL ADMINIS- zamiento y/o fraccionamiento73 para el
TRATIVO DEL EJERCICIO pago de la deuda tributaria, siempre que

70 Sobre el particular, vid., por ejemplo la RTF N° 237-1-98 de 20-03-98 que declara que se encuentra dentro
de los límites de la discrecionalidad que confiere el Reglamento del Procedimiento de Cobranza Coactiva
al acto del Ejecutor Coactivo que amplía el embargo en forma de retención ordenado inicialmente sobre
determinados conceptos -para que pueda seguir cumpliendo con sus deudas corrientes- a la totalidad de sus
derechos crediticios, debido que éste -según la resolución- siguió acumulando deuda.
71 Debemos dejar constancia que únicamente se toman algunas resoluciones en forma aleatoria para graficar
las ideas que pretendemos sostener a lo largo del presente trabajo. Por ende, las presentes líneas no
implican un estudio sistemático de los pronunciamientos elegidos.
72 Anteriormente a estas normas, la potestad se encontraba regulada en el artículo 30° del Código Tributario -
Principios Generales, aprobado por Decreto Supremo N° 1218-90-EF.
73 Técnicamente, debemos recordar que resulta un tanto reiterativo referirse al «aplazamiento y/o
fraccionamiento», bastando hacerlo al «aplazamiento», debido que el «fraccionamiento» no es más que una
modalidad de aquél. Sobre el particular, vid., por ejemplo, a F. PEREZ ROYO, Derecho Financiero y
Tributario. Parte General, 7ma. edición, Cívitas, Madrid, 1997.

123
se cumplan -en líneas generales- con las esta decisión es la única que se deriva de
condiciones establecidas por la Adminis- la información actuada en el expediente.
tración Tributaria y con los requisitos a
que alude el citado precepto. Adicionalmente, aún cuando la Adminis-
tración no hubiera emitido dichas Resolu-
Pues bien, desde la vigencia de la Reso- ciones de Superintendencia, los Códigos
lución de Superintendencia N° 012-93- Tributarios vigentes -si bien no regulaban
EF/SUNAT hasta la N° 089-99/SUNAT, con carácter reglado la potestad- estable-
la SUNAT ha restringido ostensiblemente cían determinados parámetros suficientes
su margen de actuación discrecional en el que debían ser controlados de manera
otorgamiento de este beneficio hasta el ineludible por el juzgador, amén de aque-
punto de convertirse en una potestad llos elementos que siempre tienen carác-
íntegramente reglada. Efectivamente, el ter reglado, tales como la competencia, la
funcionario encargado de resolver una existencia de la potestad, elementos que
solicitud de aplazamiento no goza de ya tratamos anteriormente, así como los
ningún margen de libertad administra- principios del Derecho.
tivo74, dado que las citadas normas regu-
lan al detalle cuando se debe aprobar y Ahora bien, éste sin embargo, no fue el
cuando se debe denegar este beneficio; criterio asumido por el Tribunal Fiscal en
ello sin dejar de mencionar que estos las resoluciones citadas, mediante las que
dispositivos son de obligado cumpli- se declara incompetente para conocer las
miento para todos sus funcionarios de la apelaciones interpuestas contra una reso-
SUNAT75. En consecuencia, en estos su- lución que deniega la solicitud de frac-
puestos los órganos de control de la Ad- cionamiento presentada por el contribu-
ministración cuentan con parámetros de yente, “desde que la concesión del apla-
fiscalización suficientes que le indiquen zamiento o fraccionamiento de la deuda
si ésta se ajustó o no las normas corres- tributaria, en casos particulares, es fa-
pondientes, pudiendo incluso éstos mis- cultad discrecional de la Administración
mos conceder el beneficio solicitado si Tributaria”76.

74 Tal como si gozan, por ejemplo, los funcionarios de la Administración Tributaria española, para apreciar
la situación económico-financiera del deudor tributario que le impida transitoriamente efectuar el pago de
sus débitos, supuesto de hecho fijado por la norma para la aprobación del beneficio.
75 Este es un típico supuesto en el que una potestad configurada inicialmente con carácter discrecional por el
legislador, se convierte en una potestad reglada, debido que es la propia Administración la que ha auto-
limitado su facultad mediante normas propias.
76 Es cierto que el Tribunal Fiscal parece haber cambiado de criterio en relación a los motivos por los cuales
no es competente para conocer las resoluciones administrativas que deniegan las solicitudes de
fraccionamiento: dado que se trataría de “cuestiones estrictamente administrativas no vinculadas a la
determinación de la deuda tributaria”. Sin embargo, consideramos que los pronunciamientos citados
grafican un punto de vista muy difundido entre nosotros -a mi parecer cuestionable- por el cual lo
discrecional no es controlable. Vid., las resoluciones N°s. 029-2-96 de fecha 30-4-96, 988-5-97 de 07-07-
97, 996-5-97 de 10-7-97 y 577-5-98 de 30-09-98.

124
En ese sentido, para el juzgador las po- decir, una vez verificadas las condicio-
testades discrecionales no sólo no son nes de los débitos y créditos tributarios
controlables, sino que, además, son un fijados en la norma como presupuesto
motivo suficiente para que se declare para la concesión de la compensación, a
incompetente, criterio con el que discre- la Administración Tributaria -y sólo a
pamos por los fundamentos señalados en ella, en tanto que la potestad fue con-
el presente trabajo, los mismos que ya no ferida por ley a la Administración y no a
es necesario reiterar. sus órganos de control77- le competía
una función de integración del supuesto
B. Facultad de compensación (Reso- de hecho imperfecto de la norma con
lución N° 5125-1-98, 23-12-98) criterios propios a fin de determinar si
concedía o no la compensación (con-
El artículo 40° del Código Tributario -con secuencia jurídica)78.
anterioridad a la modificación efectuada
por la Ley N° 27335- establecía como Sin embargo, éste no fue el criterio
una potestad de la Administración Tribu- adoptado en el supuesto analizado, pues
taria la de compensar total o parcialmente en éste el órgano de control sustituyó en
la deuda tributaria con los créditos por forma ilegítima -a nuestro parecer- a la
tributos, sanciones e intereses pagados en Administración y ordenó directamente la
exceso o indebidamente, siempre que compensación antes de que la propia
sean liquidados y exigibles, no se en- Administración Tributaria se pronuncie
cuentren prescritos y sean administrados sobre el tema. Veamos.
por el mismo órgano.
La controversia se inicia con un pedido
Cabe señalar que de acuerdo con el texto de devolución presentado por el contribu-
literal de la norma, la referida potestad yente y luego variado a uno de compen-
tenía carácter facultativo para la Admi- sación, respecto al Impuesto a los Juegos
nistración, lo que se deduce de la utiliza- aplicable a las Máquinas Tragamonedas.
ción del término «podrá» como nexo en- El pedido fue denegado por la Adminis-
tre el supuesto de hecho y la consecuen- tración debido que consideró que los
cia jurídica fijada en el precepto. Es pagos efectuados por el recurrente no

77 Así, también fue entendido por el Tribunal Fiscal, entre otras, en su resolución N° 531-4-97 de fecha 16-5-
97, donde se menciona que si bien el artículo 40° del Código Tributario exige determinados requisitos para
que proceda la compensación, “debe señalarse también que los mismos (créditos) deben estar liquidados y
exigibles, es decir, requiere un pronunciamiento expreso de la Administración que reconozca el pago en
exceso o indebido y que acepte o disponga la compensación respectiva” (la cursiva es nuestra).
78 Sobre el particular, debemos señalar que podemos discrepar o no del precepto, pero ese -y no otro-fue el
sistema adoptado por el legislador, y como tal es de obligado cumplimiento para todos, salvo que su
inconstitucionalidad o inaplicación sea declarada por los órganos a los que la Constitución les dio esa
facultad (Tribunal Constitucional y Organos jurisdiccionales).

125
eran indebidos, por lo que no podían ser la obligación tributaria, identifica al deu-
objeto de devolución o compensación. dor tributario, señala la base imponible y
la cuantía del tributo”79. Esta determina-
Una vez apelada la resolución, el Tribu- ción procede sobre base cierta o presunta,
nal Fiscal asume competencia y considera según el artículo 63° del referido Código.
que efectivamente los pagos efectuados
por el contribuyente -por los tributos cuya Con esa finalidad, normalmente la Admi-
compensación se solicitaba- eran indebi- nistración debe recurrir a la determina-
dos. ción sobre base cierta; mientras que lo
hará sobre base presunta, cuando aquélla
Hasta ahí la resolución no parece objeto (base cierta) resulte imposible, como
de cuestionamiento. En tal caso, el ór- consecuencia del incumplimiento de
gano de control debió anular la resolución alguna obligación tributaria. El artículo
y ordenar a la Administración que se 64° del Código Tributario establece los
pronuncie sobre la solicitud de compen- supuestos en que procede la determina-
sación -y fije adecuadamente los paráme- ción sobre base presunta, pero la decisión
tros y criterios de su actuación-, dado que sobre si procede una u otra forma de
no lo había hecho anteriormente, por determinación ha sido otorgada por la ley
considerar que los pagos no eran indebi- a la Administración -y no así, a sus órga-
dos. nos de control-.

Sin embargo, el Tribunal Fiscal va más Es decir, en estos casos el órgano de


allá, ordenando a la Administración que control de la Administración deberá veri-
efectúe la compensación solicitada, ejer- ficar si las actuaciones administrativas se
ciendo la discrecionalidad que la ley le encuentran o no dentro de los parámetros
otorgó al órgano de decisión (Adminis- fijados por el ordenamiento: si se ha con-
tración), ¡y no al de control!. figurado en la realidad el presupuesto que
la habilita a efectuar una determinación
C. Determinación de la obligación sobre base presunta o si los elementos y
tributaria sobre base presunta pruebas obtenidas en la fiscalización son
(Resolución N° 643-4-97, de fecha suficientes para efectuar cierta determi-
10.06.97) nación. Pero lo que no podrá hacer es
adoptar -¡por sí mismo!- la decisión
Como sabemos, el Código Tributario respecto de cuál es la forma correcta de
otorga a la Administración Tributaria la determinar la obligación tributaria en un
facultad de determinar la deuda tributaria, supuesto determinado, pues ello implica-
mediante la cual -señala la norma- “veri- ría arrogarse una atribución otorgada
fica la realización del hecho generador de únicamente a la Administración. Además

79 Vid., capítulo II (Facultades de determinación y fiscalización), del título II (Facultades de la


Administración Tributaria) del Libro Segundo (La Administración Tributaria y los Administrados).

126
al hacerlo estaría actuando más como estaba facultado para anular la determina-
órgano de decisión, que como uno de ción así practicada, a fin de que se verifi-
control80. que la veracidad de tales operaciones,
pero para lo que no se encuentra legiti-
No obstante ello, éste no fue el criterio mado es para decidir por sí mismo que en
adoptado por el Tribunal Fiscal en el ese caso lo que procede es la determina-
supuesto señalado, pues lejos de limitarse ción sobre base presunta, y no sobre base
a controlar a la Administración decidió cierta.
que en el supuesto concreto lo que proce-
día era una determinación de la obliga- D. Facultad para aceptar el desisti-
ción tributaria sobre base presunta. miento (Resoluciones N°s 571-2-
98 de 08-07-98)
Efectivamente, en la resolución citada el
Tribunal Fiscal considera que las anoma- Como sabemos, el artículo 130° del Có-
lías e inconsistencias en la contabilidad digo Tributario establece que es potesta-
obrantes en el expediente dan mérito a tivo del órgano encargado de resolver
una determinación sobre base presunta, aceptar el desistimiento del recurso pre-
ordenando que esa sea la forma en la que sentado por el deudor tributario en el
se deba determinar la obligación tributa- Procedimiento Contencioso-Tributario.
ria81. Pero, si bien la norma se encarga de po-
ner de manifiesto el carácter potestativo
Bueno, pues, lógicamente para la Admi- de dicha aceptación, ello no implica que
nistración las anomalías detectadas no la decisión de no aceptar el pedido for-
eran de tal naturaleza que impedían la mulado por el deudor tributario pueda
determinación sobre base cierta, pues en encontrarse fuera de toda motivación,
base a ellas determinó la obligación co- habida cuenta que el deudor tributario ha
rrespondiente. Sin embargo, si ello no manifestado su renuncia a continuar el
resultaba consistente el Tribunal Fiscal procedimiento iniciado por él82.

80 Efectivamente, la doctrina suele diferenciar dos actuaciones diferenciadas: una de decisión, que
corresponde a la Administración, y que implica, básicamente, adoptar la actuación administrativa que
mejor se adecue al interés público; y una de control, por la cual se verifica si la decisión adoptada se
encuentra o no dentro de los parámetros fijados por el Derecho. Ahora bien, si ejerciendo esta última
función (control), el juzgador vuelve a decidir el asunto, y adopta la decisión que el mismo considera más
acorde con el interés público, estaría extralimitando sus funciones, y ocupando indebidamente el lugar de
la Administración. Vid., por ejemplo, al excelente libro de L. PAREJO, bajo el sugerente título:
Administrar y juzgar: dos funciones constitucionales distintas y complementarias, cit.
81 Efectivamente, en la resolución puede leerse lo siguiente: “Que en tal sentido, la Administración
Tributaria, al encontrar las incorrecciones y deficiencias en la contabilidad de la recurrente, debió
prescindir de dicha información y calcular su deuda tributaria en función de los lineamientos establecidos
para la determinación sobre base presunta, previstos en el Código Tributario”.
82 Ya dijimos anteriormente que en un Estado de Derecho “el mero porque sí” se encuentra vedado. Así,
pues, todas las decisiones administrativas deben obedecer a razones.

127
Siguiendo a JUAN MONROY GALVEZ Efectivamente, luego de señalar en el
podemos señalar que “entre renuncia y primer y segundo considerando que el
desistimiento hay, jurídicamente, una recurrente ha presentado su desistimiento
relación de género a especie. La primera y que el artículo 130° del Código Tributa-
es la dejación voluntaria de un derecho o rio establece que es potestativo del ór-
facultad. Es, expresado de otra manera, gano encargado de resolver aceptarlo o
la dimisión rechazo o negativa ante una no; a renglón seguido se señala lo si-
propuesta, ofrecimiento o petición. La re- guiente “Que en aplicación de dicho dis-
nuncia como acto voluntario del titular de positivo, en esta instancia no se acepta el
una facultad o derecho, tiene un ámbito citado desistimiento, por lo que procede
vasto de aplicación. En cambio el desis- emitir pronunciamiento sobre el fondo
timiento, sin dejar de ser un acto de del asunto controvertido (...)”. A conti-
dejación, se presenta con exclusividad en nuación el órgano resolutor procede a
el proceso. El desistimiento es el acto revocar la resolución impugnada84.
jurídico procesal por el que, a solicitud de
una de las partes, se eliminan los efectos Sobre este particular, nos remitimos a lo
jurídicos de un proceso, de algún acto señalado anteriormente.
jurídico procesal realizado en su interior,
o de la pretensión procesal”83.
IX. CONCLUSIONES
De este modo, si el recurrente renuncia a
continuar su pretensión, el juzgador -que Estamos convencidos -y nadie parece
en todo caso debe mantenerse imparcial- ponerlo en duda- que la Administración
debe contar con una fundamentación se encuentra plenamente sometida a la ley
razonable para que -yendo en contra de la y al Derecho en cada una de sus actua-
voluntad del contribuyente- no se acepte ciones (y también, omisiones), y, por lo
su petición. tanto, -como un medio de garantizar este
mandato- cada una de sus decisiones son
No obstante ello, en la resolución objeto susceptibles de control jurídico (también
de comentario el juzgador decide no acep- las discrecionales), pues la Constitución
tar el desistimiento formulado por el re- ha consagrado el derecho de todas las
currente alegando únicamente para ello el personas a obtener la plena justiciabilidad
carácter potestativo que le confiere al ac- de toda la actuación de la Administración,
to el artículo 130° del Código Tributario. sin excepción (artículo 139.14).

83 En JUAN MONROY GALVEZ, separata Jurisprudencia comentada. Concepto de Desistimiento (inédito),


página 1.
84 Asimismo, vid., también la RTF N° 684-3-97 de 31-07-97 en la que se decide no aceptar el desistimiento
presentado por el recurrente “invocando el principio de justicia”. Olvidando que su finalidad no es otra que
la de controlar la legalidad de las actuaciones administrativas.

128
Por ello, no existen decisiones adminis- nistrativo debe efectuarse en la me-
trativas que no se encuentran sometidas al dida de su vinculación jurídica (con-
ordenamiento jurídico, y como tales, que trol de juridicidad), mediante la veri-
sean inmunes a su control jurídico. Sin ficación de los parámetros fijados en
embargo, para la efectividad de estos la norma habilitante y en razón de los
mandatos -sometimiento pleno de la Ad- criterios utilizados por la Administra-
ministración al Derecho y control sin ción en el ejercicio de su discreciona-
inmunidades- no es necesario negar la lidad. Por esta razón, debemos invo-
presencia de facultades discrecionales en car a los órganos control de la Admi-
el ordenamiento, pues el legislador no nistración a no extralimitarse en la
puede prescindir de ellas, al resultarle función para la que la Ley y la Cons-
totalmente imposible regular todo el ac- titución los ha llamado.
tuar administrativo, y porque en ocasio-
nes es necesario que remita la decisión de 3°) Controlar si el ámbito discrecional
un asunto determinado a la apreciación creado por el legislador es compatible
administrativa. En tal medida, a nuestro o no con el texto constitucional, pues
juicio, el debate en torno a la discrecio- en caso de no satisfacer las exigencias
nalidad administrativa debe reformularse que impone, la disconformidad de la
de postularse su negación a: actuación administrativa no derivará
del ejercicio mismo de la potestad por
1°) Exigir que la Administración fije la Administración, sino de la propia
adecuadamente los parámetros y crite- norma habilitante85.
rios de su actuación, y los exteriorice
en una motivación suficiente, cada En ese orden de ideas, consideramos que
vez que ejerza una potestad discrecio- la discrecionalidad en el Derecho tributa-
nal habilitada por el ordenamiento, rio es una realidad que no debe seguir ne-
proscribiendo, de este modo, cual- gándose. Para ratificar lo dicho basta con
quier decisión arbitraria. remitirse a las leyes tributarias vigentes -del
país que sea- para comprobar que son in-
2°) Despejar cualquier duda acerca de la numerables las veces en las que la norma
susceptibilidad de control de las deci- habilita a la Administración para adoptar
siones discrecionales, y por más am- o determinar una consecuencia jurídica
plio que sea el ámbito de apreciación sin fijar en el supuesto de hecho de la
administrativa. Si bien eso sí, en es- norma los parámetros de su actuación
tos casos el control del actuar admi- (siquiera en forma indeterminada)86

85 Tema sobre el que hemos dejado de pronunciarnos conscientemente en esta oportunidad, pues excedería
ampliamente los límites del presente trabajo.
86 Nos estamos refiriendo a la delimitación de las potestades administrativas mediante conceptos jurídicos
indeterminados, tema harto debatido en la doctrina, y sobre el que nos pronunciaremos en otra
oportunidad.

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En tal medida, consideramos que debe forma expresa o tácita, por el ordena-
incorporarse como un primer párrafo de miento jurídico, deberá elegir o deter-
la Norma IV del Título Preliminar del minar la actuación o la decisión admi-
Código Tributario, el siguiente párrafo: nistrativa que considere más conve-
niente para el interés público, en base a
“La Administración Tributaria actúa parámetros o criterios razonables,
con sometimiento pleno a la Ley y al objetivos y generales, así como respe-
Derecho, dentro de las facultades que tando los principios jurídicos, tales
le son atribuidas y de acuerdo con los como los de igualdad, razonabilidad y
fines para los que les fueron conferidas. proporcionalidad”.
En los casos en que se encuentra facul-
tada para actuar discrecionalmente, en Lima, Octubre de 2000.

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