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Tras remarcar que en el presente caso se discute la existencia del vicio de lesión subjetiva al
momento de suscribir un convenio por el cual las partes pactaron el pago de una gratificación
derivada del cese de la relación contractual, en el marco del art. 241 de la Ley de Contrato de
Trabajo, los jueces que componen la Sala I concluyeron de acuerdo a las declaraciones
testimoniales obrantes en la causa que “la plataforma fáctica en la cual la parte actora sustenta su
pretensión de dejar de lado lo acordado en sede administrativa, en los términos del art. 241 de la
LCT, carece de respaldo suficiente”, debido a que el actor “contó con tiempo suficiente para evaluar
la propuesta formulada por la empresa, sus ventajas y desventajas, y realizar las consultas que
hubiera estimado pertinentes, por lo que mal podríamos admitir que mediaron vicios del
consentimiento al momento en que el aquí actor suscribió el referido convenio”.
En tal sentido, los jueces señalaron que “no se ha verificado elemento alguno que permita concluir
que han sido reunidos los recaudos que el art.954 del Código Civil exige para la configuración de la
lesión invocada, ya que el actor no ha logrado demostrar haber sido víctima de violencia moral que
hubiera viciado el consentimiento expresado al formalizar el acuerdo ante el SECLO”.
Según explicaron los camaristas en la sentencia del 20 de octubre, “el Código Civil habla de "fuerza
y temor o intimidación" en los arts.936, 937, 938, 939, 941 y cc., y de violencia en los arts.1945 y
1158”, mientras que “el art.936 expresa que "habrá falta de libertad en los agentes cuando se
emplease contra ellos una fuerza irresistible", y el art. 937 dispone que "habrá intimidación cuando
se inspire a uno de los agentes por injustas amenazas, un temor fundado de sufrir un mal inminente
y grave en su persona, libertad, honra o bienes o de su cónyuge, descendientes o ascendientes".
En base a lo anteriormente mencionado, los jueces concluyeron que “de las constancias de la causa
no surge que haya mediado fuerza y temor o intimidación, ni violencia moral”.
Tras remarcar que de “la lectura del acuerdo celebrado revela que efectivamente el actor contó con
la asistencia letrada necesaria para suscribir el acuerdo “, y que “este último prestó declaración
testimonial, expresando que durante veinte años ha sido abogado del Sindicato de Trabajadores de
la Alimentación, que en virtud de ello ha intervenido en acuerdos celebrados por los empleados con
la firma Danone en carácter de patrocinante, y manifestó que si los trabajadores tenían dudas o
consultas le podían preguntar al testigo”, los jueces concluyeron que “el acuerdo fue suscripto
dentro del marco de autonomía de la voluntad de las partes y celebrado de buena fe (arg.arts.1198
del Código Civil y art.63 y cc. LCT), no siendo acreditada la existencia de vicio alguno en su
celebración, que habilite la declaración de nulidad del convenio celebrado ante la autoridad
administrativa, como así tampoco se observa la falta de cumplimiento de los requisitos legalmente
establecidos para su validez -los que se encuentran verificados“, por lo que revocaron la sentencia
apelada.