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Plasmodium falciparum

Características generales

Plasmodium falciparum es un Protista unicelular del grupo de los protozoos. El


género Plasmodium cuenta con más de 170 especies descritas. Algunas de estas especies pueden
llegar a ser parásitos de aves, reptiles y mamíferos incluyendo al hombre.

Cuatro especies de Plasmodium parasitan al hombre: Plasmodium falciparum, P. malariae, P.


ovale y P. vivax. Plasmodium falciparium fue descrita por Williams H. Welch en 1897 y la
nombró Haematozoon falciparum. Posteriormente fue incluida dentro del género Plasmodium.

Los Plasmodium se encuentran ubicados taxonómicamente dentro del Filo Sporozoa o


Apicomplexa. Se caracterizan por formar esporas en su ciclo vital y por presentar un complejo
apical. Este complejo apical secreta moléculas que permiten la entrada a la célula a parasitar.

También presentan sexualidad por singamia (fecundación, o fusión de dos gametos haploides), no
presentan cilios y la mayoría de las especies son parásitas.

Algunas de las características que diferencian a P. falciparum de otras especies pueden observarse
en los diferentes estadios que presentan en la sangre. Por ejemplo, en la fase anillo estos
presentan un citoplasma delicado, con 2 puntos cromáticos. En la fase de gametocito, por su
parte, tienen forma de bastones incurvados.

Mecanismo de virulencia

Secuestro: Citoadherencia a células endoteliales

Ya a finales del siglo XIX, los investigadores italianos Marchiafava y Bignami, tras realizar autopsias
a personas fallecidas por malaria cerebral, sugirieron que los GRIs-Pf tenían la capacidad de
adherirse a las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos. La existencia de este
fenómeno también se evidencia por la ausencia de GRIs-Pf en fase de trofozoito maduro y
esquizonte libres en circulación, ya que en un frotis sanguíneo tan sólo son observables GRIs en
fase de anillo, en contraste con lo que ocurre en el resto de especies. Del mismo modo, los GRIs
que contienen gametocitos inmaduros quedan secuestrados hasta su desarrollo a formas sexuales
maduras (infectivas para el mosquito).

Rosetas: Adhesión a GRs no infectados

Los GRIs también presentan la capacidad de adherirse a otros GRs no infectados, formando
agregados que se conocen como rosetas. También se ha descrito su formación en otras especies
de Plasmodium, como P. vivax o P. ovale, que rara vez causan enfermedad grave. En P. falciparum
este fenotipo se asocia a un mayor grado de parasitemia y a la aparición de complicaciones,
aunque no se ha ligado a un síndrome clínico concreto. De hecho, el grado de formación difiere de
unos aislados a otros, siendo más abundantes y de mayor tamaño en pacientes que presentan
malaria grave. Como mecanismo patogénico se ha postulado que las rosetas podrían actuar
incrementando la obstrucción vascular. Además, se han propuesto diversas ventajas que estos
agregados podrían ofrecer al parásito: 1. Facilitar la invasión de otros glóbulos rojos, 2. “Esconder”
al GRI para protegerlo de la fagocitosis, y 3. Lentificar el flujo sanguíneo favoreciendo la
citoadherencia.

Aglutinación: Adhesión a plaquetas

La interacción con distintos receptores plaquetarios permite la que se formen “autoaglutinados”


de GRIs. Al igual que sucede con las rosetas, se ha observado una correlación directa fenotipo-
gravedad. Su contribución a la patogenia de la enfermedad es múltiple. Posiblemente favorecen la
obstrucción vascular y podrían potenciar el fenómeno de secuestro, ya que las plaquetas podrían
actuar como nexo de unión entre los GRIs, y el endotelio vascular, incluso en vasos/capilares que
no expresen receptores para la interacción directa con GRIs. Además, la interacción con plaquetas
puede desencadenar su activación y liberación de mediadores inflamatorios (37). Por otra parte,
algunos estudios han detectado también una correlación malaria cerebral-trombocitopenia,
probablemente debida al consumo de plaquetas en este fenómeno, aunque se ha sugerido que
esta complicación podría ser beneficiosa para el hospedador al prevenir la excesiva formación de
aglutinados.

Patogenia

Los parásitos se transmiten de persona a persona por el mosquito hembra anofeles. Los machos
no transmiten la enfermedad ya que sólo se alimentan de los jugos de las plantas. Los parásitos se
desarrollan en el intestino del mosquito y se comunica por la saliva del mosquito infectado cada

vez que lleva a cabo un nuevo alimento de sangre. 


La hembra del Anopheles infectada es portadora de los esporozoítos del Plasmodium en sus
glándulas salivares. Si pica a una persona los esporozoitos entran en la persona a través de la saliva
del mosquito, migrando al hígado donde se multiplican rápidamente dentro de las células
hepáticas (los hepatocitos) mediante una división asexual múltiple, trasformándose en merozoítos
que entran en el torrente sanguíneo infectando los eritrocitos y siguen multiplicándose, dando
lugar a unas formas iniciales típicamente anulares (trofozoítos), formas en división asexual
múltiple (merotes) y finalmente un número variable de merozoítos según la especie de
Plasmodium, que provoca la ruptura del eritrocito. Algunos merozoítos se transforman en unas
células circulares relativamente grandes que son gametocitos femeninos y masculinos y dejan de
multiplicarse, aunque en P. falciparum son más grandes que el propio eritrocito y tienen forma de
boomerang, lo que también ocasiona su ruptura. Una hembra de Anopheles no infectada, pica a
un enfermo y adquiere los gametocitos y se inicia el ciclo sexual de Plasmodium. Con la unión de
los gametos en su intestino, la formación de un huevo, que es móvil, y que dará origen a un
Ooquiste que volverá a dividirse y dar esporozoitos listos para infectar nuevamente, al llegar a las
glándulas salivales del mosquito.

Epidemiología

El paludismo es actualmente endémico en muchos países de regiones tropicales y


subtropicales del mundo, en los que vive cerca del 50% de la población mundial. En 2016 existían,
según la OMS, 91 países con transmisión  de la enfermedad.
A pesar de estas cifras, ha habido una gran reducción, entre el año 2000 y el 2015, en el número
de casos de malaria y de muertes que ésta causa. En 2000, se estimaron 262 millones de casos con
839.000 muertes asociadas y en 2015 los números han disminuido a 212 millones de casos y
438.000 muertes. 
El 90% de los casos y el 92 % de los fallecimientos por malaria se producen en el  África
subsahariana, donde es responsable de la muerte de millares de  niños y contribuye a la
mortalidad por otras causas. En 2015 más del 35% de las muertes por paludismo registradas en el
mundo se concentraron en tan sólo dos países: Nigeria y República Democrática del Congo.

Diagnóstico

La confirmación del diagnóstico se hace por la demostración de los parásitos del paludismo
en frotis de sangre y en gota gruesa. Pueden ser necesarios los estudios microscópicos repetidos
cada 12 a 24 horas, por la variación del número de parásitos en sangre periférica, sobre todo en la
infección por P. falciparum. Incluso, a veces, no se puede demostrar la presencia de parásitos en
los frotis de pacientes que han sido tratados en fecha reciente o que están bajo tratamiento.
Existen métodos de diagnóstico muy sensibles como las técnicas de amplificación de ácidos
nucleicos (PCR) o mediante la detección de antígenos circulantes del plasmodio (tests rápidos de
inmunocromatografía, útiles sobre todo para el paludismo por P. falciparum). Los anticuerpos,
demostrables por inmunofluorescencia u otras técnicas, pueden aparecer después de la primera
semana de infección y persistir durante años por lo que pueden indicar sólo una infección previa y,
por lo tanto, no son útiles para el diagnóstico de la enfermedad actual.

Tratamiento

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que el fármaco llamado cloroquina es el


tratamiento indicado para eliminar las formas sanguíneas de Plasmodium falciparum. También se
recomienda el uso de primaquina para eliminar los gametocitos de esta especie.

Cloroquina y primaquina deben ser administradas juntas por tres días. Del cuarto al séptimo día,
sólo se debe administrar primaquina. En casos de infecciones mixtas, el tratamiento de cura
radical será de catorce días.

Constantemente han sido reportados casos de malaria o paludismo producidos por Plasmodium


falciparum que muestran resistencias a los fármacos. Esto ha llevado a proponer nuevos
tratamientos y ajustes de estos.

Ejemplo de ello es la combinación de artesunato y mefloquina en una sola tableta para el


tratamiento de infecciones sin complicaciones producidas por P. falciparum.
Plasmodium Malarie
Características generales

Es un protozoario parásito que causa malaria en humanos y perros. Está cercanamente


relacionado con Plasmodium falciparum y Plasmodium vivax que son responsables por la mayoría
de las infestaciones.

Se le llama «malaria benigna» por no ser tan peligrosa como las entidades producidas por  P.
falciparum o P. vivax. P. malariae causa fiebres que recurren en intérvalos de aproximadamente
tres días, más de dos días más que las otras especies del parásito.

Microscópicamente, nunca se ven agrandados y pueden a veces aparecer más pequeños que los
glóbulos rojos normales. El citoplasma no se descoloran ni aparecen granulaciones sobre sus
superficies. La vacuola alimenticia es pequeña y el parásito se nota compacto.

Patogenia

El primer contacto del parasito  con el huésped ocurre  cuando el mosquito  infectado deposita  los


esporozoitos  en el torrente   sanguíneo durante la picadura. Este primer contacto  no produce
ningún efecto  patológico  detectable aun cuando es muy probable que parte  de los
esporozoitos  que  ingresan sean sacados  de la circulación  por histiocitos  del endotelio
vascular  y células  fagociticas  de la sangre.
Después de circular  brevemente  en sangre, los esporozoitos  inician su vida  intracelular al
invadir, crecer y multiplicarse en hepatocitos.
En esta segunda fase, la reacción del huésped se hace  patente en forma  de reacción inflamatoria,
cuando el hepatocito  es destruido  y los merozoitos hepáticos liberados; sin embargo, el número
de hepatocitos dañados es tan pequeño   que no se  detectan alteraciones  hepáticas, anatómicas
ni funcionales, ni tampoco  se producen señales clínicas.
Epidemiología

De acuerdo al último reporte mundial sobre Malaria, la OMS estima que 3.2 mil millones de
personas se encuentran en riesgo de infección y de sufrir la enfermedad en 97 países (una
probabilidad de >1 en 1000 de contraer malaria en un año), con una mortalidad de alrededor de
500 000/año. La mayor morbi-mortalidad se presenta en África (principalmente la subsahariana),
donde se detecta alrededor del 90% de todas las muertes debidas a esta parasitosis, en tanto que
en menores de cinco años, la malaria causa 306 000 muertes/año - el 65%. Este Reporte 2017
revisa el número de casos y muertes estimadas ocurridas en el año 2016. 

Diagnóstico

La OMS recomienda que antes de administrar el tratamiento se confirme el diagnóstico con


métodos parasitológicos. Se utilizan la microscopía y las pruebas rápidas de detección de Ag en
sangre para obtener los resultados en menos de una hora.

Microscopía Se realiza mediante:


- La gota gruesa: es una técnica de referencia que requiere microscopistas expertos. Permite el
examen de una mayor cantidad de sangre en menos tiempo. Se pone una gota en el centro del
portaobjetos y se hacen movimientos envolventes para romper los hematíes y que los
microorganismos salgan al exterior. La morfología del parásito cambia y la interpretación suele ser
difícil.

- Extensión de sangre periférica: es más lento que la gota gruesa, no se rompen los hematíes, por
lo que los parásitos no cambian la morfología y es más fácil identificarlos. Puede utilizarse sangre
venosa anticoagulada recogida en tubos con EDTA. 

Serología: IFI y ELISA se emplean sobre todo en estudios epidemiológicos.

Si P. vivax y P. ovale han estado en solución con EDTA por más de media hora antes que el frote
sanguíneo es examinado, tendrán una apariencia muy similar a P. migrariae, una importante razón
para advertir al laboratorio de inmediato tan pronto una muestra sanguínea ha sido tomada para
que puedan procesar la muestra tan pronto como llegue en su poder.

P. malariae Los eritrocitos son de tamaño normal o disminuido. El parásito adopta formas en


“banda y en barra” dentro de los eritrocitos. El esquizonte presenta ocho merozoítos que se
disponen “en roseta”. A veces aparecen los puntos de Ziemann como gránulos rojizos en el
interior de la célula anfitriona.

Tratamiento

Terapias de combinación basadas en la artemisinina (ACT). Las terapias de combinación basadas


en la artemisinina a menudo son el tratamiento de primera línea para la malaria. Existen varios
tipos diferentes de terapias de combinación basadas en la artemisinina. Algunos ejemplos
comprenden arteméter-lumefantrina (Coartem) y artesunato/amodiaquina. Cada terapia de
combinación basada en la artemisinina es una combinación de dos o más medicamentos que
combaten el parásito de la malaria de distintas formas.

Fosfato de cloroquina. La cloroquina es el tratamiento de preferencia para combatir cualquier


parásito sensible al medicamento. Sin embargo, en muchas partes del mundo, los parásitos que
provocan la malaria son resistentes a la cloroquina, por lo que el medicamento ya no es un
tratamiento efectivo.

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