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anaeróbica
Importancia de las bacterias metanogénicas
para la producción de biogás
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Figura 2: Aplicaciones de la digestión anaeróbica y sus objetivos.
Fuente: Hilbert (1993) - INTA.
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Figura 2: Las fuentes de materia orgánica usadas en las biodigestión anaeróbica.
Fuente: FAO (2011)
Ventajas y desventajas
Ventajas Desventajas
Bajo contenido de sólidos,
Las bacterias anaeróbicas son
aproximadamente 5 a 10 veces menor
susceptibles a la inhibición por un gran
que el que se produce en los procesos
número de compuestos.
aeróbicos.
Bajo consumo de energía. Esto hace La partida del proceso puede ser lento
que los sistemas operacionales tengan en ausencia de lodo de siembre
costos muy bajos. adaptado.
Generalmente se requiere alguna forma
Baja demanda de área.
de tratamiento previo.
La bioquímica y la microbiología de la
Producción de metano, un gas
digestión anaeróbica son complejas y
combustible de alto valor calórico.
necesitan ser más estudiadas.
Posibilidades de generación de malos
Tolerancia a altas cargas orgánicas.
olores, pero controlables.
Eliminación de nitrógeno, fósforo y
Aplicabilidad en pequeña y gran escala.
patógenos insatisfactoria.
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La importancia de los proyectos de biodigestión
anaeróbica
Cuando se inicia un proyecto de digestión anaeróbica se tienen en cuenta dos
ventajas: el tratamiento de desechos y la generación de energía. Priorizar una
y otra de estas ventajas implicará un sesgo importante al momento de diseñar
un biodigestor. Si el objetivo está puesto sobre la generación de energía
(térmica o eléctrica), se buscará tener un digestor de alta eficiencia en relación
con la cantidad de biogás producido por unidad de volumen de biodigestor. Si
se prioriza el tratamiento de un residuo, el foco estará puesto en degradarlo y
obtener un material tratado, apropiado para la disposición final, por lo que el
digestor podría considerarse de baja eficiencia en cuanto a la producción de
biogás.
En la elección de una u otra opción entran en juego dos variables esenciales:
la cercanía a las fuentes de energía convencionales (que en muchos casos
depende de la distancia que existe entre el establecimiento agropecuario y los
centros poblacionales), y la acumulación de residuos de cualquier tipo, según
la actividad que se realice. En el caso de que el establecimiento se encuentre
alejado de los centros poblacionales, la probabilidad de contar con energía
convencional (electricidad o gas) es menor. De contar con residuos confinados
en una zona determinada del establecimiento, esta situación permitiría pensar
en tratar estos residuos minimizando el impacto ambiental y obteniendo, a su
vez, el beneficio de generar energía renovable. En caso de no satisfacer la
demanda, se podría utilizar otro tipo de materiales (cultivos agrícolas, residuos
agroindustriales, etc.) con el objetivo de aumentar el rendimiento del digestor.
Ahora bien, si los residuos se encuentran dispersos en el predio, deberá
realizarse una evaluación energética/económica, y determinar cuál es el rédito
que se obtiene en juntar los residuos para generar energía, relacionándolo con
la cantidad de trabajo diario que implica esa acción.
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Otras características del entorno, como el clima (precipitaciones,
temperaturas mínimas) y la topografía (pendiente del terreno, profundidad de
las napas) también deberán ser tenidas en cuenta, porque influyen
considerablemente en el desarrollo del proyecto.
Al momento de encarar un proyecto de generación de energía renovable y/o
tratamiento de efluentes a partir de los residuos, subproductos agrícolas o
cualquier otro tipo de fuente de biomasa aprovechable, será necesario
conocer diversos aspectos relevantes.
A partir de las experiencias en campo, a continuación, se desarrollan los
diferentes ítems que, a nuestro entender, deben ser considerados:
Acceso a las fuentes tradicionales de energía: a qué distancia se
encuentran y cuál es su costo.
Disponibilidad de materias primas para la generación de energía:
conocer si estas se encuentran concentradas en un único espacio (por
ejemplo, confinamiento de animales, como un corral de engorde de
cerdos), o bien distribuidas en una superficie mayor (por ejemplo,
cultivos agrícolas).
Si existe o no un impacto ambiental adverso de los residuos en el
entorno del establecimiento agropecuario. Esto implica conocer si hay
un tratamiento de las corrientes de desecho y si este es apropiado,
logrando cumplir con los parámetros de calidad propuestos por el
organismo de control pertinente.
Disponibilidad de mano de obra para el manejo de las instalaciones.
Conocer si el productor cuenta con terreno propio o bien arrienda el
establecimiento agropecuario, y cuál es la superficie total del predio.
Conocer si es productor primario o realiza procesos de transformación
de la materia prima (producción de quesos con la leche, chacinados en
cerdos, procesamiento de frutas en la industria citrícola, entre otros).
El conocimiento que tenga el productor sobre la tecnología a
desarrollar, a fin de saber en qué medida necesitará de agentes externos
(públicos o privados) que lo asistan técnicamente en el proceso de
diseño, instalación y puesta a punto.
Cuando surge la crisis del petróleo, toma fuerza la generación de energía con
la implementación de digestores de mayor eficiencia.
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Precauciones y riesgos:
Antes de conocer las partes del biodigestor es
importante comprender qué riesgos pueden existir en las
instalaciones de biogás.
También es necesario tener en cuenta la seguridad en las
plantas, es decir los peligros y medidas de seguridad.
Si bien en el uso de biodigestores de pequeña escala se
reducen los riesgos, es muy importante realizar una
lectura de los documentos que dejamos a continuación.
Seguridad en plantas de biogás: peligros y medidas de seguridad.
Disponible en: https://www.4echile.cl/4echile/wp-
content/uploads/2017/11/2_Hazards-and-Safety-
Measures_Maciejczyk_ES.pdf
Reglamento de seguridad de instalaciones de biogás. Disponible en:
https://goo.gl/18htfL
Riesgos en instalaciones de Biogás. Disponible en:
https://drive.google.com/file/d/1CXuQz9jb5hCbrcIfEFN7MAU0iQXR22JC/
view
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Existen diversas formas de dimensionar el volumen del reactor. Las más
utilizadas son el tiempo de retención hidráulico y la velocidad de carga. El
cálculo a través del tiempo de retención hidráulico es el producto entre este
parámetro y el caudal de materia orgánica que ingresa al biodigestor:
(1)
El concepto de tiempo de retención hidráulico es netamente teórico, pues
expresa el período que transcurre desde que ingresa una porción de material
al reactor hasta que egresa del mismo. Los reactores horizontales deben
diseñarse de forma tal que la porción de material se movilice a lo largo del
mismo evitando zonas “muertas”.
Es importante destacar la influencia de la temperatura sobre el proceso, dado
que este parámetro modificará el valor del tiempo de retención, siendo mayor
en regiones frías y menor en regiones cálidas. En el diseño de un biodigestor
sin calefacción, en la región pampeana, debe contemplarse un tiempo de
residencia entre 30 a 45 días.
La velocidad de carga expresa la relación entre la masa de material degradable
que ingresa al biodigestor y el volumen del mismo. El material degradable se
expresa en función de los sólidos volátiles (SV) existentes. Estos pueden
obtenerse por un simple análisis de la materia prima a degradar, exponiéndola
en mufla a 550° C durante 2 horas (Metodología según APHA 2540 E, APHA
1992).
La velocidad de carga debe encontrarse entre 1 y 6 kg de
SV/m3biodigestor.día; o unidades equivalentes. Dependiendo del biodigestor
que se va a construir, será el valor de la velocidad de carga a utilizar. Cuando
se diseña un biodigestor sin aislación ni calefacción, el parámetro de diseño
deberá ser cercano a 1. Los biodigestores de alta eficiencia (calefaccionados,
agitación permanente, buena aislación) son diseñados para una velocidad de
carga de 6. El resto de las opciones van dentro del rango que se presenta a
continuación:
0: poca alimentación.
1: para diseños rurales funciona bien, con poca agitación y sin ser
calefaccionados.
2,5: para diseños rurales con calefacción.
6: se logra en laboratorios, o bien en biodigestores de alta eficiencia
(agitados, calefaccionados y aislados).
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Accesorios al reactor
Agitador mecánico:
Es una de las partes fundamentales del reactor, pues permite que se logre un
mejor contacto entre el material a degradar y las bacterias existentes en el
biodigestor, como también impedir que se formen las costras en la interfase
líquido-gas.
La tecnología existente para la agitación es variada, desde el reciclo de la carga
por bombas, la inyección de biogás en el lecho, o mediante agitadores
mecánicos. Para los biodigestores familiares se utilizan estos últimos por la
simpleza en su construcción. Es importante destacar que el diseño del agitador
es diferente al de los reactores convencionales, ya que el mismo debe permitir
un movimiento homogéneo de la carga sin romper el equilibrio simbiótico
entre las bacterias.
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Cámara de carga y descarga. Ubicación en un digestor familiar.
Fuente: Autoría propia (Butti, Huerga).
Gasómetro:
El gasómetro es el dispositivo donde se almacena el gas producido en el
biodigestor. Tiene como función equilibrar las fluctuaciones de generación,
consumo y cambios de volumen producidos por variables externas (ej.
Temperatura)
Además de almacenar el biogás, el gasómetro permite regular la presión del
sistema, que queda definida por la fuerza que ejerce su peso y el área donde
este apoya. Es por ello que, cuando se utilizan materiales livianos como
gasómetro, es necesario aumentar su carga para que la presión del gas sea
mayor. Esta se recomienda que sea de 10 cm. de columna de agua, como
mínimo.
La forma más simple de construir un gasómetro es mediante el modelo
“campana flotante”, que utiliza dos recipientes de diámetro distinto, de forma
tal que uno pueda ser colocado dentro del otro. Este último puede ser el mismo
digestor (como en el caso del modelo “hindú”). El biogás ingresa al tanque
invertido, y a medida que continúe la producción, este asciende. Es necesario
contar con guías (exteriores o una interior) que impiden oscilaciones
indeseadas, y un tope en la parte superior que limite el movimiento una vez
alcanzado el volumen máximo de almacenamiento. Un ejemplo de este modelo
se observa en la Foto 1 de aquí abajo.
Actualmente, se han desarrollado modelos de gasómetros de volumen
variable, principalmente construidos con membranas plásticas (Foto 2). Esta
tecnología se encuentra desarrollada en Europa y se ha instalado en nuestro
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país desde hace unos años, para aplicaciones de biodigestores de volumen
mayor a 30 m3, llegando a almacenar hasta 5.000 m3.
En una escala menor, pueden utilizarse este tipo de modelos. De hecho, los
biodigestores del tipo “silo bolsa” almacenan el gas en un segundo recinto. El
inconveniente que puede mostrar este dispositivo es la variación de presión
del gas en el consumo del mismo, salvo que se utilice un soplante o válvula
reguladora.
Un tercer ejemplo de gasómetros son los combinados, donde existe una base
hormigonada cilíndrica y una cúpula construida de material flexible.
En las siguientes imágenes se observan ejemplos de los gasómetros citados
en los párrafos anteriores.
Filtros:
Trampa de llama: es un accesorio de seguridad que evita el retroceso del fuego
(en caso que lo hubiera) hacia el gasómetro. Pueden colocarse válvulas de una
sola vía como opción. Caso contrario, se pueden construir con caños de PVC
y accesorios de polipropileno.
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Trampa de agua, en preparación, terminada y ubicada en el sistema de biodigestor
Fuente: Autoría propia (Butti, Huerga).
Filtro de sulfhídrico
El objetivo de este accesorio es remover los gases compuestos por sulfuros
que pueden existir en el biogás. La forma más sencilla de construirlos es con
caños de PVC rellenos con virulana de acero. No obstante, se conoce que tiene
un mejor rendimiento el carbón activado, aunque su costo es mayor.
Es importante destacar que este accesorio debe ser completamente aislado,
ya que funciona como un reactor de lecho fijo, donde el gas se pone en
contacto con el sustrato.
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Tipos de biodigestores
Biodigestores de flujo continuo:
Estos biodigestores tienen una geometría alargada, asemejándose al sistema
digestivo de un ser vivo (animal o humano). El grado de descomposición del
residuo aumenta con el eje horizontal del biodigestor.
Se implementan cuando el diseño supera volúmenes de 15 m3, ya que construir
un modelo cilíndrico implicaría realizar una excavación demasiado profunda,
dificultándose la misma por la presencia de la napa freática (Gropelli y
Giampaolli, 2001).
Biodigestores tubulares:
Un modelo simplificado en costo y construcción son los biodigestores
tubulares de polietileno de alta densidad. En este caso, es difícil contar con
agitadores mecánicos por las características del material de construcción. No
obstante, si se logran buenas producciones en corto tiempo (2 años), se puede
recuperar la inversión y lograr un beneficio con este modelo. Modelos de este
tipo de biodigestores puede consultarse en Gropelli y Giampaolli (2001);
Hilbert (1993); Martí Herrero (2008).
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el biogás: en los chinos se realiza con una cubierta fija mientras que en el hindú
con una flotante (gasómetro).
El modelo Hindú se compone por una cámara de carga, una de descarga y una
cilíndrica donde se realiza la digestión. Esta última puede estar compuesta por
un tabique que la divide en dos partes, de forma que el material a degradarse
cumpla con el tiempo de residencia calculado. Sobre la cámara cilíndrica se
coloca el gasómetro, donde se almacena el biogás generado. Este se ajusta a
la forma de dicha cámara, de forma que varíe su volumen a medida que
aumenta la producción de biogás, o bien se consuma el mismo.
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Si bien el modelo chino es más sencillo de construir, pues tiene menos partes,
se deben evitar la formación de fisuras para que no se produzcan la pérdida
de biogás. Por otro lado, al existir presión variable, se deberá contar de algún
dispositivo de regulación de caudal de biogás, caso contrario, se estaría
perdiendo eficiencia en su uso.
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Solo se mencionan aquellos materiales para la construcción de digestores de pequeña y mediana escala.
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La importancia de las bacterias metanogénicas en la
biodigestión anaeróbica
La fermentación anaeróbica involucra a un complejo número de
microorganismos de distinto tipo, los cuales pueden ser divididos en tres
grandes grupos principales. La real producción de metano es la última parte
del proceso, y no ocurre si no han actuado los primeros dos grupos de
microorganismos. Las bacterias productoras del biogás son estrictamente
anaeróbicas y por lo tanto sólo podrán sobrevivir en ausencia total de oxígeno
atmosférico. Otra característica que las identifica es la sensibilidad a los
cambios ambientales, debido a lo cual será necesario un mantenimiento casi
constante de los parámetros básicos como la temperatura. Las dificultades en
el manejo de estas delicadas bacterias explican que la investigación
sistemática tanto de su morfología como de la bioquímica fisiológica sólo se
halla iniciado hace cincuenta años. Hoy en día, gracias a estudios muy
recientes, podemos conocer mejor el mecanismo y funcionamiento de este
complejo sistema microbiológico involucrado en la descomposición de la
materia orgánica, que la reduce a sus componentes básicos CH4 y CO2.
Bacterias que participan de la hidrólisis: Los microorganismos de muchos
géneros son los responsables de la hidrólisis. Entre estos destacan:
Bacteroides, Lactobacillus, Propioni-bacterium, Sphingomonas,
Sporobacterium, Megasphaera, Bifidobacterium.
Bacterias que participan de la acidogénesis: La mayoría de los
microorganismos acidogénicos también participan de la hidrólisis. Los géneros
Clostridium, Paenibacillus y Ruminococcus están presentes en todas las fases
del proceso de fermentación, pero son dominantes en la fase acidogénica. El
grupo Cytophaga-Flavobacterium-Bacteroides representa el segundo grupo
más grande de microorganismos durante las dos primeras fases de la
descomposición.
Bacterias que participan de la acetogénesis: Estas bacterias sólo pueden
sobrevivir en simbiosis con el género que consume hidrógeno. Todos los
microorganismos acetogénicos tienen un período de regeneración de hasta 84
hs. Las bacterias acetogénicas reductoras de sulfato son capaces de degradar
lactato y etanol, pero no son capaces de degradar ácidos grasos y compuestos
aromáticos.
Bacterias que participan de la metanogénesis: La última fase de la
descomposición anaeróbica se encuentra dominada por un grupo especial de
microorganismos, las Arqueas metanogénicas. Éstas se caracterizan a través
del co-factor F420, el cual actúa en presencia de hidrogenasas como
transportador de H2. Este puede detectarse por su autofluorescencia en un
microscopio óptico. Las metanogénicas activas aparecen en la segunda fase
de la fermentación, la fase de acidogénica. Sin embargo, obviamente el número
de Arqueas metanogénicas aumenta en la fase metanogénica. Las principales
especies están representadas por Methanobacterium, Methanospirillum
hungatii y Methanosarcina.
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¿Cómo se determina el potencial de producción de
biogás?
Se trata de un procedimiento para determinar la producción de biogás de un
sustrato en un ambiente definido y controlado. De este modo, se obtiene una
medida de la degradabilidad del sustrato en cuestión, la cantidad máxima de
biogás que es capaz de generar en determinadas condiciones y el tiempo que
tarda en alcanzar ese máximo (tiempo de degradación biológica).
Para realizar este ensayo se utilizan recipientes de distinta capacidad que
puedan ser cerrados herméticamente. Un procedimiento común es utilizar
frascos de suero de 250 ml. de capacidad en los cuales se colocan 100 g de
inóculo (obtenido de biodigestores en funcionamiento) y el sustrato en
cuestión (3- 5 g en peso húmedo). A su vez, se efectúa un blanco (inóculo +
agua) para determinar la productividad de biogás del inóculo utilizado.
Además se realiza un “frasco control” con celulosa, cuya producción de biogás
es conocida y permite verificar el buen funcionamiento del ensayo. Luego de
agregar las distintas mezclas se deben cerrar los recipientes y verificar
hermeticidad para, luego, colocarlas en un ambiente a la temperatura con la
cual trabajaría el digestor futuro (normalmente, 35 °C para ensayos
protolocarizados).
La medición de biogás se realiza quitando por algún medio el gas generado
durante un período de tiempo. En el caso de utilizar frascos de suero
insertándose una jeringa en el tapón septum de cada frasco y registrando el
desplazamiento de un volumen de líquido acidulado, provocado en una
probeta de vidrio graduada de 250 ml. llena hasta su enrase, conectada a un
recipiente de plástico a presión atmosférica que tiene el mismo nivel. Además,
se debe medir la temperatura ambiente para corregir los volúmenes obtenidos
a condiciones normales de presión y temperatura (25 °C y una atmósfera de
presión).
Al graficar la producción acumulada de biogás del sustrato en función del
tiempo, se puede observar cómo esta crece hasta llegar a un punto máximo,
luego del cual no aumenta más o lo hace muy levemente (alcanza una meseta).
Este punto es el que indica la cantidad máxima de biogás que ese sustrato
puede generar en las condiciones dadas. Este valor es útil para comparar
distintos sustratos y para tener una idea de la producción de biogás a esperar
en un digestor alimentado con dicho sustrato.
Las imágenes que se muestran a continuación dan una idea ilustrativa del
procedimiento utilizado (Butti, 2014):
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Frascos de suero 250 ml. en los que se Estufa regulada a 35 °C, donde se alojan
encuentra el inóculo y el sustrato a los frascos durante el tiempo del
digerir. ensayo.
Fuente: Butti (2014) Fuente: Butti (2014)
Ensayos de producción de biogás. Ensayos del tipo Bach para análisis de materias
primas.
Fuente: Butti 2014. Tesis de postgrado en Energías Renovables.
Universidad Nacional de Salta.
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Cálculo de la cantidad de residuos disponible
Con el objetivo de validar o comparar el resultado obtenido del estudio de
prefactibilidad y tener un conocimiento detallado del manejo de la producción,
se deberá llevar a cabo un monitoreo exhaustivo en el establecimiento.
En el caso de los efluentes líquidos, los métodos para monitorear dicho valor
son diversos. Una forma es relevar la cantidad de agua de servicio, que
generalmente se usa en el lavado de las instalaciones. Colocar un medidor en
la cañería en la que se encuentra el grifo implementado para tal fin, conocer el
caudal que sale por este conducto y el tiempo de lavado, o cubicar el tanque
donde se almacena el agua antes y luego de la limpieza, pueden ser opciones
para establecer dicho valor. También se puede medir la cantidad de efluentes
generados enviando toda la corriente hacia un contenedor cubicado, midiendo
su nivel antes y luego de la operación correspondiente.
Para los residuos sólidos se puede realizar la recolección y el posterior pesado
o cubicado para tener una idea del peso total recolectado.
En ambos casos, es necesario repetir estas acciones durante varios días y en
distintos momentos del año.
Para los efluentes líquidos, es importante conocer la Demanda Bioquímica de
Oxígeno (DBO), donde se mide la cantidad de oxígeno consumido al degradar
la materia susceptible de ser consumida u oxidada por medios biológicos que
contiene una muestra líquida, disuelta o en suspensión. Normalmente se mide
transcurridos cinco días de reacción (DBO5) de una muestra incubada a una
temperatura determinada, y se expresa en miligramos de oxígeno di-atómico
por litro (mgO2/l). También se puede determinar la Demanda Química de
Oxígeno (DQO), que mide la cantidad de sustancias susceptibles de ser
oxidadas por medios químicos que hay disueltas o en suspensión en una
muestra líquida. Se expresa en miligramos de oxígeno di-atómico por litro
(mgO2/l).
La relación de DBO/DQO puede ser tomada como un indicador para conocer
el grado de biodegradabilidad que tiene un efluente líquido. Como valor de
referencia se toma 0,4; esto quiere decir que por encima de dicho valor sería
posible realizar un tratamiento biológico cuya finalidad sea reducir por estos
medios el contenido de materia orgánica. Caso contrario, se requerirán
insumos (oxidantes) para bajar estos parámetros.
Las medidas de DBO y DQO sirven para analizar si una corriente líquida es
apropiada para alimentar un digestor (por ejemplo, efluentes provenientes de
tambo, purines de cerdos, agua de lavado de agroindustria).
En el caso de los residuos sólidos, los sólidos totales (ST) son una medida del
contenido de materia seca de un determinado sustrato. Se determinan
colocando una determinada cantidad de muestra de sustrato a 105 °C en
estufa, hasta alcanzar un peso constante. Con estos valores podemos
determinar la cantidad de agua a agregar (o quitar) de la corriente de residuos,
para alimentar un digestor con una carga acorde, que debe rondar en el orden
del 8-12% de ST.
Los sólidos volátiles (SV) son una medida del contenido de materia orgánica
que presenta un sustrato. Se obtienen mediante calcinación de la materia seca
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en una mufla a 550 °C debido a que, a dicha temperatura, la materia orgánica
se transforma en gases (vapor de agua, dióxido de carbono y compuestos
nitrogenados, principalmente) y el material inerte –cenizas– queda en fase
sólida.
Cuanto mayor sea el contenido de materia seca y de materia orgánica, mayor
será el potencial de biogás alcanzado por una determinada materia prima.
Estos parámetros se utilizan cuando nos encontramos con materiales sólidos
a degradar mediante biodigestores (residuos orgánicos, estiércoles, cultivos
agrícolas para generar energía, entre otros).
Otros parámetros de importancia para tener presente en proyectos de
digestión anaeróbica son: el tamaño de partículas (es necesario triturar
materiales fibrosos o de gran tamaño para aumentar la superficie específica y
favorecer la velocidad de degradación), nitrógeno total (NT), nitrógeno
amoniacal (NH3), nitrógeno como nitratos (NO3-), fósforo, acidez-alcalinidad,
calcio, sodio, pH, conductividad, patógenos y sólidos sedimentables en
efluentes.
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de alcalinidad parcial al bicarbonato, llevando la muestra a pH 5,75
(ALC1), mientras que la alcalinidad total es obtenida a pH 4,3 (ALC2),
valor que es proporcional al contenido de ácidos grasos volátiles. La
relación entre ALC1/ALC2 debe ser siempre superior a 0,5. Por otro
lado, con una base fuerte (hidróxido de sodio) sobre la muestra
previamente utilizada para el análisis de alcalinidad, se puede
determinar la acidez total. La diferencia entre ALC1 y acidez siempre
debe ser mayor a cero.
Lossie (2008), propone una alternativa a este análisis, que consiste en
medir la relación existente entre la concentración de ácidos orgánicos
volátiles (FOS) y el carbonato inorgánico total (TAC), mediante una
titulación del inóculo a dos valores de pH: 5 y 4,4. Dicha relación, al igual
que la presentada en el párrafo anterior, permite detectar a tiempo los
problemas del proceso hasta el inminente vuelco de la fase biológica
del digestor.
Temperatura: si bien se pueden diseñar biodigestores para diferentes
rangos de temperatura, en lo que respecta a los prototipos de pequeña
y mediana escala es preferible que estos trabajen en el rango mesofílico,
es decir, entre 10°C a 37°C. Lo importante es que la temperatura se
mantenga constante durante la mayor cantidad de tiempo posible, por
lo que es imprescindible contar con un buen sistema de aislación.
Agitación: Sumamente beneficioso para lograr un contacto íntimo entre
las bacterias y la materia a degradar, y evitar la formación de la costra
superficial. La agitación debe ser leve, y en esta escala puede lograrse
con algún elemento mecánico, como el agitador de paletas que se
describirá posteriormente.
Nutrientes: Además del carbono y el nitrógeno, es necesario la
presencia de otros nutrientes como el fósforo, en una proporción al
nitrógeno del orden de 5 (N/P=5). Es necesario contar con cantidades
bien balanceadas de macronutrientes, como así también metales
alcalinos y alcalinotérreos, entre los que encontramos sodio, potasio,
calcio y magnesio; y muy pequeñas concentraciones de hierro, cobre,
cinc, níquel y azufre.
Es importante destacar que un aumento en la concentración de algunos
nutrientes puede generar un efecto adverso e inhibir el proceso. Es
frecuente que suceda con el amoníaco, presente en el estiércol aviar, y
los compuestos de azufre, donde las partes tóxicas son las no-
disociadas: amoníaco disuelto (NH3) que aparece en pH superiores a 8;
y el ácido sulfhídrico (SH2) que se presenta a pH inferior a 6,5.
Veamos el siguiente video, donde se muestra cómo el INTA trabaja en la
puesta en funcionamiento de una planta de biogás.
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Video. Título: Planta de biogás.
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Referencias bibliográficas:
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para el análisis de aguas potables y residuales 17 Edición. Madrid:
Editorial Diaz de Santos SA, 1992.
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Tesis de Maestría en Energías Renovables, Universidad Nacional de
Salta.
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- Groppelli, E. Giampaoli, O. (2001), El Camino de la Biodigestión. Primera
Edición. Editorial UNL: Santa Fe: 189 p.
- Hilbert, J. (1993), Manual para la producción de biogás. Castelar:
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Coronel Dorrego, Buenos Aires. Ediciones INTA: 56p.
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CHI/00/G32.
- Venturelli, L.; Butti, M., Huerga, I. (2014) Biodigestores de pequeña
escala: un análisis práctico sobre su factibilidad, primera edición, Santa
Fe: INTA.
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